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Miguel Algol

Sinister
Iniciación a la Magia Negra

Infernalia

2
© Miguel Algol, 2012.

© Infernalia Editorial. Sevilla.


Primera edición: 2012.
Segunda edición: 2015.
Todos los derechos reservados.

3
Esta oscuridad que reconozco mía...
Shakespeare

4
Índice

Introducción, 7

Nivel I

1. El Sendero Siniestro, 13
2. Paradigmas, 17
3. Los tres componentes de la identidad humana, 21
4. El diario negro, 29
5. Apertura de los chakras, 35
6. Concentración, 41
7. Respiración, 49

Nivel II

8. La Puerta, 53
9. Introducción al ritual, 57
10. El espacio simbólico del ritual, 61
11. Evocación e invocación, 63
12. La voz en el ritual: La vibración, 67
13. Teoría de la vibración, 69
14. El ritual de los Demonios de los Cuatro Horizontes, 77

Nivel III

15. Concentración de la mirada, 85


16. Visualización interna, 87
17. Adivinación, 91
18. Mantras, 93
19. Visualización externa, 99

5
Nivel IV

20. Introducción a la brujería, 103


21. Los instrumentos, 105
22. El anillo y el cetro, 109
23. El espejo negro, 113
24. La caosfera, 115
25. Instrumentos de la magia ceremonial occidental, 119

Nivel V

26. Modificar la realidad, 123


27. La actitud mental y la fórmula del deseo, 127
28. El uso de símbolos: los sigilos, 135
29. El mecanismo general de la sigilización, 139
30. Métodos para alcanzar la gnosis, 141
31. Sigilos acústicos, 145
32. Sigilos visuales basados en el lenguaje, 149
33. Sigilos pictóricos, 153

Nivel VI

34. Magia negra ritual, 157


35. El templo, 161
36. El altar, 167
37. Los participantes en el ritual, 171
38. Las intenciones del ritual, 175
39. Rituales astrales, 179
40. Magia negra simpatética, 183

Nivel VII

41. El Pacto, 191

6
Introducción

Este libro recoge, con diversas modificaciones y amplia-


ciones, el material de trabajo utilizado para el primer curso de
magia impartido a los miembros de la Sociedad de la Llama
Negra, una asociación satanista fundada en 2010 en España.
El propósito de estas páginas es iniciar al estudiante, mediante
un trabajo en solitario, en los fundamentos de la magia negra.
A este curso le seguirán otros dos, que se titulan Noctifer y
Maleficus, y que transmiten niveles más altos de conoci-
miento y maestría en las artes oscuras.

El libro está organizado en siete niveles, y supone un


trabajo regular y continuado de aproximadamente unos seis
meses de duración. El tiempo final dependerá de la
disponibilidad y constancia del estudiante. A diferencia de
otros saberes, la magia es una disciplina tanto teórica como
práctica. Este libro contiene un conjunto de propuestas que
pueden caracterizarse como filosóficas o conceptuales, pero
también una serie de prácticas que deben llevarse a cabo en el
mundo real. No se puede aprender magia desde un sillón. La
experimentación real es la única manera de avanzar en la
magia negra, y la única prueba que garantizará al estudiante
que estas técnicas efectivamente funcionan.

Se recomienda una dedicación de al menos una vez por


semana al estudio de los textos y a la práctica de los ejercicios
descritos. Una dedicación cada uno o dos días sería mucho
mejor. No es aconsejable en ningún caso pasar a un nuevo
nivel sin haber llegado a dominar suficientemente el anterior.
Paralelamente a la molicie del sillón y del mando a distancia,
nuestra modernidad impone el rasgo de la prisa por todo. La

7
magia negra es muy poco moderna en ambos casos: Necesita
de práctica y esfuerzo reales, y también de mucha paciencia y
constancia.

La vida cotidiana moderna está normalmente tan llena de


ocupaciones como vacía de experiencias nuevas y enrique-
cedoras. Reservarse en el ruidoso "día a día" un tiempo para
uno mismo, para avanzar en el propio conocimiento y
desarrollo, es ya todo un esfuerzo y una victoria de la
Voluntad: un primer acto de magia negra. Este libro quiere
empezar así proponiendo al lector o a la lectora la conquista de
un espacio y un tiempo propios en medio de los interminables
requerimientos cotidianos de la vida actual.

La magia negra es fundamentalmente autodesarrollo:


control y crecimiento de las propias energías, dominio sobre la
vida (tanto en la esfera "personal" como en el "entorno"). La
iniciación en la magia negra debería venir acompañada de una
profunda reflexión sobre los hábitos hasta ahora adquiridos,
sobre la alimentación y la salud general. El viaje hacia lo
oculto que propone este libro debería completarse con
cambios conscientes y saludables en nuestras costumbres, en

8
nuestra forma de comer, en nuestros ejercicios físicos (si los
ha habido hasta este momento). Todo desarrollo efectivo es un
desarrollo integral. Este libro no propone una "filosofía"
mental (mucho menos una "religión"): no es posible avanzar
intelectualmente mientras la salud general se queda atrás. No
compartimos —más adelante se verá— la dicotomía cristiana
de una mente ("alma") contrapuesta e incluso enfrentada a un
cuerpo (la "carne" como uno de los "enemigos del alma").
Crecer anímica o mentalmente mientras el cuerpo se castiga o
se atrofia es uno de los mitos cristianos contra la vida.

Es posible que quien lea este libro haya probado con


anterioridad y hasta cierto nivel algunas técnicas mágicas o de
hechicería. Se recomienda en cualquier caso empezar de
nuevo, realizando las prácticas en el orden en que aparecen y
de la forma que están descritas en estas páginas. En ningún
caso conviene saltárselas por parecer que son "ya conocidas",
por haberlas probado ya de algún modo. Estos saltos sólo
llevarían a la ruptura del hilo general de progreso y al
estancamiento ulterior, y serían una muestra clara de no haber
conseguido liberarse del estrés y la prisa actuales por
"terminar pronto", lo que en última instancia sólo demostraría
un grado considerable de inmadurez.

La segunda edición de este libro (2015) contiene ciertas


correcciones y notas a pie de página nuevas.

Miguel Algol
2015 EC / L AS

9
10
Nivel I

11
12
Capítulo 1
El Sendero Siniestro

Los conceptos de Sendero Siniestro (o de la mano


izquierda) y satanismo no están vinculados —a diferencia de
lo que suelen pregonar las religiones y sus sacerdotes— a
prácticas perniciosas o dañinas para uno mismo o para los
demás. Por el contrario, son perspectivas de conocimiento,
crecimiento y transformación personales basadas en el
máximo desarrollo de las capacidades del propio individuo, y
no en la creencia y aceptación sumisa de fuerzas superiores y
ajenas ("dioses") que gobernarían todos los aspectos de la
vida. Esta última opción, la que se somete a los fantasmales
"dioses" y a otros inamovibles "poderes del universo", es
conocida como sendero de la mano derecha, y es la seguida
por todas las religiones y escuelas "místicas".

La diferencia significativa entre los senderos de la mano


derecha y de la mano izquierda está en que en el primero
el adepto siempre siente que hay "alguien por encima de
él", incluso en sus niveles más altos de realización. En el
segundo, él llega a ser el soberano final (Chakravartin =
dueño del mundo).1

El satanismo personaliza en Satán, el Adversario, la fuerza


de la rebeldía de la vida contra todo orden impuesto. El
objetivo de los satanistas es llegar a disfrutar al máximo y en
todos los sentidos de las posibilidades de la vida, experimentar
la existencia más plena que las propias condiciones personales
permitan. Todas las barreras que se alcen contra este derecho
natural deben ser abolidas, incluidas en primera instancia las

1 Julius Evola: Lo yoga della potenza. Mediterranée, 1968.

13
barreras morales. Los satanistas defienden de manera íntegra
un auténtico "derecho a la vida": como el derecho a una
existencia lo más rica y completa posible. Vivir es muchísimo
más que sobrevivir.

Cada satanista concibe su propio Satán, porque concibe su


propio universo. Los seguidores de religiones comparten
universo, un universo por cierto que no han decidido ellos
y del que no son ni pretenden ser dueños. Por lo tanto
están obligados ponerse de acuerdo a toda costa en las
"verdades objetivas" que lo configuran. Y para ello deben
consultar sin descanso a "expertos en el universo" —
sacerdotes— de toda condición (Los universos comunes
parecen tener la molesta costumbre de esconder siempre
sus más importantes "verdades", menos mal que los
sacerdotes las saben...). El satanista, por el contrario, se
atreve a fundar su propia realidad — y por lo tanto a sí
mismo, y por lo tanto también su imagen de Satán.2

2 Miguel Algol: "Sobre la identidad de Satán", en Materia Obscura.


Infernalia, 2012.

14
La magia negra es, como se ha señalado en numerosas
ocasiones, la parte práctica del satanismo. Frente a la llamada
"magia blanca", que busca el concurso de dudosos poderes
siempre superiores y ajenos al individuo que la practica, la
magia negra supone un trabajo eminentemente práctico sobre
uno mismo, alejado de creencias y "revelaciones" fantasma-
góricas de cualquier tipo. Un trabajo que busca despertar,
dominar y hacer crecer todas las potencialidades de la
persona. En la magia negra el objetivo final es el derecho del
individuo a ser dueño de su propio universo, al reinado
absoluto de su voluntad sobre la realidad que percibe.

La imagen de la Llama Negra es un antiguo símbolo del


satanismo para definir la fuerza vital que anima esta empresa
liberadora personal. Representa la rebeldía prometeica contra
toda concepción de la vida no elegida: la victoria sobre las
limitaciones impuestas desde el exterior a la gran aventura de
ser uno mismo. La Llama Negra simboliza la ardiente energía
interior que pugna en el individuo por llegar a ser el que es.

15
16
Capítulo 2
Paradigmas

La vida social nos hace vivir entre diferentes explicaciones


cerradas del mundo. Explicaciones colectivas que cambian de
cultura en cultura, y dentro de cada cultura de época en época.
A estas explicaciones las llamamos aquí paradigmas. Los
paradigmas son discursos sobre la realidad, no la realidad
misma. Todo paradigma es una perspectiva totalizadora, una
cosmovisión, y no tiene más validez (más "verdad") que la que
le confiere su propio punto de vista. Digamos que cada
paradigma se demuestra necesariamente a sí mismo como
verdadero.

El satanista no confiere a ningún paradigma existente un


valor "objetivo", de "verdad universal", sino sólo de perspec-
tiva, de creación (literaria, cultural, en el fondo artística). Sin
duda hay cosas interesantes en muchas creaciones artísticas, y
el satanista las honra recogiendo e incorporando sinceramente
(a su modo) aquello que le pueda servir para su tarea personal.
El satanista no puede conferir a ningún paradigma un valor de
"verdad" absoluta, porque él se sabe llamado a fundar su
propia cosmovisión, una forma de ver el mundo única que
nadie más ha tenido ni tendrá.

Debo explicar la premisa básica de la brujería según don


Juan me la presentó. Dijo que, para un brujo, el mundo de
la vida cotidiana no es real ni está allí, como nosotros
creemos. Para un brujo, la realidad, o el mundo que todos
conocemos, es solamente una descripción. Para validar
esta premisa, don Juan hizo todo lo posible por llevarme a
una convicción genuina de que lo que mi mente conside-
raba el mundo inmediato era sólo una descripción del

17
mundo: una descripción que se me había inculcado desde
el momento en que nací.

Me señaló que todo el que entra en contacto con un niño


es un maestro que le describe incesantemente el mundo,
hasta el momento en que el niño es capaz de percibir el
mundo según se lo describen.3

La perspectiva satánica es también un paradigma o


interpretación, un discurso, una mera red simbólica más sobre
la realidad. La utilidad del paradigma satánico está en que
parece capaz de algunas cosas inusuales. Entre ellas señala-
remos aquí dos:

a) Es capaz de tomar conciencia de sí mismo como


paradigma, como discurso. El problema de muchos de los
otros paradigmas es que se creen objetivos, leyes: las "verda-
deras perspectivas". Todos estos otros paradigmas son lo que
desde un punto de vista filosófico se llama "idealistas". 4

Satán es el enemigo de Dios, el Adversario por excelencia,


no porque pretenda ocupar el trono vacante. La victoria sobre
Dios es la victoria sobre todo orden único, "objetivo",
transpersonal. Hace falta el ojo de Dios para creer en la
perspectiva "objetiva", "la verdadera", la que conectaría con el
etéreo modelo del "mundo ideal".
3 Carlos Castaneda: Viaje a Itxlán. Fondo de Cultura Económica, 1975.
4 El idealismo es esa corriente de la filosofía occidental que considera que
la existencia real, la percepción, etc. son sólo "el mundo aparente", lleno de
errores, imperfecto; y que en otro lugar está "el mundo ideal", que es
perfecto y del que el mundo aparente o real es una lamentable copia (una
sombra en la pared de una caverna para Platón). El ser humano movido por
el deseo de conocimiento debe "trascender" el mundo real o aparente
("trascender" suele querer decir en este contexto "negar, renunciar"), e
intentar vislumbrar la perfección siempre oculta del mundo ideal. Pero
desde el "paradigma satánico" la vida real es la vida real, y todas las
promesas de viajes a planos perfectos al otro lado de una vida de renuncias,
o incluso al otro lado de la muerte, son básicamente dañinas, y no valen lo
que vale un momento de sentirse vivo y de deseo. Por eso el satanismo es tan
vitalista, tan "carnal". También se podría considerar "empírico", "experi-
mental" — frente a todo conocimiento aprendido por "creencia", no vivido.

18
El paradigma satánico se considera enemigo natural de
toda religión, lo que quiere decir de todo paradigma elevado a
verdad única, a ley eterna. Por ello percibe y reconoce en todo
aspectos cambiantes, multifacéticos, distintos, irrepetibles,
indescriptibles... Nada para encajar en un "modelo universal"
del mundo o de la vida. Esta lucha de la multiplicidad
diabólica contra la homogeneización divina es lo que se ha
simbolizado también como la lucha del "Caos" contra el
"Cosmos".

b) Es capaz de utilizar todas las dimensiones del ser


humano, incluso las que se ocultan tras el velo del miedo. El
"paradigma satánico", al elegir como propio el simbolismo de
lo que las religiones oficiales han hecho temer (porque lo han
considerado su antítesis por excelencia — el Mal), se rebela
contra este uso tan efectivo del temor para tener unido y dócil

19
al rebaño. El miedo llega a ser "instintivo", aparentemente
infranqueable. Se nos presenta como un enemigo a vencer.
Queremos alcanzar lo que hay más allá del miedo, pero no
sabemos cómo actuar cuando nos topamos en concreto con él,
cuando el velo nos tiene envueltos. El paradigma satánico, al
elegir lo siniestro, lo demoníaco, apuesta por ir al encuentro
del miedo, en vez de rehuirlo siempre que aparezca. No es una
forma de masoquismo, es la certeza de que el miedo encubre
cosas de uno mismo, y de que no es posible convertirse en
dueño del propio universo si ni siquiera se reina sobre la
totalidad de uno mismo.

El paradigma satánico, como está en las antípodas del


orden que conocemos, hace con el miedo dos cosas insólitas en
nuestra sociedad. La primera es, como se acaba de señalar,
acercarse a lo siniestro, simpatizar con los principales
símbolos de lo inquietante en nuestra cultura: los demoníacos.
La segunda es no enfrentarse al miedo, no considerarlo un
enemigo a vencer (o a ser vencidos por él si logra salirse con la
suya). Todo este loco autoespoleo del miedo se produce por
intentar con él un pulso. Pero uno mismo es siempre su peor
enemigo, porque conoce bien todas sus debilidades. La parte
de la mente que activa las sensaciones de miedo sabe lo que
quiere conseguir, y tiene sobrados instrumentos para hacerlo.

En vez de enfrentarse al miedo como enemigo, el satanista


lo acepta, se permite sentirlo, (re)conocerlo, y trabajar con él,
no contra él. Esto es, en un sentido, lo que significa convertirse
en un aliado de los Poderes de las Tinieblas: hacerse amigo del
Demonio.

20
Capítulo 3
Los tres componentes de la identidad humana

Existen, a lo largo de las culturas y las épocas, muchas


formas de representar la complejidad humana. La dicotomía
alma (psique) / cuerpo (soma) fue una concepción clave en el
pensamiento griego clásico, y de ahí pasó al Cristianismo, que
ha moldeado durante tantos siglos la visión occidental de las
cosas (El concepto "Occidente" es el heredero directo del
ámbito cultural que en otro tiempo se llamó "Cristiandad").

La oposición alma / cuerpo tiene su origen en otras esci-


siones de la realidad imaginadas por el pensamiento griego,
que aparecen sintetizadas en la visión platónica de un "mundo
de las ideas" contrapuesto a un "mundo de la materia". Un
alma inmaterial, elevada, divina, unida pero enfrentada a un
cuerpo terrenal, bajo, animal, ha sido la clave cristiana para
justificar y aun recomendar cosas como el "ascetismo", la
"castidad", la "mortificación" y tantos otros propósitos contra
la vida. En la propaganda cristiana "la carne" se convierte en
uno de los "enemigos del alma", y hay que negar una para que
pueda sobrevivir la otra.

Pese a que esta dicotomía alma / cuerpo (o en sus versiones


modernas: "psíquico" frente a "físico") ha pertenecido durante
mucho tiempo a la cosmovisión dominante en Occidente, no
deberíamos considerarla la "lógica" o de alguna manera la más
"natural". Es simplemente la forma de ver las cosas bajo la que
hemos crecido. Uno de los aspectos más interesantes del
estudio de las distintas culturas del planeta es observar de qué
maneras tan diferentes y propias entienden el enigma
humano, cuántos planos y fuerzas intuyen en él. El dualismo

21
alma / cuerpo no es en absoluto universal, más bien resulta
una rareza de la cultura occidental, como bien comprobaron —
para su desesperación— los misioneros europeos cuando
intentaron transmitir la forma cristiana de ver la vida a otros
pueblos. La palabra "alma", común a todas las lenguas de la
Europa cristiana, ha resultado intraducible a otras culturas de
la Tierra.5

Una de las innovaciones de la modernidad ha sido el


formular dentro de Occidente otras descripciones —no
cristianas, no platónicas— del ser humano. El psicoanálisis,
por ejemplo, ha subdividido el ámbito "alma" o "psique", en
nuevos planos: consciente, preconsciente e inconsciente; yo
(ego), super-yo (super-ego) y ello (id)... Además de intuir la
interconexión entre "lo anímico" y "lo físico" de una manera
distinta a la cristiana (que imagina al alma y al cuerpo tirando
de la misma cuerda en direcciones opuestas), y así proponer la
existencia casi omnipresente de lo psicosomático.

Para nuestro trabajo en este libro vamos a utilizar otra


caracterización del ser humano, también ajena al dualismo
platónico y cristiano. La tomamos directamente de la obra
alquímica de Paracelso6, que abordaba el estudio de las
5 En árabe, por ejemplo, el componente "anímico" de la visión occidental
(en su versión tradicional religiosa de "alma" o en su versión moderna
científica de "psique") ha tenido que traducirse modernamente con una
palabra a la que se ha forzado su significado original: nafs. La expresión 'Ilm
al-nafs, literalmente "la ciencia del nafs" es el nombre en árabe moderno
para "psicología". Pero nafs es un elemento reflexivo de la gramática árabe:
significa sencillamente "mismo" (ana nafs-i "yo mismo"). Se ha debido
recurrir a este término tan distinto para encontrar algo remotamente equi-
valente al "alma" de las lenguas occidentales.
6 El ocultista suizo Paracelso (Philippus Aureolus Theophrastus Bombastus
von Hohenheim) (1493-1541) es una figura clave de la tradición alquímica
occidental. Su trabajo se desarrolló fundamentalmente en lo que hoy
consideramos los campos de la medicina, la química y la farmacología, a los
que hizo notables contribuciones a partir de métodos experimentales
inéditos en su tiempo. Se le reconoce haber sido el primero en relacionar las
funciones biológicas con procesos químicos. Para algunos rosacruces,
Paracelso fue el mismo Christian Rosenkreutz, el mítico fundador de su
orden secreta.

22
propiedades de la materia y de la identidad y transformación
humanas al mismo tiempo.

Paracelso establece en sus obras un modelo tripartito de la


materia y del ser humano, que denomina Tria Prima: las tres
bases o principios. Estas bases son el azufre, el mercurio y la
sal. Cada uno de estos elementos tiene una representación
simbólica:

El azufre representa el principio ígneo de la vida, la


Identidad esencial de uno mismo (Selbst, Self, Sí-mismo), más
profunda —más "inconsciente"— que el tambaleante Yo (ego)
que nos hemos construido con premisas culturales y sociales. 7

Detrás de tus pensamientos y sentimientos, hermano mío,


se encuentra un soberano poderoso, un sabio desconocido
—llámase Sí-mismo [Selbst]. En tu cuerpo habita, es tu
cuerpo. Hay más razón en tu cuerpo que en tu mejor
sabiduría.8

En la tradición alquímica el azufre aparece como la


sustancia de la que está compuesto el sol, el principio que lo
vivifica todo. En este ámbito sulfuroso es donde habita lo que
Aleister Crowley denominó la "Auténtica Voluntad" (True
Will) de cada persona. El azufre, como es bien sabido, también
es el elemento que representa a Satán: el "olor a azufre" ha

7 Para las diferencias entre los niveles del Yo (ego) y la Identidad (sí-
mismo) y su importancia en el trabajo mágico, véase Miguel Algol: "El Yo y
la Magia", en Materia Obscura. Infernalia, 2012.
8 Friedrich Nietzsche: Así habló Zaratustra, "De los despreciadores del
cuerpo".

23
sido siempre un claro indicador de la presencia demoníaca en
leyendas, manuales inquisitoriales y guías para exorcistas.
Este elemento simboliza en nuestro modelo de magia negra la
Voluntad personal, llamada a ser la soberana de su propio
universo. El azufre es la Voluntad Satánica o Auténtica
Voluntad, a cuyo triunfo sobre el mundo (sobre su propio
mundo) el satanista dedica su existencia.

El símbolo alquímico tradicional del azufre está formado


por un triángulo con el vértice hacia arriba, que representa el
fuego, y una cruz griega, que representa la tierra.

Anton LaVey divulgó en su Biblia Satánica (1969), como


cabecera de sus Nueve declaraciones satánicas, un nuevo
símbolo para el azufre entendido como principio demoníaco.
Este símbolo ha sido designado con diferentes nombres ("Cruz
de Leviatán" entre otros) y ha tenido una notable aceptación
entre los modernos satanistas —incluso entre los formalmente
más alejados de los planteamientos de LaVey:

La Voluntad Satánica
(El Azufre)

El mercurio, asociado en el lenguaje alquímico tradicional


al "espíritu", simboliza la vida mental, dominada por la visión
de sí mismo y del mundo que se ha forjado el Yo (ego). En él

24
anidan los mitos sociales, los valores morales, los pensa-
mientos, los miedos, los deseos conscientes, los recuerdos y
todo lo que en general creemos percibir o saber en estado de
vigilia. El mercurio es así el elemento central de la conciencia
de la existencia, la prima materia del trabajo alquímico, el
punto de partida para toda transmutación personal. Es el
principio axial que religa los otros principios.

La sal, símbolo alquímico de la materia y de lo sólido, de la


tierra, es en nuestro modelo la representación del cuerpo y de
la energía vital que lo conforma, representada en la respi-
ración (prana).9

Desde nuestra perspectiva satánica, los Tria Prima o ele-


mentos básicos del ser humano no están enfrentados —como
en la tragedia cristiana de la eterna lucha entre alma y cuerpo
— sino que componen una unidad indisoluble: el universo
permanentemente cambiante que es cada persona. Podemos
observar las relaciones que mantienen entre sí para establecer
dónde se encuentra aquí el Sendero Siniestro, en qué dirección
debe desarrollarse el trabajo del mago negro.

Cada principio se conecta con los otros dos por caminos


determinados, que aparecen en el siguiente esquema nume-
rados con cifras romanas.

9 Nuestra lectura de los Tria Prima de Paracelso como niveles o planos del
ser humano concuerda con interpretaciones modernas de su obra (véase,
por ejemplo, Charles Webster: Paracelsus: Medicine, magic and mission at
the end of time, Yale University Press, 2008). Pero no es la única
recuperación para la magia moderna de este viejo modelo alquímico. En el
"Alfabeto del deseo" de Austin Spare, los Tria Prima se utilizan como
símbolos de las principales tendencias emocionales.

25
La Gran Obra de la Magia Negra

El camino I es la conexión entre el Azufre y el Mercurio,


simbolizada en la tradición alquímica como una boda
espiritual o celestial. Es el camino de la conquista de la mente
por la Voluntad, la apertura de la mente consciente al mundo
inconsciente (Katabasis, descenso al Infierno) y finalmente
también la demolición de la ciudadela del Yo (ego) como
perspectiva central de la identidad.

El dominio de la Voluntad sobre el pensamiento se


comienza a ejercitar a través de prácticas de concentración y
visualización. La apertura de la mente consciente al mundo
inconsciente, salvando la barrera que el psicoanálisis llama
censura, se consigue fundamentalmente mediante el trabajo
con los sueños y con la experimentación con los estados de
gnosis inducida. De todo ello se hablará con más detalle en los
temas siguientes.

El camino II es la conexión entre el Mercurio y la Sal, la


conquista del cuerpo por la mente. Las técnicas que
trataremos aquí para conseguir este propósito son el yoga, la
relajación y las prácticas de respiración consciente (prana-

26
yama). Obsérvese que finalmente el camino II es la conti-
nuación del camino I, su conclusión perfecta, pues completa el
dominio de la Voluntad sobre todas las otras esferas de la
persona.

Existe un camino III del cuerpo a la Voluntad, a pesar de


que desde la perspectiva de la mente consciente, situada en el
punto opuesto a él, no se pueda percibir prácticamente nada
sobre esta conexión. En el dualismo cristiano el alma es "alta"
y el cuerpo es "bajo", y no pueden reencontrarse al final, no
pueden formar un círculo de continuidad: son "extremos" que
tienden a puntos irreconciliables. En la perspectiva satánica
recuperamos la certeza del carácter biológico, "natural",
"carnal", de toda la experiencia humana, incluidos sus más
"elevados" o "espirituales" aspectos psíquicos. La Identidad
más profunda de uno mismo procede de su cuerpo, es
directamente su cuerpo. No hay aquí lugar para la ascesis o la
automortificación: la salud corporal supone la salud mental y
el vigor de la Voluntad.

El camino oculto del Azufre (Voluntad) a la Sal (cuerpo) es


el terreno que los primeros psicoanalistas intuyeron en los
fenómenos que llamaron psicosomáticos, pues no era la mente
consciente quien decidía la salud, la enfermedad o la curación
en esos casos, sino una identidad más profunda y exigente,
situada en el oscuro paraje del "inconsciente". Los fenómenos
conocidos como "prodigios" o "milagros" —incluidos los eti-
quetados modernamente como "parapsicológicos"— recorren
el mismo camino, por eso la mente consciente del que los
produce no suele tener constancia de ello, y los adjudica a
fantasmas y personajes míticos tomados de la imaginería
cultural.

27
28
Capítulo 4
El diario negro

Uno de los primeros pasos concretos en la magia negra


consiste en conseguirse un cuaderno y anotar en él, prefe-
riblemente a diario y de la manera más clara, detallada y
sincera posible, el trabajo realizado y los resultados alcanzados
durante las prácticas mágicas. Este cuaderno se convertirá así
en un auténtico grimorio personal. Llamaremos a este
cuaderno de trabajo el diario negro. Otras corrientes mágicas
lo han llamado el libro de los resultados o el libro de las
sombras.

