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Vivimos en una época en la que parece existir un predominio total de las nuevas
tecnologías de la telecomunicación y los ordenadores sobre los libros o sobre el
papel impreso. Pero al margen de que sea cierta esta dominación, lo que sería muy
discutible si tenemos en cuenta el número de publicaciones anuales de libros,
revistas, periódicos, monografías, etc., que se realizan en nuestro país y en el resto
del mundo, la realidad es que, hoy por hoy, la mayor parte de los conocimientos
adquiridos por los estudiantes se producen justamente a través de la lectura y no
por la utilización de otros medios, los cuales, dicho sea de paso, no son excluyentes
de la lectura, sino complementarios de ésta, o, si se quiere, a la inversa. La lectura
es más influyente de lo que se piensa, otro factor que existe pero a mucha distancia,
le sigue la asistencia a clase, las prácticas, la toma de apuntes y el resto de
actividades desarrolladas por los estudiantes. A pesar de esta evidencia, la lectura
suele quedar relegada a un segundo plano dentro de la formación académica, no
se le da la importancia que tiene, pues su enseñanza y adiestramiento se limita a
los primeros años de la escolaridad sin que haya una continuidad posterior. Leer
bien, dominar todas las habilidades que requiere la lectura, es imprescindible para
cualquier persona que esté estudiando o desee estudiar, lo cual requiere un largo
proceso de aprendizaje, que normalmente comienza en la escuela, pero debe ir
seguido de una práctica sistemática, de una gran dedicación y de una formación
continuada que quizá no termine nunca, dado que la lectura es uno de los
comportamientos intelectuales más complejos al que puede llegar el ser humano.
Hasta tal punto es importante la lectura que muchas de las dificultades por las que
pasan un importante número de estudiantes dimanan de sus deficientes habilidades
como lectores, deficiencias que suelen provocar problemas de comprensión, de
retención y de elaboración y que llevan aparejado un empleo excesivo de tiempo,
acumulación de cansancio y fatiga por el esfuerzo que acarrea e, incluso,
pensamientos irracionales del tipo “debo ser tonto porque no me entero de nada”,
“yo no sirvo para estudiar”, etc., con el consiguiente deterioro del auto concepto y el
riesgo más que posible de abandonar los estudios. Puesto que el estudio es,
fundamentalmente abstracto-verbal, resulta absolutamente imprescindible saber
leer bien.
Eso es uno de los muchos problemas que se tiene en México, lo cual nos hace estar
un paso atrás de las grandes potencias, claro, de este se derivan más problemas,
pero por el momento se enfocara en esto solamente con el cual esta práctica
sociocultural logre una equidad social a partir de la enseñanza. Es el motivo donde
nosotros queremos dar a notar a los demás el impacto de algo que para muchos es
irrelevante y la existencia de lugares donde se fomenta la lectura de una manera
dinámica en la Ciudad de Puebla.
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DESARROLLO
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¿Qué es la lectura?
Desde las definiciones presentes en los diccionarios hasta la reflexión de la
investigación no existe hoy un consenso acerca de la concepción de la lectura, pero
sí existe una coincidencia en cuanto a la polisemia de los términos que la designan.
Por otro lado y como aporte de la semiótica se ha ampliado esa noción más allá del
campo de los textos escritos a un corpus mayor que incluye otros aspectos como el
movimiento, el sonido, lo iconográfico, los discursos orales.
Algunas definiciones acerca de la lectura desde el enfoque sociocultural
En el programa de fomento a la lectura y la escritura del CODICEN (ProLEE, 2011)
consideramos que: « la lectura [es] una práctica social y cultural [ ] Estamos
convencidos de que la lectura y la escritura no pueden considerarse solamente un
problema pedagógico o como una acción individual, sino ante todo como una
práctica profundamente socializada».
Mendoza Fillola (1991:316-319) sostiene que: « la lectura es una compleja actividad
del conocimiento, en la que intervienen el dominio global de destrezas y habilidades
lingüísticas, el dominio de la pragmática comunicativa, los conocimientos
enciclopédicos, lingüísticos, paralingüísticos, intertextuales e intertextuales y la
misma experiencia extra lingüística que posea el lector». La lectura es una actividad
de interpretación que requiere de la capacidad de asociación y creación entre la
información que ya se tiene y la información que el texto nos proporciona. Entender
la lectura como una práctica sociocultural implica cuestionarse sobre su
funcionalidad, considerar que se relaciona estrechamente con la construcción de la
imagen social de cada sujeto. Desde lo sociocultural la lectura se define como una
«práctica» porque es una acción con intención, cargada de valores variables de
acuerdo al contexto. Debido a la posibilidad de distintas lecturas de un mismo texto
resulta que en esta acción de leer coexisten diferentes modos de re-producción y
de interpretación.
