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EL TORMENTO DEL INFIERNO

Si Dios ha sido bondadoso con el hombre, proveyendo la oportunidad por medio de Cristo
de que el hombre sea salvo y viva con El en un estado de eterno gozo y felicidad, ¿sería
consecuente con Su bondad y justicia que otro lugar se provea para aquellos que menospre-
cian Su don de salvación? Hay grupos religiosos que contienden que por ser Dios miseri-
cordioso no echará a sus criaturas a un lugar de eterno castigo.

Jesús dice (Mateo 25:46), \"E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna\". Este
texto no necesita explicación. La enseñanza es bien clara: habrá tormento eterno para los
desobedientes y habrá vida eterna para los obedientes. Si no hay tormento, tampoco hay
gozo. Si la palabra \"eterno\" se limita para los desobedientes, también se limita para los
obedientes.

John MacArthur ha dicho: “El castigo en el infierno se define por la palabra aionios, que es
la palabra eterna o eterno. Hay gente a quien le gustaría volver a definir la palabra aionios y
decir: “Bueno, realmente no significa para siempre.” Pero si haces eso con el infierno, lo
habrás hecho con el cielo también, porque la misma palabra se usa para describir a ambos. Si
no hay un infierno eterno, entonces no hay un cielo eterno. Y voy a ir un más allá. La misma
palabra se usa para describir a Dios. Y por lo tanto si no hay un infierno eterno, entonces no
hay un cielo eterno, ni hay un Dios eterno. Está claro que Dios es eterno, y, por tanto, el cielo
es eterno, y así es el infierno. (John MacArthur”, (Un Testimonio de Uno Sorprendido de
Estar en el Infierno, 2a. Parte”).

El castigo para los muertos impíos en el infierno es descrito a través de la Escritura como el
“fuego eterno” (Mateo 25:41), “el fuego que nunca se apaga” (Mateo 3:12), “vergüenza y
confusión perpetua” (Daniel 12:2), un lugar donde “el gusano de ellos no muere y el fuego
nunca se apaga” (Marcos 9:44-49), un lugar de “tormentos” y “llamas” (Lucas 16:23,24),
“eterna perdición” (2 Tesalonicenses 1:9), un lugar de tormento con “fuego y azufre” donde
“el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 14:10,11), y un “lago
de fuego y azufre” donde los impíos “serán atormentados día y noche por los siglos de los
siglos” (Apocalipsis 20:10). Jesús mismo indica que el castigo mismo en el infierno es eterno
- no solamente el humo y las llamas (Mateo 25:46).

Dios no quiere que nadie perezca (2ª Pedro 3:9), sino que todos se salven (1ª Timoteo 2:4), y
ha hecho todo lo posible para salvar a todos, pero El deja el asunto (la decisión) en las manos
del hombre. Nadie es forzado a obedecerle, pero todos serán responsables por su decisión.
Es imposible quitar de las Escrituras la enseñanza acerca del infierno como es imposible
quitar de las Escrituras la enseñanza acerca del cielo. Nos conviene estar ocupados en evitar
ir a ese lugar en lugar de ocuparnos en negar su existencia.

ORACIÓN PARA ACEPTAR A CRISTO


Yo confieso que soy un pecador o pecadora, y necesito tu perdón. Me doy cuenta que viene el día en que
será demasiado tarde para ser salvo o salva. Yo creo que Jesucristo derramó su Sangre preciosa, y murió
por mis pecados. Estoy dispuesto a dejar mi pecado. Yo te recibo ahora Jesucristo como mi Señor y
Salvador personal. Perdona mis pecados e inscribe mi nombre en el LIBRO DE LA VIDA
ETERNA. Amén

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