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DE LAS
DOCTRINAS POLÍTICAS
POR:
PEDRO JOSÉ MEZÚ LASSO
del Valle. Estos elementos que nos entregó la profesora, corresponden a las teorías sistemáticas,
elaboradas a lo largo de los tiempos por los filósofos, los teólogos, los juristas y los sociólogos, que
tienen como objeto el poder, la moral política, las formas de Estados y de gobierno. Por esta razón,
durante el curso, se abordaron las ideas políticas más representativas a partir del nacimiento del
Estado moderno, las cuales son confrontadas con los problemas actuales de orden político,
En este orden de ideas, nuestra metodología consistirá en abordar un fragmento de cada uno (en una
posible línea de tiempo general), de los principales temas que pueden ayudarnos a argumentar de la
Primeramente, trataremos de definir el concepto de política; según Norberto Bobbio, derivado del
adjetivo de pólis (politikós), que se refiere a todo lo relacionado con la ciudad, es decir ciudadano,
civil, público y, por lo tanto, sociable y social, el término política, se nos ha trasmitido por influjo
de la gran obra de Aristóteles, titulada política, que debemos considerar el primera tratado sobre la
naturaleza, funciones y partes del Estado, y sobre diferentes formas de gobierno, principalmente con
el significado de arte o ciencia del gobierno, es decir de reflexión, ya sea de alcance meramente
descriptivo o prescriptivo sobre las cosas de la ciudad (Bobbio, 1995, pág. 175).
Los administradores de empresas, somos servidores del Estado, y es una obligación para nosotros
desde todo ámbito, conocer a la perfección nuestro lugar y papel dentro del funcionamiento del
mismo. Saber el concepto de política, nos permite referenciar con mayor franqueza el ambiente bajo
el que funcionamos y vivimos, no solo como funcionarios sino también como personas y
Ahora, No existe duda de que los orígenes del Estado se remontan al nacimiento de las primeras
formas de organización política. Todos los teóricos de la política coinciden en atribuir a Nicolás
Maquiavelo ser el primer autor que utilizó el término Estado. Su teoría de las “minorías”, ofrece
particular importancia al campo de la Teoría del Estado por varias razones: la primera, porque
desempeña una función importante en la actividad creadora del Estado. Toda sociedad se estratifica
política y económicamente en dos clases que Maquiavelo llamó el pueblo y los grandes. La clase
adinerada que él llamó los grandes, está integrada por la aristocracia, la nobleza, el alto clero y la
burguesía. Para el florentino son siempre las minorías, quienes tienen a su cargo la creación, el
liderazgo, la estructura natural y jurídica y la renovación del Estado (Echandi, 2008, págs. 160 -
162).
Sin embargo, aunque Maquiavelo señala que la función creadora del Estado viene ofrecida por la
capacidad y por la virtud individual, Cuando Maquiavelo habla de los grandes, no se refiere a la
minoría que es expresión de la virtud colectiva, sino a la clase más poderosa. En otras palabras, dice
más bien lo que las cosas son y no lo que deberían ser (Echandi, 2008). Y esta definición, como
hemos visto en los últimos años de la realidad de Colombia y del mundo, se ha mantenido vigente
sin importar el precio. Las clases altas han luchado incansablemente por mantener al país bajo sus
propias reglas, valiéndose de la corrupción y la violencia. Los aportes de Maquiavelo son de gran
utilidad para los administradores de empresas en el sentido que nos desvelan la realidad detrás de
las bases del funcionamiento del Estado, y solo conociendo la esencia de esta desigualdad es que
podemos intentar enfocar todos nuestros esfuerzos a una Colombia más equitativa.
estar fundada legítimamente en la fuerza. No hay derecho del más fuerte. ¿Qué es un derecho que
perece cuando cesa la fuerza? Si hay que obedecer por fuerza, no se tiene necesidad de obedecer por
deber. La obligación social tampoco está fundada en la autoridad natural del padre, ni en cualquier
otra autoridad de un pretendido jefe "natural" y nacido para mandar. Estas son tesis absolutistas. El
los miembros del cuerpo que se trata de constituir en sociedad, y cada uno de los cuales contrata,
"por decirlo así, ·consigo mismo", no ligándose, en suma, más que a su sola voluntad
(CHEVALLIER, 1957).
