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MANUAL

DEL
POPULISTA
GUÍA PRÁCTICA
PARA ALCANZAR
EL PODER

Alonso Giovannini
MANUAL
DEL
POPULISTA

GUÍA PRÁCTICA
PARA ALCANZAR
EL PODER

EL MATERIAL CONTENIDO DENTRO DE ESTE TEXTO,


NO ESTÁ AUTORIZADO COMO MATERIAL DIDÁC-
TICO EN NINGUNA ESCUELA PRIVADA O PÚBLICA,
E INCLUSO HA SIDO CLASIFICADO COMO MATERIAL
ALTAMENTE PELIGROSO PARA EL NORMAL DESARRO-
LLO DE UN PAÍS.
ÍNDICE

PRÓLOGO 7

LECCIÓN I
REGALE 9

LECCIÓN II
DIVIDA 15

LECCIÓN III
ROL DE VÍCTIMA 23

LECCIÓN IV
PROPUESTAS CIUDADANAS 27

LECCIÓN V
ACTUACIÓN ANTE LOS MEDIOS 33

LECCIÓN VI
SELECCIONE LA OBRA PÚBLICA 39

LECCIÓN VII
APADRINE “CAUSAS POPULARES” 43
6 ALONSO GIOVANNINI

LECCIÓN VIII
DESCRIPCIÓN DEL PAÍS QUE
CONSTRUIRÁ 51

LECCIÓN IX
LAS EMPRESAS PÚBLICAS 63

LECCIÓN X
DÉJESE LLEVAR 83

ADVERTENCIA FINAL 87
PRÓLOGO
En más de una ocasión, tal vez reflexionó que el desti-
no no le ha hecho justicia y no le ha dado el lugar que
considera tener. Despreocúpese, esas personas que Us-
ted consideró que lo subestimaron, están a punto de ser
prácticamente avasalladas por lo que será su siguiente
actividad: Un aclamado líder para su pueblo.

A lo largo de la historia, debo decirle que enseñanzas


similares a las vertidas en este texto han tenido
destacadísimos alumnos de muy distintas ideologías y
regiones, y aunque no es el momento de juzgar los
resultados que tuvieron a mediano y largo plazo, le
aseguro que, al menos de forma inmediata, el perso-
nal objetivo de resaltar la propia imagen fue plena-
mente alcanzado.

Por ello le ruego que a partir de este momento, sin


miramientos, haga a un lado todo tipo de considera-
ciones que no sean las de conseguir su propósito, re-
cuerde que la Nación no puede dejar de recibir la libe-
ración que sólo Usted es capaz de darle.

Estoy convencido de que resultará sorprendido de lo


fácil que será transformar por completo su personali-
dad, y le prometo que habrá multitudes que lo aclama-
rán como su liberador, siempre y cuando, como le rei-
8 ALONSO GIOVANNINI

tero, se apegue lo más posible al presente manual, que


deberá tener siempre cerca, como su libro de consulta.

Si no ha escogido el país o la región a liberar, aún está


a tiempo de hacerlo, antes de dar inicio a este singular
proceso. Hago hincapié que es preferible que elija uno
donde todavía exista un mediano o bajo desarrollo
humano y social, ya que por una serie de razones ex-
puestas a lo largo de este texto, serán más receptivos a
su liberador mensaje.

Le advierto que su personalidad será proyectada a ni-


veles nunca imaginados, y muy pronto sus semejantes
verán en Usted, a ese anhelado líder que salvará a su
pueblo de muchísimas limitaciones.

Si no cuenta todavía con alguna propuesta política de


fondo, no se preocupe de momento, ésa la iremos con-
formando al paso de los meses, de acuerdo a como
soplen los vientos políticos, y después de adquirir el
enfoque apropiado que le será expuesto en 10 senci-
llas lecciones.

Al lector cuyo objetivo inmediato no sea el conseguir


un elevado puesto político, le queda terminantemente
prohibida la lectura de este libro. Para el debido fun-
cionamiento de este método, es imprescindible que el
ciudadano común, simplemente se deje conducir por
nuestro próximo líder.
LECCIÓN I
REGALE
Cualquier artículo que venga a su mente, le puedo
asegurar que para haberlo podido producir, sus fabri-
cantes no pudieron evitar el pago de su inevitable “cos-
to”, y necesariamente alguien tuvo que haber pagado
por él.

Un simple vaso de agua, por más barato o sencillo que


parezca, no hubiera sido posible ponerlo en su mano,
si antes alguien no hubiera realizado una serie de
erogaciones previas.

También se habrá percatado que nadie puede dar lo


que no tiene. Por decir, hasta lo que la comunidad re-
cibe “por cuenta del gobierno”, por fuerza tuvo que
haber salido previamente de los bolsillos de los pro-
pios contribuyentes, o bien, de sus recursos pre-
sentes o futuros.

Sin embargo, quiero hacerle una recomendación muy


importante: Si de verdad desea convertirse de manera
rápida en un ídolo popular, olvídese de estas conside-
raciones de índole económica, propias de contadores
o economistas. No vamos a permitir por una nimie-
dad de carácter económico, que sus aspiraciones polí-
ticas se vean limitadas, su público lo necesita, pero para
10 ALONSO GIOVANNINI

ello, antes debe identificarlo como alguien generoso


en grado extremo. A continuación le explicaré cómo.

Es cierto que hay sectores muy vulnerables en toda


colectividad, a los que en realidad se hará imprescin-
dible proporcionarles un apoyo económico pero, si sus
dádivas se limitan sólo a ese grupo restringido real-
mente necesitado, el consecuente “agradecimiento” o
reciprocidad política posterior, se recibirá en esa mis-
ma proporción, y eso, estimado alumno, no le convie-
ne en absoluto, ya que en su momento requerirá de
ellos.

Siendo así, buscará la forma de obsequiar algo al gru-


po social más amplio posible, para que su poste-
rior apoyo se le regrese en esa misma proporción. Si
alguien le dice que lo conveniente es que en forma
generalizada se incentive más bien el ahorro, para que
vayan autogenerando sus propios fondos, como pre-
visión de enfermedades, invalidez, vejez, etcétera, no
les haga caso, o declare ante los medios de comunica-
ción, que a Usted lo que le interesa es “el bienestar de
las mayorías”, planteamiento que pocos o nadie se
atreverá a cuestionarle.

Además, recuerde siempre que en la medida en que


haya más ahorro y desarrollo económico, habrá me-
nos necesidad de donaciones, lo que conlleva un gra-
ve riesgo: hace menos necesaria la labor de liberadores
MANUAL DEL POPULISTA 11

sociales como Usted y otros de mis demás lectores, lo


cual sería desastroso para sus proyectos de realización
personal.

Por tanto, ni siquiera trate en público sobre estos te-


diosos asuntos económicos, limítese a plantear ante
los medios algo que sin duda a la mayoría le parecerá
la solución más fácil y atrayente: Un regalo. Pocos se
atreverán a contradecirlo.

De momento los beneficiados no percibirán que su


donativo después les impactará por otra vía; ellos sólo
lo asociarán a Usted como una especie de mágico
solucionador de problemas, y eso es justamente lo que
pretendemos. Es indispensable que, entre otras cosas,
sea identificado como una persona dadivosa, que no
se detiene ante nada para prodigar recursos hacia sus
semejantes.

Por ningún motivo permita que el sentido común o


algún molesto asesor pretendan detenerlo. No impor-
ta que Usted ya sepa o le digan que la razón de ser de
la economía es justamente que todos y cada uno de
los recursos que nos rodean se disponen en cantida-
des limitadas o finitas, y, en consecuencia, el no propi-
ciar su crecimiento o no tener cuidado con ellos, con
seguridad perjudicará a cualquier comunidad del pla-
neta.
12 ALONSO GIOVANNINI

¿Por qué entonces le pido que proceda así? La razón es


muy sencilla, recordará que en páginas anteriores le
había expuesto que debemos hacer una importante se-
paración: Una cosa será su objetivo político personal y
otra completamente diferente el bienestar de su colec-
tividad. Si en realidad desea alcanzar su meta, no ten-
ga escrúpulos para llevar a cabo la separación menciona-
da, y deseche de inmediato cualquier otra consideración.

Tome en cuenta que no le estoy pidiendo que done


algo de su patrimonio personal, sino que haga uso de
su astucia: Si aún no se encuentra ahí, consígase un
cargo público de cierta importancia, para que pueda
mostrarse verdaderamente pródigo, y sus dádivas pue-
dan ser discretamente tomadas de las propias arcas
públicas, así alcanzará la aspiración máxima de todo
donante, ser él mismo el beneficiado, y que el conse-
cuente costo sea cargado a la comunidad.

Y le reitero que, como nadie —ni el mismo gobier-


no— puede obsequiar algo si previamente no lo ha
extraído de algún sitio, para hacerse de recursos a ob-
sequiar, siga el camino más sutil, —aunque no el úni-
co— incremente la deuda pública, así no sentirán de
momento el impacto económico. Ni de broma piense
en aumentar impuestos en forma generalizada, ya que
ello propiciaría rencor de parte de sus conciudadanos,
ya que verían que lo que les da con una mano, se lo
quita con la otra.
MANUAL DEL POPULISTA 13

Si opta por incrementar el endeudamiento, el proble-


ma se limitará después a saber culpar a algún elemen-
to interno o externo por dicho incremento, para que
su imagen pública no se vea perjudicada.

Analice cuidadosamente el caso de dos muy destaca-


dos alumnos de enseñanzas similares a las de este
manual, y que gobernaron México de los años 1970 a
1982,1 cuya actuación generó tal elevación en la deu-
da pública, como jamás la hubo en toda la historia del
país, ni siquiera en períodos de guerra con otras na-
ciones, hecho que se convirtió en un lastre fenomenal
para las generaciones siguientes.

Si saca como corolario que a fin de cuentas, bastante


caras resultan las dádivas, tampoco me negará que
después de cierto tiempo —como fue el caso de los
dos políticos citados— ese problema salió de sus ma-
nos, ellos tranquilamente terminaron sus gestiones, se
fueron a sus casas y el adeudo adquirido por ellos de-
bió ser añadido a la deuda nacional, pero lo más rele-
vante fue que su objetivo político inmediato —que es
lo que a fin de cuentas nos importa— fue plenamente
alcanzado. ¿No le parece genial?

1
Sexenios de los Presidentes Luis Echeverría Álvarez y José López Por-
tillo. Información sobre la DEUDA PÚBLICA DE MÉXICO, Biblioteca
del BANCO DE MÉXICO, S.A.
14 ALONSO GIOVANNINI

Usted debe seguir una política similar, nadie debe iden-


tificarlo como un político puntilloso o limitado en sus
dádivas, ya que ello lo limitaría enormemente en los
propósitos descritos por este manual. No lo olvide, el
adquirir la imagen del político generoso, que extiende
sus bondadosas manos hacia todo aquel que lo solici-
ta, debe convertirse en uno de sus objetivos primor-
diales, y debe llegar a ser uno de los aspectos más re-
presentativos de su imagen pública.
LECCIÓN II
DIVIDA
Una de las primeras labores a ser realizadas por un
esforzado redentor social es hacer sentir a sus seme-
jantes que su gestión liberadora es poco menos que
imprescindible.

Sin embargo, hacer que tengan esa percepción en una


comunidad perfectamente integrada y armónica es algo
muy difícil de lograr, ya que, en un sitio así, los
liberadores sociales son considerados como no indis-
pensables.

Sin embargo, tomando en cuenta que los avispados


políticos como Usted se preocupan no sólo por apro-
vecharse de un determinado escenario político, sino
por acondicionarlo cuando no reúne todos los elemen-
tos necesarios, es conveniente hacer uso de su astucia
y sembrar un poco de discordia, ya que ello ayudaría
a sus propósitos.

Si bien no será recomendable ni siquiera mencionar,


como en las pasadas décadas, el término “lucha de
clases”, —ya que hoy en día ese lenguaje resulta ob-
soleto y hasta ridículo— existen otras fórmulas para
conseguir más o menos lo mismo.
16 ALONSO GIOVANNINI

Tenga siempre muy presente que quien se sienta po-


seedor de una misión especial a realizar, opera no tan-
to sobre el campo de lo real, sino sobre lo que le pa-
rece real a la mayoría. Y créame, siendo obser-
vadores, siempre encontraremos formas de sacarle
jugo a cualquier cosa que parezca poseer alguna
divergencia social, y pueda exacerbar el divi-
sionismo.

Por ejemplo, si en la zona a ser liberada existen unos


ciudadanos que tengan un color de la piel diferente,
ahí tenemos un hermoso filón que puede aprovechar,
argumentando divergencias étnicas o raciales, lo mis-
mo si tienen costumbres o religiones distintas, si hay
posibilidades económicas diferentes, y lo mismo con
una amplia gama de condicionantes sociales.

El salvador social que no posea un ojo agudo podría


estar desperdiciando un gran potencial político, si no
se vale de todos los elementos socioculturales suscep-
tibles de ser presentados como elementos “diferen-
ciadores”, ya que ellos deben ser capitalizados para
sus propósitos.

Permítame que le exponga el caso de cómo podemos


proceder con respecto a las “diferencias étnicas”. Es
cierto que la dificultad, para fundamentar una diver-
gencia de esta naturaleza, cada día se hace más com-
plicada, ya que con los últimos descubrimientos cien-
MANUAL DEL POPULISTA 17

tíficos del mapa del genoma humano,2 quedó de-


mostrado que todos los humanos que habitamos el
planeta Tierra, procedemos del mismo origen,3 y ha
puesto de relieve en forma incontrovertible que las ca-
racterísticas externas, no son sino meras consecuen-
cias del clima, alimentación y otros condicionantes a
lo largo de muchos milenios.

