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TESIS
AUTOR
Mario Miguel MEZA BAZÁN
ASESOR
Luis MÚJICA BERMÚDEZ
Lima – Perú
2006
A mi padre…
2
INDICE Pag.
Presentación….……………………………………………………………………………5
Capítulo 1. Introducción…………………………………………………………………10
Parte I
La Justicia Formal
3.1. Huayanay……………………………………………………………………………46
3.2. Uchuraccay………………………………………………………………………….60
3.3. La Cantuta…………………………………………………………………………..77
3.4. El Orden, la Seguridad y la Autoridad en la Justicia formal…………………..93
Parte II
La Justicia y la Revolución
3
Capitulo 5º. El caso de la provincia de Tocache………………………………….121
Parte III
La “Justicia Popular” y los Medios de Comunicación
Conclusiones……………………………………………………………………………213
Documentos, mensajes, entrevistas y bibliografía…………….……………………221
4
PRESENTACIÓN
Hasta allí el trabajo era enorme, no solo debía abordar al poder judicial que
por sí mismo es un tema complicado, sino que estudiar la justicia subversiva en
una zona geográfica, que era además un campo demasiado nuevo y poco
estudiado, merecía por si solo un estudio exclusivo. No obstante, consideré que no
era suficiente tampoco para sustentar las modalidades de justicia en el Perú. La
presencia continua en los medios de comunicación de los llamados
“ajusticiamientos en plaza” son una constante de nuestra escena pública
dominada por los medios de comunicación, especialmente por la presencia
llamada prensa popular o “tabloide”. Decidí incorporar esta modalidad de construir
5
la noticia de los “ajusticiamientos en plaza” como una expresión de la llamada
“justicia popular”, por que en ella se esconden por un lado los hechos de una
realidad que nadie niega pero que por otro lado se conoce muy poco en sus
significados sociales.
La finalidad por analizar estas tres prácticas de justicia: del poder judicial,
del Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso (PCP SL) y el ajusticiamiento
en plaza pública, presentadas en los casos judiciales que aquí analizamos, nos
muestran un estado de la realidad social y cultural que vale la pena indagar en la
medida que plantea cuál es el sentido de justicia que estamos señalando en cada
espacio de la sociedad y cuáles son los contenidos que estas prácticas judiciales
están manifestando cuando se promueven políticas de reformas o de acceso a la
justicia. Usualmente el tema de la Justicia no es fácilmente tocado por los
científicos sociales que han delegado esta tarea a los juristas y a los especialistas
en la administración de justicia, razón por lo que este tema se vincula al interés de
los órganos judiciales del Estado. El objetivo central de esta tesis es obtener, en
cambio, una visión de la justicia desde la sociedad. La Justicia es esencialmente
un valor social y una práctica cultural que pertenece a la sociedad, puede existir al
margen del Estado y de hecho cuando ha existido al margen de él ha sido
considerada mejor frente a la justicia estatal, pero ahora no es suficiente decir que
la justicia no oficial es más representativa o incluso justa por ser “popular”, sino si
la justicia como práctica judicial en cada espacio social contiene los significados
indispensables para construir una sociedad no violenta, igualitaria e inclusiva.
6
aspiraciones de cada grupo social que construye a su propio modo y en su propio
espacio estas definiciones. Aún así, estos tres conceptos resultaban
excesivamente genéricos y ambiguos para ligar la justicia con un análisis de la
realidad social, debíamos insertarlos en la práctica social misma. Para lograr esta
concreción optamos dirigir la justicia según el orden, la seguridad y la autoridad de
cada grupo social a través de sus prácticas judiciales. Esta tesis es entonces el
producto de un desafío por entender la justicia como una práctica social que sea
analizable a través de las prácticas judiciales, en los contextos del orden, la
seguridad y la autoridad y que la rigen en los términos valorativos, normativos y
culturales de un país atravesado por la injusticia.
7
En esta parte debo extender mis agradecimientos a las innumerables
personas que han colaborado para sacar adelante esta investigación y que viene
desde muchos años atrás, incluso antes de convertirse en un tema de tesis para la
maestría de antropología. No seré justo en este sentido al no mencionar a todos
porque sería imposible en este reducido espacio, sin embargo sería mucho más
injusto no hacerlo con algunos, en primer lugar a mi asesor, profesor y amigo, Luis
Mújica Bermúdez, quién asumió desde un principio con entusiasmo la asesoría de
la tesis, compartiendo su tiempo de trabajo entre esta tesis y la Comisión de la
Verdad y la Reconciliación; también expreso mi agradecimiento al Dr. Manuel
Burga a quién presenté el tema hace siete años aunque con un interés
estrictamente histórico y se transformó en un tema antropológico sin perder este
sustento histórico inicial; a mi amiga e historiadora Diana Romero, quién me ayudó
en las críticas a los primeros textos completos de esta tesis; al profesor Jürgen
Golte que también revisó los primeros textos del tema y planteó sugerentes ideas;
a mis amigos de la revista virtual Énfasis, Clara Rojas y Fernando Gutiérrez con
quiénes pude contar para la revisión de los textos que han sido publicados cuando
aun estaban como temas iniciales de investigación y con quiénes he contado
también con su paciencia y colaboración en la ultima parte de la tesis. Esta vez
debo agradecer también a las instituciones que han contribuido a la elaboración de
esta tesis: la Unidad de postgrado de CCSS de la Universidad San Marcos que me
dio la oportunidad de estudiar la maestría de antropología y de concluir esta tesis
con una pequeña subvención; mi agradecimiento también al Consejo de Ciencia y
Tecnología (CONCYTEC) a través de su director, Benjamín Marticorena, que
subvencionó mis estudios en la maestría de antropología y cuyo producto que es
esta tesis, espero cubra la confianza depositada en mi persona.
8
llegar gracias a los familiares con quiénes pude contar allá y con quiénes guardo
una enorme gratitud, finalmente, a las personas que por uno u otro motivo pasaron
a mi lado acompañándome en diferentes etapas de mi vida y que me alentaron y
me motivaron a mantener la disciplina y el esfuerzo de trabajo que este tema
exigía. Solo restaría decir como en toda conclusión de prólogo que los errores,
faltas o equivocaciones que se hallaren en esta investigación responden a mi
exclusiva y única competencia.
9
Capitulo 1º
INTRODUCCIÓN
1
La definición de práctica judicial explica que se juzga a los hombres en función de los errores cometidos e
imponerles sanciones, reparaciones y castigos es tomado de Michel Foucault. La Verdad y las Formas
Jurídicas. Barcelona. Gedisa Editorial. 1992 p. 17
2
La idea de la Justicia como concepto legal judicial que norma los conflictos lo expone el antropólogo
Clifford Geertz del siguiente modo: "Si la adjudicación, en New Haven o en las Nuevas Hébridas, implica
representar situaciones concretas en un lenguaje de consecuencias específicas que es al mismo tiempo un
lenguaje de coherencia general, entonces preparar un caso ha de ser algo más que presentar pruebas en
apoyo de un aspecto determinado. Ha de significar describir el curso particular de unos acontecimientos y de
una concepción global de la vida de un modo tal que la credibilidad de uno refuerce la de la otra. Cualquier
sistema legal que pretenda ser viable debe ingeniárselas para conectar la estructura de "en caso de /
entonces" de la existencia, en la medida en que es imaginada localmente, y el curso "ya que / por lo tanto" de
la experiencia, en la medida en que es percibido localmente, de forma que no parezcan sino las versiones
profunda y superficial de una misma cosa". GEERTZ, Clifford. "Conocimiento Local: Hecho y ley" En
Conocimiento Local. Ensayos sobre la Interpretación de las Culturas. Barcelona. Paidos Edcs. 1994. p. 203
10
prácticas judiciales y cómo estas prácticas se insertan en los conceptos o lo que
llamaré esferas del Orden, la Seguridad y la Autoridad.
11
cosmovisión bajo una racionalidad sujeto a fines establecidos individual y
colectivamente.
12
nociones de orden, seguridad y autoridad pero siguen puntos de vista no
modernos que les permiten sobrevivir fuera de ese mundo cada vez más complejo
y amenazante de la modernidad. También está el “ajusticiamiento” como un modo
de Justicia Popular, expuestos especialmente en los medios de comunicación,
donde aparecen discursos modernos y elaborados de derecho a la seguridad pero
argumentando y hasta reivindicando esta modalidad no moderna de justicia. Ahora
bien, la justicia reparativa o retributiva que es nuestro principal enfoque de interés
diverge de modalidades no retributivas de la justicia, como por ejemplo la
eliminación, la venganza o el exterminio a quienes se consideran una amenaza
inminente de una persona, grupo o clase, no obstante estas modalidades las
abordamos también en la medida que ingresan y se sostienen dentro de las tres
modalidades judiciales porque contienen también las nociones de orden,
seguridad y autoridad que encaminan los procesos judiciales, y no me refiero solo
al sentido de justicia del PCP SL sino también al de los aparatos públicos
estatales.
13
lo que las concepciones del orden, seguridad y autoridad se constituyen en
función de este objetivo supremo de erradicación de lo establecido. Finalmente,
los “ajusticiamientos” como modalidad de “justicia popular” enmarcados desde los
medios de comunicación, nos muestran también sus propias concepciones de
orden, seguridad y autoridad cuyo propósito es establecer la inalterabilidad y
tranquilidad de su hábitat.3
3
En esta tesis ponemos a consideración una doble contextualización del “ajusticiamiento”: por un lado de los
medios de comunicación que en las noticias aparecen como expresiones de “justicia popular” y, por otro lado,
del propio espacio social del poblado donde se realiza. Consideramos en este sentido que más que verdad o
falsedad de los hechos de “ajusticiamiento”, estos están presentes en la información contenida aunque
siguiendo una lógica mediada por el formato de la “noticia”. La representación de la “justicia popular” en
todo caso empaña pero no borra el hecho que tiene una cualidad relevante para este estudio de las prácticas de
justicia en el Perú y es que conecta una función ritualizadora de quiénes aplican un linchamiento en una
localidad con una necesidad externa a esa localidad, que es el escenario público nacional y mundial, y que es
llevada por los medios de comunicación, imprimiéndole al acontecimiento un sentido final ritualizador
distinto al espacio donde nació. Desde los medios de comunicación podemos ver entonces de qué modo y por
qué estos acontecimientos son importantes tanto para la localidad como para el espacio nacional y mundial,
por qué el ajusticiamiento en plaza es relevante como acción de Justicia y que es lo que nos están señalando
para ambos espacios como una sola realidad. Los medios de comunicación tienen esa capacidad de
reelaboración de sentidos y es una oportunidad para señalar en qué términos la justicia como valor y norma
social está siendo afectado en términos de orden, seguridad y autoridad en la sociedad.
4
RAWLS, John Una Teoría de la Justicia. México. Fondo de Cultura Económica. 1997. Capítulo 1.
14
con la propia población actuando en un ajusticiamiento, ordenan el conflicto entre
los miembros de una sociedad en cada de una de esas modalidades. Ellos se
convierten así en nuestros puntos de observación y análisis porque reafirman en la
practica judicial las concepciones más profundas de la justicia que debe regir en
su sociedad, los mismos que se reactualizan, refuerzan o disminuyen su valor con
cada evento judicial.
15
orden establecido, asumiendo con esto un valor cultural amplio y diverso porque
contiene un aspecto movilizador y de búsqueda del cambio social5.
El orden en las sociedades que se hallan fuera del régimen jurídico del
Estado moderno y formal, pueden aparecer a los ojos de los juristas y politólogos
como nichos de caos y desorden, no obstante para la antropología la cuestión del
orden en las sociedades segmentarias y sin estado, donde la ley o incluso la
5
LECHNER, Norbert "Especificando la política". En La conflictiva y nunca acabada construcción del orden
deseado. España. Centro de Investigaciones Sociológicas. 1986. Pp. 1-25.
6
Tratar de descifrar un orden senderista es como situar una fotografía de las olas en movimiento como la
realidad en si misma. Véase también COMISIÓN DE LA VERDAD Y LA RECONCILIACIÓN
NACIONAL (CVR) Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación Nacional. Tomo II.
Lima. 2003.
16
tradición no existen como elementos hegemonizadores, organizadores y
cohesionadores del poder político, es una cuestión vista a través de dos
dimensiones: la guerra y el intercambio de productos y valores.7 En las sociedades
sin estado y en situación permanente de guerra, la cohesión de los grupos en
clanes y jefaturas ajusta sus necesidades y sus valores en función de mantener y
resguardar sus espacios territoriales con la integridad de sus miembros. En el
caso de sociedades sin estado que sobreviven en función de intercambios y
comercio, la cohesión de los grupos exige también ajustar sus necesidades y
valores a las condiciones en que se puedan dar estos intercambios en situaciones
de paz y estabilidad la mayor parte del tiempo posible. La noción del equilibrio
interno de sus miembros resulta entonces evidente. De ambas formas se derivan
las múltiples y diversas modalidades en que se puede entender la justicia como
prácticas sin mediaciones estatales y enlazadas más por las necesidades
inmediatas de resolver los conflictos dentro de parámetros y reglas establecidas
por la actividad económica y social correspondiente de cada espacio social.8 El
orden aparece entonces como una entidad difusa, variable y compleja de ser
encasillada en un solo esquema y que no traduce necesariamente un orden
político predominante sino una variedad de formas y dominios sociales
compartidos que se cruzan entre sí para garantizarse mutuamente sus propias
soluciones de conflictos y diferencias.
7
GELLNER, Ernst "La guerra y la violencia" en Antropología Política. Revoluciones en el bosquecillo
sagrado. Gedisa editorial. 1997; CLASTRES, Pierre "La cuestión del Poder en las sociedades primitivas" en
Investigaciones en Antropología Política. Barcelona. Gedisa. 1981.
8
Un estudio de cómo se da la justicia como práctica cultural en las sociedades africanas tribales hasta la
conformación de los estados lo da Max GLUKSMANN Justicia, política y sociedad tribal. Madrid. Akal Ed.
1978.
17
permanencia de sus acciones en la sociedad.9 En las sociedades democráticas y
modernas esta permanencia lo señala la ley, ella es la garantía indispensable del
orden jurídico como el modo indispensable de dominio social y político. Debemos
señalar, sin embargo, que vista la seguridad desde el propio derecho y la
politología no hay razones en sí mismas para justificar esta necesidad jurídica,
política y funcional de las leyes en el mantenimiento del orden, ambas disciplinas
aceptan que por encima de las leyes están los valores que gobiernan y dan
seguridad a una sociedad, las normas son solo las expresiones jurídicas de
aquellos “bienes” que consideran valiosos preservar para la convivencia social, de
allí que las leyes tanto como los valores pueden ir cambiando sus opciones y
elecciones de los bienes sociales a través del tiempo. La realización de la justicia
en las sociedades modernas exige decidir qué valores sociales son protegidos y
merecen “seguridad”.10 Para un análisis antropológico de la justicia estos valores
convertidos en el derecho como “bienes protegidos”, encierran profundos
contenidos culturales que debemos revisar porque a través de ellos se ratifican las
formas predominantes del orden y la justicia. No obstante, también está la
disyuntiva de la justicia en los llamados “casos judiciales límite” que resultan
fundamentales para establecer la congruencia entre lo sostenido en el discurso
oficial del orden y los actos que alteran la convicción de los miembros de una
comunidad sobre el mantenimiento de ciertos bienes y valores, especialmente
cuando se confronta la necesidad de asegurar la protección individual o colectiva
frente a los periodos de inestabilidad y crisis social.11 El espacio de la práctica
política y los medios de comunicación juegan también un papel alternador en la
9
BORJA, Jordi. “Seguridad Ciudadana: Un desafío para las políticas locales en Gobernabilidad y seguridad
sostenible”. Revista Institut Internacional de Governabilitat de Catalunya 9 (De, 25 de febrero 2003:
http://www.iigov.org/seguridad/?p=9_01)
10
Seguridad en el sentido físico que es cuando el acto que origina el miedo se suprime del escenario donde
actuaba, se pone fuera de peligro a la fuente que lo produce y no hay capacidad de producir temor ni
preocupación para quién lo percibe. En Jaume Curbet Una seguridad ilusoria. Barcelona. Institut de Ciències
Politiques i Socials. 2003. pp. 17 -18.
11
Si el miedo físico produce en la sociedad moderna mecanismos que otorgan seguridad psicológica a los
individuos suprimiendo las fuentes de desconfianza, hoy la crisis de esos mecanismos para suprimir esas
fuentes de miedo o su incapacidad para afrontar la emergencia de nuevas fuentes de miedo han alterado la
certidumbre de las personas para creer en la eficacia de los medios tradicionales, conduciéndonos a miedos
sin sentidos y a neurosis de inseguridad lo que produce ansias por la seguridad. La “neurosis de la
inseguridad” y su consecuencia que es el “ansia de la seguridad” son los productos lógicos de las ineficacias
de los mecanismos modernos por dar seguridad. Ibidem p. 19- 21
18
creación de discursos que alteran la convicción de la legitimidad del orden y sus
valores vigentes, haciendo del discurso jurídico un discurso político que enmarca
la actuación de la justicia como valor y como práctica judicial dentro de la esfera
de la seguridad.
12
SCHMITT, Carl. El concepto de lo "político". México. Folios Ediciones. 1985."
13
CVR. Opúsculo citado..
14
Ibidem. El lenguaje de la “reconstitución del partido”, es decir la eliminación de los tibios e indiferentes en
la lucha armada, lleva la consigna de la seguridad de saber quiénes son los “verdaderos revolucionarios” de
quiénes no lo son, de otro modo la lucha armada no tendría garantía de triunfo.
19
el conflicto al interior de las poblaciones y mantengan el estado permanente de
guerra.
15
Puede verse al respecto como los mecanismos de resolución de conflictos refuerzan la integración en
comunidades sin jefaturas centralizadas en Hans Jürgen Brandt Justicia Popular. Nativos y Campesinos.
Lima. CDIJ. 1987. pp. 48 - 54.
20
comunidad frente a cualquier amenaza, lo que visibiliza con nitidez sus
componentes rituales asociados con no pocas dosis de violencia.
16
ARENDT, Hannah "¿Qué es la Autoridad?" En Entre el pasado y el futuro. 8 ejercicios sobre la reflexión
política. Barcelona. Ediciones Península. 1996.
17
PÁSARA, Luis. "Perú. Administración de ¿justicia?" en La Administración de Justicia en América Latina
Consejo Latinoamericano de Derecho y Desarrollo. Lima. 1984. p. 275.
21
justicia formal como en la justicia senderista. La Autoridad tiene aquí dos
componentes: una es la que ejerce dominio pleno coercitivo y es legitimado por el
poder; y la otra, aquella que hace del hecho fundacional del orden social un asunto
político significativo que hay que mantener en la memoria colectiva de modo
permanente.18 Ambos sentidos de autoridad tienen su base en el pensamiento
político moderno porque traducen la representación de utopías por cómo hacer
una sociedad ideal en una sociedad real mediante la razón técnica, social o
institucional por el consenso o la violencia. Ambos legitiman el dominio efectivo
porque representan un tipo de proyecto social que se fundamenta en la
racionalidad moderna. La legitimidad de la autoridad del poder judicial es
analizado en este contexto en relación a estas dos variables: dominio efectivo y su
valor representativo. En el caso de SL se puede ver el peso de estos últimos
componentes con mayor claridad pues se rehúsan a petrificarse en instituciones.
La autoridad que ejercen es esencialmente coercitiva por el poder de las armas y
violenta dada la ideología que la conduce, separada totalmente de los
requerimientos de la población, además es funcional con la violencia misma de la
realidad social en donde se conduce y practica sus decisiones, si la población se
somete a ellos, hasta cierto punto es por estos últimos factores. Les da seguridad
y alguna autoridad para resolver sus conflictos en un medio convulsionado por la
violencia de otros poderes armados.
18
ARENDT, Hannah. Opúsculo citado. pp. 101-153. En el caso peruano la configuración del sentido de
autoridad contiene estas variables pero también otras vertientes fundada en las tradiciones no modernas, véase
desde el campo antropológico Juan Ansión, Alejandro Diez y Luis Mujica (editores) Autoridad en Espacios
Locales. Una mirada desde la antropología. Lima. PUCP fondo editorial. 2000. pp. 9-24.
22
obviando muchas veces el sentido de responsabilidad probatoria; cuarto, porque
en sus componentes procedimentales no reafirman necesariamente un dominio
social claro y hegemónico sino solo buscan el mantenimiento de la situación previa
a la desestabilización de un acontecimiento. Muchos componentes de realización
de la justicia popular contienen por esto lógicas distintas a la probación
indagatoria, suprimen por esto al tercero participante en un conflicto de a dos.19 La
autoridad de la justicia popular en este sentido no es necesariamente un tópico de
análisis claro y definitorio del tipo de dominio social existente, sin embargo su
ausencia, especialmente en los ajusticiamientos en plaza pública, y que son
tratados en los medios de comunicación, si bien nos dicen mucho sobre el papel
restitutivo de la justicia nos dicen menos sobre la autoridad de los mismos.
19
Sobre estos debates Michel Foucault "sobre la Justicia Popular" en Microfísica del Poder. Ediciones La
Piqueta. pp. 69-71.
20
Entendemos lo penal como capacidad de administrar justicia desde un poder coercitivo sea desde la fuente
del derecho legal, tradicional o de usos y costumbres. No obstante vale la pena indicar que incorpora también
aspectos rituales que iremos señalando en lo posible en los casos expuestos.
23
fundamentos políticos e ideológicos que dan sentido a su existencia desde su
fundación como República en esas tres esferas de dominio desde donde actúa,
especialmente por el reclamo de opiniones e ideologías que cuestionan esos
fundamentos de dominio. En este contexto de erosión del dominio estatal
avanzamos a presentar una variedad de situaciones y casos de administración de
justicia del PCP SL en la zona del Alto Huallaga en el departamento de San Martín
en la provincia de Tocache porque una vez erradicado el Estado y su orden,
seguridad y autoridad, éste lo reemplaza y nos muestra en su administración de
los pleitos y conflictos en esta región y con una población atravesada por la
violencia social y política como se canalizan prácticas judiciales que no solo
buscan resolver esos conflictos sino que se corresponden a la vez con una
ideología distinta del orden, la seguridad y la autoridad con fundamentos
ideológicos y políticos propios que legitiman otro modo de dominio. Los casos de
ajusticiamiento en plaza o linchamientos vistos desde un medio de comunicación
que es el diario Ojo, son representativos de un modo entre tantos de resolver el
problema de la inseguridad, más que el orden y la autoridad misma, porque están
vinculadas al problema de cómo la justicia se desborda de todo poder político e
ideológico organizado y cómo son presentados desde el diario Ojo bajo un mismo
formato de noticia, donde la constante de la inseguridad, el miedo y la violencia se
hacen presentes no solo para dar un contenido fijo y hasta sesgado de la realidad
de las poblaciones que lo ejercen, sino porque en esta traducción noticiosa se
anudan los valores y necesidades que la sociedad “formal” o dentro del estado
requiere para construir una imagen propia de las limitaciones de la justicia formal.
En este contexto los casos presentados en la justicia popular mediante un diario
contienen la desventaja de sesgar el universo cultural particular de la población
que lo realiza pero tiene en cambio la ventaja de articular necesidades y valores
culturales y judiciales de esa misma población excluida de los servicios del estado
con el resto de la población que los observa y lee, creando un universo fluido de
comunicación entre sociedad formal y sociedad informal, del cuál sacamos este
último aspecto, más que el hecho de conocer solo como se hace justicia popular y
entender como la justicia es también un aspecto del dominio social sin Estado.
24
1.2 Estado de la cuestión: antecedentes y balance bibliográfico
21
Un proceso “arcaizante” es la combinación de elementos desiguales y contradictorios que contribuyen a
mantener la exclusión y la discriminación como rasgos predominantes en una sociedad.
22
El más importante y el único que citaré es el clásico de Julio Cotler: Estado; Clases y Nación (varias
ediciones) estudio resumido mejor en Democracia e Integración Nacional. IEP. Lima. 1980.
23
GUTIÉRREZ, Ramón. Abusos y reformas del poder judicial en todos sus grados. Lima. Imp. universo,
1889. Conjunto de artículos compilados en La Gaceta Judicial. Lima. 1861.
25
comentarios a una tradición jurídica muy antigua en el Perú y del cuál son los
propios magistrados sus principales impulsores. El estudio de El Poder Judicial y
las Memorias de un Juez de Domingo García Rada24 representan mejor las raíces
de cómo la lógica fundacional de la República, que arranca antes de nuestra
independencia y que pesa en su actual configuración pesan aún en ciertas
concepciones políticas y jurídicas del país. Lo importante en ese contexto es que
señala una tendencia cultural propia de una lógica de carácter moderno en
continua tensión con elementos tradicionales y arcaicos y que como dicen los
propios magistrados, aunque son anti-jurídicos o no modernos se acomodan muy
bien a nuestras instituciones. Esta tendencia autocrítica, pese a ser institucional,
ha sufrido las mayores críticas desde ámbitos exteriores a la institución judicial. En
ellos se esconden motivos que valdría la pena profundizar.
PAZ SOLDÁN, Luis Felipe. La Administración de Justicia en el Perú. Lima. 1925; BUSTAMANTE
CISNEROS, Ricardo. Independencia y Reforma del Poder Judicial. Lima. 1959 (discurso); GARMENDIA,
Roberto. Reformas en el Poder Judicial. Lima. 1969 (discurso); DURÁN ABARCA, Washington. Bases para
la Reforma de la Función Judicial.
24
GARCÍA RADA, Domingo. El Poder Judicial y Memorias de un Juez. Lima. 1943 y 1978
respectivamente.
25
CONSEJO LATINOAMERICANO DE DERECHO Y DESARROLLO La Administración de Justicia en
América Latina. V Conferencia de Derecho y Desarrollo en San José de Costa Rica en agosto de 1980. Lima.
1984.
26
PÁSARA, Luis. Jueces Justicia y Poder en el Perú. Lima. CEDYS. 1982 y "Perú. Administración de
¿Justicia?", junto a Teresa Ciudad y Alonso Zarzar en "El Juez Peruano en el banquillo" aparecen en el libro
del Consejo Latinoamericano de Derecho y Desarrollo, titulado La Administración de Justicia en América
Latina. V Conferencia de Derecho y Desarrollo en San José de Costa Rica en agosto de 1980. Lima. 1984.
26
jurídica de "conservadora" frente a las realidades socio-económicas y culturales de
las sociedades latinoamericanas, tendencia que se ha mantenido por ejemplo en
el libro de Marcial Rubio Correa.27
27
RUBIO CORREA, Marcial. Quítate la Venda para mirarme mejor. La reforma judicial en el Perú. Lima.
DESCO. 1999. DESCO es una institución clave en el avance de esta crítica frontal al Sistema Judicial, la
ONG (Organismo No Gubernamental) para Estudios Sociales y de Desarrollo, nacida en esas décadas ha
jugado además un rol de crítico activo desde la sociedad civil.
28
BRANDT, Han Jürgen En Nombre de la Paz Comunal. Un Análisis de la Justicia de Paz en el Perú. Lima.
1990
29
BRANDT, Hans J. Justicia Popular. Nativos y Campesinos. Lima. CEIJ. 1987.
27
Conflictos Sociales. (mimeo, s/f), tuvieron la enorme desventaja de mantener estos
resultados reservados y prácticamente desconocidos para la sociedad civil.30 Un
texto de referencia al respecto lo constituye también el de Ana Teresa Revilla y
Jorge Price La administración de justicia en el Perú (1992), donde analiza las
prácticas informales de la población y su relación con el Estado, enfatizando la
imbricación existente de ambas prácticas judiciales (formal e informal) con el modo
de ejercer el poder en el Perú.31
Otra propuesta establece que más allá de la ineficacia, los altos costos, la
falta de acceso y la corrupción en la administración de justicia en el Perú, esta
situación se debe también al agotamiento de las tradicionales oligarquías, las
acciones extralegales e ilegales que poseían, especialmente el poder local y sus
intermediarios (gamonales, mistis y comunidades campesinas) hicieron emerger
30
Similar situación son los estudios de CEDYS a cargo de Luis Pasara sobre La Justicia de Paz No letrada,
diagnóstico elaborado en 1979 (no publicado)
31
REVILLA, Ana Teresa y Jorge PRICE La administración informal de justicia en el Perú. Posibilidades de
integración. Lima. Fundación Manuel J. Bustamante de la Fuente. 1992.
32
CHÁVEZ DE PAZ, Dennis Indicadores De Desarrollo Socio Económico y Criminalidad En El Perú. Tesis
para optar el Grado de Doctor en Sociología. Facultad de CCSS. UNMSM. 1995. En una propuesta similar,
aunque mediada esta vez por el fenómeno de la globalización ha sido señalada por el jurista Santos Antonio
Silva Sernaqué en Control Social Neoliberalismo y Derecho Penal. Lima. UNMSM. 2002.
28
las inequívocas señales de ese agotamiento con el desprestigio de las autoridades
que no pudieron canalizar ese vacío de poder de modo satisfactorio. Los trabajos
de Luis Pásara muestran estas incapacidades y viabilidades institucionales en el
marco social vigente, planteando finalmente la naturaleza desigual y excluyente de
la Justicia en el Perú33 y proponiendo a contracorriente de todo el establishment
político e intelectual que la Justicia antes que propiedad política de un grupo era
un producto social y cultural de la población a la que debía devolvérsele esta
potestad con la disolución formal del Poder Judicial34.
33
PÁSARA, Luis. Jueces Justicia y Poder en el Perú. Lima. CEDYS. 1982 y "Perú. Administración de
¿Justicia?" en Consejo Latinoamericano de Derecho y Desarrollo La Administración de Justicia en América
Latina. Lima. 1984; Reforma Agraria, derecho y conflicto. Lima. IEP. 1978, jueces justicia y poder en el
Perú. 1982, derecho y sociedad. Lima. Edit. Virrey. 1988
34
PASARA, Luis. "Perú. Administración de ¿Justicia?" en Consejo Latinoamericano de Derecho y Desarrollo
La Administración de Justicia en América Latina. Lima. 1984. Actualmente se continúa con esta tendencia de
análisis en los siguientes autores: Linn Hammergen Quince Años De Reforma Judicial En América Latina:
Dónde Estamos Y Por Qué No hemos progresado en www.oas.org/jurídico/spanish/adjusti.htm; Juan Vargas
Viancos Las reformas judiciales en América Latina en //geocities.com/alertanet2/f3-jvargas.htm
35
Señalados desde la década de 1970 en DESCO Costos en la administración de justicia. Estudio por
convenio de la reforma judicial. Lima. 1976 Justicia fuera del aparato formal, Lima. 1977; Cambios en la
administración de justicia. 1968-1975. Lima. 1976; Procesamiento Jurídico de Conflictos Sociales. Lima s/f
(mimeo); Diego García Sayán "Vuelva Usted mañana. Mito y realidad de la Administración de Justicia" en
Revista Quehacer 1. Lima Desco. 1979; Iván Jara y Martín Carrillo "Poder Judicial: Faustos y Miserias" en
revista Quehacer 40, Abril - mayo 1986; Alberto Bustamante Belaunde Justicia Alternativa. Lima. Instituto
de Economía y Libre Mercado Lima, 1993. Ricardo León Pastor Diagnóstico de la Cultura Judicial Peruana.
