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Benveniste Émile Benveniste

Niveles de Análisis:

En un repaso rápido de su teoría, destacamos, en lo referente a las unidades lingüísticas y a la


tipología de los estudios lingüísticos 1, su concepción de la lengua como estructura articulada en varios
niveles – coincide en esto con el resto de concepciones estructurales -, pero que atiende en su
disposición jerarquizada a dos criterios teóricamente inseparables: la forma y el sentido.

La forma de una unidad se establece en razón de su capacidad de disociarse


en constituyentes de nivel inferior: las palabras en morfemas, los morfemas en fonemas, los fonemas
en rasgos distintivos o merismas. El sentido de una unidad se define por su capacidad
de integrar unidades de nivel superior.

La unidad oración, en su opinión, se puede segmentar en constituyentes pero no integra


unidades de nivel superior. La oración se distingue exclusivamente por disponer de un predicado
(categorema en griego, de ahí el nombre de nivel categoremático para el nivel oracional). Sin
embargo, los predicados no se oponen a otros predicados; entre ellos puede haber solamente una
relación de concatenación. La oración está constituida por signos pero no es un signo que se oponga a
otros signos. Los fonemas, los morfemas y las palabras (éstas con mayor dificultad) pueden ser
contados, las oraciones no; no es posible hacer un inventario de tipos oracionales. La oración es
creación indefinida, variedad sin límite; es la vida misma del lenguaje en acción. Con la oración salimos
del dominio de la lengua como sistema de signos y penetramos en otro universo, el de la lengua como
instrumento de comunicación cuya expresión es el discurso. La oración es la unidad del discurso.
Cuando se la clasifica se atiende a las actitudes discursivas de los hablantes: afirmaciones,
interrogaciones, mandatos. Pueden, por consiguiente, establecerse dos lingüísticas diferentes:

a) La lingüística que estudia la lengua como un sistema de signos.


b) La lingüística del discurso que estudia la lengua como instrumento de comunicación.

No es conveniente olvidar que para Benveniste existe prioridad lógica del discurso sobre la
lengua: “Nihil est in lingua quod non prius fuerit in oratione”.

Sin duda, la aportación más importante de Benveniste – tomada como fundamento en algunos
modelos pragmáticos – es la que se conoce como teoría de la enunciación 2. Diferencia Benveniste
claramente la concepción formal que concibe la lengua como acervo de formas, sometidas a la
dialéctica de la paradigmación y la sintagmación, y analiza los componentes estructurales de la lengua
de la lengua atendiendo a sus oposiciones y funciones. Mas en esta caracterización no está presente el
hablante. Si algo distingue al lingüista francés es el hecho de humanizar, de dar un protagonista claro
al análisis estructural (en consonancia con la propuesta posterior de un hablante / oyente ideal de N.
Chomsky). Para él las condiciones del empleo de las formas no son las mismas que las condiciones que
impone el discurso (las dos lingüísticas ya establecidas). Sin embargo, no hay que olvidar su actitud
complementaria, cuando define su postura como “otra manera de ver las mismas cosas”.

La enunciación es definida como una instancia intermedia entre la lengua(en sentido


saussureano) como sistema de signos y el habla (en idéntico sentido) como manifestación expresa de
la lengua. Consiste, en principio, en poner a funcionar la lengua por un acto individual de utilización. Es
un proceso de apropiación de la lengua por un individuo concreto. La condición específica de la
enunciación es el acto mismo de producir un enunciado y no el contenido específico de ese enunciado
(distinción importante entre acto y producto resultante, pues, sobre este último trabaja la concepción
estructural clásica).

Antes de la enunciación la lengua no es más que posibilidad de lengua; después de la


enunciación la lengua se manifiesta como una instancia de discurso que emana de un locutor. Esta
apropiación individual lleva implícita otra de las características esenciales de la enunciación:
la instauración del receptor. La enunciación lleva implícita la alteridad, por esa razón su dominio
específico es el diálogo. La otra característica esencial de la enunciación – y la más destacada
tradicionalmente – es su capacidad (“transparente”) de permitir una relación con la realidad, con el
mundo, sustituyendo mediante signos los objetos de percepción y de conocimiento.