Todo deriva del libre compromiso del que se obliga. El pacto social no puede ser legítimo más que
cuando nace de un consentimiento obligadamente unánime; Lo cual significa que cada asociado se
enajena totalmente y sin reservas, con todos sus derechos, en favor de la comunidad. Así la condición
es igual para todos. Cada uno se compromete hacia todos. Cada uno, dándose a todos, no se da a
nadie. Cada uno adquiere sobre cualquier otro exactamente el mismo derecho que le cede sobre sí
mismo. Cada uno gana, pues, el equivalente de todo lo que pierde, y más fuerza para conservar lo
Sí el Estado está instituido por medio de un contrato social, estamos de acuerdo con que este
contrato, no puede ser solamente una cuestión de legitimidad de derecho. Pues, este concepto nos es
de gran ayuda para reconocer que toda relación entre individuo y el estado debe estar siempre
poder bajo la suprema dirección de la voluntad general común. Bajo estas circunstancias, el buen
hacer del administrador es crucial para mantener la igualdad, tratar a cada miembro, como una parte
de un todo.
En este sentido, es acertado destacar al pensador político John Locke, quien se lo aprecia como el
padre del liberalismo por sostener que todo gobierno surge de un pacto o contrato revocable entre
individuos, con el propósito de proteger la vida, la libertad y la propiedad de las personas, teniendo
los signatarios el derecho a retirar su confianza al gobernante y rebelarse cuando éste no cumple con
contra la nobleza y la Iglesia, queriendo acceder al control político del Estado y buscando superar
los obstáculos que el orden jurídico feudal oponía al libre desarrollo de la economía. Se trata de un
proceso que duró siglos, afirmando la libertad del individuo y propugnando la limitación de los
Conocer la verdadera esencia del liberalismo es fundamental para los administradores de empresas,
a fin de que seamos capaces de reconocer, que el mismo, está corriendo el riesgo de convertirse en
un aparato vinculado a la burocracia estatal que, en el mejor de los casos, trate de usar con eficacia
el poder público para coordinar y orientar unos programas de desarrollo económico y social que
decisión del poder político, en manos de los grupos empresariales y sus aliados políticos, y en el
peor, contribuya a una degradación del sistema institucional, al abandonar la defensa incondicional
La soberanía es esa fuerza de cohesión, de unión de la comunidad política, sin la cual ésta se
dislocaría. Cristaliza ese trueque de "mando y obediencia" que la naturaleza de las cosas impone a
todo grupo social que quiere vivir. Es la "potestad absoluta y perpetua de una República". Toda la
teoría de la soberanía, por intemporalmente jurídica que Parezca, por desprendida de los accidentes
y de las ambiciones del poder concreto, no deja de traducir ciertas segundas intenciones políticas,
no está menos destinada a producir profundas resonancias políticas. La soberanía, según Bodin,
emana el poder público. Los administradores de empresas al ser servidores del Estado, estamos
fuerza como muchos plantean, sino también a través de la transparencia y la integridad a la hora de
actuar. Pues es éste el único camino para llegar a una Colombia justa, próspera e igualitaria.
En este orden de ideas, es conveniente traer a colación al Filosofo Immanuel Kant, para él, el
problema propio de la política es, «conseguir la felicidad del público, conseguir que todo el mundo
esté contento con su suerte». La política en sentido kantiano tiene que ver, pues, con el problema de
cómo es posible que los hombres alcancen su felicidad en este mundo. «Ser feliz, escribe Kant, es
necesariamente el anhelo de todo ser racional pero finito, y, por tanto, un inevitable fundamento de
determinación de su facultad de desear. A través del derecho, la moral puede, además de exigirle al
hombre que limite sus aspiraciones de felicidad de acuerdo con las exigencias del deber, obligarlo,
doctrina del derecho, tiene como fin crear las condiciones para que todos los hombres puedan
empresas. Sus ideas sobre la moral lograron permear la esencia de todas y cada una de las relaciones
entre el ciudadano, el Estado y la libertad, “¡Es tan cómodo ser menor de edad! Si tengo un libro
que piensa por mí, un pastor que reemplaza mi conciencia moral, un médico que juzga acerca de
mi dieta, y así sucesivamente, no necesitaré del propio esfuerzo”. Conocer a Kant, no solo nos ayuda
a impulsar a todos al uso de la razón propia en su diario vivir, sino que además sus ideas sobre la
moral son la llave para el éxito de nuestro sistema tal y como está diseñado.
