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EL CAMPO DE LA CIENCIA
Esta actividad humana (la investigación científica) y su producto resultante (el conocimiento
científico), es lo que llamamos ciencia.
La tecnología se ocupa del mundo que ha creado es decir del Mundo Artificial.
CIENCIA
En Occidente, la ciencia comienza con los griegos. Pero éstos se abocaron a una ciencia pura
de carácter especulativo, al saber por el saber mismo. Mientras que la concepción actual de la ciencia
tiene sus orígenes en los siglos XVI y XVII, cuando sabios como Galileo Galilei, Francis Bacon, Isaac
Newton, etc. comienzan a investigar temas vinculados al comportamiento del mundo natural.
El método científico que nace en la época de Galileo, se puede esquematizar planteando tres
etapas básicas:
- La formulación de hipótesis
TÉCNICA
En el ser humano la técnica surge de su relación con el medio y se caracteriza por ser
consciente, reflexiva, inventiva y fundamentalmente individual.
La técnica es creativa.
TECNOLOGÍA
La palabra tecnología data del siglo XVIII, cuando la técnica, históricamente empírica,
comienza a vincularse con la ciencia y se empiezan a sistematizar los métodos de producción.
En la técnica esta el “como” hacer, en la tecnología están además los fundamentos del “por
qué” y el “para qué” hacerlo así.
Con el objeto de marcar claramente la diferencia entre ciencia y tecnología podemos decir
que la ciencia se ocupa del conocimiento, mientras que la tecnología fundamentalmente del hacer.
Resumiendo: la ciencia busca entender la naturaleza de las cosas, la tecnología busca hacer
cosas y en forma óptima y eficiente.
En la ciencia podemos ver un intento racional y ordenado del hombre por conocer y explicar
el mundo físico, en la tecnología un intento, también racional y ordenado del hombre, para
transformar y controlar el mundo físico.
La ciencia avanza con el descubrimiento de hechos o leyes que explican los fenómenos,
mientras que la tecnología lo hace mediante la invención o la innovación en el campo de los objetos,
productos o procesos.
Difusión. La innovación en sí misma puede no tener mucha importancia social; para que el impacto
sea significativo tiene que tener gran aceptación, es decir tiene que tener difusión. La difusión es lo
que transforma, la innovación en un hecho económico-social.
La investigación es el camino que utiliza la ciencia, y uno de los que utiliza la tecnología, para
ampliar sus saberes.
El método científico aplicable a las ciencias fácticas nace con Galileo, que utilizó el método
experimental, partida de nacimiento de la ciencia moderna. Este método se puede esquematizar
planteando tres etapas básicas: la observación, la formulación de hipótesis y la comprobación de la
hipótesis.
Planteado el método como la estrategia de la investigación, veamos las diversas orientaciones que
puede tener una investigación:
CAPITULO II
Existen problemas muy graves debido a usos incorrectos, inapropiados o simplemente sin
control, de determinados desarrollos tecnológicos, pero creemos que la responsabilidad no es de “la
tecnología”, sino más bien de quienes utilizan los recursos tecnológicos sin analizar previamente las
consecuencias que su uso y abuso pueden acarrear.
Recordemos que si bien el hombre a lo largo de su historia trató por todos los medios de
superar las barreras que le imponía la naturaleza, durante siglos aceptó sus leyes y aun se sometió a
los caprichos, sin cuestionar su papel tutelar. Pero todo cambió a causa del espectacular desarrollo de
la ciencia y de la tecnología; el hombre pasó a sentirse dueño de la naturaleza, dominarla fue uno de
sus objetivos fundamentales.
Actualmente, el hombre no se siente parte de la naturaleza sino más bien como una fuerza
externa destinada a dominarla y conquistarla.
Si buscamos las personas más directamente implicadas en los temas tecnológicos nos
encontramos con los ingenieros; éstos están en el centro de todos los desarrollos tecnológicos; al
hablar de ingeniería implícitamente hablamos de tecnología.
