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Varios autores y numerosas estadísticas han arrojado


luz sobre lo que podríamos llamar la historia institucional
del latifundio. Sobre el fondo de esos antecedentes, lo que
aquí hace Gastón Gori lleva impreso el sello de su persona-
lidad. Gori parte del hombre cuyas manos cavan el surco
en la gran cintura argentina del cereal. Lo recibe en el
puerto de entrada, cuando es inmigrante; lo mira en su his-
toria familiar, cuando es criollo y nieto de criollos. Lo
observa, colocado frente al horizonte y al latifundista,
frente al Estado y a la empresa acopiadora. Estudia como
se adapta o se desadapta a su medio casi salvaje: cómo
ordena su familia y sus energías; como lleva su contabilidad
y defiende sus derechos. Por qué no se compra máquinas;
por qué -en verdad- no puede comprarlas. Por qué emigra
de aquí, para pensar luego en emigrar de más allá. Cómo
son y qué piensan los hijos y los nietos; como se organizan
y a qué aspiran. Por qué un día muchos de esos hijos y
esos nietos abandonan la tierra madre y no se detienen
hasta la ciudad.
Gastón Gori -hoy sin duda una de las principales au-
toridades conque cuenta la Argentina en la materia- es
un pedazo de la historia que él estudia y recrea.
Esta obra es la primera historia social del agricultor
argentino y comó tal la síntesis más completa y lúcida del
problema de la tierra en nuestro país.
Sergio Bagú
GASTON GOAi:
EL PAN DE LOS ARGENTINOS.
Panorama social de las regiones cerealistas argentinas.

Primera edición: GALATEA - Nueva Visión - Bs.As.


Gastón Gori
Colección Argentina Inédita - Dirigida por Sergio Sagú
Segunda edición corregida: 1987 - Santa Fe

En la primera· edición el libro tuvo por título:


EL PAN NUESTRO

Queda hecho el depósito legal

4
ae fº' 4tafe11ti110,
PANORAMA SOCIAL DE LAS
REGIONES CEREALISTAS ARGENTINAS

Impreso en Argentina para


Ediciones LUX
H. Yrigoyen 2463 - Tel. 30871 - 3000 Santa Fe
Segunda edición de 2.000 ejemplares
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CAPITULO 1

La, colonización como fenómeno desvirtuado.


La experiencia de Esperanza.
¿_-) Beck-Herzog y Cía .
Contratos y especulación.

Caído Rosas los terratenientes ganaderos originados por supo-


lítica o consolidados en la posesión de latifundios, ¿a qué otra co-
sa aspirarían en el orden económico sino a mantener sus propieda-
. .; des y privilegios?
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Los estancieros confiscados durante el régimen de la dictadura
por tratarse de "unitarios", ¿a qué otra cosa aspirarían sino a re-
conquistar sus propiedades y privilegios? Los partidarios y favori-
tos del nuevo régimen, que vislumbraron el gran negocio de la tie-
rra, ¿a qué otra cosa aspirarían para organizar su fortuna si)'.lo a la
obtención de grandes extensiones de tierra pública? El país, con la
sensación general de entrar en una nueva etapa abierta a la prospe-
ridad, vuelve a ser el escenario de llanuras desérticas, donde la clase
gobernante pone sus miras en la propiedad territorial como en
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º., ... ~ grandes tajadas de riqueza a corto plazo, en garantía de su consoli-
dación social y política. El "aura liberal" argentina nace bajo el
signo de la gigantesca hambre de tierra pública, y el mayor recono-

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cimiento de gratitud política consiste en donar o favorecer la ob- ponderantemente un hecho de especulación capitalista apoyado
tención en propiedad de numerosas leguas de tierra, exactamente por el Estado y resume, con claridad, la preocupación de los estan-
como ocurrió durante la dictadura de Rosas, sin que faltase luego cieros, viejos y nuevos, por valorizar, de paso, sus propias tierras.
la similitud en la creación de premios a los militares, consistentes Porque nuestro desarrollo agrario iniciado en 1856 con el nombre
en la donación de tierra de propiedad del Estado (1). de colonización, estuvo impulsado o dirigido por grandes propie-
La población del desierto en gran escala con inmigrantes, sufre tarios que si, por una parte, comprendieron las necesidades inme-
la presión poderosa de esa orientación política general y en mate- diatas y generales del país, por otra ajustaron sus propias cuentas a
ria de tierras públicas, por más generosas, por mejor inspiradas que expensas del impulso dado al poblamiento de tierras fiscales prime-
estuvieran las leyes y decretos, su triunfo se consolidó de inmedia- ro y de tierras del dominio privado inmediatamente después. Espe-
to, de modo que la característica de la época -aunque aparente- ranza se transforma, en su primer año de establecida, de provecho-
mente se acentúa en la colonización en algunas provincias- está sa especulación privada en mal negocio fiscal; de entrega condicio-
dada por la continuidad del acaparamiento de tierra y por la for- nada de la tierra -que favorece a un empresario como consecuen-
mación activa y en escala creciente de latifundios, que frenaron a cia inmediata- en entrega gratuita por parte del Estado que favo-
corto plazo la población del país y la subdivisión en chacras de rece al inmigrante y al país. Es en este segundo aspecto donde apa-
propiedad de los campesinos, revistiendo carácter desbordante la rece justificado el nombre de colonización de la tierra pública.
especulación y el favoritismo en la entrega del suelo del dominio El criterio de la subidivisión de la propiedad como lema pro-
público en la década de 1880 - 1890. gresista adoptado por los hombres de Esperanza, no es el que pre-
En nuestro país hubo un breve período de colonización, según domina en los momentos iniciales de la colonización; surge cuando
el concepto que de ella tuvieron sus propulsores más desinteresa- están consolidados los latifundios. La clase gobernante - oligar-
dos y esclarecidos, que entendían -con algunas variantes en Ave- quía en desarrollo vertiginoso- que propició, no obstante, la fun-
llaneda- debía consistir en la entrega gratuita de parcelas destina- dación de colonias agrícolas, tuvo en su pensamiento, y así lo rea-
das al cultivo, según el ejemplo poderoso de los Estados Unidos de lizó, el lema de la subdivisión de las tierras públicas en grandes ex-
Norteamérica, allanándose todos los obstáculos para el otorga- tensiones adjudicadas a pocas personas y, por otra parte, auspició
miento, inmediato y sin trabas, del título de propiedad a los colo- la formación de colonias agrícolas con destino a pobladores inmi-
nos cultivadores. Si apuramos la aplicación de este criterio para grantes, emplazadas en medio de estancias o rodeándolas de inme-
juzgar la colonización, debemos afirmar que, la colonización en Ar· diato con ellas, después de denunciar las tierras fiscales limítrofes.
gentina fue una aspiración frustrada, puesto que se tergiversó el sis- Esperanza, en este aspecto, es también un ejemplo que puede con-
tema conservándose el nombre de "colonias" aplicado a latifun- vertirse en clásico, dado el ascendiente histórico de esa colonias.
dios que, subdivididos, eran arrendados a inmigrantes o a argenti- Porque fue emplazada en tierra concedida por el estado provincial
nos sin tierra. La entrega de ella en arrendamiento, o su venta gra- a un empresario (2) y en sus límites sur, este y noroeste tenían es-
vándola con garantía hipotecaria, no constituye un hecho de colo- tancias tres hombres que integraron la comisión encargada del em-
nización, sino que simplemente configura una de las formas de las plazamiento y de la recepción de los inmigrantes; de tal manera,
relaciones de derecho entre el terrateniente y sus arrendatarios o las tierras se les valorizaron de $ 300 la legua a $ 450 las veinte
compradores hipotecarios. cuadras cuadradas diez años después ...
El fenómeno de colonización, vasto y enérgico, con entrega Sin emgargo, esta especulación ---absorbida por el clima políti-
gratuita en propiedad de la tierra al colono, fue un hecho aislado, co social de la época- no logró ser escandalosa. En el caso de la
si lo consideramos dentro del panorama general de la salida de las colonia San Carlos, fundada por Carlos Beck Bernard, consiguió
tierras de manos fiscales. Ni siquiera la colonia Esperanza, con la por lo menos la trascendencia de una demanda judicial. La empre-
cual se inicia en la segunda mitad del siglo XIX la población del de- sa de Beck Bernard obtuvo veinte leguas, que pasaron a ser de su
sierto con inmigrantes europeos, tuvo en su origen un planteamien- propiedad con sólo la introducción y establecimiento de cincuenta
to estrictamente adecuado al concepto de colonización. Fue pre- familias inmigrantes, que le pagaron todos los gastos de viaje, las

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herramientas y le entregaron el tercio de la cosecha durante cinco solidadas. Los campesinos, inmigrantes o criollos en su mayoría
años. Pero quienes le adjudicaron tan suculenta concesión, en su trabajaban tierras que les pertenecían en calidad de arrendatarios o
afán de que se ubicara la colonia lindando con estancias de perso- aparceros o de compradores hipotecarios, que valorizaron con su
najes vinculados con el gobierno, se precipitaron y se fingió la trabajo y las mejoras introducidas, campos acaparados durante la
mensura de las veinte leguas donde sólo existían ocho fiscales, con fiebre del derroche de tierras públicas como secuela de la Colonia
un solo límite de propiedad pública. Bajo estos signos se inicia el primero, como sistema casi arbitrario después. Claro es que a esos
ingreso en gran escala de inmigrantes agricultores en busca de contratos ya no se les llamó de "colonización", como a los primiti-
tierra propia para trabajar, lo cual explica en cierta forma entre vos de 1856 - 1860, sino que se les dio su denominación jurídica
otros motivos, que la población del desierto, que agobiaba al país, de acuerdo con su naturaleza y objetivo.
se interrumpiera o disminuyera sensiblemente con respecto a los Los campesinos arrendatarios, en un país cuyo más grave pro-
cálculos propuestos con enfáticas esperanzas. blema era el desierto, no debieron existir, por lo menos en tan des-
ventajosa proporción, durante el período de nuestro desarrollo
agrario; sin embargo, ellos, y no los con más propiedad llamados
Dirigido el movimiento de inmigración hacia el interior por la colonizadores, fueron los que se generalizaron. Con los colonizado-
clase gobernante caracterizada por su especulación con tierra pú- res de Esperanza, San José y San Carlos se creó la aureola con la
blica, la verdadera colonización abortó en medio de un mar de cual la oligarquía impulsó sus ganancias a costa del trabajo agríco-
sudores vanos, en cierta medida, para millares de inmigrantes y, en la de los inmigrantes, y se revistió de un rótulo prestigioso, llamán-
su lugar, el régimen del arrendamiento o de aparcería -según se doseles colonización, a los planes privados de entrega de tierra en
discriminara después- vino a suplantarla y la tierra, como bien de arrendamiento, o a la venta de parcelas subdividiendo parte de los
renta, adquirió su auge y predominio. La colonización pasó a ser latifundios obtenidos a poco o ningún costo, logrando, por añadi-
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..."' ,--1 una denominación mal aplicada, pero que satisfacía al léxico de la dura, la valoración de las fracciones reservadas.
época. No más colonización con liberalidad en la entrega de la tie- A través de toda la historia de nuestro agro, será similar este
rra al agricultor, pese a que cuando dirigieron el país hombres pro- proceso, sin excluir la venta al Estado -o por expropiación- de las
gresistas se legisló sobre ese punto, otorgando prudente cantidad partes menos eficientes de los latifundios para especular a doble
a los pobladores que la trabajaran. No desapareció la palabra; por punta: ganancia con la venta y elevación d~ la renta en el resto va-
el contrario, ella encubrió el régimen de la explotación general del lorizado. Pero cuando los terratenientes favorecidos por el Estado
agricultor por medio del sistema del arrendamiento. Si los ejem- al obtener sus propiedades inmensas, a veces por razones de admi-
plos fuesen necesarios para aceptar este aserto, deberíamos abar- nistración, prefirieron vender a colonos y no arrendar los campos
car casi toda la extensión de la República poblada con campesinos subdivididos, se reservaron derechos de asombrosa expoliación so-
inmigrantes que sucedieron a la clásicas de Esperanza, San Carlos y bre el trabajo y el capital de los campesinos compradores hipoteca-
San José. Por lo general, las concesiones(3) entregadas a los agri- rios. Júzguese este hecho considerando las operaciones de una de
cultores en las nuevas colonias consistían en arriendo durante el las más famosas empresas llamadas de colonización, la de Beck-
término de un año ( 4) por terratenientes que, al cabo de pocos Herzog y Cía., que ha creado numerosas centros agrícolas en las
años o de algunas décadas, figurarían entre los socios de la socie- mejores tierras de la provincia de Santa Fe, con sus respectivas po-
dad rural, entre los capitalistas, banqueros, entre dueños de nego- blaciones urbanas. Interesa especialmente esta sociedad, porque
cios de ramos generales, de importación y exportación, entre ga- fue también fuerte empresa introductora de inmigrantes europeos,
naderos o entre agentes o administradores de empresas extranjeras es decir, de los ascendientes de la mayoría de los campesinos que
con capitales invertidos en explotaciones agrarias. El cálculo de sus trabajaron o que trabajan la tierra hasta las primeras décadas del
) propias cuentas en los planes de entrega de tierras públicas ya lo siglo XIX. Beck-Herzog y Cía., que obtuviera veinte leguas de
habían hecho con prósperas gestiones y las posiciones dentro de campo excelente para la agricultura, entre 1878 y 1890, c1:1ando ya
los cuadros dirigentes de la política o de la economía estaban con- se acentuaban los factores de la crisis económica, agudizaron al
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extremo máximo su especulación y sus métodos de extraer del tra- zac1on; en su histórica sugerencia fuimos confundidos y las con-
bajo y del capital de los campesinos sus ganancias. Hemos estudia- secuencias reales del sistema aún las está sufriendo el país. Por-
do ciento dos contratos -los únicos hallados- de compra venta que los mismos compradores de concesiones, cuando eran cam-
combinada con cláusulas propias del arrendamiento en especie, pesinos descendientes de inmigrantes, utilizaron hombres sin tierra
que corresponden a diversas colonias, y cuyas disposiciones funda- para trabajar las adquiridas con hipoteca, ubicando en ellas -como
mentales son éstas: los terratenientes- el sobrante de brazos sin destino fijo en el
agro.
"El primero {Beck-Herzog y Cía.) vende al segundo en la colonia
Santa María los lotes Nº 398, 399 y 402 y 403, por la suma de 1.485
pesos plata boliviana sellados, con exclusión de cualquier moneda pa-
pel aunque sea de curso legal, pagaderos en cinco anualidades, co- El cuadro de nuestra realidad actual tuvo, pues, sus firmes li-
rriendo los intereses sobre esta deuda al 80/o anual desde el día .. .
hasta los respectivos vencimientos debiendo capitalizarse el día .. .
neamientos en el último cuarto del siglo pasado, con el agregado
de cada año. Tanto el capital como los intereses deben ser satisfechos de que las tierras públicas desiertas eran aun objeto de acapara-
en la moneda estipulada, o en su defecto en Napoleones de oro, con- miento, mientras que hoy los latifundios así originados son la base
tándose cada uno por seis pesos con cuatro reales bolivianos. En ga- y el objeto de resistencia a toda política progresista en el campo.
rantía de la deuda el comprador deja hipotecado el terreno con las Desde una limitada liberalidad en la entrega de tierra a los cam-
mejoras que hará en él. El comprador no puede hipotecar ni vender pesinos pobres, inmigrantes y nativos, se pasó a una rígida aplica-
el terreno objeto del presente contrato mientras no haya obtenido ción del sistema del arrendamiento y de ventas privadas, cuando
la escritura definitiva". las condiciones generales del país favorecieron la obtención de ren-
ta. En 1858, empresas propietarias de colonias exigieron al colono
Y luego se establece esta combinación: la entrega del tercio de las cosechas durante cinco años para otor-
"No obstante estar establecidos y sin perjudicar las condiciones
garles el título de propiedad, satisfechas, además, las deudas por
de pago precedentes, el comprador se compromete a entregar a los herramientras, alimentos, etcétera. En 1880 venden concesiones
vendedores la tercera parte de cada cosecha de trigo que obtenga so- altamente valorizadas, cobran interés, que capitalizan, prestan en
bre el terreno comprado, antes de disponer de parte alguna de ella. hipoteca, exigen el pago en determinada moneda y obligan a la
El trigo debe ser entregado en estado limpio y listo para el mercado, entrega del tercio durante cinco años, con lo cual forzaban a
para que su importe, al precio que valga el trigo el día 31 de marzo vender a los mismos empresarios una parte del producto co-
de cada año, sirva para la amortización del capital y de los intereses sechado.
devengados". Esta cuádruple especulación recaída sobre el trabajo de los
campesinos no quedó aislada: caracteriza a la más importante re-
De esta manera, la empresa comía a cuatro fauces, puesto que gión productora de cereales durante el siglo XIX. En la periferia de
era, al mismo tiempo, quien directa o indirectamente compraba el las colonias prosperaron estancias que también recibieron, en mu-
trigo determinando la calidad y el precio correspondientes y esta- chísimos casos, los beneficios valorizadores de los ferrocarriles, cu-
blecía la cotización de la moneda de pago consentida en el contra- yas líneas se trazaron próximas a ellas por la necesidad de trans-
to. Por ello, en el mismo contrato establecía la obligación del cam- portar los productos de las cosechas.
pesino de "sembrar el año próximo por lo menos dos concesiones Este es el panorama predominante en las provincias del litoral
con trigo, y así en lo sucesivo hasta que sea pagado el terreno". A fluvial caracterizadas por la afluencia de inmigrantes agricultores,
estos campesinos compradores las estadísticas oficiales los involu- por lo cual se explica que en 1960, y con pocas variantes en la ac-
craban dentro de los denominados propieta-:-ios ... Explotaciones tualidad, en Santa Fe el 97,18% del total de las explotaciones re-
de latifundios realizados bajo esas o parecidas condiciones fueron presenten una superficie cultivada del 52,77% y que el 2,82% res-
jerarquizadas ante la opinión pública con el nombre de coloni- tante de las explotaciones representen el 4 7 ,23% de la superficie
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cultivada y en la provincia de Entre Ríos 27.130 explotaciones
agropecuarias ocupan 1.722.668 hectáreas y 132 explotaciones
ocupan 1.290.972, lo que está indicando el elevado índice de con-
centración de la propiedad territorial en pocas manos (5).

CAPITULO 2

Leyes y acaparadores de tierra.


Córdoba y Buenos Aires.
-.
;.--._;
PoUtica sobre tierra pública.
Adjudicaciones.

No nos faltaron leyes que dispusieran la donación de tierra a


los inmigrantes agricultores, pero a poco que se estudie su aplica-
ción, todo el instrumento legal se desmorona; o no se aplicaron
por dificultades circunstanciales, o poderosos intereses privados
triunfaron de inmediato, subvirtiendo el régimen adoptado retro-
trayendo la cuestión de las tierras públicas a un estado de privile-
gio para los poseedores de influencia y capital.
El ejemplo típico lo da la ley de 1871 de la provincia de Cór-
doba, que destinó doscientas leguas para ser donadas a inmigrantes
espontáneos. Después de fundarse por esa ley la colonia Marengo
Monferrati en el departamento Río IV, se fundaron dos donde se
donaron "solares y quintas" y se vendieron lotes de una legua ...
Lógicamente, sus adquirentes no fueron campesinos inmigrantes
sin tierra. Dos años después, el gobernador Viso dijo que solamen-
te existían 5.423 propietarios de los 200.000 habitantes que tenía
!a provincia, sin hacer exclusión de los propietarios urbanos.

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V
"Encontramos 7tgregaba- que bajo el manto de plomo de la reacción se produjo, también en esa provincia, cuando sus me-
tradición y la rutina, subsiste este hecho monstruoso y que nunca jores tierras habían sido dilapidadas por los gobiernos y la "colo-
será bastante severamente juzgado por nuestra historia: millares de nización", en manos de empresas y de particulares, revistió los
hombres sin propiedad, sin hogar, sin pan, sin instrucción, sin liber- caracteres corrientes de especulación al máximo con la propiedad
tad, sin dignidad, sin independencia y un Estado que guarda para el privada.
salvaje y para las fieras inmensas extensiones de terrenos que ocul-
tan en su seno todas las riquezas". Las estadísticas, después de 1881, nos demuestran el desen-
freno de la política agraria, cuyos mejores intentos fueron ava-
Lo que no dijo es que unos pocos de esos propietarios ya te- sallados por los aprovechamientos desmedidos del favoritismo
nían acaparadas inmensas extensiones, como la venta monstruosa, y por la presión refractaria de los terratenientes. En 1881, de
por unos pocos pesos, de 1.000 leguas a un tal Echegaray. El repar- 310.307 km 2 de extensión provincial, se destinaban a ganadería
to que se producirá luego no diferirá de este ejemplo sino en la dis- 28.297.261 hectáreas y para quintas y chacras 588.668 hectáreas.
minución del número de leguas. En 1885, en esa provincia, quedó El pastoreo lo dominaba todo; existían, un año después,
consumada la dilapidación de tierras públicas. Salvo pocas sobran- 81.220.000 cabezas de ganado sobre una densidad absoluta de 1,7
tes, toda la del dominio fiscal quedó enajenada -Juárez Celman habitantes por km2.
completaba también el ascendiente oligárquico de su candidatura Han variado hoy las cifras, pero no relativamente el panorama
presidencial- en fracciones que formaron latifundios de impresio- de latifundios en esa provincia, donde los propietarios de 5.000,
nante superficie, cuyos propietarios, en algunos casos, serían los 10.000 y 20.000 y hasta 50.000 hectáreas son el 4% del total de
nuevos "colonizadores", subdividiéndolos y entregándolos en propietarios rurales y poseían en 1958 el 32,07% de su superficie
arrendamiento a los colonos, o vendiendo y amasando fortunas en y en 1960-1970 el 5% del total de las explotaciones representa-
dinero, cuando a principio de este siglo creció el valor de la tierra, ban el 48,33% de la superficie cultivada; 96% propietarios po-
de modo tal que cuando el Estado cordobés determinó expropiar, seen 1.459.882 hectáreas consideradas cultivadas, pero en la
para entregar en condiciones ventajosas la tierra a los labradores, la realidad un elevado porcentaje de ellas permanecen en estado de
situación financiera del fisco era débil frente al poderío de los te- abandono.
rratenientes. El negocio de la tierra quedó al arbitrio de los grandes Algunos latifundistas de origen históricos y compañías ex-
propietarios, que la obtuvieron sin esfuerzo' y sin gravosas eroga- tranjeras poseen en esa y otras provincias extensiones de más de
ciones. De donde se explica que el 2,7% de los propietarios posee 300.000 hectáreas compuestas de más de un campo en distintas
en esa provincia el 50,57% de la superficie cultivada. jurisdicciones. Con razón Rodolfo Ghioldi explica que "cuando en
En la de Buenos Aires, en 1876, Argentina se dice latifundio, es realmente latifundio, es latifundio
monstruoso, colosal, inmenso". .
"el parcelamiento del suelo -dice Miguel A Cárcano- era resistido "La Forestal", compañía multinacional que explotó el tanino
por los estancieros que se sentían atacados en su situación privilegia- y continúa sus negocios bajo otra denominación, poseyó hasta
da, y veían hacerse propietarios a sus arrendatarios laboriosos que 2.000.000 de hectáreas y arrasó el quebracho colorado en Argenti-
pagaban altos precios por conseguir la tierra. Efectivamente, las gran- na, obtuvo ganancias tan fabulosas en beneficio de accionistas ex-
des extensiones en una mano predominaban en la provincia y, fuera
de las parcelas en los ejidos, el agricultor y el inmigrante no tenían
tranjeros, que para compararlas es necesario recurrir a las cifras del
dónde ubicarse". presupuesto de las provincias donde explotó bárbaramente a los
trabajadores y la riqueza natural de nuestros bosques en la región
En la aplicación de sucesivas leyes sobre tierras públicas, los es- chaqueña.
peculadores compraron extensiones impresionantes y los estan-
cieros fueron los mayores adquirentes. Abusos, partidismo y favo- En los territorios nacionales y en tierras de propiedad del go-
res presiden la entrega del suelo, cerrado a la ambición laboriosa de bierno federal, el cuadro de los latifundios, que estabilizarían
inmigrantes y a los derechos de criollos campesinos ocupantes. La férreamente nuestro fundamental problema agrario, durante la
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presidencia de Avellaneda presenta este panorama: a 198 conce- ADJUDICATARIOS SUPERFICIES TERRITORIO
sionarios, se entregó un promedio de 56.115 hectáreas por per- EN HECT AREAS
sona.
Luis Vemet 30.000 Formosa
,, ,, Chaco
20.000
,,
Guillermo Aráos 50.000
NUMERO DE ,,
TERRITORIOS CONCESIONES Jorge Reyes 7.500
HECTAREAS
José M. Uriburu 10.000 ",,
Jacinto Videla 12.000
Misiones 4 280.000 ,,
José Echenique 5.000
Formosa 30 1.810.000 Carlos Bouquet 40.000 Neuquén
,,
Chaco 82 3.847.000 Aurora B. de Mendoza 20.000
,,
Pampa 1 80.000 Lucio Mansilla 25.000
,,
Neuquén 49 J. M. Arredondo 25.000
3.575.067 ,,
Emilio Mitre 25.000
Río Negro 13 960.000 Sra. de Avellaneda e Hijos
,, ,,
22.500 "
Chubut 11 605.000 Río Negro
" 17.500
Santa Cruz 1 80.000 Domingo Dávila 12.500 ",,
Tierra del Fuego 1 20.000 Timoteo Gordillo 20.000
Provincias 6 143.814 Isabel de Díaz Arana 7.500 ",,
,-.:,.
:· .;} Pablo Belisle 6.432
Liborio Bernal 15.000 "
Juan G. Díaz 10.000 "
Obsérvese por este cuadro que en las provincias donde afluía Carlos M. Moyano 10.000 "
por razones geográficas y por la fertilidad de .la tierra, el mayor nú- Juan Temperley 500.000 Chubut
mero de inmigrantes, el promedio para cada adjudicación es de
23.969 hectáreas.
El monstruo -según la expresión de Ghioldi- ya tenía, de esta Estas adjudicaciones son sólo una gota de agua en la mar agita-
manera extendidos los poderosos tentáculos qu~ ahogarían, da del despilfarro y del favoritismo; es una insignificante muestra
paulatinamente, el desarrollo de nuestra agricultura, fijándolo en de la orientación de una política abusiva en materia de tierras pú-
su situación de estancamiento. blicas. Por la ley de derechos posesorios, pasaron a mano de unos
La ley Avellaneda no alcanzó sus loables fines y, una década pocos 3.300.000 hectáreas. Hasta 1898, en concepto de premios a
después, las donaciones, las ventas a bajo precio, el reconocimien- los militares se beneficiaron también a los que no participaron di-
to de derecho posesorios y los premios militares culminarían el rectamente en la campaña al desierto. Desde el ministro Adolfo
gran escándalo de la política seguida en materia de propiedad terri- Alsina, a quien correspondieron 15.000 hectáreas, hasta oficinis-
torial. tas castrenses se repartieron 5.495 leguas. Para medir b magnitud
En 1888, según la Memoria del Ministerio del Interior, las de este reparto, téngase presente que en 1888 la superficie de la
tierras que pasaron al dominio privado por leyes especiales, otor- provincia de Santa Fe era de 5.147 leguas, es decir, que se donaron
gándolas en venta o donación, comprenden la superficie de 348 leguas más que todo el territorio santafesino, y eso después
891.4 72 hectáreas, que se descomponen por personas y por terri- de haber objetado la Dirección de Tierras y Colonias las valerosas
torios en la siguiente forma: propuestas del Estado Mayor ...

16 17
CAPITULO 3

Sociedades comerciales de tierra y colonización.


El desierto subdividido en latifundios.
Esfuerzo anónimo de familias pobres.

No resultaron vanos los esfuerzos de los publicistas, nacionales


y extranjeros, por demostrar qué pingües negocios resultarían pa-
ra el capital foráneo las inversiones en tierra destinadas a la explo-
tación de la agricultura, pues -en la danza del despilfarro de millo-
nes de hectáreas- "con pocas libras", como decía Wilfredo
Latham, elogiado en el prólogo por Luis V arela, una importantí-
sima parte del suelo argentino pasó a ser del dominio privado
de capitalistas europeos, o del dominio de sociedades anónimas
ramificadas en la banca, compañías de colonización, industria
harinera, etc. y en los resortes de la fijación de precios de cerea-
les.
El lastre de hundimiento de la política de entrega de tierra en
propiedad a los labradores inmigrantes y nativos se aumenta con
la intervención de sociedades extranjeras, que se mezclan en los
negocios de tierras. En 1888 se aprobaron los estatutos de las si-
guientes compañías que tenían por objeto comerciar y explotar
campos, con el capital que se indica en cada caso:

19
~

C.Ompañía de Tierras y Colonización . . . . . . . . . . $ 5.000.000 el sistema conveniente para lograr una aproximación a las solu-
C.Ompañía Colonizadora C,entral . . . . . . . . . . . . . ·$ 2.000.000 ciones. Tuvieron a mano el elemento conocido por su aceptación
Sociedad Anónima El Paraguay Land Compañny . . $ 100.000 del riesgo en las fronteras y por su capacidad industrial; era el
Sociedad Anónima Elevadores y Depósitos de formado por los hombres con vocación ganadera, a expensas del
Granos (oro) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . $ 500.000 fisco y de la nación.
C.Ompañía de Tierras del Gran Sud de Santa Fe y El gran desconocido era el pueblo campesino, y el otro, flotan-
Córdoba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . f. 400.000 te en las nebulosas de una confianza ilimitada, el que vendría de
The Argentine Land and Investment C.Ompay todas las naciones. Pero la confianza en ellos estaba cifrada en el
Limited . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . f. 1.040.000 número, elemento de población, más que en la concreta capacidad
Sociedad Anónima Colonizadora Argentina . . . . . . $ 8.000.000 de hacerse cargo de la propiedad raíz; en el trabajo, más que en el
C,ompañía Nacional de Ferrocarriles Pobladores . . . $ 5.000.000 derecho actual e inmediato de no caer, en un país desértico, bajo
Sociedad Anónima Constructura del Sud . . . . . . . . $ 1.000.000 la férula de las empresas colonizadoras. La visión ganadera del país
Sociedad Terrenos Puerto Madero . . . . . . . . . . . . $ 7.200.000 impuso la potencia de su arraigo y al estanciero con ganado siguió
C.Ompañía Argentina de Tierras y Colonización f. 200.000 el empresario con tierra disponible para la agricultura; al puestero
el colono arrendatario y la legión de peones agrícolas. Y sólo una -
En 1889 se aprobaron estatutos de: época en que la tierra tuvo precios relativamente bajos por su
abundancia permitió que una parte lograra ser propietaria de cha-
Sociedad Anónima La Agraria . . . . . . . . . . . . . . . $ 1.000.000 cras, pero en el transcurso de esas conquistas personales limitadas
The New Zealand River Plate Land and Mortgage fueron retrasándose las conquistas nacionales. De la esperanza en
Company Limited . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . f. 5.000.000 una gran agricultura de profunda vitalidad, quedaron los proble-
Sociedad Anónima de Crédito Territorial mas de una agricultura empobrecida, estacionaria.
Santafesino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . $ 10.000.000 La pequeña propiedad rural tiene en su pasado una inmensa
pérdida de energías padecida por el país. Ha sido, en su origen,
Las primeras cosechas levantadas por inmigrantes, en las como un remanso que atrajo hacia su centro el esfuerzo anónimo
colonias que poblaron con toda la incertidumbre e inseguridad im- de todas las familias y hasta el último centavo producto del traba-
plícitas en sus contratos, atrajeron la voracidad del capital extran- jo se concentró en la obligación de pagar la tierra. Pero este esfuer-
jero. Entre los papeles que documentan esa ipseguridad a mediado zo campesino, sin lograr todos los posibles beneficios para la na-
del siglo pasado, aparecen los que testimonian la actividad comer- ción, produjo, y produce aún, la renta mayúscula de los grandes
cial de la firma Otto Bemberg, empresa que posee -según Horacio propietarios, que contaron con las "industrias madres" como fuen-
Guillén- 250.000 hectáreas, con latifundios que abarcan 98.000 tes fundamentales de sus negocios, cuando a la ganadería la aparea-
hectáreas en la provincia de Buenos Aires. ron la agricultura, cuando a la productividad salvaje del pastoreo se
Sobre las tareas campesinas se cierne el monstruo del latifun- la aisló en la productividad civilizada de los latifundios.
dio y no comprenderíamos la situación actual de los trabajadores De la caza del ganado cimarrón a la "caza" de tierras fiscales,
del campo si no tuviésemos presente esa realidad que defc,rma que fueron poco menos que res nullius, no hubo mucho más que
nuestra economía y condiciona la vida de todos ellos, directa o in- una cuestión de procedimientos, dada la naturaleza de ambas co-
directamente, desde los pequeños propietarios hasta los obreros sas. Predominó la constante mental del ganado, aun entre quienes
del campo. País de hondas raíces pastoriles, los hombres de la acapararon latifundios con la obligación de poblar con agriculto-
Organización, en el momento de promover la gran agricultura, res, porque siempre quedó, a expensas de la agricultura en desarro-
concibieron la adjudicación de tierra en términos ganaderos. A la llo, la fracción máxima para las vacas, las ovejas y los caballos, fo-
visión del desierto como pesadilla institucional, le opusieron la mentada por la atracción de intereses externos, concordantes con
visión del parcelamiento en leguas, como si ello hubiese resultado los de terratenientes argentinos.
20 21
El gran negocio de la tierra nunca fue aconsejado como objeti-
vo para la siembre de cereales, sino por la implícita posibilidad de
cubrir con hacienda, a bajo precio, las estancias sobrantes de colo-
nias. Ese fue el pensamiento, aparejado al otro de subdividir frac-
ciones para arrendar o vender, con el cálculo de que las concesio-
nes mejoradas, por falta de pago retomaran a mano del vendedor,
y concluyó por ser el predominante.