El propósito principal del diario negro es recopilar infor-


mación sobre los avances en el trabajo mágico, de modo que
sea fácilmente accesible cuando el practicante quiera revisar
los pasos dados, o encontrar algunas constantes psicofísicas o
ambientales en sus resultados. El trabajo mágico avanza
mediante la comparación de distintos "intentos", hasta
descubrir las condiciones y las técnicas más efectivas. Es para
poder realizar esta comparación que necesitamos de un
instrumento como el diario negro. Confiar nuestra historia
mágica personal a la memoria es extremadamente inseguro
porque, al accederse mediante la magia negra a demonios
interiores ocultos hasta ese momento, el mecanismo censor de
la psique tenderá a olvidar cosas o a recordarlas de modo
inapropiado.

Un propósito secundario del diario negro es llegar a ser un


material que pueda servir a otros para aprender de los éxitos y
fracasos propios. En este caso todo depende, naturalmente, de
la privacidad que uno quiera conferir en vida a este cuaderno,

29
y de la suerte que el objeto corra tras su muerte. En todo caso
el diario negro es un diario íntimo, que otros en general no
deberían leer. La privacidad del diario negro es parte del
necesario silencio en la magia.

Hay que ser realistas y conscientes del tipo de vida de la


que partimos. Habrá días, especialmente en los primeros
tiempos, en que no se conseguirá prácticamente nada en el
trabajo mágico, ni siquiera se intentará. También convendría
apuntar las características de esos días con todo detalle: Las
condiciones concretas en las que la apatía o la pasividad
fueron dominantes son también interesantes para el mago.

En el diario negro deben consignarse con concisión y


claridad:

● La práctica mágica llevada a cabo.


● Los fenómenos y sensaciones percibidos durante
la misma.
● Las circunstancias ambientales en que se realizó.
● Las circunstancias personales del practicante.

Entre las circunstancias ambientales convendría anotar:

● La fecha.
● El día de la semana.
● La hora.
● El momento solar (amanecer, mañana, mediodía,
tarde, crepúsculo, noche...).
● La temperatura ambiente y el estado de la
meteorología.
● El lugar de realización de las prácticas.
● La fase lunar.
● La posición astrológica de la luna, del sol y de los
planetas que el mago intuya relevantes para su trabajo.

Entre las circunstancias personales estarían el estado de


ánimo, la salud del momento, el grado de tranquilidad-estrés y

30
otras sensaciones previas a la práctica mágica que se
consideren dignas de mención.

Se han creado algunos programas informáticos para tener


todos estos datos reunidos constantemente, programas que
incluyen un procesador de textos o una base de datos, con lo
cual el cuaderno se convierte íntegramente en un archivo
digital. Todo depende naturalmente de las relaciones que uno
mantenga con la informática, pero recomendamos no sustituir
el cuaderno real por uno virtual. Consideramos que en el
objeto tangible y en la escritura a mano hay elementos de
realidad muy importantes para el trabajo mágico. El diario
negro con el tiempo se convierte en un objeto mágico más del
arsenal del mago negro, un objeto lleno de fuerza, quizás una
de sus armas más poderosas.

Es interesante consignar también en este mismo cuaderno


aquellos fenómenos, sensaciones, "casualidades excepcio-
nales" y demás hechos y circunstancias de la vida diaria que el
practicante considere por alguna razón significativos, aunque
no se hayan producido directamente durante la práctica
mágica.

Del mismo modo puede resultar muy provechoso anotar los


cambios perceptibles en la salud general, incluyendo los
estados de ánimo generales. Puesto que la magia negra no sólo
implica la "mente" sino también el "cuerpo" (por seguir
haciendo referencia a esta escisión cristiana del ser humano),
de sus resultados habla no sólo la conciencia racional sino
también lo que podría llamarse la "conciencia biológica".

Los datos consignados en el diario negro deben incluir los


"resultados biológicos" de la práctica mágica, prestando la
máxima atención a "lo que opina el cuerpo". Muchas veces
este lenguaje "biológico" es el único criterio fiable para saber si
determinadas prácticas nos convienen o no, dado el inmenso
mar de dudas e indecisiones en que se mueve constantemente
la mente humana no dominada por la Voluntad.

31
Como guía, presta atención a las condiciones de tu
existencia material. Si sientes que te has vuelto más
poderoso, más saludable y más sexy, entonces sigue
adelante. Si te sientes desplazado, empobrecido,
aprisionado, o muerto, entonces es que tal vez un cambio
de dirección se está planteando por sí mismo.10

El diario negro debe tender a ser conciso y lo más objetivo /


sincero posible, y también debe estar escrito con limpieza y
claridad. Conviene hacer borradores de lo que se va a escribir,
si todavía no se tiene mucha práctica, y luego copiarlos
paciente y pulcramente en el diario. Uno va a volver sobre esas
páginas después de mucho tiempo y debe entender todo
prácticamente al primer vistazo. La pulcritud y la meticu-
losidad en la elaboración del diario refuerzan los aspectos
inconscientes de la valoración del mago sobre lo que está
haciendo.

En el diario puede haber no sólo textos, sino también


dibujos e imágenes variadas. Depende de las dotes para el
grafismo de cada cual. Algunos demonios interiores se
representan mejor mediante un dibujo que mediante una
descripción textual, porque muchos de sus aspectos no son
"racionalizables" y por lo tanto no traducibles directamente a
palabras (a no ser que se use un lenguaje muy metafórico o
poético).

El diario debe iniciarse, antes de anotar las incidencias del


primer día de trabajo mágico, con una Declaración de
Intenciones.

La Declaración de Intenciones encabeza así simbólicamente


todo el trabajo posterior, y le da una coherencia más allá de los
titubeos y fracasos que puedan producirse, sobre todo al
principio. Esta Declaración no tiene por qué ser definitiva. El
mago negro puede ir reelaborándola según avance su trabajo e
incluyendo las nuevas versiones en las páginas interiores del
10 Peter Carroll: Prólogo a Michael Ford, The book of the Witch Moon.
Succubus, 2003.

32
diario negro. Como con el trabajo mágico se producen impor-
tantes transmutaciones personales, es lógico suponer que la
primera Declaración de Intenciones acabará alterándose. El
sistema de magia satánica de este libro Sinister se inicia con la
Declaración de Intenciones y finaliza con el Pacto con el
Demonio, que es en el fondo la definitiva Declaración de
Intenciones, completada al fin cuando el practicante y los
Poderes de las Tinieblas llegan a reconocerse como aliados
reales.

La Declaración de Intenciones debe expresar el propósito


de la persona al iniciarse en la magia negra. Puede ser de
cualquier longitud y forma. Por ejemplo: "Quiero llegar a ser
el que soy", o: "Quiero llegar a ser un mago negro satánico",
o: "Quiero vencerme a mí mismo". Cualquier frase que tenga
especial fuerza y significado para el practicante será válida.

Junto a la Declaración de Intenciones como texto, el practi-


cante puede realizar un dibujo que la simbolice. Las caracte-
rísticas de esta imagen dependerán de cada persona, en
primera instancia de su habilidad para dibujar. Habrá

33
personas que se considerarán con tan "mala mano" que
preferirán hacer sólo una Declaración de Intenciones escrita.
También habrá quien, en el extremo opuesto, preferirá
plasmar en un dibujo lleno de significados toda su intención,
sin ningún texto.

El dibujo, al ser un símbolo visual, tiene unas poten-


cialidades mágicas que no tiene el texto escrito. Por esto es
muy recomendable.

La parte de la mente que crea las imágenes funciona como


punto de encuentro entre el pensamiento consciente, las
partes inconscientes de nuestro ser y el universo mágico
en sentido amplio. Los símbolos visuales son los medios
primordiales mediante los que el pensamiento se
comunica dentro del mundo mágico.11

El dibujo es evidentemente libre, cada cual puede utilizar


los recursos gráficos que considere, desde formas hasta
colores. Se trata de que al final la imagen exprese con fuerza
para uno mismo sus auténticas intenciones al adentrarse en el
solitario Sendero Siniestro.

No hay que ser "modesto" o "humilde" al formular estas


intenciones, dibujadas o escritas: Recuérdese que el mago o la
maga negros aspiran a derrotar a los dioses y a todos sus
órdenes de las cosas.

11 Benjamin Rowe: A short course in scrying. 1990.

34
Capítulo 5
Apertura de los chakras

Todo trabajo para el conocimiento y desarrollo de uno


mismo debe partir de un correcto fluir de las energías vitales.
Los chakras ("ruedas" en sánscrito) son centros de energía y
de conciencia que están situados primordialmente a lo largo
de la columna vertebral, aunque puedan expresarse externa-
mente como puntos situados en la parte frontal del cuerpo
(ombligo, garganta, frente, etc.). Desde el punto de vista de la
tradición occidental, estos centros se suponen asociados a
importantes ganglios nerviosos de la espina dorsal. Desde la
propia tradición india se explican como nodos en donde se
entrecruzan y conectan los distintos nadis o conductos de
energía que recorren el cuerpo. Siete son los chakras princi-
pales en los seres humanos según el hinduismo (nueve según
el budismo y cuatro según la tradición tibetana) 12, alineados
desde la base de la espina dorsal hasta la parte superior del
cráneo. Su apertura permite el correcto y saludable fluir de la
energía vital en el interior del cuerpo, lo que se expresa en el
Tantra como el despertar y el ascenso de la serpiente
Kundalini, que duerme en casi todos los seres humanos en la
base de su columna vertebral. El ascenso de Kundalini es un
símbolo del crecimiento paulatino y progresivo de la
consciencia.

Los chakras se asocian a diferentes estados y capacidades


mentales y emocionales, así como a diferentes números,
articulaciones verbales (mantras), colores, animales, deidades
hindúes, planetas y piedras preciosas. Representados visual-
12 Para una teoría general de los chakras dirigida a un público occidental,
Osho: El libro de los chakras. Arkano Books, 1999.

35
mente como ruedas o como lotos, el número de radios o
pétalos de cada uno hace referencia a los nadis o conductos de
energía que confluyen en ese chakra. Los chakras han sido
también relacionados en Occidente con los distintos sephirot -
qhliphot de la tradición cabalística.

Los chakras se ennumeran a partir del más bajo de ellos,


siguiendo el camino ascendente de Kundalini despertada. El
trabajo sobre ellos también debe empezar desde el primero o
más bajo (Muladhara).

La apertura o carga de los chakras puede realizarse


mediante diferentes técnicas y métodos, dependiendo de las
distintas escuelas iniciáticas de Asia. El que se propone a
continuación es sencillo y útil a un nivel básico, y no implica
ejercitación previa en técnicas especiales de yoga. Trabaja
solamente con los seis primeros chakras.

36
Sri Yantra13

13 La imagen del Sri Yantra es a todo color. El lector puede solicitar una
copia gratuita en formato digital para imprimir a gran tamaño escribiendo a
la editorial.

37
Coloca el Sri Yantra en una pared a la altura de los ojos, el
triángulo central con la punta hacia abajo. Siéntate cómo-
damente, con la espalda recta, a una distancia máxima de la
longitud del brazo.

La práctica consiste en enunciar de manera audible cada


bija-mantra (articulación de la voz asociada a un chakra
determinado), concentrándote en una parte del cuerpo y del
Sri Yantra. Sin perder nunca de vista el punto central, en el
que se fijan los ojos, expande con cada enunciación el campo
visual y lleva la concentración al círculo inmediatamente
siguiente. El ano debe estar todo el tiempo ligeramente
contraido (mula bandha).

La enunciación debe ser sorda, haciendo vibrar la caja


craneana y sintiendo que la vibración pasa también por la
columna vertebral.

Paso 1) Concentración en el triángulo amarillo, entonación


del bija-mantra "Lam". Siente al mismo tiempo el centro de la
base del tronco (chakra Muladhara).

Paso 2) Concentración en el círculo de triángulos verdes,


entonación del bija-mantra "Vam"14. Siente al mismo tiempo
el centro del pubis (chakra Svadhisthana).

Paso 3) Concentración en el círculo de triángulos negros,


entonación del bija-mantra "Ram". Siente al mismo tiempo el
centro del vientre (chakra Manipura).

Paso 4) Concentración en el círculo de triángulos rojos,


entonación del bija-mantra "Yam". Siente al mismo tiempo el
centro del pecho, a la altura del corazón (chakra Anahata).

14 "Vam" se pronuncia con una v labiodental (los dientes superiores se


apoyan ligeramente sobre el labio inferior), como la v francesa o la w
alemana; no como la v (= b) castellana.

38
Paso 5) Concentración en el círculo de triángulos azules,
entonación del bija-mantra "Ham"15. Siente al mismo tiempo
el centro de la garganta (chakra Vishudda).

Paso 6) Concentración en el borde exterior del gran círculo,


entonación del bija-mantra "Om". Siente al mismo tiempo el
centro de la frente (chakra Ajna).

Repite el ejercicio hasta los cinco minutos. Aumenta


progresivamente la práctica, en sucesivas sesiones, hasta los
veinte minutos. Tras cada sesión, de la duración total que sea,
cierra los ojos y siente la resonancia dentro de ti del Sri Yantra
completo.

15 En "Ham" la h se pronuncia aspirada, como en inglés o alemán.

39
40
Capítulo 6
Concentración

El dominio de la mente por la Voluntad y del cuerpo por la


mente se ejercita de diferentes formas en distintas culturas del
planeta. En todas ellas el paso esencial es comenzar por saber
silenciar la mente respecto a los ruidos o distracciones (estí-
mulos) exteriores e interiores. A esto lo llamamos de manera
general concentración. En tibetano recibe el nombre de
zhinay ("calma perdurable" o "estado de paz").

Podemos clasificar los ruidos o distracciones que impiden


normalmente nuestra concentración mental en tres tipos:

Corporales. Como picores, calambres, ganas de


carraspear y otras sensaciones internas. En la
tradición india, la técnica para reducir y acabar
silenciando este tipo de distracciones es fundamen-
talmente la asana, y en cierta medida el pranayama.

Externos. Ruidos del entorno (de la casa, de la


calle...), presencias de otras personas, etc. En la
tradición india estas distracciones se neutralizan
mediante las técnicas de pratyahara.

Mentales. Pensamientos intrusos, "diálogo interior",


etc. Vencer estas distracciones es el propósito central
de las técnicas indias de dharana.

Para comenzar a ejercitar nuestra capacidad de concen-


tración proponemos dos caminos alternativos: Uno es la

41
práctica de Hatha Yoga de la asana. El otro es la práctica de la
relajación completa.

A) Asana

La asana exige una disciplina dura y una constancia a la


que no está francamente acostumbrado el hombre occidental
de nuestros días, porque supone vencer una etapa inevitable
de incomodidad y dolor.

El funcionamiento de esta técnica a nivel neuronal se basa


en que la inmovilidad reduce al cabo de cierto tiempo la
intensidad de las señales que el cerebro percibe del resto del
organismo, porque se vuelven repetitivas (redundantes). Estas
señales dejan poco a poco de tener "interés" y acaban proce-
sándose a nivel preconsciente, dejando a la mente consciente
"libre" de su interferencia.

En la técnica de la asana se busca conseguir la inmovilidad


absoluta del cuerpo —salvo los músculos implicados en la
respiración, que debe ser sosegada— y la atención de la mente
sobre esta inmovilidad, durante un lapso cada vez mayor de
tiempo.

Cualquier postura es una asana, dicen los clásicos indios


sobre el tema. Hay que tener en cuenta las siguientes tres
condiciones:

a) Una vez que se elige una asana, habrá momentos de


incomodidad y malestar (picor, calambres, ganas de toser o
tragar saliva...) que habrá que superar. No hay que cambiar
entonces a otra asana. Está comprobado que quien empieza a
cambiar de asana no llega a nada. Por ello conviene elegirla
bien.

42
b) Cualquier postura del cuerpo es válida, pero conviene
siempre que la espalda esté lo más recta posible.

c) Es posible una asana horizontal, tumbado. En principio


parece la más cómoda, sin embargo aporta la dificultad
adicional de que hay que luchar contra la modorra y el sueño.
Las asanas con la espalda vertical ayudan mejor a mentener la
atención.

Durante la asana debe mantenerse una cierta sensación de


firmeza muscular. Así lo describe Nancy Wasserman, en un
manual muy recomendable sobre este tipo de prácticas:

"Aunque la asana debería ser relativamente cómoda,


también debe ser "firme", con un grado de tensión
muscular y rigidez esquelética."16

Crowley dice sobre esto:

Hay una especie de término medio afortunado entre la


rigidez y la flaccidez. Los músculos no deben tensarse,
pero tampoco se deja que se queden completamente flojos.
Es difícil encontrar una palabra que pueda describirlo
bien. "Asegurado" es quizás la mejor. Es deseable una
sensación de alerta física. Pensemos en el tigre a punto de
saltar, o en el remero esperando el disparo de salida.17

Una asana muy apropiada para hacer circular bien las


energías del cuerpo es la clásica "postura del loto" o padma-
sana, que no debe ser practicada por quien tenga ciática o
alguna lesión en las rodillas. El lama tibetano Geshe Rabten
Rinpoche la describe con detalle en su estudio La perfección
en la concentración:

16 Nancy Wasserman: Guía práctica de yoga y de su aplicación en la


magia ceremonial. Equipo Difusor del Libro, 2009.
17 Aleister Crowley: "Asana", en Magia K en teoría y práctica. Luis
Cárcamo, 1986.

43
1. Las piernas estarán cruzadas, con los pies descansando
sobre los muslos y las plantas de los pies vueltas hacia arriba.

Tener los pies cruzados mantiene el cuerpo inmóvil. Se


puede estar así sentado en meditación por un largo
periodo de tiempo, incluso semanas o meses en una sola
sentada. Con las piernas cerradas no hay riesgo de caerse.

2. El tronco estará tan recto y vertical como sea posible.

Mantener el tronco erguido permite el máximo funciona-


miento de los canales que llevan las energías vitales por
todo el cuerpo. La mente cabalga sobre estas corrientes de
energía, por lo que es muy importante para tener éxito en
la meditación mantener esos canales trabajando bien.

3. Los brazos estarán arqueados, sin que los codos toquen


los costados del cuerpo ni sobresalgan hacia afuera. La mano
derecha descansará sobre la palma izquierda, con los pulgares
tocándose levemente, formando así un óvalo.

La posición de los brazos también contribuye al flujo de


las corrientes de energía.

4. El cuello estará erguido pero ligeramente arqueado, con


la barbilla retraída.

La posición del cuello mantiene abiertos los canales de


energía que van a la cabeza y evita que puedan aparecer
calambres.

5. Los ojos mirarán hacia abajo, siguiendo el ángulo de la


línea de la nariz.

Si los ojos miran en un ángulo demasiado alto, la mente se


agita fácilmente; si lo hacen en un ángulo demasiado bajo,
la mente rápidamente se vuelve soñolienta.

6. La boca y los labios estarán relajados, ni fláccidos ni


cerrados con fuerza.

44
La boca y los labios se mantienen así para estabilizar la
respiración. Si la boca se mantiene demasiado cerrada, la
respiración se obstruye y la nariz se congestiona. Si la boca
está demasiado abierta, la respiración se vuelve dema-
siado fuerte, con lo que se incrementa el elemento fuego y
sube la presión sanguínea.

7. La lengua se mantendrá levemente en contacto con el


paladar.

Mantener la lengua contra el paladar evita una excesiva


producción de saliva y también que la garganta se seque.
Además así los insectos no podrán entrar en la boca o en la
garganta.

Padmasana

Una opción para los que les resulte dolorosa esta postura en
su punto 1 es la sukhasana, donde todo se mantiene en la
misma posición excepto que el pie izquierdo se mete bajo el
muslo derecho y el pie derecho descansa sobre el muslo
izquierdo. Hay que alternar las posiciones de los pies en cada
sesión (luego sentarse con el pie derecho bajo el muslo

45
izquierdo, etc.), para que los estiramientos musculares que
esta postura provoca sean uniformes en las dos piernas.

Aleister Crowley propuso cuatro posturas alternativas en


sus obras:18

1. El Dios

Sentado en una silla; la cabeza levantada, la espalda recta,


las rodillas juntas, las manos en las rodillas, los ojos cerrados.

2. El Dragón

De rodillas; las nalgas descansando sobre los talones, los


dedos de los pies hacia atrás, la espalda y la cabeza rectas, las
manos en los muslos.

3. El Ibis

De pie; el tobillo izquierdo sujetado con la mano derecha (y


alternativamente practicar con el tobillo derecho en la mano
izquierda, etc.), el dedo índice de la mano libre sobre los
labios.

4. El Rayo

Sentado; el talón izquierdo presionando el ano, el pie


derecho apoyado en sus dedos, el talón cubriendo el falo,
brazos estirados hacia las rodillas, cabeza y espalda derechas.

Los ejercicios con la asana elegida deberían realizarse a


diario, cronometrando el tiempo que se puede mantener conti-
nuadamente la postura, la inmovilidad y la concentración, e ir
ampliándolo poco a poco. Habría que llegar como mínimo a
tres cuartos de hora por sesión.

18 A. Crowley: "Asana" en Magia K en teoría y práctica. Véase también del


mismo autor Ocho lecturas sobre yoga. Como lectura básica sobre el yoga:
Patanjali: Yoga Sutra. Edaf.

46
Ilustraciones de Crowley sobre sus asanas

B) Relajación completa

Una alternativa a la asana es la práctica de la relajación


completa, que evita las incomodidades que aparecen en los
primeros estadios de esa técnica. Pero el practicante de magia
negra no debería temer ni evitar las dificultades que surjan en
su camino.

Para una relajación completa debe escogerse una postura


que resulte cómoda y que pueda mantenerse durante mucho
tiempo sin esfuerzo muscular, por ejemplo sentado con la
espalda recta contra la pared, o sentado en un sillón confor-
table. Los motivos para no escoger una postura completa-

47
mente tumbada son los mismos que se señalaron a propósito
de la asana.

El objetivo es ir relajando paulatinamente los músculos,


empezando por los de la cabeza y acabando por los de los pies.
Sentir cada una de las partes del cuerpo en este orden
descendente y experimentar que una sensación de laxitud
acompaña esta especie de "escaneo" mental de uno mismo.

Los errores más frecuentes al principio tienen que ver con


la involuntaria tensión de músculos que no son en un
momento determinado objetos de nuestra atención, por
ejemplo tensar los hombros mientras uno se concentra en la
relajación de las piernas. Cuando se advierta esto, no debe uno
dejarse invadir por sensaciones de fastidio o fracaso.
Simplemente hay que volver a empezar desde la cabeza, repi-
tiendo el proceso cuantas veces sea necesario.

Una vez que la relajación se siente como completa, el


practicante debe intentar trasladar este estado al interior de su
cabeza, sintiendo su conciencia y sus pensamientos "flotar" en
un estado de total laxitud y bienestar.

Hay una gran diversidad de técnicas de relajación dispo-


nibles en libros y en internet, la mayoría utiliza alguna
variante de este proceso de ir tomando conciencia del cuerpo
paulatinamente, bien directamente —a través de las impre-
siones sensoriales interiores— bien a través de la visualización
interna de algún objeto o luz que recorre el cuerpo.

48
Capítulo 7
Respiración

Prana designa en la tradición india la respiración, pero


también la fuerza vital de cada persona. No hay una palabra
occidental equivalente, salvo tal vez el sentido original, pagano
y precristiano, del término latino spiritus. En la cultura china
se denomina qi (también escrito chi o ch'i), y en el Tíbet lung
(rlung). Los ejercicios de pranayama inciden sobre el ritmo y
la forma de respirar y son especialmente beneficiosos para la
persona que los practica con regularidad, no sólo sobre su
aparato respiratorio, permitiendo una excelente oxigenación
pulmonar, sino sobre toda su salud, tanto "física" como
"mental". Estos ejercicios deben realizarse en la postura
elegida de asana, o en relajación completa, teniendo en cuenta
que necesitarás utilizar las manos en el nivel 2:

Nivel 1

Estos cuatro pasos forman un ciclo de pranayama:

1) Inspira lentamente mientras cuentas ocho, hasta llenar


sin esfuerzo los pulmones.

2) Cuenta ocho mientras mantienes los pulmones llenos de


aire.

3) Cuenta ocho mientras expulsas lentamente todo el aire.

4) Cuenta ocho mientras mantienes los pulmones sin aire.

49
Debes comenzar por unos veinte ciclos completos, y
ampliar poco a poco el número de ciclos por sesión, hasta
llegar a unos sesenta. Es muy importante hacer estos ejercicios
relajadamente, sin forzar los músculos del tórax en ningún
momento, por ejemplo en la inspiración.

Para llevar la cuenta de los ciclos sin distracción es útil un


rosario de cuentas continuo, del tipo que utilizan los
hinduistas (mala) o los musulmanes (sebha). Pasa una cuenta
entre los dedos cada vez que realices un ciclo completo. El
rosario católico no sirve porque agrupa las cuentas de diez en
diez.

Nivel 2

1) Cierra la ventana derecha de la nariz con los dedos


anular y meñique de la mano izquierda. Inspira por la
ventana izquierda mientras cuentas ocho.

2) Cuenta ocho mientras mantienes los pulmones llenos de


aire.

3) Libera la ventana derecha de la nariz. Cierra la ventana


izquierda con el pulgar de la mano izquierda. Expulsa el
aire por la ventana derecha mientras cuentas ocho.

4) Cuenta ocho mientras mantienes los pulmones sin aire.

Repite este ciclo comenzando cada vez con una mano y


bloqueando por tanto las ventanas de la nariz en el otro
sentido. Por ejemplo el segundo ciclo se empezaría con la
mano derecha taponando la ventana izquierda de la nariz
mientras se cuenta ocho, etc.

50
Nivel II

51
52
Capítulo 8
La Puerta

El valiente encuentro con uno mismo más allá de la frágil y


temerosa conciencia del Yo, el llegar a ser el que se es: Para
MacGregor Mathers y Crowley, el conocimiento y la conver-
sación con el Sagrado Ángel de la Guarda. Para los neopla-
tónicos del siglo III, los teósofos del XIX y los caotas del XX, el
encuentro radiante con el Augoeides, el "cuerpo de luz". Para
los satanistas, la consumación de la Copula cum Dæmone.

No sabemos en qué cielos blancos e idílicos vivirán el Ángel


de la Guarda y el Augoeides, ni si hay manera de acceder a
ellos. Pero el Demonio sí tiene una morada concreta: en las
profundidades más oscuras de nosotros mismos, es decir en el
Infierno.

Con el Demonio podemos encontrarnos de dos formas:


esperando que venga a nosotros o yendo nosotros a él. La
primera forma es la evocación o invocación, eso que los curas
han llamado posesión y han castigado con la tortura ("exor-
cismo") y con la muerte ("auto de fe"). La segunda forma es
abrir uno mismo las puertas del Infierno y adentrarse a través
de ellas. Pero ¿dónde están, qué son estas puertas?

Si el Infierno está dentro de nosotros, nuestra mente y


nuestra sensibilidad son puertas al Infierno. "Cada setiano es
una puerta al Infierno", dice Roger Whitaker, sumo sacerdote
del pilón del Templo de Set que se denomina precisamente
Gates of Hell ("Puertas del Infierno")19. La Orden de los Nueve
Ángulos, que llama a estas puertas al mundo demoníaco
19 Roger Whitaker: The Gates of Hell. 2010.

53
nexions, también está de acuerdo: "Un tipo de nexion es
cualquier ser del mundo causal, como nosotros mismos" 20.
Además de los seres humanos, determinados lugares son
también puertas a la realidad infernal, especialmente lugares
considerados "malditos", "poseídos" y "endemoniados".
Tantas veces, sin saberlo, han pasado los parapsicólogos sus
flamantes medidores por delante de las puertas del Infierno...

