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“LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN”

En muchas ocasiones escuchamos el término educación, pero se han preguntado,


¿Qué es la educación? Bueno, pues ésta se refiere a un proceso por el cual una persona
va desarrollando sus habilidades, actitudes y valores. La verdadera educación significa
más que la prosecución de un determinado curso de estudio. Significa más que una
preparación para la vida actual. Abarca todo el ser, y todo el período de la existencia
accesible al hombre. Es el desarrollo armonioso de las facultades físicas, mentales y
espirituales. Prepara al estudiante para el gozo de servir en este mundo, y para un gozo
superior proporcionado por un servicio más amplio en el mundo venidero.1 (ED13.1)

Muchas veces asociamos éste término con la escuela, sin embargo, también hay
que tomar en cuenta que la educación no es exclusiva de ésta institución, sino que
también le compete a la familia e incluso a las amistades con quienes convivimos día a
día, es por eso que se puede decir que “los hombres podemos llegar a mejorarnos los
unos a los otros”.

Hay una frase que me gusta mucho y la encuentro muy cierta: “En la medida en
que la gente de un país se preocupe por la educación de sus niños demuestra que tanto
quiere a su nación”. Se dice que para que un país pueda prosperar es necesaria la
educación, pero ¿Por qué?

Estudiamos no pare tener un título y colgarlo en la pared de nuestra casa, ni mucho


menos para presumirlo a nuestras amistades, estudiamos para ejercer y poner en práctica
los conocimientos adquiridos. La educación nos trae demasiados beneficios, como
confianza en nosotros mismos, libertad de decidir, conciencia, en conjunto nos ayuda a
la superación personal, para sentirnos realizados, sentir que somos algo en la vida y que
tenemos un fin por el cual vivir. Pero ésta no es la única satisfacción que nos brinda, sino
que con ella logramos una mejor calidad de vida; cuando queremos comprar un vestido,

1
Ellen Gould White, La Educación (Asociación Casa Editora Sudamericana, 1998), 13.
unos zapatos, la comida, o cualquier otra cosa, necesitamos de un trabajo, el cual en la
actualidad no es tan fácil de conseguir y menos si no hemos recibido educación.

Bien se dice que el futuro de nuestro país está en manos de los niños y como
buenos ciudadanos debemos preocuparnos por esto, para ello debemos procurar que los
niños reciban una buena educación, que propicie valores y experiencias. Ésta educación
iniciará en la casa, donde se deberá inculcar desde pequeños el gusto por la lectura que
se seguirá reforzando cuando estos pequeños lleguen a nosotras, las educadoras, quienes
sentaremos las bases de la educación, pero no sólo transmitiremos conocimientos,
también inculcaremos valores, buenos hábitos y romperemos la idea que muchas
personas tienen acerca de nuestro trabajo, que solo enseñamos a pintar y jugar, cuando
lo que hacemos es mucho más que eso.

Todo esto será con el fin de buscar un mejor futuro para cada niño, cada familia
y en conjunto un mejor futuro para la Nación. Por lo que, hoy les invito a reflexionar de
lo importante que resulta la educación; si en verdad están aprovechando y valorando el
esfuerzo que sus padres hacen por mandarlas a la escuela, y piensen que hay muchas
personas a las que les gustaría estudiar, pero por alguna razón no pueden hacerlo. Por
último, pregúntense: sin esfuerzo y educación, ¿Cómo quieren superarse?, ¿Cómo
quieren vivir mejor?, en fin, ¿Cómo quieren un país mejor?

Todo verdadero conocimiento y desarrollo tienen su origen en el conocimiento de


Dios. Dondequiera que nos dirijamos: al dominio físico, mental y espiritual; cualquier
objeto que contemplemos, fuera de la marchitez del pecado, en todo vemos revelado
este conocimiento. Cualquier ramo de investigación que emprendamos, con el sincero
propósito de llegar a la verdad, nos pone en contacto con la Inteligencia poderosa e
invisible que trabaja en todas las cosas y por medio de ellas. La mente del hombre se
pone en comunión con la mente de Dios; lo finito, con lo infinito. El efecto que tiene esta
comunión sobre el cuerpo, la mente y el alma sobrepuja toda estimación. (ED 14.3)

“EL QUE NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”

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