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Pero el apóstol Pablo no oraba para que llegara algún buen maestro de la ley a
la ciuidad de Colosas que les hiciera conocer la Voluntad de Dios, sino que clamaba
porque ellos recibieran toda sabiduria e inteligencia espiritual. Sí, el Espíritu de Dios
puede dotarte de sabiduría e inteligencia en tu espiritu, para que desde tu espíritu
conozcas la Voluntad de Dios.
Esto es lo que profetizó Jeremías cuando hablaba del nuevo pacto: Jeremías
31: 33 “Pero éste es el pacto que haré con la casa de Israel
después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente,
y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me
serán por pueblo. 34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni
ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos
me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más
grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no
me acordaré más de su pecado”
En el antiguo pacto eran necesarios los maestros de la ley. De hecho en los
tiempos de Jesús existían los escribas y los fariseos, quienes tenían a su cargo dicha
función. Cada niño era educado en la ley y los profetas de una manera profunda.
Incluso los fariseos habrían introducido en la educación infantil también las tradiciones
y cultura judías, de forma tal que pudieran subsistir como nación ante el imperio
cultural griego.
Pero en el nuevo pacto no serían más necesarios los maestros de la ley;
porque dice Dios por medio del profeta Jeremías, Él mismo escribiría en el corazón y
en la mente de cada persona que estuviera bajo este nuevo pacto; Su ley y Su
Voluntad.
Así que ya no se necesita más que alguien le diga a la gente lo que es correcto
y lo que no, lo que está prohibido o le que está permitido, lo que deben hacer y lo que
deben evitar. Es el Espíritu Santo, hablando personalmente a cada individuo que ha
creído en Jesús, en la sangre del nuevo pacto; para que ellos, desde su interior
conozcan la Voluntad de Dios.
Así que hoy yo pido a Dios, al igual que lo hiciera el apóstol Pablo, que tu seas
lleno de toda sabiduría e inteligencia espiritual; por el mismo Espíritu de Dios. Se lleno
del conocimiento de la Voluntad de Dios para que andes como es digno de un Hijo de
Dios.
a) Agradarle en todo
b) Llevar fruto en toda buena obra
c) Crecer en el conocimiento de Dios
d) Estar fortalecidos con poder, y finalmente
e) Tener gozo
DESARROLLO
¿Cómo agradar a Dios? En la biblia hay una historia maravillosa que la mayoría
de los cristianos conoce. Se trata la historia de Ester. Ella era un jovencita judía que
vivía en la ciudad de Susa, capital del imperio Persa gobernado en ese momento por
el rey Asuero.
El rey Asuero tenía una reina llamada Vasti que fue desechada de su posición
debido a su arrogancia. Ella “No agradó al rey” y fue desechada. No agradar al rey
podría tener consecuencias terribles en esos tiempos.
Pues bien, los más allegados al rey, le propusieron que se hiciera un concurso
dentro del reino para que el rey eligiera a una reina digna del reino. Para ello trajeron
a las jovencitas más hermosas al palacio, dentro de las cuales estaba Ester. Todas
ellas fueron preparadas todo un año para presentarse delante del rey. Fueron
sometidas a tratamientos de belleza y perfumes para que su presencia delante del rey
fuera grata. A cargo de todas estas doncellas, el rey puso a Agai, un mayordomo fiel
al rey.
Y llegado el tiempo para que aquellas jóvenes se presentaran delante del rey, a
cada una de ellas se les permitía que escogieran sus atuendos y las joyas que
quisieran portar para agradar al rey más que las demás. Es justo en esta decisión
donde habría una diferencia. Todas habían pasado por el mismo proceso durante un
año, todas ellas eran muy hermosas, pero cada una elegía su vestido y joyas.
Así que cada una se vistió lo más atractiva que pudo para pasar esa noche con
el rey. Pero cuando le tocó el turno a Ester, ella no eligió nada por sí misma, sino que
aceptó todo el consejo de Agai, el mayordomo del rey. ¿Quién podría conocer mejor
los gustos del rey sino su mayordomo? Así que ella desechó sus propios argumentos
de la belleza judía, desecho también los conceptos de belleza Persa y aceptó todos y
cada uno de los consejos de Agaí para abrazar los gustos del rey.
Así que se presentó ataviada conforme a los consejos de Agai, portó las joyas
que éste le indicó y fue la que más agradó al rey de forma tal que fue elegida la reina
en lugar de Vasti
¡Qué gran historia!, porque esta historia nos deja ver exactamente lo que
debemos hacer para agradar a Dios.
Y bueno tu puedes decir que es bastante difícil que nosotros hagamos las
mismas obras que Jesús hizo, porque nos hace falta el Poder que tuvo Él. Pero mira
bien lo que dice la Palabra, si la puedes creer: Dice que esas buenas obras Dios ya las
preparó, ya están hechas pues, solo para que andemos en ellas.
La dignidad de un Hijo de Dios en el Reino pasa por las buenas obras. No, no
hemos de ser salvos por ellas, sino por la fe en el sacrificio de Jesús, pero Dios espera
de todos nosotros que andemos en esas buenas obras.
Así lo dijo Jesús: Mateo 5: 16 “Así alumbre vuestra luz delante de los
hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre
que está en los cielos”
Hemos sido liberados del reino de las tinieblas y trasladados al reino de luz, al
reino de Dios. Y esa luz que hemos recibido es para alumbrar a este mundo que está
en tinieblas. ¿Cómo se alumbra a este mundo en tinieblas? Con buenas obras.
Las buenas obras glorifican a Dios, las buenas obras son luz en medio de las
tinieblas.
3. Crecimiento espiritual
Dios hace misericordia, juicio y justicia en la tierra, y estas son las cosas que Él
quiere. Quien conoce a Su Dios, actúa en consecuencia. Daniel 11: 32b “mas el
pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará”
Es necesario que andemos como es digno del Señor, nos dice la porción que
hemos leído; y la dignidad de un hijo de Dios es ser fortalecido con Poder de Dios.
Un hijo de Dios digno da gracias a Dios por todo, sabiendo que es heredero del
Reino, sabiendo que toda bendición se le ha concedido y que aún ha sido dotado de
sabiduría e inteligencia espiritual sin igual.