Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
INDICE
Agradecimientos
I.- Introducción
Agradecimientos
Este artículo, forma parte de los apuntes confeccionados per el autor para el "Curso Intensivo de Formación
Psicosocial 2001: Intervención con Familias Multiproblemáticas", organitzado por el Centro Kine de Terapia
Familiar(www.kine.org). Deseo agradecer a Luís Santiago, director de Kine, el estímulo necesario para
llevar a cabo el esfuerzo de estructurar mi punto de vista y mi experiencia con las familias y los servicios
multiproblemáticos.
De otro lado, el autor está en deuda con los compañeros del Equip d'infància i Família: Olga Guerra, Xelo
Vañó, Vicenç Rosselló, Rosario Perez, Lola Fuentes, Olga Hernández, Antoni Mateu (terapeutas); Esther
Rosselló, Pep Aneiros (administrativos) y, especialmente, con el director del Equipo, Serafín Carballo, quien ha
potenciado y confiado siempre en mi "entusiasmo terapéutico" y en mi "heterodoxia e inconformismo
profesional". Junto a ellos he compartido ya más de 12 años de experiencias sin convertirnos milagrosamente
en profesionales multiproblemáticos.
También estoy agradecido a los ya numersísimos profesionales (trabajadores sociales, educadores, maestres,
trabajadoras y educadores familiars, psicólogos, etc.) con quienes hemos ido co-construyendo Redes de apoyo
social cada vez más complejas, flexibles y, sobre todo, útiles para la protección de niños y padres en
dificultades.
Finalmente, me siento cerca y en deuda con las familias que han tenido que soportar mi "persecución
terapéutica" y que me han abierto las puertas de su hogar, muchas veces dándome lecciones de corage,
fuerza e instinto de superación y supervivencia.
I.- Introducción
De manera general y desde el punto de vista sociológico, la transición de una sociedad de bajo desarrollo a
una sociedad industrial y post-industrial, ha supuesto una evolución de la institución familiar que se
refleja a dos niveles:
a) La estructura organitzativa: se produce una “contracción” de la antigua familia extensa (clan) con una
progresiva tendencia a organizarse en forma “nuclear conyugal”;
b) La actividad funcional: tendencia a la reducción de les funciones sociales y económicas de la familia, que
entra en un proceso de delegación progresiva de competencias.
El desarrollo socioeconómico de las sociedades post-industriales impulsa grandes movimientos migratorios
de las familias hacia las ciudades. La familia debe afrontar procesos de desarraigo y pérdidas importantes:
de identidad social y cultural, de las redes naturales de apoyo (familiares, vecinales), etc.. Mayoritariamente,
se produce una adaptación funcional de la família a la nueva situación, con una mejora culitativa del nivel de
bienestar familiar e individual, pero por otro lado van apareciendo formas disfuncionales de adaptación
caracterizadas por la marginación y la pobreza. Paralelamente, se produce el nacimiento y
progresivo desarrollo de los servicios públicos asistenciales, que van asumiendo diferentes funciones
(salud, educación, apoyo social) antes delegadas a la familia y a su entorno primario de relación.
El concepto de Familia Multiproblemática, debe entenderse y es inseparable de estos dos grandes parametros:
por una parte, las dificultades de adaptación a una nueva situación social, cultural y económica y, por otra
parte, el inicio y estabilización de una relación con los Servicios que intentan dar respuesta a estas dificultades
familiares. En este sentido no llama la atención que se subtitulen ponencias o cursos con el siguiente rótulo:
“Familias Multiproblemáticas o Servicios Multiproblemáticos?” (Malagoli Togliatti, Coletti). Poniendo el acento
en el aspecto de problematicidad del sistema familiar, se hablará de Familias "desorganizadas” (Minuchin,
1967), "sub-organizadas" (Aponte, 1976), “Aisladas” (Powell, Monahan, 1969) o “Asociales” (Voiland, 1962);
focalizando, en cambio, el tipo especial de relación que establece la Família con los servicios, se habla de
Familias “Multiasistidas” (Masson,1980), “Cronificadas” o “Resistentes al cambio”. Teniendo en cuenta a la vez
los dos polos del fenómeno, J. Colapinto habla de “Familias Diluídas” e Imber-Black de "sistemas más amplios
que la familia".