El objetivo principal de Benveniste es el de caracterizar formalmente la instancia de enunciación,


descubrir sus huellas, sus manifestaciones explícitas; no se limita a consideraciones de filosofía
lingüística. En este sentido, distingue dos tipos de recursos: los calificados como permanentes y los
calificados como variables o incidentales. Entre los primeros figuran, en primer lugar, las marcas de
persona, ya en su manifestación verbal o pronominal. En segundo lugar, las marcas de tiempo (“el
presente” – inexistente para muchos lingüistas – tiene razón de ser como indicador temporal que
establece la enunciación y sirve para organizar el tiempo en pasado y futuro); y, en tercer lugar, las
marcas de espacio. Las manifestaciones de tiempo y lugar tienen una manifestación gramatical variada
(deícticos), siendo su característica principal su significado variable: “yo”, “aquí” y “ahora” cambian su
significado denotativo en cada enunciación.

Las otras características variables de la enunciación dependen del deseo de todo sujeto hablante de
implicar o influir sobre el interlocutor. Se explican así las diversas intenciones comunicativas:
aseverativas (afirmativas y negativas), exhortativas, interrogativas, dubitativas, etc. Estas diversas
intenciones suelen explicitarse por medio de los recursos supra segmentales, por la modalidad
verbal (las tradicionales consideraciones del subjuntivo como manifestación del deseo y de la duda) y
por el significado de determinados adverbios (“quizás”, “probablemente”, “posiblemente”, etc.).

Ya hemos señalado que el ámbito propio de la enunciación es el diálogo, pudiendo establecerse


dos modalidades diferentes:

a) Diálogo sin enunciación: disputas por medio de refranes o el llamado “diálogo de besugos”, tan propio
del teatro del absurdo.
b) Enunciación sin diálogo: es el caso del monólogo (aunque casi siempre se instaura al propio yo como
interlocutor).

Benveniste distinguía también entre enunciación oral y enunciación escrita, recuperando para
esta última la teoría tradicional de los distintos estilos, como recursos habituales para establecer
enunciaciones diferentes de las del sujeto que realmente enuncia.

En un trabajo anterior 3 utilizaba las nociones de “subjetividad” y “manifestaciones de la


subjetividad”, por las de “enunciación” y “aparato formal de la enunciación”. Además de los recursos
permanentes (persona, tiempo y lugar), apuntaba también el papel especial de los que denominaba
verbos de palabra (jurar, prometer, garantizar, certificar…), capaces de no describir o referenciar un
proceso de la realidad (como ocurre cuando se los utiliza en tercera persona), sino que utilizados en
primera persona tienen como característica última la de crear el acto mismo, son en sí mismos el
juramento, la promesa, la certificación, etc. Este tipo de actos enunciativos fueron postulados por
Benveniste – como él mismo reivindica – antes que el filósofo Austin 4 distinguiera entre enunciados
constatativos (los que designan o describen una determinada realidad) y enunciados
performativos o realizativos(los que instauran el acto mismo de comunicación).

Benveniste y Austin coinciden en la misma actitud de fondo: la rotura con una concepción
exclusivamente transparente o representativa del lenguaje humano y la propuesta de una concepción
reflexiva u opaca, pero se diferencian en el alcance lingüístico que asignan a esa nueva concepción.
Benveniste 5 se distancia de Austin cuando insiste en la necesidad de reforzar las manifestaciones
formales de la instancia de enunciación. Establece los siguientes casos:

a) Los saludos y las formas de cortesía que por su reducción formal esconden su primitivo sentido
performativo.
b) Propiamente performativos serían aquellos enunciados con verbos de declaración o de deseo
conjugados en presente y primera persona: “ordeno que…”, “mando que…”, “proclamo electo a B”, “yo
te bautizo”, etc.; debiendo el sujeto hablante estar dotado de la autoridad jurídica o moral necesaria
para hacer efectivos esos actos. Son excepción formal, pero tienen naturaleza de acto performativo,
las formulaciones jurídico – políticas en tercera persona.

