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O AOJAMIENTO
IvfarquésdeVillena
TRATADO
DE FASCINACIÓN
O AOJAMIENTO
CLÁSICOS ESOTÉRICOS
IN@IGO
© 2003, Ediciones y distribuciones Vedrá, S. L.
Primera edición: noviembre de 2003
INTRODUCCIÓN
Printed in Spain
ISBN: 84-89768-86-2
Don Enrique de Aragón, marqués de Villena
Depósito legal: B-12334-03 (1384-1434), descendía por parte de padre de los
Fotocomposición: reyes de Aragón y Cataluña, siendo su madre una
Serveis lntegrats Editorials, Bda. de sta. Ana, 7 - 08301 Mataró hija bastarda de don Enrique 11. Huérfano desde la
Impresión y encuadernación: infancia, su abuelo y tutor le dedicó a la carrera de
Liberdúplcx, Constitución, 19
bloque 8, local 19 -08014 Barcelona armas, pero no sintiendo inclinación alguna al arte
Disefio de colección: Jordi Matamoros
militar, las abandonó para dedicarse al estudio de las
ciencias y las artes.
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noble y rica. De acuerdo con don Enrique 111 el Do- vo y un paciente investigador que no iba más allá en
liente, negociaron la boda del marqués con do.fía sus estudios y doctrina de donde habían llegado los
María de Albornoz, unión que fue poco afortunada, alquimistas de buena fe, y los humanistas mediocres.
tanto que el primero, poco después por mediación Creemos, no obstante, que la labor literaria del mar-
del monarca pidió y obtuvo el divorcio, ingresando qués de Villena fue más gloriosa que la científica, pues-
en la orden de Calatrava sin pasar por el noviciado, to que aquélla le acredita de experto conocedor del
siendo elegido gran maestre en el capítulo celebrado griego y del latín y de ameno y correcto estilista, mien-
en Toledo (1404), por fallecimiento de don Gonzalo tras en sus obras científicas no aparece un solo rasgo
N úfíez de Guzmán, fundando su oposición en la fama original, ni un descubrimiento provechoso. Muchas
de hechicero que tenía el marqués. de sus teorías se hallan en Averroes y Avicena, y se ve
que el marqués conoció las obras de Arnau de
Después de sostener largos y costosos pleitos, el ca-
Vilanova, pues repite algunos conceptos del Thesaurus
pítulo general de la orden dió sentencia (1414)
Thesaurorum.
desposeyendo al marqués del maestrazgo, quien, falto
de la decisiva protección de su primo Enrique 111, La tradición siguió considerando al marqués como
muerto en 1406, tuvo también el disgusto de que el brujo en las generaciones posteriores, y la vida y he-
papa anulara su divorcio con do.fía María de Albor- chos de don Enrique dieron asunto a muchas leyen-
noz. Soportó con resignación ambos contratiempos, das y obras literarias, entre las que en el siglo pasado
entregándose al estudio si cabe con mayor constan- figura la conocida comedia de magia La redoma en-
cia que antes, quedando sus recursos reducidos a las cantada, original de don Juan Eugenio Hartzenbusch.
rentas del sefíorío de lniesta, que obtuvo para po-
nerse a cubierto de las necesidades de la vida.
Enrique de Aragón,
Marqués de Villena
PREFACIO DEL AUTOR
Juan Fernandez, yo, don Enrique, tío de nuestro
señor el Rey y uno de los de su consejo, os envío
mucho saludar. Y siendo que el sábado pasado cer-
cano, en las terceras kalendas juni, a una hora y vein-
tisiete grados de esa noche, recibí una carta vuestra
con y por Miguel Ruis, escudero de mi casa. Y por
aquella entendí que os fuera placible la breve decla-
ración que sobre las escrituras a las epístolas que os
envié hice, de que dudaba no poco por ser tan breve
y mal compuesta, en quien podré esclarecer con cuán-
ta prisa se hizo.
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Y no es por vos menester al escribano satisfacción
haya, según ofrecedes: sin esto habredes recabado.