Desde la perspectiva asistencial, cabe remarcar también la evolución experimentada estos últimos 40 años en
relación al tipo de respuesta que se ha ido implementando: se ha pasado del modelo de “beneficiencia”, con la
creación de grandes instituciones “totales” (hogares y reformatorios para los niños; prisiones y manicomios
pera los adultos) al modelo “comunitario de bienestar social”, con la diversificación y especialización (también
fragmentación) de la intervención.
El interés por el estudio de la Família Multiproblemática es relativamente reciente, se enmarca dentro del
ámbito del Trabajo Social, y va asociado precisamente al cambio de modelo asistencial y a la constatación de
la ineficiencia y del fracaso repetido no sólo de las soluciones institucionalitzadoras, sino también de multitud
de intervenciones fragmentadas de tipo especialitzado sobre los diferentes “problemas de la família”.
La Epistemología Sistémica, más que qualquier otro paradigma teórico, ha resultado ser el más adecuado y útil
a la hora de analizar en toda su complejidad la fenomenología de las Familias Multiproblemáticas. La óptica
Relacional-Sistémica permite ampliar el foco de análisis e intervención al Eco-Sistema donde se generan,
desarrollan y frecuentemente se cronifican de manera transgeneracional los “problemas” de las FMP. Son los
autores provenientes del campo de la Terapia Familiar de orientación Sistémica (Minuchin, Montalvo y
Colapinto en EE.UU.; Masson, Cancrini, Coletti, Cirillo, Malagoli, Barudy en Europa) quienes han aportado las
principales reflexiones clínicas y teóricas. En España, el trabajo más o menos estructurado de investigación-
intervención con FMP es relativamente reciente y ha partido también de la corriente Sistémica; el primer libro
específico sobre FMP publicado en castellano data de finales de 1997. Por otro lado, en el actual "Estado del
Bienestar" (Welfare State), cuando un sistema familiar presenta múltiples problemas, el maltrato
infantil emerge como el principal problema, el más alarmante y el que más sensibilidad social despierta. En
nuestro contexto sociocultural, se han ido generando en los últimas décadas mecanismos asistenciales y
legales que intentan facilitar el control social del fenómeno. De hecho, los diferentes sistemas asistenciales
pueden ignorar, no resolver, aislar o dejar fuera de sus mecanismos de respuesta algunos de los problemas
(enfermedades mentales, toxicomanías, delincuencia, pobreza, inmigración, etc.) que presenta una familia
multiproblemática, pero, aunque sea por imperativo legal, los profesionales no puedemos ignorar el maltrato a
un "menor".
Los principales avances en el campo de la intervención psicosocial y terapéutica con FMP se han producido
precisamente desde el momento en que los profesionales de diferentes servicios nos hemos visto "obligados" a
abordar situaciones familiares en las que se producía algún tipo de maltrato, negligencia y abuso hacia los
niños. Históricamente, la respuesta a situaciones de maltrato en FMP ha sido el internamiento de los menores
en instituciones residenciales de protección. Las dinámicas de exclusión generadas de esta forma dejaban
fuera las acciones encaminadas a conseguir cambios en el sistema familiar al que se consideraba poco menos
que desahuciado. Eliminada la posibilidad de cambiar, transformar y re-hacer la disfuncional vinculación
afectiva padres-hijos, se abría la vía de la repetición transgeneracional. El presente trabajo, contempla el
maltrato infantil, su prevención y tratamiento, como la puerta de entrada y el eje organizativo de la
intervención con la familia multiproblemática y su red de apoyo social comunitaria con el objetivo de preservar
la integridad del sistema familiar y evitar la salida y exclusión del subsistema filial.
"Si la terapia no progresa con un individuo, se amplía la unidad involucrando en la terapia a la familia -
padres, hermanos, abuelos, tíos, tías y otros parientes- y, si es cecesario, a los miembros de la comunidad.