Lima. Academia de la Magistratura. 1996.
36
Análisis acabados al respecto Julio Cotler Democracia e Integración Nacional. Lima. IEP. 1980. Para el
caso judicial Teresa Ciudad y Alonso Zarzar "El Juez Peruano en el banquillo" en Consejo Latinoamericano
de Derecho y Desarrollo La Administración de Justicia en América Latina. V Conferencia de Derecho y
Desarrollo en San José de Costa Rica en agosto de 1980. Lima. 1984; Ramón Ramirez Erazo Justicia y
Política. Lima. Empresa Editora Latina s.a. 1985.
29
Los estudios que se han concentrado sobre las formas del poder judicial
como expresión de Justicia no son muchos. Existe una tendencia que se ha
preocupado por marcar el carácter institucional de la justicia, por conocer mejor los
hábitos, prácticas y sentimientos que envuelven a la institución judicial estatal. El
Gobierno Revolucionario de las FFFAA y sus ideas reformistas en la década de
1970 probaron, por ejemplo, que las reformas judiciales eran, al menos en la
retórica, un medio usable del poder político para dominarla, la garantía ideológica
de prometer un orden justo a largo plazo. Bajo esa consideración auspició
conocerlo todo lo que concernía a la justicia formal e informal.37
37
Varios ejemplos abonan en esta tesis: los estudios por convenio del Estado con el Centro de Estudios para
el Desarrollo (DESCO), Centro de Estudios de Derecho y Sociedad (CEDYS), convenios de Capacitación
Judicial con la UNMSM y la Pontifica Universidad Católica, a los que seguiría luego en las décadas de 1980
la Escuela Superior de Administración de Empresas (ESAN) y con diversas ONGs como La Comisión
Andina De Juristas (CAJ), el Instituto de Defensa Legal (IDL) y hoy en día con Pro-Justicia entre otros, tocan
diferentes temas institucionales además de la justicia de paz no letrada, los derechos humanos y los
mecanismos conciliadores, usados en otros contextos por sectores de la sociedad organizada.
30
de sus reglamentos, jurisdicciones y estructuras de funcionamientos institucionales
y legales, los conocimientos y experiencias de las diversas voces de la sociedad,
especialmente las demandas de los usuarios.
38
DESCO justicia fuera del aparato formal. Lima. 1977; CEDYS La justicia de paz no Letrada. Lima. 1979
(ambos no publicados); BRANDT, H.J. Justicia Popular. Nativos y Campesinos; y En Nombre de la Paz
Comunal. Un Análisis de la Justicia de Paz en el Perú. Lima. 1990; PEÑA JUMPA, Antonio Justicia
comunal en los Andes. El caso de Calahuyo. Lima. PUCP.1998; YRIGOYEN, Raquel Rondas campesinas y
desafíos del pluralismo legal en el Perú en www.derechoysociedad.org/yrigoyen-rc.htm
39
BINDER, Alberto M. Entre La Democracia Y La Exclusión: La Lucha Por La Legalidad En Una Sociedad
Desigual Publicado en la serie de Fichas para el trabajo universitario. Ediciones del INECIP. Buenos Aires:
Argentina. Abril del 2001. En http://geocities.com/alertanet2/f3-Abinder.htm
40
Las críticas más agudas entre la relación de dominio explícito en el ámbito legal y judicial; Ivan Jara y
Martín Carrillo "Poder Judicial: Faustos y Miserias" en revista Quehacer 40, Abril - mayo 1986 pp. 56-67.
31
Los estudios etnográficos han contribuido con sus primeros acercamientos
por abordar la problemática judicial desde fuera del sistema legal como un modo
de reconocimiento de las experiencias judiciales que constituyen órdenes
alternativos y justos.Toman para este propósito varios puntos de análisis: justicia
de paz, resolución de conflictos, seguridad y violencia cotidiana. Sus conclusiones
al respecto son decisivas para la comprensión de los mecanismos que ha
empleado la población cuando han sentido que el Estado y sus servicios de
justicia no llenaban sus expectativas41. Lo que a estas alturas aparece ya como
una diferenciación natural entre lo que es el aparato judicial estatal y la justicia no
estatal, y sus contradicciones entre ambas esferas, se convierte entonces en una
expresión de la compleja diversidad proponiendo la revisión de sus mecanismos
para hacer del Estado una construcción igualitaria e inclusiva. Estudios de este
tipo se hallan reflejados por ejemplo en los estudios de sobre los juzgados de paz
de David Lovaton Palacios y Luis Puentes del Barrio.42
También Diego García Sayán "Vuelva Usted mañana. Mito y realidad de la Administración de Justicia" en
Revista Quehacer 1. Lima Desco. 1979.
41
BUSTAMANTE BELAUNDE, Alberto. Opúsculo citado. pp. 58-60.
42
LOVATÓN PALACIOS, David y Otros. Justicia de Paz. El otro Poder Judicial. Lima. Instituto de
Defensa Legal. 1999; FUENTES DEL BARRIO, Luis. Juzgados de Paz en la Costa Norte del Perú. Lima.
Diaconía para la Justicia y la Paz. Arzobispado de Piura y tumbes. Centro de Estudios y Publicaciones. 1997.
43
VIDAL, Ana María "Derecho Oficial y Derecho Campesino en el Mundo Andino". En R. Stevenhagen
(Comp): Entre la Ley y la Costumbre. El Derecho Consuetudinario en América Latina. México. Instituto
Indigenista; y TAMAYO FLORES, Ana María. Derecho en los Andes. Un estudio de Antropología Jurídica.
Lima. CEPAR. 1992
44
PEÑA JUMPA, Antonio. Justicia Comunal en los Andes. El caso de Calahuyo. PUCP. Fondo Editorial.
Lima. 1998.
32
síntesis existente entre un derecho y un orden jurídico comunal que se estructura
a partir de la organización familiar y comunal misma, genera el espacio judicial y
jurisdiccional propio para esa sociedad local. Los elementos que dan la
particularidad propia y diferenciada a esta comunidad frente a una justicia estatal
le presta el soporte indispensable al orden local.45 En cambio Oswaldo Torres
(1995), diferencia las prácticas culturales judiciales oficiales y no oficiales
investigando a las comunidades campesinas de Huayanay, Huandunga y Retama
en Junín concluyendo que existe una identidad consuetudinaria prehispánica
(inca) que resaltan las diferentes valoraciones entre esta justicia y los
considerados por el poder judicial, induciendo a la población a tenerlos como
referentes más confiables de las prácticas locales de justicia frente a las
insuficiencias y la corrupción del Estado y frente a la pobreza de la sociedad local.
Se reafirma así la tesis del Perú formal y el Perú real
La primera tiene que ver con la tesis del desfase entre Estado y sociedad.
Desde las tesis emblemáticas de Brandt, Revilla y Price hasta las del propio
Hernando De Soto (2000), han supuesto que en estos mecanismos alternativos de
justicia las determinaciones culturales de la población, especialmente si están al
margen del Estado, es el patrón que domina la lógica del desfase entre Estado y
Sociedad, la solución lógica a este divorcio sería acercar o crear puentes de
comunicación jurídicos válidos para la población y para el Estado y se asuman las
experiencias populares. No se ha mostrado a cabalidad en cambio que las
45
Ibídem pp. 315-316
46
TORRES R., Oswaldo. Justicia Andina. Hacia una Antropología Jurídica. Lima. CONCYTEC. 1995. pp
169-171. Tomado originalmente de Hans J. Brandt.
33
poblaciones pueden conocer y hasta utilizar tantos medios jurídicos informales y
formales para la resolución de sus conflictos sin comprometerse necesariamente a
cumplir sus leyes y sentirse representados por ellas. Tampoco puede aceptarse
necesariamente que toda experiencia jurídica y judicial popular es parte del
bagaje cultural que el Estado puede aceptar.47
47
REVILLA, Ana Teresa y Jorge PRICE. La Administración de Justicia Informal. Posibilidades de
Integración. Lima. 1992. pp. 281, 285-286, 306-307.
48
Véase especialmente la disertación de Carlos Iván Degregori "Perú: Identidad, Nación y Diversidad
Cultural" en María Heise (Compilación y edición). Interculturalidad. Creación de un concepto y desarrollo de
una actitud". Ministerio de Educación. Lima. 2001. pp. 88-96.
34
atravesado además de profundos conflictos transterritoriales, la justicia popular
como expresión de una localidad tendría un motivo más para ser incorporada
dentro de una investigación más amplia sobre la justicia en un escenario nacional
y global.
35
incapacidad del Estado para dominar efectivamente su espacio social y geográfico
y cuestionó su presencia al agudizar más la violencia de los grupos armados.49
49
CVR Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación. Lima. 2003. Véase los volúmenes IV,
V, VI y VII.
50
DEGREGORI, Carlos Iván Las Rondas Campesinas y la Derrota de Sendero Luminoso. Lima. IEP. 1996.
51
Las poblaciones dominadas por el narcotráfico en el Alto Huallaga son un tema completo de estudio por de
la Defensoría Del Pueblo Las múltiples caras de la violencia política y sus desafíos a los derechos
humanos. El caso de Huánuco. Programa de protección a poblaciones afectadas por la Violencia.
PPAV (De, 07 de febrero 2003 :
www.defensoria.gob.pe/pppav/Violencia%20Politica%20en%20Huanuco.pdf) Y en esta tesis también.
36
1.3. Metodología y fuentes utilizadas
37
Para el análisis de la justicia impartida por el Partido Comunista del Perú
Sendero Luminoso (PCP SL), se hizo un estudio bibliográfico de la región y de la
provincia de Tocache en San Martín, se consultaron datos estadísticos y se hizo
un trabajo de campo por tres semanas en la zona. Se entrevistó pobladores y
autoridades locales para obtener testimonios sobre el modo en que operó Sendero
Luminoso en la región, especialmente en cuanto a las prácticas de justicia. Las
entrevistas fueron abiertas y se hizo en distintos poblados de la provincia.
También se hizo una reseña histórica de la región para poder ubicar el contexto de
violencia en que se presentó SL y se recurrió a información que nos mostrase
como la producción ilícita de cocaína y el narcotráfico afectó la región. También
usamos fuentes del partido PCP SL, especialmente las que se publican por
Internet, para saber el sentido de su ideología y sus lineamientos básicos de
organización, igualmente se aprovechó los valiosos aportes del Informe Final de la
CVR que se publicó en el transcurso de esta investigación. Toda esta información
pudo ser procesada con los casos judiciales relatados por los entrevistados y se
pudo formar un cuadro de la justicia “revolucionaria” de SL.
38
impuesto por la prensa para hacer de estos hechos un tema siempre actual. No
obstante advertimos aquí una distinción entre el enfoque del medio de
comunicación con los intereses del poblador que realiza el “ajusticiamiento”.
Mientras en el poblador percibimos un interés permanente a lo largo del tiempo
estudiado por sostener un determinado discurso sobre el significado de la justicia,
las opiniones e intereses de los redactores del medio aparecen de un modo más
variable y distinto sobre le hecho a través del tiempo. Ambas actitudes son
señales claras de que estamos antes hechos notíciales que no son fortuitos ni
aislados, pero que tampoco son propios de un carácter sensacionalista de la
noticia que busca solo un impacto publicitario sino que estamos ante una
estructura del medio de comunicación que ha construido un modo para enfocar
acontecimientos permanentes de la realidad de acuerdo a las tendencias del
poder prevalecientes en cada coyuntura.
39
Parte I
La Justicia Formal
Capítulo 2°
Prácticas Judiciales
40
Hasta aquí, ha tenido que intervenir el gobierno por la exigencia de nuestras
mismas instituciones, en varios actos contenciosos, siendo a un tiempo el
regulador de la conciencia de los magistrados y el institutor de la ley, ante
quien debiera ser responsable. Más, de hoy para en adelante, queda
levantado un muro entre potestad directiva del Estado y la que va a
pronunciar sobre los desagravios de la justicia52
Figura 1
Constitución Política
Derecho Consuetudinario/
52
Discurso pronunciado por el doctor Faustino Sánchez Carrión en la ceremonia de instalación de la Corte
Suprema de Justicia de Lima. 1825. Extraído de la pagina web del Poder judicial (De , 10 de agosto 2002:
http://www.pj.gob.pe/pj.htm)
41
Constitución política 1993 Doctrina jurisprudencia/
Constitución Política del Perú
Doctrina y Jurisprudencia/ Código
de Procedimientos Civiles y Penales
53
SANCHEZ CARRIÓN, Faustino Discurso...
42
brazo que naciendo desde el juez de paz, y terminando en el primer jefe de
este cuerpo, forman un orden progresivo de ministros, cuyos altos
ministerios están encerrados en la reproductiva oblación de sacrificios por la
inmunidad de los derechos individuales.54
54
Ibídem
55
La idoneidad es un concepto usado por los poderes políticos para evaluar y calificar la actuación de ls
magistrados. Al respecto puede verse dos perspectivas políticas: la del régimen militar en F. Bonilla Consejo
Nacional de Justicia. Legislación Peruana. 1976-1977. Edit. Mercurio; y la del régimen fujimorista: David
Pezúa Vivanco "Exposición en el CAEN: Marco conceptual de la Reforma". En Mensajes Perspectivas para
el Tercer Milenio. Lima. 1998.
43
1 muestra el orden legal que se van desglosando desde las normas generales
hasta las normas más específicas haciendo posible la acción de las personas para
la administración de los conflictos legales. En la cúspide está la Constitución
Política del Perú que es la norma suprema fijada por una entidad política nacional
representativa de la sociedad y que señala los limites, aspiraciones y sentido de
una sociedad, luego siguen los Códigos Penales, Civiles, Comerciales y de una
cantidad de actividades que se estiman como convenientes de ser normadas
dentro de definiciones legales permitidas y no permitidas para el buen
funcionamiento de la sociedad, siguen luego los Códigos de Procedimientos de las
diversas áreas en las que se ha legislado previamente. Ellas permiten hacer reales
y prácticas las definiciones de cada actividad social en el ámbito legal. Le siguen
las normas especificas que se pueden aplicar directamente si están dadas
expresamente para ese fin (una ley de arrendamientos) o por interpretación de
normas y reglamentos que aunque no se refieren a ese fin, pueden ser aplicados
por analogía, similitud, antecedentes o precedentes jurídicos normativos y que se
hallan vigentes por sentencia judicial, etc.; y finalmente, está permitida también la
aplicación de normas que aunque no están legisladas, pueden servir de base, si
es que no se oponen a la ley fundamental y si las propias normas subalternas
permiten seguir la armonía jurídica y de principios sin amenaza de romper el
esquema jurídico del orden social. En esta última lógica entran por ejemplo las
costumbres, tradiciones, leyes consuetudinarias, reglamentos de sociedades
anónimas, comerciales, campesinas, cooperativas, sociales-culturales y
deportivas, etc. Esta estructura jurídica se pone en acción para dar sentido a las
acciones del poder judicial y que se hace evidente por ejemplo en el ámbito penal
44
social para hacer aplicable sus normas, el poder judicial en el Perú intenta
representar ese ideal de dominio.56 Los magistrados se convierten así en
ejecutores de una voluntad de dominio social representando a las leyes
nacionales, con este ideal se crea la idea misma del Orden social como orden
jurídico
56
GEIGER, Theodor Estudios de Sociología del Derecho. México. FCE. 1983. Pp. 120, 135
57
GARCIA RADA, Domingo El Poder Judicial. Pp. 139
58
La influencia de los medios de comunicación es una de ellos.
45
Figura 2
LA ESTRUCTURA JERARQUÍA DEL PODER JUDICIAL SEGÚN EL ESQUEMA DEL PROCESO DELICTIVO
FISCAL FISCAL
SUPERIOR SUPREMO
AGRAVI
Eleva
ADO expediente
privada
Dictamen
Eleva
dictamen
Denuncia acción
Dictamen
de parte
Denuncia
Archiva
Denuncia
formaliza JUEZ TRIBUN CORTE
FISCAL INSTRU AL SUPREM
Intervencion directa
POLICI PROVIN dictamen CCION ordinaria CORREC A
A CIAL apertura CIONAL
DELITO
archiva instrucción
archiva archiva
anula
revisa,
Anula
nulidad
confirma,
Sumari
revisa,
Detención
Sentencia:
Atestado
policial
Ordinaria
Apelació
Recurso de
(juicio oral)
Confirma,
Sentencia:
DENUN
Detención
preeventiva
ESTABLECIMIENTO
PENITENCIARIO
3.1 Huayanay
59
Pueden verse las memorias personales de los jueces Domingo Garcia Rada y Leonidas Febres Martinez.
60
VARGAS VIANCOS, Juan. Las reformas judiciales en América Latina; HAMMERGEN Linn. Quince
años de Reforma Judicial en América Latina: dónde estamos y por qué no hemos progresado; Alberto
BUSTAMANTE Justicia Alternativa. Lima. IELM. 1993.
46
aferrados a la concepción clásica del derecho, las condiciones en las cuáles se
administraba justicia en el Poder Judicial y que planteó además los límites del
derecho en un país multicultural.
Los hechos de este caso están expuestos en dos versiones recogidas por el
jurista Fernando de Trazegnies entre 1977 y 1978.61 Para reconstruir el caso me
serviré más de la segunda versión, dada a conocer un año después de concluido
el proceso en Lima con la condena de los inculpados62. En esta versión se
amplifica los detalles de las situaciones y se exponen mejor algunos motivos que
emergieron durante el proceso sobre este asesinato que se pretendió mostrar
como una fuente ovejuna de los Andes. Analizaremos en ese sentido las opiniones
principalmente del Fiscal, que exculpó a la familia responsable de la muerte de un
campesino y con ello al pueblo de Huayanay. El caso es relevante porque se
presentaron los motivos y las condiciones que hicieron posible que el crimen fuese
tomado no como un acto ilícito pero necesario sino como una acción no delictiva o
donde por lo menos no se podía señalar una clara responsabilidad legal de los
inculpados. En el interin veremos cómo emergen conceptos e ideas sobre el
orden, la seguridad y la autoridad en el país.
Los hechos
61
DE TRAZEGNIES, Fernando "El caso Huayanay: el derecho en situación - límite" en Cuadernos Agrarios
1. Lima. Instituto Peruano de Derecho Agrario. Junio 1977. Pp. 73-118. Trazegnies, F. "Huayanay: el ocaso
de los héroes" en Cuadernos Agrarios 2. Octubre 1978. Pp. 47-65.
62
DE TRAZEGNIES, F. "Huayanay: el ocaso de los héroes" en Cuadernos Agrarios 2. Octubre 1978. Pp. 47-
65.
47
cárcel, Escobar es amnistiado y regresa a Huayanay pero es acusado también de
la muerte Eustaquio Palomino y denunciado ante el juez instructor quién lo cita a
comparendo de grado y fuerza por negarse a asistir. Los afectados se ofrecen a la
policía para capturarlo, finalmente lo atrapan, golpean y encierran en la casa
hacienda del pueblo. Enardecido Escobar por el maltrato amenaza a sus captores
y confiesa haber dado muerte a Eustaquio Palomino (versión recogida en un inicio
por Fernando de Trazgenies en 1977). Sus captores reaccionan ante esta
confesión de parte y habiendo consumido alcohol y coca, lo ejecutan en el patio de
la casa hacienda a golpes. Velado por tres días los ejecutores se toman
fotografías con el cadáver y lo entregan a la policía con un cartelito que dice Ama
sua, ama kella y ama llulla.
48
dos mujeres, una de ellas era la anciana viuda de Palomino pero al no poder
golpearlo uno de los partícipes lo hizo en su lugar. Los Palomino encierran a
Escobar en la cárcel del pueblo y obligan al secretario del Consejo de
Administración tomarle una declaración autoinculpatoria, se constata también su
estado físico. Escobar se niega a poner su huella digital. Encerrado Escobar, los
Palomino se ponen a beber abundante ron de quemar, lo sacan al centro de la
plaza donde es agredido por ocho personas, las huellas de los golpes en el cuerpo
del occiso, son luego identificadas, hay puños, palos, puntapiés e instrumentos
cortantes, el maltrato duró quince minutos y fue sin oír los gritos de piedad y
auxilio de Escobar. Los Palomino aprovecharon un evento deportivo del pueblo
para instaurar una reunión comunal y persuadir a la comunidad que la captura y
muerte de Escobar fue por abigeo y violador de mujeres.
49
masa comunal asistente también es interrogada. Este proceso se ventila ante
varios periodistas asistentes. Concluidas las indagatorias y los interrogatorios,
liberan a los detenidos bajo tres principios jurídicos asumidos por el Fiscal: el móvil
o motivo del asesinato fue noble o pasional, es decir la muerte de Escobar fue
visto como una reacción natural hacia un tipo que abusaba sobre la población; la
no existencia de conductores del crimen resultaba válido, según los hechos
reconstruidos fue una acción espontánea y sin ninguna planificación de una
multitud, por otro lado, se acusó al propio Escobar de haber generado esa
reacción violenta e inesperada de la población; y por último, se planteaba la
dificultad probatoria de un acto reactivo, espontáneo y multitudinario para
descubrir a los autores directos del delito de asesinato. Los juzgadores interponían
además razones de contexto y reforzamiento a los motivos irracionales de la
población provocados por el analfabetismo, el bajo nivel cultural, civilizatorio y la
marginación política para exonerarlos finalmente de la acusación de asesinato.63
63
Esto último es agregado por el semanario Dominical de El Comercio 21/12/1975
50
Lima. 64 Quiénes habían sido liberados por la corte de Junín se vieron
nuevamente procesados.
64
Los guías ideológicos del “nuevo derecho” (José García Salazar y Héctor Cornejo Chávez) proclamaron la
necesidad de reformar el derecho, y de paso al Poder Judicial, desde sus propias bases. Presidieron entre 1969
y1975 el Consejo Nacional de Justicia (CNJ), institución controlada por el Poder Ejecutivo, encargada de
evaluar, destituir y nombrar a nuevos jueces. En este periodo surge el caso Huayanay en primera instancia, la
misma que resultó exculpatoria para los acusados. Para otros casos puede verse también DESCO,
Procesamiento Jurídico de Conflictos Sociales. Lima s/f. Cuando cayó la primera fase del régimen militar,
estos representantes del CNJ, representantes también del llamado "Nuevo Derecho" o el énfasis social en la
interpretación en los desempeños jurídicos, tuvieron que devolver la posta a los formalistas tradicionales hacia
los años 1975 y 1976.
65
Ibidem p. 54.
66
Ibidem.
51
situación que calificaba al homicidio de Escobar como un hecho netamente
delictivo y que terminó de condenar a los inculpados a 10 años de prisión, los que
se convirtieron finalmente en 8 años.67
67
Con el transcurrir del proceso se va moderando y anulando la alevosía y la ventaja como motivos de
condena - situaciones propias de gente civilizada y perfectamente conocedora de la ley (F. Ballón. 1980) - por
lo que se disminuye la pena que inicialmente establecía la pena de muerte para este tipo de crímenes. F.
Trazegnies "Huayanay: el ocaso de los héroes". Cuadernos Agrarios 2. 1978. Pag. 47.
52
debía considerarse que este era un ”crimen de multitud” o “fuente ovejuna” que
debía ubicarse en un nuevo contexto de comprensión de los hechos por el
“derecho” y especialmente del “Nuevo Derecho”. De estas tres características se
desprende las siguientes consecuencias del juicio:
Primero, que la labor del fiscal y los magistrados de Junín que emitieron
sentencia exculpatoria trastocó de modo radical con los criterios formales del
derecho clásico tradicional. En este aspecto incumplía, por ejemplo, con los
aspectos formales de identificación de causas y autores del asesinato y
menoscababa también la modalidad del delito. En su lugar, señalaban más las
influencias externas que explicaban el móvil del delito como la iracundia, la
irracionalidad de motivos, la falta de educación, el bajo nivel cultural, civilizatorio y
marginación política los había inducido al crimen. Otras figuras, como el consumo
del alcohol y coca o el estar bajo los efectos creencias como el fotografiado de los
muertos, reforzaban los argumentos que señalaban causas externas como la
ignorancia secular del campesino que influenciaban de modo poderoso en la
realización de los hechos.
El Tribunal fue hasta Huayanay para llevar a cabo una audiencia in situ ...
Los magistrados viajan a lomo de mula, acompañados por fotógrafos,...
interrogan no sólo a las personas involucradas sino a toda la masa comunal
53
en pleno.....las rutinarias exigencias del procedimiento judicial perdían su
importancia dentro de ese contexto......la resolución no parece parte de un
proceso penal en Huayanay sino un discurso político en las Naciones
Unidas, llevándoles el mensaje del nuevo Perú: Justicia e igualdad de
derechos para todos, sin humillaciones ni discriminaciones68.
68
Ibidem pp. 48, 53-55 Aunque Trazegnies no descarta en esta actitud una impulsividad no del todo inocente
atribuye también que respondería a la personalidad propia de un funcionario acostumbrado al sometimiento ".
54
miserias y en que pocos disfrutaron holgura, no puede continuar…Esta no
es una posición de extremismo sino de justicia”69
69
Mensaje a la nación del Presidente del Perú, General de División Juan Velasco Alvarado, el 28 de Julio de
1969. “Nuestra Revolución es auténticamente peruana y con ella se inicia nuestra segunda emancipación”.
70
Mensaje a la Nación del Presidente del Perú, General de División EP Juan Velasco Alvarado, el 28 de julio
de 1974.
55
un Estado ya establecido - que reeducara y reformara a la propia población en la
plena adquisición de su derecho a la autonomía y de autogobierno. Los militares
representaban ese nuevo sentido de autoridad y en su concepción había justicia
en esta representación
Todos tendremos que pagar el alto precio que demanda rehacer por entero
un mundo en el que para los pobres jamás hubo la luz de la justicia y la
verdad… Desde este punto de vista, nadie debe olvidar de una verdad a
todas luces evidente: el Estado tradicional se organizó para servir las
necesidades del viejo sistema económico, social y político que la revolución
está transformando de raíz [...] En consecuencia, es absolutamente
indispensable reorientar y reestructurar todo el aparato del Estado, tal como
fue planteado en el Manifiesto Revolucionario de 1968 [...] una nueva
sociedad, requiere un nuevo tipo de de estructura estatal71
71
Ibídem
72
Manifiesto Del Gobierno Revolucionario De La Fuerza Armada. 1968. p. 2
56
La idea de seguridad engloba así con los otros aspectos que enmarcan la
idea de justicia, un aspecto central que habría de dar cuerpo a la nueva sociedad.
La revolución, como llamaban los militares a su régimen, al ser un medio que
amenazaba los privilegios de los poderosos debía hacer de la administración de
justicia entonces un medio más que cuidase al proyecto en marcha y de paso a
sus miembros que intentaban hacerla realidad. El resultado lógico fue la represión
de aquellos quiénes discrepasen de sus postulados o acciones políticos,
ideológicas o sociales. La justicia de la revolución asumía en ese sentido un cariz
de autodefensa y exclusión de quiénes no compartieran sus lineamientos. La
Justicia se convertía también en un instrumento de lucha contra quiénes la
amenazaran, pero ¿quiénes constituían esas amenazas?
73
Mensaje a la Nación del presidente del Perú Juan Velasco Alvarado, el 28 de julio de 1973.
57
precisamente a la propaganda del nuevo tipo de justicia que proclamaba el
tribunal:
74
DE TRAZEGNIES, Fernando El Caso Huayanay. Pags. 54-55
58
sobre las amenazas tradicionales y permanentes que hay aún en las instituciones
formales como la del poder judicial, lo que acentúa su carácter represivo y
excluyente tanto para sus adversarios como para los campesinos. La noción de
seguridad que hay en este proceso judicial puso de relieve también que la
exclusión de la población campesina es una necesidad indispensable para
controlarla y reprimirla mejor dentro del concepto de seguridad nacional.
3.2. Uchuraccay
59
azotada por la crisis económica y la violencia política de movimientos subversivos
como el Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso (PCP SL) que había
desatado su accionar en Ayacucho. En este mismo contexto estaban también las
exigencias de una Fuerza Armada que asumía de hecho el control de la zona y del
país.75
60
cuyas conclusiones sirvieron de recurso para construir motivos y comprensiones
de lo que sucedía en ese momento en el Perú y que trataba de delinear un nuevo
marco de comprensión para la actuación del Poder Judicial con respecto al
momento que vivía el país.78
Los hechos
78
Informe de la Comisión Investigadora de los sucesos de Uchuraccay. Lima. Editora Perú, 1983. 152 p.
61
consumó en una masacre, los periodistas y su guía fueron enterrados cerca a la
plaza principal donde habían sido detenidos y ejecutados.
Cuando el juez instructor llevó la causa, esta se realizó no sin pocas dificultades,
la primera fue la designación de quiénes debían juzgar, elección que no estuvo
exenta de dudas sobre quién debía asumir el caso en el contexto del Estado de
emergencia instaurado en Ayacucho en 1982. Todas las autoridades civiles
administrativas y políticas respondían ante el comando político mílitar del
departamento. Luego vendría la renuncia del primer fiscal encargado de las
investigaciones y al final la exoneración de responsabilidades del propio fiscal
superior en el juicio oral, “por haber llegado a la convicción” de no haber lugar a la
acusación de varios inculpados.79 No obstante, el proceso mismo se desarrolló
con altibajos, el primer fiscal estaba convencido de la forma y el lugar dónde se
había ejecutado el crimen, éste solicitó se dieran penas de hasta 25 años de
prisión efectiva por el delito de “crimen calificado”, convicción inicial que al parecer
fue desapareciendo en el transcurso del juicio oral hasta retirarse del caso.
79
SALCEDO, José María. "El caso Uchuraccay, cuatro años después" en revista Quehacer 45. Lima, Desco-
Centro de estudios y promoción del Desarrollo, Febrero- marzo 1987, Pp. 15-21 e Informe Final de la
Comisión de la Verdad y la Reconciliación. Vol. V.
62
directiva, había oído decir en la asamblea comunal que los terroristas eran gentes
peligrosas, que venían robando, amenazando con sojuzgar y matar a los
miembros de la comunidad.80 Sobre ello, el vocal director de debates volvió a
preguntarle si habían tomado medidas especiales para defenderse y si habían
pedido garantías a las autoridades políticas, el reo solo atinó a decir que si bien se
comentaba en la comunidad sobre esa situación preferían mantenerse al margen,
especialmente porque no tenían medios con qué defenderse.81 No obstante estas
reserva, el acusado aceptó el hecho de que tuvieron que enfrentarse a Sendero
Luminoso, por lo que expresó finalmente “no obstante no disponer de
instrumentos protectores; esto es de defensa y ataque [...] el asesinato fue
consecuencia de una necesidad de protección para toda la comunidad”82
80
CRAVERO TIRADO, Juan. Terror, Sangre, Muerte en los Andes. Uchuraccay. Mudo testigo. Ayacucho.
