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Representación
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Leonor Arfuch

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REPRESENTACION

Leonor Arfuch

Representación es una de esas palabras cuya densidad significante atraviesa toda la

historia de la filosofía y cuyos usos –diversos y hasta contradictorios- escapan a
cualquier trazado conceptual: serán propios de las teorías del lenguaje, de la seiótica,
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de la literatura, del teatro, de las artes visuales, de la !sica, de la historia, de las

ciencias sociales, de la política, del capo cultural en general"

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#n su acepción ás aplia, la representación supone algo que viene a ocupar el lugar
de otra cosa: un objeto, una idea, una persona" #sa presencia, que se dibuja así sobre
una ausencia, lejos está, en la tradición filosófica, de suponer un siple desplazaiento,
una sustitución igualitaria" $ás bien arrastra, desde sus prieras inscripciones, una
suerte de pecado original: la de no ser, justaente, un %original&" 'a denostación
 platónica es quizá la ás radical: la representación coo copia de las cosas (ideas) %en
sí isas&, y entonces, coo segundidad, presuibleente falsa o ilusoria" 'a
literatura, en tanto representación de la vida, debía así ser e*pulsada de la Rep!blica
ideal: ella podía e*citar justaente las eociones antisociales, ya sea la violencia o la
debilidad" 'as convenciones del teatro griego arcaban claraente este teor en la
doble distancia ipuesta a la representación: en las escenas de violencia, sólo era
 peritida la descripción narrativa y no su directa visualización"

+ara ristóteles, sin ebargo, no sólo las artes –verbales, visuales, usicales- eran
foras de representación, sino que sta alcanzaba el estatuto de un %instinto& huano,
un rasgo diferenciador del resto de las criaturas" .u distinción de los tres grandes
gneros, que doinara durante siglos la historia literaria de /ccidente (pica, lírica y
draática), atendía justaente a los diversos modos en que estas e*presiones suscitaban
un aprendizaje ejeplarizador" 'a íesis –y ste era precisaente su sentido positivo-
apro*iaba así la siulación de la ficción a la vida isa"
 
.eg!n Ricoeur, la íesis aristotlica ha podido ser interpretada coo era %copia& de
la realidad por un grave contrasentido, ya que la referencia a lo real que coporta es
inseparable de la diensión creadora: la mímesis  es  poiêsis, y recíprocaente" %#n
nuestro análisis –afira- el concepto de mímesis sirve coo índice para la situación del
discurso" Recuerda que ning!n discurso puede abolir nuestra pertenencia a un undo"
(""") 'a verdad de lo iaginario, la potencia de detección ontológica de la poesía, eso es
 por i parte, lo que veo en la íesis de ristóteles" (""") 'a función referencial (está
ligada) a la revelación de lo Real coo cto"(""") +resentar a los hobres “como
haciendo” y a todas las cosas %como en acto”, tal podría ser bien la función ontológica
del discurso etafórico& (R01/#2R, +" 3455:53) 

#n la visión griega clásica, y sobre todo en la platónica, la representación estaba

intrínsecaente ligada a la concepción del lenguaje coo noenclatura, coo
iposición designativa a las %cosas& o las %ideas&, que ya estarían investidas de
sentidos a priori de toda noinación" 6 esos sentidos eran los que la palabra, en
 plenitud y adecuación a su %esencia&, venía a nobrar"

 distancia de aquel solipsiso ling7ístico de los griegos, los escolásticos de +ort Royal
y su 8raática (399), definen al lenguaje coo una estructura universal –la del
 pensaiento lógico- del cual las lenguas son casos particulares" 'a representación pasa
así a ser constitutiva de una teoría del conociiento: coo contenido ental (un acto
que podrá ser subjetivo, privado) o coo el objeto intencional del acto de representar"
'uego ;ant replantearía los probleas episteológicos en trinos de representaciones
usando el clebre vocablo Vorstellung, aunque, seg!n algunos teóricos, el sentido ás
 pró*io a la refle*ión <antiana requeriría asiiso de su e*presión vecina, ás
definidaente %objetiva&, Darstellung. #l dilatado capo de las representaciones
(individuales, sociales) se abría así coo objeto de la investigación científica"

=olviendo al lenguaje, las concepciones %trascendentalistas&, que postulan la

 precedencia del sentido, ya sea en las cosas (conteporáneaente, Russell, el
>ittgenstein del ?ractatus @%el nobre significa el objeto" #l objeto es el significado
del nobre&A, los positivistas lógicos de la #scuela de =iena), ya sea en los conceptos 
(diversos idealisos, entre ellos, el de Busserl), darán lugar a %representacionalisos&
de distinto tipo, que se opondrán a su vez a las concepciones %convencionalistas&, para
las cuales el sentido no sólo no %pree*iste& al lenguaje, sino que sólo es definible en
los usos y en conte*tos específicos de situación" +ara los prieros, en tanto la función
del lenguaje es la de representar %estados de cosas&, el valor de verdad coo adecuación
será deterinante"
 
'as dos ayores refutaciones %convencionalistas& del representacionaliso desde la
llaada %filosofía del lenguaje ordinario&, fueron sin duda, y casi en siultaneidad en
los aCos DE, la de Fohn ustin, y la del %segundo& >ittgenstein" +ara ustin, había

