Vous êtes sur la page 1sur 14

o

¿Qué es un sujeto analizado?


Sábado 1 de octubre de 2 0 1 1 , por l a m a ñ a n a

' Hablar del analizado es plantear l a cuestión


del sujeto trans-*"- .nado por el análisis. No se t r a -
t a del momento bel fin, sino del saldo del análi-
sis. L a pregunta fue abierta por F r e u d en su úl-
timo texto: ¿hay un estado del sujeto que solo po-
dría ser producido por el análisis? L a c a n respon-
dió afirmativamente. Sin embargo queda lo que no
cesará, o sea las consecuencias del lenguaje: cas-
tración y síntoma. ¿Cómo se hace p a r a que esos
imposibles hallados y comprobados en el análisis
no vuelvan más desesperado aún el clamor? Des-
de el momento en que el análisis agrega a ese fi-
nal lo irremediable (lo irremediable de l a repre-
sión primaria, lo irremediable de l a no-relación),
¿por qué el clamor se detendría? )
CoLETTE S O L E R E L F L \ F L \ ' . J . L I D A D E S D E L A . \ L V L I S I S

Esta transformación fue nombrada de diversas inconsciente real-lalengua. No es cuestión de aca-


maneras en l a enseñanza de Lacan, quien llegó bar con esos afectos, un análisis no los suprime. _
a hablar de metamorfosis: asunción de la castra- |¿Un analizado es alguien que, más allá de los
ción, destitución subjetiva, aparición de un deseo cambios terapéuticos, ha captado l a medida de su
inédito de saber, identificación a l síntoma... E s t a singularidad, de lo que lo obstruye, y que de ese
variedad contrasta con el silencio de Freud. Todas modo atravesó su horror al saber - e l suyo propio,
estas formas designan que es posible un cambio dice L a c a n - separado del de todos? ¿Acaso alcan-
radical^Lo posible, "lo que cesa de escribirse" del zó_el coraje de saber? No hablaríamos del coraje'"
gran clamor del sufrimiento humano mediante lo de saber del físico o del biólogo, porque para ellos
que Lacan llamaba la "salida de la tropa" e incluso no se trata de saber lo que produce horror, eso que
la salida del discurso capitalista, está alh para de- F r e u d nombró "castración" y L a c a n con diversas
signar un cambio en el deseo y en l a relación con expresiones que constantemente l a reformulan.j
el goce.j^Puede incluso" esperarse qué los grandes (Solo quienes han cernido ese horror saben ser
afectos de la tropa sean para él menos dominantes. desechos. S i prestamos atención a l a etimología
Sin émbárgdí ló'séguro es que no hay sujeto s i n del término "desecho" [rebutí en francés, vemos
afectos. Toda l a experiencia lo prueba y Lacan lo que proviene del verbo rebuffer que designa ori-
subrayó en diversas oportunidade^' E n el fin, el ginariamente un 'rechazo brutal de una persona
analizado queda sujeto.a afec^^^^^ de- o desús demandas', y eso supone que quien se ha
bidos a su dh.dsión, l a que se construyó a lo largo contactado con su horror al saber, sabe que el de-
del análisis)-como afirmaba Lacan en el Discurso seo de saber no puede ser aceptado n i integrado
a la EFP-. A partir del seminario Aún podemos a l discurso común. Pero atención: solo hay horror
agregar que también queda sujeto a afectqs^enig- al saber para quien sabe (por poco que sea), y ese
máticos, que testimonian los efectos de lalengua y horror no es evitable porque lo real del inconscien-
dejos que no deberíamos sorprendemos demasia- te no es amable. E l homor al saber es una forma
do. Ambos términos -"imprevisibles" y "enigmáti- de saber. Entonces, lo que éticamente importa en
cos"- indican, que su causa es ignorada por el suje- el fin no es el afecto de horror sino lo que sujeto
to, y a se trate del objeto que divide a l sujeto o del hace con esc|^e allí las referencias éticas inevi-
CoLETTE S O L E R E L F I N Y U\S F I N A L I D A D E S D E L A N Á L I S I S