1992. p. 174
81
Ibídem pp. 174-175. Sabían quiénes eran, lo peligrosos que eran pero preferían mantenerse al margen para
no comprometerse con ninguno de los bandos, de allí que decían “la prudencia de la comunidad fue
considerada necesaria y protectora contra cualquier riesgo del lado de sus atacantes”.
82
En este aspecto Cravero Tirado subestima la lógica campesina de Uchuraccay para tomar una actitud
ambivalente y de doble compromiso (que en el fondo no es tal) con los terroristas y las fuerzas de seguridad
estatales, pues el autor de este texto solo encuentra contradicciones y un intento de escabullir de los acusados
de esa manera de las acusaciones de asesinato de los periodistas sin comprender que estaban protegiendo algo
y era la integridad de la comunidad. Ibidem.
63
de quiénes eran peligrosos y quiénes no lo eran aparecía claro para ellos, aún
cuando su pueblo estuviese aislado del resto de la sociedad.83
En el transcurso del juicio oral, ante las repetidas insistencias del tribunal,
los acusados solo apelaron a negar las responsabilidades en los hechos
sucedidos en su comunidad, al extremo de mostrarse como personas ajenas a
todo contacto con el mundo exterior, negaron en conocer el español como lengua
y apelaron al quechua como un medio de defensa, esta estrategia de defensa
optada por los campesinos fue el modo más radical de hacer frente a la justicia
estatal.84
83
No obstante estas evidentes contradicciones de los acusados y la autopsia practicada por los médicos
forenses en los cuerpos que demostraban el uso de esos instrumentos, se resalta más y mejor la lógica de un
campesinado por mantenerse al margen de los bandos en conflicto, el Estado y la subversión.
84
Más aún apelaban a negar la cultura occidental y refugiarse en su propia cultura para escabullirse de las
acusaciones del cual eran objeto.
-Te exhorto acusado para que digas la verdad y solo la verdad. Pues de lo contrario serás condenado
- Condenado ¡Por qué, señor, porque nos dice que somos condenados...Nosotros no somos
demonios…¿Acaso estamos vomitando candela? No somos diablos…Nosotros también tenemos nuestros
dioses, nuestros ccanaypacha (dios de los cielos). Cravero. Op. Cit. p. 186.
64
Secuencia II: El juicio de Lima
Tras llevarse a cabo el juicio a fines del año 1984 en la Corte Superior Provincial
de Ayacucho, donde el Fiscal Adjunto Superior se retractó de sus acusaciones a
los tres inculpados presentes, el caso fue trasladado a la Corte Suprema de Lima
a principios del año 1985. En las audiencias públicas del juicio llevado en el octavo
tribunal especial en Lima, los seis campesinos fueron identificados como
responsables de herir y asesinar a los 8 periodistas, siendo condenados tres
responsables a penas que fueron entre 10 y 6 años de cárcel. En el juicio, se
decidió abrir procesos también contra el jefe político militar y los principales jefes
militares policiales de la zona por el delito contra la administración de justicia,
abuso de autoridad y contra los deberes de función y profesionales en agravio del
Estado. Aunque se acusó al personal militar o policial de haber ordenado la
muerte de los periodistas porque descubrieron su presencia actuante en
Uchuraccay, la sentencia final de las autoridades judiciales a los militares fue por
haber obstruido e interferido en la investigación de los hechos.
El aspecto más importante de este juicio fue establecer con cierto consenso
cómo sucedieron los hechos. En este sentido, se desmintieron puntos que
emergieron para cuestionar ciertos elementos que influían en el proceso, que los
periodistas habían sido confundidos como terroristas porque llevaban armas y una
bandera roja, en el juicio de Lima se llegó a comprobar que los periodistas sólo
tenían implementos personales, cámaras fotográficas y víveres, no poseían
armas, explosivos ni bandera roja alguna como habían llegado a declarar
algunos.85 Consumado el crimen, se comprobó que implementos y prendas de
vestir de los periodistas habían sido decomisados y guardados con candado en
una habitación de la casa comunal, fueron hallados luego por el juez instructor en
la exhumación de los cadáveres el 30 de enero de 1983. Dionisio Morales,
85
SALCEDO, José María. “El caso Uchuraccay, cuatro años después” en Revista Quehacer 45. Febrero-
marzo 1987. p. 15 e Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación Nacional. Tomo V. p.
140. La idea de la bandera roja y la confusión de las cámaras teleobjetivos por las armas fue parte de la
conferencia pública dada por el jefe del comando político militar general Clemente Noel Moral.
65
autoridad comunal, participó también en la muerte del guía de los periodistas y de
un campesino más. Más aún, antes de ejecutar al guía lo acusaron de hacer llegar
a los terroristas a Uchuraccay, la víctima lo desmintió categóricamente al decirles
que eran periodistas. También se sabe de la existencia de la amistad entre el guía
y un miembro de la comunidad, quien no impidió su ejecución y, menos aún,
protestara o extrañara de estos hechos.
86
José María Salcedo El caso Uchuraccay. p. 14 y CVR. Op. Cit.. p. 140.
66
asesinato de los suyos, tenían por sugerencia del personal militar... defenderse
con sus propias manos y eliminar a las personas extrañas que llegaran por el
lugar. Para ello pidieron ayuda incluso a otras comunidades vecinas que
aguardaban la llegada de los terroristas en cualquier momento.
67
propios periodistas sino porque los extraños son considerados elementos
potencialmente peligrosos:
87
Informe de la Comisión Investigadora de los sucesos de Uchuraccay. Lima. 1983. p. 36
88
CVR. Informe final…Tomo V. p. 151-152.
68
Se establece aquí la parte controversial del informe de la comisión, el móvil del
asesinato. Los periodistas, a consideración del informe de la comisión
investigadora, llegaban en el momento menos adecuado, pues existía una
situación de violencia que los comuneros intentaban resolver a su modo:
89
Informe de la Comisión Investigadora de los sucesos de Uchuraccay. Lima. 1983. p. 36
69
sin embargo, sintomático de las débiles apreciaciones enjuiciatorias que la
comisión tenía sobre este caso, especialmente en su argumentación del extraño
peligroso. Mientras para el sistema legal que busca responsabilidades, resultaba
clara la responsabilidad campesina, para la comisión la responsabilidad
campesina respondía también a condiciones externas que involucraba incluso una
cuota importante de responsabilidad del país. En este informe no se identifican
expresamente autores con nombres y apellidos, excepto en la responsabilidad que
concierne a las autoridades comunales, pero se establece en su lugar solo un
juicio moral y una responsabilidad colectiva de una población que se hallaba
sometida a diferentes presiones de contexto: miedo, guerra interna entre el Estado
y la subversión, conflictos entre comunidades y diferencias histórico culturales
como fuentes de la violencia entre uchuraccainos, citadinos y los propios
subversivos.
70
Los significados del proceso según el orden, la seguridad y la autoridad
La conclusión que aquellos juicios produjeron apuntó así a un sistema político que
traducía un orden social e institucional cada vez más precario frente a una
creciente violencia social de un grupo armado que la exacerbaba aún más. La
seguridad interna se convirtió en un leitmotiv para el desenvolvimiento de los
procesos judiciales, hizo que las formas legales con los que los magistrados
discernían la validez de los hechos -desde las indagaciones de oficio del fiscal y el
juez instructor, las investigaciones de la policía, los análisis periciales y de
laboratorio, las instructivas y el propio juicio oral – tambalearan frente a las
premisas fundamentales del derecho formal en la administración de justicia. Esta
situación afectó a los propios medios probatorios, las formas en que se tomaban
las evidencias disponibles de la investigación y el propio juicio en sí mismo estuvo
plagado de esas inseguridades del orden vigente.
La exhumación, que inició el largo proceso judicial del caso, fue realizada
de manera irregular, en ausencia del Fiscal Provincial en lo penal y del
Secretario Judicial, por lo cual el juez nombró a un sinchi como testigo
actuario. Dicha situación fue producida por la intromisión del Comando
Político Militar, que en lugar de conducir a Uchuraccay al juez instructor de
Huanta, a cuya jurisdicción correspondía el caso, convocó al juez instructor
de Huamanga, doctor Hugo Molina Ordóñez. Se encontraban además 13
especialistas en criminalística de la PIP llegados desde Lima. El juez
interrogó a algunos comuneros y recogió algunas evidencias de los hechos,
pero no habló con las principales autoridades comunales porque habían
viajado hacia Tambo, cumpliendo la citación realizada el día anterior por el
jefe de la patrulla mixta, oficial Ismael Bravo Reid. Cuando el grupo de
periodistas llegados desde Lima arribó a Uchuraccay, fue necesario sacar
los cadáveres de las bolsas negras de polietileno en que habían sido
depositados. Horas después, las imágenes de los cuerpos linchados
71
propagadas por la televisión, transmitieron también una sensación de horror
hasta entonces desconocida para la mayoría de hogares peruanos.90
90
CVR. Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación. Lima. 2003. Vol. V. p. 141.
72
lógica de un fiscal que pedía penas de hasta veinticinco años para los campesinos
sin afectar con similar dureza a los militares, aún cuando se sospechaba de su
autoría intelectual, pidiendo penas que no pasaban de dos años por impedirles
administrar justicia, hacen evidente que la administración de justicia en medio de
una floreciente democracia estaba atenazada en su independencia y autonomía.
73
de los senderistas, dieron perfil para que los conflictos que atravesaba toda la
sociedad peruana tomasen expresión en la manida teoría interpretativa del caso
Huayanay, es decir, dos naciones separadas por un conflicto histórico pero que
ahora era utilizado por un enemigo común, "externo" al país, pero capaz de apelar
a nuestras históricas discordancias para infundir más miedo y destrucción con tal
de alcanzar sus propósitos de conquista del poder. Este era el peligro que la
comisión pretendía conjurar con el análisis comprensivo del caso Uchuraccay, es
decir, los principios que habían de gobernar a la administración de justicia del
Poder Judicial no podía alcanzar y desmoralizar a las fuerzas policiales y militares,
bajo riesgo de que comenzaran a actuar al margen de cualquier legalidad tal como
lo venían haciendo
74
políticos y las fórmulas demagógicas, y a reconocer con humildad, que
aunque los autores fueran unos cuántos, y sus instigadores y provocadores
otros tantos, hay una responsabilidad histórica anterior y más vasta detrás
de las piedras y palos sanguinarios de Uchuraccay que nos incumbe a una
gran mayoría de peruanos91
91
Ibídem p. 40. Llamado también la visión indigenista de la Comisión Vargas Llosa.
92
Ibídem p. 21. En este punto la CVR subestima el significado del juicio como "irrelevante" ante los eventos
posteriores que dieron notoriedad a esta población y que significó su virtual destrucción por los senderistas.
Escamotear así el análisis del juicio Uchuraccay le hace un flaco favor al debate interesadamente planteado
por la Comisión Vargas Llosa sobre las evidentes desigualdades étnicas y sociales en que se administra
justicia en el Perú, al dar a la exclusión como una verdad de Perogrullo que lo justificaba todo, de este modo
se evitó tocar tempranamente una obscura y dura realidad de la judicialidad peruana que tocaba ribetes de
renuncia sobre el sentido de la justicia en el Perú, especialmente entre los políticos. La oportunidad de discutir
desde una visión democrática los límites de la "legítima defensa" campesina en la lucha contra los alzados en
armas se perdió cuando finalmente se optó por dejar de administrar justicia con las excusas de la guerra
75
Para la Comisión Investigadora el Poder Judicial era solo parte de un
trasfondo histórico de principios políticos civilizadores que nunca funcionaron en la
práctica, pero en momentos de enorme violencia política, cuando ésta asumía
proporciones que desbordaban sus propias capacidades de control, alimentaba
acciones desestabilizadoras y contrarias a ella misma, con el agravante de no
poder proceder con los mecanismos institucionales de administrar justicia en
democracia.93
interna y permitir el exterminio total de los subversivos sin mediación moral y teórica que lo justificase, este
fue uno de los vacíos y defectos intelectuales y morales de la lucha legal planteada por el Estado contra la
subversión. Los políticos e intelectuales al dejar de hacerlo dejaron que los militares asumieran su lugar con
las consecuencias que hoy conocemos.
93
En 1988, el subsiguiente gobierno del APRA, aceptaba también esta posición en el discurso presidencial a
la Nación: Todos sabemos que el terrorismo usa nuestra democracia y no debemos permitirlo.
76
ser una necesidad del momento. La seguridad al que todo ciudadano tiene
derecho como concepto regulador de la justicia estatal es relativo, a unos les
corresponde una seguridad “normal”, dentro del orden jurídico formal, a otros un
tipo de seguridad “en tiempos de guerra”, es decir, un estatuto especial justificado
por las diferencias y exclusiones sociales, creando espacios alternos de
enjuiciamiento.
3.3. La Cantuta
94
Doctrinales por lo que hace la Comisión Investigadora, operativos por lo que hacen los elementos reacios a
toda investigación judicial transparente.
95
El Poder Judicial sancionó solo a los culpables más aparentes y publicitados del delito, los campesinos,
dejando a un lado la investigación y sanción de otras responsabilidades que implicaban la confrontación al
propio poder político. El poder político creaba a su modo ideas sobre las exclusiones funcionales que tanto le
preocupaban en esta guerra interna.
77
independiente, causó un gran impacto nacional e internacional por la
administración de justicia practicada en el Perú. Este caso puso en debate las
condiciones de operatividad del Poder Judicial, en donde instituciones paralelas a
éste, como el fuero militar, le quitó atribuciones para juzgar casos que
comprometían al régimen de turno. En este proceso judicial se mostrarán los
argumentos políticos y legales que las instituciones castrenses utilizaron para
procesar el contexto de violencia que se vivía en ese momento y cómo luego éstos
se hacen presentes para procesar sanciones y responsabilidades subsecuentes a
este hecho. Ambos tipos de argumentos permiten comprender, además, cómo
entre los elementos más proclives a aceptar los métodos violentos para conservar
el orden, la seguridad y la autoridad en el país, se tejen representaciones de ideas
sobre la justicia y su administración con cierta legitimidad.
Los hechos
96
CUBAS VILLANUEVA, Víctor. La Cantuta. Crónica de la investigación fiscal. Lima. Palestra editores y
Coordinadora Nacional de Derechos Humanos. 1998. RUA, Efraín. El Crimen de la Cantuta. La desaparición
y muerte de un profesor y nueve estudiantes que estremeció al país. Lima. E.R.S. Ediciones. 1996.
78
arrestaron al profesor Hugo Muñoz, residente en la Universidad, donde vivía con
su esposa y dos hijos. Los detenidos fueron subidos en vehículos y cruzaron la
garita de control vigilada por efectivos del ejército. Cruzaron un puente de caracol
y salieron de la universidad. Minutos después las camionetas se estacionaron en
un lugar llamado “boca del diablo”, un paraje desolado y desierto en las afueras de
Lima. Santiago Martín Rivas, mayor en Ingeniería del ejército y jefe operativo del
grupo llamado “COLINA” (Comando de Liberación Nacional), ordena a los
detenidos que delataran a los responsables del coche-bomba en la calle Tarata.
No recibe respuesta, los acusa de “terrucos” y asesinos, hubo golpes. Rivas
ordenó a los detenidos cavar una fosa en unos cerros adyacentes entre Huachipa
y Cieneguilla, con las manos atadas en las espaldas, los detenidos son
arrodillados al costado de la fosa. Los sujetos armados se colocan detrás de cada
uno y a una orden de Rivas son asesinados el profesor y los ocho estudiantes.
Enterrados allí mismo luego serían desenterrados para ser desintegrados y evitar
su identificación.
97
Los hechos descritos según auto Apertura de Instrucción con base al Dictamen del Fiscal, el Informe y
Queja contra el Juez a cargo de la Instrucción, el Cuaderno de Contienda de Competencia, la Primera
Votación en la sala Penal, la segunda Votación de contienda de competencia de ley penal, Resolución
Declinatoria de Competencia de la Corte Suprema y DL 26291 (8-2-1994). En Víctor Cubas Villanueva La
Crónica de la Investigación Fiscal. Lima. Palestra editores y Coordinadora Nacional de Derechos Humanos.
1998.
98
El comunicado estaba firmado por COMACA, siglas de Comandantes, Mayores y Capitanes miembros del
EP y el plano, hecho llegar por una agente de Inteligencia luego asesinada brutalmente por uno de sus
compañeros, a la Revista Si el 8/7/1993. La denuncia pudo ser conocido incluso antes por la transmisión en un
canal de televisión (13/3/1992) y por que el propio Gral. Hermoza había aceptado el 4/11/192, la existencia de
un operativo ese día en la UNE aunque sin detenidos de por medio, cosa desmentida más adelante pues los
detenidos habían sido asesinados.
79
hallados en arenales de la quebrada de Chavilca, altura del Km. 14 de la carretera a
Cieneguilla, tres meses después de realizada la denuncia (08/07/1993).
80
Antes de seguir con el relato de este caso hay que tener en cuenta la situación
de los órganos judiciales, tanto del Poder Judicial como del Ministerio Público.
Ambos habían sido sometidos a una intensa depuración de magistrados por el
Poder Ejecutivo que había perpetrado un golpe de estado contra los otros poderes
del Estado el 5 de abril de 1992, al punto que formó un Jurado de Honor de la
Magistratura para convocar a concurso público estos puestos. Muchos cargos, sin
embargo, solo estaban dados como provisionales y estaban sometidos a los
designios de los miembros de una Corte Suprema y una Fiscalía de la Nación a su
vez sometidos al Poder Ejecutivo.
Por decisión del Consejo de Gobierno del Poder Judicial, el juez Magno
Chacón fue reemplazado el 25 de enero de 1994 por la juez titular Virginia
Moscoso Manrique, quien siguió investigando el caso y descubrió que la base
militar estacionada en la Universidad contaba con radio comunicador, lo que le
permitió seguir las operaciones de secuestro de los afectados99. Una semana
antes de este cambio, el 18 de enero de 1994, este juez había emitido una
resolución pronunciándose a favor del fuero civil y que los delitos cometidos
estaban dentro del código penal. También formuló denuncia contra el fiscal Cubas
por prevaricato y abuso de autoridad al haberle faltado el respeto al citar hechos
falsos en contra de su persona y al no haber emitido en forma oportuna el
dictamen de acusación hacia su persona. Sin embargo, una semana después y
antes de irse el juez Chacón por disposición de la OCMA, hizo un último acto
judicial, dejó pendiente la contienda de competencia entre el poder judicial y la
justicia militar, pues las autoridades del Consejo Supremo de Justicia Militar,
99
Es de señalar que en el transcurso de esta destitución se interpuso varios habeas corpus en el juzgado de
Chacón por un sujeto que no es mencionado por Cubas pero que dice era muy conocido en los corrillos
judiciales para hacer este tipo de trámites, haciendo aparecer, ante su inminente destitución por el caso La
Cantuta, una causal distinta que encubriera su verdadera responsabilidad en este caso. Cubas. Ibidem pp.
214-215.
81
plantearon que los hechos se habían dado en una instalación controlada por
militares.100
Allí se produjo un impasse, eran tres votos contra dos y no llegaban al mínimo
legal indispensable para definir el fuero civil o el militar. Por orden de la Ley
Orgánica del Poder Judicial, casos como estos debían dirimirse con un integrante
o dos más de ser necesario. El vocal menos antiguo (Carlos Giusti) y otro del
Consejo Supremo (Manuel Sánchez Palacios),102 encajaban en esta condición
legal de ser dirimentes y ambos amenazaban ponerse del lado del fuero común.
Fueron citados para el 10 de febrero de 1994. No obstante, en el Congreso de la
República, uno de los representantes de la facción oficialista del gobierno,
sustentó el 7 de febrero a las 10.30 de la noche, al margen de toda agenda y
100
En el transcurso de estos trámites el Fiscal Cubas constató una serie de irregularidades sobre el mismo
proceso, como la falta del auto de apertorio para iniciar la contienda de competencia ese mismo día, lo que se
hizo sin embargo al día siguiente. La formalidad y regularidad del proceso hacía agua por este lado. Ibidem p.
217.
101
Votaron a favor del fuero militar: Moisés Pantoja; Pedro Ibérico, Emilio Montes de Oca. Vladivideo 888-
889
102
Ambos se pronunciaron en su momento por lo irregular en que estaba actuando el juez suplente instructor
Chacón.
82
saltando otros, un proyecto de ley para que las contiendas de competencia sobre
jurisdicción civil o militar que no estén vinculadas al narcotráfico, se entienden
resueltos por la sala correspondiente de la corte suprema de la república, cuando
cuente con la mayoría simple de los votos emitidos por los miembros de dicha
sala. Las votaciones futuras serán secretas. (art. 1 del proyecto de ley). Esta ley
se aprobó con 45 votos contra 6 a las 2 a.m. del 8 de febrero de 1994.
103
Ambos por mandato constitucional podían aplicar el control difuso de la Constitución (arts. 51 y 138) que
anulase tal medida con nombre propio.
104
Los hechos según acusación del Fiscal Militar, Sentencia del tribunal Militar o Sala de Guerra del Consejo
Supremo de Justicia militar y Ley de Amnistía 26479 (15-6-1995) y segunda Ley 26492 (28-6-1992). En
Víctor Cubas Ibídem.
83
El 6 de mayo de 1993 el general del ejército, Rodolfo Robles, denunció a
personal de la institución involucrado por el asesinato de 9 estudiantes y un
catedrático de la UNE-La Cantuta. El 13 de diciembre de 1993, tres días antes que
el juez instructor penal abriera denuncia, el Consejo Superior de Justicia Militar
amplió las instrucciones contra 7 oficiales por secuestro, contra la administración
de justicia, desaparición forzada de personas y asesinato y contra 6 suboficiales
por los delitos de secuestro, contra la administración de justicia, negligencia,
desaparición forzada de personas, abuso de autoridad y contra la vida el cuerpo y
la salud (asesinato) en agravio de un docente y nueve estudiantes, dictándose
orden de detención contra los imputados. En esa resolución, se incluye plantear la
Contienda de Competencia sobre qué fuero juzgaría a los inculpados, se solicita
al juez del fuero común abstenerse de conocer el proceso y se pide remisión de lo
actuado. Entre sus argumentos alegó que el fuero castrense abrió instrucción en
abril de 1993, porque los delitos se cometieron en una zona declarada en estado
de emergencia y por haber sido cometidos presuntamente por militares en
servicio activo.
84
Vocal Instructor en el ítem en décimo sexto del informe final ampliatorio[...]
concluye [...]que el elemento ejecutor [...] la modalidad del accionar empleado
no propio de organizaciones subversivas terroristas [acusa a dos oficiales de
rango medio y cuatros suboficiales][…] de conformidad con lo establecido en el
art. 14 del código castrense; […] dada las circunstancias objetivas del hecho
delictuosos se acredita que los procesados actuaron por el cumplimiento de su
deber y en ese afán hubo evidentemente excesos en su cometido sin causa
justificativa alguna, pero sí con los agravantes que establece (el código citado)
[…] los acusados suboficiales concurren circunstancias modificativas de la
responsabilidad criminal, puesto que ellos solo cumplieron órdenes y en el
caso concreto han actuado por seducción de sus jefes por razones de
influjo[…] de las propias declaraciones de los acusados[…] los que han
participado directamente en el hecho delictivo, así como los de los demás
recaudos que obran en autos, se establece fehacientemente que el Alto Mando
del Ejército Peruano y singularmente su Comandante General en ese
entonces, y/o personal del Servicio de Inteligencia Nacional, no han ordenado,
ni intervenido en la planificación elaboración y […] ejecución del denominado
"secuestro" […], sino que estos han actuado de motu propio […][…] que su
comportamiento se encuentra incurso […] en el delito de negligencia […] al no
haber exigido a sus subordinados el estricto cumplimiento de sus obligaciones
[…] omisión o descuido de los deberes […] a su cargo
En seguida citó al general Juan Rivero Lazo, director del SIE y al coronel
Navarro, del DINTE como responsables de negligencia. Las penas solicitadas
para estos últimos era cinco y cuatro años de prisión, además de 30 días, dos y
cuatro años de reclusión militar para otros tres oficiales más por negligencia.
Acusó también a los 6 principales imputados por abuso de autoridad, secuestro,
desaparición forzada y asesinato de los 9 estudiantes y el profesor, pidió también
penas de entre veinte años para los oficiales y quince para los suboficiales. En el
ínterin de las denuncias del fuero militar se planteó, sin embargo, una estrategia
al interior del ejército entre los altos mandos, el asesor presidencial Vladimiro
85
Montesinos y los inculpados, según el cuál, si los cabecillas y miembros del grupo
COLINA, nombre del grupo inculpados por asesinato, más el jefe del DINTE,
aceptaban ser enjuiciados, ellos podrían ser absueltos y reintegrados al
servicio.105
105
JARA, Umberto. Ojo Por Ojo. La Verdadera historia del Grupo Colina. Grupo editorial Norma.
Septiembre 2003. pp. 192-195.
106
Los nombres de algunos suboficiales aparecieron cambiado en el acta por lo que fueron exculpados porque
"no pertenecían a la institución". Y el abogado de los acusados cuestionó la sentencia diciendo que no era
posible que solo ellos tuvieran responsabilidad. Rua, E. El Crimen de la Cantuta. pp. 175 y 176.
107
JARA, Umberto Ibídem. p. 194. El testimonio ofrecido por los cabecillas del grupo Colina aparecen de
primera mano en el periodista acusado alguna vez de colusión con el régimen de Fujimori, este es un intento
por reafirmar lo que ellos –los paramilitares- consideraban un acto de sacrificio por los “códigos de lealtad,
disciplina, respeto al superior, y también con criterios de honor” por “pacificar” al país. Palabras de Santiago
Martín Rivas, jefe operativo del Grupo Colina.
86
cometer estos excesos fue como consecuencia de un mal entendido
cumplimiento del deber, exacerbado negativamente por sus labores
permanentes en el campo antisubversivo, estableciéndose con eso la
responsabilidad civil del Estado y las reparaciones civiles subsecuentes a los
familiares de los afectados.
87
crisis de la violencia política, no servía para la seguridad interna y de defensa de la
patria, se deslegitimaba totalmente frente a un orden precario y violento. La justicia
militar intentó, a su modo, explicar, a través de su sentencia, los móviles y motivos
de los delitos para justificar así cómo los daños y reparaciones de los agraviados
debían ser ajustados a algún derecho, del siguiente modo: sancionar un mal
sentido del deber y la conducta militar, derivadas por situaciones críticas de estrés
en la tensión y violencia de un estado de guerra.
El general de división del ejército Edwing Díaz Zevallos, ex jefe del Servicio
de Inteligencia Nacional (SIN), al analizar el tema de los derechos humanos
en Perú, en una entrevista dijo: «Creo que para analizar los derechos
88
humanos en el Perú hay que comenzar por definir el tipo de guerra que se
enfrenta. Hacia 1945, se empezó a definir la naturaleza de los conflictos. Se
creó el concepto de alta intensidad para el caso de guerras atómicas;
mediana intensidad para las guerras localizadas; y, baja intensidad para
todas las variables de conflictos irregulares que no son enfrentamientos
armados regulares. Esta última es la que estamos viviendo nosotros. Me
pregunto, ¿cuál es la ley de la guerra que tiene que respetar el Estado, el
Gobierno y las Fuerzas Armadas? 108
Este intento por explicar y plantear los motivos del hecho criminal no desde
una visión oficial, se reafirma con la voz de los condenados, dessicologiza la
explicación institucional militar del asesinato y adquiere un sentido profundamente
ideológico y político, donde la exclusión y la desigualdad crean su propio espacio
de legitimidad dentro del espacio político de aquella década, oponiéndose incluso
a los cánones formales del derecho militar, para plantear los motivos del crimen
como justos en la lógica de la guerra no convencional o clandestina.
108
SILVA SERNAQUÉ, Santos Alfonso en "El Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) como instrumento en
la lucha antisubversiva y los derechos humanos" en Control Social Neoliberalismo y Derecho Penal.
UNMSM fondo editorial. Lima. 2002.
89
vidas humanas, pero de tu gente; y lograr imponer tu voluntad al
adversario. Es verdad que la muerte, el repaso, la exposición de cadáveres
no es algo ético, por supuesto, pero es un método de guerra que atemoriza
al enemigo y a la población que quiera ayudar o sumarse. Al fanatismo solo
se le puede controlar y combatir con los métodos que utiliza, con la misma
guerra clandestina. Y en el Perú, desde 1980, se les había dado esa
ventaja109
109
Declaración de Santiago Martín Rivas al periodista Umberto Jara Ojo por ojo. La verdadera historia del
grupo Colina. Grupo editorial Norma. 2003. P. 143.
110
Citado por Rua, E. Ibídem p. 175.
90
Los inculpados no reclamaban nada contra la justicia de sus condenas, por
el contrario reivindicaban sus responsabilidades más como un acto de honor.111 La
ausencia de una versión judicial alternativa de las FFAA les hizo exponer sus
convicciones ante la sociedad civil, resaltándose dos rasgos que van contra la
organización de un poder judicial y sus principios políticos que los condenaba.
Primero, reafirmaron su marginalidad con respecto a lo valores de la justicia que
regía a su sociedad, sabían que quebraban sus reglas de convivencia para
convertirse en asesinos pero poseían la convicción que habían defendido a la
nación de sus enemigos y aún contra los defensores de derechos humanos a los
cuáles consideraban cómplices de sus enemigos. Y segundo, porque entendían
que aunque la justicia convencional los encerraba en prisión por aquellos actos
que sus colegas llamaban excesos y ellos acciones salvadoras de la patria, estas
acciones los colocaban, sin embargo, por encima de cualquier ley y de cualquier
principio moral y político vigente. Con estas acciones quebraron la autoridad
política del Estado y las nociones de orden, seguridad y autoridad, sustituyéndolas
por sus propias convicciones.
111
En otro apartado del libro de Umberto Jara menciona Santiago Martín Rivas que “Ir a prisión era para mi
un galardón porque demostraba que los guerreros, los que que luchamos contra el terrorismo hicimos los
sacrificios necesarios por nuestro Ejército” p. 194.
112
En este sentido se puede interpretar que la guerra, tanto como la paz, es también fundadora de nuevos
órdenes y derechos. Véase el artículo de Isidro H. Cisneros en “Los fundamentos de la guerra” en en
Cyberanalítica de Analítica Consulting 1996 y publicado originalmente en Reforma de México 10.10. 2001.