El problema entonces no es encontrar una puerta al


Infierno: si nos acercamos esta noche al espejo veremos una.
El problema es, por decirlo así, cómo abrirla. Para abrir una de
estas puertas todos los que se han atrevido a asomarse a ellas
coinciden en que hay que utilizar los momentos en que la
realidad "se quiebra". "Los portales al Infierno se levantan en
el terreno de la realidad rota", se dice en el oscuro tratado
Via infernali21. La orden del Dragon Rouge incluye entre estos
momentos de quiebra o ruptura de la realidad por los que se
puede acceder al Infierno un buen número de fenómenos
mentales y sensoriales, algunos muy sutiles: "Una puerta
puede hallarse en un crujido, en una sombra, entre dos notas
musicales, entre dos pensamientos".22

Uno de los momentos más impresionantes en que la


realidad se quiebra es el crepúsculo. También el amanecer. Las
estadísticas médicas de defunciones y nacimientos lo señalan
bien. Por ello numerosas religiones del mundo emplazan
algunos de sus rituales más importantes en estos instantes
angulares del día. El cristianismo occidental, enajenado del
cuerpo y por lo tanto de los ciclos vitales de la Tierra, celebra
sus ceremonias en las horas que marca el reloj mecánico, sin
tomar en cuenta que cada día es diferente. La "misa de ocho"
puede ser una ceremonia de la tarde en verano o de la noche
en invierno en un país en la latitud de España. No se tienen en
cuenta las diferencias entre la hora oficial y la hora solar, que

20 Order of Nine Angles: Sinister demonology. 2011.


21 Signifer y Valentin Scavr: Via infernali / Itinera obscura ad inferos
descensionis. Ixaxaar, 2010.
22 Dragon Rouge: Magical course 1.0. 2010.

54
establecen los estados por motivos de rendimiento industrial.
El horario de misas es el horario oficial, fabril, no el horario de
los cambios y los momentos claves del día.

Algunos magos modernos, urbanos, también siguen eli-


giendo los tiempos de sus operaciones en función del reloj
mecánico, y luego tal vez se devanen los sesos preguntándose
por qué un ritual de medianoche que en febrero salía bien,
fracasa de forma tan rotunda en agosto. Si sólo miran su reloj
para establecer cuándo es medianoche, no advertirán que
desde el punto de vista de la Tierra las 00:00 de invierno y de
verano son momentos diferentes. Hay un relato de E. T. A.
Hoffmann que trata precisamente de un fantasma que se
aparece cuando las campanadas de un reloj marcan una hora
determinada, y en el que los personajes investigan qué pasa
cuando cambian deliberadamente la hora del aparato.

El crepúsculo es especialmente propicio para abrir las


puertas del Infierno. Enciende una vela negra en un lugar
todavía iluminado por la última claridad del atardecer y
siéntate cómodamente frente a ella, preferiblemente en el
suelo. Observa cómo la luz solar va desapareciendo y la
claridad de la vela acaba reinando de forma exclusiva en el
ambiente. El reinado de la vela negra simboliza el reinado de
las tinieblas.

55
Quédate completamente a solas con la vela negra, en medio
de la noche que ha llegado, mirándola detenidamente. No
tardarás en sentir que la oscuridad que te rodea conforma un
lugar distinto del que conoces cuando hay luz. Realmente ya
no estás en el mismo sitio, aunque no te hayas desplazado en
el espacio objetivo: te estás moviendo en la dimensión interior
del Infierno. Por ejemplo el cuarto estaba vacío con la luz
eléctrica y ahora puedes sentir compañías en la oscuridad,
muy probablemente oirás incluso cómo se mueven a tu
alrededor. Todas son buenas señales: estás adentrándote en el
Infierno. Sigue hasta donde seas capaz, es una incursión en la
que estás completamente solo y no hay ayuda exterior posible.
Entiende que todos los terrores que surjan serán los peores
que puedas temer: es tu mente quien los crea para ti, y
decididamente tú eres tu peor enemigo.

Todos estos terrores revolotearán siempre en torno a la


identidad y la coherencia del Yo, de ellas se nutren como
buitres. Puede serte de gran ayuda alterar previamente tu
imagen de ti mismo, para no sentirte el Yo que campea en la
vida real. Si en estos momentos de infernáutica te piensas a ti
mismo con la imagen social con la que te percibes en la vida
pública, laboral, etc., estás perdido. No hay opositores ni
oficinistas en el Infierno, sólo entes pulsantes y oscuros que no
cesan de mutar. Avanza hasta donde puedas y luego regresa,
ya habrá otras incursiones en el futuro en que puedas
aventurarte más lejos.

56
Capítulo 9
Introducción al ritual

El ritual es el instrumento central del mago negro. Es un


proceso que él desencadena y en el que instaura un espacio y
un tiempo propios, y desde ellos transforma su universo.
Todas las tradiciones mágicas del mundo, incluyendo las que
genéricamente llamamos chamánicas, cuentan con formas de
ritual. No hay magia puramente "mental". La Voluntad
necesita expresarse en la totalidad del mago: no sólo en su
mente (como "pensamientos", "ideas", etc.) sino también en su
palabra y en su acción física.

La fuerza de un deseo se multiplica dentro de nosotros


cuando, además de ser "concebido" mentalmente, es enun-
ciado verbalmente. La razón ha de buscarse en el carácter
prácticamente inocuo de los pensamientos en el mar incon-
trolado del "diálogo interior": tenemos incontables imágenes
mentales que constantemente llegan, se diluyen, se mezclan,
desaparecen. El mero acto de "pensar algo" no implica mucho,
ni siquiera para nosotros mismos (Aunque tras una ejerci-
tación continuada de las capacidades de concentración, una
vez que somos capaces de silenciar el constante "diálogo
interior", los pensamientos pueden ser focalizados y poten-
ciados de otra forma).

Los psicólogos han observado la fuerza de concentración y


voluntad que se despierta en nosotros cuando pronunciamos,
por ejemplo, el nombre de la cosa que estamos buscando. Es
un hecho comprobado que se encuentran mejor las llaves
cuando, además de pensar en ellas, las vamos nombrando
varias veces en voz alta. Por eso repetir el nombre del objeto

57
deseado mientras se lo busca es una práctica habitual. Del
mismo modo existe una conciencia tradicional de la fuerza de
la pronunciación en el miedo a decir en voz alta ciertos
nombres (palabras tabú). Mucha gente no se atreve a
pronunciar "Demonio" o "Satán", aunque sí piense en estas
ideas. Pronunciar es para ellos una forma de llamar, es decir
de convocar.

La eficacia de la verbalización radica ante todo en que


pronunciar es ya una forma de ejercicio corporal: el cerebro
pone en acción un cierto número de músculos del tórax, de la
garganta y de la boca para poder hablar. La idea que se
enuncia en voz alta ha implicado un esfuerzo físico, y esto la
destaca y la diferencia de modo sustancial de los otros retazos
de pensamientos que cruzan por nuestra cabeza sin cesar. Del
mismo modo hay una acción orgánica en la audición de lo
pronunciado, y una sensación de "realidad" o "autenticidad"
en las ideas que, además de pensadas, son escuchadas.

En el ritual los pensamientos son también potenciados por


una acción somática general: los movimientos musculares, el
desplazamiento en el espacio, etc. Los pasos del ritual no
deben verse como un mero "lenguaje de señas", sino como una
potenciación física del deseo mental. Es una expresión
psicofísica, integral, del propósito concebido. También las
ciencias del comportamiento han observado esta "necesidad"
humana de acompañar con movimientos corporales los pensa-
mientos que nos resultan importantes, aquellos que queremos
destacar ante los demás y ante nosotros mismos.

Sólo en los últimos siglos los europeos hemos dejado de


movernos, por ejemplo, al escuchar música: el rígido patio de
butacas del concierto lleva existiendo apenas doscientos años.
Pero incluso en él, con movimientos menores y casi imper-
ceptibles, los que sienten la música "llevan el ritmo" con
alguna parte del cuerpo, preferentemente con los músculos
motrices de las extremidades (pies, piernas, manos...), es decir

58
con aquellos que en circunstancias menos inhibitorias les
permitirían moverse en el espacio.

El ritual debe ser concebido, pues, no como un guión de


signos y gestos obligatorios que presuntamente satisfacen a un
"dios" ajeno, sino como un espacio propio de libertad y de
expresividad sin límites. Frente a la forma de concebir deseos
del hombre occidental moderno —en silencio, en la proverbial
modorra del sofá—, esta forma "teatral", dramática, de expre-
sarse a uno mismo sus propósitos, es muchísimo más efectiva
en todos los sentidos. Siempre, naturalmente, que queramos
que los deseos sean algo más que "divagaciones", que salgan a
"actuar" a la realidad que nos circunda.

Las corrientes mágicas occidentales que son llamadas


genéricamente ceremoniales, como las actuales escuelas thelé-
micas, han elaborado rituales muy complejos tanto en su
desarrollo como en la parafernalia implicada. Esto ha hecho
creer a muchas personas que un ritual es un acto bastante
difícil, y que supone además contar con lugares (templos) e
instrumentos inusuales. Nada más lejos de la realidad. El
ritual necesita sólo de un pequeño espacio propio, privado,
sustraído a la presencia física o mental de los otros, que ni
siquiera requiere ser reservado todo el tiempo para servir de
escenario ceremonial: puede ser una habitación utilizada en lo
cotidiano para cualquier menester, o un lugar en el campo que
antes y después será transitado por otros. El ritual instaura su
propio espacio y tiempo. En lo que respecta al instrumental,
no se necesita básicamente más que el propio cuerpo. Signos
dibujados, velas, objetos de toda índole, pueden ser muy
útiles, pero no son en sí imprescindibles.

59
60
Capítulo 10
El espacio simbólico del ritual

El ritual puede realizarse en casi cualquier lugar —la


intimidad y la tranquilidad son sus únicos requisitos—, pero
debe tener en cuenta la orientación respecto a los polos
magnéticos terrestres (del mismo modo que deberían orien-
tarse muchos otros elementos de nuestra vida cotidiana, como
la cama en que descansamos, etc.). El ritual satánico se realiza
sobre la siguiente organización simbólica de los puntos
cardinales:

61
Los cuatro horizontes y sus demonios constituyen una
división simbólica de la realidad que puede extrapolarse a
otras redes cuatripartitas de signos, según los enfoques y
tradiciones: Son, como es notorio, los cuatro elementos de la
tradición griega (tierra, agua, fuego y aire), de acuerdo a las
correspondencias que se muestran en el esquema. Repre-
sentan también, para algunos autores, los estados de la
materia: sólido (tierra), líquido (agua), gaseoso (aire) y plasma
(fuego). Conectan también con los cuatro palos del Tarot y de
las barajas española y francesa: varas o bastos o tréboles
(tierra), copas o corazones (agua), espadas o picas (aire) y
pentáculos u oros o diamantes (fuego). De aquí que pueda
establecerse la correspondencia entre cada uno de los
demonios y los instrumentos tradicionales de la magia
ceremonial occidental:

Satán El Pentagrama
Lucifer La Espada
Belial La Vara
Leviatán La Copa

Este sistema cuatripartito no es universal, aunque sí muy


extendido. Básicamente es el mismo en el antiguo Egipto. Pero
en la tradición sumerio-babilonia los "elementos" son cinco:
tierra, agua (mar), fuego, cielo y viento. En la tradición china
también son cinco: tierra, agua, fuego, metal y madera. En la
tradición india los llamados "grandes elementos" (maha-
bhuta) son igualmente cinco: tierra, agua, fuego, aire y vacío
(akash).

62
Capítulo 11
Evocación e invocación

Invocar procede de una construcción latina que equivale a


"llamar dentro" (in-vocare), mientras que evocar significa
etimológicamente "llamar fuera" (ex-vocare). Tanto invocar
como evocar son formas de convocar (o conjurar).

Un curioso texto de Aleister Crowley se ocupa de esta


distinción y señala sus implicaciones:

Invocar es "llamar dentro", y evocar es "llamar fuera". Esta


es la diferencia esencial entre las dos ramas de la magia.
En la invocación el macrocosmos inunda la conciencia. En
la evocación, el mago, convertido en el macrocosmos, crea
un microcosmos. Invocas a un dios dentro del círculo.
Evocas a un espíritu dentro del triángulo.23

El lenguaje gnóstico de Crowley, con sus "macrocosmos" y


"microcosmos", puede ser entendido también de la siguiente
manera: En la evocación el mago negro se asume como
máximo poder sobre el universo que habita (y decide poblarlo
de seres); en la invocación acepta ser invadido y dominado por
un poder de ese universo que considera mayor que él. Es
significativo que Crowley llame a la evocación y la invocación
"las dos ramas de la magia", cuando en principio podrían ser
vistas sólo como dos meras técnicas rituales.

23 A. Crowley: Magia K en teoría y práctica. El círculo y el triángulo a los


que se alude aquí pertenecen a las instrucciones de la Goecia para la
convocación de demonios: el mago está de pie dentro del círculo y la entidad
evocada aparece dentro del triángulo (llamado "triángulo del arte").

63
Pero sin duda el viejo Maestro Therion tiene aquí razón. En
los procesos distintos (y podríamos decir que opuestos) de
evocar e invocar están presentes las dos grandes perspectivas,
o "ramas", de la magia: las llamadas magia negra y magia
blanca o, si se prefiere, el sendero de la mano izquierda y el de
la mano derecha. En el acto de evocar, el universo es visto
"desde arriba", desde una posición de creatividad. En el acto
de invocar (de pedir "ser ocupado"), el universo es visto "desde
abajo", desde una posición de pasividad.

Vosotros miráis hacia arriba cuando deseáis elevación. Y


yo miro hacia abajo, porque estoy elevado.24

El fenómeno descrito como invocación (si el término se


toma en su sentido estricto y no se confunde con la convo-
cación en general) parece pues contradictorio con una
perspectiva siniestra. No hay más "dios" que uno mismo, con
lo que —siguiendo dentro de la formulación de Crowley— no
sería posible hacer venir a otro "dios". No cabrían dos dioses
en el círculo, ni aunque se metiera uno dentro del otro como
en las matrioshkas rusas. En el mundo del mago negro no hay
nada más soberano que él, ni siquiera un difuso "macro-
cosmos" impersonal.

Las experiencias de "posesiones" voluntarias del mago por


entidades que él mismo ha creado ("servidores", etc.25) pueden
resultar formas bastante enrevesadas de acceder a las propias
capacidades personales. Esos simulacros de "autoposesión"
sirven para alienar ficticiamente al mago de sus propias expe-
riencias interiores, experiencias que decide considerar ajenas
al haber dotado de personalidad "independiente" a su
creación, algo que parece muy poco recomendable en el
camino a conocerse y aceptarse uno mismo.

24 Nietzsche: Así habló Zarathustra, "Del leer y el escribir".


25 El trabajo con "servidores" o demonios "familiares" se expone con detalle
en el grado Noctifer de nuestros cursos.

64
En la perspectiva de la magia negra los demonios, todas las
fuerzas a convocar, están ya dentro 26. Son encarnaciones de
esa Llama Negra profunda: el Infierno que arde dentro de
nosotros. Si el Demonio se manifiesta en nosotros, no ha
entrado en un proceso de invocación, sino que se ha asomado
desde el Infierno interior. Teóricamente sólo puede haber
formas de evocación desde la magia negra, no de invocación.
Por eso el célebre miedo a la posesión diabólica sólo se da
entre los seguidores de las religiones o entre los magos
blancos. Cómo podría poseernos, llegar a invadirnos desde
fuera, lo que ya somos.

26 Véase Miguel Algol: "El síndrome de Regan", en el blog El Baile del


Espíritu.

65
66
Capítulo 12
La voz en el ritual: La vibración

La utilización de la voz implica respiración y vibración


combinadas. En la magia occidental moderna la utilización
consciente de la respiración (pranayama) es uno de los
ejercicios más difundidos y más básicos, pero no así el uso de
las propiedades vibratorias de la voz. Generalmente, las
palabras en los rituales son sólo "pronunciadas", suponiendo
por lo tanto que su mera manifestación es suficiente para
activar las fuerzas que representan (como en la tradición de las
"palabras mágicas" de las leyendas y los cuentos). En el mejor
de los casos suelen ser pronunciadas con "solemnidad", lo que
implica apenas un engolamiento de la voz, parodia inadvertida
del teatralismo de los sacerdotes. Conocida es la amarga
decepción de tantos entusiastas aprendices de brujo al
comprobar que, después de decir cuidadosamente las terribles
palabras de este o aquel grimorio, "no pasa nada"...

En la simple pronunciación de las palabras del ritual —por


decirlo así, con el timbre de voz que usamos para hablar con
alguien— sólo habría alguna efectividad si se creyera
firmemente en lo que se suele denominar el modelo espiritual
de la magia: Las palabras del ritual supondrían el inicio de una
"conversación" con otras entidades. En la versión religiosa
cristiana, esto es la base de lo que se denomina oración o rezo,
por lo que podríamos llamar a esto el método oratorio de la
utilización de la voz con fines mágicos.

Pero si no nos sentimos cómodos rodeados de fantasmas


(de dioses), si confiamos solamente en nosotros mismos —si
somos auténticamente siniestros— deberíamos investigar y

67
poner a nuestro servicio todas las potencialidades de la
articulación de la voz, y descubrir en qué pueden servirnos
realmente como instrumentos para la conquista de nuestro
propio universo. La palabra tiene efectos mágicos fuera y
dentro de nosotros, pero seguramente no como mensaje plano
dirigido a la centralita de la divinidad, no como rezo. Y los
efectos que la voz tiene más allá de su función comunicativa
deben ser estudiados a partir de sus aspectos observables,
perceptibles. Sin embargo el método oratorio —como en la
pronunciación de las "palabras mágicas"— sólo es una
cuestión de creencias.

Hay muchos descubrimientos interesantes aguardando al


que se detenga a experimentar con las posibilidades de su voz.
Jan Fries, en su libro Magia(k) Visual, propone algunos
ejercicios prácticos muy reveladores, relacionados especial-
mente con el ritmo del habla. Podemos excitar o tranquilizar
nuestra mente hablando en voz alta y regulando la velocidad a
la que lo vamos haciendo. Pero aquí quiero tratar un aspecto
distinto de este vasto campo de la voz, tan lleno de
posibilidades insospechadas: el dominio de las potencia-
lidades de la vibración de la voz.

68
Capítulo 13
Teoría de la vibración

La vibración es una oscilación molecular que puede darse


en un buen número de materiales, y transmitirse por conti-
güidad de un material a otro. Entre estos materiales está el
aire, que suele llevar las vibraciones producidas en la garganta
de un ser humano hasta el tímpano de otro. El tímpano llega a
vibrar a una frecuencia (velocidad) muy parecida a la de la
garganta que produjo originalmente la vibración, y así
decimos que se ha percibido el mismo sonido. Han sido las
moléculas del aire las que han servido de puente entre los dos
cuerpos sólidos, al vibrar entre ellos. En algunos textos de
magia occidental es posible leer cosas muy extrañas sobre la
vibración, como que ésta no tendría nada que ver con la
materia, o que no se transmitiría a través de la materia. Se
querría ver en la transmisión de la vibración entre cuerpos no
contiguos la demostración de la existencia de fuerzas "no
materiales", "espirituales", "mágicas".

Pero aquí hay una burda confusión entre la materia en


general y su estado sólido u opaco. Como expresa el dicho:
todo lo visible, existe; pero no todo lo invisible no existe. Si
ejecutamos determinada nota con un violín y la cuerda de un
piano cercano se pone a vibrar en la misma frecuencia "sin que
nadie la toque", no deberíamos correr a telefonear a nuestros
amigos parapsicólogos: el invisible aire circundante se ha
encargado de reproducir y transmitir esa vibración de un
instrumento a otro. Separad por una cámara de vacío el violín
y el piano, y la fantástica "sincronía mágica" dejará de produ-
cirse. No vamos a seguir aquí, entonces, este entusiasmo
"espiritualista" de determinados magos occidentales por el

69
fenómeno de la vibración y su transmisión espacial. El método
vibratorio de la voz en la magia puede entenderse sin
problemas como un proceso que expande determinada
frecuencia molecular a través de canales materiales bien
precisos. No necesitamos refutar la materia para hacer
funcionar la magia.

La mayoría de los animales tenemos un sentido, el oído,


que nos permite captar muchas de las vibraciones de la
materia que nos rodea y convertirlas en señales distintivas
dentro de nuestro cerebro: en lo que llamamos sonido,
música, etc. Cuanto más alta sea la frecuencia de esas
vibraciones, cuanto más rápidas resulten, el sonido se nos
presentará más agudo; cuanto más lentas, el sonido resultará
más grave. El tono es básicamente una cuestión de velocidad
de vibración molecular. Y del mismo modo que tenemos un
instrumento fisiológico para la captación de las vibraciones
circundantes y determinar aproximadamente su frecuencia,
también tenemos uno para emitir vibraciones a nuestro
entorno, que además permite variar a voluntad su intensidad
(volumen) y su velocidad (tono). Se trata del conjunto llamado
los órganos del habla.

Conseguimos emitir vibraciones al exterior y al interior de


nosotros mismos mediante el paso de la corriente de aire
pulmonar por un estrecho conducto del cuello (la glotis)
rodeado de membranas que pueden ponerse a vibrar a
velocidades fantásticas (las llamadas cuerdas vocales). Estas
membranas de la laringe contagian su frecuencia de vibración
a las moléculas de la corriente del aire, igual que lo hacen
internamente a la estructura ósea, muscular, etc. El tono o
velocidad final que alcanzan estas vibraciones, sobre todo
fuera de nosotros, puede modificarse aún en las cavidades
bucal y nasal, haciendo pasar esa corriente de aire por
cámaras de diferente tamaño antes de salir al exterior
(fenómeno conocido como resonancia).

70
Las cámaras más pequeñas acentuarán la velocidad y
volverán el tono general más agudo (como la caja de un
violín), las cámaras más grandes ralentizarán la vibración y
convertirán el tono en más grave (como la caja de un
contrabajo). La cavidad de resonancia de la boca puede
aumentarse o disminuirse a voluntad, básicamente subiendo o
bajando la mandíbula y colocando la lengua en diferentes
posiciones dentro de la boca. La cavidad de la nariz no puede
modificarse de tamaño, pero puede o no ser activada
controlando si el aire pasa a través de ella.

Hay pues órganos distintos implicados en la vibración que


podemos generar por medios naturales: las cuerdas vocales y
las cavidades de la nariz y la boca, incluyendo en esta última
de modo preferente, a efectos de lo que nos interesa aquí, la
mandíbula, los labios y la lengua. El conocimiento y dominio
de nuestras posibilidades vibratorias implica por lo tanto

71
prácticar con estos órganos, observar los efectos de sus
variaciones sutiles en la vibración final, y los efectos de esta
vibración sobre nuestro entorno y sobre nosotros mismos.

Nadie duda del efecto de las vibraciones: todo el mundo ha


visto, aunque sea en las películas, a la cantante que rompe a
distancia una copa de cristal con la voz. Como se ha dicho al
principio, la vibración es un movimiento de oscilación de la
estructura molecular, con lo que mediante la vibración
estamos alcanzando la esencia más básica y constitutiva de las
cosas.

Dejando a un lado las ya citadas especulaciones sobre


sincronicidades "espirituales", el interés por el mundo de la
vibración no es nuevo en la magia occidental. Pero es cierto
que se ha llamado vibración a muchas cosas, no siempre
relacionadas con la vibración real de la materia. La Golden
Dawn, Aleister Crowley e Israel Regardie se ocupan bastante
de la vibración en sus escritos rituales, en especial bajo la ya
famosa fórmula de la "vibración de los nombres de dioses".
Crowley describe esta práctica de la siguiente manera:

La Vibración de los Nombres de los Dioses. Como un


medio posterior para que la consciencia humana se
identifique con esa porción pura de ella que se llama con el
nombre de determinado Dios, que actúe de la siguiente
manera: (a) De pie con los brazos abiertos. (b) Respire
profundamente a través de los agujeros de la nariz,
imaginando que el nombre del Dios deseado entra con la
inspiración. (c) Que ese nombre descienda lentamente
desde los pulmones al corazón, al plexo solar, al ombligo, a
los órganos reproductores, y así hasta los pies. (d) En el
momento en que parece que toca los pies, que adelante
rápidamente el pie izquierdo unas 12 pulgadas [unos 30
centímetros], que lance hacia adelante el cuerpo y que las
manos (retraídas al lado de los ojos) se extiendan
rápidamente, así estará de pie en la típica posición del
Dios Horus, y al mismo tiempo que imagine el Nombre
recorriendo rápidamente todo el cuerpo, y que expulse el
aire que ha retenido hasta entonces en los pulmones a

72
través de los agujeros de la nariz. Todo esto debe hacerse
con toda la fuerza de la que uno sea capaz. (e) Después que
haga retroceder el pie izquierdo y se ponga el dedo índice
sobre los labios, de modo que esté en la posición caracte-
rística del Dios Harpócrates.27

Como se observa, en esta acepción de la vibración no hay


voz. La corriente de aire está cargada "mentalmente" de la
pronunciación de un nombre, pero ésta no se llega realmente a
producir. El aire sale por la nariz sin que las cuerdas vocales
hayan llegado a vibrar. Es su fuerza de concentración y de
exaltación la que hace "sentir" al mago que una vibración real
le recorre internamente. En otras partes del mismo libro —en
la descripción del llamado "Ritual Menor del Pentagrama"— la
vibración sí parece vinculada a la voz real, a la dicción de
determinados nombres ("di, es decir vibra"), pero da la
impresión de que ambas cosas se siguen manteniendo como
realidades separadas: la vibración como una sensación interna
de exaltación, y la pronunciación como una simple exhalación
del aire pulmonar "con toda la fuerza de la que uno sea capaz".

Israel Regardie retoma el tema de la vibración en varias de


sus obras más importantes: en El Árbol de la Vida, en Sistema
completo de magia de la Golden Dawn, y sobre todo en El
Pilar Medio. En este último libro ofrece una descripción
mucho más completa de la vibración de nombres en un ritual,
y además vinculándola claramente a la vibración de las
cuerdas vocales:

La tradición sostiene que las palabras pronunciadas deben


ser vibradas y no simplemente vocalizadas. Es decir, el
estudiante debe descubrir por sí mismo esa manera de
susurrar o de pronunciar las palabras que hace que se
produzca una vibración. Algunos creen que decirlas con
voz aguda y chillona es lo que mejor se adapta a la ocasión.
Otros, entre quienes me incluyo, mediante la experimen-
tación y las frecuentes pruebas han averiguado que un
tono moderadamente grave, ligeramente más alto que la

27 Aleister Crowley. Liber O.

73
forma corriente de hablar, es lo más adecuado para
producir la vibración deseada.28

Donald Kraig ofrece unas explicaciones bastante claras del


mecanismo vibratorio, además de establecer la diferencia
entre vibración interna y vibración externa, y redefinir el
concepto de "gran voz". La vibración interna es de tipo invo-
catorio y se produce cuando pretendemos que vibre una parte
de nuestro propio organismo. La vibración externa es evoca-
toria e implica una transmisión de la vibración al mundo
exterior. En cuanto a la "gran voz", escribe:

Algunos estudiantes de magia no pueden permitirse el lujo


de disponer de un espacio donde poder pronunciar con
voz vibrante, fuerte, firme y autoritaria los nombres de
dioses y las palabras de poder. De hecho, necesitan
mantener su trabajo en secreto. Si se encuentra usted en
esta situación, puede utilizar lo que se llama la Gran Voz.
Es decir, puede realizar las fórmulas vibratorias en
silencio o en voz muy baja, quizás al nivel de un susurro o
de una conversación tranquila. Sin embargo, aunque lo
haga así, debe experimentar igualmente el fenómeno
vibratorio. Debe notar cómo vibran las diversas partes de
su cuerpo al practicar la fórmula invocatoria. Debe sentir
que el universo entero resuena en armonía cuando utilice
la fórmula evocatoria. En otras palabras, debe obtener los
mismos resultados tanto si pronuncia las palabras en voz
alta y vibrante como si utiliza la Gran Voz.29

Terminaremos este apartado sobre la vibración de la voz en


las obras de algunos magos occidentales modernos mencio-
nando las "pruebas" que estos autores consideran que se
obtienen cuando la vibración ha sido realizada con éxito.
Crowley, en el mismo Liber O, consideraba estas pruebas de la
siguiente manera:

28 Israel Regardie. El Pilar Medio. Sirio, 1999.


29 Donald M. Kraig: Magia moderna. Dado que el trabajo con la vibración
tiene que ver esencialmente con el tono de la voz, y no con su volumen, la
pronunciación en voz alta o en voz baja ("gran voz") es en lo sustancial
irrelevante.