Finalmente, se alcanza un nivel en el que tiene lugar el cambio, porque cada vez que se entra en contacto
con nuevas personas surgen nuevos puntos de vista y diferentes recursos. La organización de estas
nuevas influencias enriquece la vida de todos." (Cloé Madanés, 2000)
La perspectiva Ecosistémica, que integra aportaciones teóricas del modelo ecológico, de la teoría de las
redes sociales y del modelo sistémico, constituye una herramienta especialmente útil al facilitar una
conceptualización y un modelo de intervención para casos de Familias Multiproblemáticas, es decir, familias
cuya relación con la red de servicios ha estado marcada, en el pasado y/o en el presente, por la falta de
solución de los problemas y por la creciente rigidez de las pautas de interacción relacional. Veamos, en breves
trazos, algunos aspectos teóricos de dichos modelos.
El Modelo Ecológico de Bronfenbrenner (1979) concibe el desarrollo humano a partir de la interacción entre
cuatro niveles y estructuras seriadas:
1) el Microsistema o entorno más inmediato del individuo (familia, escuela, trabajo, barrio);
2) el Mesosistema, donde se ubicarían las Redes Sociales, que engloba las relaciones entre dos o más
entornos inmediatos o microsistemas;
3) el Exosistema o entornos que aunque no contienen al individuo afectan a su vida diaria (p. ej., los centros
de poder donde se toman decisiones educativas, socio-laborales, sanitarias, etc.);
4) el Macrosistema donde se sitúan los factores ideológicos, culturales y socioeconómicos.
La mayoría de los obstáculos y problemas que una familia debe afrontar a lo largo de su ciclo vital son
contenidos y resueltos en el marco y con la ayuda de la red primaria; otras dificultades requieren, para su
solución, el apoyo puntual o temporal de la red secundaria. Sin embargo, existen situaciones familiares
multiproblemáticas en las que la sucesiva intervención de la red primaria y secundaria no sólo no resuelve las
dificultades de los individuos, sino que las cronifica o las aumenta. Es como si la red, en lugar de ofrecer
autoayuda, bienestar, apoyo y seguridad a los individuos y grupos que la componen (al modo de una plácida
hamaca o de una red protectora bajo el trapecio), se hubiera enredado de forma tal que atrapa y paraliza a
individuos y sistemas (al modo de una tela de araña alrededor de un insecto) o es incapaz de contenerlos y
recogerlos adecuadamente (al igual que una red de pesca enmarañada y plagada de enormes orificios tras un
fuerte temporal).
Dentro del Modelo Sistémico diferentes autores (Barudy, Imber-Black, Odette Masson, Coletti, Pluymaekers,
Colapinto y otros) han examinado de qué manera los sistemas profesionales que trabajan con familias
multiproblemáticas (FMP) e intentan, desde una perspectiva individual o lineal, aliviar problemas como la
drogadicción, el alcoholismo, la delincuencia o el maltrato infantil, tienden a perpetuar las dificultades,
reproduciendo con frecuencia las pautas de la interacción familiar y contribuyendo a establecer un
macrosistema cosificado que es cada vez menos capaz de producir cambios.
El concepto de FMP supone dos aspectos fundamentales y que van indisolublemente unidos:
1) unas características familiares estructurales y funcionales específicas.
2) un determinado tipo de relaciones disfuncionales con y entre los servicios.
Desde el punto de vista operativo, se han propuesto diferentes definiciones de la FMP (Cancrini, Cirillo). En
su “Programa d’Intervenció Psicosocial amb Famílies Multiproblemàtiques" el Equip d'infancia i Familia de
Palma de Mallorca propuso la siguiente (Carles Panadès y otros, 1995):
1) Al menos dos de sus miembros padecen una agrupación de síntomas psicosociales, físicos y/o psíquicos;
2) Son usuarios habituales de diversos Servicios Personales (sociales, sanitarios, educativos) y judiciales
durante un periodo de tiempo superior a los tres años;
- casi todas las FMP, tarde o temprano, suelen ser usuarios de SS.SS. pero no constituyen un número relativo
demasiado elevado.
- con todo, tienen un gran potencial de demanda de recursos materiales y/o de intervenciones técnicas.
- entran con más facilidad en procesos de cronificación, marginación y aislamiento social.
