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Nicolás Copérnico

La Astronomía

Telesecundaria José Vasconcelos


Itzel Damaris Hernández Gómez

2° “B”

Materia:

Catedrático:
ÍNDICE

Introducción ……………………………………………………………………. 2
Nicolás Copérnico……………………………………………………………… 3
Investigador Reflexivo…………………………………………………. 3
Espíritu humanista……………………………………………………… 4
Su aportación astronómica……………………………………………. 5
Conclusión………………………………………………………………………. 9
Bibliografía………………………………………………………………………. 10

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INTRODUCCIÓN

Nicolás Copérnico - en polaco Mikołaj Kopernik, en latín Nicolaus Copernicus


(Toruń, Polonia, 19 de febrero de 1473 – Frombork, Polonia, 24 de mayo de 1543) fue
el astrónomo que formuló la primera Teoría heliocéntrica del Sistema Solar. Su libro,
"De Revolutionibus Orbium Coelestium" (de las revoluciones de las esferas celestes),
es usualmente concebido como el punto inicial de la astronomía moderna.
Entre los grandes eruditos de la Revolución Científica, Copérnico era matemático,
astrónomo, jurista, físico, clérigo católico, gobernador, administrador, líder militar,
diplomático y economista. Junto con sus extensas responsabilidades, la astronomía
figuraba como poco más que una distracción.

Mientras que la teoría heliocéntrica había sido formulada por sabios griegos, hindúes y
musulmanes siglos antes que Copérnico, su reiteración de que el Sol (en lugar de la
Tierra) está en el centro del Sistema Solar es considerada como una de las teorías más
importantes en la historia de la ciencia occidental.

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NICOLÁS COPÉRNICO

Si Nicolás Copérnico hubiera nacido hoy, sería polaco. Como nació en 1473, fue
prusiano. Su ciudad natal formaba parte de la Prusia ya desaparecida y hoy se
integra en Polonia, pero, en cualquier caso, su nombre –en polaco (Mikolaj
Kopernik) o en latín (Nicolaus Copernicus)– ha ido atravesando las puertas del
tiempo.

Cuatro siglos y medio después de su muerte y después de haberle reservado un


sitio de honor en la historia de la ciencia, hoy a la comunidad científica ya no le
preocupa la veracidad o no de sus teorías o si estas atentan contra la fe –temas
sobre los que ya decidieron hace tiempo–, sino si sus restos mortales están
localizados y cómo era su apariencia física (alienaciones de cada época, sin
duda).

Combinando en un mismo cóctel unos cabellos suyos que aparecieron en un libro


que estaba en Suecia y unos huesos encontrados en la catedral de Frauenburg,
donde murió, un grupo de científicos suecos y polacos nos ofreció, a finales de
2008, una foto desde el futuro del promotor de la teoría heliocéntrica del siglo XVI.

Nicolás Copérnico nació en una familia acomodada de comerciantes, pero la


rueda de la fortuna le hizo pasar por el amargo trance de perder a su padre a los
diez años, lo cual dejaba desvalida y sin medios de sustento a la viuda con cuatro
huérfanos.

El investigador reflexivo

En este punto de la historia tenemos que hacer un sitio especial a su tío Lucas.
Sin él, no sabemos si hubiera podido desarrollar su talento natural para la
reflexión. Para empezar, la formación que obtuvo gracias a él difícilmente la
hubiera podido conseguir de otro modo. Aquel serio canónigo, que más tarde sería

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obispo, acogió bajo su protección a la familia, proporcionando e impulsando la
educación de Nicolás, el menor, que ya demostraba entonces una inclinación
natural hacia el estudio y la investigación que hacía presagiar logros singulares.

Así pues, la misma Iglesia que luego le condenaría al ostracismo prohibiendo la


difusión de sus teorías fue, indirectamente, la que le permitió instruirse y olvidarse
de las preocupaciones materiales, dedicando toda su energía a sus
especulaciones.

El mismo año que Colón descubría América y abría las puertas de un mundo
desconocido para Europa, Copérnico iniciaba su andadura en la universidad de
Cracovia para completarla más tarde en las mejores universidades europeas de
la época. Florencia, Padua, Ferrara, Bolonia, París y Roma fueron los destinos
universitarios que le otorgaron una sólida formación, acorde con el espíritu
humanista que se respiraba en Italia.