Si la colonización oficial fracasó por dificultades de organiza-


ción administrativa, también ello fue ocasionado por la mezquin-
dad de procederes, cuando se trató de beneficiar directamente al
trabajador de la tierra con pequeñas extensiones, pero suficientes
como unidad económica familiar. Por lo general, los campos asig-
nados con este criterio no fueron los mejores, sino aquellos desola-
CAPITULO 4
dos de las gobernaciones, sin medios fáciles de comunicación, sin
implementos de labranza, sin las mínimas comodidades exigidas
por la vida humana; y si la colonización -según el término consa- La relación tierra-terrateniente-inmigrante.
grado- dirigida por dueños de latifundios o por empresas conce-
sionarias, formó el panorama casi total de nuestro estado social La libertad y prosperidad.
campesino, hoy tenemos precisamente sus resultados en pie: graves Dependencia del agricultor.
problemas demográficos, económicos, sociales y de explotación Amparo a una minada.
agraria. Porque los propietarios que este sistema permitió formar,
El desgaste.
fueron una tercera parte, aproximadamente, de todos los agricul-
tores que trabajaron desde mediados del siglo pasado las tierras
vírgenes.
Latifundios en manos de unos pocos, constituyeron las barre- La relación tierra-inmigrante, que se propugnó en la teoría de
ras de la agricultura. El desierto fue vencido por los latifundios, pe- combate contra el atraso económico y la falta de población, se
ro éstos se erigieron, a corto plazo, en nuevos obstáculos para el transformó de inmediato en la relación práctica tierra-terratenien-
trabajo agrícola, para la política de inmigración y la población del te-inmigrante.
país. Y es éste el cuadro general en el que predominan los latifun- El segundo término copó el mecanismo. De ello resulta, en
dios, imponiendo sus condiciones durante el desarrollo agrario, y gran parte, la pronta aplicación de la política inmigratoria para fo-
en el que los propietarios, inmigrantes o criollos -muchos con mentar la agricultura, porque la mayor resistencia que pudo ubi-
hipotecas- no pasan del 300/o del total de los trabajadores del carse en el plano de los ganaderos -no faltó quien sostuviera que
campo en el siglo pasado. "un país cuya riqueza tenga por base la ganadería puede ser tan
Dentro de este panorama, debemos seguir la marcha de los respetable y civilizado como el que es rico por la agricultura o la
inmigrantes que se internaron en el país para dedicarse al cultivo perfección de sus fábricas"- quedó sin objeto el abrirse una nueva
de la tierra, y que fueron quienes configuraron los caracteres más posibilidad o una nueva excusa para el acaparamiento de tierra fis-
sobresalientes del campesino de hoy, tanto por el origen de los cal. Acaparamiento que, amparado primero por necesidad propia
usos y costumbres, como por sus vinculaciones jurídicas en el régi- de la cría del ganado, que exigía grandes extensiones, no resultó
men legal agrario. incompatible con la agricultura, puesta la tierra en posesión de
22 23
concesionarios o de colonizadores. Los terratenientes de vertigino- chos ulteriores de la agricultura? ¿Por qué es que al colono con-
sa promoción se erigieron en intermediarios, al interpolarse el tér- tratado por el particular o por el gobierno es necesario lievarlo atado
mino segundo de la relación y no hallaron contradicción inmediata como a un presidiario al campo de la labor para uncirlo al arado
sus intereses con los intereses de los ganaderos. En el fondo, los como el buey? ¿Por qué es necesario aislarlo, no dejarle pasar por los
unió una conquista común: el dominio sobre nuevos latifundios, la centros de población, porque si no deserta su puesto y prefiere otra
ocupación? Porque en et campo del trabajo es el siervo de la gleba
valorización de las estancias, el aumento de la renta.
cuando lo reata un contrario, porque así explotndo por otros allí
Sobre la estructuración de esa base económica, que establece gana cuatro reales y aquí gana cuatro pesos. &; necesario dar a la
en gran escala relaciones de dependencia entre el dueño de la tierra explotación agrícola su base natural y racional, prop<;>ndiendo a las
y el que la trabaja, se levantaría la prosperidad inicial del país y se leyes económicas y utilizando las tendencias del hombre 5ocial. Es
conquistaría el desierto en parte. Porque los casos en los que se necesario dar a la explotación agrícola la base de la propiedad, y a
cumple la relación tierra-inmigrante no son los que determinan la ésta la libertad, y al cultivo de la tierra la espontaneidad que nace de
generalidad de los caracteres sociales del trabajo campesino; ésta es la propia conveniencia".
una relación cuyo frustramiento alarmó a las conciencias lúcidas
derrotadas con frecuencia en las legislaturas o en el Congreso Na-
cional. Y alarmaba menos por sus consecuencias en cuanto al do- Pero no guardaba consecuencia el estadista con la totalidad de
minio de la tierra por unos pocos, que por la relación de dependen- su sistema, y como los gobernantes y legisladores de la época, deja
cia en que se colocaría al inmigrante traído para trabajar campos abierta la tranquera de los latifundios "de los colonizadores de
entregados a concesionarios. Esto significaba la evidente explota- buena fe", y de "los propietarios -son sus palabras- que quieren
ción del hombre campesino con la anuencia y el amparo del Esta- utilizar mejor sus tierras especulando en la venta de tierra barata al
do. Mitre lo dijo: alcance del que pueda ahorrar un céntimo por día". Y es ese últi-
., mo precisamente el sistema impuesto: dependencia del agricultor
"Repugnaba a mi conciencia esta explotación del hombre por medio hasta que pueda comprar la tierra -siempre difícil- y no la entre-
del capital en consorcio con el Estado, para importar a un país de-
mocráctico una especie de esclavos blancos". ga lisa y llana de la propiedad. Y esta obstaculización del libre de-
senvolvimiento del campesino, al no entregar el Estado amplia-
mente tierra al trabajador agrario, o vendiéndosela a bajísimo
Este enfoque resulta de estudiar la realidad. Nuestros campesi- precio como hizo con los terratenientes, explica el enorme desnivel
nos de la primera época de inmigración en masa fueron gente que entre las posibilidades económicas de la nación esperadas en el
.. j se hizo cargo del trabajo constreñida por las circunstancias; gente siglo pasado y la realidad del presente en cuanto a la agricultura.
que ignoraba los efectos mediatos de las condiciones bajo las cua- El obstáculo, armado, urdido en el seno de la clase gobernante,
les se establecía, o gente atada a compromisos legales· contraídos se alzó cerrando el paso a la gran agricultura; significó la subdivi-
en Europa. La libertad y prosperidad personal que se le ofrecían sión del desierto en latifundios y el subsiguiente trabajo en condi-
quedaban retaceadas por la muralla interpuesta entre él y la tierra ciones semifeudales. Por lo demás, constituyó uno de los factores
destinada a su trabajo. Ese inmigrante de las primeras décadas del más poderosos del retraimiento de la corriente inmigratoria, en re-
período de la Organización fue un ser constreñido, con su poten- lación con el volumen que pudo incorporarse a la población del
cia de rebelión alerta para zafarse del sistema. De Mitre también te- país, que sufrió el impacto del sistema. Si la nómina de coloni1!-5
nemos el testimonio sobre ello: fundadas durante el último cuarto del siglo XIX es extensa, mas
extensa es la nómina del desaliento y del abandono de la tierra.
"Los EE.UU. -dijo- tienen 360.000 inmigrantes al año y, a la El 690/o , aproximadamente, de los colonos inmigrantes no ob-
inversa de lo que sucede entre nosotros, la inmensa mayoría se dedi- tuvo el título de propiedad y ese enorme saldo en contra de la
ca al cultivo de la tierra. ¿Por qué sucede esto? ¿Por qué es que nues- medida del desacierto en nuestra política, ya que se procl~aba
tros inmigrantes prefieren los altos jornales inmediatos a los prove- por finalidad dar la libertad y prosperidad en base a la propiedad
24 25
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del suelo trabajado. Si, con todo, la radicación en el campo fue Entre el Estado, que seguía su política de favores y de despil-
suficiente para hacer del país un importante exportador de cerea- farro del patrimonio territorial, y la minoría consciente de su pa-
les, ello se debe al precio relativamente bajo de la tierra y a la pel, que se beneficiaba de ella, la alianza tácita se cubrió con las hi-
demanda de productos, que mantenía firme la esperanza de pérboles elogiosas sobre el trabajo del campesino inmigrante que
adquirirla a costa de cualquier sacrificio. Pero en esos sacrificios, levantara con las cosechas la piedra de Sísifo del destino personal y
que consistían en férrea conducta ahorrativa por parte de los familiar. La libertad fue un mito y la prosperidad un desideratum
colonos inmigrantes, en privaciones, en escasas inversiones de de sacrificios que inciden en la actualidad. Fue sustancialmente ilu-
dinero en herramientas y máquinas, perdió el país el amplio soria la aseveración: "nadie tendrá bastante poder para estorbar los
impulso creador, libre, espontáneo. esfuerzos individuales cuyo conjunto prepara y asegura la grandeza
Se trabajó la tierra para adquirirla, se la trabajó para resolver el del país". El poder bastante para estorbar los esfuerzos individua-
problema familiar de la propiedad de la tierra, cuando pudo estar les lo tuvo y lo tiene la gravitación del latifundio en la economía
resuelto desde el instante mismo en que el colono se posesionara particular del campesino y en la general de la nación.
de ella. El inmenso trabajo de los campesinos inmigrantes, compu- El esfuerzo individual se contrajo a conquistar un derecho que
' tado en el capital ahorrado, fue a parar a manos de grandes propie- no se tenía; a vencer precisamente el estorbo creado cuando se dio
tarios que no pagaron la tierra o que la pagaron a precio irrisorio. la tierra para que se explotase con ella el trabajo ajeno; con el agra-
Ese capital, generalmente, se perdió para las inversiones en el agro vante contradictorio de que el mismo campesino arrendatario
de donde procedía restándosele al campo los recursos que proveía. aumentaba con su propia labor la magnitud del estorbo para él y
Este fue el resultado inmediato de los planes basados en la especu- para quienes se fueron incorporando al trabajo agrícola. Porque
lación de los contratistas, en los que "figuraba en último término fundados los propietarios en el mayor valor de la tierra mejorada y
el interés del inmigrante y en los que se prescindía totalmente del de los latifundios que se colonizaban, exigían una suma mayor en
interés de la nación", según Mitre. concepto de arrendamiento. El trabajo del campesino resultó así
una absurda fuente de limitación progresiva de sus recursos eco-
nómicos: cuando más hacía producir los campos, se condenaba al
alza del valor del arrendamiento.
Si la inmigración "artificial" condujo a la directa explotación La fórmula atractiva "libertad y prosperidad" no pudo encajar
del agricultor por parte de los concesionarios, ,la espontánea se en- dentro de este cuadro. En él resultaba más exacta esta otra: depen-
contraba en similares condiciones. No dependía "la libertad y dencia y relativa posibilidad de ser propietario.
prosperidad" -fórmula en boga- del inmigrante fundamental- Dijimos, con Mitre, que se prescindía del interés de la nación y
mente de uno u otro sistema, sino del ordenamiento legal que re- el último que se consultaba era el del inmigrante y eso fue posible
gulaba la entrega de la tierra pública y las obligaciones de los terra- porque no se adoptó una política de entrega directa a él, y en gran
tenientes que las obtuvieron. Porque entre llegar al país atado a un escala numérica, de la tierra pública. Por el contrario, el Estado
contrato que ligaba al inmigrante a un concesionario o empresario amparó, con sus recursos financieros provenientes del trabajo de
de colonización, o llegar y obligarse voluntariamente con el dueño toda la nación, los intereses de la minoría formada por grandes
de un latifundio agrícola, no existía más diferencia que la de deci- propietarios, a quienes primero entrega a vil precio, o en premios,
dir aquí lo que no se había decidido en Europa. o en concesiones gratuitas, o por derechos posesorios, extensiones
En el caso de la atracción "artificial" del inmigrante, el plan cuyo promedio oscila entre 15.000 y 100.000 hectáreas; luego pa-
pre establecido del concesionario de tierra pública comenzaba por ga agentes y propaganda en Europa, paga el pasaje a inmigrantes,
la obtención de grandes extensiones y en el segundo, de inmigra- los aloja gratis para que afluyan en mayor cá.ntidad y los encauza
ción espontánea, la propiedad de muchas leguas de campo ya obte- hacia el trabajo en las propiedades de los terratenientes que forma-
nidas se ofrecía en parcelas, como una forma de hacerle producir ra. De donde el Estado vino a resultar -en determinado período-
renta y de especular con la valorización. un factor utilizado por terratenientes, oneroso para la nación.

26 27
En definitiva, el Estado paga la introducción de inmigrantes y
los grandes concesionarios no encuentran dificultades para cum-
plir con la obligación de poblar, ni en obtener renta de la tierra,
si es que en verdad piensan cumplir de inmediato con el requisito
de población; si es que en verdad no se acogen -como ocurriera-
ª las argucias y a la falta de rigurosa inspección administrativa para
eludir ese compromiso. De cualquiera manera, el inmigrante le ase-
seguraba a los terratenientes su fortuna, si éstos realizaban en dine-
ro su capital tierra, o si arrendaban, o sirvieron de excusa para ob-
tener tierras del patrimonio nacional o provincial.

Rota, en beneficio de una minoría, la relación tierra-inmi-


grante, el país pasa del desierto sin población a la población de la- CAPITULO 5
tifundios, cuando se deslindan colonias y se forman pueblos. Las
excepciones no hacen variar los lineamientos generales del sistema,
ni siquiera los hacen variar las colonias de las típicas empresas
colonizadoras que actuaron en la provincia de Santa Fe que, con Los colonos propietarios.
establecer en la tierra sólo cierto número de familias europeas ba-
jo condiciones onerosas, para el inmigrante, quedaron en posesión Condición social de inmigrantes europeos.
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de más de quince leguas cuadradas para especular libremente. Efectos del latifundio en la radicación de inmigrantes.
¿Qué significaron en realidad los inmigrantes? Nos quedan Evasión de capital de origen agrario.
múltiples testimonios escritos para dar una respuesta: mano de
obra. Por cada 31 que a través de los años lograron ser propietarios
de 50 ó 100 hectáreas, 69 fueron peones, artendatarios o medie-
ros. Y si tenemos en cuenta que esos 31 inmigrantes campesinos ¿Cómo consiguió una minoría de los inmigrantes agricultores
propietarios no son todos fundadores de colonias, sino que ese nú- ser propietaria de la tierra que trabajaba? Muy pocos, entregando
mero se integra con otros que se hicieron cargo de la tierra mejora- una parte de las cosechas durante cinco años -generalmente el ter-
da por haberla abandonado los primitivos pobladores, se puede cal- cio-; un número también reducido, gratt¡.itamente debido a facto-
cular que de 100 campesinos que se establecen en una colonia, casi res circunstanciales que impidieron el cobro en especie. El resto
el 800/o la abandona después de introducir mejoras o antes de fina- compró a precio de campos valorizados la tierra que había sido do-
lizar un año y son sustituídos por otros, de cuyo contingente resul- nada o vendida a vil precio, en inmensas extensiones, a las benefi-
tan algunos propietarios. ciarios de imprevisoras leyes de tierras fiscales.
Ese enorme desgaste de esfuerzo en las primitivas colonias El campesino inmigrante, que fue propietario por este sistema,
rompió el impulso inicial a merced del pésimo régimen de entrega trabajó la tierra y la pagó con el producto de su trabajo y el de su
de la tierra pública. El latifundio, aún subdividido, constituyó un familia y, en algunos casos, conchabando peones. Trabajar como
poderoso freno y acuñó las características generales de nuestro bestia, es típica expresión de inmigrantes. Porque, precisamente, si
agro. Muy otro hubiese sido el panorama si el libre acceso a la tie- algo los caracterizó fue su tesón, su enorme capacidad de trabajo
rra gratuita o barata para los que la trabajaran no hubiera sido in- dilatada en Argentina a favor de una inmediata posibilidad: formar
terferido por los aprovechados cercanos a la influencia oficial, a un capital, pequeño o grande, de imposible realización en su país
quienes Miguel A. Cárcano califica de favoritos y partidarios. de origen.

28 29
fueron hacia el campo, comprendieron y retomaron a las ciudades
Ni las desventajosas condiciones en que se le entregara tierra en o pueblos.
relación con la gran liberalidad del sistema norteamericano, que se Los territorios nacionales desde 1880 acusaron el golpe más vi-
mencionaba con frecuencia, pero que no se adoptó en beneficio goroso que rompió la relación tierra-inmigrante. Cinco mil quinien-
del extranjero o del argentino pobre, pudieron doblegar su con- tas leguas cuadradas salidas del dominio público prolongaron su
fianza en sí mismo y su ambición, acicateada por el crecimien- condición de desierto y crearon la repulsa del inmigrante. Un tes-
to circundante de las fortunas personales. tigo, Emilio Daireaux, lo ha observado. Hecha en tales condicio-
El paralelo entre su situación en Europa y sus posibilidades en nes, la enajenación de esas tierras cerró, más que abrió, a la pobla-
Argentina favorece a esta última. Los europeos que acometieron ción laboriosa las tierras que ésta pedía. Por muchos años no se
en tierra ajena la conquista del derecho de propiedad, o que se intentó ni una creación agraria.
acomodaron a la percepción de un salario, o permanecieron como
arrendatarios ensancharon su proyección social, pese a las condi- "El campesino -dice el autor citado- teme la vecindad de los
ciones que hemos estudiado. grandes feudatarios que se han formado un feudo de cien leguas cua-
dradas en esos desiertos; a falta de otro empleo, esas tierras han su-
"La mitad de ellos -dijo Sarmiento-habría quedado en su aldea ministrado poderoso alimento a la especulación".
de Alemania, Francia, Italia o España, pobre diablo, buen labrador y
honrado patán, si un día no hubiese tenido la buena idea de atravesar
el Océano y venir a ver lo "que voilá". ¡Parece mentira! Lo más atra- La ausencia de inmigrantes en esos territorios a fines del siglo
sado de Europa, los campesinos y gente ligera de las ciudades, es lo XIX -Daireaux escribí a en 1887- se explica, no por la distancia
primero que emigra. Véanlos en el desembarcadero". que los separaba de los centros de civilización, ni por falta de
comunicaciones fáciles, sino por la coerción del sistema casi feudal
impuesto al trabajo agrario, por la bárbara distribución de la
propiedad, por el desamparo a que estuvo librado el campesino.
Llegados a nuestro país y encauzados hacia el campo, la liber- Porque por más limitada que hubiese sido su comprensión del
tad -sin propiedad de la tierra- consistió para ellos en la facualtad papel que debía jugar, no escapó a la claridad de la masa de
de decidirse a trabajar. La toma de posesión por el agricultor de la inmigrantes el fondo cínico de la exaltación pública que se hizo de
pampa argentina, es obra de los argentinos, franceses, italianos, sui- sus cualidades de trabajador. Sin duda refleja el pensamiento
zos, españoles, etc., que allí se estable9ieron, frecuentemente sin terrateniente este programa de fortalecimiento personal del
capital y han creado .....-gin auxilios eficaces oficiales y afrontando el campesino bisoño:
interés de los negociantes de tierra- sus recursos económicos y los
han proyectado en torno. No tuvieron más asideros que ellos mis- "El único sistema que la experiencia recomienda, es el que expo-
mos. Individualistas, el prestigio de la propiedad privada les venía ne al colono, desde el primer momento, a la prueba más ruda, ha-
del liberalismo. Palurdos o no, los inmigrantes fueron sus agentes ciendo de esta suerte que ejercite sus cualidades y que éstas se pon-
desde abajo y, adquirida la tierra, su ambición estuvo en el engran- gan de relieve. Consiste en venderle la tierra a bajo precio, dándole
decimiento del patrimonio personal. largo plazo para el pago, y en abandonarlo a sí mismo".
No les resultaron desconocidos los manejos nefastos en la dis-
tribución de la tierra pública y, quizás en esta injusticia, hallemos El resultado de semejante sistema fue precisamente el previsto:
los factores que determinaron en millares de inmigrantes su resis- instalación precaria, trabajo deficiente, desalentador y, por último,
tencia a entregarse al sistema de arrendamiento, buscando mejores abandono de la tierra perdiendo esfuerzo, algo de capital y dejan-
beneficios en las ciudades y en la práctica de industrias menores. do un campo apto para los sustitutos, o, en el mejor de los casos,
La agricultura perdió a muchísimos de ellos para su desarrollo; el estancamiento en su situación de dependencia.
éstos fueron aves de paso sobre la tierra labrantía o, simplemente,
31
30
De estos golpes y contragolpes está plagado el historial campe- los terratenientes, exaltados a su vez como progresistas porque su-
sino y la propiedad adquirida por uno tiene, detrás, la frustración pieron luchar contra el desierto, manejando bien sus intereses. Vis-
de muchos. El clásico ejemplo de la colonia Esperanza no prueba tos desde el plano de la clase enriquecida con el trabajo de los
otra cosa que el triunfo del sistema de entrega incondicional del inmigrantes, estos parecieran prototipos preeminentes y altamente
título de propiedad de la tierra. Pero esta flor en el turbio hori- favorecidos en nuestra sociedad; vistos desde el escenario de su
zonte de la pampa cultivada en el siglo pasado es casi única y, · labor y desde sus problemas, justifican las palabras de Mitre -si las
quizá, su gran ascendiente creó las condiciones para ilusionar a los aislamos de su apreciación general del problema- cuando los cali-
inmigrantes, aviesamente instruídos por los agentes de inmigra- ficó de "explotados por los concesionarios".
ción, según testimonios irrefutables. El hombre europeo que nos Esta realidad de un grande esfuerzo colectivo trascendido a la
llegó en aluvión debió formar de inmediato, irrestrictamente, la economía nacional pero inmediatamente aprovechado por una mi-
gran fuerza de los pequeños o medianos propietarios; y sólo la noría -que además de ganar con la venta o el arrendamiento de la
creencia de que así se procedía permitió la afluencia de inmigra- tierra solía ser la que comerciaba cereales o los industrializaba-
ción campesina cuya aspiración se desvirtuara. El fenómeno de la explica también la resistencia del inmigrante a incorporarse a la
inmigración golondrina no se hubiese producido en tan grande ciudadanía, puesto que su estabilidad en la tierra o en el país era
escala, si se hubiera practicado liberalmente la relación tierra-in- un número jugado a coincidencias fortuitas, donde las mejores
migrante. El arraigo de ella no se produjo por falta de condiciones probabilidades las empujaban el tesón -no siempre sostenido-, el
favorables. trabajo -a veces improductivo-, las privaciones, la soledad y hasta
el peligro.

El mal de fondo está presente, en cierta forma, en las caracte-


rísticas generales de nuestra idiosincracia campesina en las regiones
donde, a pesar de todo, los propietarios no son escasos o donde, a
merced de subdivisiones sucesorias lentas, no existen grandes lati-
fundios ( 1). El inmigrante metido en colonias deslindadas en frac-
ciones de latifundios sufrió el devoramiento de su esfuerzo. Todo
su trabajo, todas sus cosechas durante años, fueron insumidas en la
compra de la tierra trabajada, de la tierra que poseía en nombre de
otro. Su Capital salió de su campo y, cuando terminó de pagarlo,
estuvo casi como al principio: con las mismas herramientas, con la
--··J misma tierra. Aunque ésta ahora le perteneciera en propiedad, su
valor representativo del capital y su derecho exclusivo no influye-
ron para la prosperidad más que en el ahorro posterior de las cuo-
tas hipotecarias.
Diez años, por lo general, se destinaron a rentar al concesiona-
rio, a la empresa colonizadora o al terrateniente vendedor. Este
cómputo de esfuerzo y de capital salido de sus manos, limitó sus
cultivos, le retardó la adquisición de máquinas, se perdió, en fin,
para el progreso de la agricultra. Pareciera que deducciones de esta
naturaleza no respondieran a la realidad, pero, apenas se raspa la
cáscara de las loas uniformes al progreso creado por los inmigran-
tes campesinos, se observa que ellas provienen de la satisfacción de
32 33

d.,•s¾
CAPITULO 6

Los pequeños y medianos propietarios.


Campesinos inmigrantes enriquecidos.

La más fructífera experiencia completada en Santa Fe con la


entrega de la tierra sin gravosas condiciones, quedó limitada a un
breve período y su ascendiente creó el clima necesario para atraer
hacia la tierra a inmigrantes agricultores europeos. Los que llega-
ron inmediatamente después, en muchos casos, fueron conchaba-
dos por los de la primera época de liberalidad oficial en la Confe-
deración y formaron, junto con sus connacionales, el pequeño ca-
pital indispensable para afrontar por sí mismo nuevos contratos
con terratenientes o concesionarios con empresas de colonización.
Del período preparatorio, actuando como jornaleros, peones o
medieros en chacras pertenecientes a extranjeros establecidos, pa-
saron a engrosar las filas de los agricultores de nuevas colonias. Y
en estos casos, que tipifican el proceso en vastas zonas agrarias, la
demora en ser propietarios -cuando llegaron a ello- computa esos
primeros años preparatorios, de orientación en la Argentina, por
no habérseles entregado directamente, masivamente, sin restriccio-
nes gravosas, la tierra pública.

35
Este sistema natural de encarar la entrega de tierra fue el que de campesinos inmigrantes enriquecidos; y concluyeron por tener
traía imaginado el inmigrante. La realidad argentina lo ahuyentó, su domicilio en los pueblos o ciudades. Algunos se convirtieron, a
.. - en cierta medida, de la agricultura y fue a engrosar las multitudes su vez, en "colonizadores", según la palabra consagrada, aunque,
de las ciudades, crecidas vertiginosamente con su aporte, eficaz, por la naturaleza de sus operaciones, debe calificárselos de compra-
desde luego, para la economía del país, pero perdido para la gran dores y arrendadores de campos. Otros viajaron a Europa y atraje-
industria agraria. Así tenemos en todas las provincias, como ron inmigrantes con el ascendiente de su propia fortuna, que fuera
resultado, rezagos del desierto transfigurado bajo otro nombre y exhibida como ejemplo.
con alambrados ... Alejados del trabajo directo en el campo, se rodearon, en las
ciudades, de contadores, apoderados, empleados de oficina reque-
ridos por la prosperidad de sus actividades; gravitaron sobre legisla-
Los antiguos colonos de medidanos del siglo XIX que se esta- dores y fueron atraídos a las luchas cívicas por dirigentes políticos.
blecieron cuando la tierra se pudo adquirir a bajo precio, o con la La Argentina fue, para ellos, tierra de fortuna y aspiraron a codear-
entrega de parte de las cosechas a plazos determinados, ingresaron se en el rango social con la aristocracia ganadera e industrial.
a nuestra pequeña burguesía agraria. Evadidos por su riqueza de la clase trabajadora, sus intereses estu-
Sus recursos les permitieron comprar a plazo en su misma colo- vieron en pugna con las luchas de esta última. Resistieron, con
nia o en otras cercanas, concesiones que hicieron trabajar, a su vez, apoyo oficial, los movimientos reivindicatorios de campesinos y
por inmigrantes. En compensación del uso por otro de su tierra obreros; maniobraron con el comercio interno de granos. A las in-
nueva, casi siempre gravada con hipoteca, recibían el tercio, el dustrias madres, origen de sus propias fortunas, las consideraron
cuarto o la mitad de los productos cosechados, o el pago en dinero suficientes para alcanzar el bienestar nacional.
del arrendamiento. Con esa renta, extraída con el trabajo ajeno, Estos inmigrantes enriquecidos, que ignoraron nuestra historia,
fj amortizaban su deuda y se convertían en propietarios de las tierras que vivieron al margen del desarrollo cultural del pueblo, que exal-
compradas y arrendadas. Todo consistía en ver con claridad el sis- taron constantemente la producción industrial europea, que se
tema por quienes eran ya propietarios de una .o más concesiones, mantuvieron desdeñosos de la capacidad de los argentinos, fueron
que trabajaban con sus familiares. Porque adquirir otras, general- los aliados naturales de nuestra oligarquía y padecieron, con el co-
mente a título de hipotecarios, respondía al estímulo del ofreci- rrer de los años, como industriales, los efectos de la estructura eco-
miento masivo de mano de obra desamparada. Si con el beneficio nómica que contribuyeron a afianzar.
aportado por sus dependientes cumplían con sus obligaciones de
pago, el éxito resultaba perfecto.
Esta pequeña burguesía campesina complementó el sistema
apuntado con préstamos usurarios, con la compra de trilladoras
que servían a otros campesinos, mediando el pago en dinero o por-
centaje de cosecha, o ingresaron como accionistas en sociedades
comerciales influyentes en la actividad de la colonia. Tuvieron,
desde el principio, sus émulos en los terratenientes, cuyos méto-
dos copiaron en escala reducida. Fueron progresistas. De entre
ellos surgieron industriales que abastecieron las necesidades de su
zona.
La naciente industria liviana tuvo en ellos impulsores decididos
en las colonias y a ellos principalmente se debieron las instalacio-
nes de molinos harineros, las fábricas de carruajes y máquinas agrí-
colas. Representaron, más que los pequeños propietarios, el tipo

36 37

C:-1
CAPITULO 7

Agricultores inmigrantes sin tierra.


Fuerza aprovechada, pagada y abandonada.
Gauchos e inmigrantes pobres.
La relación graucho-estancia.

Junto al inmigrante pequeño, mediano o gran propietario, per-


manecieron trabajando jornaleros o arrendatarios que no tuvieron
tierra propia por las dificultades estudiadas, o porque en las colo-
nias donde se radicaron ejercieron oficios artesanales y subsidiaria-
mente trabajaron en el campo en época de cosechas, o porque, ca-
reciendo de familia, hallaron la solución inmediata al problema de
subsistencia conchabándose. Este tipo de inmigrante campesino se
estabilizó en el círculo cerrado de su condición de mano de obra
disponible para el trabajo en campo ajeno. En este grupo se
clasificarían los que cambian de patrón con frecuencia, los que se
alejan y retornan periódicamente a la actividad agraria. Vivieron en
condiciones precarias y sus vínculos más evidentes los acercan a las
poblaciones y , a pesar de que son trabajadores del campo, viven
como marginados de él. Más que proveer de arrendatarios o
medieros, de esta falange de inmigrantes pobres se forman las
peonadas de las colonias; son, según la calificación de una estadís-
tica, "personal de fatiga" ...

39

\~:~~
~

No tienen, como sus patrones propietarios, abierto ningún ho- mo otro saben trabajar en chacras y en estancias, aunque, por de-
rizonte inmediato como trabajadores libres, en el sentido que se le terminaciones de origen y de procesos históricos, el gaucho prefie-
diera a esta palabra con relación al laboreo de la tierra. Son, por lo ra el trabajo ganaderil con el que estuvo consustanciado. Gaucho-
general, los que se conformaron con ganar cuatro reales en el cam- estancia, forman una relación de sugerencias más reales que las que
po, sin decidirse por los cuatro pesos de la ciudad. Son los que no surgirían de un intento de relación estancia-inmigrante. Esta últi-
enviarán fotos ni dinero a Europa . . . Si abandonan el campo, se ma no determina una característica nacional. La primera nos retro-
convierten en carreros, changadores, estibadores, etc., en las pobla- trae al estado de la economía pastoril y se prolonga abarcando el
ciones desarrolladas a favor de la agricultura y del ferrocarril. No período del desarrollo extensivo de nuestra agricultura y la actuali-
figurarían en las nóminas de los fundadores de colonias, aunque dad, como el gran reducto de las fuerzas sociales que se apoyan en
estuviesen en ellas desde sus comienzos. el dominio de latifundios.
Son los sin historia de la prosperidad nacional. No se involu- La estancia donde encuentra su cabida natural el gaucho, bor-
cran en la observación de Huret sobre la transformación del inmi- dea colonias y les impide su expansión divisoria de tierra. Co-
grante en tierra argentina, cuando dice: "Es como una especie de lindan, y a fines del siglo XIX quienes trabajan en una u otras
liberación, de resurgimiento de una crisálida que dormía bajo la tipifican el proceso agrario en cuya dinámica intervienen ganaderos
envoltura embrutecida del perseguido o del esclavo". Porque a pe- y colonizadores. Una desprevenida o interesada exaltación de un
sar del aura de progreso y de riqueza de que está rodeado, no logra sentido de vida nacional hará que predomine la figura del gaucho
superar su continente de inmigrado con antigua servidumbre, ni asalariado como prototipo, en desmedro de exigencias populares
"sonríe a la luz de la inteligencia, al trabajo libre, a la ambición y que se tradujeron en el lema "subdivisión de la propiedad",
a la esperanza". encarnado por campesinos sin tierra o con escasa superficie la-
Nómades del agro, sus rutas de trabajo se escalonan en las brantía.
estaciones ferroviarias y recalan, en la vejez, en los pueblos peque-
ños donde tienen conocidos, parientes quizá. Su rica historia de
trabajo tienen en ellos mismos sus rapsodas orales y computan, a- La masa de inmigrantes pobres, en la época en que se realza la
través de su vida, el conocimiento de patrones, a quienes sirvieron figura nacional del gaucho -que no reivindica para sí la tierra- era
de cosechas pasadas, de trabajos increfbles, de jornadas excepcio- de reciente presencia en el medio agrario y de su seno no se transfi-
nales de las que se muestran orgullosos, como ,forma de exhibir su gura, por razones étnicas, sociales y quizá políticas, un tipo popu-
fortaleza. De ellos comúnmente es conocida su condición y su na- lar que conjugue el núcleo de problemas existentes. La exaltación
cionalidad, o en la ignorancia general de su procedencia se involu- de origen oligárquico del retrato psicológico del gaucho -después
cra el tácito desconocimiento de las vinculaciones afectivas o de de perseguido, explotado y destruido- encubre la realidad del
intereses que los unieran a las poblaciones europeas de donde se campesino de fines del siglo pasado. Su sobriedad alabada, su
desgarraran. destinterés -tareas gratuitas en las yerras- su capacidad de traba-
Subyacen como elemento de tra.bajo olvidados en los planes de jo, su individualismo, que no lo inclina hacia la unidad combativa
desarrollo de la agricultura, aunque su presencia en el corpus na- política y social de clase, fueron las cualidades que se quisieron
cional resultase un incentivo para los acapadores de tierra. Decan- transmitir como ideal de hombre argentino en las modalidades del
tados hacia el fondo, constituyeron una poderosa fuerza aprove- campesino de origen extranjero ...
chada, pagada y abandonada. El sistema a que se sometieron no
hizo de ellos hombres altaneros. El aborigen, el gaucho, es casi su "Cada vez que ante un problema de la vida colectiva se comien-
igual, pese a las diferencias de raza, de ocupaciones, de proceden- za pensando en la psicología y no en las condiciones objetivas, pode-
·~~ j cia histórica y de temperamento. mos temer.que ande agazapada una tentación, consciente o subcons-
ciente, de granjearse un derecho a la violencia sobre las personas,
En la sociedad ocupan el estrado inferior; están igualados am-
relevándose de ajustar ante todo las cosas".
bos en el abandono y en las estadísticas de peones. Tanto uno co-
41
40
Esa formidable figura que se construyó con el nombre de gau-
cho, indica, más que la presencia de un tipo nacional -avasallado y
superado-, el tiunfo de la burguesía ganadera en el dominio de la
economía, de la política y de la orientación cultural del país. Bajo
la ancha sombra histórica del gaucho, no pudieron cobijarse los
campesinos sin derecho de propiedad sobre la tierra trabajada. Sus
émulos estrictos tardaron en surgir; son de 1900 en adelante. Mien-
tras tanto, sobre la relación gaucho-estancia se profundizó el acen-
to para destacar excelencias nacionales. La atracción nefasta de su
lirismo retardó la precisa consideración de la problemática campe-
sina, pese a la potencia de su realidad. Durante medio siglo, la figu-
ra retórica del gaucho trascendió a la masa de inmigrantes e hijos
de inmigrantes sin tierra, relegándosela hacia el desinterés por ella. CAPITULO 8
En cambio, se destacó la de campesinos propietarios, la de coloni-
zadores acaudalados, de empresarios y hombres de negocios de ori-
gen extranjero, de modo que no se perdiera de vista la liberalidad
del sistema que los favoreciera en el período de la formación de Imposición de usos y costumbres.
nuestra burguesía terratateniente ...
Colonias étnicamente homogéneas.
Adaptación del inmigrante campesino.
Las prácticas políticas que veía.
La adopción de la ciudadanía.

Las colonias se poblaron con elemento de inmigración; los abo-


rígenes actuaron en número reducido y puede afirmarse que la tie-
rra -en el último tercio del siglo XIX- no fue trabajada por ellos,
sino que se ocuparon en tareas subsidiarias de la agricultura. Las
colonias fueron centros de extranjería, corrientemente homogé-
neos en cuanto a la nacionalidad de sus pobladores. Trasplantados
desde Europa a las llanuras argentinas, sin estar contrarrestada su
presencia por la de fuertes núcleos de aborígenes, obraron con sen-
tido avasallante, destructor de lo presente autóctono. Impusieron
hasta donde ello fue posible, sus costumbres y crearon con eficacia
un clima social diferenciado de la realidad que los circundaba a dis-
tancia de leguas por medio. Lo que perdieron de sus usos y costum-
bres se computa como una imposición de la pampa que labraron,
más que por la inmediata influencia del nativo, del cual los separa-
ron la raza, el idioma, la cultura, cuando no rivalidades artificiales
o desconfianza de que dan prueba numerosos documentos.
42 43
1
() La masa de inmigrantes incorporada al campo argentino trans- la limitación a que los constreñía la necesidad de vivir y trabajar-
portó consigo, lógicamente, su calidad de europea y no se despojó su carácter de gente trasplantada.
de ella fácilmente por el contrario, procuró reafirmarla en la educa- Resultaría erróneo afirmar que se asimilaron a las costumbres
j ción familiar y escolar de sus hijos, especialmente la de proceden- del país: las modificaron o crearon otras. A las de origen pastoril,
cia suiza y alemana. Tuvo puesta sus miras más en el consulado de les sucedieron o se mezclaron las propias del hombre que se dedica
¡ su país como agente de gravitación legal, que en los representantes a la agricultura y que fue, por otra parte, un hombre formado en
') de la autoridad provincial o nacional, de los cuales solía desconfiar ambiente europeo. La escasa densidad de población argentina con-
y de quienes no pudo prescindir.
tribuyó a que el fenómeno inclinara la balanza a favor de los inmi-
El idioma de que se sirvieron los inmigrantes les estrechaba grantes, como también influyó el cerco de llanuras inmensas que
vínculos nacionales y formaron colectividades que se agruparon en rodeaba a las colonias de extranjeros, a muchas de las cuales sólo
asociaciones mutuales con sede en los pueblos que ellos mismos, faltaron murallas y cañones para ser campos fortificados en medio
con su presencia y su trabajo originaron. Desconocían el pasado de la nación que los atrajera. Este absurdo no pudo producirse, pe-
de nuestro país, y del presente, en el mejor de los casos, estaban ro no faltaron consejeros comunales de extracción campesina que
informados por períodicos dirigidos y escritos por italianos, .alema- votaran impuesto a las "carretas de argentinos" que se introduje-
nes, franceses, etc.
ran en la colonia ...
Su aislamiento en colonias étnicamente homogéneas -hacia
donde concurrían con la orientación de empresas, agentes interme-
diarios o por atracción de lazos familiares- contibuyó a que man- En las colonias prósperas, se mostraron orgullos de un progreso
.; tuvieran por muchos años su actividad de extranjeros que añoran que era obra exclusiva de sus esfuerzos individuales y colectivos, y
una realidad transocéanica y, a pesar de las ventajas que disfruta- se aferraron a su nacionalidad de origen, haciendo una cuestión
{J ron como habitantes, subestimaron lo que no provenía de Europa. de dignidad no renunciar a ella. Se m;; ntuvieron apartados de los
Fueron los primeros creadores de un clima derrotista con respecto problemas institucionales del país hasta 1880, aproximadamente,
a lo nacional. Exaltaron su patriostismo por nostalgia, y decir que sin naturalizarse y crearon, con su vigilancia en este aspecto, un cli-
"en América nadie es extranjero" es reflejar, más que la actitud de ma de resistencia a la adopción de la ciudadanía argentina. Y cuan-
los inmigrantes, la amplitud de espíritu ho~pitalario nacional que do tuvieron que defender sus derechos en el orden comunal, no va-
los acogía. Numerosas instituciones creadas por inmigrantes prue- cilaron en crear "Centros políticos de extranjeros", ramificados
ban también que para no sentirse extranjeros tuvieron la libertad luego en toda la república. Pero la indiferencia del inmigrante no
de fomentar -como una inútil resistencia a entregarse al medio- se originó sólo en su condición de extranjero, sino en su escepticis-
su propia extranjería, con la desmesurada apreciación de haber mo con respecto a las prácticas políticas que veía, y en esto no
"arrancado al suelo americano de la barbarie". ·
estuvo aislado como una fuerza negativa, sino que siguió una mo-
Argentina es para ellos, durante muchos años, América. Una dalidad general del pueblo de esa época.
entidad vasta, que supera límites geográficos, como un campo de
conquista al cual debe extraérsele todo, mientras se añoran las "Las elecciones -,:omenta un testigo en el diario La Unión de
excelencias del suelo donde nacieron. A tal punto que llegan a em- Esperanza, el 15 de noviembre de 1891-, en general se efectúan en
R>· plear la palabra colonia con el aditamento de "italiana", "alema- medio de la más profunda indiferencia de la nación, que sabe perfec-
na", "francesa", etc., según la nacionalidad de quienes la pueblan, tamenta que su voto será inútil y que los diputados son elegidos de
para rebasar luego su significación, desligándola del centro agrícola antemano; la proximidad de una elección presidencial no deja de des-
y abarcando a todos los connacionales de una provincia y aún de pertar las pasiones. Pero no más allá de lo razonable, sin embargo;
""~.-· pues se sabe también que el presidente es elegido de antemano, de-
la nación, bajo la denominación de "colectividad" -fustigadas co-
signado por el presidente que se halla en el poder. Y aun con todo, la
mo creaciones ficticias por Sarmiento-. Mientras tanto profundi- parte de la nación que se agita, se reduce a la burguesía directora; el
zaron, por simple razón de presencia, en los campos labrados -por pueblo sigue en su indiferencia y escepticismo acostumbrado".
44
45
El aislamiento en las colonias, la falta de prácticas republicanas "En todo el mundo ~ecía Sarmiento- el hombre moderno,
ilustrado, aspira a ser libre, es decir, a ser ciudadano. Es indigno ha-
en la gran mayoría de los inmigrantes -porque no las tuvieron en cerse gobernar por otros que nuestros representantes, cuando tene-
sus países- su lógica desvinculación con las tradiciones argentinas mos en nuestras manos gobernarnos a nosotros mismos; como será
y su estricta dependencia en el orden económico durante los pri- siempre indigno al constituirse en parásito político, aprovechando de
meros años, y la resistencia de la clase dirigente a adoptar una po- la prosperidad que el esfuerzo ajeno crea por las instituciones políti-
lítica incuestionablemente democrática, contribuyeron también cas y maldiciendo de los errores, vicios e incapacidad de los que
a que el inmigrante demorase su incorporación a la ciudadanía. gobiernan".
Franceses, italianos o alemanes --cuyos hijos, por la legislación de
sus países, conservaban la nacionalidad de ellas fuera del país de La incorporación en masa de los extranjeros a la vida política
donde procedían- hicieron cuestión de honor en conservarla, co- no convenía a los intereses de la oligarquía enriquecida con su tra-
mo si renunciar a ella contituyera un acto de indignidad transmisi- bajo. Los campesinos, que padecieron la crisis de fines de siglo,
ble a sus descendientes. que reivindicaban su derecho a cobrar sus cosechas en oro ( 2), se
Pero, en el fondo, más debe cargarse a cuenta de las condicio- formaron en la escuela de los Centros Políticos Extranjeros, cuyas
nes difíciles que debieron afrontar en nuestro país su alejamiento aspiraciones democráticas eran frenadas desde los gobiernos pro-
de la directa intervención en los asuntos políticos, para lo cual vinciales, que se resistían a otorgarles el derecho de intervenir en
contaban con la ley de naturalización. Señálese entre esas difíciles las elecciones comunales o municipales, para mantener la hegemo-
condiciones, la obstrucción al acceso a la propiedad de la tierra, nía de clase en la unidad del poder. El régimen de entrega de la tie-
que demoró la formación de más poderosos centros urbanos, rra pública, que dio por resultado el desarrollo de la burguesía te-
asientos de instituciones democráticas. Porque se observa que en rrateniente, no pudo dar, mientras esa burguesía estuvo en el po-
las colonias donde el inmigrante obtuvo antes de 1860 gratuita o der, sino una resultante política antidemocrática, también con res-
fácilmente el título de propiedad de su campo, el capital creado pecto a los inmigrantes que explotaba en sus tierras y en sus indus-
fue invertido de inmediato en la misma colonia y el centro de trias.
población urbana que la prosperidad creara, conjugó intereses Las represalias contra los extranjeros combativos tomaron la
comunes a los campesinos vinculados tanto a la economía como a forma de persecuciones personales y de rehazo a sus pretensiones
la política. Y es precisamente en esas colonias donde la politiza- colectivas.
ción del hombre de campo se ha operado con mayor rapidez. El "Los extranjeros de Córdoba 4,e escribía en La Unión, citando
interés público, que comienza por los negocios de la comuna que a un periódico oficialista- están sufriendo las consecuencias de sus
afecta sus bienes, se extendió a la vida política del país; pero fue errores, pues han tomado una ingerencia activa en nuestras turbulen-
necesario, no obstante, que transcurrieran casi cuarenta años para cias políticas".
que el fenómeno se produjera con volumen digno de conside-
rarse. En las zonas de más densa población campesina no se tomó ni
Esos inmigrantes de las primitivas colonias, que superaron las una medida práctica para facilitar la naturalización de los extran-
dificultades y desarrollaron la riqueza de las provincias que atraje- jeros, con lo cual, indirectamente, se estimuló su apartamiento de
ron al gran aluvión de fines de siglo dieron en cierta forma el las luchas electorales. En la provincia de Santa Fe, a cuyo territo-
ejemplo de los beneficios que reporta la intervención en asuntos de rio afluyó el mayor número de inmigrantes -hablar de agricultura
interés público. Con todo, el retraimiento contumaz de la mavo- en 1890 era referirse a Santa Fe-y donde existían más de cuaren-
ría de los campesinos agricultores está dado por la exigua cifra· de ta colonias en 1882, sin centros importantes de población urbana,
los padrones electorales, en una nación con cerca de 2.000.000 las gestiones para obtener la naturalización debían realizarse en
Rosario, asiento del juzgado federal . . . Con lo cual quedaba
de inmigrantes incorporados hasta 1894. En 1910 existían
bloqueado el acceso a la ciudadanía por la distancia enorme que
más de 1.600.000 varones adultos que no eran ciudadanos
( 1) ... separaba a esa ciudad de los centros agrícolas más florecientes y

46 47
por los gastos que ocasionaría. Muchos años después se utilizó la
práctica de otorgar poder para realizar las gestiones.
La inquietud política de los extranjeros se encauzó, en las prin-
cipales ciudades originadas como consecuencia del proceso inmi-
gratorio y del desarrollo de la agricultura, hacia las contiendas
electorales municipales, primero para tener derecho de votar -que
les fuera negado a los primitivos colonizadores, después de haberlo
ejercido en ciertas colonias, eligiendo sus autoridades comunales,
judiciales y comisarios de policía- y para intervenir luego en el
gobierno municipal. En el orden político provincial y nacional, el
campesino obró por influencia de las nuevas condiciones que
creaba su trabajo y su presencia en el país.
Puesta en práctica la fórmula alberdiana, ante sus resultados
se impuso necesariamente el criterio político de una nueva formu-
lación popular: gobernar es democratizar ... Una satisfactoria de- CAPITULO 9
mocracia no podía ser aquella que dejaba al margen de la interven-
ción en asuntos republicanos locales, a la gran masa de productores
agrarios, y que conservaba los vicios de selección con respecto a los
ciudadanos nativos. Internación de Inmigrantes.
Sigue el despilfarro de tierra pública.
Presión política de los agricultores.
Derrota de una industria noreciente.
Apartamiento de la vida política.
Naturalización y "extranjeros escogidos".
Movimientos gremiales y campesinos propietarios.

