Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
✞ ✞ ✞ Padre, en Tus manos abandono mi vida y todo mi ser, para que me vacíes de todos
los pensamientos, palabras, obras, deseos e imágenes que me separan de Ti.
Calma mi sed y sacia mi hambre, lléname de Ti. Con humildad te entrego mi intención de
consentir tu Presencia y acción en mí, sáname, transfórmame, hazme de nuevo.
Ahora mismo anhelo y te pido a nombre de tu Hijo Jesús que me des al Espíritu Santo;
pues ya dispuesta mi alma, por tu gracia y misericordia; espera la luz que abra mi mente
y mi corazón para escucharte y ahí en mi meditación dejarme encontrar, sorprender,
seducir, tocar, y guiar por Ti.
Dime lo que quieres de mi para hacer Tu voluntad y no la mía. Dame el don de la
contemplación y la gracia para ver, aceptar y perseverar sin apegos, en este camino hacia
la Gloria.
✞ ✞ ✞ Señor Jesús, que tu Espíritu, nos ayude a leer las Sagradas Escrituras en el mismo
modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús.
Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de
Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía
ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los
acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren.
Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús,
podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás
vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos
a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén
✞✞✞
Jesús, enséñame a gustar la infinitud del Padre. Háblame, Señor Jesús, acerca del Padre.
Hazme niño para hablarme de él como los padres de la tierra conversan con sus pequeños;
hazme amigo tuyo para hablarme de él como hablabas con Lázaro en la intimidad de
Betania; hazme apóstol de tu palabra para decirme de él lo que conversabas con Juan;
recógeme junto a tu Madre como recogiste junto a ella a los doce en el Cenáculo..., lleno
de esperanza para que el Espíritu que prometiste me hable todavía de él y me enseñe a
hablar de él a mis hermanos con la sencillez de la paloma y el resplandor de la llama (G.
CANOVAI, Suscipe Domine).
«VELAD, PUES, Y ORAD EN TODO TIEMPO»
«Jerusalén. Jesús sigue en el Templo enseñando a sus Discípulos».
«Procurad que vuestros corazones no se emboten por la crápula, la
embriaguez y las preocupaciones de la vida».
«Porque entonces ese día caerá de improviso sobre vosotros».
«Velad, pues, y orad en todo tiempo, para que os libréis de todo lo que
ha de venir y podáis presentaros sin temor ante el Hijo del hombre».
1 RITOS INICIALES
✞ ✞ ✞ Antífona de entrada
Dichosa eres, santa Virgen María, y digna de toda alabanza: porque de ti nació el sol de
justicia, Cristo nuestro Dios, por quien fuimos salvados y redimidos.
Nos reunimos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espiritu Santo. Amén.
✞ ✞ ✞ Saludo al altar y pueblo congregado
✞ ✞ ✞ Acto penitencial
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora
a la conversión. Reconozcamos nuestra indignidad, debilidad, y nuestros pecados e
invoquemos con esperanza la misericordia de Dios.
Jesucristo, el justo, intercede y nos reconcilia con el Padre. Abramos, pues, nuestro
espíritu al arrepentimiento. … Un poco de silencio…
• PENDIENTE.
¡Señor, ten piedad! ¡Cristo, ten piedad! ¡Señor, ten piedad!
✞ ✞ ✞ Oración Colecta:
Oh Dios, salvador nuestro: Hace mucho tiempo enviaste a tu Hijo Jesús entre nosotros,
pero hemos sido poco conscientes de su presencia y además muchas veces le escondemos
a otros. Despiértanos, Señor; haz que le reconozcamos, que él sea la luz de nuestras vidas
y que nosotros conduzcamos a nuestros hermanos con entusiasmo hacia él. Que él
construya, entre nosotros y con nosotros, un mundo mejor y un reino de paz y amor en
el que te sirvamos compartiendo los unos a los otros, mientras caminamos animosos con
esperanza hacia tu hogar de descanso y alegría sin fin. Te lo pedimos por Cristo nuestro
Señor.
Dios todopoderoso, concede a tus fieles, alegres bajo la protección de la santísima Virgen
María, verse libres, por su intercesión, de los males de este mundo y alcanzar los gozos
eternos del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.
2 LITURGIA DE LA PALABRA
✞ ✞ ✞ Primera lectura: Apocalipsis 22,1-7
No hay reflexion.
www.santaclaradeestella.es
• La última visión del libro del Apocalipsis nos presenta «un río de agua viva» (v. 1) y «un
árbol de vida» (v. 2) sorprendentemente fructífero, cuyas hojas tienen también un poder
terapéutico. Las imágenes son extremadamente claras; más aún, la claridad se hace cada
vez mayor al final de este libro. El evangelio que de él procede, la bienaventuranza
prometida, la perspectiva de gran bienestar, están delante de todos nosotros, están a
nuestra disposición: «Ya no habrá nada maldito... Ya no habrá noche... el Señor Dios
alumbrará a sus moradores» (w. 3.5): aquí se indica el paso de las imágenes a la realidad.
La luz que necesita el creyente es su Dios; la medicina que necesita es su Redentor; la
vida que anhela sólo puede ser don de Dios.
El libro del Apocalipsis no puede dejar de acabar con una perspectiva profética: «Mira que
estoy a punto de llegar» (v. 7a). A esta promesa le sigue una bienaventuranza: «¡Dichoso
el que preste atención a las palabras proféticas de este libro!» (v. 7b; cf. 1,3). Es fácil
intuir que la bienaventuranza del creyente está ligada, en parte, a las palabras de Jesús
consignadas en el evangelio y, en parte, a esta promesa.
Estamos, efectivamente, en camino, entre el ya y el todavía no, sostenidos por la fe y
animados por la esperanza: por eso nuestra bienaventuranza sigue estando incompleta,
hasta que vuelva el Señor para llevar a cabo un encuentro de comunión y de paz perennes.
