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Las Técnicas de Interrogatorio

en el Juicio Oral

LAS TECNICAS DE INTERROGATORIO EN EL


JUICIO ORAL*
Por Juan Antonio Durán Ramírez**

SUMARIO

Introducción. 1. Antecedentes: Transición de la


escritura a la oralidad. 2. Fundamentos sobre la
introducción de las técnicas de interrogatorio. 2.1.
Fundamentos de la relación procesal penal. 2.2.
Garantías Constitucionales del proceso penal. 2.3.
Fundamentos de Derecho Internacional de Derechos
Humanos. 3. El nuevo rol de los intervinientes en el
proceso penal. 3.1. Actividad de las partes. 3.2.
Pasividad del juez. 4. Las técnicas de oralidad en el
proceso penal. 4.1. El relato y otras distorsiones al
sistema adversativo. 4.2. El interrogatorio en el
sistema adversativo. 4.3. Otras consideraciones
técnicas: Las reglas del comportamiento forense. 5.
Reflexión final. Bibliografía.
INTRODUCCION

El presente trabajo tiene por objeto presentar en


forma descriptiva, evolutiva y reflexiva, la
introducción de las técnicas de oralidad, y
específicamente las del interrogatorio, en el juicio
oral salvadoreño.

Se trata de indagar, a partir de la experiencia


salvadoreña, si la legislación y la práctica se
ordenan a los fines pretendidos con la reforma del
proceso penal, o si, por el contrario, persisten
resabios del anterior sistema inquisitivo. Nuestra
hipótesis de trabajo será esta última, es decir, la que
sustenta que la cultura inquisitiva[1] sigue pesando
en el actuar diario de nuestros tribunales de justicia,
situación a la que coadyuva la persistencia en el
nuevo Código Procesal Penal de algunos principios
del sistema anterior, como es el caso, por ejemplo,
del art. 352, sobre la posibilidad del tribunal de
sentencia de acordar prueba de oficio para mejor
proveer.

La metodología empleada será en principio, una


reflexión sobre los fines de la reforma procesal
penal, a partir de la configuración constitucional del
proceso, y la asunción de los nuevos roles que
deberían asumir los intervinientes; y de ahí analizar
el contenido, alcances y límites a la reforma del art.
348 CPP salvadoreño[2], que retoma las técnicas
propias del sistema adversativo.

La estructura del trabajo consta de cuatro apartados,


el primero de ellos que analiza la transición de la
escrituración a la oralidad en los procedimientos, con
especial referencia al juicio oral; el segundo,
dedicado a los fundamentos doctrinarios,
constitucionales y del ordenamiento jurídico
internacional de los derechos humanos, sobre la
oralidad, y específicamente las técnicas de
interrogatorio en el proceso penal; el tercero, en el
que se reflexiona sobre los nuevos roles que deben
asumir los intervinientes: Entiéndase juez y partes.
El cuarto, que trata sobre las técnicas de oralidad el
proceso, con especial énfasis en las técnicas de
interrogatorio adoptadas en el art. 348 CPP; y
finalmente, una reflexión final sobre el tema tratado.

Vaya encaminado este esfuerzo con la intención de


contribuir con la experiencia salvadoreña, en la
adopción de un verdadero sistema adversativo en el
juicio oral, que proscriba los vicios del sistema y
cultura inquisitiva.

1. ANTECEDENTES: TRANSICIÓN DE LA
ESCRITURA A LA ORALIDAD

La transición del proceso penal salvadoreño ha sido


semejante a la de la experiencia costarricense y de
otros países de la región centroamericana y en
general, de Iberoamérica, con sus propias
particularidades, virtudes, defectos y problemas.

El hecho que nuestros países hayan nacido a la vida


independiente como Estados, dentro del
ordenamiento jurídico penal español propio del
sistema inquisitivo, seguido de la influencia del
“Code d’Instruction Criminelle”, de origen
Napoleónico de 1808, y posteriormente, la influencia
del Código ROCCO Italiano adoptado especialmente
en Sudamérica, ha determinado enormemente
muchas de las prácticas viciadas que se manifiestan
en la actualidad, aún después de la reforma que
procuraba la adopción de un sistema con mayores
características del sistema acusatorio. En el caso
salvadoreño, con la superación del modelo adoptado
con el Código Procesal Penal de 1974.

Con la entrada en vigencia del actual Código


Procesal Penal, que tuvo como base al Código
Procesal Modelo para Iberoamérica, se produjo un
importante y significativo cambio que repercutió no
sólo en la estructura del proceso penal, sino en los
nuevos roles que debían asumir los intervinientes del
proceso, y sobre todo, con la introducción de nuevas
formas de procedimiento respecto de los actos
procesales

Una de las novedosas formas introducidas en el


proceso penal en El Salvador, fue la introducción de
la oralidad[3], y más específicamente el de las
técnicas de interrogatorio propias del modelo
anglosajón, fundamentalmente las del modelo
norteamericano (al igual que muchas de sus
novedosas instituciones[4]), en la que se tuvo como
base las técnicas de oralidad y del interrogatorio
seguidas en Puerto Rico, con la ventaja de presentar
dichas técnicas en castellano.
Se dice novedosas, porque a pesar de que el Código
Procesal Penal de 1974 introdujo ya una forma de
oralidad en algunos procedimientos (faltas, tránsito y
Tribunal de Jurado), en la práctica, la influencia de la
escrituración[5], el secreto, la delegación y otros
vicios propios del sistema inquisitivo, dieron lugar a
la desaplicación de lo previsto por el legislador de
1974. En concreto, en los juicios de faltas y tránsito,
el juicio ‘in voce’ fue prácticamente inexistente;
mientras que la Vista oral del Jurado estaba
diseñada para que la prueba en general se
introdujera mediante lectura de la minuta y actas, y
aún las deposiciones de peritos y testigos eran
incorporadas por su lectura. La audiencia oral se
limitaba a los alegatos de las partes luego de la
lectura de la minuta y prueba.

Tales vicios, como muchos otros, repercutieron en


una enorme mora judicial, el abuso de la detención
provisional y sus consecuentes reos sin sentencia, el
enorme costo del proceso, la ineficacia de la
persecución y sanción de la criminalidad y su
contrapartida, el excesivo número de casos de
delitos bagatelarios, que generó entre otras cosas, la
desconfianza y desprestigio de la Administración de
Justicia, necesidad que motivó la adopción del
nuevo Código Procesal Penal, que implicó la ruptura
de muchos paradigmas en lo que a Administración
de la Justicia Penal se refiere, con la introducción de
nuevas instituciones y la redefinición de nuevos roles
para los intervinientes en el proceso.

Una de las instituciones importantes, como se ha


señalado, es la introducción de las técnicas de
oralidad, y dentro de éstas, el de las técnicas de
interrogatorio.

2. FUNDAMENTOS SOBRE LA INTRODUCCIÓN


DE LAS TÉCNICAS DE INTERROGATORIO

Las razones por las cuales el legislador salvadoreño


decidió adoptar las técnicas de interrogatorio en el
proceso penal, partieron principalmente del rol y
característica que la Constitución les asigna y
configura, reflejo del proceso penal liberal, a los
distintos intervinientes del proceso penal; pero,
además, en adecuación de la legislación secundaria
a la normativa internacional de Derechos Humanos,
apoyándose en la doctrina y legislación comparada.
Un primer punto importante, es de los fundamentos
de la relación procesal, tal y como los ha manejado
la doctrina.

2.1. Fundamentos de la relación procesal penal

Pese a encontrarse devaluadas por las nuevas


instituciones del nuevo Código Procesal Penal, se ha
señalado en la doctrina[6] que los Principios
fundamentales de la relación procesal penal, están
divididos en tres grandes bloques, los que se
refieren al Principio de Oficialidad o de contenido
material de la relación procesal penal[7], el Principio
de verdad real o de finalidad inmediata[8] y el
Principio de inviolabilidad de la defensa o de
actividad defensiva[9].
De ellos, los que nos interesan para efectos de
fundamentar la adopción de las técnicas de oralidad
en el proceso penal, son los que se refieren a la
verdad real y a la inviolabilidad de la defensa, y sus
subprincipios.

De igual forma, la doctrina[10] distingue entre


garantías primarias y secundarias, siendo las
garantías primarias las que se refieren a la
formulación de la imputación, a la carga de la prueba
y al derecho de defensa; y las garantías secundarias
o de segundo nivel, las que se refieren a la
publicidad, la oralidad, la legalidad y a la motivación
de la decisión.

a) Verdad Real

El principio de verdad real se configura como


principio limitativo del ius puniendi, siendo ésta un
producto, no del simple decisionismo voluntarista y
arbitrario del Juez, sino de una actividad dinámica
propia de las disciplinas cognoscitivas. Importante,
pues como fundamento de la legitimidad
democrática de la función judicial, se afirma que “las
sentencias penales son los únicos actos jurídicos
cuya validez depende de su verdad”[11], y sobre
todo porque se afirma: el juicio[12].

FERRAJOLI[13] ha señalado la imposibilidad de


llegarse a la verdad real como enunciando
epistemológico, pues no puede confirmarse con
absoluta certeza ni aún en las ciencias exactas ni en
las ciencias del ser, pues tienen un conocimiento
relativo que se destruye a partir de cambio de
paradigma científico. Ya no se diga la “verdad
forense” o “verdad procesal”[14], cuya posibilidad de
error judicial es muchísimo mayor en la
reconstrucción de un hecho histórico pasado, por lo
que no puede llegarse de manera absoluta a la
verdad real, afirmando que la verdad del proceso,
lejos de ser una ‘verdad real‘, es una ‘verdad
aproximativa‘ y ‘probabilística‘, máxime que se trata
de una ‘verdad normativa‘, es decir, una verdad
limitada por una serie de normas jurídicas que
condicionan la validez de esa verdad (como las
prohibiciones probatoria: tortura, allanamientos
ilegales, intervenciones telefónicas ilegales, etc.) y
que por lo tanto, limitan el conocimiento de esa
verdad. Por lo tanto, una verdad judicial que sea
“cierta”, “objetiva” o “absoluta”, “representa siempre
la expresión de un ideal inalcanzable”[15].

Así configurado el proceso penal, el que se llegue a


la ‘verdad real’, con las limitaciones antes señaladas
por FERRAJOLI, se garantiza en primer lugar con la
inmediación de la prueba, es decir, ese contacto
físico con el Juez con el órgano, medio y elemento
de prueba[16] y que tienen como características la
oralidad, la continuidad del acto de prueba y del
debate, la identidad y presencia física del juzgador,
así como otras características tales como la
publicidad del debate, la libertad y comunidad de
prueba y la libre valoración y convicción.

Por ello, dentro del esquema garantista, es


necesario que el proceso sea un proceso de
verificación como parte de la epistemología
acusatoria o falsacionista, sujeta a prueba (modus
ponens) y a refutación (modus tollens), es decir, al
contradictorio. Para ello es necesario que se respete
la defensa material y técnica del imputado[17].

Y es que en el sistema adversativo[18], por lo


general, las partes tienen versiones antagónicas de
los hechos pasados; o tienen diferente interpretación
de esos mismos hechos, por lo que pretenden
convencer y persuadir al juez con ‘su verdad’.
Convencerle en cuanto a la razón, el intelecto,
respecto del hecho histórico; persuadirle en cuanto a
su sentimiento, emoción, pasiones humanas,
despertándole la simpatía por la persona en su caso.

Y no sólo el hecho que no siempre se puede probar


‘lo que realmente sucedió’, por la dificultad e
imposibilidad de hacerlo, sino que una limitante
importante es que las recreaciones verbales
provienen de seres humanos cuyos poderes falibles
de observación y memoria han sido bien
documentados[19], sino que las descripciones
verbales exactas intrínsecamente deforman la
realidad, especialmente cuando no se puede decir
todo lo que sucedió, sino que debe limitar su
narración a la información que sea importante desde
el punto de vista sustantivo. Incluso las pruebas del
tipo de los documentos y las fotografías no son más
que fragmentos de la realidad, y su valor probatorio,
a menudo, depende de las descripciones
verbales.[20]

Por la razón, algunos autores sugieren que las


técnicas adversativas oscurecen todavía más de la
realidad, pues puede afirmarse que cuando los
abogados escogen los hechos a demostrar y
preparan a los testigos, y desarrollan un
interrogatorio en determinado sentido, se “engaña al
juez” acerca de lo que realmente sucedió[21].

Pero como la realidad objetiva es indemostrable, la


mejor forma de ayudar al juez a comprender lo que
sucedió realmente es el uso de dichas técnicas del
sistema adversativo[22], como es que el abogado de
la parte contraria cuestione, controvierta, impugne,
polemice, contradiga y refute tanto al testigo como a
su testimonio, a través del contrainterogatorio[23].

Por ello, la "verdad real" en el proceso penal, en


términos de FERRAJOLI, es una verdad limitada,
aproximativa, probabilística y normativa[24]

b) Inviolabilidad de la defensa material y técnica

Con el inicio d la persecución penal[25], el ius


puniendi ejercido con todo su aparato investigador
(Policía y la Fiscalía) se vuelca sobre la persona
humana individualizada, a fin de hacer valer la
pretensión punitiva ante la jurisdicción. Tales
aparatos de persecución penal, está investidos de
Poder coercitivo[26] con el fin de obtener y asegurar
las fuentes de prueba a través de la investigación, y
que se convertirán durante el proceso en medios de
prueba, e incluso, pueden ejercer atribuciones que
lesionan o restringen derechos fundamentales de la
persona humana.

Tal ejercicio del poder implica un desequilibrio frente


al ciudadano investigado, imputado y acusado, por lo
que el ordenamiento jurídico ha investigado a la
persona humana d ciertas garantía que le aseguren
el goce de sus derechos fundamentales[27].

En el proceso penal, s afirma, tal desequilibrio y


desigualdad inicial se logran compensar a través de
la inviolabilidad de la defensa, constituyendo una
forma de equiparar y de poner en condición de
igualdad al imputado frente al Estado.

Dado que la Constitución configura al proceso e un


modelo triádico[28], donde el juez tiene un calidad d
tercero supra partes, las partes deben estar en
condición de igualdad, con la finalidad de discutir sus
pretensiones ante el juez. Tal igualdad, como se
afirmó, se garantiza a través de la inviolabilidad de la
defensa, que para unos autores, no significa que
ponga en condición de igualdad al imputado frente al
Estado., Si no más bien, en una situación de
equivalencia frente a la acusación pública[29], para
compensar esa desigualdad inicial que surge desde
el inicio d la investigación.

Dentro de las manifestaciones al ejercicio de la


defensa, se encuentran el derecho a la intervención
en el proceso y en especial, en la Vista Pública; la
contradicción de alegatos y de prueba, el conocer la
imputación del hecho, es decir, el saber qué hecho
se le atribuye y por qué se le hace dicha imputación;
a la intimación que debe ser concreta, clara, precisa,
circunstanciada, integral y oportuna; el que se
formule oportunamente la ampliación de la
acusación respecto a nuevos hechos o nuevas
circunstancias relacionadas con el hecho y la
participación; a la correlación entre acusación y
sentencia o principio de congruencia; a conocer y
confrontar los alegatos y pruebas respecto de la
reparación civil del daño; así como a la motivación
razonada y razonable de la sentencia.

La inviolabilidad de la defensa tiene una doble


repercusión: La defensa material y la defensa
técnica[30]. La primera, con la que se garantiza la
presencia física del imputado y la segunda, la de su
abogado defensor. Ello, con todas las
manifestaciones ante mencionadas.

Sin embargo, como se ha dicho antes, se afirma que


tales principios de la relación procesal penal se
encuentra devaluados, sobre todo con la entrada en
vigencia del Código Procesal Penal de 1998; pese a
ello, tales principios no dejan de tener valor, aunque
sean ahora relativos. Así, se han adoptado una serie
de instituciones que no sólo constituyen excepciones
a tales principios, sino que constituyen incluso reglas
generales que los contrarían completamente.

En el caso del Principio de Oficialidad y


subprincipios de Estatalidad, oficiosidad, etc., existe
mayor protagonismo de la víctima a través su
participación directa o a través del querellante, la
conciliación, o lo que se ha dado en llamar la
"tercera vía" del derecho penal, como lo es la
reparación del daño; el Ministerio Público puede
prescindir de la persecución penal mediante los
criterios de oportunidad, entre otros.
Tratándose del principio de Verdad Real, con el
procedimiento abreviado, la "verdad" ya no depende
de una reconstrucción mediante la prueba, sino que
tal verdad queda al consentimiento de las partes
(Fiscalía, Imputado y Defensa) semejante al plea
beargining norteamericano[31].

2.2. Garantías constitucionales del proceso penal

A estas alturas es indiscutible el carácter normativo


de la Constitución[32], y la vinculatoriedad y la
obligatoriedad de las normas constitucionales para
todos los poderes públicos[33]. Se afirma además
que la Constitución tiene una función
integradora[34], en tanto que es producto de un
consenso democrático de distintos grupos sociales y
de poder, surgido en un momento determinado, con
pretensión de que tal Constitución sea vigente y
permanente[35].

De tal forma que las normas constitucionales son


producto de un consenso democrático, y dentro del
Constitucionalismo contemporáneo, se parte de la
idea de que “Toda sociedad en la cual no esté
asegurada la garantía de los derechos y
determinada la separación de poderes, carece la
Constitución”[36]. Pero sobre todo, porque es parte
de que el “control” de los poderes públicos,
constituye una idea inseparable al concepto de
Constitución[37].

