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CARACTERÍSTICAS DEL PERIODO DE LA INDEPENDENCUA EN EL PERÚ

FACTOR SOCIAL DURANTE LA INDEPENDENCIA

La independencia no originó inmediatamente cambios visibles en la sociedad


peruana, al menos en lo que a composición de la población se refiere. Ello ha
llevado a pensar que la sociedad colonial y la que nació durante la República
eran similares. Sin embargo, el asunto es más complejo: los cambios sociales
precedieron a la independencia. La rígida estructura social de la Colonia cedió
ante los cambios provocados por un creciente nacionalismo.

Cambios en la Élite
Cuánto de la antigua aristocracia colonial sobrevivió a la independencia es algo
que puede discutirse, pero si bien muchos peninsulares y criollos emigraron, la
gran mayoría de gente que había pertenecido a la clase alta colonial se quedó y
se hallaba empobrecida durante los primeros años del Perú independiente. Se
entablaron entonces vínculos de parentesco entre esta antigua élite
(conformada por comerciantes y terratenientes) y la “nueva clase” de militares
de alto rango en el poder. Lo que no cambió fue el origen criollo del estamento
social dirigente, existente desde fines de la Colonia.

La Población Andina
Con la Independencia las cosas cambiaron poco para la población andina.
Algunos historiadores han hablado acerca de que la población andina
permaneció ajena al proceso independizador. Esta afirmación sería correcta si
se entendiera únicamente que o fueron beneficiarios de ese proceso. Sin
embargo en diferentes momentos del siglo XIX la población andina se
manifestó en contra del gobierno central, con el objetivo de modificar la
permanencia de una situación que la colocaba al margen de la nueva sociedad
nacida con la independencia. Durante este siglo, la “menor presión” que ejerció
el Estado sobre esta población significó más bien un alejamiento de su
presencia.
Los Esclavos
El tema de los esclavos está en el centro de las actitudes sociales de la época.
El 12 de agosto de 1821 se define que los hijos de esclavos que nacieron en el
territorio del Perú desde el 28 de julio del presente año, en que se declaró su
independencia, (…) serán libres y gozarán los mismos derechos que el resto de
los ciudadanos peruanos… Este es un caso en el que claramente se aprecia
cómo conviven en la emancipación la continuidad con el cambio. Se declara que
nadie nace esclavo en el Perú: es el cambio. No obstante, quienes desde antes
son esclavos permanecen en su servicio: es la continuidad.
La abolición de la esclavitud, igual que la tributación indígena, no iban a tener
una aplicación real. Ello debido a que la aristocracia de la Costa, los amos, no
iban a permitir que sus “inversiones humanas” se sumaran a los gastos que
habían hecho por mantener a los ejércitos patriotas de la independencia.

FACTOR ECONOMICO DURANTE LA INDEPENDENCIA

La época del rompimiento (1780 – 1824) se caracteriza por un contexto


internacional donde se transita entre el capitalismo mercantil (de carácter
monopolista) y el capitalismo industrial (de libre competencia), es una época
donde ocurren importantes cambios, tales como un mayor desarrollo
tecnológico; el aumento significativamente la producción; el incremento
demográfico, principalmente en las ciudades. Del mismo modo, se hace más
evidente el conflicto entre la burguesía industrial comercial y la aristocracia
terrateniente y comerciantes monopolistas. Además, empieza a surgir el
proletariado urbano.

Todo este movimiento económico y social terminaría afianzando a Inglaterra -a


la cabeza de la revolución industrial- como primera potencia mundial, hecho que
se consumó con la derrota de Napoleón. Fueron las burguesías occidentales -
principalmente inglesas- las interesadas en una mayor independencia de la
colonias lo cual les permitiría ampliar sus mercados y rutas de comercio, motivo
por lo cual apoyaron y financiaron a los movimientos emancipadores en todas
las colonias españolas.

Por otra parte, en el Perú existía malestar en la población indígena, cansados de


la dureza del régimen económico, social y laboral que les habían impuesto desde
la conquista, lo que se tradujo en una serie de rebeliones a lo largo del siglo
XVIII. Por otra, las élites criollas de provincias dedicadas básicamente a la
minería, la agricultura y el comercio regional consideraban que una ruptura con
la metrópoli le podría ser beneficiosa, ya que rompería el monopolio de los
comerciantes criollos asentados en Lima, a quienes por el mismo motivo no les
convenía desligarse de España. Asimismo hubo un crecimiento demográfico
producto de un aumento en la tasa de natalidad indígena y el arribo de españoles
y principalmente esclavos de África.

Estos y otros factores contribuyeron para que después de 1800 se inicie una
decadencia económica, que las guerras de independencia iniciadas en la década
siguiente contribuyeron a agravar.