(De, 25 de febrero 2004: http://www.analitica.com/cyberanalitica/matriz/3910657.asp) Para Martín Rivas la
función de su guerra era hacer significativo sus intenciones de un nuevo dominio: mientras más contundentes
91
Al iniciarse los 90, el terrorismo mediante la DISLOCACIÓN, había
quebrado el tejido social del país […] mediante la INTIMIDACIÓN […]
habían ocasionado la DESMORALIZACIÓN […] y, finalmente, en
forma conjunta y simultanea se había generado una circunstancia letal de
eliminación.
En esas circunstancias se requiere responder con los mismos métodos, con
acciones clandestinas, con acciones de infiltración en el enemigo y,
sobre todo, generándole al terrorismo el mismo temor…Las guerras se
basan en acciones y reacciones, por cada golpe recibido se está
obligado a una respuesta similar y sobre todo, mayor [resaltado del
autor]113
El principio de igualdad de todos ante la ley no vale para ninguno de los dos
bandos autoexcluidos de la sociedad y la seguridad, un principio que permite vivir
con certidumbres a las personas que se consideran iguales entre sí, se convierte
más bien en un principio de riesgo, miedo y terror que la violencia de las partes
sean los daños que se perpetren al enemigo, más eficaces serán en su finalidad comunicativa y de dominación
al adversario. Umberto Jara opúsculo citado P. 140.
113
Umberto Jara Opúsculo citado. P. 123.
92
excluidas en conflicto producen como modo habitual de relacionarse. La seguridad
se entiende aquí como eliminación del adversario y en permanente sospecha de
si las personas que están en la sociedad, serán o no leales a uno de los bandos.
La autoridad en este contexto de violencia se reduce al solo liderazgo del mando
del bando a quién se adscribe por conducirlos victoriosamente en el combate. Se
legitima por su sola capacidad de mando para debilitar al bando a quién se
combate.
93
cuando se alegan discursos sobre la realidad social desigual, precaria y hasta
violenta, que hacen de la necesidad un argumento constante de la
“excepcionalidad” de los casos, una constante que es una reiteración permanente
de que esta realidad contra la que no se puede ir.
94
justifican la alteración judicial porque consideran que la ley no es segura para
defender una sociedad frente a sus peligros externos e internos.
95
enfrentados entre sí, reemplazan este sentido de autoridad de lo judicial para
mediar conflictos y ganan espacio en los campos de batallas en que han
convertido a la sociedad, donde la voluntad de unos se imponen a la voluntad de
los otros por la violencia.
96
PARTE II
La Justicia y la Revolución
Capítulo 4°
Los valles del Alto Huallaga están ubicados entre los flancos occidentales de la
cordillera oriental y el flanco oriental de la cordillera occidental de los Andes. Entre
ellos se levanta la carretera Marginal de la Selva, obra de ingeniería construida
entre las décadas de 1960 y 1980 y que hoy es llamada carretera Fernando
Belaúnde Terry, en honor de quien fuera el presidente que promovió su
construcción entre esas décadas. Esta carretera sigue el curso del río Huallaga
que con el río Marañón desembocan en el río Amazonas y constituyen los valles
cálidos de la ceja de selva. El río Huallaga nace en el departamento de Pasco y
97
fluye de sur a norte formando los valles del Mayo, el Alto Huallaga, el Huallaga
Central, el Bajo Mayo y Alto Mayo en San Martín; y el Monzón en Huanuco. Las
temperaturas ambientales van entre los 20 °C hasta los 40°C con lluvias
torrenciales. La región está constituida de los más diversos pisos ecológicos y de
tierras que no son de muy altas calidades.
Los valles del Alto Huallaga tienen entre sus principales ciudades a Tingo
María en Huanuco y Tocache en San Martín y son referentes en la constitución de
actividades económicas, sociales y político de la región. En Huanuco existen
además la provincia de Humalíes y sus distritos del Monzón, la provincia de
Marañón con el distrito de Cholón, la provincia de Leoncio Prado y sus cinco
distritos. En San Martín son importantes también las provincias de Mariscal
Cáceres con su distrito Campanilla y el íntegro de la provincia de Tocache con sus
cinco distritos. En conjunto forman 13 distritos que vienen a constituir la región del
114
PÉREZ MEDINA, José. Problemática Económica y social y presencia del Estado en el Alto Huallaga.
Tesis para obtener el grado de Licenciado en Economía. UNMSM. 1987. Pp. 20-21, 24-25.
98
Huallaga, cada una con su propia estructura político y administrativa que se
organizan en 5 cuencas: Aucayacu, Tingo María, Uchiza, La Morada y Tocache,
los mismos que constituyen centros poblados de gran atracción urbana y rural
desde la segunda mitad del siglo XX.
115
Testimonio de Don Cristóbal Ojeda, refundador del pueblo San Juan de Tocache que había sido fundado
apenas en 1920 con el fin de acercarse más al río Tocache (toponímico con que se nombra al pueblo) y que se
había constituido en medio fluvial de transporte hacia Saposoa, Juanjui, Tarapoto, Lamas, Rioja. Con el auge
del jebe que iba especialmente a Iquitos y la llegada masiva de migrantes de la sierra de Pataz, la Empresa
Huallaga prefirió dejar al pueblo refundado en el afluente al río Tocache e instalarse más cerca al propio río
Huallaga a poca distancia de la actual ciudad. La inconveniencia de los desbordes del río Huallaga situaron al
que sería Tocache Nuevo (el actual) en 1937en una meseta alta que es hoy su actual ubicación.
116
José Medina Pérez. Opúsculo citado. P. 26
99
Cuadro I
100
Fuente: José Medina Pérez Problemática Económica y social y presencia del Estado en el Alto
Huallaga Cuadro 2. p. 27
INEI. Censo de 1993. Datos consignados y reactualizados que se inscriben como distritos:
* Pueblo rural del distrito de Uchiza de la Provincia de Tocache.
** El dato Urbano es consignado al pueblo de Aucayacu que también es capital distrital de
José Crespo, Prov. Leoncio Prado
*** Los datos consignados incumben provincia de Leoncio Prado cuya capital es Tingo
María.
**** Anexo rural. Los datos consignados son del distrito de Cholón, provincia de Marañon
117
En el Informe del Índice de Desarrollo Humano de Población elaborado por la Naciones Unidas, la
provincia de Tocache ha descendido por ejemplo veinte puestos en densidad poblacional entre 1993 y el 2000,
principalmente por que ha dejado de recepcionar migrantes. Aún cuando es probable que cuente con más de
100 mil habitantes, Tocache, como otras provincias de San Martín, han perdido una posición relativa que los
mantuvo como una de las más altas en la Amazonía, entrando a la categoría de población mermada. Ver
especialmente el capítulo 3. En Informe Sobre Desarrollo Humano - Perú 2002. (De, 21 diciembre 2002:
http://www.google.com/search?q=cache:MW9XcPK6nJAC:www.pnud.org.pe/idh/idh04_cap3.pdf+Tocache+
pobreza+PNUD&hl=es&ie=UTF-8 de la versión original en http://www.pnud.org.pe/idh/idh04_cap3.pdf).
118
La presencia del Estado en estas décadas de 1960 y 1970 fue sobretodo por crear la "despensa o emporio
alimenticio del Perú". La colonización se montó sobre los ejes del proyecto "Tingo María - Tocache-
Campanilla. Las concepciones del desarrollo amazónico Frederica Barclay y Fernando Santos La Frontera
domesticada. Historia Económica y Social de Loreto. 1850-2000. Lima. IFEA.
101
Los modelos utilizados de ocupación territorial eran los de tipo individual,
familiar, multifamiliar y cooperativos de producción agrícola. Luego se
constituyeron los complejos agro-industriales como SIPAI en Tingo María o
ENDEPALMA en Tocache. Hacia 1983 la mayor distribución de tierras era de 1 a
20 hectáreas entre familias e individuos en el Alto Huallaga, los que constituían el
72,6% de la población que tenía algún lote. Esta población formaba una capa
social de medianos y pequeños agricultores. En la provincia de Tocache la
concentración de propiedades era mayor, iba entre 10 y 50 hectáreas agrupando
al 43,4% de conductores de lotes, un 45% de propietarios tenían tierras con
menos de 10 hectáreas. De las 18,885 unidades agrícolas existentes en esa
década sólo se reconocían como propietarios legales un 15,4% frente a un
abrumador 58% de unidades familiares bajo cargo de posesionarios. En conjunto,
más de la mitad de las 26,2063 hectáreas eran reconocidas como tierras
legalmente repartidas. En la provincia de Tocache apenas existía un 3,7% de
propietarios y un 72,6% se reconocía como posesionarios, es decir, ocupantes de
tierras sin estatus legal de condición propietaria119.
119
Datos sacados de José Medina Pérez. Opúsculo citado. Cuadros 4 y 5.
102
Ayacucho, en cambio, con 36,9% y 32,7% respectivamente. Es en este aspecto
educativo donde se podría señalar que la inserción de una población migrante
madura, en busca de oportunidades de inserción a un mercado boyante e ilícito,
estimulada por el mito del "progreso" y donde la educación encadena un mínimo
de capacidades y adiestramientos que eventualmente ponen a la provincia y a la
región en una situación de expectativa, hace en contrapartida, sin embargo, que
los niveles de desigualdad se tornen más notorios en otros aspectos como la
distribución, por ejemplo, de los servicios básicos de agua y desagüe.
103
encontramos en el Alto Huallaga una arquitectura específica que no está presente
en la costa, en la sierra y en la propia amazonía, tampoco encontramos una
artesanía local o comida propiamente típica, ni un ritmo musical que no haya sido
creado fuera del lugar, y lo más importante, no hay una historia oficial regional
reconstruida para la formación local de sus moradores.120 Pese a los rasgos de
pobreza, que es notoria, la provincia no está en el índice de desarrollo humano en
el estrato bajo de los pueblos de la sierra, sino que ocupa el estrato medio.121
Situaciones engañosas que se pueden explicar por los factores dinámicos
migratorios, por la ficticia prosperidad de la coca y por lo crucial que resultó la
carretera marginal de la selva que une a toda la región con el resto del país.
120
En la visita a Tocache pude apreciar danzas de Huanuco estaban presente en la ciudad y que un intento de
recreación de la danza de los cholones, mezcla recreada en los últimos años, intenta configurar una identidad
local a partir de las expresiones artísticas. Llama la atención que hayan pueblos con nombres típicamente
serranos como Bambamarca, pueblo de migrantes cajamarquinos, y en el caserío de Santa Rosa de Mishollo,
fundado apenas en 1972 en el distrito de Pólvora, existía una colonia de migrantes de Pataz llamado el "El
Porvenir". Esta gente regresaba a su pueblo de origen, Pachacrahuay, para celebrar anualmente la fiesta del
patrón local, San Felipe, cada 1° de mayo. Una tradición que se fue perdiendo a medida que fueron
abandonando definitivamente el lugar con la crisis de precios de la coca y la violencia política.
121
0,568 Estrato medio puesto compartido con ciudades como Chanchamayo, Huamanga, Moyobamba, Piura
Capital, Paita, Chachapoyas, Oyon. "El Índice de desarrollo humano en el Perú" en Informe Sobre Desarrollo
Humano - Perú 2002. p. 19.
104
producción del aceite como gran parte de la producción local era comercializada a
través de la Empresa Nacional de Comercialización e Insumos ENCI.122
Hacia 1960, la sociedad del Alto Huallaga era aún una sociedad en
formación, con población migrante creciente y una población nativa en expansión.
Con asentamientos humanos escasamente poblados y en movimiento
permanente. Los propietarios aún eran pocos y la mayoría recién estaba
pensando en arraigarse en las localidades. La propia ciudad de Tocache Nuevo
(apenas un pueblito perdido en la inmensa amazonía sanmartinense y en
constante búsqueda del mejor asentamiento) apenas había sido fundada el 7 de
mayo de 1940 y el antiguo pueblo era un conjunto de familias que se
intercambiaban de puestos de autoridad entre ellos según el turno.123 Con algún
grado de cohesión interna familiar predominante, era por lo demás normal que los
pueblos asentados en el Huallaga hicieran pronto señales distintivas de su propio
progreso y avance al abrigo de la bonanza del barbasco y luego del café124.
Las actividades agrícolas en la región son limitadas: arroz, yuca, plátanos, frutas y
algunos productos industriales como palma aceitera y últimamente caña de
azúcar. Su mano de obra contiene las características propias de toda economía
sustentada en una población migrante, estacional y móvil, en busca de
oportunidades inmediatas y prestas a usar las posibilidades de una región para su
beneficio. Así la oportunidad de la diversificación productiva agrícola y su tensión
con la especialización hacia el monocultivo en los últimos 30 años, con una mano
de obra que ha seguido los ciclos de auge y caída según el dictado del mercado
122
Luego se asentaría en la región la empresa Palma del Espino del Grupo Romero, dueños del banco de
Crédito. La siguiente información es gentilmente relatada por el profesor CPG.
123
Don Cristóbal Ojeda, superviviente del antiguo pueblo de Tocache, hijo de español y madre cajamarquina.
124
MARTÍNEZ, Héctor. Las Colonizaciones Selváticas dirigidas en el Perú. Antecedentes, Actualidad y
Perspectivas. UNMSM. Lima. 1990 (1976).
105
exportador y las facilidades de su producción, han hecho de forma indiscutible que
la hegemonía del cultivo de la coca se mantuviera durante muchos años.
125
Entrevista al profesor CPG, nativo de Tocache Esta es una opinión avalada también por el promotor de
Derechos Humanos en la provincia "...un 80% de las personas que se involucraron en estos actos no fueron
de aquí de la provincia, sino que han sido gente que han venido a centrarse aquí a la selva a sembrar la hoja
de coca"
126
Entrevista a Edgard: "Florece la coca con los serranos, acostumbrados al trabajo agrícola. Es un
sacrificio enorme". Este orgullo por el origen y la ética de trabajo se ve disminuido, sin embargo, por los
efectos depredatorios que la violencia social y política trajo a la zona. Aún en la década de l970 se puede ver
como por ejemplo el termino "pichicata" y "pichicatero" (comercializador de estupefacientes) contenía aristas
de un estatus respetado aunque cargado de secreto, aspecto vital para la elaboración de un mito que justificase
la obtención de riqueza y prestigio en la sociedad. DE LA PUENTE MEJÍA, Juan "La Narcomodernidad.
Hacia el Fin de la Coca". En revista Quehacer 89. Mayo junio, 1994. Lima. Centro de Estudios y promoción
para el Desarrollo. DESCO. p. 39
106
La peripecia del migrante (Edgard) que relata su vida durante la década de
1980, delata ese sentido de aventura por construir su espacio de vida en la
economía local a partir del monocultivo de la coca, requerido por los mercados
internacionales del consumo ilícito, llamado también "pan del día".
Para un agricultor [con familia] era más rendidor tener un buen precio con
maceración. Mamá en la cocina, los hijos y los peones volteando la hoja,
exprimiéndolo, pasar a otro tanque de agua, echarle cal, kerosén, ponerle
ácido sulfúrico y allí el químico, sale el caldo y allí un especialista químico le
echa todos los químicos. Allí te cobran por kilo de droga obtenido, que
subía y bajaba en 1800, 2000 ó 2220 dólares. Con la plata obtenida, lo
primero que se hacía era desbrozar más campos, 1 hectárea, 2 hectáreas
y traía a su familia.128
127
Una hectárea puede botar hasta 89,5 arrobas o 1075 kg otros suponen que puede llegar hasta 1500 kl por
hectárea o 125 arrobas.
128
Véase también "Que Verde es mi Valle" En revista Quehacer 82. Marzo abril 1993. pp. 75-76
107
El cultivo de la coca es una actividad ancestral en la región, por su clima y
por su tradición histórica desde los tiempos prehispánicos,129 fácil de producir y
nada complicada para adaptarse a los requerimientos de cada lugar, pero fue la
crisis económica de los años 1980, la mala gestión pública y privada,
especialmente con la gestión del régimen aprista y el fortalecimiento del
narcotráfico apoyada en la violencia de Sendero Luminoso, que terminó afectando
a una de las empresas más importantes de la zona que daba trabajo legal: la
empresa ENDEPALMA, los que constituyeron los factores explosivos en la
producción de la coca para convertirse en un cultivo "alternativo" a la crisis de la
economía legal. Mucha población de fuera del lugar, aún de las ciudades y
asalariados como Edgard, hallaron la posibilidad de encontrar en la
recampesinización cocalera, una salida a la crisis en esta economía emergente.
Abandonar las instalaciones industriales en quiebra y los campos agrícolas de la
empresa, para cambiar el giro a la producción de coca en las laderas de los
cerros, desbrozados y listos para la satisfacción de la demanda de los
"traqueteros" o acopiadores de hoja y de pasta básica de cocaína en las famosas
"caletas", cocinas o laboratorios clandestinos, transformaron la fisonomía social de
la región.
Entre 1960 y 1980 los "narcos" todavía eran pocos. Eran conocidos como
"pichicateros": las señales de lujo del cual hacían gala, las formas de vestir como
las camisas floreadas y pantalones con zapatos blancos, el uso masivo de
dólares, casas de materia noble, artefactos y autos de lujo, reformaron a los
aldeanos y rústicos poblados del Huallaga, señalaron también el inicio de un ciclo
de prosperidad y violencia en la historia de la región.130 El negocio de la coca y la
cocaína, vale recordarlo, nace entre las décadas de 1950 y 1960 cuando
129
ORTIZ DE ZÚÑIGA, Iñigo. Visita de provincia de León de Huanuco en 1562. Documentos para la
Historia y la Etnología de de Huanuco y la selva central. Tomo II. Universidad Nacional Hermilio Valdizán.
Huanuco. 1972.
130
GONZÁLEZ, Raúl. "Coca y subversión en el Huallaga". Revista Quehacer 48 set-oct. 1987. pp. 70 - 71.
"A principios de los años ochenta tener vinculación con el narcotráfico daba prestigio, un cierto
status social. Todos querían ser identificados como tales. Nadie se atrevía a meterse con ellos. Esa es
la razón por lo que proliferan las camisas floreadas, los pantalones blancos y las zapatillas. Era casi
uniforme y si además se usaban lentes oscuros y se tenía moto se era, por lo menos en la vestimenta,
todo un narcotraficante"
108
laboratorios provenientes de los Estados Unidos encontraron aquí un buen lugar
para la elaboración de fármacos, en el mismo lugar de la producción de hoja. El
enclave instalado allí, incluso con alguna protección oficial de la policía, recelosa
siempre de los procedimientos de su elaboración, protegían los secretos químicos
de la producción, los empleados y trabajadores no podían saber cómo se hacía la
cocaína bajo riesgo de perder incluso la propia vida. Ese ambiente de secreto y
miedo estaba latente desde ya en la zona. No obstante, una familia de dos
hermanos que trabajaron en el sitio, según mi informante, los hermanos Coral,
pudieron ganarse la confianza de los extranjeros, obteniendo y aprendiendo los
"secretos" de la elaboración. A través de ellos y con el conocimiento generalizado
de la elaboración de la pasta básica de cocaína (PBC) se fueron cambiando
muchos insumos que no podían conseguirse por la distancia o los costos, como la
cal por los huesos de la palmera nativa, con similar capacidad de degradación, el
ácido sulfúrico por la lejía o el uso de la gasolina y el kerosene. Su rápida
popularización permitió crear así las condiciones no solamente para crear una
economía alternativa a la región sino una sociedad de clases muy dinámica y
estructurada en torno a la producción de pasta básica de cocaína.
131
DE LA PUENTE MEJÍA, Juan F. “. La narcomodernidad. Hacia el fin del “boom de la coca”. En Revista
Quehacer 89. Mayo – Junio. 1994. p. 43.
109
esas funciones, aunque también podían cumplir simultáneamente las funciones de
siembra, cosecha, elaboración y transporte de la droga.
110
negocio.132 La definición social del "traquetero" como el más hábil, capaz, el que
sobresalía contra los de afuera (narcos) quienes sabían también quién era el más
hábil, usualmente el más antiguo de los cultivadores, eran clave del negocio de la
comercialización de la producción de coca y de Pasta Básica de Cocaína (PBC).
Usualmente las murmuraciones de la gente sobre el prestigio de tal o cual
personaje, también eran señales clave para entablar estos contactos esenciales
en la relación campesino, cocalero y narcotráfico. Los traqueteros eran los
personajes escogidos para negociar con los brasileños, mexicanos y colombianos.
132
Testimonio de Edgard
133
Ibídem. Al toma y daca nos cuenta Edgard que eran los negocios mediados por niveles de confianza
111
lo podía hacer porque el sicario - de la más baja clase, junto a los campesinos
más miserables y los paseros - iniciaban una carrera en la peligrosa actividad
mafiosa que los excluía de toda integración transparente con la comunidad.
Muchos de ellos eran migrantes, ajenos a la región, no atados a ningún vínculo
familiar o social y con ansias de obtener beneficios y un puesto en la sociedad
delictiva. Con el tiempo, muchos sicarios pasarían del servicio al narcotráfico a la
subversión, compartían después de todo la dimensión fundamental del
"terrorista", que impone en el miedo la señal de su acción social, conducente al
caos.134
134
Entre sicario y terrorista existen rituales expresos de muerte conducentes al miedo y al caos social, ambos
niegan la sociedad y se enfrentan a ella. La actuación de los sicarios y los terroristas solo se diferencian en
que mientras para los terroristas, p.e. los paramilitares nazis, sus acciones eran guiados por la súper ideología
y un jefe que lo justificaba todo (Hannah Arendt Los Orígenes del Totalitarismo. Vol. 3. Alianza Editorial.
Madrid. 1987. p. 568) para los "criminales" del mercado de las mafias los beneficios personales era lo más
importante.
135
La siguiente es una lista de los mafiosos "notables" de Uchiza y Tocache que predominaron en la zona
entre 1970 y mediados de 1990, por sus nombres o alias: Wilmer Alvarado "Champa"¸ Jenny Ramos Palacios
"Galleta", Juan Leguía Aparicio "Lino", Luis Hernán Pineda "Trompa de Buque", Jorge Chávez Montoya
"Polaco" (ex - policia) Lucho "Pelado", Chani", "Tío Poderoso"
136
La influencia de los principales cabecillas del narcotráfico en el Alto Huallaga y la selva en su conjunto,
Demetrio Chávez Peñaherrera (Vaticano), Cachique Rivera, Lucio Tijero entre las décadas de 1980 y 1990
nos están mostrando las relaciones entre gobierno político y "mafia" que alimentaron la sombra de la
corrupción. Véase las declaraciones del narcotraficante Enrique Lucio Tijero contra Vladimiro Montesinos y
Agustín Mantilla, ex - ministro del interior en el gobierno del APRA en el diario La República del 2 de julio
del 2002.
112
Los campesinos cocaleros y la política antidrogas.
La estructura social construida sobre la coca que representaba del 80% al 90% del
ingreso monetario campesino, generaba una base muy endeble para la producción
de un monocultivo, dependiente siempre de los vaivenes de los ciclos económicos
y la política mundial antinarcóticos, base que se desplomó junto con la caída de
precios de los narcóticos en 1995. Los precios de la hoja de coca y de la pasta
básica de cocaína en Perú se recuperaron recién hacia los últimos años de la
década y principios del 2001 y 2002. La arroba de coca (11,5 kg) que oscilaba en
50 dólares cayó a 5 dólares, se recuperó algo en 1996 pero en enero de 1997
estaban en solo 10 dólares, para el año 2002 este ya se valoraba en 30 dólares. El
kilo de pasta básica de cocaína de baja calidad, base de elaboración de
clorhidrato de cocaína, bajó de 500 a 70 dólares, no obstante la recuperación para
el 2002 que alcanzaba a 750 dólares. La interdicción puesta en práctica por los
convenios firmados entre el Perú y los Estados Unidos en 1991, por el cual el
Estado peruano se comprometía a erradicar determinadas hectáreas de sembríos
de coca, destruir laboratorios y derribar avionetas que transportaban la mercancía
blanca, hasta la desarticulación de las grandes redes internacionales del tráfico de
drogas, contribuyó en buena medida a este desplome. La lucha global que los
Estados Unidos inició con el gobierno de George Bush padre y que concluyó con
la elaboración del Plan Colombia y su extensión hacia los países andinos, entre
ellos al Perú, han sido los ejes de promoción de las crisis cocaleras. Un informe de
principios de esta década señala lo siguiente
113
desarrollo alternativo y el proyecto de creación de un mercado libre para la
hoja de coca no se llevó a cabo. Según ciertos observadores, la indiferencia
del gobierno ante la situación se debe a que ésta favorece su proyecto de
concentración de los bienes raíces en un país donde el minifundio
representa el 84% de las explotaciones agrícolas. Sin embargo, ello no lleva
a los campesinos/colonos a considerar una vuelta a las ciudades de la
costa o a los pueblos del altiplano andino, que la miseria y el desempleo los
había llevado a abandonar.137
Las relaciones entre el Estado y los campesinos cocaleros han sido, por
eso, conflictivas. En 1978 los campesinos del Alto Huallaga no estaban
equiparados con los productores del Valle de la Convención en Cuzco que tenían
137
En "Perú" (De, 01 de marzo 2003: http://www.ogd.org/RP12_2_Perou.htm). El programa de desarrollo
alternativo para los años 1996, 1997 y 1998 proyectó destinar 35 millones de dólares: 7,5 millones para
servicios básicos y fortalecimiento de gobiernos locales; 15,2 millones en desarrollo productivo; 8,3 millones
para construir pistas y puentes; y 4 millones en conservación de recursos naturales, comunicación social y
fortalecimiento de Contradrogas. De ese total se repartió 4,3 millones al Alto Huallaga; el resto se reparten los
Valle del Apurímac (15,3 millones); el Huallaga Central (6,7 millones); Pichis - Pachitea (5,7 millones); y
Aguaytía (2,7 millones). Las áreas más priorizadas fueron los valles del Alto Huallaga, Aguaytía y Río
Apurímac. La ampliación del plan Colombia hacia Perú acordó darle en los siguientes tres años 165 millones
de dólares para la erradicación (70%) y sustitución de cultivos (30%). En este paquete se incorporó la Ley de
Preferencia Comercial Andina, aunque los campesinos cocaleros sienten que ella no les beneficia.
114
la concesión por parte de la Empresa Nacional de la Coca (ENACO) para vender
su producción de coca, considerada entonces como parte de una cultura andina
ancestral. Las consecuencias iniciales de esta actitud gubernamental se tradujeron
en la declaración del estado de emergencia en Huánuco y San Martín, en 1979, y
la respuesta campesina en una huelga regional en 1982.
138
El levantamiento del estado de emergencia por el DL 23505 en diciembre de 1982, autorizó también a
ENACO a encargarse de la producción de la región previa inscripción de los cocaleros y a crear el UMOPAR
como guardia encargada de supervisar y controlar el delito afín a la posterior cosecha de coca. Para ello
contaba con 500 efectivos de la policía y el apoyo financiero norteamericano de la AID. Mientras tanto la
DEA (fuerza antidroga de los EEUU) se instalaba en la base militar de Santa Lucía en Huanuco.
115
los campesinos139. Para 1992, los 40 mil campesinos organizados en 49 comités
en el Alto Huallaga, buscaron la manera de cambiar esta situación ambigua en
que los había arrojado la ley de sustitución forzada, para buscar convertirse en
interlocutores efectivamente válidos y, por tanto, en protagonistas políticos de la
lucha antidrogas. Pero su objetivo no pudo ser alcanzado por cuanto el régimen de
facto de Alberto Fujimori autorizó a las FF.AA., hasta entonces concentrada en la
lucha antisubversiva, a ingresar a este campo pese a su rechazo inicial por el
riesgo de corrupción.
139
Véase Ricardo Soberón Garrida Entre cuarteles, caletas y fronteras: Fuerzas armadas y lucha antidrogas.
Guerra antidrogas, democracia, derechos humanos y militarización en América Latina. TNI, Cedib e
Inforpress Centroamericana, Guatemala, abril de 1997. (De, 01 de mazo 2003: www.tni.org/soberon-s.htm).
También Fidel Tubino y Oscar Espinosa Violencia y Narcotráfico en la Amazonía. CAAAP. Lima. 1992. p.
51, 71-73.
140
Soberon Garrida, Ricardo. Ibídem. El autor agrega además:
"... la Fuerza Aérea (FAP) venía actuando selectivamente desde 1988 ..., a partir de 1992, el
gobierno encargó... agrupamientos, bases y jefaturas aeronáuticas para realizar actividades de
interdicción...(en) ciudades de Yurimaguas, Tarapoto, Bellavista, Tocache, Santa Lucía, Uchiza,
Pucallpa, Tingo María, Constitución, San Ramón, San Francisco, Palmapampa. .. se dedicaron a
ocupar 18 pistas de aterrizaje, a perseguir avionetas y destruir las pistas de aterrizaje, con la
consiguiente algarabía de la población local, que sabía que pronto los narcos iban a contratar mano
de obra bien pagada para reconstruirlas en un estrecho lapso de tiempo. .. las unidades de infantería
de la Marina se encargaron de las operaciones en la zona del padre Abad y Aguaytía (Ucayali), ...
desde 1992... el Ejército desplegó entre Huanuco, San Martín y Apurímac diversas bases y
destacamentos que le permitieron mantener bajo control las esporádicas acciones de los rezagos
senderistas... precisamente esas mismas vías de comunicación -la Carretera Marginal, los ríos y las
trochas amazónicas- eran utilizadas por las "firmas" de traficantes que desplegaban también a sus
"traqueteros" para reunir la PBC y posibilitar los embarques a Leticia y Caballococha (Colombia)"
116
El DL 896 del 24 de septiembre de 1996 sacó finalmente a la Fuerza
Armada de la lucha contra las drogas en la región. Estos abandonaron de alguna
manera la región a su suerte y se le encargó el trabajo nuevamente a la policía,
incluyendo el trabajo de erradicación.141 En el marco de esta ley se fueron
incorporando, aunque de manera poco orgánica, el castigo de la producción, el
consumo, la sustitución, la rehabilitación y por el uso de drogas. Se creó
simultáneamente CONTRADROGAS (hoy DEVIDA), una institución que
concentraba desde el Ministerio de Salud los esfuerzos y las decisiones de los
aspectos recuperativos de drogadicción y la dimensión represiva de la policía se
mantenía en el objetivo de erradicación aunque bajo la" tutela" civil. No cambiaron
en el fondo la concepción delincuencial del campesino cocalero hasta la caída del
régimen fujimorista en noviembre del 2000 cuando el régimen de transición del Dr.