Y Hablar del éxito de nuestro sistema, trae necesariamente a colación al escenario, a la Democracia.
Bárbara Goodwin la define como un sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el
derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes. Etimológicamente la palabra significa “el
imperio de los demos, la masa del pueblo”, y denota una forma de gobierno que difiere de la
aristocracia y la oligarquía, la dominación de unos pocos. Los demócratas modernos han propuesto
que la democracia se basa en el consentimiento del pueblo, el cual, una vez que se ha expresado a
través del proceso de sufragio, se obliga a sí mismo a obedecer al gobierno que ha elegido
del que derivan las costumbres, creencias, opiniones, e instituciones de un pueblo. Básicamente una
forma de vida, puesta en forma sentido del poder social. La democracia es para Tocqueville el
principio que permite comprender a la nueva sociedad. Tocqueville hacía referencia a la igualdad y
la desigualdad como fenómenos sociales que se relacionan con el rol que desempeña cada individuo
en la sociedad que influyen en sus interacciones con los demás, a diferencia de la libertad y el
despotismo que son fenómenos políticos que se refieren a la forma en que los individuos por medio
Tener pleno conocimiento de estas teorías, indudablemente, nos ayuda a los administradores de
fines dentro del Estado y que se busca defender a través de ella. Como participantes directos de la
misma, contribuimos a su fortalecimiento no solo a través del ejercicio consciente del voto, sino
también, siendo funcionarios del Estado mediante la entrega de información fiable, verídica y justa
Cabe resaltar, que la democracia como tal, está íntimamente ligada al carácter central de la actividad
económica en la humanidad. Marx infiere que el modo en que esta actividad se organiza determina
todos los otros aspectos de la vida social. El modo de producción, junto con la forma de distribución,
determinan las relaciones sociales en las que se basan el sistema político y todas las demás
fundamental entre el capital y el trabajo, los dos lados de la contradicción del capitalismo y esto se
transfiere al nivel de las relaciones sociales para conformar las relaciones antagónicas y
potencialmente conflictivas entre la burguesía y el proletariado. La manufactura capitalista se basa
en la propiedad privada. Capital acumulado que, concentrado en las manos del capitalista, le permite
a éste contratar trabajo viviente, el trabajador asalariado, cuya posición en el proceso productivo se
define por no poseer los medios de producción (GOODWIN, 1997, págs. 88-89).
La contradicción entre el capital y el trabajo se manifiesta en el curso del proceso productivo; Marx
supone que a los trabajadores se les pagana salarios de subsistencia. Las mercancías que estos
producen tienen cierto valor de cambio que se mide en términos de dinero, determinado por la
cantidad de trabajo que requieren y que también pueden variar de acuerdo con la coyuntura del
mercado. Por ejemplo, un obrero que trabaja 10 horas al día, en seis horas produce bienes cuyo valor
de cambio (precio) es igual a los salarios que gana en una jornada. Marx llama a estas seis horas
trabajo necesario, el trabajo necesario para que sobreviva el obrero y su familia, la siguiente
generación de trabajadores. Pero no se le pagan las restantes cuatro horas que trabaja y su valor es
expropiado por el capitalista. Marx denomina a esto plusvalía y que sirve como vara de medir para
evaluar el grado de explotación del trabajador. El remanente de la plusvalía, una vez que han sido
descontados el alquiler, los dividendos y otros costos, se convierte en la ganancia del capitalista, que
Marx supone que debe ser reinvertida en la producción, con cada nueva inyección de capital aumenta
el poder del capitalista para contratar (apropiarse) más trabajo, y expandir así su negocio
postulados sumamente útiles para los administradores de empresas. Pues describen muy
detalladamente los puntos de inflexión del sistema capitalista, mostrando claramente las tendencias
que rigen posiblemente regirán al mismo. Decimos regirán porque episodios como la crisis de 1929,
apoyan y comprueban sin lugar a dudas todo lo que Karl Marx había propuesto. Y es que, visto