- a la larga, el coste social y económico (tanto por recursos materiales no suficientemente rentabilizados como
por el gran nº de intervenciones profesionales fallidas y/o fracasadas) supera en mucho el coste medio de las
familias usuarias no multiproblemáticas.
5) Por otro lado, y debido a las características mencionadas, la intervención exitosa con estas familias
sobrepasa las posibilidades tanto técnicas como personales de los profesionales de la Atención Primaria, y los
Servicios especializados (de salud mental, socioeducativos y judiciales) difícilmente pueden por sí mismos dar
respuestas satisfactorias; se produce un grado muy alto de abandono de las consultas o no llegan, no se
presentan o "desaparecen".
6) Por tanto, se requiere una intervención altamente compleja que tenga en cuenta no sólo las dinámicas
intrafamiliares sino las dinámicas o "juegos" patológicos entre la FMP y los Servicios, "juegos" que contribuyen
en gran medida a la amplificación de la "desviación" y cronicidad de les familias y al desánimo y cansancio
("Burn out") de losprofesionales.
Por otro lado, sabemos también que el tipo de oferta asistencial (la "marca de contexto") condiciona y delimita
a su vez la demanda del usuario y del potencial derivante a dicho servicio: médico-medicación; maestro-
instrucción; asistente social-ayuda económica y otras "ayudas"; hospital psiquiátrico-internamiento; hogar-
acogimiento; terapeuta familiar-entrevista familiar; juez-juicio; etc.
Por definición, un sistema es funcional en tanto en cuanto se halla abierto al intercambio permanente de
información con otros sistemas y tiene la flexibilidad necesaria para adaptarse a dichas informaciones. En el
Eco-Sistema amplio, dos sistemas co-evolucionan hacian una riqueza y complejidad estructural y
funcional cada vez mayor en la medida que están suficientemente abiertos para el intercambio de
información y son suficientemente flexibles para el ajuste mútuo de necesidades y expectativas (p.ej. la
madre y el bebé; la familia nuclear y la extensa en diferentes momentos del ciclo vital; la familia y la
implicación laboral en cada fase; el nº de crias y la cantidad de comida en diferentes especies animales;
necesidades de la población y políticas asistenciales implementadas; etc.)
Podríamos decir que históricamente, el cambio institucional y la adecuación de las respuestas asistenciales a
las necesidades de la población van evolucionando y re-estructurandose, a grandes rasgos, en cuatro fases
progresivas:
1) la detección de nuevas necesidades de la población que aparecen con cierta regularidad e intensidad y a las
que se intenta dar respuesta (sin conseguirlo) con los recursos y enfoques ya existentes;
2) la toma de conciencia y la constatación de que las respuestas técnico-asistenciales ofrecidas hasta el
momento no se adecuan a dichas necesidades;
3) la construcción de un nuevo planteamiento teórico/técnico/clinico/metodológico que flexibiliza antiguos
enfoques y permite empezar a dar una respuesta adaptada;
4) el apoyo político-administrativo-económico al cambio y a la implementación del nuevo planteamiento
técnico.
Hasta hace muy poco, la intervención en casos de FMP no había superado apenas la primera fase. Para la
mayoría de profesionales la hipótesis del fracaso asistencial en estos casos todavía enfatiza y centra el
problema o la dificultad en el lado de la familia/paciente/usuario/cliente. Se observa claramente el típico
problema de "puntuación de secuencias" en que los profesionales achacamos a la familia su "resistencia al
cambio", su "tendencia homeostática", su "falta de motivación", su "manipulación para obtener dinero u otro
tipo de ayudas", su "cronicidad e incurabilidad", etc.. Sólo en los últimos años (especialmente desde la Red de
Servicios Sociales y no tanto desde el sistema Sanitario, Educativo y Judicial) se está entrando en la fase 2 al
evaluar e incluir las respuestas asistenciales como parte del problema y de la ineficacia en la intervención con
FMP. El Modelo Eco-sistémico, por su parte, ofrece la oprtunidad de transitar por las fase 3 y 4.
II.2.2.- Dinámicas de tensión y conflicto entre la familia y los servicios: La "escalada hacia la
multiproblematicidad".