La Constitución, pues, se plantea límites al ejercicio


del poder penal; límites materiales, formales y
genérico- valorativos[38], siendo el fundamento de
tales límites los derechos fundamentales derivados
de la dignidad humana, y a partir de ahí, se
configuran una serie de garantías que la
Constitución plantea respecto al ejercicio del ius
puniendi.

Al respecto, BINDER[39] clasifica tales garantías


constitucionales, en cuatro grandes bloques, como
son: Las garantías básicas (juicio previo y
presunción de inocencia), las que impiden la
manipulación arbitraria del proceso (legalidad del
proceso, juez natural, independencia e
imparcialidad, inviolabilidad de la defensa, ne bis in
ídem), las que limitan el poder del Estado de
recolectar información (prohibición de la tortuga,
derecho a no declarar contra sí mismo, inviolabilidad
del domicilio e inviolabilidad de las comunicaciones)
y las que limitan el uso de la fuerza durante el
proceso penal (excepcionalidad de la detención
provisional prisión preventiva).

a) Presunción de inocencia

Consagrado en el art. 9 de la Declaración de los


Derechos del Hombre y el Ciudadano[40], la
presunción de inocencia se ha mantenido y
adoptado en la generalidad de ordenamientos
jurídicos tanto en el ámbito jurídico interno[41] como
en el internacional[42].

Constituye en principio, una praesumptio iuris


tantum, es decir, una presunción que si bien es
cierto está plasmada en la ley, admite prueba en
contrato[43].
Para VÉLEZ MARICONDE[44], la presunción de
inocencia, tiene al menos, tres consecuencias
importantes:

1. Que una persona se considera y debe ser

tratada como inocente mientras no sea

declarada culpable por sentencia firme (Estado

de inocencia);

2. Que el obligado a probar es el acusador o

Ministerio Público, y no el imputado (Onus

probandi incumbit actori); y,

3. En caso de duda se resolverá lo favorable al

reo (‘in dubio pro reo’, derivado del principio

‘favor rei’).

Tal principio constituye más bien una norma


constitucional vinculante para todos los poderes
públicos, que incluye a los jueces al momento del
juicio oral y público, en especial, respecto de la
carga de la prueba y al deber de imparcialidad del
juez.

b) Carga de la prueba
Se ha dicho que la carga de la prueba corresponde
al actor (Onus probandi incumbit actori), como
consecuencia no sólo de la presunción de inocencia,
sino del modelo acusatorio adoptado por la
Constitución respecto del proceso penal.

Ello tiene consecuencias para los intervinientes del


proceso, pero sobre todo al material probatorio que
se produce en el proceso, o que la doctrina conoce
como mínima actividad probatoria de cargo, a fin de
que pueda ser destruida dichas presunción de rango
constitucional[45].

En las técnicas de interrogatorio, la carga de la


prueba se traduce en que a quien le corresponde
probar o acreditar las afirmaciones de la acusación,
es a la Fiscalía, al querellante, al actor civil o la
víctima, pero especialmente a la Fiscalía, quien es el
titular de la pretensión punitiva, conforme al
ordenamiento jurídico salvadoreño[46].

Ello a partir de la estructura triádica del proceso[47],


que exige del juzgador el deber de imparcialidad que
constituye una garantía para el ciudadano.

c) Imparcialidad del juez

La función jurisdiccional, conforme al art. 172 de la


Constitución de la República de El Salvador, señala
que: “(...) Corresponde exclusivamente a este
Órgano la potestad de juzgar y hacer ejecutar lo
juzgado (...)”, con lo cual queda claramente
delimitada en qué consiste la principal actividad de
este Órgano del Estado[48].
De igual forma, la misma Constitución no sólo ha
reconocido el deber de imparcialidad de los jueces,
sino que además, la Constitución le ordena al
legislador la especial protección a tal
imparcialidad[49], la que tuvo concreción legislativa
en le art. 3 CCP[50].

Reconocida como una garantía orgánica del proceso


penal[51], junto a la independencia y naturalidad del
juez, la imparcialidad del juez, que FERRAJOLI
denomina ‘terzieta’, está motivada a la “ajenidad del
juez a los intereses de las partes en la causa”[52],
supone a nivel institucional, la separación entre le
juez de la acusación[53]. Ello debido a que el juez no
es titular de la pretensión alguna, por lo tanto debe
asumir el deber de imparcialidad, aún frente a la
tentación de la ‘búsqueda de la verdad real' por sus
propios medios, a través de la ‘investigación judicial
autónoma’, como será en el juicio oral, que el juez
asuma un rol protagónico interrogando al testigo o
perito, provocando en consecuencia la producción
de prueba sobre extremos de pretensiones que le
son ajenas.

MAIER critica dicha potestad, pues no solo


‘decolora’ la labor que cumple los intervinientes en el
proceso, entiéndase las partes y sus representantes,
“sini en general, el sistema del debate entre
intereses contrapuestos como camino de búsqueda
de la verdad procesal”.

Además señala que ello “ha contribuido a borrar


ciertas características de la tarea del tribunal judicial,
imprescindibles para sostener la imparcialidad (falta
de interés en la decisión del caso) y su arribo a la
decisión con la menor cantidad de perjuicios; (...) (y)
se vincula con el desprecio absoluto por el valor
material de la voluntad de los protagonistas del
caso”[54].

Además de la separación entre le juez y la


acusación, FERRAJOLI señala como otras
manifestaciones de dicha imparcialidad, que el juez
no tenga ningún interés privado en la causa, ni
interés público o institucional, así como otras
garantías como son las relativas a la conducción de
la instrucción, a la publicidad del juicio, a las
modalidades de interrogatorio (Aunque no señala
cuales ni cómo son dichas técnicas, las que se
proponen en este trabajo), y más en general, a las
técnicas de formación y refutación de pruebas. Así
como la separación de los órganos de investigación
de un orden distinto del judicial y la posición de
igualdad de las partes.

Sin embargo, la adopción de las técnicas de


oralidad, en especial las del interrogatorio, tienen un
fundamento en el Derecho Internacional de los
Derechos Humanos, como se verá más adelante.

2.3. Fundamentos de derecho internacional de


los derechos humanos

Tanto el art. 8 de la Convención Americana sobre


Derechos Humanos, o “Pacto de San José”, como el
art. 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, prescriben lo que denominan “garantías
judiciales mínimas”, y entre ellas nos interesa
destacar las que se refieren al juicio oral y público, a
la intervención del imputado y su defensor en el
proceso y el juicio, y sobre todo, a al posibilidad de
‘interrogar’ o ‘hacer interrogar’ a los testigos de
cargo existentes en contra de la persona.

a) Juicio oral y público, intervención, contradicción y


defensa

Tanto el CADH como el PIDCP hacen énfasis en


que es derecho de la persona sometida a un
proceso penal, “ser oída”, agregando el PIDCP
“públicamente”. Podría hacerse una interpretación
literal en el sentido que el “ser oída” debe
necesariamente entenderse a que deba ser ‘oral’ el
proceso. Si embargo, aún hay muchos
ordenamientos jurídicos que tienen la modalidad de
la escritura en sus procesos penales, sin que se
aduzca que se violenta la normativa internacional.
Más bien, el “ser oída” implica la oportunidad de
intervenir, oponerse a os alegatos y pruebas en su
contra, alegar y ofrecer prueba, entendiéndose pues,
el “derecho de audiencia y defensa” en su expresión
más amplia.

La Constitución de El Salvador no prescribe que el


juicio debe ser oral, más bien el art.11 Cn. Se refiere
a "juicio con arreglo a las leyes" y el art.12 menciona
"juicio público"; no obstante se afirma que dentro de
un sistema penal democrático, la oralidad es digna
de elevarse a rango constitucional[55], presentando
una serie de ventajas sobre el procedimiento escrito,
y sobre todo, porque el juicio oral es propio del
sistema republicano.
Podríamos afirmar que la publicidad va relacionada
estrechamente con la oralidad[56], aunque ésta
última se refiere más directamente a la inmediación
de la prueba, difícilmente puede concebirse un juicio
público que sea escrito; es decir que la oralidad
viene siendo una consecuencia directa de la
publicidad del juicio, esto es, del debate en el que se
garantiza la intervención del imputado, pro sobre
todo, con la posibilidad de "interrogar" o "hacer
interrogar" a los testigos de cargo en su contra.

b) Posibilidad de "interrogar" o "hacer interrogar" a


los testigos de cargo.

Como puede advertirse del texto del art. 8.2.f CADH,


se establece el "derecho de la defensa de interrogar
a los testigos presentes en el tribunal y de obtener la
comparecencia, como testigos o peritos, de otras
personas que pueden arrojar luz sobre los hechos",
restringiéndose el derecho de interrogar a los
testigos de cargo únicamente a la defensa,
entendiéndose que quien la ejerce es un defensor
ajeno a la persona acusada.

Por el contrario, el art. 14.2.e PIDCP señala el


derecho de la persona "A interrogar o hacer
interrogar a los testigos de cargo y a obtener la
comparecencia de los testigos de descargo y que
estos sean interrogados en las mismas condiciones
que os testigos de cargo"; en tal sentido, este
derecho es más amplio, pues reconoce el derecho
del imputado a interrogar él directamente a los
testigos de cargo, aún cuando no fuere persona
letrada o autorizada para ejercer la defensa.
Ello, como derivación de defensa material.

Ambos ordenamientos jurídicos se encuentran


vigentes en El Salvador, y conforme al art.144 de la
Constitución[57], constituyen leyes de la República,
con prevalencia sobre las leyes en caso de existir
contradicción entre ellas.

Por lo que si bien el legislador, en el art.348 CPP


que se refiere al "Interrogatorio de testigos", no
reguló el interrogatorio directo por parte del
imputado, debe reconocerse y respetarse este
derecho, con las advertencias de que en caso de
llevar a cabo un interrogatorio personalmente, puede
ello traerle consecuencias inesperadas y que dicho
interrogatorio será controlado por el Presidente del
Tribunal o quien presida la audiencia, en caso de
que se planteen objeciones a las preguntas,
conforme a las técnicas de interrogatorio
establecidas en la ley[58].

Ello puede generar discusión y temor en torno a la


seguridad del testigo, pero es un derecho que no
admite excepciones a nivel jurídico internacional, y si
lo es a nivel del ordenamiento jurídico interno,
prevalece siempre el tratado.

Tal vez lo que pueda constituir una excepción pueda


generar polémica, sería el caso del interrogatorio por
parte del imputado a la víctima o testigos, cuando
se trate de menores de edad, por la "revictimización"
y el impacto psicológico en el menor; sin embargo,
omitiremos hacer consideraciones al respecto, pues
sello requiere de un mayor análisis que excede los
fines de este trabajo.

3. EL NUEVO ROL DE LOS INTERVINIENTES EN


EL PROCESO PENAL

Con la entrada en vigencia de la Constitución de la


República, en 1983, el constituyente diseñó o
configuró un proceso penal en que los intervinientes
tenían bien claras y delimitadas sus funciones, tanto
en cuanto a la función del juez[59], el del Fiscal
General de la República[60], los derechos del
imputado[61], y en especial, a su defensa, sea
particular como pública, a través de la Procuraduría
General de la República[62].

De tal suerte, pues, que le constituyente configuró


un marco normativo que establecía cómo debía ser
el proceso penal salvadoreño[63] y cuál era un rol de
los intervinientes en el proceso penal; sin embargo,
no fue sino hasta 1998 que la Asamblea Legislativa
realizó la concreción legislativa con la entrada en
vigencia del Código Procesal Penal, que desarrolla
tanto las disposiciones constitucionales, dando a los
intervinientes ‘nuevos roles’ frente a las actuaciones
que venía realizando con el Código Procesal Penal
de 1974, ahora derogado.

Así, el Juez, ajeno a la actividad de acreditar los


extremos de las pretensiones en conflicto, debe
asumir un rol distinto al de las partes, a quienes les
corresponde acreditar tales extremos. Ciertamente,
el Juez debe decidir la ‘verdad' epistemológica
respecto del caso, pero es a las partes a quienes
les corresponde probar los extremos de sus
pretensiones, mediante la acreditación,
contradicción, el debate, el ‘modus ponens’ y ‘modus
tollens’, para decirlos en términos Ferrajolianos[64].

3.1. Actividad de las partes

Como se ha dicho, el rol de las partes en el proceso


acusatorio es esencialmente dinámico, caracterizado
por la enorme actividad que deben desarrollar para
probar y acreditar los extremos de sus afirmaciones.

Ello es una carga tanto par la acusación por medio


de la Fiscalía, con la aportación de los medios
probatorios que acrediten los extremos de su
pretensión; como para la defensa, en su derecho de
resistencia a dicha pretensión, con la
desacreditación de tales extremos probatorios, la
refutación de los alegatos y la aportación de prueba
de descargo, la que también será controvertida por
la defensa.

En el juicio oral, pues, debe aportar la prueba


mínima de cargo, suficiente para lograr la convicción
del juez respecto de sus pretensiones; y tiene un rol
muy activo acreditando tales extremos y
desacreditando los extremos probatorios ofrecidos
por la defensa.

Pero frente a esta enorme actividad desplegada por


las partes, a contrario sensu, el Juez debe
caracterizarse por su enorme pasividad en el juicio.
3.2. Pasividad de juez

Instituido como un tercero supra partes, cuya


caracterización y garantía orgánica más importante
es la imparcialidad frente al litigo, y no siendo titular
de pretensión alguna, el juez debe asumir un rol
eminentemente pasivo frente a la actividad
probatoria, debiendo limitar su actividad a la función
decisora de las pretensiones en conflicto y a ser un
contralor de garantías, al momento del debate, a fin
de que lleve a cabo un proceso con plena igualdad
de armas y oportunidades, e impidiendo los excesos
de uno sobre otro. Su rol se limita a ser simplemente
un ‘árbitro’ del juego, evitando y extirpando aquellas
actuaciones que se extralimiten de las ‘reglas del
juego’.

Lo anterior, muy por lo contrario al rol que había


venido asumiendo en un sistema viciado e influido
por la cultura inquisitiva, en el que tenía un rol
protagónico en la búsqueda y acreditación de la
‘verdad real'. En el nuevo proceso penal, el juez
debe cumplir una labor pasiva en la actividad
probatoria, pues es ajeno a las pretensiones en
disputa; siendo la acreditación de ‘la verdad', una
actividad que le corresponde estrictamente a las
partes.

Excepcionalmente, el juez debe asumir un rol


protagónico, pero limitado a controlar la actividad de
las partes, especialmente en cuanto a la forma y
contenido de las preguntas hechas al perito y al
testigo, lo que implica la introducción de elementos
de prueba con la posible respuesta del testigo, por lo
que el control recae en la admisibilidad o no a la
respuesta esperada, a partir de la pregunta realizada
por la parte que interroga, siendo éste el incidente
del trámite de objeciones, que puede suscitarse en
cualquier del interrogatorio.

Salvo esa excepcional actividad del juez, en su


calidad del árbitro y directo del debate[65], su
función debe limitarse a ser un observador
minucioso de los elementos de prueba que se están
produciendo frente a él, para decidir el litigo.

4. LAS TÉCNICAS DE ORALIDAD EN EL


PROCESO PENAL

Esa caracterización de los nuevos roles (actividad de


las partes y pasividad del juez) tiene su
manifestación en la fase plenaria del proceso, la fase
de contradicción o juicio, y que ha sido tomada por el
legislador salvadoreño en su art. 348 CPP.

4.1. El relato y otras distorsiones a sistema


adversativo

Es de reconocer, por otra parte, que inicialmente,


con la adopción del Código Procesal Penal, el
referido art. 348 CPP contemplaba las técnicas de
interrogatorio pero en una forma que distorsionaba el
sistema adversativo, mediante la permisión del relato
por parte del testigo y con el posterior interrogatorio
de las partes, e incluso del juez[66]. De tal forma que
presentaba distorsiones en cuanto a la actividad del
juez en la acreditación del testigo o perito, el
interrogatorio sobre los hechos, y sobre todo, en
cuanto a la prohibición del uso del interrogatorio
sugestivo en el contrainterrogatorio.

a) Acreditación del testigo por parte del juez

La anterior redacción del inciso primero del art. 348


CPP, ahora reformado, decía; “El presidente del
tribunal, después de interrogar al perito o testigo
sobre su identidad personal y la circunstancias
generales para valorar su testimonio (…)”. Dicha
redacción presentaba la dificultad de que fuese el
juez quien interrogara al testigo sobre las
circunstancias para acreditar o no la veracidad o
mendacidad del testigo[67], con lo que violentaba,
por un lado, su deber de imparcialidad; y por otro,
despojaba a las partes de dicho rol, pues son ellas
quienes a través del contrainterrogatorio y la
rehabilitación, a quienes les corresponde dicha
actividad.