Desde 1890 a 1909, ingresaron en el país 813.372 agricultores


europeos; de ellos el gobierno se hizo cargo de la internación de
452.310 y de 274.145 jornaleros, llamados personal de fatiga, que
aceptaron la protección oficial por carecer de recursos, o por no
gastar el dinero que poseían. Fueron dirigidos, con pasaje gratuito,
hacia las regiones donde pudieran establecerse. Ténganse presente
las inmensas adjudicaciones de tierra pública hechas a una mino-
ría desde 1880 -adicta a la política gubernativa-, con cargo de
poblarlas y resultará claro el consorcio Estado y terrateniente, al
que aludiera Mitre en el Senado. Esta situación no era desconocida
por los mismos agricultores a quienes perjudicaba el despilfarro
oficial.
49
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_!
No menos de 30.000 hijos de inmigrantes necesitaban tierra movimientos de agremiación de la clase obrera en los centros in-
propia en 1892, cuando se otorgaron -uno de los casos- a dos re- dustriales. La crisis económica arrasó con la industria molinera de
dactores de La Nación, Ceppi y Jordana, 10.000 hectáreas de cam- las colonias. Molinos instalados en ellas o en poblaciones del inte-
po. El vocero de los campesinos, La Unión, preguntaba: rior, explotados con capitales argentinos provenientes del trabajo
agrícola, cerraron sus puertas (1). La política económica de la oli-
"¿Puede ni siquiera llegarse a suponer que se pueblen esas tierras garquía en el gobierno y la influencia del capital monopolista ex-
cuando ellas son revendidas a precios altísimos, que ningún agricul- tranjero -Bemberg actúa en las colonias desde 1862- derrotaron
tor podrá comprar? Esas tierras no han debido enajenarse en esa for- esa floreciente industria creada en los centros agrarios, junto a los
ma, y por tan vil precio. ¿Por qué su enajenación no se hace a fami- campos donde se cosechaba el cereal. Las altas chimeneas de ladri-
lias de inmigrantes y agricultores, como lo establece la ley, y en llos de los establecimientos demolidos se conservaron como un
cambio, se acuerdan superficies mayores que las que ella autoriza, a símbolo del progreso truncado. Pueblos detenidos en su desarrollo
personas sin responsabilidad y sin ningún título que las haga acree- industrial, vegetaron penosamente apenas nacidos a la prosperidad
doras a ellas?"
y los campesinos sufrieron la condena definitiva del aislamiento,
Este es el sistema que no sólo condujo al estancamiento de de la falta de incentivos culturales urbanos, de la opresión de las
nuestra agricultura, sino que sus usufructarios mantuvieron a los grandes distancias y de la despoblación. En cierta forma continua-
campesinos alejados de su participación en política. Porque esa ron siendo pobladores del desierto.
masa, integrada con sus descendientes argentinos, no era precisa- Cada colonia tuvo su primer envión, su primer entusiasmo, su
mente la que apoyaría los intereses de la oligarquía terrateniente. primer apresurado loteo de un hipotético centro urbano, que rara-
Por otro lado, exigirles, como lo establecía la ley, la renuncia ex- mente consiguó ser, en su década inicial, otra cosa que un boliche,
presa a su nacionalidad -cuando públicamente habían manifesta- una iglesia y una chimenea de molino condenada a la demolición.
do que tal renuncia constituía un acto de indignidad- era la mejor La tierra inmensa sin subdividir, rodea y les impone a las colonias
manera de contener la afluencia de nuevos ciudadanos. su hegemonía de llanura opresiva del hombre y, dentro de ese
No obstante, los mitines políticos de los opositores al oficialis- cerco con anchura de leguas despobladas, los colonos arrastraron
mo contaron con su concurso y su presencia en ellos fue, en oca- sus deudas y se esforzaron por pagarlas y lograr un sitio de afinca-
siones, fustigada desde la prensa oficiosa. Esa presión política por miento definitivo. En la región del trigo, sólo pocas ciudades de
acto de presencia trasuntaba un hondo disconformismo social de más de 10.000 habitantes se desarrollaron en sus colonias.
los agricultores, encauzado hacia la conquista del pago de sus cose- La época del crecimiento extensivo de nuestra agricultura creó
chas en oro, la resistencia al impuesto sobre venta de cereales, que la euforia de la abundancia y de la prosperidad, en un país retrasa-
adquirió contornos violentos en la provincia de Santa Fe, del dere- do, de economía pastoril, pero en su seno ya estaban las causas de
cho al voto en el orden municipal y, con menos fuerza combativa, su limitación y las llanuras, pobladas con índice inferior a los
la exaltación del principio de "subdivisión de la propiedad", que cálculos previstos, continuaron siendo, de otra manera, un proble-
era decir subdivisión de los latifundios. Esta aspiración de los ma de demografía y de política económica e institucional. Si el de-
campesinos con respecto a la tierra, cuando mayor fue la afluencia sierto originó a los caudillos feudales, las colonias de inmigrantes
de inmigrantes, fue satisfecha en parte casi exclusivamente por la agricultores, semianalfabetos la mayoría, atados a las deudas o al
especulación de grandes propietarios, con más vocación de ricos arrendamiento, sin estabilidad en la tierra y con la inmediata nece-
dueños de colonias con trabajadores extranjeros que de afortuna- sidad de reunir capital, no podían originar sino los elementos para
dos dueños de estancia con ganado. una problemática de la democracia.
Pero no es a esta masa de inmigrantes, que trabajaron condicio-
nados por la depresión económica de fines de siglo, a quienes se di-
El disconformismo social en los medios agrarios, que se refleja rigieron los que lamentaron el apartamiento de los extranjeros de
en la prensa de fines de siglo, está aparejado, en las causas, con los la vida política del país, sino a los otros, a los que estaban unidos a
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a las masas proletarias y a su agrupación combativa, dirigidas en
la clase gobernante por afinidad social y por su ideología. La sínte- muchos casos por obreros extranjeros, sobre los cuales gravitaba,
sis de esa orientación la dio J .A. Alsina cuando dijo~ desde 1902, la fulminante amenaza de la ley 4144.
La vigilancia policial sobre millares de extranjeros, de que dan
"Sus notables actividades, su honorabilidad y su inteligencia se cuenta los informes del Ministerio del Interior, no fue, precisamen-
han aplicado al gobierno y administración plutocrática, en las comi- te un factor favorable a la naturalización de los inmigrantes, radia-
siones directivas de bancos, empresas industriales, ferroviarias, cons- dos por la prevención policial de las luchas políticas. Ese clima de
trucroras, seguros en todas formas, y sociedades anónimas en todas opresión social y política, arrinconó en sus chacras a los agriculto-
las peculiaridades de la fructificación del capital. Aplaudamos esa res inmigrantes, pero ello no significó ni indiferencia por los asun-
acción de cultivo de la riqueza, signo de prosperidad del país y de tos públicos, ni sometimiento pasivo a las condiciones de su traba-
muchos individuos; mas al mismo tiempo, requiramos de ellos la su- jo bajo dependencia.
ma de atención y de actividad que el país merece, consagrándole una Su combatividad, reprimida desde aquel antiguo antecedente
parte de ideas, tiempo y acción como la que los ciudadanos tienen el
deber de dedicarle, para la verdad del gobierno democrático, sin per-
de 1857, en que un ministro de gobierno provincial les llamara
judicar ni disminuir sus intereses materiales, profesionales, oficios, "hombres altaneros", se mostró activa en La Pampa. Los colonos
comercio u otro medio de subsistencia, cooperando para el perfec- de Macachín, cuya lucha fuera calificada por la oligarquía de "al-
cionamiento de las instituciones. Y, en la esfera de la educación y di- zamiento", reclamaron la abolición de contratos esclavistas y los
rección de niños, jóvenes, hombres y mujeres, en la enseñanza co- pagarés en blanco; exigieron semillas y harina, a fin de contrarres-
mún o profesional, en la cura de almas e instituciones religiosas, exis- tar los efectos de la sequía. Los de Santa Fe, Córdoba, Pampa Cen-
ten millares de extranjeros que no se han naturalizado. Vuestro voto tral y norte de Buenos Aires, iniciaron importantes movimientos.
consciente es necesario para sostener la democracia en que os halláis. En 1912 estalla la huelga histórica conocida con el nombre de Gri-
En cambio -tlice luego Alsina con leve pesadumbre- los intereses to de Alcorta.
:--.;
:: mínimos, pero de esencial cuidado para la subsistencia, el pan coti- Pero este movimiento se origina, precisamente, en zonas que
diano, han llevado a muchos individuos pobres y humildes, a los es-
trados de los jueces federales que les otorgaron carta de ciudadanía.
se caracterizan por la presencia casi exclusiva de campesinos
Estos humildes contribuirán a gobernar --11dvierte- a aquellos alti- arrendatarios. En las viejas colonias del centro de Santa Fe y en las
vos; con su voto establecerán las contribuciones que aquéllos pagarán similares de Entre Ríos, cuyas chacras eran trabajadas por sus
y darán las leyes; pudiendo llegar hasta votar la reforma de la Consti- propietarios, el movimiento gremial careció de resonancias. En
tución. ellas, la ausencia de motivos de agremiación iguales a los del sur,
contrasta con la presencia de un espíritu ligado a los intereses de la
Y para aclarar definitivamente su pensamiento que era el de propiedad privada, de dominio ejercido y, en cierto forma, sus
la clase gobernante, termina diciendo: campesinos son enemigos de la agremiación. Son los hombres
propietarios de las chacras que se formaron hace un siglo, entre
"Tan sólo conviene, hasta que haya una población de base 1856 y 1860, que se jerarquizan con la influencia subjetiva de
mayor de 10.000.000 de habitantes, conseguir la asimilación o incor-
poración a la cuidadanía, por la agregación paulatina del niño y siembras históricas y se desvirtúan hoy, como remoto hecho de
de sujetos meritorios, como es la intuición concretada en la ley vi- cultura, con la presencia generalizada de los tambos. El proceso
gente. Los escogidos, son los extranjeros que se han elevado en las histórico que se inició con el arado se cierra allí con la desna-
diferentes esferas sociales, los que deben solicitar la ciudadanía". tadora.
No diremos que éstas son zonas de campesinos felices, aunque
son pudientes; para sentirse seguros en la sociedad, se afirman, en
Este llamado a los "extranjeros escogidos" significaba una pre- su mayoría, en la justificación de la propiedad por el pago o por el
calificación de los individuos ciudadanizables, que respondí a a la legendario trabajo de sus antecesores y también por esa lenta ós-
política oficial de restricción de la libertad de los gremios -regla- mosis que difunde, en las almas de los poseedores, las virtudes de
mento del derecho de reunión, ley de defensa social- que afectaba
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52
las cosas poseídas. La posesión de los bienes en propiedad, con la descubierto apareció la cabeza de una mujer despeinada, con dura
tierra que cultivan o que entregan al pastoreo de sus vacas, les re- expresión de alerta en su rostro.
sulta un mérito y el más notable atractivo de la personalidad. La -Señorita ---dijo el pintor-, quisiera dibujar esta casa. ¿Me da
vanidad del propietario, en muchos casos, repulsa el desvalimiento permiso para entrar en el patio?
de los hombres sin tierra. La mujer le miró con ojos de no comprender nada, pero sí con-
No se les ha derrumbado a ellos la antigua ideología que dio testó de inmediato:
origen a los títulos del dominio privado; de aquí que los hom- -Mi papá no está y yo no le permito. ¡Váyase!
bres de esas chacras tienen, casi siempre, Ja seguridad de las cosas ¡Valiosas palabras! Tiene el ascendiente doctrinario y legisla-
permanentes. Cien años de cultivos transcurridos comenzaron, pa- tivo del derecho de propiedad ejercido con exclusión de toda otra
ra ellos, con dos hechos de gran trascendencia: la inmigración y la voluntad extraña. Se afirman en la historia de las peripecias vividas
población del desierto, los cuales significan puntos de arranque en durante su conquista mientras se defendían los colonos de las ase-
asuntos tradicionales, que la depuración histórica señala como po- chanzas ajenas a sus beneficios privados, y subsidiariamente, invo-
sitivos caudales de cultura. Los hombres y mujeres que hoy habi- lucran la conciencia de un derecho hereditario en potencia. No
tan y trabajan en esas tierras, en su personalidad, en sus intereses, fueron palabras de arrendatario. Su potencia excluyente se susten-
forman el tipo de habitantes que, a mediados del siglo XIX, se pro- ta en el dominio y esa mujer, en ese instante, resumía, en su volun-
ponía como resultado de la política liberal de puertas abiertas a los tad, la enérgica disposición del propietario. Denotan una extraor-
hombres del mundo. dinaria confianza en el vigor del dominio sobre la tierra y sus acce-
Existen, en el orden del pensamiento, como pruebas vivientes sorios. No fue un portazo de misantropía el que siguió al ¡Váyase!
del triunfo parcial de un criterio histórico. Como consecuencias de la anécdota, sino de afirmación de un derecho.
presentes de hechos pasados interesan en el orden general de los Este tipo de campesino propietario, que repulsa a sus semejan-
problemas nacionales, más que en el particular del problema de los tes en defensa negativa de cualquier forma de utilización de sus co-
campesinos sin tierra o con poca tierra. Formaron su personalidad sas por terceros, que es capaz de llegar hasta la violencia por impe-
en el ejercicio celoso del derecho de propiedad privada y hasta las dir la simple presencia de un extraño en su campo, no es el que en
individualidades más extrañas tienen su explicación dentro de ese 1912 se asocia para luchar por mejorar la condición de los arrenda-
esquema. tarios. Está más cerca, ideológicamente, de la burguesía terrate-
Un pintor iba por caminos de esas chacras en busca de temas niente, a la cual respeta, que del vecino con igual cantidad de
para sus obras y descubrió una vieja casa de material -como se les tierra, pero arrendada. Y si tampoco concurriría a apoyar con su
decía, para distinguirlas de los ranchos- rodeada de grandes árbo- voto, y en esto se engloba con los demás campesinos, a los gobier-
les, en cuyo fondo, cerca del corral y bajo un amplio galpón abier- nos conservadores -casi no tuvimos otros- es porque la tradición
to, se distinguía, al lado de implementos agrícolas, un carro y política familiar lo embandera en el partido que se origina en
arreos abandonados en el suelo. Le pareció un buen motivo para su 1890, pero su preocupación no está centrada en los problemas
arte. La casa tenía puertas y ventanas clausuradas y semejaba estar agrarios de fondo. Aspira a resolver por sí mismo las necesidades
sumergida en el silencio del campo labrado que la circundaba. Sin actuales, porque está formado en el orgullo de su no dependencia,
embargo, se advertía que detrás de una ventana -por movimientos como propietario respaldado por un capital ahorrado, e inmoviliza-
de postigo y cortina-una persona vigilaba la curiosidad del hombre do, en las cajas bancarias. Si su desvinculación con los movimien-
que, con caballete y valijín de pinturas, estudiaba, desde uno u tos gremiales agrarios es un hecho, mayor abismo lo separa de los
otro ángulo, los efectos de la luz o el enfoque más acertado. No movimientos de obreros de las industrias. Siente ~ al campo como
conforme con su análisis, el hombre penetró en el patio y, para sal- creador de todas las riquezas del país .. los demás, son "puebleros".
var su situación de intruso, llamó a la puerta. Nadie respondió. No se pensó en este tipo de campesino, en el caso de los ex-
Tornó a llamar con bríos y sólo después de una espera que se pro- tranjeros, como en un peligro -según el temor de J .A. Alsina- que
longaba demasiado, se abrió un poco la puerta, en cuyo espacio amenazara "hasta con la reforma constitucional" en el supuesto de

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11"

que se hiciesen cuidadanu:s argentinos. Aunque en definitiva, y dé-


cadas después, acontecimientos mundiales y nacionales los ubica-
ron, por lo menos, en la comprensión de principios sociales, más
avanzados que su propia conciencia de clase.

CAPITULO 10

Cambia el panorama.
La represión comienza.
Campesinos inmigrantes después de 1914.
Peor que antes.

A los conflictos agrarios de 1912 precedieron numerosas huel-


gas obreras en las ciudades. Y a no era la época en que la burguesía
t.errateniente en formación propiciaba el ingreso aluvional de inmi-
grantes para conducirlos al trabajo en sus latüundios. La prosperi-
dad del país estaba hecha a la medida de sus intereses; consolidada
económicamente, veía escaparse las riendas del poder. La presión
popular incluso hallaba eco en sectores del conservadorismo y las
paulatinas conquistas en el orden del derecho obrero ampliaban la
base política de los movimientos gremiales.
Se convirtió en una expresión histórica la de "familias laborio-
sas y morales", referida a las condiciones generales de los inmigran-
tes que se llamaban y la sustituyó un lenguaje represivo, cuyo
acento se profundizó en "los no convenientes al orden de nuestra
sociedad", aparejado a recomendaciones, luego legisladas, sobre
expulsión de extranjeros sin juicio previo, sobre delitos de impren-
ta y publicidad, sobre huelgas y boycots, además de otras disposi-
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57
ciones sobre selección de inmigrantes. J. A. Alsina, hombre de pre-
dicamento en la materia, sostenía el siguiente criterio, grato a la
aristocracia del ganado, de la agricultura y de la industria.

"Todos los inmigrantes procedentes de naciones monárquicas,


imperios y reinos, conocen solamente ese sistema de gobierno, o no
lo conocen. ¿Habría en esa circunstancia motivo de no admisión, por
selección, bajo el punto de vista político, por nuestra organización
republicana? Precisamente, esos súbditos de monarquías son los
elementos más convenientes para una república naciente, porque son
dóciles y acostumbrados al orden".

Por supuesto que para asimilarlos y hacer de ellos ciudadanos


libres, ni se derogó la ley de residencia, ni las disposiciones represi-
vas sobre difusión de ideologías, ni se modificó el régimen de ex-
plotación de campesinos en las colonias, censurado por la corrien- CAPITULO 11
te progresista que operaba en el gobierno a principio del siglo
actual.
Los campesinos inmigrantes que entraron inmediatamente an- la ley.
La, igualdad ante
tes o después de 1914 -por dar una fecha significativa- se encon-
traron con una situación de derecho y de estructura económica y De una situación europea a otra argentina.
social más grave para su desenvolvimiento, como agricultores, que Jud{os, españoles, italianos, etc.
la de sus antecesores de la colonización operada en el siglo pasado. Muchos inmigrantes agricultores, pocas chacras.
Sin las posibilidades que éstos tuvieron, los nuevos pobladores del
campo, por el elevado precio de la tierra acaparada, aumentaron
las cifras estadística de los jornaleros, peones y arrendatarios.
Tener tierra propia era ya un sueño difícil de realizar, aunque La libertad y prosperidad preconizadas para el inmigrante, con
fuese a largo plazo. Estábamos en los comienzos de los abandonos el pensamiento puesto en los agricultores, estuvieron limitadas, se-
del campo sin la avalancha inmigratoria renovadora de fuerzas gún hemos visto, por el régimen adoptado para colonizar, en el as-
campesinas desmoralizadas, que caracterizó a la colonización del pecto económico; pero fue amplia en cuanto a la libre disposición
siglo XIX. Estábamos en el comienzo de los desalojos arbitrarios de los bienes una vez adquiridos, en contraste con legislaciones
con fines ganaderos y en la consolidación de las circunstancias eco- europeas. Colocados los habitantes en situación de igualdad ante
nómicas y sociales que conducirían al estado actual de la agricultu- las leyes civiles, sin distinciones de procedencia, religión o raza, la
ra y de la vida del campesino sin tierra. El problema de la asimila- protección legal a sus derechos constituyó garantía suficiente para
ción del inmigrante fue englobado en los problemas generales de atraer masa inmigratoria que, por otra parte, disfruta de privilegio
una democracia escamoteada ... en cuanto a armarse en defensa de la nación.
Pero aun con las limitaciones a su prosperidad inmediata que
los mantuvo puesteros, arrendatarios o peones, propia del sistema
de la propiedad privada y de la explotación semifeudal de la tierra,
las ventajas para los extranjeros fueron muy superiores a las de la
situación social en que se hallaban sumergidos en sus países de ori-
gen, con pocas excepciones, donde la explotación feudal de la tie-
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rra no había desaparecido por completo. En Prusia, en 1869, vocación de los que merodeaban alrededor de los círculos oficiales,
18.282 personas poseían 10.443.265 hectáreas y toda la propiedad ya para distraer la opinión pública de acontecimientos que produ-
t.erritorial estaba en manos del 8% de la población; en Inglaterra, cían en las clases ilustradas una impresión desfavorable ... Filas de
la poseía el 4% , según Gabriel Carrasco. judíos, compactas, con sus mujeres y sus criaturas llenaban los cami-
De una situación miserable, sin posibilidad próxima de libera- nos hacia el oeste. Huían de las llanuras polacas, de Hungría, de
ción, se trasplantaban a otra, donde la conquista de los derechos Austria en apretadas caravanas, con sus bultos, sus andrajos, agobia-
humanos tenía su expresión formal en la constitución política, y dos, anhelantes".
estaban codificados en la legislación civil. De una rígida organiza- Esa emigración trágica es la que impresionó al Barón de Hirsch
ción de las clases campesinas sojuzgadas, pasaban a otra que per- (1) como también el profundo padecimiento judío en Rusia
mitía un margen para el ascenso del proletariado y de la pequeña
burguesía. De naciones con propiedades privadas consolidadas en y Lituania.
Los inmigrantes españoles no se diferenciaban mucho de los
su totalidad, y con escasa tierra para la agricultura, llegaban a otra italianos en cuanto a su pobreza y desvalimiento. Conocemos el
donde la tierra pública se desfilfarraba y donde la agricultura recla- testimonio de Sarmiento, corroborado después por éste de D'Ami-
maba ilimitado número de trabajadores. De países donde no goza-
ban de derechos políticos, salvo pocos, ingresaban al nuestro, don- cis:
de no tenían, desde el punto de vista legal, graves inconvenientes "No terminaban de pasar nunca -dice de los que descendían del
para ser ciudadanos. Los perseguidos políticos hallaban refugio se- buque- como si se hubieran duplicado durante la noche. Familias y
guro en una democracia deficiente, que tardaría unas décadas an- más familias, muchachos y más muchachos, caras de ciudad y del
tes de legislar con sentido represivo de las luchas populares y obre- campo, de la alta y de la baja Italia, figuras de gente honrada, de con-
ras, y especialmente, en cuanto a la participación de los extranje- trabandistas, de viejos soldados, de mendigos, de rebeldes, corriendo
con más furia cada vez, como si les apremiase el terror de no llegar a
ros en los movimientos gremiales. tiempo para encontrarse su parte de tierra o de pan en América.
:1 Esta coerción de la clase gobernante no se preveía sino confu- ¡Oh, que desfile de miseria interminable! No cesaban de pasar ropas,
samente en los años de inmigración aluvional. Las puertas estaban andrajosas y tristes miserias; mujeres macilentas y criaturas sin pa-
abiertas y el incentivo de la libertad y prosperidad brillaba ante los tria: desnudeces, vergüenzas y dolores".
ojos de los hombres sin fortuna, oprimidos, que buscaron, en este
país, acomodar su persona y su familia en un plano de respeto a la Wilken, Peyret, Daireaux describen en sus libros escenas y ob-
dignidad del hombre. servaciones similares, a tal punto que la entrada de campesinos
inmigrantes en nuestro pals pareciera una invasión del "lumpen-
proletariat" europeo. Peyret nos dice de los colonos de Recon-
Los judíos, que se agruparon aquí en colonias y dieron prueba quista:
de su aptitud como trabajadores de la tierra, vinieron huyendo de
brutales persecuciones, agravadas en 1891. Alberto Gerchunoff "Son familias italianas, friulanas, como las de la colonia Avella-
dice de ellos: da; se ha notado que, aunque trabajadoras, son poco progresistas,
como que vienen de un país donde impera la rutina. Viven en habita-
"Aparte de las restricciones de la legislación, del cerco en que se ciones muy primitivas y caminan descalzos, hombres y mujeres, aun
debatían, de la amargura invariable que trae la conciencia del odio cuando van a misa".
que rodea a un núcleo humano, las afligía la incertidumbre de que ni
siquiera esa depresiva tranquilidad podía ser duradera. Sobre su mi- Pero judíos, italianos, españoles, rusos, etc., que tipifican en
seria y su padecimiento de raza rechazada se cernía la amenaza de cierta forma a la gran masa de agricultores, vinieron alentados por
lo imprevisto. Y lo imprevisto consistía en la eventualidad reiterada los optimistas que predicaron sobre las excelencias de un mundo
del "pogrom", esto es, de la matanza y del despojo organizados con nuevo, "no más tasas, no más levas, no más tiranía; tierra que ger-
asentimiento de las autoridades o por sus agentes, ya para saciar la mina tocándola apenas con el arado, carne a diez centavos el kilo,
60 61

)
y pueblos de cuatro mil almas donde no se ve el entrecejo del 'se- prácticamente la cifra de propietarios apenas alcanzaría al 15% .
ñor'." ¡La rápida fortuna! Que era como decir la rápida elevación La prosperidad de la agricultura, de la ganadería y de la indus-
social, la rápida libertad, la rápida seguridad en la vida ... tria que se traduce en el volumen del comercio de importación y
exportación -de 1906 a 1909 alcanza a la suma de 2.483.37 4.105
"No tienen -informará a sus connacionales D'Amicis- el amo
pesos oro- es la que creó la gran ilusión del progreso de los campe-
constantemente a la vista, con el cual han de pasar tanto tiempo,
robarle, adularlo, fingirle y envilecerse, sino que sus amos son ellos sinos, y su velo de riqueza cubrió el estado real de su situación eco-
mismos; libres en aquellos vastos espacios". nómica. La riqueza del país no es la riqueza general del trabajador
del campo ...
Era la libertad del individualismo en la sociedad capitalista, sin
el esclarecimiento posterior que deviene con el crecimiento del
proletariado industrial. En las condiciones de la sociedad capitalis-
ta en desarrollo, con un desierto de millones de leguas fértiles dis-
ponibles, ofrecidas por terratenientes obligados por las circunstan-
cias o por la ley a entregarlas al trabajo, más de medio millón de
agricultores entrados en el país, por el solo hecho de contratar el
arriendo o la compra a plazos, produciendo actos de voluntad
autónoma, daba el salto del régimen de dependencia feudal al de la
explotación capitalista de la tierra ( el latifundio con trabajo semi-
feudal quedó yuxtapuesto).
Los inmigrantes campesinos cubrían la distancia que separa a
la autoridad y privilegios del amo europeo, de los derechos del
dueño de la tierra que la entrega en arrendamiento, o que la vende
a plazos y condiciones comparativamente favorables. La diferencia
era mucha con respecto a su situación en Europa, con la esperanza
para el trabajador de convertirse en dueño de la tierra, sumada a
las garantías y derechos constitucionales con que ingresaba prote-
gido.
Pero el cuadro optimista se enturbia cuando se compulsan ci-
fras desacordes con las excelencias del paraíso prometido. De 1890
a 1909. ingresaron 813.372 agricultores y en 1947, según estadíst-
ca oficial, existían 172.234 propietarios, en los que se incluyen,
desde luego, los terratenientes y los que poseen una pequeña pro-
piedad rural de cinco o diez hectáreas. En 1935 existían 135.800
chacras. Si calculáramos -lo que no respondería a la realidad- que
todas ellas pertenecían a inmigrantes o descendentes de inmigran-
tes que las heredaron sin subdividir, resultaría que, contando sólo
los agricultores entrados en el período 1890-1909, 677 .872 de
ellos no fueron propietarios. Si consideramos que en las 135.800
chacras se incluyen las que pertenecen a descendientes de inmi-
grantes desde 1856 hasta 1890 y de agricultores formados después
de 1909, resulta que de esos 813.372 inmigrantes agricultores

62 63
CAPITULO 12

La vida de arrendatarios y aparceros.


La ley y los contratos.
Se legisla para el propietario.
Los ranchos.
Animales de labor, herramientas y
"maravillas del siglo".
¿Cómo comprar máquinas?
El despojo total.
Grandes propietarios y provecho propio.
Colonización: punto obligado y de rutina.
Nivel de vida y mortalidad.

Hemos comprobado que la masa de inmigrantes agricultores de


escasa cultura(l) y sin bienes de fortuna se dirige al interior, hacia
las zonas cerealistas, e ingresa en el trabajo agrario, formando la
población de colonias privadas que pertenecen a un empresario o a
una sociedad comercial. ¿Cómo vivieron esos campesinos? Divi-
dámoslos en arrendatarios y aparceros y en compradores de con-
cesiones a plazos, porque ligados por contratos escritos, faci-
65
litan el estudio. La otra, la masa de asalariados, es personal de
fatiga ... que se tuvo por el trabajador de la tierra, por oposición a las fanta-
Desde 1872 hasta 1921, el arrendatario estuvo sometido al sías teóricas que exaltaron la prosperidad de los inmigrantes
principio de derecho privado en virtud del cual las convenciones agricultores. Bastaría el estudio de ese punto para proporcionar un
hechas en los contratos forman para las partes una regla a la cual elemento del conjunto de las circunstancias que nos explican la
deben someterse como a la ley misma, sin contemplar la desigual- ausencia en el campo de casi medio millón de inmigrantes que en-
dad económica de ambas, ni el poderío del propietario que impone traron con el propósito de cultivarlo. La prosperidad nacional re-
condiciones. Regían seis artículos del código civil que legislan sultaría un pobre avance comparado con el poder de prosperidad
sobre predios rústicos y ninguno de ellos protege al arrendatario, no realizado ...
sino que contemplan el interés del dueño de la tierra ( 2). Porque también ese desinterés en la protección a la estabilidad
La ley limitaba a un año el plazo del arriendo y, en la práctica, relativa del agricultor -hasta remediarse tímidamente en 1921-
los contratos ---cuando existían entre las partes- establecían el dejando su destino de trabajador de la tierra a merced de unos
mismo plazo. Esta limitación estricta, que sólo permite al colono pocos, ávidos de renta, explica un aspecto de la política que con-
efectuar una cosecha, le creaba una inseguridad permanente en dujo a una situación demográfica con graves problemas pendientes.
cuanto a su derecho a continuar trabajando la tierra, puesto que, la prosperidad fue un fenómeno de euforia económica, con fértiles
explícitamente, los contratos estipulaban que su renovación debía gérmenes de agonía en el sistema que la produjo, y, medio siglo
efectuarse quince días antes de su vencimiento, siempre, claro está, después, hubimos de recurrir a los paliativos de emergencia ... #
que ésa hubiera sido la voluntad de ambas partes.
El propietario de la colonia tenía el derecho absoluto de desa-
lojar después de transcurrido el año; era el árbitro en materia de es- Los campos arrendados en la época de la formación de colo-
tabilidad de las familias en el campo trabajado. Bien considerado, nias carecían de casa habitación. Las colonias deslindadas eran
el plazo, en realidad, no era otra cosa que una co11dición estableci- fracciones de inmensas llanuras despobladas. Al arrendatario co-
da con la finalidad de otorgar la máxima libertaa al propietario rrespondía construir su vivienda. Los contratos no dicen palabra
para despedir de su tierra a las familias agricultoras. Porque, ¿qué sobre esto, pero la ley que los regía autorizaba la construcción de
significación distinta pudo tener en cuanto a los predios rústicos? mejoras rústicas; acordaba al arrendatario el derecho a no vivir a la
¿Qué menos que el transcurso de un año, como mínimo, es necesa- intemperie.
rio para que püeda realizarse una cosecha? Si no se hubiese estable- ¿ Cómo fueron -luego veremos cómo son- esas viviendas cons-
cido legalmente o en la práctica ese término ¿cómo podría per- truí das por los agricultores, involucrando a los compradores hipo-
manecer un tiempo menor el colono en la tierra? Su sentido es cla- tecarios? La provincia de Santa Fe nos proporciona los datos nece-
ro: colocar al propietario en estado de árbitro absoluto de la dis- sarios: vivían en ranchos ... De 12.608 edificios, existían 8.923
ponibilidad sobre su tierra. El código fue consecuente con la na- ranchos de barro y paja y de adobe con techos de paja, lo cual
turaleza del derecho de propiedad en él legislado. El plazo legal re- daría un promedio de 71% de ranchos. Pero como en los 12.608
gulaba la relación contractual --en ese punto- para el caso de que edificios están incluídos, aproximadamente, 2.000 ubicados en
no se hubiese convenido otro, pero ningún dueño de colonia, por pueblos y en la ciudad de Esperanza, como también también en
lo menos hasta 1921, se ató las manos, acordando uno mayor. campos colonizados, desde 1856 hasta 1880, resulta que el prome-
Constreñido al término mínimo, el campesino fue convertido, dio para las precarias viviendas campesinas aumenta al 82% ( 3).
en virtud de la dependencia absoluta de la voluntad del propieta- En 1888, existían 22. 107 ranchos, sobre una población rural
rio, en una especie de nómade en potencia, ::uando no en trashu- de 23.072 agricultores, que suman, con sus familias, 115.241 habi-
mante de hecho. Su desvalimiento no tuvo el menor amparo en la tantes de las colonias. El informe del director del Censo, Gabriel
ley. Este tremendo signo histórico, en un país que cifraba mucho Carrasco, dice que:
su porvenir en la agricultura, nos da una idea del menosprecio real

66
67
,.,-----

"Las casas de madera, paja y ripio, es decir, las cabañas o ranchos, y


cada rancho. Los medios técnicos fueron simplemente primitivos,
.) las habitaciones de la clase menesterosa, apenas se han duplicado". sin que faltaran arados completamente construídos con madera
dura, manejados por hombres que, en su mayoría, no pudieron ad-
En las cifras correspondientes se agrupan los ranchos con las quirir otros. El transporte campesino se hacía, hasta 1880 por lo
habitanciones de la clase menesterosa, lo que indica que desde lo menos, con carro de dos ruedas tirados por bueyes o con carretas,
menesteroso a vivir en rancho la distancia jerárquica no existe. La exactamente igual que veinticinco años atrás cuando se fundó
vida del colono en los ranchos era similar, en cuanto a higiene y Esperanza.
comodidad, a la de los pobres de solemnidad. Es la lógica de Ga- Quince años después de la primera exportación de trigo, los
briel Carrasco que, no obstante, quiso cubrir con palabras ruboro- campos argentinos se labraban con arados de mancera, rastras y
sas el estado real de las viviendas campesinas. desterronadoras y, por cada máquina de vapor para trillar, corres-
Prácticamente, la totalidad de los inmigrantes y nativos agricul- pondían 1.397 cuadras cuadradas de cultivo ... La exposición de
tores vivió en esa deleznable construcción -signo de miseria- que París exhibió, sin embargo, maquinarias agrícolas que equivalían
se llama rancho. Vivieron los campesinos en la tierra, y se protegie- para nuestros hombres de campo, a la magnitud de un sueño impo-
ron con tierra, es decir, con lo más barato; con un habitáculo de sible.
necesidad y de inspiración indígena. El arrendatario y el compra- El aislamiento, la inestabilidad del arrendatario, la pobreza en
dor hipotecario no invertirían, desde luego, un solo centavo más la época que consideramos, involucran la impotencia para producir
que lo indispensable en mejoras que, a corto plazo, podrían resul- bien, el atraso con respecto a la técnica mundial. Nuestro campesi-
tar del dominio del locador. Lo contrario ocurre cuando los colo- no, atrasado hoy, lo fue desde los comienzos de la agricultura
nos poseen el título de propiedad, pero los que llegaron a ello tu- argentina. ¿ Cómo se explica, entonces, la rapidez con que se desa-
vieron aún por delante muchos años de inauditas privaciones, de rrolló? El área cultivada era en 1895 de 4.892.004 hectáreas y en
deformación de la personalidad por ahorros y mezquindades f é- 1912 los cultivos cubrieron una superficie de 22.993.000 hectá-
::__,-.-::-'
rreas para poder vivir en habitaciones más o menos adecuadas reas.
a la dignidad del hombre. Por supuesto que los ranchos no desapa-
recieron del campo argentino. "Esta rapidez -explica Adolfo Mujica, entonces Ministro de
Agricultura- fue estimulada por la abundancia y fertilidad de nues-
Además de la vivienda, corrían por cuenta del arrendatario to- tra tierra, pero sin un trabajo esmerado y con una sólida organiza-
das las herramientas, semillas y animales. Pagaban en algunos ca- ción, de todos los factores que son indispensables para el arraigo y
sos, por las bestias, incluso las de labor, el pastoreo silvestre en prosperidad de aquella industria, ha ocasionado algunos trastornos
campos de la colonia, lo que significaba, más que un recurso de en las regiones agrícolas del país- se refiere a los conflictos agrarios
renta, una especie de impuesto privado para evitar el acrecenta- de Santa Fe, La Pampa, Córdoba y norte de Buenos Aires-y como
miento del ganado en destrimento de la agricultura, de cuyos fru- la inmensa mayoría de nuestros agricultores son arrendatarios o
tos provenía el pago del arriendo con porcentaje de las cosechas aparceros, era natural que éstos exigieran, como medio de establecer
de maíz, trigo o lino. Año después vendría la limitación del núme- el equilibrio entre los factores de producción, una rebaja en el precio
ro de animales permitidos en el campo arrendado, que era otra for- de los arrendamientos".
ma de impedir la prosperidad del colono, controlado hasta en sus
gallinas ... No menciona un factor importante: la falta de maquinarias.
En los ranchos de los agricultores, que nos dieron esplendor
internacional como exportadores de trigo, habitaban -según diver- "¿Por qué extraño motivo -decía Eduardo Costa en 1871-
sos cómputos estadísticos- en término medio, de cuatro a cinco cuando vemos llenos los almacenes de instrumentos agrícolas de las
personas, y constaban de una o dos piezas ... En 1881, en Santa últimas y más acabadas invenciones, no encontramos una sola trilla-
Fe, poseían tan pocos animales de labor que la cantidad censada dora? Dos razones encuentro que dan solución a estas dudas. La
de 81.632 caballos, bueyes y mulas, da un promedio de 4 para primera es la notoria pobreza de nuestros agricultores".