tables: el Hombre de las Ratas hablaba de s u co- registro especularj Se trata de afectos que se ar-
bardía y, por otra parte, Freud introdujo desde el ticulan como recíprocos y transitivos,^ en l a pie-
inicio del caso lo que llamó "el horror de u n goce dad, la participación en los dolores del otro siem-
ignorado". E n l a Reseña de La lógica del fantas- pre está correlacionada con los temores que el s u -
ma L a c a n l a generaliza a l neurótico en general, jeto se sabe capaz de experimentar por sí mismo^
cuya cobardía consiste en no querer saber dema- 'í E n l a medida en que el análisis conduce u n de^
siado sobre el goce, y a sea el imphcado en el fan- seo de saber, empuja hacia u n más allá del temor
tasma o en el síntoma. Pero el coraje ante lo real (cuando se trata de sí mismo como analizante) y
hace del analizado un desecho de l a humanidad de l a piedad (cuando se trata del otro).^
-dice L a c a n - , un excluido, uno que y a no compar- E s e más allá del temor y l a piedad implica la
te el no querer saber común.^ distinción entre el deseo del analista y el deseo del
^Entonces, ¿qué queda para ese analizado de terapeuta) Introduce también l a cuestión de los ob-
los afectos estándares del sujeto natural, es de- jetivos del psicoanálisis, de sus fines. E s notable
cir aquel determinado por el discurso común?]El que muchos de los terapeutas de la palabra se a u -
temor, l a j^iedad, l a tristeza-, el aburrimiento, el toricen en s u buen corazón y en el cuidado exclu-
amor,-el odio, l a angustia... ¿en qué se convier- sivo que dicen aportar para reducir los sufrimien-
ten? Voy a detenerme en cuatro de ellos: el te- tos de sus pacientes, mientras que el análisis em-
mor, l a piedad, l a angustia y los afectos sociales. puja hacia el deseo de saber; lo que no le impide
jactarse de producir el único verdadero efecto te-
rapéutico, durable y que cambia al sujeto mismo.
MÁS ALL.4 DEL TOMOR Y LA PIEDAD /
Ningún diálogo triunfa entre el análisis y los psi...
L o que confunde un poco acerca del temor y l a
fel temor y l a piedad manifiestan el retroceso
piedad es que el primero h a cambiado de lugar
ante lo real. E l temor, respecto de sí mismo; y l a
en el discurso corriente... U n a particularidad
piedad respecto del otro, el semejante.ÍEsa_piedad
de nuestro tiempo es el aumento de los temores
que todo un pensamiento filosófico supuso como
respecto del futuro: el temor es un afecto ligado
u n afecto naturafiihstá profundainente liga
al tiempo, más precisamente a la anticipación.)
CoLRTrE S O L E R E L F I N Y L A S F I N A L I D A D E S D E L A N Á L I S I S

Designa u n a espera negativa que se declina te en función del temor j_ia_piedad. Puesto que
entre l a angustia y el pánico. No se habla de' ambos declinan el "yo no quiero, sjibmynada^ de
otra cosa que de esto en nuestra época, cuando eso", entonces no pueden ser los afectos^que pre-
se habla de l a s diversas catástrofes y de l a siden el acto del psicoanalista. E l analista no es
precariedad generalizada. Cuando el futuro n i cristiano, n i sadiano^
no está asegurado,) cuando el escribano no está ( De aquí l a pregunta por la causa del deseo del
seguro de poder conservar su trabajo, cuando el analista. ¿Qué puede empujar a u n acto que está
pequeño comerciante, los empleados estatales o los más allá de l a piedad, o si lo prefieren, que es sin
profesionales no saben qué ocurrirá, cuando el rico piedad? T a n sin piedad que -cito de memoria un
no sabe qué pasará con s u dinero o el enamorado señalamiento de Lacan posterior al año 7 5 - "ver
con sus amores...Q^o imprevisto amenaza por „.^actuar a l analista es angustiante".) Concluyo/el
todas partes y la precariedad se generaliza tanto acto que condiciona el análisis está más allá del
colectiva como mdi\hdu_alme^^ Con esos temores temior y de l a piedad, puesto que debe causar el
colectivos l a aspiración de tranquilidad está movimiento anahzante hacia lo real. ¿Qué rela-
presente por todas paitos, miénfiris qué la piedad ción con el otro está implicada en aquel que se
es para aquellos que sucumben. E n este contexto, consagra - e l término es de L a c a n - a producir i m
el mensaje del más allá del temor puede parecer fin que pase por el horror al saber? ,
escabroso. Tanto como aquel de l a resiliencia... Les propongo dos casos de consagración: el
Resulta claro s m embargo que lo real enjuego del cristiano, el buen samaritaiio animado por
en lo que aquí evoco no es el.del psicoanálisis, es el amor a l prójimo, y el del sadiano que también
decir aquel del inconsciente. Se trata de otro real. es u n consagrado, según Lacan, pero a l goce del
Otro y no al franqueamiento del horror a l saber.
Entonces, con referencia al amor al prójimo pres-
N I CRISTIANO NI SADIANO ; crito por l a religión, Lacan señala también una
diferencia. ¿Cómo l a formula? Dice dos cosas:
E n lo que respecta a lo real del psicoanálisis, quien se presenta ante u n analista no es u n pró-
está excluido que l a operación analítica se orien- jimo sino lo que le llega de una demanda que no
CofJiTrE S O L E R E L F L N Y L A S F I N A L I D A D E S D E L A N Á L I S I S