Valentín Paniagua formalizó la Mesa Permanente de Diálogo y Concertación. Allí
se sentó por primera vez a autoridades y campesinos en condiciones de igualdad
y tratamiento de sus demandas sociales ventiladas en un foro público, no sin que
antes estos últimos se declararan en huelga ante el último acto de represión
contra los cocales el 30 de octubre del 2000, momentos previos a la eminente
caída del gobierno de Alberto Fujimori.142
141
La Revista Agraria "Reclamo de cocaleros. Cumplir los acuerdos" La Revista Agraria Nº 37 Centro
Peruano de Estudios Sociales - CEPES .Lima, junio del 2002 (De, 20 de marzo 2003:
http://www.cepes.org.pe/revista/r-agra37/arti-01a.htm)
"Lo cierto es que en la zona los suelos se empobrecen y las plantas son atacadas por el fusarium
oxysporium, llamado "seca-seca", que los agricultores atribuyen a la fumigación de sus plantaciones,
pero nunca se hizo un estudio serio para determinar el origen del hongo"
142
La interlocución política de los campesinos cocaleros viabilizó los primeros acuerdos por la
autoerradicación bajo el paraguas de la sustitución de cultivos, tal como se planteara en el fallido convenio de
1991. Este pareció un objetivo logrado el régimen de transición del Valentín Paniagua hasta el 2005 en que
los campesinos volvieron a levantarse en huelgas regionales denunciando la falta de cumplimiento de los
acuerdos iniciales.
117
del campesino cocalero y al medio donde vive. La imagen que se tiene aún es de
una región boyante en riqueza y peligrosa para la vida, visión que se mantiene
además como uno de los problemas principales para hacer distinciones de grados
y participación de la población en la compleja violencia suscitada de una región
como la del Alto Huallaga, especialmente en la provincia de Tocache
143
ZÁRATE, Michael. .Al otro lado del Destino en Perú.com (De: 11 de agosto 2002:
http://ads.peru.com/ads/banman.asp?zonelD=72&Task=Get%SitelD=1&X=104059740910)
118
Tocache apenas se registraron 378 campesinos y en Uchiza 972 campesinos) o
por la extensión de cultivos fuera de la ley (1 hectárea en la provincia de Tocache),
que conducían a la erradicación de los cultivos y la persecución de los propietarios
de plantíos. Y dos, porque con el tiempo se extendió esta identificación de
ilegalidad a todo los campesinos no cocaleros y en general a toda la población de
la zona, dentro de un problema mayor en el contexto de la guerra contra
subversiva, y es que un eventual campesino cocalero podía ser narcotraficante, y
si era narcotraficante podía tener también vinculaciones con la subversión.
Las nuevas leyes antiterroristas dadas entre 1992 y 1994 pusieron un punto
de estigmatización legal y social contra los campesinos con la llamada ley de
arrepentimiento, al asociarlos directamente con el terrorismo; esta realidad produjo
una cifra récord de arrepentidos por terrorismo,144 frente a lo cual flotaba la
pregunta de si todos los arrepentidos eran efectivamente miembros de la
subversión o es que en el proceso generalizado de la estigmatización, ser
campesino cocalero o simplemente campesino del Huallaga era suficiente para ser
vinculado al narcotráfico y, por tanto, cómplice de la subversión. Se deduce de allí
la siguiente afirmación de un promotor de derechos humanos en la ciudad de
Tocache sobre las personas que carecían absolutamente de cualquier tipo de
derechos: "Nadie tenía derecho a nada. Si tú mirabas, oías y no decías nada, todo
estaba bien. Ese era tu aval para vivir".
144
Cifras de arrepentidos según años y grupos: Total
1992: 6 de PCP SL y 115 del MRTA. 121
1993: 448 de PCP SL y 280 del MRTA. 728
1994: 2655 de PCP SL y 39 del MRTA. 2694
Fuente: DEFENSORÍA DEL PUEBLO. Las múltiples caras de la violencia política y sus desafíos a los
derechos humanos. El caso de Huanuco. Programa de protección a poblaciones afectadas por la Violencia.
PPAV. Cuadro 3. www.defensoria.gob.pe/pppav/Violencia%20Politica%20en%20Huanuco.pdf. El 79,4% de
arrepentidos del país provenían del Alto Huallaga.
145
Entre 1981 y 1985 en e gobierno del Arq. Fernando Belaunde Terry, se dio la Ley 046 contra acciones
subversivas calificadas de terroristas; entre 1987- 1992 en el gobierno del Dr. Alan García Pérez, 24561 y
24953 se dieron leyes que endurecen sentencias por terrorismo; entre 1992- 1998 enel gobierno del Ingeniero
Alberto Fujimori Fujimori, se dieron las leyes 25475, 24651, 24700, 25031, 25659,25708,25709,635, normas
119
con el fin de aislar a los grupos subversivos y “recuperar por la figura del
arrepentido” a personas con información que ayuden a desbaratar redes y
organizaciones delictivas (narcotraficantes y terroristas), a no ser identificadas
como narcoterroristas.146 La población sintió que en vez de acudir a un tribunal a
probar su distancia con la subversión, era mejor asumir una conducta de
“arrepentimiento”, despejar toda duda de sospecha de los vínculos con el
narcotráfico y el terrorismo a través de una actitud colaboracionista y recuperar así
la tranquilidad y los más elementales derechos perdidos en el contexto de una
violencia social y política generalizada.147
Capitulo 5º
que desde la traición a la patria, cadena perpetua, tribunales militares, colaboración y arrepentimiento, etc.
Hasta el DL 895 que declaró una nueva figura, la del terrorismo agravado, permitían a los involucrados con
actividades delictivas aminorar las penas o ser liberados si señalaban a los jefes y cabecillas de las bandas.
Ver también “La Estrategia de Pacificación en la margen izquierda del río Huallaga” en Informe Final de la
Comisión de la Verdad y Reconciliación. Vol. V pp. 381- 416.
146
Expresión acuñada en la década de 1980 que sustenta la alianza entre narcotráfico y terrorismo. El término
condujo a fuertes controversias entre la administración estado unidense y el gobierno peruano a la hora de
hacer las distinciones y aplicar las estrategias adecuadas de tratamiento al campesinado. La posición inicial de
las FFAA en esta lucha con el concepto estratégico de "con el pueblo todo o nada" y su inclinación a ganar la
guerra a la subversión antes que al narcotráfico tuvo aquí serias consecuencias para el curso de la violencia
subsiguiente. Véase Raúl González: "El Huallaga: todos los Conflictos" en revista Quehacer 71. Mayo junio
1991. p. 48. También “Narcotráfico, conflicto armado interno y corrupción” en Informe Final de la Comisión
de la Verdad y la Reconciliación” Vol. V. pp. 731-763.
147
Véase también Informe de Defensoría del Pueblo Opúsculo citado. pp. 26-27.
120
5.1. La violencia social
Cuadro II
Pensión de alimentos 27 29
Maltrato físico psicológico 18 20
Abandono 08 12
Filiación 05 03
Sustracción de menores de edad 05 -
Tenencia 04 05
Seducción 01 -
Desaparición de menores 01 -
Violación 01 09
Régimen de visitas - 03
121
Fuente: Informes de la Defensoría Municipal del Niño y del Adolescente de la Provincia de
Tocache.
Cuadro III
Alimentos 402
Daños contra la persona 532
Contra el Patrimonio 266
122
otra «firma» a pagar más y los que ya estaban allí se agarraron a tiros con
ellos.148
148
Testimonio R.S., campesino del Pachitea (Alto Huallaga). En PNUFID. El ciclo del boom Cocalero. El
Tráfico ilícito de Drogas en el Perú. (De, 02 de julio, 2003:
http://pnufid.org.pe/folleto_esp/pag14/pag14.htm). Archivos PNUFID. Como dice Marina A.R., campesina de
Aucayacu en otro testimonio "Yo creo que lo único que trajo la coca fue problemas. No se puede vender a
nadie sino a los que elaboran la «merca» o PBC. No trae paz ni desarrollo, sólo matanzas".
149
Testimonio de Reynaldo hijo de Marcio.
123
Venía desde Sarita Colonia, cruzaba el puente (del río Huallaga) y había
sangre fresca y dos cadáveres, los veía con luces de mi moto [...]
‘detenerse allí era jugar con su vida’. Una noche yo llegué cuando estaban
en plena ejecución. Estaba Vampiro [narcotraficante] aniquilándolos ¿qué
pasaba? Sucedía que empezaban ellos a dudar de todo el mundo,
empezaban a decir que todo el mundo era supuestamente soplones y
como en el tiempo de Adolfo Hitler en que mataba a los judíos, empezaron
a matar a los chimbotanos. Decían que los chimbotanos eran rateros y que
los chimbotanos eran los soplones, los que llevan toda la información a
Lima y que cuando habían los operativos eran los blancos fijos y los carnes
de cañón. Había un aniquilamiento selectivo de chimbotanos y
comerciantes. La mayoría eran comerciantes que venían a vender
chucherías, pero así llegaban y decían que eran policías. Intervenían los
hoteles y a media noche y comenzaban a vaciar los hoteles ¿de dónde eres
tú? - yo soy comerciante - ah ya, al carro, armados hasta los dientes. Iban
al puente, les disparaban y tiraban los cuerpos al río. Amarrados, estaban.
Lo hacían 10, 11 y 12 de la noche […] Incluso obligaban a cualquier
tocachino, transeúnte, a matar: ‘acompáñame tú paisano para que pruebes
tu puntería’ […] ‘Una noche llevaron a mi primo, le obligaron. Lo llevaron al
puente, le dijeron ‘ya, con esta arma mira, así se mata, ahora mata tú’, lo
mataron a uno, pero ‘¿yo por qué lo voy a matar?’, le contestó. - ‘¡Carajo! ...
vas matar o no’ - ‘paisano, ¿cómo vas a obligarme a hacer esto?, tú tienes
tu gente’. - ‘¡Mira!’, le dijeron, ‘porque te conozco tanto y porque tu padre es
mi amigo, es una persona notable del pueblo, lárgate […] lárgate ahorita,
pero desaparece".150
150
Prof. CPG
124
profesor de Tocache, se fomentó la desconfianza hasta los límites del miedo total.
Las relaciones entre población y narcotráfico llegaron a un punto de mutua
desconfianza, de modo que los sicarios y narcotraficantes llegaron a identificar el
peligro con los chimbotanos: era el extraño, el extranjero o el comerciante foráneo
a quien sin ningún motivo se le hacía reo de una culpa real o imaginada solo por
los capos de la droga. La pura violencia coercitiva de las armas y de la fuerza
física presidía la regularidad de la seguridad de los narcotraficantes, que habían
convertido su propio modo de producción en una amenaza para sí mismos y para
la población, a quienes obligaban a ponerse de su lado amenazándolos con
matarlos o matando a muchos para intimidar, pretextando para ello peligros reales
o imaginarios.151 El principio de la supervivencia por la eliminación del otro y la
ausencia de factores integradores que no sea por el propio abuso de poder, a no
ser la misma violencia, hizo que la sociedad en el Alto Huallaga se convirtiera en
un espacio de retorno a la "sociedad primitiva" (CLASTRES, Pierre.1981: 181-
216).
Tocache, como todos los pueblos del sur de San Martín, pertenecía hasta
antes de ser provincia autónoma al entonces distrito de Uchiza, y tenían su capital
en Saposoa (colonia fundada en 1927), provincia de Huallaga, fundado el 20 de
diciembre de 1912. Uchiza tenía entonces su propio puerto152. Esta capital se
encontraba, sin embargo, en el norte del departamento de San Martín y solo podía
comunicarse con los distritos del sur por el río Huallaga. Cuando Tocache y los
151
GELLNER, Ernest "La guerra y la violencia" en Antropología Política. Revoluciones en el bosquecillo
sagrado. Gedisa editorial. 1997 p. 182-202. Especialmente a las sociedades agrarias sin Estado como del Alto
Huallaga la producción de la cocaína se convirtió en una mercancía que redistribuía poco, no desarrollaba
socialmente nada y causaba demasiados daños al conjunto de la sociedad local:
"...la existencia de un excedente de producción almacenado y la ausencia de mejoramiento
tecnológico- entrañan la irrupción de la coacción sistemática...Ese excedente debe defenderse contra
quiénes puedan desear redistribuirlo en su provecho...La riqueza generalmente puede adquirirse con
mayor facilidad y rapidez mediante la coacción y la depredación que la producción" p.183.
152
Saposoa era parte de la colonización cedida en la selva central por la Peruvian Corporation (Contrato
Grace 1889). En la década de 1940 un segundo reflorecimiento del caucho (el primero fue a fines del siglo
XIX y principios del siglo XX) promovió su explotación, en ella se inscribe los orígenes de esta provincia.
125
distritos de Huicongo, Campanilla, Pachiza y Uchiza se constituyen en la provincia
Mariscal Cáceres, en Juanjui, se convierte en su capital, aunque se mantiene
alejada por las difíciles vías de comunicación que recién en 1969-1971 llegan a
mejorar con la construcción de la carretera Marginal. El despegue regional,
incentivado ahora demográficamente por el cultivo de la palma aceitera y luego de
la hoja de coca, juntaría a estos pueblos aislados del sur del departamento de San
Martín e impondrían cada uno sus necesidades propias en la política regional,
sobrepasando la autoridad de una administración aún alejada. Tocache era ya,
después de 1940 un distrito que competía con Uchiza en diversos sentidos, tenía
también su puerto, que luego se convertiría en aeropuerto, y contaba incluso con
clubes deportivos con el cual retar a su antigua capital distrital (Club Sport
Progreso).
La década de los sesenta del siglo XX vio llegar así al candidato favorito de
la amazonía (Arq. Fernando Belaúnde) y con él la esperanza de un mejor porvenir.
Se completó el tramo de la carretera marginal hasta llegar a Juanjui y se
construyeron puentes para unir los pueblos. Estos proyectos fueron continuaron
en la década de los setenta por el régimen militar de las FF.AA. que intentó
153
No es una cuestión conocida por ejemplo que las elecciones municipales -un logro significativo de la
gestión belaundista - mantuviese su presencia en la capital de Tocache sin mayor interrupción (no se recuerda
que ello haya sucedido) y que los puestos de alcalde nunca fueron extendidos más allá de su periodo normal.
126
organizar a la población de manera tal que pudiera sustentarse la colonización de
la región154. Los partidos políticos de izquierda no abandonaron tampoco este
espacio frente a la inicial represión policial, del cual ya eran objeto por parte de las
políticas de erradicación de fines de la década de 1970. La propia pugna de
grupos como el Partido Unificado Mariateguista (PUM) y Patria Roja por liderar la
organización de la población campesina para defender sus intereses, anudaban
así a sus consignas, los reclamos de la población local, al identificarlos como una
expresión en contra del Estado centralista, represivo y "burgués" de Lima155. Con
la formación de organizaciones gremiales campesinas como el FASMA
(Federación Agraria local de la Selva Maestra), hicieron sentir su voz de protesta,
especialmente en las duras épocas en que los precios del maíz y el arroz andaban
por los suelos; también con el FEDISAM (Frente de Defensa de San Martín)
cuando alzaron las banderas por la regionalización hacia 1985.156
154
No se descarta la presencia del Sistema Nacional de Movilización Social SINAMOS, a través del
Ministerio de Agricultura.
155
Efervescencia además sentida en las huelgas magisteriales del sindicato docente a fines de la década de
1970 y aún en la propia iglesia católica
"En las luchas campesinas de 1982... se pretendía recriminar su visita al campesinado y atribuir estas
medidas de enfrentamiento a la concientización que habían recibido de parte de los Agentes
Pastorales en su tarea evangelizadora. ... fueron necesarias varias aclaraciones públicas de parte del
Sr. Obispo así como de la Conferencia Episcopal Peruana. Al tiempo que las Comunidades
Cristianas se solidarizaban y rechazaban las acusaciones vertidas por diputados y las insinuaciones
del Presidente de la República". En Prelatura de Moyobamba. Región San Martín - Perú. Algunos
momentos sobresalientes. (De, 01 de mayo 2003: www2.gratisweb.com/nuestra.htm)
156
Otras organizaciones eran FEDIP (Frente de defensa de los intereses del Pueblo), CODECU (Comité de
Desarrollo y Defensa de Uchiza) y CODETO (Comité de Desarrollo y Defensa de Tocache), aunque se le
acusó de tener una filiación con el MRTA. Vinculación confirmada además por el Informe final de la CVR.
Vol. IV p. 352.
157
SALINAS, Sergio. Las Guerrillas en el Perú 1965- 1980. Dos experiencias Distintas. (De, 15 de marzo
2004: www.stormpages.com/marting/guerrillasperu1.htm.)
"Muchos militantes de los grupos guerrilleros del (19)65 se incorporaron a la vida política
democrática, otros crearon facciones que se mantuvieron latentes esperando un nuevo brote
guerrillero, como ocurrió con el MIR Revolucionario, que participó en la fundación del Movimiento
Revolucionario Túpac Amaru (MRTA)"
127
Patria Roja, se aliaron posteriormente al Movimiento Revolucionario Túpac Amaru
y al PCP- Sendero Luminoso, respectivamente, para abocarse a la acumulación
de fuerzas, una acción táctico-política que en la región se tradujo en la
organización de los productores y el rechazo de los elementos más represores del
Estado (UMOPAR y CORAH especialmente, también el PEAH) para proteger los
cultivos de coca. El clima de hostilidad de diversos sectores hacia el Estado, que
habían decidido emprender la guerra en su contra, encaminó el clima de violencia
existente hacia la acción política, introduciéndose a espacios representativos de la
sociedad como la iglesia y la escuela principalmente.
158
Testimonio CPG La mención de la participación de varios religiosos católicos es un dato que se confirma
como hemos visto por la acción militante de miembros de la iglesia, que tuvo que deslindar su participación
institucional de la política local. Un seguimiento histórico detallado de este movimiento de acumulación de
fuerzas en la región del Nororiente se puede ver en el Vol. IV del Informe Final de la Comisión de la Verdad
y la Reconciliación”.
128
entre el campesinado y el mercado. Debían quebrar la aún escasa confianza
existente entre campesinos y traficantes. Todos estos grupos compartían un
mismo denominador común: su oposición a la ley. Toda forma de lucha en la
política era entendida así como enfrentamiento y guerra159. SL y el MRTA llevaron
esta situación a los extremos, traduciéndolo en una guerra revolucionaria contra el
viejo Estado.
159
CLASTRES, Pierre. "La cuestión del Poder en las sociedades primitivas" en Investigaciones en
Antropología Política. Barcelona. Gedisa. pp. 115-116
160
Desde aquellas que proclama la reacción del campo contra la ciudad (regionalista), la reacción provinciana
pro-indigenista contra las elites blancas y centralistas (étnica) hasta la reacción a la injusticia estructural del
capitalismo en la sociedad peruana y del tercer mundo en general (clasista). En Sergio Salinas, ibidem; y
Víctor Peralta Sendero Luminoso y la Prensa. 1980-1994. Cuzco. Centro Bartolomé de las Casas y Casa de
estudios del socialismo SUR. 2000. p. 15 y 16.
161
GONZÁLEZ, Raúl y Carlos Ivan DEGREGORI "Una Larga Agonía. Conversando con Henry Favre.
Sobre Sendero, Abimael Guzmán y el Futuro del país" en revista Quehacer 54 agosto-septiembre 1988. p.51,
52, 53.
129
El Movimiento Revolucionario Túpac Amaru y Sendero Luminoso hacen su
aparición en la década de 1980, ambos proclamaban el inicio de la lucha armada
como una forma de resolver los problemas de la sociedad, invitando a la población
a plegarse a su revolución
162
Testimonio CPG.
130
de la guerra que no era más que los impuestos del tráfico de drogas. Y lo lograron
porque los motivos no faltaron. Como dice Raúl Gonzáles, los traficantes que se
relacionaban con el productor por medio del recolector pagaban al cocalero por
adelantado, los enganchaban, los comprometían a venderles y el productor por
obligación debía cumplirles enfrentándose para eso incluso con la policía si es que
no quería exponerse a la violencia de los sicarios de la mafia.163 El MRTA Y SL
quebró esta relación poniéndose ellos como un tercero en disputa y negociación.
Para saber quiénes eran y qué motivos guiaban las acciones de estos grupos
armados, especialmente a la hora de impartir “justicia”, y en cierto modo a la
propia FFAA aunque no tocamos este tópico, es necesario detenernos a exponer
brevemente sus lineamientos doctrinales y sus modos de ejecutar sus acciones
ante la población, para poder encuadrar más adelante la relación existente entre la
ideología que proclamaban, la acción política que ejecutaban y la “justicia” que
administraban:
163
No debe creerse sin embargo que este era un campesinado que no tenía recursos para defenderse y regatear
en el mercado. Era frecuente el uso de armas y los rumores reales o imaginarios de la interdicción de vuelos
para alzar el precio de la mercancía o de hoja de coca, pero eran bastante limitados.
131
nación dentro de un proceso revolucionario en marcha.164 Es decir, una revolución
que hiciera patente por la violencia eficaz y simbólica su carácter salvador de la
sociedad peruana, conducente a una sociedad democrática, nacionalista y
socialista, contestaria especialmente del dominio capitalista mundial165.
164
Así creían resolver la antigua formulación mariateguiana del socialismo como creación heroica y original.
Salinas, Sergio Opúsculo citado
165
Ibídem
132
seductora para las causas justas- resultado natural del carácter múltiple y diverso
de la formación cultural peruana166.
El Partido Comunista del Perú Sendero Luminoso (PC del P-SL), nació a fines de
la década de 1960 y llegó a la región del Alto Huallaga por la misma época que el
MRTA. El 22 de junio de 1984 hizo oficialmente su entrada a Tocache y Uchiza,
por lo que debió luchar en sus primeras etapas contra los emerretistas para
desalojarlos totalmente del Alto Huallaga. El partido comunista Sendero Luminoso
nació en Ayacucho entre estudiantes, universitarios y colegiales inspirados en la
doctrina del marxismo, el leninismo y el maoísmo que fundamentó las bases de un
pensamiento sólido y autosuficiente generado por su líder: Abimael Guzmán
Reynoso (Presidente Gonzalo). Guiados así por la lógica interna del pensamiento
Gonzalo -la unidad de lucha entre dos líneas o la oposición de pensamientos
dentro de una sola finalidad- se planteaba también la “guerra revolucionaria” ya no
como una acción de la violencia instrumental que organiza la revolución en
marcha tal como lo planteaba el MRTA167, sino como hechos necesariamente
determinados por la Historia, hechos que no sólo eran inevitables sino hasta
deseables en sí mismos (la violencia purificadora) pero que debían conducir
también hacia el comunismo.168
166
La violencia como instrumento de la Revolución y los justos límites de su acción que no la denigren y
criminalicen como la violencia de las mafias apela a la historia o a la naturaleza opresiva de una sociedad
como justificaciones últimas. La violencia de cada acto realizado reactualizaría en el fondo esa justificación.
Da lo mismo finalmente "por el prójimo, los pobres y necesitados, por los oprimidos, por la Patria, por la
Revolución, tanto da... entregar la vida por la más "noble de las causas", pues nadie se siente más
legitimado para matar por una causa que quién está dispuesto a morir por ella; es muy corta la distancia
entre el mártir y el asesino". ARANZANDI, Juan. El Escudo de Arquíloco. Sobre Mesías, Mártires y
Terroristas. Madrid. Marchand Libros. 2001. Vol. I. p. 69.
167
He aquí lo que postula el MRTA de la violencia instrumental en la política, extraída de la pagina web del
Movimiento Revolucionario Tupac Amaru " el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru insurgió como
fuerza militar -Ejército Popular Tupacamarista- EPT - en 1984, para defender los espacios democráticos
conquistados en décadas de duras luchas por nuestro pueblo y para conquistar la paz con justicia social a la
que aspiramos". (De, 11 de diciembre, 2002: www.voz-rebelde.de/present.htm)
168
Sobre Sendero Luminoso y la violencia leamos lo que dice Gonzalo en la entrevista del siglo: "la violencia
es una ley universal sin excepción alguna, quiero decir la violencia revolucionaria (...) es la que nos permite
resolver las contradicciones fundamentales con un ejército y a través de la guerra popular (...) sin violencia
revolucionaria no se puede sustituir una clase por otra, no se puede derrumbar un viejo orden para crear uno
133
La constitución ideológica senderista es una combinación depurada de los
elementos más violentos existentes dentro del marxismo pero no debemos olvidar
tampoco que está enmarcado dentro de una concepción esencialmente
pedagógica. Para quien se autodenominaba “Presidente Gonzalo”, la ideología
comunista de SL era la expresión culminante de un proceso que daba forma a tres
elementos primordiales en el ensalzamiento de la violencia como el modo de vida
de una sociedad revolucionaria, una violencia en el que, obviamente, él y su
partido como su medio de realización, serían los únicos con capacidad de
ejercerlo contra la sociedad. Estos elementos eran: culto a la personalidad y
concentración de todo el poder en el jefe, dominio total de la conciencia y voluntad
ajenas sometiéndolos al partido y al jefe y eliminación de cualquier resquicio de
oposición, contradicción o diferencia a la voluntad única del jefe.169 Al igual que el
MRTA, para el PCP SL, debía organizarse un selecto cuadro de vanguardia desde
donde ejecutar en la práctica los postulados de la ideología y de la guerra
revolucionaria en terminos políticos, militares y sociales. Es decir, en la práctica
ideológica del partido, la idea del militante que ha captado las enseñanzas sin
discusión del “Maestro-Dios” lo hacía igualmente un apostol iluminado por haber
sido escogido en una misión que excluye del resto de la masa en las decisiones
de quienes dicen representar. En estos postulados resulta más que patente que lo
ideológico y la organización militante configuran la llamada “dictadura del
proletariado” como discurso legitimador de sus acciones.
nuevo." La Entrevista al Pdte. Gonzalo. Ediciones Bandera Roja reproducido por el MOVIMIENTO
POPULAR PERU [Preparado para Internet por la revista Sol Rojo] (De, 11 de septiembre 2002:
http://www.solrojo.org/pcp_doc/pcp_0688.htm) También véase Sergio Salinas Opúsculo citado. Cap. II
(De, 15 de marzo, 2004: http://www.stormpages.com/marting/guerrillasperu2.htm)
169
En el informe Final de la CVR, se mencionan cuatro elementos que aquí los reducimos a tres. Informe
Final de la CVR. Tomo II. p. 15
134
ejemplo Sendero Luminoso criticaba al MRTA, su escasa vocación (y convicción)
por la intensidad en el uso de la violencia.
El MRTA tiene posiciones que deben hacer pensar; por ejemplo, la tregua
que le dio al Apra, según dijeron hasta que golpeara al pueblo, pero todos
sabemos que el mismo día que García Pérez asumió la presidencia
reprimía a las masas en la propia capital de la república. En octubre del 85,
genocidio en Lurigancho. ¿Era el pueblo golpeado o no? y ¿cuánto tiempo
esperaron para terminar su tregua? Son cosas que uno tiene que
preguntarse170
La Fuerza Armada
Hablaremos aquí del Ejército Peruano (EP) como un actor más de la violencia
política en su lucha contra la subversión en el Alto Huallaga. Como en los casos
del MRTA Y el PCP SL, implica entender una concepción sobre la guerra que
estaban librando en la zona. En el EP identificamos dos grandes líneas de
pensamiento de la FFAA sobre la percepción del fenómeno subversivo y sobre la
insurgencia existente entre las décadas de 1980 y 1990.
170
La Entrevista al llamado presidente Gonzalo Opúsculo citado.
135
Se pierde de vista que Sendero Luminoso, cualquiera que sea su matiz
político (lo que incluye al MRTA también), es el brazo armado de un gran
movimiento que busca trastocar el orden en provecho del comunismo
internacional, nada menos171.
171
El párrafo es de la revista Actualidad Militar, mayo-junio 1983 del Ejército Peruano y es citado por Philip
Mauceri en Militares, insurgencia y democratización en el Perú. 1980-1988. IEP. 1989. p. 41. En esta lógica
no es difícil concluir que todo comunista, legal o ilegal, es un enemigo político por antonomasia de la
comunidad democrática nacional y del cuál no cabe más que darle un tratamiento militar. Ibídem p. 42.
172
GONZÁLEZ, Raúl. "Ayacucho: La Espera del Gaucho" en revista Quehacer 20, enero 1983 p. 48.
"Sinceramente, no creo que Sendero tenga alguna posibilidad de éxito en el Perú. Un movimiento
subversivo que se inicia en el ámbito rural y que pretende buscar el apoyo campesino, no puede
volverse popular ni aquí ni en ninguna parte, aplicando...el terrorismo , contra esos mismos
campesinos"
173
Sus efectos inmediatos se ven tras las revoluciones comunistas de postguerras. La nueva concepción de
guerra (regular, colonial, civil y partisana) desinvolucró la legalidad de la misma. Esa deslegalización condujo
a la doctrina de la lucha antisubversiva a legitimar el uso de métodos fuera de toda ley haciendo aparte p.e.
derechos de guerra y la Convención de Ginebra, tratando además a los conciudadanos al mismo nivel que un
potencial enemigo. Desde la perspectiva de la ilegalidad el uso del terrorismo como medio vedado es
castigable fuera de todo marco legal de la guerra puesto que todo vale para doblegar a un enemigo no
reconocido u oculto. SCHMITT, Carl. "Teoría del partisano. Notas complementarias del concepto de lo
político" en El concepto de lo "político". México Folio Ediciones. 1985. p. 178-181
136
La entrada del ejército en Ayacucho en 1982 desenvolvió esta lógica al
identificar al subversivo primero como un enemigo oculto y externo de la nación al
que había que tratar como tal. No obstante plantear esta lucha clara en el nivel
ideológico, en términos prácticos no distinguió a los líderes de los miembros de
base, reclutados de entre la población civil muchas veces a la fuerza, trayendo
como consecuencia un alto costo de vidas. Y segundo, se supuso que la
comunión entre "pueblo y ejército" era la unión de una comunidad nacional con
una comunidad en armas, razón por lo que consideró legítimo la organización del
pueblo en comités de autodefensa, a la larga esta combinación de supuestos
constituyó un eje estratégico clave en la lucha contra subversiva174.
En el Alto Huallaga esta doctrina de la FFAA fue más difícil de llevar a cabo.
Primero, porque el problema del narcotráfico era un tema esencialmente delictivo y
debía ser tratado como un problema esencialmente policial, lo que limitaría y
entorpecería la acción militar contra subversiva.175 Segundo, porque si bien el
ingreso de la FFAA establecía la unión del Pueblo y la FFAA contra la subversión,
una fórmula que quebraría y aislaría a Sendero Luminoso (o al MRTA) como
ocurría en otras regiones, en el caso de los productores de coca y PBC se
complicaba porque la población era vista como cómplice de la delincuencia y, en
consecuencia, ligado a los intereses de la subversión. Para el Ejército, quebrar
ese nexo establecido entre campesino-narcotraficante y subversivo, atacando a
este último, supondría dejar un vacío de poder para las actividades ilícitas que
desarrollaban los narcotraficantes. Con la desaparición de SL los campesinos
cocaleros, que dependían de ellos especialmente en las negociaciones del precio
de la coca y la seguridad que prestarían a los productores frente a la policía,
174
Dada su naturaleza externa, la subversión y su criminalización, condujo pronto a una solución policial y
militar consecuente. Pronto esa guerra subversiva estableció su carácter político, derivado del problema de la
seguridad interna, llevando a plantear estrategias como la acción cívica en el corto plazo y el desarrollo social
en el largo plazo. Sobre la evolución entre la estrategia policial- militar y las soluciones políticas
estructurales, véase Víctor Peralta Opúsculo citado. Y “Las Fuerzas Armadas” en Informe Final de la CVR.