Benveniste, sin embargo, niega carácter performativo a las construcciones en imperativo y a


determinadas fórmulas que suelen utilizarse en anuncios públicos (“Atención: perro”), ya que, en su
opinión, la naturaleza performativa de un enunciado no tiene nada que ver con su efecto en la
conducta del receptor.

De cualquier forma, ha sido la posición de Austin 6, sobre todo, por la difusión y amplia crítica
que de ella ha hecho J. Searle 7, la que ha terminado generalizándose. El filósofo del lenguaje
ordinario distingue entre:

a) Acto performativo explícito: coincide con la tipología de performativos establecida por Benveniste.
b) Acto performativo implícito: concede este carácter a los imperativos y a las fórmulas de prohibición a
advertencia señaladas.

Con esta distinción deja de tener sentido la diferencia entre constatativo y performativo. No
existe ningún enunciado que no sea un acto, que no se presenta explícita o virtualmente como tal. Los
enunciados que antes se consideraban constatativos se revelan como otro tipo implícito de enunciado
performativo: la aserción. Todos los enunciados son, pues, tipos particulares de enunciados
performativos. Por esta razón Austin termina distinguiendo en todo enunciado dos instancias:

a) Locucionaria: lo que se dice (el contenido preposicional) en un enunciado.


b) Ilocucionaria: la diferente modalidad o intención comunicativa del sujeto hablante.

ª La teoría de la Enunciación
Benveniste es de la escuela de Ferdinand de Saussure, siguiendo sus pasos toma los conceptos básicos que
Saussure plantea pero va más allá. Benveniste plantea que el Aparato formal de la enunciación está
compuesto por un Enunciado, un Locutor y un Alocutario. Con estas tres palabras podemos relacionar
diversos conceptos.

1. Subjetividad en el lenguaje
2. Modalidades de la Enunciación
3. La Enunciación y los verbos
4. Historia y Discurso
5. La Enunciación y el Tiempo

Si volvemos sobre lo que hemos planteado como la teoría de Saussure en clases anteriores,
podemos imaginar un triángulo en cada uno de cuyos vértices el lingüista practica una exclusión: el Habla,
el Sujeto y el Referente. Es necesario remontarnos a Saussure para construir un concepto de Discurso
sobre un cuestionamiento del Habla. El ejercicio de ésta no constituye una actividad puramente individual,
caótica e incognoscible como la presentaba Saussure, sino que en la Lengua hay, además de elementos
simbólicos, elementos indiciales (pragmáticas, subjetivos) cuyo rol es hacer posible el pasaje de la Lengua
al Discurso. De a poco lo explicaremos mejor. Ya los Formalistas rusos, en el campo de la literatura,
aplicaban el concepto de sistema a enunciados más largos, pero no lograron superar la inmanencia. En los
años 50 Harris aplica el análisis lingüístico a enunciados más extensos y llega más allá del límite de la
oración. En la misma época Roman Jakobson introduce las nociones de Habla/Mensaje y las de Emisor y
Receptor (Sujeto) y Emile Benveniste realiza sus estudios sobre la Enunciación. Lingüista francés nacido
en Alepo en 1902 y muerto en París en 1976. Es catedrático de Gramática Comparada en el Collège de
France y se sitúa dentro de la corriente estructuralista. En sus obras se ocupa de gramática comparada
indoeuropea y de temas de lingüística general. La obra que aquí estudiaremos se titula: Problemas de
lingüística general, dos tomos, (1966-1974).

Entonces definimos:
ª Discurso: como la lengua puesta en acción entre partes, la lengua asumida por el hombre que habla y en
condiciones de intersubjetividad.

ª Enunciación: como el decir y al Enunciado como lo dicho.

Podemos dar, basándonos en Benveniste, distintas definiciones de:


ª Enunciación:
Acto mismo de producción de un Enunciado y no el texto del mismo.
Acto individual de utilización de la Lengua.
Acto por el cual un sujeto se apropia de la Lengua para convertirla en discurso.
Es un acontecimiento histórico: algo que no existía antes de que se hablara / escribiera y ahora adquiere
existencia.
Es su existencia misma la que hace posible todo discurso
Es contemporánea del Enunciado.

