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ALTERIDADES, 1991

1 (2): págs. 7-12

La emergencia de la identidad étnica


al fin del milenio; ¿paradoja o enigma?
RICARDO FALOMIR PARKER*

Y los movimientos étnicos y nacionales, ¿por qué


Nuevas paradojas de la etnicidad: de la
han cobrado tanta fuerza? ¿Por qué junto a lo uni-
“aldea mundial” a la reivindicación de las
versal surge en forma paralela la lucha por la dife-
diferencias
renciación, por la separación, por la reivindicación
de las diferencias de orden racial, étnicas, naciona-

“El derrumbe de los muros” podríamos llamar al


les y religiosas? ¿Cuál puede ser la relación entre lo
que nos distingue y particulariza y lo que nos une?
momento histórico que vivimos. Presenciamos la ¿Cuál es la tensión o conflicto entre la diversidad y
caída de muros de concreto, ideológicos, culturales, plasticidad cultural y la unicidad de la naturaleza
económicos y políticos, hechos de proporciones humana? ¿Cómo fortalecer el orgullo étnico y su
nunca antes sospechadas. Cualquier observador derecho a la diferencia sin apoyarse en rivalidad e
atento del escenario mundial podrá percatarse de intolerancia hacia los otros, de tal suerte que la uni-
la actualidad, fuerza y vigor con los que se expre- versalidad no sea homogeneización?
san las tendencias que apuntan hacia la universa- Un axioma fundamental del que se debe partir
lidad de ciertos valores. En el ámbito político: los es que un problema como el que ahora se discute es
reclamos generalizados para ampliar la democracia, motivo de estudio de diferentes disciplinas y pers-
la libertad y los procesos electorales. En el econó- pectivas. Ni siquiera circunscribiendo la problemáti-
mico se pueden observar la creciente integración ca de los grupos étnicos y sus relaciones es pensable
del mercado mundial, la internacionalización del desde una sola perspectiva. Constituye, en sus pro-
capital, la creación de mercados comunes, la división pios términos, un “hecho social total”, como gustaba
internacional del trabajo, etc. La universalización
llamarlo Marcel Mauss. Tiene aspectos económicos,
se observa también en la expansión de una cultura
políticos, sociales, culturales, sicológicos y éticos.
de masas generada por los medios masivos de co-
Tampoco es posible atribuirle una sola causa. Para
municación, en la estandarización de hábitos de
consumo, “modos de vida”, etc. Al comentar, con su darnos una idea somera de sus múltiples interrela-
ironía y agudeza habituales, sobre la influencia de ciones podríamos afirmar que, tanto para los grupos
los medios masivos de comunicación, Umberto Eco sociales como para los individuos, la identidad y los
decía en una entrevista que su abuelita, quien límites entre el “nosotros” y el “yo” se constituye en
nunca había salido de Italia, no hablaba el italiano oposición a otros.
y que la lengua nacional era un invento de la televi- Para las teorías sicoanalíticas es fundamental la
sión de ese país. La idea de que vivimos ya en una noción de un otro significativo para la constitución
“aldea global” expresa muy sintéticamente a qué síquica de los sujetos: para la constitución del yo,
me refiero. para el establecimiento de relaciones objetales, para
la constitución del “sí mismo” o para la imagen es-
pecular, el otro es central. Sin el otro no devenimos
* Departamento de Antropología, Universidad Autónoma
sujetos síquicos, seres humanos. Los trabajos sobre
Metropolitana, Unidad Iztapalapa.