Teniendo en cuenta que los ingenieros son los hacedores de la obra tecnológica, su papel es
muy importante.
El ingeniero no debe ser un simple espectador pasivo del proceso socioeconómico, sino
fundamentalmente un participante activo; debe asumir el papel que le corresponde en este mundo
modelado por la tecnología, y encauzar los desarrollos tecnológicos para el bien y el progreso de la
humanidad.
Como hemos dicho los ingenieros están directamente vinculados con la tecnología y los
procesos tecnológicos, es decir con actividades centradas en el hacer: construir, crear, concebir,
fabricar. La ingeniería es una profesión fundamentalmente creativa.
UN POCO DE HISTORIA
Si quisiéramos buscar los orígenes de la actividad profesional que hoy conocemos con el
nombre de ingeniería tendríamos que remontarnos a las importantes civilizaciones del pasado (como
la egipcia, por ej.), cuyas realizaciones en el campo de las grandes construcciones no hubieran visto
la luz si no hubiera habido personas con conocimientos que hoy llamamos ingenieriles.
Han llegado a nuestros días nombres de algunos ingenieros militares de la antigüedad como
Mandrokles, Polidos, Diadas y Charias, Arquímedes, etc.
Pero parece que el término “ingeniero” tiene un origen mucho más antiguo, ya que en una
carta de Plinio el Joven, aparece el término ingeniosus con referencia al constructor de máquinas de
guerra.
A mediados del siglo XVII, el inglés John Smeaton, para diferenciar su especialidad de la del
experto en construcciones militares, adoptó por primera vez, el título de ingeniero civil.
Podríamos decir que el ingeniero, en la concepción actual de la profesión, tiene sus orígenes
en el Renacimiento, período de cambios radicales en el esquema mental del hombre europeo, que
comienza a reflexionar sobre la técnica; surge así el ingeniero que racionaliza la técnica haciendo uso
de los recursos de las matemáticas.
Siguiendo el hilo histórico del desarrollo de la profesión podemos mencionar a Galileo Galilei.
Buscando definir al ingeniero en el mundo actual podemos comenzar diciendo que, desde un
punto de vista estrictamente institucional, el ingeniero es un egresado de una Universidad o de un
Instituto habilitado, con el título académico que lo consagra como tal.
Para esto deberá poseer el sentido de la técnica y/o de la tecnología, entendiendo por tal la
capacidad de vincular óptimamente los recursos (materias primas y elaboradas), con las necesidades
o los deseos del hombre, mediante los objetos o los productos tecnológicos, utilizando los medios y
conocimientos disponibles (la tecnología).
El hecho de que los ingenieros hayan derivado de los científicos y que estén continuamente
ligados a ellos no significa que ambas profesiones no puedan distinguirse.
Es difícil lograr una plena apreciación del papel que desempeña la ingeniería si no se
comprende la diferencia básica entre ciencia y la ingeniería. Estas difieren en los procesos básicos
característicos de cada una (investigación versus diseño) y en el producto final (conocimiento versus
obras y aparatos físicos)
Volviendo al campo de actividades del ingeniero, para que sea más completo habría que tener
en cuenta que el ingeniero puede cumplir también otras actividades, como dirección, gestión,
administración, docencia, etc.
A modo de síntesis, podemos decir que un ingeniero es un profesional que ha adquirido una
metodología de trabajo que le permite tomar un problema, analizarlo, conocer sus objetivos y metas,
poder trazar un programa de trabajo, tomar los elementos auxiliares necesarios, pronosticar los
resultados, saber qué medios humanos y materiales necesita, saber qué costo ha de tener la solución,
poner en marcha todos los elementos de la solución, supervisar el camino de la solución, poner todo
en normas y tolerancias, saber hacer los ensayos de rutina y de recepción, poner en marcha industrial
el producto o la obra o la instalación y labrar toda la documentación necesaria para la entrega formal
y el pago.
CAPITULO III
La técnica es tan antigua como el hombre. El hombre empieza cuando empieza la técnica.