Justo es tal y buen deseo de favor correspondiente
sea proseguido; tal búsqueda separa el ánima de los
vanos del cuerpo deseos. En esto se demuestra el que
filosofar quiere más que en otra cosa, como testifica
Platón en el Fedón suyo diciendo: «In hoc manifestus
estphilosofos, si absolvit animam a corporis comunione>>,
queriendo decir: «En esto es declarado el filósofo, si CAPfTULO 1
aparta el ánima del ayuntamiento del cuerpo».
SOBRE QUÉ COSA DEBE SER ENTENDIDA
Comuníquevos Dios de la largueza de los sus teso- POR AOJAMIENTO
ros y especial dono, que en este pascual día su santo
difundió Espíritu en el presente mundo sobre el apos-
tólico gremio e hizo sus creyentes de todos los bue-
nos poseedores saberes. De esto no es menester mé-
ritos precedentes, «quia Spiritus ubi vult spirat»,
esdecir: «Tanto el ánima a do quiere expira o no».
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Decides, en fin, por causa incentiva de la ya
susomemorada glosa, vos interpusieron me pregún-
tasedes del ojo, siquier aojamiento, qué o cómo era,
suplicándome alguno de ello tratado hiciese por in-
formación de vos y de aquel que vos en esto intercesor
hizo, presumiendo vos y aquél yo en esto responder
supiese.
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Donde al presente sea a vos manifiesto muchos filó-
sofos y grandes letrados hablaron del ojo, de donde se
deriva aojar, que en latín decimos fascinar o por aoja-
miento fascinación. Y pocos dieron la causa de ello y
fueron menos las causas alcanzantes de sus remedios
preventivos, cognitivos y subsecativos, siquiera cura-
tivos.
Puédese haber aun ejemplo en la vista infecta lobi- Y la tal venenosidad de complexión más por vista
na, que, viendo primero al hombre, hácele la voz obra que por otra vía, por la sutileza del espíritu visivo
perder, como en el libro De propietatibus animalium, que su impresión de más lejos en el aire difunde. Y
en el capítulo De !upo dice: «Lupus in talit sanguine tiene distintos grados, según la potencia del catador
sitit, si prius hominem viderit, vocem, aufert>>, que dice: y la disposición del catado. Y por esto más en los
«Tanto es seca la sangre del lobo, que con su seque- niños pequeños tal acaece daño, mirados de dañada
dad que si primeramente viene al hombre quítale la vista, por apertura de sus poros y fervor y delicadeza
voz». Esto hace con la venenosidad de su vista. de su sangre abundosa, dispuesta a recibir la impre-
sión. Dice Aben Ohaxia, en la Philahanaptia mayor,
Acontece aun, cuando alguno cata en los ojos del que viera un caballo que a cuantos catava hacía ve-
vizco, duélenle los suyos por la turbada y mala cata- nir flujo, de que no lo osaban sacar con la cabeza
dura. Y por más que en otros animales tal descubierta. En esto hace lo que Aristóteles cuenta
venenosidad de vista hallada sea, más fuerte es en el in Secretis secretorum libro 11, capítulo De corporis
hombre, afuera del basilisco, cosa que se demuestra disposicione, que fuera enviada al rey Alejandro por
porque en sí es al cuanto venenosa y ha más sutil la reina de India una doncella hermosa a ponwñas
emisión de virtud. Por esto Aristóteles in libro primo criada, hecha de complexión serpentina, y cataba la
De animalibus pone su saliva infecta sea, diciendo: gente desvergonzadamente, dañándola con su vista,
«Saliva hominis geiunii omnibus animalibus venenum y podía matar con su mordedura. Por eso dijo, ha-
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blando de ella: «Perpendi siquidem quia ipsa inter-
ficeret homines solo morsu», que quiere decir: «Entendí
o conocí que ella sólo por su mordedura mataría los
hombres».