depende del encuentro. No depende del encuen- el saber.'NO voy a examinarlos todos. Los cambios
tro, no depende del azar, puesto que l a oferta es sobre el4mor son sin duda los que más interesan
anterior a l a demanda. Y. 'Itodo lo que leJIega" i n - y también los más comentados -yo misma abor-
dica que por poco que l a demanda esté allí se l a dé l a cuestión en mi libro Los afectos lacanianos-.
acepta de entrada y sin_discriminación. E l ana- •
. Me detengo en el más importante: l a angustia.
lista no es ntoamaritano, n i sadiano. Entonces, E l anáfisis no anuncia su final. No hay más allá
(^el analista solo puede hacer función de causa - de l a angustia, el analizado posiblemente que-
de u n a causa que no sea n i religiosa, n i sadíana- de sujeto a l a angustia. E s que l a angustia viene
con u n a condición: que haya experimentado por de lo real aunque se despliegue en lo imaginario
sí mismo los beneficios del fin, concretamente l a del cuerpo. E s su diferencia con el síntoma, que
satisfacción que lo señala, lo suficiente como para viene del verbo y se despliega en lo real del cuer-
saber que es posibl^Ésta tesis está en el Prefa- po gozante.lVean el nudo de l a lección del 17 de
cio, cuando L a c a n dice que l a urgencia del deseo diciembre de 1974 del seminario RSI, donde L a -
uel analista es la de dar esta satisfacción del fin can ubica las tres, nociones freudianas de
pero, cito, es "una urgencia que no se está seguro ción, síntoma y angustia sobre el nudo borromeo.
de satisfacer, salvo a l haberla sopesado". Haber-
l a sopesado es - c r e o - haberla experimentado lo
bastante como para saber que es posible; a falta
de lo cual el acto que empuja hacia el horror al
saber sería, por lo menos, sospechoso.

No H A Y MÁS ALLÁ D E L A A N G U S T I A

(^ Pasemos ahora al efecto del análisis sobre los


otros afectos, aquellos que preceden la experiencia
analítica, y que no son afectos de la relación con

^70
P]L F I N Y L A S F L \ L \ L I D A D E S D E L A N Á L I S I S
CoLETTE S O L E R

/
solo porque multiplica las catástrofes, sino por-
P a r a que l a angustia cesara sería necesario
que p r i v a a los sujetos de los recursos simbóli-
que cesaran lo que L a c a n llama, justamente, los
co-imagiriarios (lo que Pierre Bourdieu denomi-
"advenintoifiqs^de Jq^real'jto^ l a angus-
naba "el capital simbólico") que les permitirían
tia es el afecto-tipoyTraté de mostrar que luego
soportar a lo real.^
del seminario La angustia, L a c a n produjo u n a
E n eT fondo, hay que extender la cuestión de
concepción extendida de ese afecto. E l semina-
las barreras ante lo real insoportable, angustian-
rio situaba d l a a n g u s t i a por coiSPl§to PP i'ela-
ción a l Otro y a l objeto que se aloja en a q u e l te) E n el discurso común que no apunta a l saber \
Ciertamente, el objeto es u n efecto real del l e n - sino a l buen orden de las cosas humanas, se ins-
guaje: agujerea a l a vez a lo simbólico, a lo i m a - talan también barreras que aseguran la defensa
ginario y a lo rea^, algo que el nudo borromeo ante lo real. Los recursos síñibólicos de los que
permite visualizarJPero no hablamos aquí de lo hablé forman parte de ellas. Están constituidos
real que L a c a n desarrolló después del semina- por el conjunto de los semblantes, los significan-
rio Adn: hablar del afecto de los "advenimientos tes may es de los valores y los ideales, pero tam-
de lo real" -como lo hace en La tercera- y a no bién por l a sublimación, y dan acceso a satisfac-
es lo mismo. Se trata de un real que conserva l a ciones pulsionales específicas.
definición g'éneral del fuera de sentido aunque E n el psicoanálisis, que es u n a práctica que sí
más indeterminado, no unificado, u n real que apimta al saber, a la revelación, lo que opera como
según indica el texto incluye los efectos técni- barrera o como defensa es el "yo no quiero saber
cos y discursivo^ de l a ciencia) "El discurso capi- nada de eso"; y el psicoanálisis se dirige justamen-
talista que justamente es uno de esos efectos, es te allí.\Como y a he dicho: no hay más allá, pero el
un generador de angustia.) E n el mismo párra- análisis tiene efectos sobre la angustia, y a menu-
fo donde produce esta fórmula, L a c a n también do vemos que p^ne fin a las pesadillas nocturnas
evoca los efectos sociales del discurso capitalis- de algún sujeto\s que l a angustia ligada
ta -eugenesia, eutanasia, etc. - y también a los al objeto y a lo imposible de soportar del sínto-
biólogos y su angustia por lograr dominar a las ma) que con frecuencia motiva el análisis, es mo-
bacterias.jEse real es generador de angustia no vilizada en el curso de la elaboración analizante.