desde un punto de vista sistemático, es claro que no tener en cuenta en la ecuación a los factores
humanos en un sistema que se fundamenta en el uso del recurso humano, es una falla fatal; que tarde
Llegados a este punto, es inevitable mencionar las dos ideologías predominantes en Colombia, el
Conservadurismo y el Liberalismo. Del primero podemos decir que el significado literal del término
proviene de la idea de conservación, y la ideología conservadora se formula cada vez como respuesta
a un ataque contra el orden social existente que los conservadores desean conservar. Así, en los
últimos dos siglos, los conservadores se han enfrentado sucesivamente al radicalismo, al liberalismo
En primer lugar, es un hecho común decir que los conservadores no gustan del cambio. La
estabilidad es, por tanto, un ideal conservador dominante, producido por su aversión al cambio: la
paz y el orden son ideales instrumentales que ayudan a promover la estabilidad social, aunque
también tienen valores propios. En primer lugar, puede decirse que cualquier forma política que
existe y funciona, por imperfecta que sea, es preferible a un nuevo sistema surgido del cambio. Más
vale malo conocido que bueno por conocer. Todo cambio debido exclusivamente a la mano del
hombre es arriesgado, puesto que el efecto de la reforma -y, a fortiori, de la revolución- no puede
predecirse con precisión, y por consiguiente no puede determinarse por anticipado si es deseable o
Es importan observar que la tesis de los conservadores en contra del cambio se apoya a menudo en
una versión distorsionada de las alternativas disponibles. Se plantea una falsa dicotomía, afirmando
que hay que optar entre: a) lo que existe en el momento presente, y b) una alternativa no deseada
Con respecto al Liberalismo, la marca liberal es su preocupación por los límites de la autoridad y su
oposición y su oposición a las interferencias del Estado en el campo de las actividades individuales.
El colorario de ello es el acento que pone en la importancia del individuo y la promoción de los
derechos y las libertades humanas que sirven para delimitar el área en que el Estado no debe
interferir. EL pensamiento liberal surgió en una época en que el método científico favorito era
descomponer los objetos y las sustancias en sus partes más pequeñas para examinar cómo se
combinaban para crear el todo, así pues, Hobbes, Locke y otros pensadores consideraban al inviduo
como la unidad básica de medida de la sociedad, Y a ésta como un simple agregado de individuos
La preservación del individuo y el logro de la felicidad individual son los objetivos supremos del
sistema político liberal, al menos en teoría. En este sistema, la persona individual se considera
inviolable y toda vida humana es sagrada. Por consiguiente, la violencia está prohibida, salvo en la
guerra porque se trata de preservar la propia sociedad liberal. Este individualismo se basa en una
moral en la que se experimenta el mismo respeto por todas las personas como seres morales con
importancia del todo social, que es visto como algo que no supera la suma de sus partes y, por esta
razón, carece de un “interés público” que le sea propio, o de cualquier clase de derechos por encima
aplicadas. Una cierta inclinación conservadurista es sumamente conveniente, sin tener que dejar de
propuestos por el liberalismo. Puede que para países como los de nuestro continente, seguir
proyectos políticos que estén trazados a más de cuatro años, sean una alternativa sumamente
conveniente e inteligente para enfocar los esfuerzos totales en resolver los problemas que
Pues ya hemos visto por décadas el fracaso constante de la malinterpretación por parte de nuestros
dirigentes del pensamiento liberal y con él, como muchos buenos logros de un gobierno en particular
son arruinados por el gobierno siguiente, ya sea por diferencias políticas o simplemente porque así
puede pasar, y con esto no nos referimos a que un gobierno deba seguir lo mismo del anterior (como
nos han tenido acostumbrados), pero sí a que es conveniente conservar y proteger de forma
tradicionalista, los aportes positivos que nos encaminan innegablemente a cumplir verdaderamente,
Ahora, ya que hacemos mención de los intereses comunes de todas las partes del país, es vital para
