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2º Bach B
Índice
Introducción pág. 3
Conclusión pág. 11
Bibliografía pág. 12
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Introducción
En esta memoria vamos a tratar el tema de la vida política y social de uno de los
políticos más conocidos del Partido Socialista Obrero Español: Felipe González. Éste
fue presidente de España durante trece años y medio, por lo que hablaremos de sus
inicios en el mundo de la política así como de sus esfuerzos hasta alcanzar la
presidencia y las hazañas realizadas una vez alcanzado su objetivo. Actualmente sigue
siendo un reconocido personaje político a pesar de haber dejado abandonado el gobierno
en una mala situación.
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Vida e inicios en la política
Felipe González Márquez nació en Sevilla el 5 de marzo de 1942. Es un político
español, secretario general del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) desde 1974 a
1997 y tercer presidente del Gobierno desde la reinstauración de la democracia en
España, desde 1982 a 1996. Procedente de una familia modesta, es el segundo de cuatro
hermanos. Sus padres fueron Felipe González Helguera, un tratante de ganado emigrado
a Sevilla desde su Cantabria natal en 1929, de convicciones republicanas, azañista y
militante del sindicato socialista Unión General de Trabajadores (UGT), y Juana
Márquez Domínguez, natural de la provincia de Huelva. El negocio de venta de vacas
montado por don Felipe en el barrio sevillano de Bellavista reportó a la familia una
situación económica relativamente desahogada, gracias a la cual su hijo pudo cursar el
bachillerato en el colegio que los Padres Claretianos regentaban en la capital andaluza y
después el preuniversitario en el Instituto San Isidoro. Se licenció en Derecho por la
Universidad de Sevilla en 1966, ciudad en la que trabajó algún tiempo como abogado
laboralista y asistió a un curso de Economía en la Universidad Católica de Lovaina,
Bélgica. Una vez obtenido el título de abogado, abrió un bufete especializado en litigios
laborales, lo que le permitió conocer de primera mano los problemas de los trabajadores
en los años del desarrollismo de la dictadura franquista. En 1964 ingresó en el Partido
Socialista Obrero Español, con el que participó en la lucha contra la dictadura de Franco
desde la clandestinidad (la persecución policial le hizo asumir el sobrenombre de
Isidoro). Ascendió rápidamente en el partido, accediendo a su Comisión Ejecutiva en
1970.
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presidente Suárez. Una vez murió Franco en noviembre de 1975, se pudo realizar la
transición política a la democracia en 1977. González, instalado ya en Madrid junto con
su familia, pasó a liderar una parte de la oposición española al frente de la Plataforma de
Convergencia Democrática, que en marzo de 1976 se fusionó con la Junta Democrática
de España que animaban el Partido Comunista de España (PCE) unión conocida como
“Platajunta”.
Tras el 23- F y hasta que el golpe fracasó y sus captores se rindieron, el líder
socialista pasó unas angustiosas horas, bajo el temor a ser ejecutados sumariamente, en
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compañía de Guerra, Carrillo, el teniente general y vicepresidente Manuel Gutiérrez
Mellado y el ministro de Defensa Agustín Rodríguez Sahagún.
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parte incapaz de sostenerse sin grandes aportes de dinero público, que se había ido
construyendo desde la autarquía de los primeros años del franquismo
Una labor de la mayor importancia, aunque opaca para el público, fue la reforma
del Ejército, conducida sin estridencias y con habilidad por el ministro de Defensa,
Narcís Serra, uno de los dirigentes del socialismo catalán. El proceso había comenzado
ya en la etapa ucedista, pero ahora se vio facilitado por la moderación ideológica del
PSOE y de González. La profunda reestructuración de las cadenas de mando y del
organigrama de la Defensa, la inculcación en los uniformados del apoliticismo, la
obediencia constitucional y el principio de supremacía de la autoridad civil, la
profesionalización de la oficialidad castrense y el paulatino pase a retiro, incentivado, de
muchos viejos oficiales que se habían identificado con la dictadura franquista
combinado con una calculada política de ascensos al generalato, desterraron
definitivamente el fantasma del golpismo en España y, en un sentido general,
terminaron con la tradición de la injerencia en los asuntos extramilitares, que había
durado casi dos siglos.