El hombre desde sus orígenes buscó transformar el medio que le rodeaba en función de sus
necesidades y expectativas en vez de adaptarse resignadamente al mismo.
Lo que caracteriza al homo faber es el uso de herramientas, que prolongan y arman su mano.
Las herramientas le han posibilitado en unos casos defenderse y en otros actuar sobre el mundo que
lo rodea y modificarlo.
Con el correr del tiempo el hombre comienza a usar el fuego, a cultivar la tierra, y a domesticar
animales, descubre la alfarería y más tarde la metalurgia. En su afán de ahorrar esfuerzos introduce
el uso de animales de carga y de la tracción animal, así como de la palanca; luego inventa la rueda que
revolucionó el transporte y contribuyó al desarrollo de la civilización urbana.
El llamado “milagro griego” que comenzó a gestarse en el siglo VI antes de nuestra era y que
se caracterizó por un gran desarrollo en el campo del pensamiento, abarcó también el de la técnica, y
se llegó a plantear un verdadero sistema técnico. El ingenio puesto de manifiesto por los griegos en
las construcciones civiles, en el campo de los armamentos, en dispositivos técnicos para el placer o la
curiosidad, etc., no estuvo aplicado a la transformación de las condiciones de existencia cotidiana.
No podemos decir que en la civilización griega, ni aun en su edad de oro, haya habido una
real vinculación entre la ciencia y la técnica, hay que llegar a la época de la escuela de Alejandría para
que aparezcan personajes como Ctesibio, Arquímedes, o Herón de Alejandría, hombres de ciencia y
además hábiles constructores de artefactos técnicos.
Cuando la civilización griega llega a su ocaso, como una continuidad histórica, surge la
civilización romana.
Los romanos se caracterizaron por sus grandes realizaciones técnicas y su racional capacidad
de planificación en prácticamente todos los campos.
Dentro del campo de la técnica fueron capaces de realizar admirables obras públicas de
ingeniería: carreteras, puertos, acueductos, baños, teatros, etc. y además efectuaron una gran
contribución a la civilización con la creación de un cuerpo jurídico, el llamado Derecho Romano.
En el siglo IV los llamados pueblos bárbaros atraviesan las fronteras del Imperio Romano, lo
invaden y se produce la caída de dicho imperio.
Durante ese período de la historia nace y se establece en Europa la sociedad feudal, tipo
particular de organización social que caracterizó a la época. La desaparición de la esclavitud como
mano de obra y fuente de energía provoca un cambio en el esquema productivo. Frente al señor feudal
estaba el siervo, que si bien sufría una condición de sumisión, no era un esclavo, gozaba de ciertas
libertades que lo motivaban a buscar mejorar su forma de vida y las condiciones de trabajo.
Alrededor de los castillos feudales se organizan los Burgos, y con el paso de los años va
surgiendo el artesanado. En el artesanado no hay división de trabajo, el artesano, trabajador manual
que ejercita un oficio por su cuenta, realiza todo el proceso productivo, desde la obtención de la
materia prima hasta la venta del producto final.
Desde el punto de vista del desarrollo técnico la Edad Media marca una etapa interesante
pues señala el comienzo del uso sistemático de energías alternativas para reemplazar la humana y la
de los animales. En Europa comienza el aprovechamiento amplio y sistemático de otras formas de
energía, primero la hidráulica y luego la eólica.
Hay quienes plantean que la causa principal fue la falta de mano de obra por la desaparición
de la esclavitud o como consecuencia de las pestes, otros consideran insuficiente este argumento y
hablan más bien de un cambio de mentalidad frente a un cambio de estructura y a una nueva realidad.
Los molinos de agua se conocían en Europa ya en la época de los romanos, pero su uso no
estaba muy generalizado y prácticamente se reducía a la molienda de granos. Se los utilizó también
para accionar fuelles y martinetes de forja, para mover sierras, etc. y más adelante en el accionamiento
de bombas para el drenado de minas, de máquinas de trefilar, etc. y como fuente de energía en las
industrias textil y papelera.