74
Una señal de que el estudiante realiza esto correctamente
se produce cuando una única vibración agota completa-
mente sus fuerzas físicas. Esto debería causar en él un
acaloramiento general, o una profusa transpiración, y
debería debilitarlo tanto que le resultara difícil poder
mantenerse en pie. Es una señal de éxito, aunque sólo el
propio estudiante la pueda percibir, el que oiga el nombre
del Dios bramado con vehemencia, como por diez mil
truenos. Le parecerá que esa Gran Voz procede del Uni-
verso, no de él mismo.

Este tipo de evidencia le parecía algo excesivo a Regardie,


que ofrecía otras pruebas más accesibles en El Pilar Medio:

La prueba de que la vibración está bien hecha, por extraño


que parezca, es que resuena en las palmas de las manos y
en las plantas de los pies. Cuando se hace vibrar una
palabra enérgicamente, pero no necesariamente en voz
alta, se experimenta una sensación de hormigueo en todas
y cada una de las células y de los nervios, y parece que,
sobre todo en las manos y en los pies, cada átomo y cada
célula están vivos y en estado de rápida vibración. Poco
más se puede decir sin una demostración experimental.
Pero es una cuestión tan simple que no debería entrañar
ninguna dificultad.

Por su parte, Kraig, en el libro citado, prefiere una compro-


bación más intuitiva:

Cuando todo a su alrededor parezca cambiar ligeramente,


sabrá que está pronunciando las palabras con la vibración
correcta. Estos cambios no son cambios físicos, pero
sentirá que el lugar es distinto. También es posible que
descubra que debe adaptar el tono de su voz, incremen-
tándolo o disminuyéndolo, para conseguir que todo vibre
de la forma adecuada. Cuando encuentre el tono correcto
para usted, ¡lo sabrá! Su voz sonará más fuerte y más
autoritaria, y el aire parecerá estar lleno de energía
crepitante.

75
76
Capítulo 14
El ritual de los Demonios de los Cuatro Horizontes

Para vibrar los nombres de los demonios es fundamental


encontrarse de pie. La concentración debe dirigirse a la
energía que se está generando en los pulmones y en las
cuerdas vocales, todo el cuerpo debe percibirla mientras se
forma y crece. Más que fijarse en cómo "suena" la vibración,
deberíamos prestar atención a cómo la "sentimos", a los
efectos que empieza a poner en marcha en nosotros. Es
necesario modular el uso de las cuerdas vocales y la posición
de la boca (fundamentalmente abriendo más o menos la
mandíbula), así como probar a hacer resonar el aire en la nariz
o no, hasta que lleguemos a sentir una vibración satisfactoria.
Cada persona tendrá una vibración apropiada de su voz,
adecuada a sus características psíquicas y fisiológicas, por lo
que este asunto no puede aprenderse por imitación de otros.
La vibración de cada uno de los nombres demoníacos debe
acompañarse de una fuerte visualización del demonio corres-
pondiente, como si se encontrara a unos tres o cuatro metros
delante de nosotros. Debe sentirse que la fuerza de la exha-
lación del aire y la vibración llegan hasta el demonio situado
enfrente.

La pronunciación vibratoria de cada nombre debe reali-


zarse sílaba a sílaba, empleando todo el aire pulmonar en cada
una de ellas, inspirando rápidamente en los intervalos. Cada
sílaba debe alargarse lo más posible y no debería diferenciarse
de las demás en cuanto a la acentuación o la intensidad.

77
Toca una campanilla, o golpea un objeto que vibre, nueve
veces.30

De cara al sur, traza en el aire con la mano izquierda un


pentagrama invertido, siguiendo el sentido contrario a las
agujas del reloj, y visualiza a Satán ante ti:

30 El nueve es un número con un importante simbolismo satánico. La clave


numerológica de la cifra 666 es 6 + 6 + 6 = 18; 1 + 8 = 9. Para el significado
siniestro del 9 véase E. A. Koetting: Baneful magick. Ixaxaar, 2008.
También Miguel Algol: "Del nueve como número satánico", en el blog El
Baile del Espíritu.

78
Adelanta el pie izquierdo y vibra intensamente sílaba a
sílaba su nombre:
Sa-tan

Luego, caminando hacia la izquierda, colócate en dirección


este. Dibuja frente a ti un pentagrama de la misma forma y
visualiza a Lucifer, adelantando el pie izquierdo mientras
vibras cada una de las partes de su nombre:

Lu-ci-fer

Después, y colocándote de cara al norte, traza el penta-


grama invertido, visualiza a Belial, adelanta el pie izquierdo y
vibra:

Be-lial

Por último dirígete hacia el oeste, reproduce una vez más el


pentagrama, visualiza al Demonio del Mar y, tras adelantar el
pie izquierdo, vibra sílaba a sílaba el nombre:

Le-via-tan

Esto constituye la "apertura" del ritual. Cualquier cosa que


desees debe ser expresada a continuación, o simplemente
experimenta y disfruta este espacio-tiempo demoníaco que
has instaurado y del que tú eres el centro.

Luego debes "cerrar" el ritual: Repite nuevamente los pasos


que has seguido antes. Cuando termines de visitar a los cuatro
demonios, toca otra vez la campanilla o el objeto que uses
como percusión, de nuevo nueve veces. Al final, ríete.

¿Cómo representarse a estos demonios visualmente? ¿Qué


rasgos básicos los caracterizan? La respuesta a estas cues-
tiones debe encontrarse individualmente, necesariamente
cada uno verá a los demonios desde su propio punto de vista.
Forma parte del desarrollo personal del mago satánico el ir

79
reconociendo a estos demonios, ir confiriéndoles rasgos
personales y propios. Los cuatro demonios son inspiraciones
que deben germinar de forma creativa en cada mente
siniestra. Las adscripciones a los cuatro elementos pueden
servir para comenzar: Satán es lo ígneo, Lucifer lo aéreo o lo
celeste, Belial lo terrestre, Leviatán lo acuático o lo marino. La
lectura de grimorios y textos de satanistas (como la
caracterización de los cuatro demonios que puede encontrarse
en la Biblia Satánica de LaVey), así como las imágenes de
artistas de diferentes épocas, pueden aportar interesantes
sugerencias simbólicas. Cada cual debe descubrir sus prefe-
rencias y elegir de acuerdo a ellas: establecer lo que considera
más adecuado o inspirador para representar a estas perso-
nalidades. Del mismo modo, aquellas personas familiarizadas
con el Tarot pueden recurrir a las correspondencias entre
palos, instrumentos de la magia ceremonial y demonios
(señaladas en el apartado sobre el espacio simbólico del ritual)
para reconocer los primeros rasgos de cada una de estas
figuras.

Lo importante es no perder de vista el objetivo de la magia


negra: el descubrimiento, puesta en acción y fortalecimiento
de todas las potencialidades propias, el autodesarrollo, el
robustecimiento de lo que Nietzsche llamaba la Voluntad de
Poder. El ritual de los Demonios de los Cuatro Horizontes es
un acto satánico, y por lo tanto funciona de alguna manera
siempre como un pacto: Con tus vibraciones envías tu fuerza a
los demonios, y ellos de vuelta te envían a ti la suya.

Las imágenes que vayas descubriendo de ellos, las caracte-


rizaciones que les des, tienen que ser imágenes poderosas,
vigorizantes, que te fascinen por su fuerza y su carácter
soberbio, que despierten en ti el deseo de vivir, de rebelarte,
de luchar por ser el dueño absoluto de tu vida. Si el miedo
aparece en tus evocaciones de estos demonios, admira su
terrible poder, siente el deseo de ser su aliado, ponte de su
parte. Con el tiempo, como pasa con los amigos, irás descu-
briendo más cosas de ellos, acabarás sintiendo de una manera

80
mucho más clara su presencia. Muchas de estas experiencias y
sensaciones serán para ti racionales, explicables, pero muchas
otras serán emocionales, intuitivas, y en este sentido —aun
para ti mismo, que eres su autor— indescriptibles. Por lo tanto
además del posible trabajo racional de "documentación" sobre
los cuatro demonios (las lecturas de descripciones que otros
han hecho de ellos, a las que se ha aludido arriba), debes
abrirte también a lo que podríamos llamar la inspiración
directa que recibes de ellos, debes fijarte en cómo los sientes.

Satán es la serpiente de ojos de fuego que te ofrece la


manzana de la sabiduría.

Lucifer es la figura alada y brillante que trae la luz del


conocimiento.

Belial es el poderoso demonio de la Tierra que no reconoce


ningún amo, que no se arrodilla ante ningún dios.

Leviatán es el gran dragón que surge de las profundidades


del mar.

Una vez que se ha conquistado la forma de vibrar que


resulta más idónea para uno mismo, los resultados de este
método son muy interesantes, tanto desde el punto de vista de
los estados de consciencia que provoca, como en sus efectos
sobre los demás y sobre nuestro entorno. Pero los resultados
perceptibles son tan personales como la propia vibración, por
lo que no podemos tratar de generalizarlos.

Hay una aplicación de este método al combate mágico, que


logra, mediante la correcta vibración de un nombre demo-
níaco, la paralización de una persona durante un lapso más o
menos largo de tiempo.

81
82
Nivel III

83
84
Capítulo 15
Concentración de la mirada

Los ejercicios de concentración de la mirada constituyen el


inicio del trabajo sobre la concentración en general. Puede
llamarse también a esta tarea "concentración visual externa",
para distinguirla de la concentración sobre imágenes comple-
tamente mentales.

Para este ejercicio debes elegir un objeto o un elemento


visible cualquiera y sostener tu mirada y tu atención mental
sobre él durante largo tiempo, procurando evitar:

a) Que la visión distorsione el objeto.


b) Que la mente comience a vagar en otros temas.

Es recomendable realizar este ejercicio de día y con luz


solar. La luz eléctrica produce distorsiones en la visión del
objeto (en su brillo y color) al cabo de un tiempo.

Debes elegir algo concreto, definido, abarcable en su tota-


lidad por la mirada (no valdría, por ejemplo, el cielo estre-
llado), que no sufra alteraciones de forma o de perspectiva
(que no cambie o se mueva), y que no pueda ser interrum-
pido, aunque sea momentáneamente, por otros objetos (no
valdría una ventana de la casa de enfrente si pasan personas o
coches de vez en cuando por delante de ella). Pueden ser por lo
tanto incontables cosas: Una marca en la pared, un objeto de
nuestro entorno, una estrella del firmamento, una sombra...

Es recomendable, especialmente en los primeros estadios


de esta práctica, que el objeto que concentre tu mirada y tu

85
atención no esté cerca de algo que se mueva (y que entre
también en el campo visual), porque este movimiento creará
una constante distracción. En un estado más avanzado, no hay
prácticamente límites en el objeto a elegir, incluso objetos en
movimiento.

Es fundamental también que el objeto elegido no despierte


en nosotros ninguna forma de deseo o de animadversión,
porque entonces estas pasiones bloquearían nuestra capacidad
de atención.

Es importante no elegir, al menos en los primeros estadios


de esta práctica, seres vivos, incluidas las plantas.

Habría que conseguir mantener la visión sin alteración y la


atención mental sobre el objeto elegido durante al menos una
hora completa. Lo idóneo sería llegar a las dos horas, o incluso
más.

La función de este ejercicio no es relajarse, sino ser capaz


de concentrar totalmente la atención sobre el objeto obser-
vado, sin que ningún otro pensamiento interrumpa este acto
de concentración.

86
Capítulo 16
Visualización interna

La visualización interna es un ejercicio de focalización del


pensamiento, y por lo tanto un inicio del dominio efectivo de
la Voluntad sobre el incesantemente cambiante océano de
ideas y sensaciones que suele conocerse como el "diálogo
interior". El objetivo de este ejercicio es, con los ojos cerrados,
concentrar la atención sobre una imagen mental elegida de
antemano, y conseguir que ninguna otra imagen o forma de
pensamiento aparezca para distorsionar o sustituir esa imagen
mental. La imagen seleccionada debe poder mantenerse sin
alteraciones en su forma, proporciones y color.

Naturalmente, sobre todo al comienzo de esta práctica, una


multitud de pensamientos vendrá a interferir y a distraernos
del objetivo que pretendemos. Sólo la paciencia y la constancia
permitirán poco a poco avanzar en nuestro propósito. Cuando
sintamos que otros pensamientos irrumpen en nuestra mente,
debemos echarlos tranquilamente y retomar con nitidez la
imagen mental elegida. No hay que "pelear" contra estos
pensamientos intrusos, ni desarrollar ninguna animadversión
contra ellos: simplemente hay que apartarlos suavemente
como se descorre una cortina. Puede ser útil visualizar su
expulsión como una salida del campo visual mental a derecha
o a izquierda, exactamente como los lienzos de una cortina o
telón que se abre todas las veces que haga falta.

La visualización que aquí se propone viene a ser en


principio lo mismo que cuando se tiene un recuerdo visual de
algo o de alguien. Toma un objeto corriente, por ejemplo un
bolígrafo, y examínalo. Luego cierra los ojos y represéntatelo

87
en tu mente. Esto es la visualización. Con el tiempo y la
práctica la visualización se volverá algo mucho más "nítido":
uno "verá" realmente con los ojos cerrados la imagen elegida,
tan estable y clara como cuando la ve con los ojos abiertos.

La imagen a visualizar puede ser en principio cualquiera,


evitando sólo —como en el ejercicio de concentración de la
mirada— que se trate de un objeto que despierte alguna forma
de deseo o rechazo personales. Las razones son las mismas
que se han expuesto en el apartado anterior: cualquier forma
de "pasión" bloquea la claridad mental necesaria para llevar a
cabo este ejercicio.

La complejidad de la imagen elegida no es en principio un


problema, siempre que la imagen se conozca suficientemente
en todos sus detalles. En el budismo se toma a menudo una
imagen de Buda para este tipo de ejercicios, elección que
implicaría una excesiva complejidad para un practicante
occidental. Sencillamente porque la imagen de Buda es un
objeto corriente, familiar, para una cultura pero no para la
otra.

Debes decidir por tu cuenta qué objeto visualizar. A


diferencia, por ejemplo, de los ejercicios de asana, puedes
cambiar de imagen en cada práctica que realices, aunque no es
muy recomendable cambiar demasiado al principio. Debes
evitar ir cambiando de imagen como forma de "solucionar" la
irrupción de pensamientos intrusos. Pero algunas imágenes
pueden acabar resultando mortalmente aburridas al cabo de
un tiempo, y de aquí que sea inevitable su sustitución.

Este ejercicio que llamamos de visualización interna debe


realizarse con los ojos cerrados y es en realidad la primera
parte de un trabajo más amplio sobre las capacidades de
visualización: en la segunda parte el objeto podrá "verse" con
los ojos abiertos, sobre una superficie neutra. Pero de esta
segunda parte se tratará más adelante, cuando se aborde el
uso de los espejos negros.

88
La utilidad de esta práctica es doble: Por un lado sirve para
ejercitar el dominio de la Voluntad (Azufre) sobre la Mente
(Mercurio). Por otro lado es imprescindible llegar a dominarla
hasta unos niveles aceptables para poder utilizar dentro de la
brujería oscura la técnica de los hechizos a distancia. Es
necesario visualizar nítidamente nuestro objetivo para que
estos hechizos sean efectivos.

Como imagen a visualizar, cualquier objeto familiar o no


excesivamente complicado es aceptable. El pentagrama inver-
tido tiene la suficiente complejidad para atraer nuestra
atención, sin ser difícil de recordar en sus detalles. Además es
un símbolo que nos resultará muy útil saber visualizar clara-
mente más adelante, en las prácticas de brujería, pues tiene
una alta efectividad en los trabajos de magia siniestra.

89
90
Capítulo 17
Adivinación

Debemos empezar a familiarizarnos (si no lo hemos hecho


todavía) con alguna de las muchas técnicas de adivinación
existentes. El objeto de esta práctica es comenzar a "entrenar"
también nuestra sensibilidad respecto a ese plano que la
tradición ocultista ha llamado "astral", y que es el sutil terreno
donde la mente conecta con lo mágico a través de la imagi-
nación.

Los instrumentos utilizados en las distintas técnicas de


adivinación (piedras, huesos, cartas, péndulos...) tienen la
función de ser símbolos donde el mago negro puede visualizar
e interpretar sus percepciones más sutiles. Es una práctica de
desarrollo de la sensibilidad mágica que, como todos los
entrenamientos, ofrece con la repetición cada vez mejores
resultados.

Hay muchos métodos de adivinación para elegir. Los


mejores para nuestros propósitos aquí son los que tengan
menos aparato interpretativo y los que impliquen algún tipo
de contacto con el instrumento y de acción física. Los objetos
de adivinación que podemos tocar se acaban cargando de
nuestra aura personal —por eso no es conveniente que sean
tocados por otros.

Estos métodos generalmente funcionan colocando o


lanzando diversos objetos sobre una superficie, y estudiando
la disposición en que han caído o los símbolos que han
quedado visibles. Es la base de los dados o de las piedras con
runas en la cultura occidental, del I Ching en la cultura china,

91
o de muchos métodos africanos, algunos de los cuales han
pasado también a América. Así, entre los yoruba-orisha, el obi
(con cocos), el ifá (con palmas) o el merindinlogun (con
conchas de cauri).

Otro método de gran interés es el uso del péndulo.


Conviene realizarlo con un péndulo bien calibrado, sostenién-
dolo en el aire y lógicamente sin moverlo conscientemente.
Primeramente se "entrena" el péndulo en un sistema simple
de respuestas: Oscilar hacia adelante —hacia uno mismo— y
hacia atrás significará por ejemplo "sí". Oscilar hacia los lados
significará "no". El entrenamiento consiste en hacer preguntas
al péndulo cuyas respuestas se conocen, y observar cuándo va
volviéndose "veraz". Por ejemplo, si el practicante vive en
Santiago, preguntar "¿Vivo en Cartagena?". El péndulo
debería oscilar de lado a lado. Si el practicante se llama
Abascal, la pregunta "¿Es Abascal mi apellido?" debería hacer
que el péndulo se moviese hacia adelante y hacia atrás.
Después de una serie de tentativas, el péndulo irá dando
respuestas cada vez más acertadas. Una vez que éstas se
producen con regularidad, es el momento de preguntarle por
cosas futuras o desconocidas.

Cada cual debe buscar, elegir o tal vez inventar el método


de adivinación que le sea más sugerente. Y practicarlo de
ahora en adelante con la misma regularidad que el resto de sus
actividades mágicas.

92
Capítulo 18
Mantras

En el sentido en que los vamos a utilizar aquí, los mantras


constituyen la variante acústica de la visualización interna,
tratada en el capítulo 16. La mente consciente se centra ahora
en la idea de un sonido, en lugar de en la idea de una imagen.

La palabra sánscrita mantra se supone compuesta de dos


elementos: man- "pensamiento" y -tra "instrumento". Mantra
puede traducirse así como "instrumento de pensamiento".

El sonido elegido, al igual que las imágenes utilizadas para


la visualización interna, debe ser relativamente complejo: al
menos dos sílabas o notas musicales. Del mismo modo que en
la visualización no sería útil un simple punto o una sola línea,
sino que es necesaria la idea de una mínima figura completa,
en el trabajo con los mantras no utilizaremos un mero tono o
una única sílaba.

Entre los raros casos de mantras de una sola sílaba


tenemos los bijas-mantras utilizados en los anteriores
ejercicios de apertura de los chakras (capítulo 5). De ellos sólo
Om, que entonamos durante la apertura del chakra Ajna en
nuestra práctica, suele utilizarse como mantra aislado. De
hecho en los Upanishads se le considera el pranava mantra o
"fuente de los mantras". Pero en este caso pesa de modo
determinante la complejidad de su significado: "el universo, la
creación" (de aquí que se defina a Om como "el sonido del
universo"). En la práctica Om suele preceder a otras sílabas en
mantras más complejos, como por ejemplo en Om mani
padme hum.

93
Hay mucha información fácilmente disponible sobre el
concepto de mantra y sus orígenes en la cultura védica india,
por lo que no vamos a extendernos sobre todo ello en estas
páginas. Sólo subrayaremos aquí tres detalles:

1) El mantra es un símbolo acústico, sonoro, que mediante


los sistemas de escritura puede volverse también visual. Los
mantras pueden escribirse sobre distintas superficies y
utilizarse entonces como sigiles, amuletos, ornamentación
mágica de instrumentos, o cualquier otro uso como imágenes.
Así lo hacen numerosas culturas de Asia y África, especial-
mente dentro del Budismo, el Jainismo, el Sijismo (Sikhismo),
el Islam y el Judaísmo.

Imagen del sonido del Universo según el hinduismo

En China los mantras de origen indio acaban siendo más


valorados en su aspecto visual (como letras o ideogramas) que
acústico.

Evidentemente el término mantra es védico y como tal sólo


se utiliza en las tradiciones que tienen su origen, o parte de él,
en el hinduismo. Pero la técnica en sí misma es más universal,
encontrándose en numerosas prácticas chamánicas. En el
Islam el mantra es equiparable al dhikr, las hadras sufíes, etc.

2) En nuestra cultura occidental moderna tenemos la


tendencia a decir o pensar un mantra sin ninguna actividad
psicomotriz más allá de la que implica a los órganos de
fonación (si se dice en voz alta). Somos aquí algo muy parecido

94
a "bustos parlantes". Pero todas las culturas que utilizan la
técnica de los mantras acompañan su pronunciación o evo-
cación mental de movimientos corporales. Estos movimientos
son diferentes dentro de las diversas culturas, y dentro de las
distintas escuelas o corrientes que hay dentro de cada una de
ellas, pero tienen en común ser movimientos cadenciosos y
repetitivos, de vaivén del tronco, que acompañan la propia
circularidad de los mantras. Suelen ser movimientos
beneficiosos desde el punto de vista fisiológico: para la
columna vertebral, para el sistema muscular y cardiovascular,
etc.

El aprendizaje real de estos movimientos, que en las


sociedades que usan estas técnicas llevan perfeccionándose
durante siglos, no puede hacerse a distancia o mediante
lecturas.

3) El uso de los mantras tiene dos utilidades directas para


nuestro curso: Continuar con las prácticas de dominio de la
Voluntad (Azufre) sobre la Mente (Mercurio), iniciadas en los
ejercicios de visualización interna, y utilizarlos más adelante
en las técnicas de hechizos a distancia.

El estudiante debe elegir un mantra (de más de una sílaba,


preferiblemente de cuatro o más) y comenzar a hacerlo girar
en su mente, repitiéndolo una y otra vez, hasta que sea el
único pensamiento que ocupa toda su consciencia. Su pronun-
ciación —mental o en voz alta— debe ser cadenciosa, a
velocidad regular y constante, articulando rítmicamente todas
sus sílabas.

Los mantras elaborados en culturas que usan esta técnica


de forma tradicional tienen la ventaja, sobre los mantras que
podamos inventar nosotros, de que sus estructuras fónicas
están perfectamente calibradas para activar determinados
órganos y partes del cuerpo, mediante la conexión entre las
terminaciones nerviosas de los órganos de pronunciación
(garganta, pulmones, etc.) y las de estos otros órganos, a

95
través del sistema neuronal parasimpático. Esta conexión
fisiológica la hemos utilizado ya al enunciar diferentes bijas-
mantras durante la apertura de los chakras.

Se proponen a continuación algunos mantras. El estu-


diante debe escoger y practicar uno de ellos, o bien inventar o
elegir alguna otra frase que reúna las características señaladas
arriba. No es necesario saber o pensar en el significado del
mantra, en el caso de que esté en otra lengua distinta de la del
estudiante. El mantra es un instrumento básicamente acústico
y es su sonoridad, su "música" (lo que los fonetistas llaman su
contorno sonoro) lo que debe prevalecer en nuestra mente. El
uso de mantras sin saber su significado es muy frecuente, y en
la India recibe el nombre de dharani.

* Om mani padme hum

Mantra védico, llamado en el hinduismo el mantra


del Avalokiteshvara. Su traducción aproximada es
"Om [la creación], la joya en el loto".

La h debe pronunciarse con ligera aspiración, como en


inglés o alemán.

* La iláha il·lal·láh

Mantra coránico, primera parte de la llamada


Shahada. Una interpretación esotérica sufí de su
significado es "No hay objeto de fascinación más
que la propia fascinación".

Las h deben aspirarse ligeramente, como se señalaba en el


caso anterior. Mediante la convención gráfica l·l, que
tomamos prestada de las reglas ortográficas catalanas,
representamos un sonido continuado de l (es decir, una l
"alargada"), que no debe ser confundido con el sonido de
la ll castellana (en llave).

96
* Sator arepo tenet opera rotas

Texto mágico latino organizado como palíndromo, es


decir como secuencia de sonidos o letras que se
puede leer en diversas direcciones. Se encuentra
siempre en forma de cuadrado, y es conocido así por
los historiadores como el "cuadrado sator":

S A T O R
A R E P O
T E N E T
O P E R A
R O T A S

Cuadrados sator se han encontrado en yacimientos


arqueológicos de todo el antiguo Imperio Romano,
desde Gran Bretaña a Siria, y también en iglesias
medievales. Su significado es todavía objeto de
controversia.

Para mantener en la pronunciación su carácter de palín-


dromo, conviene pronunciar la última palabra, rotas, con
r suave (como en caro), no con r fuerte (como en carro),
para que coincida con la r suave de sator, arepo y opera.

* Zazas zazas natasanada zazas

La fórmula que muchos consideran idónea para abrir


las puertas del Infierno31. Su significado es desco-
nocido.

Las z deben ser pronunciadas con sonido sibilante (como


en francés), o directamente como s.

31 Véase Miguel Algol: "Zazas zazas nasatanada zazas", en Materia Obscura.


Infernalia, 2012.

97
* Introibo ad altare Diaboli

Contraversión satánica de la frase litúrgica cristiana


Introibo ad altare Dei ("Entraré en el altar de Dios").
En este caso la frase significa: "Entraré en el altar
del Diablo".

La práctica con el mantra elegido puede realizarse tanto en


la intimidad del ámbito reservado para las prácticas mágicas,
adoptando la postura de asana o de relajación preferida, como
en la vida pública: repitiéndolo mentalmente mientras pase-
amos, viajamos, esperamos, etc. El ejercicio, como en el caso
de la visualización interna, no debe medirse por el tiempo que
logramos mantener el mantra como pensamiento central, sino
por la calidad de la idea alcanzada. Una prueba de haber
llegado a esta calidad se encuentra en sentir que el mantra se
repite, gira, por sí solo, como si alguna parte ajena dentro de
nosotros mismos lo siguiera pronunciando independiente-
mente de nuestra voluntad.

98
Capítulo 19
Visualización externa

La visualización externa es el paso superior de la visua-


lización interna, por lo que estos ejercicios no podrán reali-
zarse sin haber logrado previamente concebir y estabilizar
durante suficiente tiempo una imagen mental interior.

En la visualización externa el objeto es representado sobre


una superficie lisa, con los ojos abiertos. Es necesario, por lo
tanto, haber llegado a dominar también las prácticas previas
de concentración de la mirada.

Lucifer, por Franz von Stuck

99
La práctica es muy simple: Concentrando tu mirada sobre
la superficie elegida, proyecta sobre ella una imagen mental
que hayas utilizado en la visualización interna. Debes llegar a
ver esa imagen sobre la superficie.