ª El Enunciado es:
Es una manifestación u ocurrencia particular de entidades lingüísticas.
Una serie efectivamente realizada.
Una totalidad cuyo valor semántico reside en el sentido. "nunca conocemos más que enunciaciones
enunciadas" afirma Todorov.
Es el resultado de la Enunciación.

ª Deixis: El proceso de Enunciación puede ser estudiado desde diferentes puntos de vista:
a) desde el acto material mismo: cadena fónica o gráfica que concierne a la producción del significante; la
producción efectivamente empírica del enunciado, siempre diferente;
b) el mecanismo de esta producción: la Enunciación supone la conversión individual de la Lengua en
discurso; cada sujeto utiliza la misma lengua en forma individual, particular y distinta;
c) instrumentos de realización: el Locutor se apropia del aparato formal de la lengua, la toma como
instrumento y enuncia su posición mediante indicios específicos y procedimientos accesorios. Estos
indicios específicos son el juego de formas específicas cuya función es poner al Locutor en relación
constante y necesaria con su enunciación: es la deixis (sistema de referencias internas al discurso cuya
clave es el yo). Los deícticos son signos indiciales, aunque también se les llama embragues o shifters.

El carácter sistemático de la Lengua hace que la apropiación que señalamos realizan estos
indicadores, se propague en la instancia del discurso a todos los elementos susceptibles de "acordarse"
formalmente con ellos.
Es fundamental que distingan entre:
1) entidades que tienen en la Lengua un estatuto pleno y permanente (lengua como sistema de signos) y;
2) entidades emanadas de la Enunciación y que sólo existen en la red de "individuos" que la Enunciación
crea y en relación al aquí y al ahora del Locutor (lenguaje asumido como ejercicio por el individuo).
Los Pronombres personales y posesivos, las desinencias verbales, los adverbios de tiempo y de
lugar, los pronombres demostrativos son una clase de individuos lingüísticos que remiten siempre a
individuos, son producidos por el acontecimiento singular de la Enunciación y son engendrados cada vez
que ésta es producida y cada vez designan de nuevo. Lo entenderemos enseguida.
La presencia del Locutor en su enunciación hace que cada instancia del discurso constituya un centro de
referencias internas. Los Interlocutores son designados con índices de persona: pronombres personales y
posesivos y escapan al estatuto de todos los demás signos del lenguaje.
El YO denota al individuo que pronuncia la enunciación; el TÚ denota al individuo que está
presente como Alocutatio. Tanto el Yo como el Tú son signos vacíos, no referenciales por relación a la
realidad y que se vuelven llenos cuando un Locutor los asume en cada instancia de discurso. El YO es una
realidad de discurso: no remite a un concepto ni a un individuo, no puede ser definido más que en términos
de locución; no puede ser identificado más que por la instancia del discurso que lo contenga y sólo por ella
y no tiene otra referencia que la actual y momentánea. Es una instancia única por definición, válida sólo en
su unicidad. No hay un concepto YO que englobe todos lo YO que se enuncian en todo instante en boca
de todos los locutores. Cada vez que alguien dice YO, éste se llena de un significado diferente. Existe una
definición simétrica para TÚ: es el individuo al que se dirige la alocución en la presente instancia del
discurso que contiene la instancia lingüística TÚ.
Lo que caracteriza a la Enunciación es la acentuación de la relación discursiva al interlocutor (real /
imaginado, individual / colectivo): se trata del cuadro figurativo de la Enunciación que asume la estructura
del diálogo. No hay un Yo si no existe un Tú, ambos se constituyen mutuamente. Por ejemplo en el caso
de monólogo, podemos decir que no existe; no es más que un diálogo interiorizado, un lenguaje interior
entre un Yo que habla y un YO que escucha. La referencia constante y necesaria a la instancia del
discurso constituye el rasgo que une el YO / / TÚ a una serie de indicadores participantes: adverbios,
locuciones adverbiales. Son lo que Benveniste denomina índices de ostensión que delimitan la instancia
temporal y espacial coextensiva y contemporánea de la presente instancia del discurso que contiene YO.
Son términos que implican un gesto que designa el objeto al mismo tiempo que es pronunciado. Son
también signos vacíos desprovistos de referencia material. Los adverbios de tiempo hoy, ayer, mañana,
ahora, o dentro de tres días.
La temporalidad es producida por la Enunciación; de ella procede la instauración de la categoría
de presente. El tiempo presente es el tiempo en que se está, pero sólo se indica por el tiempo en que se
habla. El presente es la fuente del tiempo, es eje axial de la Enunciación. El hombre no dispone de ningún
otro medio de vivir el "ahora" más que realizarlo por inserción del discurso en el mundo. El tiempo
lingüístico es sui referencial.
El presente es inherente a la Enunciación. Los adverbios de lugar: aquí, allí, acá, allá; los pronombre
demostrativos éste, ése y aquel y el sistema de coordenadas espaciales: detrás / delante, visible / invisible,
izquierda / derecha, arriba / abajo: ordenan el espacio a partir de de un eje central y permiten ubicar el
lugar del sujeto de enunciación.

