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Existen también otros estilos de vida que sin duda son considerados como
llamados que Dios hace a algunos de sus hijos como por ejemplo la soltería y la
viudez.
Tal vez suena algo místico o divino, o podría parecer algo reservado solo para
seres extraordinarios, y no es así. Entonces ¿quiénes pueden ser sacerdotes?
Todos aquellos que sientan el llamado a la vocación sacerdotal, que ya hice
mención de lo que es un sacerdote, pero ¿cómo puedo saber que Dios me llama
para ser sacerdote? En primer lugar, el joven que sienta la inquietud de ser
sacerdote deberá comenzar un proceso de discernimiento donde a lo largo de un
año o más descubrirá con la ayuda de un acompañante espiritual si es llamado por
Dios al sacerdocio o es invitado a otra vocación. Este proceso se realiza con la
asistencia de tres preseminarios teniendo el primer acercamiento en el mes de
julio en está ocasión se llevará a cabo del 25 al 28 del presente; el segundo
preseminario que habrá de realizar el joven inquieto por descubrir su vocación se
lleva a cabo en el mes de diciembre; y un último en lo que es la Semana Santa.
Estos preseminarios, ayudarán a discernir y a dar pautas para descubrir a dónde
te llama Dios a seguirle, y una vez que lo descubras a tener el coraje de
responderle. Es necesario que todo aquel joven que sienta el llamado al
sacerdocio comience este proceso de discernimiento vocacional para que a lo
largo de este pueda dar una respuesta generosa y fiel a la invitación que el Buen
Pastor le hace para apacentar a su Grey amada.
El trabajo nunca termina y hacen falta sacerdotes en nuestra Iglesia diocesana por
lo que es necesario que no dejemos de orar para que el Buen Dios envíe más
operarios a su mies y roguemos también para que muchos jóvenes de nuestra
querida diócesis se animen a comenzar un proceso vocacional por medio de los
“Preseminarios” y así respondan a la misión que el Señor ha hecho como al
profeta Jeremías: “Antes de haberte formado yo en el vientre te conocía; antes
que nacieses, te había consagrado yo profeta; te tenía destinado a las naciones”
(Jr 1,5).