Se ve lesionada la imparcialidad del juez, pues como


se ha dicho, él no es titular de pretensión alguna; y
por otro, la actividad de producir pruebas y de
cuestionar las producidas, le compete a las partes y
no al juez. De ahí que fuera necesario delimitar la
actividad del juez en el interrogatorio del testigo o
perito, simplemente a verificar los datos generales
sobre su identidad, pero no los aspectos relativos a
su credibilidad[68], pues ello compromete su
imparcialidad.

b) El uso del ‘relato’ por parte del testigo o perito


El relato espontáneo tiene el defecto de ser, por una
parte, incompleto, y por otra, irregular, pues el sujeto
no se extiende uniformemente en su explicación; y
además, ofrece demasiado material impertinente,
pues en múltiples ocasiones elementos interpelados
que nada son útiles, antes bien, sólo sirven para
hacer perderse a quien los consulte en detalles sin
importancia, siendo esos impertinentes, irrelevantes
e inútiles. Sólo un tanto por ciento muy escaso de
testimonios espontáneos, dicen todo lo que interesa
y nada más que lo que interesa, como señala MIRA
Y LÓPEZ [69].

De igual forma, “la creencia en el valor del diálogo”


propio del principio democrático consagrado en la
Constitución[70], se proyecta sobre el juicio penal, y
en especial en la prueba, que tiene una naturaleza
controversial, lo que implica un combate de
posiciones , una confrontación de teorías sobre la
realidad ontológica, ya que el proceso es inter
partes, contradictorio, dialéctico; por lo que es
preferible, para efectos de la estrategia del caso
planteado por las partes, que la información que
fluye del testigo o perito no sea espontánea,
desordenada, impertinente, sino que es preferible
que esa información surja en forma ordenada, y
conforme a los hechos y circunstancias que la parte
quiere establecer conforme a su estrategia[71].
Tales estrategias se ven enormemente afectadas, si
se permite el relato espontáneo del testigo o perito.

c) El interrogatorio por parte del juez y del jurado


sobre los ‘hechos’
Dada la configuración del juez dentro de la garantía
orgánica de imparcialidad, su calidad de sujeto supra
partes, y sobre todo porque el proceso es
eminentemente contencioso de partes, la ‘verdad’
sobre los hechos ha de fluir de tal debate, de tal
confrontación, mediante el interrogatorio y
contrainterrogatorio al testigo o perito, el juez no
debe interrogar sobre los hechos.

El juez, por el contrario, debe asumir un rol pasivo,


especialmente al momento del interrogatorio de los
órganos de prueba, pues ello no sólo compromete
su imparcialidad sin que puede afectar
enormemente los logros de una de las partes
durante su interrogatorio, haciendo innecesaria la
actuación e intervención del otro.

Por ello, tal facultad de interrogar al testigo debe


hacerse, como señala la reforma a dicha disposición
al enunciar: “El presidente y los otros miembros del
tribunal, podrán interrogar al perito o testigo, pero
con las limitaciones que el deber de imparcialidad
les impone” [72].

En tal tema se aconseja que las preguntas que


formule el juez sean únicamente para aclarar puntos
sobre información ya suministrada al juicio por el
interrogado, y que resulte confusa u oscura. Y que
tales preguntas se refieran a puntos periféricos y no
medulares[73], puntos sobre los cuales el juez debe
permitir el interrogatorio, como se verá más adelante
respecto a la pertinencia de las preguntas.
A juicio del que escribe no es aconsejable que el
Juez interrogue, pues es labor de las partes
convencerle sobre los hechos a partir de la
información que proporcione el testigo; y porque con
las preguntas por muy importantes que sean,
pueden destruir lo que una de las partes ha logrado
con su interrogatorio, en detrimento de la otra, sin
que ello sea su labor o su rol. Suministrar esos datos
fácticos le compete a las partes con su
interrogatorio. Al juez le corresponde percibirlas y
valorarlas, no hacerlas producir. Y si el juez tiene
dudas respecto de los hechos o circunstancias, ya el
art.5 CPP, le prescribe que: "En caso de duda el juez
considerará lo más favorable al imputado".

De la misma manera, no es aconsejable que el


Jurado o los miembros del Tribunal del jurado,
interroguen al testigo, perito o al imputado (art.372
inc.2º CPP), pues no sólo pueden infringir su deber
de imparcialidad al generar los mismos efectos
destructivos a la estrategia de las partes, sino que
acarrea un problema para éstas, en tanto que no les
convendrá objetar las preguntas que el Jurado (o el
Juez en su caso) hagan, pues en última instancia,
son quienes decidirán el litigio[74].

De la misma manera, en el caso de interrogatorio de


menores, el art. 349 CPP establece que será
conducido por el presidente del tribunal, si lo
considere necesario, con base a las preguntas
presentadas por las partes[75]. Sin embargo,
considero aconsejable que sean las partes quienes
interroguen al menor, dada la idea del sistema
adversativo y acusatorio que conllevaba el espíritu
de la reforma. Considero que el juez no debe
interrogar al menor, pues se coloca en ocasión de
producir prueba; y como se dijo antes, debe limitarse
a apreciarla y valorarla; y a dirigir el debate. Para
ello, las partes deben preparar bien al menor y
explicarle lo que ahí va a suceder, y eso sí, el juez
debe ejercer u mayor control sobre el interrogatorio
de las partes, para evitar que se afecte la deposición
del menor.

d) Prohibición del uso del interrogatorio sugestivo en


el contrainterrogatorio.

La redacción anterior del art. 348 CPP, presentaba


además un escollo insalvable con la prohibición de
las preguntas sugestivas, que son el principal
instrumento del contrainterrogador. Para ello fue
necesario analizar el fin de esa prohibición e
interpretando su alcance de acuerdo a los fines del
proceso penal y algunos principios
constitucionales[76].

Se entienden por preguntas sugestivas, aquellas que


sugieren las respuesta. “Sugerir” tiene dos
acepciones principales: (1) “hacer entrar en el ánimo
una idea o cuestión”, (2) “dominar la voluntad de una
persona llevándola a decir o hacer lo que no quiere”.
Y por sinonimia, se entiende sugestión tanto inspirar
o insinuar, como dominar la voluntad: por lo que
queda prohibida la segunda idea respecto a las
preguntas sugestivas[77].

Procesalmente hablando, la pregunta sugestiva es


“la que sugiere la respuesta deseada (…) son
sencillamente afirmaciones, con una frase agregada
al principio o al final para convertirlas en
preguntas”.[78] De igual forma, se entiende “aquella
que no sólo busca una respuesta única, sino que
incluye la respuesta en la propia pregunta”[79]. En el
mismo sentido, JAUCHEN al referirse a tales
preguntas sugestivas, entiende que son “aquellas en
que el hecho o circunstancia que se pretende
conocer o esclarecer con la respuesta del testigo, se
le indica mediante la pregunta, sugirieron de este
modo la respuesta que debe dar. De esta forma la
misma pregunta restringe al testigo la posibilidad de
respuesta”[80].

A partir de tales nociones, la idea de la prohibición a


las preguntas sugestivas tiene por objeto impedir
que la información de donde surgirán los elementos
de convicción sea ‘inspiración’ de las parte, lo que
vuelve nugatoria la posibilidad de llegar a la
reconstrucción conceptual del hecho, pues sólo se
obtendría información parcializada, coherente con la
pretensión de la parte que interroga en el proceso,
afectándose el principio de ‘verdad material o real’
cuando estamos en presencia de un interrogatorio
destinado a obtener información primaria o
novedosa, que todavía no ha sido extraída ni
incorporada en el juicio[81].

Con dichas ‘insinuaciones’ o ‘sugerencias’ de las


partes, sería imposible legar a la certeza como nivel
de convicción capaz de destruir la presunción de
inocencia, pues con ello, los elementos probatorios
provienen de la intimidad de las partes y no del
órgano de prueba, desvaneciéndose la ‘objetividad’
que exige la prueba para ser tal; pues la noción de
‘subjetividad' de la prueba no sólo se refiere al
conocimiento privado del juez, sino que además, al
conocimiento que tengan las partes del hecho, a
menos que constituyan órganos de prueba.

Pero si tal prohibición se refiere únicamente a la


‘información novedosa’, no tiene sentido que se siga
manteniendo respecto de la información que ya fue
incorporada al juicio por el órgano de prueba que
está siendo interrogado, y es que en el sistema
adversativo se hace necesario el uso del
interrogatorio sugestivo en el contrainterrogatorio;
ello por dos razones: (1) Porque el abogado de la
parte contraria a quien ha ofrecido al testigo o perito
como órgano de prueba, por lo general no goza de
su empatía afinidad, no estando identificado con el
examinador[82] como sí lo tiene con el abogado
quien lo ha ofrecido como órgano de prueba, con
quien se manifiesta colaborador; y (2) El
interrogatorio sugestivo en el contrainterrogatorio
permite que la prueba ya incorporada al proceso sea
sometida a parámetros que garanticen su
confiabilidad, con lo que contribuye ala convicción de
que sea verdad que se ha alcanzado se fortalezca o
se disipe, alcanzando la finalidad normativa y al
primacía de los valores y principios
constitucionales[83], especialmente el de
contradicción, que además es un principio de
derecho probatorio.

De lo anterior se concluye que la prohibición de


interrogatorio sugestivo es razonable respecto del
interrogatorio directo, que es con el que se aporta
prueba novedosa; no así respecto del interrogatorio,
en la que la prueba ya producida e introducida se
confronta y contradice; y siendo el testigo por lo
general hostil al contrainterrogador, se hace
necesario el uso del interrogatorio sugestivo.

Por ello fue necesario reformar el referido art. 348


CPP, adecuándolo al sistema adversativo, pues tal
redacción distorsionaba el sistema contradictorio y
comprometía gravemente la imparcialidad del juez.

4.2. El interrogatorio en el sistema


adversativo
Con tales observaciones, el legislador reformó el art.
348 CPP[84], adecuándolo al sistema adversativo
propiamente dicho, y garantizado la imparcialidad
del juez durante el interrogatorio del testigo o perito.

Sin embargo, las técnicas de oralidad no se limitan


al interrogatorio de los órganos de prueba, sino que
también existen técnicas de oralidad que se
relacionan con todo el debate[85].De ahí que se
hablan de técnicas respecto a los alegatos iniciales,
al interrogatorio propiamente dicho, el cual se divide
en: Interrogatorio directo, el contrainterrogatorio, el
interrogatorio redirecto y el contrainterrogatorio; las
objeciones por vicios de forma y de fondo, y el
trámite de su resolución, y finalmente, en cuanto a
los alegatos finales.
Si bien es cierto, tales técnicas se relacionan más
que todo con la actividad de las partes[86], el juez
debe conocerlas y dominarlas, pues de recordar que
cómo árbitro y director del proceso, a él le
corresponde decidir qué elementos de prueba
pueden ingresa al juicio y qué no, resolviendo los
incidentes planteados por las partes por medio de
las objeciones.

a) Alegato iniciales

Las partes han de llegar ante el tribunal con una


historia legal, verosímil y persuasiva[87], deben
preparar lo que se conoce como la teoría del caso,
es decir, una especie de cuento o recreación de los
hechos pasados, los cuales tienen una implicación
jurídica[88].

Tal teoría se divide en la teoría fáctica y en teoría


jurídica.

La teoría fáctica comprende las hipótesis


descriptivas (Ejemplo: lugar, fecha, horas, golpiza,
etc.) y explicativas (Ejemplo: Móvil: celos, venganza,
ánimo de lucro, etc.), y la teoría jurídica, que es el
conjunto de implicaciones y explicaciones jurídicas,
que se desprenden de la teoría fáctica, de la que es
subsidiaria.

Esa evidencia se clasifica en: (1) evidencia


afirmativa[89], (2) evidencia de refutación[90], (3)
evidencia de credibilidad[91], (4) evidencia
explicativa[92]y (5) evidencia emocional[93].
Tales evidencias, pueden a su vez ser evidencia
directa y circunstancial, siendo importante las
generalizaciones en el razonamiento inferencial.

b) El interrogatorio al testigo o perito[94]

Ya se ha aclarado por qué es necesario e


conveniente que el testigo o perito no relate su
versión acerca de los hechos, sino que la
información que aporte sea producto del
interrogatorio realizado tanto por la parte que lo ha
ofrecido, como por la contraparte.

De ahí que tal modelo dialéctico, contradictorio o


adversativo, se haya hecho plasmar en la reforma al
art. 348 CPP, que contempla las técnicas de
interrogatorio en dicho sistema.

Tal interrogatorio comprende un primer


interrogatorio, conocido en la doctrina como
interrogatorio directo, realizado por la parte que
ofreció o presentó la prueba; el contrainterrogatorio,
que le corresponde realizarlo a la parte contraria a
quien ofreció la prueba. El interrogatorio redirecto,
que es el segundo interrogatorio que realiza la parte
que ofreció al testigo y lo interrogó de primero, a fin
de rehabilitar el testigo o el testimonio; y el
recontrainterrogatorio, o segundo
contrainterrogatorio, que puede realizar nuevamente
la contraparte, luego del segundo interrogatorio por
la parte que ofreció al órgano de prueba. Estas dos
últimas intervenciones, se limitan a preguntar sobre
materias nuevas procedentes del interrogatorio
inmediatamente anterior; es decir, que no puede
interrogar sobre nuevo material, pretendiendo
introducir aspectos que omitieron en el primer
interrogatorio o contrainterrogatorio.

i) Interrogatorio directo

Es la principal oportunidad para introducir los


elementos de prueba de los hechos que se
pretenden probar[95].

El interrogatorio tiene como propósitos: (1) Probar


las alegaciones que se han hecho, pues las
respuestas del testigo o perito sustentarán y servirán
de base para las alegaciones; y (2) convencer al
juzgador sobre la veracidad de las alegaciones,
facilitando que el juzgador perciba la historia como
real, viva, persuasiva y por lo tanto, acreedora de
peso ante el juzgador.

Dentro de los métodos de interrogatorio se


encuentran la estrategia del cronológico y de
primacía, impacto y novedad que las partes pueden
utilizar como estrategia durante el interrogatorio
directo, persuadir al juez.

Dentro de la estrategia de presentación de la prueba


y de los elementos de prueba que suministre el
testigo, existen al menos dos formas: (1) El
cronológico, que pretende recrear los hechos
conforme al orden de cómo sucedieron en el
tiempo[96]; y (2) Primacía, impacto y novedad , que
aconseja iniciar con un tema determinado, por lo que
se pretende impactar, intelectual y emotivamente al
juzgador, pues parte de la idea que la persona
recuerda más lo primero y lo último que escucha,
por lo que en el interrogatorio se seleccionará los
datos que más impresionen e impacten al juzgador y
que quiere que recuerden más al momento de
decidir el caso[97].

Por otra parte, en cuanto al contenido y forma de las


preguntas, se aconseja la sencillez y brevedad; el
uso de las preguntas abiertas[98] para que el testigo
narre o explique con sus propias palabras, con lo
que se eleva la credibilidad de su dicho, cuyo
alcance en cierto modo está limitado; el uso de
preguntas cerradas[99], para probar aspectos
específicos o un hecho particular, no sugiriendo la
respuesta al testigo, pero sí dejando un escaso
espacio para describir un hecho con sus propias
palabras; preguntas de transición, con las que el
examinador conecta un tema o un asunto con el
próximo, manteniendo o atrayendo la atención del
juzgador; las preguntas narrativas[100], que invita al
testigo o perito narre o describa los hechos con sus
propias palabras; las preguntas de seguimiento[101],
dirigidas a darles fluidez a la respuesta del testigo en
su narración; y se aconseja sobre todo, mantener un
ritmo adecuado, a fin de mantener la atención del
juez y que el interrogatorio no suene monótono.

Por el contrario, son prohibidas por regla general las


preguntas sugestivas, pero además no se
recomiendan por los inconvenientes técnicos que
pueden producir[102]. Sin embargo, el Presidente
del Tribunal puede autorizar la sugestividad en el
interrogatorio directo, en los siguientes casos: (1)
testigo hostil de la parte contraria o al testigo
identificado con ésta; (2) dificultad de expresión por
razón de la edad, limitada educación o causa
semejante, o por razones de pudor esté renuente a
deponer libremente. En tales casos,
excepcionalmente pueden formularse sugestivas en
el interrogatorio directo.

Son prohibidas además, las preguntas capciosas,


que son aquellas de doble sentido, que pretenden
confundir al testigo e inducirle a dar una respuesta
errónea, mendaz o ambigua; y las preguntas
impertinentes, que son las que no se relacionan con
el objeto de prueba[103], no siendo aconsejables,
además, las preguntas repetitivas, que comprenden
preguntas sobre hechos que ya se acreditaron[104];
las preguntas argumentativas, en las que el
examinador no hace una pregunta sino que
argumenta o formula una tesis o razonamiento
determinado; y las preguntas compuestas, que
contienen dos o más materias a ser contestadas por
el testigo. No se aconseja además; el que el testigo
presuma, crea o especule hechos, pues ello puede
motivar objeciones.

Sobre el interrogatorio directo existe una extensa


gama de consejos prácticos a fin de poder dominar
tal técnica, que excede los objetivos de este trabajo.
Entre ellas se menciona la forma de elaboración de
las preguntas, a fin de evitar la sugestividad, como
es el hecho que se inicien a partir de las siguientes
preguntas: ¿Qué?, ¿Quién?, ¿Cómo?, ¿Cuándo?,
¿Dónde? y ¿Por qué?, y además, a efecto de
identificar una pregunta sugestiva e impedir una
posible objeción de la parte contraria, no utilizar el
‘verbo' o ‘acción' realizada por la persona
interrogada o de los hechos que narra en su
testimonio, como núcleo o centro de la pregunta: Por
ejemplo, será sugestiva la pregunta: ¿ Vio Usted tal
cosa?. Por lo contrario, en el interrogatorio directo,
debe formularse en este sentido: ¿Qué vio?, pues
con ello, el interrogador no sugiere la respuesta al
testigo, sino que es el interrogado quién aporta el
dato objetivo o elemento de prueba al responder la
pregunta, suministrando él los datos, y no el
interrogador.

ii) El Contrainterrogatorio

Es el interrogatorio de un testigo por la parte que no


hizo el interrogatorio directo, es decir, por la
contraparte. Es el mecanismo legal más grandioso
para el descubrimiento de la verdad, y se presenta
como una ‘lucha entre el abogado y el testigo’,
siendo el contrainterrogatorio un ‘juego de presión’.
Hay que recordar que el art. 348 CPP señala que el
juez debe procurar que el interrogador no ejerza
presiones indebidas ni ofenda la dignidad del
declarante. A contrario sensu, hay ciertas presiones
al testigo que se consideran ‘permitidas’, durante el
contrainterrogatorio.