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux
Vigías del futuro – en guardia Apocalipsis 22,1-7. «El ángel del Señor me mostró... el
río de agua viva, luciente como el cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero». El
río del Apocalipsis recuerda el del Génesis, que salía de la tierra para regar el jardín del
Edén; y evoca también el torrente de la visión de Ezequiel, que salía del templo para ir a
sanear el mar Muerto. El simbolismo es claro: la vida viene directamente de Dios y del
cordero; por eso la visión del río se prolonga en la del árbol de la vida, de virtudes
medicinales y con una fertilidad propiamente escatológica. Vida y luz: tales son las
características de la Jerusalén celestial, puesto que «la gloria de Dios la ilumina, y su
lámpara es el Cordero» (21,23).
Es de lamentar que la liturgia haya escamoteado los últimos versículos del libro,
concretamente los que describen el encuentro de la esposa con el cordero (22,17), ya que
estos versículos son esenciales para medir todo el alcance del apocalipsis de Juan. En
efecto, hay que insistir en el hecho de que esta obra no narra «un simple retorno a la
edad de oro primitiva, sino más bien el cumplimiento de un plan anunciado proféticamente
por la historia del comienzo» (P. Pringent). Cristo está en el centro del Apocalipsis; es El
quien abre las puertas del paraíso (22,3 indica que se ha levantado la antigua maldición).
Por eso hay que preguntarse cuándo y cómo se lleva a cabo este acceso. En otras palabras,
¿está el Apocalipsis totalmente orientado hacia el futuro?
El tema milenarista, como hemos indicado, insiste en el hecho de que la llegada del Reino
permite, ya desde el momento presente, la participación en la vida de Cristo. En efecto,
desde la resurrección, la espera del Reino ha encontrado su cumplimiento. Cristo está ya
en los sacramentos, especialmente en el bautismo y en la eucaristía (tal es el sentido
obvio del agua de la vida y del Maraña thaj. Así pues, el apocalipsis de Juan no se libra de
la tensión escatológica que caracteriza el tiempo de la Iglesia, sino que, por el contrario,
se esfuerza en iluminar el «ya» y el «todavía no». Es sacramental de arriba a abajo.
Del salmo 94, la liturgia ha conservado solamente el salmo de peregrinación. Acompaña
a la procesión de los cristianos que van al encuentro del Cordero inmolado y en pie sobre
la montaña de Dios.
www.fraynelson.com
No hay reflexion.
www.caminando-con-jesus.org
Primera visión de la Jerusalén celestial: cielo nuevo y tierra nueva. El cuerpo resucitado
de Cristo fue el principio de este universo nuevo, espiritual y material que esperamos.
Pero ahora, su poder de resurrección ha transformado el mundo entero.
En el paraíso había una fuente de vida perdida por el pecado, que los hombres siempre
buscaron. La misma que Ezequiel identifica como agua viva y que más tarde Jesús
promete a la samaritana.
✞ ✞ ✞ Salmo
Sal 94
R/. Maranatá. ¡Ven, Señor Jesús!
V/. Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su
presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.
R/. Maranatá. ¡Ven, Señor Jesús!
V/. Porque el Señor es un Dios grande, soberano de todos los dioses: tiene en su mano
las simas de la tierra, son suyas las cumbres de los montes; suyo es el mar, porque él lo
hizo, la tierra firme que modelaron sus manos.
R/. Maranatá. ¡Ven, Señor Jesús!
V/. Entrad, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque él es
nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
R/. Maranatá. ¡Ven, Señor Jesús!
✞ ✞ ✞ Aleluya
✞ ✞ ✞ “Padre, dame tu bendición”: “El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”
Estad despiertos, para que podáis escapar de todo lo que está por suceder.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
34 Procurad que vuestros corazones no se emboten por el exceso de comida, la
embriaguez y las preocupaciones de la vida, porque entonces ese día caerá de improviso
sobre vosotros.
35 Ese día será como una trampa en la que caerán atrapados todos los habitantes de la
tierra.
36 Velad, pues, y orad en todo tiempo, para que os libréis de todo lo que ha de venir y
podáis presentaros sin temor ante el Hijo del hombre.
PALABRA DEL SEÑOR. R/ GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS.
• Dos son los aspectos que pone Jesús de relieve en esta parte final del «discurso
escatológico»: negativamente, pone en guardia contra el debilitamiento interior;
positivamente, invita a tener ánimo y fuerza en vistas al testimonio. Ahora bien, la
intención primaria de Jesús es preparar a sus discípulos para la lucha espiritual que no
dejará de caracterizar su experiencia histórica. En las palabras de Jesús podemos intuir
que, si han de ser temibles los ataques del exterior, no lo serán menos las debilidades
interiores. La fidelidad al Evangelio exige vigilancia sobre nosotros mismos y fuerza de
resistencia con los otros.
«Velad, pues, y orad en todo tiempo» (v. 36): en esta doble invitación vemos
sintetizadas las actitudes necesarias -más aún, indispensables- para quien pretenda
considerarse discípulo de Jesús. Estas dos actitudes, bien consideradas, no tienen que ver
sólo con la vida personal, sino también con la comunitaria; son, sobre todo, el indicador
de una expectativa y una esperanza que deben consumarse todavía. Con la certeza de
que todos deberemos comparecer «ante el Hijo del hombre» (v. 36), nos indica Jesús la
necesidad de proceder a algunas opciones decisivas, sin las cuales sería incierto nuestro
camino. En primer lugar, vigilancia: ésta implica un examen crítico del tiempo en el que
vivimos, una presencia crítica en el tejido social en el que trabajamos y discernimiento
crítico de las propuestas de salvación que vienen de otras orillas. En segundo lugar,
renuncia: a fin de prepararnos para el encuentro con el Señor, para mantenernos en una
actitud de pureza interior y exterior, y no mostrarnos indulgentes con las seducciones del
mundo y del Maligno.
www.evangeliodeLucas.GiorgioZevini
Mientras esperan, los discípulos deben «velar», o sea, mantenerse preparados, «vigilarse
a sí mismos», abstenerse de todo lo que distrae de la tensión hacia el encuentro supremo
con Cristo: lo que embriaga y aturde embotando los sentidos espirituales, así como las
preocupaciones ligadas a la vida terrena. El que no vigile será cogido por sorpresa por la
venida del hijo del Hombre, como un animal capturado de improviso por el lazo (v. 35).
