Gracias al registro fósil, se conoce muy bien la historia evolutiva del caballo, lo que permite entender muy bien su comportamiento social y su estructura física. El ancestro del caballo se sitúa unos 50 millones de años atrás. Vivía en el bosque, era de pequeño tamaño y tenía una dieta herbívora. Un cambio climático produjo la sustitución del bosque por la pradera. Ello supuso una presión selectiva para el caballo. La pradera era un terreno nuevo para poder explotar, lo que le forzó al caballo a adaptarse. El cambio climático supuso un cambio en la anatomía del caballo y en su comportamiento. Adaptaciones anatómicas del caballo A lo largo de su evolución, el caballo ha experimentado una serie de cambios en relación a su anatomía: El caballo aumentó de tamaño para hacer frente a los numerosos depredadores que había en la pradera. Esto es una estrategia general de los herbívoros. Con el mismo objetivo, el caballo ingenió unas patas fuertes para correr a mayor velocidad que sus enemigos. Las patas del caballo se volvieron más ágiles. Se situaron los tendones a la parte más alejada del cuerpo del animal, mientras que los músculos se situaron cerca del cuerpo para que perdieran peso las patas. Hubo una reducción del número de dedos. Hubo una adaptación del aparato digestivo del caballo a un alimento nutricionalmente más pobre, es decir, con una proporción mayor de fibra. Adaptaciones comportamentales del caballo Los cambios en el comportamiento se dieron a nivel de percepción sensorial, es decir, de los órganos de los sentidos y de la estructura social. El caballo para localizar a los numerosos depredadores en los espacios abiertos de la pradera experimentó una localización de sus ojos en posición lateral. De esta forma, con el cambio de percepción sensorial, ganó en campo visual y su ángulo muerto se redujo, pero perdió visión estereoscópica o en 3 dimensiones. Este animal se adaptó a la vida en grupo para protegerse de los depredadores y facilitar el cuidado de las crías. Cada grupo, en el caballo se llama harén. Adaptaciones del gato para la caza El gato es un eficaz depredador gracias a sus numerosas adaptaciones que le hacen extremadamente versátil en el arte de la caza. Adaptaciones del gato relacionadas con su anatomía Los felinos son los mamíferos más rápidos del mundo y están perfectamente adaptados para realizar la caza a la carrera. Sus cuerpos están diseñados para ser fuertes, rápidos y ágiles. Estos animales poseen una flexibilidad, una agilidad y una fuerza sorprendentes que le permiten dar caza a presas muy rápidas y escurridizas. Las garras del gato tienen mechones de pelo entre las almohadillas que amortiguan el ruido que hace al caminar o correr. Cuando se desplaza, el gato mantiene las uñas retraídas para no hacer ruido. El cerebro del gato está altamente especializado para permitir que sobreviva como un cazador solitario desde muy temprana edad. El cerebro del gato cazador coordina todos los movimientos del animal. El gato tiene un pelaje mimético con rayas o manchas que le sirven para camuflarse entre las sombras de la vegetación y que sus presas no le descubran. Adaptaciones del gato relacionadas con sus sentidos El gato tiene más de 19 millones de terminaciones nerviosas en sus fosas nasales, lo que le confieren una gran capacidad olfativa. La visión nocturna del gato es seis veces superior a la nuestra gracias una estructura que tiene en el ojo llamada tapetum lucidum, que sirve para amplificar la la luz y mejorar la capacidad de visión. Adaptaciones del gato relacionadas con su comportamiento El gato aprovecha las horas del alba y del crepúsculo para cazar pero, en realidad, puede cazar a cualquier hora del día, según los hábitos de su presa. Muchas aves son de actividad exclusivamente diurna y algunos mamíferos se muestran activos cuando la temperatura y la luz son las adecuadas. Adaptaciones del gato relacionadas con su técnica de caza La técnica de caza del gato es el acecho. Después de permanecer observando la presa con todos los sentidos concentrados en ella y efectuar una corta carrera, el gato se avalanza sobre ella de un salto. A medida que se aproxima a la presa, el gato compensa la desventaja de la escasez de visión cercana manteniendo los bigotes hacia delante para percibirla como si tuviese una mano adicional y localizarla con gran precisión. Cuando los bigotes (llamados vibrisas) y la piel sensible que rodea la boca del animal entran en contacto con la víctima, empieza una secuencia de movimientos automáticos. El gato gira la cabeza y se dispone a asestar el