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en el año 1950 sin embargo, dicho movimiento se comienza a destacar en el año 1970 y
aun en nuestros días sigue siendo de mucha influencia, Se puede decir que el
posmodernismo surgió como el regreso de “la referencia, del ornamento y del ingenio de la
arquitectura” y se utilizó como opuesto al formalismo que se surgió con la corriente
moderna.
A la hora de hablar sobre las características principales de la arquitectura posmoderna
tenemos que destacar la libertad de expresión que tenían los artistas para representar sus
obras. Además existen diversas características más como la utilización de adornos, formas
esculturales, materiales y el antropomorfismo. Estas características poco a poco a lo largo
de los años se fueron unificando y se pudieron observar diferentes y variadas apariciones
en años posteriores. Además cabe destacar otra de sus principales características que son
sus formas demasiado extravagantes y el humor que se transmitían a las construcciones.
Y estas son las CARACTERISTICAS que definen a este movimiento:
- Volúmenes compuestos con losas de una o más aguas a veces recubiertas con tejas
- Cornisas y molduras
-La aparición de nuevos ornamentos (columnas, pilastras, molduras…) tras la agrupación de las
tendencias antiguas y contemporáneas, creando una especie de neo-eclecticismo
ARQUITECTOS:
ALDO ROSSI. (3 de mayo de 1931 - 4 de septiembre de 1997), arquitecto italiano, nacido en Milán. Rossi
se enfoco e inspiro en la ciudad y así mismo se forjo un pensamiento y estilo colectivo.
JAMES STIRLING: fue un arquitecto británico. Nacidó en Glasgow. Para el un edificio debe reflejar el
uso al que es dedicado, y ya que son personas las que protagonizan ese uso, el edificio debe mostrar una
riqueza y una variedad de elementos en su fachada y no debe ser en modo alguno simpleritánico.
Obras:
El Muro Rojo es como una fortaleza que marca una silueta vertical siguiendo las líneas de contorno del
acantilado rocoso.
Con este edificio, RBTA quiso romper la división post-renacentista entre espacios públicos y privados,
reinterpretando la tradición mediterránea de la Kasbah. El laberinto de esta Kasbah recreada corresponde a
un plan geométrico preciso basado en la tipología de la cruz griega con brazos de 5 metros de largo,
agrupados de diferentes maneras, con torres de servicio (cocinas y baños) en su punto de intersección. La
base geométrica del diseño también es una aproximación a las teorías del constructivismo, y hace que La
Muralla Roja sea una clara evocación de éstas.
Las formas del edificio, que evocan una estética constructivista, crean un conjunto de patios interconectados
que proporcionan acceso a los 50 apartamentos, que incluyen estudios de 60 metros cuadrados, y
apartamentos de dos y tres habitaciones de 80 y 120 metros cuadrados, respectivamente. En las terrazas de
la azotea hay solárium, una piscina y una sauna para uso de los residentes.
El criterio de aplicar al edificio una gama de varios colores responde a la intención de dar un alivio
determinado a los distintos elementos arquitectónicos, de acuerdo con sus funciones estructurales.
Las superficies exteriores están pintadas en varios tonos de rojo, para acentuar el contraste con el paisaje;
patios y escaleras, sin embargo, área tratada con tonos azules, como azul cielo, añil, violeta, para producir un
contraste más fuerte o más débil con el cielo o, por el contrario, un efecto óptico de mezclarse con él. La
intensidad de los colores también está relacionada con la luz y muestra cómo la combinación de estos
elementos puede ayudar a crear una mayor ilusión de espacio.
Antes se simplificaba el programa como una mera sala de reunión para el colegio, pero
este se complejiza debido a la adición de unas cocinas con sus almacenes
correspondientes, así como una sala de calderas. Ya con todas las necesidades expuestas
comienzan el diseño del edificio.
Desde un primer momento se trabaja con el concepto del cuadrado. Se disponen las
estancias en los cuatro cuadrantes en los que se divide el espacio base mediante una cruz
griega formada por vigas de hormigón de gran canto. Quedan, por tanto, dos cuadrantes
para las aulas (un solo espacio, pero con la posibilidad de ser subdividido en caso de
necesidad), uno para cocina y el restante para almacenaje y sala de calderas. Esta
ordenación tan rotunda de los espacios se rompe en su desarrollo vertical.
Cada uno de los bloques se extrusiona oblicuamente. Estos toman como eje de giro el pilar
central, de manera que se produce un movimiento de las piezas que buscan diferentes
orientaciones, lo que genera diversas entradas de luz
La excepción formal en la concepción inicial de cuadrantes iguales con cubiertas inclinadas
se da en la sala de calderas y almacenes. Este bloque se diseña con una cubierta plana,
pero la chimenea viene a reforzar la idea de un volumen ya que trata de completar
geométricamente la visual del conjunto de las demás cubiertas.
En clara contraposición con el concepto del edificio elevado sobre pilotes de Le Corbusier,
el edificio se incrusta, se ancla y emerge del suelo sobre unos terraplenes de hierba,
potenciando el entorno a la vez que se configura como un hito del lugar. Casi como un
castillo.
Teatro Politeama (1988) Paolo Portoghesi
La obra propone simetrías con concisión expositiva en sinergia con los equilibrios
neoclásicos característicos de los arcos de triunfo napoleónicos, con grupos de caballos
rampantes de bronce colocados en la entrada del edificio.1
Giuseppe Damiani Almeyda se inspiró en los modelos del clasicismo académico en boga a
finales del siglo XIX. Según Antonella Mazzamuto, «la tipología adoptada en el Politeama
Garibaldi es la del teatro-circo, en la cual sin embargo la forma semicilíndrica de la fachada
esconde una sala de herradura con dos órdenes de palcos y una profunda arcada. Es una
solución que recuerda al primer Hoftheater de Gottfried Semper, construido en Dresde,
donde la forma semicircular de la fachada frontal contiene todavía una sala de tipo
tradicional».3
La arquitectura del Politeama – subraya Mazzamuto – se basa, además, «en el proyecto
teórico de teatro de Durand que había canonizado la recuperación del monumento
histórico: el anfiteatro romano. Damiani Almeyda no adopta los tres órdenes de arcadas del
Coliseo, como hace Durand, sino un doble orden con entablamento, según modalidades
inspiradas en la arquitectura pompeyana».
El valor de esta construcción está en la exaltación de la función social del edificio como
«teatro del pueblo» con la enorme sala de herradura (que en 1874 podía albergar cinco mil
espectadores) con dos filas de palcos, dominada por una gran galería articulada en dos
órdenes.
La entrada está constituida por un arco de triunfo coronado por la cuadriga de bronce de
Apolo, obra de Mario Rutelli, acompañada por una copia de caballos de bronce de
Benedetto Civiletti.