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Dioko (διώκω G1377) seguir, perseguir. Se utiliza como una metáfora de la carrera pedestre, en Filipenses 3:12,14, de
proseguir corriendo con toda intensidad, «prosigo» en ambos versículos (VM: «sigo adelante» y «sigo corriendo
presuroso», respectivamente; LBA traduce «sigo adelante» y «prosigo»).
Denota:
1. expulsar (Mat 23:34);
2. perseguir sin hostilidad, seguir, ir tras (Rom 9:30 «que no iban tras la justicia»; v. 31: «que iba tras»).
Agape (ἀγάπη G26) cuyo significado ya ha quedado señalado en relación con A, Nº 1, se traduce siempre como «amor»
en la RVR, excepto en Jud_12, donde se halla en plural, y se vierte como «agapes». En cambio, en la RV se traduce en
varios pasajes como «caridad» (p.ej., Rom 13:10; 1Co 8:1, 13.1,14.1; Flm 5; Apoc 2:19). En Jud 19, la RV traduce
«convites».
Notas: (1) En las dos afirmaciones en 1 Juan 4:8 y 16, «Dios es amor», se usan ambas para dar mandamiento a que los
creyentes ejerciten el amor.
En tanto que el primer pasaje introduce una declaración del modo en que el amor de Dios se ha manifestado (́́́́. 9 G10)
el segundo introduce una afirmación de la identificación de los creyentes con Dios en carácter, y el resultado después en
el tribunal de Cristo (v. 17); identificación está representada idealmente en la frase «como Él es, así somos nosotros en
este mundo». (2) Con respecto a su utilización en plural en Jud 12, y en algunos manuscritos en 2Pe 2:13, se puede
señalar lo siguiente.
Estos «convites» (RV) o «ágapes» surgieron a partir de las comidas en común de las iglesias primitivas (cf. 1Co 11:21).
Pueden haber tenido su origen en las comidas privadas de las familias judías, con la adición de la observancia de la
Cena del Señor. Había, sin embargo, comidas en común similares entre las fraternidades paganas. El mal que tuvo que
tratarse en Corinto (1Co 5) se vio agudizado por la presencia de personas inmorales, que degradaban las fiestas en
banquetes desenfrenados, tal como se menciona en 2 P y en Jud. En tiempos posteriores, el ágape fue separado de la
Cena del Señor.
Zeloo (ζηλόω G2206) relacionado con zeo, hervir, (en castellano, celo), significa:
1. ser celoso (hechos 7:9; 17.5); envidiar (1Co 13:4); codiciar (Santiago 4:2); en un buen sentido, «os celo» (2Co
11:2);
2. desear intensamente (1Co 12:31; 14.1,39: «procurad»); tomarse un cálido interés en, buscar celosamente (Gl
4.17,18: «tienen celo» y «tengáis celo»).
3. se traduce «movidos por envidia» en Hechos 7:9, de la motivación de los hermanos de José para venderlo a la
esclavitud. Tener celos, se traduce «mostrar celo» en Gl 4.18, de no ser celoso en lo bueno solo en presencia
del apóstol, sino también en su ausencia. Forma infrecuente y tardía del Nº1. Se halla en los mejores textos en
Apoc 3:19 «sé celoso».
4. denota ser celoso, movido a celos (Act 7:9 «movidos por envidia»; 1Co 13:4 «no tiene envidia»; Santiago 4:2
«ardéis de envidia»).
Nombres 1. Fthonos (φθόνος G5355) envidia. Es el sentimiento de disgusto producido al ser testigo u oír de la
prosperidad de otros.
Esta palabra siempre tiene este sentido malo (Mat 27:18; Mc 15.10; Rom 1:29; Gl 5.21; Phi 1:15; 1Ti 6:4; Tit 3:3; 1Pe
2:1); igualmente en Santiago 4:5, donde se trata de una pregunta retórica y fuertemente reprensiva, significando que el
Espíritu (o espíritu) que Dios ha hecho morar en nosotros no nos fue dado, desde luego, para que fuéramos culpables
de envidia.
En la RV se traduce «¿Pensáis que la Escritura dice sin causa: El Espíritu que mora en nosotros codicia para envidia?»;
la RVR, por su parte, traduce, junto con la RVR77: «¿El Espíritu que Él ha hecho habitar en nosotros nos anhela
celosamente?»;
La VM, a su vez: «¿El Espíritu que Dios hizo habitar en nosotros, suspira por nosotros con celos envidiosos?»; la versión
de Besson: «¿Es para envidia que codicia el Espíritu que vino a morar en nosotros?» Parece, sin embargo, que la versión
inglesa de Darby da el sentido más exacto: «¿Acaso desea envidiosamente el Espíritu que ha tomado su morada en
nosotros?», añadiendo esta nota a pie de página: «Así he traducido, aunque con alguna duda, el pasaje anterior. No
puedo encontrar ningún caso en que el término griego se usa en un sentido bueno o santo de celos. La aplicación a lo
que antecede es evidente». Cf. F. Lacueva, Nuevo Testamento Interlineal Griego-Español, loc. cit.