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En 1985, tal como confirmó crípticamente el propio González, todavía tuvo
lugar un complot golpista urdido por oficiales ultras, en activo y en la reserva, que
planearon asesinar al presidente del Gobierno, al rey y su familia, al vicepresidente
Guerra, al ministro Serra y a los jefes de la cúpula militar mediante un gran atentado
terrorista en el curso de un desfile en la capital gallega. El objetivo del múltiple
magnicidio era crear un vacío de poder que sería cubierto por una junta militar. Los
conspiradores abortaron la operación al ser advertidos por los servicios de inteligencia
de la Defensa, el CESID, de que estaban perfectamente al tanto de sus intenciones. El
Gobierno renunció a emprender acciones contra los responsables de tan terrible
maquinación, a los que tenía estrechamente vigilados, y ninguno de ellos fue perseguido
Pero sin duda, la piedra angular de la política exterior de González fue la entrada
en las Comunidades Europeas, una meta perseguida por todos los gobiernos españoles
desde 1962, aunque sólo con verdadero ahínco, una vez removidas las desconfianzas y
reticencias propias del nacionalismo franquista, a raíz de la solicitud oficial presentada
por Suárez en 1977. Para los gobiernos de la democracia, resultaba indispensable
superar la marginación secular de España en el concierto económico y político europeo.
El ingreso formal en las Comunidades Europeas tuvo lugar el 1 de enero de 1986, a la
vez que la incorporación de Portugal.
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Crisis económica, apuros financieros y reforma laboral
El 5 de abril de 1990 el presidente planteó en el Parlamento una moción de
confianza con la idea de propiciar una "especial política de diálogo" con las demás
fuerzas políticas que permitiera al Gobierno crear un marco económico competitivo y
progresar en el capítulo de las autonomías. A partir de aquí, la progresiva degradación
económica y financiera, acompañada de una sucesión de escándalos de corrupción
protagonizados por conocidas figuras pertenecientes al partido o vinculadas a él desde la
administración pública y la empresa privada, pautaron esta tendencia a la baja. El país
se sumergió en una grave crisis económica y financiera por la fatal conjunción de una
moneda débil.
La caída definitiva
A pesar de tanta adversidad, el veterano líder socialista seguía contando con el
apoyo irreductible de muchos militantes y simpatizantes de toda la vida. Pero para la
mayoría de los votantes captados sin convicciones ideológicas fuertes y susceptibles de
reorientar su voto a un PP aligerado de mensaje derechista, González había perdido su
carisma y, peor aún, recaían sombrías sospechas sobre su forma de dirigir el partido y el
Gobierno.
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esperanzas del oficialismo cobraron nuevo ánimo. El PSOE, tras apuntarse cuatro
victorias con números decrecientes, perdió finalmente las elecciones a manos del PP,
pero los resultados obtenidos, el 37,6% de los sufragios y 141 escaños, en nada se
parecieron al hundimiento esperado.
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Conclusión
Tras realizar este trabajo nos hemos dado cuenta de cómo a pesar de sus
esfuerzos y sus claras intenciones, Felipe González no consigue el auge definitivo de
nuestro país. Sus ideales defendían a la clase obrera pero el rumbo de la economía le
llevó a tomar decisiones algo contrarias al que se suponía era su pensamiento. Vemos
que las cosas no son tan sencillas de arreglar como pensamos a nivel individual, pues el
país es un conjunto donde todas las propuestas no son viables y siempre algunos
individuos saldrán perjudicados. La presidencia se trata por tanto de una tarea
considerablemente complicada para la que los políticos deben tener una visión
panorámica del conjunto del país y conseguir ver así cuáles son las necesidades del
mismo.
Queremos hacer una breve mención relacionada con la actualidad. Desde nuestro
punto de vista, cuando el presidente no es capaz de observar y darse cuenta de las
verdaderas necesidades deberíamos ser los ciudadanos los que se las mostrásemos
mediante manifestaciones por ejemplo. Sin embargo, no siempre nuestras reclamaciones
son escuchadas. Debemos ser “tolerantes” a los errores debido a la dificultad del cargo
pero sin llegar a convertirnos en unos ingenuos conformistas.
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Bibliografía
Para la realización de este trabajo, hemos obtenido la información de distintas
páginas bibliográficas de internet, las cuales son:
http://www.biografiasyvidas.com/biografia
http://www.lamoncloa.gob.es/Presidente/Presidentes/Biografias
http://www.biografias.es/famosos/
http://www.cidob.org/es/documentacio/biografias_lideres_politicos
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