FACTOR SOCIAL DESPUES DE LA INDEPENDENCIA

La independencia no originó cambios inmediatos en la sociedad peruana. A raíz


de la invasión napoleónica a España y la formación de las Cortes de Cádiz, años
antes de la proclamación de la república, se dieron una serie de disposiciones
liberales que modificaron la sociedad colonial clásica.

De esta forma, la sociedad que vivió la independencia no fue la misma que asistió
al estallido de la revolución de Túpac Amaru II.

En 1810, las Cortes de Cádiz reconocieron que los habitantes españoles y los
habitantes de las colonias era una sola nación y tenían los mismos derechos.
Esto impulsó que el virreinato español de América aflorara una suerte de
nacionalismo criollo.

Los cambios en la sociedad peruana se sucedieron desde fines del XVIII, y no


fue, como algunos piensan, la proclamación de la independencia la que modificó
por si sola la vida social. Lo que se aprecia en los inicios de la república es una
transformación de la clase dirigente. Así, el sector que tomó a su cargo el
gobierno a raíz de la independencia se encontraba compuesto mayoritariamente
por criollos.
La clase alta

La clase alta peruana, al igual que las demás de Latinoamérica, a finales del siglo
XIX e inicios del XX apostó por la búsqueda de un modelo copiado de Europa y
Norteamérica. Así, tratando de imitar a estas sociedades, muchas veces
menospreciaron lo nativo.
Hacia 1895, se calcula que la clase alta de la ciudad de Lima estaba formada por
más de 18 mil personas. Este sector de la población encontró, principalmente,
tres maneras a través de las cuales mantuvo la unidad social. Por un lado, los
lazos de parentesco; es decir, los matrimonios entre personas de la misma clase
social para perpetuar el estatus. Por otro lado, la defensa de la familia,
considerada como una institución primordial, que debía mantenerse en la más
constante armonía. Finalmente, establecer espacios comunes, exclusivos y
excluyentes. De ahí que sus puntos de encuentro se hallasen en clubes o cafés
determinados, además de matricular a sus hijos en determinados colegios que
permitían el afianzamiento de estas relaciones.
la clase baja

Estaba conformada básicamente por artesanos, obreros y vendedores


ambulantes. En las ciudades, especialmente en Lima, en los callejones y casas
de vecindad donde residían, fueron desarrollando su identidad, asociada a la que
llamamos criolla. Esta vez el término, a diferencia de la época colonial, había
sufrido un cambio. La cultura criolla supuso un estilo de vida y un código de
solidaridades entre iguales, así como combinar la picardía y la bravura con el
objetivo de obtener las mayores ventajas de la vida.

Migraciones

Durante el siglo XIX la configuración social del Perú se nutrió con la incorporación
de nuevos grupos de pobladores que se integraron de manera definitiva a la
sociedad peruana. A la diversidad de lenguas y etnias autóctonas se añadieron
otras culturas foráneas. A los españoles y africanos se sumaron inmigrantes de
otros países europeos y asiáticos.

Migraciones europeas

El intento por regular y, en muchos casos, propiciar la migración europea se dio


desde inicios de la república. En 1849, por ejemplo, se promulgó una ley de
inmigración que favorecía la introducción de pobladores de diversas regiones del
mundo. Pero esta se derogó en 1853, durante el gobierno de Echenique. No
obstante, en 1857 la llegada de inmigrantes alemanes se materializó y formaron
una colonia en la margen izquierda del río Pozuzo. Pero la ayuda prometida del
gobierno peruano no fue igual de tangible. Por el contrario, debido a la carencia
de vías de comunicación esta población se mantuvo aislada durante cerca de
120 años. Recién en 1970 se construyó la primera carretera, con ayuda del
gobierno alemán.
En 1850 llegaron al Perú irlandeses que salieron de su país debido a las
hambrunas causadas por el fracaso de las cosechas. Uno de los colonos más
destacados fue William Grace. Este irlandés se empleó en una compañía inglesa
de vapores que transportaba guano a Estados Unidos y Europa, empresa con la
que se asoció, formado W. R. Grace Co., conocida como la Casa Grace. Esta
empresa desempeño un papel muy importante, durante la ocupación chilena, en
la refinanciación de la deuda externa del Perú. Funcionó en el Perú hasta 1968,
a inicios del gobierno militar.
Otra colonia importante de europeos en el Perú fue la italiana. Su presencia ha
quedado registrada desde el censo de 1857. Para ese entonces la población
limeña arrojó un total de 94 195 habitantes, de los cuales 3 469 eran italianos.
Crearon instituciones como la Sociedad Italiana de Beneficencia y Asistencia
(1862) y la Sociedad Italiana de Instrucción y Educación Civil (1872). En 1873 se
formó la Sociedad de Inmigración Europea, para favorecer la llegada de mano
de obra.

