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La gente adulta, ante este gran impacto tuvo que adaptarse a las nuevas
tecnologías para poder seguir siendo parte de la sociedad y no quedar excluido. Los
niños y jóvenes comenzaron a crecer inmersos en ese entorno de constantes
cambios, donde la tecnología y las marcas formaron parte indiscutible de sus vidas,
y lo continúan haciendo.
Presentismo
En base a la experiencia, se puede afirmar que hoy en día ser joven implica vivir el
instante, sin pensar en el pasado ni en lo que vendrá. De esta forma, la vida se va
construyendo bajo un sentido incierto. Esto se debe a que la formulación de los
objetivos que antes se planteaban dentro de esta etapa (mantenerse por los propios
medios, formar una familia, tener hijos, adquirir bienes muebles e inmuebles, etc.)
hoy son metas vistas a muy largo plazo.
La razón de la situación que aquí se plantea y que forma parte del pensamiento
actual, es el egoísmo por conseguir la autosatisfacción a través del consumo
permanente de bienes materiales, entretenimientos y marcas.
Para las empresas es beneficioso tener como consumidores un público al que sólo
le interesa satisfacer sus deseos, los cuáles surgen permanentemente de forma
inmediata y sin necesidad.
Además, con la tecnología esto crece porque da lugar a que lo que uno compra hoy,
mañana ya es viejo o inservible.
Desde que surge la competencia, las empresas tienen que pensar en brindar un
valor añadido a sus productos o servicios, que sean interesantes para el público e
imposibles de imitar por los competidores. Pero esto, a la vez, debe ser comunicado
a través de distintas acciones que concuerden con el consumidor y se den en el
espacio donde éstos conviven a diario.
Los jóvenes compran productos que puedan ser identificados por el resto a través
de sus logos, representantes de la marca, brindando así un estatus social
determinado. Inmersos en esta sociedad donde las marcas y la tecnología
constituyen los pilares predominantes de desarrollo y crecimiento, los jóvenes no
tienen más remedio que vivir sólo el hoy, sin esperar el mañana, ni pensando en el
ayer, consumiendo masivamente.
Conclusiones
Con este ensayo, se pudieron analizar los cambios que sufrió la sociedad de una
generación verbal, basada en la palabra, el diálogo, la lectura y el alfabetismo, a
una sociedad regida por lo visual, los íconos, imágenes y sobre todo, los logos.
Klein, Naomi (2003) No Logo. El poder de las Marcas, Buenos Aires. Paidós. Pp.
19-91.
Que difícil es que cuando el alma, el corazón y aun las hormonas nos indica una
dirección de comportamiento, aparezca los motivos y razones de las personas
adultas como el dinero, el pensar en el futuro, priorizar la voluntad de los padres nos
indican otra vía, sin darnos mayor alternativa que cumplir ordenes dictadas por
aquellas personas que por alguna circunstancia inexplicable deciden que nos
conviene y que no.
Aparecen los jeans rotos, los aretes, los peinados escandalosos, la música a alto
volumen, manifestaciones de querer hacerse notar con el fin que su opinión sea
tomada en cuenta, y el joven sea considerado como una persona capaz de tomar
sus propias decisiones acerca de su presente y su futuro.
El joven cree con todas las fuerzas de su alma en sus símbolos y es ahí donde
aparecen los primeros problemas, la sociedad representada en sus padres y/o
núcleo familiar o social, realiza una serie de pasos para aquellos que se atreven a
no seguir los parámetros establecidos de comportamiento; a saber estos pasos son:
Un intento de convencimiento en forma cordial de lo equivocado de su
comportamiento y forma de pensar e intenta mostrarle los problemas que se evitara
y las grandes ventajas que lograría si accede a seguir las normas establecidas.
El último paso cuando los 2 primeros han fallado es el uso de la fuerza, ya hay no
se intenta convencer a nadie de nada, simplemente la sociedad decidió que no es
soportable esa forma de ser o de manifestarse y simplemente su fallo es que debe
finalizar al precio que sea esa pieza suelta.
El lenguaje del joven es un lenguaje claro y sincero que demuestra ni más ni menos
de lo que es la sociedad, una sociedad violenta, una sociedad donde no hay lugar
a la tolerancia, donde las cosas son llamadas por su nombre claro y directo, aquello
que no es de nuestro grado deber ser atacado y destruido jamás respetado, y por
aquello que sentimos agrado debemos de disimular sus falencias y exagerar sus
virtudes.
Con el paso del tiempo esta furia interior se va viendo menguada por las
responsabilidades, por el entender que no todo es posible así lo deseemos con toda
el alma, el joven de hoy es el adulto de mañana que olvida su pasado lleno de pasión
y donde en su etapa madura de su vida toma el papel de aquel que considera que
su papel en la vida es “guiar” al joven de acuerdo a su forma de pensar..olvidando
aquella frase que repitió hasta el cansancio cuando era joven…”Cuando sea grande
no seré igual a mi mama o papá”.