La imagen proyectada debe ser estable en su forma, tamaño


y color. No debe sufrir cambios. Si la imagen se vuelve
inestable o no se logra mantener todo el tiempo, es que el
ejercicio previo de la visualización interna no se ha llegado a
dominar. Habría que volver sobre la visualización interna
antes de seguir más adelante.

La superficie a elegir debe ser homogénea y no debe brillar


o reflejar directamente fuentes de luz de alrededor. Una pared
blanca al sol puede ser demasiado brillante para nuestro
propósito, igual que lo sería el escritorio de un ordenador.

Más adelante se describe lo necesario para construir un


espejo negro: este tipo de superficie es idóneo para estas
prácticas.

El dominio de la visualización externa permite lanzar


hechizos a distancia sobre el objetivo deseado. La técnica
consiste básicamente en visualizar externamente a nuestro
objetivo, y luego visualizar nuestro ataque alcanzándole.

100
Nivel IV

101
102
Capítulo 20
Introducción a la brujería

El término brujería adopta, según los puntos de vista,


muchos significados. En este libro no nos referiremos a la
brujería como una tradición ancestral de Europa y otros
continentes (donde se funde con el concepto más amplio de
chamanismo), sino como una técnica para conseguir resul-
tados prácticos ("cambios") sobre nosotros y nuestro entorno.
Esta técnica no tiene que estar vinculada simbólicamente a la
tradición de la hechicería histórica, tal como hoy la enten-
demos. Es posible hacer brujería con paradigmas simbólicos
modernos, industriales, incluso informáticos. En este sentido
podemos considerar brujería la mayor parte de las prácticas de
las llamadas magia del caos y cibermagia.

Consideraremos aquí la brujería, básicamente, como la


utilización de instrumentos físicos (objetos, cosas) para
alcanzar los resultados deseados. Estos instrumentos físicos
pueden ir desde un sigilo o un dibujo hasta una caja vudú,
pasando por piedras, varas, cordones, velas o cualquier otra
cosa tangible.

La brujería es un conjunto de técnicas eminentemente


prácticas que el mago negro debe conocer, usar y perfeccionar,
pero no es en sí el objetivo de la magia negra. El objetivo
central de la magia negra satánica es el autodesarrollo del
individuo, su libertad mental sin límites, y la conquista de su
propio universo personal (del mundo tal y como le es dado
percibirlo). Las técnicas de brujería son útiles, permiten
ampliar experimentalmente nuestra concepción de lo real,
pero no se vinculan necesariamente a un estado o proceso de

103
autodesarrollo personal. En este sentido, cualquiera puede
practicar la brujería, pero no la magia negra. Por esto tradicio-
nalmente las técnicas de brujería se han mantenido ocultas a
los ojos de los curiosos.

En la práctica de la brujería sin magia negra, es decir sin


esfuerzo por el autodesarrollo y por la superación del ego,
puede haber un gran riesgo de caer en la obsesión mental.
Sería un fracaso rotundo en el camino del Sendero Siniestro.
También puede provocar una hinchazón irreversible del Yo
(ego), sobre todo entre las personalidades más inmaduras,
deseosas de impresionar a propios y extraños con sus nuevos
"poderes"32: en este caso la imagen misteriosa y poderosa que
creen dar de sí mismos se confunde con su "desarrollo"
personal. Evidentemente es sólo el ego el que se desarrolla
aquí. Si se llega a este falso camino "siniestro", lo frecuente es
que todo esto acabe perdiendo su atractivo al cabo de algún
tiempo, cuando la obsesión mental lo invada todo (obsesión
por la eficacia inmediata de las operaciones, por efectos "de
rebote" sobre sí mismo de las prácticas realizadas, por presen-
timientos de ataques de otros brujos, etc., etc.).

Por otro lado conviene señalar que no todos los poderes del
mago negro proceden de la brujería, es decir de la utilización
de objetos. Las potencialidades personales latentes son mucho
más poderosas y de raíces más profundas. Cuando éstas
despiertan, el mago negro no necesita prácticamente nada
fuera de sí mismo para alcanzar sus propósitos.

32 Véase Miguel Algol: "¿Quieres tener poderes?", en El Baile del Espíritu.

104
Capítulo 21
Los instrumentos

Los instrumentos de la brujería pueden ser tan variados


como sus practicantes. A través de los instrumentos, el mago
negro proyecta y multiplica la fuerza de sus deseos, su propia
fuerza mágica. Por ello, desde una perspectiva satánica, no hay
que conferir a los instrumentos una voluntad propia. Toda su
eficacia procede de la capacidad del mago en haber vertido en
ellos su propia vitalidad, en haberlos alentado. Los instru-
mentos pueden guardar esta fuerza, acumularla y descargarla
en la necesaria cantidad en el momento requerido.

Algunos instrumentos pueden ser elementos naturales,


como una piedra o una concha, y entonces el proceso de su
obtención consiste en hallarlos. Otros son objetos trabajados,
manufacturados, mucho más "culturales" en este sentido, y el
mago entonces debe fabricarlos o, en última instancia, adqui-
rirlos. Es muchísimo mejor encontrar o fabricar por sí mismo
los instrumentos que comprarlos. Si no hay otra opción
posible, pueden comprarse piezas o partes de ellos, pero la
elaboración definitiva debería ser, dentro de lo posible, obra
del mago negro que va a utilizarlos.

Como es el mago negro quien confiere a sus instrumentos


su poder, el uso continuado de estos instrumentos establece
una relación mágica entre ellos y el mago. Debido a este
vínculo entre el mago negro y sus instrumentos, éstos no
deberían ser tocados por otras personas, en la misma línea de
lo indicado anteriormente con los materiales de adivinación
(capítulo 17). Para conservar este vínculo y el propio poder
acumulado en los instrumentos, se recomienda guardarlos,

105
cuando no se usen, envueltos individualmente en paños
negros. También es aconsejable hacer lo mismo con los
utensilios de adivinación.

El vínculo mágico se establece desde el momento de su


creación, si se trata de objetos fabricados por el propio mago.
Por ello hay que ver en la elaboración de estos instrumentos
una auténtica actividad mágica, que, si se hace en la priva-
cidad, puede tener lugar dentro de un ritual.

A continuación se describen distintos instrumentos básicos,


tomados de diferentes corrientes ocultas. Es necesario obtener
el espejo negro, porque entre otras cosas nos servirá para las
prácticas de visualización externa. También es necesario
dotarse del anillo o el cetro, al menos una de las dos cosas. La
caosfera es opcional en este nivel del camino mágico, así como
los cuatro instrumentos de la magia ceremonial.

Los instrumentos deben ser constituidos solemnemente


como objetos mágicos, en actos específicos de magia que
tradicionalmente se han llamado de consagración.

La consagración de los instrumentos debe realizarse una


vez acabada su confección, en un acto ritual formal. El punto
central del ritual de los Demonios de los Cuatro Horizontes es
un marco idóneo para llevarla a cabo. En nuestro enfoque
siniestro, la consagración de estos objetos se hace a Satán. 33

El carácter mágico de los instrumentos deriva (a) del


vínculo mágico que establezcamos con ellos, de la "fuerza" que
seamos capaces de transmitirles —en la consagración y en su
uso posterior— y (b) de la capacidad de estos objetos de
ejercer fascinación sobre nosotros. Este segundo aspecto debe
ser explicado:

33 Excepto en el uso demoníaco de los cuatro instrumentos de la


magia ceremonial occidental, tratados en el capítulo 25, donde cada
instrumento puede consagrarse a un demonio diferente.

106
Los objetos deben despertar en nosotros, en la medida de lo
posible, una atracción especial, de tipo intuitivo. Debemos
percibir de alguna manera que son precisamente los instru-
mentos que nuestro trabajo siniestro requiere. Si elegimos una
rama para construir el cetro, debe ser una rama que sintamos
—por su forma, el lugar donde la encontramos, o por alguna
otra circunstancia— que es la más apropiada. Por ello es muy
interesante hallar un objeto (un anillo, por ejemplo) en una
circunstancia inusual o extraña, o cargada de fuertes conno-
taciones emocionales (por ejemplo de miedo: en un paseo
nocturno por un paraje fantasmal, en la cripta de un
cementerio...). La excepcionalidad del contexto de su
obtención dotará a ese objeto de un poder mágico muy elevado
(Desde otro punto de vista: su poder mágico es el que ha
hecho posible que apareciera ante nosotros en esas circuns-
tancias).

La consagración de los instrumentos debe realizarse con un


ritual solemne en que los objetos son untados con algún fluido
corporal del mago negro, para establecer su vínculo personal e
íntimo con ellos. Es conveniente dedicar un ritual a consagrar
cada objeto. En la tradición mágica occidental los fluidos
empleados han sido saliva, sangre, semen o flujo menstrual.
Se trata de fluidos no asociados culturalmente al rechazo o al
desprecio, como sucede con la orina o las heces. En otras
tradiciones culturales, por lo tanto, las prácticas pueden ser
diferentes. Es decisión personal del mago qué fluido utilizar.

El tema del uso de la sangre merece una breve nota, dada la


nebulosa de supercherías sobre "los ritos satánicos" que los
sacerdotes de todas las iglesias difunden. El mago negro sólo
utilizaría en todo caso para la consagración su propia sangre:
Para decepción y rabia de viejos y nuevos inquisidores, LOS
SATANISTAS NO HACEMOS NINGÚN TIPO DE SACRIFICIOS. Respetamos y
valoramos de manera suprema la vida, especialmente la vida
animal, de la que los humanos somos sólo una parte. Nuestra
rebelión contra todo tipo de límites es precisamente una lucha
por la vida plena.

107
La aplicación al instrumento del fluido corporal del mago
negro debe acompañarse de un acto de voluntad y concen-
tración que produzca la consagración. Puede pronunciarse
este deseo en voz alta. El mago puede adaptar a sus propias
palabras una declaración como la siguiente:

Consagro a Satán (este/a ...)


Como mi instrumento del Caos
(Él / ella) me servirá en el oscuro camino del Abismo
Con (él / ella) entraré en el altar del Diablo

Y levantando el instrumento con las dos manos:

Introibo ad altare Diaboli

Del mismo modo que establecen una vinculación mágica


con el mago negro, los instrumentos deben ser diseñados por
el mago de acuerdo a lo que Crowley llamaba su propio
"entendimiento e ingenio". El mago debe resolver por sí
mismo cómo conseguir los objetos o materiales que desea,
debe aprender por sí mismo (posiblemente tras varios
prototipos insatisfactorios) cómo construir el instrumento,
cómo darle el aspecto deseado.

Los instrumentos no deben utilizarse para otra tarea


distinta de la magia. Si se trata de objetos que previamente
han tenido otro uso cotidiano, es conveniente "limpiarlos" de
influencias anteriores. Esto se consigue colocándolos en agua
corriente durante unos minutos, en un torrente natural o en su
defecto bajo el grifo, o sumergiéndolos durante una noche en
agua con sal.

108
Capítulo 22
El anillo y el cetro

El anillo y el cetro son dos instrumentos concentradores y


orientadores de la energía del mago negro. Permiten que esta
energía confluya en un punto, y que pueda ser proyectada
unidireccionalmente desde ahí. Su función es, por lo tanto,
muy similar. En la utilización de pentagramas invertidos
durante los rituales, es muy útil trazarlos en el aire con uno de
estos instrumentos. Deberán ser manejados preferentemente
con la mano izquierda.

Es recomendable que los materiales de los instrumentos


sean lo más "nobles" posibles: se desaconsejan las aleaciones y
los materiales sintéticos.

El aspecto del anillo debe ser de algún modo "impre-


sionante" para el mago. Esto se puede conseguir obteniendo
un anillo de algún modo singular, modificando un anillo
existente, añadiéndole elementos o símbolos, creando un
anillo de algún material no industrial moldeable por el mago.

El cetro puede fabricarse de muchas formas, y también


puede utilizarse simplemente una rama que tenga una forma
que por sí misma fascine al mago. No tiene por qué ser recta:
en el antiguo Egipto el cetro was, que simbolizaba a Set, tenía
en su extremo el rostro curvo del gran demonio del desierto.

El cetro del que tratamos aquí es un instrumento indepen-


diente, en su simbolismo y en sus funciones, de la vara de la
tradicional magia ceremonial occidental (el basto de la baraja
española). En ese modelo, que se tratará después, la vara es

109
parte de un sistema cuatripartito que incluye también al
pentagrama, la copa y la espada. El cetro del que estamos
hablando en estas líneas es llamado también en ocasiones el
puntero.

Cetro was del Antiguo Egipto

Como se ha señalado, el mago negro puede probar a


encontrar de modo casual los materiales de sus instrumentos,
e incluso los propios instrumentos. Puede tomarse como una
tarea más dentro de su actividad mágica recorrer lugares
donde considere que puede realizar estos hallazgos.

110
Cetro de los hechiceros Luba (África Central)

111
112
Capítulo 23
El espejo negro

El espejo negro es un antiguo instrumento de brujería,


utilizado tanto para la visualización externa (capítulo 19) como
para la clarividencia y la adivinación (capítulo 17). El "espejo
que habla" es un tema recurrente de las antiguas leyendas
sobre las hechiceras y sus actividades, como en el cuento
tradicional europeo de Blancanieves. Como tal, el espejo
negro es una de las variantes de la técnica de la contemplación
de una superficie oscura reflectante: un líquido oscuro
contenido en un recipiente, una bola de cristal negro, etc.

113
Para confeccionar un espejo negro no hacen falta mate-
riales especiales. Todo cristal colocado ante una superficie
oscura se convierte en espejo, como cuando se intenta mirar la
negrura de la noche a través de las ventanillas de un vehículo
con la luz interior encendida. El espejo negro se puede hacer
sencillamente con un marco portafotos, colocando una lámina
negra mate detrás del cristal. La forma del espejo es opcional,
aunque se recomienda —si es posible elegirlo— un marco oval
o redondo.

El espejo negro es una de las superficies idóneas, en este


nivel de nuestro curso, para proyectar las imágenes mentales
de la visualización externa. Posteriormente se le encontrará
otros usos, relacionados con la clarividencia, la adivinación y
la proyección de hechizos. Es recomendable utilizarlo con una
luz ambiental tenue, por ejemplo a la luz de las velas, y sin que
se refleje en él una fuente de luz directa. El reflejo de la propia
cara no constituye un inconveniente para proyectar imágenes
mentales sobre él.

114
Capítulo 24
La Caosfera

El símbolo de la caosfera o estrella del caos es una esfera o


un círculo (según se conciba de modo tridimensional o bidi-
mensional) del que surgen ocho puntas de flecha. La caosfera
es el símbolo de la moderna corriente de la magia del caos.

La caosfera se concibe en la magia negra como una puerta o


acceso al Caos, la realidad siniestra "paralela" o contrapuesta
al Cosmos. El centro de la caosfera es esa puerta por la que se
pueden enviar y recibir elementos del Caos. Algunos autores,
como Michael Ford, consideran que el centro de la caosfera es

115
el "ojo de Set" y por ello sitúan en él el pentagrama invertido
satánico (convirtiéndola entonces en el sigilo algol).

La caosfera puede confeccionarse en arcilla de moldear,


madera, metal (por ejemplo, estaño), o cualquier otro material
no industrial accesible. Puede hacerse como un círculo plano o
como una esfera, y en ambos casos hay que situar a su
alrededor ocho puntas. Siempre debe estar pintada de color
negro. En el centro del círculo, si tiene forma plana, puede
situarse un trozo de cristal, preferiblemente de cuarzo. La
caosfera se consagra como cualquier otro instrumento del
mago, y se guarda envuelta también en un paño negro.

El objeto de la caosfera es guardar, acumular, fuertes


emociones del mago negro: deseo, rabia, impaciencia, odio,
todas aquellas pulsiones personales cargadas de una fuerza
sincera y terrible. El mago negro las envía mediante su
voluntad al centro de la caosfera, contemplando en total

116
concentración este instrumento y visualizando cómo entran y
se funden con su centro. Estas tormentosas fuerzas
emocionales son retomadas de la caosfera y utilizadas como
energía pura en trabajos posteriores del mago negro: para
cargar hechizos, para impulsar deseos en el ritual. En el
paradigma caótico, estas energías son enviadas al Caos a
través del centro de la caosfera, y son retornadas al mundo
cósmico cuando el mago lo considera necesario.

Tres modelos alternativos para la caosfera. A la


izquierda, una estrella de ocho puntas de la Grecia del
siglo V a. C. En el centro, el ideograma babilonio de
Ishtar. A la derecha, la caosfera en otra versión utilizada
por la magia del caos occidental.

117
118
Capítulo 25
Instrumentos de la magia ceremonial occidental

En la magia ceremonial occidental, tal como se formula en


las obras de Eliphas Lévi, la Orden Hermética de la Golden
Dawn o Aleister Crowley, se utilizan cuatro instrumentos
básicos, que coinciden con los palos de las barajas, entre ellas
la del Tarot. Ya hemos hecho referencia a este sistema cuatri-
partito en el capítulo 10, al hablar del espacio simbólico del
ritual:

Pentagrama o pentáculo Satán Fuego (oros / diamantes)


Espada o daga Lucifer Aire (espadas / picas)
Vara o báculo Belial Tierra (bastos / tréboles)
Copa Leviatán Agua (copas / corazones)

La fabricación mágica tradicional de estos instrumentos


aparece descrita con todo detalle en el libro CDXII de Crowley
A vel Armorum. Crowley añade incluso un quinto instru-
mento: la lámpara perpetua. Es realmente muy difícil seguir
las instrucciones dadas por este autor para la obtención de
cada objeto, porque implica en algunos casos aprender autén-
ticos oficios. Por ello pueden fabricarse o conseguirse del
modo general que hemos venido sugiriendo aquí para el resto
de los instrumentos.34

34 Además en la Orden de la Golden Dawn y en la Ordo Templi Orientis la


confección de los instrumentos es escalonada, correspondiendo cada uno de
ellos a un estadio o nivel de aprendizaje mágico: Pentagrama = Neófito,
espada = Zelator, copa = Practicus, vara = Philosophus.

119
Desde lo expuesto en el ritual de los Demonios de los
Cuatro Horizontes, cada uno de estos instrumentos puede ser
utilizado para convocar al demonio correspondiente, espe-
cialmente si se trabaja con algún tipo de altar. Si se utiliza este
sistema de cuatro símbolos, la vara para convocar a Belial
debería ser distinta del instrumento señalador anteriormente
descrito como cetro.

Tras su utilización, los instrumentos pueden permanecer


colocados sobre el altar o ser guardados por separado en
paños negros.35

La espada o daga es utilizada por algunas tradiciones de


modo independiente y con la misma función del anillo o el
cetro, es decir para concentrar y dirigir la fuerza del mago
negro, trazar símbolos mágicos, etc. En la corriente de la
moderna Wicca recibe el nombre de athame. Desde nuestra
perspectiva, la espada estaría asociada básicamente a trabajos
relacionados con Lucifer.

35 En el enfoque de la magia ceremonial tradicional, cada objeto se guarda


en una tela de seda de un color diferente: verde para el pentagrama, amarillo
para la espada, escarlata para la vara y azul para la copa.

120
Nivel V

121
122
Capítulo 26
Modificar la realidad

El objetivo de autodesarrollo del mago negro (magia


interna) se completa necesariamente con el dominio de la
realidad en que se desenvuelve (magia externa). Para muchas
personas este dominio sobre la realidad, la capacidad para
modificarla según los propios deseos, es lo que constituye la
magia en sí misma. Son los célebres poderes del mago, que la
literatura y el cine han popularizado de tantas maneras.

Muchas personas, generalmente las más inmaduras, se


sienten atraídas por la magia precisamente con el propósito
primordial de adquirir tales poderes secretos. Se trata
normalmente de personas con problemas para saber desen-
volverse en su trato con los demás, en el tira y afloja a menudo
tan denso e insoportable de las relaciones sociales, y que
sueñan en poder doblegar o fulminar a sus semejantes con
sólo señalarlos con la mano, como hace en los comics el
fantástico Dr. Extraño.

La gran mayoría de estos "buscadores de poderes" adolecen


de la impresentable prisa del hombre moderno: Buscan un
libro, un ritual, un conjuro inmediato que sea eficaz, que les
dé la ascendencia sobre los demás que por ellos mismos no
saben conseguir. Todo su esfuerzo como hombres modernos
se concreta, como mucho, en el acto de pagar ("¿cuánto me
costaría conseguir que mi jefe me temiera, que la vecina
cayera rendida a mis encantos, que me desapareciera el
acné?"). Los ocultistas y magos de consulta se benefician de
estos pequeños caracteres que buscan pagar y obtener rápida-
mente, como si la acción mágica fuera una tostadora nueva, y

123
sin duda los responsables de cualquier "estafa" (que la
tostadora / magia recién comprada no funcione al llegar a
casa) no son ellos, sino los que acuden a ellos.

Lo evidente debe ser señalado: Nadie puede pretender


controlar la realidad en que está inmerso (magia externa) si
previamente no es capaz de controlarse a sí mismo (magia
interna). No existe "el ritual" que modifica la realidad como
un mando a distancia, sólo con obtenerlo y utilizarlo. Ni el
ritual, ni el libro, ni el talismán, ni ningún otro gadget que
pueda imaginar el consumista moderno. Sólo los que son
capaces de trabajar duro sobre sí mismos pueden esperar que
la realidad les escuche, que la vida acceda —a todos los niveles,
no sólo mágicos— a dejarse conducir por ellos.

Observemos esta brillante definición de magia de Aleister


Crowley:

La magia es la ciencia de comprenderse a uno mismo y las


propias condiciones, el arte de poner esta comprensión en
acción.

El primer paso es el camino del autoconocimiento, y por lo


tanto el automejoramiento, el segundo paso —la acción sobre
la realidad y la vida— deriva del primero.

Pero entonces ¿existe alguna manera no consumista de


modificar la realidad a voluntad? Claramente sí existe. La
magia, entendida como la "ciencia y el arte de hacer cambios
de acuerdo a la voluntad", sí funciona. En este nivel de nuestro
curso nos iniciaremos en estas prácticas de modificación de la
realidad.

Como se ha señalado anteriormente (capítulo 9) no existe


lo que podríamos llamar la "magia mental". En condiciones
normales desear una cosa, aunque sea con todas nuestras
fuerzas, incluso obsesivamente, no hace que suceda. No hace
falta que nos detengamos a demostrar esto, todos lo hemos
experimentado suficientemente a lo largo de nuestras vidas.

124
Existen sin embargo otras técnicas para hacer que lo que
deseemos suceda (o que lo que no deseamos no suceda). A
nivel general pueden clasificarse en tres tipos:

● La utilización de sigilos Magia negra simbólica

● Las ceremonias Magia negra ritual

● La utilización de figuras Magia negra simpatética

Cada una de estas técnicas, una vez más, debe disociarse de


la visión simplista, inmediatista, que hemos llamado aquí
consumista, con que estas cosas suelen imaginarse en la
ficción moderna. La confección u obtención de un sigilo no
sirve por sí misma de nada. Es su adecuada utilización la que
garantiza su efectividad. Una utilización que debe aprenderse,
practicarse y perfeccionarse con dedicación, y por lo tanto con
voluntad y esfuerzo. El trabajo no es sólo sobre la propia
técnica en sí misma, como un mecanismo ciego, sino sobre
uno mismo: sobre cómo comportarse, cómo desenvolverse
personalmente con esa técnica. Pues los tres tipos de técnicas
giran sobre la actitud el practicante, parten de su voluntad y
sus energías —son catalizadores de esas energías— y dependen
enteramente de su forma de sentirse y de actuar.

125
126
Capítulo 27
La actitud mental y la fórmula del deseo

La primera regla de comportamiento al utilizar técnicas de


modificación de la realidad, válida para los tres tipos, es una
regla que atañe a la relación del mago con el objetivo que se ha
propuesto, a la relación del mago con su deseo. Para el hombre
corriente la mente, los pensamientos que le surgen inadver-
tidamente, es igual a su conciencia y a su identidad. Pero el
mago negro sabe que su vida habla desde la Voluntad (Azufre)
a la mente (Mercurio) y al cuerpo (Sal). Nos hemos intro-
ducido ya en la tarea de controlar los pensamientos desde la
Voluntad. Debemos aplicar ahora este control a cómo
pensamos nuestro deseo, al propósito que queremos obtener
con la práctica mágica.

Siempre que pensemos en nuestro objetivo debe ser de una


manera no obsesiva. La obsesión en cualquiera de sus formas
—acariciar una u otra vez la imagen del resultado, sufrir
constantemente con la imagen de no obtenerlo— sería un serio
obstáculo para el éxito. Esto era llamado por Crowley la
"codicia del resultado".

Porque la voluntad pura, no saciada con el objetivo,


liberada de la codicia del resultado, es en todos los
sentidos perfecta.36

36 Aleister Crowley. Liber AL vel Legis. Las cursivas son nuestras. Un


comentario posterior del mismo autor a este pasaje añade: "Los estudiantes
comprenderán que la mente que se aferra al deseo de éxito se encuentra tan
atada como si se aferrara a alguna idea de base material. Es una atadura y el
objetivo es la libertad."

127
Los mismos planteamientos aparecen en los escritos de
Anton LaVey:

Obsesionarse con el objeto de tu labor mágica o


quejarse constantemente de ella garantiza un debilita-
miento de la que debería ser una fuerza dirigida de forma
ritual, ya que ésta queda diseminada y diluida. Una vez
que se ha fijado el deseo con la energía suficiente como
para emplear las fuerzas de la magia, entonces se han de
hacer todos los intentos para dar salida de manera
simbólica a esos deseos sólo durante la realización del
ritual, ni antes ni después.37

Pero no debemos, en el otro extremo, minimizarlo o desin-


teresarnos por él. Tenemos que llegar a un término medio
equidistante de la obsesión y del desprecio, por decirlo así.
Peter Carroll y otros practicantes de la corriente de la magia
del caos han representado esto con la fórmula non-
attachment / non-disinterest ("no aferrarse / no desinte-
resarse")38.

Para lograr mantener este equilibrio es necesaria una


práctica previa de control de nuestros pensamientos, un
dominio sobre nuestra mente que debemos haber ejercitado
en niveles previos del estudio de este libro, a través de la
visualización interna.39

Una segunda regla en el trabajo con la modificación de la


realidad atañe al tipo de objetivos que podemos plantearnos, y
a la manera de formulárnoslos. Cualquier operación mágica en
37 Anton LaVey. La Biblia Satánica, "Libro de Belial".
38 Véase Peter Carroll. Liber Null & Psychonaut, "Liber MMM". Red
Wheel-Weiser, 1987.
39 El filósofo chino Feng Qi distingue entre conocimiento y sabiduría en
términos muy parecidos: "Los filósofos tienen la tarea de transformar el
Conocimiento, que requiere un aferrarse a los objetos y al yo, en Sabiduría,
que concibe la realidad como un todo sin ese aferramiento. Esta transfor-
mación sucede a través de la repentina iluminación de la intuición inte-
lectual y se desplaza desde el territorio de lo nombrable al territorio de lo
innombrable." (Contemporary Chinese philosophy. Blackwell, 2002).

128
este terreno debe de entrada explicitarse claramente ante
nosotros mismos. Debemos ser capaces de decirnos nuestro
objetivo de la manera más clara y concreta posible.

Por ejemplo:

Quiero encontrar un trabajo que me guste.

No basta con tener unas ideas vagas sobre la incomodidad


de la actual situación laboral o sobre lo bueno que sería que
eso cambiase de alguna manera. Debemos ser capaces de
decirnos claramente lo que buscamos. Otro ejemplo podría
ser:
Quiero que X tenga pesadillas por las noches.

No sería aquí tampoco suficiente con sentir nuestra ani-


madversión por X y el deseo inconcreto de que le suceda algún
tipo de desgracia o contratiempo.