Espíritu humanista

Aprendió latín y griego para leer los textos originales de los autores clásicos, pero
también, matemáticas, astronomía, geografía, filosofía, medicina y derecho.
Como buen renacentista, sus quehaceres abarcaban disciplinas muy diversas.
Fue matemático, astrónomo, médico, jurista, gobernador, jefe militar, diplomático
y economista. En varias ocasiones demostró sus habilidades como cartógrafo
realizando importantes mapas, que se destinaron a fines políticos y
administrativos y sirvieron de base para otros posteriores. Completaban sus
habilidades las de pintor y poeta. El estudio de los clásicos resultó decisivo en su
obra. Tradujo al latín obras rescatadas del griego, que fueron publicadas en
Cracovia.

Cuando falleció su tío, fijó su residencia en Frauenburg como canónigo que era
de allí, aunque hay discrepancias en cuanto a si se ordenó o no sacerdote. Lo que

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sí es seguro es que las torres de Heilsberg, Allenstein y Frauenburg, los lugares
donde residió, se convirtieron en oportunos observatorios astronómicos, que no le
impidieron, por otra parte, desplegar una amplia actividad en otros campos.

Ejerció como médico durante seis años en Heilsberg, ofreciendo gratuitamente


sus conocimientos a los pobres, y desplegó sus dotes de estratega militar
defendiendo con éxito Allenstein en la guerra. Después, fue designado
oficialmente para reconstruir el distrito cuando se estableció la paz.

Como parte del plan de restauración preparó una reforma monetaria motivada por
el aumento de la circulación de moneda falsa, y solucionó el problema de las
tierras fronterizas –arrasadas y sin cultivar–, incentivando a los colonos con
ganado y semillas para la siembra gratis. Sus medidas dieron el resultado
apetecido y se ganó el respeto general y la honra de sus contemporáneos.

También fue conocida su fama como astrónomo, pues sabemos que el papa León
X le pidió consejo cuando el V Concilio de Letrán decidió iniciar la reforma del
calendario juliano entonces vigente, que se materializaría con Gregorio XIII casi
un siglo después. Pero Copérnico tenía todavía tenía algo muy importante que
legar a la posteridad.

Su aportación astronómica

Fue en 1609 cuando cayó en manos de Galileo un peculiar objeto que se vendía
entonces en Venecia como juguete y que, en manos de este genial astrónomo, se
convirtió en un telescopio perfeccionado. Cien años antes, Copérnico no contaba
con la ayuda inestimable de este instrumento. Sus investigaciones se basaron
principalmente en el estudio de los filósofos griegos que ofrecían referencias sobre
el movimiento terrestre y la disposición de los astros, especialmente Aristarco de
Samos y los pitagóricos.

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Aunque los occidentales actuales hemos considerado a Copérnico uno de los
padres de la astronomía moderna, no debemos olvidar que la visión heliocéntrica
de nuestro sistema solar (un sol y planetas que giran a su alrededor) no nació con
él. Muchos pueblos la conocieron y la transmitieron en sus escritos desde hace
milenios. Sin embargo, esto no le quita ningún mérito. Copérnico tuvo que vivir en
la “puerta de salida” de una férrea Edad Media en la que estaba prohibido pensar
por cuenta propia, sobre todo en lo que se refería a cómo estaba ordenado el
mundo. De eso ya se encargaban la fe y sus representantes. Él consiguió que se
volvieran a aceptar (aunque después de su muerte) teorías rechazadas por el
“sentido común” y, a diferencia de lo que se conocía entonces, consiguió
estructurar su hipótesis coherentemente y sostenerla con cálculos matemáticos.

Copérnico pasó veinticinco años trabajando en su modelo heliocéntrico del


universo. Su obra maestra, De revolutionibus orbium coelestium(Sobre las
revoluciones de las esferas celestes) vio la luz el mismo mes de su muerte en
1543, aunque las ideas básicas que contiene circularon años antes en un breve
manuscrito de gran claridad, que se divulgó sin firma, aunque su autor era
conocido.
Lo interesante de este opúsculo es que Copérnico ofrece siete postulados que,
aunque no sean evidentes por sí mismos, le servirán para fundamentar sus
conclusiones, previniendo al lector de que las demostraciones matemáticas las
reserva para su obra futura más detallada.