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Ricardo Falomir Parker

hospitalismo de Rene Spitz (1987) o de Bruno agrupar, distinguir y jerarquizar a los miembros
Bettelhelm (1990) sobre los niños autistas son que las constituyen. Es decir, todas las sociedades
contundentes al respecto. En el primer caso la humanas conocidas reportan criterios distintos para
falta de otros significativos, y en el segundo la mi- crear categorías de personas. ¿Por qué la necesidad
rada opaca de éstos —en esencia, de la madre— social de elaborar categorías sociales, de contar con
imposibilitan la constitución de los sujetos. criterios para la clasificación y el ordenamiento?
Para la antropología social todo grupo humano La creación de categorías que nos permiten or-
tiene alguna forma de diferenciación entre lo inte- denar y explicar el mundo en que vivimos se da a
rior y lo exterior. Por elementales o complejos que partir de las características que comparten los in-
sean sus logros materiales, o su estructura eco- dividuos y los grupos sociales. Gordon Allport, en
nómica o social, siempre existirán formas de ex- su trabajo clásico The nature of prejudice, afirma
presar diferencias en términos de otros, sea a par- que la construcción de categorías es quizá una de
tir de edad, sexo, rango o clase. Quizá resulte un las facultades humanas más importantes. Estamos
poco temerario afirmar lo que sigue, pero creo que expuestos a tal cantidad de estímulos, situaciones
la evidencia etnográfica lo permite: entre menos sociales y eventos, que sería imposible procesar
existan las diferencias económicas y de clase, más cada uno en su especificidad; la mente humana
necesidad tendrán los grupos de acentuar las dife- tiende entonces a agruparlos, a crear categorías
rencias sociales, reales y simbólicas. Homo- que le permitan distinguirlos. Otro atributo de todo
hierarchicus, nos llama Louis Dumont. proceso de categorización es el de operar con la
mínima economía mental, es decir, como en todo
proceso de condensación, se agrupa bajo una mis-
ma categoría la mayor cantidad posible de hechos.
Características sociológicas
El ejemplo que ofrece es ilustrativo: para un em-
de los grupos étnicos pleador anglosajón de inmigrantes de origen mexi-
cano es más fácil afirmar que “todos los mexicanos
La identidad de grupos sociales alrededor de crite- son flojos”, que tomarse el trabajo de conocer a
rios culturales es sólo una de las formas posibles cada uno de ellos y entender su conducta. Este
de agrupamiento en las sociedades humanas. Por ejemplo demuestra además que las categorías so-
ello creo primero conveniente referirme a otras ciales que empleamos en la vida diaria no necesa-
clases de identidad grupal y a lo que todas ellas riamente son un reflejo fiel, siquiera real, del mun-
tienen en común. Después hablaré de la especifi- do que nos rodea.
cidad de los grupos étnicos. En un ensayo también clásico, Durkheim y
Líneas arriba comentaba que la evidencia etno- Mauss, en su Primitive Classification, publicado en
gráfica permite sostener que no hay sociedades 1903, intentan por primera vez explicar el origen
humanas igualitarias en el sentido de no contar social de las categorías y sistemas clasificatorios
con criterios o categorías sociales que permitan empleados por los grupos humanos. Si bien en su

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La emergencia de la identidad étnica al fin del milenio