Vol I.
175
La ambigüedad a este problema está dado al respecto en el citado volumen del Informe Final de la CVR.
Vol. V p. 309.
137
dejarían de ser un apoyo valioso en la región, pero es allí donde debía
aprovecharse la oportunidad de llenar ese vacío de poder por parte del Estado.
Como suponía el general Alberto Arciniega, encargado de la lucha antisubversiva
en el Alto Huallaga, solucionar el problema de la violencia política no significaba
solucionar el de la violencia social, menos aún, solucionar el enfrentamiento de la
población con un Estado que los exponía a la categoría de "delincuente común"
ante la policía, pero por lo menos le permitiría al ejercito cumplir el objetivo de
erradicar a la subversión, si es que quienes conducían el Estado tomaban
conciencia de ello y actuaban con rapidez para recuperarlos al lado de la
legalidad.
176
GONZÁLES, Raúl "La Batalla por el Huallaga. Las Armas de un general. Entrevista con el Gral. Alberto
Arciniega" en revista Quehacer 62, diciembre 1989 enero 1990. p.39; también Informe Final de la CVR. Vol.
IV. pp. 352-354.
138
legalidad se constituyó en un problema que pronto tomaría otros caminos, como el
chantaje económico de los militares a la población cocalera más por motivos
económicos que subversivos. El general Arciniega, por ejemplo, representaba el
otro extremo del chantaje, no aceptaba la colaboración de los elaboradores de
PBC que constituían buena parte de la población campesina cocalera, aún si fuera
en la lucha contra los grupos armados.
177
En 1990 hubo hasta tres cambios de mandos político-militar: Guillermo Chacón, Mario Brito y Oswaldo
Hanke. En Raúl González "El Huallaga: Todos los Conflictos" revista Quehacer 71, mayo junio1991. p. 48.
178
Para 1990 Estados Unidos consideraba intervenir más directamente en el problema insurgente del Perú.
Para 1992 Robert Torricelli, presidente de la Subcomisión de Asuntos Hemisféricos del congreso
norteamericano, dijo en una audiencia convocada por dicha instancia titulada "La amenaza de Sendero
Luminoso a la democracia en Perú", que era un problema hemisférico y hasta mundial. En el fondo esta era
una crítica paradójica pues se hablaba de la incompetencia del gobierno para realizar la lucha antisubversiva
cuando en realidad la FFAA la estaba ganando aún con los obstáculos norteamericanos.
139
intentando ganarse al campesino cocalero, éste debía de todos modos hacer una
angustiante elección para estar protegido por la FFAA o por el subversivo maoísta.
La legalidad y el Estado de derecho para el campesino cocalero no existía, más
bien debía sopesar a qué grupo armado debía pagar para tener protección y
alguna garantía que cumplirían con dejarlos en paz. Esto explica en parte en el
Alto Huallaga esa noción política militar de seguridad que hizo de los comités de
autodefensa, que reflejaba mucho de la concepción militar de la relación entre
pueblo/FFAA,179 fuera una institución con poco arraigo para apoyar a las FFAA.180
En ese sentido "compartir" (a la fuerza) los beneficios del negocio de la coca y la
cocaína era un motivo de relación social coactiva con los poderes armados. De
esa forma los pobladores, especialmente los más ligados al narcotráfico, se
aseguraban de sobrevivir y ser "protegido" solo por las conveniencias económicas
de todos los grupos armados, si es que era posible. Así, el que tenía más dinero
podía asegurar mejor su supervivencia con cualquier poder armado, antes que el
motivo ideológico y el político. Para la mayor parte de la población, ligados o no al
narcotráfico pero sin poder económico, esto significaba la angustia permanente
por deshacerse de la etiqueta de “traidores” al partido181 y de "narcoterroristas"
para el Estado.182
179
Opinión vertida por el Gral. Cisneros Visquerra en Quehacer 20. p. 58. La otra alternativa y que fue la
mayoritariamente escogida por la población involucrada era desarraigarse y desplazarse a las grandes
ciudades como refugiados de la violencia.
180
Otra razón y creo es la más profunda de porqué la organización comunal no tiene aquí un arraigo tan
enraizado como en la sierra sur y centro del Perú.
181
Sobre los traidores al partido fíjese lo que dice SL en su pagina editado por el Movimiento Popular
¡Luchar implacablemente contra la capitulación! ¡Desenmascarar y liquidar a los traidores!
¡Desenmascarar y aplastar la campaña de guerra Psicológica de los fascistas reaccionarios! Base Huallaga
Partido Comunista del Perú Ediciones Bandera Roja reproducido por el Movimiento Popular Perú. Mayo
1999. [Preparado para la Internet por la revista Sol Rojo]. (De, 09 de noviembre 2002:
http://www.solrojo.org/pcp_doc/pcp_luchar.htm)
182
Usualmente en la teoría político social de de la violencia de las últimas décadas se sigue haciendo dos
esferas de análisis distintos y claramente diferenciadas entre sí: por un lado la acción política- militar y por
otro la delincuencial - criminal. Esta distinción es una cuestión que revisamos aquí a la luz de una novedosa
intersección entre la acción política y la acción delictiva. Véase el importante artículo, especialmente el
término ya señalado de "narcoinsurgencia", de Román D. Ortíz El futuro de la violencia antiestatal en
América Latina. Observatorio de Seguridad y Defensa en América Latina (OSAL). Instituto Universitario
Ortega y Gasset. (De, 22 de diciembre, 2002: http://www.pdgs.org.ar/ned/ortiz.htm). Para críticas al concepto
“narcoterrorismo o narco insurgencia” véase “Narcotráfico, Conflicto Armado Interno y Corrupción”. Vol V
en Informe Final de la CVR. p. 761.
140
Así la lucha planteada entre política revolucionaria de partidos alzados en
armas o antisistémicos y la recién recuperada democracia de 1980, la actuación
ilegal y violenta de las firmas de narcotraficantes que empujaban a los propios
campesinos a relaciones comerciales desventajosas, condujeron a conformar
escenarios donde la violencia y la muerte se convirtió en el patrón normal de
canalización de conflictos. La justicia como valor y principio moral organizador de
los intereses de la sociedad no tenía sentido para la sociedad del Alto Huallaga.
Edgard que estuvo entre 1984 y 1986 (dominio compartido de MRTA Y SL) y
volvió luego a Tocache en 1987 y 1988 (pleno dominio senderista) establece una
distinción sobre los momentos de auge de la violencia que asoló la provincia de
Tocache:
141
margen de cualquier otra consideración, colectiva o individual.183 La lucha
establecida entre el MRTA y SL constituyó en ese aspecto un crucial
enfrentamiento por liderar la intensidad y la velocidad de los cambios en todos los
aspectos de la sociedad local desde el sometimiento del campesinado a
impuestos, su reclutamiento forzado en sus filas, manteniemiento con alimentos y
vestido mediante impuestos de guerra hasta las satisfacciones sexuales que
reclamaban de la población. Se justificó así también las alianzas tácticas
establecidas entre varios actores en armas: narcotraficantes y población
campesina por un lado, la propia policía y más adelante la FFAA, por el otro, para
poner a eventuales aliados en la destrucción de la otra organización guerrillera
aparentemente con los mismos fines revolucionarios. Acuerdos efímeros y
traiciones permanentes eran las señales dinamizadoras de relaciones sociales en
esa sociedad en guerra.
Hasta 1984 la presencia del MRTA en la región hizo incómodo el trabajo del
narcotráfico que veían con desagrado como organizaban y defendían a la
población. Los narcotraficantes con ayuda de los cuadros senderistas
cuestionaron y eliminaron las dirigencias de las organizaciones y de los comités de
autodefensa que el MRTA había levantado llamándolas "rondas de paz". En su
lugar, Sendero organizó otros comités populares y afianzó su poder en alianza con
los traqueteros locales y narcotraficantes extranjeros, mientras hacían esto
preparaban militarmente a los campesinos y establecían por su cuenta los precios
a la hoja de coca.184 SL entre 1986 y 1987 llegó a desalojar al MRTA del Alto
Huallaga y ocupó los distritos de Crespo y Castillo, Pueblo Nuevo, Pucayacu,
Moena, Venenillo, Loro, Marona y Maronilla y Monzón se afianzó también en
Puente Durand, Cayumba, Las Palmas, Afilador, Divisoria y el Porvenir con una
fuerte presencia en Puerto Pizana, centro de comercialización de la droga en la
provincia de Tocache. El MRTA mientras tanto ocupaba los principales pueblos de
183
ARENDT, Hannah "Una Sociedad sin clases" en Totalitarismos p. 505.
"Los movimientos totalitarios son organizaciones de masas de individuos atomizados y aislados. En
comparación con todos los demás partidos y movimientos, su más conspicua característica externa es
su exigencia de una lealtad total, irrestringida, incondicional e inalterable del miembro individual"
184
GONZÁLES, Raúl "Coca y Subversión en el Huallaga" en revista Quehacer 48, septiembre-octubre 1989.
142
las provincias de Uchiza, Tocache, Campanilla y Juanjui. El MRTA perdió, sin
embargo, su influencia en la ciudad de Tocache cuando no pudo tomar la ciudad
defendida por la alianza levantada entre SL y los narcotraficantes. Con varias
bajas encima el MRTA debió replegarse hacia el distrito de Pólvora.
185
Véase la cronología de los sucesos en Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Vol.
IV. Lima. 2003. pp. 317-318.
186
Prof CPG.
143
Biabo), un sector a donde los seguiría el MRTA luego de su desalojo por SL. Así
se configuró un primer escenario de dominio compartido: SL dominaba el Alto
Huallaga entre Tingo María y Tocache y el MRTA se desplazaba más hacia el
norte: Juanjuí y Tarapoto, ambas zonas de dominio y en constante disputa, unos
por querer recuperar Tocache y los otros por llegar hasta Juanjuí187, situación que
se mantendría hasta la intervención del ejército en diciembre de 1987, cuando se
le autorizó hacer frente a la subversión.
187
GONZÁLES, Raúl. "El retorno de lo Reprimido" en revista Quehacer 54. Agosto- septiembre. P. 46.
144
la provincia del Padre Abad en Ucayali. Hacia 1993, con la desarticulación total del
MRTA, el Frente Huallaga del EP volvió al sur del departamento y SL tuvo que
replegarse nuevamente al monte en forma desordenada. Este ejército senderista,
autonombrado Ejército Guerrillero Popular y después de la captura de Abimael
Guzmán líder de SL, Ejército Popular de Liberación, emboscaba e incursionaba de
no sólo contra miembros del ejército y la policía sino también contra la propia
población, asesinada por haberlos "traicionado" al no resistir la entrada de las
FFAA.188
188
Sobre este capitulo de la historia de la violencia política que asoló a la región del Alto Huallaga existe el
apartado bastante detallado y preciso del “La cuenca del Huallaga” en la sección tercera del Tomo IV,
titulado “Los escenarios de la Violencia” en Informe final de la CVR. pp. 327-359.
145
Rojo" de Sendero Luminoso fue reducida de 450 hombres a menos de 50, el EP
no mostró capturados ni muertos.189
189
APRODEH. Informe de APRODEH sobre la situación de los DDHH y las libertades fundamentales en el
Perú durante el año 1994.
"El Obispado Católico de Huanuco emitió un pronunciamiento sobre los acontecimientos diciendo
que "se quiere terminar con la violencia cueste lo que cueste, aún a costa de vidas inocentes" y
pedía a los militares que no agredan a la población civil. La Fiscal de la Nación (Dra. Blanca Nélida
Colán) quien se había pronunciado en investigar y luego de una visita guiada por el Ejército, restando
credibilidad a las denuncias, ordenó después al Fiscal Provincial de Leoncio Prado una investigación
cuyos resultados nunca fueron dados a conocer".
(De, 10 de marzo 2003: www.derechos.net/aprodeh/informes/1994.html)
También puede revisarse sobre la Operación Aries “la estrategia de pacificación en la margen izquierda en el
río Huallaga” en el Vol. V del Informe final de la CVR.
190
De esta época data por ejemplo las alianzas tácticas entre Demetrio Chávez Peñaherrera (a) Vaticano y (a)
"Cachique" Rivera, sentenciados luego por traición a la patria.
191
Véase Orazio Potesta “Los mil nombres de Artemio”. Revista Caretas 1581, año 1999 y Defensoría del
Pueblo: Opúsculo citado p. 22-23.
146
actos de SL en la región del Alto Huallaga han estado marcados, desde entonces,
en esta lógica llamada "narcoinsurgencia", donde el sentido político ideológico de
los grupos alzados en armas se ha subordinado a la transacción directa con los
narcotraficantes, principales interesados la ilegalidad productiva y social, y en
mantener una sólida capa social campesina que, puesta en la ilegalidad, por
motivo de la coca, sirve de base para la organización militar de estos grupos
alzados en armas, asumiendo desde entonces funciones paraestatales de
protección, policía, servicios sociales y justicia. Las últimas acciones de SL en San
Martín, Huánuco y Ucayali -publicitadas por su portal en internet entre 1998 y
2001- han intentado seguir más o menos este libreto de acciones: asesinatos
selectivos contra autoridades y arrepentidos, boicot a las elecciones, redistribución
de alimentos, confiscación de los mismos, cupos y ajusticiamiento de
delincuentes. La última acción conocida de importancia realizada por la FFAA
contra SL fue en agosto de 1999, cuando el EP emboscó en Guineyaco, distrito de
Pólvora en Tocache, a una fuerza de 60 subversivos al mando de "Manuel" quién
murió en acciones, acabando con la principal fuerza militar de SL en la
provincia192.
192
Caretas 1581. 1999.
147
cualquier entendimiento sobre las necesidades propias y reales de la población.
Para la población, esta forma de dominio y de hacer justicia de parte de SL, no
obstruía tampoco el hecho de que les resolvieran determinados problemas, pues
sabían que el desorden, la inseguridad y hasta la falta de autoridad creado por el
boom de la coca solo serían detenidos en la medida que uno de los grupos
armados ejerciera su dominio.
193
La justicia no traduce por tanto los conceptos de orden, seguridad y autoridad para todos los habitantes
sino solo para quién lo está ejerciendo. El sentido de su realización por tanto es seguido solo por quiénes
hacen una interpretación personalizada de ella convirtiéndose en una acción ritualizada con sentido solo para
ellos. ARENDT, Hannah Totalitarismos. p. 608-610.
194
Juan Aranzandi, opúsculo citado p.512, concuerda con este argumento, viéndolo desde los aparatos
terroristas, la muerte del adversario confiere a la organización social que la promueve, la cohesión necesaria
que reafirme su identidad.
148
los actos judiciales.195 La violencia de sus acciones, por tanto, tiene sentido, no
solo porque reafirma su carácter dominante a través de las armas sino también
por su carácter ritualizador, lo cual podremos verlo en las formas judiciales que
empleaba en el Alto Huallaga.
195
Hacer justicia sobre quién se creé nos infringió un daño a través de la venganza toma en las ideologías
totalitarias una función como medio de eliminación que otorga además sentido a la organización. La venganza
como sentimiento primordial y el terrorismo como medio de realización, en oposición a la solidaridad y la
simpatía, configuran una nueva noción de comunidad y es la del movimiento perpetuo en busca de su propia
autorrealización, mediante la eliminación de los otros Hannah Arendt Op. Cit.(1987). 689-691.
196
Véase el importante artículo antes señalado de Román D. Ortíz El futuro de la violencia antiestatal en
América Latina.
149
resulten reconocibles, bajo la concepción de reparación última y compensadora de
la comunidad o que refuercen la paz social, sino más bien exacerbando el
conflicto, la lucha violenta y con ella la desigualdad y la exclusión. Desde esta
posición, los patrones mínimos de seguridad y de orden, impuesto a una sociedad
sometida a una guerra permanente y que puedan ser asimilados en sus usos
convencionales mediante aparatos de dominio, fomentan más enfrentamiento y
refuerzan por tanto la autoridad de SL a través de la violencia armada.
197
Promotor de DDHH en la provincia de Tocache: Sr. Gustavo Corvera
198
Edgard, refiriéndose especialmente a la actuación del EP.
150
al mejor alcalde de la provincia: Freddy Aliaga".199 […] SL llega a Tocache
desde Shiringal, Pucayal, Almendras, destituyeron autoridades y pusieron
sus delegados (regidores) ellos administraban el motor de luz, baja policía,
la limpieza de los pueblos lo hacían cada fin de semana, todo el mundo.
Transmitían por la radio a través de un comité encubierto200
SL justificaba su ingreso a los pueblos bajo dos objetivos. Uno era poner
orden con los “narcos” y establecer precios. Los senderistas establecían la
producción y a quién vender y obtener ganancias en la cadena de tráfico. El otro
era hacer justicia a la población eliminando delincuentes, drogadictos,
homosexuales, prostitutas y maridos abusivos. Pero la justicia aplicada a la
población por SL no era la misma para todos, especialmente a sus socios
“narcos”.
199
Prof. CPG
200
prof. CPG "La subversión cobraba cupos y las autoridades (alcaldes) también negociaban con SL su
permanencia, les cobraba $ 5000 mensualmente. Como había ingresos informales (drogas) estas autoridades
podían pagar su permanencia. Cuando se llegó a formalizar ésto, los ingresos se había dejado de percibir. Tres
veces fue SL a exigirle el pago y en las tres se negó y se les enfrentó diciendo que si querían matar a alguien
elegido por el pueblo que lo hicieran. El 21 de mayo de 1993 lo mataron (en la entrada de la alcaldía)."
201
Reynaldo
151
En el primer caso SL alegaba que su ingreso se debía a las quejas que
habían recibido de la población, por ejemplo la construcción de puentes por el
gobierno era motivo para denunciar "la explotación del cual eran objeto" porque
les pagaban poco o no ganaban bien y les daba el derecho de entrar y destruir lo
que era del Estado o de alguien particular, generalmente un personaje prominente,
a menos que este último se humillase y consignase alguna prebenda o trato
preferencial en sus negocios para el Partido (extorsiones y acuerdos). Para SL
esto era hacer justicia202. El ingreso de SL estaba presidido por pintas, en ella se
designaba a cualquiera para pintar las paredes, ellos les dictaban sus consignas.
La elección de autoridades por SL era, por otro lado, otra de sus formas de hacer
un nuevo orden más justo, aunque las personas eran renuentes a aceptar los
cargos, pero el temor a que los expulsen del pueblo y se apoderasen de sus
tierras y bienes les hacía aceptarlos. Si esto no sucedía, las propiedades eran
tomadas por el partido y hacían trabajar allí al pueblo, los beneficios pasaban al
partido y, quizás, algo para la población. 203
202
Reynaldo. Muchos narcotraficantes salvaron así la vida, tejiendo alianzas con los SL, luego se repetiría la
situación con el EP y la policía. Defensoría del Pueblo Las Múltiples caras de la violencia. p.22-24.
203
Ex Guerrillero
204
Un profesor entrevistado en el lugar decía que la organización de SL de los pueblos era en la noche (otros
entrevistados no precisan en qué momento del día entraban) entraban y preguntaban "¿Quién es el teniente
gobernador?". En Balsayacu- Nuevo San Martín, por ejemplo, nadie quería decir quién era:
- "¿quién es o lo sacamos? Ya sabemos quién es", decían
"Yo señor, decía el agente municipal"... delante de todos lo mataban...en primera...
152
Partido Comunista SL y la de los designados por la población y que podemos ver
en el siguiente cuadro
Cuadro IV
Delegados menores:
De economía
De mujeres
Político
De jóvenes
Un primer nivel de mando estaba formado por los miembros del Partido,
militantes y cuadros, especialmente en el caso de los llamados mandos que
gobernaban en las zonas de conflicto y que, en el caso de los mandos militares,
205
Otra fuente "Domingo", suplemento del diario La República. 28 de junio de 1992. pp. 12-13, 14-15.
153
ejercían la administración de justicia. Esto señala la militarización de la justicia de
SL como instrumento de represión, principalmente a los adversarios, no solo a los
malhechores. La organización de la sociedad contenía un sentido estrictamente
militar, la “red territorial” que llegaron a conformar en el Alto Huallaga estaba divido
en 4 zonas territoriales de Monzón hasta Campanilla con una “Fuerza local”
conformado por elementos guerrilleros incorporados a la fuerza militar local de
base de las poblaciones, que se diferenciaban de la “Fuerza Principal” porque
estos últimos estaban formados por selectos y curtidos guerrilleros que se
desplazaban en todo el territorio controlado y hacia nuevos centros de interés para
la ocupación senderista. Ésta era la organización política primordial, el interés de
fondo del PCP SL estaba en proveerse primero de fondos indispensables y
logísticos (alimentos, armas, etc.) y luego de adeptos sin importar el nivel de
ideologización. La jerarquía de SL de los organismos se pueden dividir en dos: el
militar y el de apoyo. En el militar se constituía desde el pelotón, compañía,
batallón, el bolsón que incluía de 8 a 9 caseríos que incorporaban a los comités
de poder popular paralelo (CPPP),206 bases de apoyo logísticos y los futuros
contingentes del ejército guerrillero popular; en el margen izquierdo del río
Huallaga se conocían como tales al bolsón Cuchara en el pueblo de Venenillo, en
Aucayacu, el Bolsón Pucayacu, Bolsón La Magadalena, Bolsón La Morada,
Bolsón Huanuco; luego venía el Comité Regional y finalmente el Comité
Central.207 El bolsón en Tocache agrupó probablemente pueblos y caseríos del
norte desde Bambamarca, Nuevo Horizonte, Escote y Santa Rosa de Mishollo208
y además el caserío de Mariategui.
206
Es celebre en estos CPPP las llamadas “urbanas” red que en Tocache tuvo su pequeño auge hasta el
desalojo de SL por la FFAA en 1987 y que servía como red de espionaje, cobraba impuestos y extorsionaba a
comerciantes y asesinaba selectivamente a los “malos elementos”, se organizaban por cuadras y eran el terror
de la población.
207
Informe Final de la CVR. Vol. IV pp. 333-334. Vol. V. pp. 303, 304; 388-389; 738.
208
Ibidem Vol. V. p. 288.
154
sectores clave como economía (alimentos, medicina, cuotas o impuestos),
mujeres (organización familiar y de provisiones de alimentos), político (para la
formación ideológica de los nuevos miembros), de jóvenes.
209
Éramos "Retropatricidas" según SL. Prof. CPG.
155
establecimiento duradero. Sus discursos a la población (sintomáticamente del cual
ya no recuerdan con precisión), proclamaban que la única seguridad de la
sociedad estaba en pelear contra el viejo Estado donde todos eran recursos de
una maquinaria y una voluntad del Partido dispuesto a destruir las injusticias del
sistema actual de la sociedad, como dice mi informante
210
Salvador, Santa Rosa de Mishollo. Lo más ilustrativo de este orden efímero y la seguridad que prestaban,
era la condición de población sometida, considerada como una fuerza de base y una zona liberada, la
tributación de la guerra y de guerrilleros no estaba en función de construir algo allí, sino de destruir algo fuera
de ellos: el estado reaccionario y burgués. "Muchas cosas se dejaron de hacer en Sta. Rosa porque pedían
muchos cupos a las familias a través de los delegados elegidos, cobraban $ 10 por familia"
156
se sentían amenazadas y se escapaban del lugar. Como dice mi informante “La
autoridad no valía nada entonces porque no duraban más de tres meses”.211
211
Nico, del pueblo de Shapaja
212
Profesor Eustaquio de Río Frijol o Nuevo Paraíso, opinión compartida también en santa Rosa de Mishollo
y en Pizana, donde los traficantes de droga se habían hecho más fuertes y violentos.
213
Testimonio de ex guardia municipal.
157
nombramiento de delegados que conformarían una administración de seguridad
de gobierno con el cual continuar su objetivo revolucionario, tal como establecía su
libreto original214. La implantación de los comités populares y la conformación de
las llamadas Asambleas Populares como órganos de gobierno, generarían
espacios donde se administraría justicia y se reactualizaría un orden dentro del
movimiento revolucionario.
214
Movimiento Popular Perú. Línea De Construcción De Los Tres Instrumentos De La Revolución. Partido
Comunista del Perú. "Lenin creó el Ejército Rojo y estableció la tesis de la milicia popular con funciones de
policía, ejército y administración" 1988. Ediciones Bandera Roja reproducido por el Movimiento Popular
Perú. Mayo 1999. [Preparado para Internet por la revista Sol Rojo] (De, 11 de septiembre 2002:
http://www.solrojo.org/pcp_doc/pcp_lpg.ci.htm)
215
Ibíd.
158
pueblo en general reforzar el estudio de nuestra política, de nuestra Base
de Unidad Partidaria y por el otro liquidar a esos miserables criminales
traidores.
Cuadro V
159
No tomar a la masa ni una sola
aguja, ni una sola hebra de hilo.
Entregar toda las cosas capturadas
Los momentos más propicios para ejecutar las normativas eran las
asambleas populares, las mismas que empezaban con el toque de puerta por los
miembros del partido o los delegados que pedía al pueblo reunirse en la plaza de
armas y que le contaran sus problemas. Con la acusación de uno y la venia del
pueblo, SL aplicaba sus códigos y normas elementales. La aplicación de las
sanciones era de acuerdo a la gravedad.
216
Fíjese en el testimonio de mi informante que coincide con otros testimonios sobre la figura del
chimbotano.
160
El tercer grado de castigo era la violenta o muerte del reo. Ponían al
sentenciado de rodillas con las dos palmas de las manos juntas, y los eliminaban
con arma blanca o pistola, eran frecuentemente los inculpados reincidentes,
especialmente los que sumaban un acto de deslealtad clara al partido por
soplonería o por desafiar directamente a su autoridad
Una noche vi por ejemplo que mataron por los pueblos de por abajo a una
mujer y a su amante, y también mataron a una chica de quince años,
juzgada por haber sido, la llamaban comúnmente "moroquera". ¿Qué había
pasado con esa chica? SL, la había obligado a meterse a las filas a los 12
años, triste idoneidad [...] de niña que le han lavado la cabeza y que no
pasaría del tercer grado de primaria, y más en un caserío. A los 14 años se
salió de las filas, pero dicen que no se ha escapado de las filas sino que ha
217
Edgard. Suceso acaecido en el pueblo de Mariátegui
161
dicho que quiere ir a vivir a la ciudad con sus padres y que después va a
volver. Y en eso se había ido a Pizana, donde hay una base militar, y en
Pizana dicen que estaba enamorada con un soldado. Y no ha faltado que le
ha visto la subversión, llegaron esa noche, [la] sacaron, [...] amarrada.
También había denuncias del pueblo de infidelidad: mataron tanto a la
mujer infiel como al hombre infiel... A la chica de 15 años le ataron las
manos para juzgarla, mientras empezaban a debatir el problema ella estaba
que se limpiaba las uñas como si estuvieran discutiendo si le hacemos su
fiesta de cumpleaños o no le hacemos. Bueno, entonces el pueblo había
ganado por determinar en no matar a la chica. Voy a dar un voto dirimente
dijo el jefe [SL]: yo digo que se le debe matar a la chica. La mataron con
torniquete en Pueblo Libre. Comúnmente si éstos no mataban en una
reunión volvían descontentos. Aquella noche se empezaba a ajusticiar uno
por uno. Determinada persona está viviendo con tal señor, tiene su marido,
tiene sus hijos y ¿dónde esta el esposo?, preguntaban. Al esposo también
lo metían, le decía ‘¿tú sabías señor?’ - ‘si, yo sabía compañero’ - ‘así que
tú también sabías, así que te gusta’. - También por permitir vas a morir con
ellos. Entonces empezaron a pedir opiniones, y cuando la gente opinaba
que no, que no se debe matar, ellos se molestaban. ‘Yo opino que sí, que si
debían matar, se deben ejecutar a estos miserables’ […] ellos con qué
autoridad moral juzgaban, sin embargo en la noche así mataron 218
218
Prof. CPG. Sobre la infidelidad al partido y la delación hay la siguiente declaración de SL:
Si con alguien se cometió un error o injusticia, estamos dispuestos a indemnizar el daño causado pero
en algunos casos, ¿es esa razón para que huyan cobardemente y se lancen a los brazos de nuestros
peores enemigos fascistas, cual paño de lágrimas... y se conviertan en miserables traidores
`arrepentidos' cuchillos del Partido, del pueblo y de la revolución? No, no es la razón. Es que en el
fondo han cambiado de posición, no olvidar que existe la lucha de clases entre el proletariado y la
burguesía, entonces toman posición de la burguesía y es por eso que se deciden por el camino negro
de la traición y servir a la contrarrevolución y eso prueba que nunca fueron lo que dijeron alguna vez
`comunistas', `revolucionarios', sólo de los dientes para afuera. La revolución siempre se encarga de
ubicarnos a cada uno de qué lado te pones, todo proceso revolucionario ha sido así, por eso no nos
extraña y no nos debe extrañar que hayan capituladores y traidores.
En Movimiento Popular Perú. ¡Luchar implacablemente contra la capitulación! ¡Desenmascarar y liquidar a
los traidores! ¡Desenmascarar y aplastar la campaña de guerra Psicológica de los fascistas reaccionarios!
Base Huallaga Partido Comunista del Perú Ediciones Bandera Roja reproducido por el Movimiento Popular
Perú. Mayo 1999. [Preparado para la Internet por la revista Sol Rojo].
La equiparación de las lealtades absolutas y totales tanto hacia el partido como a los vínculos matrimoniales
al interior de una sociedad dominada por SL, es el intento por construir también una sociedad molecularmente
162
Todos estos actos eran en público y la asistencia era obligatoria, los
castigos de este tipo eran los de hurto con violencia y muerte, la infidelidad
reiterada. Para los que llamaban "soplones" usaban el ritual habitual del cartelito
ejemplificador y pedagógico de "así mueren los soplones" o "traidores" y se
preparaba a los culpables con paciencia. Antes de morir veían como su bandera
roja y sus letras pintadas colgarían sobre ellos. En cuanto delitos menores eran los
castigos del primer tipo, muchas veces con la "venia y hasta aplauso de la
población". Los rituales y los discursos nos muestran el sentido público y
reactualizador de la justicia de una sociedad revolucionaria y esto lo vemos en los
tres grados de sanción y castigo:
163
Cuando mataban al sujeto en cuestión tenían todos que gritar dando vivas
al Presidente Gonzalo, celebraban... la muerte. Era la tercera instancia.
