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Respeto y tolerancia

Enseñar con el testimonio de los padres el respeto y la tolerancia es un complemento de la


educación de la libertad. Vivir estos valores es amar la dignidad de la persona i respetar su
intimidad. También, porque no podríamos entender la libertad si no la contempláramos
como una apertura hacia los otros. Hoy se habla mucho de estos temas, pero pocas veces se
viven bien. No hay más que ver cuando se reúnen unas cuantas personas ¡que pocas
escuchan! Cada uno dice lo suyo sin dejar intervenir a nadie y se constata que todos y todas
hablan a la vez. Un ejemplo: la palabra respeto se utiliza a menudo en los debates de la
televisión, pero solo sirve para seguir dominando a los demás. Parece que el más fuerte es
quién grita más. No hace mucho, me encontré en una escuela a una maestra preocupada
por un niño inmigrante que era menospreciado en el aula y una madre, con toda sinceridad,
comentó que a ella tampoco le gustaba ese niño. Con su actitud negativa potenciaba que su
hijo no se acercara al niño. Ya quedaba todo explicado, si bien su sinceridad dio pie a otras
aportaciones que podían hacer que cambiara de opinión.

Debemos procurar, ante nuestros pequeños y nuestros adolescentes, no hacer nunca


ningún comentario negativo de nadie y saber acoger a los que son de diferente cultura o
raza. Destacaré a continuación defectos que pueden entorpecer el respeto y la tolerancia: El
amor propio: El primer enemigo lo tenemos dentro de nosotros mismos: es el amor propio,
que siempre es un mal consejero. Nos hace creer que siempre tenemos la razón y nos
cuesta aceptar que los demás no piensen lo que pensamos nosotros. En educación, y no
solo en educación, esto es un problema, ya que hay que admitir en los demás una manera
de pensar y de obrar diferente de la nuestra. Hay muchas materias opinables y no debemos
ser rígidos al defender nuestras ideas, ya que una actitud abierta hacia las de nuestros
jóvenes será la llave para una bona tolerancia. Confundir la tolerancia con el relativismo:

Esta actitud, que se traduce en frases como: "la mayoría piensa", "se dice", "todo es bueno",
"los tiempos han cambiado", "todos lo hacen", etc., es bastante grave. Es de Santo Tomás la
frase: "Donde no hay distinción hay confusión", Por esto, en la familia, hijos e hijas deben de
encontrar pautas y orientaciones sobre la verdad, la formación de la conciencia y la rectitud
en las intenciones. La falta de confianza: Muchos conflictos de convivencia surgen por la
falta de diálogo, base de la comunicación. Sin diálogo, no tendríamos capacidad para
comprender, ni elementos de juicio, ni saber que piensan nuestros hijos e hijas acerca de
temas importantes como la vida, la sexualidad o el ambiente que se pueden encontrar en la
escuela y en la calle. Si no se explican, por miedo a nuestra rigidez, no podremos dar nuestra
opinión sobre lo que es mas conveniente, ya que no sabremos que solución sugerir. Actitud
negativa: Tenemos que ser positivos para actuar con serenidad y ocuparnos con
tranquilidad de temas que preocupan a los hijos, especialmente en la adolescencia. Después
de una conversación se pueden entender muchos conceptos equivocados y siempre se
pueden encontrar puntos en los que se está de acuerdo para conseguir el acercamiento con
el hijo o hija.

La verdad lucirá mejor siempre que sea defendida con amabilidad, constancia y sin
violencia. Queremos que nuestro hijo e hija sea comprensivo sociable. El termómetro de su
tolerancia y respeto será la comprensión que tengan con el punto de vista de los familiares,
amigos y conocidos. Que nunca haga agravios a nadie. Todo el mundo tiene la posibilidad de
cambiar si es bien tratado. Por esto, se dice lo que no esta bien, pero con gran amor hacia la
persona que ha actuado mal. Si los padres y madres tienen respeto por la intimidad de sus
hijos y tolerancia, sin dramatizar, sin enfrentarse, conseguirán de ellos y de ellas que
reconozcan sus dificultades personales y y tengan la posibilidad de resolverlas.
¿Qué es el respeto?

Para entender cuál es la relación entre el respeto y la tolerancia se debe comprender en una
primera instancia qué significado tiene cada una de sus partes; se podría definir al respeto
como la valoración y la aceptación que se crea con respecto a otro individuo.

¿Qué es la tolerancia?