intento confunden el contenido social de muchas Las dificultades anteriores cobran mayor fuerza
categorías con la capacidad innata de la mente cuando hablamos de grupos étnicos en el contexto
humana para construirlas, logran demostrar la de sociedades complejas. Pero también en estas
importancia central de las categorías y los siste- circunstancias puede cobrar mayor importancia el
mas clasificatorios para la vida en sociedad. Cons- criterio de adscripción étnica. Una de las funciones
tituyen una suerte de mapas cognoscitivos que principales de los grupos étnicos y de la utilidad de
nos permiten entender el mundo, regular y normar la adscripción étnica es que permite a los diversos
nuestra conducta, guiar nuestra acción y asimilar grupos, culturalmente distintos, interactuar so-
y expresar nuestras capacidades afectivas. cialmente. En sociedades multiculturales, la identi-
De esta necesidad —tanto de los individuos co- dad étnica permite marcar pautas y ordenar la in-
mo de los grupos humanos— de contar con siste- teracción social; es decir, sirve como principio de
mas de categorías y dado el hecho de que en su
organización. Otra de sus funciones más importan-
mayoría éstas constituyen representaciones colec-
tes en contextos sociales heterogéneos es que opera
tivas, es decir compartidas por los miembros del
como una manera de simplificar o codificar y pre-
grupo, se aduce que todas las sociedades y grupos
humanos son en alguna medida etnocéntricos. Y decir el comportamiento de los otros en situaciones
lo son en el sentido de valorar su visión particular nuevas y cambiantes. Se constituye en una catego-
del mundo como la mejor, y de juzgar a otras se- ría social que permite la interacción entre grupos
gún las normas de la propia. distintos.
Ahora bien, de los sistemas clasificatorios que Tal es el caso, muy bien documentado por la an-
emplean los grupos humanos, los que ahora me tropología británica, del contexto de la urbanización
interesa destacar son aquellos que conforman e industrialización de África. Uno de los interrogan-
categorías de personas. Los grupos étnicos son tes planteados por ella fue explicar la fuerza y
sólo una de las formas de agrupamiento de indivi- emergencia del uso de categorías étnicas entre los
duos. En su caso, el criterio que permite delimitar migrantes urbanos y los obreros africanos proce-
su composición es que sus miembros comparten un dentes de diferentes grupos étnicos, para regular
origen cultural común. Otras categorías de perso- sus interacciones cotidianas en las circunstancias
nas las constituyen las razas, el parentesco, las urbanas, nuevas para ellos. La explicación de su
nacionalidades, las castas y las clases sociales. importancia no radicaba en ser un resabio de
Creo que éstas son las más comunes entre los pue- su cultura tribal o una muestra de conservaduris-
blos y las que reportan mayor valor sociológico.
mo, sino en ser una forma particularmente útil pa-
Un primer problema en el análisis de las catego-
ra convertir el caos urbano y multiétnico en un
rías de personas para las ciencias sociales es, por
espacio predecible.
un lado, distinguir entre lo que serían simples
agregados de personas por el hecho de compartir El ejemplo anterior nos permite ilustrar muy bien
un atributo común —ser pelirrojos, altos, bajos, dos concepciones erróneas sobre la vigencia de la
etc.— y, por el otro, las categorías sociales. La etnicidad en sociedades modernas. Una primera es
distinción reside en que los primeros no se identi- pensar que la etnicidad como categoría social es
fican entre sí ni mantienen relaciones sociales producto del aislamiento entre grupos humanos y
significativas, mientras que los segundos tienen que, consecuentemente, en la medida en que la
una clara conciencia de su identidad. interacción entre grupos culturalmente diferentes
Otro problema sociológico importante en el aná- aumente la importancia de la identidad cultural
lisis de categorías de personas es el de distinguir disminuya. La segunda es pensar que se trata de
entre los sistemas clasificatorios creados por los una reliquia anacrónica en un mundo cada vez más
sujetos mismos y los creados por el científico so- comunicado. Contraria a estas pre-nociones, la
cial. Ambos criterios pueden ser o no semejantes. identidad étnica cobra fuerza en la medida en que
El análisis sociológico se complica aun más por- la interacción entre grupos culturalmente diversos
que en muchos casos las categorías sociales no aumenta y en el grado en que lo hacen dentro de
necesariamente se excluyen unas a otras. Los su- sistemas sociales complejos. Si consideramos que
jetos sociales pertenecen simultáneamente a dife- ambos hechos —la intercomunicación entre grupos
rentes categorías sociales: son miembros de un sociales y la complejidad creciente de los diferentes
grupo de parentesco, de un barrio, ocupación,
sistemas sociales— son resultado o forman parte de
religión, etnia, nación, etc. No todas las adscrip-
las tendencias hacia la universalización, entonces
ciones son igualmente relevantes para los sujetos
tendremos que reconocer que la importancia con-
y el análisis social, y ocurre que entre ellas pue-
den surgir conflictos de lealtades y oposición de temporánea de lo étnico también es una de las ma-
intereses. nifestaciones de la universalización.
Justamente desde esta perspectiva, el antropólo-
go inglés Abner Cohen define a los grupos étnicos
como:
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Ricardo Falomir Parker