CAPfTULO 111
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Donde tal infección de vista dañada e infecta im-
prime y hace daño conocido en los catados o mirados
mediante el aire infecto en que ambos participan, el
uno por acción y el otro por pasión. Y tal acto o
recepción dicen aojamiento o fascinación. De esto
mueren asaz personas y otras adolecen de manera
que no saben de qué viene y no les prestan las comu-
nes medicinas, sino aquellas que para esto son espe-
ciales y propias.
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fuerza en el daño, más significa la atención del catar.
Tanta es la fuerza de tal vista, que aun en los anima-
les no razonables fascinar puede, como dijo Virgilio
in Bucoliis, égloga tercera: «Nescio quis teneros occulos
michi fascinat agnos», que quiere decir: «No sé quién
con los ojos me aojó o mató los novecitos y tiernos
corderos».
CAPfTULO N
ÜE LA RAREFACIÓN DE LOS ELEMENTOS
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Y esto es cuanto natural razón y palpable puede sen-
tir de la causa del fascinar y manera de aquél. Pues de
este dicho se entiende el aire recibir esta impresión
por raridad o diversidad, en él causada por el agente
visivo más de cuanto al debido conviene temperamen-
to, y muda su provechosa calidad en dañosa. Tal es la
vía de la transformación o alteración de los elemen-
tos.
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mo: «Dicitur potencia propinca vel remota, secundum
facilitatem vel dificultatem efectus fiendi», que en su
romance dice: «La potencia cercana o arredrada se-
gún la su ligereza o la su dificultad es el su efecto
hecho».
CAPfTULO V
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Contra este daño usaron de tres maneras de reme-
dios los sabedores y hoy se hace en lo que de ello
alcanzan: una antes del daño, preservativa; otra para
conocer el daño recibido, cuando es duda si es fasci-
nación; otra después de conocido, para lo quitar y
librar de ello al paciente.
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CAPfTULO VI
DE LA PRIMERA vfA
Por la primera vía, en la primera manera, ponían a
los niños manezuelas de plata pegadas y colgadas de
los cabellos con pez e incienso; y colgábanles al cue-
llo sartas en que hubiese conchas del mar; y poníanles
en el ombro de la ropa manezuelas de plata pegadas
y colgadas de los cabellos, a lo que dicen hamzas;
poniánles pegados pedazos de espejo quebrado y
agujas despuntadas; y alcoholábanles los ojos con el
colirio de la piedra negra y del antimonio.
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Ponen eso mismo a las bestias cuero con pelo de ta- zome decir con san PabloAdRomanos, capítulo sépti-
sugo en el collar y cabezadas. Y traen horuz, que son mo: «Condelector enim lege secundum interiorem
nóminas pequefias en las cabezadas e petrales de los homininem».
caballos con ceras y figuras. Los grandes de edad jun-
taban los pies y ataban los pulgares con la vuelta que
mostró Enoc, estando contra oriente, y saltaban hacia
arriba tres veces antes que saliesen de sus casas. Y pa-
saban el ralo por su vientre de las bestias de cavalgar
antes que anduviesen camino. Y mostraban la hamza
en saliendo por la puerta de su casa y decían en alzan-
do hamza: «Fi ainac». Esto usan aún los árabes de
Persia. Traen avellanas llenas de azogue, cerradas con
cera, en el brazo derecho; y ponen a sus criaturas
espejuelos en los cabellos, y pasábales por los ojos an-
tes que sepan hablar ojos de gato montés. Y otras
muchas maneras tales, y algunas de ellas aún se prac-
tican.
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CAPfTULO VII
EL AOJAMIENTO
Por la segunda vía, en esta primera manera, usaron
decir algunos nombres y oraciones. Dice Rabí Isaac
Alizrraelí en el libro de los Harazim que, diciendo
estos nombres: alfa, miza,, zora, guardado aquel día
de este dafío será, por cuanto salen de aquel verso
hebraico que dice: «Adonaí li lo ira mayahace li adam»,
que en latín dice: «Dominus michi adiutor et non
timebo quid faciat michi homo».
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mala catadura de ojo por virtud de este nombre.