1. Subjetividad en el lenguaje
Es en y por el lenguaje como el hombre se constituye como sujeto, porque el lenguaje funda el
concepto de ego La subjetividad consiste en la capacidad del Locutor de plantearse como sujeto. Es "ego"
quien dice ego.
Para Benveniste no somos sujetos (en el sentido de conciencia, yo o espíritu) que hablamos sino
que somos sujetos porque hablamos. El sujeto se define no por el sentimiento que cada uno experimenta
de ser él mismo, sino como la unidad psíquica que trasciende la totalidad de las experiencias vividas que
reúne, y que asegura la permanencia de la conciencia.
Encontramos aquí el fundamento de la subjetividad que se determina por el estatus lingüístico de la
"persona”. Es la condición de diálogo ya mencionada la que es constitutiva de la persona, pues implica en
reciprocidad que me torne Tú en la alocución frente a Yo. Polaridad de las personas que es la condición
fundamental del lenguaje, y que no significa igualdad ni simetría: ego siempre tiene una posición de
trascendencia frente a Tú, pero ninguno de los dos términos es concebible sin el otro. Son
complementarios y reversibles. Realidad dialéctica que engloba los dos términos y los define por relación
mutua: allí se descubre el fundamento lingüístico de la subjetividad. Siguiendo el texto, podemos
proporcionar un ejemplo: en ninguna Lengua faltan los pronombres personales. No se concibe una Lengua
sin expresión de la persona. Puede ser que se omitan deliberadamente, como ocurre en las sociedades
del Extremo Oriente donde una convención de cortesía impone perífrasis para reemplazar referencias
personales directas. Pero estos usos sólo subrayan el valor de las formas evitadas.
El ejercicio de la subjetividad está en el ejercicio de la lengua. No hay otro testimonio de la
identidad del sujeto que el que así da él mismo de sí mismo. Los pronombres personales son el primer
punto de apoyo para que la subjetividad salga a la luz.
El él: es la tercera persona, forma que no remite a "persona", por estar referida a un objeto situado
fuera de la alocución Yo / Tú.. Existe sólo por la oposición a la persona Yo del Locutor, quien,
enunciándola, la sitúa como la "no persona". Tal es su estatuto. Es el miembro no marcado de la
correlación de persona.; no es jamás reflexiva a la instancia del discurso y no es compatible con el
paradigma de los términos referenciales: aquí y ahora. Necesita recibir un contenido referencial preciso;
necesita determinaciones contextuales de las cuales puede prescindir el Yo / Tú.
Como ya dijimos anteriormente el Yo es un pronombre que denota virtualmente a todos los
individuos, pero su referente cambia en cada una de las instancias enunciativas. En eso se diferencia del
nombre propio que denota en la Lengua y en discurso a un solo y mismo individuo.
También podemos encontrar en el lugar de la Enunciación a la primera persona plural: nosotros,
que incluye al Yo + noYo. Se puede tratar de un nosotros inclusivo: Yo + Tú, o de un nosotros exclusivo:
Yo + él. También puede existir un Yo+ Tú + él. La referencia está determinada por el contexto. Podemos
encontrar un Yo mayestático: de "modestia", el que emplea el sujeto de enunciación en algunas
conferencias: "Nosotros pensamos....", aunque el que está hablando sea uno solo.