Una colectividad de personas que: grupos sociales tienden a expresarse y organizarse


alrededor de unidades de identificación más peque-
a) comparten algunos patrones de conducta ñas pero también más cohesionadas. Parecería que
normativa y cobraran mayor fuerza las identidades grupales
b) forman parte de una población mayor, inter- donde el origen histórico y cultural constituye el
actuando con personas procedentes de otras elemento distintivo.
colectividades —es decir, de otros grupos Daniel Bell, en su libro El advenimiento de la so-
étnicos— dentro del marco de un sistema so- ciedad posindustrial (1976), señala dos tendencias
cial. El término de etnicidad se refiere al gra- importantes a considerar en la actualidad: la prime-
do de conformidad —u observancia, podría- ra se refiere al hecho de que casi todos los conflic-
mos decir— con las normas compartidas por tos sociales de mayores consecuencias tienen que
los miembros de la colectividad en el curso de ver con enfrentamientos entre grupos, expresados
su interacción social (1974, pág. IX y X). en términos étnicos; y la segunda, que la cuestión
obrera había perdido fuerza en las sociedades in-
Lo que otorga a la etnicidad una importancia
dustriales, por tratarse de movimientos “encapsula-
cada vez mayor es que ha demostrado ser una
dos” y por existir una compleja serie de mecanismos
forma muy eficaz de construir un denso tejido de
que han “institucionalizado” los conflictos expresa-
lazos normativos y afectivos expresados simbóli-
dos en términos de clases sociales. Dice el autor:
camente y que permite a sus miembros crear una
“El hecho crucial es que la ‘cuestión laboral’, en
identidad grupal. Pero quizá, aún más importante
que lo anterior: les permite también expresar sus cuanto tal, no es ya central, ni tiene la fuerza socio-
intereses políticos y económicos frente a otros lógica y cultural suficiente para polarizar todas las
grupos dentro de un mismo sistema social. Distin- demás cuestiones en torno a su eje” (pág. 195).
guirse entre diversos grupos, afirmar su identidad En un trabajo más reciente (1981), el mismo au-
frente a otros y luchar por lo que consideran sus tor identifica un conjunto de posibles causas es-
intereses políticos y económicos, es lo que hoy tructurales para explicar la importancia política de
constituye a los grupos étnicos. los grupos étnicos. Entre otras, menciona las si-
Dicho sintéticamente: la identidad étnica articu- guientes: la tendencia a la creación de identidades
la un conjunto importante de representaciones sociales cada vez más inclusivas; el cambio en
colectivas e intereses de grupo. Es decir, las co- el ámbito de toma de decisiones del mercado en el
munidades conforman a la vez grupos políticos, Estado y otras entidades políticas; la reafirmación
propiedades que otros agrupamientos sociales no de la igualdad como un valor importante; y lo que
han podido conciliar tan eficazmente. Por ello Max llama el crecimiento del “proletariado externo”. Con
Weber (1967), en un célebre escrito, hacía la dis- este concepto, el autor se refiere a que con la inter-
tinción entre clases sociales, grupos de estatus y nacionalización de la economía y los cambios en la
partidos. Las etnias en el contexto actual de las estructura productiva en los países más industriali-
sociedades complejas parecen combinar e integrar zados, la importancia de la fuerza de trabajo de
las propiedades de estos tres tipos de grupos so- origen extranjero es cada vez mayor. Ofrece las si-
ciales distinguidos por Weber. Esto nos remite al guientes cifras de obreros inmigrantes en las eco-
último punto que quiero tocar aquí: la vitalidad y nomías europeas: 10% de la fuerza laboral en Ale-
fuerza de los grupos étnicos, en el contexto de las mania, 9.7% en Francia, 7% en Bélgica y 25% en
sociedades complejas. Suiza. En total, nueve millones de trabajadores ex-
tranjeros en Europa occidental.
Si a este contundente hecho demográfico y eco-
Emergencia actual
nómico agregamos el debilitamiento de las ideolo-
de los movimientos étnicos
gías y organizaciones sindicales y políticas del pro-
letariado europeo, en una coyuntura de relativo
Bajo una perspectiva diacrónica podríamos pensar
estancamiento de sus economías, podemos explicar
que los criterios de afiliación política empleados
la emergencia de identidades y conflictos con base
por los grupos sociales en las sociedades occiden-
en criterios étnicos y nacionales y no de clase. En
tales han variado con el tiempo. La ideología na-
cionalista fue sin duda la más importante del siglo muchas ocasiones los mismos países huéspedes
XIX, más tarde, la de clase social, y ahora parece-
fomentan la emergencia de la identidad étnica y
ría que cobra mayor vigor la conformación de gru- nacional de sus inmigrados al mantenerlos social y
pos políticos cohesionados por una identidad étni- físicamente separados del resto de la población,
ca. Curiosa paradoja: en la medida en que las obstaculizando su aprendizaje del idioma de ese
unidades sociales se vuelven más inclusivas país o su participación en organizaciones políticas.
—mercados comunes—, los Este conjunto de disposiciones sólo consigue fo-
mentar y darle importancia