La verdad es que deberían prohibir este tipo de inves-


tigaciones científicas, ya que eso obstruye en forma
importante la labor de los liberadores sociales como
Usted, y reduce drásticamente su campo de acción.

2
Mapa del GENOMA HUMANO. De acuerdo con estas importantísimas
investigaciones que representan un hito histórico comparable a la llega-
da del hombre a la Luna, se pudo comprobar que todos los humanos
procedemos del mismo origen, y no sólo eso, sino que cada individuo
comparte en un 99.99 por ciento el mapa genético con el resto de la
humanidad. En virtud de ello, se da la paradoja de haber encontrado
más semejanzas —genéticamente hablando— entre personas de gru-
pos “étnicos” diferentes, que entre individuos de una misma “raza”. En
consecuencia, según uno de los científicos participantes en esta investi-
gación, Svante Paabo, queda respaldada en forma sólida la tesis de un
planeta y humanidad como partes de un mismo conjunto.
http://comunidad.vlex.com/dergenetica/declunigenomaDDHH.htm/
www.ondasalud.com
3
De acuerdo con las investigaciones realizadas hasta este momento,
todos los seres humanos que habitamos el planeta, procedemos del mis-
mo ancestro genético, el Australophitecus Africanus. Tesis fundamenta-
da en los siguientes autores: Charles Robert Darwin El Origen de las
especies (1859), y La descendencia humana (1871); Luis Leakey La
edad de piedra en África (1936), así como estudios diversos sobre An-
tropología física y social de Enciclopedia Encarta.
18 ALONSO GIOVANNINI

Que bueno que no hace muchas décadas, otro


destacadísimo discípulo de enseñanzas similares a las
de este manual, Adolfo Hitler, basado en investigacio-
nes superficiales,4 sí pudo valerse en forma admirable
de esas apariencias, clasificándolas como “diferencias
raciales”, fundamentando su discurso político en que
la “raza aria” era superior y estaba destinada a regir el
planeta, hecho que, sorprendentemente, fue aceptado
por muchos.

Pero no se preocupe, hoy en día, aunque se cuente


con mayor conocimiento científico para echar por tie-
rra esas tesis, no todo está perdido. Los descubrimien-
tos citados de antropolología física no nos han acaba-
do del todo, por el sencillo hecho que no son conoci-
dos por la comunidad completa. Como le menciona-
ba, Usted debe moverse en el campo de las aparien-
cias, y debe estar contento que todavía pueda hacer
mucho en este sentido. Cuando se den cuenta que las
cosas no eran como les dijo, Usted ya habrá incluso
terminado con su trascendental misión social.

4
Varios escritores racistas de esos años se basaron en los textos de Joseph
Arthur de Gobineau, (1816-1882) quien bajo investigaciones superfi-
ciales y sin fundamento científico alguno, expuso en su libro Ensayo
sobre las desigualdades humanas (1853) que el destino de la humani-
dad estaría determinado por la “calidad de la raza”, sosteniendo que la
raza “aria” era superior a todas. Enciclopedia Compton.
MANUAL DEL POPULISTA 19

Una vez que se han creado algunas divisiones de este


tipo, —cosa que no le resultará complicada— el paso
siguiente será proclamarse defensor del grupo que le
pueda aportar mayores ventajas. Si su objetivo inme-
diato es obtener su voto, obviamente escogerá al gru-
po más numeroso, haciéndoles creer que en Usted en-
contrarán a su más ferviente defensor.

Otra forma de crear divisiones será mediante la cues-


tión cultural. Si existen diferentes usos o costumbres,
aquí cuenta con otra importantísima veta que debe
aprovechar, orientándose hacia lo “autóctono”.

Afortunadamente no es un hecho muy conocido,


—sobre todo entre ciertos segmentos sociales— que
la cultura e inventos son verdaderamente universales,
donde no sólo por decir los radios, relojes, anteojos,
medicinas, computadoras, automóviles, televisiones,
brújulas, religiones, aviones, etcétera, proceden de una
amplia diversidad de países, sino que hasta los ele-
mentos más sencillos de la vida cotidiana como son
los zapatos, calcetines, ropa interior, botones, estam-
bres, tijeras, camisas, sombreros y otros muchos vinie-
ron a nosotros de todos los rincones del globo.

Se convencerá cómo ya en la práctica, para exacerbar


los regionalismos, no hay que preocuparnos tanto de
los hechos reales, sino de las percepciones más comu-
nes, que debe acentuar lo más que pueda. Y como
20 ALONSO GIOVANNINI

cada uno sentimos nuestra tierra natal y costumbres


como algo especial y único, busque explotar este sen-
timiento de “originalidad”, obviamente constituyéndose
Usted y su grupo como sus defensores más aguerridos.

Otra vía que puede resultar muy convincente será sa-


carle jugo a las diferencias económicas. Si no está com-
pletamente convencido de hacer uso de esta argucia,
le recuerdo que nuestra óptica debe ser diferente, y,
créame, aquí tenemos un camino muy aprovechable,
siempre y cuando sea capaz de respetar las siguientes
reglas:

Cuando hable de “pobreza”, preséntela como una ca-


lamidad en sí misma. No vaya a cometer el error de
exponerla como lo que es, una mera consecuencia,
o sea, como los efectos combinados de una serie de
factores como son falta de preparación adecuada, au-
sencia de empleos apropiados, deficiente planeación
familiar, carencia de valores y otros elementos nega-
tivos.

Es mi deber advertirle que si comete el error de seña-


lar las auténticas causas de la pobreza, automáti-
camente la mayoría se volcará a tratar de corregirlas, y
con ello corre el riesgo de salir sobrando. Así que muy
atento con lo que propone, sólo destaque su patético
estado de postración social, e incluso, en forma
subliminal, hágalos sentir como “víctimas” de algún
MANUAL DEL POPULISTA 21

otro grupo social, para luego, presentarse Usted mis-


mo como la gran solución.

Otro peligro a que se enfrentan los liberadores socia-


les, es que después de cierto tiempo de aplicar su es-
trategia, las divergencias se acentuarán en grado ex-
tremo, por lo que percibirá un ambiente social muy
inestable y casi explosivo. Será increíblemente fácil que.
entre los grupos sociales que dividió, ocurra cualquier
incidente, como esos que desgraciadamente suceden
en toda comunidad, y no se imagina la que se va a
armar.

Muchos en ese momento lo señalarán como el cau-


sante de esos enfrentamientos, pero si actúa hábilmen-
te, puede incluso capitalizar ese hecho a su favor. Pre-
sente ese evento como una clara demostración de
la necesidad de haber dividido a esa comuni-
dad, sin dejar hacerles ver que por eso Usted se en-
cuentra ahí, para defenderlos de semejantes injusticias.
¿Qué le parece? ¿Verdad que no es tan complicada su
nueva actividad liberadora?
LECCIÓN III
ROL DE VÍCTIMA
En más de alguna ocasión habrá escuchado el refrán
siguiente: “Quieres que te reconozcan tus cualidades,
muérete”. No es que pretenda prescindir de Usted, mi
incipiente alumno, sólo quiero ponerle de relieve que
a veces las reacciones sicosociales son muy curiosas, y
despiertan una especie de simpatía espontánea hacia
“la víctima”. Hay quienes, conocedores de este fenó-
meno, buscan obtener cierto favor de quienes los ro-
dean, mediante un pequeño truco: Provocan en for-
ma deliberada que los demás sientan algún tipo de
conmiseración hacia ellos.

Observe cómo esa conmiseración no la obtiene por lo


regular el “ganador”, sino la víctima o el “perdedor”,
por tanto, si quiere llegar lejos en el campo que hoy
nos ocupa, debe saber aprovecharse de esta singular
característica social. Cuando se procede en forma de-
liberada y con este propósito específico, no cabe duda
que es una forma tramposa de aprovecharse de los
sentimientos ajenos, aunque la mayor parte de las ve-
ces resulta útil para los propósitos buscados, y eso es a
fin de cuentas lo que nos importa.

Si aún quiere ir más lejos, y convertirse en un auténti-


co maestro de estas artes, explotando esta situación a
24 ALONSO GIOVANNINI

grado extremo, sólo añada una cierta dosis de “heroís-


mo” y verá que los resultados serán impresionantes.

Pero, ¿cómo lograrlo? ¿Qué hacer si estas deseadas


circunstancias no acuden en forma espontánea a su
vida? ¿Cuánto podría esperar?

Nada de esperar, mi querido discípulo, todo liberador


social que no cuente con las circunstancias apropiadas
para su trascendental labor, simplemente las fabrica.
No va a privar al pueblo de los beneficios de su misión
salvadora por culpa de un simple hecho fortuito, que
se niega a venir a Usted.

La forma de hacerlo será en realidad sencilla, ya lo


verá. Por ejemplo, si en este momento está desempe-
ñando un puesto público, no respete la normatividad
vigente en algún punto, con lo cual le deja a la Autori-
dad superior dos alternativas, o lo deja actuar ilegal-
mente, con lo cual creará un precedente pésimo hacia
toda la comunidad, ya que una sociedad sin respeto a
las leyes está poco menos que perdida, o, aquí viene
lo bueno, lo somete a ella, con lo cual lo colocará en
una posición ventajosa para lo que pretende.

Pero atención, no quiero decir que toda persona fuera


de la ley automáticamente se convierta en una especie de
mártir, ya que si así fuera, le aseguro que muchos ya se
nos hubieran adelantado bastante en este propósito.
MANUAL DEL POPULISTA 25

Afortunadamente para Usted, la explotación de esta


característica social, no será tan sencilla para el ciuda-
dano común, pero no en su caso, ya que será fácil si
sigue los siguientes pasos: Lo primero que debe cuidar
es que la cúpula del grupo que espera obtener algún
tipo de beneficio de Usted si asciende a un puesto más
alto, posea la suficiente cohesión, sean también ambi-
ciosos y estén incondicionalmente de su parte, incluso
adviértales el paso que piensa dar y los riesgos que se
corren.

Luego, tenga el cuidado de infringir la ley en algún


aspecto que el gran público considere como “no gra-
ve” o secundario, y sobre todo, que parezca que pro-
cedió así para beneficiar a algún grupo específico.

Hago hincapié en que no se me vaya a ir a los extre-


mos, como Adolfo Hitler,5 cuando andaba por los mis-
mos pasos, incurrió en una importante transgresión a
la ley, por lo que este personaje fue recluido en la cár-
cel, lo cual le valió arroparse por el momento con la
deseable vestimenta de víctima, hecho que le acarreó
un poco más de simpatía para su causa por un sector
de su pueblo, circunstancia que incluso hasta aprove-
chó para escribir un libro, donde plasmó su doctrina.

5
Derivado de los acontecimientos ocurridos en Noviembre de 1923,
Adolfo Hitler fue condenado a 5 años de prisión, de los cuales única-
mente cumplió 9 meses. Enciclopedia ENCARTA.
26 ALONSO GIOVANNINI

No llegue a esos extremos, podría fallarle el asunto, lo


que pondría en riesgo todo su proyecto.

Y ya por último, estudie mucho su posterior discurso


ante los medios, para que entre otras cosas exponga ante
ellos, que no ha sido sino una especie de víctima ino-
cente, de una confabulación perfectamente orquestada,
por todos aquellos enemigos de las causas populares
que representa. Eso es todo lo que tiene que hacer en
lo que a este punto se refiere, lo demás vendrá en for-
ma automática, sólo debe esperar un poco.
LECCIÓN IV
PROPUESTAS CIUDADANAS
Estoy convencido de que ya ha observado que la ex-
traordinaria capacidad conjunta de juicio de toda co-
lectividad no tendrá punto de comparación con las li-
mitadas posibilidades de sólo un grupo.

La razón es muy simple, no es comparable la capaci-


dad de análisis de 10 o 20 personas, por más capaces
que pudieran ser, con los millones de ciudadanos que
se encuentran allá afuera, los cuales tendrán una pers-
pectiva diferente. Su visión será otra no solamente
porque es a ellos a quienes les corresponde hacer fren-
te a las dificultades tramitológicas diseñadas por la ad-
ministración pública, sino porque, al atender infinidad
de problemas inherentes a sus actividades, adquieren
una perspectiva única.

Siendo así que un funcionario público, en verdad efi-


ciente, será receptivo a las sugerencias ciudadanas, para
analizarlas concienzudamente, con el objeto de poder
seleccionar y aprovechar aquellas que en realidad sean
de utilidad común.

Sin embargo, por más razonable que esto pudiera pa-


recer, por una serie de razones que le expongo a conti-
nuación, la visión propuesta en este manual no coinci-
28 ALONSO GIOVANNINI

de en absoluto con esta forma de pensar; por lo tanto, le


pido que no caiga en esa trampa, mucho cuidado con tra-
tar de hacer innovaciones, aunque puedan ser de utilidad.

Para un esforzado servidor público —como los de-


más deben creer que es Usted— que desde hace mu-
chos años ha sentido esa gran atracción por “el po-
der”, y por ello aspira tener el orgullo de llegar a sen-
tarse en la silla presidencial, para Usted precisamente,
las cosas se deben contemplar desde otra perspectiva
muy diferente. Puede parecerle extraño pero no es así,
le diré el porqué.