Como hemos visto, las Familias Multiproblemáticas se caracterizan por un "desajuste" permanente y crónico
con los profesionales y servicios que atienden sus necesidades: ni la familia se adapta a la oferta asistencial-
tipo y a la organización de los servicios, ni éstos se adaptan a las características y modo de funcionamniento
de la familia. Por ejemplo, en su contacto con el Sistema Educativo, se produce un elevado índice de
desescolarización, absentismo y fracaso escolar; en relación al Sistema Sanitario, no acuden casi nunca a las
consultas ambulatorias programadas de pediatría sino sólo a los servicios de urgencia hospitalaria; a los
Servicios especializados de Salud Mental Infantil o de Tratamiento familiar sólo acuden bajo coacción o
prescripción judicial (o de Proteción de Menores) y no tienen continuidad en el tratamiento.
Por otro lado, en una FMP el grado de estrés y malestar interno, el caos organizativo doméstico y la
conflictividad y agresividad respecto al exterior es tan elevada que supera con frecuencia los límites y la
capacidad de autoregulación del sistema familiar. Se produce, de este modo, una progresiva escalada de
sucesivas crisis: accidentes por negligencia o malostratos a los niños; detenciones de los padres;
separaciones violentas; etc.. Todo este malestar y angustia, que la familia no puede contener por falta de
recursos propios y de su red social primaria, se transmite y "deposita" en los diferentes profesionales de la red
secundaria o comunitaria con los que la familia tiene contacto.
El cúmulo de tensión y problemas que "muestra" y "deposita" la FMP suele ser de tal calibre y gravedad y de
tan diversa índole (salud, economía, educación, justicia, vivienda, relación, etc.) que el profesional de
cualquier servicio puede fácilmente sentirse "sobrepasado" (técnica y emocionalmente) en sus capacidades de
solución.
En su fuero interno el profesional se plantea reflexiones del tipo: "esto es un desastre, ¿por donde empiezo?;
esto no tiene solución; ¿a quién se la mando?"; etc., etc.. Ante esto, y como lógica estrategia de
supervivencia, el profesional que se encuentra ante la crisis de la FMP, intenta "derivar" la "responsabilidad"
del caso a otro profesional o servicio.
"La relación entre un servicio y una familia bajo tensión es inestable y tenderá a formar un sistema tripartito, a
menudo con otro servicio, para disipar la tensión" (Carl y JurKovic, 1983)
El nuevo servicio, a su vez, tampoco tiene "la solución" y sigue con la cadena de derivación a un tercer
servicio. Y así sucesivamente. En muchos casos, este es el caldo de cultivo en el que se inician los procesos de
exclusión o expulsión de algún miembro del sistema familiar.
En las sociedades occidentales, cuando se han agotado las respuestas en el ámbito de los Sistemas
Asistenciales, se recurre generalmente al Sistema Judicial. En este sentido, una de las salidas "mágicas" que
históricamente ha encontrado la Red de Servicios que aborda casos de FMP, ha sido la derivación al Servicio
de Protección de Menores y esperar que éste haga "algo". De este modo, los servicios territoriales y
específicos, que suelen "retirarse" del caso tras la derivación, se quedan "tranquilos" y la tensión y
responsabilidad pasa al Servicio de Protección de Menores quien, al no tener en la mayoría de casos "la
Respuesta" va aumentando su "desprestigio" y acumulando expedientes de situaciones "multiproblemáticas".
Es de esta forma como los diferentes servicios suelen entrar en multitud de conflictos, descalificaciones y
acusaciones mutuas e incluso en actitudes claramente negligentes o des-responsabilizantes, que reproducen
en parte el malestar interno de la propia familia y que no son sino el fiel reflejo de la "impotencia" y
"desbordamiento" producto de las graves problemáticas que la familia les ha "depositado" y que, por supuesto
y de ninguna manera, son resolubles desde un solo servicio.