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La emergencia de la identidad étnica al fin del milenio

a criterios de identidad étnica y nacional. Para un diferentes contextos, pero parece existir una cons-
argelino en Francia o un turco en Alemania, la tante: en las sociedades complejas, los grupos étni-
conciencia de su identidad nacional nunca antes cos han sido capaces de articular la cohesión de
había cobrado tanta significancia. grupo alrededor de intereses objetivos e importan-
Por otra parte, los cambios recientes en Europa tes, como la lucha por el poder político y económi-
Central han convertido a esa región en una especie co, y ofrecer un conjunto de representaciones colec-
de laboratorio de la humanidad, en el sentido de tivas que, expresadas simbólicamente, constituyen
que sus procesos de transformación representan el vínculo subjetivo que les da identidad y fuerza.
una posibilidad y esperanza de creaciones sociales
inéditas. Por lo que respecta al problema de las
etnias y nacionalidades, su emergencia y vigor sólo
demuestran que bajo los regímenes socialistas
dejaron de expresarse como ahora lo hacen, pero
no por tratarse de un fenómeno social nuevo, sino
por la imposibilidad de hacerlo en condiciones
políticas tan adversas y en un clima represivo.
Vaclav Havel, presidente de Checoslovaquia co-
mentó ante el Senado de Polonia: “Las disputas,
rivalidades y animadversiones se ocultaron por la
realidad común del totalitarismo” (El Nacional, 6 de
abril de 1990). Ahora desmantelado el campo so-
cialista, se expresan con mucho vigor las diferen-
cias étnicas intra e internacionales. La compleji-
dad del fenómeno en esos países es enorme. Basta
leer el intercambio epistolar entre Czeslaw Milosz y
Tamas Venclova (Vuelta, número 167, octubre de
1990) para darnos un idea del problema. Se trata
de dos escritores nacidos, el primero en Wilno, y el
segundo en Vilnius. No dos regiones apartadas,
sino de la misma ciudad Vilnus, la capital de... no
estoy muy seguro si de la República socialista so-
viética de Lituania o de la República de Lituania a
secas. Milosz nació en la parte polaca de la ciudad
y Venclova en la lituana. La complejidad del pro-
blema no termina ahí, habría que agregar que se
trata de una ciudad con profundas influencias
judías y rusas. Quizá por ello no deba sorprender-
nos que junto a las reivindicaciones nacionalistas
lituanas ante Moscú, se expresen iguales deman-
das de los polacos frente a los lituanos. El caso es
hermoso porque permite percibir los finos matices
y las sutilezas derivados de las distintas percep-
ción y pertenencia el goce de la misma ciudad bajo
miradas “étnicas” diferentes.
Por supuesto, los países y regiones europeos no
agotan el problema étnico. En la República Socia-
lista de China se reconocen 55 —algunas mal lla-
madas— “minorías étnicas” y digo mal llamadas
porque no son minoría ni etnias: son naciones. Me
refiero, por supuesto, al caso del Tíbet, y posible-
mente haya otros. En México, por ejemplo, la
Coordinadora Nacional de Pueblos Indios habla de
56 etnias en nuestro territorio.
Lo que me importa destacar es que en todas las
latitudes observamos la emergencia de la etnicidad
como criterio de filiación y lucha política. Las con-
diciones para el surgimiento son distintas en