El «día del Señor» llegará, en efecto, a todos los habitantes de la tierra indistintamente.
La vigilancia debe ir acompañada por la oración (v. 36), a fin de que Dios nos proporcione
la fuerza necesaria para escapar de la ruina y poder comparecer sin temor ante el Juez.
Lucas completa, a continuación, esta secuencia sobre el deber de la vigilancia con una
especie de resumen sobre los últimos días de la actividad de Jesús en la ciudad santa y
sobre la acogida interesada por parte de la gente: «Jesús enseñaba en el templo durante
el día, y por la noche se retiraba al monte de los Olivos. Y todo el pueblo madrugaba para
ir al templo a escucharle. (vv. 37s).
www.sermonwriter.com
No hay contexto.
2 Reflexión. ¿Qué nos dice Dios en el Texto? La palabra me ilumina.
www.sermonwriter.com
Oración inicial
Mueve, Señor, los corazones de tus hijos, para que, correspondiendo generosamente a tu
gracia, reciban con mayor abundancia la ayuda de tu bondad. Por nuestro Señor.
Del Evangelio según Lucas 21,34-36
Reflexión
• Estamos llegando al final del largo discurso apocalíptico y también al final del año
litúrgico. Jesús da un último consejo convocándonos a la vigilancia (Lc 21,34-35) y a la
oración (Lc 21,36).
• Lucas 21,34-35: Cuidado para no perder la conciencia crítica. “Cuidad que no se
emboten vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones
de la vida y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá
sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra”. Un consejo similar Jesús lo había
dado ya cuando le preguntaron sobre la llegada del Reino (Lc 17,20-21). El responde que
la llegada del Reino acontece como un relámpago. Viene de repente, sin previo aviso. Las
personas han de estar atentas y preparadas, siempre (Lc 17,22-27). Cuando la espera es
larga, corremos el peligro de quedar desatentos y no prestar más atención a los
acontecimientos “los corazones se embotan por el libertinaje, por la embriaguez y por las
preocupaciones de la vida”. Hoy, las muchas distracciones nos vuelven insensibles y la
propaganda puede hasta pervertir en nosotros el sentido de la vida. Ajenos a los
sufrimientos de tanta gente del mundo, no percibimos las injusticias que se cometen.
• Lucas 21,36: La oración como fuente de conciencia crítica y de esperanza.
“Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza, logréis escapar y
podáis manteneros en pie delante del Hijo del hombre. . La oración constante es un medio
muy importante para no perder la presencia de espíritu. La oración nos ayuda a
profundizar en nosotros la conciencia de la presencia de Dios en medio de nosotros y, así,
sacar fuerza y luz para aguantar los malos días y crecer en la esperanza.
• Resumen del Discurso Apocalíptico (Lc 21,5-36). Hemos pasado cinco días, desde
el martes hasta hoy sábado, meditando y profundizando sobre el significado del Discurso
Apocalíptico para nuestras vidas. Los tres evangelios sinópticos traen este discurso de
Jesús, cada uno a su manera. Vamos a ver de cerca la versión que nos ofrece el evangelio
de Lucas. He aquí un breve resumen de lo que meditamos esos cinco días.
Todo el Discurso Apocalíptico es un intento para ayudar a las comunidades perseguidas a
situarse dentro del conjunto del plan de Dios y así tener esperanza y valor para seguir
firme por el camino. En el caso del Discurso Apocalíptico del evangelio de Lucas, las
comunidades perseguidas vivían en el año 85. Jesús hablaba en el año 33. Su discurso
describe las etapas o las señales o de la realización del plan de Dios. En todo son 8 señales
o periodos desde Jesús hasta el final de los tiempos. Leyendo e interpretando su vida a la
luz de las señales dadas por Jesús, las comunidades descubrían en qué medida estaban
realizando el plan. Las siete primeras señales habían acontecido ya. Pertenecían todas al
pasado. Pero sobre todo en la 6ª y en la 7ª señal (persecución y destrucción de Jerusalén)
las comunidades encuentran la imagen o el espejo de lo que estaba ocurriendo en el
presente. He aquí las siete señales:
Introducción al Discurso (Lc 21,5-7)
1a señal: los falsos mesías (Lc 21,8);
2a señal: guerras y revoluciones (Lc 21,9);
3a señal: nación contra otra nación, un reino contra otro reino, (Lc 21,10);
4a señal: terremotos en varios lugares (Lc 21,11);
5a señal: hambre, peste y señales en el cielo (Lc 21,11);
6ª señal: la persecución de los cristianos y la misión que deben realizar (Lc 21,12-19) +
Misión
7ª señal: la destrucción de Jerusalén (Lc 21,20-24)
Al llegar a esta última señal, las comunidades concluyen: “Estamos en la 6ª y en la 7ª
señal”. Y aquí viene la pregunta más importante: “¿Cuánto falta para que llegue el fin?” A
aquel que está siendo perseguido no le importa el futuro distinto, quiere saber si estará
vivo el día siguiente o si tendrá la fuerza para aguantar la persecución hasta el día
siguiente. La respuesta a esta pregunta inquietante la tenemos en la octava señal:
8ª señal: cambios en el sol y en la luna (Lc 21,25-26) que anuncian la llegada del Hijo del
Hombre. (Lc 21,27-28).
Conclusión: falta poco, todo está conforme con el plan de Dios, todo es dolor de parto,
Dios está con nosotros. Nos da fuerza para aguantar. Vamos a testimoniar la Buena Noticia
de Dios traída por Jesús.
