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El maltrato contra la mujer

Por: Jose Sivana Quispe

Logramos ser marginadores, simplistas e hipócritas debido a que la sociedad cada vez está más
hundida en la ignorancia. Somos el reflejo de lo que vivimos de pequeños. ¿cómo cambiar? Si el
paradigma del machismo esta impuesto ya como un estereotipo reforzado por el neoliberalismo,
un sueño americano deshuesado que provoca una desintegración social masiva.

Por años intentamos combatir este problema, planteando soluciones de acuerdo a nuestras
conveniencias. Quizá el flujo de la vida podría ir de diferente forma en otros modelos de sociedad;
pero este es el nuestro, y no digo nuestro como unidad sino más bien como una conglomeración de
pensamientos e ideas revolucionarias, cada una siendo la filosofía de vida planteada por uno mismo
y a la vez de todos en conjunto.

El varón que fue criado en una sociedad machista, teniendo como ejemplo al padre que maltrataba
a su familia es un paradigma que se implanta en la psique del niño, esto lo plantea Nurio Velera en
su libro “Íbamos a ser reinas: mentiras y complicidades que sustentan la violencia” donde uno de
los principales problemas es el “acatamiento de reglas” ya que a la mujer se le pinta como una reina,
y solamente queda idealizada en eso. Lo cual lleva a un desenlace conocido, este es el maltrato y
luego el perdón por parte de ambos bandos; el varón por su lado acepta la culpa, y la mujer por el
suyo solamente consuela al varón después de que este mismo haya cometido el acto barbárico.

Tenemos luego a un caso extremo, que en una familia distopica logran establecerse regímenes.
Estos son el del varón o padre como el que manda en el hogar, luego tenemos a la mujer como una
sumisa y criada de este mismo. El niño por otro lado se deja llevar por el pensamiento machista,
adoptando así una conducta y un ego que se ira sobreponiendo al de la madre o la mujer. Este caso
en particular solamente conlleva un problema, este es la jerarquía, que en mi opinión debería
establecerse de diferente forma. Teniendo en cuenta al que es más capaz de manejar una economía
y socializar mejor con los niños. Normalmente el caso extremo planteado termina en un mal uso del
dinero, desperdicio de tiempo familiar y hasta una familia en donde el que se retire de esta misma
sea el ganador.

Después tenemos una familia donde el padre trabaja lejos, siendo este el único “profesional” con
un título que puede sustentar los gastos familiares. Este tipo de disfunción familiar se caracteriza
por ser normalmente aceptado en la sociedad, el marido es socapado ya que el “trae dinero a casa”
haciendo que la mujer no pueda reclamar u abogar por sus méritos. Logrando de igual manera que
el hijo crezca con la idea de que el varón trabaja y proporciona el dinero para que puedan tener una
vida plena. Teniendo en cuenta esto se podría deducir fácilmente que un futuro no muy lejano este
grupo de personas llamadas “familia” fuera a colapsar por diferentes razones, una de las principales
es que el padre simplemente decida marcharse de la casa e irse por otros lares donde no pueda
interactuar con su familia original y formando otra sin medir la consecuencias.

Podemos concluir que en una sociedad que se implanta sutilmente el machismo como un modelo
natural y cotidiano, no le queda más remedio a las próximas generaciones aceptarlas y promoverlas.
Debido a que siempre existirá una diferencia entre ambos sexos y por lo tanto diferentes habilidades
y desempeños no solamente laborales sino que también sociales.

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