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Bruno Palier
C ie n c ia P olítica
ÍNDICE
p o r B r u n o P a l ie r
Los divorcios
vital: ¿cuáles son las inversiones necesarias hoy para evitar tener
que indemnizar mañana? ¿Cómo evitar los efectos acumulativos
de las desventajas sociales a lo largo de toda la vida?12 Se trata de
pasar de políticas sociales reparadoras y compensatorias a una
estrategia preventiva basada en una lógica de la inversión social.
Bajo esta perspectiva, quienes primero deberían reclamar nuestra
atención serían las mujeres y los niños, aunque sólo sea porque
son los únicos (las mujeres aún inactivas, los niños futuros acti
vos) susceptibles de aumentar los recursos a destinar a los jubila
dos futuros. Abrir a las mujeres la «segunda edad de la emancipa
ción»,13 permitir a todos adquirir las competencias necesarias
para la economía del conocimiento, son los nuevos retos para el
Estado del bienestar, si queremos que sea además capaz de finan
ciar las pensiones o los gastos sanitarios del futuro. Se trata en
suma de preparar en vez de reparar, de prevenir, ayudar, armar a
los individuos y no de dejar que el mercado funcione a su aire
para luego indemnizar a los perdedores.
Para hacerlo, hay que invertir el orden de los problemas, rede-
finir el sentido de la solidaridad social y contar de otra forma. ¿Y
cómo encontrar nuevos recursos en un momento en que tenemos
dificultades para financiar unos gastos sanitarios disparados y las
previsiones para los gastos en pensiones son pesimistas? Es en
este punto que G0sta Esping-Andersen propone pensar de otra
forma ciertos gastos sociales: no ya como un coste que supone un
obstáculo al crecimiento económico, sino como una inversión que
acompaña y apoya la transición hacia la economía del conoci
miento. Ayudar a los niños a adquirir las competencias adaptadas
a las actividades de vanguardia, permitir a las mujeres trabajar,
son garantías de un crecimiento más fuerte y de mejores ingresos
para el Estado del bienestar. Las políticas sociales pueden encon
trar una utilidad económica si dejan de ser concebidas como un
14. Véase sobre todo Louis Chauvel, Les Classes moyennes á la derive, Seuil /
La République des idées, 2006.
16 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR
A yuda a l a s f a m il ia s
H a c ia u n a p o l ít ic a d e c o n c il ia c ió n e f ic a z
14. Este matrimonio sueco, en que el marido fue Premio Nobel de Econo
mía y la mujer Premio Nobel de la Paz, estuvo entre los grandes pensadores y
actores del modelo sueco de Estado del bienestar.
15. G. Esping-Andersen, «A child-centred social investment strategy», art.
citado.
FAMILIA Y REVOLUCIÓN DEL PAPEL DE LA MUJER 33
19. S. Lundberg, R. Pollak, T. Wales, «Do husbands and wives pool their
resources?», Journal of Human Resources, 32, 1997, pp. 463-480.
FAMILIA Y REVOLUCIÓN DEL PAPEL DE LA MUJER 35
Hipótesis
— Una mujer de 30-35 años tiene dos hijos.
— N o deja de trabajar (excepto un permiso de maternidad de un año).
— Su salario representa el 67 % del salario medio.
— Sigue trabajando hasta los 60 años.
Euros
T otal 72.850
T otal 314.000
T otal 110.000
25. Para los gastos, todas las cifras han sido proporcionadas por la OCDE
y se refieren al año 2001.
52 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR
tados del bienestar en que los gastos sociales públicos son eleva
dos como en los países nórdicos, donde la mayoría de los ingresos
surgidos de subvenciones públicas son declarables. No tienen en
cuenta los gastos fiscales ocultos consistentes en desgravaciones y
subvenciones fiscales que tienen por objetivo favorecer la protec
ción social privada (desfiscalización de las aportaciones a los fon
dos de pensiones, por ejemplo). El recurso a las deducciones o
exenciones fiscales es en efecto muy importante en los sistemas
de protección social que animan a recurrir al mercado. Si se tiene
en cuenta por un lado la imposición de las prestaciones sociales
y por el otro los gastos fiscales ocultos (exenciones y deducciones
de impuestos), se llega a un indicador mucho más realista del
gasto social público neto. Y la considerable distancia entre los
diferentes países se reduce: el gasto público neto de Dinamarca es
sólo del 26 % del PIB, y el de Francia del 29 %, mientras que el
de Estados Unidos se eleva al 17 %.
Pero estas cifras siguen sin tener demasiado sentido, ya que no
tienen en cuenta los gastos privados de protección social, que
pueden también ser muy elevados en los Estados poco generosos
en materia de protección social pública. El gasto social privado
(neto) es, como era de esperar, marginal en Escandinavia (sólo el
0,8 % en Dinamarca), así como en Francia (2,1 % del PIB), y con
siderable en Estados Unidos (11 %) y en Gran Bretaña (4 %). En
el momento en que se tiene en cuenta el gasto privado, las dife
rencias internacionales empiezan a parecer mínimas. El gasto so
cial neto (público + privado) es entonces del 26 % en Dinamarca,
el 31 % en Francia y el 25 % en Estados Unidos. De hecho, según
este procedimiento contable, de todos los países de la OCDE,
Francia es el que más gasta. El cuadro 2 proporciona una visión
de conjunto.
Primera lección: gastos cuya amplitud parecía desmesurada,
como los de Dinamarca, resultan ser en realidad modestos. En otras
palabras, lo que cuenta no es tanto la carga global como: a) la pro
cedencia del dinero, y b) los resultados en términos de protección
social para un nivel dado de gastos. En Dinamarca y en Suecia casi
todo el dinero viene del contribuyente; en Estados Unidos viene en
gran parte del consumidor. Al final, el danés medio y el americano
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medio pagan más o menos lo mismo. Pero está claro que los otros
daneses y los otros americanos no recibirán lo mismo.
Porque no todos los ciudadanos son ciudadanos medios, y es
esto lo que da a la contabilidad global de los regímenes de protec
ción social toda su pertinencia. Si el dinero debe venir en buena
parte del consumidor, el acceso a la protección social dependerá
de su capacidad adquisitiva. Una familia americana media puede,
en general, pagarse el seguro de enfermedad y los servicios de
asistencia a la persona, pero estas mismas prestaciones están fue
ra del alcance de la mayoría de los hogares pertenecientes a la
mitad menos rica. Es por esto que 45 millones de norteamerica
nos no tienen ningún seguro de enfermedad, y es también por
esto que la calidad de la asistencia a los niños y a las personas
ancianas en Estados Unidos es extraordinariamente variable. Por
citar un ejemplo análogo, a final de los años noventa, el gobierno
Blair empezó a desarrollar en proporciones considerables los ser
vicios de guardería para los niños pequeños, y creó 600.000 pla
zas suplementarias en pocos años. Su política se apoyaba en
guarderías privadas de vocación comercial, pero en la medida
en que las ayudas públicas eran muy modestas, el acceso de las fa
milias a estos servicios fue difícil. Al final, casi la mitad de los
centros fueron cerrados «por falta de demanda».
Debe considerarse como una perspectiva realista el aumento
futuro del gasto en beneficio de los servicios a la familia. Es ne
cesario hacer entender bien una cosa muy simple: a) si queremos
54 LOS TRES GRANDES RETOS DEL ESTADO DEL BIENESTAR
Introducción
1. Véanse, por ejemplo, N. Bair, The Economics o f the Welfare State, Stan-
ford University Press, 1998, y A. Atkinson y G. Viby-Mogensen, Welfare and Work
Incentives, Clarendon Press, 1993.