En definitiva, Jesús confirma todo con su autoridad (Lc 21,29-33).
www.santaclaradeestella.es
Quien quiera seguir a Jesús por el camino de la salvación ha de saber que es ciertamente
importante creer en él y mantener fijo el corazón en sus enseñanzas, pero es igualmente
importante perseverar por ese camino hasta el final. El tema de la perseverancia
caracteriza todo el «discurso escatológico» de Jesús y, en consecuencia, nuestra vida de
creyentes. No es difícil entrever la dimensión dramática de la vida cristiana: en primer
lugar, porque existe la posibilidad de que seamos encontrados sin estar preparados para
el momento en el que vuelva el Señor. Esta posibilidad podría suscitarnos también
sentimientos de desconfianza y de desesperación; en realidad, puede ponernos en una
actitud de humildad, de expectativa y, por ello, de oración.
En esto consiste el valor de la oración cristiana y de su enlace con la actitud de la
vigilancia: la asiduidad a la oración nos mantiene cada vez más vigilantes; por otra parte,
la vigilancia nos permite dar tiempo a la oración. De este modo, la vida cristiana cobra
una unidad profunda que nos ayuda a superar toda dicotomía o confusión. El tiempo en
que vivimos es dramático también para nuestra debilidad personal: por ese motivo alude
Jesús a la fuerza necesaria para escapar a todo lo que va a suceder. Esa fuerza es don de
Dios y ha de ser pedida en la oración, pero esa fuerza crece asimismo con el ejercicio de
la fidelidad evangélica en la perseverancia a toda costa.
www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux
Vigías del futuro – en guardia Lucas 21,34-36: En los primeros días del universo, en
un jardín de delicias, se levantaba un árbol de la vida. Su fruto estaba prohibido a los
hombres, y Satanás, el Divisor, había susurrado al hombre que, si comía de él, se
convertiría en Dios. Al final de la historia, una ciudad, en la que se reúnen todos los
hombres, baja del cielo, de junto a Dios, hermosa como una novia engalanada para su
esposo. En medio de la plaza, un árbol da su fruto doce veces al año: una vida dada con
sobreabundancia para todos y para siempre. La maldición ha terminado; la vida no tendrá
fin, y es el mismo Señor el que se convierte en la luz de la ciudad nueva.
Me diréis: quizás se trata de una promesa, pero sigue siendo un sueño. Una vez llegados
al final de este último libro de la Biblia y al final también de la lectura continuada del
evangelio de Lucas, una vez llegados al final del camino, se nos invita a reemprender de
nuevo el mismo itinerario: «¡Tened cuidado!» ¿Es que hemos estado girando en redondo?
Tal vez tengamos que rehacer incesantemente el mismo camino, siempre semejante y
siempre recorrido de una manera nueva. « ¡Tened cuidado!» La memoria de lo que nos
ha ocurrido no nos lleva a creernos colmados por nuestros sueños referidos al pasado. Y
cuando hemos rehecho nuestras fuerzas al borde del camino, lo hemos hecho con un pan
que ha calmado nuestra hambre, pero que también la ha exacerbado. Hemos caminado
hasta altas horas de la noche, pero aún no hemos llegado. Seguimos esperando la aurora.
Somos vigías del futuro, pero no nos dejamos obnubilar por él. El ojo que se fija
obstinadamente en un punto no ve nada alrededor. El futuro y la ciudad nueva son un
horizonte, pero el recorrido de nuestra marcha está por inventar; es preciso preparar de
muchas formas el camino, y el propio horizonte habrá de desplazarse con nuestro caminar.
« ¡Estad despiertos!» Nuestra espera tal vez se haga demasiado pesada, y la noche
resulta a veces demasiado profunda. Pero sigamos escuchando: Dios viene y no deja de
hacerlo. El día quiere nacer, y es precisamente por eso por lo que se construye ya hoy la
ciudad nueva. Es por eso por lo que nuestra historia presente tiene una dimensión de
eternidad. Porque, como tan acertadamente lo expresaba Péguy, he de creer que «yo, la
historia humana, yo, la historia temporal, tengo una cierta importancia; yo, la historia, en
mi larga historia, no hago nada ni cometo nada que no le interese de una manera casi
física y natural a Jesús, a Dios. Yo no cometo temporalmente nada que no se inserte casi
físicamente en el cuerpo mismo de Dios. Eso es el cristianismo. De lo contrario, no habría
ni tierra ni hombre en absoluto. No habría más que el cielo y los ángeles... De lo contrario,
no habrían valido la pena tantas complicaciones» (Dialogue de l'histoire et de l'ame
charnelle, Editions de la Pléiade, p. 391). Hoy, precisamente porque estamos vigilantes,
se alumbra el tiempo de Dios, porque, como dice el Señor, «mira que estoy para llegar.
Dichoso quien tiene presente el mensaje profético contenido en este libro».
www.fraynelson.com
Orar y Vigilar
1 El evangelio de hoy está en esa misma tónica: estar despiertos pero no angustiados;
atentos pero no desesperados; vigilantes del peligro pero no obsesionados con él. Y sobre
todo: orar. Dejar de orar ya es perder.
2 Necesitamos de la oración para que nuestros ojos vean como Dios ve. Necesitamos de
la oración para que nuestras fuerzas no sean sólo las nuestras, sino las de Él, que es el
único que conoce la magnitud, dirección y perversidad de lo que tendremos que sufrir.
Necesitamos de la oración porque ninguna previsión será perfecta y ningún razonamiento
podrá deducir cuándo es aquel día y aquella hora. Necesitamos de la oración, en fin,
porque ¿qué podrán temer los que han de comparecer ante el mismo que les concedió
orar con fe, con esperanza y con amor?
www.elmisericordioso.me-Pildorasdefe.net
En este día la liturgia termina con una de las frases mas fuertes de Jesús acerca de nuestra
salvación: ‘Velen y oren para que puedan escapar de todo lo que ha de suceder’. Esto nos
revela, por un lado, que durante nuestra vida, como camino hacia la eternidad, estará
siempre amenazada de un sinfín de peligros, de tentaciones, de obstáculos que pueden
impedir que lleguemos a disfrutar eternamente de la felicidad que encontraremos en el
cielo. Sin embargo, en la misma advertencia está el antídoto, la oración. Llama la atención
cómo muchos hermanos se van quedando en el camino y cómo sus vidas se van
destrozando, su fe deteriorando de suerte que cualquier problema en la vida se convierte
en una verdadera tragedia.