Puestos estos postulados en la perspectiva de un análisis científico histórico,
Álvarez Zapata (2002:138) propone una categoría muy potente a la que llama
«modo de producción y consumo textual (MOCT)». Sostiene que: «…cuando se
califica a la lectura como práctica sociocultural, se está haciendo alusión a un
conjunto de hechos y situaciones en ella y por ella suscitado, relacionado con los
efectos socializantes y simbólicos (funciones, finalidades, valoraciones, usos
sociales, culturales y políticos que tiene), referidos a por qué se lee, para qué se
lee, cómo la lectura ayuda a construir una imagen o presencia social de los sujetos
» Aplicar esta categoría a la enseñanza es un modo alternativo de enseñar modos
eficaces de leer. En la dimensión sociocultural de la lectura se incorporan miradas
desde varios territorios epistemológicos como la psicología social, la animación
cultural, la antropología social, etc. Sin pretender agotar el tema en este campo, son
representativos los trabajos de Petit (1999), Gauthier y Graves (1995); Shera (1990);
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Chartier (1992, 1996), Cassany (2006), Ames (2002), Bernhart (2003), Casalmiglia
(1997), Fairclough (1992, 1995) que representan una muestra del asedio al
problema desde distintos ámbitos. Al mostrar que esta actividad humana es
socializada e histórica la descarto como una mera actividad de descodificación,
aunque ésta se realice en aquélla, porque la acción de descifrar un código establece
solamente relaciones referenciales y biunívocas entre el signo y el referente.
Si la lectura es una actividad sociocultural contextualizada a la historia y por lo tanto
marcada con fuerza por la temporalidad, su enseñanza también necesita
contemplar y registrar esas mismas marcas. Desde la concepción sociocultural de
la lectura el lector es intérprete y creador de significado, por eso se considera que
el sujeto es un analfabeto funcional (iletrado) cuando el conocimiento sobre el
lenguaje escrito está en la etapa del descifrado, no puede obtener del texto una
interpretación ni llegar a producir escritura sobre el mismo. Al aceptar la lectura
como una acción sociocultural mediada por el contexto abrimos la posibilidad de
considerar que existen distintos modos de leer de acuerdo a la intencionalidad de
comunicación del texto y también relacionados con el contexto del lector.
¿Cómo leer?
«Los lectores se multiplicaron, los textos escritos se diversificaron, aparecieron
nuevos modos de leer y nuevos modos de escribir. Los verbos ‘leer" y "escribir’
habían dejado de tener una definición inmutable: no designaban (y tampoco
designan hoy día) actividades homogéneas. Leer y escribir son construcciones
sociales. Cada época y cada circunstancia histórica da nuevos sentidos a esos
verbos». Ferreiro (2000). ¿Cuántos modos de leer existen? En la escuela la lectura
es propuesta como una actividad única en una situación desnaturalizada, la del aula.
Dice Bombini (2008:24): «En investigaciones recientes referidas a los discursos
acerca de la lectura en la Argentina producidos desde la escuela o más allá de ella
en la última década
Según Steve Jenkins en su libro Sólo un segundo, una manera distinta de percibir
el tiempo, en un segundo: un abejorro aletea 200 veces; en un minuto: la luna viaja
61 kilómetros en su órbita alrededor de la Tierra; en una hora: un topo puede cavar
un túnel de seis metros de largo; en un día: el corazón de una persona adulta late
100 mil veces; en una semana: la Estación Espacial Internacional orbita la Tierra
130 veces; en un mes: se publican 84 mil libros; en un año: el calentamiento global
ocasiona que el nivel del mar se eleve tres milímetros… y, ¿qué pasa en 10 años?
En 10 años se funda, da servicio ininterrumpido y se consolida una singular
biblioteca: la del Consejo Puebla de Lectura, A.C., que durante ese periodo habitó
una casona en el barrio El Alto, en la ciudad de Puebla, para compartir muchas y
muy significativas experiencias en compañía de historias, libros y personas siempre
dispuestas al diálogo, a la charla abierta, a la asesoría, al debate, a la creatividad,
a la imaginación y al intercambio.
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De manera muy distinta a lo que sucede en una biblioteca tradicional, llegar al
Consejo Puebla de Lectura significaba dejar por un rato lo cotidiano para escuchar
una lectura, un cuentacuentos, charlar con amigos, tomar un taller de ciencia o de
literatura, escuchar a un especialista en una plática, mirar muchos libros, sentarse
a leer cómodamente en un sillón o en el suelo, participar en un círculo de lectura,
etcétera.