Zeloo (ζελόω G2206) ser celoso, arder de celos; también desear o anhelar ardientemente. Se traduce celar en 2Co 11:2
«os celo con celo de Dios». Tener celo por, ser celoso en cuanto a algo, tanto en un sentido bueno como malo; lo primero
en 1Co 14:1, «procurad» con respecto a los dones espirituales; en sentido malo, en Santiago 4:2, «ardéis de envidia».
se traduce «el amor no tiene envidia» (1Co 13:4).
Pneumatikos (πνευματικός G4152) «siempre connota las ideas de invisibilidad y poder. No aparece en la LXX ni en los
Evangelios; de hecho, es una palabra que se usa después de Pentecostés. En el NT se usa de la siguiente manera:
1. Las huestes angélicas, inferiores a Dios, pero más elevadas en la escala del ser que el hombre en su estado
natural, son «huestes espirituales» (Eph 6:12);
2. Las cosas que tienen su origen en Dios y que, por tanto, están en armonía con su carácter, como lo está su ley,
son «espirituales» (Rom 7:14);
3. «espiritual» se prefija al tipo material a fin de indicar que se significa lo que el tipo expone, no el tipo mismo (1Co
10:3,4);
4. Los propósitos de Dios revelados en el evangelio por el Espíritu Santo (l Co 2.13a), y las palabras en las que se
expresa la revelación, son «espirituales» (v. 13b), adecuando, o combinando, las cosas espirituales con palabras
espirituales [o, alternativamente, «interpretando cosas espirituales a hombres espirituales», véase (e) más
abajo]; los «cánticos espirituales» son cánticos cuyo tema son las cosas reveladas por el Espíritu (Eph 5:19; Col
3:16); la «sabiduría y comprensión espiritual» son sabiduría en, y comprensión de, aquellas cosas (Col 1:9);
5. Las personas en Cristo que caminan de forma que agraden a Dios son «espirituales» (Gl 6.1; 1Co 2:13b [pero
véase
6. (d) más arriba], 15; 3.1; 14.37);
7. Toda la compañía de aquellos que creen en Cristo es una «casa espiritual» (l P 2.5a);
8. Las bendiciones que recaen sobre las personas regeneradas en este tiempo presente reciben el nombre de
«espiritualidades» (Rom 15:27; 1Co 9:11); «bendiciones espirituales» (Eph 1:3); «dones espirituales» (Rom
1:11);
9. Las actividades de las personas regeneradas hacia Dios son «sacrificios espirituales» (l P 2.5b); sus actividades
designadas en las iglesias reciben también el nombre de «dones espirituales», lit.: «espiritualidades» (l Co 12.1;
14.1);
10. El cuerpo de resurrección de los muertos en Cristo es «espiritual», esto es, tal que está adecuado al medio
celestial (l Co 15.44);
11. Todo lo que es producido y mantenido entre los hombres por las operaciones del Espíritu de Dios es «espiritual»
(l Co 15.46).
»La persona espiritual es aquella que camina en el Espíritu tanto en el sentido de Gl 5.16 como en el de 5.25, y que
muestra en sus propios caminos el fruto del Espíritu.
»Según las Escrituras, el estado «espiritual» del alma es normal para el creyente, pero no todos los creyentes llegan a
este estado, ni siempre se mantiene una vez se ha llegado a él. Así el apóstol, en 1Co 3:1-3, sugiere un contraste entre
este estado espiritual y el del recién nacido en Cristo, esto es, el del hombre que debido a inmadurez e inexperiencia no
ha alcanzado aún la espiritualidad, y el del hombre que al admitir celos, y las pendencias engendradas siempre por los
celos, la ha perdido.
Al estado espiritual se llega por diligencia en la Palabra de Dios y en la oración; se mantiene por la obediencia y el juicio
de uno mismo.
Los que son guiados por el Espíritu son espirituales pero, naturalmente, la espiritualidad no es una condición fija ni
absoluta, sino que admite crecimiento; en verdad, el crecimiento en «la gracia y el conocimiento de nuestro Señor
Jesucristo» (2Pe 3:18) es evidencia de la verdadera espiritualidad» (de Notes on Galatians, de Hogg y Vine, pp. 308-
310).