Es hoy patente la infelicidad de una gran parte de la comunidad cristiana. Esto es, sin
lugar a dudas, porque no hay oración. La mayoría de los cristianos hoy no oran. Cuando
pregunto sobre el tiempo que dedica la gente a orar lo común es escuchar un Padrenuestro
y un Avemaría por las mañanas o por las noches, esto en el mejor de los casos. San Pedro
de Alcántara decía: ‘Un buen cristiano debe orar al menos dos horas diarias’. Quizás
alguien podría decir que es una exageración; tal vez, pero al menos una hora sí es posible.
Una persona que no tiene al menos una hora de oración diaria no verá progresos sólidos
en su vida y además estará siempre a merced de su pecado.
www.evangeliodeLucas.GiorgioZevini
Jesús nos invita a vivir con los ojos abiertos, atentos a lo que pasa; nos estimula a ser no
protagonistas pasivos de la historia, sino artífices conscientes de la misma. El Concilio
Vaticano II repite estas palabras suyas exhortándonos a discernir los «signos de los
tiempos»: las situaciones y los acontecimientos a través de los cuales nos habla Dios en
nuestros días. La Palabra de Dios no cambia -es la misma la que llega a todas las personas
en todos los tiempos-, pero si varia la forma que toma en los acontecimientos históricos,
en los que estamos implicados y que nos interpelan.
Una vida sobria, sostenida por la oración, es la condición para estar y permanecer abiertos
al don del Espíritu, que es el único que nos capacita para leer la realidad a la luz de Dios
y para reconocer su presencia incluso en los lugares en los que no nos parecería posible.
Como discípulos de Jesús, se nos educa en la vigilancia indispensable para construir el
Reino de Dios junto con todos aquellos que, conscientes o no, comparten sus valores y
trabajan por ellos.
www.catholic
Manteneos de pie. Muchos de los dibujos animados nos muestran como los súbditos y
lacayos se postran ante sus reyes de modo vergonzoso en algunos casos, más aún cuando
no hicieron su deber. En cambio, vemos como los héroes de guerra, los caballeros, los
capitanes de navíos, regresan a sus países y reinos con la cabeza en alto, con los trofeos
de la guerra, con el orgullo en el pecho y con lágrimas en el corazón.
Señor, es muy curioso lo que me pides, me pides que me ponga en pie delante de Ti. Pero
Tú eres un Rey y yo no me asemejo a un caballero, ¿por qué tendría que permanecer de
pie? ¿Te das cuenta de mis debilidades? ¿De mis pecados? ¿De las tantas y tantas veces
que te he defraudado?...
La tierra es un constante campo de batalla, una batalla encarnecida que no se acabará
sino hasta el fin de los tiempos, pero ¿cuándo es eso, para que estemos preparados en el
día del juicio, de modo que estemos de pie en aquel día?
No, Dios no quiere que yo sea un cobarde que se esconde en medio de la batalla y quiere
celebrar la victoria con todos; Dios quiere que esté en el campo de batalla, luchando
hombro con hombro con mis hermanos. Para ello he de vivir con la mirada puesta en el
cielo, no solamente pensando en un día que desconozco su llegada, sino vigilando y
orando, como Jesús nos recuerda en el Evangelio. Además, entre mayor haya sido mi
empeño en la batalla, un mayor premio recibiré. Señor, yo lo sé, sé que eres eternamente
justo, permíteme aparecer en tu presencia como un héroe en esta batalla que es la
conquista de la santidad.
• Hoy comenzamos el camino de Adviento, que culminará en la Navidad. El Adviento es el
tiempo que se nos da para acoger al Señor que viene a nuestro encuentro, también para
verificar nuestro deseo de Dios, para mirar hacia adelante y prepararnos para el regreso
de Cristo. Él regresará a nosotros en la fiesta de Navidad, cuando haremos memoria de
su venida histórica en la humildad de la condición humana; pero Él viene dentro de
nosotros cada vez que estamos dispuestos a recibirlo, y vendrá de nuevo al final de los
tiempos "para juzgar a los vivos y a los muertos". Por eso debemos estar siempre alerta
y esperar al Señor con la esperanza de encontrarlo. La liturgia de hoy nos habla
precisamente del sugestivo tema de la vigilia y de la espera. (Homilía de S.S. Francisco,
3 de diciembre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con
Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que
es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscaré vencer las tentaciones de crítica, envidia, celos u otra tentación que tenga durante
el día, haciendo actos contrarios a cada tentación.
www.BibliaStraubinger
34. Lo único que sabemos acerca de la fecha del “último día”, es que vendrá de improviso.
(Mt. 24, 39; 1 Ts. 5, 2 y 4; 2 Pe. 3, 10). Por lo cual los cálculos de la ciencia acerca de la
catastrofe universal valen tan poco como ciertas profecías particulares. Velad, pues,
orando en todo tiempo (v. 36).
http://www.ciudadredonda.org
La invitación a estar alertas no se dirige solamente a los que conocerán este día, sino a
todos, a lo largo de la historia de la humanidad. Estén vigilantes y orando, es la consigna
de Jesús para quedar resguardados de todo lo que pueda pasar. De la actitud interior del
cristiano, siempre alerta, se pasa a una práctica de la Iglesia: las vigilias y oraciones que
se prolongan mientras el mundo duerme.
1. Estén prevenidos y oren incesantemente
Jesús hablaba a sus discípulos acerca de su venida y nos deja una recomendación, velen
pues, en todo tiempo, es decir vigilen siempre, cuídense constantemente, guarden sin
descanso, atiendan en todo momento. Del mismo modo nos dejo dicho: “Estén prevenidos
y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que hade ocurrir. Así podrán
comparecer seguros ante el Hijo del hombre”. Esto es, roguemos para no nos suceda
nada malo, y hemos de pedir para impedir lo que ha de venir, todo esto porque él no ama
y entonces nos advierte para que nos protejamos.