Empero por haber sido estos nombres judíos y no
haber hecho nuestros doctores de esto mención, no
usan entre cristianos de ello.
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Por calidad, que es la tercera vía, mandan traer bue-
nos olores y suaves, así como almizcle y ámbar y liná-
loe y gálbano y úngula odorífera y cálamo aromático
y clavos y cortezas de manzanas y de cidras y nueces
de ciprés, porque su buen olor de estas cosas conforta
los espíritus del que lo trae y hace fuerte su complexión
en beneficio cordial contra el venenoso aire, depu-
rándolo y rectificándolo con su calentura y fragancia
y desterrando de él resolutivamente toda mixtión ex-
traña.
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mienzo de luna y con la sangre untábanles la oreja
izquierda. Y aun por la obra de las imágenes hacían
talismanes.
', 1
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Por la primera usaban lanzar gotas de aceite con el
dedo menor de la derecha mano sobre agua queda
en vaso, puesta en presencia del pasionado. Y para-
ban mientes si se derramaban o iban al fondo o esta-
ban quedas de suso o se mudaban de colores. Y se-
gún la diversidad que mostraban, juzgaban del en-
fermo si era fascinado o no. Y medían su cinta a
codos o a palmos, y si viene una vez larga y otra
corta, de aquella variación tomaban señal del daño.
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han de la enfermedad o salud. Y otras muchas diver-
sidades de esta natura y condición, según cuenta
Cancaf el Indiano e Mushaf al-Camar el corto, se-
gún oí decir a un sabedor morisco que decían Xarifi
viejo de Guadalajara. Y aun algunas reliquias de esto
han quedado en uso de las gentes hoy. Pero tales co-
sas en nuestra ley son defendidas como supersticio-
sas y contrarias al buen vivir y por eso en esto no me
detengo, ni curo todas sus diversidades expresar, que CAPfTULO X
hacían por retimientos de plomo y de cera y esparci-
miento de harina y de simientes acerca de esto. MAs REMEDIOS POR LA SEGUNDA vfA
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Y paso a la segunda vía virtual, por la cual, así por
palabras, como suspensiones y venimientos, entien-
den algunos que aparece luego si el daño es por esa
causa. De esto puso el rab Rabí Aser en la Cabala
que dejó en Toledo escrita de su mano que, si toman
tiesto de cántaro antes que lo cuezan y escriben en él
el nombre zamarhar, escrito en hebraico, que se hace
con cinco letras: tzadi, mem, resh, haf, resh, y sale de
las cinco pacumquim de Bereshid, tomado las
postrimeras letras de ellas, lo pusieren en la mano
del enfermo, que duerma con ello que gemirá entre
suefios mucho, si por ojo hubo aquel accidente.
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Por la tercera vía y más segura y cierta se conoce
calitativamente, así en la catadura del enfermo, que
la tiene turbada y ama tener los ojos bajos y estar
echado y no sentirse fuerza y estar pensoso y suspi-
rar de vagar y tener cuidado sin saber de qué y sentir
quejo en el corazón y oscurecimiento y dolerse en el
cuerpo, como en no querer comer ni tener señales
de especial dolencia señalada y acostumbrada, ni sa-
ber causa nombrada, prestarle poco las comunes
medicinas; y aun hállanle a veces frío, y súbito se
muda en calor, alterado por veces trocadas y sudores
que le vienen no razonables, y luego lo dejan. Y aprie-
ta las manos y esconde los pulgares, y bosteza a me-
nudo, y tiene el oír más agudo que de antes, y
estríñese de vientre. Tales accidentes muestran daño
de ojo haber esto causado.