mordisco mortal. Una serie de receptores situados en los labios inician la abertura de las mandíbulas. Otros receptores de la boca desencadenan el mordisco propiamente dicho. Con un buen mordisco en la nuca, los dientes caninos se introducen entre los huesos del cuello y seccionan la medula espinal de la presa para desnucarla, con lo que se produce la muerte instantánea. Las uñas y los caninos son asimismo órganos sensoriales que indican al gato la resistencia o la presión ejercidas por la presa. ADAPTACIONES DEL LOBO ¿Por qué el lobo es un animal tan fuerte? En el lobo hay reunidas todas las especialidades de las razas de perros o productos artificiales del lobo seleccionados por el hombre durante la domesticación, es decir, la velocidad del lebrel, la fuerza del mastín o el olfato del sabueso. Adaptaciones del lobo relacionadas con su anatomía De su anatomía se desprende que el lobo es un animal fuerte, veloz, resistente e inteligente. La observación de la cabeza del lobo pone de manifiesto la agudeza de sus sentidos, como es su mirada, muy profunda. La cabeza del lobo es más ancha y redondeada que la del perro, por el gran desarrollo de los músculos maseteros diseñados para la masticación, así como por su tupido pelaje. Las orejas del lobo son más cortas y rígidas que las del pastor alemán. Los ojos se encuentran muy frontalizados para permitir una buena visión en tres dimensiones. De hecho, este noble cazador tiene una vista extraordinaria, con buena percepción de la distancia y el relieve, un oído finísimo, con gran facilidad para localizar el origen de los sonidos y un olfato preparado tanto para seguir un rastro sobre el suelo como para recogerlo en la brisa. El cuerpo del lobo refleja una mezcla de fuerza, velocidad y resistencia. Las patas son nervudas y más cortas que las de los lebreles pero más largas que las de los pastores alemanes. Sus patas de longitud media, le permiten al lobo alcanzar velocidades de unos 70 km/h durante cortos trayectos y de recorrer enormes distancias, manteniendo una velocidad constante de unos 8 km/h. Este carnívoro, que sobrepasa en tamaño a todos los demás cánidos, puede dar saltos de hasta 5 metros. El pie del lobo es más compacto y con la palma más abultada que el de cualquier perro y sus uñas también son más fuertes para no hundirse en la nieve y poder cavar con facilidad en el suelo. El pecho del lobo es muy profundo, incluso más que el de un gran lebrel para poder correr grandes distancias sin agotarse. El pecho de este gran cánido es estrecho y tiene forma de quilla, lo que le permite que sus patas anteriores se muevan con rapidez en la misma línea que las patas posteriores. La región del lomo, fuerte, redondeada y ligeramente incurvada, proporciona un gran apoyo a las patas posteriores durante la carrera. La constitución del lobo pone de manifiesto su gran capacidad para la caza. Pese al gran vigor del cuello, el lobo tiene una gran movilidad en esta región, lo que le confiere una de sus principales armas para la caza. El lobo, cuando captura a una presa con sus poderosas mandíbulas, rasga y rompe la piel y las venas de la víctima y le permite desnucarla gracias al poderoso tirón de su musculatura cervical. El pelaje del lobo muestra una gran diversidad de colores en función de los ambientes donde vive que depende de la subespecie de lobo a la que pertenece. Esta diversidad de colores permite al lobo camuflarse con el medio en el que vive para que sus presas no lo puedan descubrir con facilidad. Un ejemplo de ello sería el pelaje de color blanco del lobo ártico, que es de color totalmente blanco en invierno para que se confunda perfectamente con el hielo y la nieve de las regiones árticas gracias al mimetismo. Como casi todos los demás cánidos, el lobo tiene 42 dientes, especializados para comer carne. Los caninos son largos y potentes, aptos para sujetar las presas y rasgar la carne. Los premolares son agudos y sus desarrolladas muelas carniceras tienen una función cortante. Los demás molares del lobo conservan su función trituradora. En cambio, los incisivos son relativamente anchos y no están especializados. Todo el aparato digestivo del lobo está adaptado para procesar alimentos de origen animal. El sistema digestivo de los carnívoros es mucho sencillo que el de los herbívoros porque no necesitan digerir la celulosa. Por el mismo motivo, el ciego de los carnívoros (parte del intestino grueso situada entre el íleon y el colon ascendente) está reducido, porque no es muy necesario comparado con los herbívoros. Adaptaciones del lobo relacionadas con