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El régimen jurídico básico de la Lotería Nacional (tal y como está concebido en la actualidad)
fue establecido por el Decreto de 23 de marzo de 1956, que aprobó la Instrucción General de
Loterías, modificada por Decreto de 24 de junio de 1965. En este texto se define la Lotería
Nacional como un recurso ordinario de los Presupuestos Generales de Ingresos del Estado, lo
que garantiza el pago de los premios, prohibiéndose en todo el territorio nacional las loterías,
rifas, tómbolas, y modalidades similares de interés particular o colectivo, así como la
circulación y venta de billetes de las extranjeras y la publicación de sus programas y anuncios.
se diría que "forzoso" en el sentido de que, o no se juega, o si se hace, se aceptan todas sus
cláusulas, por onerosas o exorbitantes que sean [...]"
. La naturaleza jurídica de los billetes de lotería nacional21 y de los ingresos obtenidos por la
comercialización de todos sus juegos, está determinada en el Real Decreto 2069/1999, de 30
de diciembre, que aprueba el Estatuto de la entidad pública empresarial Loterías y Apuestas
del Estado (LAE), art. 23, del siguiente modo: "Los billetes de lotería nacional, que son valores
del Estado, y los ingresos obtenidos por la comercialización de todos sus juegos, tienen la
naturaleza de fondos y caudales públicos, por lo que gozarán de la protección que, como tales,
les reconoce el ordenamiento jurídico. [...]". Quizás deba añadir que el billete de lotería es un
valor del Estado que se materializa en un documento al portador (Instrucción General de
Loterías, art. 11), permitiendo realizar el perfeccionamiento del contrato (compra del billete)
con gran simplicidad y que puede ser objeto de transmisión. Respecto a la naturaleza jurídica
de los ingresos obtenidos, buena parte de la doctrina ha entendido q
En muchos casos vemos como los negocios jurídicos reciben primero aceptación
y, en cierto modo, tipificación en las costumbres sociales y, finalmente, el
legislador les da cabida en el ordenamiento. Este acogimiento se da de acuerdo
con las políticas legislativas del momento. En ocasiones, la norma fortalece la
figura, en otras significa su decaimiento, bien porque la reglamentación es
desafortunada, o demasiado rigurosa con alguno de los extremos de la relación
negocial, o demasiado laxa, y ello provoca que la gente ya no esté interesada en
celebrar esa especie de negocio. Según algunos juristas, tal problemática se dio
en relación con la agencia comercial, pues se dice que las cargas para el
empresario cobraron tal similitud con las prestaciones del contrato de trabajo a
término indefinido, que en muchas ocasiones se desecha como opción negocial
cuando, antes de su consagración en el código, era relación jurídica entre
particulares de uso permanente
ATIPICO
INMOMINADO