74 75
CoLETTE S O L E R E L F L N Y L A S F I N A L I D A D E S D E L A N Á L I S I S

y es capital que el analista l a soporte, porque si i Creo que sobre este punto conviene hacer u n a
no lo hace obstaculiza el proceso y queda en fal- ! diferencia entre l a neurosis y l a psicosis. S i hay
ta respecto del acto; esa angustia se reduce a l fi- , una estructura que indica claramente q'jejloque
nal del análisis. ¿Cuáles son las expresiones que angustia no es solamente el deseo del Otro consu
en el texto de L a c a n indican esta reducción? E n causa oscura, es l a psicosis -más precisamente
principio "destitución subjetiva del fin". U n a vez la esquizofrenia, puesto que para el esquizofré-
validada por el analizante l a equivalencia entre lo nico el significante, o lo simbólico mismo, es real
que él es como sujeto del inconsciente y el objeto y está fuera de cadena, y por eso fuera de sen-
a que falta, l a angustia de reducirse a l objeto cae. tido-. Así como cuando l a melancolía alcanza el
Se lo puede constatar. E l guerrero aplicado que delirio de indignidad nos muestra con evidencia
permanece impávido en l a guerra porque y a no que l a culpabilidad no proviene del Padre sino
interroga al deseo del Otro es un ejemplo de ello, que, por lo contrario, se desencadena en l a medi-
•según afirma L a c a n ^ L a otra fórmula que impli- da de s u carencia, l a esquizofrenia nos muestra
ca que la angustia h a sido tratada es l a "identi- que l a angustia a l a que el esqL-rtofrénice - ' 7
ficación al síntoma", es decir a lo real de su goce. sujeto tampoco proviene del Padre. E s a a..^
E n este sentido podemos afirmar que el analiza- tia proviene de lo real, bajo l a forma en que lo
do, si bien permanece sujeto a l a angustia de los real se le impone a l sujeto esquizofrénico. Tene-
accidentes de l a vida, ya no es u n angustiado. Re- mos aquí u n campo para explorar.
sumo entonces: el analizado producido por la se-
paración analítica posiblemente permanezca su- u " ' " " • ) \
jeto a l a angustia, pero y a no será un angustiado ^ U N AMOR EXTENDIDO |
delOtrqjNo estará más allá déla angastia, pero
no y a no será u n angustiado. Vuelvo a l tema del amor. ;¿Cuáles son las res-
pectivas incidencias de lo imaginario y de lo sim-
1. [V. P a u l h a n , J e a n . El guerrero aplicado. E d . T r e s Haches, bólico en los dramas del amor? E n primer lugar,
Buenos A i r e s , 1, L a c a n h a c e r e f e r e n c i a a esta obra en su
el ideal con las imágenes que preside. E n el amor,
"Discurso en l a E s c u e l a F r e u d i a n a de París" (1967), en
Otros escritos, Op. C i t , pp. 279 y ss. ( N d T ) ] . el ideal induce entre los partenaires una exigen-

76 77
C O L E T T E S0I.EK E L F I N Y L A S F I N A L I D A D E S D E L A N Á L I S I S

cia de ser parecidos,] da homngem de los yo desexo]]yJhs_el fracaso: regladqcomo u n pen.-


