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Poesía épica anterior a Homero

Siglo de Homero- Siglo VIII.


Esta poesía no es un comienzo, sino la madura conclusión de un largo desarrollo. La Ilíada nos
permite reconocer una época más temprana, donde los mismos héroes cantaban.
El cantor tiene su puesto en el banquete pacífico, pero el hecho de que la Ilíada, igual que la
Odisea, conocía el poder de la canción que llega hasta el oído de personas alejadas, como la
necesidad de contar con un aedo para ejercer este influjo, lo atestigua aquel pasaje en el que
escuchamos los lamentos de Helena a Héctor de que Paris y ella se convertirán en canción para
las generaciones futuras.
La Odisea, nos permite conocer muchos aspectos acerca de la posición que ocupaba el cantor
y de la naturaleza de su exposición. (Eumeo, canto 17) Entre los feacios se manda llamar al
palacio a Demódoco cuando se trata de amenizar por medio del canto la reunión festiva.
Entre los feacios, Demódoco es honrado con un sitio de honor sobre un asiento guarnecido de
plata, junto a una de las columnas que sostienen el techo de la sala; encima de él cuelga su
lira, y las bebidas y los alimentos le son presentados sobre una mesa hermosa. (Cantos 8 y 13).
En el canto 8 de la Odisea, en un pasaje, Demódoco elige su tema de entre el rico material que
supone la Guerra de Troya, y relata la pelea que surgió entre Ulises y Aquiles en el banquete
festivo. En un pasaje posterior Ulises mismo señala el tema: desea escuchar algo sobre el
caballo de madera. Sigue a esto la canción que le hace derramar lágrimas ardientes y lleva a su
reconocimiento. Resulta significativo el elogio que Ulises hace a Demódoco. La musa, o Apolo
mismo, han sido sus maestros, ya que la inspiración divina es la condición previa de una
canción bien lograda. Dice, además, que Demódoco sabe cantar “de acuerdo con un orden”.
Aquí radica la pretensión de verdad que ostentan tales canciones épicas, pero cuenta asimismo
la habilidad del cantor que sabe cómo deben ensamblarse los elementos.
Sabemos que la Ilíada y la Odisea se conservaban vivas principalmente gracias a la exposición
oral de los rapsodos en la fiesta de los dioses. Tienen una memoria extraordinaria y se hallan
atados a un texto determinado, que en épocas antiguas imaginamos constituía el valioso
patrimonio de algunas familias y gremios. Estos rapsodos recitaban de memoria un texto ya
concluido. Si volvemos a remontarnos a los aedos prehoméricos a la manera de Demódoco,
advertimos una diferencia: al recitador con el bastón se le enfrenta el cantor con su lira. Pero
¿de dónde toma el aedo el contenido de su canto? En su primera intervención, (8, 74)
Demódoco se basa en un “ciclo de canciones” “cuya fama en aquella época era extraordinaria”,
es decir, la riña entre Ulises y Aquiles.

Núcleo de tales canciones:

-Un héroe que se destaca frente los demás por: su valor-su fuerza física.
-Sus acciones se hallan únicamente determinadas por el concepto del honor.
-También puede sobresalir en la amistad.

Esta poesía tiene su origen y cultivo por lo general en una clase alta de caballeros.
Lo que se canta en tales círculos se convierte más tarde por lo general en patrimonio de la
comunidad.

Lo que exponían cantores como Demódoco y Femio no era una poesía prefijada de una vez
para siempre, sino un relato oral que cada vez volvía a configurarse de nuevo y que, con el
auxilio de numerosas fórmulas, elaboraba los temas tomados de entre un conjunto de leyendas
muy desarrollado, tomando la forma de una tradición artesana.

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