Mire, por más buena que aparente ser una propuesta


ciudadana, la posición suya debe ser no arriesgarse,
ya que aunque reciba ideas prácticas, su aplicación
conlleva un cierto riesgo, lo cual de ninguna manera le
conviene, y lo mismo hará con todo lo que al menos
parezca amenazar su acariciado sueño.
La razón es muy sencilla: Como en cualquier proceso
de cambio o mejora, pueden presentarse ciertas difi-
cultades en su aplicación, eso nos complica, ya que
puede representar algunas trabas en su camino y para
colmo, le hará perder tiempo en la planeación de las
actividades políticas de sus proyectos personales.
Por si fuera poco, los beneficios de las innovaciones,
podrían reflejarse en otra administración que no fuera
la suya, —imagínese— por lo tanto, quiero pedirle que
MANUAL DEL POPULISTA 29

se vaya por lo seguro, limítese a hacer los cambios in-


dispensables y, de ser posible, no haga ninguno. Su
futuro como liberador social no debe exponerse al más
mínimo riesgo.

Le expongo un caso: Hace varios años, alguien sugirió


que para el cobro de impuestos, se dejara a elección
del contribuyente, la posibilidad de efectuar un simple
pago único mensual de un 7 por ciento sobre los in-
gresos brutos recibidos durante ese período, con lo cual
el ciudadano que eligiera esa alternativa, evitaría todo
el engorrosísimo cálculo de deducciones, depreciacio-
nes, amortizaciones, costo de ventas y una intermina-
ble cadena de obligaciones y trámites.6

Quien lanzó esta propuesta hacía notar que su interés


no era tanto que se implementara su sugerencia en
particular, sino que se sometiera a un concurso nacio-
nal la presentación de un proyecto simplificado y expe-
dito para facilitar el pago y cobro de impuestos, y que
se le ofreciera al ganador la posibilidad de recibir un
reconocimiento académico y un premio en numerario.

6
En un país como México, todo ciudadano o empresa, para el desem-
peño de sus actividades, pueden estar sujetas a más de 800 disposicio-
nes de carácter laboral, mercantil, fiscal, ecológico, aduanero, sanitario,
habitacional, de seguridad social, metrología y normalización diversa.
Ellas deben ser subsanadas a nivel federal, estatal y municipal. “Catálo-
go General de obligaciones empresariales” Ediciones ISEF 1997, de Iván
Rueda Heduán y coautores.
30 ALONSO GIOVANNINI

¿Se imagina la cantidad de propuestas prácticas que


podrían haberse recibido? ¿Cree que de entre todas
ellas, alguna podría resolver el problema? ¿Cuántos
miles de millones de dólares o millones de horas hom-
bre podrían haberse ahorrado, los cuales hubieran sido
canalizados hacia otras actividades en beneficio del
país?

Las mismas autoridades estaban convencidas que si


recibían propuestas tanto del público como de despa-
chos especializados a través de un concurso nacional,
podrían darse el lujo hasta de elegir de entre todas
ellas, el proyecto más viable, sencillo y práctico que no
sólo incrementaría en forma sustancial la base de cau-
santes y la consecuente recolección de impuestos, sino
que, además, mejoraría el desarrollo económico del
país, al evitar la pérdida innecesaria de tiempo, tanto
por parte de los contribuyentes, como de las propias
autoridades.

Sería innegable el beneficio para todos, ¿no? Pero in-


sisto, y perdóneme que sea reiterativo, el enfoque de
un funcionario público como Usted, debe ser diferen-
te. Como prueba analice el resultado final del caso ci-
tado en párrafos anteriores, ¿sabe que se hizo con esa
propuesta? Absolutamente nada. Se dijo que la ley y
la tramitología ya estaban lo suficientemente simplifi-
cadas, pero Usted y yo sabemos que alguien juzgó que
MANUAL DEL POPULISTA 31

no valía la pena arriesgarse, aunque los resultados


hubiesen sido benéficos para todos, incluyendo al pro-
pio Gobierno.

Aquí tiene Usted un ejemplo de un actuar que, si bien


no fue el adecuado, al menos fue “seguro” para el fun-
cionario que tomó esa determinación. Usted debe pro-
ceder de forma similar, no se arriesgue en nada, aun-
que eso sí, atienda las demás recomendaciones de este
manual, para que su ascenso hacia el poder continúe
por el paso en que va.

Las personas que descuidan esta regla no escrita de la


burocracia, hasta llegan a afectar a otros funcionarios
públicos, con lo que pierden “amigos” y otros incon-
venientes. Por todo ello y en resumen, mi querido pró-
cer en ciernes, le ruego no se pase de listo, y no olvide
nunca que su objetivo personal no tiene por qué po-
nerse en juego, más vale irse por lo seguro, aunque
bien sepa que no es lo mejor.

Si hay algo que deba cambiarse, que lo hagan otros


menos astutos que Usted, que está consciente que los
intereses de la colectividad y sus metas de tipo perso-
nal, no necesariamente tienen qué ser coincidentes.
LECCIÓN V
ACTUACIÓN ANTE LOS MEDIOS
Si el público comete el error imperdonable de no to-
marlo muy en cuenta, —lo cual sería dramático—
debe hacer uso de su astucia de forma inmediata para
que rectifique, recuerde que el ciudadano común no
sabe, como Usted, lo que le conviene, y no se da cuenta
de lo que puede perderse, si no emplea mucho de su
tiempo pensando en su persona como una opción
política.

¿Qué haríamos ante esa indiferencia de sus eventuales


votantes? Antes que nada, déjeme decirle que eso no
es motivo de alarma, todo tiene solución. Si la merca-
dotecnia ha sido capaz de hacer que se consuman tan-
tos productos chatarra, bebidas endulzadas e infinidad
de artículos diversos que muchas veces no sólo no sir-
ven sino que dañan, con mucha mayor razón podría-
mos conseguir que un destacado funcionario como
Usted ocupe un lugar preponderante entre el público.

Por tanto, créame que es posible confeccionarse la


imagen deseada, aunque eso sí, para ello debe apren-
der a realizar un manejo eficaz de los medios. Sin em-
bargo, implementar una campaña de esta magnitud le
costaría una verdadera fortuna. Pero para eso esta-
mos aquí, para sugerirle otras opciones viables.
34 ALONSO GIOVANNINI

La primera sugerencia es valerse de una curiosa parti-


cularidad que opera en muchos medios de difusión, y
que le expongo a continuación. Le confieso que no he
conocido a ningún redentor social exitoso, que no haya
sabido explotar muy bien esta característica de la co-
municación. Como estoy hablando ante una persona
muy perceptiva, creo que un simple ejemplo bastará.

En la cobertura informativa de un evento tal como una


olimpíada, la mayoría de los medios, —salvo honro-
sas excepciones— procederá de la siguiente forma en
un día cualquiera: Si gracias a su esfuerzo de muchos
años, veinte participantes obtienen medalla de oro, y
al mismo tiempo hubo un suceso considerado como
insólito, por decir si un competidor tropezó y cayó, se
salió de su carril o se drogó, ¿cuál nota cree que mere-
cerá el sitio preponderante en esos medios? El que
actuó de forma inusual, o sea, el que dio “la nota”.

Hay que reconocer que no podemos culpar totalmen-


te a esos medios por proceder de esta forma, ya que
ellos buscan capturar la mayor audiencia posible, y
como la atención de un amplio sector poblacional está
orientado hacia este tipo de sucesos, los medios tan
solo son intérpretes de esa tendencia y la persiguen,
aunque ello sea muchas veces en detrimento de lo que
en realidad es trascendente. Usted mismo conocerá
infinidad de temas cruciales, a los que no se les asigna
mayor atención.
MANUAL DEL POPULISTA 35

Pero como su objetivo será estar presente el mayor


tiempo posible en los medios y que su público “no lo
olvide”, lo primero será aprovechar cuanto foro pue-
da, —si no existe, invéntelo— para estar “informan-
do” a menudo a la ciudadanía sobre cualquier cosa, y
luego, para facilitarle la labor a ese sector mediático
específico que busca “la nota”, contribuya con sus
palabras, gestos o acciones a que “cumplan con su
tarea”.

Si para ello se ve obligado a atacar otras autoridades,


realizar discursos “pintorescos”, cometer disimulados
errores de dicción o hasta efectuar actos un poco
aberrantes, no se detenga. Le aseguro que procedien-
do así, casi siempre estará en primera línea en muchos
medios.

No se preocupe si por su actuar “folclórico” se pierde


el sentido de respeto a la autoridad por parte de la
ciudadanía, lo importante, como sabe, es alcanzar su
objetivo personal, confiemos que en el futuro otros pue-
dan recuperar la Institucionalidad.

Otra forma mucho más sencilla de estar presente en


los medios de comunicación, es a través del tiempo
pagado. Hay que aprovecharse de la circunstancia de
que en una ciudad, estado o país grande, será tam-
bién grande la cantidad recolectada vía impuestos,
derechos y créditos recibidos, y consecuentemente, con
36 ALONSO GIOVANNINI

o sin Usted, serán también gigantescas las obras que


será necesario efectuar.

Pero una vez que hayan sido concluidas, tendrá una


maravillosa oportunidad de “anunciarlas”, aunque lo
importante es que al hacerlo, le dé un enfoque muy
especial.

Ni siquiera deberá advertirles a los publicistas, que si


desean obtener el respectivo contrato, lo relevante será
conseguir la proyección de su imagen pública, ya
que Usted se encuentra en una posición privilegiada
para tácitamente exigir tal cosa, ya que es “Usted” quien
paga, —aunque en realidad quien pagará será el pue-
blo— pero estos despachos sólo verán su persona, y
créame, harán lo que le conviene.

Al inaugurar por ejemplo un puente, no se le vaya a


ocurrir mencionar que esa obra fue posible gracias a la
contribución de los ciudadanos, ni tampoco gracias al
esfuerzo conjunto de todos los técnicos, obreros y de-
más personal que colaboró ahí, el público debe guar-
dar preponderantemente en su subconsciente una ima-
gen sonriente y amable suya, para que lo recuerde
como una especie de benefactor muy especial. Y, créa-
me, a base de repetir este tipo de mensajes, su público
no podrá pensar en otra cosa más que en lo que Usted
quiere.
MANUAL DEL POPULISTA 37

Si bien hay cosas para destacar, hay otras para ocultar:


Si para el desarrollo de esa obra tuvieron que contra-
tarse créditos, ni por asomo se le vaya a ocurrir citarlo,
el mensaje sólo debe inspirar agradecimiento de todos
hacia su persona, y no un odioso recordatorio de que
ahora se ha incrementado la deuda comunitaria.

Tampoco es conveniente entrar mucho en detalles so-


bre el costo o pormenores de esa obra, ya que si no
realizamos adecuadamente el proceso de licitación ante
todas las constructoras confiables, no faltaría un entro-
metido que destaque alguna irregularidad en el otor-
gamiento del contrato, descubra que el costo es supe-
rior al del mercado o cuestione aspectos técnicos.

Las normas que existan por las cuales esté obligado a


presentar ciertas cuentas, debe subsanar esta obliga-
ción presentando la información a bombo y platillo,
aunque elaborada de tal forma globalizada o indesci-
frable, que ni el más hábil financiero pueda dilucidar-
la. Créame que si no atiende también esta recomen-
dación puede tener muchos problemas.

En suma, es tan importante el manejo de los medios,


que si no está seguro de poder seguir fielmente mis
indicaciones, debe contratar, —también con cargo al
erario— alguna agencia especializada en ello, para
que permanentemente le asesore. Su público no pue-
de perderse la extraordinaria oportunidad que tiene
38 ALONSO GIOVANNINI

ahora, que sea Usted quien los dirija, ventaja que po-
drían perder tan sólo por no poder manejar bien su
imagen. ¿No le parece?
LECCIÓN VI
SELECCIONE LA
OBRA PÚBLICA
Hablando en términos generales, una de las limitantes
más importantes de todo servidor público, no solamen-
te en el momento presente sino a todo lo largo de la
historia, ha sido el hecho de no disponer de toda la
cantidad de recursos que se hubiese querido.

No crea que esta carencia limitó únicamente a los líde-


res que tuvieron un auténtico interés de mejorar a su
pueblo, sino también a todos aquellos que desearon
realizar grandes obras, movidos sólo por el profano in-
terés de ser considerados como grandes “benefactores”.

Así que todo aquel que desempeñe un cargo público,


no debe sentirse “único” al padecer cierta clase de li-
mitación presupuestal, ya que ésta ha sido el común
denominador de todo dirigente en cualquier país, épo-
ca o nivel.

Pero circunscribiéndonos a su caso particular, que en


este momento siente tener posibilidades de alcanzar lo
que el destino le tiene predestinado, un país a ser libe-
rado, debe afinar mejor su puntería.
40 ALONSO GIOVANNINI

Como el puesto que ocupa ahora no es más que un


mero trampolín para lo que será el cumplimiento de
su sagrada misión, —dada la limitante presupuestal ci-
tada— su actuación debe ser especialmente selectiva,
como se la describiré a continuación.

Si contase con una inagotable cantidad de recursos,


no tendría que verse obligado a elegir entre varias op-
ciones, pero como no es el caso, para que el público
pueda percatarse de lo que podría perderse si no lo
elige, escoja las obras que destaquen, no buscando
tanto que sean útiles, sino que llamen la atención y
puedan ser apreciadas por todos, por ello, ubíquelas
muy a la vista, en las avenidas o vías más transitadas,
para que cada una de las personas que pasen por ahí,
estén recibiendo un silencioso aunque efectivo “recor-
datorio” de su destacada labor.