ideales regida por el ideto del y^ tam- tagrama'T
bién para ambos partenaires de los dos sexc^ Él ¿Qué podemos decir de los efectos de lo que
ideal desea l a similitud, aspira a lo uniaño, a l a L a c a n puso en evidencia a l final del seminario
reducción de lo otro a l uno. AúnP. E l amor responde a lo real del inconscien-
Recuerdo u n a anécdota de los tiempos de l a te, reconocido en el otro por sus efectos de afecto.
Escuela Freudiana de París: alguien habló del E n tanto resorte esencial produce un afecto enig-
caso de un hombre de letras que había descubier- mático de reconocimiento de los síntomas; mien-;
to que su mujer lo engañaba. Él estaba cierta- tras que del saber inconsciente podemos pensar;
mente afectado, pero lo que lo había conmociona- que no demanda sino que certifica, recoge, admi--
do y le resultaba insoportable, era saber que el te. Puesto que el exilio parece "cesar de no escri-'
amante de s u mujer escribía con faltas de orto- birse", es por u n tiempo un caso único de encuen-
grafía. E l grupo se había reído mucho. Pero L a - tro no fallido. Noten que su costado ilusorio no se
can,- inuy seriamente dijo que no había de qué elimina: es u n a ilusión creer que la relación/pro-
reírse porque se trataba de un hecho de estruc- porción sexual cesa de no escribirse...
tura. E n efecto, se podía captar allí l a exigencia ¿Cómo interviene el análisis sobre este estado
de similitud que funcionaba en l a relación con de cosas? Veamos qué ha producido a nivel de los
su mujeA E n cuanto a l fantasma, este hacía re- tres determinantes.ÍEn primer lugar, l a deflación
caer sobre el partenaire u n a exigencia de sumi- de los significantes-amos, o sea de los significan-
sióhi de "cohcésibhes" - p a r a tomar u n término tes de los ideales con su repercusión sobre el yo
de L a c a n - , puesto que en el fondo le demanda- ideal; luego permite ceñir - y hasta nombrar- l a
ba que fuera conforme a l a verdad del .faihasma causa del deseo, esa causa que proviene del fan-
del amante. Én l a pareja sexual esta exigencia tasma y no del partenaire; finalmente en tanto el
recae específicamente sobre las mujeres, puesto anáfisis permite anoticiarse del destino de exilio.
que son ellas las invitadas a prestarse a l a per-
versión del hombre, eso justamente las_^rnpuja 2. L a c a n , J a c q u e s . "Televisión", en Otros escritos, Op. cit. p.
-como dijo L a c a n en Televisión- a darse "aires 566.

78 7P
E L F I N Y L A S F I N . A L I D . A D E S D E L . A N Á L I S I S
CoLETTE S O L E R

a pesar del horror de medir sus consecuencias de imaginario, simbólico y r e a l - el amor es u n decir
no-relación/proporción sexual.. ] ¿cómo no tendría y empuja al bla, bla. "Háblame de amor"... j u s t a -
repercusiones sobre el amor? ^ mente porque no hay relación/proporción. E l bla,
)^ L a primera de ellas es s i n duda que las expec- bla del amdFsustituye con él goce de l a palabra
tativas amorosas se modifican. U n sujeto que h a a l a relación/proporción que falta. ¿Qué es lo que
ceñido el horror de saber el destino de exilio, que alimenta ese bla, bla? Específicamente, son los
sabe que hay del Uno y nada del otro, puede me- determinantes simbólicos e imaginarios... E s a
dir con precisión cuánto del amor es una suplen- prohferación del bla, bla, miente diciendo lo que
cia insuficiente, ilusoria. L a s esperanzas puestas tú eres para mí; miente porque te llama con u n
en el amor quedan así bien temperadas. Por otra nombre que no es el tuyo, engaña sobre el ágalma.
parte, el lugar otorgado al amor en la vida varía El reconocimiento en el otro del destino que '
mucho de u n individuo a otro...: produce el inconsciente, que instaura una rela-
( L a verdadera cuestión es la he saber si el amor ción de real a real, es enigmático pero no luiente.
mismo resulta modificado por el análisis Lesean No exalta n i a l a Dama F a l l í o m b . m á s bien
situó esa posibihdad con u n a fórmula muy uc lia; corta el aliento del bla, bia aui:o-goza«..w de l a pa-
habló de u n a modificación que permitiría exten-/ labra de amor. E l amor, en tanto que determina-
der -subrayo el término "extender" - los recursos do por los afectos del saber inconsciente, es lo bas-
gracias a los cuales uno puede prescindir de la re- tante enigmático como para desplegar un bla, bla
lación/proporción sexual (de hecho, hay que pres- sobre lo que lo causa e ignora, aunque reaccione
cindir de ella obligadamente...). Y el amor es j u s - a eso. Pero es u n recurso suplem-entario no me-
tamente lo que suple a esa relación/proporción, nos falaz -noten como se introduce allí el falo-,
como afirma en el seminario Añn E l recurso más un recurso gracias al cual se prescinde más fácil-
a mano para prescindir de l a relación/proporción mente de l a engorrosa relación/proporción. E n el
es l a "prohferación del bla, bla" en la que consis- análisis se da vía libre a l a proliferación del bla,
te el amor en general. L a c a n lo dice con claridad: bla, pero nadie duda de que l a salida de la trans-
no debemos olvidarnos de que cualquiera sea l a ferencia no representa su caída. He aquí enton-
función determinante de las tres dimensiones - ces lo que debería permitir u n análisis orientado