Migraciones asiáticas

Luego de la abolición de la esclavitud, la ausencia de mano de obra impuso la


necesidad de traer una cantidad considerable de chinos, denominados culis. La
mayoría llegó para cumplir las labores realizadas antes por los esclavos negros.
La migración china estuvo destinada a las haciendas costeras para luego
diversificarse hacia negocios de exportación, restaurantes y bodegas. Los
abusos cometidos contra estos inmigrantes en las haciendas obligaron al
gobierno peruano a intervenir. Se originó una campaña internacional
denunciando que el trato que se les daba era una forma encubierta de esclavitud
que, para 1869, ya estaba éticamente cuestionada.
El debate ocasionó ese tema sacó a la luz muchos escándalos. El más
importante fue el sonado caso de la barca María Luz, en 1872. Esta barca, de
bandera peruana, traía culis. Uno de ellos logró escapar nadando hasta
refugiarse en un buque británico en el puerto de Yokohama de Japón. Tras las
denuncias de maltratos a los que eran sometidos en el barco, el gobierno japonés
embargó el buque, su tripulación y su carga humana. Después de este hecho,
las condiciones de inmigración cambiaron.
Por el contrario, la inmigración japonesa tuvo otro carácter. En primer lugar,
porque se dio después de haberse establecido relaciones diplomáticas entre el
Japón y el Perú. El convenio se rigió bajo pautas legales muy distintas a las de
la primera migración china. En 1899 se realizó el ingreso formal del primer
contingente de japoneses, aunque para entonces ya había japoneses en el país.
FACTOR ECONÓMICO DESPUÉS DE LA INDEPENDENCIA

Tal vez una de las razones por las que los historiadores económicos han puesto
un mayor énfasis en el sector minero tenga que ver con que las cifras de la
producción de plata son una de las pocas evidencias cuantitativas sólidas con
las que se cuenta para evaluar las consecuencias económicas de la
independencia en el Perú. La interpretación dominante sobre la historia de la
minería en esta coyuntura descansa, primero, en la idea —que ya traemos
dicha— de que este sector era el motor de la actividad económica del país, y
segundo, en el planteamiento de que la producción minera se hundió a raíz de
las guerras de independencia y que, salvo durante alguna coyuntura fugaz como
la de 1838-1842, no fue capaz de remontar esta decadencia hasta las
postrimerías del siglo XIX.12 Los historiadores que investigaron una realidad
similar en el caso mexicano llegaron a conclusiones parecidas y presentaron la
tesis de que esto fue así debido a que la rentabilidad de las empresas mineras
coloniales reposaba en un conjunto de subsidios y en la protección del Estado.
Desmantelado este modelo de fomento estatal pro minero con la independencia,
la producción de plata no pudo sostenerse.13 El gráfico 1, relativo a la
producción de plata en el Perú en el ciclo de la transición de la independencia,
se basa, para el periodo colonial, en las cifras que se encuentran en el reciente
libro de John TePaske y Kendall Brown, A New World of Gold and Silver, y, para
la etapa republicana, en los datos ofrecidos por el ingeniero Carlos Jiménez en
un estudio publicado en 1924, el cual, a pesar de su antigüedad, mantiene su
vigencia.

Dos hechos se hacen evidentes : uno, que aunque la producción de plata se vio
seriamente perturbada por la guerra de independencia (obsérvese que durante
la coyuntura más crítica, de 1821 a 1825, la producción anual cae por debajo de
las cuarenta toneladas en promedio), venía arrastrando un declive desde años
atrás. Dos, que tras un éxito inicial en recuperar los niveles de producción
anteriores, el Estado independiente no pudo mejorar el desempeño del sector
hasta los años finales del siglo XIX.15 Pero vayamos al primer hecho: la
producción de plata empezó a disminuir desde los inicios de la mencionada
centuria, esto es, por lo menos un decenio antes de que comenzasen las guerras
de independencia y la incertidumbre política que las acompañó

El sector agrario comercial padeció también la —así llamada— «falta de brazos»


que caracterizó a toda la economía peruana a lo largo del siglo XIX. Durante la
guerra de independencia, los esclavos fueron levados por el ejército patriota, y a
muchos se les manumitió tras la victoria de Ayacucho o ya no se les pudo reducir
a su antigua servidumbre. Las guerras civiles continuaron durante los años
siguientes, lo que significó la persistencia de las levas de operarios y gañanes.24
En la «Oración fúnebre» que el arzobispo de Lima, Bartolomé Herrera, pronunció
en el entierro del presidente Agustín Gamarra en 1842, aquel señaló la pérdida
del «principio de la obediencia» ocurrida durante la «lucha de la emancipación»
como la causa principal de los males de la joven república.25 El sistema laboral
para la parte comercial de la economía colonial había dependido, ciertamente,
de la obediencia

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