68 69
Y, sin embargo, estábamos a punto de embarcar trigo para
Europa ... ¿Qué interés, por otra parte, pudo mover al colono arrendata-
Pero tampoco los colonos podrían comprar arados perfeccio- rio de fin y de principio de siglo a comprar máquinas y herramien-
nados, ni segadoras, ni cultivadoras, como lo demuestra el censo ci- tas, ante la incertidumbre del pago del arrendamiento, en caso de
tado de 1888. Para los 23.072 agricultores de Santa Fe, existían pérdida de sus cosechas, o de que éstas fuesen insuficientes, aun en
24.369 arados simples, vale decir, que los campesinos no po- el supuesto de creerse sin peligro de desalojo? Porque los contratos
seían más que un arado de una reja; existían 5.225 segadoras, vale eran terminantes:
decir, que 17.747 agricultores no poseían segadoras; y 7.264 cam-
pesinos no tenían ¡ ni rastra!, puesto que sólo había, en todas las "si por cualquier causa se le ardiese o pudriese el trigo en la parva,
colonias, 15.708. Para cada 72 colonos se disponía de una trillado- de modo que el producto no fuese apto para la molienda por su cali-
dad malsana, el señor ... queda obligado a reemplazar el que le co-
ra y, sin embargo, estas máquinas fueron introducidas, exhibidas, rresponda dar en pago, con trigo bueno o, si prefiriese, en dinero to-
experimentadas y admiradas nada menos que 20 años antes de la mando por base el que se pague por buena clase" (1890).
fecha del censo. La situación económica del agricultor no podría
ser más lamentable.
¿Cómo adquiriría maquinarias un arrendatario o un compra- Pero, aun sin esta cláusula, el Código Civil -artículo 1557-
dor hipotecario, que formaban la inmensa mayoría de los sin tierra aseguraba el derecho del propietario en los casos imprevistos. En
propia? En 1870 una segadora para trigo costaba 360 pesos fuer- las locaciones de predios rústicos, el locatario no podía exigir la re-
tes; una máquina de vapor de un cilindro y 4 H.P ., 18.375 pesos misión total o parcial de las rentas, alegando casos fortuitos ordi-
moneda corriente, y de 12 HP, 33.075 pesos; una trilladora narios o extraordinarios que destruyesen o deteriorasen la cosecha
"Pitt's", puesta en Campana, provincia de Buenos Aires, tenía un El pago del arrendamiento no tenía una sola escapatoria. La pro-
valor de 19.000 pesos, moneda corriente; un elevador para subir tección cubría al propietario.
gavillas, 5.145 pesos; un arado de dos rejas, 3.500 pesos, y en 1891 ¿ Y si no se le podía pagar? Caía sobre el colono el golpe defi-
costaba una trilladora de segunda mano, marca clayton, 7 .000 pe- nitivo. El locador, para seguridad del pago, podría retener todos
sos, ¡ el valor de diez concesiones de las mejores tierras! los frutos existentes en la cosa arrendada, todas las herramientas y
Las maravillas mecánicas del siglo XIX, que llenaron de asom- los objetos con que se hallara amueblada, ~arnecida o provista.
bro y entusiasmo a los ministros de agricultura, pasaron a ser ins- Esto significaba --artículo 1558- el despojo total. El Estado, que
trumentos en manos de unos pocos, dueños de grandes estableci- había regalado, o malvendido, al terrateniente vastas superficies de
mientos agrícolas o industriales de los pueblos. campo, concurría con su fuerza legal, y de hecho, si fuese necesa-
Los arrendatarios que abandonaron el campo se convirtieron rio, a protegerlo del desgraciado colono que perdiera su cosecha.
en asalariados al servicio de los dueños de maquinarias agrícolas. Ante semejante riesgo, ¿quién introducía en el campo arrendado
Muchos colonos se conchababan, para obtener mayores ingresos, sino herramientas rudimentarias?, ¿quién construía sino ranchos
siguiendo a las trilladoras, cada año, por campos ajenos. miserables? Esta era la dramática situación del agro en la época de
En 1888, 371 trilladoras necesitaban 4.823 hombres, cuyos las ruidosas exportaciones de cereales.
jornales eran inferiores a los que ganaban trillando con yeguarizos. El crecido número de trabajadores, la fertilidad de la tierra,
Abandonado este sistema, por ser más gravoso para el agricultor, fueron los que dieron volumen a nuestra producción, cuya cifras
los poseedores de trilladoras redujeron a un tercio el total de los absolutas no traducen ciertamente, la prosperidad de los campesi-
salarios, reduciendo a un día el trabajo de tres que insumía el tri- nos.
llado a uña de yeguarizo. El precio obtenido por el cereal, como De 220.332 habitantes que tuvo la provincia de Santa Fe, ce-
consecuencia de los menores gastos de producción disminuyó. El realista por antonomasia, en 1888, con una densidad de 1,71 por
colono estaba casi en lo mismo; pero algunos, con la visita anual de km2, sólo eran propietario el 16,9%, y de éstos eran extranjeros el
máquinas modernas ... 10,5% , correspondiendo al departamento Las Colonias un 10,2%
de propietarios sobre el total de su población eminentemente agrí-
70
71
cola. Hubo, pues, un momento histórico, que abarca de cinco a Si el índice de mortalidad es elemento orientador para deducir
seis años desde la mayor afluencia de inmigrantes agricultores, en el standard de vida de la población, las cifras que siguen -que co-
que la agricultura se realizó por arrendatarios que suman el 890/o rresponden a años en que hechos de armas prácticamente no se
de los campesinos, sin contar peones ni jornaleros. Las cifras pro- producen- ilustran en ese aspecto. Debemos recurrir a las estadís-
ceden del Censo General que dirigió Carrasco. Esto significó el ticas santafesinas p0rque fueron las más completas de la República
punto culminante del abandono total por parte de la oligarquía de y, aveces, las únicas levantadas.
su interés por propiciar planes eficaces de colonización. Y a estaban
echadas las bases materiales que hicieron decir a un ministro de CIUDAD DEL ROSARIO
Agricultura -terrateniente ganadero él- refiriéndose a los que pro- DEFUNCIONES EXCEDENTE
AÑO NACIMIENTOS
pulsaban la chacra frente a la estancia, en 1939:
1.597 1.214 383
"Son apreciaciones de antiguo cuño sobre el no menos viejo y 1881 negativo
1882 1.654 1.923
maltratado problema de poblar nuestras tierras feraces". 158
1883 1.971 1.813
Los grandes propietario apresuraron en provecho propio, olvi- 2.021 1.647 374
1884 493
dados más que nunca de los intereses de la nación, sus negocios 1885 2.197 1.704
privados. El Estado fue un espectador en las relaciones entre 1.408
propietarios y agricultores arrendatarios, a la espera de favorecer a TOTAL 9.440 8.301
los primeros; y el optimismo gubernamental se complacía en con-
signar en cifras estadísticas el aumento del volumen de la produc- El promedio de muertes sobre los nacimientos es del 88% , lo
ción -cuando lo había- sin cuidarse de que sobre ella estaban que equivale a decir que, sobre 100 personas que nacían, morían
metidas las garras de los consorcios cerealistas, que fijaban precios 88. Y si abarcáramos los años 1886-87 durante los cuales afectó el
C:> arbitrarios, que comerciaban las cosechas y que tendían a monopo- cólera a la ciudad, el promedio se eleva al 98% de muertes con
lizar la industria harinera. La masa de los agricultores estuvo, ya en relación a los nacimientos. El C enso no trae cifras generales de to-
el siglo pasado, a merced de la política inspirada por la burguesía da la provincia, pero, conocidas las condiciones en que viven los
terrateniente y por el capital financiero extranjero. campesinos, puede suponerse que los florecientes cementerios de
Colonización significará explotación del trabajo del agricultor, las colonias, a veces "más importantes" que las villas, no tienen su
cuando no encerrará un negocio en el que serán parte el latifundis- origen ni en la salud, ni en la opulencia de los agricultores. En
ta y el Estado, en beneficio del primero, naturalmente ... vendién- 1882, en las zonas rurales que comprenden a las tres colonias ce--
dole fracciones de latifundio -con pingües ganancias- y reserván- realista más desarrolladas, la mortalidad infantil era de 149,3% su-
dose, valorizado, el resto. perior a la de adultos, según los únicos datos que conocemos, so-
En los informes oficiales, colonización es un punto obligado y
bre defunciones en el campo:
de rutina, escrito sin convicción y sin inteligencia, por cualquier se-
cretario que conoce el desinterés del ministro que lo relega a se- ADULTOS NIÑOS
COLONIA
gundo término.
El destino del agro está en manos privadas y los ministerios 61 73
Esperanza
crean instituciones de fomento -y en el siglo XX-, de defensa, de 20 24
San Javier
enseñanza y de crédito agrícola, como paliativos a la realidad con 34 79
San Carlos
derivación hacia el plano psicológico . . . La situación de las
San Jerónimo 14 35
compasinos sin tierra, reconocido esporádicamente con criterio 10 10
Reconquista
realista, es, por otra parte, similar a la que atraviesan los tra- 13 21
j Sauce
bajadores de las industrias.
73
72

~
Los niños padecen con mayor intensidad los efectos de una
vida llena de penurias. En 1898, en dos departamentos agrícolas,
Las Colonias y Castellanos, de 1.082 defunciones, 679 correspon-
den a niños menores de 10 años, que mueren de atrepcia, falta de
desarrollo y, en mayor número, de gastroenteritis, enfermedades
originadas por falta de alimentación o por una alimentación defi-
ciente. La muerte de los lactantes se debe a la mala calidad de la
leche materna.
Las madres trabajaban como los hombres, de sol a sol, en las
tareas de labradores o en los quehaceres subsidiarios, ordeñado,
huertas, emparvado, etc. La organización del trabajo se basó --co-
mo ahora- en el máximo esfuerzo de toda la familia. A los cator-
ce años figuran los muchachos como adultos en los contratos de
colonización para trabajar la tierra ( 4). CAPITULO 13
La mortalidad infantil era consecuencia del deficiente régimen
de vida de nuestros campesinos. Entre Ríos y Buenos Aires no ofre- A campo raso.
cen un panorama mejor; por el contrario, la agricultura ya estaba
permanentemente amenazada por el avance de los ganaderos. Los Arrendamientos.
colonos arrendatarios se equiparan, a través de veinte años de his- Expoliación y desalojo.
toria, a los criollos expulsados de sus viviendas en las estancias, El régimen nefasto.
cuando la ganadería exigió más tierras y menos gente llamada in-
La Pampa en huelga.
trusa en los latifundios. Los establecimientos agrícolas que fueron
cercados por ganaderos porteños, corno los de Córdoba y La Pam- Cri'tica de Lezana.
pa, revisten los mismos caracteres y, a veces, más graves que los de Siempre el latifundio.
Entre Ríos y Santa Fe, provincias donde una tradición de colonias El negocio de vender tierra.
bien instaladas creó el concepto optimista, entre los inmigrantes,
cuya remisión se extendió para juzgar a las que surgieron bajo
El colono ideal es el que no tiene nada.
condiciones distintas.

Desamparados legalmente los campesinos arrendatarios por


falta de disposiciones específicas de orden público -hasta que se
inicia la débil reacción de 1921- tenían, además, en contra suyo,
la falta de instrucción. Lógicamente, para poder trabajar en la tierra
arrendada, construían su vivienda, lo cual explica que se cobrara a
los colonos que araban tierra virgen durante el primer año de esta-
blecidos, el 10% en especie o, en su defecto, en dinero sobre toda
cosecha, generalmente trigo y maíz. Los contratos, en algunos ca-
sos, aclaraban sobre la falta de vivienda, consignando: "campo raso"
Plantaban árboles porque no podían vivir al rayo del sol; extir-
paban malezas, cavaban pozos desde que las nuevas colonias eran

75
simplemente llanuras amojonadas, sin predecesores en ellas, e Pero no todos los que destinaron tierra a la agricultura susti-
~- ·-; introducían las herramientas imprescindibles que solían comprar, tuyeron el régimen del arriendo por ventas a plazos, o iniciaron
como los vehículos, con crédito facilitado por el propietario. Se con las ventas la realización en dinero de sus tierras, sino que con-
guiaban por la lógica en cuanto a la propiedad inalienable de las servaron sus latifundios arrendándolos con miras a suplantar la
mejoras y de los útiles de labranza, pero la ley autorizaba su em- agricultura por la ganadería cuando estuvieran desbrozados y sem-
bargo y ejecución por falta de pago del arrendamiento o de otras brados con alfalfa, según lo exigían a sus colonos. Es el procedi-
deudas. Las mejoras quedaban de propiedad del dueño de la tierra. miento que predominó en La Pampa -y se generalizó en Buenos
Estas operaciones de los arrendadores traían aparejadas gran- Aires- y que diera lugar a los resonantes conflictos agrarios locali-
des ventajas para ellos, puesto que las concesiones donde ya exis- zados con mayor intensidad en Realicó, Trenel, Castex, Quemú
tían habitaciones y herramientas eran entregadas a otros nuevos Quemú, Uriburu, Mirasol y Macachín, con repercusiones en toda la
colonos con aumento del precio o del porcentaje de la cosecha, parte sur del Territorio.
hasta llegar a los contratos de medianería, es decir, obteniendo el
propietario el 50% de la cosecha con devolución previa de la canti-
dad de semilla empleada; contrato típico de la falta absoluta de re- Con respecto a La Pampa, transcribimos párrafos del informe
cursos pecuniarios del agricultor y de la existencia de campos me- del director del Departamento Nacional del Trabajo, Julio B. Leza-
jorados. Pero no era exclusivamente necesario desalojar al agricul- na, del mes de diciembre de 1912, por la inteligencia de su análisis
tor para obtener este crecimiento de renta, porque los aumentos y su valor sociológico:
se sucedían de año en año.
La característica, en cuanto a la ubicación del inmigrante, era "El sistema de colorúzación que se practica en el Territorio de
la inestabilidad del mismo. Llegaban desorientados, u orientados La Pampa es el más indicado para no poblarlo de una manera defini-
oficialmente, hacia colonias nuevas, donde la vida era sumamente tiva y para empobrecer sus tierras, pues sus condiciones no permiten
difícil y los documentos nos prueban que la mayoría de los agri- ni radicar la población ni conservar a éstas sus fuerzas productivas.
cultores bisoños afluyen hacia el campo pero lo abandonan en el Los propietarios de grandes zonas viven fuera del Territorio y arrien-
primero, o en el segundo año en procura de ubicación más conve- dan sus campos a simples particulares o comerciantes, que son los
niente. Las colonias apartadas de los centros poblados y de difícil que se ocupan de explotarlos entregándolos a los agricultores, me-
comunicación con ellos tuvieron esa particularidad. Los que las diante la sublocación hecha a colonos que pagan el precio o en efec-
afirmaron definitivamente no fueron sus primitivos pobladores; tivo o en un tanto por ciento de la cosecha, según se convenga. Los
que colonizan directamente sus tierras y, más aún, los que empiezan
éstos abrieron el camino y solo por excepción permanecen algu- a subdividirlas para crear el labrador propietario, constiuyen una
nos en la colonia. excepción. Entre las condiciones del arrendamiento figura la restric-
La inestabilidad resultó provechosa al principio para el propie- ción de no sembrar lino en razón de que esta planta, según se preten-
tario, pero perjudicial como fenómeno sistemático. de aquí que al- de, esteriliza más pronto la tierra, de suerte que, por la voluntad de
gunos terratenientes propietarios de colonias en zonas lejanas y de los dueños de campos, el cereal que predomina exclusivamente en
dificultoso acceso para la época, trazaron planes vendiendo tierra aquella región es el trigo. No es de extrañar entonces que, fracasada o
como forma de arraigarlos y obtener provechos con las enajenacio- perdida la cosecha de éste, el colono queda arruinado y cargado de
nes a plazos. El negocio resultaba siempre, puesto que los capitales deudas, sin ninguna esperanza de mejoramiento, toda vez que, no te-
eran invertidos en nuevas y florecientes industrias: de la explota- niendo la avena y el centeno la aplicación y el precio remunerador de
aquellos cereales, ningún interés puede inducirlo a su cultivo. A esto
ción de mano de obra campesina pasaban a la explotación de mano
debe agregarse que los arrendanúentos, nunca exceden de cinco años
de obra obrera, o de ambas a la vez. y al cabo de este tiempo el colono tiene que dejar la tierra sembrada
Estos enriquecidos dueños de colonias agrícolas, el origen de de alfalfa, con todas las mejoras que ha intrmiucido en ella, sin po-
cuyos títulos de propiedad conocemos, y los industriales, serían der reclamar nada en compensación de las mismas. Ya sabe, pues, de
ejemplos ilustres de las excelencias de la libre empresa. antemano que prepara el sitio para su sucesor: el ganado.
77
76

\;;i'
esto mismo se infiere que las desinteligencias, o mejor dicho, que las
En tal situación, y limitado en tal forma en la explotación de la causas del conflicto no pueden eliminarse totalmente y que las difi-
tierra que arrienda, fácil es presumir que ningún estímulo ni motivo cultades han de presentarse de nuevo en cada cosecha en el momento
servirán al colono para sembrar otra cosa, para ensayar otras indus- de efectuarse los pagos y de cumplirse las estipulaciones del conve-
trias secundarias, para plantar árboles que le den sombra y frutos, nio. Cada uno trata en ese caso de defender su interés y es natural
para levantar construcciones que le sirvan de albergue, para cuidar y que eche mano de todos los recursos que su sit•Jación le permita sin
mejorar la tierra; su único pensamiento, su único deseo consistirá en salirse de lo I ícito.
sacarle el mayor provecho posible mientras la tenga en sus manos, Bien se ve que tal sistema de explotación agrícola constituye el
aunque la deje agotada. Los cultivos ni se alteran ni varían. El lino, la extremo más odioso del ausentismo, pues se interpone entre propie-
avena, el centeno y el maíz se siembran en poca cantidad. Se com- tario y colono una persona que, por la naturaleza misma de las co-
prende, desde luego, que en el espacio de cinco años no hay tiempo sas, no puede ver en éste y en la tierra sino los instrumentos de su ne-
para que el colono mejore de situación, ni para que se decida a efec- gocio, ni tener mayores motivos para interesarse en mejorar la una
tuar trabajos de importancia de carácter permanente. El sabe que su ni para condolerse de la suerte del otro. El propietario se libra cierta-
estadía en la chacra que cultiva es transitoria, que allí no será el mente de las molestias de una adminstración de detalles, pero el
asiento de un pueblo, que la tierra que hoy le restituye el fruto del territorio no se beneficia gran cosa con ello, porque después de
esfuerzo que le consagra no ha de ser el sitio del hogar de su familia, vencido el arrendamiento la población se dispersa en busca de nuevas
ni la fuente segura de su renta. Al colonizador, que generalmente es tierras para explotar en igual forma; ni más ni menos que los médanos
comerciante, no le mueve otro anhelo que el buen éxito de la cose- de arena que allí abundan y que están en constante movimiento,
cha, porque de la abundancia de ésta depende la prosperidad de su cambiando de ubicación, sin poderse consolidar con la tierre firme.
negocio. El ha de procurar, como es lógico, cubrirse del precio del no cabe, pues, pensar en que por ese camino se llegará a suprimir el
arrendamiento o de, la proporción que de productos le corresponde, desierto, radicando poblaciones en el territorio para dar estabilidad
de los anticipos que ha hecho al colono en dinero, en máquinas, en a su producción, elementos y base a su desarrollo político. Por allá
vestidos y en alimentos: y de allí que en la liquidación general del las viviendas de los colonos son meras chozas, donde apenas se en-
contrato no pueda hacerle grandes concesiones, que muchas veces cuentra lo indispensable y donde todo revela que sus moradores son
se vea en la necesidad de apremiarlo, que trate de garantizarse y de gente que está de paso, dispuestas a permanecer ante la esperanza de
defender a toda costa el capital invertido y la ganancia que persigue. una buena cosecha o a emigrar con la ilusión de mejor suerte ante los
Hay que pensar en justicia, que él debe abonar en todo caso el im- rigores de un mal año. Centros de población alrededor de los cuales
porte del arrendamiento al propietario y que no podrá eximirse de se extiendan las chacras de los colonos y donde se desarrollen las
esta obligación excusándose con los resultados desfavorables de las industrias necesarias a la vida, no existen sino por excepción en la
sementeras de sus colonos. Natural es entonces que el mismo riesgo mayor parte de la zona colonizada que he recorrido, que es, por aho-
que corre lo induzca a ser más exigente y a extremar sus condiciones, ra, la más extensa y cultivada de La Pampa. Los villorios que allí
para poder reintegrarse del desembolso y realizar algún provecho. se forman son agrupaciones insignificantes de casas de madera y cinc,
Así se explica que el colono cargue exclusivamente con todos los gas- instaladas en las inmediaciones del negocio y prontas a desmoronarse
tos que se ocasionen, desde que abre el surco para arrojar la semilla en el término del arrendamiento para dejar nuevamente en su lugar
1 !
i.1· hasta que pone el grano que cosecha embolsado en la estación del fe- la soledad y el desierto.
11
rrocarril. La recolección, la trilla, las bolsas, el acarreo, el seguro, van Los dueños de campo no hacen nada para mejorar la tierra ni
! de su sola cuenta y el colonizador no hace más que recibir su parte, menos la situación del colono, como que no se entienden directa-
libre de polvo y paja, en el mismo punto de embarque y en condicio-
:¡I nes de exportación.
mente, y cuando éste quiere dejarla antes de la terminación del pla-
11: zo, se felicitan, porque ya la dejan desmontada, limpia y removida,
Tales exigencias, por exageradas que parezcan, no pueden elimi- que es lo que se precisa para sembrarla de alfalfa. Los pobladores an-
narse mientras subsista la colonización como simple industria o nego- tiguos del territorio y mejor conocedores de las aptitudes de su sue-
1ii cio, porque en tanto se mantenga esta forma de explotación de la tie-
1JI lo, piensan también que la explotación agrícola en la forma en que
1j rra no podrá llevarse a efecto en otras condiciones sin perder su ca- hoy se realiza, no puede ser una fuente perenne de riqueza para
',1'
rácter de lucrativa para el intermedio, como quiera que es muy aquellas regiones. Después de seis años de cultivo~, las tierras desme-
'1
¡1 humano, y muy prudente a la vez, que el que la emprenda adopte recen notablemente, y cuando las lluvias son escasas, es casi seguro
'1 todas las precauciones del caso para alcanzar el éxito que desea. De
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)
que el agricultor apenas podrá recoger Jo necesario para cubrir los
gastos de la siembra y de la recolección.
Esas inmensas extensiones que hoy forman el patrimonio de
1
¡ fueron vendidas en la suma de$ 210.671 ... Esta suma es aproxi-
mada, pero inferior a la real, puesto que calculamos a $ 250 la
concesión, más los intereses según contratos, y no las ejecuciones
unos cuant.os y que ya se destinan para ser mañana puramente gana- hipotecarias por suspensión del pago de cuotas, ni las reventas pos-
deras, desalojando de ellas al agricultor actual y su industria, no re- teriores. Faltan datos completos sobre las demás colonias, pero
presentan un factor de engrandecimiento para el Territorio, pues na-
da adelanta éste con que se funden grandes estancias en tierras aptas basta saber que, para la compañía, la tierra de dos colonias se le va-
para ser la cuna de grandes pueblos y el teatro donde propietarios ru- lorizó 210.671 veces más que lo que le costó ... puesto que no le
")
rales, laboriosos y fuertes, ejerciten sus energías labrándose una po- costó nada.
sición independiente y desahogada y asegurando al país la explota- Esta fabulosa ganancia no es todo el negocio. Un elevado por-
ción más provechosa de su riqueza agropecuaria. centaje de colonos compradores hipotecarios debía entregar -co-
Si nos apresuramos a cambiar la condición de meros precaristas mo si éstos fuesen, a la vez, arrendatarios- al apoderado de la em-
que hasta hoy distingue a la inmensa mayoría de nuestros agriculto- presa -banquero y molinero- un tercio de la cosecha supletorio
res, principalmente los de la zona cerealista, y no los colocamos en la de la amortización en dinero, listo para la molienda y con calidad
que le corresponde, rodeándolos de los halagos y prestigios inheren- de apto para la exportación. Esto explica que los boletos de
tes a la propiedad del suelo que trabajan, sólo tendremos en ellos compra-venta establecieran la condición de poblar y de sembrar,
fuerzas enfrenadas y cohibidas, condenados a desperdiciar lo mejor y
más valioso de su potencialidad productiva. Sus esfuerzos sólo le pro- por lo menos, una concesión al año siguiente de la fecha del con-
porcionarán resultados mediocres, y mediocres seguirán siendo los trato. Esta cláusula favorecía el desarrollo de la agricultura, los ne-
provechos que la república obtenga de las fuentes de producción. gocios privados del vendedor y su prestigio como "colonizador" en
Hoy como ayer, el latifundio no es un ideal ni una forma eficaz de las esferas oficiales ...
progreso para un pueblo, sino un inconveniente y una causa de atra- El colono que adquiría la tierra bajo ese sistema, era el que
f-c) so y de empobrecimiento general (1)". tipificó Emilio Daireaux:

"Consiste -decía en 1888- en venderle la tierra a bajo precio,


Las ventas de tierra proporcionaron ganancias fabulosas a los dándole largo plazo para el pago y abandonarle a sí mismo. El colo-
empresarios de colonización, que obtuvieron del fisco concesiones no, para emprender el cultivo en semejantes, condiciones, debe po-
gratuitas con obligación de poblar. Y bastaría un ejemplo para seer el conocimiento de su oficio y algunos recursos pecuniarios que
medir la inmensa magnitud del negocio y el esfuerzo de trabajo que le permitan hacer en la tierra, que ha de pagar más tarde, las
_)
que significó para centenares de famUias compradoras. Es verdad primeras instalaciones necesarias, preparar el suelo y vivir entre tanto
) que llega la cosecha. Este colono es más difícil de reclutar y de con-
que la tierra no era muy cara, y que de estas operaciones surgieron
vencer que los soñadores y los que no tienen oficio ni beneficio, que
propietarios agricultores que pasaron a formar parte de la pequeña han fracasado en numerosas tentativas. También es el más expuesto.
burguesía agraria. Pero teniendo presente el medio millón de cam- En efecto, se ha observado en todos los países nuevos que el que
pesinos inmigrantes que desaparecieron del campo, júzguese el importa en ellos otra cosa que sus brazos e inteligencia, corre el gran
negocio de una empresa: de veinte leguas cuadradas donadas a la riesgo de malograr, en experiencias costosas, el capital que aventura
Sociedad de Colonización Suiza en Santa Fe, luego Beck-Herzog y en ellas. Lo más frecuente es que lo pierda y que tenga luego que re-
Cía., después que hubo establecido cincuenta familias extranjeras construirlo a costa de grandes esfuerzos. Sólo entonces será un ele-
( que pagaron con el tercio de las cosechas durante cinco años la mento social productivo, en el medio nuevo en que ha resuelto vivir,
propiedad del suelo, pero con hasta 10 cosechas sus deudas por y donde tiene necesidad de fijar sus lares, de buen o mal grado, triun-
otros conceptos, lo que significaba entregar a la compañía cereales fante o vencido".
~,(_) con los que ésta se resarcía de sus gastos) le quedaron 16 leguas El ideal de colono para el abogado ganadero Daireaux y para la
,:) libres que fueron vendidas entre 1865-1893. De estas 16 leguas se clase terrateniente, efectivamente, era éste: el que compraba una o
fraccionaron colonias, y dos de ellas, divididas en 696 concesiones, más concesiones a plazo, las mejoraba, perdía su capital fracasán-

80 81
dole las cosechas y, abandonado a sí mismo, entregaba otra vez al trabajo y privaciones para conseguir, a costa de ello y de su dinero,
terrateniente la tierra y las mejoras. Descapitalizado, se convertía un retazo de suelo que es 300 ó 400 veces menor que la cantidad
"sólo entonces en un elemento social productivo", es decir, en jor- que se regala en torno suyo ... para la especulación. Insistimos en
nalero, o arrendatario o aparcero ... que, sin comprender esto, no se comprenderá una parte de lo que
hoy ocurre ante nuestros ojos.
Este no fue, simplemente, un colono ideal para los terratenien-
tes. Ciertamente, fue el colono real, conocedor de su oficio, derro-
tado no sólo por malas cosechas -libraJas al azar del clima, de las
plagas, del cultivo deficiente por falta de máquinas- sino por la ca-
lidad de la semilla, el comercio de cereales y la calificación del pro-
ducto, la vida insalubre, las deudas por carro, animales, etc. Fue el
colono "que debía ejercitar sus cualidades en el fracaso", exacta-
mente en los mismos años en que se regalaban miles de leguas de
las mejores tierras cerealíferas por parte del Estado, a las empresas
de ferrocarriles; millones de hectáreas a los parásitos del favor ofi-
cial, y otros millones a los heroicos corredores de indios en el de-
sierto; y centenares de miles a los que lustraron los fundillos de sus
pantalones en las sedantes oficinas del gobierno o de los diarios
que lo apoyaban.
¿Qué significado social tiene el colono comprador hipotecario
-que era la mayoría que pasó luego a ser arrendatario o abandonó
la tierra- de 100 hectáreas, en medio de un clima de despilfarro de
tierra pública? ¿Qué significado, el colono aparcero cuando, de un
plumazo, personeros oficiales se convertían en latifundistas? a
ellos aludía Mitre cuando les llamaba "esclavos de la gleba". Fuer-
te nos parece ahora la calificación de Mitre; pero, ubicado él en su
época de acaparadores de tierra, se la sugirió la realidad.
Por un lado, obsequios fabulosos de territorio público o ventas
que encubrían, prácticamente, la donación, reconocimientos de
derechos posesorios, premios militares; y por otro, colonos pobres
que, al contratar la compra de un campo de cultivo, se sometían al
rigor de una vida de penurias, para no perder lo poco que tenían
para afianzarse en la tierra propia conquistándola por el trabajo.
Es natural que, de esta masa de trabajadores, un escaso número
llegara a ser propietario, comparados con los más de ochocientos
mil que intentaron la aventura entre 1880-1895. Cuando se tiene
presente el panorama real de la época, caracterizado por el abuso
en términos astronómicos en la adjudicación de tierras públicas,
provinciales y nacionales, el estudio de un contrato de compraven-
ta reducido al ámbito de 100 hectáreas, que liga al colono peligro-
samente, se nos ocurre que es el desmenuzamiento de una vida de

82 83
CAPITULO 14

Más contratos.
Siguen los favoritos.
Mucha tierra y pocas chacras.

En· 1889 hallamos otros contratos que deben juzgarse a la luz


de la política sobre propiedad territorial. Corresponden a la Socie-
dad Colonizadora, de Corrientes, creada con un capital de $ 1
i
1.000.000, que operaba en base a tierra cedida por el gobierno: í
i,h
"El colono -dicen- compra a la Colonizadora, una concesión
de 25 hectáreas para destinar puramente a labranza, en 700 pesos, ' 1.1·J,
que se pagarán en cinco anualidades. La Sociedad suministrará al co-
lono: a) materiales para casa hasta el valor de cien pesos. b) Postes y 11
alambres para el cercado de la concesión. c) hasta dos yuntas de bue- 11:
yes, un caballo y una vaca con cría. d) Hasta dos arados, dos palas y H
semillas e) Alimentos hasta el valor de seis pesos nacional por mes
para cada persona de trabajo y la mitad a los niños de cuatro a diez

,1
años, por artículo que suminstrarán y cuyos respectivos precios se fi. !
,¡.
jarán en una tarifa que se les dará semestralmente.
Por el valor de los suministros hechos por la Sociedad, se llevará
.,il
I'

··¡··
,1
una cuenta corriente que se liquidará con un interés del 100/o anual,
al finalizar el año y a contar desde la fecha del contrato, y el saldo
85
l'
que resulta5e, lo pagará en cuatro anualidades firmando pagarés. Si el 1 El número de agricultores propietarios en virtud de estas com-
colono no satisfaciera a su vencimiento alguno de sus pagarés, la&>- pras, que caracterizan en todo el país el movimiento comercial
cíedad podrá rescindir el contrato, volviendo a su poder la concesión de tierras destinadas a quienes las trabajan con su familia, fue tan
con las mejoras que en ella se hubieran realizado y sin que esté exiguo, que el Censo General de la Nación registra, en la vasta su-
obligada a pagar indemnización, ni a devolver el valor de las cuotas
pagadas, a no ser en los casos de fuerza mayor justificada, en los
perficie cerealista argentina que abarca parte de Buenos Aires, San-
que se le podrá renovar dicho pagaré por un año más con ei interés ta Fe, Entre Ríos, Córdoba y La Pampa, la reducida cifra de
del 10% ". 76.212 chacras. Pese a las condiciones en que fueron adquiridas,
ésos son los propietarios que prosperaron. Al margen de ellos que-
Drásticas condiciones impuestas por las empresas, que tipifican dó )a masa de arrendatarios y aparceros provenientes, en gran par-
el sistema de venta de tierra a los colonos por aprovechados conce- te, de casi un millón de inmigrantes que se internaron en las regio-
sionarios del gobierno ¿Por qué no se vendía a largo plazo directa- nes agrarias.
mente a los colonos en las regiones cerealistas, sin interés, acordán- En esas 76.212 chacras están comprendidas las que se forma-
doles créditos para compra de herramientas, con capital prove- ron desde 1856 hasta 1914. ¡En nuestro inmenso país fueron ne-
niente de ventas de latifundios en los territorios nacionales -ya cesarios 58 años, como mínimo, y un ingreso de más de 5.000.000
que parecieran tan del pensamiento oficial estas enajenaciones? de inmigrantes, para poder exhibir ante las naciones del mundo,
Esos créditos hubieran tenido su antecedente en los$ 25.000 acor- poco después de la conmemoración del centenario, la existencia
dados por el P.E. Nacional a los colonos entrerrianos de El Tala, 76.212 chacras sobre un territorio de 160.000.000 has cultivables!
destinados a la compra de semillas. También sabemos que sólo 24.658 propietarios las trabajaban per-
Cuando se entregó gratis tierra a los colonos, su ubicación es sonalmente. La escasa tierra subdividida a principio de siglo ofrece
tan inadecuada -Valle de los Mártires en Chubut o Río Negro por un panorama deprimente para la prosperidad de la agricultura, que
ejemplo- que la ley que la autorizó terminó por ser un instrumen- no se modifica, en lo fundamental, hasta nuestros días. Las raíces
to sólo favorable a nuevos concesionarios que se convierten, a la de esta situación se ponen en evidencia al desentrañarse el proceso
postre, en ganaderos. de entrega de la tierra pública. La gran propiedad territorial
Hemos visto a qué precio se vendían lotes de propiedad priva- originada desde mediados del siglo pasado con fines diversos,
da a los campesinos en años anteriores y posteriores al decreto re- entre ellos el de colonizarlas, se convirtió en el obstáculo de la agri-
glamentario de la ley Nº 2875, por el cual se enajenaron grandes cultura al desvirtuarlos. Los titulares de esas propiedades, fueron
extensiones, que después de lucrar sus beneficiarios con la radica- de inmediato los que inspiraron nuestra política agraria oficial. De
ción de cierto número de familias, se favorecieron con tierra que ellos surgieron legisladores, ministros, gobernantes, que tuvieron y
les resultaba gratis, y luego compran los sobrantes del deslinde ofi- tienen intereses tan profundos en la conservación de su patrimonio
cial al precio de $ 1.500 por cada 2.500 hectáreas, es decir, a en bienes rurales, que se estrellan contra la estructura en que se
$ 0,60 cada una. fundan hasta los más sinceros propósitos de dar soluciones, aun
En 1881, colonos de la región del trigo adquieren a$ 700 una parciales, a los problemas económicos, sociales y políticos del
concesión de buena tierra, de 33 hectáreas, a pagar en cinco años, país ... De la situación jurídica de la tierra deriva en gran medida,
pero el gobierno nacional vende 20.000 hectáreas que le pertene- la fisonomía política de la nación.
cían de las fértiles tierras del sur de Córdoba, departamento La
Unión, (1), medidas y mensuradas en lotes, al precio de $ 18 la
hectárea, a pagar en ocho años de plazo, con obligación de reven-
der 5 .000 hectáreas, con una ganancia de$ 12 por hectárea, a. De
modo que le acordó el derecho de ganar inmediatamente $ 60.000
más los intereses, a costa de 50 familias agricultoras, que compran
un promedio de 100 hectáreas cada una, a plazos de cinco años.

86 87
,,

CAPITULO 15

Ejecuciones hipotecarias.
Embargos.
Ferrocarriles, agricultores y utilidades.
La guerra imperialista de Inglaterra en Afn·ca del Sud
y los agricultores argentinos.
Caída de precios: cereales y especulación.
La industria molinera.
El capital imperialista.