nosotros, mencionar que, La Constitución política define a Colombia en su artículo 1.o como un
“Estado social de derecho”. Fue ésta una de las mayores innovaciones introducidas en 1991, pues
ella constituye una norma fundamental o estructural del Estado, de aquellas que configuran la
esencia misma del Estado colombiano y no podrían ser reformadas ni sustituidas sin un completo
jurídico-político alemán entre los siglos XVIII y XIX y tiene un origen claramente liberal. Se trata
de oponer un Estado respetuoso de la ley y de las libertades del ciudadano al despotismo del Estado
absolutista. La idea básica de este concepto de Estado de derecho consiste en que su tarea es el
aseguramiento de la libertad y propiedad del ciudadano, su objeto la promoción del bienestar del
individuo y, de esa manera, conformar su carácter como “ente común (res publica)”. Se trataría de
un orden estatal justo expresado a través de una Constitución escrita, el reconocimiento de los
derechos del hombre, la separación de poderes y garantizado por leyes producidas y promulgadas
Como Estado social se define aquel que acepta e incorpora al orden jurídico, a partir de la propia
Constitución, derechos sociales fundamentales junto a los clásicos derechos políticos y civiles. La
característica de los derechos sociales es que no plantean, como las libertades civiles y políticas,
derechos negativos de defensa, sino fundan derechos de prestaciones a cargo del Estado (BORDA,
El creador del concepto de Estado social de derecho es el jurista alemán Hermann Heller (1891-
1933). Por primera vez en 1930 plantea la tesis al formular la alternativa entre Estado de derecho y
consagrado de la igualdad, pues el legislador no tiene en cuenta, dentro de tal Estado, las relaciones
sociales de poder, convirtiendo así el derecho en una expresión de los más fuertes. Por el contrario,
el Estado social de derecho ha de proponerse favorecer la igualdad social real. Esto trae como
consecuencia la obligación de proteger derechos tales como el del empleo, el del arrendatario, el de
dijo, algunos de esos derechos tenían una historia anterior, pero la novedad está en la tipificación de
una forma de Estado, el Estado social de derecho. El concepto, que inicialmente tenía una definición
aplicación puede decirse que comprende principios como el de la dignidad humana, el libre
obligación social de la propiedad, derecho a un ambiente sano y derecho a la cultura (BORDA, 2007,
pág. 84).
derecho, Estado social y Estado social de derecho, pues estos marcan en orden la evolución misma
que ha tenido el enfoque político de nuestro propio país. Además, responde a las cuestiones de hacia
dónde debe ir encaminada toda la superestructura de nuestro órgano empresarial en general, o sea,
a la cultura.
Ahora bien, es imperativo que adentremos un poco más en lo que significó el Estado social de
derecho O “Welfare” para el mundo como tal, pues se convertiría en la base para el nacimiento de
un veneno contra el que él mismo fue el antídoto alguna vez, estamos hablando pues, del
Neoliberalismo. Este paso del uno al otro, se basa esencialmente en el Bienestar como bien colectivo
1).
Desde fines de la segunda guerra mundial y por veinticinco años, El Estado de Bienestar actuó con
un éxito considerable. Ello fue posible en un período de crecimiento económico sin precedentes,
capaz de asegurar a la mayor parte de las sociedades del Occidente capitalista desarrollado, un alto
nivel de vida para su población, pleno empleo, servicios sociales básicos –salud, educación,
siendo un ferviente defensor del consenso entre las distintas fuerzas sociales1. La estabilidad y el
consenso social del Estado de Bienestar fue posible con el crecimiento económico y la expansión de
servicios sociales en el marco de una gestión de Estado que aceptaba la puesta en práctica de
mano de obra empleada en el sector terciaria, con la consiguiente pérdida de protagonismo de los
sectores primarios y secundarios de la economía, la década del setenta presenciaría el final del
consenso que fundaba el Estado de Bienestar. Abriendo paso al neoliberalismo, una política
económico bajo la égida de libre mercado. Es fácilmente deducible que se trataba de la vuelta del
amplia política de privatización y disminución del presupuesto social (Rafart, 2000, pág. 13).