"Una familia presionada, quizá sin advertirlo, triangula un espectro de personas y servicios ajenos como
participantes en el problema familiar, tanto que las tensiones originales dentro de la familia pueden,
irónicamente, diluirse y en cambio surgir una tensión entre servicios de manera que éstos, que en un principio
se aliaron con diferentes miembros de la familia, sin advertirlo continúan la disputa familiar de otra manera"
(Bowen,1978)
Desde esta perspectiva podemos definir el "Profesional Multiproblemático" como cualquier profesional
“normal-tipo” (psicólogo, trabajador social, médico, maestro, enfermera, etc.), en un servicio asistencial
“normal-tipo” (de Salud, de Servicios Sociales, de Educación, de Justicia) sometido a determinadas
circunstancias de tensión o estrés laboral/personal sin contar con suficientes:
- recursos personales: equilibrio emocional, madurez personal, apoyos afectivos, relacionales o terapéuticos;
- recursos profesionales: experiencia, formación y supervisión permanente;
- recursos institucionales: espacios periódicos de reflexión, evaluación y análisis de resultados y de ajuste de
los procesos de trabajo; gestión y regulación permanente de las relaciones con servicios y profesionales
vinculados; reconocimiento económico y social, etc.
Barudy distingue dos tipos de familias capaces de "cosificar" o maltratar a los niños:
1) LA FAMILIA EN CRISIS. Los malos tratos como expresión de una crisis en el ciclo vital de la familia, a
consecuencia del advenimiento de acontecimientos vitales (internos o externos al sistema familiar) que actúan
como factores de estrés que el propio sistema no puede contener de manera funcional.
A) Desencadenantes Internos:
- nacimiento de un nuevo hijo
- muerte de un miembro de la familia
- conflictos de pareja
- adolescencia de uno de los hijos
- acogida de un abuelo, etc.
B) Desencadenantes Externos:
- despido y paro
- cambio de domicilio
- inmigración
- problemas económicos
- problemas con la ley, etc.
- Cuando la intensidad y la duración de los acontecimientos perturbadores es muy grande y los recursos
familiares son escasos o se han agotado y/o no existen en el entorno familiar y/o social recursos alternativos
de apoyo, existe el peligro cierto de que la tensión familiar sobrepase los límites tolerables y aparezcan
comportamientos violentos... el niño (el más vulnerable) se convierte en “Chivo expiatorio”.
- En ocasiones el aumento del riesgo de tensión y violencia se debe a factores del propio niño: a sus
características físicas o a sus intentos (“fallidos” o “equivocados”) de adaptarse a la crisis.
Viven inmersos en una situación de estrés y desbordamiento continuado. Cuando tienen recien nacidos o hijos
pequeños estos recibirán y vivirán todo el malestar de dos formas:
a) forma activa y directa: los niños son utilitzados com una válvula de escape de toda su frustración,
malestar y violencia-agresividad acumulada. Podremos observar malostratos físicos y psíquicos, abuso sexual.
b) pasiva e indirecta: los padres no se vinculan afectivamente a sus hijos (apego), son incapaces de percibir
y responder a sus necesidades más básicas (empatia). Podremos observar abandono emocional, negligencia
física.
La demanda de intervención terapéutica con una FMP se puede producir desde diferentes contextos
asistenciales e institucionales y la via de acceso de la familia a dicha intervención terapéutica puede presentar
ditintas modalidades. Veamos algunas de las más comunes:
B.- Desde un Equipo de Atención Social Primaria, que cuenta con un Programa de Infancia y
Familia o con un Psicólogo dispuesto a intervenir terapéuticamente con FMP. En este caso, la familia entró
inicialmente en el servicio a raiz de una demanda asistencial que ha ido abordando el Trabajador Social hasta
que éste, en un momento dado, cree conveniente solicitar el apoyo terapéutico al Psicólogo de su equipo.
C.- Desde un Equipo de Salud Mental, que trata individualmente algunas de las patologías o síntomas que
se producen en el seno de una FMP. La familia pide una consulta directamente al servicio, por indicación o
consejo de otro servicio.
D.- Desde un Equipo de Tratamiento de Alcoholismo o toxicomanías. Igualmente, la familia pide una
consulta directamente al servicio, por indicación o consejo de otro servicio.
La información previa con la que cuenta el terapeuta acerca del sistema familiar y su red de apoyo social varía
de un contexto de derivación-demanda a otro y el inicio del proceso de diagnóstico-intervención es
sustancialmente diferente.
