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Integran la categoría de los derechos patrimoniales: los derechos reales y los derechos
personales (obligaciones).
DERECHOS REALES:
también llamados derechos sobre las cosas (jura in re) para expresar que su objeto
inmediato es una cosa, son aquellos que crean entre la persona y la cosa una relación
directa e inmediata y cuenta con dos elementos: la persona, que es el sujeto activo del
derecho y la cosa, objeto de el.
LOS DERECHOS REALES: Existe un poder del titular sobre la cosa que no requiere
cooperación para ejercer el poder.
Hay que distinguir los derechos reales de los personales, creditorios u obligacionales.
Uno de los rasgos típicos esta dado por los elementos constitutivos de ambos derechos. En
los derechos reales solo concurren el sujeto y el objeto (res), en cambio en los derechos
creditorios hay dos sujetos: el activo o acreedor y el pasivo o deudor, debiendo el deudor
procurar del acreedor el objeto o la prestación. El objeto del derecho real es siempre una
cosa determinada- casi siempre corporal-no una actividad o el resultado de una actividad
que restringe la libertad del obligado y como ocurre en el derecho personal.
Otra ventaja de los derechos reales sobre las personales es la prevalencia o preferencia. El
derecho real implica exclusividad y la prelación sobre los concurrentes derechos
personales, pudiendo advertirse una jerarquía de poderes, donde los que emanan del
derecho real vencen a los que provienen del derecho de crédito.
Otra de las características, en los derechos reales, se tiende hacia la perpetuidad, mientras
los creditorios son temporales, aunque tenga larga duración.
Otra diferencia en la adquisición por acuerdo de partes, que no es idónea para crear
derechos reales, nacidos por el imperio de la ley y que además constituye una fuente de
derechos de obligaciones.
Se pueden clasificar en dos categorías 1) las que se ejercen sobre la cosa propia (iura in re)
y 2) los que se constituyen sobre la cosa ajena (iura in re aliena)
Pertenecen al primer grupo: el derecho de propiedad o dominio, que tiene todos los
caracteres de los derechos reales y el contenido económico más amplio.
En el segundo grupo están los derechos reales limitados, parciales o fraccionarios como las
servidumbres y las que tienen su origen en el derecho honorario como la enfiteusis y la
hipoteca..
Es el conjunto de derechos que la ley le otorga al propietario de una cosa y contiene los tres
Jus, (el jus utendi, jus fruendi y jus abutendi), es decir derecho a Usar, Gozar y Abusar de la
cosa.
Poder gozar, implica una utilización inmediata y directa del bien. Y el poder de disponer, es
su disposición jurídica y material. La disposición jurídica se traduce en la facultad de
enajenar la cosa y la de constituir a favor de otro, derechos, por lo común reales, pero
también de obligaciones, como locación, comodato. La disposición material posibilita al
propietario, destruir, consumir, demoler la cosa.
La propiedad no termina en los poderes de goce y disposición de la cosa, pues ese derecho
le confiere otro como la pretensión del propietario de no ser privado de su derecho sino por
causa de utilidad pública, legalmente declarada y mediante justa indemnización.
Los elementos que integran la propiedad: el ius utendi, fruendi, abutendi y vindicandi.
El ius utendi, era el derecho que tenia el propietario de servirse de la cosa y obtener todas
las ventajas de ella, sin incluir los frutos, ius fruendi o fructus era la facultad de gozar del
bien obteniendo los frutos civiles o naturales que produjera.; ius abutendi o abusus: poder
consumir la cosa y disponer de ella en forma definitiva y absoluta y ius vindicandi el
derecho que tenia el propietario de reclamar el objeto de terceros poseedores o
detentadores por el hecho de que la propiedad era el derecho real por excelencia y se lo
podía oponer a quien perturbara su ejercicio ( erga omnes).
CARACTERES: El titular sobre la cosa por ser absoluto, exclusivo, perpetuo e irrevocable
La propiedad quiritaria exigía que el sujeto titular del derecho fuera un ciudadano romano,
libre y sui iuris. Los extranjeros o peregrinos no podían acceder a esta propiedad.
Con respecto al objeto sobre el que recaía la propiedad quiritaria, si se trataba de cosas
muebles debían pertenecer a la categoría de la res in comercio y si eran inmuebles solo
cabía respecto de los fundos itálicos. Eran fundos itálicos los situados en Italia o en tierras
a las que se les concedió el privilegio del ius italicum (tierras conquistadas).