2. Modalidades de la Enunciación:
Las Modalidades constituyen la marca dada por el sujeto a su enunciado.
Encontramos dos clases de Modalidades: de la Enunciación y del Enunciado.
1) de la Enunciación: son las que especifican el tipo de comunicación entre hablante y oyente. Señalan la
relación que el sujeto mantiene con su interlocutor.
Estas modalidades contribuyen a construir una teoría de las relaciones inter-humanas, porque muchas se
basan en un tipo particular de relación social. Podemos preguntarnos quién en la escala jerárquica tiene
derecho a ordenar o a interrogar a otro.
Están constituidas por oraciones:
a) Asertivas (declarativas) positivas o negativas: apuntan a comunicar una certidumbre.
b) Interrogativas
c) Exclamativas
d) Intimativas: expresan órdenes o prohibiciones (uso de imperativo o infinitivo).
e) Desiderativas: expresan deseo, ojalá....
2) del Enunciado: caracterizan la manera en que el hablante sitúa al Enunciado; su actitud con respecto a
lo que enuncia. Todo aquello que en un texto indique el tipo de comunicación con respecto a la relación
entre Enunciador y su Enunciado. Podemos distinguir dos clases:
a) modalidades lógicas: expresan verdad, falsedad, probabilidad, certidumbre, verosimilitud, obligación,
necesidad. Ejemplos. Es cierto que, es seguro que, quizás, es posible, es probable, es necesario que, sea
preciso que, se sabe, se dice,....
b) modalidades apreciativas: expresan una valoración, una reacción emocional: lo feliz, lo útil, lo triste, etc.
También los adverbios terminados en "mente": felizmente, seguramente. Ejemplo: me di un buen baño;
ese buen baño es absolutamente subjetivo, para unos puede ser caliente, para otros frío, largo, corto, de
inmersión o de ducha. El calificativo "buen" tiene vigencia para el sujeto de la enunciación y es una
modalidad apreciativa.

3. La Enunciación y los verbos


Aparte de los verbos que describen una acción (yo como, él come) podemos mencionarles:
1) Verbos de actitud: relacionado con las modalidades lógicas: Ej.: creo que, deduzco que.
2) Verbos de modalidad apreciativa: expresan valoración hecha por el emisor, por ej. dejáte de rebuznar,
entró ladrando.
3) Verbos performativos: Son verbos de palabra que denotan por su sentido un acto individual de alcance
social. La Enunciación se identifica con el acto mismo. Esto no es dado por el sentido del verbo sino por la
subjetividad que la hace posible. Si yo digo: él jura: se trata de una descripción de una acción, un acto
constatativo, en cambio si digo: yo juro: al decir "yo" me fundo, me planto como sujeto y al decir "juro"
asumo el acto de jurar; se trata de acto que me compromete socialmente. Al mismo tiempo que lo digo
asumo el compromiso, son actos simultáneos. La consecuencia social, personal y jurídica de mi acto
arranca de la instancia del discurso que contiene la acción. Se dan siempre en 1era persona y en el
presente generalmente. Podemos mencionar otros verbos performativos aparte de jurar: comprometerse a
(conseguir), obligarse, advertir, prometer, agradecer, garantizar, declarar, certificar, proferir, maldecir,
solidarizarse.
4) Verbos de movimiento: poseen una localización espacial asimilable a los deícticos; señalan el lugar de
la enunciación y los movimientos de aproximación o alejamiento de la esfera del hablante. Ejemplos.
Verbo "venir": Juan viene a mi casa (señala el lugar de enunciación, andar o moverse hacia el lugar donde
está el que habla) Verbo: "ir”: Yo voy a tu casa, Juan va a Buenos Aires o viene de Buenos Aires; verbos
traer o llevar, funcionan de la misma manera, indican el transporte hacia o desde el sitio en el cual está el
que habla.
5) Verbos de decir: a) verbos en los el Emisor no prejuzga: Ej. Decir, afirmar; verbos en los que el Emisor
toma posición: Ej. Pretender, confesar, reconocer. Juan pretendió que Pedro tiene razón; d) verbos de
juzgar: criticar, acusar, Ej.: Juan critica a Pedro por lo que hizo (admite que Pedro es responsable por
haberlo hecho).