Tal interrogatorio es conocido como el “cross” o


interrogatorio cruzado, pues es la contraparte de
quién ofreció al testigo o perito quien lo
contrainterroga. De igual forma, se dice que en el
contrainterrogatorio, quien declara es el abogado,
pues es éste quien conduce el interrogatorio hacia
los hechos que él quiere para refutar o desacreditar
el testimonio rendido en el directo.

El parámetro del contrainterrogatorio es (1) que debe


limitarse al objeto del examen directo, y (2) a
cuestiones que afecten la credibilidad del testigo.

La aplicación del contrainterrogatorio va a depender


de la naturaleza de la prueba, la duración del
proceso, etc.[105]; y debe planificarse, es decir,
determinar si se realiza o no se debe
contrainterrogatorio, y para ello se aconseja que no
se debe contrainterrogar por el simple hecho de
hacerlo; no se debe hacer uso del ‘azar', pues
puede ser contraproducente para sus fines, por lo
que una planificación cuidadosa y metodológica
ayuda a minimizar los riesgos, pues ni los puede
evitar en su totalidad, y en base a ello, el litigante
debe decidir si contrainterroga o no.

Los propósitos del interrogatorio pueden se


defensivos u ofensivos.

Son propósitos defensivos los que buscan


desacreditar el testimonio del testigo adverso[106],
desacreditar al testigo atacando su parcialidad, por
parentesco o afinidad con alguno de los involucrados
en el hecho, o por interés en la decisión del caso en
una u otra forma. Dentro de ellas puede ser el hecho
que el declarante se le haya aplicado algún criterio
de oportunidad para declarar en contra del imputado,
punto que puede ser explotado por la contraparte
para cuestionar su credibilidad.
De igual forma, el carácter del testigo puede ser
cuestionado o la convicción y recuerdo minucioso de
detalles, e incluso las exageraciones, pueden ser
empleadas para destruir su credibilidad.

Los propósitos ofensivos del contrainterrogatorio,


son: Hacer que la declaración del testigo contribuya
favorablemente al caso del examinador; sentar las
bases para la admisibilidad de hechos que se
pretende acreditar con otra prueba; o apoyar con las
respuestas del testigo, la argumentación final.

Como consideraciones metodológicas, se aconseja


respecto a la forma de las preguntas, la brevedad y
sencillez; el empleo de preguntas sugestivas, a fin
de corroborar la veracidad de sus afirmaciones; se
aconseja que se hagan preguntas con un solo
hecho, evitando las preguntas compuestas; evitar
escribir las preguntas, para lo que se aconseja el
uso del bosquejo respecto del hecho acreditado por
el testigo y lo que debe desvirtuar y atacar, pero
sobre todo, escuchar las respuestas del testigo. De
igual forma, solicitar el auxilio del tribunal para que
prevenga al testigo para que conteste con verdad
sobre los puntos que es interrogado, la naturalidad
en el interrogatorio, y además, alterar el orden del
examen directo --orden lógico o cronológico--, lo que
se conoce como ‘saltar, brincar y correr’; explorar los
detalles y además, procurar llevarlo a exagerar, para
luego destruir su credibilidad.

Dentro de las técnicas aplicadas a las preguntas,


hay que distinguir las preguntas de máxima
seguridad[107], las preguntas de mediana
seguridad[108] y las de mínima seguridad o de
pesca[109], debiendo poner atención el interrogador
a la necesidad o no de formular la pregunta, pues
puede ser contraproducente y generar mayor
convicción al testimonio de la contraparte.

En éste último tipo de interrogatorio, de las


preguntas de mínima seguridad, se aconseja como
técnicas:

1. La explotación de detalles: Dado que se parte

de un testigo sincero y sagaz, debe tratar de

explotar los detalles con la esperanza que la

historia es inverosímil por dos razones: O bien

el testigo no puede suministrar detalles

suficientes o el testigo pretende suministrar

tantos detalles que la historia llega a ser irreal,

al exagerar en ellos, y que el juzgador llegue a

inferir que la versión es verosímil depende en

parte de la fuerza de los detalles[110].

2. Saltar, brincar y correr: Se refiere a

movimientos de ida y vuelta que el interrogador

hace sobre los hechos aportados por el testigo,


a efecto de explorarlos internacionalmente, en

forma no secuencial o cronológica para

verificar su veracidad como para confundir al

testigo. Tal confusión puede provocar conflictos

en el testigo y en su declaración, aunque

también las puede provocar en el juzgador,

aunque el juez puede considerar que los

rápidos cambios temáticos tienen carácter

polémico[111].

3. “Si lo que Usted dice es cierto...”: Con ésta

técnica, el interrogador también puede pescar

mientras esquiva un ataque frontal, examinado

el relato del testigo en concordancia con la

experiencia común. Con ello, uno puede

identificar una serie de hechos que sobre la

base de la experiencia cotidiana, la coherencia

lógica o el sentido común, concordarían con los

hechos descritos por un testigo. Si en las

repreguntas un testigo no pueden declarar en


vista de estos hechos adicionales, el juzgador

puede inferir que tal vez los hechos no

sucedieron tal como los describió el

testigo[112].

Existe una serie de técnicas a efecto de tratar con


los testigos hostiles lo mismo que para proteger a los
testigos propios de los ataques del
contrainterrogatorio de la otra parte, que examina
con detenimiento BERGMAN[113].

Una vez destruida o cuestionada la credibilidad del


testimonio o del testigo, la parte que la ofreció puede
rehabilitarlo mediante un nuevo interrogatorio que se
conoce como interrogatorio redirecto.

iii) El Interrogatorio Redirecto

El inciso primero del art. 348 CPP, regula este tipo


de interrogatorio al plasmar “(...) La parte lo que
sometió al primer interrogatorio, podrá interrogatorio,
podrá interrogarlo nuevamente, después del
contrainterrogatorio;(...)”.

El objeto del interrogatorio redirecto es contrarestar


el efecto jurídico y fáctico de la impugnación del
testigo lograda a través del contrainterrogatorio,
siendo una oportunidad que provee el sistema
adversativo, de aportar prueba de apoyo para
rescatar o fortalecer la credibilidad del testigo. En el
interrogatorio redirecto se busca pues, rehabilitar el
dicho del testigo y su credibilidad, buscando prueba
orientada a restarle eficacia a aquellos aspectos
impugnatorios que surgieron en el examen del
contrainterrogatorio. La respuesta en el redirecto
puede tomar la forma de explicación o calificación
de los hechos, o aspectos sustantivos solicitados en
el contrainterrogatorio.

Se recuerda que este interrogatorio redirecto, como


señala la parte final de art. 348 CPP, debe limitarse
a preguntar sobre materias nuevas procedentes del
interrogatorio inmediatamente anterior.

Como medios de rehabilitación tanto del testimonio


como del testigo, tenemos:

1. Corroborar el testimonio impugnado mediante

prueba independiente, tal como otro testigo

presencial que haya sido ofrecido con

anterioridad;

2. Refrescar la memoria del testigo mediante una

nota o escrito; así, el inciso cuarto del citado

art. 348 CPP, señala “El presidente del tribunal

podrá autorizar al perito o testigo que consulte

documentos, notas escritas o publicaciones,

cuando por la naturaleza de la pregunta tal


fuere necesaria, sin que por este solo hecho,

tales documentos puedan incorporarse como

prueba a la vista pública.”; Obviamente, tal

consulta operará por ofrecimiento de tal

documento al testigo o perito, y como se

señala, debe ser autorizada por el tribunal.

3. Refutar la prueba impugnatoria de la parte

contraria, es decir, que los hechos y

circunstancias establecidos en el

contrainterrogatorio pueden también ser

cuestionados, con lo que tal refutación

descansa en la sana discreción judicial.

4. Ofrecer evidencia sobre el carácter veraz del

testigo impugnado, cuando se haya impugnado

la veracidad del testigo, entendida tal

impugnación de veracidad, por inconsistencia

del testimonio o por omisión de algún hecho o

circunstancia no interrogado.
iv) El Recontrainterrogatorio

Finalmente, el recontrainterrogatorio, también


comprendido en el inciso primero del art. 348 CPP,
cuando regula: “(...) la parte contraria podrá
someterlo a nuevo contrainterrogatorio, a
continuación del precedente. (...)”, se limita
únicamente a preguntar y examinar materias nuevas
procedentes del interrogatorio inmediatamente
anterior, es decir, que queda limitado únicamente a
impugnar o refutar la prueba de rehabilitación
producida en el interrogatorio redirecto, con el objeto
de destruir la veracidad o credibilidad de tal prueba
de rehabilitación, e insistir en al refutación de la
credibilidad del testimonio o de la persona del testigo
o perito.

c) La objeción[114]:

La objeción y su trámite están también reguladas en


el art. 348 CPP, al prescribir en su inciso quinto: “Las
partes podrán interponer revocatoria de las
decisiones del presidente del tribunal que limiten sus
interrogatorios u objetar las preguntas que se
formulen en los mismos”.

i) Noción Conceptual

La objeción es el “medio por el cual se plantean y


resuelven disputas evidenciarias” o “el mecanismo
para discutir incidentes dentro de las Audiencias”.

La objeción y tienen por objetivo: (1) Prevenir que se


admita o se considere información inadmisible; y (2)
Preservar en el récord, ya sea grabación o acta,
para fines de impugnar la decisión, que comprenda
la protesta de recurrir en casación, cuando tal
protesta se hace necesaria para la admisibilidad del
recurso; ello implica, que se haya solicitado el
sanamiento de tal vicio invocado en su oportunidad,
y se haya dejado constancia de tal protesta.

Al interponer una objeción a la prueba, se puede


concluir que la prueba en cuanto a su ofrecimiento y
oposición es función de los adversarios; y la
adjudicación o resolución en cuanto a la
admisibilidad sobre ésta, le corresponde al tribunal.

ii) Características

Como características de la objeción tenemos que es


un medio de defensa para impedir la admisión de
cierto elemento de prueba que sea lesivo a las
garantías del imputado o que pretenda ingresar en
forma viciada. Es un motivo de controversia, y es
una técnica propia del juicio oral en el sistema
adversativo.

iii) Requisitos

La objeción tiene dos requisitos fundamentales para


efectos que sea admitida para su resolución:

1. Oportuna: Es decir, que debe objetarse una

pregunta tan pronto se ha formulado ésta por el

examinador y antes de la respuesta del testigo,


pues en tal caso no tendría sentido por ser

extemporánea, al suministrarse la información

que se pretendía no se suministrara con la

objeción. Pero puede plantearse la objeción

después de la respuesta del testigo, cuando el

testigo se niegue a responder, evada la

respuesta o no responda lo que se le pregunta,

en cuyo caso la contraparte puede solicitar que

el testigo se limite a suministrar la información

que se le está solicitando por el interrogador en

ese momento.

2. Pertinente, es decir que la objeción se debe

relacionar directamente sobre la pregunta que

se formula o sobre el elemento de prueba que

se pretende introducir con la respuesta del

testigo.

3. Fundamentada, es decir que la objeción debe

basarse correctamente, señalándose con

precisión el vicio o causa de la inadmisibilidad


de la pregunta; sólo así se coloca debidamente

al juzgador, en posición de poder resolver o

adjudicar en forma justa el señalamiento

iv) Consideraciones tácticas

Dentro de las consideraciones técnicas aconsejables


a las partes, se encuentran:

1. Planificación: Se debe prever la objeción con

anticipación, tanto a partir de la información

que se espera del testigo como de la forma de

interrogatorio del examinador; no se debe

esperar que surja el incidente para preparar la

estrategia;

2. Asegurarse que el tribunal emita una resolución

específica: En vista de que algunas ocasiones

el tribunal no adjudica en forma clara y

específica una objeción, se debe hacer una

firme pero respetuoso al solicitar su resolución

o aclaración;
3. Esperar la resolución del tribunal: Tanto para

efecto de continuar el interrogatorio o plantear

recursos, se debe esperar la decisión del

tribunal; si éste no resuelve, se debe solicitar al

tribunal que resuelva, cayendo la iniciativa en

la parte que objeta;

4. Realizar ciertas objeciones fuera del alcance

del jurado: En nuestro sistema constitucional se

prevé el tribunal del jurado[115] n los casos

que la ley designe (tal como lo regula el Código

Procesal Penal)[116], por lo que hay casos en

que por razones de estrategia, o porque las

argumentaciones son extensas o prolongadas,

de carácter técnico jurídico, por razones éticas

o de carácter legal o constitucional, es

preferible plantear la objeción únicamente al

juez, solicitando al tribunal se autorice

acercarse junto a la contraparte, planteando y

resolviendo la objeción sin que el jurado se


entere de tales puntos, debiendo explicar el

Presidente del Tribunal, sucintamente lo

ocurrido;

5. Decisión de objetar: No es aconsejable objetar

en toda ocasión posible, sino que se aconseja

que se objete únicamente cuando exista una

buena razón[117]para ello, dadas

circunstancias de índole práctico o procesal;

6. Propósitos extrajudiciales: No toda objeción

persigue propósitos legítimos; en ocasiones se

plantearán objeciones por razones tácticas o

estratégicas, con el fin de interrumpir la línea

del interrogatorio de la contraparte o instruir de

algún aspecto al jurado.

v) Clasificación

Las causas o motivos de la objeción son de dos


tipos: Las que se refieren a aspectos de forma y las
que se refieren a aspectos sustantivos o de
fondo[118].
1) Objeción por motivos de FORMA.

Las objeciones por vicios de forma, se refieren al


modo o manera de elaborar y formular la pregunta al
testigo o perito; estas son:

1. Preguntas sugestivas en el interrogatorio

directo, que como se indicó antes, son las que

incluyen la respuesta en la propia pregunta o

sugieren la respuesta dentro de la misma

pregunta;

2. Preguntas argumentativas, que son las que el

examinador no hace una prgunta sino que

argumenta o formula una tesis determinada;

3. Preguntas compuestas, que contienen dos o

más materias a ser contestadas por el testigo;

4. Preguntas repetitivas, que comprenden

preguntas sobre hechos que ya se acreditaron;

5. Preguntas que asumen hechos no probados,

que implican una especie de capciosidad, pues

parten de hechos que aún no se han probado,

a fin de que el testigo, con su respuesta, dé por


sentada la existencia de ese hecho que aún no

se ha acreditado;

6. Pregunta especulativa, que invitan al testigo a

que presuma, imagine, especule, suponga o

emita su creencia acerca de hechos que no le

constan y sobre los cuáles no puede declarar

con certeza;

7. Pregunta capciosas, que son de doble sentido,

tratan de confundir al testigo o inducirle a una

respuesta que no interesa a los fines del

proceso;

8. Interrogatorio no responsivo, que se refieren

más bien a las respuestas que proporciona el

testigo o perito interrogado ( órgano de

prueba), que no le han sido solicitadas o

cuando relata el hecho fuera del interrogatorio

a que está siendo sometido o que es permitido

por la ley. E igual forma, cuando el testigo no

responde, ya sea que se niegue a responder o


evada la pregunta con otra respuesta. En tal

caso, la parte puede pedir al juez que le

prevenga al testigo de la obligación que tiene

de decir la verdad sobre lo que le fuere

preguntado.

2) Objeción por motivos de FONDO.

Como aspectos sustantivos o de fondo de los vicios


que fundamentan la objeción del testigo son:

1. Falta de pertinencia de la pregunta con relación

al objeto del debate[119];

2. Prueba de referencia, es decir, cuando el

testigo suministrará una información que no le

consta sino que la supo por referencia de otro

u otros;

3. Materia privilegiada, cuando se solicita que

declare sobre aspectos que comprenden un

secreto profesional o estatal;

4. Falta de capacidad testifical, cuando s le

pregunta al testigo que declare sobre los


hechos que no le pudieron haber constado y no

es competente para ello;

5. Cuando no se han sentado las bases, esto es

siempre impertinencia, pues se solicita declare

sobre los hechos que aparentemente no tienen

que ver con el asunto, por no haber sentado las

bases el interrogador sobre la importancia de

dichas respuestas;

6. Falta de capacidad personal, cuando se solicita

al testigo que declare sobre los hechos que no

son propios de su profesión, oficio o condición,

y que no está capacitado para suministrar

dicha información;

7. Perito no cualificado, cuando al perito se le

solicita aporte datos técnicos o científicos sobre

una materia que no le es propia;

8. Falta de escrito original o de autenticación,

cuando se pretende refrescar la memoria del

testigo mediante documentos o textos cuyo


origen se desconoce o no se ha establecido la

existencia del documento original o la copia no

es auténtica.

vi) Trámite de resolución de objeciones y


revocatorias

El art. 348 inciso quinto CPP, como ya se planteó,


señala: “Las partes podrán interponer revocatoria de
las decisiones del presidente del tribunal que limiten
sus interrogatorios u objetar las preguntas que se
formulen en los mismos.” Aunque el citado artículo
no hace referencia al trámite de objeción y la
revocatoria, puede darse el caso que el Presidente
la decida en forma inmediata y sin que la parte
fundamente la objeción, dada la evidencia del vicio;
o que solicite que la objeción sea fundamentada
resolviendo luego; o que antes de resolver, dé
audiencia de la parte contraria. Pueda ser también
que dada la complejidad de la pregunta, el vicio y su
objeción, no resuelva únicamente el Presidente, sino
el tribunal en pleno o en forma colegiada, en los
mismos supuestos antes indicados.