80 81
C O L E T T E S O U : R E L FI,\ Y I J A S F L N . A L I D A D E S D E L . A N Á L I S I S

por o hacia el inconsciente real: auinentar los re- lo normal es l a psicosis-, cuando se desencade-
ciirsos con los que se puede prescindir de l a rela- nan revelan que su conformidad no era.sjno.la co-
ción/proporción sexual con un amor que no mieri- bertura de su disparidad más íntima. E s e límite
te. E s lo que L a c a n l l a m a un amor más digno, y que soporta a l a verdad del goce, la del síntoma
supone que es u n amor que se calla, quUreñun- real (abajo y a izquierda en los discursos), no es
cia al romance, incluso s i eso no promete Apara colectivizable sino singular: no hay dos que sean
siempre que se espera... iguales. Se trata de una diferencia absoluta. A l
respecto, todos somos dispares que no conforma-
mos u n todo -aunque podemos tener afinidades
Los AFECTOS SOCIALES / oscuras entre las verdades y los síntomas: es lo
que se llama "amor"-.
Lacan utiliza el término "dispares" [désassor- De donde surge una pregunta para el analis-
tis], para dar cuenta de lo que no hace juego, de ta: ¿cómo puede, o incluso debe, mantenerse en la
lo que no es homogéneo, de lo que no es compati - ciudad del discurso? M i pregunta -que según en-
ble. Lo que produce la homogeneidad y regula los tiendo, es doble- nos conduce al tema de los de-
decires, las satisfacciones y los goces estándares, sechos en la ciudad.
es el discurso - e s lo que permite a cada quien ser Está l a cuestión política que v a más allá del
un poco como todo el mundo-. Existen sin embar- uno por uno porque compromete a la política co-
go dos quejas: "no logro ser como los otros" y "no lectiva del psicoanálisis -no me ocuparé de este
quiero ser como los otros" (que puede traducir- matiz-, y también está la cuestión de los efectos
se como un "quiero distinguirme"). De cualquier del análisis terminado sobre los afectos sociales
modo ningún sujeto es totalmente compatible. I n - del analizado. ¿Acaso lo que le ha enseñado su
cluso qüiéiies presentan personalidades "como s i " análisis modifica su relación con sus semejantes?
y que parecen encamar el prototipo del discurso, E n otros términos: l a ética que se inaugura con
esos sujetos súper-conformes que dan todos Ios- el acto analítico... ¿repercute para el analizado
signos de la compatibilidad realizada con los se- fuera del discurso analítico? ¿De qué modo? E s
mejantes - y que llevaron a Lacan a afirmar que cierto que el análisis llevado a su fin tiene en sí

82 .A.A
E L F I N Y I . A S F I N A L I D A D E S D E L A N Á L I S I S
CoLETTE S O L E R

u n alcance político si produjo sujetos animados re seguir siendo apreciado en el mercado, enton-
por un deseo transformado. Por eso L a c a n habla ces debe continuar asegurando su presencia en
de modo creíble de una salida del discurso capi- la ciudad y, para eso, es necesario otro deseo que
talista mediante el discurso del analista. Pero l a haya virado hacia l a invención del saben L a c a n
cuestión reside en saber cómo pueden los dese- más bien evitó el "pensamiento correcto" en la con-
chas ubicarse en el lazo social del que, valga l a ducta del analizado cuando dijo que en elfin" s a -
redundancia, fueron desechados. brá hacerse u n a conducta. Más de una, las hay a
montones..."4 L a norma no tiene lugar allí, por-
Se t r a t a del asunto de l a posición de los anali- que despejar las condiciones del discurso del ana-
zados ante los lazos sociales cotidianos del amor, lista no es lo mismo que indicar su norma.
de l a amistad, de l a familia, de l a política, etc. S i n embargo, atención con el grupo secreto de
A l respecto, no hay medios para formular reglas las normas de conducta y de l a palabra... E s t a s
de conducta n i regularidades, porque... ¿de dón- varían con las épocas pero, cualquiera sean, tie-
de vendría l a norma o l a estadística? E n diciem- nen como resultedn que «L- pae nada esté pres-
bre, en el Tercer Encuentro Internacional de l a crito n i prohibido, t a l o n estilo está en uso,
^ Escuela de los Foros del Campo Lacaniano, v a - tanto como t a l o cual doxa... Y ciertamente no se
mos a hablar de lo que viene después [des suites] pueden decir ciertas cosas sin provocar u n a pro-
del análisis, pero hay u n escollo en ese tema por- testa del grupo y s i n atraerse automáticamente
que... ¿cómo evitar el discurso normativo a l res- la objeción e incluso la reprobación no siempre
pecto, lo analíticamente correcto? (si podemos de- silenciosa de l a mayoría. No hay que olvidarlo
cirlo así). L a c a n evocó el estilo de vida del analis- Refórmalo l a cuestión: cuando el psicoanálisis
ta pero seguramente no para i r en el sentido de llega a su término produce l a raza paradqjal de
las normas. Observen que incluso cuando insiste los diferentes. ¿Cómo podrían entrar esos dife-
para inducir a l analista a elaborar el saber - e n rentes en el lazo social bajo el signo de l a armo-
la Nota a los italianos, por ejemplo-, no es para
nada normativo puesto que lo formula como un 3. L a c a n , Jacques. " E l atolondradicho...", en Otros escritos,
imperativo condicional: s i el psicoanálisis quie- Óp. C i t . p.512.