Y como “elegir es sacrificar”, tendrá que restringir aque-


llas obras que no luzcan porque van “enterradas”, como
será el caso de incrementar y mantener las redes de
agua potable, aumentar el abastecimiento de ese vital
líquido, atención y crecimiento de redes de drenaje,
transporte subterráneo, pozos de absorción de agua
pluvial, bacheo y otras muchas cosas, pero ni se pre-
ocupe por limitar estos renglones, ya las harán otros
menos listos que Usted, que no se percaten del gran
significado de la misión en que se encuentra inmerso.
MANUAL DEL POPULISTA 41

Estoy de acuerdo con Usted en que por cuestiones de


contaminación, la relación entre personas desplazadas
y espacio ocupado, consumo de energéticos y otros
inconvenientes más, la transportación futura mayori-
taria en las grandes ciudades, será mediante la crea-
ción de un transporte público eficiente,7 por ello, sería
indispensable hacer crecer la infraestructura del mis-
mo, pero este proyecto, aunque vital para la ciudad,
adolece de un defecto grave: No luce mucho y podría
quedar concluido fuera de su período. No quiero ser
reiterativo, pero lo que no luzca ahora no le sirve; que-
da fuera de sus planes.

7
En un carril de circulación de una vía rápida, donde caben 10 automó-
viles en fila, si cada uno de ellos lleva 2 pasajeros, se estarán desplazan-
do únicamente 20 personas. En ese mismo espacio, podrían circular 4
autobuses con alrededor de 170 personas sentadas, o sea, existe una
proporción de 8.5 a 1. Siendo así que tan solo 4 autobuses transportan
el equivalente a 85 automóviles, los cuales ocuparían mucho mayor
espacio, e incrementarían de forma sustancial el consumo de combusti-
ble y contaminación.
Por eso, los especialistas coinciden en que el futuro del auto en las gran-
des ciudades deberá irse restringiendo, cediendo espacio a un transpor-
te público cada vez más eficiente y cómodo.
Como será el caso del tren subterráneo, donde las ventajas serán aún
mayores, ya que el desplazamiento será mucho más económico y
confiable.
Si opta por crear ciclopistas, aunque sean muy baratas y extraordinaria-
mente útiles para un muy amplio sector poblacional, en lugar de diseñar
una amplia telaraña de ellas por toda la ciudad, sólo hágalas en zonas
turísticas o muy visitadas, no importa que no sean diseñadas en forma
segura o práctica, así quedarán obligados a usar las vías tradicionales y
tendrán más oportunidad de admirar sus obras.
42 ALONSO GIOVANNINI

En cambio, en los sitios turísticos y de mayor circula-


ción, esmérese sobremanera, incluso hasta flores ubi-
que ahí, —son baratas comparadas con la demás in-
fraestructura requerida— le aseguro que esos detalles
quedarán firmemente grabados en la memoria tanto
de sus propios gobernados, como en la de los visitan-
tes, así se darán cuenta de lo que pueden perderse si
no lo eligen para un puesto más elevado.

Y, por último, para justificar la carencia de las obras no


ejecutadas, mantenga en reserva alguna evasiva que
pueda ser más o menos creíble para la mayoría, y pue-
de aprovechar —“matando varios pájaros de un solo
tiro”— para culpar a algún grupo rival, señalándolo
como el verdadero responsable de su omisión.
LECCIÓN VII
APADRINE “CAUSAS
POPULARES”
No podemos ni siquiera imaginarnos a un esforzado
líder social, —como esperamos que sea Usted pron-
to— que no se vea a menudo rodeado de grandes
multitudes que lo aclamen.

Sin embargo, aún los salvadores sociales requieren cier-


ta ayuda; por eso, estamos a su lado para aconsejarle.
Le adelanto que no es tan complicado como parece,
sobre todo en países en vías de desarrollo como el
nuestro.

El primer paso sería identificar algún sector de la po-


blación que posea un sentimiento o animadversión —
fundamentado o no— en contra de algo. Luego, debe
convertir esa “causa” como suya, hasta lograr que lo
tomen como su representante o defensor, ya que así,
ese grupo humano casi en su totalidad, quedará
automáticamente sumado a su proyecto.

Si está siempre muy alerta para ir ubicando sectores


inconformes para atraerlos hacia su causa, por doquier
encontrará grupos susceptibles de ser aprovechados,
le expongo el siguiente caso:
44 ALONSO GIOVANNINI

Como hace pocas décadas la “expectativa de vida”


era de alrededor de 65 años, y ahora afortunadamen-
te se desplazó hasta los 75, y continúa creciendo, es
obvio que será imprescindible en consecuencia, otor-
gar algunos incentivos para elevar proporcionalmente
la “edad jubilatoria”, en un porcentaje similar a como
se incrementó la primera.

Está a la vista que si decidiéramos —a pesar de esa


transformación demográfica que afortunadamente se
dio— dejar estática la edad en que nos jubilamos, pro-
vocaría que cada vez hubiera más personas que pasa-
sen más tiempo jubiladas, que el que emplearon labo-
rando.

Visto desde otro ángulo, si optáramos por dejar inmóvil


la edad “jubilatoria”, equivaldría a realizar una jubila-
ción anticipada, por el sencillo hecho de que el patrón
sociodemográfico se modificó, tan sencillo como eso.

Y una jubilación anticipada perjudicaría antes que a


nadie a los propios jubilados, ya que la inactividad les
dañaría más que el normal desempeño de su especia-
lidad. Paralelamente, sería un desperdicio absurdo de
todo el caudal de experiencia acumulada, debilitaría
la economía de todos, hecho que repercutiría hasta en
el mismo sector “jubilado”, ya que si la productividad
total disminuye, por fuerza nos impactará a todos, in-
cluyéndolos a ellos.
MANUAL DEL POPULISTA 45

Sin embargo, muchos no lo verán así, sino como un


mero “atentado a sus derechos”, y como Usted es más
listo todavía, se enfocará a tratar de sacarle jugo a esta
coyuntura social, por lo que procederá a exacerbar
aún más toda animadversión a esta transformación.
Al cabo si las pensiones por jubilación se hacen prácti-
camente impagables, ya será problema de otros y no
de Usted.

Incluso si alguno de sus asesores le insiste en que ac-


tuar así sería inadmisible desde el punto de vista ético,
económico y humano, no lo escuche. Y si hay insis-
tencia de otros sectores, que le aseguran que ni el país
más rico del mundo podría darse el lujo de cometer
semejante error, exprese —públicamente si es posi-
ble— que a Usted sólo le interesa “el bienestar de las
mayorías”, y punto.

Lo más importante es que aproveche ese o cualquier


otro sector que se sienta agraviado. Un alumno ade-
lantado en estos menesteres, no sólo se “identifica” de
inmediato con este tipo de causas, sino las instiga lo
más que pueda, tratando además de hacerlos sentir
como meras víctimas de “opresores”, con lo cual con-
seguirá un apoyo irrestricto de ellos hacia su causa.
Usted no se me puede quedar atrás.

Si siente algún tipo de remordimiento en cuanto al fu-


turo de su país, no se preocupe demasiado, más tarde
46 ALONSO GIOVANNINI

o más temprano la verdad saldrá a flote, y en todos los


países del orbe, tendrán que irse dando modificacio-
nes similares, pero lo relevante será —atención— mien-
tras eso sucede, ya Usted habrá sacado raja política
del asunto.

Otro sector social —entre tantos— donde puede inter-


venir, es el de los que se oponen a la integración co-
mercial. Si ha profundizado un poco en la materia, y
se ha dado cuenta de que la apertura comercial
optimiza los recursos del mundo e impulsa la integra-
ción global, olvídelo. Mientras haya grupos donde no
haya permeado esta visión, —como en este caso—
ahí tiene un segmento muy aprovechable.

¿Cómo objetarla? Recuerde que siempre podremos


encontrar algo criticable, aun dentro de las cosas más
obvias y claras, lo más importante es que sus objecio-
nes resulten creíbles. Por ejemplo, si le dicen que la
creciente integración comercial contribuirá a que al
paso de las décadas se disemine el desarrollo humano
y económico universal, que unirá lo que la miopía y
superficialidad humana nunca debieron haber desuni-
do, difícilmente les echará abajo esas tesis.

No obstante, lo que si puede hacer es explotar otros


elementos, por ejemplo, puede apelar al nacionalismo
o también destacar algunos desajustes económicos mo-
mentáneos que toda integración acarreará. O ambos;
MANUAL DEL POPULISTA 47

le aseguro tendrá éxito, al menos en un cierto sector


poblacional.

En el caso del nacionalismo, le advierto que hay que


apresurarse, ya que al paso de los años, le costará cada
vez más trabajo acentuarlo, ya que un número cre-
ciente de personas se ha percatado que así como las
células de nuestro organismo, al mismo tiempo que
respetan la “originalidad”, características y diversidad
de las otras, están integradas todas, siendo así que la
sangre, nutrientes y oxígeno fluyen sin barreras por todo
el organismo.

Créame, será creciente la percepción de que así como


las miles de millones de células de un cuerpo humano
tuvieron el mismo origen y no podrán sobrevivir órga-
nos o miembros aislados, a los habitantes del planeta
nos pasará algo similar, descubriremos todos que el
verdadero desarrollo social y humano universal, sólo
sobrevendrá mediante la integración. Razón por la
cual, como le reitero, debe apresurarse si desea explo-
tar las ideas divisionistas, ahora que aún es tiempo.

Por tanto, pretenda ignorar los razonamientos anterio-


res, y dado que cualquier grupo humano se sentirá
orgulloso de su propio origen, costumbres, etcétera,
concéntrese en exacerbar justamente eso, una especie
de “originalidad” de cada región o pueblo. Y si surge
algún entrometido asegurándole que todas las costum-
48 ALONSO GIOVANNINI

bres e inventos son de procedencia universal, ni le dé


importancia, transcurrirá cierto tiempo hasta que la ge-
neralidad lo sepa con certeza.

Y en cuanto a explotar los desajustes socioeconómicos


momentáneos que la integración acarrea, juzgue por
Usted mismo mediante un ejemplo de la historia. En la
revolución industrial, hubo otros competidores nuestros,
—no crea que Usted y yo fuimos los descubridores del
populismo— que incitaron a los obreros a que destru-
yeran las máquinas textiles, arguyendo que “los iban a
dejar sin empleo”. Analice con cuidado esos argumen-
tos y dígame, ¿verdad que parecían “creíbles”? Eso es
todo lo que requerimos, que aparenten ser ciertos.

Si el tiempo se ocupó de demostrar lo contrario, eso


no les afectó a nuestros “competidores” de ese siglo,
ya que los resultados finales acontecieron décadas des-
pués de su “intervención”. Vea Usted, esa industriali-
zación que se presentaba como una gran amenaza, si
bien acarreó algunos desajustes laborales momentá-
neos, permitió el acceso a una verdadera catarata de
artículos y subió el nivel de vida en una forma extraor-
dinaria.

Justamente los países más atrasados del globo fueron


los que no participaron en este proceso de in-
dustrialización. Pero lo que quiero destacar ante
Usted es que, mientras ello sucedía, nuestros colegas
MANUAL DEL POPULISTA 49

ya se habían valido de la creencia superficial de mu-


chos, y ya habían explotado en su beneficio ese senti-
miento “anti-industrialización”. Así que Usted dirá si
desperdicia esta oportunidad.

También hay que estar muy atentos hacia cualquier


conflicto que hubiera, principalmente en zonas rurales
o marginadas. Si hay, por decir, luchas protagonizadas
por grupos antagónicos, sea por la tenencia de la tie-
rra o cuestiones de otra índole, ahí lo requieren.

En el momento en que detecte algún problema, haga


acto de presencia de forma inmediata, sea Usted di-
rectamente o algún personaje de su grupo, para hacer-
les ver que pueden patrocinarlos políticamente.

Pero mucho ojo con la forma como lo hace, ya que


para que abra más el espectro social, suene más atrac-
tivo e impresione a propios y extraños, hay que tener
el cuidado de que, en forma disimulada, vaya poco a
poco denominando en forma genérica al grupo más
perjudicado o “perdedor”, de tal forma que más gente
se sienta incluida dentro de ese sector, y también le
considere como “de los suyos”, por decir, en lugar de
citar “los Pérez” o “los González”, cite ante los medios
“los indígenas”, “las minorías” o algo por el estilo.

En fin, a un líder perspicaz, como considero que es


Usted, no creo que tenga caso puntualizarle demasia-
50 ALONSO GIOVANNINI

do sobre la gran cantidad de causas sociales suscepti-


bles de apadrinar. Puedo asegurarle que habrá infini-
dad de ellas esperando a un líder de su talla. Le ase-
guro que todos esos grupos juntos, se convertirán en
el factor decisivo de su triunfo, así que manos a la obra.

Ahora, una vez que haya alcanzado el triunfo, y que


esos sectores sociales requieran ser retirados de su car-
peta de “utilizables” para transferirlos a la de “asuntos
por resolver”, el enfoque deberá modificarse radical-
mente, ahí se concentrará en encontrar culpables, los
cuales escogerá entre una amplia variedad de cosas,
como pueden ser “las transnacionales”, los “interme-
diarios”, “los países ricos” y muchos más.