La revocatoria procede en caso de que se resuelva


la objeción --sea por el Presidente, sea por el
tribunal colegiado-- sin sustanciación (art. 415 CPP),
es decir, sin oír a la parte contraria, es decir, aquella
que formula la pregunta objetada; por lo que puede
recurrir en revocatoria, y una vez oídas ambas
partes, el tribunal la decide en pleno o
colegiada[120].

d) Alegatos de cierre y réplica[121].

El alegatos de cierre tienen por objeto convencer al


juez que las proposiciones fácticas planteadas son
exactas y justas conforme a la evidencia
presentada[122]; y son la guía para toda la
investigación y preparación del juicio.

Como técnicas se exige del orador, capacidad


persuasiva, siendo importante ‘lo que se dice’ pero
también ‘cómo se dice’: Es decir, importa tanto
convencer como persuadir. Es aconsejable el
contacto visual con el juez o jurado, variar el tono de
la voz, el uso de las palabras comunes y oraciones
sencillas, el uso de temas y preguntas retóricas y de
analogías y anécdotas, evitar el histrionismo,
explicar brevemente los términos complejos, exige
mucha confianza en sí mismo, por lo que debe
utilizarse los aspectos más convincentes de la
estrategia fijada.

Para ello se aconseja el repaso uno a uno de las


evidencias, con una estructura lógica, agruparlas por
el tema o contenido probado, y el análisis de los
preceptos legales pertinentes. Pero sobre todo,
formular la petición de la decisión del juez o jurado,
en una forma clara y directa.

La réplica, por el contrario, es la refutación hecha a


la argumentación oral, hecha por el adversario,
destacando las debilidades del caso y sacando
inferencias favorables de las pruebas, respondiendo
a los argumentos y fortalezas de la parte acusadora.

e) La “última palabra”: víctima o imputado

Finalmente, el inciso último del art. 353 CPP, señala:


“Por último, si está presente la víctima y desea
declarar, se le concederá la palabra. Finalmente, el
Presidente del tribunal preguntará al imputado si
tiene algo más que manifestar. Inmediatamente
después declarará cerrado el debate.” Ello es lo que
se conoce doctrinariamente como ‘derecho a la
última palabra'.

En ella, tanto la víctima como el imputado tienen el


derecho a la última intervención, siendo el imputado
a quien le corresponde intervenir por último.

4.3. Otras consideraciones técnicas: Las reglas


del comportamiento forense

Otro aspecto importante, es el relativo a las reglas


de comportamiento forense, dentro de las que
destacan, la reverencia al juez, el control del
lenguaje no verbalizado (demeanor) y la
conversación triangular por las partes, de dirigir el
debate hacia el juez; y sobre ello, habrá que ver si
ellas son simplemente un rito o si tienen una
importancia práctica en el juicio oral.

a) Reverencia al Juez

No sólo porque el Juez está investido de jurisdicción


y todas las potestades que de ella dimanan, porque
constituye un sujeto supra partes, pues al final es
quien decide sobre la pretensiones en disputa, y
porque le corresponde la dirección de la audiencia,
las partes deben mostrar cierta reverencia y respeto
hacia el Juez, pues además, legítima su función
frente al los ojos de los justiciables y el público.

Ello no se traduce en que el juez pueda irrespetar a


las partes, representantes y demás intervinientes:
Por el contrario, debe haber un respeto mutuo y
recíproco, dada la solemnidad, formalidad e
importancia que el acto del juicio representa para los
justiciables.

b) El lenguaje no verbalizado (demeanor) y su


control

GOLDBERG compara al juicio con una pieza


teatral[123], en el que el abogado litigante es el
Director de “su” libreto; y de igual forma, su
contraparte también es Director del “su” libreto.
Siendo los testigos, peritos, imputado y víctima, en
incluso ellos mismos y el juez, los “actores”. Tal
libreto o pieza teatral es presentada a un auditorio
que está compuesto no sólo por el público, sino en
especial por el Jurado, el Tribunal colegiado o el
Juez unipersonal, quienes son los que valorarán la
credibilidad de su obra[124]. Pero estos “Directores”
del Libreto, no son “libres” en la presentación de su
obra, sino que están sujetos a las regulaciones,
prohibiciones y restricciones del “dueño del teatro”,
quien es un última instancia quien decide qué se
puede presentar en su teatro y qué no; siendo
quien desempeña ese rol el Juez, quien decide qué
pruebas, elementos de prueba al proceso, son
permisibles; y decide qué y cómo no pueden
introducirse tales elementos de prueba al proceso,
mediante las objeciones o disputas evidenciarias.

Al compararlo con un “teatro”, se exige de los


intervinientes, que “actúen” de acuerdo al rol que
tengan, a efecto de lograr la credibilidad en su
actuación.

Así, no basta que el testigo diga la “verdad”, sino


que debe “parecer” que está diciendo la verdad;
requiriendo para ello una preparación previa para el
testigo, no sólo en cuanto a los hechos que
depondrá, sino someterlo y prevenirle también del
posible interrogatorio al que será sometido por la
contraparte.

De igual forma, el litigante debe “parecer” que cree


en su caso: Debe ser el primer convencido de su
pieza teatral, pues si él no está convencido o no
parece que lo está, difícilmente podrá transmitir tal
convencimiento a su auditorio.

Por su parte, el Juez no sólo debe “ser” imparcial.


Sino además “parecerlo”. Y ello lo logrará
únicamente con su comportamiento, público y
privado, con las partes, imputado, víctima, testigos y
peritos: Por ello, si toma un rol protagónico
interrogando, difícilmente mantendrá una ‘imagen’
de imparcialidad, debiendo tener absoluto control
sobre sus emociones, pues como ser humano, es
normal que las pasiones florezcan, por lo que debe
disimularlas pues comprometería su imparcialidad.
De ahí que se diga que “una imagen habla más que
mil palabras”. O que se afirme que la mujer del
César, no sólo debe reunir los requisitos para ser la
mujer del César, sino además, parecerlo y
comportarse como tal.

Esa “apariencia” que tienen las partes, es lo que se


conoce en el proceso anglosajón como “demeanor”:
Un elemento importante también, dentro de las
técnicas de oralidad, a efecto de la transparencia y
credibilidad del juicio; sobre todos para los
justificables -imputado y víctima- y frente al
público que asiste a la Vista, siendo el control
popular, otra forma de control sobre la
Administración de Justicia.

Por ello el Juez debe ejercer un control a las partes,


para evitar que a través del lenguaje no verbalizado
(miradas, gestos, ademanes) las partes y
representantes se comuniquen entre sí, y aún más,
se impida cualquier tipo de amenaza o coacción a
testigos, peritos o jurados; pero sobre todo, el juez
debe ejercer un auto control, para dar además,
apariencia de imparcialidad, como ha sido expuesto
antes.

c) La comunicación triangular.

Finalmente, en esa comunicación durante el


desarrollo del juicio, el juez debe ejercer el control
porque las partes efectúen una comunicación
triangular, es decir que la producción de prueba, las
disputas evidenciarias y los alegatos, y toda petición,
se dirija directamente al juez, sin que se permita la
comunicación entre las partes en los puntos relativos
al litigio, salvo autorización expresa del juez.

Ello, no sólo por cuestión de orden y de dirección de


la audiencia, sino porque las partes en litigio no
están ventilando la solución del conflicto, ni a través
de la autotutela ni la autocomposición, sino que su
litigio está sometido a la jurisdicción; y por lo tanto,
las comunicaciones deben estar dirigidas hacia el
juez, y no a las partes entre sí.

5. REFLEXIÓN FINAL

1. La introducción de la oralidad supuso una

ruptura al paradigma de la escritura en el

proceso penal salvadoreño, a partir de la

adopción de un modelo con mayores

características del sistema acusatorio.. Sin

embargo, la práctica y la redacción de algunas

de sus disposiciones, acentuaron muchos

vicios propios del sistema inquisitivo entre los

que se destacaba la enorme actividad del juez

en la búsqueda de la verdad real, manifestada


en el interrogatorio formulado por el juez

durante el juicio, a los testigos y peritos.

2. Ello motivó un estudio y reflexión sobre la

configuración constitucional del proceso y los

nuevos roles que debían asumir los

intervinientes, entre los que destacaban la

enorme actividad de las partes y la pasividad

del juez, durante el proceso, pero en especial

durante la audiencia oral.

3. Tal estudio y reflexión motivó la reforma

legislativa al art. 348 CPP, que retomó las

técnicas de oralidad como parte del sistema

adversativo, en la producción de prueba

durante el interrogatorio de testigos y peritos.

4. Tales técnicas de interrogatorio conllevan una

dinámica propia del sistema adversativo, donde

la ‘verdad real' surge del debate y la

contradicción al testigo por la partes,

limitándose el juez a ser un ‘árbitro' en dicho


debate, al restringir su actividad a la resolución

de los incidentes planteados por las partes, con

lo que se garantiza la imparcialidad que como

tercero supra partes debe tener, respecto a las

pretensiones en disputa.

5. El sistema adversativo propio del modelo

acusatorio, exige un nuevo rol a los

intervinientes en el proceso penal, que se

caracteriza por la actividad de las partes y por

la pasividad del juez.

6. La acreditación del testigo por parte del Juez,

el uso del ‘relato' por parte del testigo o perito,

el interrogatorio por parte del juez sobre los

‘hechos', la prohibición del uso del

interrogatorio sugestivo en el

contrainterrogatorio, son parte de las

distorsiones al sistema adversativo que aún

perviven en la legislación y prácticas

procesales, que deben ser desechadas con la


adopción de las técnicas de oralidad y de

interrogatorio, propias del sistema adversativo

y acusatorio.

7. Que el interrogatorio directo, el

contrainterrogatorio, el interrogatorio redirecto y

el recontrainterrogatorio, así como las

objeciones tanto por motivos de forma y fondo,

si bien le corresponden realizarlos a las partes

dada su enorme actividad en el sistema

adversativo, el juez debe conocerlas,

manejarlas y dominarlas a la perfección, pues

es él quien dirige y debe resolver tales

objeciones, impidiendo que elementos de

prueba ingresen al juicio en infracción a tales

reglas, que ahora han sido plasmadas en ela

ley salvadoreña.

8. De igual forma, se hace necesario destacar la

importancia de las reglas de comportamiento

forense, como son la reverencia al juez, el


control del lenguaje no verbalizado (demeanor)

y la conversación trinagular por las partes,

pues ello legitima y se le da credibilidad tanto a

la función judicial como al sistema

Administración de Justicia.

9. Todo ello exige pues, un mayor estudio y

reflexión sobre el tema y puntos aquí

expuestos, a efecto de que el proceso y el

procedimiento se adecuan a la forma en que

fue configurado por el constituyente.

10. Finalmente, vaya encaminado este esfuerzo

con la sana intención de contribuir con la

experiencia salvadoreña, en la adopción de un

verdadero sistema adversativo en el juicio oral,

que prescriba los vicios del inquisitivo que a

juicio del autor, y con mucho respeto, aún

perviven en la mayoría de las legislaciones y

prácticas en Latinoamérica.
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3. Convención Americana sobre Derechos

Humanos (Pacto de San José).

4. Pacto Internacional de Derechos Civiles y

Políticos.

Jurisprudencia

Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de


Justicia de la República de El Salvador:

1. HC 9- V- 94 8:50 hrs. 17- nov-94.


2. HC 6- H- 95 9:00 hrs. 29- ago- 95.

3. HC 6-B-96 13:30 hrs. 23- ene- 96.

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otros acumulados, de las 15:00 hrs. del 14- feb-

97, que declaró inconstitucional los artículos 2

Inciso 1˚, 15 y 22 de la “Ley Transitoria de

Emergencia contra la Delincuencia y el Crimen

Organizado”, Publicaciones Especiales, Corte

Suprema de Justicia, N˚ 23, San Salvador,

República de El Salvador, 1997.

Tribunal de Casación Penal de Costa Rica:

1. Resolución 2000-735, 25-set-00, Costa Rica


contra Arce Arista (Jueces DALL’ANESE, LLOBET Y
OBANDO).

* Trabajo presentado en el Seminario de Derecho Procesal Penal, impartido por el Doctor


Gilbert ARMIJO SANCHO, en el Posgrado de Administración de Justicia de la Universidad
Nacional de Costa Rica, Heredia, noviembre de 2000, corregido en su versión original.

** Juez del Tribunal de Sentencia, San Vicente, El Salvador.

[1] BINDER, Alberto M., Límites y posibilidades de la simplificación del proceso, en Derechos
fundamentales y Justicia penal, Juricentro, San José, 1992, p. 175. De igual forma: BINDER,
Alberto M., Perspectivas de la reforma procesal penal en América Latina, en Justicia Penal y
Estado de Derecho, Ad-Hoc s.r.l., Buenos Aires, 1993, p. 204.
[2] Antes de la reforma, era el equivalente al art. 352 de Costa Rica.

[3] “En su sentido más puro, significa que sólo lo que haya sido expuestos y presentado
oralmente en el debate puede ser admitido como fundamento de la sentencia. Originalmente se
pretendió con este postulado: 1) evitar que la parte que no supiera leer ni escribir resultara
perjudicada, 2) conceder a las partes la oportunidad de discutir y rebatir verbalmente todo
aquello que se relacione con el litigio ante el tribunal competente, 3) acelerar el curso del
proceso y 4) otorgar a la opinión pública la oportunidad de controlar la actividad de los
tribunales de justicia (en este sentido es el principio de publicidad hermano de la oralidad)”,
RIVERO SÁNCHEZ, Juan Marco, en Proceso democracia y humanización, en Nuevo proceso
penal y constitución, IJSA, 1ª Edición, San José, 1998, p. 78.

[4] Como son los criterios de oportunidad, el procedimiento abreviado -plea beargining y guilty
plea- y específicamente en el caso salvadoreño, existen añejas instituciones de raigambre
norteamericana como son el tribunal de Jurado (art. 189 Cn.) Y la inaplicabilidad de leyes por
parte de los jueces por ser contrarias a la Constitución, forma de control difuso de
constitucionalidad (art. 185 y 149 Cn.).

[5] Se afirma que “la palabra escrita ha sido la tradición en los procesos legales y es difícil
abandonar las tradiciones; lo innovador generalmente causa incertidumbre, y
consecuentemente rechazo hasta que se comprueba que produce frutos (...)”, en QUESADA
PACHECO, Jorge Arturo, Análisis del discurso oral en el proceso penal, EUNED, San José,
1998, p. 4.

[6] Ver: VÉLEZ MARICONDE, Alfredo, Derecho Procesal Penal, Tomo II, Lerner, Córdova, 3ª
Edición, 1ª Reimpresión, 1981, p. 173-243.

[7] Que comprende los subprincipios de estatalidad, oficiosidad, legalidad, indeclinabilidad de la


acción, improrrogabilidad de la jurisdicción y la indisponibilidad de la pretensión.

[8] Que comprende los subprincipios de inmediación de la prueba -oralidad, continuidad,


identidad física del juzgador- publicidad del debate, impacto e investigación judicial autónoma,
libertad de prueba, comunidad de prueba y libre convicción.

[9] Que comprende los subprincipios de intervención, contradicción, imputación, intimación


originaria, ampliación de la acusación, intimación complementaria, correlación entre acusación
y sentencia o congruencia, reparación del daño y motivación de la sentencia.

[10] FERRAJOLI, Luigi, Derecho y razón, Teoría del garantismo penal, Trotta, 2ª Edición,
Madrid, 1997, p. 606.

[11] FERRAJOLI, Luigi, Derecho y razón ..., p.605.

[12] FERRAJOLI, Luigi, Derecho y razón ..., p. 44.

[13] FERRAJOLI, Luigi, Derecho y razón ..., p. 50.

