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Capitulo 11

De la sucesión geológica de los seres orgánicos.

Las especies han aparecido lentísimamente una tras otra. Las especies pertenecientes a distintos
géneros y clases no han cambiado ni con la misma velocidad ni en el mismo grado. En las capas
terciarias más antiguas pueden encontrarse todavía algunos moluscos hoy vivientes, en medio da
multitud de formas extinguidas.

Hay algún fundamento para creer que los organismos más elevados en la escala cambian más
rápidamente que los que son inferiores, aun cuando haya excepciones a esta regla. Como ha
hecho observar Pictet, la intensidad del cambio orgánico no es la misma en cada una de las
llamadas formaciones sucesivas.

El proceso de modificación hubo de ser lento, y comprendió generalmente sólo un corto número
de especies al mismo tiempo, pues la variabilidad de cada especie es independiente. El que estas
variaciones o diferencias individuales que pueden surgir se acumulen mediante selección natural
en mayor o menor grado, produciendo así una mayor o menor modificación permanente,
dependerá de circunstancias muy complejas: de que las variaciones sean de naturaleza útil; de la
libertad en los cruzamientos; del cambio lento de las condiciones físicas en el país; de la
inmigración de nuevos colonos, y de la naturaleza de los otros habitantes con los que entren en
competencia las especies que varían.

De la extinción

Según la teoría de la selección natural, la extinción de formas viejas y la producción de formas


nuevas y perfeccionadas están íntimamente enlazadas. Por el estudio de las formaciones
terciarias, que las especies y grupos de especies desaparecen gradualmente, unos tras otros,
primero de un sitio, luego de otro, y, finalmente, del mundo.

La teoría de la selección natural está fundada en la creencia de que cada nueva variedad, y,
finalmente, cada nueva especie, está producida y mantenida por tener alguna ventaja sobre
aquellas con quienes entra en competencia, y de que casi inevitablemente sigue la extinción
consiguiente de las formas menos favorecidas. Lo mismo ocurre en nuestras producciones
domésticas: cuando se ha obtenido una variedad nueva y algo perfeccionada, al principio suplanta
las variedades menos perfeccionadas de su vecindad; cuando ha sido muy perfeccionada, es
llevada a todas partes como nuestro ganado vacuno short-horn, y reemplaza otras razas en otros
países.

En general, la competencia será más severa, como se explicó antes, ilustrándolo con ejemplos,
entre formas que son más parecidas entre sí por todos conceptos. Por consiguiente, los
descendientes modificados y perfeccionados de una especie producirán generalmente el
exterminio de la especie primitiva, y, si se han desarrollado muchas formas nuevas procedentes
de una especie, las más próximas a ésta, o sean las especies del mismo género, serán las más
expuestas a ser exterminadas. De este modo creo yo que un cierto número de especies nuevas,
descendientes de una especie, esto es, un género nuevo, viene a suplantar a otro viejo
perteneciente a la misma familia.

De cómo las formas orgánicas cambian casi simultáneamente en el mundo entero.

Este gran hecho de la sucesión paralela de las formas orgánicas en todo el mundo es inexplicable
por la teoría de la selección natural. Las especies nuevas se forman por tener alguna ventaja sobre
las formas viejas, y las formas que son ya dominantes, o tienen alguna ventaja sobre las otras en
su propio país, dan origen al mayor número de variedades nuevas o especies incipientes.

Sería inútil por completo atribuir a los cambios de corrientes, climas u otras condiciones físicas las
grandes modificaciones en las formas orgánicas en el mundo entero, en climas los más diferentes.
Debemos atribuirlos, como Barrande ha hecho observar, a alguna ley especial. Veremos esto más
claramente cuando tratemos de la distribución actual de los seres orgánicos y notemos qué
pequeña es la relación entre las condiciones físicas de los diferentes países y la naturaleza de sus
habitantes.

De este modo, a mi parecer, la sucesión paralela y -en sentido amplio simultánea de las mismas
formas orgánicas en todo el mundo se concilia bien con el principio de que las especies nuevas han
sido formadas por especies dominantes, en variación y muy extendidas; las nuevas especies
producidas de este modo son a su vez dominantes -debido a haber tenido alguna ventaja sobre
sus padres, ya dominantes, así como sobre otras especies- y se extienden de nuevo, varían y
producen nuevas formas. Las especies viejas, que son derrotadas y que ceden su puesto a formas
nuevas y victoriosas, estarán, generalmente, reunidas en grupos, por heredar en común cierta
inferioridad, y, por consiguiente, cuando se extienden por el mundo grupos nuevos y
perfeccionados, desaparecen del mundo grupos viejos, y en todas partes tiende a haber
correspondencia en la sucesión de formas, tanto en su primera aparición como en su desaparición
final.
De las afinidades de las especies extinguidas entre sí y con las formas vivientes.

Por regla general, cuanta más antigua es una forma, tanto más difiere de las formas vivientes;
pero, como Buckland ha hecho observar hace mucho tiempo, las especies extinguidas pueden
clasificarse todas dentro de los grupos todavía existentes o en los intervalos entre ellos.

Algunos autores se han opuesto a que ninguna especie extinguida o grupo de especies deba ser
considerada como intermediaria entre cualesquiera dos especies vivientes o grupos de especies. Si
con esto se entiende que ninguna forma extinguida es directamente intermedia por todos sus
caracteres entre dos formas o grupos vivientes, la objeción es probablemente válida. Pero en una
clasificación natural, muchas especies fósiles quedan situadas ciertamente entre dos especies
vivientes, y algunos géneros extinguidos quedan entre géneros vivientes, incluso entre géneros
pertenecientes a familias distintas. El caso más común, especialmente por lo que se refiere a
grupos muy distintos, como peces y reptiles, parece ser que, suponiendo que se distingan
actualmente por una veintena de caracteres, los miembros antiguos están separados por un
número algo menor de caracteres; de modo que los dos grupos estaban antes algo más próximos
que lo están actualmente.

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