El deseo hay que formularlo explícitamente, en una frase


literal, lo más simple posible, como un lema acabado y
concreto. Esta formulación puede luego tomar diversas formas
en el trabajo mágico: como frase a dibujar o a pronunciar en
los sigilos o en los rituales, por ejemplo. Es obvio que el
destinatario es la propia mente, seguramente partes de la
mente profunda nada proclives a las divagaciones o a las
ambigüedades.

En este tipo de técnica, una formulación de deseo no puede


ser demasiada amplia y genérica (por lo que acabamos de
señalar), pero en su otro extremo tampoco demasiada especí-
fica y precisa (normalmente por el problema del choque con la
realidad objetiva, que se explica después).

Un ejemplo evidente de declaración demasiado genérica


sería:

129
Quiero que todo me vaya bien.

Un ejemplo de declaración demasiado específica:

Quiero que suene un tema de Chet Baker


en el primer bar que entre en Madrid.

Es igualmente importante evitar formular los deseos en


negativo. Hay que erradicar las negaciones de nuestra frase-
lema. Por ejemplo no funcionarían, o se correría el riesgo de
que funcionaran al revés, frases como:

Quiero que no alquilen el piso de al lado.


No quiero que alquilen el piso de al lado.

Lo correcto aquí sería más bien algo del tipo:

Quiero que el piso de al lado se quede vacío.

Se imponen a continuación unas breves reflexiones sobre el


contenido de nuestros deseos, es decir sobre las cosas que nos
es plausible desear. Son dos:

1) El choque con la realidad personal. Debemos cono-


cernos a nosotros mismos para no autoengañarnos. Los deseos
que formulamos pueden encajar perfectamente con nuestro
Yo social, pero no con nuestra verdadera naturaleza o iden-
tidad. En este caso normalmente la operación mágica no
funcionará. Volvamos al caso del practicante que ha formu-
lado el deseo

Quiero encontrar un trabajo que me guste.

130
Puede ser que sufra la presión de sus allegados y de lo que
los psicoanalistas llaman su "super-yo" por encontrar un
trabajo estable y bien remunerado, por "sentar la cabeza" de
una vez por todas en lo que respecta al mundo laboral. Puede
que sólo le atraiga de la idea de tener un trabajo el nivel de
vida y la independencia que le procuraría. Pero paralelamente
esta persona debería conocerse lo suficiente para saber que no
soporta en absoluto la rutina de un trabajo, la inflexibilidad
del horario, la existencia de un jefe o la cantidad de tiempo
diario que le requiere. Posiblemente ha probado con anterio-
ridad algunos trabajos y los ha abandonado a los pocos días
alegando mil razones, una vez que la monotonía y la
constancia se le han vuelto evidentes. ¿Qué significa en este
contexto un trabajo que le guste? Si un deseo es un mero
cúmulo de ambigüedades, por no decir de hipocresía, si es una
contradicción con la verdadera naturaleza de uno, no funcio-
nará. Nuestro practicante imaginario haría mucho mejor en
formular cosas parecidas a:

Quiero ganar dinero sin tener que ir a trabajar.

Quiero que los demás dejen de


recriminarme vivir sin trabajar.

2) El choque con la realidad objetiva. Sea lo que sea el


mundo objetivo, intervengan como intervengan nuestra
cultura y nuestra percepción en él, existe como marco de refe-
rencia para distinguir nuestros deseos posibles de los impo-
sibles. No es posible pretender determinados objetivos que
contradicen lo que aceptamos como "realidad". Resulta obvio
que nunca se podría cumplir el siguiente deseo:

Quiero que Napoleón resucite el próximo catorce de julio.

131
Aunque sí es factible —siempre que estas habilidades
formen parte de lo que personal y firmemente consideramos
"realidad"— un deseo como:

Quiero desarrollar capacidades de adivinación.

Sin detenernos aquí mucho en este tema, se deduce de todo


lo dicho que lo posible o lo imposible dependen de nuestras
convicciones profundas sobre la realidad y sus límites, convic-
ciones que compartimos en eso que se llama cultura. Un
occidental moderno puede considerar imposible, contrario a
sus "leyes de la naturaleza", un deseo que es perfectamente
comprensible —y por lo tanto factible— en las culturas chamá-
nicas de América: Quiero viajar en la mente de un halcón.
Entra igualmente dentro del tema de las relaciones de
nuestros deseos con la realidad objetiva la necesidad de abrir
canales reales para que estos puedan cumplirse. Volvamos a
un ejemplo anterior: Quiero ganar dinero sin tener que ir a
trabajar. Si nuestro practicante quiere ganar dinero sin ser un
asalariado. ¿Cómo le llegará ese dinero? Podríamos imaginar
que se le materializarían todas las mañanas unos cuantos
billetes debajo de la almohada, o que todas las tardes un
desconocido envuelto en un gabán le abordaría en plena calle
y le entregaría un cheque. Pero convengamos en que esas
cosas son tan imposibles como que Bonaparte acuda en
persona a la próxima fiesta nacional francesa. Si uno quiere
tener una fuente de ingresos no derivada de un salario, debe
hacer algo que pueda permitir y canalizar esa llegada de
dinero en el mundo objetivo en el que vive: Redactar un
manual, meterse en un negocio, realizar una exposición de
fotografía... La magia intervendrá para que el manual, el
negocio o la exposición sean un éxito económico, o que a
través de ellos conozca a las personas que le harán ganar
dinero de alguna forma. Es imposible querer ser aclamado
como un pintor famoso si nunca se ha pintado un cuadro.

132
Phil Hine refiere un caso curioso sobre este tema de la
necesaria apertura de canales objetivos (él les llama "vías
disponibles") para que las operaciones mágicas tengan el éxito
esperado:

Hay un ejemplo estándar de trabajo "de dinero" de este


tipo: Frater Bater efectuó un sortilegio para tener dinero, y
esperaba que el multiuniverso le enviara su liquidación.
En los meses siguientes ganó un montón por algunas
muertes súbitas de miembros de su familia, recibió una
indemnización de su jefe por un accidente con una
segadora, y cosas por el estilo. Si él hubiera asegurado una
posible vía, una posible ruta que pudiera tomar el resul-
tado, como por ejemplo escribir un libro, enviar una carta
de ánimo para un gordinflón o jugar a la lotería, las cosas
hubieran podido ir mejor. Esta es la manera como a
menudo funciona la magia, y esto demuestra que el multi-
universo, u otra cosa, posee un sentido del humor bastante
travieso.40

Una nota final sobre la verbalización de los deseos: La


máxima brevedad en la formulación debe cuidarse siempre
que sea posible. La frase que antes vimos Quiero que X tenga
pesadillas por las noches podría contener algo redundante: la
gente suele dormir sobre todo por las noches. Más breve, y por
lo tanto proporcionalmente más eficaz, sería la frase Quiero
que X tenga pesadillas. Por otro lado el estudiante habrá
observado, a lo largo de todos estos ejemplos, que hemos
comenzado siempre nuestras formulaciones por Quiero que...
La búsqueda de lo sucinto hace a muchos magos prescindir de
esta coletilla inicial. El deseo lo enuncian de manera directa,
como una afirmación rotunda que se quiere imponer sobre la
realidad: Encontraré un trabajo que me guste, Desarrollaré
capacidades de adivinación, etc. Que cada uno elija aquello
que personalmente le parezca más eficaz para realzar su deseo.

40 Phil Hine. Oven-ready chaos, "La magia de los sigilos".

133
134
Capítulo 28
El uso de símbolos: los sigilos

El nombre sigilo o sígil viene del latín sigillum, que


significa "sello", pero también "signo", "señal", e incluso "figu-
rilla". Sigillum está vinculado al verbo sigillare, que tiene el
sentido de "imprimir, moldear, cincelar". El sigillum es
aquello que ha sido trabajado, moldeado, grabado. En
principio, por lo tanto, cualquier creación artificial más o
menos simbólica sería un sigilo, incluidos por ejemplo los
muñecos y figurillas que tratamos aparte en este libro.

Pero la convención moderna más extendida entiende los


sigilos como creaciones exclusivamente gráficas, bidimen-
sionales, es decir como imágenes, textos escritos o combina-
ciones de ambos. Aunque los sigilos pueden ser también
acústicos (los mantras en este sentido pueden entenderse
como una forma de sigilos), e incluso de otras naturalezas.
Prácticamente todo aquello que puede estimular alguno de
nuestros sentidos externos puede convertirse en sigilo. Pueden
hacerse sigilos musicales. También quienes trabajan con los
perfumes o los inciensos, y han acabado dando "significado" o
"personalidad" a los diferentes olores (es decir, han esta-
blecido un lenguaje de los perfumes), pueden construir sigilos
aromáticos.41

41 En la ficción de la película de Roman Polansky Rosemary's baby (La


semilla del Diablo en España, El bebé de Rosemary en América Latina) los
vecinos adoradores del diablo entregan a la protagonista un colgante que
podría considerarse un sigilo aromático.

135
La explicación de la efectividad de los sigilos depende del
paradigma o explicación general que demos a la magia 42.
Desde una perspectiva espiritualista tradicional, los sigilos
son creaciones necesariamente antiguas que han logrado
convertirse en claves reales para la comunicación con enti-
dades ajenas al mago. Son fragmentos de un lenguaje atávico
que es entendido por estas entidades. La demonolatría de los
antiguos grimorios o la simbología de la magia enoquiana
(establecida por John Dee) asumen esta posición. Desde esta
óptica no es posible, salvo en excepcionales casos de reve-
lación, crear sigilos nuevos de manera personal.

Sigilo tradicional de Belial

Desde una perspectiva más psicológica los sigilos son


creaciones absolutamente propias e individuales, adaptadas a
la simbología personal del mago negro, con las que la mente
racional de éste llega a regiones profundas y generalmente no
conscientes de sí mismo. Desde este prisma, la efectividad de
un sigilo antiguo podría radicar sólo en su eventual aura de
prestigio para el mago, pero un sigilo de nuevo cuño, propio,
sin componentes no explicados, sería mucho más útil. En este
libro seguimos una orientación más cercana al paradigma
psicológico que al espiritualista.

42 Véase Miguel Algol. "Los modelos de la magia", en Materia Obscura.


Infernalia, 2012.

136
En este sentido, el sigilo es un símbolo más o menos
complejo en el que se vierte o se traduce el deseo del mago
negro, enmascarándolo de alguna forma. La necesidad de
convertir en sigilo la formulación verbal literal del deseo tiene
que ver con lo que venimos comentando sobre la inoperancia
de una magia puramente "mental". Existe una barrera para el
cumplimiento de nuestros deseos, un principio de fracaso, que
está ya en nuestra propia mente. Podríamos llamarlo la
dimensión derrotista de nuestra mente racional, otros lo han
llamado la dimensión masoquista: Todo propósito que
adoptemos racionalmente se enfrentará siempre al sabotaje de
pensamientos más o menos recónditos que afirman que ese
deseo fracasará. Un deseo debe ser convertido en símbolo de
difícil lectura racional si quiere burlar esa barrera derrotista
de nosotros mismos. El sigilo contiene en esencia el mismo
mensaje, la misma formulación, pero de una forma no
evidente, no racional, con lo que las partes más "pesimistas"
de nosotros mismos no pueden entrar en polémica con él.

¿Cómo saber cuándo hemos convertido una formulación de


un deseo en un sigilo efectivo? ¿A partir de qué momento o
grado de representación simbólica estaríamos esquivando la
barrera "derrotista" de nuestra mente? La prueba estaría en
mirar —o escuchar, oler, etc.— el resultado final como si
fuéramos otra persona. Si esa otra persona aún puede reco-
nocer en nuestra composición el significado original, aunque
se haya distorsionado, todavía no hemos llegado a confec-
cionar un verdadero sigilo. Cuando esa otra persona ya "no
entiende nada", o entiende algo completamente equivocado, el
sigilo ha aparecido.

La técnica de los sigilos, especialmente en su dimensión


gráfica, es un descubrimiento excepcional debido al pintor y
mago inglés Austin Osman Spare (1886-1956), que sin
embargo siempre defendió que la había aprendido de cierta
tradición de brujería de su isla. La teoría de los sigilos de
Spare explica de una manera comprensible para nuestra
modernidad —con el recurso a conceptos psicoanalíticos como

137
mente consciente e inconsciente, censura, mecanismo de
olvido, etc.— la función que originalmente debieron tener
todos esos extraños sellos y símbolos que pueblan los tratados
herméticos y los grimorios.

La popularidad de Spare se debe sin duda a la difusión que


dieron a sus tesis los magos del caos a partir de los años
setenta. Pero sobre todo a que los procedimientos indicados
por él funcionan extremadamente bien. Es un empirismo
totalmente experimental el que avala su técnica de los sigilos,
no la fe en algún tipo de doctrina. Spare creó también todo un
cuerpo teórico de corte metafísico para explicar sus tesis, el
llamado Culto Zos-Kia, pero no es necesario profesarlo en
ninguna medida para experimentar con la técnica de sigili-
zación, ni para conseguir sus evidentes resultados prácticos.
Por ello los sigilos son utilizados hoy por las más diversas
corrientes de la magia moderna occidental, sean cuales sean la
tradición o el paradigma a los que se adscriban.

138
Capítulo 29
El mecanismo general de la sigilización

Sigilizar es construir un sigilo y utilizarlo. Los pasos para


construir un sigilo dependerán del tipo de sigilo, que puede
establecerse por el sentido externo que lo percibe: sigilos
visuales (gráficos), acústicos, odoríferos (aromáticos), etc.
Nosotros trataremos después con cierto detenimiento de los
sigilos visuales y acústicos. La característica central de todo
sigilo, sea cual sea el soporte material que lo sustente, ha sido
expuesta antes: contener de una manera no evidente, no
racional, la declaración de intenciones del mago negro. El
sigilo es una distorsión intencionada, hasta hacerla irreco-
nocible, de la formulación del deseo.

La utilización de un sigilo, lo que muchos magos llaman su


carga, consiste básicamente en percibirlo de nuevo durante
un estado alterado de consciencia (que también se conoce
como gnosis). Todo este proceso concluye con el olvido del
sigilo y todo lo que ha tenido que ver con su confección.

La teoría de Spare y de sus seguidores caotas es que lo que


llamamos carga de un sigilo es su envío como símbolo a la
mente inconsciente o reactiva (opuesta a la mente consciente o
racional). Se ha comparado este proceso a la fabricación
intencionada de un trauma, tal como el psicoanálisis entiende
este proceso: una imagen que viaja desde lo consciente a lo
inconsciente y acaba alojándose allí. Un trauma no dañino,
sino que sirve al cumplimiento de nuestros deseos.

Durante los estados alterados de consciencia la mente


reactiva, no racional, se enseñorea de nuestros sentidos y

139
recoge todo tipo de percepciones y experiencias. La censura, el
mecanismo que separa los dos grandes territorios mentales, se
vuelve inoperante en esos momentos, "deja pasar" imágenes
de todo tipo a los estratos más profundos.

Esquemáticamente el proceso de la sigilización sigue los


siguientes pasos:

1. Establecer el deseo que se quiere conseguir.

2. Formular este deseo de manera explícita, clara, breve y


no negativa, tal y como se describe en el capítulo anterior.

3. Crear un sigilo con esta formulación.


La técnica depende de la naturaleza del sigilo. Los sigilos
acústicos son tratados en el capítulo 31, los visuales en los
capítulos 32 y 33.

4. "Cargar" el sigilo, durante un estado alterado de


consciencia o gnosis.
La forma de alcanzar este estado mental se describe en el
siguiente capítulo.

5. Borrar el sigilo de la realidad.

El sigilo, en el caso de que haya sido creado sobre un


soporte físico (sigilos visuales y olfativos), debe ser
destruido formalmente tras su carga. Los métodos más
efectivos son quemarlo, enterrarlo o arrojarlo al mar.

6. Borrar el sigilo de nuestra mente consciente.

La técnica aparece descrita en el capítulo 31.

En concordancia con los pasos 5 y 6, los sigilos realizados


no deben copiarse ni guardarse en el diario negro.

140
Capítulo 30
Métodos para alcanzar la gnosis

Un estado alterado de consciencia, o gnosis, puede alcan-


zarse mediante un buen número de técnicas. Estas se agrupan
en dos tipos generales: aquellas que se basan en una fuerte
excitación (llamados así métodos excitatorios) y las que se
basan en una intensa inhibición (métodos inhibitorios). La
elección de cualquiera de estas técnicas debe tener en cuenta
responsablemente el estado de salud, tanto física como
mental, del practicante, especialmente los posibles problemas
cardíacos, cardiovasculares y respiratorios, y también las
posibles disfunciones mentales latentes. Seguramente habrá
técnicas para alcanzar la gnosis que se adapten mejor a su
estado general de salud que otros.

Los métodos excitatorios suponen una inusual actividad


fisiológica y una extrema actividad mental, cierta forma de
paroxismo. Pertenecen a este grupo el ejercicio físico extremo,
la danza, la percusión rítmica, la excitación sexual, el miedo o
la angustia, el dolor, la sobreexposición a estímulos senso-
riales...

Los métodos inhibitorios persiguen un silenciamiento o al


menos una ralentización de la actividad mental. Incluyen por
ejemplo la relajación profunda, el ayuno, la privación senso-
rial, el trance hipnótico (incluida naturalmente la autohip-
nosis), la vigilia continuada...

De todos ellos tenemos innumerables muestras en las


prácticas mágicas (chamánicas) de otras culturas — las
imágenes colectivas de nuestras propias prácticas mágicas

141
fueron borradas a partir de las "cazas de brujas" y de la
represión general de las iglesias.

El estudiante deberá investigar y elegir los métodos que se


adaptan mejor a sus condiciones psicofísicas y a sus prefe-
rencias. A título meramente indicativo, recomendamos a
continuación tres métodos de cada tipo:

Como métodos excitatorios:

1) La excitación sexual (en una relación interpersonal o en


la masturbación solitaria). La "carga" del sigilo se realizaría
durante los momentos del orgasmo.

2) La percusión rítmica y continuada de algún instrumento


apropiado, como tablas, timbales o una batería (no instru-
mentos del tipo del triángulo o del xilófono), hasta alcanzar un
crescendo de excitación que desemboque en la gnosis.

3) El miedo. Trasladarse por ejemplo a un cementerio por


la noche, a una cripta abandonada, a una casa donde sucedan
evidentes fenómenos paranormales, etc. y "cargar" el sigilo en
el momento de mayor terror.

Como métodos inhibitorios:

1) La relajación completa (cuya técnica general ha sido


señalada en el capítulo 6 de este libro).

2) La vigilia continuada: Intentar permanecer sin dormir


durante un tiempo mayor que el habitual; para la mayoría de
las personas es suficiente 48 horas para llegar a un estado
alterado de consciencia. Lógicamente no hay que tomar
excitantes del tipo de la cafeína durante este tiempo.

3) Una forma ligera de autohipnosis: Contemplar fijamente


y durante un lapso de tiempo largo y continuado la llama de

142
una vela. Cuando la percepción comience a alterarse o distor-
sionarse, es el momento de "cargar" el sigilo.

Cualquier técnica conduce al mismo resultado43. Sólo debe


tenerse en cuenta la siguiente precaución: Las técnicas de tipo
sexual no deben utilizarse en propósitos de índole destructiva
(provocar algún daño de cualquier tipo a los demás, a su salud,
entorno, propiedades, etc.). Asociar inconscientemente la
propia sexualidad a la destrucción puede acarrear secuelas
psicológicas muy negativas.

43 "Dos son los métodos para convertirse en dios: el vertical y el inverso.


Que la mente se vuelva como una llama, o como un pozo de aguas
tranquilas." (Aleister Crowley: Liber HHH.)

143
144
Capítulo 31
Sigilos acústicos

Los sigilos relacionados con el sonido pueden ser funda-


mentalmente de dos clases: frases pronunciadas y compo-
siciones musicales. Nos ocuparemos aquí de la primera de
estas clases, que es la más fácil de llevar a cabo para la
mayoría de las personas. El proceso para la creación de un
sigilo-frase articulada consiste en alterar la declaración del
deseo inicial y convertirla en una oración aparentemente sin
sentido, que conserve sin embargo parte de la estructura
fónica original. Esta frase puede recitarse como un mantra
(véase el capítulo 18) durante el proceso de acercamiento a la
gnosis, y luego debe ser olvidada.

La forma más fácil para olvidar un sigilo de cualquier tipo


es decirse a uno mismo, cuando la memoria de él vaya a
presentarse, "no lo recuerdo ya". Aunque esta afirmación sea
falsa, teatral, produce el efecto deseado sorprendentemente
bien. Poco a poco la memoria del sigilo dejará de acudir y
llegaremos realmente a olvidarlo.

Para convertir una declaración en un sigilo es conveniente


escribir la primera de manera aproximadamente fonética. Esto
implica, en el caso concreto del español, llevar a cabo las
siguientes transformaciones:44

Todas las letras y grupos que suenan como k45 deben escribirse k.

44 Los aficionados a la lingüística podrían usar directamente los signos del


alfabeto fonético para confeccionar este tipo de sigilos.
45 qu- [que, quien]; c- ante a, o, u [casa, cosa, cuyo]; la propia k [kilo].

145
Todas las letras que suenan como z46 deben escribirse z.

Todas las letras que suenan j47 deben escribirse j.

Todas las letras y grupos que suenan como g "suave" (como en


gato)48 deben escribirse g. En el sigilo toda g es pronunciada como g
"suave".

B y v se escriben siempre b.

La h no se escribe, si no está en el grupo ch.

Los grupos ch, ll y rr deben tratarse a todos los efectos como una
sola letra.

Las tildes o acentos no son relevantes, tampoco las mayúsculas ni


los signos de puntuación.

Con todo esto se evita en la medida de lo posible que las


arbitrarias reglas ortográficas de las lenguas distorsionen la
fonética del sigilo, que debe seguir evocando a nivel profundo
la misma fonética de la declaración original. Por ejemplo, en la
declaración del deseo puede estar el sonido ch. Si tratáramos
este grupo por separado (c - h), en el sigilo habría por un lado
un sonido k (c ante a) o z (c ante i) y por otro lado una letra
muda, que no se pronunciaría. Habría pues sonidos en el sigilo
(k, z) que no estarían en la declaración original, y sonidos en la
declaración original (ch) que no habrían dejado ninguna
huella en el sigilo.

Veamos los pasos para la creación de un sigilo acústico


utilizando un ejemplo:

Quiero conversar con el Barón Samedi.

46 c- ante e, i [cena, cine]; la propia z [zapato].


47 g- ante e, i [genio, página]; la propia j [jefe].
48 g- ante a, o, u [gala, gola, gula]; gu- ante e, i [guerra, guitarra].

146
En nuestra adaptación fonética se convertiría en:

kiero konbersar kon el baron samedi

Una vez escrita de manera fonética nuestra declaración,


procederemos a suprimir los sonidos que se repiten.

kiero k
//o
//n b e//r/ s a r/ k
//o
//n
// e//l b
//a
//r/ o
//n
// s/ a
//m e//d i/

Con lo que nos queda este conjunto final:

kiero nbsa l md

Esta nueva frase se separa en nuevas palabras, de forma


aleatoria:

kier onbs almd

Las letras de cada palabra se reordenan libremente, hasta


que formen conjuntos pronunciables que no sugieran las
secuencias originales:

krei bons dalm

Tenemos aquí ya el sigilo terminado, y listo para ser


recitado, cantado o gritado durante el estado de gnosis.

147
148
Capítulo 32
Sigilos visuales basados en el lenguaje

Los sigilos visuales son de dos tipos:

1) Sigilos que, como los acústicos, están basados en el


lenguaje (en la frase original de la declaración del deseo).

2) Sigilos pictóricos, basados en la representación gráfica


de aquello que se quiere obtener.

En ambos casos el mago los mira fijamente, o los visualiza


internamente, en los momentos de gnosis.

Los sigilos visuales basados en el lenguaje no sufren


ninguna adaptación fonética en su confección, a diferencia de
los acústicos que acabamos de ver. Cada letra conserva su
forma original en todo momento. Por ejemplo:

Quiero ver mejor.

Las letras de la declaración que se repiten se eliminan. La


fórmula inicial "Quiero" puede abreviarse por su inicial Q,
dada la frecuencia con que aparece en estas técnicas:

QVERMJO

A continuación se trata de confeccionar con estas letras


resultantes una composición gráfica que las integre a todas,
aunque aparezcan algo distorsionadas:

149
QVERMJO

(Por ejemplo, la esfera con una cruz inscrita contiene Q , O y e.)

Como puede observarse, este método es muy antiguo, y lo


encontramos ya en el símbolo del Vi(c)tor (cuyo significado es
[soy] victorioso), sigilo utilizado en la antigua Roma y que en
España usaron tradicionalmente los estudiantes de la univer-
sidad de Salamanca, para ser finalmente adoptado como uno
de los símbolos oficiales del franquismo:

VI(c)TOR

Hay muchas variantes posibles para la confección de sigilos


visuales basados en letras, como por ejemplo el uso de otros
sistemas de escritura que tengan un especial "prestigio" emo-
cional para el mago (como el alfabeto enoquiano de Dee, o
algún alfabeto antiguo: sumerio, fenicio, ibérico, rúnico...).
Otra variante posible es el uso de la técnica de los antiguos

150
"cuadrados mágicos", vinculada al valor simbólico de los
planetas y a los números.

Otra opción es utilizar una plantilla con el alfabeto, al modo


de las tablas de ouija, de este tipo:

Seguidamente se unen con un trazo las letras del sigilo:

QVERMJO

151
Suprimiendo la plantilla nos queda el sigilo visual:

Incluso en este método se pueden introducir variantes,


como utilizar como plantilla para las letras una página de
algún grimorio o de un texto mágico célebre que haya
despertado el interés del practicante.

Sigilo trazado utilizando las letras de una página del


manuscrito del Libro de la Ley de Aleister Crowley.

152
Capítulo 33
Sigilos pictóricos

Los sigilos pictóricos no guardan relación directa con la


formulación verbal del deseo, sino con la imagen mental de
ese deseo. Se confeccionan dibujando esquemáticamente el
propósito a conseguir y luego distorsionando poco a poco ese
dibujo hasta hacer irreconocible su significado original. La
técnica requiere, por lo tanto, de unas mínimas dotes para el
grafismo.

Por ejemplo, si el practicante desea conseguir dinero


mediante la publicación de un libro:49

El resultado final se utiliza como un sigilo visual más, es


"cargado" en estado de gnosis y es olvidado después. Su
soporte físico es destruido ritualmente al final.

49 Dead Jellyfish: "Guía rápida de magia práctica". Traducción española en


El Baile del Espíritu.

153
154
Nivel VI

155
156
Capítulo 34
Magia negra ritual

En el capítulo 9 de este libro se ha tratado de la teoría


general del ritual, para que el estudiante pudiera iniciarse en
su práctica básica. Ahora, en el contexto de las técnicas de
modificación de la realidad, y tras abordar la magia simbólica
(sigilos), nos ocuparemos más en detalle de las formas
posibles de ritual, y del uso de dos elementos centrales en él:
el templo y el altar.

Atendiendo a sus participantes, intenciones y caracterís-


ticas, los rituales pueden clasificarse de diferentes formas:

Desde el punto de vista de los participantes:

● Rituales individuales
● Rituales colectivos

Desde el punto de vista de su intencionalidad:

● Rituales de deseo
● Rituales de compasión
● Rituales de destrucción

Desde el punto de vista de sus características:

● Rituales físicos
● Rituales astrales

157
Cada una de estas formas conlleva sin duda determinadas
circunstancias personales propicias, que el mago negro debe
descubrir a través del trabajo metódico y el estudio comparado
de las anotaciones de su diario negro. Por ejemplo, habrá
horas del día o fases lunares que le serán más provechosas
para un ritual de deseo o uno de destrucción, o para realizar
satisfactoriamente un ritual astral. En la bibliografía mágica
hay abundantes recomendaciones sobre estas cuestiones, pero
están basadas —se diga expresamente o no— en la experiencia
personal de los distintos autores. La "circunstancia" de las
propias características personales es la que modifica todas las
otras circunstancias ambientales, así que el conocimiento de
estos factores propicios será necesariamente el fruto de un
trabajo individual.