A partir de allí regresaron al escenario intelectual y sobre todo al de las políticas gubernamentales
un recetario que algunos autores prefieren denominar como neoliberal y otros neoconservador. El
término neoliberalismo es usado por primera vez en 1955 por Carl J. Friedrich. Para muchos se trata
de un vocablo impreciso, Detengamos a analizar someramente el sentido del prefijo neo. ¿Hay un
liberalismo nuevo, distinto al de los padres fundadores? ¿El conservadurismo actual toma distancia
con respecto al del pasado? ¿Sucede lo mismo con el liberalismo? ¿Entonces, es correcto el uso de
Anthony Giddens prefiere hablar de nueva derecha o neoliberalismo para dar cuenta de este amplio
movimiento de ideas y de acciones políticas que están a favor de la expansión indefinida de las
fuerzas de mercado. Ideas que han asumido cierta posición radical, especialmente en territorio
norteamericano. En esa nueva derecha tiene cabida el neoliberalismo en tanto liberalismo económico
extremo de Friederick J. Hayek o de Milton Friedman, así como también, las fuentes inspiradoras y
consecuentemente el conjunto de medidas de corte conservador llevadas a cabo durante las gestiones
de gobierno de Ronald Reagan en los EEUU y Margaret Thatcher en Gran Bretaña durante la década
gran escala. Sus políticas de privatización hacen del “Neoliberalismo” un modelo de funcionamiento
estatal que atenta directamente contra el desarrollo colectivo y social de cualquier estado u sociedad
en beneficio de unos pocos, “el comienzo del fin”. La única manera en la que podemos evitar su
expansión en Colombia, es no permitir que las clases dominantes que han tenido el poder durante
tanto tiempo, sigan con semejante reinado de terror, los colombianos no podemos permitir que la
conviertan en los principales fundamentos de paz que regirán el futuro de nuestra patria.
Análogamente, hemos de profundizar también en el significado del neoliberalismo como
movimiento ligeramente reciente, y es aquí cuando nos topamos con la razón de su degenerado
surgimiento, la Globalización. Con la demolición pacífica del muro de Berlín y el colapso del
imperio soviético fueron muchos los que creyeron que había sonado el final de la política y nacía
una época situada más allá del socialismo y el capitalismo, de la utopía y la emancipación. Pero, en
los últimos años, estos defenestradores de lo político han bajado bastante el tono de su voz. En
precisamente al final de la política, sino simplemente a una salida de lo político del marco categorial
del Estado nacional y del sistema de roles al uso de eso que se ha dado en llamar el quehacer político
y se abran al discurso político. Los presupuestos del Estado asistencial y del sistema de pensiones,
de la ayuda social y de la política municipal de infraestructuras, así como el poder organizado de los
sistema impositivo y la “justicia impositiva”, todo ello se disuelve y resuelve, bajo el sol del desierto
volver a disponer del poder negociador política y socialmente domesticado del capitalismo
democráticamente organizado. La globalización posibilita eso que sin duda estuvo siempre presente
en el capitalismo, pero que se mantuvo en estado larvado durante la fase de su domesticación por la
sociedad estatal y democrática: que los empresarios, sobre todo los que se mueven a nivel planetario,
sociedad en su conjunto, aun cuando sólo fuera por el poder que tienen para privar a la sociedad de
La economía que actúa a nivel mundial socava los cimientos de las economías nacionales y de los
nuevo y de consecuencias imprevisibles. Los empresarios han descubierto la nueva fórmula mágica
de la riqueza, que no es otra que «capitalismo sin trabajo más capitalismo sin impuestos». La
recaudación por impuestos a las empresas -los impuestos que gravan los beneficios de éstas- cayó
entre 1989 y 1993 en un 18,6%, y el volumen total de lo recaudado por este concepto se redujo
También saltan a la vista las contradicciones del capitalismo sin trabajo. Los directivos de las
multinacionales ponen a salvo la gestión de sus negocios llevándoselos a la India del sur, pero envían
a sus hijos a universidades europeas de renombre subvencionadas con dinero público. Ni se les pasa
por la cabeza irse a vivir allí donde crean los puestos de trabajo y pagan muy pocos impuestos. Pero
para sí mismos reclaman, naturalmente, derechos fundamentales políticos, sociales y civiles, cuya