2. No nos dejemos sorprender
En efecto, el Señor quiere que tengamos cuidado, que no nos dejemos sorprender,
especialmente por las desproporciones y luego nos pide que estemos prevenidos, es decir
avisados, pero dentro de todo esto, Jesús le da mucha importancia a la oración, y nos dice
que oremos incesantemente, es decir primero nos advierte en contra de los males y luego
nos dice cómo ponerle remedio.
Lo que Jesús nos pide es que nos alejemos de los males y que seamos serios, decorosos,
como también comedidos al hablar y al actuar en todo, es decir seamos moderados y
utilicemos los regalos de la virtud de la templanza, y que por nuestro bien estemos
vigilantes. Pero al decir cuidado, también nos dice que somos nosotros los responsables
de nuestra conducta, es decir a nosotros nos compete cuidarnos.
3. Hay muchos excesos e imprudencias que hacen vacilar la fe
Si miramos a nuestro alrededor, sabemos que hay muchos excesos e imprudencias que
hacen vacilar la fe y nos inducen o nos provocan, por esos nos dice que no nos dejemos
aturdir. Aturdirse, es confundirse y desconectarse de la realidad como cristianos, es
también pasar de la luz a la oscuridad. No dejarse aturdir, es no dejarse confundir y no
desconectarse de nuestra forma de ser de cristianos cuidando de caer en excesos.
4. Cuidemos este tiempo de espera
Jesús nos dice: “Para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes como una trampa,
porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra.”
Jesús ha de venir, pero no nos ha dicho cuándo, pero el día que venga, vendrá de
improviso. A muchos no sorprenderá, y no va a ser bueno si estamos llevando una vida
descuidada y perezosa. Pero a los que estén practicando una vida laboriosa y trabajando
para el bien, esto es, no estemos haciendo una vida ociosa, habrá reconocimiento.
Cuidemos este tiempo de espera, no nos dejemos caer en tentaciones, en la comodidad,
en el placer mundano. Es decir que las cosas temporales no nos hagan descuidar las
espirituales.
5. No podemos prescindir de las cosas espirituales
Oigamos a Jesús cuando nos dice: “Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar
a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del
hombre”
Así como muchas cosas nos son necesarias para vivir y no podemos prescindir de ella
como los alimentos, tampoco podemos prescindir de las cosas espirituales, estas son aún
más necesarias. Si no nos alimentamos nuestro cuerpo desfallece, si no rezamos,
desfallece el alma.
Si bien es cierto, que trabajar para vivir, es una obligación, no es menos cierto que como
cristianos orar también lo es. Pero trabajar sin fe es desalentador y trabajar con una
oración en los labios aumenta la eficacia.
6. Así podrán comparecer seguros ante el hijo del hombre
El sentido de esta vigilia constante, en rectitud de vida y oración, es a fin de evitar todo
esto que ha de venir, y comparecer ante el Hijo del Hombre con dignidad.
Cuando Jesús vaticinó la catástrofe sobre Jerusalén, los que estuvieron prevenidos, con la
oración pudieron lograr marcharse a tiempo de Jerusalén ateniéndose a las palabras del
Señor, y otros obtuvieron una salvación de su vida y fe aun dentro de los horrores de
aquel asedio. Así protegidos por Dios, ellos comparecerían moralmente dignos, ante esta
“venida” del Hijo del hombre. Pues todo esto pasará a “esta generación” (v.32).
7. Jesús no deja nunca de orar
Jesús nos dice oren incesantemente y en los evangelios siempre lo encontramos a Jesús
orando, especialmente ante los acontecimientos más importantes de su vida. Jesús ora
cuando Juan lo bautiza, Jesús pasó la noche orando en la montaña antes de elegir a los
Apóstoles, mientras Jesús oraba en el Monte, se transfiguró, antes de enseñar a los
Apóstoles el Padrenuestro, Jesús estuvo orando, antes de comenzar su misión ayunará y
orará cuarenta días en el desierto, es decir en los evangelios encontramos muchos
versículos que nos hablan de un Cristo orante, así es como mandó a los discípulos subir
en la barca y precederle a la otra orilla, mientras El despedía a la muchedumbre y una vez
que la despidió, subió a un monte apartado para orar. Y mandando a la muchedumbre
que se recostara sobre la hierba, tomó los cinco panes y los dos peces y, alzando los ojos
al cielo, bendijo y partió los panes y se los dio a los discípulos. Mientras comían, Jesús
tomó pan, lo bendijo, lo partió y, dándoselo a los discípulos. Entonces vino Jesús con ellos
a un lugar llamado Getsemaní y les dijo: Sentaos aquí mientras yo voy allá a orar,
adelantándose un poco, se postró sobre su rostro, orando. Jesús ora en el Cenáculo al
instituir la Eucaristía y el Sacerdocio. Jesús ora antes de comenzar la Pasión, en el Huerto
de los Olivos, Y, finalmente, Jesús ora en la cruz, entregándose al Padre y pidiendo perdón
por los que no saben lo que hacen. Y así en el último segundo exclamó con voz fuerte,
diciendo: “Dios mío, Dios mío”
3 Para la reflexión personal
– (Haz silencio en tu interior y pregúntate:)
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Jesús?
4.-¿Qué me falta para ser más como Él?
5.- Jesús pide vigilancia para que no seamos sorprendidos por los hechos. ¿Cómo vivo
este consejo de Jesús?
6.- La última petición de Jesús al final del año litúrgico es ésta: Estad en vela, orando en
todo tiempo. ¿Cómo vivo este consejo de Jesús en mi vida?
4 Oración. ¿Qué le decimos a Dios? La palabra se convierte en Oración.
1 Señor y Dios nuestro, tú lo has puesto todo en manos de tu Hijo amado. Concédenos la
gracia de resistir firmes en la fe y vivir de su luz. Que lleguen para nosotros el tiempo de
tu gracia y el día siempre nuevo de la eternidad. www.Dioscadadía.Bastin,Pinkers,Teheux
2 «Ya no habrá noche; no necesitarán luz de lámparas ni la luz del sol; el Señor Dios
alumbrará a sus moradores, que reinarán por los siglos de los siglos». Estoy contento,
Señor, porque he comprendido que la alegría de creer está comprometida en ocasiones
por la alegría de vivir; porque mientras saboreo todo el sentido de mi fragilidad me
encuentro sumergido en una realidad infinita y eterna.