De 1898 a 1900 se registran numerosos casos de pérdida de la


tierra adquirida a plazo y con hipoteca, paralelos al descenso pro-
nunciado de la capacidad económica de los campesinos (1).
En esos años la agricultura padece aguda crisis, más que por
falta de buenas cosechas, por factores económicos y sociales que
pesan sobre el productor pequeño y mediano, sin excluir la plaga
de langostas que invaden constantemente las zonas cerealistas y
que tenían su refugio más indestructible en las estancias. Por lo de- i

más, el capital extranjero hizo sentir sus garras a los campesinos. I'
La guerra imperialista de Inglaterra llevada a territorio africano en t'"
1898 fue costeada, en parte, con el trabajo de nuestros agriculto- 1

89
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res. Los ferrocarriles producían enormes ganancias, que afectaban diendo a la depresión económica ... A los colonos se les remata-
tanto al campo como a las industrias ( 2), sin cumplir con la ley en ban los campos.
cuanto a la cantidad de material rodante, con perjuicio para los co- En la perturbación económica gravitaron también los fletes pa-
lonos. La mayoría de las estaciones no tenían galpones adecuados ra la exportación en barcos ingleses. La baja de los cereales fue, en
con capacidad para almacenar cereales y miles de bolsas se per- 1899, un fenómeno producido incluso por el acaparamiento del
dían -según el Boletín del Departamento General de Estadística carbón por parte de Inglaterra, que monopolizaba su explotación y
y Agricultura de Santa Fe- por estar abandonadas a la intemperie su comercio, haciendo subir el precio a términos tales que su ad-
en espera de vagones para transportarlas. quisición era un problema difícil de resolver. Como resultado
Una sola empresa, la del Ferrocarril Central Argentino, de ca- inmediato de esa maniobra, destinada asimismo a hacer que la gue-
pital inglés, poseía 160 leguas de tierra regalada en 1863 y explota- rra anglo-boer fuera costeada por otros países, los fletes marítimos
ba colonias con arrendatarios y fraccionaba y vendí a terrenos. De subieron repentinamente, lesionando los intereses de los exporta-
1878 a 1880, la Compañía de Tierras del Central Argentino vendió dores y desvalorizando los cereales argentinos. En 1898 se pagaron
campos por valor de .f. 76.270 y lotes en los pueblos por! 8.195 y, 15 chelines por tonelada, pero desde el 1º de enero del año siguien-
según un i.J;iforme de la empresa, en los años siguientes las ventas te, hasta el 30 de setiembre, se exportaron 1.400.000 toneladas de
aumentarían en la misma proporción. trigo y 600.000 de maíz a 25 chelines la tonelada, de flete. Esos
A pesar del informe, el mismo año la compañía suspendió las 2.000.000 de toneladas significaron$ 12.600.000 oro en concepto
ventas de tierra para arrendarlas y, con esto, se puso al margen de de transporte marítimo, contra 7 .600.000 de igual moneda si se
las estipulaciones del contrato, para obtener un más amplio hubieran mantenido los fletes del año anterior. Sobre la economía
margen de ganancia con los campesinos que la misma empresa nacional incidió la suma de $ 5.000.000 oro, solamente por fletes
introducía como inmigrantes, y a los que les obligaba a venderle de exportación de cereales. Y más sombría se presentaban las pers-
las cosechas. pectivas puesto que teníamos una reserva exportable de 3.280.000
Las ventas de tierra, obtenida gratuitamente, los arrendamien- toneladas de diversos productos hasta el 31 de marzo de 1900, y el
tos, las compras y transporte de cereales, constituyeron las "vacas gobierno inglés necesitaba aún, por seis o siete meses, una cantidad
lecheras" de los ferrocarriles; no obstante, en 1936, el diputado producida por fletes superior al transporte de 15.000.000 para sos-
Constanza pudo decir con fundamento en la legislatura de Buenos tener su guerra de rapiña en el Africa del Sud ( 3).
Aires: "Sabemos con qué rigor tratan las empresas ferroviarias a la Mientras tanto bajaba la cotización del trigo en forma alarman-
industria plebeya en las chacras y la obsequiosidad que tienen con te: pagado a un promedio de $ 3.48 oro los 100 kg. en 1898, de-
la aristocrática de nuestras estancias". En cálculo hecho del cendió a $ 2,40 oro al año siguiente, manteniéndose con leves va-
transporte desde General Lavalle, Ferrocarril Pacífico, el trigo riantes en ascenso hasta que el precio se recupera ¡diez años des-
pagaba el 24,75% sobre el valor del producto transportado; el lino pués!
el 16% ; la avena el 32% , y los novillos ... el 6,2% . En esos años desastrosos para los agricultores --que carecían de
Las utilidades del Ferrocarril Francés, cuyas redes y ramales capital y estaban endeudados por compra de tierra o implementos
fueron construídas atendiendo al transporte de cereales y de las agrícolas ~cmmentaron los salarios de los peones para la siega y la
colonias, fueron en 1899, año de pérdidas cuantiosas para los colo- trilla, llegando hasta $ 6 diarios más la manutención. Los precios
nos, de $ 1.016.430,62, según dato de la dirección general de la por quintal de cereales trillados a máquina se elevaron considera-
compañía y en 1900, que comprende el transporte de la cosecha blemente, incidiendo sobre ellos el aumento de la patente fiscal y
1899, de $ 2.033.500, habiendo aumentado en 1/6 la cantidad el impuesto a los cereales que en Santa Fe se aplicaba desde 1892.
bruta de carga transportada, que fue de 646.142 y de 7 43.365 to- En estas condiciones de escasez de dinero en mano de los cam-
neladas respectivamente y sólo 12.051 pasajeros más sobre una pesinos, se valoriza intempestivamente el papel moneda. El capital
cantidad de 344.180 correspondiente a 1899. El 100% aumentó monopolista extranjero, especialmente el inglés hizo su negocio.
su ganancia gracias a la elevación de las tarifas autorizadas aten- Especuló con el hilo para máquinas engavilladoras, que los ingleses

go 91
l
producían en la India, y con las bolsas para cereales y harina. La sión de 33 hectáreas, ni máquina cortadora, ni rastrillo automáti-
-- ' bolsa para el trigo y el lino, que se pagaba de$ 0,16 a$ 0,20 mo- co, ni prensadora para enfardar el pasto seco con alambre, según
' neda nacional cuando el oro estaba a 300 en 1897, se pagó después exigencia de la exportación y del transporte por ferrocarril.
de $ 0,25 a$ 0,30 con el oro a 210 -de 6 centavos oro a 9 1/2- "Pregúntese -se decía en los medios agrarios- a las casas introduc-
debido a la escasez ficticia creada por los monopolistas. El colono toras de tales máquinas, sus precios corrientes y si cualquier
obtuvo $ 4 por quintal de trigo, cuando en años anteriores valía de colono puede comprarlas".
$ 7 a$ 9; $ 6,50 por quintal de lino, mientras que antes lo vendía A los que aconsejaban la combinación de la ganadería con la
de $ 8 a$ 10 y$ 1,80 -bolsa muerta- por quintal de maíz, en lu- agricultura, el colono contestaba: "Préstame el dinero necesario a
gar de$ 4 a$ 6, que obtuvo con anterioridad. Casi el 50% descen- un plazo de cinco a diez años". Sin potreros fuertes, con postes a
dió el ingreso del agricultor en las postrimerías del siglo pasado, en distancia de 10 metros unos de otros, con cinco hilos de alambre
sus ventas, sin contar el aumento de gastos de producción. galvanizado, dos de ellos de púa, con varillas cada dos metros, la
Con tan ínfimos precios, detrás de los cuales está la mano de ganadería era imposible a menos que ni de día ni de noche estuvie-
especulación de los monopolios cerelistas, vinculados a la indus- ran seguros los colonos de los daños que causarían los animales en
tria, a la ganadería, al comercio de exportación y a la banca, el re- las sementeras, aumentando su malestar los conflictos de vecindad.
sultado fue tan penoso para los agricultores que quedaron en la im- Esos gastos necesario convertían la explotación mixta en irrea-
posibilidad de pagar sus deudas y de amortizar sus vencimientos lizable por falta de capital, a los que debían agregarse la compra de
por tierras adquiridas a los latifundistas ( 4). 30,40 o más vacunos.
Así se explica que una considerable masa de agricultores pasara
de propietarios en potencia a la condición de aparceros o arrenda- "Conocemos 7:!Scribía un comentarista en Justicia, 1898- mu-
tarios, o abandonara el campo, atraída por los salarios que pagaban chas familias agricultoras que adeudan por libretas de gastos desde
los industriales en las ciudades. Muchos inmigrantes se disgregaron años anteriores a los comerciantes e industriales, sumas que varían
:'.J de $ 1.000 a $ 5.000. ¿Cómo saldrán esas familias de sus deudas?
antes de llegar a las colonias, cuyos incipientes centros urbanos se Conocemos otras familias propietarias que, para evitar demandas
estancaron por la desaparición de pequeñas industrias, o por el judiciales, se vieron en la necesidad de hipotecar sus concesiones
reemplazo de la agricultura por la ganadería, y se produce el extra- pagando intereses usurarios. ¿En qué año cancelarán su hipoteca con
ordinario crecimiento demográfico de Buenos Aires, Rosario y los precios ínfimos de los cereales cosechados?"
Córdoba.
¿Qué aconsejaron los flamantes agrónomos que estudiaron en La industria molinera -creada con capital argentino- ligada
las oficinas gubernamentales la crítica situación del agro? Que no íntimamente con los productores de trigo, corría igual suerte que
debían limitarse los colonos a la siembra de trigo, lino o maíz. Pe- la agricultura, no obstante su estado floreciente en años anteriores.
ro en el caso de que se hubieran decidido a sembrar alpiste, nabo, Muchos molinos clausuraron su actividad, mientras otros, de po-
cebada, avena, maní o algodón en gran escala, ¿dónde hubiesen ha- blaciones pequeñas, que se levantaron con poco capital ya estaban
llado compradores de esos productos que no se exportaban? Acon- en ruina, incapaces de competir con las empresas monopolistas, y
sejaron que sembrarsen papas, cebollas, zapallos, remolachas, etc. sin crédito oficial suficiente en provincias con crecidas deudas ex-
verduras de toda clase en todas las estaciones del año, como si fue- ternas que debieron unificarse bajo la garantía del Ministerio de
sen quinteros en los suburbios de las grandes ciudades; como si hu- Hacienda de la Nación.
biésemos tenido otro mercado de consumo de esos productos que A propósito de la industria molinera en decadencia en las colo-
el interno; como si la mayoría de las colonias no estuviesen separa- nias agrícolas y de las maniobras de los capitalistas extranjeros, en
das de 10 a 20 leguas de los mayores centros de población. Acon- cuyas manos estaban los títulos argentinos altamente cotizados en
sejaron la siembra de alfalfa -con lo que hubiese habido mucha Y la bolsa europea, escribía Francisco Achembach en 1898: "No de-
bajado el precio para los ganaderos- cuando los colonos no tenían be pensarse más en nuevos empréstitos extranjeros, desde qu~ lo_s
suficiente dinero para comprar la semilla, que requiere una conce- Shylocks de la alta banca europea pretenden imponer a la Repubh- ¡
93
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ca Argentina condiciones deprimentes que la llevarían al nivel del
manejo de sus finanzas al estilo de Egipto, y a sus habitantes, a la
condición de los fellahs que desde el año 1882 bajo la férula de los
ingleses".
A la situación estudiada condujo la política agraria que, al dar
a una minoría no productora la propiedad de la tierra pública, per-
mitió que inmenso capital saliera del trabajo y del bolsillo de los
campesinos sin beneficio para la agricultura. El siglo XX nació bajo
el signo del empobrecimiento de los colonos, de la disminución
drástica del parcelamiento de latifundios, de la duda sobre la pros-
peridad de la agricultura, de la activa participación del capital im-
perialista en la industria agropecuaria, de las sociedades comercia-
les sobre explotación agrícola y de la prevención ideológica de la CAPITULO 16
oligarquía argentina en contra de los extranjeros pobres y especial-
mente, de la clase obrera. Estaba en vísperas de ofializarse ese len-
guaje artificioso, que deforma la realidad en el estudio de los con-
flictos sociales y se hace extensivo a los conflictos agrarios. Se pre- Escasez de peones.
tenderá que cuando ,éstos se producen, se deben a la influencia de Corrientes internas de obreros rurales.
elementos subversivos extraños a los intereses del campo y a la tra-
dición nacional ... Vagabundaje agrícola.
No obstante, los hechos son más poderosos que los intereses de Lo que va de la vaca al trigo.
grupos reducidos, y las corrientes del pensamiento progresista ha-
cen sentir su influencia en la legislación, en la política y en la edu-
cación del pueblo.
El trabajo de la siega y de la trilla del trigo y del lino abrumaba
por agotador, realizado en jornadas bárbaras cuyo horario se
medía de sol a sol, io que equivale a decir, de quince o más horas
transcurridas desde la madrugada hasta el anochecer en los meses
de cosecha(l). Por lo cual se explica que, a pesar de la gran canti-
dad de peones y jornaleros que ingresaron al país en las zonas ce-
realistas, la escasez de brazos haya constituido un serio problema
que se buscaba conjurar por diversos medios. Los altos jornales no
constituían un incentivo suficiente para atraer a todos los peones
necesarios, de modo que no sufriera perjuicio el grano emparvado,
por la demora en ser trillado que se extendía hasta el mes de enero
en las colonias alejadas de los centros donde operaban trilladoras.
Porque, además de las jornadas brutales, la labor era peligrosa por
falta de seguridad en las plataformas de las máquinas y de protec-
ción de las poleas -los accidentes por esas causas abundaban- se
realizaba en medio de gran suciedad de paja triturada y expelida
por las bocas para el bálago y por las aventadoras.

94 95
De aquí que, durante los meses de cortes y de trilla, salieran Los trabajadores agrícolas afluían transportados en ferrocarril
agentes hacia las provincias vecinas en busca de peones para encau- desde el mes de noviembre y provocaban un inusitado movimiento
zarlos hacia Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos, Buenos Aires o La comercial en las colonias, donde eran aves de paso. De esa masa
Pampa. La escasez de ellos explica también los altos jornales que se ocasional de jornaleros del campo no surgen contingenes de nue-
pagaban. En los siguientes cuadros se establece el personal necesa- vos agricultores, porque la aspiración de trabajar y arraigar en la
rio para realizar las tareas completas de siega y trilla de trigo o tierra chocaba con todos los inconvenientes que hemos estudiado
lino, en 1905, número que varía muy poco hasta que se emplearon como privativos del colono, desde los derivados del régimen de la
medios mecánicos más rápidos y eficientes, como la corta y trilla. propiedad hasta el costo de un establecimiento de agricultura por
Los términos mínimos corresponden a una cosecha normal, los rudimentario que fuese. La peonada se suma adventiciamente a los
máximos a una abudante: agricultores y, terminada la cosecha, retorna a ciudades y pueblos
PERSONAL PARA COSECHA de donde procedía, o continúa una parte su peregrinaje de colonia
ESPIGA- ESPIGA- COSECHA- en colonia, favorecido este movimiento por el elevado número de
PERSONAL ATADORA DORA DORA Y DORA hombres solteros, argentinos y provenientes de inmigración, de
ATADORA que nos dan cuenta las estadísticas.
Maquinista 1 1 1 1
Parvero 1 1 1 De año en año esa corriente de peonada forma una especie de
Ayudante pavero 1-2 1-2 1-2 cauce económico geográfico por el cual transita. Santa Fe y Entre
Conductores de vagón 2-3 2-3 2-3 Ríos se proporcionan mutuamente esa fuerza de trabajo, alternán-
Cargadores 1-2 1-2 1-2 dose según la terminación de tareas en una u otra provincia; tráfico
Cuarteador 1 - - 1 similar al establecido en los rumbos agrícolas de Buenos Aires,
Cosedor de bolsas - - - 1 Córdoba y La Pampa.
TOTALES 7-9 6-9 6-9 3 Esa inmensa población ambulante que superaba en número a la
de provincias enteras, estuvo compuesta por los más heterogéneos
La tarea de la siega y emparve exigía, con atadora 16 bueyes y
elementos, según su nacionalidad y sus costumbres. Incluía a me-
2 caballos; con espigadora, de 24 a 32 bueyes ó 28 a 32 caballos;
nores de hasta 13 años de edad ... En las poblaciones de origen
con cosechadora, 24 caballos. agrícola, rodeadas de colonias, los niños inician su vida de trabajo
PERSONAL PARA TRILLADORA en las faenas de la trilla ocupando la plaza de pistines.
PERSONAL A la caravana de hombres que acuden al reclamo de trabajado-
res, se agregan los que hacen de la deambulación un medio de vida;
Maquinista 1 que siguen el curso de las trilladoras de campo en campo, de pue-
Foguista 1 blo en pueblo, como las gaviotas tras el arado, picoteando el ali-
Ayudante 1
2
mento fácil. Invaden las colonias centenares de brazos inútiles en
Embocad ores
Plancheros 2 los meses de cosecha, creando en su contra la prevención policial y
Horquilleros 12 popular.Tipos acabado de la especie que Eduardo Gutiérrez descri-
Costurero 1 bió llamándolos "manggiacaña", "crestarosa" o "atorrantes", sin
Bolsero 1 destino fijo, aparecen en los pueblos y medran al amparo de la
Pajeros 2 abundancia de dinero que se moviliza con las trilladoras. Han de
Engrasador 1 llamarse después "linyeras", desclasados que raramente trabajan y
Aguador 1 que tipifican el bajo fondo inestable de las colonias.
Cocinero 1 1
1
TOTAL 26 persona~

96

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1
~i
La calificación de vagos y mal entretenidos, acentuada hacia la
campaña, se aplicó a los gauchos sin trabajo y sin domicilio, y arbi-
trariamente a todos los pobres y desvaLdos en la época caracteriza-
da por la pampa abierta, el desierto y el trabajo pastoril. El linyera,
el atorrante, con la modificación demográfica argentina, caracteri-
za a los hombres sin trabajo y sin domicilio del período de desarro-
llo de la agricultura; aparece con las colonias y los ferrocarriles.
El caballo fue el medio de locomoción del deambulador de la
pampa ganadera ilimitada hacia el desierto; en los trenes de carga,
se apilaron estos nuevos hombres del vagabundaje agrícola. Para
aquellos, el rigor represivo condenaba al enrolamiento forzoso en
el ejército de fronteras; para éstos, las arriadas significaron, a fines
de siglo pasado, su empleo gratuito en la matanza de langostas bajo
custodia policial. Es lo que va de la vaca al trigo.
Fueron la escoria del desdén por el trabajo rudo y sin perspec- CAPITULO 17
tiva; la excrecencia humana de los latifundios agrícolas puesta en
evidencia en las vías ferroviarias y en las poblaciones crecidas al fa-
vor de las siembras de cereales. Pero, originariamente, "linyeras"
fueron los italianos de las provincias del norte -lombardos y pia- Los hijos de inmigrantes.
monteses- que engrosaban la inmigración golondrina de fines de Inmigrantes y argentinos y un sólo problema: el atraso.
octubre y principios de noviembre de cada año.
En la provincia de Santa Fe, de 4.000 a 5.000 extranjeros acos- El ambiente familiar.
tumbrados a ese modus-vivendi trabajaban en las cosechas sin in- El terrateniente y el pobre que ahorra.
corporarse definitivamente a la población del país, conjuntamente El planteo de fondo.
con 10.000 peones argentinos, que eran -asimilados anualmente a
las tareas agrarias- la migración golondrina interna, cuyo cómputo
estadístico y jornales percibidos en todo el país, debió tener -y no
tuvo- un cuadro general al lado de los que correspondían a las ci- Desde princ1p10 del siglo XX -por dar una referencia en el
fras en pesos oro y en toneladas exportadas y al de las ganancias de tiempo- el campo fue labrado por una crecida proporción de hijos
los comerciantes en cereales y de las empresas vinculadas con el de inmigrantes. En otros términos: los problemas agrarios y la vida
agro. consuetudinaria campesina involucran a los argentinos nativos. Co-
mienza el período del ocaso de la nostalgia del inmigrante por su
patria lejana. La asimilación paulatina se realiza en contacto con el
medio, con las costumbres que se modifican, con el nuevo panora-
ma social, económico y político que contribuyeron a crear. La asi-
milación no se la impone la fortaleza definida de nuestra sociedad,
sino los factores de los cuales ellos fueron parte activa de desa-
rrollo.
Se asimilan a una sociedad que es también, por muchos ele-
mentos, la de ellos, y cuyos caracteres no se explicarían sin el estu-
dio de su propia presencia como población. La fisonomía intrínse-

98 99
ca del campo, desde el punto de vista de los usos y costumbres del
agro, se configuró según sus modalidades comunes, relativamente El hijo de inmigrante se formó en un ambiente familiar carac-
modificadas por el régimen de trabajo en este país, por las necesi- terizado por el ahorro en término de privaciones, en las colonias
dades económicas según el destino previsto del cómputo en dinero formadas por arrendatarios, aparceros o compradorres a plazos. Pa-
de sus cosechas, y por el grado de eficacia que tuvieron los factores ra afrontar deudas y planes de progreso, los campesinos se impo-
indígenas para gravitar sobre la vida de los inmigrantes. nen una rígida disciplina y el padre de familia es hombre que con
En ese clima social, los hijos ejercen una limitada influencia pa- minúsculo cuenta gotas, invierte en gastos domésticos menos dine-
ra rescatar, de los que fuera antaño típicamente argentino, los ele- ro que el necesario. Erradamente se explicará esta modalidad pro-
mentos de trascendencia psicológica colectiva que pudiesen darle pia de la avaricia, por oposición al desprendimiento criollo. Se olvi-
continuidad histórica. Porque ellos no constituyen una fuerza hu- dará hacia qué fines está encaminada y qué hondas huellas deja en
mana de enlace con el pasado, sino, por sobretodo, de proyección el alma de quienes, después de pagada la tierra, no tenían asegura-
de su pré::~nte. El pasado exclusivamente pastoril ya está roto; de do el futuro de vejez y de contingencias imprevistas.
él no les llegan sino modalidades permanentes por las formas de La historia de la economía doméstica campesina, es la historia
producción ganadera, en la medida en que las grandes estancias del retaceamiento de las posibilidades del hombre, dado el inmen-
permiten conservarlas. so esfuerzo a que lo sometiera el régimen social en que vivió. En
Todo lo que se mantiene en pie, como propio del campo argen- vez de expandirse en su visión de la vida y del trabajo, debió cons-
tino de mediados del siglo XIX, es lo que debe destruir y superar: treñirse a la exigüidad de sus medios pecuniarios, acaracolado, con
el rancho miserable, el buey del atraso, el arado de mancera, la el alma rígida en el cálculo permanente del patrimonio real, com-
siembra a voleo, la trilla con yeguarizo, el latifundio; así como los parándolo con el necesario para el porvenir de toda la familia.
nietos de inmigrantes y de nativos tendrán, a su vez, que destruir En el círculo estrecho de esa gimnasia aritmética se mueven los
y superar lo que aún se mantienen en pie y es atrasado, en la época hijos de los campesinos inmigrantes, especialmente de los que es-
./::J del tractor, la corta y trilla, las sembradoras a disco, los arados de tán sometidos a una relación de dependencia con el dueño de la
cinco rejas, la electricidad, la energía atómica, los institutos de in- tierra y quieren zafarse de ella. La economía diaria suele invadir la
vestigación científica y de la decadencia definitiva del concepto de esfera de las privaciones, por imposición de las circunstancias. Lo
la propiedad privada del suelo como objeto de renta. que reciben los hijos de inmigrantes y la nación, no es el legado de
Del campo argentino, ya en nuestro siglo, surge una problemá- un sentido estrecho de la vida importado con la inmigración -co-
tica que se aparta de los temas específicos derivados de la inmigra- mo si un determinado sentido de la vida fuera propio de una raza,
ción. o naciese de un puro ejercicio ideológico-; lo que reciben, lo que
Las nuevas generaciones debilitan la fuerza e importancia de maman en lo consuetudinario familiar, es el método de economía
asuntos que estuvieron en el tapete público por gravitación del vo- sin el cual nuestra sociedad los arrojaría a una condición miserable.
lumen de extranjeros a quienes afectaban. Por ejemplo, si la exi- El régimen en que se vive es el que contribuye a angostar la dimen-
gencia del pago en oro de los cereales tuvo incluso en mira no per- sión del alma colectiva, porque los reduce a ser hombres que, sin el
der puntos al enviar dinero a familiares de Europa, ahora, la exi- esfuerzo implacable en la formación de un capital, no saldrían de
gencia de precios compensatorios tiene por objeto exclusivo, inme- las más bajas relaciones de dependencia, de los más inseguros me-
diato, capitalizar con justicia al colono productor. dios de vida. Para vivir mejor, se vivió en situaciones impropias de
Por otra parte, el gran crecimiento de la agricultura declina la dignidad del hombre: la total libertad creadora concertada con
hacia cifras de estacionamiento en hectáreas cultivadas, que no los intereses colectivos.
acusan índice de progreso anual como aquellos que, de 1880 a ¿Qué otra cosa les exigió nuestra sociedad, sino que fuesen ri-
1900, proporcionaron datos para componer la sinfonía optimista cos para ser respetados? La propiedad es la base de la libertad, sos-
de los mensajes ministeriales. Por el contrario, habrá años de alar- tienen cierta doctrina desde el siglo XIX.
mante disminución. ¿Con qué incentivo se los atraía? Con el de la riqueza y con la
libertad que gozarían para disponer de ella. Les pasábamos delante
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1
de las narices nuestra facilidad para enriquecer a los inmigrantes.
No les exhibíamos una supuesta potencia para crear un "alma co- No tuvieron sus hijos las dificultades de comunicarse por idio-
lectiva" desinteresada y solidaria con el hombre. mas distintos, ni el recelo a lo desconocido del país. Pero con res-
El rico, en torno suyo, lo era porque tenía tierra; al país se lo pecto a la propiedad de la tierra, o a su arrendamiento, estuvieron
gobernó según los intereses de los terratenientes y ganaderos. Esos en desventaja, puesto que ya era de la historia la época en que con
eran los exponentes del hombre ejemplo de triunfo en la sociedad. trabajar tres o cinco años entregando el tercio de las cosechas, po-
Y el pobre trabajador de la tierra, el gringo esperanzado, apenas si dían -en ciertas colonias-convertirse en dueños; y los arrenda-
podía, en ese panorama de riqueza en tierra, ahorrar un céntimo mientos se habían elevado del 100/o , que se cobrara en ciertas zo-
para no ser de los últimos desdichados que, habiendo llegado con nas en 1890 sobre el producido de la cosecha de trigo, al 33% pa-
harapos, no pudieron exhibir el minúsculo orgullo de haberlos gado en especie o dinero. La valorización de la tierra no era com-
abandonado. pensada con la mayor cotización de los cerales y, a las causas direc-
El hijo de inmigrante campesino -nos circunscribimos a él por tamente económicas, se agregó una década de malas cosechas, de
la naturaleza de este trabajo- padeció la transformación del padre, cuyas causas paulatinamente se acusaba en parte a los mismos
de hombre desvalido en hombre con cierta cantidad de bienes; de colonos, diciéndoles "que no renovaban sus métodos de cultivo,
hombre con cierta cantidad de bienes, en hombre con mayor can- que no introducían maquinarias, ni seleccionaban las semillas"
tidad. Y adoptó en muchos casos sus modos de vivir. Pero porque, cuyo mejor producto se clasificara para diferenciar precios: lo
en lo externo del círculo familiar, no variaron esencialmente las excelente y lo bueno, se pagaba por bueno; lo regular y lo malo,
condiciones que debió afrontar el padre. Ese tipo de herencia que por malo ...
recibe para que pueda mantenerse en su estado social es similar a la
biológica que el pez transmite al pez, para que pueda vivir en el
agua sin perecer o sin transformarse en animal de otra especie ...
1
1
1
Ubicados el inmigrante, el hijo de inmigrantes y el aborigen en
el campo argentino, constituyen, lógicamente, pobladores someti-
l
J dos al mismo sistema y sus diferencias, como agricultores integran-
tes del cuerpo social, están dadas, no por razones del lugar de su
1 nacimiento, ni de ascendencia, sino, fundamentalmente, por la ca-
l lificación en propietarios, grandes, medianos o pequeños, arrenda-
tarios y aparceros u otras formas de relaciones como productores.
Este es el planteo de fondo que determina sus características gene-
1 rales. Es necesario desconfiar de los planteos que se basen en califi-
l
~
caciones subjetivas del hombre vinculándolo a la tierra: por allí
siempre asoma la pata de alguna sota. En el terreno de la política
de inmigración, eso conduce a las discriminaciones ideológicas.
~
¡,
Hijos de padres extranjeros que vivieron una vida sumamente
~ difícil, en las colonias, la ventaja que tuvieron consiste en su naci-
íl miento en un medio ya poblado con un ritmo de vida ya hecho,
~
.1
sin las primitivas penurias del que luchó contra la soledad, las
adversidades circunstanciales del desierto y la añoranza, ese mal
del inmigrante.

103
CAPITULO 18

Reformas en 1921.
¿Quiénes fueron los nuevos propietarios?

-· Desde el punto de vista legal, la protección al arrendatario y


sús útiles de trabajo, era la misma para la nueva generación. Aun-
que algunas provi,ncias habían excluido, por vía de leyes procesa-
les, el ambargo de las herramientas y máquinas, las protestas de las
publicaciones nos persuaden de que el colono deudor continuó
aún siendo víctima del despojo como en el siglo anterior. Y a pesar
de las notables düerencias que existen entre la locación común y
el arrendamiento rural y de que el mayor volumen de la explota-
ción agropecuaria se realiza mediante el régimen del arrendamiento
-el contrato de aparcería aparece luego, como figura autónoma-
recién en 1921, medio siglo después del extraordinario crecimiento
de la agricultura y del ejercicio absoluto de la voluntad del propie-
tario con respecto al desalojo, se dictó una ley especial sobre arren-
damiento de tierra para la producción agrícola ganadera, introdu-
ciendo reformas al Código Civil. Las más importantes son: la que
establece el plazo mínimo de cuatro años y la inembargabilidad de
los útiles, herramientas y semillas del arrendatario; la obligatorie-
dad de realizar mejoras en el campo a cargo del locador. Pero su
mayor importancia jurídica reside en haber limitado la voluntad de
las partes, incorporando a la legislación agraria normas de orden

105

. ·""
público. Y es de mayor trascendencia esta modificación del princi- pago del precio y para establecerse. En la actualidad, las dificulta-
pio de la autonomía de la voluntad que la protección legal a la li- des de los hijos de colonos judíos los equiparan a toda la juventud
mitada permanencia del arrendatario en la tierra arrendada, porque campesina del país.
esta ultima no solucionó, ni mucho menos, la situación del colo- Los planes para otorgar créditos oficiales de colonización, por
no, aunque le asegurara un posible desalojo a mayor plazo. Pero lo lo general no solucionan sino parcialmente el problema de hacer
que no favorecía en la ley al propietario, lo suplía la acción de los propietarios, y todos concluyen con derogaciones y modificacio-
jueces de paz legos y arbitrarios por principio de autoridad y de nes impuestas por sus propias insuficiencias, o se inician rumbosa-
mente, como el de 1936 en la provincia de Buenos Aires, sin enca-
tradición ... ( 1).
Once años antes, hasta alguna corriente avanzada del pensa- rar el problema fundamental que está en pie hasta nuestros días: la
miento conservador era mucho más avanzada que sus disposicio- reforma agraria a fondo, revolucionaria.
nes.
Ante esa situación de precariedad económica, de escaso rendi-
miento pecuniario de las cosechas ---al volumen total del país como
exportador lo salvan las grandes extensiones cultivadas-, ¿quiénes
fueron los nuevos propietarios hijos de colonos? En principio, y
por falta de estadísticas orientadas a investigarlo, debemos atener-
nos al proceso de colonización con entrega de tierra gratuita o con
facilidades para adquirirla en 1856 y 1885. Es precisamente de
esos pocos centros poblados bajo ese sistema, oneroso en parte, de
donde surgen los campesinos en condiciones de convertirse en due-
ños de nuevas tierras. Esos colonos poseyeron varias concesiones
en la colonia que habitaron, o en otras cercanas, y como no
podían cultivarlas todas, arrendaban algunas, hasta que sus hijos
estuvieron en edad de ocuparlas.
:1 La familia de esos propietarios, trabajadores directos en la
tierra con ·más concesiones disponibles, constituye el núcleo prin-
cipal que ocasiona -mediante el derecho hereditario o por venta a
los hijos- el centro de origen de campesinos con tierra propia. An-
tiguos arrendatarios, en proporción mínima, puesto que el número
de ellos mantiene un porcentaje de escasa variación a través de las
décadas con respecto a los propietarios, adquiren en nuevas colo-
nias de tierras baratas concesiones que explotan con sus hijos,
mientras la familia permanece en su condición de arrendataria en
campo ajeno hasta el pago total de la deuda, para trasladarse lue-
go todos a la nueva propiedad. Esta evolución de colonos acusa ga-
mas diversas, pero siempre es lenta y dificultosa. La expansión de
propietarios depende casi exclusivamente de laboriosas acumula-
ciones de ganancias que engrosan el capital necesario, pagándolas
con saldo total o parcial de deuda y gravando con hipoteca.
El sistema de colonización judía de la Jewish, se basa, en parte,
en la entrega de tierra a los hijos de colonos, con facilidades para el

106
107
1
~i

,. :)

CAPITULO 19

Estancamiento de la agricultura.
Santa Fe da la pauta.
f)
Ganancia de los propietarios.
Los desocupados quieren tierra.

En la provincia de Santa Fe, el estancamiento de la agricultura


con respecto al aumento de la superficie sembrada con trigo y lino,
se produce inmediatamente después de 1910, abarcando las dos
décadas siguientes. Tomando como base 1910, en 1930 la superfi-
cie sembrada aumentó el 6% ; en cambio, la población total
aumentó el 85% , habiendo ingresado en 1912, año de conflictos
agrarios, 64.896 inmigrantes agricultores. Mayor prevención contra
el régimen imperante en la explotación de la agricultura no puede
pedirse, e indica un estado social y económico agrario que provoca
) la repulsa de los posibles nuevos campesinos.
El cuadro siguiente demuestra cómo se componía la población
del campo, en Santa Fe, que cosechó cereales y lino. La estadística
excluye el maíz.

109

1
~,
' 1
varía en lo fundamental -con respecto a los porcentajes consigna-
AÑO PROPIETARIOS ARRENDATARIOS MEDIEROS dos- en todo el país.
1910 5.523 7.360 1.382
1911 6.387 9.958 1.732 Un año y cuatro meses después, en 1932, un interesante
1912 6.964 10.853 1.612
1913 1.967
Censo de Desocupados nos completará el panorama social del
7.172 11.418
1914 7.196 13.105 1.543 campo según estadísticas santafesinas. Entre el 10 y 25 de abril
1915 7.110 12.843 1.383 existían 23.342 desocupados, de los cuales casi exactamente la mi-
1916 4.727 8.689 1.153 tad había nacido en la provincia y el resto tenía una residencia de
1923 10.129 18.043 1.920 3 a 5 años. El tiempo de desocupación de los censados varía de un
1924 12.018 21.904 1.053 mes a tres años; los de la mayoría, de 4 a 6 meses. Del total, de-
1925 10.952 17.567 1.130 nunciaron como último trabajo que tuvieron: 3.655, en chacras;
1928 8.011 9.355 669 974, en rcolección de maíz; 197, en granjas y 5.489 no determina-
1929 7.634 10.498 953 ron establecimiento agrario o industrial. Pero como el censo fue le-
1930 8.915 12.477 852
vantado en momento en que se recolectaba el maíz, se calculaba
Faltan datos de los años que no figuran en el cuadro hasta que aumentaría el número de desocupados en 5.185 hombres.
1930. Estas cifras -según notas en "La cosecha agrícola 1930-31", De los 23.342 desocupados, 15. 782 manifestaron su deseo de
publicado en Santa Fe por el Ministerio respectivo- tienen error trabajar en el campo y, si a éstos les sumamos los 5 .185 ocupados
por defecto de 1.142, con respecto al cuadro de la superficie y po- transitoriamente en la cosecha de maíz, tenemos un total aproxi-
blación general de la provincia distribuida por departamentos. mado de 20.000 hombres desocupados con la aspiración de ser
En 1930, de estas constancias estadísticas, la gran mayoría de agricultores (1). Naturalmente, se dictó una ley agraria, y tiene sus
los cultivadores de cereales y lino fueron arrendatarios y medieros; abstrusas dificultades para un investigador paciente hallarla y leerla
precisamente e n la provincia que marchara a la cabeza en materia en el Archivo, donde también se encuentra el informe que precede
de subdivisión territorial y a la cual todos los estadistas del siglo a los cuadros estadísticos, que dice: "En el departamento 9 de Ju-
XIX tomaron como ejemplo cuando destacaron las ventajas de la lio, la desocupación ofrece las mismas características que en años
distribución de la tierra en propiedad, desde Sarmiento a Oroño. anteriores, siendo propietarios de la mayor parte del departamento
El valor de la producción fue de$ 170.424.131, de los cuales unos pocos hacendados".
calculando que los 22.244 agricultores produjeron $ 7 .666 cada La ley dictada no tuvo aplicación práctica y menos aún la tuvo
uno, corresponden a los medieros$ 3.265. 716, sin contar la devo- en los departamentos de feroces tierras del sur de Santa Fe puesto
lución de la semilla, y a los arrendatarios, calculando el pago del que la mayoría de sus propietarios de latifundios eran correligiona-
arriendo en especie o en dinero equivalente al 25% , corresponden rios políticos del gobernador, o lo habían apoyado -abstenidos los
$ 72.536.112. De donde resulta que cada mediero deja de percibir radicales- para su elección ...
$ 3.833 y cada arrendatario $ 1.916, por el hecho de no ser pro-
pietarios. En conjunto, significa que los medieros y los arendata-
rios dejan de recibir$ 26.377.886 que entregan a los propietarios.
Si calculamos para ese año a razón de $ 500 el valor de la hec-
tárea en buena zona cerealista próxima a ferrocarrill o puerto, re-
sulta que proveyeron a los propietarios de una suma suficiente
para adquirir con esa renta 52.754 hectáreas, mientras ellos perma-
necen en su condición de campesinos sin tierra. Este es el cuadro
real de la explotación capitalista y semifeudal de la tierra que no
111
11 O
1 l

CAPITULO 20

La época sin viajeros y cosas pintorescas.


.J
Más negocios de tierra.
Los nuevos colonizadores.
Las socieades comerciales.
Latifundios y obreros.
Desalojos.
Respeto a "las formas preestablecidas".
Los latifundios, monstruosidad del agro.
Sociedades extranjeras en la Patagonia.
Nota a pie de página: latifundios . ..