Pero eso ya será materia de otro manual, no espere


que por el precio que pagó por éste, se incluyan todos
los pretextos viables que requerirá para justificar el ato-
lladero en que estaremos metidos.
LECCIÓN VIII
DESCRIPCIÓN DEL PAÍS
QUE CONSTRUIRÁ
A medida que se vaya acercando a su objetivo, tendrá
que llegar un momento en el cual, habrá de exponer
qué es lo que haría de llegar al puesto que ambiciona.

Aquí hay que estar muy atentos, porque tendrá dos


caminos frente a Usted, el primero será describir ante
todos una especie de país de ensueño, donde reduci-
ría la pobreza, mejoraría la educación, generaría em-
pleos, propiciaría el desarrollo económico y social y
un sinnúmero de cosas positivas.

El otro camino sería indicar los medios a través de los


cuales, pretende alcanzar ese objetivo. Es fácil adivi-
nar que lo conveniente será optar por el primero, limi-
tándose principalmente a describir ese lugar idóneo,
donde supuestamente los problemas serán resueltos
en su mayoría. Las razones para proceder así son ob-
vias, no obstante, se las describo a continuación para
mayor abundamiento.

La más importante de ellas, es que hablando “en pla-


ta”, el resultado total de cualquier país, no será más
que una simple suma de las actuaciones de todos y
52 ALONSO GIOVANNINI

cada uno de los hombres y mujeres que lo conforman.


Sin embargo, si hablara ante su público así, cometería
un error político mayúsculo.

En la mayoría de los países en vías de desarrollo, des-


graciadamente, es muy común tener una percepción
irreal de la situación sociopolítica. Se espera a una
especie de caudillo liberador que ha de sacar al pue-
blo del subdesarrollo, y aquí entre nosotros, hay que
dejarlos que sigan creyendo eso, porque de otro modo,
quizá su campo de acción se reduciría de forma dra-
mática.

De una vez se lo digo, hablar de forma tal que el ciu-


dadano se vaya a sentir copartícipe del resultado total
del país está opuesto a las recomendaciones de este
manual. Hay que dejarlos que continúen pensando
que algún día vendrá ese iluminado caudillo que cam-
biará las cosas, para que en forma subliminal, consi-
deren que es precisamente Usted ese esperado per-
sonaje.

En una ocasión un presidente norteamericano men-


cionó: “El buen gobernante no es el que realiza cosas
grandes, sino el que permite que su pueblo las haga”.
¿Se imagina qué futuro político podría esperarle, si plan-
tea como opción la cultura del desarrollo y esfuerzo
personal? ¿Conoció a algún candidato que procedió
así en algún país en vías en desarrollo?
MANUAL DEL POPULISTA 53

Pero para eso cuenta con su consejero. El camino ofre-


cido, o corrigiendo, el objetivo a alcanzar, —no se
complique con “los procedimientos a seguir”— debe
percibirse fácil y atractivo, hay que hacerles creer
que la situación actual va a cambiar como por arte de
magia, siempre y cuando lo elijan a Usted. Des-
pués ya verá lo que discurre, o en todo caso, a ver qué
le sugieren sus asesores.

Y no se alarme si en el proceso electoral surge un rival


que sí les hable con la verdad, considero que Usted
puede derrotarlo sin problema, ya que su propuesta
resultará mucho más atractiva que la de su contrincan-
te, y sobre todo aparentará ser más fácil.

Imagínese por un momento el mensaje de ese hipoté-


tico competidor, tendría que exponer las cosas más o
menos así:

Ofrecería que, si es elegido, su labor sería poner los


medios apropiados en el ámbito educacional, mone-
tario, político, fiscal, poblacional y otros más, para que
toda la productividad y creatividad que se encuentra
en estado latente en su comunidad, pueda desarrollar-
se y salir a flote, y, además, convencerlos de que ese
mayor desarrollo humano, económico y social se re-
vertiría sobre todo el conjunto. Le pregunto, ¿“vende-
ría” ese mensaje?
54 ALONSO GIOVANNINI

Aquí entre Usted y yo, la verdad es que si somos ob-


servadores, veremos que los pueblos más desarrolla-
dos del planeta serán siempre aquellos donde no bus-
carán caudillos milagrosos, ni existirán los multiutiliza-
dos cuentos de los “grandes recursos naturales”, ni tam-
poco contarán con los mejores climas, sino más bien,
esos lugares estarán ubicados ahí donde sus ciudada-
nos han asimilado el crucial papel de la actuación de cada
hombre y mujer que lo conforman.

Sin embargo, si les sale con ésa a sus votantes, tal vez
tendría que ir comenzando a buscar otro empleo; por
eso, un planteamiento semejante, se lo dejará a otro
más tonto que venga después. Vea por qué y me dará
la razón.

En lo que respecta a formación personal, estoy de acuer-


do en que dentro de todo ser humano sobre la tierra,
subyace un potencial extraordinario, y que la vía para
aprovecharlo es a través de la educación pero, ¿se atre-
vería a decirles que debemos todos crecer en nuestro
particular desarrollo educacional? Dígame la verdad,
¿no será mejor ofrecerles lo más fácil, algo así como los
donativos supuestamente gratuitos que otorga?

Por citar otro caso, y explayándome un poco más, para


que vea la inconveniencia de exponer un análisis un
poco más profundo. Si les hace ver la importancia de
un crecimiento poblacional armónico, ¿les hablaría so-
MANUAL DEL POPULISTA 55

bre la realidad en la materia? ¿O simplemente esqui-


varía el tema?

De tratar de exponer lo que en realidad sucede en el


aspecto demográfico, tendría que decir —imagínese—
que como nuestro país se duplicó en aproximadamen-
te 30 años, ello quería decir que en ese mismo lapso,
debimos cuando menos, haber duplicado toda la am-
plia gama de satisfactores sociales como el agua pota-
ble, drenaje, vivienda, electricidad, empleos, áreas
agrícolas y forestales, combustibles, educación, trans-
porte, etcétera, y hacerles ver que eso es algo que nin-
gún país sobre la tierra podría lograr, ya que nadie
puede hacer en tan solo 30 años, lo que no logró en
toda su historia.

Al no conseguir país alguno semejante reto, la conse-


cuencia física o “visible” de ello, saltaría ante todos en
forma de redes de agua y drenaje insuficientes, casas
de cartón ubicadas en áreas federales y ecológicas,
creciente comercio informal, violencia, inseguridad,
inadecuada transmisión de valores morales, abatimien-
to de reservas subterráneas de agua, áreas de vialidad
congestionadas, deforestación, contaminación y un sin-
número de problemas.

Y observe, el ciudadano común al apreciar estas cosas


en la vida cotidiana, en la inmensa mayoría de las oca-
siones no reflexionará que no son sino efectos de lo
56 ALONSO GIOVANNINI

anterior, y lo primero que vendría a su mente, sería


culpar “al gobierno” en turno. ¿No es así?

Ya metido en esas argumentaciones, tendría que ser


capaz de exponer ante todos, cómo todavía la cues-
tión demográfica continúa impactándonos. Créame,
por más ejemplos que use, un mensaje de esta natura-
leza, sería mucho menos “vendible”, aun haciendo uso
de toda su capacidad de convencimiento.

Imagínese diciéndoles que así como un gran terremo-


to bajo el mar, a 3,000 kilómetros de la costa, tardará
poco más de 3 horas en arrasar con una ola descomu-
nal esa playa, así la desmesuradamente alta tasa de
crecimiento poblacional de los años 70 y 80 está ate-
rrizando en este momento, demandando empleos,
automóviles, casas, áreas de vialidad urbana, combus-
tibles, electricidad, madera, áreas agrícolas e infinidad
de cosas más, y al no haberse podido generar todos
esos satisfactores, ello contribuye al deterioro social y
ecológico actual.

¿Cómo hablarles a los votantes de esa forma? ¿Sería


prudente decir que la tasa de crecimiento poblacional
es aún más alta de lo deseable,8 y que de ahí se deriva

8
De acuerdo a lo establecido en POLÍTICA DEMOGRÁFICA, Objetivos
y metas, CONSEJO NACIONAL DE POBLACIÓN, (CONAPO) 1978,
Se estableció la conveniencia de informar adecuamente a la pareja, so-
MANUAL DEL POPULISTA 57

en gran parte la migración, que no es más que una


especie de válvula de escape? ¿Puede exponer un
mensaje de esta naturaleza en un estado como
Chiapas,9 y decirles que el hecho de haberse casi tri-
plicado en 30 años incidió fuertemente en la situación
de marginación en que se encuentran ahora?

Por si fuera poco, muchos sectores radicales lo critica-


rían, diciéndole que “el hombre es el elemento más
valioso de la naturaleza”, con lo cual obviamente esta-
ríamos todos de acuerdo, y a ello podría argumentar-
les que también el agua es vital para la vida, pero que
si ésta llega “de golpe”, como en el ejemplo citado,
ocasionará más daño que beneficio.

bre las repercusiones socioeconómicas de una alta tasa de crecimiento


demográfico, estableciendo como meta para finales del año 2000, una
tasa de crecimiento “natural” (nacimientos menos defunciones) cercana
al 1 por ciento, objetivo que no se alcanzó a cumplir, aunque mucho se
pudo hacer al respecto. En el momento de escribir este texto, la tasa de
crecimiento poblacional “natural” en México, es cercana al 2 por ciento.
9
El Estado de Chiapas tuvo, por muchos años, el número de hijos por
mujer más alto de México, y al mismo tiempo, fue el Estado con menos
emigración hacia las grandes ciudades y los Estados Unidos, lo cual
concentró los efectos negativos de una alta tasa de crecimiento
poblacional. En contraste, los sitios donde existe el número de hijos por
mujer más bajo, como es el Distrito Federal y varios estados del norte
como Nuevo León y otros, es donde se encuentra el ingreso per cápita
más elevado, y los índices de desarrollo humano son más altos. INSTI-
TUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA, GEOGRAFÍA E INFORMÁTI-
CA, (INEGI) Información estadística y CONSEJO NACIONAL DE PO-
BLACIÓN (CONAPO) (México) períodos de 1960 a 2000.
58 ALONSO GIOVANNINI

Podría también decirles que justamente por el hecho


de que la vida humana es tan valiosa, esa es razón
suficiente para propiciar un desarrollo armónico y jus-
to, con oportunidades para todos, pero aún así, mi que-
rido discípulo, ese tipo de planteamientos no serían
claros o atractivos para la inmensa mayoría.

Otros, más radicales, se sumarían a las críticas, dicién-


dole que no es conveniente pretender estabilizar el cre-
cimiento demográfico, dado que hay regiones sobre la
tierra que tienen bajo o nulo crecimiento.

Si Usted, a su vez, les aclara que esas regiones constitu-


yen una auténtica minoría en el planeta, y que, ade-
más, no propone llegar a esos extremos, sino simple-
mente espaciar más los años de duplicación poblacio-
nal,10 para tener tiempo de doblar los consiguientes
satisfactores sociales y no padecer tantas carencias, ¿qué
porcentaje de la comunidad asimilaría su mensaje?

10
Una tasa de crecimiento poblacional del 1 por ciento, equivale a que
si un país cuenta con 100 millones de habitantes, considerando naci-
mientos y defunciones, habría 1 millón más de nuevos habitantes por
cada año transcurrido. Un crecimiento de esta naturaleza se obtiene si
cada mujer tiene en promedio alrededor de 2.2 hijos, y la consecuencia
de ello sería que ese país se duplicaría en alrededor de 65 años, tiempo
suficiente, entonces sí, para poder generar también los satisfactores socia-
les requeridos. POPULATION REFERENCE BUREAU. Tablas anuales.
MANUAL DEL POPULISTA 59

De exponer las cosas así, otra desventaja adicio-


nal, —por si fueran pocas— es que puede relevar
de ciertas “responsabilidades” al partido que ya ha go-
bernado, lo cual no le conviene políticamente, ya que
ahora en una forma muy fácil puede culparlo de todas los
problemas existentes, para exaltar más su propia imagen.

En cambio, si disertamos sobre el tema demográfico,


muchos se darán cuenta que en cualquier gobierno
del mundo, sea de la corriente que fuere, si se hubiere
dado una duplicación poblacional en un lapso dema-
siado corto, también se hubiera visto imposibilitado
para proveer los satisfactores requeridos, como en for-
ma muy clara podemos apreciarlo en Latinoamérica y
resto del mundo, donde los países con mucho mayo-
res carencias serán siempre aquellos que demográfica-
mente crecen más rápido.

Y, para colmo, pueden descubrir que la reducción en


la tasa poblacional que afortunadamente se dio, se
pudo lograr a pesar de la oposición de los sectores más
conservadores de aquellos años,11 y esa disminución

11
La implantación de este proyecto demográfico en México se pudo
realizar a pesar de la oposición de los sectores más conservadores del
país. De no haberse proporcionado esa información, para que cada pareja
hubiese podido decidir con responsabilidad, la población en México en
este momento sería cercana a los 145 millones de habitantes, y en con-
secuencia, la situación de marginación social se hubiera agravado a ni-
veles extremos. POLÍTICA DEMOGRÁFICA, Objetivos y metas, CON-
SEJO NACIONAL DE POBLACIÓN, (CONAPO) 1978.
60 ALONSO GIOVANNINI

evitó que la grave situación de marginación social que


actualmente se vive en Chiapas, se hubiese disemina-
do en casi todo el centro y sur de México.