Estoy contento porque he comprendido que el secreto de la alegría consiste más en dar
que en recibir; porque me haces comprender que la alegría no consiste en saciar mis
deseos, sino en responder a tus planes. Estoy contento porque he comprendido que la
alegría no se puede comprar: es un modo de ser; porque voy experimentando que un
estado de alegría contagia cada experiencia y transforma nuestra propia vida y la de los
otros.
Es pecado, Señor, que el mundo no crea e insista en buscarte en el sepulcro entre los
muertos. Pero tú has resucitado... y saberlo es nuestra alegría. www.santaclaradeestella.es
3 Un gran Dios es Yahvé, Rey grande sobre todos los dioses; él sostiene las honduras de
la tierra, suyas son las cumbres de los montes; suyo el mar, que él mismo hizo, la tierra
firme que formaron sus manos. (Sal 95,3-5) www.ocarm.org
4 ¡Padre de gracia y bendición! En nuestra vida material, siempre hemos escuchado «se
le dijo, se le advirtio» y hoy por ese amor infinto que nos tienes, también en boca de
Jesucristo nos lo notificas: «Estén alerta». Que grande tu misericordia, pues, siempre
vives aconsejandonos para no desviarnos, ni llenarnos de maldad y placeres terrenos:
vicios, inmoralidades, borracheras, preocupaciones y todo lo que nos aparta de Tu gran
Corazón. Señor mi Dios, en el Nombre Santo de Jesús, por sus llagas sanadoras y su
preciosísima sangre redentora, te suplicamos toques nuestros corazones y hazlos dóciles
a tu presencia, no permitas que caigamos en tentación y en las trampas del maligno, para
que cuando mi Salvador llegue me encuentre «de pie, vigilante y orando», es decir, con
mis pasos hacia el necesitado, tendiendo la mano al despreciado y hablando contigo en
comunión con mis hermanos. Amén www.dario.res
5 Gracias, oh Dios, por habernos dado tu Palabra, que, en el fluctuar desorientador de
tantas voces, permanece estable a través de los tiempos y las culturas. Haz que la
acojamos en nuestra historia aprendiendo a leer la realidad a su luz: así podremos
descubrir que Tú eres un amor más cercano a nosotros de lo que pensamos, y que tu
presencia habita asimismo en los lugares de los «alejados». Y que esto sea para nosotros
motivo de gratitud y de alegría, que nos sostenga en el anuncio de tu Reino y en su
edificación.
Cuando tú vengas glorioso, entonces estaremos dispuestos a reconocerte junto con los
hermanos y hermanas que, tal vez sin saberlo, han sido en este mundo voz de tu Palabra.
www.evangeliodeLucas.GiorgioZevini
✞ ✞ ✞ Profesión de Fe
Dirijamos confiados nuestra oración a Dios Padre, que ha prometido habitar en los
corazones de aquellos que, como María, guardan su Palabra.
R. Danos, Padre, tu Espíritu Santo.
- Por los pastores de la Iglesia: para que, formados en la escuela de María, Reina de los
Apóstoles, sean fieles mensajeros de la Palabra de Dios y dispensadores incansables de
su misericordia. Roguemos al Señor. R.
- Por los pueblos afligidos a causa de la guerra y de las adversidades: para que todo
hombre se convenza de que la paz tiene su raíz en la conversión del corazón, que hace
pasar del egoísmo a la generosidad y de la violencia al respeto del prójimo. Roguemos al
Señor. R.
- Por todos los cristianos: para que, encontrando en la Virgen la fuente de la alegría, vivan
con autenticidad su propia vocación, dando testimonio de fidelidad radical al mandato del
amor. Roguemos al Señor. R.
- Por los enfermos: para que hallen en María ayuda y consuelo, y en los hermanos
solidaridad generosa que aliente su esperanza. Roguemos al Señor. R.
- Por nosotros, aquí reunidos: para que, guardando la Palabra que hemos escuchado,
seamos servidores fieles y testigos del Reino entre los hombres. Roguemos al Señor. R.
- Para que los líderes, profetas, testigos de la fe y todos los demás cuya misión es avivar
nuestra esperanza en un mundo mejor, sean guiados y movidos por el Espíritu Santo,
fuente de esperanza, roguemos al Señor.
- Para que nosotros sepamos reavivar la fe y la confianza de los que se sienten mal, sin
fuerza, sin esperanza y abatidos, y que esto lo hagamos gracias a nuestro firme
compromiso de construir con ellos un mundo más justo y misericordioso, roguemos al
Señor.
- Para que los miembros de esta nuestra comunidad nos animemos unos a otros con
nuestra fe viva y nuestra inquebrantable esperanza, y que, por el amor y el servicio, el
Señor viva entre nosotros, roguemos al Señor.
Oh Dios, fortalece en nosotros el deseo del bien, refuerza nuestra esperanza, confírmanos
en la caridad, por intercesión de María, que nos precede en la peregrinación de la fe. Por
Jesucristo nuestro Señor.
3 LITURGIA EUCARISTICA
Sacerdote: Orad hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Todos: El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria
de su Nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia. (→ Este es el
Compendio de la Misa)
*** Se llevan al altar los dones; el pan y el vino. *** Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro
espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios
nuestro. *** Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.
Oh Dios de nuestro futuro: Te pedimos ante este altar que tu Hijo Jesucristo venga a estar
entre nosotros en los signos de pan y vino. Inspíranos por el poder de su Espíritu y
mantennos en esperanza, para que nos comprometamos plenamente a edificar en medio
de la gente una ciudad que sea más humana, pacífica, justa y fraternal como una ofrenda
que te sea agradable a ti, nuestro Dios y Padre. Te lo pedimos en el nombre de Jesús el
Señor.
