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JON SOBRINO
San Salvador 9 de abril de 2007
Termino de leer “VATICANO CASTIGARÁ A JON SOBRINO”. No podía dejar de
escribir una carta a mi profesor y amigo Jon. Por fin te sentaron en la silla del Galileo, quizá
hasta estés sorprendido por todo el tiempo que tardaron en sentarte en dicha silla. ¡Tanto
tiempo escribiendo, tanto tiempo enseñando, tanto tiempo compartiendo teología, ese Cristo
nacido desde abajo, desde los pobres, tantos compañeros tuyos sentados en la misma silla
y silenciados por los condenadores! Pero, quién condena a los condenadores.
Otra condena a los pobres, a los humildes, a los sencillos y a tantos que creemos en
ese Cristo que mataron los imperios por ser generador de un mundo nuevo. Hoy los que se
creen infalibles, todopoderosos, los que están rodeados de ricos y riquezas, los que no han
sufrido ni sentido el hambre de la humanidad ni el desgarro de la pobreza y la
deshumanización de los pesebres de la historia, de nuestro pueblo salvadoreña. Hoy, en
nombre de su “Dios”, quizás no el suyo, te castigan, utilizando la oficialidad de nuestra
Iglesia o de su iglesia.
Siempre Jesús fue molesto, por ello fue mejor secuestrarlo durante siglos para
glorificarlo y olvidar al Jesús de la Cruz, de la pasión, al condenado, al conflictivo y suavizar
su mensaje y su vida desde la manipulación de la iglesia imperial, perseguidora.
Estamos contigo los que soñamos y creemos en Jesucristo Libertador. Los que
todos los días tenemos que ver sufrir, llorar y morir a nuestro pueblo, ese pueblo que no
sabe de dogmas ni de derecho canónico ni liturgias románicas e imperiales. Ese pueblo que
lleva sobre sus hombros la cruz de la prepotencia de los estados. Incluso del estado
vaticano que no puede hablar por miedo a perder privilegios con los jefes de los pueblos,
con los tiranos, los cuales le halagan y le reciben con honores de estado. Es difícil entender
nuestra teología de la liberación, la que solo tiene a los pobres, a Jesús liberador, la teología
que habla desde el sufrimiento de millones de niños.
Jesús sigue con nosotros. Gracias, Jon, por enseñarme a creer en Jesucristo.
Gracias, Jon, por enseñarme a amar a la Iglesia. Gracias, Jon, por enseñarme a vivir los
sacramentos. Gracias, Jon, por revelarme el amor de la trinidad. Gracias, Jon, por
enseñarme hacer teología de y desde abajo, de pesebres. Gracias, Jon, por tu Fe. Gracias
por Jesucristo Libertador.
Tu discípulo y amigo
A.R.L.T.