En definitiva, este derecho de dominio llamado quiritario solo podía ser ejercido por un
ciudadano romano, sobre una cosa romana y adquirida por un medio romano.
b- Propiedad bonitaria: esta propiedad reconocida en el derecho romano por la acción del
pretor, se presentaba ante la falta de algunos de los requisitos para la existencia del
dominio quiritario Ej. si el sujeto era incapaz por ser extranjero ; si el objeto no era idóneo
cuando el fundo estaba en suelo provincial , si el modo de transmisión no pertenecía a los
reconocidos por lo que se usaba la tradición y se transmitía en forma imperfecta. El pretor,
aunque faltara alguno de los elementos formales, admitió que existiera otra propiedad, a la
que se le llamo bonitaria o pretoria. Esta propiedad bonitaria se presento en tres modos
distintos: propiedad peregrina, la provincial y la bonitaria propiamente dicha
La propiedad provincial no podía ser transmitida por mancipatio, in iure cesio, ni por la
usucapio, pero se creo la institución de la praescriptio longi temporis, pues si el inmueble
provincial era poseído con justo titulo y buena fe durante diez años, se convertía en
verdadero propietario.
La Publiciana in rem actio fue una defensa amplia y eficaz como la acción reivindicatoria,
lo cual determino que el derecho del propietario que hubiera transmitido la cosa mancipi
por medio de la traditio, fuera un nudum ius , desposeído de todo beneficio , mientras aquel
que tenia in bonis la cosa y gozaba de la protección pretoria era el verdadero propietario.
• El dueño de un inmueble que tenia que pasar por un fundo ajeno para acceder al
suyo.
Los bizantinos los distinguían entre originarios y derivativos .Originaria aquella en la cual no
existió dueño anterior.( res nullíus) y derivativa la que se logra por traslación de los
derechos del anterior propietario.
+ La ocupación: la persona que tomaba posesión de una cosa que no pertenecia a nadie, res
nullíus, se hacia propietaria de ella por ocupación. Era un medio de adquisición del derecho
natural que se daba repecto a las cosas del enemigo, de los animales salvajes, de las perlas,
piedras preciosas y cosas que se hallaban en las costas o fondo del mar. Todas estas cosas
se adquirirán desde la efectiva toma de posesión .En las cosas que el propietario hubiese
abandonado intencionalmente, las llamadas res derilectae, no se adquiriría la propiedad
según el derecho clásico por la sola ocupación, sino que era necesaria la usucapión.
+ Accesion: cuando una cosa se adhiere a otra por obra natural o artificial, para integrarse
ambas en un solo cuerpo, hay accesión. Por el principio de que lo accesorio sigue la suerte
del principal cualquier cosa que venia a agregársele, llegando a ser parte de ella, perdía su
individualidad.
La accesión se presentaba de tres formas: accesión de una cosa mueble a otra mueble; de
mueble a un inmueble y de cosa inmueble a otra inmueble.
Entre la accesión de bien mueble a bien mueble están: # la ferruminatio: unión o soldadura
inmediata de dos objetos del mismo metal. # la textura: era el tejido o bordado que se
realizaba en una tela o vestido con hilos ajenos y cuya propiedad era del dueño de la tela.; #
la tintura que se daba con la coloración de telas o paños y que pertenecia al propietario del
paño; # la escritura la accesión de la tinta al papel o pergamino ajeno y cuya propiedad se
confería al dueño del papel; # la pintura: (pictura) realizada sobre lienzo o madera y que se
resolvió que siendo la obra del artista superior al material, la tabla o lienzo debía ceder a la
pintura.
+ Usucapion: y praescriptio lngi temporis: este modo originario de adquisición que fue
regulado por el derecho civil, se operaba a través de la posesión continuada de una cosa
durante un tiempo determinado por la ley. Era ya una institución conocida por los romanos
en las XII tablas con el nombre de “usucapio” y luego de “praescriptio longi temporis”,
aplicada a los fundos provinciales.
Las fuentes definen la usucapión como “es la agregación del dominio mediante la
continuación de la posesión por el tiempo determinado en la ley.
En el derecho post clásico, con la desaparición entre res mancipi y nec mancipi perdió
importancia la mancipatio.
IN IURE CESSIO: otro modo de adquisición reconocido por el derecho civil fue la in iure
cesio, consistía en un simulado proceso de reivindicación, realizado sobre el esquema de la
legis actio per sacramentum in rem, en el cual tanto el adquirente como el enajenante se
presentaban ante el magistrado (in iure). El primero, el actor, reivindicaba la cosa como si
fuera suya y el segundo no se oponía (cederé). Ante la falta de contradicción, el magistrado
pronunciaba la adictio, adjudicando la cosa a quien lo había reclamado como propia. Así el
enajenante perdía la propiedad del bien al operarse su transmisión al adquirente, que era
reconocido como propietario.