En el siglo XII aparece en Europa otra fuente de energía, los molinos de viento.
Los hombres de la Edad Media y del Renacimiento construyeron molinos de agua y de viento
donde pudieron, lo que les permitió disponer de energía para incrementar el proceso productivo.
Estos molinos fueron la primera fuente de energía basada en las fuerzas de la naturaleza.
La difusión de los molinos en Europa marcó el comienzo de la ruptura del mundo tradicional
y un lejano preanuncio de la Revolución Industrial.
A estas dos fuentes de energía, la hidráulica y la eólica, tenemos que agregarle una tercera, la
del caballo, que ha desempeñado un papel importantísimo hasta principios de este siglo. El real
aprovechamiento del caballo como animal de tiro comienza en Europa aproximadamente en la
segunda mitad del siglo X.
Estas tres fuentes de energía, fueron la base del desarrollo técnico y económico del medievo.
La actividad técnica fue intensa, muchos de los inventos que tuvieron lugar durante ese
período sentaron las bases del mundo moderno, por ejemplo, el reloj mecánico, la brújula, la pólvora,
etc.
El desarrollo técnico generó una cultura técnica que influyó en la evolución de la sociedad
europea y contribuyó de manera decisiva al nacimiento del mundo actual, fue un factor importante
en el surgimiento del Renacimiento y una pieza clave de la Revolución Industrial.
En pocos siglos el hombre logró materializar en parte sus utopías y construir ese mundo
artificial en el que vivimos, un mundo tecnológico con grandes ventajas, pero también con sus
problemas, contaminación, degradación del medio ambiente, uso indiscriminado de los recursos no
renovables, etc.
Como consecuencia de todo esto nace un HOMBRE NUEVO que comienza a considerarse
dueño de sí y del mundo y que va a ser el centro referencial de todo.
Este hombre nuevo está ya presente en todas las manifestaciones de ese fenómeno
monumental de la humanidad que se llamó Renacimiento.
Durante este período se asiste al ocaso de la sociedad feudal y al nacimiento de los Estados
Nacionales; al surgimiento de una clase intermedia entre la nobleza y los siervos, la burguesía, que va
a desempeñar un papel clave en el posterior desarrollo socioeconómico de la sociedad; a la expansión
del comercio; al descubrimiento de América; a la expansión ultramarina de Europa.
Al finalizar este período, es decir en el siglo XVII y más precisamente en el siglo XVIII se
produce un cambio en el esquema productivo, el surgimiento de la manufactura; en la manufactura a
diferencia del artesanado, el objeto es producido por un grupo de personas cada una de las cuales
efectúa una operación determinada, la producción se basa en la división organizada del trabajo, aquí
se segmentan las actividades en forma tal que varias personas realizan articuladamente tareas que
antes realizaba una sola persona, lo que conduce a un incremento de la productividad del trabajo.
Como consecuencia de este cambio surge una nueva relación económica y una nueva
categoría social: el asalariado.
Más tarde se introducen las máquinas en el proceso productivo y con ellas comienza una
nueva etapa, la Producción Industrial. A partir de entonces el hombre no se dedica más a producir
simplemente lo necesario para la supervivencia; las necesidades se multiplican, pero al mismo tiempo
se multiplican los medios para satisfacerlos.
La Revolución Industrial si bien no fue una revolución en el sentido tradicional del término,
es decir un acontecimiento violento destinado a cambiar el orden existente, tuvo consecuencias más
trascendentes que las de muchas revoluciones y realmente cambió la sociedad dando lugar al mundo
contemporáneo.
La expresión Revolución Industrial fue acuñada muchos años más tarde cuando la magnitud
de las transformaciones producidas había prácticamente cambiado la vida del hombre en los países
que habían vivido esta revolución.
Esta revolución industrial, que se inició en Inglaterra en la segunda mitad del siglo XVIII, se
propagó en el siglo XIX en el continente europeo (primero en Francia, Bélgica y Alemania), pero
donde tomó un ímpetu verdaderamente arrollador fue en los Estados Unidos de América.