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Ricardo Falomir Parker

Mientras las sociedades modernas no sean capa-


Conclusiones
ces de crear estructuras de participación política
sin distinciones, mientras la identidad étnica siga
Ninguna especie del reino animal presenta tal nivel
de diversidad en su interior como el Homo-sapiens. constituyendo un importante criterio de adscrip-
Este criterio biológico para respetar la diversidad ción política en la lucha por recursos políticos,
humana no es suficiente, pero tiene su importan- económicos y culturales, mientras la situación que
cia. La diversidad es una cualidad esencialmente engendra la etnicidad no cambie, este acento en lo
humana y la plasticidad cultural una de sus ex- distinto persistirá. Y como hemos visto, las condi-
presiones más importantes. ciones que le dan origen son múltiples y aluden a
La gran paradoja de los grupos étnicos frente a la naturaleza tanto de los sistemas sociales como
los procesos de universalización que nos aproxi- de los individuos.
man a una “aldea global” radica en que, por un
Los sistemas democráticos han demostrado mal
lado, constituyen una expresión importante de la
que bien su capacidad de tolerar las diferencias
plasticidad humana, de las diferentes formas del
ser humano, pero por el otro, su afirmación se ideológicas y políticas; ¿podrán hacer lo mismo con
hace de frente y en oposición a otros, a partir del las diferencias culturales? ¿Podremos los sujetos
énfasis en la diferencia, la separación y la jerar- sociales abandonar lo que Freud llamaba, en El
quía. ¿Cómo fomentar y defender lo primero y malestar en la cultura, “el narcisismo de las peque-
disminuir lo segundo? ñas diferencias”?

Obras comentadas
ALLPORT, Gordon, The nature of prejudice, Double Day DUMONT, Louis, Homo hierarchicus, Aguilar, España,
Anchor Book,1958. 1970.
BELL, Daniel, El advenimiento de la sociedad post- DURKHEIM, Emile y Marcel Mauss, Primitive classification,
industrial, Alianza Editorial, Madrid, 1973. The University of Chicago Press, 1963.
BELL, Daniel, “Ethnicity and social Change” en Nathan, FREUD, Sigmund, El malestar en la cultura (1930), Obras
Glazer y Daniel Moynihan (comp.). Ethnicity, completas, vol. XXI, Amorrortu editores, 1988.
theory and experience, Harvard University Press,
SPITZ, René, El primer año de vida del niño, Fondo de Cul-
1981.
tura Económica, México, 1987.
BETTELHEIM, Bruno, Freud's Vienna & other essays,
Alfred A. Knopf, New York, 1990. WEBER, Max, “Class, status, party” en H. Gereth y Wright
COHEN, Abner, “Introduction: The lesson of Ethnicity” en Mills (comp.), From Max Weber: essays in sociol-
Abner Cohen (comp.), Urban Ethnicity, Tavotock ogy, Routledge & Kegan Paul, London, 1967.
Publications, London, 1974.

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