4. Historia y Discurso
Podemos mencionarles dos sistemas de Enunciación:
ª Historia: en este sistema se presentan una serie de acontecimientos reales o ficticios por medio del
lenguaje, sobre todo escrito. Se da un empleo exclusivo de la 3era persona y los tiempos verbales
empleados son el imperfecto, el indefinido y el pluscuamperfecto. Se caracteriza por la objetividad,
parecería que nadie habla, que los acontecimientos se narran a sí mismos, no hay deícticos. Nadie habla.
No tenemos que preguntarnos quién habla, qué, cuándo, para percibir su significación

ª Discurso: en este sistema la lengua es asumida por el hombre que habla, es el lugar de construcción de
un sujeto. Se enuncia en 1era persona y por lo tanto, del otro lado se construye el tú. Se emplean
deícticos: indicadores pronominales, demostrativos y adverbios. Los tiempos verbales empleados son el
presente, el pretérito perfecto y el futuro. Se caracteriza por la subjetividad, el uso de Yo y el tiempo
presente. Por contraposición al sistema anterior siempre existe alguien que habla y su situación en el acto
mismo de hablar es el foco de significaciones más importante.

No se encuentran en estado puro en ningún texto y podemos encontrar continuas conversiones de un


sistema a otro. Por ejemplo en un relato tipo historia puede haber intervenciones discursivas dentro de él;
en una narración en 1era persona puede momentáneamente incluir un relato tipo historia (descripción,
narración) en la que el sujeto de enunciación desaparece.

5. La Enunciación y el Tiempo
Ahora sí podemos distinguir 3 clases diferentes de tiempo:
1- Físico: es un continuo uniforme, infinito, lineal, segmentable a voluntad. Tiene una duración variable
que el hombre mide por su vida interior o por sus emociones.
2- Crónico: es el tiempo de los acontecimientos que engloba nuestra vida como sucesión de aconteceres.
Es la continuidad donde se disponen en serie los acontecimientos; éstos están en el tiempo. Es
bidireccional: se puede recorrerlo en dos direcciones: desde pasado hacia el presente y viceversa. Es el
tiempo del calendario, tiempo socializado: día / noche, trayecto visible del sol, fases de la luna, movimiento
de las mareas, estaciones, etc. En este tiempo se dan tres condiciones:
a) estativa: se mide a partir de un momento axial: nacimiento de Cristo, el advenimiento de un soberano.
b) directiva: se enuncia mediante términos opuestos: antes / después del eje de referencia.
c) mensurativa: mide los intervalos de tiempo, son unidades de medida: día, mes, año, hora, minuto. Estos
puntos de referencia dan la posición de los acontecimientos y definen nuestra situación con respecto a
dichos acontecimientos. Nos dicen dónde estamos, cuál es nuestro lugar. Las categorías de tiempo están
vacías de temporalidad, se asimilan a los números. El calendario es exterior al tiempo, nada dice del
tiempo sino por aquel que vive en el tiempo.
3- Lingüístico: es por la lengua como se manifiesta la experiencia humana del tiempo., es decir que está
ligado al ejercicio de la palabra... Es irreductible al tiempo crónico y al físico. El presente es el eje axial, el
eje de referencia, de la instancia de la palabra, se reinventa cada vez que el sujeto habla porque es un
momento nuevo, no vivido aún. A partir del presente podemos movernos hacia el pasado o hacia el futuro.
El presente es factor de intersubjetividad: funciona tanto para el yo como para el tú, es omnipersonal

Con este apunte terminamos una aproximación teórica al tema de Enunciación tal como la enfoca E.
Benveniste en sus artículos teóricos.
Con las Actividades propuestas tendrán la oportunidad de llevarla a la práctica y concretar un análisis en el
que esta teoría cobre sentido.

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