[14] Sobre las distintas posiciones acerca de la importancia y posibilidad de encontrar la


‘verdad real’ en el proceso penal, IGARTÚA SLAVERRÍA distingue tres grandes tendencias o
posturas: La primera, que sostiene que la verdad es indiferente e irrelevante para los fines del
proceso, dentro de las que se destacan las concepciones retóricas, que hacen énfasis en la
persuasión y que atiende a criterios de conveniencia y eficacia; y las concepciones narrativas,
que centran su atención a criterios semióticos o del lenguaje. La segunda, se postula contrario
a la búsqueda de la verdad, que afirma que no se puede o no se debe encontrar la verdad en el
proceso, ya sea por su imposibilidad teórica, como lo sostienen las opciones gnoseológicas, o
la de los que afirman que la verdad surge por intuición y surge como reacción individual o
estimación subjetiva; y la de los perfeccionistas desilusionados, extremistas del todo o nada,
que sostienen que si la verdad absoluta no está a nuestro alcance, queda excluido cualquier
conocimiento racional; así como también los que sostienen la imposibilidad práctica de llegar a
la verdad, sea por la falta de instrumentos cognoscitivos adecuados o debido a cuestiones de
tiempo, pues para la búsqueda de la verdad en el proceso, se está sujeto a plazos
determinados o limitados o porque no existe libertad para investigar, pues existen limitaciones
legales tanto para el uso de medios de prueba como las que restringen la formación de prueba.
Y la tercera, que se muestra favorable a la obtención de la verdad, tanto por su posibilidad
teórica, como lo muestran las orientaciones modernas a favor de la verdad jurídica, como lo
sostienen el realismo crítico, el empirismo interno y el relativismo epistemológico; como por su
posibilidad práctica, pues se afirma que frente a las objeciones a los límites de las reglas
legales, se sostiene que hay que ponderar en su justa dimensión la incidencia de las normas
legales en la actividad probatoria, pues son esencialmente residuales y porque se disminuye su
impacto con la libertad de prueba y su libre valoración; así como la que afirma que estamos en
presencia de una verdad relativa, pues hay una limitación de instrumentos cognoscitivos, y
porque además es una verdad relativa a su contexto, que dependerá de los medios
cognoscitivos disponibles, así como de la estructura de referencia, como son las
presuposiciones, los conceptos, las nociones y las reglas que se tengan respecto de la realidad
que se pretende indagar. Por otra parte, quienes se postulan a favor de la posibilidad de
encontrar la verdad real, sostienen su conveniencia ideológica, pues ello garantizarían
decisiones justas, parten de que el hecho es necesario para la aplicación de la consecuencia
jurídica consagrada en la norma (constatación fáctica del supuesto hipotético previamente), así
como porque es una garantía para la aplicación de la norma penal. Finalmente, en cuanto a la
valoración de la prueba, se parte de un sistema de inferencias probabilísticas para la
declaración de la verdad, en la que ya no se habla simplemente de deducción o inducción, sino
de abducción del hecho respecto de la norma y de la decisión de la constatación de la realidad
y la aplicación de la norma al caso concreto. IGARTÚA SALAVERRÍA, Juan, Valoración de la
prueba, motivación y control en el proceso penal, Tirant lo blanch, Valencia, 1995, p. 19-29.

[15] FERRAJOLI, Luigi, Derecho y razón ..., p. 50.

[16] Siguiendo las distintas nociones del término ‘prueba’ que propone CAFFERATA. Ver
CAFFERATA NORES, José I., “La prueba en el proceso penal”, Depalma, Buenos Aires, 1988,
p. 14 y ss.

[17] FERRAJOLI, Luigi, Derecho y razón ..., p. 606.

[18] BERGMAN, Paul, La defensa en juicio. La defensa penal y la oralidad, 2ª Edición, Abeledo-
Perrot, Buenos Aires, 1989, p. 17.

[19] Así en la Resolución 2000-735, pronunciada por el Tribunal de Casación Penal de Costa
Rica, integrado por los jueces DAL‘ANESE, LLOBET Y OBANDO, de 25 de setiembre de 2000,
en el recurso de Casación interpuesto en el caso Costa Rica contra Arce Arista, el Tribunal
señala: “(...) (ii) El examen del testimonio no puede olvidar su proceso de formación,
comenzando con la recepción de datos objetivos por medio de los sentidos, la percepción o la
idea a partir de la información recibida sensorialmente, y la comunicación de esa idea que tiene
su propio proceso. Este desarrollo puede llevar a la persona a hacer un relato alejado de la
verdad objetiva sin incurrir en falso testimonio, pues se basa en una percepción (subjetiva) de
los datos objetivo recibidos por medio de los sentidos, o en obstáculos propios del proceso de
comunicación; para ello debe explicarse someramente. Consciente o inconscientemente, de
modo constante los sentidos reciben información objetiva del entorno: colores, sombras,
destellos, silencio, ruido, música, sabores, texturas, temperatura, olores. El dato recibido es
objetivo, no tiene imputación. Pero, inmediatamente , el cerebro hecha mano de los perjuicios
(datos procedentes) acerca de la realidad, interpreta la información y la califica e imputa (...) El
otro problema es el de la comunicación, pues tiene su propio proceso, constante de tres
elementos: mensaje, emisor y receptor. El primero de ellos es la idea traducida a una forma de
comunicación (palabra hablada o escrito, mímica, gráficos, dibujos, etc); el emisor es el testigo
que transmite su relato y el receptor es el tribunal y las partes. Si el emisor no tiene dominio del
idioma--- aunque aunque la idea de la realidad sea muy precisa--- no podrá exponerla con
precisión; y el receptor no tiene la preparación para interpretar adecuadamente la
comunicación del emisor, tampoco percibirá el mensaje. (iii) Por otra parte, existe la memoria
del pasado reciente y la memoria del pasado remoto. Cuando apenas ha transcurrido un corto
período entre el hecho y la declaración, la memoria podría abarcar lo central como lo periférico;
paro si ha corrido mucho tiempo entre ambos eventos, los detalles que no dejan impronta
tienden a olvidarse (...) De manera que la valoración del testimonio es harto complicada, pues
la confianza o crédito en el declarante depende en gran medida del interrogatorio periférico. Y a
lo anterior debe sumarse que el centro de interés de la persona podría tener tal relevancia -ser
el objeto de la agresión, la impresión por el acometimiento contra otro, etc.- que no permite
asimilar lo periférico, por lo que tampoco quedará grabado en la memoria del pasado reciente.”

[20] BERGMAN, Paul, La defensa en juicio...,18.

[21] En contra de este sistema adversativo, sobre todo por la forma de llegar a la “verdad”, se
postula abiertamente IGARTÚA SALAVERRÍA, al referirse a los dos modelos de fines del
proceso, ya sea que con él se declare la verdad de los hechos, o que el proceso sea un medio
de solución de conflictos. El proceso visto como medio de solución de conflictos, busca una
aceptable compaginación de intereses pretendiendo el equilibrio más satisfactorio a los
intereses de las partes o al contexto social en que ha surgido el conflicto, haciendo énfasis en
la eficacia pacificadora del proceso, con un rechazo a la verdad. Con el sistema que hace
énfasis en el proceso como forma de llegar a la verdad de los hechos, pero de una forma
desentendida de la búsqueda de la verdad real, afirma que en este modelo "se colocan en la
bóveda axiológica los valores de la libertad, la autonomía y la iniciativa de las partes, síguese
de ahí que éstas /cada una de ellas por su lado) pelean por la victoria o por el compromiso (en
el peor de os casos), pero nunca por la desinteresada investigación de la verdad. A mayor
abundancia, si el juez debe limitarse a escoger entre las versiones que le procuran las partes ,
queda fuera de su horizonte buscar por su cuenta una reconstrucción objetiva de los hechos";
IGARTÚA SALAVERRÍA, Juan, Valoración de la prueba…, pp.22-23. Sin embargo, las técnicas
de interrogatorio propios del sistema adversativo y acusatorio adoptado por el legislador
salvadoreño, exigen un rol pasivo al juez y mayor actividad de las partes, renunciando a
aquella búsqueda de la verdad real, a cualquier costo -incluso torturando, o para decirlo en
palabras precisas: aplicando tormento-, propia del sistema inquisitivo. Por el contrario, el juez
debe ser ahora, un sujeto imparcial, pues no es titular de pretensión alguna, tal como se
desarrollará más adelante, y la verdad ha de surgir de la confrontación, la contradicción, el
debate, propio del sistema democrático y republicano.

[22] BERMAN, Paul, La defensa en juicio…, 18.

[23] De ahí que el contrainterrogatorio sea el mejor método para cuestiona la credibilidad del
dicho el testigo, siendo la confrontación y el careo (art. 218-220 CCP) un resabio del inquisitivo
en el afán de llegar a la verdad real, poniendo a dos personas que sostienen versiones
diametralmente opuestas, a carearse y confrontarse, para que "libremente traten de ponerse de
acuerdo" sobre cómo ocurrieron los hechos, o determinar cuál de ellas dice la verdad y cuál
miente. No sólo me parece que el resultado puede ser engañoso, pues el testigo hábil y
mendaz puede hacer creer que dice la verdad, mientras que el inexperto, falto de carácter pero
veraz, podrá parecer que miente. De ahí que resulta inseguro su resultado, inútil su práctica y
anacrónico dicho procedimiento en el modelo adversativo acusatorio adoptado, y que tiene en
el contrainterrogatorio el momento culminante de la verificación de la veracidad o mendacidad
d la prueba testimonial o pericial, sin necesidad de acudir a dicho careo. El testigo declara bajo
juramento, y s sometido a presiones en el contrainterrogatorio; si se sostiene en determinada
afirmación, será el juez quien valore la credibilidad de tal dicho, frente al otro testigo que
sostiene todo lo contrario.
[24] FERRAJOLI señala la diferencia de llegar a la verdad real en los sistemas inquisitivo y
acusatorio: Mientras que el inquisitivo, la investigación y búsqueda d prueba era libre
(permitiéndose el tormento y cualquier forma que fuese útil para llegar descubrir la verdad real),
su valoración estaba limitada por la ley (prueba tasada). En cambio en el sistema acusatorio, la
investigación y formación de prueba es legal (prohibiciones probatorios, necesidad de orden
judicial , método legal de formación de prueba), pero su valoración es libre para el Juez
FERRAJOLI, Luigi, Derecho y Razón…, p. 612.

[25] A partir de la inevitabilidad de la persecución del delito, derivado del subprincipio de


oficiosidad, y éste a su vez de la oficiliadad, como lo enuncia VÉLEZ MARICONDI, Alfredo,
Derecho Procesal Penal, obra citada, pp. 173 y ss.

[26] Así, arts. 285, 286, 287, 290, 291 CPP de Costa Rica.

[27] Ver: FERRAJOLI, Luigi, Derechos y garantías. La ley del más débil, Trotta, Madrid, 1999.

[28] FERRAJOLI, Luigi, Derecho y razón…, p. 608.

[29] Ver: MONTERO AROCA, Juan; ORTELLS RAMÓN, M.; GÓMEZ COLOMER, José Luis;
Derecho Jurisdiccional, Bosch Editor, 3ª Edición, Barcelona, 1993, Tomo I, Parte General, pp.
408-503. En el mismo sentido, MONTERO AROCA, Juan, Introducción al Derecho Procesal,
jurisdicción, acción y proceso, Tecnos, Madrid, 1976, p. 244-256. Y GIMENO SENDRA, José
Vicente, Fundamentos de Derecho Procesal, jurisdicción, acción y proceso, Civitas, Madrid,
1981, pp. 183-187.

[30] LLOBET RODRÍGUEZ, Javier, Proceso penal comentado, Imprenta y Litografía Mundo
Gráfico San José, 1998, p. 126-134.

[31] Institución criticada por FERRAJOLI al tocar el tema de la legitimidad democrática del juez
a partir de su función cognoscitiva y decisora, señalando: “(…) me parecen inaceptables y
peligrosas para las garantías del justo proceso y, sobre todo, del proceso penal, las doctrinas
“consecuencias” y “discursivas” de la verdad que –nacidas en el contexto de disciplinas muy
diferentes, como la filosofía de las ciencias naturales (Kuhn) o la filosofía moral o política
(Habernas)- algunos penalistas querían importar ahora en el proceso penal, quizá para
justificación de esas instituciones aberrantes que son las negociaciones sobre las pena. En
efecto, ningún consejo -ni el de la mayoría, ni el del imputado- puede valer como cierto de
forma de prueba. Las garantías de los derechos no son derogables ni disponibles. (...)”,en
Derechos y garantías. La ley del más débil, Trotta, Madrid, 1999, p.27.

[32] Ver: GARCIA DE ENTERÍA, Eduardo, La constitución como norma y el Tribunal


Constitucional, Civitas, Madrid, 3ra. Edición, 1991.

[33] Art. 246 de la Constitución Política de la República del Salvador : “Los principios ,
derechos y obligaciones establecidos por esta constitución no pueden ser alterados pos las
leyes que regulen su ejercicio. La Constitución prevalecerá sobre todas las leyes y
reglamentos. El interés público tiene primacía sobre el sector privado.”

[34] SMEND, Rudolf, Constitución y Derecho Constitucional, Centro de estudios


Constitucionales, Madrid, 1992, p. 63.

[35] HESSE, Konrad, Escritos de Derecho Constitucional, Centro DE Estudios Constitucionales,


Madrid, 1992, p. 65.
[36] Art. 16 de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.

[37] TINETTI, José Albino, Los fundamentos del valor normativo de la Constitución, Revista de
Ciencias Jurídicas No. 2, PRJ, San Salvador, 1992, pp. 198- 199.

[38] Ver: LÓPEZ GUERRA, Luis; y otros, Derecho Constitucional, Tirant lo blanch, Valencia,
1991,Tomo I, p. 29 y 30.

[39] BINDER, Alberto M., Introducción al dercho procesal penal, Ad-Hoc s.r.l., Buenos Aires,
1993, p. 109-204

[40] “Debiendo todo hombre presumirse inocente mientras no sea declarado culpable, si se
juzga indispensable arrestarlo todo rigor innecesario para apoderarse de su persona debe ser
severamente reprimido por la ley”, en LLOBET RODRÍGUEZ, Javier, Proceso penal
comentado..., p. 92.

[41] Así, en El Salvador, lo adoptan tanto la Constitución como el Código Procesal Penal, así:
Art. 12 de la Constitución de la República de El Salvador: “Toda persona a quien se le impute
un delito, se presumirá inocente mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley y en
juicio público, en el que se le aseguren todas las garantías necesarias para su defensa.”

Art. 4 CPP: “Presunción de Inocencia

Art. 4.- Toda persona a quien se le impute un delito, se presumirá inocente, y será tratada
como tal en todo momento, mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley en juicio
público, en el que se le aseguren las garantías del debido proceso. La carga de la prueba
corresponde a los acusadores.”

[42] Art. 8.2. CADH: “Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su
inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad (...).”

[43] Ver: MONTAÑES PARDO, Miguel Ángel, La presunción de inocencia, Aranzadi, Madrid,
1999, p. 43 y ss.

[44] Citado por LOBET RODRÍGUEZ, Javier, Proceso penal comentado..., p. 91 y ss.

[45] La mínima actividad probatoria, tiene que cumplir, al menos cuatro elementos básicos,
como son: a) que la prueba sea directa o indirecta (indiciaria); b) Inequívoca, es decir,
congruente con la pretensión y que resista la confrontación con la prueba de descargo; c)
Unívoca, que se derive de ella una verdad única (no ambigua) que permita una reconstrucción
lógica del pasado; y d) Legítima, es decir, que tanto en su obtención como en su incorporación,
no revista el carácter de ilícita. En relación con la actividad mínima probatoria de cargo: “La
mínima actividad probatoria de cargo puede consistir en: a)que haya pruebas para inculpar al
encausado... b) que haya pruebas congruentes suficientes para castigar al reo.” IGARTÚA
SALAVERRÍA, Juan, “Valoración de la prueba, motivación y control en el proceso penal”, Tirant
lo blanch, Valencia, 1995, pp. 39. (Resaltado en negritas mío).

[46] “Art. 193.- Corresponde al Fiscal General de la República: (...)

3° Dirigir la investigación del delito con la colaboración de la Política Nacional Civil en la forma
en que determine la ley.
4° Promover la acción penal de oficio o a petición de parte.”

[47] “Una relación triangular entre tres sujetos, dos de los cuales son partes de la causa, y el
tercero super-partes: El acusador, el defensor y el juez”, FERRAJOLI, Luigi, Derecho y Razón.,
p. 581.

[48] FERRAJOLI resalta al menos cuatro poderes que le corresponden al juez: 1) De


interpretación de las leyes o verificación jurídica, 2 ) de valoración de la prueba o verificación
fáctica, 3) la connotación equitativa y 4) la disposición discrecional. FERRAJOLI, Luigi, Derecho
y Razón..., p. 574. Además, señala FERRAJOLI que el poder judicial se configura “como un
contra-poder , en el doble sentido que tiene encomendado el control de la legalidad, es decir, la
validez de los actos legislativos tanto como el de los administrativos, y la tutela de los derechos
fundamentales de los ciudadanos frente a las lesiones que pudieron provenir del estado. «Para
que no se pueda abusar del poder», escribió Montesquieau, «es preciso que, por la disposición
de las cosas, el poder frente al poder»”, Ibídem, p. 580.

[49] Art. 186 inciso 5° de la Constitución de la República: “La ley deberá asegurar a los jueces
protección para que ejerzan sus funciones con toda libertad, en forma imparcial y sin influencia
alguna en los asuntos que conocen; y los medios que les garanticen una renumeración justa y
un nivel de vida adecuado a la responsabilidad de sus cargos.”

[50] “Imparcialidad e independencia de los Jueces

Art.3.- Los magistrados y jueces, competentes en materia penal, sólo estarán sometidos a la
Constitución de la República, y a la legislación secundaria, y sus actuaciones serán imparciales
e independientes.

(...)

Por ningún motivo los otros Órganos del Estado podrán arrogarse el conocimiento de las
causas, ni la reapertura de las terminadas por decisión firme, ni interferir en el desarrollo del
procedimiento.