A la tolerancia se la podría definir como el hecho de comprender que existen otras formas
de pensamiento, otras costumbres y otras creencias aparte de las que el individuo tiene y
entender que estas por ser diferentes con las que cuenta el individuo no tienen la necesidad
de estar en la categoría de incorrectas.

¿Qué relación existe entre la tolerancia y el respeto?

La relación entre el respeto y la tolerancia puede ser bastante clara de visualizar dado a que
la existencia de una conlleva a la existencia de la otra.

Es decir, en un lugar en donde se presenta la tolerancia es casi seguro que se presentará el


respeto y lo mismo ocurre en el caso opuesto, si se presenta el respeto en un lugar está casi
asegurada la presencia de la tolerancia.

¿Qué se produce de la relación entre el respeto y la tolerancia?

A partir de la relación que se presenta entre la tolerancia y el respeto se puede observar que
en la sociedad se presenta.

Como ya se le ha hecho mención anteriormente, una coexistencia mejor entre todos sus
individuos, en una sociedad en donde se presentan estos dos elementos resulta casi un
hecho el que esta se convertirá en una comunidad de provecho.

La importancia de la Tolerancia y el respeto en las relaciones sociales


Mi percepción del mundo es que vivimos una época muy crispada a todos los niveles. Desde
hace unos años y coincidiendo con la crisis económica la gente se ha vuelto de un mal
humor terrible, no solo se insultan los tertulianos , especie de peste que nos abruma, sino
muchos ciudadanos que se expresan con grosería y falta de educación cuando se les
pregunta por cualquier cosa.

Y qué podemos decir de las redes sociales, esos patios de porteras, con perdón de las
porteras, donde se despelleja a la gente que no piensa como la mayoría del grupo?

Ciertamente, pasamos por tiempos difíciles, a nivel económico la supuesta gran mejoría
anunciada por el Gobierno apenas se entrevé, mientras el trabajo precario alcance cotas
enormes, los contratos por horas o por días no solo no estimulan al trabajador, al contrario
lo deprimen, aunque lleve algo de dinero a casa.

Por otra parte, la falta de valores sociales positivos: la solidaridad, el esfuerzo, el trabajo
bien hecho, el respeto al otro, etc, provoca que la gente se encierre en su individualismo y
no piense en el común de la sociedad, sino exclusivamente en sus problemas.

Como muestra véanse los movimientos sociales actuales, todos ellos sectoriales: educación,
sanidad, mujeres, movimientos culturales, “economistas por el cambio”, etc, ya no vemos
esas concentraciones o manifestaciones interclasistas donde estudiantes universitarios,
obreros o profesionales de la medicina asistían y participaban en manifestaciones por los
derechos de la mujer, o por la defensa de los derechos laborales, por ejemplo, ahora solo se
va si se trata de lo mío.
En tercer lugar, la escuela y los maestros son atacados sistemáticamente por los padres que
no comprenden la labor del profesor, por la sociedad que los ningunea y por las
administraciones públicas con sus constantes cambios legislativos y las reducciones
salariales ya crónicas. La crisis de la escuela, la desmotivación de los maestros está causando
ya un daño irreparable.

En cuarto lugar, la crisis político-institucional que padecemos en España ha mostrado la falta


de cintura de los partidos políticos, incluyendo aquellos que venían a “regenerar España”,
las líneas rojas, los desprecios de unos a otros, la utilización malsana de los medios de
comunicación para descalificar al adversario político, todo eso influye en una ciudadanía
cansada y harta de que sus problemas no se solucionen nunca. Y si a eso añadimos la
parálisis de la Unión Europea con sus líderes burócratas, empeñados en mantener fórmulas
económicas claramente fracasadas como “el austericidio”, incapaces de dar salida a la ola
migratoria de Oriente Medio. Todo eso hace que el negro panorama no alimente el
optimismo que necesitan los ciudadanos.

A pesar de todo, sería conveniente que nos relajemos un poco, la enorme tensión que se
palpa en la calle y en los medios de comunicación y las redes sociales solo sirve para
ponernos peor, no se soluciona nada con el gesto adusto, el insulto fácil o el desprecio.

Los ciudadanos necesitamos aprender el significado de la tolerancia y el respeto al otro, una


cosa es defender una opinión y otra tratar de imponerla mediante el insulto o la calumnia.
No vivimos ya en un mundo de verdades absolutas, sino en una época de pequeñas e
individuales verdades que exigen respeto, tolerancia para con el otro y mucha, mucha
educación.

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