Es conveniente guardar silencio, vea el caso concreto


de Fidel Castro, otro de los seguidores más destacados
de los principios de este manual. Cuando tomó el po-
der hace más de 45 años, jamás atribuyó a la alta tasa
de crecimiento demográfico la generación de caren-
cias sociales, a pesar de que Cuba estaba doblando su
población en alrededor de 25 años,12 y ese solo hecho
generaba —adicionado a otras deficiencias de tipo po-
lítico— infinidad de problemas.
Sea por ignorancia o por argucia, este dictador no tocó
el tema de esa forma ante su público; atribuyó sus males
al sistema de libre empresa y, sin hacer ruido, impulsó
una agresiva campaña de regulación poblacional, en
la cual incluso recurrió a métodos a todas luces inmo-
rales, como el aborto.
Por tanto, mi estimado alumno, por éstas y un sinnú-
mero de razones en todos los órdenes que no alcanza-

12
ANUARIOS ESTADÍSTICOS de la ONU, períodos 1950 al 2000.
Después de instrumentar su agresiva campaña de planeación demográ-
fica, Cuba se convirtió, con mucho margen de diferencia, en el país de
América Latina con más lento crecimiento poblacional, hecho que por sí
sólo hubiese bastado para la realización de metas de tipo educacional,
vivienda, salud y otras, sin necesidad de convertirse en una de las dicta-
duras más prolongadas de la historia.
MANUAL DEL POPULISTA 61

ría a enumerarle, lo mejor es limitarse, como le reitero,


a un mensaje que los votantes perciban fácil. De mo-
mento no alcanzarán a evaluar que su tentadora me-
dicina, hará que queden igual o peor, pero no sere-
mos tan ilusos como para exponer ante todos, los me-
dios o procedimientos que emplearíamos, ya que de
esa forma, atraeríamos como con un magneto el ojo
analítico de muchos especialistas en cada rama, y le
aseguro, le objetarían infinidad de cosas, catalo-
gándolas como “inviables”.

Siendo así que puedo asegurarle que nuestro lumino-


so camino, solamente se abrirá exponiendo el tradi-
cional discurso lleno de promesas, describiendo un
lugar casi de ensueño, pero teniendo cuidado de no
hablar en forma concreta sobre el “cómo” llegar a él.
Si comete el error de explicar los “procedimientos” que
usará, no se imagina el embrollo en que se va a meter.
Y como le citaba en puntos anteriores, al fin y al cabo
con las décadas, ya vendrán otros menos listos que
Usted que digan las cosas tal cual, pero mientras eso
sucede, vayamos a lo nuestro.
Si de plano se ve forzado a describir su plataforma
política, elabore un libro ligero, que más bien parezca
una lista de buenas intenciones que una descripción
clara y concreta de los pasos a seguir. Si procede de
otra forma, le sugiero que vaya buscando un empleo.
LECCIÓN IX
LAS EMPRESAS PÚBLICAS
En virtud de que su liberador mensaje tendrá como su
propósito principal el ganar para su causa a las mayo-
res concentraciones humanas, como comprenderá, no
puede darse el lujo de olvidar a los sindicatos de las
empresas gubernamentales, así como tampoco a aque-
llos grupos de personas que aún creen en este tipo de
organizaciones. Por tanto, su labor será mostrarse pú-
blicamente como uno de los más fervientes partida-
rios de ellas.

Por si fuera poco, de alcanzar el puesto que ambicio-


na, si dentro de su ámbito de poder aún permanece
un grupo de empresas estatizadas, —sobre todo si ma-
nejan recursos importantes— su personal influencia
económica y consecuentemente política, se acrecen-
tará mucho, ya que aunque se dice que esas empresas
“pertenecen al pueblo”, —término que hay que repe-
tir lo más posible— la verdad es que en la práctica,
dependerán en gran medida de Usted, y tendrá opor-
tunidad entre otras cosas, de ubicar a muchos de sus
colaboradores dentro de sus nóminas, hecho que por
sí solo, hará que tenga más prosélitos.

Ello hace que en este renglón específico, debe estar


mucho muy alerta, para que los resultados sean los
64 ALONSO GIOVANNINI

que desea. Si pudiese presentar ante su pueblo sola-


mente su personal visión al respecto, como pudieron
hacer otros destacados seguidores de los principios de
este manual, como fueron Castro, Hitler, Stalin y otros,
no sería necesario preocuparnos gran cosa, pero como
estamos en una sociedad “abierta”, donde podrán
surgir otras opiniones, es imperativo poseer una estra-
tegia muy definida y precisa.

Sólo para ponderar la importancia de ello, por decir si


Hitler hubiese permitido que existiera libertad de prensa
en los años previos a la segunda guerra, jamás hubie-
ran prevalecido sus disparates en materia racial, ni sus
demenciales sueños de dominación. O sea, hay que
estar muy conscientes de que es algo por completo
diferente, llevar a cabo una política determinada en
una sociedad libre, que en una donde sólo cuenta la
opinión del “líder”.

Por tanto, con el mismo esmero y cuidado que tiene


un cirujano al realizar una operación quirúrgica, así
debe proceder al tratar este asunto ante el público. Antes
de exponerle mi punto de vista al respecto, le pido que
para apreciarlo mejor, lo veamos desde dos perspecti-
vas diferentes: Primero evaluemos lo real que ocurre
con estas empresas y luego, analicemos las percepcio-
nes principales del público, para que en cada una de
ellas, pueda indicarle mis sugerencias a seguir.
MANUAL DEL POPULISTA 65

Aun tratando, mi estimado alumno, de simplificarle el tema


lo más posible, hay cosas muy importantes relativas a la
“empresa pública” que no puede dejar de conocer.

Aparte de otras experiencias menores, que ocasional-


mente se presentaron en diferentes momentos históri-
cos, esta particular forma de manejar una entidad eco-
nómica, a través de la dirección gubernamental, co-
menzó a emplearse en forma masiva desde los prime-
ros años del socialismo en Rusia.

Cabe mencionar que este experimento, que ni remo-


tamente funcionó como se esperaba, da inicio junto
con una serie de paradojas y contradicciones de ori-
gen, ya que si bien Carlos Marx tenía como uno de sus
principales objetivos “liberar al pueblo de la pesada
carga de la burocracia”, cuando muchas décadas des-
pués, Lenin llevó a la práctica esas en apariencia ex-
celsas teorías, no encontró otro camino viable para
manejar los “medios de producción” que el controlar-
los a través del propio Estado.

Ello condujo, entre otros muchos inconvenientes, a que


aterrizaran exactamente en el punto opuesto al cual
pretendía llegar el señor Marx, ya que crearon la buro-
cracia de las burocracias, donde todos los ciudadanos
resultaron empleados de un estado torpe e ineficiente,
y que, además, debía ser fuertemente represor, para al
menos asegurar su permanencia.
66 ALONSO GIOVANNINI

Don Carlos en su supuesta genialidad, aseguró que


el trabajo del hombre produce “plusvalía”13 y que ésta
es aprovechada por el patrón, pero ni siquiera men-
cionó que no siempre sucede así, porque una empresa
manejada inadecuadamente, esa multicitada
“plusvalía” se transforma como relámpago en “mi-
nusvalía”, que se convertirá en un pesado lastre so-
bre la dirección de la unidad económica que opere
bajo tales condiciones.
Al manejarse la empresa gubernamental en forma
burocratizada y lenta, —aun en los casos de las labo-
res más elementales como correo, pavimentación de
calles, tránsito, recolección de basura, abastecimiento
de agua y otras— en el momento que se enfrentan a
un proceso más complejo, su situación empeorará bas-
tante,14 y se convertirá en generadora de una suma de
“minusvalías”, las cuales deberán ser subsidiadas por
el gobierno, convirtiéndose en requeridoras crónicas
de flujos financieros y nuevos créditos.15
13
EL CAPITAL de Carlos Marx
14
Independientemente de que todos conoceremos personas valiosas
trabajando dentro de este tipo de entidades, ya que no es tanto el indi-
viduo el origen del problema, sino el tipo de organización burocratizada,
lo que estropea la labor productiva conjunta.
15
Como la empresa PETRÓLEOS MEXICANOS (PEMEX) que es a la
fecha, la empresa petrolera más endeudada del mundo. Investigación
del periódico mexicano REFORMA, primera plana, marzo 19 y 20, 2005.
Independientemente de ello, dicha empresa fue en las décadas anterio-
res, la causa principal del incremento de la deuda externa de México.
Información relativa a la deuda externa, BANCO DE MÉXICO, S.A.
años 1960 al 2000.
MANUAL DEL POPULISTA 67

Y si el conjunto de empresas se convirtieron también


en generadoras de “minusvalías”, como aconteció en
prácticamente todas las sociedades “socializadas”, la
actividad económica en su conjunto, cual si fuera un
edificio mal estructurado, simplemente se desploma,
después de un cierto período de pésimo servicio, es-
casez, ínfima calidad y otros muchos inconvenientes.
Por ello entenderemos por qué la inmensa mayoría de
países que se encontraban en esa situación en el mun-
do,16 optaron por olvidarse de don Carlos y sus cama-
radas, y se orientaron de nuevo hacia la realidad, mis-
ma que ha estado funcionando a lo largo de los milenios
de historia económica.
Al paso de los años, muchas personas estaban des-
concertadas, ¿por qué a pesar de que esas empresas
pertenecían “al pueblo”, resultaron tan dañinas? Una
primera respuesta un tanto superficial sería, “fallaron
las personas”, sin embargo, quizá el problema se haya
originado desde su enfoque, desde la conformación y
desarrollo de este tipo de teorías, a pesar de que al
principio hayan parecido tan tentadoras para muchos.
La razón es muy sencilla, la naturaleza, en una forma
increíblemente sabia, a todos los procesos que consi-

16
Excepción hecha de países como Cuba y Corea del Norte, donde más
que por consideraciones de índole económica y social, prevalece el inte-
rés personal de sus respectivos dictadores.
68 ALONSO GIOVANNINI

deró vitales, los dotó de un cierto “estímulo primario”,


mismo que al perseguirlo, se generaba otro objetivo “se-
cundario” que muchas veces resultaría imperceptible.

Le hago toda esta exposición, mi querido discípulo,


para que conozca un poco más sobre este proceso y
pueda defenderse mejor en su momento, y además,
para que comprenda por qué muchas personas apa-
rentemente bien intencionadas, llegaron a tan ca-
tastróficos resultados.

Continuando con estos razonamientos y por citar un


ejemplo, en aquellos nuestros ancestros de hace por
decir 100,000 años, nadie les hizo ver que debían ase-
gurar la permanencia de la especie y generar descen-
dencia, pero siguiendo su incentivo “primario”, la acti-
vidad sexual, generaron sin quererlo, otro objetivo “se-
cundario” que fue la continuación de las generacio-
nes. Procesos semejantes verá Usted en los actos de
comer, dormir, trabajar y prácticamente toda actividad
humana.

Y no sólo eso, sino que si esta regla no se hubiera he-


cho extensiva hacia la actividad productiva, la situa-
ción económica ya de por sí conflictiva, como le he
descrito en puntos anteriores, no solamente sería difí-
cil, sino más bien estaríamos ante un caos de propor-
ciones casi apocalípticas. Y le diré que, como todos
los recursos que nos rodean son finitos o limitados, es
MANUAL DEL POPULISTA 69

un imperativo cuidarlos y emplearlos de la mejor ma-


nera posible.

Siendo así que el sistema de libre empresa opera en la


vida cotidiana de la manera siguiente: Si el ciudadano
cuida bien los recursos con que cuenta, obtiene un “pre-
mio” que es su “utilidad”, y si los maneja mal, recibirá
un castigo o penalización económica, que tomará for-
ma de “pérdida”.

Cuando un pastor cuidaba de sus ovejas en un remo-


to monte hace 4,000 años, no es que haya preferido
estar ahí en lugar de divertirse en una taberna, por su
alto sentido de responsabilidad, o porque en forma
deliberada hubiere deseado aportar carne al mercado
local para incrementar la “oferta” de bienes disponi-
bles, sino, observe, él solo buscaba “su utilidad”, —
objetivo primario— con lo cual generaba, casi sin dar-
se cuenta, otro objetivo secundario, el cual le permitía
incrementar los bienes y servicios disponibles.

Si este proceso lo multiplicamos por millones, vere-


mos que de ahí procede la diversidad de bienes que se
venden para su consumo. De tal forma que lo invito a
que con todo cuidado analice lo que sucede ya en la
práctica:

Permitiendo que las empresas privadas persigan su


“interés personal” consiguen, sin buscarlo, otro pro-
70 ALONSO GIOVANNINI

pósito secundario, que ya más bien se transforma en


“interés público”, desde el momento en que contri-
buyen al mejor aprovechamiento de los recursos que
disponen y aportan bienes y servicios a la comunidad.
Y, en contraste, —paradoja increíble— una empresa
nacida “pública”, se convierte en beneficio “priva-
do”, al favorecer de forma prioritaria a quienes la con-
trolan, prestar un servicio de menor calidad y al no
aprovechar bien los bienes que maneja, ya que ello
ocasiona un daño social.