219
Sendero utilizaba la igualación como un mecanismo social de atracción de la población en su lógica de la
justicia social revolucionaria en marcha. Un tal Ríos que ganaba mucho dinero, era narcotraficante, le dijeron
"estamos en una faena, queremos que agarres tu machete, acá no es que tú eres el patrón".
220
Eustaquio
221
Nico, Shapaja. Castigaban especialmente a los que no cumplían rondas nocturnas. Reynaldo en Kuwait
también dice lo mismo.
222
Eustaquio
164
personas que son desviadas sexualmente. La gente aceptaba finalmente ese tipo
de justicia porque conocían quiénes tenían esos errores y hacían una asamblea
pública para ventilarlas. Allí decían los de SL "acá hay una denuncia contra él,
ustedes lo conocen, entonces hay gente que denunciaba por que tenía cólera a
otras personas y allí salían otras personas y decían: no, no es así, el señor (o
señora) no tiene problema la señora tiene cólera por esto"
223
Ibidem
165
llamaba a la Asamblea y le advertía de la nueva situación de dominio y de la
legitimidad de su dominio:
Estamos en un nuevo Estado, las reglas son estas […] Aquí no se debe
robar, aquí hay mucho trabajo, nosotros debemos ver que las personas
trabajen. No se permitía a la gente que esté jugando casino, que ande por
las esquinas que esté deambulando desocupados, se les buscaba un lugar
donde esté trabajando y allí se les ponía a trabajar224.
224
Eustaquio
225
Edgard.
166
La prevención de la traición practicada por SL se convirtió en la suprema
distinción entre amigo y enemigo. Esta noción copaba todos los aspectos de la
vida cotidiana hasta para prevenir la infidelidad de parejas, una falta muy especial
y frecuentemente castigado por el que se optó incluso en no permitir las relaciones
maritales informales. Si encontraban parejas sin compromisos previos los
senderistas los obligaban a formalizar en ceremonia pública.226 Estas medidas
fueron extremándose al punto que en muchas oportunidades la gente extraña era
identificada con los soplones y era eliminada, situación que al parecer se dio
cuando SL empezó a perder el control de la situación y las incursiones del ejército
empezaron a ser más permanentes, y es que la violencia desplegada por el
ejército ponía entre la espada y la pared las tenues lealtades de la población hacia
Sendero, pues cuando ellos entraban al pueblo, buscaban a la gente que ya los
tenían identificados y los desaparecían, torturaban o soltaban con dinero.
Con el tiempo, se tornó más difícil aplicar una justicia fundada en los
procedimientos judiciales construidos por el propio SL: hubo un momento en el
que se mataba por todo, ya no se contemplaba. Sendero empieza a perder terreno
y a perder credibilidad. Ya se mataba por todo [...] En ese momento Sendero
aparece ya como un grupo asesino, como un grupo que mata por gusto y que no
se debe creer. A consideración de alguno de mis entrevistados los infiltrados del
servicio de inteligencia que llegaba a todos los escalones de este grupo armado, al
tener el mando ellos, se mandaba que se ejecute y asesine a tales personas y se
les ponía su letrero. Esta es una hipótesis con que se pretende explicar también la
naturaleza sanguinaria de una agrupación que al haber impuesto un orden, que al
fin y al cabo supuso alguna seguridad frente a la violencia generalizada y que se
concentraba ahora en el derecho de un solo grupo como era SL, marcaba sin
embargo alguna predecibilidad de la vida diaria, virtud que fue diluyéndose gracias
a la intervención de las fuerzas de seguridad.
226
Nico
167
Muy pronto SL llegó a matar gente en función de pleitos que poco resolvía y
satisfacía, problemas como el de una vaca que invadía la chacra de otro y este la
retenía eran resueltos del siguiente modo
Con este tipo de ajusticiamientos sin proceso previo y muchas veces la razón
menos aparente, Sendero buscaba escarmentar a un enemigo interior potencial
que pudiera ser sacrificado a favor de una revolución que escarmentaba de la
forma más salvaje la traición y probablemente la debilidad del carácter de un
verdadero revolucionario - quizás la expresión viva del pueblo débil e ignorante
que tanto despreciaban y que debía ser conducido -, al asumir la figura del "ratero,
delincuente en el "miserable que no vale la pena gastar una bala, en este
desgraciado no vale".228 Sendero Luminoso no vacilaba en aplicarles suplicios
medievales
227
Edgard
228
MELGAR, Ricardo. La memoria sumergida: muerte, martirologio y mitología del renacer en las
guerrillas latinoamericanas. Memoria(cemos). Revista mensual de Política y Cultura. Nº 165.Centro de
estudios del movimiento obrero y socialista. noviembre 2002.
En la medida en que las guerrillas se involucran con los estratos populares y marginales de la
sociedad, experimentan en mayor grado las caras de la crueldad de los de arriba y sus aparatos de
fuerza hacia los de abajo, las cuales potencian, a su vez, sus replicantes extravíos y excesos
(De, 27 de febrero, 2003: http://www.memoria.com.mx/165/melgar.htm)
229
Edgard. Que el suplicio público de las penas han constituido el espectáculo mismo de la justicia como
reactualizador del poder del monarca, especialmente entre los traidores y criminales al cuerpo político y
personal del rey, véase Michel Foucault "El cuerpo de los condenados" en Vigilar y Castigar. Siglo XXI
edtrs. 1984.
168
El prestigio inicial de la justicia de Sendero y el orden que había impuesto
fue mermado rápidamente cuando a su sola discreción y al margen de toda ley
comenzaron a señalar de traición a quienes creían comprometían la integridad del
partido y su lucha revolucionaria sin tener en consideración la propia integridad de
la población, yendo aún en contra de los mínimos criterios de sobrevivencia y de
judicialidad expresa que habían construido para hacer más o menos discernibles y
ausentes de cualquier arbitrariedad antojadiza y absoluta el castigo del partido. Un
profesor, que evitó la destrucción del pueblo donde vivía, tanto por Sendero como
por el ejército, al negociar con los primeros la lealtad incondicional del pueblo al
partido si es que le permitían cumplir de sus responsabilidades docentes, como
izar la bandera peruana y cantar el himno nacional, hasta que los senderistas se
cansaron de tal juego y decidió ejecutarlo, hizo reaccionar a la población rodeando
en gran número la escuela con palos, machetes, cuchillos y armas a los
senderistas que lo iban ejecutar, salvando al profesor de tal fin.230 Como dice
Reynaldo:
230
Cualidad que reafirma el carácter totalitario de SL, al revés de la legalidad de las democracias fundadas en
el consenso del orden y la reparación de la comunidad. Una infracción de la ley sin su sanción respectiva en la
democracia moderna participativa es la negación de la reparación del orden y una amenaza por tanto a la
misma comunidad política. Una infracción de la ley en un régimen totalitario en cambio reafirma la
arbitrariedad absoluta de la voluntad del jefe o del partido que invalida cualquier orden ante su poder
personal. ARENDT, Hannah. Op. Cit.
169
de la guerra contra el viejo orden, puso de manifiesto que la escasa simpatía
inicial de una población profundamente afectada por la violencia previa del
narcotráfico y el propio abandono del Estado, no podía ser durable si es que ésta
le ponía como condición indispensable de orden la garantía de un seguro triunfo
revolucionario y a un altísimo costo en bienes y vidas especialmente. Sendero
Luminoso no podían siquiera garantizar su propia seguridad frente al ejército, la
policía, el narcotráfico y con el tiempo a la propia población que paulatinamente
llegó a percibir que no eran más que una fuerza más de violencia y expoliación
que entorpecía y complicaba además el negocio de la coca y la elaboración de
PBC. Por ese lado, la propia población ha reconocido que con un ejército peruano
victorioso, por lo menos se abrían posibilidades de menor violencia como el grupo
armado victorioso más fuerte, a cambio de no más guerra. Los pobladores han
comprendido que dejaron una justicia practicada por Sendero Luminoso que
aunque cruel, pudo calificarse en un momento de satisfactorio frente a los
patrones de violencia e inseguridad surgidos en los años del narcotráfico que no
tenía control alguno.
170
agarran una soga que tenían, amarran a la dueña de la casa del señor, - si
ellos me han quitado mi droga - y yo de observador, ni me decían nada,
veía cómo amarraban a la señora, como sus hijitos gritaban que no lo
llevaran de pies y manos, cargados al carro. Fueron llevados a la base.
Tres niños allí llorando y yo parado en medio del galpón sin saber qué
hacer ¿qué tenía que hacer yo? Llamar a sus familiares para que atiendan
a los niños y regresar a mi casa, yo también pues. De igual forma hacían
cuando tenían que ejecutar a alguien ‘llegaban y sin ninguna explicación
levantaban a la gente, y no podías hacer nada, de nada servían ni las
lágrimas, ni las explicaciones, ni lamentaciones, nada, y así no aparecían
los familiares. Así sucedía’.231
231
Prof. CPG
171
Con el retiro de SL de los pueblos, las FFAA presentes en la región, en vez
de asumir la tarea de dar seguridad e impartir justicia en las poblaciones, se
dedicó a extorsionar a la gente, ofrecerles protección al estilo de las mafias,
seguridad al menudeo y al mejor postor, de allí la expresión comúnmente
aceptada de que en este lugar no hay justicia ni presidente
232
Nico. Obviamente la vaca fue devuelta a la señora. Si estos niveles de inseguridad se daba a niveles
individuales con una violencia que desarraigaba y destruía familias, a nivel de poblados esta situación era aún
más grave. Un buen ejemplo es lo efímero de los asentamientos humanos en la región en la época de bonanza
de la coca: el pequeño asentamiento humano de Kuwait en el distrito de Pólvora (Tocache) nos dice, desde el
nombre mismo, que se formó apenas en 1990 y desapareció en 1997 y que llegó a agrupar en su mejor
momento a 60 familias, que usaban el asentamiento como sitio de transito entre la chacra de coca y los
pueblos, caserío y anexos rurales sea también como pueblo, feria, lugar de asambleas populares y hasta
centro de diversión popular y senderista, al punto que el propio Ejército los visitaba continuamente. Allí, la
gente convivió, intercambió bienes y cocaína, hicieron juicios populares, fiestas y celebraciones como el día
de la heroicidad y el cumpleaños del líder de Sendero, incluso, representaciones teatrales y partidos de fútbol.
Hasta fue escenario de combates entre subversivos y soldados. Finalmente este poblado desapareció en virtud
de la crisis de los precios de la hoja de coca y al propio ejército que amenazaba a la población con eliminarlos
físicamente al calificarla de zona roja. Hoy solo queda una vivienda que es también establo y que llegó
mucho después de su virtual extinción.
172
Con el triunfo de las FFAA, los procesos judiciales y el concepto global de
una sociedad que debía ordenarse en función de la guerra revolucionaria
desaparecieron, y con ellos, la sensación de una relativa seguridad frente a los
delitos comunes existentes en los pueblos. Pero ahora podían vivir sin el temor de
verse asesinados por sus perturbadoras presencias.233
233
De la fecha de mi visita en enero del 2003, esta región sigue siendo zona de producción de coca y PBC
pero surgen otros álgidos problemas que deben ser resueltos como la inseguridad de las carreteras.
173
Mapa del Alto Huallaga
PARTE III
Capítulo 6°
Dos noticias nos darán la pauta de análisis de este apartado que concierne al
ajusticiamiento como modo de hacer justicia popular y que son tratados desde los
medios de comunicación en la ciudad de Lima. Las dos noticias aparecen en el
diario Ojo, tabloide limeño de masiva lectoría popular, y que están fechadas en
1985 y 1990 respectivamente. La primera trata sobre la captura y castigo de una
delincuente capturada por los pobladores en un asentamiento humano de los
arenales de Tablada de Lurín y que dice así
‘La madrugada fatal para Hilda, los vecinos de Tablada de Lurín habían
intensificado las rondas armadas de palos y coordinando con sonoros pitos.
De ese modo, uno de ellos divisó a la pequeña mujer (Hilda Corcova
Achuilla) cuando con su marido Félix Mendocilla intentaron romper el
candado de la puerta del inmueble de Lezama. Un pitazo alertó a la
población al promediar las tres de la mañana y en menos de lo que canta
un gallo Hilda, pese a ser "veloz como una bala", según relataron los
protagonistas, fue capturada y llevada en vilo hacia el "poste de los
castigos". Sin perder el humor pero temeroso de identificarse, los
174
pobladores reconstruyeron el castigo de Hilda a quién hicieron ‘cantar mejor
que en la celda’ los vecinos y confesó entre latigazos, jalones de oreja, ser
autora en sociedad con su marido de algunos ‘robitos’ entre los que se
cuenta un televisor, ropa de cordeles y una que otra ave de corral para
alimentarse. Sin embargo, la ladronzuela que dice tener 18 años, poniendo
cara de santa confesó a Ojo que nunca ha robado y que la obligaron a decir
cosas por temor a ser ahorcada [...] Lo que sí lamenta es que la turba le
haya cortado su larga cabellera "Me da vergüenza, ahora ya no podré salir
a la calle", dice llorosa. Su cabellera ha quedado prácticamente al rape y un
detective compadecido le ha regalado una redecilla para que se cubra la
cabeza [...] Exhibiendo un látigo con el que castigan a los indeseables, los
vecinos de diferentes comités advierten que serán inflexibles con quiénes
osen robarles ‘No queremos matarlos, ni hacer justicia con nuestras manos,
pero ya estamos cansados de sus abusos y unos cuántos latigazos los
harán recapacitar’ expresa un poblador". La policía ha mostrado su
preocupación por la forma como se hace justicia esa gente, pero reconoce
que no hay suficientes efectivos como para vigilar a las crecientes
poblaciones [...]234
‘Así mueren los ladrones’ [rezaba un cartel] ‘Vecinos [de la Urb. Manzanilla]
quienes cubierto con pasamontañas y armados de palos y verduguillos
lograron capturar tras varias cuadras de cacería a uno de ellos [...] Armando
Cabello Hurtado fue atado de pies y manos para ser castigado duramente a
palos [...] Todo hace pensar que el delincuente opuso resistencia y trató de
escapar pues en un ataque de cólera ‘los ronderos’ le cortaron las orejas
234
Ojo 21-7-1985. p. 18
175
con un filudo cuchillo. Además de raparlo totalmente. Enardecidos y
encolerizados no pararon de castigarlo de que el ladrón había muerto
producto de la golpiza, por lo que optaron por retirarse dejando el cadáver
abandonado y atado de pies y de manos al poste [...] Honorio Sánchez
Ramírez, presidente de la Asociación de propietarios de la mencionada
urbanización popular, ubicado en el corazón de la Victoria, dijo que los
propietarios se han visto obligados a organizarse en grupos de seguridad
para auto defenderse de los delincuentes y traficantes de drogas en vista de
la nula vigilancia de la policía en el sector235
235
Ojo 26-11-1990. p. 3.
176
precario a través de estos discursos periodísticos. A nuestro parecer estas
construcciones y equiparaciones de la Justicia Popular con los ajusticiamientos en
plaza no son gratuitas, en él se trasluce una validación o descalificación de las
experiencias judiciales populares que informan al poder institucional para que
evalúe y actúe en función de objetivos políticos.236 En este contexto consideramos
que el filtro mediático si bien aparece bajo un formato específico que es quizás el
aspecto empobrecedor de toda descripción, nos ofrece en cambio algunas
ventajas por dos motivos: primero, porque nos informa de las formas del
ajusticiamiento como hechos expresivos de una llamada “justicia popular”237 y
segundo, porque nos permite ver a través de estas representaciones cómo se
procesan las obsesiones del poder político dominante por los acontecimientos
judiciales populares.238
La cuestión del uso de los datos a partir de una observación indirecta desde
los medios, no disminuye ni la calidad de las observaciones – no por lo menos en
la medida sustancial que a veces desearíamos conservar – ni la calidad de los
conceptos, pues estos aparecen de modo implícito – aunque no con la densidad
que desearíamos - para abordar los hechos.
236
Por ejemplo la necesidad de plantear reformas judiciales.
237
La ligazón entre ajusticiamiento y justicia popular se hizo más constante y evidente tras la crisis del
régimen oligárquico en el Perú desde 1970. Para este problema ver DESCO Justicia fuera del aparato formal,
Lima. 1977.
238
No existen estudios que yo sepa sobre tal preocupación por lo menos desde los estudios de DESCO en esa
misma década que empezó a ver las modalidades de Justicia Popular en el ámbito de las Ciencias Sociales.
Véase al respecto la bibliografía citada al final.
177
de la realidad. En otras palabras, el periodista busca comunicar de modo genérico,
liviano y comprensible para amplios sectores de la población lo que para el
etnógrafo sería un universo denso y complicado de detalles que muestren el
sentido significativo de los hechos en cada sociedad particular para la
comprensión de su propia sociedad. La licencia para usar datos desde fuentes no
etnográficas o por observación directa o participativa en todo caso es un aval
garantizado por la visión teórica y metodológica que cada investigador etnográfico
utiliza para poner en evidencia el sentido lógico de los hechos.
239
Un ejemplo sobre la construcción mediática de la violencia en el Perú, España y Estados Unidos de
América está en el texto de Víctor Peralta Sendero Luminoso y la Prensa. 1980-1992. La violencia política
peruana y su representación en los medios. Cusco. Centro de Estudios Regionales Andinos "Bartolomé de las
Casas". 2000.
240
Sobre la contribución mediática en la construcción de sociedades y culturas nacionales en Latinoamérica
véase el imprescindible texto de Jesús Martín Barbero De los Medios a las Mediaciones. Comunicación,
Cultura y Hegemonía. Barcelona. GG Mass Media. 1993.
178
El diario Ojo cumplió mejor esa tarea con la expropiación hecha por el
gobierno militar en 1974. Especialmente, las páginas policiales subrayaron dos
hechos que aparecían con notoriedad constante a la luz pública: primero, la
incapacidad estructural del Estado post-oligárquico para capilarizar su dominio
material, social y simbólico sobre la seguridad ciudadana y segundo, resaltar los
rituales locales de la justicia popular como formas alternativas de ejercer control
espacial y social eficiente y eficaz ante un dominio político en crisis.
179
10 de julio de 1975 habrá de constituir en el futuro, una fecha que marcará
un hito trascendental en la administración de justicia en nuestro país. El
caso Huayanay se ha incorporado ya a la jurisprudencia como el típico caso
de un delito de muchedumbres de la grave alteración de la conciencia y el
estado de necesidad, o sea la acción ejecutada ciega e irreflexibamente
[sic] por los comuneros de Huayanay, en perjuicio de la vida de Matías
Escobar que los causaba con amenazas de incendio, asesinatos y
violaciones en la comunidad una vez que obtuviese su libertad, produjeron
como resultado la acción colectiva de la muchedumbre que terminó con la
vida del abigeo encarcelado […]
Ama Sua, Ama Llulla, Ama Jella son normas morales que aún rigen […] Es
evidente que nuestros códigos aún padecen de anacronismos en muchos
casos, desesperante. En última instancia, el juzgador quién, mientras se
modifiquen los cuerpos legales vigentes, debe solucionar esta situación
contradictoria realizando una eficiente labor de administración de justicia
informada de los postulados humanísticos, socialista y cristianos, como ha
sucedido en el caso Huayanay. Donde la justicia revolucionaria primó sobre
el anacronismo legalista, auxiliado eficazmente por la solidez de la doctrina
penal241
A pesar del afán del régimen militar por crear desde los medios de
comunicación, la indispensable unidad y comunión de intereses entre el Estado y
la sociedad o mejor dicho el gobierno y la sociedad, la importancia temática y el
grado de compromiso que existían para la promoción de la revolución y las causas
populares tropezaba con las brechas que usualmente tejen el poder político
ejecutor con el poder de los medios que buscan solo informar de modo “objetivo”
la realidad. Pero no sería hasta la década de 1980, bajo la democracia y la
devolución de los medios a sus legítimos propietarios, que esta línea de
241
SALAZAR, Ulises. "Huayanay. La Injusticia quedó atrás" En: Dominical. Suplemento del Diario El
Comercio. 21-12-1975. p.6. La cobertura de este caso en ese mes fue importante.
180
demarcación entre el poder político y el poder de los medios encontraría una
fórmula salvadora de “independencia política” en una información privilegiada de
sangre, violencia y espectáculos faranduleros. La cuestión de los ajusticiamientos
populares y en general de las prácticas de justicia, control y seguridad popular se
mezcló con informaciones de la sección "roja" y policial de los hechos delictivos,
situando a la justicia popular como parte de un formato periodístico que se precia
de realista y veraz ya que sitúa, junto a la política y al deporte, como hechos
totalmente objetivos e inmaculados de cualquier interés que no sea de la sociedad
nacional.
242
Un informe clave en esta época es de la comisión parlamentaria del senador Enrique Bernales en 1988.
Ella señalaba que el 58,6% de gente encuestada sobre el papel de los medios de comunicación consideraba
negativa la influencia de la violencia mostrada desde esos medios. QUEHACER. "Violencia y Pacificación.
Un Informe que debe ser escuchado" En revista Quehacer 54. Agosto- septiembre 1988. p.23.
243
QUEHACER. "Prensa diaria y violencia política. ¿Lobo estás? En revista Quehacer 46. Abril - mayo 1987
p.37.
181
según una encuesta, seguido de La República. Ambos diarios tenían una lectoría
que agrupaba al 34,6% de todos los diarios. El Comercio llegaba solo al 23,1%244.
Pero es el diario Ojo tal como veremos en el siguiente cuadro el que muestra una
continuidad sostenida de exposición de los ajusticiamientos como modo de justicia
Popular
Cuadro VI
1974 1975 1976 1977 1978 1984 1985 1986 1987 1988 1990 1991 1992 1993 1999
Enero 0 0 0+ 0 1 1+
(1) * (1)
Febrero 2 1 5
Marzo 1 1
Abril 1
Mayo - - - - - - - - - - - - - - -
Junio 0
Julio 0 0 0 0 0 1+ 2+ 3 1+ 1 1 1
(2) (2) (2)
Agosto 0 3 3 1
Septiembre 0 0 0 2 0 1
Octubre 0 0 1 0 1+
(1)
Noviembre 0 0 1 2 3
244
QUEHACER. "Encuestas en Lima. Los medios y la Violencia". En revista Quehacer 46. p. 43.
182
Diciembre 0 0 1 0 1 1+ 1 1 1 0 0
(1)
Tendencia 0 0 1 0 1 7 8 4 4 1 5 5 2 10 12
Según aquella encuesta los estratos más pobres, C y D, eran los más
afectados con el endurecimiento de la violencia subversiva, si bien un 65 y 51% de
los entrevistados de esos estratos respectivamente la rechazaba, entre el 18 y el
19% le era indiferente y un 8 y 19% lo comprendía. La erosión de la confianza
hacia los otros que no fueran "los del entorno" común o al menos los conocidos,
parte de nosotros, quebraba la frágil solidaridad interna tejida en torno al discurso
nacionalista de las décadas anteriores y era ocupada por el miedo y la
desconfianza.
245
BALBI, Carmen Rosa. "Subversión. Una inquietante encuesta de opinión". En revista Quehacer 72. Julio-
agosto.1991. p.41
183
Aún cuando se aceptaba que no era solo la percepción de la violencia
generada entre la población por Sendero Luminoso o de cualquier otra facción
subversiva la que canalizaba la principal energía de terror, miedo e incertidumbre
o aún siquiera simpatías a un eventual éxito de estos grupos armados, existía un
profundo desencanto por las instituciones públicas que hacía presuponer que
gruesos sectores de la población estaban descontentos con lo que los grupos
subversivos llamaban el "viejo orden". Pero el "viejo orden" de la sociedad no solo
desencantaba sino que mostraba en la realidad inmediata de cada poblador las
inequívocas señales de una acumulación y un crecimiento inercial destructivo de
sus incipientes redes sociales y con ello los significados de la justicia. La cantidad
de ajusticiamientos habidos entre 1993 y 1999 mostrados en el diario Ojo, en su
tónica desenfadada de la noticia, reflejan con nitidez el grado de fragmentación y
descomposición social acumulados desde tiempos anteriores, la aparición de la
violencia en toda su magnitud publicitaria, proyectaba el agotamiento de anteriores
formas de organización. Una señal que unos han aplaudido y otros han visto con
preocupación según la óptica de los casos de justicia popular expuestos.246
246
Las encuestas de Apoyo señalaron entre 1991 y 1994, años en que SL sufrió los más duros reveses con la
captura de su cúpula dirigencial y sus principales cuadros, una recuperación sustancial de confianza en la
seguridad pública. Hacia 1997 esa confianza en la seguridad pública había caído nuevamente a causa de la
delincuencia común que se perfiló especialmente no en las poblaciones más pobres y deprimidas sino en las
ciudades relativamente "acomodadas". REYNA, Carlos y Eduardo TOCHE. La inseguridad en el Perú.
Índices e interpretación en los '90. Lima. DESCO. 1999. La conclusión que se desprende es que la violencia
se asocia no a la pobreza en última instancia sino al grado de descomposición social y a la frustración
colectiva generada en contextos de depresión.
184
margen de controles políticos y consensuados del Estado, problemas que son
usados finalmente por los medios de prensa para explotar a favor del poder
establecido la reivindicación de poner límite a las expresiones caóticas del orden
político vigente. El fin de informar al poder establecido sin amenazarla de forma
inmediata es "una contestación controlada, que ha renunciado a regresar a su
estado salvaje"247
Asir de alguna manera una visión negativa del país publicitando la ineficacia
de un poder judicial torpe y poco realista para configurar y rememorar el orden y la
justicia original de la república, por otro, presentar una justicia popular que aunque
aparece como parte de noticias “realistas” a través del ajusticiamiento, muestran la
función dual de los medios de comunicación: informar de la dinámica social frente
a un orden formal en crisis y que incluyen sus significados de autoridad y
seguridad. En este contexto, la finalidad de los medios por rememorar y comunicar
las debilidades de la sociedad política organizada no está precisamente en afirmar
e impulsar la democracia sino para fortalecer más el poder político, más allá de si
es democrático o no, para ordenar a la sociedad que se desboca de los marcos
formales. Para que esta fórmula funcione el empleo de profesionales que hablen
desde una posición tecno- científica que encuadre los problemas de la sociedad
en una perspectiva de poder resulta clave como método de recuperación del
orden, de allí que los analistas resulten útiles como las voces serias del asunto
anecdótico de un ajusticiamiento
247
BALANDIER, George. "La Pantalla". En El poder en escenas. P. 135.
248
Consulta hecho al Psicólogo Julio Cesar Vargas por el diario Ojo el 23 noviembre de 1999. p. 7
185
Los fines publicitarios de los medios: ineficacia del poder político por
conservar el orden formal, especialmente por el poder judicial, y el afán por
destacar las acciones de la justicia popular en el entorno local, constituye un
mismo fin: una sociedad en crisis que da sentido a la inseguridad local comunal en
el contexto de un problema mayor y que configura profundas implicancias socio-
políticas de una eventual amenaza a la integridad y seguridad del poder, tarea
que, sin embargo, ha podido ser preservado por un mecanismo de reconstitución
negativa de la sociedad, donde las solidaridades han dejado de ser el principal
motivo de noticia y los conflictos cotidianos se han convertido mas bien en su
tónica común.249 En palabras de otro especialista el asunto de la justicia popular
es un modo de autodefensa de una sociedad ante un estado inoperativo que
además no puede imponer su legitimidad ética
249
Esta es una actitud que va más allá incluso de la actitud mercantilista de vender tinta roja a los lectores.
250
Ibidem.
186
de los procedimientos, prácticas y hasta el tipo de justificación que expresan las
poblaciones organizadas, si no hay mayor reglamentación son enfocadas como
acciones épicas de restauración. El periodista intenta situarse en estas
circunstancias como un etnógrafo, describe la realidad siguiendo un patrón de
entendimiento, sabe que no existe una sola forma de ajusticiamiento ni una misma
intensidad si es que se repite el mismo patrón de ejecución, observa sus
modulaciones aunque no sin el detalle o la densidad que un etnógrafo desearía
para cada situación, pero lo que resulta distinguible de la misión de un periodista
con la de un etnógrafo, en estos contextos múltiples, diferenciados y hasta
antagónicos, es que el objetivo perseguido por los medios es uniformizar, a través
de su mirada pública inquisidora, el contexto de la evolución histórica de una
sociedad desde la visión del “ineludible compromiso" del Estado para conducir a
su sociedad.251
251
Sobre la violencia y su representación en los medios de comunicación ver Geoges Balandier: El Poder en
Escenas. De la representación del poder al poder de la representación. Barcelona. Edics. Paidos. 1994.
Especialmente el concepto "anestesiamiento catódico".
252
BURGOS, Hernando. "Rondando tu esquina". En revista Quehacer 75. p.46
187
se asume por tanto como la tranquilidad de sus integrantes. Cualquier
perturbación que altere esa rutina diaria, sea por cualquier motivo o persona, es
un motivo para ejercer la seguridad como salvaguarda o autoprotección a través
de averiguaciones, reglas, sanciones y ajusticiamientos. En este sentido el
ajusticiamiento recurre a está asociación entre la inalterabilidad de la tranquilidad
pública, y la igualdad de derechos de sus miembros dentro de la comunidad, la
Justicia aparecería entonces como reparación de este orden alterado por el daño
realizado a algunos de sus miembros. Entre los medios de comunicación, ambas
categorías: daño como alteración del orden y el ajusticiamiento como justa
reparación, aparecen juntas y asumen un cariz especial cuando son presentados
como modo de "justicia popular"
253
QUEHACER. "La Justicia Informal". En revista Quehacer 32. pp. 80-81
188
por un lado pueden contener esa condición explicativa, tal como lo reseñan los
diarios
254
Jorge Tapia, vecino del asentamiento Humano (A.H.) Ramón Castilla en San Juan de Lurigancho. Diario
Ojo 18-11-1999. Pagina central.
189
violencia pueden abarcar así diversas intensidades, desde la advertencia, el
escarmiento ritualizador hasta el exterminio. Estas prácticas están ligadas al
sentido de que la violencia es recíproca, es decir, “el daño que ejerces sobre uno
te lo devuelven todos”.
190
que los demás dudaban o lo defendían en voz baja. Según sus acusadores,
junto a un grupo de pandilleros intentó atacar con un cuchillo a vecinos que
salían de una reunión. En tanto, otros pobladores, además de sus
familiares, señalaron que se trata de un muchacho alejado de todo vicio,
dedicado a sus tres hijos pequeños y a picar y vender piedras que retira de
los cerros aledaños255
255
Diario Ojo 22-11-1999. pp. 10-11.
256
Asentamiento Humano (AAHH) Señor de los Milagros Villa María del Triunfo. Diario Ojo 22-8-1993.
