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LA DIPLOMACIA DESARROLLISTA
El gobierno de Arturo Frondizi frente a un complejo
escenario internacional.
EL IDEAL DESARROLLISTA
Aun antes de llegar al poder, Arturo Frondizi se posicionaba dentro de los grupos
intelectuales de la política radical. En parte se debió a su formación como
abogado y en parte a su interés por las relaciones de intercambio de la nación,
las cuales pudieron verse reflejadas de manera determinante en su libro
“Petróleo y Política” publicado el 2 de Mayo de 1956. En este, Frondizi abogada
por el monopolio de Yacimientos Petrolíferos Fiscales en política de extracción
de combustibles, en oposición a las políticas planteadas por el gobierno
peronista con la empresa Standard Oil.
Quedaba claro tanto para Frondizi como para Frigerio que, si realmente se
buscaba un cambio paradigmático del modelo socioeconómico nacional,
Argentina no podía mantener su esquema internacional como estaba planteado
anteriormente. Sería necesario entonces comenzar a proyectar una nueva
imagen al exterior mediante demostraciones de compromiso contundentes.
Frondizi comprendía que, para encarar una transformación real del modelo
socioeconómico nacional era necesario incluir a toda la región latinoamericana
en el proceso de cambio. Esta propuesta es abordada en detalle en su primer
discurso presidencial.
“América Latina es mucho más que un conjunto de naciones unidas por la
geografía, por la historia, por las instituciones y por la fé. América latina es un
destino común y una empresa común de redención humana. (…) Solo entonces
cuando la comunidad de la geografía, de la historia y del ideal se integren con la
similitud del progreso económico, social y desarrollo espiritual, solo entonces
cabrá afirmar la existencia de una cabal unidad continental” (Frondizi,1958)
Este estilo de jugada a dos bandas, que veremos más adelante, sería una
constante durante el gobierno Desarrollista, con consecuencias que lo llevarían
hacia un apresurado final de gestión.
En enero de 1959, Frondizi viajó a Estados Unidos en lo que fue la primera visita
de un presidente Argentino a la capital del país del norte, en un intento de
comenzar a estrechar vínculos estratégicos con países desarrollados y ampliar
la oferta de préstamos monetarios y mercados. Fue recibido por el presidente
Dwight D. Eisenhower en un acto que luego fue transmitido por los medios
nacionales. En el mismo, Frondizi pronunció un discurso en el cual dice, por
medio de su visita, renovar el afecto de los argentinos por el gran pueblo
norteamericano. Eisenhower, al mismo tiempo, remarca esta primera visita y la
califica como “un gran halago” hacia el país del norte. Sin embargo, el momento
más significativo de ese encuentro sería el discurso de Frondizi frente al
congreso de los Estados Unidos. En aquel discurso, Frondizi deja en claro la
visión desarrollista y propone el fin de la economía de materias primas de la
región:
EL TRATADO ANTÁRTICO
La posición pacifica
Fue una negociación que sentaría las bases para las futuras relaciones entre
naciones en un continente sin banderas, en el cual debían delimitarse fronteras,
permisos, derechos y por sobre todas las cosas, mecanismos para evitar
conflictos bélicos.
Argentina adoptó una postura a favor de la pacificación del continente y un eje
de desarrollo científico. La pronunciación a favor de delimitar fronteras de
investigación para proteger los recursos naturales generó polémica incluso
dentro del gabinete del presidente, aunque su trascendencia tuvo poco impacto,
ya que el tratado culmino por aprobarse con el visto bueno de las naciones
involucradas 45 después de su tratamiento y firmado el 1 de Diciembre de 1959.
Un año más tarde, Frondizi consideraría la postura argentina como uno de los
éxitos de su gestión hacia el exterior.
Visita del presidente Arturo Frondizi a la Antártida – A bordo del Bahía Aguirre –
Marzo de 1961.
Si bien la relación de Arturo Frondizi con Dwight Eisenhower había sido positiva,
la evidencia indica que había sido una relación diplomática fría, con intereses
apuntados a la inversión económica y distante en términos ideológicos. En ese
sentido, la relación con el presidente Kennedy resultó significativamente más
productiva para el mandatario argentino.
Kennedy tenía una visión de desarrollo para américa latina ligada a lo comercial,
comprendiendo que, de alcanzar un estándar de vida considerable y una
estabilidad económica aceptable, Latinoamérica sería menos proclive a optar por
la opción comunista. Esto dio impulso a la Alianza para el Progreso, cuyos
objetivos específicos eran el incremento anual de 2.5 % en el ingreso del capital
en la región, el establecimiento de gobiernos democráticos, la eliminación del
analfabetismo de adultos para 1970, la estabilidad de precios, eliminación de la
inflación o deflación, una equitativa distribución del ingreso, reforma agraria y
planificación económica y social regional.
Kennedy y Frondizi mantuvieron una relación cálida, por sus perfiles intelectuales
y el interés de mantener democracias capitalistas en la región. Si bien hubo dos
visitas oficiales, Kennedy y Frondizi mantuvieron diálogos cercanos e incluso se
consultaban mutuamente en varios temas relativos al avance de la alianza y la
estrategia para la región.
Luego de esta reunión, en lo que tal vez fue el mayor error diplomático de la
gestión de Frondizi, el presidente accede a una reunión secreta con Ernesto
Guevara, llevada adelante mediante un complejo operativo de seguridad llevado
adelante por el asesor presidencial Jorge Carrettoni, la cual culminó en una
reunión secreta en Olivos en donde se trató el endurecimiento de la postura
cubana, el potencial ingreso de Cuba al pacto de Varsovia y la preocupación por
la posibilidad de comenzar a exportar la ideología comunista a la región. A todas
luces, la reunión tuvo poco impacto concreto en la relación argentino-cubana,
pero en el terreno local, marcó el inicio del fin del gobierno de Frondizi.
Ezquerro, M. (2006). "La Guerra Fría y la caída de Arturo Frondizi.". Centro d Estudios
Avanzados, 83-97.