Aunque de momento a muchos les pareció desconcer-


tante, al profundizar un poco más en las empresas “pú-
blicas”, veremos que el resultado obtenido fue com-
pletamente lógico, ya que quienes realizaron esos arti-
ficiosos cambios no tomaron en cuenta muchas cosas
que la misma naturaleza había pulido a lo largo de los
milenios. Vea Usted:

Como si fuera el delicado mecanismo del carburador


de un motor de gasolina, el actuar humano pareciese
ser resultado de una serie de “móviles” o resortes invi-
sibles que conforman una conducta. Al hacer dichos
cambios, no se tomó en cuenta que hay otro elemento
que hace las veces como de balance o contraparte al
“estímulo” del interés personal, el cual podríamos de-
nominar como la “ley del menor esfuerzo”. De tal for-
ma que al eliminar tontamente el incentivo del propio
interés, el elemento dominante resultó ser la ley cita-
MANUAL DEL POPULISTA 71

da, con las consecuencias que quedaron a la vista de


todos.

Es mi obligación también advertirle, mi querido libe-


rador de masas, que nadie sería tan iluso como para
dejar en completa libertad a las personas o empresas
privadas a que procedan a su arbitrio, —como tampo-
co nadie lo haría en todos los demás ámbitos de la
vida— sino que ellas estarán bien sujetas a un conjun-
to de ordenamientos de carácter fiscal, laboral,
ecológico, sanitario, mercantil y muchas otras cosas,
con el objeto de que el conjunto de las actividades
particulares, al mismo tiempo que buscan “su inte-
rés”, estén generando una larga serie de bienes y ser-
vicios vitales para la comunidad.

Le resultará increíble, que esto que parece tan obvio haya


sido ignorado por los otros liberadores sociales que le an-
tecedieron, cuyos resultados probaron ser desastrosos.

Tampoco puedo dejar de destacarle que hay algunos


casos en diferentes partes del mundo, donde se debe
ser especialmente cuidadoso, sobre todo cuando hay
ciertos recursos naturales a los cuales se debe salva-
guardar. Por decir, si una Nación posee cierta canti-
dad de petróleo, salta a la vista que ese bien corres-
ponderá a su pueblo, y no se le puede entregar a nin-
gún particular, sea nacional o extranjero.
72 ALONSO GIOVANNINI

Quizá en este caso lo deseable sería que el Estado po-


sea la propiedad de esos recursos y que se obtenga
por ellos una justa retribución en dinero, al tiempo que
se entrega a varias empresas privadas —o públicas
incluso— para su refinación y distribución, pero siem-
pre bajo un esquema de competencia, ya que un mo-
nopolio privado o gubernamental siempre será nocivo
para todos.

Ésta es en líneas generales, mi estimado prócer en cier-


nes, la realidad en la materia; ahora, considerando que
un esforzado redentor social como Usted no se orienta
tanto en los hechos concretos, sino en una determina-
da percepción ciudadana, pasemos al frágil campo de
las apariencias.

Olvídese de momento de lo expresado en los párrafos


anteriores, lo importante no es lo que le convenga al
país, sino a Usted, ya que de otro modo no podrá al-
canzar su objetivo de forma fácil. Lo primero será tra-
tar por todos los medios de que ese tipo de ideas men-
cionadas, no vayan a permear en su sociedad, para
que pueda manejar en forma conveniente —mientras
pueda— el sentimiento popular.

Luego debemos tratar de atemorizar más a los em-


pleados de las empresas estatales, haciéndoles creer
que se van a ver muy perjudicados. Más de alguno
pensará que quizá hasta podrían estar mejor, ya que,
MANUAL DEL POPULISTA 73

entre otras cosas, el mecanismo para el ascenso den-


tro de cada empresa, se movería bajo otros parámetros
más favorables que los actuales, de arreglos y compo-
nendas diversas. Para que no vayan a diseminarse
estas opiniones, utilice la capacidad de disuasión y con-
vencimiento de los propios sindicatos, para correr la
voz del eventual “daño laboral”.

Al mismo tiempo, pero esto ya ante otro auditorio, y


de preferencia usando los medios de comunicación,
mencione que el sistema de libre empresa “no es per-
fecto”, y la verdad es que no lo es, Usted y yo sabemos
que la imperfección humana toda se proyectará hacia
cualquier cosa que hagamos, precisamente por eso, se
hizo necesario circunscribir esto también a una legisla-
ción apropiada.

Por tanto, debe tener muchísimo cuidado de si bien


tocar el tema, no explayarse demasiado sobre el mis-
mo, no vaya a ser que tenga que decir que esos defec-
tos e “imperfecciones” que padecemos los seres hu-
manos, también afectarán al campo familiar, religioso,
vial, pedagógico, político, jurídico y absolutamente todo
lo que hagamos, dentro de lo cual, se incluye por su-
puesto el aspecto socioeconómico.

Mucho menos mencione, ni aún dentro de los ambien-


tes más privados, que bajo una entidad burocratizada,
las imperfecciones citadas se exacerbarán a niveles ex-
74 ALONSO GIOVANNINI

tremos. Así, el mensaje que deja de la “imperfección”


del sistema de libre empresa será el que prevalecerá.

Una idea donde también hay que trabajar bastante es


sobre una percepción muy común en la ciudadanía,
que la empresa pública es una especie de salvaguarda
de la soberanía nacional, hay que destacar lo más po-
sible este concepto. No obstante, sin querer ser agua-
fiestas, es mi deber advertirle que muchos le objetarán
esa tesis y prefiero decírselo desde ahora, para que
esté bien preparado.

Le argumentarán que una empresa ineficiente, lejos de


ser salvaguarda de la soberanía, nos hará más vulnera-
bles y dependientes, ya que debemos comprar del ex-
terior, el vacío productivo de este tipo de organismos.

Dado que hay mucho de verdad en cómo la búsqueda


de soberanía por un camino erróneo se puede transfor-
mar en dependencia, le sugiero no acepte un debate
abierto sobre el punto porque lo pondrían en aprietos,
es preferible instrumentar una agresiva campaña —con
cargo a esas mismas entidades— a fin de destacar una
supuesta alta productividad en ellas. Recuerde que la
mercadotecnia puede obrar verdaderos milagros.

Dentro de los sentimientos más favorables con que


contamos, resulta que una empresa pública, cuando es
poseedora o administradora de recursos naturales, es
una especie de salvaguarda de los mismos. Mi sugeren-
MANUAL DEL POPULISTA 75

cia es también tratar de acentuar esta idea, para que no


se vayan a dar cuenta que no necesitamos ser propieta-
rios de una empresa estatal con todos sus inconvenien-
tes, para seguir protegiendo nuestros recursos.
Y para justificar su crónica necesidad de dinero, pro-
clame a los cuatro vientos que como esa entidad gu-
bernamental paga miles de millones de dólares al era-
rio público, por eso no puede “capitalizarse”.
Existe el riesgo de que si alguien tiene la acuciosidad de
ver lo que hay de cierto en el asunto, se va a dar cuenta
de que si la empresa “pública” hubiese tenido que pa-
garle a alguien por el recurso natural que explota, y,
aparte, hubiese estado sujeta a toda la gama de impues-
tos que debe erogar una empresa privada, muchas ve-
ces resultaría que se está quedando abajo en sus apor-
taciones. Pero aquí ni se preocupe, no creo que nadie
tenga la curiosidad ni el tiempo de investigarlo.
Al no profundizar en el tema, no se podrá conocer por
la ciudadanía que los ingresos y supuestas grandes apor-
taciones de esa empresa estatal, no son derivados tan-
to de su productividad y eficiencia, sino de la gigantes-
ca explotación de recursos del subsuelo que realiza.
Una simple auditoria técnica, a fondo, a una empresa
estatal17 explotadora de recursos naturales, bastaría

Como podría ser el caso a PETRÓLEOS MEXICANOS (PEMEX) en


17

México.
76 ALONSO GIOVANNINI

para sacar a la luz que, si se hubiesen manejado costos


parecidos a los de otras empresas similares “privadas”
del mundo, su capacidad de refinación y producción
de artículos con mayor grado de elaboración, posi-
ción financiera, generación de divisas, aportaciones al
fisco, y dependencia de importaciones de productos
terminados, sería incomparablemente mejor bajo un
esquema de verdadera eficiencia, que manejados bajo
control del estado.

Sin embargo, para su fortuna, considero que por la


particular inercia del sector burocratizado, a nadie se le
ocurrirá ni siquiera sugerir semejante análisis, ya que
ello pondría de relieve ante todos, el descomunal des-
perdicio de recursos que se realizó, mismos que hicie-
ron falta en otros rubros. La razón para no hacerlo es
muy sencilla, exponer una situación de tal naturaleza,
será un paquete que difícilmente alguien querrá cargar.

Dentro de los sentimientos “en contra” más comunes,


le dirán que las empresas estatales son ineficientes y
proporcionan un servicio de menor calidad. La ver-
dad aquí entre Usted y yo, eso es cierto, incluso voy
un poco más allá, la ineficiencia no se limita a incon-
venientes de tipo económico o simple pérdida de tiem-
po, sino que al estar interrelacionada toda la econo-
mía de un país, el pobre desempeño de un sector in-
fluirá por fuerza en los demás sectores productivos, de
muchas y diversas formas.
MANUAL DEL POPULISTA 77

Sobre este punto en particular, no es conveniente tan


solo guardar silencio. Argumente que la eficiencia no
es algo grave, que lo trascendente es que la empresa
sea “propiedad de la Nación”, concepto que, créame,
atraerá a muchos. Sin embargo, más de alguno des-
cubrirá que la eficiencia en realidad sí es un elemento
clave, ya que por citar un ejemplo, la diferencia entre
una persona de 20 años y una de 80, no es que una
tenga más órganos que la otra, sino que en el joven,
—al contrario del otro— todas sus células operan con
alta eficiencia, la cual si no se tiene, este hecho por
sí solo, constituirá un gravísimo factor de atraso, dado
que nos encontramos en un mundo de competencia.

Le sugiero que trate de encontrar al menos algún pun-


to, donde este tipo de entidades haya tenido algún
acierto, para que a través de una campaña publicita-
ria, pueda ser exaltado. La inmensa mayoría no se irá
a fondo en estas cuestiones, y lo que prevalecerá en su
mente será el mensaje que quisimos darle.

Maneje también la idea de que hay “grandes capitales


extranjeros” interesados en la explotación de nuestros
recursos. La verdad es que si bien toda empresa na-
cional o extranjera persigue como su “objetivo prima-
rio” —como citamos— el propio interés, también es
cierto que a las grandes empresas internacionales les
conviene más, mantenernos bajo un perpetuo estado
de atraso en el aspecto productivo.
78 ALONSO GIOVANNINI

No hace falta ser un genio para darse cuenta que a


una empresa extranjera de este tipo, le resultará mu-
cho mejor si no se les hace competencia en el merca-
do internacional, y se nos obliga a seguir siendo sus
clientes, pagando miles de millones de dólares al con-
sumir los productos terminados que ellos elaboran en
otros países “menos soberanos”.

Pero en este sentido ni se preocupe, con un hábil ma-


nejo ante los medios, también en este caso, la idea
que quedará fija en su público, será la de la “voraci-
dad empresarial”.18

Jamás pierda de vista que no siempre habrá coinci-


dencia entre el beneficio comunitario y su particular
objetivo, y en caso de tener que escoger, deberá optar
por lo segundo. Así que para que los contingentes hu-
manos de las empresas estatales pasen a formar parte

18
Un adelantado alumno de la enseñanza de este manual debe conver-
tir en un auténtico “uso o costumbre”, el hecho de aprovecharse tanto
de sus propios errores como de las ventajas de los medios que propone.
Le expongo un ejemplo: con motivo de la mucha menor efciencia de la
“empresa pública”, en un país donde la producción de combustibles
depende del Estado, muy pronto se verá en la necesidad de adquirir
gasolina del exterior, y como la diabólica empresa privada extranjera
producirá combustible más baratos y con menor cantidad de contami-
nantes, como el azufre, póngase listo y presente la menor contamina-
ción atmosférica como un auténtico triunfo suyo, sin mencionar ni de
broma que la causa fue la creciente dependencia de combustibles de
mejor calidad del exterior.
MANUAL DEL POPULISTA 79

de su arsenal político, y pueda continuar teniendo las


ventajas que le indiqué al principio del tema, hay que
hacerlos sentir que defenderemos a toda costa, cual-
quier posibilidad de modificar su situación actual.

Cada vez que reciba objeciones, no se alarme, las ideas


que quedarán más sólidas en la mayoría de sus votan-
tes, serán conceptos tales como “soberanía”, “propie-
dad de la Nación”, y “salvaguarda de los recursos na-
cionales”, por tanto, será sobre ellas donde debe pe-
dirles a los publicistas que se concentren.