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cantidad de e*presiones en el lenguaje que no %representaban& nada, y por lo tanto, no

respondían al principio de verificación, e*presiones tales coo bautizar, proeter, jurar,
ordenar, que cuplían la acción que enunciaban sólo por el hecho de su enunciación
(%qu es jurar sino decir D.í, juroGH&) en circunstancias apropiadas y de acuerdo a
ciertas convenciones establecidas. 'laó a estas e*presiones %perforativos& y en un
segundo oento, descubrió que en verdad, toda enunciación cuple una acción, ás
allá de lo que %diga&: afirar, negar, recoendar, estiar, condenar, interrogar,
considerar, definir, etc" etc" #ste hacer cosas con palabras, esta perforatividad, esta
%fuerza ilocutoria& del lenguaje lo tornaban en una diensión constructiva y
transforadora de la e*periencia huana, una fora de acción y no sipleente un
edio de representación"

>ittgenstein por su parte, luego de haber postulado una teoría de la representación en su

Tractatus, elaboró
una ciclópea tarea deunadeostración
%contra-teoría&
quecon
erasus Investigaciones Filosóicas, realizando
a su vez una teraputica: desligar al lenguaje
de la filosofía de las interpretaciones !ltiples y contradictorias de sus palabras,
acuuladas en las distintas tradiciones, de innecesarias %nieblas& y rebuscaientos, en
definitiva, de esa iposibilidad del sentido que ocurre cuando el lenguaje corriente,
 pleno de significados reconocibles y copartidos, %sale de vacaciones& (hacia el
%capo&, justaente, de la filosofía)" +ropone entonces, entre otras, una definición del
lenguaje coo %fora de vida&, que incluye las prácticas no ling7ísticas esenciales a la
significación y llega a una conclusión contundente: %el signiicado de una e!presión es
 su uso en un "uego de lengua"e&" #stos juegos son innuerables, coo las facetas de la
actividad huana: %dar órdenes, describir un objeto, hacer conjeturas, relatar un suceso,

actuar en teatro, cantar a coro, adivinar acertijos"""& y cada uno instaura su propio
rgien de verdad" @>0??8#J.?#0J, '" (34KK:L3)A

+ero ya otros dos aportes habían venido a trastocar, en los ubrales del siglo MM, los
arguentos que hacían a las viejas ideas de representación: la ling7ística de Nerdinand
de .aussure (343O) y la obra seiótica de 1harles .anders +eirce (escrita entre 3KE5 y
343L)" (=er .08J/) #l priero, al desterrar la idea de la lengua coo %noenclatura&
 para interponer la de una orma signiicante coo constitutiva de la relación del hobre
con el undo y con la sociedad" #l segundo, al sostener que no habrá objetos,
 pensaientos, procesos, que e*istan en una realidad inediata, aprehensible por fuera
de la sibolización: “#l hombre es signo” afira, y todo su universo está ya
configurado en tanto diensión significante"

'a diensión sibólica tabin aparecía coo constitutiva en el pensaiento de

Nreud, cuya teoría psicoanalítica, en una traa de interte*tualidades, venía a

articularse una
 posibilitar con conclusión
la ling7ística, la seiótica,
quizá las filosofías
perturbadora: no hay %undel sujeto&
lenguaje, las narrativas,
o %una vida& ya para
definidos en alg!n lugar, que el relato vendría sipleente a representar –con la
distancia y la neblina y el capricho de la eoria- sino que abos –el sujeto, la vida-
en tanto unidades inteligibles, serán justaente un resultado de la narración"

6 al decir que %la vida& no pree*iste a la narración no estaos cayendo en el idealiso

ás e*treo, sino cuestionando su carácter referencial en tanto %original& que luego el
relato vendría a reponer" 'a teoría de la autobiografía se ha ocupado bastante de esa
condición paradójica donde la distancia ás corta hacia el %yo& –la %propia& voz que
cuenta- se revela coo una ás de las trapas del lenguage, de los giros de la retórica,
del %efecto de real& ás canónico de la literatura" (Parthes, con su ironía proverbial,
había descubierto en esa econoía narrativa del realiso, donde todo es significante, el
detalle insignificante, algo que no aporta ninguna inforación, pero que está allí –
coo el baróetro de $n coeur simple, de Nlaubert- y cuya función no es la de
referenciar un objeto %real& sino la de autorreerenciarse, la de decir justaente %yo so%
lo real&)" @PR?B#., R" (34KL)A

II.

'a cuestión de la representación es tabin crucial en las artes visuales" 'a idea
clásica de íesis coo adecuación a la percepción %natural& del ojo –y sus
correlatos la perspectiva el realiso la autenticidad se vio trastocada por las
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correlatos, la perspectiva, el realiso, la autenticidad- se vio trastocada por las
tendencias de fines del siglo diecinueve –del ipresioniso a la .ecesión- y luego por
las vanguardias estticas de principios del veinte, que se plantearon prioritariaente
coo oviientos contra la representación. #n el Qadá, el cubiso, el futuriso, el
e*presioniso o el surrealiso, lo que estaba en juego era justaente la infracción de
los cánones, la alteración de la coodidad del ojo, de la costubre de la irada" 6a no
ás el arte coo %reflejo& de la vida (burguesa) sino las foras, el color, las te*turas,
los teas, autonoizados en sus propias lógicas, en la potencialidad e*presiva de
nuevos lenguajes capaces de dar cuenta de aquello que corroía el sistea –la
autoatización, la guerra, la especulación, la hipocresía- y que llevaba al arte, en un
oviiento inverso, a querer %cabiar la vida&"

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