Es importante señalar que la invención de las nuevas máquinas dio pie al surgimiento y a la
expansión de la doctrina económica liberal, que plantea el libre juego de las fuerzas en presencia,
como principio fundamental de la producción y el intercambio de bienes. El advenimiento de la
industria provoca el surgimiento de dos nuevas clases sociales: la burguesía industrial y el
proletariado.
Entre las consecuencias más notorias de esta Segunda Revolución Industrial podemos
señalar una revolución en los transportes, en las comunicaciones, en el empleo del tiempo libre, en la
producción, etc.
La primera etapa de su experiencia era descorticar y apropiarse del aspecto intelectual del
trabajo del obrero, la segunda era obtener el máximo de eficacia dictándose las normas de trabajo.
Sin embargo faltaba un paso, incorporar esta organización científica del trabajo en un sistema
de máquinas que progresara automáticamente y dictase su ritmo al obrero. Fue Henry Ford quién lo
hizo al introducir la línea de montaje.
Para producir mucho hacía falta un mercado que consumiera mucho, y como lo decía Ford,
no se podía contar solamente con los ricos, la producción en masa que planteaba Ford sólo podía
imaginarse en una gran sociedad de consumo, para eso había que hacer de los obreros consumidores,
integrarlos psicológica y financieramente al funcionamiento del capitalismo, como trabajadores y
como clientes, he allí la solución. Para esto Ford decide pagar más a sus asalariados y anuncia en todo
EEUU ofertas de empleo prometiendo más del doble que en el resto del país.
Ford basa su sistema en la idea de la prosperidad general como garantía de una producción
masiva y altos salarios.
Otro factor muy importante que también hace al tema, son los materiales utilizados.
Si el acero caracterizó al siglo XIX y podríamos decir fue el símbolo de la revolución industrial,
actualmente estamos viviendo el fin de la hegemonía del acero, y los plásticos están convirtiéndose
en el símbolo de los años que vivimos. Por último no podemos dejar de citar otro material clave, el
cemento Pórtland, que ha marcado toda una concepción en el campo de la construcción, sería
imposible concebir el siglo XX, con sus grandes construcciones civiles, sin la presencia del hormigón
armado (cemento+áridos+hierro).
LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICO-TECNOLÓGICA
En la época actual han surgido nuevas tecnologías, sobre todo dentro de los campos de la
microelectrónica, la informática, la biotecnología y los nuevos materiales, que plantean cambios
revolucionarios, algunos de los cuales ya hemos comenzado a vivir, y que anuncian nuevas estructuras
en el campo social y productivo, entre las que podemos mencionar el teletrabajo, la producción
informatizada, etc.
La información esta asumiendo, y cada vez más, una función fundamental, y dentro de este
contexto hay quienes tienden a ver en este proceso de informatización en marcha una especie de
desmaterialización del mundo.
Y en cuanto a la producción de bienes, los cambios son muy significativos, no sólo por la
introducción del control numérico en máquinas herramientas y la presencia de los robots en los
esquemas avanzados de producción industrial, sino también por que en algunos campos de la
producción industrial clásica se apela a la producción informatizada que permite, además de
controlar el proceso, intervenir con el objetivo de variar determinadas características del producto a
fin de adaptarlo a las preferencias o necesidades del usuario. Además permite anticipar los resultados.
El sistema posibilita una producción “personalizada”.
- la biotecnología
Como corolario podemos plantear, que el hombre del mundo de hoy es consecuencia del
desarrollo técnico-tecnológico, este hombre nació en el Renacimiento, después de haber sido gestado
en el medievo, alcanzó su pubertad durante la Revolución Industrial, y hoy ya maduro debe
recapacitar, abandonar su posición de dominador y dueño del mundo y dejar paso a otro hombre,
más solidario no sólo con sus congéneres, sino con todo lo que lo rodea, más respetuoso de la
naturaleza, menos pagado de sí mismo que asuma como una parte más del sistema ecológico que
integra.