Todo ritual debe abordarse teniendo clara la siguiente


premisa sobre el estado mental que uno debe inducirse en su
transcurso: Es recomendable ser implacablemente crítico e
incluso descreído antes y después del ritual, pero no durante
él.50

Pueden encontrarse muchos modelos de rituales, tanto


individuales como colectivos, en autores de todas las épocas.
El practicante o practicantes debe elegirlos en función de que
conecten simbólicamente —estéticamente, si se quiere— con
sus propios gustos y tendencias. No debe perderse en el falso
dilema de cuáles son objetivamente más "efectivos". Todo
ritual que goce de su preferencia, que estimule y excite su
imaginación e inspiración será un ritual "efectivo" para él. El
ritual con el que una persona consigue los mejores resultados
puede ser inútil para otra. Por ello, y aunque al comienzo se
sigan más o menos al pie de la letra rituales diseñados por
otros, recomendamos encarecidamente, con el paso del

50 "Una vez que el deseo se haya establecido lo suficiente como para


emplear las fuerzas de la magia, debe hacerse todo intento posible para dar
rienda suelta a tales deseos durante el ritual. ¡No antes o después!" (LaVey.
La Biblia Satánica). Recomendamos en este contexto la lectura del texto de
Benjamin Rowe "Las tres destrezas esenciales para la magia", traducido en
El Baile del Espíritu.

158
tiempo, copiar, modificar, adaptar, inventar formas propias de
ritual. No hay que tener miedo a la innovación, ni a la copia
alterada y sin permiso. Libertad total es el estilo de trabajo en
esta rama del arte que puede llamarse diseño ritual 51.
Experimentar, escucharse a uno mismo, descubrir y seguir
gustos completamente personales es la técnica a poner en
práctica. Por esto el ritual es también útil, además de por su
capacidad de modificar la realidad: porque puede ser una
buena herramienta de autoconocimiento.

Todo ritual debe contar mínimamente con los siguientes


pasos:

a) Un momento de inauguración mental, de separación


de la realidad cotidiana, que puede establecerse simbóli-
camente con el tintinear de una campanilla u otro
sonido parecido.

b) El establecimiento de un espacio (realidad) simbólico.


Esto no es necesario cuando se dispone de un templo
permanente, ni en los rituales colectivos. Lo más
frecuente es delimitar con gestos del brazo o con un
instrumento (la daga, el cetro, el anillo...) una especie de
círculo o semiesfera alrededor del mago (el "círculo
protector" de las tradiciones mágicas blancas).

c) El momento de exaltación o gnosis del ritual propia-


mente dicho. Se hace en el centro del espacio delimitado.
Es todo el tiempo que se considere necesario para expre-
sarse a uno mismo (en estado de gnosis) los propósitos
que se buscan con el ritual.

A partir de aquí el proceso sigue los mismos pasos de forma


inversa:

51 Véase también a este respecto, Miguel Algol: "Rituales", en El Baile del


Espíritu.

159
d) Volver a recorrer o delimitar el espacio, como se hizo
en el paso (b).

e) Un momento de "cierre" o de desconexión mental,


paso inverso al (a). Puede realizarse volviendo a tocar el
mismo sonido. Y tras ello, el mejor "desconector" que
existe: reírse. La risa es el instrumento más apropiado
para "cerrar" limpiamente un ritual.

Si se hace un ritual pero no se "cierra" —pasos (d) y (e)—


pueden provocarse a posteriori estados de malestar físico y
confusión mental. El ritual es una alteración voluntaria del
principio de realidad cotidiana y conviene tener ambas cosas
siempre diáfanamente separadas.

160
Capítulo 35
El templo

El templo es un lugar específicamente dedicado a las


actividades mágicas, entre ellas el ritual. Estas actividades no
tienen necesariamente que desarrollarse en un templo, puede
trabajarse de forma regular en la magia sin contar con uno. La
razón primordial por la que muchos magos no utilizan un
templo es de índole económica: No disponen de los medios
para obtener una estancia o una casa dedicadas a este
propósito. Pero. como se decía en nuestra primera intro-
ducción al ritual, es el propio ritual el que establece un espacio
y un tiempo propios, por lo que puede llevarse a cabo en una
habitación común, de otros usos cotidianos, o en un lugar de
la naturaleza que no puede esperarse que esté reservado de
manera permanente para esta actividad. Las únicas
condiciones en este caso son la tranquilidad y el aislamiento
de los demás.

La utilidad de un templo es doble: por un lado permite el


aislamiento y la modificación sensorial a voluntad de una
manera mucho más efectiva. Por otro lado separa las prácticas
mágicas de sus posibles efectos o restos posteriores en el
entorno cotidiano. Veamos ambos aspectos con un poco más
de detalle.

En otro lugar, y con el título de "La casa cerrada" 52, hemos


hecho alusión a la preferencia de magos y chamanes de todas
las épocas y culturas por realizar sus prácticas, especialmente
las rituales, en espacios cerrados y acotados, perfectamente
52Miguel Algol. "Chamanismo y magia occidental", en Materia Obscura.
Infernalia, 2012.

161
aislados del exterior. Aducíamos que la razón fundamental es
que en un estado de gnosis todas las impresiones, todo lo que
se percibe a través de cualquiera de los sentidos, entra
también en los espacios profundos de la mente a los que se
accede en esos momentos. Todas las sensaciones forman parte
involuntaria del "mensaje" que hacemos pasar al inconsciente,
al astral, al mundo acausal, o como queramos llamarlo según
nuestro paradigma mágico preferido. La decoración de las
paredes, la iluminación, el olor ambiental (aunque sea olor a
limpiador químico), los sonidos del entorno, todo ello es
percibido y "cargado" conjuntamente con nuestro lema o
formulación de la intención.

El verdadero templo que prepara [el mago] no contiene


nada falso respecto a la idea del templo que necesita. He
oído decir a muchos magos que el entorno en que se activa
un sigilo no tiene importancia si los poderes de concen-
tración del mago son buenos. Me opongo por completo a
esta opinión. No importa lo buenos que sean sus poderes
de concentración, cuando llega al estado de gnosis todas
las impresiones sensoriales se guardarán independien-
temente de sobre qué estuviera concentrando su atención,
y todas estas impresiones sensoriales serán almacenadas
junto con el sigilo y su intención en el mismo "trastero". 53

Por ello conviene en la mayor medida posible controlar


todas esas variables. El templo es un espacio escénico que
podemos decorar a voluntad, en el que podemos establecer los
aromas que deseamos percibir, en el que sólo deberíamos oír
los sonidos que eligiéramos. En su estado básico, mientras no
se realiza en él ninguna operación mágica, debería ser un
espacio lo más neutro posible, desprovisto de sigilos o
símbolos, excepto en todo caso un altar. El altar simboliza la
línea personal del mago negro, el paradigma sobre el que
avanza, y en este sentido es un elemento también neutro
respecto a los diferentes trabajos que lleva a cabo en el templo.
El templo debe estar desprovisto de otros muebles, de
ventanas a ser posible (para controlar la iluminación y los

53 Ray Sherwin: The book of results. The Morton Press, 1978.

162
ruidos), y tendría que estar pintado enteramente de un color
neutro, como el blanco o el negro.

La iluminación del templo, como todos los demás


elementos circunstanciales, debe elegirse en función de la
práctica mágica a realizar. Luces directas o indirectas,
eléctricas o de velas, así como la intensidad de las mismas,
forman parte del diseño de cada ritual. Cada tipo de
iluminación evoca cosas distintas en la mente del practicante.
Puede ser que pretenda conseguir un ambiente lóbrego e
inquietante, como en el ritual de la vela negra que se proponía
en el capítulo 8 de este libro. Puede ser que desee moverse en
un espacio irreal y siniestramente distópico, como en el intere-
sante "Ritual de los nueve ángulos" que LaVey ofrece en sus
Rituales satánicos...

Tradicionalmente, la utilización de velas desempeña un


papel muy importante en el terreno de la iluminación del
ritual dentro del templo. Para ciertas corrientes, la vela no es
sólo una fuente de iluminación, sino también una fuente de
energía de la que se nutren las fuerzas que se activan en una
operación mágica. El color de las velas se relaciona con los
propósitos de esa operación, porque este color otorgaría
propiedades específicas a la energía de la llama. Hay nume-
rosas obras divulgativas sobre las propiedades de los colores
de las velas, y toda una "magia de las velas". Por su fácil
acceso, no nos detendremos aquí mucho en ello. Señalemos
someramente las utilidades que suelen vincularse a los
principales colores:

Negro Poderes siniestros, conocimiento, cambio,


muerte, defensa.

Blanco Limpieza, protección, evocación.

Amarillo Protección emocional o física.

Rojo Atracción, amor, violencia, agresión, guerra.

163
Azul o plateado Prosperidad, trabajo, amistad.

Verde Éxito, dinero.

Naranja Salud, vigor, inspiración.

Los estímulos olfativos son otro componente a controlar


durante los rituales en el templo. El método es el uso de
inciensos o la combustión de hierbas aromáticas. Un incien-
sario o pebetero puede ser uno de los pocos enseres que el
templo contenga permanentemente, además del altar. A
diferencia de los símbolos visuales (sigilos, colores...) y
acústicos, los diferentes aromas no están marcados cultu-
ralmente con significados precisos, por lo que el propio mago
negro debe investigar y experimentar qué olores vincula a qué
imágenes mentales, qué inspiraciones despiertan en él.

Del mismo modo que la iluminación con velas conlleva la


técnica de los colores, la combustión para buscar el olor
deseado implica adicionalmente el uso y las posibilidades del
humo. Grandes cantidades de humo pueden ser un marco
idóneo para la materialización y visualización de demonios.

Los sonidos constituyen un elemento central del ritual, y el


carácter cerrado del templo garantizaría poder controlar este
factor. Utilizar sonidos para la apertura y cierre de un ritual
(como la campanilla ya mencionada) constituye un importante
elemento delimitador para transitar entre la gnosis y los
estados mentales cotidianos. Del mismo modo es útil el uso de
la música durante el ritual. Una música ambiental sin cambios
bruscos, sin estridencias, por supuesto sin canción (sin
mensajes verbales), que refuerce el estado mental que el mago
negro desea alcanzar. Cada practicante debería ir confeccio-
nando su propia "discografía" mágica: temas musicales que le
parecen especialmente inspiradores para diferentes trabajos
rituales. Estos temas pueden ser guardados en archivos de
sonido digitales y reproducidos con un aparato electrónico

164
dentro del templo. El reproductor debe ser discreto y ocupar
un lugar no muy visible dentro de la estancia, por ejemplo
detrás o debajo del altar, oculto con alguna tela. Los temas
musicales no deberían ser escuchados con frecuencia fuera de
las operaciones mágicas, tendrían que reservarse dentro de lo
posible para esta exclusiva función.

El género de música idóneo en cada ritual depende una vez


más de las preferencias estéticas personales del mago. Puede
ser música ambiental clásica, folk o neo folk, étnica, industrial,
noise, jazz (tal vez jazz fusion), concreta, dark ambient, o
cualquier otra que garantice la ausencia de texto y de altibajos
o cambios bruscos que interrumpan la concentración del
practicante. Algunos músicos que se dedican también a la
magia practican un género denominado ritual o ritual
ambient. Es tarea del mago descubrir qué composiciones le
resultan más sugerentes en cada caso.54

Hemos hecho alusión a una segunda utilidad del templo:


aislar el entorno cotidiano del mago de los efectos o restos de
sus operaciones mágicas. Esto es especialmente recomendable
en el trabajo con la magia negra y específicamente si el mago
convive con otras personas no implicadas en estas prácticas.
Para conseguir de manera satisfactoria este objetivo, el templo
debería situarse en una estancia separada claramente del
hogar de alguna manera: una buhardilla, un sótano, un garaje,
una caseta, o directamente un piso o una casa diferentes del
domicilio habitual. Hay magos negros con el poder económico
suficiente para alquilar un pequeño apartamento o estudio
dedicado a tal fin. Otros acuden a alguna casa abandonada en
el campo 0 a una gruta suficientemente alejada del tránsito

54 Evidentemente debe basarse en su propia apreciación estética y no en el


título formal de la pieza o en la simbología publicitada por sus intérpretes
(como hacen ciertos jóvenes aprendices de "satanistas" que creen que deben
invocar a Satán utilizando discos de black metal, dados los "infernales"
títulos y textos que contienen). Una pieza de violín clásica puede ser mucho
más "demoníaca" que una composición de death metal, aunque esta clame
por la urgente venida del reino de Lucifer. No por casualidad se cree que
Paganini y Tartini hicieron pactos con el diablo.

165
general. En estos últimos casos transportan consigo los ele-
mentos del altar, que montan y desmontan en cada ritual.

La razón para todo esto es que en las operaciones


satisfactorias de magia negra se produce una concentración de
fuerzas o energías muy poderosas, que no se desvanecen
completamente tras el cierre del ritual. Su permanencia
residual, lo que aquí llamamos "restos", está en función del
éxito de la operación. A mayor dominio de los rituales de
magia negra, mayor cantidad de restos de este tipo en el
entorno. Podemos calificar estos restos, según los paradigmas,
como demonios, espíritus, energías psíquicas, etc. Sea cual sea
su "explicación", suelen ser bien perceptibles, especialmente
para una sensibilidad lo suficientemente despierta. Sus
manifestaciones entran dentro de lo que se conoce en general
como fenómenos parapsicológicos: poltergeist, raps, movi-
miento o caída de objetos, o presencias espectrales de dife-
rentes tipos. Como indicamos en otro lugar 55, estos fenó-
menos deben ser tomados por el mago negro, si sabe vencer el
miedo inculcado por las religiones, como indicios positivos de
que está avanzando efectivamente en el Sendero Siniestro.

Como hemos dicho, la necesidad de separar el templo del


resto del hábitat cotidiano se recomienda en el caso de que el
mago negro conviva con otras personas. Los niños son
especialmente receptivos a estos restos siniestros de los
rituales de magia negra, y es del todo conveniente evitarles
terrores nocturnos alimentados por estas presencias resi-
duales. En el caso de que el mago negro viva solo, o con
personas lo suficientemente adultas para entender y asumir lo
que sucede, estos restos sólo pueden incomodar even-
tualmente a algunas visitas impresionables.

Una alternativa al templo físico es el templo astral, tal y


como se describe más adelante en la sección sobre los rituales
astrales.

55 Miguel Algol: "Parapsicología siniestra", en Materia Obscura. Infernalia,


2012.

166
Capítulo 36
El altar

El altar es un lugar u orientación dentro del templo, no


tiene que ser necesariamente un mueble. En el caso de que lo
sea, es el enser prácticamente único de la estancia (si
exceptuamos el pebetero y el aparato reproductor de música,
que deben ocupar en todo caso lugares discretos).

La función del altar es contener los instrumentos de trabajo


y los símbolos que representan la línea mágica del practicante,
así como constituir un punto focal hacia el que dirigir la
atención y las energías liberadas por el mago negro. Puede ser
un lugar en el suelo, una piedra plana, una mesa de piedra o
madera, una estantería, una hornacina en la pared...

La orientación respecto a los polos terrestres y los compo-


nentes del altar están en función de las preferencias del
practicante por una determinada línea de trabajo mágico.

En la magia negra satánica el altar está siempre presidido


por una imagen del Demonio.

Ésta puede ser una estatuilla o una imagen bidimensional.


En este último caso puede utilizarse el sigilo de Bafomet, tal
como fue diseñado por la Iglesia de Satán, o un cuadro o
representación de Satán o Lucifer.

A continuación se ofrecen dos ejemplos de imágenes para


presidir el altar.

167
El sigilo de Bafomet

Lucifer, por Gustave Doré

168
Además de la imagen diabólica central, el altar puede
contener otros elementos: los instrumentos rituales (cetro,
daga, copa, vara, anillo, pentáculo...), una campanilla, velas (y
una caja de cerillas), algún libro, cuaderno o pergamino donde
estén anotadas determinadas convocaciones, y otros símbolos
que sean del agrado del mago negro y que refuercen su
inspiración demoníaca (por ejemplo, una calavera). El altar
puede estar lleno de objetos o ser extremadamente simple,
todo depende de las preferencias personales del que va
trabajar con él.

La orientación espacial del altar dentro del templo no


debería dejarse al azar o al constreñimiento de la arquitectura
de la estancia. Si hace falta, el altar puede situarse en una
esquina y no contra una pared concreta de la habitación. Los
dos polos recomendados para situar el altar son o bien el sur
(la orientación de Satán) o bien el oeste (la orientación de
Leviatán).

El altar no es un elemento reservado exclusivamente al


templo. Puede construirse un altar dentro de una habitación
corriente, dentro de un armario cuyas puertas puedan abrirse
completamente, etc. El altar y sus componentes no deberían
ser tocados por personas ajenas a la magia negra, de aquí la
conveniencia del templo, por su aislamiento de los demás. En
el caso de que algún visitante poco educado toque por curio-
sidad los elementos del altar, es conveniente después
limpiarlos bien con agua clara, con un paño humedecido o, si
es posible, colocarlos bajo agua que corra durante un rato. No
es necesario hacer esto si se trata de niños pequeños, ya que
estos carecen de energías adversas. Si el altar ha sido realizado
apropiadamente, no es común que los animales domésticos se
acerquen o intenten subirse a él.

169
170
Capítulo 37
Los participantes en el ritual

Un ritual mágico puede llevarse a cabo por uno o varios


participantes, y adopta entonces diferentes características. Las
razones de una u otra opción dependen en primera instancia,
lógicamente, de las posibilidades reales de reunir un grupo de
personas movidas por los mismos intereses. De aquí el interés
de los grupos de trabajo mágico: sociedades, órdenes, fraterni-
dades, etc. Pero depende también de las intenciones del ritual:
los rituales de deseo, por las mismas características de su
propósito, deben ser realizados individualmente. Los rituales
de compasión y de destrucción pueden ser tanto individuales
como colectivos.

En el capítulo 9 de este libro hemos presentado un modelo


de ritual esencialmente individual, el ritual de los Demonios
de los Cuatro Horizontes. Se observará que en él hay compo-
nentes que difícilmente pueden ser realizados en grupo: la
circunvolución sobre un eje, la pronunciación vibratoria de los
distintos nombres infernales.

Los rituales colectivos implican un grupo no muy numeroso


de personas que actúa generalmente de modo sincronizado.
Esta sincronía no tiene que ser perfecta, a diferencia de los
montajes coreográficos, y se presuponen períodos cortos de
transición entre un "paso" y otro, para que los participantes
conjuguen su propio estado personal con la evolución
colectiva.

Una especie de síntesis o terreno de intersección entre los


rituales individuales y los colectivos son los rituales colectivos

171
con un "sacerdote" y unos "acólitos", al estilo de las misas
negras tradicionales. En este tipo de rituales hay básicamente
una persona realmente activa, el "sacerdote", que realiza los
pasos físicos y verbales que podríamos encontrar en un ritual
individual. El resto de participantes (los "acólitos") adopta una
postura mucho más pasiva, en lo físico manteniéndose estática
y en lo verbal limitándose a "responder" a determinadas frases
del "sacerdote".

Los rituales colectivos precisan de un tiempo y un esfuerzo


previo de preparación que no se necesitan en el ritual
individual. Las posibilidades de improvisación, que quedan
abiertas en este último (especialmente una vez alcanzado el
estado de gnosis), no tienen cabida real en los primeros. En la
ritualización colectiva se espera que todos los participantes
tengan un grado de ejercitación y de memorización parejo. Por
ello suelen ser realizados por personas que mantienen un
continuado contacto de trabajo, como en las sociedades
mágicas.

Uno de los problemas más incómodos para los partici-


pantes en un ritual colectivo es el peso de la autoimagen
social. En el ritual individual, necesariamente sin testigos, el
practicante puede abandonarse libremente a sus sensaciones y
a los estados de consciencia que va recorriendo. En el ritual
colectivo la presencia de los otros, la mirada de los otros, es un
factor que cohibe la relajación y el abandono del ego. Muchos
practicantes de rituales colectivos se sienten al comienzo
terriblemente tensos. Lo mismo sucede al que le toca hacer de
"sacerdote" en un ritual del tipo que hemos citado antes.

Una solución a este problema está en el uso de máscaras y


ropa uniforme: túnicas, preferiblemente con capuchas. La
máscara es superflua en un ritual individual, pero muy útil en
uno colectivo. Permite al participante relajar su mirada y sus
gestos faciales detrás de ella, y por lo tanto olvidarse de ellos.
Las túnicas amplias permiten borrar las diferencias sociales o
culturales entre los participantes manifestadas en la ropa

172
cotidiana, además de permitir los movimientos mucho más
cómodamente que las prendas ajustadas que generalmente
usamos en Occidente. Las máscaras —sin rasgos especiales— y
las túnicas —preferiblemente negras— son además elementos
escénicos de gran efectismo, para coadyuvar a crear el
ambiente "extraordinario" (fuera de la realidad cotidiana)
propicio al ritual.

173
174
Capítulo 38
Las intenciones del ritual

LaVey hizo una división tripartita muy práctica de los


rituales satánicos, en función de los objetivos que el mago
negro se propone conseguir: Rituales de deseo, de compasión
y de destrucción.

Los rituales de deseo, dirigidos a atraer erótica o


sexualmente a una persona específica. Abarca lo que en la
tradición de la brujería se conoce como "hechizos de amor".

Los rituales de compasión, dirigidos a obtener algún


beneficio (físico, material, etc.) para uno mismo o para otra
persona.

Los rituales de destrucción, dirigidos a causar daño a otra


persona. Conocidos en la tradición de la brujería como
"maldiciones".

Cada ritual puede organizarse de la forma que el mago


prefiera, siempre siguiendo la estructura de pasos señalada
anteriormente. Durante el momento central del ritual, en
estado de gnosis, debe tener en cuenta dos principios:

● El mago debe llegar a percibir de la manera más intensa


el poder del ritual, o el poder de las fuerzas que mediante el
ritual está convocando. Durante el ritual no alberga ninguna
duda sobre todo ello. Para alcanzar esta percepción clara debe
ser capaz de dominar de forma satisfactoria las técnicas de
visualización interna (tener el pensamiento que desee, sin que

175
interfieran otros) y de cambio voluntario de paradigmas
(creer lo que desee).

● El mago debe visualizar su objetivo produciéndose efecti-


vamente en la realidad. Si se trata, por ejemplo, de un ritual de
destrucción, debe representarse durante él a su enemigo
sufriendo ya (no en el futuro) el castigo que le ha enviado. Del
mismo modo que en el principio anterior, debe concebir la
efectividad del ritual como una realidad, no como un deseo,
un proyecto, una posibilidad, etc.

Para alcanzar el apropiado estado de inspiración / exal-


tación, el mago negro puede organizar el momento central del
ritual como una solemne convocación a alguna fuerza arque-
típica que le ayude en su propósito. Afrodita (en la tradición
helénica), Erzulie (en la tradición vudú) o alguna figura de la
Goecia vinculada al placer y al goce pueden ser las invitadas
centrales en un ritual de deseo. Abbadón, Hékate, el Barón
Samedi pueden ser convocados en un ritual de destrucción.
Una gran parte de la tradición mágica tanto antigua como
moderna funciona básicamente así, y las "invocaciones" que
los magos escriben en sus libros son básicamente ejercicios
literarios más o menos afortunados, que quieren despertar en
sí mismos y en sus lectores el grado de inspiración apropiado.
No hay efectividad mágica intrínseca en este o aquel texto,
como ya hemos señalado.

La efectividad de una convocación depende de lo que


despierte en quien la realiza. Por ello cada mago negro —por
definición una persona poco proclive a seguir a "maestros" y
rebaños— debería dotarse de sus propios rituales y de sus
propios textos para las convocaciones. Hasta que se sienta
seguro sobre "sus propios pies" rituales, puede utilizar
cualquier ritual de cualquier autor que le motive. La
motivación vendrá por las dotes literarias-dramáticas del
autor, o por la autoridad o prestigio con que aparezca
revestido.

176
Como se ha indicado antes, los rituales de deseo deben
realizarse en solitario. Los rituales de compasión o destrucción
pueden realizarse en solitario o en grupo.

El mago debe despreocuparse de los objetivos o los


resultados una vez el ritual ha tenido lugar. No se trata de
olvidar el ritual y sus intenciones, sino de evitar la obsesión
por el resultado (la "codicia del resultado") a la que ya
hacíamos mención en el capítulo 27, sobre los sigilos. A este
respecto escribe LaVey en La Biblia Satánica:

Hay muchos supuestos hechiceros y brujas que hacen un


ritual, para luego ir por ahí con una ansiedad tremenda,
esperando la primera señal de que su ritual haya
funcionado. Igual podrían postrarse de rodillas y rezar, ya
que la misma ansiedad en espera de un resultado exitoso
lo único que hace es anular cualquier oportunidad de
éxito. (...) El preocuparse o quejarse constantemente por
una situación sobre la cual se ha realizado el ritual sólo
garantiza el debilitamiento de lo que sería una fuerza
dirigida de manera ritual, al diseminarla y diluirla.

La bruja que lanza su conjuro durante las largas esperas al


lado del teléfono anticipándose a la llamada de su
supuesto amante; el hechicero a quien echan del trabajo y
que invoca la bendición de Satán, y luego se sienta a
esperar a que le llegue un cheque; el hombre, entristecido
por las injusticias que con él se cometen y que, habiendo
maldecido a su enemigo, sigue su camino cabizbajo y
ceñudo... todos ellos son ejemplos comunes de una energía
emocional mal dirigida.

177
178
Capítulo 39
Rituales astrales

Los rituales que se han examinado hasta aquí suceden en


nuestro espacio tridimensional, e implican personas y ele-
mentos de nuestra realidad física, tal y como la concebimos.
Los distinguimos con el nombre de rituales físicos, porque no
son los únicos posibles. Existen también, y dotados de una
extraordinaria eficacia, los rituales astrales.

Los rituales astrales forman parte del trabajo en el astral y


en el mundo de la noche / sueños, que se estudia con más
detalle en un posterior curso sobre magia negra que lleva el
título de Noctifer. Ofrecemos aquí una versión meramente
introductoria.

Para realizar un ritual astral el mago negro debe encon-


trarse en una situación de completo aislamiento y relajación.
Los mínimos estímulos ambientales y corporales deben llegar
a su conciencia. Si ha llegado a dominar una postura de asana,
alcanzando el nivel en que se siente completamente cómodo
en ella, puede utilizarla. Si no, puede sentarse en un sillón,
preferiblemente dotado de brazos, con la espalda lo más recta
posible, descansando sus brazos en los del sillón y con los pies
firmemente situados en el suelo.

El mago cierra los ojos y comienza a respirar profunda y


relajadamente. Una vez la relajación es satisfactoria, visualiza
un pentagrama invertido. Las técnicas de visualización interna
deben ser dominadas en alto grado, para evitar que ninguna
otra imagen o pensamiento interfiera en estos momentos.

179
Cuando el pentagrama ocupa perfecta y nítidamente su
conciencia, el mago visualiza que se va acercando a su centro y
finalmente pasa a través de él.

El mago visualiza ahora que ha entrado en un paraje


nocturno, un gran campo bajo la luz espectral de una luna
roja, donde pueden distinguirse tal vez árboles dispersos y
oscuros. Es importante no verse a sí mismo en "tercera
persona", sino presenciar toda la escena desde los propios
ojos.