Si bien se comprueba que hijos de colonos inmigrantes trabaja-


ban en tierras adquiridas por la familia, más generales son los casos
en los que descendientes de los primeros colonos abandonan los
campos paternos para buscar, en zonas próximas o en otra provin-
cia, especialmente en Santa Fe y Córdoba, t~rras para trabajarlas
en calidad de arrendatarios. Pero esas nuevas colonias de propiedad
privada, donde se establecieron, no tenían, y en muchos casos no
.
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113
{)
tienen hoy, florecientes villas rodeadas de quintas y chacras como quedaba encerrado en un círculo de hierro, y se sometía o no se le
las que dejaran, sino eran extensos campos sembrados de trigo o facilitaba la tierra.
maíz, donde los colonos vivían en chozas tan miserables como los Es más, como los contratos de arrendamiento caducaban a los
primitivos del siglo pasado. cuatros años, ocurría lo siguiente: si el campo era virgen y estaba
Para ese entonces, desde las primeras décadas del siglo XX, ya
no existían viajeros como Hutchison, Perkins, Wilken, Peyret o 1 muy sucio de malezas perjudiciales para la agricultura, el colono
trabajaba el primer año a su total beneficio -es decir limpiaba el
Zeballos que describieron maravillas que la agricultura había ope- campo-; el segundo y el tercero, bajo el régimen expuesto y, du-
rado en la pampa, y la riqueza que era capaz de crear para sí cada rante el cuarto, debía sembrar obligatoriamente alfalfa. Se prepara-
inmigrante laborioso. Los temas fundamentales de preocupaciones ba el nudo para su propia horca, porque inmediatamente después
de campesinos, ya no atraían a entusiastas del progreso en bloque, llegaban el desalojo y las vacas.
sino que son materia de inquietud gubernamental, y motivo de Esta es la prolongación, más experta, de la época en que los
avanzadas plataformas políticas y gremiales. El tránsito por lasco- "colonizadores" forman tres tipos de una sola clase: los propieta-
lonias pierde totalmente, por inocuo, el interés descriptivo y pin- rios latifundistas, los intermediarios y las potentes compañías anó-
toresco de que se hicieran eco libros del siglo pasado, puesto que nimas que adquieren las más grandes extensiones de la tierra argen-
surge, en primer plano, una realidad social que exige actitud dis- tina. Es la época en que también se dirá, con prosopopeya docto-
tinta a los hombres que estudian la situación del campo, de los co- ral, que el éxodo de los colonos hacia la ciudad obedece a un fac-
lonos y de la agricultura. tor psicológico.
La preocupación oficial ha de traducirse en leyes que apenas
rozan la superficie del problema esencial y que, indirectamente, si
es que ellos mismos no las inspiran, aprovechan los terratenientes Las sociedades comerciales con objeto de explotación agrope-
para resolverse su propia situación económica -ley de Centros cuaria, cuyas antecesoras hemos visto formadas ya en 1888, po-
Agrícolas- enajenando al fisco lejanos latifundios de dudosa utili- seen, según datos de 1950, publicados por Jorge Vicien en la "Re-
dad, comparados con los que están a las puertas mismas de la Capi- vista de Economía Argentina", XXXII, p. 39, 25.353.100 hectá-
tal federal, ante la mirada sin interés de los ministros de agricultu- reas -"tanto como la superficie total cultivada" anota Rodolfo
ra, o la ignorancia de los reformistas de epidermis (1). Ghioldi- y estaban distribuídas de la manera siguiente:
La palabra colonización se desvirtúa ya definitivamente en to-
dos sus aspectos y lo que se jerarquiza con ella, no son más que ne- PROVINCIAS HECTAREAS
gocios de tierra que suelen tomar, también, su práctica de selec-
ción política ultrarreaccionaria. Cuando no eran vendidos --deci- Santa Cruz 3.235.400
mos "eran", pero estamos en lo mismo- al fisco ni a particulares, Santa Fe 2.173.400
los latifundios que se destinaban a la agricultura, y no quería el te- Santiago del Estero 2.063.800
rrateniente las molestias del trato con los colonos arrendatarios, Salta 2.039.200
arrendaba todo el campo a un intermediario y éste subarrendaba a Buenos Aires 2.020.500
los trabajadores directos. Con tal sistema, se inauguró otra faz más Chubut 1.596.700
La Pampa 1.145.500
terrible de la explotación de colonos y del desprecio -por su estabi- Neuquén
lidad en la tierra. Si este empresario, llamado "colonizador", paga 1.306.500
Mendoza 1.233.600
el 20% de la producción al latifundista, el campesino debía pagar, San Juan 1.184.200 -~
lo menos, el 40% . Frecuentemente, los que actuaban como inter- Chaco 1.333.900
mediarios eran dueños de trilladoras, que imponían a los subarren- Río Negro 1.032.700
datarios la obligación de usar las máquinas de su propiedad para la Córdoba 986.000
trilla; o eran, a la vez, comerciantes en cereales, de donde el colono Formosa 703.900

114
115
PROVINCIAS HECTAREAS El diputado Garmendia preguntaba, en 1936, en la Cámara de
Diputados de Buenos Aires,
Entre Ríos 682.000
Corrientes 665.200 "si una familia, como tantas que trabajan en los campos "Guadalu-
Tierra del Fuego 653.100 pe", de Duggan, si esos chacareros que trabajan con su familia a tan-
Santa Luis 226.000 to por arada, tanto por carpida, tanto por rastreada y tanto por cor-
Misiones 596.700 tar yuyos, que en conjunto perciben $ 8.50 por hectárea como único
Jujuy 275.900 jornal durante todo el año, que alcanzan a obtener$ 850 sobre cien
La Rioja 62.700 hectáreas, ¿tendrán derecho a pedir a la provincia que los convierta
Catamarca 22.200 en propietarios de la tierra que trabajan?"

En los territorios nacionales, cuando así se denominaban, po- En Buenos Aires -provincia a la que se refería Garmendia- la
seían 11.589.000 hectáreas -los datos pueden remitirse sin mayo- superficie sembrada con trigo, lino, avena, cebada, centeno y
res riesgos a nuestros días- y una comisión parlamentaria, citada maíz alcanzó, en el año agrícola 1933-1934, a 8.400.000 hectá-
por Saúl Taborda, encargada de estudiar el estado de las tierras na- reas, de las cuales 5.600.000 fueron trabajadas por arrendatarios y
cionales confirmó, con la fuerza de una declaración oficial, las no- aparceros. Dos años después, en el partido de Rojas, catorce fami-
ticias que se daban sobre esas vastas regiones como sometidas a lias de agricultores fueron expulsadas del campo, y sus útiles de la-
un régimen regresivo y expoliatorio. Se destacó en ese informe "la branza y muebles fueron arrojados a la calle. En la zona de Vein-
pésima situación de la clase obrera, condenada por el rigor de una ticinco de Mayo, cuarenta familias fueron desalojadas del campo
organización brutal, a faenas que se prolongan ordinariamente más "La Criolla", después de terminada la cosecha fina. En Miramar,
allá del límite tolerable de la fatiga fisiológica y cuyos exiguos partido de General Alvarado, quince familias lanzadas, que aún te-
jornales se insumen en el exagerado precio de los artículos de nían sus campos sembrados, se dirigieron infructuosamente al Mi-
primera necesidad, en el alcohol y en las múltiples formas del nistro en demanda de justicia (2). Estos espectáculos de dolor, de
struck-system". miseria y de vergüenza -que no se han interrumpido- ¿obedecen
Saúl Taborda, estudiando el mismo problema dice: a un factor psicológico que despuebla el campo, a una grave situa-
ción real? Dirá un ministro colonizador ( 3):
"El juicio público ha señalado, con sugestiva unanimidad, la cau-
sa de los males. Ella reside en la distribución de la tierra pública rea- "Se ha hablado de parias, de agricultores que no tienen tierra, de
lizada con tan poco tino, de acuerdo a leyes propias al fraude y al fa agricultores desalojados de los campos. Se confunde este proyecto
voritismo, que los latifundios, difundiéndose y propagándose por las de colonización con una sociedad de beneficencia".
gobernaciones, las han contaminado con todos los vicios que le son
inherentes, y han concluido por apoderarse de todas las fuentes de La insensibilidad de la clase conservadora y su interés en man-
vida y de todos los resortes del gobierno". tener su potencia latifundista están resumidos en el soberbio des-
dén que inspiró esa cínica advertencia en la Cámara de Senadores
bonaerense, receptáculo de resonancias ganaderas en la provincia-
En las provincias cerealistas, las compañías Bunge y Born Bem-
berg, Santa Rosa, etcétra, permanecen intocables a través de la su- donde Juan B. Justo dijo:
cesión de leyes que se dictan, con extraordinaria timidez, para mo- ¡,
derar los efectos de los grandes propiedades en nuestra economía y
la situación de onerosa dependencia de la mayoría de los agriculto-
"Tenemos que formar un pueblo de agricultores, no de especula-
dores en tierra. No queremos más propietarios como lo han sido has-
¡
res. En campos de esas compañías, ni las gallinas podían vender, ta ahora casi todos los favorecidos con la tierra pública, acaparado- 1,
como no sea a los únicos compradores que los latifundistas autori-
zaban a entrar en sus tierras, sin competencia en esos productos.
res, herederos, concesionarios, latifundistas, imbuídos de su propie-
dad absoluta del suelo, inconscientes de sus deberes para con el i¡
116
117 :¡ ¡'"
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Estado. Queremos la tierra para el agricultor sólo en cuanto la tierra asociados en cooperativas de elevadores de granos en Santa Fe,
es medio de trabajo, no en cuanto es fuente de renta. La tierra para Entre Ríos, Córdoba y Buenos Aires, puesto que a éstos se los
el pueblo, es nuestro lema". pretendió aniquilar en beneficio del monopolio de la compañía
Howe (5).
Provincia donde el gobernante admirador del fascismo decía en
1936, con sus reservas de respeto por los terratenientes argentinos:
El escasísimo interés por resolver el problema de los campesi-
"Hay, por otra parte, factores externos que retardan la evolu- nos sin tierra y el menosprecio oficial por esos agricultores, se po-
ción de la economía agraria y señalaré, en primer término, las activi- nen más en evidencia si consideramos que, mientras asi toda la
dades de cierto capitalismo imperialista, que está acaparando a mar- masa de productores arrendatarios y aparceros es ignorada, lagu(a
cha forzada las mejores tierras argentinas. Capitalismo imperialista de Contribuyentes de 1928 daba las siguientes constancias sobre
que, en momentos de miseria y angustia, aprovechando el estado cir- grandes propietarios de latifundios. La situacion no ha variado,
cunstancial de pobreza de nuestros ricos criollos, ha adquirido, por esencialmente.
poco menos que centavos, los mejores establecimientos que han he-
cho honor, por un cuarto de siglo, a la ganadería y a la agricultura de
Buenos Aires. Factor retardatario que alguna vez -añade con expre- CONTRIBUYENTES HECTAREAS
sión dilatoria, él, que era gobernante- ha de obligar a los gobiernos
a que pongan su vista en el problema y Je busquen remedio a este Alzaga U nzué 411.938
enorme peligro para los agricultores del país. Pero hay otro peligro, Anchorena 382.670
que no es imperialista, y Jo constituye la burguesía parasitaria que Luro 232.336
acapara las tierras, que paga bajos jornales, que no subdivide la tierra Pereyra Iraola 191.218
para que la trabajen los que quieren sacarle el mayor producto con- Pradere 187.034
tribuyendo así a la expansión de la riqueza social; que son cobrado- Guerrero 182.449
res de cupones, de títulos, sin trabajo, sin sacrificio y sin esfuer- Leloir 181.036
zo (4)". Graciarena 165.687
Santarnarina 158.684
Podrífm resultar sorprendentes, en boca de un gobernante del Duggan 129.041
Pereda 122.205
conservadorismo, estas palabras de enjuiciamiento al imperialismo
Duhau 133.334
y a la burguesía terrateniente, sino supiéramos que la comisión que Herrera Vegas 109.578
lo asesoró en el proyecto de ley que creaba el Instituto de Coloni- Zuberbühller 105.841
zación, se basó en el principio de "no perturbar innecesariamente Martínez de Hoz 101.849
formas preestablecidas"; y si no supiéramos que la ley dictada se- Estregamou 99.590
guía ese criterio, con el beneplácito del Poder Ejecutivo bonaeren- Día Vélez 97.598
se y su política de tendencia pro-fascista; si ignoráramos que esa Casares 94.897
provincia tenía, en aquel momento, 1031 latifundios de más de Atucha 93.914
5.000 hectáreas, con una valuación fiscal -es decir, mínima- de Drysdale 77.500
$ 63.515.400 y que todo ello fue escrupulosamente respetado, Cobo 77.500
mientras el ministro Bustillo manifestaba, desde su alto situal de la Bosch 76.028
Drabble 75.797
Cámara de Senadores su subestimación y su desdén por los campe-
Bunge 74.417
sinos desalojados, los sin tierra y los obreros rurales, para quienes Pueyrredón 70.632
correspondería, en su pensamiento, una acción de·beneficiencia. Ortiz Basualdo 69.506
Con lo cual se mostraba aún más generoso que el gobierno nacio- Mulhall 63.457
nal con respecto a la defensa de los agricultores de sus cosechas Purtalé 62.842

118 119
CONTRIBUYENTES

Llaude
HECTAREAS fi "En un viaje que realicé en 1938 a la Patagonia me preocupé se-
60.726 riamente por averiguar en manos de quiénes se encontraba la tierra.
Saavedra Después de lo que he visto y de las informaciones obtenidas, puedo
52.959
Deferrari asegurar que la mayor parte, más del 70 por ciento de los mejores va-
53.500
Crotto lles andinos, es de propiedad de compañías exqanjeras, particular-
52.013
Stegmann mente inglesas y alemanas, que, bajo distintos nombres, constituyen-
41.141
Perkins do en definitiva una sola explotación comercial con directores comu-
40.245
Otamendi nes, se han apropiado de todos los mejores campos, formando lati-
40.159
Maguire fundios enormes, de leguas y leguas, que se extienden a lo largo de la
38.893
López Lecube cordillera.
38.513
Tailhade Asevera en el Senado argentino que casi toda la Patagonia perte-
38.418
Apellániz nece a grandes empresas, que desdeñan y explotan a los trabajadores.
38.381
Lastra Cuando se consideró la ley de colonización, cité el caso de la Com-
Alvear 37.435
36.698 pañía de Tierras Sud Argentina, que abarca las siguientes estan-
Tornquist cias: Maquinchao, 85 leguas; Pilcaniyeu, 25 leguas; Maitén, 70 leguas
36.419
Lyne Stiyens aproximadamente; Leleque, 100 leguas. Esta misma compañía posee
36.074
Fernández explotación comercial común con las estancias AHcura, en Neuquén
35.403
Van Pennri tz y la Compañía de Tierras Tecka, en Chubut. Además, tiene intereses
35.153
Fernández comunes con la Compañía Gente Grande, de capital extranjero.
Rosth 34.755
34.000 De los 136 kilómetros del camino que arranca de Maitén y va a
Halle Esquel, por la ruta 400 de la red nacional de vialidad, 110 se extien-
32.389
Durañona den al través de la estancia Leleque, de la mencionada compañía.
32.281
Parravicini Desde Esquel al sur, las estancias inglesas se alternan con las alema·
31.991
nas o las de propiedades de la Sociedad Anónima Exportadora e Im-
De donde resulta que 50 familias tenían --puede convertirse al portadora de la Patagonia, de los señores Menéndez, que poseía tam-
presente con pocas variantes- en explotación agropecuaria bién grandes latifundios en nuestro país y en Chile. Fuera de todos
4.663.575 hectáreas(6). Si se calcula que una familia de agriculto- estos campos verdaderamente ricos, una parte del territorio patagóni-
res puede trabajar 100 hectáreas, ocurre que 50 propietarios po- co, de tierras pobres, se encuentra en manos de pequeños producto-
res, que se han afincado en ellas luchando con enormes dificultades
seían las tierras necesarias para arraigar a 46.635 familias de cam- para sacar algún provecho. Sus hijos son despreciados por el extranje-
pesinos. Dicho con otra palabras, un grupito de 50 personas tiene ro poderoso y prepotente. Así sucede también en la línea fraonteriza
en sus manos los medios suficientes para explotar el trabajo de con el Brasil".
46.635 familias; pero compuestas, cada una, de un mínimo de 3
personas que trabajen, resulta que 50 se beneficiarían del trabajo Y agregó luego:
de 139.905 campesinos. Pero debe aún tenerse en cuenta que mu-
chos de esos grandes propietarios poseen tierra cuantiosa en otras "Concesiones de complacencia y ardides de mala ley han enfeu-
provincias, de modo que las cifras alcanzan caracteres pavorosos. dado inmensas zonas de tierra, impidiendo el arraigo del colono en
los campos y así se ha podido decir que, con el latifundio desierto, se
Demuestran el poder inmenso de la oligarquía terrateniente en reproduce en nuestro país el mal histórico del baldío español y con
nuestro país y explican el estancamiento de la agricultura y la pau- el latifundio cultivado, bajo el régimen tiránico del arriendo, se "ir-
perización progresiva del campesino, como asimismo la política landizaron" nuestras campañas".
institucional de la clase dirigente.
Alfredo L. Palacios dijo, en la sesión del 25 de octubre de
1957 de la Convención Nacional Reformadora:

120
121

"'
CAPITULO 21

Más paliativos.
La ley N. 13.246.
Mejoras.
El rancho no desaparece.
Otras cláusulas.
Demagogia y descenso de la superficie cultivada.
I.A.P.I.
Tractores y especualación.

La situación de los campesinos arrendatarios y aparceros no


fue resuelta, ni mucho menos, con la ampliación del plazo legal y
el principio introducido de limitación de la autonomía de la volun-
tad, pero ya no se pudo, pese a todos los hechos que demuestran
la lucha de los terratenientes por sacar el máximo provecho perso-
nal de sus campos, en detrimento de los agricultores, retornar al
régimen de la libertad absoluta para desalojar -por lo menos en
cuanto a lo establecido por el derecho. Las leyes que se suceden
confirman el principio de la limitación, como un paliativo a los
agudos problemas campesinos derivados de la inestabilidad.

123
f

En 1940, se creó una comisión arbitral para el reajuste de los bajo nivel de vida determinado en el censo nacional agropecuario
arrendamientos, péro los colonos, que deben solicitarlo, se retraen de 1937, por un 78,8% de viviendas campesinas de construcción
ante la posibilidad de represalias no previstas. La prórroga de los inferior, de los cuales el 35,8% corresponden nada menos que a
arrendamientos es objeto de atención legislativa caracterizada por ranchos.
su transitoriedad creando incertidumbre en el ambiente rural, has- No se ha superado el promedio de viviendas miserables que
ta la sanción de la ley 13.246 y sus modificaciones. Esta ley creó tipificaron el siglo XIX. Transcurridos setenta años de agricultura,
Cámaras paritarias de Conciliación y Arbritraje Obligatorio (1), e y habiendo aumentado el volumen de la producción en millones de
introduce como autónomo el contrato de aparcería. De las toneladas anuales, el agricultor sigue viviendo en chozas antighiéni-
200.315 explotaciones rurales a cargo de arrendatarios, según el cas, incómodas, revistiendo en algunos sitios caracteres de insufi-
censo agropecuario de 1937, el 39,4% se regía por el pago en espe- ciencia tales que las viviendas carecen hasta de sitio para necesida-
cie, que es típico de los países latifundistas y de las épocas en que des naturales, lo que hace deprimente la vida del hombre. Las vi-
el campesino soporta la crisis. Consagraba la ley el principio de la viviendas campesinas-especialmente la de arrendatarios y aparce-
intervención estatal, para proceder con medidas generales a la revi- ros- no tienen baño, y se reducen a una cocina y uno o dos dor-
sión del precio de los arrendamientos; contempla la remisión pro- mitorios, si están construídas de ladrillo y barro o cal. El porcen-
porcional del precio por pérdidas total o parcial de las cosechas, taje de estas viviendas -incluyendo las de propietarios y las de es-
debidas a casos fortuitos o de fuerza mayor que impliquen riesgos tancias y establecimientos de explotación agraria- no superan el
no asegurables; pero provee al propietario de los medios legales ne- 12,4% , existiendo por otra parte, 8,1% de viviendas inferiores a
cesarios para que no deje de cobrarse íntegra la renta del año ad- las del tipo llamado ranchos de barro y paja, es decir, inferiores a
verso para el colono, al concluir el contrato. Lo que equivale a las miserables construcciones de los más pobres campesinos ...
decir que el año de mala cosecha la soporta siempre el agricultor, La ley no modificó esta situación y solamente algunos dueños
asegurándole la renta al propietario, lo cual nos está indicando el de pequeños campos destinados actualmente a granjas y tambos,
\} verdadero espíritu que anima a la ley, por más que, en el caso de la próximos a pueblos y ciudades, construyeron viviendas equipara-
aparcería, puede ocurrir que el locador soporte la pérdida de los bles, por su higiene y construcción, a las de los barrios de las ciuda-
frutos. des. Pero en los latifundios, el hombre argentino continúa viviendo
En cuanto a las mejoras, continúa el criterio de disposiciones en chozas deleznables, rodeadas de corrales, sólo adecuadas a pro-
anteriores con algunas variantes, en el sentido de obligaciones y de- mover la insatisfacción de las nuevas generaciones, cuyo conoci-
rechos a cargo del arrendador y del arrendatario con respecto a ca- miento de los adelantos científicos y técnicos aplicados en las ciu-
sa habitación, alambrados, galpones, etc., que, en conjunto, no dades les pemüte establecer paralelos desmoralizadores. Compara-
alteran ni el número de casas antihigiénicas, ni las insuficiencias de das las comodidades que disfruta el sector de la clase media y de la
todo orden que hacen de las viviendas de campos arrendados, un burguesía ciudadana con las de los campesinos, el saldo acusa un
exponente más del desinterés de los propietarios por crear comodi- desnivel tan pronunciado que lo asombroso es que todo.vía exista
dades acordes con la condición del hombre civilizado. Se explica la masa tan numerosa viviendo y trabajando en el campo. De esta
abstención del colono que no invierte su dinero en obras sujetas a comparación surge el llamado factor psicológico de la despobla-
posibles conflictos futuros con el dueño de la tierra. ción rural, cuando, en verdad, el factor es de estricta procedencia
material, de estricta situación de inferioridad de vida, estancada so-
bre una estructura económica retrasada.
De modo que la ley no promueve transformación que signifi- Las más ricas zonas cerealistas, por lógica, deberían ser las ca-
que un paso adelante, y el campo argentino sigue caracterizándo- racterizadas por el alto nivel de vida de los campesinos, por lo me-
se, en ese orden, por existencia de casas y ranchos indignos de las nos en cuanto a sus viviendas, pero ocurre lo contrario. En las
conquistas de la higiene y de la arquitectura que se aplican en las grandes explotaciones, con numerosas familias de agricultores, el
ciudades. Estamos quizá, con leves variantes, en la situación del cuadro de la rémora se acentúa. La ley no ha solucionado nada, y

124 125
al campesino no le queda otra alternativa que aceptar la rudimen-
taria vivienda del gaucho del siglo pasado, y, cuando mucho, la ele- provinciales- o los créditos bancarios, tampoco alteran el panora
mental de ladrillo cocido que se le haya construido, o, de lo con- ma general con sus remiendos parciales y mínimos a una realidad
trario, no trabajar en el campo. Y no sólo incide sobre la vida del que exige medidas de fondo, progresistas o firmemente revolucio-
narias.
campesino lo miserable de sus habitaciones, sino también, en las
explotaciones mixtas, la absoluta falta de· higiene de los tambos
que, gráficamente pueden definirse como un barrial, mezclado con
bosta y orines, bajo un techo de cinc. Nuestros tamberos son los Con estas disposiciones y otras relativas a trabajadores del
más formidables chapaleadores de barro en los meses lluviosos. agro, se tipifica una época de demagogia en gran escala, durante la
Sólo fuertes temperamentos de trabajadores pueden resistir las cual se inunda el país con publicaciones-discursos presidenciales y
condiciones en que trabajan. De aquí que todos ellos sean admira- folletos anónimos de origen oficial- que exaltan la política agraria
bles (2). del gobierno que, en definitiva, sirven para cubrir con apariencias
La ley que estudiamos, de 1948, consagra la nulidad de las de mejor aspecto la voracidad estatal extendida hacia el campo
cláusulas que obliguen a vender, asegurar, transportar, depositar desde el IAPI, que comercializa las cosechas, pero la necesidad
o comerciar los cultivos, cosechas, etc., con personas o empresas urgente de aminorar el éxodo campesino no era satisfecha.
determinadas; lo mismo con respecto a la ejecución de las labores El éxodo rural -que es un fenómeno permanente bajo el régi-
rurales, transportes, trilla, alimentos, semillas, etc. La nulidad abar- men del capitalismo- alcanza caracteres pronunciados de despo-
ca la obligación de utµizar sistemas o elementos determinados para blación del campo, atraídos los hombres por el desarrollo de la in-
la cosecha o comercialización a realizar la explotación en forma dustria y como manifestación de crisis agraria pareja a la reducción
que no se ajuste a una adecuada técnica cultural. Establece, como de la superficie sembrada y el aumento de explotaciones pecuarias.
mínimo, el plazo de cinco años, con una prórroga de tres, que Pequeños y medianos propietarios abandonan la siembra de ce-
puede ser renovado al finalizar, con manifestación de voluntad del reales y destinan su campo a la explotación tambera, mientras,
arrendatario. por otra parte, se crearon condiciones favorables al surgimiento de
Son inembargables e inejecutables los útiles, herramientas, má- nuevos favoritos ganaderos, que pasan a engrosar de hecho las filas
quina de trabajo, etc., y no entran en el pribilegio del arrenda- de la oligarquía, cuyos intereses les serán comunes, y que aprove-
dor, aunque sí pueden ser embargados y ejecutados por el vende- chan, en algunos casos, los campos fiscales para el pastoreo de sus
dor de esos elementos. haciendas. La subordinación de la agricultura a la ganadería no en-
Estas son, suscintamente, sus disposiciones principales, que no cuentra ni paliativos en este período político; por el contrario, su
alteran la estructura agraria existente al tiempo de su sanción, sino índice lo determinan, en cierta forma, los remates de la Sociedad
que la consolidan. El cuadro de la realidad inmediatamente ante- Rural. Inmensas extensiones de campo, otrora considerados de rica
rior no varía, por más que se asegure un plazo mayor al arrenda- feracidad, por el avance de la erosión pasan a ser calificados, en La
miento y la reconducción del contrato cuando no media oposición Pampa, como zona marginal por el Mi nisterio de Agricultura, sin
del propietario, que también puede oponerse y las cosas quedan, que ninguna medida eficaz se tomara para manterlos en el estado
en ese aspecto, casi igual que un cuarto de siglo atrás. Pero en de rendimiento anterior fertilizándolos.
cuanto a las causas legales de desalojo, son once los puntos por los La demagogia en torno a los obreros rurales concluye por crear
cuales un campesino puede ser arrojado de la tierra, quepan o no confusas situaciones que, lejos de resolverles el problema, plantea
dudas sobre si la rescisión del contrato es previa al juicio de desalo- otros que conducen al desaliento de los agricultores, a quienes, pa-
jo. La inestabilidad sigue siendo la diosa que riege el destino del ra más, se los coloca ante la necesidad de convertirse simultánea-
agricultor sin tierra de su propiedad. mente en peritos legales para atender un profuso planillerío, que
Los artículos transitorios de esta ley, o las leyes encaminadas a como la exigencia de inscripción en réditos aun al productor
solucionar este problema -llámeselas de colonización, nacionales o pequeño y mediano, exaspera el ambiente agrario. El campo argen-
tino es escenario del avance del papel impreso y de engorrosas tra-
126
127
PERIODO HECTAREAS
mitaciones que saturan de dificultades las tareas de la siembra de
las cosechas, sin que aumente el nivel de vida, ni se altere el régi- 1940-41 22.232.000
men de la tierra, ni se atac¡ue al latifundio, ni se aparta de sus posi- 1945-46 11.417.000
ciones al capital imperialista euraizado en la agricultura y la gana- 1949-50 8.627.000
dería, vehículo importante para mantener a los países de América
latina en la condición de productores de materias primas. Es decir, que mientras la superficie sembrada, en el período
que va desde el año agrícola 1940-41 al de 1949-50, disminuyó en
A pesar de la euforia que tiñó la política que se inicia en 1945, un 32% aproximadamente, la producción de granos, en el mismo
la crisis en la agricultura es evidente, como lo demostró la memoria período, disminuyó en 62% aproximadamente ( 4). Esto significa
del IAPI de agosto de 1951, en las siguientes cifras sobre la exten- claramente la mayor pobreza de los campesinos sometidos a un ré-
sión sembrada: gimen que conduce inexorablemente al desfallecimiento.
El balance general de la política agraria desde 1960 hasta la dé-
PERIODO HECTAREAS cada siguiente favorece a los grandes ganaderos, a los latifundistas,
a los consorcios cerealistas.
1939-40 21.269.000
1945-46 17 .653.000
"El IAPI --dice Abraham Guillen- comenzó con bellos propósi-
1949-50 14.415.000
tos su obra antimonopolista, pero luego, dialécticamente, se transfor-
1950-51 16.172.000
mó en su contrario: una superorganización al servicio de los consor-
cios de la carne, los cereales y los oleaginosos. Tanto es así que el
Instituto Nacional de Granos y Elevadores (INGE), y el Instituto Na-
La caída en más de 7 .000 .000 de hectáreas en 1949-50 es una cional de la Carne, siempre socializaron las pérdidas ocasionadas por
réplica a esa política montada con todo el aparato estatal que -pe- por las exportaciones de carnes y cereales y, en cambio, aseguraron a
se a sus esfuerzos, respetuosos, por lo demás, de las formas preesta- los "consorcios" pingües ganancias, bien en forma de subsidios a los
blecidas- sólo consigue, en el período siguiente, un aumento de frigoríficos, de reparaciones económicas por incumplimiento de em-
1.500.000 hectáreas sembradas, que no logran aproximarse, no barque, de subvenciones por alquiler de tanques privados para alma-
sólo a la década anterior, sino a cuarenta años atrás, cuando nues- cenar oleaginosos y, en fin, de permitir a los consorcios servirse de
tra agricultura no tenía, precisamente, la pot~ncia que se vislum- todo el personal de IAPI como de una empresa privada, en la cual el
brara en el siglo pasado. Estado ponía el capital y los intereses, y en cambio los consorcios
La caída vertical es más evidente comparadas las cifras con las únicamente su experiencia comercial internacional, para obtener así
otras épocas: cientos de millones de pesos en divisas, producto de "comisiones"
por exportación de granos, oleaginosos y otros productos".
PERIODO HECTAREAS
En el otro extremo del balance están los campesinos con todos
1908 19.078.000 sus problemas en vigencia. La danza de millones de pesos salidos
1914 24.586.000 de su trabajo no tuvo más que movimientos centrípetos sin retor-
1937 28.116.000 no de las ganancias del IAPI a los agricultores. Las apariencias de
1972¡73 (3) 20.000.000 mejores precios y mayores ingresos en la economía del productor
directo, quedaron sin amparo en el proceso inflacionista; la conse-
Debe tenerse presente que la extensión apta para la agricultura cuente disminución de la capacidad adquisitiva del peso y la
y los cultivos es de 159.000.000 de hectáreas, de las cuales pueden astronómica elevación de los precios en todos los artículos de
destinarse a cereales 50.000.000. consumo, en las herramientas y máquinas de trabajo, agravan, no
La memoria del IAPI consignaba estos datos relacionados con sólo el problema de fondo, sino el del nivel inmediato de vida del
la producción de granos:
129
128

j
)
agricultor. La tierra, por otra parte, sufre un elevado índice de la moneda, al par que han ascendido astronómicamente los precios
transacciones que configuran, con toda evidencia, su utilización de las máquinas, herramientas, etc.
especualativa, como si fuese, más que un medio de trabajo, una
cosa en auge en el comercio. Los implementos agrícolas aumentaron de tal manera que las
Después de 1955 suprimido el IAPI la comercialización de las cifras demuestran que la línea de las dificultades económicas del
cosechas no significó, ni mucho menos, mejoramiento de la condi- campesino -que le obstruye el camino de su prosperidad impidién-
ción social y económica de la masa campesina. dole intensificar sus cultivos con métodos modernos, con la aplica-
ción de las conquistas técnicas- no se ha quebrado desde el siglo
XIX a esta parte. Hemos expuesto cuál era la realidad en este as-
En 1973 se proyecta volver al régimen que fortalece la inter- pecto durante los primeros años del empleo de máquinas en el pa-
vención estatal en el comercio de granos otorgando a la Junta Na- sado y hemos citado la opinión de contemporáneos, que poco des-
cional de Granos mayor poder de regulación del comercio exterior. pués de las demostraciones públicas sobre la eficacia de trilladoras
La iniciativa halló eco favorable en los sectores populares que ven de vapor y segadoras -"maravillas mecánicas"- reflexionaban
como a pulpos contrarios al interés nacional a las empresas extran- sobre las dificultades de los campesinos para adquirirlas.
jeras que comercializan la producción agraria argentina, y como no ¿En qué ha variado la actualidad? El año 1957 se caracterizó,
podía ser de otra manera, estas empresas hicieron oír su voz en en el orden económico, por la angustia de la clase trabajadora y
contra a través del Centro de Exportadores de Cereales integrado, campesina por adquirir los más primordiales bienes de consumo,
entre otras firmas por Bunge y Born Ltda., Louis Dreyfus y Cía., los más elementales alimentos sin que esa situación haya variado
S.A., La Plata Cereal Co.S.A., Compañía Continental S.A., CargiLl hasta ahora con respecto a todos los peones agrarios y campesinos
S.A. todas ellas bien conocidas por el pueblo argentino como ma- de explotaciones chicas. Las máquinas agrícolas tienen un precio
nejadoras de comercios y finanzas internacionales que en nada aún mayor, a tal punto que ni el más osado propietario mediano
favorecen, en defintiviva, a la economía del país y que ciertamen- puede trazarse en la actualiad planes en este aspecto y las explota-
te son sustituibles por capitales nacionales y por el estado argenti- ciones agrarias se arrastran al empuje de maquinarias viejas, repara-
no en la comercialización de granos, y otros rubros. La experiencia das, de motores desgastados, o de elementales medios de cultivo,
adquirida con el IAPI servirá para perfeccionar una institución ne- en la generalidad del campo argentino. "La acción conjunta de la
cesaria para el mejor gobierno de los intereses de la nación. oligarquía latifundista -dice Guillén- y del imperialismo, mantie-
El sector terrateniente propugna como solución para aumentar ne al país en su política antihistórica".
la producción, la mecanización de las explotaciones agrarias, con La capacidad de rendimiento del equipo mecánico, en lo rela-
lo que aspira a incorporar medios técnicos en sus latifundios apro- tivo a tractores, queda demostrada por las siguientes cifras sobre
vechando el ahorro nacional a través de los créditos bancarios y la edad de los que estaban en funcionamiento en 1954: 30.000
desviando la atención sobre la máxima aspiración del pueblo argen- tractores tenían hasta cinco años de uso; 6.500 hasta 10 años;
tino en este orden: la reforma agraria, profunda, democrática y 2.500 hasta 15 años; y 6.000 tenían más de 15 años. El equipo, de
anti imperialista. menos de 50.000 para 1951, -45.000 en 1958 tienen entre 10 y
La tecnificación de los trabajos agrarios es imposible para 30 años- tenía 10.000 con deficiencias por desgaste. Esto debe ser
otros que no sean grandes terratenientes y aun así, hay entre ellos comparado con el de Inglaterra, donde, para una superficie nueve
quienes sostienen como productores ganaderos, que en las condi- veces menor que la Argentina, se utilizan 350.000 tractores. Por
ciones actuales es más productivo economicamente, criar a campo supuesto que más aún se pronuncia nuestro atraso, si se considera
bruto ... para igual período el desarrollo de la mecanización y de la electri-
Los ingresos del arrendatario, aparcero, pequeño y mediano ficación en los Estados Unidos y en la Unión Soviética.
propietarios, procurados por el aumento del precio de venta de sus Nuestro campesino, desde el peón al pequeño y mediano pro-
cosechas, se ven reducidos por la pérdida del poder adquisitivo de pietarios, no se ilusiona al punto de suponer que pueda ser dueño
130 131
de una chacra mecanizada y equipada según los adelantos últimos. La degradación de precios de los productos de exportación signifi-
Las publicaciones con fotografías de las recientes conquistas técni- ca para la Argentina una pérdida de mil quinientos millones de
cas aplicables a los cultivos, desde un elemental pulverizador hasta dólares desde 1950 a 1958. Ello va a en perjuicio también de la
una cosechadora -de valor astronómico- o una sembradora mo- mecanización de las tareas agrarias. Esta cifra ha ido en constante
derna, o un grupo electrógeno, se equipara a las informaciones so- aumento y la balanza de pagos continuará siéndonos desfavorable
bre asuntos técnicos ajenos, a su medio. El campesino común no para Argentina y demás países latinoamericanos mientras subsistan
sólo no sueña imposibles, en las circunstancias actuales, con esas las barreras de la dependencia impuesta por otros países, especial-
adquisiciones, sino que en muchos casos realiza su labor con herra- mente los Estados Unidos de Norteamérica y el M.C. E.
mientras y útiles tan elementales como los usados en 1880 por Un campesino que se iniciara en las tareas agrícolas -y la
sus abuelos. Es corriente ver en nuestros campos que los agriculto- juventud sin tierra está en este caso- necesitaría un capital o un
res aran, con arados de una reja, extensiones que requieren, como crédito imposible de pagar para instalarse de acuerdo con las exi-
mínimo dos. Nuestro hombre de cereal es un trabajador extraor- gencias elementales de la vida y de la agricultura. Lo cual nos está
dinario, que se defiende como puede. indicando que el problema de la mecanización no está separado de
Pero no se trataría ya de enunciar los problemas de la mecani- la reforma agraria profunda, que abarque todos los aspectos del
zación de las tareas agrarias como prioridad, aislada del problema problema del desarrollo agrario y del arraigo del hombre en la tie-
fundamental que de aumentar el número de las explotaciones rra, con un trabajo feliz y productivo, sin las zozobras que nos vie-
bajo un régimen de reforma agraria y reestructurar las zonas de mi- nen de arrastre, agudizándose desde fines del siglo pasado.
nifundio, amparando socialmente a más de un millón de peones y
arraigando hasta el máximo posible a la juventud campesina que se
ve obligada a abandonar el campo por falta de ocupación en cha-
cras donde su trabajo sobra y no precisamente por habérselos sus-
tituido por medios mecánicos. Plantear la técnificación de las ex-
plotaciones conservando el actual estado de cosas en cuanto a te-
nencia de la tierra, industrias de maquinarias agrarias, productos
químicos, etc. es no resolver los problemas de fondo que no sólo
hacen al aumento de producción sino también a la vida del campe-
sino en su medio. Y no es creando un nuevo impuesto -a la renta
potencial normal de la tierra~ como se llegará a las soluciones de
fondo y rápidas como lo exige el estancamiento agrario argentino.
Seguramente habrá que derrotar a oscuras fuerzas que presionan
en los medios gubernativos de decisión desde que nuestra reforma
agraria no está desligada de la política de liberación nacional.
Por otra parte, nuestros artículos de exportación sufren una
continua, degradación de precios en el mercado internacional por
causa de la orientación unilateral de nuestro comercio exterior,
que excluye el comercio intenso con los países socialistas, mientras
aumenta el precio de los productos industrializados que importa-
mos. Esa política, que cierra el camino comercial con todas las na-
ciones del mundo, especialmente con aquellas que nos ofrecen más
ventajas, en condiciones de beneficios mutuos, impide nuestro efi-
caz desarrollo industrial con su inmediata repercución en el campo.

132 133
CAPITULO 22

Aislamiento de las familias campesinas.


Exodo.
La juventud.
Inferioridad social.
Juventud campesina sin tierra.
Crepúsculo del individualismo.
M.A. R. C. H.A.
Colonia cooperativa de explotación colectiva.

