Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Reg. 1437
bien jurídico –tutelado, más que protegido- es de tipo colectivo. En alusión a estos
últimos, la CSJN ha sostenido que: “…sobre la interpretación de tales bienes
colectivos la Corte Interamericana ha dado claras pautas interpretativas, para
evitar que la mera invocación de tales intereses colectivos sean utilizados
arbitrariamente por el Estado” (causa “Arriola, Sebastián y otros s/causa nº
9080”, A. 891. XLIV, del 25/08/2009). Ante ello, la interpretación que se impone
es aquella que torne compatible la prohibición penal con la Constitución Nacional.
Es que en el caso, la estructura de la norma analizada es de
flanqueo, es decir, que tiende a garantizar las condiciones de vigencia de las
normas principales –de delitos de lesión-. Así, en cierto modo, se adelanta la
punibilidad a un estadio previo a la lesión del bien jurídico protegido por las
normas principales, mediante el recorte de la relación de disponibilidad implicada
por este último y la consecuente creación de un bien jurídico colectivo que tiende
a garantizar la vigencia de la norma principal.
En este tipo de supuestos existen razones de peso que impiden,
a la hora de evaluar la relevancia jurídico-penal de la conducta estudiada,
prescindir de una ojeada retrospectiva al bien jurídico protegido por la norma
principal.
Una de ellas, es la propia estructura de la norma en cuestión.
La segunda –y principal- radica en que: “…En consecuencia, la función
limitadora del bien jurídico viene atrincherada, ante una pulsante abstracción en su
formulación e interpretación, por el principio de lesividad que vuelve a conectar,
en consecuencia, el bien con su titular, es decir, a reforzar la relatividad
comprendida en la definición de relación de disponibilidad…” (cfr. CCFed., Sala
I, “Rojas, Isabel y otros s/procesamiento”, c/n° 42.719, rta. El 19/8/09, Reg. N°
840).
Y esta precaución resulta aún más operativa en casos como el
de la especie, en los cuales las conductas prohibidas se encuentran muy cerca del
riesgo permitido, al punto tal que la norma del 189 bis, inc. 1, tercer párrafo, debe
realizar un llamado de la antijuridicidad en el tipo penal –al exigir, como
presupuesto de la configuración típica, la falta de justificativo de la tenencia del
material inflamable-.
En efecto, la manipulación de combustible constituye, en
principio, un riesgo permitido en las sociedades contemporáneas. Por eso, y en
consonancia con las precauciones realizadas con antelación, corresponde estudiar
si en el contexto en que fue verificada la tenencia del material –más allá del
asunto relativo a su justificación- ella puede haber quebrado el flanqueo de la
seguridad pública y comprometido de esa forma -cuanto menos- la norma
principal.
Sin embargo, de las constancias del caso, pareciera que la
única expectativa involucrada podría relacionarse con la presencia de un extraño
en un edificio ajeno sin el presunto consentimiento de los moradores, mas no la
relativa a la seguridad del respeto de otras normas, tales como aquellas que
prohíben la causación de incendios, el daño a la propiedad ajena o a la integridad
de las personas.
En efecto, en el caso, más allá de la tenencia de un bidón de
plástico con dos o tres litros de nafta no se incautó siquiera encendedor o elemento
alguno que comprometiera –eventualmente- la seguridad mediante el desafío de
las normas flanqueadas. Las demás circunstancias evaluadas por el magistrado,
según lo expuesto con antelación, no pueden ser utilizadas para componer esa
ausencia.
Por las consideraciones expuestas, entendemos que la tenencia
de un bidón de nafta con la cantidad indicada en las circunstancias apuntadas no
puede ser significada normativamente a la luz del art. 189 bis, inc. 1, 3er. párrafo
del C.P. Ello, sin perjuicio de la eventual relevancia de la conducta de Pache a la
luz de otras normas penales en razón de su presencia en el edificio en cuestión,
circunstancias respecto de las cuales, eventualmente, correspondería profundizar
la investigación. Sin embargo, ello escapa a la competencia de este fuero de
excepción.
En consecuencia, corresponde revocar la decisión apelada en
Poder Judicial de la Nación