El mago avanza por este campo hasta que descubre su


templo astral. El templo es una casa o edificio que puede
tomar la forma que el mago desee. Esta forma será la que
tenga en sucesivos rituales, aunque sin duda habrá invo-
luntarias modificaciones según vaya dominando esta técnica.
Puede tener la forma de una mansión, de un castillo, de un
edificio geométrico, de una torre... El mago sabe que ese es su
templo, construido a su medida, reservado a él, y se toma su
tiempo en concebirlo y contemplarlo.

Una vez el templo astral es percibido claramente en su


forma y dimensiones, el mago se acerca a su puerta y entra en
él. El interior es espacioso y está vacío, y el mago debe
comenzar a amueblarlo y decorarlo. Crea en el centro una
mesa de altar, con una daga sobre ella. Si así lo desea, puede
colocar símbolos que le resulten familiares en las paredes. Es
difícil mantener la visualización de esta decoración sin que se
produzcan cambios, pero el practicante debe luchar por
conseguirlo, del mismo modo que luchó en los ejercicios de
visualización interna en su momento. Debe ser consciente de
que no está imaginando este templo, sino que lo está creando
realmente, de forma permanente, en el astral.

En las primeras visitas al templo astral el mago sólo


contempla el lugar, intentando percibirlo con el mayor detalle
y estabilidad. Debe continuar la práctica diariamente, al
menos una vez y no más de tres veces al día. Al cabo de

180
aproximadamente una semana sentirá que realmente se
encuentra allí. Entonces puede comenzar sus rituales en él.

Dentro del templo el mago realiza los mismos rituales que


lleva a cabo en el plano físico / de vigilia. No hay rituales
especiales o distintos en el templo negro astral. Lleva a cabo
las mismas operaciones y convoca los mismos poderes. Del
mismo modo, evita las obsesiones por el resultado.

El mago negro acabará comprobando que los rituales en


este templo astral tienen una efectividad sobre su vida y su
entorno "real" igual o incluso mayor que la de los rituales
físicos que ha llevado a cabo hasta ese momento. De hecho
está realizando realmente los mismos rituales, sólo que en un
lugar distinto: un lugar donde puede controlar mejor el
entorno y el desarrollo de las operaciones.

Con el tiempo, le resultará cada vez más fácil entrar en su


templo astral, y éste se presentará completamente nítido y
estable en su mente. Acabará no necesitando los pasos previos
de respiración y relajación. Podrá llegar a él y realizar sus
rituales siempre que lo desee y disponga de unas mínimas
condiciones de privacidad, en cualquier pequeño descanso de
su ajetreo cotidiano (paseando, en un transporte público,
mientras espera, etc.).

Con la práctica del templo astral el practicante está comen-


zando a tener consciencia y a utilizar su cuerpo astral. Este
cuerpo le permitirá llevar a cabo distintas operaciones en el
futuro, relacionadas con la clarividencia, el desplazamiento a
distancia, la bilocación, etc.

Para un practicante que da sus primeros pasos en la magia


negra, el ritual astral es necesariamente individual, pero para
practicantes más experimentados es posible realizarlo en
grupo, reuniéndose en un mismo lugar previamente acordado
y entrando en interacción todos ellos de manera efectiva
(aquelarre astral).

181
182
Capítulo 40
Magia negra simpatética

La otra línea de trabajo o conjunto de técnicas para


modificar la realidad en la magia negra —además de las
operaciones simbólicas (con sigilos) y rituales, tratadas
anteriormente— es la llamada magia simpatética.

La magia simpatética56 se encuentra igualmente en todas


las distintas tradiciones mágicas y chamánicas de la Tierra. En
ocasiones, dado que trabaja con elementos muy visibles y
llamativos (los muñecos o figurillas), aparece en el imaginario
común y en las obras de ficción como la técnica distintiva de
los "brujos". Por ejemplo, el rico universo filosófico y mágico
del vudú afroamericano se reduce para mucha gente al uso
exclusivo de inquietantes "muñecas". Del mismo modo, y en el
otro extremo, la ignorancia general no percibe el uso
fundamentalmente mágico de innumerables "ídolos" que
pueblan nuestros museos de etnografía y prehistoria.

La magia simpatética se explica en Occidente por un viejo


axioma de los magos tradicionales, ya desde la época helénica:
que las cosas en el mundo, según su naturaleza, establecen
determinados lazos o correspondencias entre sí. Determinados
minerales están relacionados con determinados planetas,
determinados procesos naturales con determinados elementos
químicos. Esta "teoría de las correspondencias" aparece
desarrollada en extenso en la Occulta Philosophia de Agrippa.
Crowley la explica diciendo que "la naturaleza es un fenó-
meno continuo".
56 Del griego syn- "común" (de donde síntesis, sintonía, etc.) y pathos
"sentimiento" (de donde simpatía, antipatía, etc.).

183
Si dos cosas mantienen una relación especial y profunda
entre sí, modificar una de ellas lleva a producir modificaciones
en la otra. La utilidad de este axioma está en que hay cosas a
las que no podemos directamente acceder, pero sí podemos
acceder a las cosas que están vinculadas a ellas. Por ejemplo,
no podemos alcanzar directamente a un enemigo, pero sí
podemos actuar sobre una cosa que esté relacionada esencial-
mente con él. Lo que experimente esta cosa acabará experi-
mentándolo él. Esto es lo que se entiende por proceso
simpatético.

En su utilización sobre personas, la magia simpatética


funciona construyendo una imagen o doble de la persona
sobre la que deseamos incidir. No tiene que haber aquí
necesariamente una operación destructiva, como sucede con
las "muñecas diabólicas" de las películas de terror: puede ser
con un propósito de atracción erótica, para conseguir su
predisposición o su acuerdo, etc.57 Los tres tipos de inten-
ciones que hemos visto en la sección sobre el ritual son
también aplicables aquí.

El doble y la persona objeto de nuestra operación mágica


deben tener un vínculo esencial entre sí, un vínculo basado en
la imagen, el cuerpo (y sus diferentes componentes, fluidos,
etc.) o en sus pertenencias y elementos personales en general.
Al primer tipo de vínculo —la imagen— pertenece el uso de
fotografías, construcción de réplicas en cera, etc. Al segundo —
el cuerpo— corresponde la utilización de pelo, uñas, saliva o
cualquier otro resto orgánico de la persona. Con el tercero —
sus pertenencias y otros elementos personales— tiene que ver
el uso de partes de su vestuario, muestras de su caligrafía, etc.

La técnica simpatética más usual es elaborar una figurilla


con estas pertenencias de la persona objeto de la práctica
57 Sin duda la Iglesia Católica, que siempre ha declarado su enemistad con
la "brujería", ha intentado utilizar en algunos momentos de su historia
formas de magia simpatética: la Inquisición quemaba "en efigie" (es decir en
forma de muñecos) a los herejes y brujos que no podía torturar y asesinar
directamente.

184
mágica. La figurilla puede ser de arcilla, cera 58 o cualquier otra
sustancia moldeable y contendrá en su interior los elementos
esenciales. A rasgos generales, esta figurilla tendrá el aspecto
de esa persona, para intensificar la correspondencia entre
ambas entidades. Algunos hechiceros colocan las muestras de
pelo sobre la cabeza de la figura, las muestras de uñas en sus
extremidades, etc. para reforzar su similitud; pero no es
necesario.59

Los elementos personales pueden ordenarse en la siguiente


forma, de los más potentes a los menos:

 Sangre
 Semen / fluidos vaginales / saliva
 Fragmentos de cabello / uñas
 Materia fecal
 Fotografía
 Firma
 Escritura a mano
 Posesiones personales / ropa
 Objetos recientemente tocados
 Nombre de la persona
 Imágenes similares a la persona

Una vez construida la figurilla con los elementos que


puedan obtenerse de la persona-objetivo, el procedimiento
usual consiste en someter el objeto a un proceso simbólico que
represente lo que queremos que le suceda a esa persona. El
simbolismo empleado dependerá de aquello que le resulte más
claro y directo al mago negro.

58 Para disponer de cera moldeable, sumergir algunas velas en agua que


acabe de hervir.
59 Las figuras de arcilla o cera pueden reemplazarse por muñecos de tela,
en cuyo interior se albergan los elementos vinculados con nuestro objetivo
que hayamos podido acumular. Una vez introducidos estos materiales, el
muñeco es cosido perfectamente y no vuelve a abrirse más.

185
Si queremos que esa persona deje de actuar contra
nosotros, podemos atar la figura con un cordón, o taparle los
ojos. Si queremos destruir a esa persona, destruiremos la
figura ritualmente. Si queremos que esa persona se sienta
atraída hacia nosotros, uniremos su figura a una fabricada con
nuestros propios elementos mediante un lazo... En las
distintas tradiciones chamánicas se encuentran procedi-
mientos específicos, basados en el concurso adicional de
determinadas plantas y ungüentos (aceites) que se aplican a la
figura. Una gran cantidad de información sobre esto puede
encontrarse sin dificultad en la literatura etnográfica sobre las
diferentes culturas del planeta, y los materiales necesarios
(plantas, ungüentos, etc.) pueden obtenerse de la propia
naturaleza o adquirirse en establecimientos de productos de
hoodoo y santería.

Los rituales sobre las figuras deben realizarse, como todas


las operaciones rituales, en estado de gnosis; aquí obtenida

186
normalmente por métodos excitatorios. Así un trabajo de
destrucción debe estar acompañado de la mayor ira del mago
respecto a la persona-objetivo, simbolizada en la figurilla. Un
trabajo de atracción debe realizarse mientras el mago se
embarga del mayor deseo y excitación por la persona-objetivo.

Los principios de la magia negra simpatética pueden


utilizarse tanto para actuar sobre otra persona como para
evitar que otras personas puedan actuar sobre nosotros. El
método más efectivo para lograr esto último, es decir para
defenderse de las posibles prácticas mágicas de los demás, es
construir un doble mágico de nosotros mismos y guardarlo en
un lugar a buen recaudo. Todas las prácticas dañinas que
vayan dirigidas hacia el mago negro serán atraídas hacia su
doble y afectarán solamente a éste. No es necesario señalar la
importancia de que este doble no caiga en manos de otras
personas.

El doble mágico (también llamado "gemelo mágico") se


crea mediante el mismo procedimiento que cualquier otra
figura de este tipo de magia. Será suficiente con crear una
figura con barro de moldear (cuya composición sea lo más
natural posible, evitando materiales sintéticos) e introducir en
su interior muestras de nuestro propio pelo y uñas. Luego, una
vez cerrada y terminada de moldear la figura, deberemos
untarla completamente con nuestra propia saliva, mientras
visualizamos cómo se convierte en nuestro doble mágico.
Diremos en voz alta que la declaramos nuestro doble para que
recoja todo aquello que sea enviado en contra nuestra. Por fin,
meteremos la figurilla en una pequeña caja de madera sobre la
que trazaremos el símbolo de la tierra, para que absorba y
neutralice todas las fuerzas que pueda recoger el doble (como
la tierra neutraliza las corrientes eléctricas). También es
posible llenar el fondo de la caja de tierra real.

187
El símbolo alquímico de la tierra

Una vez dentro de la caja, y cerrada la tapa de ésta, se


guardará en un lugar recóndito de nuestro aposento y se
intentará no pensar más en su existencia. La figura no necesita
ser cuidada o reemplazada, salvo que sufra algún deterioro
accidental.

Hemos hecho referencia repetidas veces a lo largo de este


libro a la necesidad de evitar la fijación por el objetivo (la
"codicia del resultado") antes y después de las prácticas
mágicas propiamente dichas. En los trabajos de ataque mágico
debe evitarse igualmente otro tipo de pensamiento obsesivo: la
culpa, remordimiento, mala conciencia, o como queramos
denominarlo. Antes de una operación destructiva debemos
tener muy claro nuestro desapego total por la persona a la que
va dirigida. Si el arrepentimiento comienza a enseñorearse de
nuestra mente una vez concluida la acción mágica, todo el
efecto destructivo se volverá hacia nosotros mismos. No hay
castigo de ningún "dios" o "ley universal" en las prácticas
mágicas de ataque. Uno tiene derecho a expresar tan vehe-
mente su odio como expresa su amor. El único peligro de
ambas cosas está en nuestros propios miedos e inseguridades:
en la culpabilidad de la que nos han atiborrado las religiones.
Una culpabilidad dirigida a volvernos inseguros, tímidos,
vacilantes, a no creernos capaces de llevar las riendas de
nuestra propia vida tal y como nosotros prefiramos. Por ello la
magia negra necesita de un trabajo fuerte y constante sobre la
propia Voluntad, porque se atreve a desafiar miles de años de
sermones derrotistas sobre las propias fuerzas y capacidades.
La culpabilidad es suicidio.

188
Nivel VII

189
190
Capítulo 41
El Pacto

Al comienzo de este libro propusimos la creación de un


diario negro que acompañara al estudiante a lo largo de su
iniciación en el Sendero Siniestro y que diera testimonio de
sus esfuerzos, sus dificultades y sus avances en este camino
personal y necesariamente solitario. Una rigurosa honestidad
debe haber presidido todas sus páginas. El diario negro se
abrió con una Declaración de Intenciones que servía como
lema y formulación de los propósitos del estudiante a la hora
de decidir adentrarse en el estudio y la práctica de la magia
negra. Es ahora el momento de revisar el trabajo realizado y
valorar la disposición íntima a continuar en el camino
siniestro como forma de vida y filosofía personal, adentrán-
dose en nuevos niveles de conocimiento y experiencia. El
diario negro, entre tanto, se habrá ido convirtiendo en sí
mismo en un instrumento de magia negra, un gran sigilo o
talismán que el practicante podrá utilizar —junto a sus otras
herramientas— en su trato con los poderes oscuros.

El estudiante se ha visto confrontado, en este primer grado


que hemos titulado Sinister, con los fundamentos de la magia
negra satánica. Ha podido descubrir que para poder dominar
el ámbito que llamamos "realidad" (magia externa) debe
primero ser capaz de dominarse a sí mismo (magia interna),
pues las formas con que se le presenta la realidad están
indisolublemente asociadas a su personal forma de percibirlas.
La percepción es una actividad propia e íntima, condicionada

191
por la Voluntad, no un "reflejo" objetivo de un mundo prede-
terminado60. Lo que distintas personas convendrán en consi-
derar un mismo fenómeno es seguramente percibido de dife-
rentes maneras por cada una de ellas, y cada forma de perci-
birlo será ya una propuesta de acción o resolución de él.
Percibirlo desde el miedo, por ejemplo, es reconocerlo como
una amenaza que acabará prevaleciendo contra uno. "El
miedo es la antesala del fracaso" (Crowley).

En este libro se ha mostrado que el fortalecimiento de la


Voluntad (Azufre) es la clave de todo el trabajo satánico. Un
propósito de naturaleza titánica —en el sentido común y en el
sentido cosmogónico clásico del término— contra el que se
alzan los obstáculos culturales más impresionantes y aparen-
temente inamovibles:

El obstáculo terrible de una educación milenaria judeocris-


tiana, que proclama sin descanso la naturaleza carente, incom-
pleta, impotente, culpable, del ser humano. El obstáculo de la
versión moderna de la cultura occidental, que convierte a sus
ciudadanos en meros espectadores pasivos de la vida. Una
etapa de la cultura que busca por todos los medios la impli-
cación del mínimo esfuerzo, la instauración de una vida
rutinaria y muelle totalmente prevista llamada confort, donde
nada nuevo sucede salvo nuevas opciones de consumo, donde
cualquier cosa realmente nueva e imprevista sería motivo de
alarma y desasosiego.

Frente a todos estos obstáculos el mago negro satánico


realiza un acto consciente y radical de blasfemia al propo-
nerse, contando "sólo" con sus propias fuerzas (con su propia
naturaleza), ser el dueño absoluto de su vida y concebir el
mundo como un lugar abierto donde escribir su propia obra.
El fantasma de la soledad, agitado por todos los conductores
de rebaños y por las ovejas dóciles que les siguen, será uno de
los contrincantes más peligrosos que saldrán a retarle una y

60 Véase Miguel Algol: "La conquista de la percepción", en el blog El Baile


del Espíritu.

192
otra vez en el camino. Tendrá que saber convivir con quienes
ya no se le parecen, con quienes no podrían nunca entenderle.
Deberá no sentirse ya confortado con el aplauso o el recono-
cimiento de los demás, sino con la fidelidad a un oculto fuego
negro interior que se niega a doblegarse o a extinguirse. A este
fuego rebelde y profundamente íntimo, cuando hemos nece-
sitado personalizarlo, lo hemos llamado siempre Satán.

Durante el trabajo con este libro el estudiante habrá


comprobado también que no estamos proponiendo una nueva
alfalfa mental, una novísima serie de conceptos (de palabras)
en los que "pensar" o "creer". Si la magia negra proclama la
necesidad del triunfo de la Voluntad, pone a prueba desde el
primer momento a sus supuestos partidarios con un mundo de
ejercicios y prácticas donde deben demostrar que están
dispuestos, no meramente que están de acuerdo. Las asanas,
los ejercicios de concentración de la mirada y de la mente, en
un primer momento tan difíciles, tan ingratos, tan pacientes
(tan anticristianos y antimodernos) son una primera criba
para alejar a los buscadores de "sensaciones fuertes intelec-
tuales" de los verdaderos discípulos del Demonio. Ante estos
ejercicios-retos hay dos formas de huida: abandonar su
práctica (el orgullo de cada cual sabrá encontrar buenas
razones para justificarlo) o saltar apresuradamente sobre
ellos, considerándolos de algún modo ya conocidos o
superfluos. Ambas formas harán perder el hilo de la
progresión real en el camino siniestro: al final sólo habrá
decepción o confusión.

Para el estudiante de este libro ha llegado la hora de hacer


una valoración del trayecto recorrido y de las experiencias que
ha extraído de él. Tanto si ha desistido de seguir todos los
pasos propuestos como si los ha completado satisfacto-
riamente, si ha recorrido estas páginas como un mero
espectador curioso o si le han servido como guías para un
trabajo real y efectivo, debe decidir si este camino es el suyo.
Ha llegado a una encrucijada. Para responder a ello debería
tener en cuenta no sólo los aspectos racionales de la pregunta,

193
sino también los anímicos y emocionales. La cuestión podría
reformularse entonces preguntándose si siente que este
camino siniestro es el suyo.

Los enemigos de los rebaños no buscamos acólitos, porque


no nos beneficia ni nos perjudica que haya más personas
recorriendo senderos parecidos a los nuestros. Por lo tanto no
haremos proselitismo de estos planteamientos aquí. Sólo
hemos mostrado cuál es el tipo de trabajo general a realizar:
cada uno habrá obtenido sus propios frutos. En función de
esta cosecha tan personal estará la decisión final que ahora se
invita a tomar.

II

El practicante que, en esta encrucijada del final del primer


nivel de estudios en magia negra, decida seguir avanzando en
el Sendero Siniestro, debe llevar a cabo un Pacto en firme con
el Demonio. Siempre los pactos diabólicos tuvieron lugar en
las encrucijadas. Este Pacto puede entenderse como una reela-
boración madurada y más sabia de la original Declaración de
Intenciones que encabezó su diario negro y sus primeros pasos
en el camino oscuro. Cuando expresó esa declaración original
sólo había un deseo de voluntad, una curiosidad que estaba
abriéndose, pero faltaba la experiencia y también el lenguaje
de que ahora dispone. El practicante ha empezado a conocerse
y transformarse. El Pacto con el Demonio será un acto ritual
que le dará firmeza y nuevas e insospechadas fuerzas para
recorrer el resto de su camino. Satán sabrá que es uno de los
suyos, que ha abandonado definitivamente al Nazareno, y le
recompensará hasta el final de sus días por ello.

El Pacto con el Demonio debe ser un acto consciente, sin


dudas o remordimientos de ningún tipo, porque no tiene
vuelta atrás. Con este Pacto el practicante puede considerarse

194
realmente a sí mismo como un hechicero satánico, porque los
Poderes de las Tinieblas así lo reconocerán a él desde ahora.
Su vida no volverá a ser la misma. Los sacerdotes de toda
calaña sentirán instintivamente el peligro cuando lo vean
llegar, los lugares sombríos y malditos que aterrorizan a la
mayoría de los mortales se le abrirán como acogedores
hogares. Un aura siniestra le acompañará desde ahora como
una señal de lo que se ha atrevido a ser.

A diferencia de los jóvenes inmaduros que buscan ser


"malvados satánicos" a base de estética de cine de terror,
muecas desafiantes y alaridos, el satánico auténtico, el que ha
pactado realmente con el Demonio, será siniestro al gran
estilo: Se volverá más digno y amable en el trato, más atrac-
tivo, más seductor, más fascinante. Estos son algunos de los
primeros regalos de Satán, que percibirán muy pronto quienes
le rodean.

El Pacto con el Demonio no es una parodia ni un juego, no


es una metáfora. Es un pacto real con consecuencias que
transformarán profundamente la vida. Por ello quien pretenda
hacerlo debe tener muy claro el paso que va a dar. Debe
tomarse todo el tiempo que considere necesario para meditar
lo que va a hacer. Es posible seguir practicando y estudiando
"magia" en otras corrientes no siniestras (Magia del Caos,
Thelema...), y tal vez estas escuelas impliquen cambios perso-
nales menos radicales, más compatibles con los requeri-
mientos o presiones de su entorno social.

En el Pacto que se propone a continuación, cualquier resto


de los miedos y las admoniciones de las iglesias puede tener
secuelas desastrosas. El autor de este libro no se responsa-
biliza en ningún sentido de las consecuencias indeseadas de
esta práctica, que en todo caso sólo deberían llevar a cabo
personas mayores de edad y en aceptable uso de sus capa-
cidades mentales.

195
III

El practicante debe concebir y realizar el Pacto de una


manera enteramente personal, de acuerdo a los conocimientos
que haya adquirido sobre el mecanismo del ritual y sobre la
forma de alcanzar los estados de gnosis. Existen testimonios
históricos de numerosos pactos diabólicos, que incluyen los
textos presuntamente empleados en su día para llevarlos a
cabo. Como posible fuente de inspiración para diseñar su
propio pacto, el practicante podrá encontrar útil la lectura de
los siguientes textos. Debe tener en cuenta que estos docu-
mentos fueron publicados en un clima de estricto control
ideológico por parte de las iglesias, por lo que deberá saber
expurgarlos de las admoniciones en su contra y de las
interpolaciones litúrgicas cristianas:

● El Dragón Rojo o Gran Grimorio


● El Grimorium Verum
● El Libro del Juramento del Papa Honorio
● La crónica de Fausto
● Las actas del proceso de los Demonios de Loudun

Del mismo modo, puede serle de utilidad el Liber CLXXV


Astarte de Aleister Crowley. Este libro, uno de los más oscuros
del autor, expone de manera detallada una técnica para la
comunión con una entidad (deidad o demonio) por medio de
imágenes y talismanes.

El Pacto debe realizarse de manera individual y mediante


una ceremonia formal. El practicante debe preparar esta cere-
monia con más dedicación y detalle de lo que hasta ahora haya
hecho en sus prácticas rituales. Debe prepararse a sí mismo y
al lugar donde la llevará a cabo con la suficiente antelación.
Debe por lo tanto poder disponer de intimidad y tranquilidad
durante varias horas. El lugar del ritual debe estar dispuesto
con el mayor esmero posible, inciensos deben estar encen-

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didos con anterioridad, creando la atmósfera adecuada. La
iluminación debería ser exclusivamente mediante velas, prefe-
riblemente negras dada la naturaleza de la operación. La luz
debe ser suave, cercana a la penumbra. El mago debe bañarse
previamente, arreglarse y perfumarse como ante el encuentro
importante que va a tener lugar. Debe ponerse ropa limpia:
una túnica oscura o en su defecto prendas cómodas de color
negro. El ritual comienza a medianoche, durante la luna llena.

El Pacto puede ser escrito con antelación y luego leído y


firmado, a la usanza tradicional. Puede sólo declamarse, o
convertirse en un sigilo pictórico o acústico a ser "cargado" en
un estado profundo de gnosis. Todo depende de las prefe-
rencias del mago. Como se ha visto en otras partes de este
libro, no hay ritual que sea más efectivo que otro en sí mismo:
la efectividad la confiere la implicación vital y emocional de la
persona que lo lleva a cabo.

Cada satanista tiene su propia visión o premonición sobre


la naturaleza de Satán. Los paradigmas o explicaciones de
nuestra cultura sobre lo mágico también se reflejan de alguna
manera aquí: Satán como fuerza psíquica interior, Satán como
energía del universo, Satán como un ser personificado que
habita otros planos de la realidad... La explicación que el mago
negro adopte condicionará sin duda la manera de dirigirse a él
en el ritual del Pacto. Pero siempre y en última instancia
debería tener presente que ningún paradigma por sí mismo
explica satisfactoriamente a Satán. Durante el ritual del Pacto
no debería por lo tanto preocuparle la realidad "racional" de la
figura con quien está comunicando. Sólo debe importarle que
esta comunicación se está produciendo. Un debate interior
durante el Pacto sobre quién es Satán introduciría un factor de
racionalidad del ego y de inseguridad que bloquearía el estado
de exaltación necesario.

El Pacto debe abrirse como cualquier ritual, creando un


espacio propio mediante el trazado simbólico de un círculo o
esfera donde el mago ocupa el lugar central (axis mundi).

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Dado el carácter siniestro de este trabajo ritual, el trazado
circular debe hacerse siguiendo el sentido contrario a las
agujas del reloj, y en cada punto cardinal debe colocarse
simbólicamente un pentagrama o pentáculo invertido. A dife-
rencia del ritual de los Demonios de los Cuatro Horizontes, no
debe convocar distintos nombres demoníacos. Es sólo Satán,
el Demonio en sí mismo, quien acudirá a esta cita.

Una vez concluida la ceremonia del Pacto, no se debe


proceder a "desterrar", es decir no hay que volver a recorrer el
campo circular trazado al comienzo. Si al principio el ritual se
abrió con el sonido de algún instrumento, este sonido no tiene
que repetirse al final. A diferencia de los rituales comunes,
este ritual no se separa de la realidad cotidiana, sino que se
perpetúa en lo que sucede en ella a partir de ahora.

El diario negro que se estaba escribiendo debe concluir con


la anotación detallada, normalmente un día antes del ritual, de
los preparativos y detalles que se planean para la ceremonia
del Pacto. No debe escribir el propio texto del Pacto. Una vez
la ceremonia se lleve a cabo debe comenzarse un cuaderno o
libro enteramente nuevo, donde el texto del Pacto será la
nueva Declaración de Intenciones inicial.

El mago negro recibirá durante la gnosis del Pacto o tal vez


durante el sueño de esa misma noche un nombre nuevo como
aliado del Demonio. Ese nombre seguramente será distinto del
posible nombre mágico utilizado hasta ahora en sus primeros
pasos en el Sendero Siniestro. Es el nombre con el que se
reconocerá íntimamente a sí mismo, a su osadía indomable
ante la vida y a su dignidad como enemigo de cualquier ídolo.
Los demás no tienen por qué saberlo, si no comparten por su
naturaleza la intimidad más profunda del mago. Como nuevo
'dios', tiene ahora su nombre 'impronunciable' con el que
siempre se dirigirá a Satán y por el que Satán lo reconocerá
como uno de los suyos.

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Con este Pacto se habrá producido una transformación
radical, un renacer después de haber descendido a los
infiernos (Katabasis). Al día siguiente, con más fuerza y auto-
dominio que nunca, el mago negro comenzará a elegir lo que
realmente prefiere, lo que realmente desea que permanezca en
su mundo: entre sus hábitos hasta ese momento, entre sus
conocidos y su vida social, entre sus pensamientos y creencias.
Ya no hay lugar para el miedo a las decisiones, para la
inquietud ante lo nuevo y lo desconocido. Sabe que siempre ha
caminado sobre el abismo, pese a las frágiles "seguridades" de
que creía disponer antes, pero la diferencia es que ahora,
quizás por primera vez, es el orgulloso dueño de su camino.

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