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este paño debería ser mojado con su orina misma del del aojamiento. Así lo afirma maestre Marsilio, que
enfermo. Otros catan en las lágrimas que le salen qué fue en este tiempo nuestro físico del duque de Milán,
sabor han. en sus Experiencias, en el capítulo De cura fasci-
nacionis, así: «Remedia preservacionum a fascinacione
Y si tiran a salado con algo de amargo, afirman de preservative et curative sunt in cura, et converso», que
ojo venir aquel accidente. Otros hácenlos escupir quiere decir: «Los remedios de las conservaciones del
sobre cuchillo o tabla de hierro y caliéntanlo al fue- aojamiento para curar y guardar son incurables y a
go, y, secado, ven qué color queda; y así juzgan de la las veces al contrario».
enfermedad ésta, según de todas estas señales. Y otros
indicios pone Alberto Magno en el libro especial que
hizo De fascinación, donde dijo: «Signa naturalia
fascionacionis ostenduntur medicu prudentem, etc.»,
que quiere decir: «La ciencia natural demuestra al
físico prudente las señales de la muerte».
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CAPfTULO XIII
·· 1
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Obraban aun por las virtudes y segunda vía por
nombres, según puso el dicho Rabí Isag Irraelí en su
Cdbala, que, si dan a beber el nombre mayor de las
cuatro letras que se dicen de la hanaya con agua ro-
sada desliendo, que fuese escrito en escudilla de
madero con azafrán y cánfora y lágrimas del pacien-
te, que lo sana del ojo malo que lo dañó.
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dice san Jerónimo en Super Sophoniam: «Nose Possumus
linguam ebraicam omnium linguarum ese matricem»,
que quiere decir: «Conocer podemos que la lengua
hebraica es madre de todas las lenguas».
CAPfTULO XIV
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Otros buscaron remedio por las virtudes de las pie-
dras y de las hierbas y de los miembros de los anima-
les, así como poner hojas de albahaca en las orejas, y
traer u.fías de asno montés que dicen onagro, y traer
sortija de ufi.a de asno doméstico, y verga y colmillos
de lobo, y piedra diamante en el dedo, y oler isopo y
lilium convalium, y tener lana de náquera en la mano.
Y todas estas cosas han propiedad para esto y hacen
provecho conocido, como recita el dicho maestre
Marsilio en el libro nombrado. Éste fue físico muy
famoso en su vida y hubo experiencia de muchas
virtudes en su vida conformes a las complexiones de
ahora en proporción atractiva.
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con sándalos y electuario catolicón; y poniendo sobre segundo, capítulo tercero, dice: «Philosophia est rerum
el corazón paños de escarlata mojados en agua rosada humananum divinarumque cognicio», que quiere de-
y esparcidos de sándalos mucellinos; y teniendo en la cir: «La filosofía es conocimiento de las cosas huma-
mano hueso de marfil y coral al cuello; y no dejando nas y divinales». Y no os parezca luenga esta cura;
estar el paciente a solas; y dándole ditamo a beber, considerad la materia en ella movida cuántas difi-
que quita infección recibida; y regando la casa con cultades se suscitan en el entendimiento de ella; y
zumo de yedra y vinagre, tirándole los miembros cada pensad que lo más sumariamente que pude deducir
día, haciéndole desperezar a menudo, guardándolo aquella, sólo por daros a sentir algún poco de tal
de enojo y de mucho comer y dormir y de viandas laberinto en degustación, reservando para el tratado
secas y mal olientes y de tener estómago vacío. Toda- de ello hacedero las dudas y cuestiones que dende
vía donde durmiere haya lumbre, y téngase templa- surgir pueden, así como si esta fascinación obra en
do de vientre, purgándolo, si menester fuere, con las cosas insensadas, piedras, fustes, vidros y vasos,
diacartamon y zumo de rosas, administrándole cosas que, loándolos de hermosos, se quiebran por sí, y
que esfuercen la complexión y conforten los miem- árboles secarse y aguas detenerse y tales extrañezas.