84 85
CoLETTE S O L E R E L F C Y Y L A S F I N A L Í D A D E . S D E L ¿ L N A U S I S

nía y de la integración, cuando n i siquiera pue- lo real. L a diferencia entre ambos discursos es de
den hacerlo entre ellos? ¿Se trata de un nuevo importancia y radica en que mientras el discurso
tipo de asocíales? A partir de esta cuestión po- del psicoanalista valoriza a l uno de singularidad
dríamos entonces preguntarnos: ¿acaso apuntar única, el discurso capitalista no conoce n i cultiva
a l a diferencia absoluta es arriesgar l a posibili- más que el anonimato de uno entre otiros. Por eso
dad de las asociaciones? E l análisis redoblaría incita a perseguir la desviación más que a cual-
entonces el "todos proletarios" del mundo capi- quier otro discurso.
talista, en el cual -según L a c a n - nadie cuenta Ahora bien, produciendo a esos diferentes asu-
con nada para hacer lazo social. Sospechemos de midos, ¿no será que el psicoanálisis, lejos de ge-
esto entonces... E n realidad los hechos zanjan nerar asocíales los haría recaer en lo que llamé el
la cuestión: no hay una pendiente asocial de los narcinismo*? Esa sospecha está claramente pre-
analistas, todo lo indica, a l menos a nivel de los sente en el público que se sorprende a l constatar
analistas que funcionan -ellos no sueñan sino que el psicoanalista no encarna en modo alguno
con integración, notoriedad, etc. - Mantengo n,. una figura de la sabiduna. Y se le teme al analista
obstante l a cuestión porque debería permitirnuj gozador, ávido de sexo, dinero y poder, el que osa-
captar mejor esta noción de analista-desecho. ría todo, no tendría reparos y del que habría que
Lacan afirmó que el psicoanálisis era el rever- proteger a los analizantes potenciales. ¡Incluso
so del discurso del amo - l o que l a escritura de los el Estado sueña en protegerlos de eso! E s el col-
discursos permite visualizar bien-, pero no que mo. E l tema está por todas partes: en el público,
era el reverso del discurso del capitalismo. Entre en los debates entre asociaciones analíticas (hay
ambos hay ciertas afinidades. Como el discurso
capitalista, aunque evidentemente de modo dife- 4. [Neologismo creado yor condejisacidn de los sustantivos
rente, el psicoanálisis hace caer los semblantes "narcisismo" y "cinismo", que l a autora presentó en s u se-
en beneficio de lo real de los goces; tambiérydes- m i n a r i o "Declinación de l a angustia según las estructu-
ras clínicas y los discursos" (.2000), incluido en sQué se es-
tituye al sujeto aunque menos de lo que lo hace
pera del psicoanálisis y del psicoanalista? Conferencias y
el discurso del capitalismo, fundamentalmente seminarios en A r g e n t i n a , L e t r a V i v a , 2007, especialmen-
porque este último lo destituye radicalmente, en_ te páginas 32-49. ( N d T ) ] .

