las orquideas representadas en sus diversas formas, colores y aromas se han
caracterizado por despertar diversas emociones carentes de alguna interpretación en el contexto científico, quienes las cultivan desean obtener los mejores ejemplares y propagarlos con diversos intereses desde los económicos o un ejemplar que eleven el ego de su cultivador en alguna exposición, los botánicos y estudiosos científicos desean internarse en los lugares más recónditos de los bosques, selvas y otros ecosistemas para describir ejemplares nuevos y únicos para la ciencia. Son las plantas más numerosa del planeta, la familia Orchidaceae está conformada por 30,000 especies que se distribuyen en todos los ecosistemas; bosques tropicales, selvas húmedas, paramos, doseles de los árboles y finalmente en los patios y ventanas de nuestras hogares, con excepción de los polos se han distribuido mundialmente, manifestando diversas adaptaciones y conformando estrategias únicas en la relación flor y polinizador. Adicionalmente estos ejemplares han sido los principales protagonistas de historias de las primeras campañas de expediciones botánicas, bitácoras de científicos y botánicos, relatos de recolectores y crónicas de un despojo de la diversidad en el continente suramericano. Para ello es necesario remontarse al siglo XVIII la gran metrópoli de Londres, principal sucursal del imperio británico se caracterizaba por tener dominios en todos los lugares conocidos de la geografía terrestre era el imperio donde el sol nunca se ocultaba, además de su avidez por materias primas y productos exóticos de sus dominios de ultramar paralelamente estaba creciendo un auge desmedido por la flora exótica. Las principales casas comerciales de la época, los coleccionistas privados y botánicos que por diversos motivos no se podían trasladar desde la metrópolis europea ,ofrecían una patente de corso para cualquier persona intrépida que se lanzara a las colonias de ultramar o a diferentes lugares del mundo a buscar los ejemplares más raros de orquídeas para engrosar las colecciones privadas y permitir la descripción de nuevas especies para las ciencia que serían publicadas en diversos boletines hortícolas y académicos. Este proceso desencadeno un fervor por la colección de diversos ejemplares denominado orquidelirio, las orquídeas fuera del contexto científico y botánico se convirtieron en un elemento de valor, status y un pasatiempo de los adinerados que patrocinaban expediciones en búsqueda de la reina de las orquídeas. El continente suramericano no fue ajeno a este fenómeno y particularmente Colombia albergó una de las mayores expediciones de los corzos europeos, que seguían los pasos de sus predecesores saqueadores de los galeones españoles en busca del oro, esmeraldas y arte precolombino y productos nativos de las colonias españolas, ahora el objetivo era la flora nativa del continente sudamericano, transformándose en una ficha clave en el proceso de conquista y expansión embarcándose la tarea de catalogar y recolectar las rarezas de un mundo botánico desconocido. Sin embargo el modus operandi no presentaba cambio alguno un saqueo sistemático de la riqueza de una región para enriquecer el ego y el bolsillo de unos pocos adinerados. Uno de los cazadores de orquídeas más notables fue Albert Millican, quien pisó territorio colombiano en el año de 1887 financiado por un coleccionista escocés, su objetivo eran la Cattleya medelli y Odontoglossum crispum, orquídeas de alto valor simbólico y económico en los mercados europeos, millones de orquídeas perecieron tras las malas prácticas de embalaje y embarcamiento desde el continente sudamericano hacia la metrópolis europea víctima de los naufragios, la exposición solar y la aparición de bacterias y hongos que finalmente las terminaron matando y sólo llegando apenas unos ejemplares en un estado óptimo para ser cultivados, detrás de estas prácticas estaba el deterioro progresivo de los de los bosques, la destrucción de la diversidad vegetal nativa en aras de un saqueo desmedido cuya mayor consecuencia es la perdida de la diversidad biológica y genética de estas orquídeas llevándolas casi a la extinción. Actualmente los cazadores de orquideas desaparecieron, nuevas técnicas de cultivo de orquideas y las dinámicas del mercado permitieron un alivio a las poblaciones de estos ejemplares, sin embargo las presiones aún persisten el tráfico ilegal, la ampliación de la frontera agrícola, la aspersión de cultivos ilícitos, deforestación que agotan las pocas poblaciones sobrevivientes, los esfuerzos de conservación aunque son significativos son escasos pero eso es otra historia.