Hacer una lista de los muchos y maravillosos encuentros que podrían caber en esta
medición del tiempo sería interminable. Por los pasillos y páginas de los libros de
esta biblioteca ciudadana pasearon usuarios, maestros, mediadores, lectores,
autores, ilustradores, estudiantes de servicio social, vecinos del barrio y de barrios
aledaños.
Dice la mediadora Ivonne Ramírez, hablando de una biblioteca que ella misma
diseñó y creó, que un espacio así, más que una biblioteca “es un refugio. Y poder
refugiarse es un derecho inalienable”. La biblioteca del CPL en El Alto fue un refugio
de palabras para los bebés, muchas veces desprovistos de éstas; un refugio para
los niños, en busca de un espacio y tiempo íntimo donde compartir algo con sus
padres; un refugio para los jóvenes, donde sentirse tomados en cuenta; un refugio
para los adultos, para volver a soñar e imaginar a través de las palabras.
Las experiencias en este espacio son inconmensurables, pero el tiempo se percibía
más o menos así: en un segundo: un niño se sorprendía con la ilustración de un
álbum ilustrado; en un minuto: una persona observaba varios libros antes de decidir
cuál leer; en una hora: un mediador leía hasta una decena de libros a un grupo de
niños; en un día: 60 libros viajaban a diferentes casas; en una semana: más de 300
libros se tomaban de las estanterías; en un año: más de 3 mil personas asistían a
la biblioteca. En realidad son solo números, pues las experiencias que todo esto
implica en la vida de las personas, difícilmente se pueden contabilizar.
Como los caracoles, a donde quiera que vayamos llevamos con nosotros nuestra
casa, que son los libros, los lectores y la palabra. Pronto daremos noticia de un
nuevo lugar para seguir compartiendo nuestro refugio.
Tras 10 años de actividades ininterrumpidas, el 18 de diciembre de 2014, el Consejo
Puebla de Lectura entregó al gobierno del estado de Puebla la casa que albergaba
su biblioteca. Este lamentable hecho se debe a que el contrato de comodato se
venció y no hubo posibilidad de renovarlo. Ahora buscan un nuevo espacio para
continuar con su trabajo.
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Ventajas
Una parte interesante sobre la lectura y que casi realmente la mayoría de las
personas no se dan cuenta, es que al leer antes de ir acostarse a dormir beneficia
para dormir mejor, esto sucede porque el cerebro relaciona esto con el sueño, el
cuerpo identifica la lectura con el sueño, lo que ayuda a dormir más fácilmente e
incluso profundamente.
Otra de las ventajas que se derivan de la lectura, quizá una de las más significativas
sea la de que, a través de ella, ganamos en autonomía e independencia porque
fomenta el sentido crítico y provoca la inquietud intelectual al aportarnos ideas
nuevas, proporcionarnos conocimientos y argumentos, lo que viene a estimular el
razonamiento y la imaginación. Nos hace más libres en nuestros pensamientos y en
nuestros actos al disponer de elementos de juicio y evaluación, favorece la
adecuada toma de decisiones y potencia la creatividad personal.
Desventajas
Antes la lectura era un pasatiempo que las personas hacia en su tiempo libre para
relajarse, podrían desde leer un periódico hasta un libro, y así era constantemente,
pero esto fue cambiando a través del tiempo con la llegada de la radio y
posteriormente con la televisión para luego continuar con los celulares.
Por otro tema podríamos mencionar a las personas obsesionadas con la lectura,
hasta llegar a una crisis como antisocial, se pasan el resto del día terminándose
libros y acaban perdiendo tiempo que realmente sirve para hacer otras actividades
recreativas.
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CONCLUSIÓN
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BIBLIOGRAFÍA
http://saberesyciencias.com.mx/2015/02/10/la-biblioteca-del-consejo-puebla-de-
lectura-ac-en-el-alto-diez-anos-intercambiando-palabras-historias-y-libros/
http://www.elpopular.mx/cultura-y-farandula/habitos-de-lectura-en-puebla/
https://l.facebook.com/l.php?u=https%3A%2F%2Fie.ort.edu.uy%2Finnovaportal%2
Ffile%2F13568%2F1%2Fcuad_19_cap5.pdf&h=ATMzTtVSVzvHOMllatUGHm5XC
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Sfdvzu68JFa7ab4gneZZJ9lUkfIGTrkgLt1JaZ4oFa9A
https://tecnotas.wordpress.com/2016/04/01/las-ventajas-y-desventajas-sobre-la-
lectura-la-6-te-sorprendera/
https://es.calameo.com/books/00438991712e9ce889754