86
E L F I N Y L.\ F L N A L I D A J 3 E S D E L .ANÁLISIS
CoLETTE S O L E R

que escuchar lo que dicen en l a I P A de los laca- ca de lo que puede servir como testimonio del fin,
nianos).. . Además, está largamente focalizado en ese margen de libertad reencontrado es un claro
las dos figuras de excepción que son Freud y L a - signo de ello. Muchos pasantes así lo testimonian.
can, quienes polarizan todas las sospechas en l a Digámoslo así: el análisis produce sujetos me-
medida de su eminencia. nos trabados. Tenemos testimonios de quienes
L a c a n habló del "saldo cínico del anáhsis", pero han encontrado allí una nueva vitalidad y nue-
la expresión no designa u n cinismo del sujeto en vos recursos. No es solamente una esperanza, es
el final -lo que consistiría en una postura ética- un hecho. Entonces, hay que invertir lo que plan-
sino que señala el hecho de qué en el final el s u - teaba a l principio: se constata que lejos de pro-
jeto h a ceñido s u plus-de-gozar, y sabe que el ob- ducir asocíales, por lo contrario, el análisis abre
jeto a coordina sus goces posibles. Se trata de uíia para el analizado un nuevo campo de eficacia po-
ganancia de saber. Pero L a c a n agrega: "haga o no sible. E n primer lugar, digamos que para l a rea-
uso de eso". E n otras palabras: l a vía está abierta lización de sus ambiciones: el que no podía, final-
a l a postura cínica del sujeto, pero que l a tome o mente puede -ob'fomente que dentro del límite
no depende de las contingencias y de su ética. A l de sus posibilidades--. E s e es el mayor efecto te-
respecto, las necesidades de la estructura no i n s - rapéutico. Además, no es excesivo decir que pue-
talan un destino y el margen de libertad abierto de incluso disponer de nuevos recursos para pa-
por l a alternativa posible no queda reducido. S u - cificar los lazos de amor y de amistad, fundamen-
brayo el término "uso", porque en Lacan supone talmente a partir del reconocimiento de l a dife-
siempre el uso de u n goce. H a y objetos, textos y rencia radical entre los seres. E n efecto, ¿qué es lo
obras que con el tiempo dejan de estar en uso, no que más estropea los amores y las amistades sino
aportan más l a satisfacción que aportaban, salvo la obsesión del Uno, l a aspiración a l a similitud,
tal vez para los eruditos que justamente toman a l a fusión? No olvidemos el rol que el ideal jue-
como objeto los saberes que h a n dejado de usar- ga en l a elección amorosa - e s algo que se le i m -
se. E l psicoanálisis, en tanto abre para el anali- puso a F r e u d - . No es ciertamente .su único resor-
zado nuevas posibilidades de uso, le otorga una te, hace falta también contar con el objeto y con
nueva libertad. Y cuando nos cuestionamos acer- las marcas del saber inconsciente del partenaire

88 89
CoLETTE S O L E R E L F I N V l..\.S F I N . A L I D A U E S D E L A N A L I S I S

(esto, claro está, s i creemos en las palabras fina- n e r a l , un sujeto adaptado está adaptado,a
les del seminario Afin). Pero el ideal no es amigo las demandas del Otro. Pero en este caso, por •
de las diferencias, más bien preside las relaciones u n a especie de astucia de l a razón analítica
de fuerza que frecuentan los lazos de amor. Pero - s i puedo plagiar a Hegel-, s e j e y e l a que quien
entonces... ¿cómo es que quien ha ceñido su di- asumió su diferencia está mejor armado que el
ferencia y pudo separarse de los ideales del Otro adaptado para enfrentar las competencias de l a
no soportaría mejor l a diferencia de los otros, lle- vida (trabajo, amor y lazo social en general). Me-
gando a la del partenaire elegido? También esta- jor armado cada uno en su medida, sin duda, por
rá menos trabado por los límites que implica todo poco que cada quien se trace un objetivo. Todo de-
ideal, tanto en l a competencia del trabajo como penderá entonces del uso que el analizado haga
en los lazos amorosos. Y cuando l a opinión públi- de lo que adquirió. Por eso en la Nota a los italia-
ca se sorprende de ver a los analistas tan bru- nos Lacan reconocía que el analizado podría po-
talmente cínicos como cualquier otro -o incluso ner sus nuevos recursos al serAcio del árbol ge-
más- en sus lazos con los semejantes, no debe- nealógico, o sea: del Padre, del nombre propio o
ría sacar la conclusión de que están mai analiza- del escabel, más que del deseo u e i analista. Esto
dos, sino lo contrario. He aquí el quid de la cues- se puede decir de diversas formas, pero siempre
tión. Resumiendo: del analizado se puede espe- designa un uso narcinista. Creo que Lacan ha-A
rar, por un lado, más flexibilidad, más tolerancia bía descubierto eso frecuentando a los miembros
para con lbs séniejáñf es, póíuAe está más despe- de su propia Escuela y a sus alumnos. Por eso se
gado dé los idéales del Otro y de Tas normas del preocupó, con el tiempo, de las elecciones post-
ambiente;"pero también más brutalidad, porque analíticas del analizado que podrían desviarlo
está rnás liberado de las inhibiciones producidas de la causa analítica. A l menos, es lo que dice l a
por esos mismos ideales. Nota... pero también es a lo que apuntaba su ini-
ciativa con Scilicet, publicación que con la inclu-
E n este sentido el psicoanálisis es_un buen sión de artículos no firmados y a pesar de las re-
factor de adaptación. Podríamos h a b l a r de ferencias justificadoras a Bourbaki, simplemente
una adaptación paradójica puesto que, en ge- quería oponerse a las pasiones del nombre pro-

90 91

Vous aimerez peut-être aussi