La cesión ante el magistrado, al ser negocio jurídico iure civile, solo era accesible a los
ciudadanos romanos que tuvieron el ius comercii. En la práctica, la in iure cessio se utilizo
para la adquisición de las cosas incorporales, como las servidumbres prediales, usufructo.
Una de las condiciones necesarias para que la tradición surtiera sus efectos normales se
refería a las partes intervinientes en el negocio. Ellas debían ser capaces de enajenar y de
adquirir, requiriéndose en el tradens la calidad de propietario.
Además se exigía la preexistencia de una causa que justificara la tradición, llamada iusta
causa traditionis. Se entendía por tal, el fin practico-económico-social, que de modo
inmediato motiva la entrega de la cosa y sirve de fundamento, según determinación de la
ley, para la adquisición de la propiedad. Actuaban como causal de venta, la donación, la
dote. Si faltaba la causa o era injusta, la propiedad no se transfería.
Mas tarde, se admitió la escritura. Para los bienes inmuebles se afirmo la necesidad del acto
escrito y su inscripción en el archivo.
PERDIDA DE LA PROPIEDAD. La propiedad podía extinguirse por voluntad del propio dueño o
por causa de la cosa misma. Se perdía por un acto voluntario de su titular si este
abandonaba o transmitía a otro sujeto por negocio oneroso o gratuito. Se extinguía la
propiedad por razón de la cosa misma si perecía o dejaba de estar en el comercio, cuando
otra persona la adquiría por especificación, accesión, etc.
También podía cesar el derecho de propiedad por disposición de la ley cuando dejara esta de
reconocer y proteger dicho señorio a su titular ej. En el caso de una capitis diminutio
máxima.
La concepción romana del condominio vario con el tiempo. Primitivamente los bienes
heredados permanecían indivisos. Mas tarde el derecho de cada condómino se limito por la
concurrencia de derecho de los otros.
Los romanos expresaban que los titulares tenían la cosa pro indiviso, es decir cada
condómino tenía derecho a una cuota.
ACCION REIVINDICATORIA. La acción que ampara al propietario civil –ex iure quiritium-
contra el tercero que posee ilícitamente y que tiende a que se reconozca su propiedad y
consecuentemente que se le restituya la cosa o se la pague el precio de ella ha sido llamada
por los romanos reivindicatio.
La acción petitoria del propietario civil fue la reivindicatio, prototipo de las acciones in rem.
La reivindicatio debía tramitarse por el sacramentum, juramento convertido en apuesta
pecuniaria para corroborar la afirmación de que la cosa era del que la vindicaba ex iure
quiritium. Pero ambos litigantes hacían el juramento, lo que podía determinar que ninguno
de los dos pudiera probar su propiedad.
El poseedor de buena fe además debía recibir una indemnización por los gastos que hubiera
realizado en la cosa que restituía antes de la Litis contestatio, ya fueran gastos
imprescindibles para la conservación de la cosa (impensas necesarias) o gastos que hubieran
aumentado el valor de la cosa (impensas útiles).
Nadie estaba obligado a defender una cosa cuando le era reclamada por quien decía ser su
propietario, el poseedor podía desentenderse del proceso y de la cosa. Acá el magistrado
concedía la posesión al que decía ser propietario. Cuando era un inmueble para entrar en
posesión de la cosa, se le concedía un interdicto y si era mueble, el magistrado decretaba
que se lo llevara el demandante, pero se hacia en presencia de la cosa in iure, que implicaba
que el poseedor podía retener, ocultar o destruir la cosa.
Esta actitud ilícita era sancionada con una acción in factum, de carácter delictual, a la
cantidad jurada por el demandante. Como acción personal el demandado estaba obligado a
defenderse, bajo amenaza de embargo de sus bienes.
Así la acción reivindicatoria se realizaba contra estos ficti possessonis. Pero además en este
procedimiento, la condena podía consistir en una restitución coactiva de la cosa.
El termino posesión deriva de possessio que proviene de possidere que significa “poder
sentarse o fijarse”. Los romanos entendieron que la posesión era un estado de hecho por
medio del cual una persona tenía una cosa en su poder y disponía de ella según su voluntad
como lo haría un propietario.
Concepto: Es el poder o señorio de hecho que el hombre ejerce en forma efectiva sobre las
cosas, con el fin de que estas le presten, como si fuera propietario, una utilidad económica.
La concurrencia del corpus y del animus era requisito necesario para que se reconociese a la
posesión consecuencias jurídicas y su debida protección; la suma de estos elementos
constituye la posesión. En la posesión ambos elementos se presentaban simultáneamente y
era inadmisible que el corpus viviera sin el animus.