En caso de interferencia en el ejercicio de su función, el juez informará a la Corte Suprema de


Justicia los hechos que afecten su independencia. Cuando la interferencia provenga de la
propia Corte Suprema de Justicia, de alguno de sus magistrados o de otro tribunal, el informe
será presentado, además, a la Fiscalía General de la República y al Consejo Nacional de la
Judicatura.”

[51] FERRAJOLI, Luigi, Derecho y Razón..., p. 574 y ss.

[52] FERRAJOLI, Luigi, Derecho y Razón..., p. 580.

[53] FERRAJOLI, Luigi, Derecho y Razón..., p. 582-583.

[54] MAIER, Julio B.J., Derecho Procesal Penal, Tomo I del Puerto s.r.l., 2º Edición, Buenos
Aires, 1996, p. 664, nota 345. A favor del poder de investigación judicial autónoma: JAUCHEN,
Eduardo M,. La prueba en materia penal, Rubinzal-Culzoni Editores, Santa Fe, Argentina,
1992, p. 26. VÉLEZ MARICONDE, Alfredo, Derecho Procesal Penal..., pp. 173-243.
[55] Ver: DALL'ANESE RUIZ, Francisco, El juicio, en Reflexiones sobre el nuevo proceso penal,
Asociación de Ciencias Penales de Costa Rica y Corte Suprema de Justicia, San José, 1996,
p.654.

[56] RIVERO SÁNCHEZ, Juan Marcos, en Proceso, democracia y humanización…, p. 81

[57] “Art.144.- Los tratados internacionales celebrados por El Salvador con otros estados o con
organismos internacionales, constituyen leyes de la República al entrar en vigencia, conforme a
las disposiciones del mismo tratado y de esta Constitución.

La ley no podrá modificar o derogar lo acordado en un tratado vigente para El Salvador. En


caso de conflicto entre el tratado y la ley, prevalecerá el tratado”.

[58] Aunque jurídicamente sea posible y permisible que el imputado pueda contrainterrogar a
los testigos de cargo en su contra, técnicamente no es recomendable; pues el dominio de las
técnicas de interrogatorio requiere de un conocimiento especializado que el imputado no tiene;
por ello es aconsejable que “haga interrogar” al testigo, por medio de su abogado defensor,
sobre los puntos que él quiere cuestionar en su defensa.

[59] Art.172: "(…) Corresponde exclusivamente a este Órgano la potestad de juzgar y hacer
ejecutar lo juzgado (…)".

Art. 14: "Corresponde únicamente al Órgano Judicial la facultad de imponer penas (…)

[60] Art. 193: "Corresponde al Fiscal General de la República: (…)

3° Dirigir la investigación del delito con la colaboración de la Policía Nacional Civil en la forma
que determine la ley.

4º Promover la acción penal de oficio o a petición de parte."

[61] Art.11: "Ninguna persona puede ser privada del derecho a la vida, a la libertad, a la
propiedad y posesión, ni de cualquier otro de sus derechos sin ser previamente oída y vencida
en juicio con arreglo a las leyes; ni puede ser enjuiciada dos veces por la misma causa (…)."

Art. 12: "Toda persona a quien se le impute un delito, se presumirá inocente mientras no se le
pruebe su culpabilidad conforme a la ley y en juicio público, en el que se le aseguren todas las
garantías necesarias para su defensa.

La persona detenida deber ser informada de manera de inmediata y comprensible, de sus


derechos y las razones de su detención, no pudiendo ser obligada a declarar. Se garantiza al
detenido la asistencia de defensor en las diligencias de los órganos auxiliares de la
administración de justicia y en los procesos judiciales, en los términos que la ley establezca.

Las declaraciones que se obtengan sin la voluntad de la persona carecen de valor, quien así
las obtuviere y empleare incurrirá en responsabilidad penal".

[62] Art. 194. II: "Corresponde al Procurador General de la República:

2º Dar asistencia legal a las personas de escasos recursos económicos, y representarlas


judicialmente en la defensa de su libertad individual (…)".
[63] La jurisprudencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, tuvo un
enorme protagonismo a fin de adecuar la anacrónica legislación, a las nuevas exigencias del
marco normativo constitucional, en supuestos tales como a la excepcionalidad de la detención
provisional como medida cautelar ( HC 9-V-94 8:50 hrs. 17- nov-94),la prueba prohibida (HC 6-
H-95 9:00 hrs. 29-ago-95), la dirección funcional de la fiscalía en la policía de investigaciones
(HC 6-B-96 13:30 hrs. 23-ENE-96). Y otros aspectos procesales y dogmático penales en la
Sentencia de Incostitucionalidad de la Ley transitoria de emergencia contra la delincuencia y el
crimen organizado (I 15-96 Ac. 15:00 hrs. 14-feb-97), etc.

[64] FERRAJOLI, Luigi, Derecho y Razón…,p. 623.

[65] "Dirección de la Audiencia

Art. 336.- El presidente del tribunal dirigirá la audiencia, ordenará las lecturas necesarias, hará
advertencias legales, recibirá los juramentos y declaraciones y moderará la discusión,
impidiendo intervenciones impertinentes o que no conduzca al esclarecimiento de la verdad, sin
coartar por ello el ejercicio de la acusación y la amplitud de la defensa.

El tribunal en pleno resolverá cuando una decisión del Presidente sea impugnada."

[66] "Interrogatorio

Art. 348.- El presidente del tribunal, después de interrogar al perito o testigo sobre su identidad
personal y las circunstancias generales para valorar su testimonio, le concederá la palabra para
que informe todo lo que sabe acerca del hecho propuesto como objeto de la prueba. Al finalizar
el relato o si el testigo no puede o no quiere hacerlo o le resulta dificultoso, permitirá el
interrogatorio, comenzando por quien lo propuso y continuando con las otras partes, en el
orden que considere conveniente. Por último, el mismo Presidente del tribunal moderará el
interrogatorio y evitará que el testigo conteste a preguntas capciosas, sugestivas o
impertinentes, procurando que el interrogatorio se conduzca sin presiones indebidas y sin
ofender la dignidad del declarante. Las partes podrán interponer la revocatoria de las
decisiones del presidente del tribunal que limiten el interrogatorio u objetar las preguntas que
se formulen.

Los peritos y testigos expresarán la razón de sus informaciones y el origen de las noticias,
designando con la mayor precisión posible a los terceros que se les hayan comunicado. El
perito tendrá, en todo caso, la facultad de consultar documentos, notas escritas y
publicaciones, las que podrán leerse en la vista o incluirse en el prueba, incluso de oficio.

Los testigos podrán reconocer personas u objetos durante la audiencia."

[67] Ver: GOLDBERG, Steve H., Mi primer juicio oral. ¿Dónde me siento? ¿Y qué diré?, 1º
Edición, Heliasta, Buenos Aires, 1994, p.147 y ss. BERGMAN, Paul, La defensa del juicio…, p.
47-55.

[68] MARROQUÍN GALO, José Fernando, ¿Existe conflicto entre las técnicas de interrogatorio
directo y de contrainterrogatorio y el art. 348 del Nuevo Código Procesal Penal?, folleto inédito
preparado para las sesiones del curso Capacitación complementaria a capacitadores sobre
técnicas de oralidad, ESCUELA DE CAPACITACIÓN JUDICIAL del Consejo Nacional de la
Judicatura de la República de El Salvador, San Salvador, enero de 1998, p.4.

[69] MIRA Y LÓPEZ, Emilio, Manuel de Psicología Jurídica, Salvat Editores, Madrid, 1932, p.
149.
[70] MARROQUÍN GALO, José Fernando, ¿Existe conflicto…, p.4.

[71] Entre ellas se señala el método cronológico y el de primacía, impacto y novedad, como
estrategias del interrogatorio, como se verán más adelante.

[72] El rol e imparcialidad del Juez en Puerto Rico al interrogar ha tenido un diferente
tratamiento jurisprudencial, como puede verse; RESUMIL DE SANFILIPPO, Olga Elena,
Derecho Procesal penal, Práctica jurídica de Puerto Rico, Tomo I, Follows Equity Law
Publishing Company, Orford, New Hampshire, pp.65-67.

[73] Con relación al tema central y al tema periférico, en la Resolución 2000-735, pronunciada
por el Tribunal de Casación Penal de Costa Rica, integrado por los jueces DALL’ANESE,
LLOBET Y OBANDO, el 25 de setiembre de 2000, en el recurso de Casación interpuesto en el
caso Costa Rica contra Arce Arista, el Tribunal señala" (i) Todo acontecimiento de la vida tiene
un tema central y un tema periférico, uno es el principal y el otro es el que rodea la situación.
(…) En términos generales la congruencia de los relatos en lo central y en lo periférico, da
crédito a los declarantes individualmente considerados y permite reconstruir la especie bajo
investigación judicial; pero en particular la coherencia en le tema central permite establecer el
hecho histórico, en tanto la consistencia en los aspectos periféricos prueba la confiabilidad del
testigo. Esto último con alguna dificultad, porque el tema periférico puede ser común a todos
los declarantes, particular de cada uno o combinado. El examen del testigo supone un
interrogatorio central (sobre el tema central) y un interrogatorio periférico (acerca del tema
periférico común o particular), con la finalidad de establecer la credibilidad del declarante y a
partir de allí obtener elementos probatorios para determinar el hecho investigado.

Por ello constituye un vicio de algunos tribunales, impedir a las partes el interrogatorio
periférico y limitar sus preguntas al tema central; con esa forma de actuar se omite el examen
sobre la confiabilidad del testigo."

[74] Para salvaguardar la facultad del Jurado a interrogar al testigo, perito o imputado, sobre las
dudas que tenga respecto a los hechos, podría sugerirse que el Jurado redacte por escrito sus
preguntas, se las pase al Juez, y antes de formularlas, en una reunión privada con las partes,
el Juez deseche las preguntas inadmisibles , y distribuya las preguntas admisibles a las partes,
a efecto de que éstas las formulen en un nuevo interrogatorio. Con tal procedimiento, se
salvaguardaría el trabajo de las partes con sus interrogatorios, no se ganarían la apatía o
antipatía del Jurado al objetar las preguntas inadmisibles, el Juez ejercería un control sobre
dicho interrogatorio, que sería realizado por las partes. Sin embargo, para el que escribe, lo
ideal es que el Jurado no pregunte, se limite a percibir y valorar los elementos de prueba
producidos a través del interrogatorio de las partes, y si tiene dudas respecto de los hechos o
circunstancias, aplique el in dubio pro reo.

[75] La ley no detalla la forma de presentación de dichas preguntas al juez, si en forma oral o
por escrito, ni el momento de dicha presentación; pero se entiende que las preguntas del
contrainterrogatorio y recontrainterrogatorio, han de presentarse hasta después de escuchadas
las respuestas del menor, luego del directo y redirecto, respectivamente.

[76] MARROQUÍN GALO, José Fernando, ¿Existe conflicto…, p. 7.

[77] MARROQUÍN GALO, José Fernando, ¿Existe conflicto…, p. 8.

[78] BERGMAN, Paul, La defensa en juicio…, p. 194.

[79] RAMOS GONZÁLEZ, Carlos, y VÉLEZ RODRÍGUEZ, Enrique, Teoría y práctica de la


litigación en Puerto Rico, Ed. Michie of Puerto Rico, San Juan, 1996, p. 29.
[80] JAUCHEN, Eduardo M, La prueba en materia penal, Rubinzal-Culzoni Editores, Santa Fe,
Argentina, 1996, p. 128.

[81] MARROQUÍN GALO, José Fernando, ¿Existe conflicto..., p. 9.

[82] RAMOS GONZÁLEZ, Carlos, y VÉLEZ RPDRÍGUEZ, Enrique, Teoría y práctica..., p.56.

[83] MARROQUÍN GALO, José Frenando, ¿Existe conflicto..., p. 10.

[84] “Interrogatorio

Art. 348.- El presidente del tribunal, después d preguntar al testigo cuáles son sus generales, le
concederá la palabra a la parte que lo presentó, para que formule su primer interrogatorio; si la
parte contraria manifiesta que desea contrainterrogar al testigo, le concederá la palabra al
efecto. La parte que lo sometió al primer interrogatorio, podrá interrogarlo nuevamente,,
después del interrogatorio; así como también, la parte contraria podrá sometelo a nuevo
contrainterrogatorio, a continuación del precedente.

Estas dos última intervenciones, deberán limitarse a preguntar sobre materias muevas
procedentes del interrogatorio inmediatamente anterior.

El Presidente del tribunal, moderará el examen del testigo y evitará que conteste a preguntas
capciosas e impertinentes, procurando que el interrogador no ejerza presiones indebidas ni
ofenda la dignidad del declarante. En el interrogatorio directo, por regla general, estarán
prohibidas además las preguntas sugestivas; sin embaargo, el presidente, el presidente del
tribunal podrá permitir la sugestividad en el interrogatorio directo, cuanto el testigo sea hostil,
cuando se interrogue a la parte contraria, al testigo identificado con ésta, a una persona que en
virtud de su mayor edad, limitada educación o causa semejante, tenga dificultad de expresión,
o que por razones de pudor esté renuente a deponer libremente.

Las respuestas de los testigos, deberán ser directas y concretas a las preguntas que se les
formulen.

El presidente del tribunal podrá autorizar al perito o testigo que consulte documentos, notas
escritas o publicaciones, cuando por la naturaleza de la pregunta tal consulta fuere necesaria,
sin que por este solo hecho, tales documentos puedan incorporarse como prueba a la vista
pública.

El presidente y los otros miembros del tribunal, podrán interrogar al perito o testigo, pero con
las limitaciones que el deber de imparcialidad les impone.”

Reformado por D.L. 418, de fecha 1 de octubre de 1998, publicado en el D.O. No. 198, Tomo
No. 341, del 23 de octubre de 1998.

[85] De igual forma, hay reglas de comportamiento forense, que han de ser respetadas, como
son la reverencia al juez, el control del lenguaje no verbalizado (demeanor) y la conversación
triangular por las partes, de dirigir el debate hacia el juez.

[86] Sobre la técnica y práctica de la oralidad ver además, GOLDBERG, Steve H., Mi primer
juicio oral. ¿Donde me siento? ¿Y qué diré?, 1º Edición, Heliasta, Buenos Aires, 1994.

[87] BREGMAN, Paul, La defensa en juicio..., p. 25-26.


[88] BERGMAM, Paul, La defensa en juicio..., p. 133-243.

[89] Evidencia afirmativa se refiere a hechos que tienden a demostrar la exactitud de una
proposición fáctica, de una afirmación; por lo general le corresponde acreditar tal hecho
mediante la prueba, a quien afirma un hecho determinado. BERGMAN, Paul, La defensa en
juicio..., p.26. En cuanto a tal obligación de probar las afirmaciones, tenemos como excepción a
la inocencia, que es una presunción iuris tamtum, y mientras no se destruya, se mantiene
vigente.

[90] Evidencia de refutación o de contradicción, es la que establece hechos que contradicen


con el del adversario; es prueba contradictoria, que tiene por objeto minar o contradecir la
prueba del contrario, BERGMAN, Paul, La defensa en juicio..., p. 27. En este punto, es
importante aclarar que la parte que inició la presentación de la prueba afirmativa, tendrá una
segunda oportunidad de presentar prueba para rehabilitar la que le ha sido rebatida.

[91] Evidencia de credibilidad, la que establece hechos que afectan favorable o


desfavorablemente la verosimilitud y el carácter más o menos fidedigno de los relatos.
BERGMAN, Paul, La defensa en juicio..., p. 28.

[92] Evidencia explicativa es un forma de evidencia afirmativa que pretende indicar al juzgador
‘por qué’ los hechos de una misma historia sucedieron como uno afirma que fue el caso.
BERGMAN, Paul, La defensa en juicio..., p. 28.

[93] Evidencia emocional es una forma de evidencia afirmativa o de refutación que apela tanto
al corazón como a la mente del juzgador. BERGMAN, Paul, La defensa en juicio..., p. 26.

[94] Habrá que reflexionar si el tratamiento que se le da al testigo o perito es aplicable al


imputado, en cuanto al interrogatorio y juramento, para determinar si riñe con la Constitución de
la República y que exigiría una reforma legal al respecto (art. 262 CPP). Ello debido que en el
sistema adversativo acusatorio anglosajón, se requiere juramento al imputado si éste decide
declarar. Sin embargo, esto choca con la concepción del modelo continental que es el que
tradicionalmente ha tenido mayor influencia en nuestro sistema procesal.

La Constitución de la República establece la presunción de inocencia (art. 12 Cn), y derivado


de dicha presunción, el que la carga de la prueba corresponda a quien acusa, el derecho del
imputado a autoincriminarse, a no ser obligado a declarar en su contra, a abstenerse de
declarar y que a su silencio no se presuma en su contra. Se hace necesario analizar si tales
garantías le dan derecho al imputado a mentir durante su declaración o a declarar en el juicio
sin responsabilidad alguna; gozando de un trato privilegiado, aún después de haber decidido
renunciar a su derecho al silencio.