bros principales y hayan virtud tiriacal y purifican el
aire y restituyen la composición a su eucrasia. Y, sobre Entonces de éstas y de otras mayores pondré las so-
todo, mujer menstruosa no lo visite. luciones, según los autores que de esto hablaron han
puesto, y a los presentes informando, cuanto más que
Y de esto muy cumplidamente y mejor de otros el la brevedad no debe ser tanta que difuse la materia o
dicho maestre Marsilio ha tratado. Y los físicos de la haga menos inteligible, como dice san Gregorio,
ahora saben en esto poco, porque desdeñan la cura Super lsaiam: «Sic acrescendum est brevitati ut nullum
de esta enfermedad, diciendo es obra de mujeres y dapnum fiat intelligencie», diciendo: «Así es de otor-
tiénenlo en poco. Y por eso no alcanzan las diferen- gar la brevedad, que ningún daño haga al entendi-
cias y secretos de ello, que se alcanzan parando en miento». Y yo estoy poco ejercitado en las tales infor-
ello mientes. Empero todas aquellas cosas son en la maciones para que osase más dilatar el decir de cuan-
e de la e con la filosofía alcanzadas, a quien pertene- to necesidad demanda, el cual ejercicio muchas veces
ce escrutar, saber, investigar, dudar y resolver las di- ministra elocuencia de natura negada, como dijo
vinas y humanas cuestiones y penetrar los secretos Ermodio en sus Decires: «Exercitacio eloquenciam dat
de ellas. Por eso san Isidro en sus Etimologías, libro quam ingenium negat>>.
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CAPfTULOXV
ACERCA DEL EJERCICIO DE lAS VIRTUDES
Y tomad de todo esto lo bueno, es a saber lo que la
Iglesia universal ha por bueno y consiente usar, así
como de fascinación guardaredes vuestro cuerpo más
aparte vuestra ánima de pecado, viviendo virtuosa-
mente, por cuya conservación debe el hombre elegir
la muerte antes que darse a vicios. Y por esto dijo
Aristóteles, tercio Ethicorum: «Melius est morí quam
[acere contra bonum virtutum», diciendo: «Mejor es
morir que hacer cosa que sea contra virtud».
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túrbame y hace que no pueda en tales cosas la partici-
pación de muchos que por expedición de negocios
tengo de oír y disgregar mi entendimiento. Tales
obras entender podéis quieren voluntad reposada, y
parte de tiempo quiere en que pueda difundir fuera
de sí el ordenante lo que Dios le habrá ministrado;
quiere soledumbre y consorcio de pocos; y aun la
conservación de buenas costumbres esto demanda.
Por eso es aconsejado in capitulo de Si cupis, 16, cues- EPÍLOGO
tión primera: «Consorcia foge malorum nec non et
multorum», que quiere decir: «Huye la compañía de
los malos».
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Y no podría alguno con verdad y razón decir que a
las grandes personas tales ocupaciones científicas no
convengan, ni a su magnificencia esto requiera, ca,
por cierto, mucho mejor a los en dignidad puestos y
por linaje sublimados esto conviene y de ellos por
doctrina lo deben los menores haber. Y con esto les
puede más aprovechar, como dijo Vegecio, in libro
De re militari, capítulo primo: «Nequaquam magis
decet vel meliora scire vel plura quam principi cuius
doctrina homnibus potest prodese subiectiS>>, que quie-
re decir: «No conviene a ninguno saber cosas mejo-
res ni más que al príncipe, la doctrina del cual puede
aprovechar a los suyos».
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aquel que codicia ser de sutil ingenio aprenda las ar-
tes, ca, si por ventura no es estudioso, nunca será bien-
aventurado». Esto conoció bien Demócrito, que por
más libre estar y obtener puridad intelectual y darse
los saberes, dejó todos los bienes temporales y aun se
sacó los ojos, según Agelio in libro Noctium atticarum
largamente cuenta. Y os dé Dios tantos de los saberes
abundoso conocimiento en esta breve y umbrática
vida y deje hacer así a él obras apacibles, de este valle ÍNDICE
de miserias librado, libre a su gloria venir, en do con-
templéis con segura eviternidad el Dador de tantos y
provechosos dones.
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Introducción ..................................................................... 7
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Capítulo XIII: Más remedios por la segunda vía .......... 71
Capítulo XIV: Más remedios por la tercera vía ............. 7 5
Capítulo XV: Acerca del ejercicio de las virtudes .......... 81
Epílogo ........................................................................... 85
-92-