La insuficiencia de los medios de producción está vinculada a


todos los factores que inciden en nuestro retraso, especialmente a
la mole pesada -y ciertamente rernovible- de los latifundios y la
política general que favorece su permanencia. A ello va unido al ré-
gimen de vida que soportan vastos sectores de nuestros campesi-
nos. En algunas zonas cerelistas, el aislamiento de los agricultores,
muy apartados de centros urbanizados, los reduce a hombres de la-
bor que no disfrutan, no ya de los mínimos halagos del confort,
sino de la vida civilizada.
Sus vinculaciones sociales prácticamente no existen como cos-
tumbres de vecindad, de modo que parecieran seres marginados

135
del desarrollo de los pueblos, de las industrias, de la cultura, en fin, la radio difunden los modos de vida de la clase burguesa en las ciu-
de la vida en la colectividad. Miles de campesinos permanecen me- dades y se les hace incompatible con las exigencias más moderadas,
ses sin salir de sus chacras porque, en definitiva, leguas a la redon- el rancho de paja y barro, el profundo pozo de balde, la lámpara a
da, todo es llanura escasamente poblada. El día de los muertos kerosene, la vela, la hornalla, la falta de cinematógrafos, de clubes
aprovechan la concurrencia a los cementerios de campaña para rea- deportivos, de médicos, etc. etc.
lizar sus contrataciones de peones ante la inminencia de la cosecha Los médios de comunicación más extendidos, el servicio mili-
y allí es donde, por lo general, pueden observarse las manifestacio- tar, que los lleva a las ciudades, contribuyen a esclarecer con res-
nes más simples de la sociabilidad entre los hombres, cuando el pecto al atraso que soportan los campesinos en todos los órdenes.
escenario no es el ocasional atrio de una iglesia o el mostrador de Raramente consiguen practicar deportes y los domingos, en can-
un boliche, como en los primeros años de la fundación de colonias. chas de fútbol de algunos pueblos, deben ser, cuanto más, especta-
El nivel cultural apenas si pasa de las primeras letras, sin que sea dores de juegos que, sin embargo, se caracterizan por atraer el en-
suficiente la acción educacional de la escuela, ahogada en la sole- tusiasmo de la juventud. Cuando los jóvenes deciden permanecer
dad y en las penurias de las familias de los agricultores. en el campo familiar, raro es que no caigan en la fatalidad de las
A los centros urbanizados o a las grandes ciudades emigran los reuniones de boliches de campaña; Su horizonte cultural, estrecha-
hijos más sobresalientes de los campesinos, por su carácter empren- do por el aislamiento, se reduce a la mínima expresión del ocasio-
dedor y por su inteligencia, cuando no simplemente porque quie- nal intercambio verbal sobre asuntos de interés común. Y sin em-
ren emplear su capacidad de trabajo lejos del medio agrario que les bargo, poseen notables cualidades naturales para convertirse en
resulta insoportable. El drenaje de la juventud más activa hacia las ciudadanos activos, esclarecidos y en operarios agrícolas de fecun-
ciudades y pueblos es un fenómeno típico de nuestro régimen. La do ingenio creador, como lo prueba su competencia para reparar
~) juventud, especialmente las mujeres, acusa un asombroso desnivel máquinas, efectuar instalaciones que exigen especialización y para
de vida con respecto a los jóvenes de las ciudades, sin que esto sea iniciarse en la atención veterinaria del ganado.
() estrictamente valedero, en todo su dimensión, para la juventud
obrera de los centros industriales.
Si los abuelos inmigrantes se caracterizaron por su apego a las
formas antiguas de cultivo, por haberse formado en medios feuda-
Carecen de lo más indispensable en el campo para hacer de la les europeos sin hallar aquí otra muy superior, los jóvenes campe-
existencia humana un agradable tránsito por el mundo, e incipien- sinos se caracterizan por su amplitud para asimilar los adelantos
tes movimientos actuales, en algunas provincias, procuran remediar científicos y las aplicaciones técnicas, la cual hace más dramática
en parte la falta de posibilidad para afianzar la educación primaria su condición de hombres sin posibilidades inmediatas de practicar-
recibida, mediante la lectura y la formación de bibliotecas, cuando las. Se equiparan -por falta de elementos- al herrero que debe
'~ ~-.f
la proximidad les permite asociarse. Los jóvenes campesinos com- caldear en la bigornia una pieza, empleando una hora de trabajo fa-
prenden, con toda lucidez, su situación de inferioridad social y los tigoso, cuando sabe que bastan para ello dos minutos de autógena.
problemas que se originan en el campo donde ellos deben vivir con Se da la contradicción perjudicial de que cuando mayores apti-
tan serias dificultades como la juventud que se orienta hacia el tra- tudes y conocimientos poseen los jóvenes para dedicarse la agricul-
bajo en las industrias, agravadas por la ausencia de estímulos para tura científica, es cuando menos interés tienen en permanecer en
permanecer en las chacras familiares o para independizarse traba- el campo donde todos sus problemas se complican desde el co-
jando otra tierra. mienzo, desde el instante en que necesitan tierra para trabajar.
Si difícil es para las familias agricultoras establecidas vencer los Este es el resultado del proceso que hemos estudiado a partir de la
escollos de nuestro estancamiento agrario, más difícil aún es para época del despilfarro de la tierra pública y de la formación de los
los jóvenes campesinos obtener tierra, comprar herramientas, semi- latifundios. La reacción que se observa en las asociaciones de los
llas, construir nuevas viviendas en una época en que las revistas, o jóvenes campesinos es una valiosa contribución que, sin embargo,

136 137

j
se debate contra los oídos sordos taponados por viejos intereses bre la misma base de 5 mil hectáreas y de 50 familias, que en la
que frenan, nuestra prosperidad agraria, pero la trascendencia de segunda forma de colonización se agruparían en un pueblo o villa
cuyas luchas es parte de la preocupación de todos los sectores del y no diseminadas como en el primer caso. Los precios fueron cal~
pueblo por sacar a la república de su atraso económico y social. culadas para el año 1973 en pesos moneda nacional ..
En lo específico del campo, la lucha de los jóvenes agrupados
en M .A .R .C .H.A. ( 1) sale de su marco regipnal y atrae hacia ella la Colonia individualista
adhesión de vastos sectores del trabajo agrícola.
La juventud campesina del siglo pasado y principios del actual Cada una de las 50 familias poseerá una chacra constituida
permanecía encerrada en el círculo de los trabajos en la chacra fa- -por:
miliar, ceñida a la concepción individualista del hombres, y sus 100 hectáreas de tierra, vivienda de 120 metros cuadrados, gal-
problemas se agudizaban o resolvían en el estrecho y dificultoso pón de 150 m2, molino central con tanque elevado, cañerías, be-
escenario de las hectáreas trabajadas. La juventud actual concibe bederos, alambrados totales, parideras y tinglados para cerdos, ga-
los problemas de la agricultura dentro del conjunto de los factores llinero para 300 gallinas con útiles completos, implementos de la-
nacionales que la condicionan; ha ampliado la base de sus conoci- boreo tracción mecánica, tres caballo, rodados y aperos, veinte va-
mientos de· causas sociales que le trabajan su desenvolvimiento cas y un toro, veinticinco cerdos y padrillo, diez ovejas, trescien-
como campesino. Ha roto su cerrada individualidad y cunde en el tas aves, veinte colmenas completas y elementos de apicultura.
campo una más vasta concepción no sólo de lo específico de la agri- El costo total para la instalación de las cincuenta familias en
cultura, sino de la necesaria colaboración colectiva en el estudio de esta colonia individualista era en 1960 de $ 53.106.000 m/n. En
los problemas genera,les del trabajo y de la vida agrícola. Su indivi- este tipo de colonia se desperdician en caminos un total de 120 hec-
dualismo agonizante da paso al pensamiento del trabajo colectivo, táreas de campo y se necesitan 500.500 metros de alambrados.
de las asociaciones de defensa de sus intereses gremiales, y de la
justa compensación económica dentro de un sistema de reestructu- Colonia cooperativa
ración del régimen agrario y de los métodos de explotación ( 2).
La creación individual se estrella -como contradición- contra Las 50 familias residirían en un pueblo trazado en el centro de
los obstáculos propios de los fundamentos económicos que nos ri- la colonia y serían dueñas en forma conjunta o bajo organización
gen y de los intereses que luchan por conservar antiguas formas y cooperativista, de:
privilegios que no se justifican sino por los desaciertos pasados y Tierra de 5.000 hectáreas, 50 viviendas de 100 m2 cubiertos,
presentes que los cimentaron, pero que son ciertamente removi- galpones para máquinas de 1.000 m2, galpones para recepción de
bles. Insistir en las viejas soluciones es buscar el camino infructuo- forrajes y cereales 2.000 m2 cubiertos, 72.000 metros de alambra-
so de los paliativos -sin excluir los planes de colonización indivi- dos, tanque central de 50.000 litros motor, cañería, tres molinos,
dualista- que, en esencia, no alteran la realidad, ni podrían llevar- bebederos, tanque y cañería, pileta de natación, tanque para regar
se adelante sin un gigantesco esfuerzo oficial y privado del que no huerta, gallineros, tejidos, bebederos y demás útiles de avicultura,
da indicios nuestra política agraria, ni podrían afrontarlo los cam- parideras, tinglados, mangas, bretes, báscula, maquinarias dos equi-
pesinos sin tierra y sin capital. pos grandes completos, un equipo grande, tractor y arado, dos
equipos chicos con implementos varios, treinta caballos de sulky y
silla, dos camiones con acoplados, dos camionetas rurales, una
El siguiente cálculo serviría para orientar una fecunda políti- camioneta rural, dos automóviles, dos bombas pulverizadoras, he-
ca, concebida dentro de la línea de liquidación total de todo inten- rramientas varias para huerta y monte, taller mecánico, usina eléc-
to de retornar al pensamiento individualista en materia de solucio- trica, herraría, carpintería, torno, soldador autógeno y eléctrico,
nes agrarias, y pone de manifiesto el costo de implantación de dos sierra, cepilladora, etc. dos cosechadoras, una máquina de chalado-
colonias, una individualista y otra de colonización cooperativa, so- ia, seis acoplados con neumáticos, rodados y aperos, carros volea-

138 139
dores, aguateros, sulkies, etc. 700 vacas de cría, 25 toros, 300
chanchas madres de pedrigree, 15 padrillos de pedrigree, 5.000 base de Unidades de Trabajo ( cantidad de trabajo por jornada),
aves, 100 ovejas, 200 colmenas completas e implementos de api- cuáles serían las retribuciones para cada clase de trabajo. Los colo-
cultura, edificio destinado al comercio cooperativo, y sus depen- nos podrán optar por el tipo de labor para la que tenga más voca-
dencias, carnicería, panadería, almacén, tienda, línea telefónica y ción, sin estar eximidos, cuando lo exijan las circunstancias, de las
estafeta, equipo permanente destinado a hogar agrícola, máquinas tareas que indique el Consejo de Administración. Las mujeres y los
de coser, telar, etc., frigorífico mediano, sala de hospedaje, lavade- niños, sin investir carácter de obligatoriedad, podrán participar de
ro mecánico, restaurant cooperativo, jardín de infantes. los trabajos pagados por la cooperativa. Las distintas capacidades
Valor total de la colonia cooperativa: $ 42.661.000 m/n. personales tendrán justa retribución y serán aquilatadas a través
del salario móvil, no siendo en vano el esfuerzo creador que cada
La colonia cooperativa a pesar de instalarse con mayor canti- uno realice. La Asamblea anual, al considerar el ejercicio del año,
dad de elementos de trabajo y comodidades, era de un costo de estudiará la forma de efectuar las promociones, según los méritos
24,4 % menos, en la actualidad esa diferencia se mantiene casi en demostrados, a propuesta del Consejo de Administración.
el mismo porcentaje.

Propugno que el estado provincial o nacional expropie o con-


fisque tierra mediando reformas legales, conserve la nuda propie-
dad y otorgue a la cooperativa el usufructo, con lo que disminuiría
el costo de ambas colonias, al abonarse, en su caso, un precio
menor por la tierra sometida a reforma agraria.
Además de esta diferencia se advierten las ventajas de los rubros
de mejoramiento social, que no figuran en la colonia individualista,
beneficios sociales como usina eléctrica, taller mecánico, etc., y la
inclusión, en el capital de explotación, de camiones, camionetas y
automóviles, sumados a mejores y más numerosos equipos mecáni-
cos, que se incluyen en el total del costo. En la colonia cooperativa
se calculan mejores implementos, razas de pedigree más costosas,
lo que pone en evidencia las enormes ventajas del sistema, que sos-
tuvieron los jóvenes campesinos de la provincia de Buenos Aires y
que interesan a 500.000 hijos de campesinos, que hoy no tienen
ubicación en el campo por falta de tierra y de recursos.

Esta aspiración cooperativista no altera en esencia las formas


preestablecidas por el capitalismo ,ni le resta prestigio a la propiedad
privada, debilidad ideológica que se explicaría por lo que se conce-
de a la resistencia de la oligarquía que respeta la política oficial.
De acuerdo con el plan de M.A.R.C.H.A., el colono y su fami-
lia serían remunerados con el salario móvil y con la parte alícuota
en la distribución anual de excedentes de la cooperativa. El Cons~-
jo de Administración elaboraría en planillas especiales y sobre la

140
141

1
CAPITULO 23

La situación juddica de la tierra.


Siempre la oligarqu(a terrateniente.
Plan de transformación agraria.
La clase favorecida.

"La fisonomía política de un pueblo -ha dicho Saúl Tabor-


da- deriva de la situación jurídica de la tierra". El enunciado, pri-
ma facie, es corroborado por el caso argentino y en la medida en
que se fortalece la situación jurídica de la tierra en su estado ac-
tual, se evidencian los privilegios a favor de los terratenientes, en
desmedro de la gran familia campesina. Así es cómo se legisla a fa.
vor de la primera, por gravitación de los intereses de la clase que
posee grandes propiedades rurales y cómo hallan eco sus proposi-
ciones de libre empresa y libre contratación que, en los hechos, sig-
nifica la liquidación de conquistas obtenidas por obreros rurales y
agricultores, y la vuelta plena de los viejos trusts cerealistas Bunge
y Born, Dreyfus, Anderson y Clayton, De Ridder, etc.
La política agraria argentina mantiene esa constante -débiles
retoques parciales no la superaron- con el criterio romanista de la
propiedad aplicado a una realidad social y económica que es el
resultado histórico del mismo concepto que fundamenta el orden

143
institucional. Las limitaciones de orden público al dominio y los ción de ser dueño del suelo que trabaja. Más de un millón de traba-
últimos intentos de modificar la situación no alteran el estado jurí- jadores del campo, de los cuales 500.000 son jóvenes hijos de cam-
dico de la tierra. El relativo reconocimiento de derechos propios pesinos, no sólo no fueron nunca tenidos en cuenta, sino que pare-
de quienes trabajan la tierra, ha exacerbado la lucha de los terra- cieran no existir para los gobernantes que se enfrentan con el país.
tenientes por ahogarlos en el rico mar de sus propias convenien- El Plan siguió esa línea y en sus consecuencias políticas tendió a
cias, de espaldas al angustioso retraso económico de la nación, que favorecer a los conservadores de extrema derecha, minoría demográ-
reconocen, pero cuyas soluciones plantean auscultando principal- fica, sociológica y política, como lo dijera el convencional consti-
mente sus beneficios de clase. yente Rodolfo Ghioldi, "ha podido coaccionar políticamente al
Torna, luego de 1955, a asomar con perfiles más netos la faz país" y reafirmar su fisonomía institucional cerrada a los intentos
de los intereses de terratenientes en la política agraria argentina y populares de establecer una más profunda democracia, en la que el
en la fisonomía política de la nación. El resultado de la reacción factor económico jugaría el papel de protagonista sobre distintas
producida se llama -en el orden de asuntos campesinos- Plan de bases. Frente al avance reaccionario que procura perpetuar la ac-
Transformación Agraria, que sin resolver en absoluto el problema tual situación jurídica de la tierra, se levanta la protesta de los
de la liberación de la tierra y sin intentarlo siquiera, retrotrae hacia campesinos, especialmente en las llanuras cerealistas.
la época de los desalojos y cierra el camino de la prosperidad con No se remediará la situación mediante leyes que establezcan el
nuevos obstáculos. Responde a una política de inspiración terrate- arrendamiento forzoso de los latifundios que tengan fracciones sin
niente para campesinos ricos --que serían los únicos que podrían explotar porque no se trata de hacer más arrendatarios sino de su-
comprar la tierra en las condiciones actuales-, es decir, para cam- primir el régimen de arrendamiento y aparcería y sustituirlo por
pesinos que no necesitan del Plan. Colocado el país en sus viejas otro actualizado con las conquistas sociales ya logradas por otros
raíces de derivaciones antidemocráticas, el Plan de Transformación campesinos en el orden mundial e implantadas por naciones que
Agraria fue un rasgo de su fisonomía política, al que se contrapone han auscultado en profundidad sus intereses en la época revolucio-
t) la resistencia de los campesinos progresistas. naria que vivimos.
El Plan de Transformación Agraria sucumbio sin pena ni gloria Argentina no sólo en ese aspecto está en retraso sino que per-
y sin dar soluciones, como era lógico esperarlo, al problema de la manece a la zaga de otros estados latinoamericanos. Ni impuesto a
tenencia de la tierra ( que era el que se quería soslayar) ni a ningún la renta normal potencial a la tierra -con la que significaría de po-
otro específico del agro. Pero esa experiencia oligárquica es alec- sitivo -ni arrendamiento forzoso de tierras no trabajadas, ni tecni-
cionadora; destinado el Plan a proporcionar la oportunidad de ad- ficación de campos de propiedad de grandes terratenientes y de
quirir por parte de los colonos arrendatarios, la tierra, su inoperan- empresas extranjeras que van acumulando tierra argentina, encami-
cia quedaba manifiesta a la luz del precio total que debía pagarse narán al pueblo a su liberación y progreso ubicándolo en el mundo
por una unidad económica al valor venal de los campos. Si al- de la civilización actual. Nada de ello sustituye a la Reforma Agra-
guien ha logrado superar su condición de arrendatario mediante el ria y no habrá indicio en serio de que esta reforma se producirá
plan, ello no tuvo ninguna eficacia en el orden establecido que no hasta que no se le anticipe una ley que establezca la inmovilidad
quedó modificado en nada; debe tenerse presente que su fracaso jurídica de la tierra pública y privada apta para explotación agro-
se fundó no solamente en su tendencia a favorecer a los terrate- pecuaria, nacional o provincial, de manera que impedida su com-
nientes sino en la imposibilidad económica del campesino arrenda- pra venta, se decrete la prohibición a los escribanos públicos de
tario para afrontar la enorme erogación que significaba ya enton- extender escrituras sobre ello y se de la orden a los registros públi-
ces, comprar la tierra a precio venal. cos de dominio, de no inscribir los títulos, comprendido en la ley.
En la actualidad para el lector argentino, la cifra superior a los
cuarenta millones de pesos moneda nacional necesarios sólo para
obtener en propiedad la tierra, indica que la situación del campesi-
no arrendatario y sin tierra se ha agravado en cuanto a su aspira-

144 145

l
~;
CAPITULO 24

El derecho de propiedad privada del suelo.


La tierra es del Estado.
Hacia la socialización de la tierra.
El pan nuestro.

Era muy natural que, en el siglo XIX, se aspirara a poseer en


propiedad la tierra, porque la propiedad privada conservaba su
prestigio en la doctrina, en la legislación y en el concepto social.
También es comprensible que aún hoy se considere, como una sali-
da posible del estancamiento de nuestra agricultura, la compra, por
parte de los campesinos, de la tierra que necesitan, para que el estí-
mulo de la propiedad y sus ventajas los libere del arrendamiento y
de la inestabilidad que les es propia. Pero es evidente que ya no es
posible la práctica de ese criterio, si se excluyen otras formas, no
sólo porque la situación económica de los campesinos pobres no
permite afrontar ese esfuerzo, sino porque resolvería parcialmente
el problema, desde que la gran masa de los trabajadores del agro
no puede quedar abandonada al arbitrio de circunstancias que para
ella no cambiarían, y porque no se trata sólo de adquirir la tierra,
sino de obtener el máximo de rendimiento con los métodos mo-
dernos y de reestructurar todo el basamento de la vida campesina.

147
Es decir, que sin Reforma Agraria, todo intento de solución no pa- da, al anuncio violento de que su derrota no quedaría circunscripta
sa de ajustar remiendos para corto plazo. en los límites doctrinarios, sino que se tornaría aficaz en el dere-
El derecho de propiedad privada en cuanto a la tierra ha perdi- cho positivo. Y lo que es más poderoso, la tierra sometida al régi-
do mucha de su eficacia práctica. El sistema jurídico que sirvió men de la propiedad privada ya no abarca sino una parte del mun-
para afirmar el predominio de una clase está agotando su virtuali- do. De modo que no se trata sólo de un derrumbe doctrinario, ni
dad como medio de lograr la reactivación del agro, y su decadencia de cierta-, reformas legislativas que, por sí mismas, no dan la medi-
es más evidente en la infructuosa realidad que en las restricciones o da de todo el progreso en la materia ( como quedó demostrado,
límites que sufriera en los países capitalistas el concepto de propie- con respecto a la tierra, con la cláusula constitucional de 1949 so-
dad; restricciones que hacen menos a sus fundamentos que a nece- bre función social de la propiedad), sino de un efectivo ejercicio
sidades insalvables sin ellas. del derecho que tiene el Estado sobre el suelo, sometiéndolo a la
Las teorías relativas a la legitimidad de la propiedad privada explotación en beneficio primordial de la nación.
del suelo -de la ocupación, de la personalidad, de las necesidades Transcurrieron varias décadas desde que Saúl Taborda, con ese
de la ley y aún del trabajo- que, apreciadas en su designio intrín- su tono de humanista generoso, decía entre nosotros:
seco, sólo ha:n respondido al deseo de justificar con razonamientos
el hecho histórico de la detentación de la riqueza por una minoría, "De los propios economistas, muchos piensan ya que lo que se
pudieron ser aceptadas e incorporadas a las legislaciones mientras debe suprimir es el carácter de perpetuidad de la propiedad rústica.
las condiciones de vida no han requerido como indispensable la li- Esta correspondería al Estado y sería entregada a los particulares me-
beración de la tierra. Las nuevas necesidades creadas por múltiples diante un canon d,eterminado. Otros opinan que se podría obtener
ese resultado imponiendo a la propiedad un impuesto creciente, de
causas, entre ellas el aumento de la población y el monopolio de
progresión calculada, para que en algún momento llegue a absorber
los valores de adaptación, han roto ya aquellas doctrinas y afirman toda la supervalía, es decir, la causa y el aliciente del dominio mis-
ahora que la propiedad privada de la tierra no es una categoría mo, puesto que no se concibe el interés por el suelo sin la renta que
absoluta e inmóvil, sino un hecho susceptible de ser alterado y mo- éste produce. Sea como quiera, estas dos actitudes indican bien cla-
dificado en detrimento aparente de unos pocos y en beneficio real ramente que el ciclo capitalista está a punto de concluir y que, desde
de los destinos humanos. luego, conviene anticiparse a los acontecimientos a fin de que no se
A esta altura del larguísimo debate sobre la propiedad privada produzcan con la violencia inherente a los cambios sociales no facili-
del suelo y el obstáculo que crea al desenvomiento económico y tados con prudencia y sabiduría".
1

social, en el que adquiriera categoría preeminente el principio de la


función social de la tierra, sería marchar a contramano de la histo- No cabría el retorno a la discusión de estos principios sin caer
ria y a encontrones con la realidad, propender a que -so color de en asunto por demás venerable; lo urgente es la aplicación de una
función social de la propiedad- se perpetuara en el derecho priva- política concordante con las conquistas incuestionables de la doc-
do lo que ya computa su avance profundo en el derecho público. trina, que, por lo demás, tiene su desarrollo total en los países so-
La parcelación de latifundios -si es que no existiera, como exis- cialistas. Lo que llamaríamos la luz para este problema de los pro-
te, tan grande resistencia de sus propietarios- ya no puede enca- blemas argentinos, no ha quedado encerrada en el gabinete de in-
rarse eficazmente con el criterio de otorgar en propiedad privada vestigación universitaria, ni en las publicaciones de los escritores,
las parcelas, sin dejar en pie problemas que son propios de ese ni es un terna de impune enunciado pre-electroal, desde que ya ilu-
sistema. El dominio originario es del Estado y al Estado debe vol- mina las esperanzas de la juventud campesina, cuyo millón de bra-
ver. La socialización de latifundios es más beneficiosa para el cam- zos no se ocuparía con resignación en las tareas agrícolas bajo el
pesino que la división, que consagra el minifundio contrario a la sistema que soportaron los bisabuelos y que los condujo a tener
función de los bienes agrarios en favor de la comunidad. que asociarse y luchar por un pedazo de tierra para labrar, rodea-
El derrumbe del principio de la propiedad privada de la tierra dos, sin embargo, de campos inmensos desiertos, cuyos dueños,
no es de ahora, por cierto, y el siglo veinte asistió, desde su albora- unos pocos, manejan a su arbitrio mezquinos intereses.

148 149
Aquel viej,o temor que hemos registrado en Juan A. Alsina, er múltiples -en ella el trabajo del agricultor es un elemento primor-
191 O, por las consecuencias institucionales que acarrearía el accesc dial- se une la especulación de los consorcios cerealistas, la del
masivo de los pobladores humildes al ejercicio de los derechos de comercio internacional y su intermediarios, la de la burocracia
ciudadano, era un temor de la clase a que pertenecen los terrate que vive a expensas del campo, etc, etc. El pan nuestro es un pan
nientes, el origen de cuyos títulos de propiedad adolece de mah: sucio de especulación capitalista. El trigo de donde proviene encie-
política en materia territorial. A través de cincuenta años transcu rra la amarga historia de nuestro régimen agrario. Es un trigo sin la
rridos, ese mismo temor se tradujo -con ciertos altibajos- en le iluminación de los tiempos nuevos ...
orientación general de los gobiernos y en la resistencia, en particu-
lar, a modificar el status de la tierra, piedra angular de una más vas-
. ta democracia.
Pero se ha reiterado, con verdad, que los hechos sociales ne
marchan a contramano de la historia; para aquel temor no valieron
las múltiples formas de coacción con que ha querido mitigarse.
Una vasta comprensión ciudadana de lo esencial en nuestra encru-
cijada económica, ha penetrado el problema de la tierra y si no se-
rá la solución drástica de su socialización la que ha de venir de in-
mediato con golpe de fuerza a cortar su nudo gordiano, ha de ser
un cómputo justiciero de medidas equilibradas con inspiración que
nos desdeñaría quizá el recuerdo de Rivadavia, el que vendrá a dar
satisfacción a esa masa de argentinos -trabajadores del agro y de la
industria- que tienen, en el conjunto de sus derechos, el poder
de modificar la base económ1ca de la juridicidad, y a ésta misma
comenzando por la carta constitucional, con lo cual el problema,
originariamente campesino, vendría a repercutir en la configura-
ción general de nuestra vida como nación.
Mientras la doctrina ha abanzado en este terreno en la medida
en que lo dejamos indicado, y han trascendido sus principios ad-
versos al mantenimiento de la propiedad privada, absoluta, exclu-
yente o aún con limitaciones y restricciones, el hombre de nuestro
país sabe que come pan desmedrado, desde el trigo, por intereses
aún poderosos que tardan en ser abatidos.
El pan nuestro se amasa también con el trabajo de agricultores
arrendatarios o aparceros, es decir, agricultores que pueden ser
expulsados de los campos que trabajan, y un millón de hombres
que no tiene tierra para trabajar . . ¡ Un millón de argentinos, de
los cuales 500.000 son jóvenes hijos de campesinos, reclaman tie-
rra en un país donde, de 160.000.000 hectáreas cultivables, se tra-
baja un promedio aproximado de 20.000.000, vale decir, casi la
décima parte! Y sobre esa pequeña parte que se cultiva, ejercitan
su presión, hambrienta de renta, los propietarios terratenientes,
que son dueños del 73,9 % de la tierra ocupada. A su especulación

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OPINIONES EN LA CONVENCION NACIONAL


REFORMADORA DE 1957

La Convención Nacional reunida en Santa Fe para reformar la


Constitución de 1953, fue como una caja de resonancia en la que
repercutió el pensamiento de los partidos políticos con respecto al
problema de la tierra y la naturaleza jurídica del derecho de pro-
piedad, de tal manera que, conjuntamente con el tema del petró-
leo, agudizó las divergencias que llevaron a la ruptura definitiva
del quórum cuando la monería conservadora -la de derecha den-
tro de la derecha ...- tuvo en sus manos el poder de decidirlo. Ni
esta tendencia política -que representa más que otras, los intere-
ses de la burguesía terrateniente, cuyo origen y presencia en la ac-
tividad agraria hemos estudiado- ni los diversos sectores de la
Convención expresaron con amplitud, debido a la ruptura del quó-
rum, su pensamiento. Pero al considerarse el plan de trabajo y el
despacho de la mayoría, este asunto avasalló los estrictos límites
del debate, y el conservadorismo, siquiera en parte, demostró su
honda preocupación por la reforma agraria limitada, que contenía
el despacho de la mayoría en la materia.

El Dr. Jofré, refiriéndose a un aspecto de este asunto manifestó:

"Se dice ( en el despacho) que la tierra pública no podrá ser


enajenada y se entregará en concesiones vitalicias hereditarias por
unidades económicas, en la forma que determine la ley mediante
canon movible. Esa es una cosa también verdaderamente de carác-
·~
•.;..

153

í
ter colectivista, porque coincide con el artículo 8 de la Constitu- De Américo Ghildi:
ción de las Repúblicas Socialistas Soviéticas, donde dice que la tie-
rra ocupada por los ko1joses se les da en disfrute gratuito por tiem- "Se ha dicho que el despacho es colectivista; estaríamos entre-
po ilimitado, es decir, a perpetuidad". gados al dirigismo, al regulismo y al intervencionismo; estamos em-
Esta peregrina teoría produjo un simultáneo rechazo por parte parentando la Constitución con la teoría y práctica del comunismo
de los convencionales, aunque la forma tumultuosa en que se pro- soviético ruso.
dujo y la falta de tratamiento en particular del inciso 9 del artículo Se trata, evidentemente, de una exageración, porque el despa-
14 del despacho de la mayoría la dejaron sin respuesta suficiente. cho de la comisión no se presta para consideraciones a semejante
temor. Las observaciones han sido fundadas por la expresión 'fun-
ción social de la propiedad', porque se autoriza a expropiar lati-
El despacho de la mayor(a establece en el inciso 9" del artículo 14: fundios y realizar la experiencia rivadaviana de la enfiteusis; por-
que se incluyen algunas cláusulas sobre servicios públicos y, sobre
"De usar y disponer de su propiedad. El ejercicio de este dere- todo, por un artículo nuevo a continuación del 16. Con este moti-
cho está condicionado por la función social que desempeña la pro- vo, se hizo una defensa acalorada del derecho de propiedad. Se ha
piedad. Debe asegurarse el más amplio acceso a la propiedad. presentado al derecho de propiedad como un derecho eminente-
"La actual tierra pública nacional colonizable no será enajena- mente subjetivo, como en los tiempos más lejanos de la historia.
da. Se entregará en concesiones vitalicias hereditarias por unidades No hay libertad si no se asegura la propiedad, llegó a afirmarse
económicas en' la forma que determine la ley, mediante canon mo- ¿Cuál es, entonces, la esperanza de libertad para la inmensa parte
vible. El Estado promoverá la división de latifundios y tierras aptas del pueblo argen'tino que no es propietario, ni lo será nunca, si se
para asegurar su colonización mediante adjudicación de unidades asienta que para gozar de la verdadera libertad es indispensable la
económicas familiares. Sin perjuicio de otros sistemas, se propen- propiedad? Para resolver este problema es precisamente que se van
derá a la formación de colonias agrarias cooperativas. El mayor va- creando las libertades individuales, las libertades y derechos socia-
lor del latifundio improductivo corresponde al Estado". les y las restricciones al principio de la propiedad, así como las fa-
facultades de la Nación, de la sociedad o del Estado para intervenir
El Dr. Alfredo L. Palacios dijo: en las cuestiones económicas".

"He recorrido, en nombre del partido socialista, como senador


nacional, palma a palmo todas las provincias del norte: La Rioja, De Pablo González Bergez:
Catamarca, Jujuy, Salta, Santiago del Estero. Conozco el dolor de
aquellos hombres en la tierra yerma; los he visto sufriendo en ran- "No es que a mí ni a ninguno de los componentes de este blo-
chos miserables, en una promiscuidad espantosa, pero he visto, al que (Demócratas) nos alarme el espíritu progresista que pueda ha-
mismo tiempo, que la tierra estaba constituida por grandes lati- ber inspirado este despacho; pero, ¿cómo espíritu progresista,
fundios, restos de las mercedes reales. Las mercedes reales, que se cuando en él se han incluido disposiciones como ésta que yo recor-
otorgaban en la Colonia, forman ahora las tierras indivisas en aque- daba recién, sobre el efecto retroactivo de las leyes; cuando se han
llas provincias, hasta el extremo de que, en la de Catamarca, el se- incluido algunas normas sobre colonización que son ley en la Re-
senta por ciento de la tierra eran restos de esas mercedes reales pública desde hace setenta años, o cuando se dice, por ejemplo,
otorgadas a los capitanes de la conquista. Queremos expropiar y que el mayor valor del latifundio improductivo pertenece al Esta-
dividir latifundios cuyos propietarios, zánganos de la colmena, se do? Sabemos que en el país no existen latifundios improductivos,
enriquecen con la renta de la tierra, que es debida al esfuerzo de sino quizá perdidos en el desierto o en la Antártida, y ésos no ad-
todos y que, por eso, pertenece a la sociedad. Y cuando aparece la quieren mayor valor. Cuando la tierra adquiere mayor valor, se la
reforma, se dice que es de carácter soviético". cultiva y produce. La que no produce, está en zonas donde no ad-
154 155
quiere mayor valor. Segundo: si se tiene el concepto de que el ma- De Ricardo Lavalle (radical):
yor valor pertenece al Estado -yo diría, más bien, a la colectividad
o a la sociedad, no al Estado- si se tiene ese concepto, ¿por qué li- "Afirmar la función social de la propiedad que significa, preci-
mitarlo a los latifundios improductivos, o a los latifundios de cual- samente, condicionar el uso y disfrute de la misma a los intereses
quier índole? El mayor valor es el valor que adquire la propiedad superiores de la comunidad no importa, en manera alguna, afirmar
por el progreso social, por el desarrollo general, por la construc- conceptos colectivistas y mucho menos, todavía trasplantar insti-
ción de obras públicas, y eso hace tanto a los latifundios, sean im- tuciones del régimen soviético". "En el mismo inciso noveno del
productivos o no, como a toda índole de propiedades. Limitarlo al artículo 14 que establece, en el despacho que estoy informando, el
latifundio improductivo, es limitar en extremo la idea. Y tercero, régimen de la tierra pública nacional. Por él se prohibe su enajena-
limitarlo al latifundio improductivo es un concepto reaccionario, ción, determinándose que será entregada en concesiones vitalicias
porque el concepto del mayor valor como perteneciente a la colec- hereditarias. Esto, que puede impresionar a los timoratos, no signi-
tividad es ley en la República desde hace muchos años, sin limita- fica otra cosa que sacar del comercio a la tierra pública nacional,
ción para los latifundios improductivos, sino para todo tipo de poniendo coto a un sistema de adjudicaciones discrecionales cuya
propiedad''. historia· ya ilustró gráficamente en este recinto el convencional Pa-
lacios. Se promoverá también, por imperativo constitucional, la di-
visión del latifundio y de las tierras aptas, para asegurar su coloni-
De Artura Mathow (radical): zación, enunciado que no introduce variantes substanciales a lo
que ya es principio admitido en nuestra legislación positiva y acep-
"Es de pública notoriedad que la enfiteusis fue preconizada tado en todas partes y por todo el mundo, para decirlo en frase
por Rivadavia, hace bastante más de un siglo, en la Argentina, por breve y rotunda".
lo que resulta sorprendente que, a esa altura de la vida de la Repú-
blica , vengamos a enterarnos de que Rivadavia debió ser un adepto
de Stalin y de Kruschev, y debió haber vivido en Rusia y no en la
Nación Argentina. La disposición que se ha incorporado al proyec- De Adolfo R. Rouzaut (radical):
to nada tiene que ver con el colectivismo.
Rivadavia no tiene nada que ver con la ideología comunista; y "El inciso 9° del artículo 14 se refiere al derecho de propiedad.
su concepción de la enfiteusis no significa, en absoluto, que pueda El uso y disposición de la propiedad se reconocen corno derecho del
adjudicársele un pensamiento afín con dicha doctrina. hombre, pero se ha establecido que el ejercicio de ese derecho está
En consecuencia, resulta perfectamente claro que ni Rivadavia condicionado por la función social que desempeña la propiedad.
ni la enfiteusis tienen nada que ver con el comunismo. Lo que Constituciones de países americanos y europeos contienen este
ocurre es que, como esa reforma no puede ser atacada en el fondo principio, y en ninguno de esos países se ha socializado la propie-
de justificia que pueda tener, se la quiere desacreditar tratando que dad. Es que el concepto de que la propiedad en el patrimonio pri-
los incautos crean que está hecha con un sentido comunista; y ésta vado se condicione a la función social, significa permitir el ejerci-
es la realiad y lo que nosotros tenemos que destacar y decir en esta cio del derecho sin dañarse los derechos de terceros y de la colecti-
Asarn b lea". vidad; está prohibido el ejercicio inmoral del derecho, que es lo
"Si nos determinamos a adoptar una medida de tal naturaleza; que se opone a la función social de la propiedad privada. No signi-
si queremos que se modifique una cláusula constitucional de mane- fica socializar la propiedad". "Nosotros también queremos afir-
ra que dicha reforma implique, como digo, alguna restricción de al- marlo: la tierra pública será, en adelante, un medio de trabajo y no
..
,-~ :-
gún derecho individual, es porque hemos llegado a la conclusión de de especulación. Tenemos triste experiencia de lo que se ha hecho
que ese derecho es excesivo y, en consecuencia, perjudicial para el con la tierra pública en el período comprendido entre 1876-1893.
todo social". La tierra pública fue vendida, entregándose a favoritos del gobier-
156 157

·'I;,
.
no y a empresas capitalistas extranjeras. Y ha continuado el ral de la vida- del que pueda hacerse un uso abusivo, indiscrimina-
latifundio a merced de la tierra pública nacional. Nosotros preten- do o absoluto. Debe establecerse el derecho de propiedad porque
demos que el latifundio también se extinga; que no existan más su sentido individual no está perdido y no puede perderse. Pero
dominios feudales en la República Argentina. El latifundio ha de añadimos que la propiedad tiene una función social y que es im-
dividirse en unidades económicas familiares. Y el sistema de expro- portante que la Constitución así lo exprese, porque hay una norma
piación debe ser diferente entre aquel que es productivo y el que en el Código Civil, el artículo 2513, aún ·no derogada, cuyo signifi-
ha quedado improductivo. Sabrán desde ahora los latifundistas -si cado representa todo lo contrario".
se aprueba esta disposición- que están en la obligación de dividir "La familia está unida estrechamente a la propiedad, no sola-
sus parcelas en unidades económicas, para entregarlas a quien mente en cuanto a posibilitar el acceso del mayor número de
quiera trabajar la tierra, por procedimientos jurídicos que deter- ella, en la ciudad, sino también en el campo. Aquí está una de
minará la ley. Pero si es que no lo hicieren, sepan desde ahora que nuestras grandes disensiones con el proyecto de la mayoría. Se
el mayor valor que adquiere su latifundio por circunstancias que no perfectamente que hay una ley de tierras y de colonización en la
dependan de él, sino del progreso social, ese mayor valor ha de que el principio de la enfiteusis está introducido; pero sé también
pertenecer a la sociedad''. que una de las cosas más caras a la intimidad de todo hombre
argentino, que tiene el sentido de sus aspiraciones, de lo que desea
para su familia, del bienestar del hogar que lo rodea, es el acceso a
De Alberto Reynaldo Pastor (conservador): la propiedad, en el orden ciudadano o en lo rural. Estamos total-
mente de acuerdo en todo lo que se ha dicho en contra del lati·
"Nuestro pensamiento, con respecto al derecho de propiedad, fundio. Uno de los 'argumentos que aquí se han dado es que alguna
está proclamado con claridad en nuestra declaración de principios persona de Francia dijo a un argentino: 'Ustedes pueden hacer
y en nuestra Carta Orgánica: "Protección y refinnación del dere- aquello. En Francia esto no es posible, porque el sentido de la
cho de propiedad en cuanto su ejercicio no importe menoscabo del propiedad rural está tremendamente arraigado'. Aquí también está
interés general y del derecho de terceros; establecimientos de un arraigado en igual medida como aspiración del hombre de campo;
régimen de expropiaciones que impida la arbitrariedad del Estado que quiere que se combata el latifundio y que se dé una ley
y de seguridad d.e equidad a los particulares'." "El derecho de pro- reglamentaria que realmente le posibilite ser propietario, a través
piedad crea una conciencia que afirma el espíritu de la iniciativa li- del crédito o de medios adecuados; pero que no desea que se
bre, fortalece la facultad creativa del hombre y lo guía por el cami- sustitiya un patrón por patrón: el Estado". "Creemos que debe ha-
no de la conquista de su propio porvenir, con esperanza, con fe y cerse una profunda transformación agraria, que la tierra es para to-
con la seguridad de su propia independencia y de su humana auto- dos los argentinos; pero para todos los argentinos que la trabajen y
nomía". Este criterio del diputado Pastor y del partido que repre- que la puedan tener en propiedad. Se dice que lo que se da en pro-
senta estanca el problema en el siglo XIX. piedad puede ser un motivo de especulación. Ello está vinculado
estrechamente a los problemas de técnica jurídica que reglamente
esa transferencia de la propiedad. Eso es evidente, pero no quiere
decir que el hombre no desee vehementemente o no pueda ser
El pensamiento demócrata cristiano fue expuesto propietario de la tierra y sus instrumentos de trabajo".
por el convencional José Antonio Allende: El proyecto demócrata cristiano proponía sustituir el último
párrafo del despacho de la mayoría, por el siguiente: "La tierra es
"La propiedad, como institución, es un medio de libertad para un bien de trabajo y la ley promoverá la reforma agraria con arreglo
el hombre. Pero como estamos convencidos de que el hombre es a estos principios y a los siguientes: estimular la colonización para
propenso al egoísmo, afirmamos que no hay ningún derecho -y dar arraigo y bienestar a la familia campesina, vigorizar la econo-
nadie puede decir lo contrario, aunque tenga una concepción libe- mía agraria y contribuir a la dignificación del hombre de campo".