Una de las razones que ha influido en nuestro medio, y en general en el modelo continental, a
reconocer el derecho del imputado a mentir o a abstenerse parcialmente de declarar cuando él
quiera y sobre lo que él quiera al ser contrainterrogado por la parte acusadora, obedece, a mi
juicio, a la influencia que ha dejado el sistema inquisitivo y la recientemente superada práctica
judicial y policial: La sola denominación de la declaración del imputado, como “declaración
indagatoria”, encierra un significado cuya idea fundamental es la búsqueda de la verdad real, a
partir de esa primera indagación que se le hace al imputado. De ahí, que frente a ese sistema
que privilegia la búsqueda de la verdad real a cualquier costo o a costos sumamente gravosos
contra la dignidad humana como lo supuso el inquisitivo, se hayan levantado barreras y
garantías para proteger a la persona sometida al proceso; siendo la abstención total o parcial y
la declaración sin que se requiera juramento o promesa, algunas de estas manifestaciones (el
art. 262 CPP que el requerirse juramento o promesa al imputado, un método prohibido para su
declaración). Así PAGANO, citado por FERRAJOLI ( Derecho y Razón, p. 608), considera que
el que se requiera Juramento al imputado para declarar, constituye una “tortura espiritual”; por
otra parte, el que se le exija al imputado no mentir durante su declaración puede entenderse
derivado del puritanismo inglés. Lo cierto es que en el sistema adversativo y acusatorio, no se
privilegia excesivamente la situación del imputado con el mismo tratamiento que en modelo
continental: Obviamente él tiene derecho de abstenerse de declarar, derecho que es
disponible; y puede decidir renunciar a él por razones y necesidades estratégicas y tácticas de
defensa material y técnica, a su propio riesgo, en cuyo caso asume la responsabilidad del
testigo al ser interrogado sobre hechos que le constan.

Además, al analizar las consecuencias que le acarrearía al imputado mentir bajo juramento
luego de haber renunciado a su silencio, se puede afirmar que no podría considerarse como
delito ( No sólo la conducta es atípica sino que el tratar de evitar e impedir una pena, sería un
supuesto de no exigibilidad de otra conducta que le excluiría de culpabilidad), pero las
afirmaciones, incoherencias y contradicciones de lo declarado podrían ser consideradas como
indicios en su contra. Ese pues sería el coste de renunciar a su derecho al silencio y declarar:
Coste que debe medir el abogado defensor, antes de subir al estrado a su defendido a declarar
como imputado.

De tal forma, la deposición del imputado debería ser tratada y estructura de la misma manera
que la del testigo o perito, no siendo admisible el relato (art.. 261 y 340 inc. 2 y ss. CPP),
debiendo ser interrogado en el directo por su abogado defensor y pudiendo ser sometido al
contrainterrogatorio sin que pueda ampararse ya en su derecho al silencio, el cual dispuso y el
que libre y voluntariamente renunció.

Podría afirmarse que ello no va con nuestra tradición jurídica porque la declaración del
imputado es un medio de defensa (FERRAJOLI, idem.) y que no puede apreciarse en su
perjuicio o que es una interpretación lesiva de los derechos fundamentales; pero habrá que
analizarlo dentro del marco constitucional, a ver si ello riñe o no con la Constitución.

Esta disyuntiva es producto de la colisión de las dos grandes tradiciones jurídicas, como son el
modelo continental y el modelo anglosajón. En el modelo adversativo-acusatorio se abandona
la figura de la declaración indagatoria, nacida en el seno del sistema inquisitivo, así como
algunos de los derechos, garantías y privilegios surgidos como barreras frente al inquisidor;
teniendo en común muchos derechos fundamentales, pero en el caso específico se establece
que si el imputado renuncia a su silencio, debe declarar bajo juramento y lo que diga puede ser
usado en su contra.

Por otra parte, me parece impráctica la actual regulación de la declaración del imputado, pues
sus incoherencias, contradicciones y mentiras no pueden ser valoradas, a menos que confiese.
Para efectos prácticos, debiera preguntársele únicamente si se considera inocente o culpable,
no siendo en este caso que tal respuesta la dé bajo juramento, quedando aún su admisión de
culpabilidad sujeta a confirmación con los elementos de prueba a producirse en el juicio. Pero
si decide declarar, debería hacerlo bajo juramento y bajo la forma y tratamiento del
interrogatorio del testigo o perito.

Particularmente me inclino por la opción del sistema adversativo acusatorio. Sin embargo,
considero necesario reflexionarse el tema con mayor profundidad, desde la perspectiva del
marco constitucional.

[95] Y como afirma BERGMAN, “las preguntas son importantes en el interrogatorio directo, o
porque ellas mismas posean un significado probatorio, sino porque son el instrumento que no
utiliza para determinar el contenido y alcance de las respuestas de los testigos, y por
consiguiente, influir sobre el efecto y credibilidad dl testimonio”, BERGMAN, Paul, La defensa
en juicio..., p.80.
[96] La estrategia a través del método cronológico aconseja que el interrogatorio se oriente en
el siguiente orden: 1) Presentar al testigo como una persona creíble; 2) Descripción de la
escena; 3) La ocurrencia del evento o acción, que es la etapa culminante en que el testigo
describe y narra lo que ocurrió; 4) Descripción de los efectos de la acción; y 5) La conclusión
por la que el testigo debe presentar su testimonio con seguridad y firmeza.

[97] BERGMAN, Paul, La defensa en juicio..., p. 67 y ss.

[98] BERGMAN, Paul, La defensa en juicio..., p. 88.

[99] BERGMAN, Paul, La defensa en juicio..., p. 89.

[100] BRGMAN, Paul, La defensa en juicio..., p. 81.

[101] BERGMAN, Paul, La defensa en juicio..., p. 83.

[102] La inconveniencia técnica que señala BERGMAN al interrogatorio sugestivo en el directo,


es que un interrogatorio hecho en el que el testigo se limita a responder “sí” a todo, puede ser
fuertemente atacado en el alegato final por el abogado de la contraparte, al recordarle al juez o
al jurado, que lo único que aportó el testigo con sus respuestas fue “sí”.

[103] La pertinencia o no de la pregunta se relaciona tanto con el tema central o medular, como
con el tema periférico, como se ha indicado supra, aconsejándose que a efecto de que a la
parte que interroga no le “telegrafíen el golpe”, las objeciones sobre pertinencia o impertinencia
de la pregunta sean resueltas cerca del estado del juez, para que el testigo no oiga qué es lo
que pretende acreditarse o desacreditarse con la pregunta objetada de impertinente; ello es lo
que se denomina ‘sentar las bases' sobre el interrogatorio que continuará a la pregunta
objetada.

[104] La repetitividad de las preguntas ha de referirse a temas ya agotados en el interrogatorio,


y no debe confundirse con el examen que hace la contraparte en el interrogatorio, en el que ha
de permitirse que interrogue sobre tales puntos o extremos acreditados en le interrogatorio
directo, hasta que hayan sido suficientemente examinados, ya a juicio del juez al resolver la
objeción por repetitividad como se verá más adelante.

[105] Sobre los alcances del contra interrogatorio, ver: CHIESA APONTE, Ernesto L., Derecho
procesal penal de Puerto Rico y Estados Unidos, Editorial Forum, Primera Reimpresión,
Volumen I, San Juan, 1995, p. 398 y ss.

[106] Resaltando las faltas de las cualidades testificales: percepción, memoria, narración,
sinceridad, etc. de un testigo; analizando la ubicación del testigo respecto al sitio del hecho
distancia, oportunidad de observar, manera de observación, tiempo transcurrido a fin de atacar
la memoria del testigo.

[107] Las preguntas de máxima seguridad o muy seguras, son aquellas cuando uno puede
refutar una respuesta desfavorable con una declaración procedente al testigo o con una
evidencia fuerte y que Usted sabrá que respuesta obtendrá del testigo, sin ninguna duda.
BERGMAN, Paul, La defensa en juicio...,p. 148-157.

[108] Las preguntas de mediana seguridad son las que pueden resultar con respuestas más o
menos seguras, pero en la medida que las fuentes extrínsecas de refutación son recusables,
tal vez no se tenga la certeza con respecto a que el juez acepte la versión al adversario, por lo
que la técnica implica una seguridad mediana. BERGMAN, Paul, La defensa en juicio..., p. 158.
[109] Son preguntas mínima seguridad o de pesca preguntas cuya respuesta no puede refutar,
aconsejándose en estos casos prestar atención a los temas que el testigo no quiere tocar,
buscar temas en los que el testigo no muestra seguridad y evitar los ataques frontales al
testimonio; dedicándose a interrogar esperando que ‘pesque' algo en que pueda cuestionar y
atacar el testimonio o al testigo. BERGMAN, Paul, La defensa en juicio...,p. 167-168.

[110] BERGMAN, Paul, La defensa ..., p. 169.

[111] BERGMAN, Paul, La defensa..., p. 171.

[112] BERGMAN, Paul, La defensa...,p. 172.

[113] BERGMAN, Paul, La defensa...,p.173-183.

[114] BERGMAN, Paul, La defensa en juicio..., p. 247-254.

[115] Constitución de la República: “Art. 189.- Se establece el Jurado para el juzgamiento de


los delitos comunes que determine la ley.” Dicho jurado está integrado por cinco ciudadanos, a
quienes se selecciona de un listado de 20 personas que son citadas para ese efecto, que se
encuentran registradas en el patrón electoral. Luego de una Audiencia de Selección de
Jurados, en la que las partes interrogan a los ciudadanos convocados a efecto de medir su
capacidad de decisión y en especial su imparcialidad, pudiendo recusar a quienes consideran
no reúnen dichas características; y de los que quedan, se escogen cinco propietarios y un
suplente, por sorteo, al azar, recibiéndoles el Presidente la protesta de ley sobre el
cumplimiento fiel y legalmente del cargo de jurado. Ver arts. 366 al 378 CPP. Sobre las
consideraciones metodológicas y técnicas de dicha Audiencia de Selección del Jurado, ver
además: ESCUELA DE CAPACITACIÓN JUDICIAL del Consejo Nacional de la Judicatura,
Prontuario No. 3: Vista Pública. Compendio de actos para su desarrollo, Imprenta Criterio, San
Salvador, junio de 1999, p. 41-48. Tal técnica es conocida como “Voire dire” del jurado: Ver:
BERGMAN, Paul, La defensa en juicio..., p. 258-262.

[116] Código Procesal Penal

“Tribunal del Jurado

Art. 52.- Corresponderá al tribunal del jurado el juzgamiento, en vista pública de todos los
delitos, salvo aquellos en que sea competente el tribunal de sentencia”. Y son casos que van a
conocimiento del Tribunal de Sentencia en forma colegiada, como regula el art. 53 CPP, los
siguientes: (1) Homicidio simple o agravado; (2) Secuestro simple o agravado, (3) Hurto, robo o
extorsión; (4) Defraudaciones; (5) Delitos relativos al honor y la intimidad; (6) Delitos relativos
de acción privada; (7) Delitos relativo al orden socioeconómico; (8) Delitos relativos al medio
ambiente; (9) Delitos previstos a la Ley Reguladora de las Actividades Relativas a las Drogas;
(10) Delitos a la fe pública; (11) Delitos menos graves; (12) Delitos sancionados sólo con pena
no privativa de libertad; y, (13) Delitos conexos con los señalados en los números anteriores.
Con tantas excepciones planteadas en el art. 53 CPP, prácticamente los casos que van al
Tribunal de sentencia se convierten en la regla general, mientras que los que van a jurado la
excepción. Sobre el estudio de los casos de conocimiento y decisión al Jurado, ver SÁNCHEZ
ESCOBAR, Carlos Ernesto, Revista Divulgación jurídica, Unidad Técnica Ejecutiva del Sector
Justicia (UTE), número 4, año 6, San Salvador, agosto de 1999.

[117] Motivos de forma o de fondo.

[118] Aunque no están regladas en ley, en la práctica se han utilizado y seguido las “Reglas de
evidencia” de Puerto Rico, así como la clasificación doctrinaria que se hace de las mismas,
atendiendo el Juez los criterios de razonabilidad. Sin embargo, para efectos de uniformar la
admisibilidad de los elementos de prueba (y no sólo de los medios, como lo regula el Código
Procesal Penal), se hace necesario la adopción de Reglas de Evidencia semejantes, para
tratamientos desiguales en la práctica diaria en los tribunales, respecto a la admisibilidad de los
elementos de prueba.

[119] Como se ha indicado supra, la pertinencia o impertinencia del interrogatorio con el objeto
de prueba, debe serse cuidadoso a efecto del que el interrogador pueda explorar y examinar
los temas centrales y periféricos del hecho.

[120] Véase el trámite propuesto en la publicación de la ESCUELA DE CAPACITACIÓN


JUDICIAL, del Consejo Nacional de la Judicatura, Prontuario No. 3: Vista Pública. Compendio
de actos para su desarrollo..., p. 49.

Por su parte, el art. 415 inciso segundo CPP, señala: “Durante las audiencias el recurso se
interpondrá verbalmente, inmediatamente después de la decisión recurrida.”

De igual forma, el art. 416 CPP, enuncia:

“La resolución que recaiga causará ejecutoria, a menos que el recurso haya sido interpuesto,
en el mismo momento y en forma, con el de apelación subsidiaria y éste sea procedente.”

[121] Art. 353 inciso último CPP.

[122] En este punto, es importante recordar el cuidado que deben tener tanto el juez como las
partes, especialmente en caso de Jurado, sobre el uso de las falacias en los razonamientos,
que constituyen ‘ideas equivocadas’ o ‘creencias falsas’ acerca de determinadas proposiciones
sobre una realidad concreta.

Así las falacias formales se dividen en falacias de atingencia lógica, en que las premisas
carecen de atingencia respecto de la verdad o falsedad de las conclusiones que se pretenden
establecer; y las falacias de ambigüedad, en la se usan palabras o frases cuyo significado
cambia u oscila de una manera más o menos sutil en el curso del razonamiento, y por lo tanto,
lo puede volver falaz. Las falacias de antigencia , a su vez puede ser: 1) Conclusión
inatingente, que se comete cuando un razonamiento que se supone dirigido a establecer una
conclusión particular es usado para probar una conclusión diferente; 2) Argumentum ad
baculum, que es cuando se apela a la fuerza o la amenaza para la aceptación d una
conclusión; 3) Argumentum ad hominem (ofensivo), cuando se ataca se ataca la validez del
razonamiento; 4) Argumentum ad hominem (circunstancial), cuando apela al hombre, que
puede ser circunstancial, cuando se invoca la validez o verdad de un razonamiento dadas las
cualidades personales de quien las afirma; 5) Argumentum ad ignorantiam, que es cuando
sostiene la verdad de una proposición, porque se ha comprobado que es falsa (Acá acabe la
presunción de inocencia, estatuida como garantía y límite al poder penal del Estado); 6)
Argumentum ad misericordiam, cuando se apela a ala piedad para que se acepte o admita
determinada conclusión; 7) Argumentum ad populum, cuando se invoca la validez de la
conclusión o razonamiento, mediante un llamado emocional “al pueblo” a “la galería”, con el fin
de ganar su asentamiento para la conclusión que no está sustentada en un razonamiento
válido; 8) Argumentum ad verecundiam, o apelación a la autoridad, cuando se invoca la
sentimiento de respeto por una persona famosa o prestigiosa para ganar el asentamiento a
una conclusión; 9) Causa falsa, que puede ser de dos tipos, la primera, formulada como “non
causa”, que consiste en el error de tomar como causa de un efecto, algo que no es su causa
real; y la segunda, formula da como ‘post hoc ergo propter hoc’, que designa la inferencia de
que un acontecimiento es la causa de otro simplemente sobre la base de que el primero es
anterior al segundo; 10) Pregunta compleja, cuando no se percibe la pluralidad de preguntas y
se exige o se da, una respuesta única a una pregunta compleja; y 11) Falacia de
generalización apresurada, que a través de una generalización, hace recaer en determinados
individuos o especies, los atributos o características que no tienen, mediante la generalización.
Y las falacias de ambigüedad, que como ya se indicó, en ellas se usan palabras o frases cuyo
significado cambia u oscila de una manera más o menos sutil en el curso del razonamiento, y
por lo tanto, lo puede volver falaz. Entre ellos están: 1) La falacia de equivoco, En el que se
utilizan las palabras con más de un significado literal; 2) La falacia de anfibología, cuando se
usan premisas cuya formulación es ambigua debido a su estructura gramatical, teniendo un
significado confuso; 3) La falacia de énfasis, cuando se recalca o destaca determinada
palabra o parte de la proposición, para hacer valer una conclusión, aunque el razonamiento
resulte equivoco; 4) La falacia de composición, que puede ser de dos tipos; la primera,
cuando las propiedades o cualidades de las partes se atribuyen al todo (distributivamente); y la
segunda, cuando a partir de las cualidades o propiedades de los individuos de una
determinada clase o colección, se concluye que las poseen todos los miembros de esa clase o
colección (colectivamente); y, 5) La falacia de división, que es inversa a ala anterior y también
es de dos clases: la primera, por la que se afirma que lo que es cierto para el todo, es cierto
para cada una de sus partes (distributivamente); y la segunda, que en la que se deducen de la
propiedad de una colección de elementos, las propiedades de los elementos mismos
(colectivamente). Ver, COPI, Irving M., Introducción a la lógica, Editorial Universitaria de
Buenos Aires (EUDEBA), Buenos Aires, 1969, p. 59-91.

[123] GOLDBERG,STEVEN H., Mi primer juicio oral..., p. 15.

[124] Lo comprara con un “teatro” porque la “verdad” lo que sucedió realmente- carece de
significado independiente. En tal punto, es de recordar lo que se ha afirmado supra sobre el
problema de la verdad real, a quien de corresponde acreditarla y cual es la función del juez
respecto de dicha actividad: Valorar las pruebas.

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