Acoge, Señor, las súplicas y ofrendas de los fieles, que te presentamos en la memoria de
santa María, Madre de Dios, para que te sean agradables y nos obtengan el auxilio de tu
protección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el
cielo.
c) Epíclesis Se implora el poder divino para que los dones se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de
Cristo, y para que la víctima inmaculada que se va a recibir en la comunión sea para salvación de quienes
la reciban.
Santo eres en verdad, Padre, y con razón te alaban todas tus criaturas, ya que por
Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas
todo, y congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso. Por eso, Padre, te suplicamos que
santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti, de manera que
se conviertan en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro, que nos
mandó celebrar estos misterios.
d) Narración de la institución y consagración. Con las palabras y gestos de Cristo, se realiza
el sacrificio que él mismo instituyó en la última cena. Momento más solemne de la Misa; es la
transubstanciación: pan y vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Cristo.
Dios se hace presente ante nosotros con todo su amor. ¡Bendito Jesus en el Santísimo sacramento del Altar!
Porque Él mismo, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan y dando gracias te
bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: "Tomen y coman todos de él, porque
esto es mi Cuerpo, que será entregado por ustedes".
Del mismo modo, acabada la cena, tomó el cáliz, y, dando gracias te bendijo, y lo pasó a
sus discípulos, diciendo: "Tomen y beban todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para
el perdón de los pecados. Hagan esto en conmemoración mía".
e) Anámnesis. La Iglesia, al cumplir este encargo que, a través de los Apóstoles, recibió de Cristo
Señor, realiza el memorial del mismo Cristo, su Reactualización, recordando principalmente su
bienaventurada pasión, su gloriosa resurrección y la ascensión al cielo.
Éste es el sacramento de nuestra fe. R/ Anunciamos tu muerte, proclamamos tu
resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
f) Oblación. La asamblea ofrece al Padre la víctima inmaculada, y con ella se ofrece cada uno de los
participantes.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia, en el
domingo, día en que Cristo ha vencido a la muerte y nos ha hecho partícipes de su vida
inmortal. Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el
mundo.
A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria, por Cristo, Señor
nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
h) Doxología final. Se expresa la glorificación de Dios y se concluye y confirma con el amen del pueblo.
Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo Honor y toda Gloria por los siglos de los siglos. Amén
✞ ✞ ✞ Rito de la comunión
Significa "común unión". Al acercarnos a comulgar, además de recibir a Jesús dentro de nosotros y de
abrazarlo con tanto amor y alegría, nos unimos a toda la Iglesia en esa misma alegría y amor.
a) Introducción al Padrenuestro
Con las palabras de Jesús nuestro Señor oremos al Padre de todos para que su reino venga a cada persona
de la tierra.
• Unidos en el amor de Cristo, por el Espíritu Santo que hemos recibido, dirijámonos al
Padre con la oración que el Señor nos enseñó:
R/ Padre nuestro…
b) Rito de la Paz
Los fieles imploran la paz y la unidad para la iglesia y para toda la familia humana y se expresan mutuamente
la caridad antes de participar de un mismo pan.
Líbranos, Señor.
Líbranos, Señor de todos los males, y concédenos la paz en nuestros días, para que
ayudados por tu misericordia, vivamos libres de pecado y protegidos de toda perturbación,
y aguardando la venida gloriosa de Jesucristo, nuestra esperanza.
R. Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya
bastará para sanarme.
c) El gesto de la fracción del pan: Significa que nosotros, que somos muchos, en la comunión de
un solo pan de vida, que es Cristo, nos hacemos un solo cuerpo (1 Co 10,17)
d) Inmixión o mezcla: el celebrante deja caer una parte del pan consagrado en el cáliz.
Antífona de comunión Cf. Lc 1, 48
El Señor ha mirado la humildad de su esclava, desde ahora me felicitarán todas las
generaciones.
Oh Dios y Padre nuestro: ¡Que bueno ha sido estar aquí con tu Hijo y recibir de él el pan
eucarístico, que nos da esperanza. Ayúdanos en nuestros torpes intentos de llevar a
nuestro mundo frío e indiferente el calor del amor de Jesús y de su amistad, de su
integridad y compasión, para que llegue el día en que la gente pueda reconocer como
vivo entre nosotros a tu Hijo, Jesucristo el Señor.
Alimentados con los sacramentos de la salvación te pedimos con humildad, Señor, que, al
celebrar piadosamente la memoria de la bienaventurada Virgen María, Madre de Dios,
merezcamos gozar siempre del fruto de tu redención. Por Jesucristo, nuestro Señor.
4 RITO DE CONCLUSION
Consta de saludo, bendición sacerdotal, y de la despedida, con la que se disuelve la asamblea, para que
cada uno vuelva a sus honestos quehaceres alabando y bendiciendo al Señor.
✞ ✞ ✞ Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos
de los siglos. R/ Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! R/ ¡Venga tu Reino!
Consagración a María
Pidámosle a María que nos acompañe siempre:
Salve, Reina de los Cielos y Señora de los ángeles; salve raíz, salve puerta, que dio paso
a nuestra luz. Alégrate, Virgen gloriosa, entre todas la más bella; salve, agraciada
doncella, ruega a Cristo por nosotros.
✞ ✞ ✞ Bendición
Hermanos: ¿Dónde está el reino de Dios entre nosotros? ¿Puede la gente percibir que
Cristo está realmente aquí entre nosotros, en nuestras comunidades cristianas?
Esperamos en el Señor; pero él también confía en nosotros. Que el Señor venga y nos
haga activos y comprometidos a trabajar en su reino, con su bendición.
Que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre
nosotros y nos acompañe siempre.
R/ Amén.
Podemos ir en paz. R/. Demos gracias a Dios.
✞ ✞ ✞ Abba Padre, gracias te doy por enseñarme a Cristo histórico. Y ahora, por tu gracia
y Espíritu Santo concédeme fortalecer la fe, para caminar con Cristo, por Cristo y en Cristo,
ya no histórico, sino Pan vivo bajado del cielo.
«Tú eres Cristo, el Hijo de Dios Vivo» Mt 16, 16