158 159
-----r

Del convencional radical Hernán Cortés: currió en una exageración fachendosa de las proporciones de esta
legislación del gobierno de Córdoba, importante como lo ha sido
"Es natural que los sectores conservadores del país hayan que merece, naturalmente, el apoyo de todas las personas avanza-
hecho un despacho manteniendo en su integridad del artículo 14 das. Eso no ha modificado para nada la esencia del sistema latifun-
de la Constitución de 1853. Ellos nos innovan, no modifican; ellos dista de la provincia de Córdoba; el latifundio en Córdoba perma-
mantiene inmóvil e inmutable el principio del artículo 14 de la nece tanto como en aquella época. Claro que ha habido mucha re-
Constitución, que se refiere a usar y disponer de la propiedad. Y sistencia a esta iniciativa del gobernador Sabattini. La gran prensa
yo me lo explico: por algo son partidos conservadores por algo es- lo castigó muy duramente. Hubo de soportar muchos discursos y
tán en la retaguardia del progreso social, por algo el partido de la recriminaciones de los terratenientes. No se trataba nada más que
bancada mayoritaria ha obtenido, en las elecciones del 28 de febre- de elevar las tasas de la contribución territorial, en algunos casos,
ro, dos millones cien mil votos y estos partidos conservadores han hasta el veinte por mil del aforo fiscal; nada más que eso". "Voy a
obtenido trescientos ochenta y cinco mil votos". "Hemos incluido, citar el caso de don Rodolfo Moreno que, siendo gobernador de la
en el artículo 14, el derecho de propiedad que está concebido y provincia de Buenos Aires, en un mensaje famoso, suscitó la cues-
condicionado a la función social, porque entendemos, los radicales tión de la enormidad de las grandes propiedades latifundistas en la
del pueblo, que si bien hay que mantener el principio de la propie- provincia. Y tengo para mí que el señor Rodolfo Moreno acabó
dad privada, que si bien ello constituye un estímulo para el trabajo perdiendo la gobernación, y también la posibilidad de la candida-
constructivo y creador, pues es necesario darle al ser humano el ali- tura presidencial, por causa de ese mansaje; y él no proponía la re-
ciente del trabajo y la posibilidad de obtener un patrimonio que volución agraria, ni mucho menos. Fíjense cómo es una cosa tan
resguarde su porvenir y el de su familia, no estamos de acuerdo en sacrosanta ésta de la gran propiedad territorial, que el hecho sim-
que la propiedad pueda ser utilizada con fines antisociales y que ple de mencionarla o aludirla puede provocar grandes desavenen-
perjudiquen a la colectividad". En esencia, el pensamiento del con- cias y desgracias políticas. Aquí, como se ha recordado por el sec-
vencional Cortés tiene muy escasa variante con respecto al de los tor socialista, la gran mayoría de los campesinos son campesinos
conservadores que combate, que también admiten, por otra parte, sin tierra, son arrendatarios en especie o en dinero. Aludo princi-
la función social de la propiedad, en el sentido de que toda propie- palmente a la parte fundamental del campo argentino, que es la
dad cumple una función social. En esto coinciden con el Dr. Sam- zona cerealista, y que es la que nos interesa, en primerísimo lugar.
pay, convencional de 1949, para el cual esta función se producía "Voy a decir de paso que no ignoro que el problema del cam-
por el hecho de que la propiedad está dentro de la sociedad ... po es más complejo que el simple problema de la tierra. Sé que hay
un problema de caminos, de transportes, de irrigación, de muchas
El convencional comunistaRodolfo Ghioldi expuso, con mayor co- otras cuestiones; pero el problema básico del cual dependen todos
herencia y extensión, la posición de su partido en el problema de los demás es, justamente éste del régimen social de la tierra. Un se-
la tierra: ñor convencional por la provincia de Buenos Aires expuso, más o
menos, esa concepción casi identificando la libertad con la propie-
Nosotros, dijo, con la clase obrera, tenemos mucho interés en dad. Pero en tal caso, ¿cuál sería la situación de este setenta y tan-
poner término a la estructura latifundista de la sociedad rural ar- tos por ciento de arrendatarios que no son propietarios en la zona
gentina. Carlos Marx decía hace más de un siglo: 'Los obreros sa- cerealista del país? ¿Cuál sería la situación del millón doscientos
ben que no pueden llegar a suprimir los modos burgueses de la mil obreros rurales? ¿ Cuál la situación de todas las personas que
propiedad manteniendo los modos feudales'. El señor convencio- no son propietarias? Hemos recibido un informe muy interesante
nal Roberto, que lamentablemente se ha marchado de esta casa, de la Comisión Provincial de la Vivienda de la provincia de Santa
que tanto necesitaba la contribución de su saber y de su experien- Fe. Alude, accidentalmente, a la distribución de la propiedad sobre
cia, ha recordado con justicia una iniciativa del ex gobernador Sa- la base de las cifras del censo de 1947, y enfrenta un pequeño gru-
battini a propósito de Córdoba, sólo que el señor convencional in- po de doscientas veinte mil personas, con un total de dos millones

160 161

·,
de hectáreas, contra 5.503 personas con ochenta millones de hec- tárea ha pasado, en promedio, de 42 centav.os a 4.380 pesos.
táreas. Es conocido el dato del sociólogo rural Jorge Vicien sobre ¡Vean los señores convencionales que desproporción enorme! ¡Ha
el pesos de las sociedades comerciales de la tierra argentina. En habido un aumento de 10.428 veces! ¡Cómo no vamos a compren-
1950 estas sociedades comerciales controlaban veintiséis millones der los males de la sociedad argentina, las raíces de nuestras difi-
de hectáreas. Esto es enorme. Dicho en Francia nadie lo creería. cultades y de nuestras penurias!"
La gente se preguntaría si estábamos en pleno siglo XIV. Y aquí, Acerca del régimen de la tierra, el proyecto comunista estable-
en Santa Fe, estas sociedades comerciales poseen 2.100.000 hectá- cía: "Art. 46. - La tierra tiene función social. Conforme a ello, la
reas". Nación impone a la propiedad privada las modalidades que dicta el
"Lo peor es que este proceso de gran concentración de la pro- interés público.
pi~dad latifundista va de la mano con el proceso de la penetración l. Las tierras incultas y las dedicadas a la agricultura y ganade-
del capital extranjero colonizador. Esto no debe ser descuidado, ría, así como los útiles de labranza y ganado existentes en ellas,
según nuestro criterio. Por ejemplo, sin hablar de las sociedades pertenecientes a los latifundistas y a las sociedades anónimas ex-
anónimas extranjeras, es la situación de los monopolios. Es el caso tranjeras y nacionales, serán expropiadas sin indemnización por el
bien conocido de la política de concesiones para los ferrocarriles; Estado, y una ley determinará la extensión a considerarse como la-
poca cosa: ¡ una legua de tierra a cada lado de la vía y a todo lo lar- tifundio, teniendo en cuenta las características de cada zona y el
go de ella! Esto es, por sí, ya poner en el corazón del país la es- tipo de cultivo.
tructura plenamente latifundista. Nosotros planteamos en nuestro II. Las grandes explotaciones agrícolas y ganaderas, que porra-
proyecto el problema de que el país recuperase estas tierras sin in- zones de mayor re.ndimiento no convenga parcelar, serán explota-
demnización especial. Conozco las argumentaciones que se hacen das directamente por el Estado.
contra ese criterio. Voy a decir que el principio mismo, circuns- III. Las tierras expropiadas por el Estado y las fiscales serán
tancialmente, es admitido por la Corte. Lo ha admitido, por ejem- entregadas a quienes las ocupan y trabajan, a los hijos de los cam-
plo, para el caso de los propietarios ribereños de ríos navegables, pesinos, a los obreros rurales, peones y a los pequeños propietarios
obligados a dejar libre una franja; y por esa franja que dejan libre, con tierras insufientes, gratuitamente o mediante un pago mínimo
a pesar de ellos, no reciben indemnización alguna. Si extendemos según los casos, que serán determinados por ley. Los expropiados
el concepto de la necesidad pública a otras esferas, nos aproxima- de acuerdo al inciso I, recibirán a su solicitud un lote de tierra en
remos al punto de vista que sostiene nuestro proyecto". "Desde igual condición que los demás campesinos. Todos los que reciban
1886 hasta 1929, es decir, un lapso de cuarenta y tres años, el va- tierras obtendrán su título de propiedad.
lor de la propiedad, en algunos puntos típicos, evolucionó del si- IV. Quedan abolidas la medianería, la aparcería y todas las
guiente modo: En Junín, donde el doctor Juan B. Justo, que es formas semifeudales de explotación. Los arrendatarios, medieros y
pionero en estos estudios, inició sus grandes preocupaciones por el aparceros recibirán en propiedad las tierras que trabajan.
problema del suelo, en 1886, 8,84 pesos la hectárea; en 1929, V. Las instituciones oficiales de crédito, o las que especialmen-
550,29 pesos; San Urbano, provincia de Santa Fe, 6,70 y 537,15 te se crearan por ley, desarrollarán una política de amparo crediti-
respectivamente; Bell Ville, provincia de Córdoba, 3,35 y 309,28, cio en favor de los nuevos propietarios.
respectivamente. En el caso de Junín, el valor del suelo se ha mul- VI. La tierra podrá trabajarse en forma individual o colectiva,
tiplicado por 62. ¿Qué pasa con una suma equis de dinero, puesta correspondiendo al Estado estimular y ayudar a la creación de coo-
al 5% de interés, con acumulación anual en 1886 hasta 1929? Pasa perativas agrícolas.
que se multiplica nada más que 8,1 veces. Quiere decir que esta va- VII. Los campesinos que trabajan sus tierras no podrán ser
1
lorización artificial del suelo, de la que se apropian antisocialmen- desalojados de ellas bajo ningún pretexto.
te los grandes propietarios de la tierra, es realmente un hecho de VIII. Las deudas, por préstamos privados o públicos que los
significación usuraria". "En el conocido libro de Jacinto Oddone I campesinos hayan contraído en condiciones onerosas anteriores a
se da el siguiente caso: de 1836 a 1927, menos de un siglo, la hec- la sanción de esta Constitución quedarían anuladas, no pudiendo

162 163
desde entonces seran embargadas las tierras, los útiles de labranza,
'd el ganado, los animales de trabajo, las casas de habitación y demás
pertenencias de los campesinos.
IX. El Estado dedicará parte de las tierras expropiadas a la
creación de chacras, granjas, huertas y cabañas experimentales, Los
chacareros podrán adquirir semillas seleccionadas y animales
de raza a precios convenientes. El Estado establecerá estaciones de
tractores y maquinarias agrícolas, con el fin de que los agricultores
utilicen sus servicios a precios módicos".

De la Federación Agraria Argentina:


FUENTES
"Por supuesto, que el primer paso para la solución del más CAPITULO 1
serio problema del país, reside en la transformación de los actuales
arrendatarios y aparceros en propietarios de la tierra que trabajan,
Compilación de leyes, decretos y demás disposiciones sobre tierras
avalado el procedimie~to con una ley que regule la locación de la
tierra, de tal manera que elimine el incentivo de la gran empresa públicas, desde 1853 hata 1866. Sebastián Samper, Ed. Oficial,
Santa Fe, 1866.
rentística y especulativa.
Carlos Beck, La République Argentine, Lausanne, 1865.
C) "Pero, sin duda, para eliminar totalmene el sistema como
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agente perturbador del trabajo productor para afianzar el senti-
miento real de la democracia -como ya lo han hecho otras pa1ses Buenos Aires, 1889, tomos I y 11.
democráticamente más evolucionados- es preciso que se incorpore Contratos de colonización correspondient.es a la colonia San Car-
al digesto que rige nuestras instituciones básicas la función social los, Provincia de Santa Fe, 1858-1859.
de la propiedad de la tierra. Plano y contratos de coloniación de la colonia Hipatía, 1890-1891.
" ... Resumiendo lo expuesto, llegamos a la conclusión de que
la función social que debe cumplir la propiedad de la tierra, no es
un principio exótico de los últimos tiempos, con el propósito de CAPITULO 2
abrir una huella colectiva con un escenario nuevo y una esperan-
za nueva, sino algo que está impreso en el comienzo de nuestra his- Miguel Angel Cárcano, Evolución histórica del régimen de las tie-
ria; que formó parte de la doctrina que nutrió la gesta de Mayo; rras públicas, Buenos Aires, 1925.
que mil veces enunciada durante todo el proceso que culmina en el Rodolfo Ghióldi, Acerca de la cuestión agraria, Buenos Aires,
1950.
año 1853 y que, después de un lapso de setenta años, la reactuali-
zan los gobiernos surgidos bajo el imperio de la ley Saenz Peña, Memoria del Ministerio del Interior, Buenos Aires, 1888.
pero no ya como un principio guía, como un postulado para una Gastón Gori, La Forestal, Buenos Aires, Ed. Stilcograff, 1965.
organización futura, sino como una necesidad de perentoria so-
lución. Como una necesidad que surgía de hechos que habían
CAPITULO 3
originado efectos diametralmente opuestos a lo que fue la inspira-
ción y guía de los sucesos que promovieron la organización nacio-
na (l) ". Wilfredo Latham, Los estados del Plata, su industria y comercio,
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164
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CAPITULO 16
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CAPITULO 21
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Eduardo Pérez Llana, Derecho Agrario, Santa Fe, Imprenta de la
Eduardo Pérez Llana, Derecho Agrario, Santa Fe, Imprenta de la Universidad Nacional del Litoral, 1953.
Universidad Nacional del Litoral, 1953, tomo I. Ley Nacional Nº 12.636 del año 1940.
Cincuenta años de colonización judía en la Argentina, Buenos
170 171
f_ .)
Enrique Dickmann, Población e Inmigración, Buenos Aires, Ed.
Losada, 1946.
Gino Germani, La clase media en la Argentina, Washington, Publi-
cación d el aUnión Panamericana, 1950.
)
Rodolfo Ghioldi, Acerca de la cuestión agraria argentina, Buenos
i Aires, 1950.
Revista Nueva Era, Buenos Aires, año III, Nº 4.
Abraham Guillén, Monopolios y latifundios contra la econom(a
argentina, Buenos Aires, Cuadernos de la Cátedra Lisandro de la CITAS BIBLIOGRAFICAS
Torre, 1956.
Abraham Guillén, La oligarquía en la crisis de la economía argen-
tina, Buenos Aires, Cuadernos de la Cátedra Lisandro de la To- CAPITULO 1
rre, 1956. Datos valorativos. (1) La síntesis acabada de este tipo de gratitud política la configura en 1857 una ley
Gastón Gori, La tierra ajena. Drama de la juventud agraria argen- del gobierno de Santa Fe, por la cual hace "donación al Excmo. Sr. Presidente de la Re-
pública, Brigadier General D. Justo J. de Urquiza, de un área de terreno de cuatro leguas
tina. Buenos Aires, Ed. La Bastilla, 1972. de frente Y cinco de fondo, de los mejores campos de propiedad pública de la Provincia".
Por supuesto que este acto administrativo no es casual ni aislado: está dentro de la tóni-
ca general sobre cuyas bases se organizan social, política y económicamente las nuevas es-
tructuras nacionales.
CAPITULO 22 (2) A su fundador, Aarón Castellanos, se le gratificaba con veinte leguas de campo
l por sus trabajos e inversiones, que, por otra parte, cargaba en la cuenta de los colonos ...
Publicación mimeográfica del Movimiento Agrarista Regional Co- (3) Se designa con el hombre de concesión en la provincia de Santa Fe a una exten·
sión de tierra cuya superficie es de 33 has. y el término se aplica desde que se fundara la
lonización con Hijos de Agricultores (M.A.R.C.H.A.), año 1957. colonia Egperanza refiriéndose a la tierra que se entregaba a cada familia de agricultores
(} Proyecto de M.A.R.C.H.A. sobre instalación de colonias coopera- inmigrantes. No constituye una medida de superficie, sino un término consagrado por el
uso.
tivas colectivistas, al cual pertenecen los presupuestos menciona- (4) En la colonia Hipatía, cuya extensión era de tres leguas, trabajaron treinta fami-
lias arrendatarias para un solo propietario bajo condiciones contractuales que estable·
dos en el texto. cían: "si por cualquier causa se le ardiese o pudriese el trigo en la parva, de modo que su
Gastón Gori, La tierra ajena. Drama de la juventud agraria argenti- producto no fuese apto para la molienda, quedará obligado a reemplazar el décimo que le
corresponde pagar, con trigo bueno, o si prefiriese, con dinero, tomando como base el
na, Buenos Aires, Editorial La Bastilla, 1972. precio corriente que se pague por buena clase . . . queda obligado -el arrendatario- a
pagar por todos los animales, incluso los de labor, que tenga a pastoreo sobre el campo
de la colonia, un peso por cabeza". ¿Son estas cláusulas de un contrato, de colonización?
Y no se trata de un contrato aislado; su fórmula impresa, que obra en nuestro archivo,
CAPITULO 23 conjuntamente con todos los ejemplares de la colonia Hipatía. Constituye un modelo de
lo que ocurría en numerosos latifundios subdivididos.
(5) A la empresa Murrieta y Cía, constructora del ferrocarril provincial de Santa Fe,
Saúl Taborda, La crisis espiritual y el ideario argentino, Santa Fe, se le otorgaron 650 leguas cuadradas en los departamentos del norte, tierras sobre cuya
Instituo Social de la Universidad Nacional del Litoral, 1943. base se creó la Compañía de Tierras, que en mapa ocupó tanta superficie como si fuese
un estado dentro del estado y se fusionó con "La Forestal" que formó el más poderoso
Periódica Tierra Nuestra, Rosario, abril de 1957. trust internacional del tanino con enormes perjuicios para Argentina.
Decretos leyes Nº 2.187 y 2.188, año 1957. Plan de transforma- CAPITULO 5
ción agraria.
(1) En el departamento Las Colonias, de la provincia de Santa Fe, que, como su
nombre lo indica, es el menos afectado por los latifundios, desde que en él se originaron
las colonias agrícolas iniciadoras del movimiento agrícola con extranjeros, después de
CAPITULO 24 1853, el 15,520/o del total de su superficie, que es de 634.100 hectáreas está en manos de
30 grandes propietarios . . . y esto ocurre en el departamento más subdividido de una
provincia caracterizada por su agricultura.
Saúl Taborda, La crisis espiritual y el ideario argentino, Santa Fe,
Instituto Social de la Universidad Nacional del Litoral, 1934. CAPITULO 8
Diarios de Sesiones, Convención Nacional, año 1949. (1) El 15 de noviembre de 1891, un editorial del periódico La Unión, fundado en la
Diarios de Sesiones, Convención Nacional, año 1957. colonia Esperanza, decía: "¿Quiénes se inscribieron en el registro provincial vigente con-

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feccionado en tie~po del celebérrimo Dr. Gálvez?. Unos pocos paisanos ignorante cuentas. Y como carecen de dinero, se sacude el látigo judicial apelando sin miramiento
d_esgraciadamente 1~norantes, llevad<;>s a la mesa..de inscrip~ión por las amenazas e intun!'. a los embargos. Casos conocemos en que se ha dejado al colono apenas con la camisa
c10nes de las autondades de campana. Da verguenza, se siente una indignación suprema puesta, habiéndosele embargado 11tiles y maquinarias para su tarea agrícola. Tanto en la
al pensar y al ver repetixse cada día ese mancillamiento a la libertad y el coraje de nuestro provincia de Santa Fe -agrega- como en la de Córdoba. hay colonias que se despueblan,
hombre de la campaña, explotado de tal vil modo por la gente del poder, , , " huyendo de la severidad y del descomedimiento de los jueces y acreedores. El sistema es
(2) En 1891 escribía Pedro Stein: "Con la depreciación actual de la moneda el co- inquisitorial Y peligroso. Si no se modera al tiempo, otros seguirán el ejemplo, porque
lono tiene que pagar caro, carísimo, los artículos de consumo, las herramientas máqui- no es posible el estímulo del colono que, tras la labor de un año improductivo, se ve
nas y demás útiles de labranza. 'Que venga oro al país', han <!,icho los extranjer~s. pues asediado en forma tal, que no encuentra más salida al rigor inlpuesto que la del aban-
con -el comprar.in más barato los artículos. Con ese oro que irían acumulando nuestros dono y la fuga". Justicia, semanario jurídico, año I, Nº 6, 28 de julio de 1899.
centros agrícolas, se fundarán más tarde bancos y casas de créditos que sirvan de fomen- (2) La revista Justicia citada, el 28 de julio de 1899, Nº 9, decía: "Aunque en estos
to al comercio y a la agricultura. Ya que nuestros mandatarios no son capaces de mejorar últimos tiempos las diversas compañías ferrocarrileras han efectuado algunas rebajas en
nuestra situación económica porque viven sin hacer nada, en un medio corrupto y un los fletes en el transporte de vino y pasas de San Juan, con excepción del Ferrocarril Cen-
completo desquicio administrativo; que lo haga entonces el pueblo, aunque ese pueblo tral Argentino, quedan, sin embargo, importantes productos sin participar del beneficio,
sea el extranjero". En La Unión, 13 de diciembre. al punto de que se hace indispensable que las autoridades nacionales dediquen su prefe-
rente atención al asunto, pues no es posible que industrias nacientes, pero capaces de ad-
CAPITULO 9 quirir crecimiento y eficaz desarrollo, tengan que sucumbir agobiadas por el peso de unas
tarifas abrumadoras que absorben cuanta ganancia pudieran realizarse".
(1) En 1882 Esperanza tenía 10 molinos harineros; San Carlos, 9; San Gerónimo, l · (3) Boletín del Departamento General de Estadística y Agricultura, año 1, Nº 3,
San Agustín, 3; Las Tunas, 4; Santa María, 2; Humboldt, 2; Cavour, 3; Puiato, 1; Emilia' Santa Fe, 1899.
1; Candelaria, 1; JeS11s María, 4; Roldán, 3; Carcaraftá, 2; Iriondo, l; San Lorenzo, 1: (4)Boletfn del Departamento General de Estadfstica y Agricultura, año 1899, pág.
Sauce, 1; Cañada de Gómez, 3; Bustinza, 1; Santa Teresa, 1; Caridad, 1; San Martín, 1; 26. "Otro perjuicio relativo -dice- causa a los agricultores al repentino aumento del
Gennania, 1; Helvecia, 3; Cayastá, 1; Colonia Francesa, 1; Alejandra, 1; Romang, 1; impuesto al alcohol, sancionada y promulgada la ley el 20 de setiembre de 1889. Este
Reconquista, l. impuesto resultó de $1,285 por litro, con relación a la fecha de la ley sancionada. Como
es del dominio público, los colonos necesitan durante los meses de la siega Y trilla una
CAPITULO 11 crecida cantidad de bebidas alcohólidas, pues sin ellas las peonadas y el personal de las
trilladoras no resiste las faenas de sol a sol bajo unos calores tropicales y las nubes de es-
(1) Desde 1891 hasta 1939, la Jewish Colonization Argentina adquirió 61 7.468 hec- peso polvo que levantan las trilladoras al separar los granos de la paja desmenuzada".
táreas, que corresponden a las siguientes colonias: Mauricio, Barón Hirsch, Moisés Ville,
Montefiore, Dora, Narcesse Leven, El Escabel, Lucienville, Clara, San Antonio, López y CAPITULO 16
Berro, Waltar Moss, Curbelo, Santa Isabel, Palmar Yatay, Louis Aungre, Leonard Cohen,
Avigdor. La explotación agraria en esas colonias es mixta, y en 1938 los cultivos ocupa- (1) En 1912, según estadística del Departamento Nacional del Trabajo, de 51. 546
ron 287.128 hectáreas, El régimen de entrega de tierra no tiene mayores variantes con obreros, sólo 12 trabajaban 11 horas diarias en la Capital Federal.
respecto al impuesto por los colonizadores latifundistas del siglo pasado, Se basa en la
venta o arrendamiento de tierra con entrega de animales o implementos agrícolas que pa- CAPITULO 18
gan los colonos. Hoy, para instalarse y trabajar por cuenta propia un campo de la Jewish,
es necesario poseer una fortuna. (1) En 1921 se sanciona la ley Nº 10,170; en 1932, la 11.627; en 1942, la 12.771;
1943, el decreto nacional 14001; en 1946, la ley 12.842 y en 1948, la 13.246. Todas
CAPITULO 12 ellas, sobre arrendamiento, son consecuencias de períodos de crisis y de agitación gre-
mial. Posteriormente la ley 17.253 se dictó favoreciendo con ella los desalojos rurales,
(1) De 86.839 inmigrantes, que incluyen niños menores de 8 años, entrados en la
provincia de Santa Fe desde 1880 a 1888, 30.086 eran analfabetos. CAPITULO 19
(2) Artículos 1506, 1536, 1557, 1558, 1560 y 1671 del código citado.
(3) En materia de viviendas, el censo general de la provincia de Santa Fe de 1888 (1) Claro que éstos eran pocos comparados con los 300.000 de toda la Argentina y
adipta una fraseología pudorosa. A los ranchos los llama "casas de madera, paja y ripio", con los 24.000.000 registrados en el mundo capitalista: 6.128.000 en Alemania: 185.000
en vez de decir "postes, paja Y barro". . agrarios desocupados en Italia. Los depósitos elevadores estaban repletos de trigo en Ca-
( 4) Así lo establecen todos los contratos de colonización de la empresa Sociedad de nadá, Australia, Estados Unidos, Argentina, Yugoeslavia y Hungría, cuyo representante
Colonización Suiza en Santa Fe, de los años 1858-60, Archivo del autor. en Ginebra, barón Jorge Pronay, para sostener los precios, hizo suya la idea del presente
del Fann Board de Estados Unidos, míster Legg, de alimentar a los cerdos con el trigo
CAPITULO 13 mientras los pueblos del mundo clamaban por el pan ...
(1) Informe del Director del Departamento Nacional del Trabajo, Julio B. Lezana, CAPITULO 20
24 de diciembre de 1912, elevado al ministro Indalecio Górnez. Memoria del Ministerio
del Interio, años 1912-13, pp, 517 y ss. ( 1) No eran campos como el de doña Dámasa Saavedra -ubicado a pocos kilóme-
tros de Buenos Aires, una de las mejores tierras para la agricultura en el norte de la pro-
CAPITULO 14 vincia, que salía a la venta en 1936, en un sólo lote de 2.994 hectáreas, tasadas en
$ 1.087,000 y donde no se permitía levantar una escuela o instalar un comercio-los qur
(1) Ven ta a Emilio Villarreal. interesaron en primerísimo término a los legisladores del conservadorismo bonaerense
para entregarlos a los agricultores.
CAPITULO 16 (2) "Esa resolución aparte de ilegal lleva aparejado el despojo de lo que es nuestro y
está en el campo, pues tenernos el maiz por cosechar y avena recién sembrada", debía las
(1) La revista de los abogados santafesinos se hace eco de la situación en el campo, a familias en su presentación, citada por el senador Niegro en la cámara de la provincia de
raíz de las numeroas demandas contra los agricultores. "A su vez -dice- el comerciante Buenos Aires, en 1936.
deudores de las colonias, la emprende contra los colonos en descubierto. ¿Por qué se pro- (3) Ingeniero José María Bustillo, mini.~tro de obras Públicas durante el gobierno del
duce esto? La razón es clara. Porque el comercio de la campaña, apurado por sus acree- Dr. Manuel Fresco en Buenos Aires. Discurso pronunciado en la Cámara de Senadores de
dores, sacrifica a su vez a los colonos que son sus deudores, exigiéndoles el pago de sus esa provincia.

174 175
(4) Del discurso de Manuel Fresco, haciendo referencia al Instituto de Colonización
creado en la provincia de Buenos Aires. La Plata, 193 7. Agraria Argentina, que se creara como consecuencia del fuerte movimiento huelguístico
t·"'"; (5) Lisandro de la Torre, en la sesión del 27 de setiembre de 1933 de la Cámara de de 1912 encabezado por campesinos arrendatarios, agzupa a agricultores y los Sindicatos
Senadores, refiriéndose a una proposición de la empresa canadiense Howe y Compañía, de Obreros Rurales y Estibadores agzupan a más de un millón de obreros, cuyo 80% no
dijo: "El capital extranjero, dueño y señor de los negocios fundamentales de la RepO.bli· tiene trabajo estable y computa un promedio de 100 días de labor anuales. El resto tra·
ca Argentina, no podía consentir que nuestros agricultores se emanciparan -como los baja en chacras y estancias como mensuales, con salarios cuyo máximo en la Zona 1, en
frigoríficos extranjeros trustificados tampoco pueden permitir que los ganaderos argenti- octubre de 1956, era de $ 950 -jerarquía de Encargado-, peones generales, $ 795, sin
nos organicen solos la exportación de carne- Y apenas los elevadores de Leones y de comida, descendiendo gradualmente hasta la Zona 8.
Oliva hubieron señalado, sucesivamente, la ruta por donde se podía llegw: a la liberación
anhelada, apareció en el escenario la compañía extranjera, esta vez canadiense, Howe y OPINIONES EN LA CONVENCION NACIONAL REFORMADORA DE 1967
Compañía, que se presentó al Gobierno Provisional ofreciéndole hacer la felicidad de los
agricultores argentinos, tomando a su cargo la construcción casi simultánea de 600 eleva- De la Federación Agraria Argentina:
dores, recibiendo en pago títulos del 6 % de interés, 1 % de amortización, que tomaría a
' 90 y una comisión del 12% sobre las obras a ejecutarse". (1) Todas las citas fueron tomadas de los Diarios de Sesiones de la Convención Na·
De la Torre defendía los elevadores de la Asociación de Cooperativas Argentinas y cional, 1957.
las posibilidades del desarrollo de la manipulación y comercialización de los granos por
sus propios productores, los cam.pesinos argentinos asociados en cooperativas, estringien-
do de esa manera la acción de las casas exportadoras de granos. La actividad de la compa-
ñía Howe importaba la entrega del monopolio del comercio y de la exportación de
granos al capital extranjero. No obstante, el gobierno del General Uriburu le otorgó la
concesión, en principio, por un decreto de fecha 14 de febrero de 1931.
(6) En la Argentina, dice Guillén en el año 1956, alrededor de 255 sociedades anó-
mas, en su mayor parte ganaderos, explotan o monopolizan 3.500.000 hectáreas. En la
provincia de Buenos Aires, bata 1948, tres sociedades anónimas poseían 1.152.000 hec-
táreas; en Santa Fe, 49 sociedades anónimas controlaban 819.000 has. y en Córdoba 39
sociedades anónimas poseían 312.000. Y da las siguientes cifras sobre hectáreas poseídas
por distintas personas.
En la provincia de Buenos Aires: Alzaga Unzué, 500.000; Prad~re, 200.000; Andho-
rena, 200,000; Duggan, 200.000; Pereyra Iraola, 150.000. En la provincia de Santa-Fe, 1
Sociedad Bovril Ltcla., más de 100.000; Estancias Argentinas, 100.000; Anchorena,
40.000; Industria Pastoril Belga S'A., 40.000; Coba, 20.000; Cavanagh, 25.000; Duhau
C. F., 50.000; Chateaubriand, 15.000; Perkins, 16.000; Lezica Alvear, 13.000; En Cór-
doba, M. Adelia Harilaos de Olmos, con 116.000 y 123 familias más poseen la carta
~ parte de toda la provincia. Otto Bemberg en todo el país posee la fabulosa cantidad de
1.598.000 hectáreas.

CAPITULO 21
(1) En la provincia de Santa Fe, funcionaron las comisiones paritarias de arrenda-
mientos rurales (1932), constuídas en los distritos comunales, que intervenían a solici-
tud de parte, en los conflictos motivados por los contratos de arrendamiento.
La ley nacional 12.636 estableció, en 1940, el Consejo Agrario Nacional y Consejos
Agrarios Regionales, formados con representantes del Estado y representaciones electivas
., de miembros de organizaciones campesinas. El Consejo Agrario Nacional estaba faculta-
do para expropiar latüundios, para lo cual se le acordaba un fondo de $ 100.000.000,
destinado a crear colonias agrarias, dotando de tierra en propiedad a los agricultores ins-
; talados en dichas colonias, mediante un crédito llamado de colonización, pagadero en
33 anos, con amortización del 10% al contado y el 1 1/2% anual, con intereses del 21/2
Se crearon colonias bajo su régimen y se expropiaron algunos latüundios. La ley estable·
ció que la tierra debe ser bien privado, pero sometido a las convenientes de los interese
de la colectividad, y no solamente a la voracidad de lucro de sus propietarios.
(2) Después de una reunión de agrarios realizada en Rosario, en 1957, a la que asis-
tieron visitantes norteamericanos, éstos recorrieron tambos y dijeron que un norteameri-
cano no resistiría el trabajo en tales establecimientos por sus incomodidades de todo or-
den.

CAPITULO 22
(1) Movimiento Agrarista Regional Colonización con Hijos de Agricultores, creado
en Colón, provincia de Buenos Ail'es, en acto público del 8 de setiembre de 1956.
•,--:-~'
(2) Las asociaciones de defensa de la producción y comercio de productos agrope-
cuarios son numerosas en nuestro país. Las cooperativas agrícolas sumaban 618 socieda·
des en 1956, sobre un total de 2199 cooperativas de diversas clases. La Federación

176 177
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INDICE

CAl1ITULO 1

La coloniza<:ión como fenómeno desvirtuado.


La experiencía de Esperanza. Beck-Herzog y Cía.
Contratos y especulación . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

CAPITULO 2

Leyes y acaparadores de tierra. Córdoba y Buenos Aires.


Política sobre tierra pública. Adjudicaciones . . . . . . . . . 13

CAPITULO 3

Sociedades comerciales de tierra y colonización.


El desierto subdividido en latifundios.
Esfuerzo anónimo de familias pobres . . . . . . . . 19

CAPITULO 4

La relación tierra-terrateniente-inmigrante.
La libertad y prosperidad. Dependencia del Agricultor.
Amparo a una minoría. El desgaste . . . . . . . . . . . . . . . ;, .. 23

CAPITULO 5

Los colonos propietarios. Condición social


de inmigrantes europeos. Efectos del latifundio
en la radicación de inmigrantes.
Evasión de capital de origen agrario . . . . . . . . . . . . . . 29

CAPITULO 6

Los pequeños y medianos propietarios.


Campesinos inmigrantes enriquecidos ' ............... . 35

CAPITULO 7

Agricultores inmigrantes sin tierra.


Fuerza aprovechada, pagada y abandonada.
La relación gaucho-estancia . . . . . . . . . . . . .......... . 39

179
CAPITULO 8 CAPITULO 14

Imposición de usos y costumbres. Mas contratos. Siguen los favoritos.


Colonias étnicamente homogéneas. Mucha tierra y pocas chacras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
Adaptación del inmigrante campesino.
Las prácticas de la adopción de la ciudadanía ..... 43 CAPITULO 15

CAPITULO 9 Ejecuciones hipotecarias. Embargos.


Ferrocarriles, agricultores y utilidades.
Internación de inmigrantes. La guerra imperialista de Inglaterra en Africa del Sud
Sigue el despilfarro de la tierra pública. y los agricultores argentinos.
Presión política de los agricultores. Caída de precios: cereales y especulación.
Derrota de la industria floreciente. La industria molinera. El capital imperialista . . . . . . . . . . . . . . . . 89
Apartamiento de la vida política.
Naturalización y "extranjeros escogidos". CAPITULO 16
Movimientos gremiales y campesinos propietarios 49
Escasez de peones. Corrientes internas de obreros rurales.
CAPITULO 10 Vagabundaje agrícola.
Lo que va de la vaca al trigo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
C.ambia el panorama. La represión comienza.
Campesino inmigrantes después de 1914. Peor que antes ....... . 57 CAPITULO 17

CAPITULO 11 Los hijos de inmigrantes. Inmigrantes y argentinos


) y un solo problema: el atraso. El ambiente familiar.
La igualqad ante la ley. De una situación El terrateniente y el pobre que ahorra.
europea a otra argentina. Judíos, españoles, italianos, etc. El planteo de fondo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
Muchos inmigrantes agricultores, pocas chacras . . . . . . . . . . . . . . 59
CAPITULO 18
CAPITULO 12
Reformas en 1921. ¿Quiénes fueron
La vida de arrendatarios y aparceros. los nuevos propietarios? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
La ley y los contratos. Se legisla el propietario.
Los ranchos. Animales de labor, herramientas CAPITULO 19
J y "maravillas del siglo". ¿Cómo comprar máquinas?.
El despojo total. Grandes propietarios y provecho propio. Estancamiento de la agricultura. Santa Fe da la punta.
Colonización: punto obligado y de rutina. Ganancia de los propietarios.
Nivel de vida y mortalidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65 Los desocupados quieren tierra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109

CAPITULO 13 CAPITULO 20

A campo raso. Arrendamientos. Expoliación y desalojo. La época sin viajeros y cosas pintorescas. Más negocios de tierra.
El régimen nefasto. La Pampa en huelga. Los nuevos colonizadores. Las sociedades comerciales.
Crítica de Lezana. Siempre el latifundio. Latifundios y obreros. Desalojos.
' ;
"'~-7 El negocio de vender tierra. Respeto a "las formas preestablecidas".
El colono ideal es el que no tiene nada . . . . . . . . . . . . . . 75 Los latifundios, monstruosidad del agro.

180 181

t-";I
\
Sociedades extranjeras en La Patagonia.
Nota a pie de página: latifundios . . . . . . . . . . . . . 113
CAPITULO 21

Más paliativos. La ley N• 13.246. Mejoras.


El rancho no desaparece. Otras cláusulas.
Demagogia y descenso de la superficie cultivada.
I. A. P. I. Tractores y especulación . . . . . . . . . . . . . . 123
CAPITULO 22

Aislamiento de las familias campesinas. Exodo. La juventud.


L,ferioridad social. Juventud campesina sin tierra.
Crepúsculo del individualismo. M. A. R. C. H. A.
Colonia cooperativa de explotación colectiva . . . . . . . . . . . . . . . 135

CAPITULO 23

La situación jurídica de la tierra.


Siempre la oligarquía terrateniente.
Plan de transformación agraria. La clase favorecida 143
Se terminó de imprimir
en el mes de marzo de 1987
CAPITULO 24 en los Talleres Gráficos LUX S.A. L.
H. Yrigoyen 2463
El derecho de propiedad privada del suelo. Santa Fe - Argentina
La tierra es del estado. Hacia la socialización de la tierra.
Corrigió: Charito
El pan nuestro . . . . . . . . . . . •. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
Opiniones ..... . ... . . .. . . . . .. .. ... .. . . . . . . . . . . ... 153
Fuentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . 165
Citas Bibliográficas . . . . . . . . . . .... .. .. . .. . . .. . . . . . . . 173

Indice alfabético . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179

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