Siempre que pueda, exponga que es importantísimo


mantener bajo control estatal los sectores estratégi-
cos, pero esté preparado porque algunos le dirán que
si el estado no fue capaz de cumplir con los mínimos
requerimientos de efectividad en las labores más sen-
cillas, como vialidad y tránsito, correo, basura,
pavimentación de calles, abastecimiento de agua y
otros, mucho menos lo hará en los renglones conside-
rados como prioritarios.19

19
Por eso cuando critique la actuación política que pretende sustituir,
jamás ponga de relieve los daños ocasionados por las “empresas públi-
cas”, como fue el caso del descomunal costo del rescate bancario en
México. Ni por asomo insinúe que ese proceso dio inicio con la
estatización bancaria del 1° de septiembre del año 1982, lo que, junto
con otros errores y deshonestidades posteriores, convirtió mucha carte-
ra bancaria en una gigantesca bola de nieve, lo que hizo imprescindible
años después el rescate por parte del erario público. Haga como que
desconoce eso, y nunca vaya a mencionar que ello no hubiera sucedido
80 ALONSO GIOVANNINI

Recuerde que no está sólo en su trascendental misión,


si busca proteger al corporativismo sindical, es justo
que ellos también lo apoyen, además, como cuentan
con una muy grande cantidad de recursos, la labor
será más fácil. Hay palabras e ideas clave que repi-
tiéndolas constantemente, —como decía Goebbels—20
acabarán por creerse. Pida que empleen por ejemplo
la palabra “neoliberalismo”21 para referirse despectiva-
mente al sistema de libre empresa, y la inmensa mayo-
ría, aun sin asimilar a cabalidad su significado, pensa-
rá que se están refiriendo a algo muy malo.
Nunca olvide que lo central en su actividad es su
capacidad de motivar, despertar sentimientos y pasio-
nes políticas, para que en forma inconsciente, vayan
visualizándolo a Usted como la persona que puede so-
lucionar la problemática expuesta.
de no haberse estatizado la banca, más bien repita cuantas veces pue-
da, un enfoque similar a éste: “Por culpa de ese rescate, se están dañan-
do a las clases más desprotegidas”.
20
Goebbels Paul Joseph (1897-1945) ENCICLOPEDIA ENCARTA. Este
personaje que fue “Ministro de Propaganda” de Hitler, decía “Repite
una mentira mil veces, y acabarán por creerla”. Nótese la importancia
que le asignaban a la propaganda y la comunicación hacia las masas, al
haber creado un ministerio exclusivamente dedicado a ese propósito.
21
El término NEO significa “nuevo” y LIBERALISMO, quiere decir la
“doctrina o sistema de la libertad”, DICCIONARIO ETIMOLÓGICO
DE LA LENGUA CASTELLANA, Joan Corominas, Editorial Gredos.
Este término no es el apropiado, ya que primero, no se trata de un
sistema “nuevo”, ya que ha existido desde la conformación del hombre
“social” con interrelación económica, únicamente se ha ido perfeccio-
nando a través de los siglos, quizá resultó “nuevo” para aquellos que no
lo conocían, por haber nacido en países estatizados y totalitarios.
MANUAL DEL POPULISTA 81

Vea el caso de Adolfo Hitler, ¿se puso él a investigar


qué porcentaje de razón había en sus postulados polí-
ticos? O más bien, ¿orientaba éstos en función a la
capacidad que tuvieran de despertar emociones po-
pulares en su beneficio personal? Creo que no necesi-
to responderle. Ahí está su camino, sólo le basta se-
guirlo, y espero no se olvide del autor de este texto22
para un puesto de publicista o alguna otra labor diver-
sa en una de las empresas “públicas”, y así ya no ten-
dré que andar escribiendo manuales.

Como hay muchas empresas en diversos países a los


cuales les gustaría que China ya no compitiera con
ellos, llegué a pensar en la posibilidad de elaborar un
atractivo manual para sacarlos del mercado. En él, les
haría ver a los chinos la conveniencia de volver a trans-
formar en “empresas públicas” todo su aparato pro-
ductivo. Le aseguro que con ese simple hecho, —si es
que los convenzo— los haría quedar nuevamente fue-
ra de competencia, bajaría paulatinamente su nivel de
ingreso y volverían a ser dependientes del exterior.
22
Para que vea como también le puedo resultar de gran utilidad como
asesor dentro de una empresa pública como PEMEX, le anticipo un
consejo: Siga difiriendo la creación de una infraestructura eficiente de
transporte colectivo, así como el empleo masivo de ciclopistas, no sea
que muchos usen menos sus autos, y con ello disminuya la dependencia
de combustibles nacionales e importados.
Si desea que esa “empresa pública” le ayude después, antes debe pro-
tegerla Usted, y uno de los pocos negocios “rentables” de ella, es la
importación de gasolina más barata para su reventa con sobreprecio en
el mercado interno, haciendo uso de su monopolio, así que más bien
estimule el consumo de combustible.
82 ALONSO GIOVANNINI

Sin embargo, como pienso que me mandarían de re-


greso de forma inmediata a mi país con todo y ma-
nual, ya no escribiré dicho texto, pero confío que cuan-
do Usted triunfe, me dará trabajo en una de estas em-
presas. No se le olvide.
LECCIÓN X
DÉJESE LLEVAR
Si ya ha permanecido cierto tiempo en la administra-
ción pública, y por vez primera en su vida visualiza la
posibilidad de alcanzar el puesto soñado, estoy seguro
que en muchas ocasiones se ha percatado del feno-
menal reto que pretende enfrentar. Y en más de una
ocasión, tal vez haya considerado que no será lo mis-
mo asumir una cómoda posición crítica y controversial,
que pasar al otro lado de la barandilla y tratar de resol-
ver lo que antes cuestionó con encono.
Tal vez también reflexionó, ¿qué haría si se encontrara
sin el respaldo que ahora siente tener? En una ocasión
dijo un político: “El éxito tiene muchos padres, pero el
fracaso es huérfano”, si algo saliera mal, o si después
le recriminaran en forma muy dura el no haber cum-
plido lo que prometió ¿ya consideró que ese “apoyo
incondicional” que ahora le aseguran profesar muchos,
incluyendo los más allegados, podría desvanecerse
como por arte de magia?
Le apuesto que ello sucedería, sobre todo si ya hubie-
ra transcurrido cierto tiempo en su gestión pública, y
más de alguno considerara que ya no le convenía “atar-
se” a algún tipo de proyecto con Usted. Si siente este
temor, lamento decirle que está fundado, se llevará
84 ALONSO GIOVANNINI

desagradables sorpresas.
Difícilmente podré olvidar lo que en una ocasión, es-
tando yo presente, un político en forma privada le co-
mentó a un colega suyo: “Ten cuidado aquí, porque
tus amigos son falsos, y tus enemigos verdaderos”. Por
tanto, estoy convencido de que en el momento en que
dejara de ser considerado “útil” para muchos, su posi-
ción podría modificarse de forma radical.

En más de una vez habrá pensado igualmente que si


bien podría alcanzar el sitio deseado, si las cosas no se
desarrollan como imagina, o si sus gobernados no re-
ciben el bienestar que hoy promete, hasta su mismo
nombre sería recordado con desprecio. Todo esto lo
pone ahora en una tremenda encrucijada, ¿Qué hacer
en esos momentos de duda? Se cuestionará a sí mis-
mo: ¿Sigo adelante con este proyecto que me ocasio-
na tantos problemas, hasta dentro de mi propia vida
personal?

Debo advertirle que precisamente en esos momentos,


donde como si fuera un cuidadoso boticario, que va-
lora en una delicada báscula diferentes elementos, así
Usted, al evaluar las supuestas ventajas e inconvenien-
tes de seguir adelante, debe estar muy atento con un
factor que pesa y atrae más de lo que aparenta: El
poder. Ese elemento pudo haber hecho que cometie-
ra un error desde el principio, que sobrevalorara el
puesto que hoy ambiciona.
MANUAL DEL POPULISTA 85

Pero la decisión es suya. Y si después de ese análisis,


se decide a seguir adelante con el proceso y no permi-
te que otro continúe en la aventura, la solución es muy
simple: Tan solo déjese llevar por el grupo que le ro-
dea. Pero le advierto, ni por un momento sueñe que
ellos lo exhortan a seguir, porque crean tanto en Us-
ted, sino más bien lo que sucede es que ellos esperan
ascender también a lugares cercanos al suyo, y por qué
no, tal vez ambicionen escalar al mismo sitio.
Y al contrario, si en forma privada llegara a la conclu-
sión de que la situación en todos los ámbitos de su vida,
sería mucho más conflictiva de lo que había pensado, y
que es mejor desistirse a tiempo, como en el traicionero
mundo de la política, más de alguno lo considera como
un mero escalón, para él a su vez confeccionarse un
proyecto particular parecido al suyo, le voy a anticipar
lo que pasaría: Tratarían de convencerlo que no deje su
plan original y que el país lo necesita, cuando en reali-
dad más bien son ellos los que lo requieren a Usted para
continuar en ese enfermizo juego.
Así que, mi querido discípulo, ya entrado en gastos —
incluyendo el costo del presente manual— tal vez ten-
ga que dejar que la propia inercia del juego lo empuje
hacia adelante. Aunque nunca olvide que así como
Usted se valió de los demás, otros también lo utiliza-
rán en sus propias ambiciones, y el que se quedará
olvidado será el pueblo, pero eso, mi estimado alum-
no, eso ya es otra historia.
ADVERTENCIA FINAL
MUY IMPORTANTE
La utilización de lo sugerido en el presente texto, le
será de mucha utilidad, siempre y cuando su interés
primordial sea estar ubicado en medio de los reflecto-
res, así como obtener, de forma fácil y rápida, la acla-
mación de multitudes. Una condición importante para
el buen funcionamiento del presente manual es que
tenga predilección por alcanzar metas de corto plazo,
y que busque principalmente objetivos que giren alre-
dedor de su persona. De no ser éste el caso y salvo su
mejor opinión, considero que este libro no es para
Usted, y le expongo las razones por las cuales lo con-
sidero así:

Siendo observadores, veremos, en cuanto a la “cerca-


nía” de nuestros objetivos a alcanzar, que quien persi-
ga mayoritariamente metas inmediatas, por lo regular,
será alguien que no se caracteriza por su gran sabiduría.

Vea Usted, el drogadicto buscará solucionar su


autoinducida necesidad para el momento o el día pre-
sentes, a pesar de que él mismo sepa que a la larga, su
actuar dañará su vida en forma total y absoluta. Algo
similar ocurrirá con el ladrón, el asesino y muchas otras
formas de proceder inadecuadas. En el otro extremo
tenemos al máximo exponente de auténtica sabiduría,
88 ALONSO GIOVANNINI

que es el Creador del universo, cuyas metas no tienen


fin en el tiempo y en el espacio.

Por ello, me atrevo a sugerirle que si su propósito está


ubicado un poco más lejos que en el corto plazo, de-
seche por completo las sugerencias realizadas, por una
simple y sencilla razón, como todo actuar humano se
regresa hacia el propio emisor del acto, una forma un
tanto cuanto tramposa de obtener el favor de las ma-
yorías, más tarde o más temprano se regresará en for-
ma negativa en contra de Usted mismo, como ha que-
dado expuesto de forma palpable en tantísimos ejem-
plos de la Historia.

Justamente el estado actual del castigado planeta que


habitamos, se debe a que los humanos no hemos asi-
milado que las consecuencias de todas y cada una de
nuestras acciones van mucho más allá del pequeño
campo de acción de nuestra particular persona.

Y la verdad, estimado lector, es que hemos procedido


buscando el efecto y no la causa, ya que ese desarro-
llo económico y humano que perseguimos como un
objetivo primario, sobrevendrá en forma automática,
hasta el momento que nos demos cuenta de la
interrelación que existe entre toda conducta humana,
y que nos sintamos parte de un organismo perfecta-
mente interrelacionado que se llama mundo.
MANUAL DEL POPULISTA 89

Por tanto, le ruego que si sus metas no son inmediatas


ni giran alrededor de Usted mismo, por ningún motivo
use las sugerencias de este manual. Y no sólo eso, una
vez que ha decidido no utilizarlo, deposítelo en la ba-
sura, o mejor aún, entiérrelo, no sea que del cesto de
los desperdicios, algún ocioso lo encuentre, y tome la
nefasta decisión de liberar alguna región o país, lo cual,
créame, traerá grandes calamidades para todos.

En cambio, si nadie lee el presente texto, es más pro-


bable que a través de un ambiente de unión, coopera-
ción y respeto a la ley, tomemos juntos el camino del
desarrollo y esfuerzo personal, ya que sólo así, alcan-
zaremos esa mejor sociedad que deseamos.

También se hace necesario que muchos de nuestros


políticos, adopten como norma el mirar un poco más
lejos. En una ocasión don Antonio Ortiz Mena23 citó la
frase: “El político ve la siguiente elección, el estadista
la próxima generación”, confío que, para beneficio co-
mún, nuestros políticos se transformen en estadistas.

23
Secretario de Hacienda de México de 1958 a 1970, en opinión de
muchos, y del propio autor, fue uno de los mejores Ministros de Hacien-
da de México de todos los tiempos.
Este manual puede ayudar
al usuario en corto plazo,
mas el pueblo al recibir
semejante aparentar,
su futuro va a dañar.

Hoy te digo de un plumazo,


esta clase de curar,
lo escribo sin pestañear,
a todos nos va a alcanzar,
y al mismo usuario de paso.

Te lo puedo asegurar,
—a mediano y largo plazo—
sin duda van a salir,
efectos de tal actuar:
¡Tremendo golpe de mazo!

Alonso Giovannini
Si siente que puede hacer algo por su país a través de
la gestión política, es probable que este libro sea para
Usted.

Pero si al mismo tiempo, la sola idea de ser señalado


c o m líder o el liberador le seduce por sí misma,
o e l

si se considera como un ser predestinado para cumplir


una misión especial, así como destacar sobremanera
sobre sus semejantes, no me cabe la menor duda que
le resultará imprescindible la lectura de este texto.

Siguiendo los sencillos pasos que le sorprenderán por


su simplicidad, descubrirá cómo puede convertirse en
ese verdadero ídolo que ni en sus mejores sueños
pensó ser. Su proyección será mayor, en la medida
que se apegue al método sugerido.

Queda terminantemente prohibida la lectura de este


libro al ciudadano común. Él tan solo debe dejarse
conducir por lo que nuestro esforzado líder está por
develarle.

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