financiación pública torpedean. Frecuentan el teatro; disfrutan de la naturaleza y el campo, que tanto
dinero cuesta conservar; y se lo pasan bomba en las metrópolis europeas aun relativamente libres de
¿dónde desearán vivir, ellos o sus hijos, cuando nadie financie ya los Estados democráticos de
negociación política. La búsqueda de respuestas políticas a las grandes cuestiones del futuro se ha
quedado ya sin sujeto y sin lugar. Según esta negrísima visión, la globalización económica no hace
el capitalismo se queda sin trabajo y produce paro. Con esto se quiebra la alianza histórica entre
sociedad de mercado, Estado asistencial y democracia que hasta ahora ha integrado y legitimizado
al modelo occidental, es decir, al proyecto de modernidad del Estado nacional. Vistos desde esta
perspectiva, los neoliberales son los liquidadores de Occidente, aun cuando se presenten como sus
reformadores. Por lo que se refiere al Estado asistencial, la democracia y la vida pública, la suya es
empresas en un nivel sumamente amplio y profundo, por no decir, que está en nuestras manos, pues,
aunque los gobiernos también tienen suma responsabilidad en lo que pueda desembocar esta
globalización, es cierto también que en nuestras manos está la decisión final de permitir o no todo
este proceso, tal como el neoliberalismo lo promueve. Y es que cabe resaltar que muchos de los
inminente, debido no solo a la naturaleza del ser humano, más concretamente, al turismo, la internet,
al Tv por cable, los celulares, las redes sociales Etc. más, sin embargo, acelerar este proceso
del Estado Colombiano a través del buen hacer en su vocación. El objetivo del Estado como tal, es
elementos fundamentales para la construcción de paz desde cualquier punto de vista. La corrupción
queda claramente expuesta ante todos como un acto anticonstitucional, que atenta bruscamente
contra los más sublimes principios de la sociedad organizada y el Estado como tal. Así que, la
influencia que tienen los resultados del buen obrar de los administradores a lo largo de los años,
Sin embargo, Colombia cada vez se acerca más a su inevitable cita con el destino, víctima de su
propia maldad, de una infamia y perfidia sin límites, atorada en su ignorancia e inconsciencia,
abismo.
La sociedad colombiana ha visto cómo durante más de dos siglos las elites y las dirigencias políticas
se han venido repartiendo el poder entre los dos partidos impuestos por la misma oligarquía, partidos
que tan solo han sido expresiones diferentes de un mismo modelo criminal y cuyo objetivo principal
siempre ha sido el de mantener dividida a la sociedad colombiana. Imponiendo desde hace varias
décadas un “modelo” que no ha cesado de saquear y desangrar a Colombia, haciéndole creer al
pueblo cada 4 años que la alternancia de estos dos partidos en el poder, traería la “solución” tanto
esperada. Un vergonzoso modelo que mantiene en rehén a Colombia y que hoy, constituye lo que
fácilmente se puede denominar un estado fallido, si, un estado criminal, un estado mafioso que
insiste en ser ante los ojos del mundo, un modelo “ejemplar”, “un modelo de democracia” … un
narco estado belicoso y camorrero, hazme reír de la región, que esconde su profunda crisis detrás de
los problemas internos y soberanos de los otros países hermanos. Un estado tramposo que convirtió
la guerra y la paz en un jugoso negocio, haciendo trampa e irrespetando a todos, desde los que le
dieron la medalla, hasta los que le dieron las donaciones para ayudar a implementar los acuerdos de
paz.
Un estado que sabía pertinentemente que nunca le iba a cumplir a nadie ni al pueblo colombiano ni
mucho menos a la guerrilla, y sí que menos a todos esos países que ayudaron en el fracasado proceso,
un estado que nunca tuvo la menor intención de terminar con la guerra que le declaró al pueblo
colombiano hace más de 200 años. Para la oligarquía y la delincuencia política la guerra y la paz
siempre han sido un simple negocio, pues se trataba a través del engaño de desmovilizar y rendir a
la guerrilla, desarmarlos y apropiarse de todos los dineros y los activos de esta agrupación y luego
deshacerse de ellos tramite falsos positivos judiciales y el acostumbrado exterminio contra todo
aquel que ose contravenir al pensamiento único impuesto por la oligarquía y el establecimiento
colombiano. La prueba más fehaciente salta a la vista, el asesinato de más de 250 líderes sociales,