Presupone que no hay ningún centro en el universo; que la Tierra no es el centro


del universo; que el centro del universo está cerca del Sol; que la distancia de la
Tierra al Sol es minúscula si la comparamos con la distancia a las estrellas; que
la rotación de la Tierra explica el aparente movimiento diario de las estrellas; que
el aparente movimiento anual del Sol está causado porque la Tierra gira a su
alrededor; y que es también el movimiento de la Tierra el que explica el aparente
movimiento retrógrado de los planetas.

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Copérnico pensó que si la Tierra fuera en realidad el centro del sistema, ningún
planeta debería hacer retrocesos, y Venus y Mercurio deberían situarse a veces
lejos del Sol, cosa que nunca ocurre. En cambio, utilizando un sistema con el Sol
en el centro, Venus y Mercurio se ven cerca del Sol porque en realidad están más
cerca del Sol, y los planetas dan algunas veces la sensación de moverse hacia
atrás porque la Tierra los adelanta en su continuo girar alrededor del Sol. “Por
tanto, el Sol no es llamado equivocadamente por algunos la lámpara del universo,
por otros su mente, y por otros su gobernador”, dice en De revolutionibus.
Tal vez no hubiéramos tenido noticia de tan importantes conclusiones si no
hubiera sido por Rheticus, un joven profesor de la universidad de Wittemberg cuya
admiración por Copérnico le llevó a convertirse en su discípulo.

Aunque trabajaba con dedicación en su obra principal, Copérnico no estaba


convencido de querer editarla, ya que suponía una ruptura con la concepción
religiosa aceptada entonces, pero alentado por la acogida que recibieron dos
pequeños tratados que contenían sus ideas publicados por Rheticus, al final se
decidió. El fiel seguidor no pudo supervisar el proceso de impresión de De
revolutionibus, el fruto de tantos esfuerzos de su maestro, y lo puso en manos de
Osiander, que cambió sutilmente el título y sustituyó el prefacio original de
Copérnico por una carta suya al lector sin firmar, en la que afirmaba que lo
contenido en el libro solo era una forma más simple de calcular las posiciones de
los cuerpos celestes y no tenía que ser tomado como verdadero. No podemos
valorar si este engaño, revelado públicamente por Kepler cincuenta años después,
sirvió para que el libro fuera leído y no inmediatamente condenado.
Sin Copérnico no hubiéramos tenido un Galileo o un Kepler, o por lo menos, no
hubieran ellos encontrado un base desde la que lanzarse a mucho más
arriesgadas teorías astronómicas. Todos los caminos de la investigación
conducían a Copérnico. Ellos pudieron comprobar mediante observaciones
directas las conclusiones de la teoría heliocéntrica. Ciento cincuenta años más
tarde, la teoría de la gravitación universal de Newton corroboraba nuevamente la
tesis copernicana.

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Copérnico cumplió así una función crucial como inspirador para los científicos que
le sucederían, repitiendo en la Historia otra vez el mismo papel que todos los
buscadores de la verdad desempeñaron pavimentando el camino por el que
tenían que pasar las generaciones posteriores.

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CONCLUSIÓN

Copérnico revolucionó el saber de la época al proponer la teoría heliocéntrica,


poniendo al Sol como centro del universo, de tal modo que todos los demás astros,
incluida la Tierra, giraban a su alrededor.

Hasta Copérnico, la creencia imperante era la que defendía la Tierra como centro
del universo, y era alrededor de ella que giraban los demás astros (excepto las
estrellas).

Tal cambio supuso una revolución enorme para la época y un avance altamente
significativo en el avance del saber humano, lo cual hizo que fuese perseguido por
hereje y sus libros prohibidos por la Iglesia Católica.

Copérnico está considerado como el precursor de la astronomía moderna y puso


en marcha lo que dio en llamarse ciencia moderna, basada más en el raciocinio
que en la teoría especulativa, tal como promovía la doctrina aristotélica.
Gracias a Copérnico, Galileo, Kepler y Newton pudieron desarrollar sus trabajos
sobre una base firme y real, sin artificios ni teorías divagotorias que se basaban
más en la intuición que en la observación directa de las cosas.

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BIBLIOGRAFÍA

https://filosofia.nueva-acropolis.es/2014/nicolas-copernico/

https://www.astromia.com/biografias/copernico.htm

https://mx.answers.yahoo.com/question/index?qid=20131208172440AAcNPLh

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