191
Entran en esta categoría los que afectan el orden establecido con la vida
familiar: adúlteros, sujetos sospechosos de libertinos, prostitutas, pendencieros
incorregibles y buscadores de pleitos; el rechazo de autoridades corruptas o
incapaces y conflictivas como docentes, policías o hasta alcaldes; sujetos de la
propia comunidad potencialmente sospechosos: borrachos, escandalosos y
violadores (privilegiados en la picota pública del barrio y de los diarios de media
tabla), maltratadores de esposas e hijos y los acusados de brujería. El cuadro VII,
elaborado con los casos mostrados por el diario Ojo, demuestra cómo se procesa
la imagen de la falta y la trasgresión entre los pobladores desde el medio de
comunicación
Cuadro VII
Sátiro o violador 7
Cuatrero 2
Ladrón 17
Brujería 1
Adultero 3
Fumones 1
Subversivo 1
Abusadores de 9
autoridad
Autoridad corrupta 1
192
Julio 1988.
Enero - febrero, julio - agosto, noviembre - diciembre 1990.
Enero - febrero, mayo - junio, septiembre - octubre, noviembre - diciembre 1991.
Marzo - abril, septiembre - octubre 1992.
Enero, julio - agosto, septiembre - octubre, Noviembre - diciembre 1993.
Enero - febrero, julio - agosto, noviembre- diciembre, 1999.
Cuando por fin el lugar logró urbanizarse, cuando obtuvo los servicios
indispensables, decayó entonces el entusiasmo de los vecinos. Poco a
poco cada uno se fue encerrando en su propia casa [...] muchos años
después, se ha tocado con otro motivo de encuentro [...] vecinos que no se
conocían son ahora amigos. Las ‘rondas’ son motivo para conversar,
intercambiar opiniones, proponer actividades, contar anécdotas, bromear.
Más allá del deber de vigilancia para con el barrio, la ‘ronda’ atrae también
por la amistad que en ella se encuentra. Algunos de los animadores de esta
257
El efecto variable desde el punto de vista de la población de determinadas acciones y casos tienen en los
casos de brujería, inalcanzable siquiera a la más mínima consideración de interpretación de derecho
intercultural, especialmente cuando involucra la muerte del culpable un reto muy serio para deslindar de que
modo una acción afecta a la comunidad. Para una opinión debatible al respecto Raquel Yrigoyen. Tratamiento
judicial de la diversidad cultural y la jurisdicción especial en el Perú. En Alertanet – Portal de Derecho y
sociedad ( De, 17 diciembre 2002: http://www.geocities.com/alertanet/ryf-arica2-vf.htm)
193
organización vecinal esperan que esta trascienda a los problemas de
seguridad urbana y abarque otros aspectos de la vida del barrio.258
258
BURGOS, Hernando "Rondando tu esquina". pp.52-54
259
QUEHACER. "Juan Trigoso: Nuestra presencia hace mucho". En Revista Quehacer 75 p. 53
194
ser suficiente para la unión, pero el intercambio y la asociación activa involucran
también otros niveles de asociación y amplifica y refuerza también los motivos
iniciales que dieron inicio a la organización vecinal y que van incluso más allá del
miedo original.
260
"Una turba de enardecidos pobladores casi matan a golpes a dos jóvenes ayacuchanos, a quiénes
constantemente tildaban de terroristas por su lugar de procedencia...Según refirieron los agraviados,
(resaltado es mío)... constantemente eran agredidos por los pobladores del lugar, ante cualquier dificultad
eléctrica o cuando explotaba un coche bomba por la zona, a pesar de que todos los días salían a trabajar en
el mercado del lugar" Ojo. 23 de agosto de 1990. P 7.
195
Más que la crueldad, dicen [los ajusticiadores], fue el cansancio el que la
noche en que enterraron a Yanana, deslizó un golpe de más. Unos dijeron
que aún respiraba, otros temblaron ante la inminencia de un cadáver
irreversible261
261
QUEHACER. "La Justicia Informal". En: Quehacer 32. p. 81
262
Sobre las modalidades de castigos y torturas, ver la siguiente comparación con lo expuesto por la
Coordinadora Nacional de Derechos Humanos. Informe Sobre la tortura en el Perú 1995 en la pagina de
www.aprodeh.org.pe y la CNDDHH (De, 15 de marzo de 2002 http://www.derechos.net/tortura.txt)
196
maleantes que amenacen la tranquilidad comunal, como fue el caso de Armando
Cabello Hurtado en la urbanización Manzanilla en el distrito de La Victoria.
El hecho de la muerte del transgresor sirve así como una señal de la lógica
consecuencia de los propios actos delictivos que la prensa amplifica y da un
contenido valorativo sobre el hecho cierto. Es decir, los motivos de la población
para realizar estos actos tienen una explicación lógica y es que los daños y las
violaciones o robos originados dentro de una población tienen efectos
devastadores en la economía y seguridad de las familias por lo que
necesariamente estos no pueden quedar impunes
La prensa de este modo hace extensivo lo que aparecería como los motivos
comprensibles de la población que ajusticia delincuentes en los lectores de la
263
Ojo 3-2-1999. P. 9
197
comunidad nacional. La cuestión de fondo que los medios presentan en un
ajusticiamiento es resaltar como una población que puede contar con capacidad
de movilización ante eventuales delitos que el Estado no puede resolver con su
seguridad y su justicia pero que es asumida directamente por una población de un
modo violento.
Los Vecinos del pueblo joven "Cesar Vallejo" del distrito San Juan de
Miraflores capturaron al ladrón identificado como Enrique Merino
Quinteros (18) y luego de atarlo a un poste, varias personas lo apuñalaron
y posteriormente intentaron quemar su cadáver. Los vecinos gritaban:
‘muerte para el delincuente...’ mientras que cargaban al asustado joven
delincuente..., a un apartado lugar. ‘No me maten. Se lo suplico, no lo
hagan por favor’, decía Merino Quinteros, cuando se encontraba atado a
un palo. Mientras tanto, un grupo de jóvenes rogaba a sus padres para
que soltaran al delincuente, pero esto los molestó aun más. El delincuente
recibió una pedrada en el rostro. Luego los vecinos sacaron sus armas
blancas y lo hirieron. Finalmente, le rociaron combustible y quisieron
prenderle fuego. Pero en esos instantes hizo su aparición un grupo de
efectivos policiales que lanzando balazos al aire, dispersó a la multitud.
Se calcula que unas doscientas personas fueron las que ataron y
victimaron al individuo. "Es algo que no se puede explicar. Lo que ha
pasado es como una novela" dijo un efectivo de la policía de
investigaciones.’264
264
Ojo 31-12-1976. p. 7
198
violencia presentes en los ajusticiamientos, vistos aquí como un modo de justicia
popular, están condicionados por un nivel de organización elemental que canaliza
a la multitud alertada por un pito o una voz de auxilio, y que lleva la acusación
directa de los capturados con "las manos en la masa" al poste o a la fosa de
castigos.
199
El acusado en los ajusticiamientos asume también un rol ritual propiciatorio
en nombre de la seguridad. El orden de la sociedad local o del grupo de vida es
solo protegido como un hecho dado, no importa si éste es justo o no ante otras
consideraciones de tipo legal o moral para castigar la magnitud de los daños. Las
alternativas reparadoras de los daños a la comunidad no existen en la medida que
se persigue conservar la tranquilidad. La ausencia de procedimientos
reglamentados que pongan por ejemplo la vida de los individuos por sobre esta
consideración tampoco existen, de allí que se puede vislumbrar cierta uniformidad
en estas conductas ejemplarizadoras. Indica, por otro lado, lo superfluo que
resulta una autoridad para conducir y rememorar órdenes sociales que señale por
ejemplo la prioridad del orden y la seguridad bajo procedimientos distintos ya que
el poder esta siendo ejercido por los propios pobladores sin mediación
interpretativa de autoridad alguna.265
La muerte del trasgresor como conclusión final es sólo una opción más
entre otras en el ajusticiamiento, no siempre la más remota, pero los medios de
comunicación suelen presentarla más como una respuesta irracional de la
población ante la ineficacia de la autoridad política. En estos casos, la justicia
estatal, y aún los propios medios, prefieren engancharse mejor a la imagen
explicativa de la "violencia innata" de la justicia popular. Muchas veces la
conclusión lógica de un rescate de delincuentes ajusticiados en plaza por la
población se atribuyen a la "providencial o fortuita" aparición de la policía junto a
los periodistas, que los "salvan en último momento" de la muerte inminente. Éste
suele ser el colofón periodístico de la acción enérgica e irrenunciable de la
autoridad política constituida para salvar al delincuente, sin embargo, obvian
265
Noticias en su particular estilo como nos muestra el diario Ojo: "Estrangulan a dos fumones en Acho" 29-
9-1991. p. 3, o "Lo Cuelgan por confundir casa de Familia con Prostíbulo. Zapatero borracho intentó violar
chica creyendo que era lolita" 20-9-1991. p. 10
200
también esa dimensión alternativa contemplada por la propia población para no ir
más allá del aleccionamiento con la entrega del delincuente a la autoridad.266
266
La frecuencia en que la población condiciona la entrega del "ajusticiado" a la autoridad con documentos
que señalen sus mutuas responsabilidades no es ajena al proceso de transferencia del transgresor. Más aún,
reclaman la presencia de autoridades con determinado rango como son: fiscales, jueces o policías de rango y
aún de periodistas que aseguren la publicidad de no impunidad del delito cometido. Por ejemplo en el caso de
Wilder presentado por el diario Ojo el 22-11-1999, nos muestra una población que se negaba a entregarlo a la
policía sin el fiscal presente. Sobre esta misma lógica Ana Teresa Revilla y Jorge Price en La Justicia
Informal. Posibilidades de Integración. pp. 254, 281-286.
201
Sin embargo, esta habilidad publicitaria para presentar los métodos y
procedimientos violentos como modo de justicia popular no es patrimonio
exclusivo de los medios de comunicación, la propia justicia popular emplea
también la imagen violenta del estado como un medio de control disuasorio entre
los miembros de su comunidad para resolver sus propios conflictos. Por ejemplo,
las comunidades campesinas y nativas usan la imagen de la justicia estatal como
un recurso intimidatorio para lograr el respeto del orden y la autoridad local entre
sus miembros. Lo exterior incierto y desconocido, de un impredecible monstruo
jurídico estatal, que, a pesar de sus leyes, no puede asegurar nada, es usado
entonces como medio de advertencia y control social interno de los miembros de
una comunidad, tal como los medios de comunicación hacen de la justicia popular
en relación a la sociedad nacional.267 En ambos casos se resalta la función de la
justicia como modo de obtener seguridad.
Hemos señalado que el ritual de la violencia física sobre el cuerpo del ajusticiado
cumple con el requisito de cohesionar a la población en torno al daño ocasionado
por el trasgresor. Éste, o mejor dicho su cuerpo, reparan el daño ocasionado a la
comunidad y, por otro lado, cumple con reactualizar el sentimiento de igualdad
existente entre los miembros de la propia comunidad que devuelven mediante el
castigo físico el daño recibido. Éste es el cuarto aspecto graficado por la prensa,
los castigos y sanciones son relevantes no solo para quiénes lo reciben sino
también para quiénes lo dan, para estos últimos supone actuar de un modo que no
desearían siempre pero que deben de hacerlo para reparar el daño causado. Ésta
es la expresión de uno de los vecinos que castigaron a Hilda cuando dice:
267
FUENTES, Miguel Humberto. "Autoridades Locales en una comunidad Aguaruna" En: Autoridades en
espacios locales". Lima. PUCP. 2000. pp. 167-168; y, PEÑA JUMPA, Antonio. Justicia Comunal en los
Andes. Lima. PUCP. pp. 292-303. Aunque aclara que no siempre funciona.
202
‘No queremos matarlos, ni hacer justicia con nuestras manos, pero ya
estamos cansados de sus abusos y unos cuántos latigazos los harán
recapacitar’
Los rituales de los castigos rememoran así los fundamentos de por qué se
castiga a los infractores y delincuentes en última instancia y este fundamento está
centrado en la reafirmación del orden social en que viven. No discutimos aquí el
sentido del orden local según las poblaciones locales pero todas comparten que
resolver los conflictos en la tranquilidad de su propio entorno no puede ser
alterado sin pagar una consecuencia. La historia del asesinato de la familia
Huamán del pueblo de Jarhua Uran en Huanta, nos enseña como el capítulo del
linchamiento con cuchillo, incluida una mujer embarazada por que "¡si nace este
268
Clifford Geertz llama más bien a estas actitudes expresivas un espectáculo ceremonial de dramatización
pública de las obsesiones dominantes de una cultura, tal como lo presenta en la sociedad balinesa, donde la
desigualdad social y el orgullo de rango son puestas en evidencia para ser reactualizadas en cada evento. La
expresión máxima de esta dramatización es la constitución del Estado - Teatro o Negara o el poder al servicio
de la representación o en este caso el teatro. GEERTZ, Clifford. Negara. El Estado teatro en el Bali del siglo
XIX. Paidos. Barcelona. 2000. p. 28.
203
también será una maldición!", nos muestra porque el ritual de ajusticiamiento se
convierte en una necesidad de reinstalación del orden social.269
269
En nuestra opinión, los espectáculos en justicia popular muestran como la disputa con los extraños a la
comunidad y a la ley, conducen a ritualizar conductas que se convierten en alternativas de justicia para
quienes lo ejercen, un modo de solucionar la ineficiencia del estado, otro modo podría ser la ideología
emergente de las rondas campesinas del norte que han reivindicado hasta cierto punto sus procesos, algunos
violentos, como alternativos. Véase Raquel Yrigoyen. Rondas Campesinas y Desafíos del Pluralismo Legal
en el Perú. Especialmente las propuestas de pluralismo jurídico.
204
de 380 mil soles el puesto de la G.C. devolvió el expediente con un
proveído que no era de la conveniencia de la G.C. Era pertinente de la PIP,
recomendando su investigación y acción correspondiente. Pero estos
señores demoraron mucho tiempo. Pidieron auxilio a la comunidad, a las
autoridades de Ayacucho: pero, por último, vieron resolverlo todo al ir con
dos guardias [los Huamán]. Al llegar al pueblo cercano de Jarhua Uran
tomaron algunos presos sospechosos a indicación de la familia Huamán.
Pero la población de Jarhua Uran se levantó en más de mil hombres y niños
y les quitaron a los presos tomados y obligaron [a los G.C.] si no les
entregaban, ellos no salían con vida. Asustados se escaparon dejaron a los
quejantes a quiénes fueron víctimas270.
Para este caso, las autoridades y el propio diario concluyeron que el efecto
de una acción violenta que castigaba un delito, un ritual de sangre, era para los
pobladores la expresión de la desprotección de su pequeña localidad por la ley. Se
trataba de explicar de modo inequívoco como esta forma de actuación: el
degollamiento con cuchillo en mano de, era la conclusión lógica y hasta justificada
de un vecino que por ejemplo dice sobre los delincuentes "queremos darles solo
una lección y advertencia de lo que les espera si reinciden...".
Los ritos entran así como acciones que tratan de vislumbrar la permanencia
de un orden dado, que bueno o malo siempre mantiene a sus miembros a buen
recaudo de otros peligros externos, actúa con firmeza. "Hacerse machos" reza la
frase frente a la blandura de la ley (la señora ley). La violencia de los
ajusticiamientos encara en ese sentido una acción épica de restauración al
equilibrio perdido y a la seguridad de la comunidad. La mayoría tienen que ver
precisamente con mostrar y recordar sobre el cuerpo señales que estigmatizan y
deshonran: rapados de cabello, golpes y cortes, que sancionan pero que también
reparten la cuota de dolor que se ha hecho merecedor al producirlos a otros. El
270
CERVANTES MENDIVIL, Gotardo. "Justicia Popular en Jarhua Uran: El Abigeo". En: Dominical
Semanario de El Comercio. Órgano de las Organizaciones Campesinas. 14 - 12 - 1975. Pp. 10-11.
205
poste elegido para escarmentar se ubica siempre en espacios públicos o abiertos
y que se los puede identificar con una razón de comodidad pero también de
ubicación céntrica espectacular, tales como las plazuelas o coliseos, al frente de
algún centro escolar o local comunal. En caso contrario las zanjas abiertas
constituyen el lugar ideal de concentración y de sanción. Todo siempre a la vista
del vecindario o del pueblo.
El exterminio total con fuego o piedras, si es que han llegado hasta allí, y si
no, la amenaza de hacerlo cuando está llegando justo la policía y el periodismo
para salvar al delincuente en el momento final y supremo de extinción, puede
formar parte también de este mismo espectáculo ritual. Finalmente, deshacerse
furtivamente del cuerpo ajusticiado en arrabales abandonados o basurales y el
mutismo absoluto de la gente sobre los hechos, señalan que el ritual de reparación
de aquellos quiénes más los amenazaban, crean precedentes sobre lo arriesgado
que es crear zozobra en esos pequeños universos sociales.271 El ritual se
convierte así en la repetición permanente, una y otra vez, de una historia épica
que a veces no se sabe a ciencia cierta cuando o con quién empezó pero que
funciona bastante bien para los propósitos de la comunidad.
Hemos visto que las acciones más comunes de ajusticiamiento en los medios de
comunicación vienen a ser una forma de presentar la “justicia popular”. Los relatos
periodísticos en este sentido no son falsos en un sentido etnográfico pues
describen a los actores, sus necesidades, las motivaciones, los hechos y sus
271
El exterminio físico del sujeto trasgresor es una constante casi nunca producida si la policía llega justo en
el momento final de la consumación del hecho acompañado de los periodistas que retratan y relatan los
momentos dramáticos del ajusticiamiento como " casualidad de la providencia". Puede ser un indicativo real
de que en última instancia, el ritual unificador y exoneratorio de sentimientos de culpa no tenga la eficacia
solidaria sobre todos para crear un solo sentimiento, más aún cuando es la familia del ajusticiado el que avisa
a las autoridades o algún vecino inconforme con esa actitud vindicativa de parte de la población. No obstante
logra otra función que no podemos dejar de lado, convertir el acontecimiento en un relato épico que de
sentido al mundo y a las acciones que sobre él se ejercen entre los propios moradores. CASSIRIER, Ernst. El
Mito del Estado. FCE México. 1988. p.38.
206
rituales de ajusticiamiento, introducen además ciertos modos de análisis social e
introducen en sus explicaciones percepciones éticas e ideológicas subyacentes
que también existen en las consideraciones del tema de la justicia desde un
ángulo etnográfico. El sesgo de la presentación de sus noticias si bien se
caracterizan por enfatizar en exceso el carácter violento del ajusticiamiento para
equipararla como el modo de hacer justicia popular, este es una lectura dirigida
esencialmente para el resto de la sociedad nacional y mundial, lo que no
disminuye su capacidad para formar una percepción del asunto del ajusticiamiento
como modo de justicia popular. Los medios de comunicación construyen un
concepto de justicia entre los estratos populares variable, se destaca por patrones
compartidos de violencia que van desde las poblaciones más organizadas a las
más alejadas de la autoridad formal y del Estado. El ajusticiamiento, en este
sentido, no niega la violencia de su realización, oculta a la percepción de la
opinión pública otros modos de hacer justicia popular sin violencia.
207
peligro de la tranquilidad pública, pues la inseguridad de los propios aparatos
públicos y judiciales crean más incertidumbre y desconfianza lo que acentúa la
hostilidad hacia él
Lo raro [dicen los vecinos al reportero] es que pese a que todos saben que
aquí hay robos todos los días, la policía casi nunca realiza rondas
nocturnas. La policía no hace nada [...] Es precisamente por eso que
tenemos que hacer justicia por nuestras propias manos. Si fuéramos gente
con plata o con influencia la policía estaría pendiente de detener la
delincuencia, pero como somos gente pobre a nadie le interesa que Ramón
Castilla siga siendo una guarida de rateros272
272
Jorge Tapia, vecino del asentamiento Humano (A.H.) Ramón Castilla en San Juan de Lurigancho. Diario
Ojo 18-11-1999. Pag. central.
208
un problema de autoprotección de la comunidad frente a los extraños peligrosos,
delincuentes y en última instancia de poderes que no nacen del propio seno de la
comunidad. La necesidad indispensable de reparar los daños ocasionados por
extraños a la tranquilidad pública y que ellos mismos deben resolver se convierte
en una necesidad primordial que cada uno de ellos debe realizar dentro de la
propia comunidad, hacerlo de otro modo o al margen de ella es crear más
alteración y conflictos tal como se vio en la división de criterios para ajusticiar a
Wilder Iglesias, según nos refiere el diario Ojo. La idea de seguridad tiene la
capacidad de crear cohesiones internas en la comunidad a partir de dos factores.
Por un lado a través de la organización participativa de la población en comités y
juntas vecinales o populares de seguridad con reglamentos y procedimientos para
sanciones y castigos; y por otro lado, con la ejecución ritual de los ajusticiamientos
en plaza, sea a través estas juntas y comités o a través de una acción colectiva
inmediata que cuente con algunos de los presupuestos mínimos de defensa de la
tranquilidad pública y que reafirme el derecho de cada miembro de la comunidad a
ejercer el castigo físico reparador sobre el cuerpo del ajusticiado.
273
Eventualmente la invasión de un territorio por elementos extraños a una comunidad o población sea
campesina, nativa o incluso en las propias urbes es causa frecuente de conflictos y luchas batallas campales y
hasta sangrientos por recuperar los espacios físicos territoriales ocupados por quiénes no son considerados
miembros de una comunidad.
209
autoridad local reconocida por la población tampoco es decisiva para el ritual del
ajusticiamiento y puede realizarse al margen de él y muchas veces se la dirige
contra las autoridades especialmente del Estado, tal como sucedió con los
campesinos de San Jerónimo en Cuzco que pusieron un cartel en la puerta del
poder judicial en 1986 con dos inscripciones que decían Abajo los Traidores del
Pueblo.
274
Diario Ojo 12-7-1986. p.2 El motivo eran los cobros excesivos de los jueces de primera instancia para
administrar justicia y hasta para levantar muertos u otras diligencias.
210
ingresar y haciéndoles perder tiempo, mientras "Caballon" (el delincuente)
se fugaba por los techos de las casas vecinas275
275
Estos hechos se atribuyen a barrios como Mirones Altos o El Planeta, otros ejemplos son Tablada de
Lurín: 18-7-1984 p.6; en Barrios Altos 13-7-1984 p.13; Otuzco -Casma 12-12-1984 p.7 (estos eran aún
narcotraficantes); Caja de Agua de San Juan de Lurigancho 14-1-1985; Villa el Salvador 19-7-1985 p.13;
Mirones Altos 14-7-1987 p.8; Urb. Palermo -Trujillo 26-7-1987 p. 12.
276
QUEHACER. "La Justicia Informal" En revista Quehacer 32. Revista Bimestral de Centro de Estudios y
Desarrollo Rural- DESCO. Lima. Diciembre 1984. p. 85
211
En la década de 1980, esta visión contra la autoridad se decantó por la
violencia política pero volvió a recuperar cierto optimismo entre los medios por la
percepción de los políticos que vieron la oportunidad de utilizarla como medio de
publicidad y uso de las necesidades de la población en favor de sus objetivos.277
El ajusticiamiento como noticia, sin embargo, siguió manteniendo su interés
publicitario como la expresión de la justicia popular, no hacía caso en cambio de
otras formas pacíficas de administración judicial popular tapando el sentido real de
la vitalidad organizativa de la sociedad con esta imagen desbocada de la
sociedad.
277
GHERSI, Enrique. "Justicia Popular" En Ojo. 27-10-1991. p.1. Opinión compartida por ejemplo por
ONG's de izquierda como Centro de Estudios y Promoción para el Desarrollo, DESCO y la Comisión Andina
de Juristas, CAJ. El aparente triunfo de la tesis política de la validez de la justicia popular se da finalmente
con el artículo 149 de la Constitución Política del Perú pero nunca se ha reglamentado para su verdadera
aplicación.
212
CONCLUSIONES
EL ORDEN
213
El orden de la sociedad peruana aparece en el poder judicial como una realidad
precaria y altamente excluyente, esencialmente, porque la desigualdad en que se
hallan los habitantes de esta sociedad no encajan con un sistema o poder judicial
que no puede incorporarlos como sujetos iguales de derecho para la
administración de justicia en todos los casos. La permanente necesidad de ubicar
a los individuos según su condición social, cultural o política en los juicios,
especialmente, para sustentar exclusiones de las reglas de juego que
supuestamente deben regir para todos es una constante en nuestros casos
presentados. Las consecuencias jurídicas de las normas no son por esto
previsibles y, por tanto, no hay la seguridad jurídica que tanto se proclama, de allí
que hallemos un permanente conflicto entre el Poder Judicial con otras
instituciones del Estado y con todos los sectores de la sociedad que representa. El
orden en este sentido es paradójico, pues doctrinalmente es una sociedad que se
rige por leyes pero en la realidad se las aplica según las desigualdades y
exclusiones existentes. En este contexto el principio legal de la imparcialidad
colapsa también con facilidad.
214
las exclusiones sociales que existían a raíz de la violencia previa a su ingreso a la
región. Los juicios de SL, sea eliminando o castigando a los transgresores de su
orden, reflejan también ese afán de hacer de la lucha contra el Estado y la
sociedad nacional una depuración ritual de sí mismo y de los elementos interiores
nocivos a su lucha, sacando a todos aquellos que fuesen sospechosos de
conspirar contra su dominio. Esto fue posible gracias a la promoción que hacía SL
de la violencia contra aquellos que no se adscribiesen a su ideología. El orden
aquí es desigual y excluyente no solo por necesidad sino por convicción ideológica
y el sentido de imparcialidad es sustituido por el de arbitrariedad también
ideológica si es que no personal.
215
ajenos o no reconocidos, más aún si estos vienen desde poderes que no nacen de
su propio seno. La imparcialidad aquí no existe como un principio racional que
indaga los hechos y los motivos de la transgresión, pues se suprime con el ritual
del ajusticiamiento.
LA SEGURIDAD
216
también por las necesidades de la guerra contra el Estado, lo real es que se define
más por su simple y arbitrario parecer que por las necesidades tácticas o
estratégicas de la lucha armada. En los juicios de SL se ve especialmente los
casos en que el simple aleccionamiento y escarmiento, más allá del motivo real de
un daño que hay que reparar o por la necesidad de eliminar efectivamente a un
infiltrado, rige la lógica del exterminio por ser solo en realidad el “otro” ideológico.
La lógica de la seguridad de SL no es la reparación sino destrucción del
adversario que es el “otro”, castigar para prevenir se rige menos por la
conservación de sí mismo que por el hecho mismo del exterminio, solo así puede
afirmar que tiene el control total de la situación, así puede decir que hay seguridad
y nadie puede contradecirlo. En esta característica extrema de la seguridad como
eliminación total del adversario y de adhesión total al partido existe también la
necesidad de la conservación estratégica de lo obtenido, es decir, la necesidad de
dar satisfacciones mínimas a una población sometida para sus necesidades de la
guerra pero no bajo condiciones donde todos puedan conocer con certidumbre las
reglas y sepa uno que puede conservar lo obtenido por su cumplimiento sino solo
por adhesión de la impredecible voluntad al jefe o mando senderista. En este
sentido la seguridad de SL es también la inseguridad de todos.
217
seguridad de la población se convierte en parte de la imagen de la inseguridad
“ciudadana” que asola a la sociedad peruana desde hace varias décadas y se
convierte en el leitmotiv de la exposición noticiosa de los medios de comunicación.
LA AUTORIDAD
La autoridad del juez en los juicios del poder judicial aparecen como sumamente
desprestigiados. La capacidad coercitiva y simbólica del juez para imponer la ley
aparece disminuida frente al hecho de la contradicción existente entre el precario
orden social y la realidad jurídica que pretende conducir. En todo caso la autoridad
del juez no deja de ser, en este contradictorio contexto, funcional a la estructura
social hecha de desigualdades y exclusiones, en ese sentido la voluntad de la
política extrajudicial puede ingresar a someter la conducción de la justicia ante el
desprestigio de la autoridad judicial y someterla a esas voluntades, la incapacidad
del juez para hacer cumplir la ley en este caso es reemplazado por su capacidad
para hacer cumplir esas voluntades extralegales y es lo que permite convertir al
poder judicial en una entidad fácilmente sometible y parcializada lo que crea más
inseguridades sociales y precariedad del orden social.
218
“detalles secundarios” de la población, finalmente saben que la única autoridad
que reciben es por la fuerza de las armas y su auto convencimiento de estar
desarrollando una lógica preestablecida de la violencia como modo de realización
de su guerra. Con el tiempo, y a medida que se fueron involucrando más con los
negocios del narcotráfico, el factor ideológico fue perdiendo también su peso y
solo quedaba el de las armas. La violencia aplicada en sus métodos de
ajusticiamiento y su ritualidad judicial tienen por eso un significado de
demostración del dominio que poseen en la realidad, sin embargo es sintomático
ver que esta violencia, doctrinaria y moderada al principio, fue extremándose a
medida que iban perdiendo terreno frente a sus contendientes, las fuerzas
armadas. En este sentido la autoridad de los juicios de SL aparecen más como
una expresión de la voluntad circunstancial por ejercer el dominio bajo el signo de
la violencia, donde la legitimidad de la imparcialidad es un aspecto irrelevante para
su autoridad regida por pura coerción.
219
país. Definir la Justicia en el Perú como un concepto normativo, homogéneo y
valido para todos es poco coherente con lo demostrado hasta aquí, los supuestos
principios de la igualdad y la inclusión dentro la imparcialidad que tanto se
proclaman en el orden formal republicano y que se halla representado
principalmente por el Estado, es una ilusión, en tanto que para el PCP SL la idea
de la igualdad y la inclusión dentro de la imparcialidad choca frontalmente con sus
supuestos ideológicos y, para las poblaciones excluidas del orden formal, la
igualdad y la inclusión dentro de la imparcialidad son solo concepciones
restringidas a sus propios entornos. Si tenemos que definir en cambio la Justicia
como un valor axiológico, es decir, dar a cada quién lo que le corresponde dentro
de los principios reconocidos del orden sea como búsqueda del equilibrio interno
entre los miembros de una sociedad, que la seguridad es el derecho de que todos
tengan la certidumbre de que son tratados igualmente y sin exclusiones y que la
autoridad sea finalmente el garante funcional y simbólico de ese orden social que
se dice imparcial, estas tres prácticas judiciales (del Estado, del PCP SL y de la
justicia popular según los medios de comunicación) nos muestran todo lo
contrario: el Orden es una realidad en constante convulsión e intranquilidad social;
la Seguridad es una permanente incertidumbre por saber de qué modo se
resolverán los conflictos, sus “soluciones” no traen más que riesgos y peligros
para quiénes dependen de ella; y, la Autoridad no es una fuente de garantía
funcional y simbólica de lo que se dice sino más bien es una permanente amenaza
a las personas.
220
Documentos
Diarios:
Ojo
Semanario
221
Mensajes
Congreso de la república del Perú
Entrevistas
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