El derecho romano distinguió clases de posesión según las diversas circunstancias que
podían acompañar al poder de hecho que el sujeto ejercía sobre la cosa o las distintas
consecuencias jurídicas que el señorio producía su titular.
De acuerdo a como se había adquirido la posesión podía ser justa (possessio iusta) o injusta
(possessio iniusta). Había posesión justa la que había tenido una fuente legítima de
adquisición y era posesión injusta o viciada, la nacida por efecto de un vicio o por lesión para
el anterior poseedor. Los vicios podían ser: la violencia (vis); la clandestinidad (clam) o el
precario (precario). Poseía vi, quien empleaba en la adquisición fuerza física o moral (vis
absoluta, vis compulsiva); poseía clam, el que había usado procedimientos ocultos para la
adquisición de la posesión, eludiendo la contradicción de quien tuviera derecho; poseía
precario aquel que teniendo un mero uso de una cosa, se negaba a devolverla a pesar de
habérsele requerido.
Por la convicción que tuviera el poseedor respecto de su condición de tal, la posesión podía
ser de buena o de mala fe. Poseía buena fe aquel que creía tener un derecho legitimo sobre
la cosa poseída, estaba convencido que la cosa le correspondía por derecho, ya fuera a titulo
de, Propietario; de acreedor pignoraticio. Poseía de mala fe, el que actuaba como poseedor a
sabiendas de que carecía de derecho sobre la cosa objeto de su señorio. Hay que destacar
que posesión justa y buena fe o posesión injusta o mala fe nada tenían que ver, pues podía
tener buena fe y ser injusta, etc.
“La quasi possessio”: el derecho romano considero la posesión como una dominación
solamente ejercitable sobre una cosa corpórea, con lo que el derecho de propiedad se
confundía con la cosa misma, sobre la que recaía.
Los jurisconsultos clásicos distinguieron con el nombre de possessio iuris o quasi possessio,
la idea de posesión a otros derechos reales distintos de la propiedad, especialmente a los
derechos de servidumbres. Para que semejante posesión de derecho existiera era necesario
la reunión de los elementos constitutivos de la posesión, es decir, el ejercicio del poder de
hecho que esta contenido en el derecho de servidumbre ( corpus) y la intención del sujeto de
ejercer dicho derecho para si ( animus possidendi).
La posesión se halla integrada por dos elementos, uno material (corpus) y otro intencional
(animus) que importa la convicción de comportarse respecto de la cosa como si fuera
propietario.
Siendo la concurrencia del corpus y del animus necesaria para la adquisición de la posesión,
cuando se pierden ambos elementos, se pierde la posesión. También se pierde por falta de
uno de los elementos.
Dentro de la posesión, uno de los temas más debatidos es el que se refiere a la tutela o
defensa de ella, especialmente en la possessio iniusta.
La tutela de la posesión se vincula al principio del respeto al orden constituido, dentro del
cual el individuo no puede modificar una situación jurídica o de hecho se necesita la
intervención de la autoridad jurisdiccional que ordene se desista de la posesión. Existen
razones de oportunidad, circunstancias de orden ético-jurídico y de utilidad social que
justifican la necesidad de proteger la possessio como una exigencia fundamental del estado
de derecho.
Para proteger la posesión de la privación o de las perturbaciones ilícitas de que pudiera ser
objeto, el derecho creo una defensa especial: los interdictos. Primitivamente constituyeron
procedimientos estatales administrativos con el objeto de proteger las cosas privadas y
especialmente las cosas públicas.
Los interdictos posesorios se clasificaban en: interdictos que tienden a retener (retinendae
possessionis); a recuperar o a adquirir la posesión. Las dos primeras eran medios de tutelar
la posesión.
+ Interdicta retinendae possessionis: estos interdictos tenían por objeto proteger al poseedor
que hubiera sufrido o tuviera fundados temores de sufrir molestias o perturbaciones en su
posesión. . Para los inmuebles se aplicaba el interdictum uti possidetis y para los muebles el
utrubi.
Por el uti possidetis el pretor prohibía toda perturbación o molestia contra la persona que en
el momento de entablar el interdicto estuviera en posesión del inmueble sin los vicios de
violencia, clandestinidad o precario. Mantenía así en su estado posesorio a quien gozara de
una posesión iusta.
Se concedía a favor del poseedor que no tuviera posesión viciosa frente al adversario y este
podría oponer la exceptio vitiosae possessionis. Se podía articular esta defensa dentro del
año de ocasionada la perdida de la posesión. Como especie del interdictum de vi, se creo el
de vi armata, procedía cuando el despojo provenía de hombres armados.