su comportamiento El comportamiento social y comunitario del lobo es la base del éxito de esta especie. El lobo es uno de los mamíferos más sociables que existen. Los miembros de la manada alimentan a las hembras lactantes y a sus crías y, en ocasiones, a los adultos que han quedado incapacitados para la caza. Su sistema cooperativo le permite al lobo prosperar en los paisajes abiertos, ya que el cooperativismo implica ahorro de energía, algo vital para este tipo de ambientes. Adaptaciones del lobo relacionadas con su alimentación El lobo es un animal oportunista que, cuando abunda un determinado tipo de presas, puede vivir exclusivamente a sus expensas, ya sea roedores, conejos o carroñas. Cuando no se le presentan otras oportunidades, aquellos individuos que viven en ciertas zonas del norte se especializan en presas tan corpulentas como los alces o los bueyes almizcleros. El lobo puede cazar a muchos tipos de animales, desde pequeños roedores hasta ungulados de gran tamaño. Posiblemente, la gran adaptabilidad del lobo que le ha permitido colonizar una gran variedad de hábitats se debe a su gran falta de especialización. El lobo no desprecia ciertos frutos, como uvas, moras y otras bayas o higos. En los bosques caducifolios y Caigas, el lobo sobrevive de la caza de cérvidos salvajes. En las montañas, da caza a cabras salvajes y rebecos. Incluso en los límites de la banquisa ártica, el lobo ártico o lobo blanco da caza a los lemmings y otros roedores y ataca a los bueyes almizcleros. Cuando no encuentra presas, el lobo ártico se contenta con los restos que deja el oso polar o con los cadáveres de mamíferos marinos arrojados a las playas por la marea. Ello se debe a que, aunque no es un carroñero estricto, este gran cánido puede comer carroña ocasionalmente. El lobo come mucho cuando puede, pero es muy frugal en las malas temporadas.
ADAPTACIONES DEL CAMELLO
Adaptaciones del camello para resistir la falta de agua ¿Cuánto aguanta el camello sin beber? El camello puede aguantar muchos días sin beber en pleno desierto (8-10 días). Este animal puede recorrer cientos de quilómetros sin probar el agua. El tiempo que puede aguantar el camello sin beber depende de la temperatura, del tipo de trabajo que haga y de la comida disponible. Si no trabaja, el camello puede resistir mucho más tiempo que trabajando. En invierno, este animal puede aguantar sin beber más tiempo que en verano. El camello consigue el agua de las plantas que come. ¿Cómo puede aguantar el camello sin beber? El camello es capaz de producir agua con la metabolización de la comida almacenada en forma de grasa. Exactamente, el hidrógeno de los tejidos del camello se libera para combinarse con el oxígeno y crearse así agua. La metabolización de medio kg de grasa origina medio litro de agua. El camello puede perder, como resultado de este proceso, hasta la cuarta parte de su peso sin experimentar trastornos físicos. Entonces, adelgaza mucho y tiene la giba caída y pequeña. Sin embargo, su capacidad física no muestra síntomas de verse comprometida. Al camello, le bastará comer un poco y beber hasta la saciedad (más de 100 litros de una sola vez) para volver a producir grasa de nuevo. En unos 2 o 3 días, el animal recupera su peso normal. Los otros mamíferos mueren deshidratados aun teniendo mucha grasa porque se sirven del agua contenida en la sangre. Entonces, ésta adquiere una gran densidad. Esto es la principal causa de muerte por deshidratación. Además, las células de la sangre (eritrocitos) del camello adquieren una forma ovalada cuando el plasma se reduce debido a la deshidratación para que puedan desplazarse sin entorpecerse. Cuando el camello recupera su estado de hidratación, las células sanguíneas se redondean. En el camello hay un ahorro de las pérdidas de agua, pues no suda. Además, la urea del camello está muy concentrada. Este animal orina poco y sus heces son muy secas. Adaptaciones del camello para evitar el calor El camello tiene un cuello largo y unas patas también muy largas para aumentar su superficie corporal y posibilitar la refrigeración. La grasa del camello en lugar de repartirse por todo el cuerpo se localiza en la giba y de este modo se evita una capa de aislante térmico a lo largo de su superficie corporal. Con todo ello, hay una gran pérdida de calor interno. Además, la capa de lanilla que cubre el cuerpo del camello evita la llegada directa de los rayos del sol a la epidermis del camello. El pelaje del animal, cuando la temperatura ambiental es superior a la corporal no sirve para dar calor sino para bajarla. Los sistemas de refrigeración no son siempre suficientes para garantizar una temperatura interna constante en el camello. Cuando esto ocurre, tampoco pasa nada porque este animal, como caso único entre los mamíferos y las aves, es capaz de soportar elevaciones de la temperatura de su sangre de hasta 6°C. El camello también puede reducir la temperatura interna del cuerpo a 30°C. En las frías noches del desierto, el camello puede bajar su temperatura corporal hasta los 30°C. Los mecanismos de refrigeración no cuentan casi con el agua en el caso del camello. Sin embargo, este animal también necesita del agua para sobrevivir, ya que el líquido elemento forma parte de sus tejidos y es imprescindible para la excreción. Adaptaciones del camello para andar sobre la arena del desierto El camello, para andar por la arena del desierto, apoya sus cojinetes elásticos que le protegen de la erosión contra la arena, evitan el hundimiento y que el animal se vea tanto expuesto a la terrible temperatura de la superficie desértica. Gracias a esta característica el camello puede desplazarse quilómetros durante días sin mostrarse fatigado. Con todo ello, el animal puede moverse con facilidad sobre la arena. Adaptaciones del camello para protegerse del viento Las tormentas de viento del desierto no son un problema para el camello porque unos músculos especiales le permiten al animal cerrar herméticamente sus orificios nasales. Además, las largas pestañas del camello protegen sus ojos de las partículas empujadas por el viento. Otra característica que facilita al camello la vida en el desierto es la suave lana que cubre su piel y que evita que las partículas de arena puedan llegar a zonas sensibles del animal. ADAPTACIONES DE LOS PRIMATES Adaptaciones de los primates a la vida en los árboles Los primates son originariamente animales arborícolas, pues están hechos para vivir en los árboles, tal y como lo demuestran sus adaptaciones. Algunas de las adaptaciones de los primates a la vida arborícola son: Los dedos pulgar de manos y pies son oponibles a los otros dedos para coger las ramas de los árboles y poder manipular con destreza objetos pequeños. Se dice que tienen manos y pies prensiles. En total tienen 5 dedos en cada mano y pie. Son buenos subiendo a los árboles y han desarrollado un sistema propio de locomoción (la braquiación) usando las ramas de los árboles para desplazarse. Tienen un buen sentido de la vista y un buen sentido del equilibrio. Los ojos de los primates están adaptados a la visión diurna gracias a la fóvea (donde se concentran las células fotorreceptoras llamadas conos). Estos órganos de la vista, los ojos, están situados en la zona frontal de la cara y están colocados paralelamente para proporcionarle a los primates una buena visión estereoscópica (en 3 dimensiones); para desplazarse entre rama y rama con seguridad. Adaptaciones de los primates a la vida en grupo Otras adaptaciones que tienen los primates se basan en su modo de vida gregario (o en grupo). En este sentido, los primates no poseen vibrisas (bigotes) y no tienen pelo en la parte superior de la cara. Todo ello con la finalidad de trasmitir eficazmente los signos mímicos hechos con la cara. La seguridad de la vida en grupo les ha permitido el lujo de no estar provistos de poderosas garras, sino que tienen uñas planas para manipular con mayor soltura los objetos. Además, los primates no tienen los pabellones auriculares móviles como en el resto de los animales. Pero ello tampoco les supone un gran inconveniente por la seguridad que le proporciona al individuo el grupo (los primates son animales gregarios) y porque las llamadas entre los miembros de un mismo grupo no son muy importantes. El olfato también está menos desarrollado en los primates. Sin embargo, un cerebro más desarrollado que en otros animales, un lenguaje rico y la capacidad de utilizar herramientas les ha facilitado a los primates la supervivencia en la naturaleza. Adaptaciones de los primates antropoides Los grandes simios, conocidos como antropoides, como los gorilas, los chimpancés o los orangutanes, es decir, todos los homínidos excepto el ser humano, son primates que se distinguen de los demás animales por tener algunas características particulares como la ausencia de cola, brazos muy largos que les permiten la braquiación (locomoción arbórea), cerebro más desarrollado con mayores capacidades cognitivas y un mayor volumen. Sin embargo, los grandes primates se benefician de las adaptaciones de los primates menos evolucionados, tanto a nivel de inteligencia como locomotor.