En los supuestos C y D, en cambio, el Terapeuta apenas cuenta con información de la familia (y su red social)
antes del primer contacto con ella; en este sentido, el terapeuta deberá detectar por sí mismo si se trata o no
de una FMP e investigar cuál es su red primaria y secundaria significativa. FAMILIA TERAPEUTA DERIVANTE
En cualquier caso, si el terapeuta trabaja desde el modelo ecosistémico, necesitará construir un complejo
Mapa o Guía que le facilite una primera Valoración Diagnóstica que contemple ambos sistemas -la familia
multiproblemática y la red de apoyo social- y la complejidad de las interacciones intra e intersistémicas.
Una buena Valoración Diagnóstica permitirá:
- Ordenar la multiplicidad de informaciones: desde las más simples y de tipo individual -p. ej.: el CI del niño- a
las más complejas de tipo institucional -p. ej., la incidencia de la decisión política de reconversión institucional
en una caso de retirada de tutela de un hijo a una FMP- .
- Valorar la complejidad estableciendo "diferencias" (cuantitativas y cualitativas) y conexiones que permitan
construir hipótesis diagnósticas a diferentes niveles.
- Establecer un Pronóstico del caso a partir de las características del caso y de los recursos disponibles
- Orientar la toma de desiciones iniciales en base al diagnóstico de necesidades/capacidades, estableciendo
prioridades a diferentes niveles: jurídico (p. ej.: declaración jurídica de "riesgo" para favorecer la preservación
familiar o de "tutela automática" con acogimiento institucional para una reunificación familiar posterior, etc.);
social (p. ej.: una vivienda, un salario social, un taller ocupacional, etc.); terapéutico (p. ej.: intervención de
red o terapia individual o terapia grupal o individual).
- Diseñar el Plan de Caso y las estrategias de intervención.
- Preveer la Evaluación de Resultados
Aunque en la realidad se superponen y van indefectiblemente unidos, con fines expositivos podemos distinguir
dos niveles diagnósticos (ver Cuadro 4) cuyos elementos se complementan y mediatizan de forma circular:
a) El diagnóstico Psicosocial
b) El diagnóstico Ecosistémico
“La Hipótesis es una suposición que sirve de base a un razonamiento, sin referencia a su verdad, como punto
de partida para una investigación” (Selvini 1980)
“La Hipótesis es el momento organizativo de los hechos observados. Su función principal consiste en orientar
la indagación y la actividad del professional, permitiéndole comprender el funcionamiento y la organización del
sistema y trazar un mapa de las relaciones en las que figure la posición de los distintos individuos en la familia
y de ésta dentro de otros sistemas ... sea que se la refute o modifique, la hipótesis produce información ”
(Campanini 1991)
"Pensar de manera circular equivale a renunciar a los esquemas de análisis reduccionistas y tratar de integrar
el contexto y las muchas interferencias sociales, culturales, económicas y políticas a los problemas que se
plantean........ en este marco conceptual sistémico, se favorece la elaboración de estrategias de cambio en vez
de imponer cambios decididos apriorísticamente...." (Jacques Pluymaekers, 1992)
El análisis del caso y su evolución, compartido por los profesionales de los diferentes servicios que constituyen
la red, y la valoración de la secuencia de acontecimientos que se van sucediendo en el seno de la familia
multiproblemática en su interacción con los sistemas más amplios (escuela, servicios sociales, menores, etc.),
permite contrastar diferentes perspectivas y facilita la co-construcción de sucesivas Hipòtesis explicativas y sus
correlativas estrategias de intervención.
Las Hipótesis contemplarán informaciones significativas y específicas no sólo de la familia sino también de las
dinámicas institucionales y personales en las que participan los diferentes profesionales de la red (p. ej.: un
cambio de funciones de un servicio; una baja laboral o un cambio de profesional, etc.).
Jacques Pluymaekers (1992) propone algunas orientaciones para la tarea de evaluación y elaboración de
hipótesis:
"Un trabajo de máxima exploración de los lazos existentes entre los acontecimientos y los datos que nos
brinda nuestra práctica.... el esbozo de un espacio-tiempo donde se podrán expresar todas las hipótesis de
interacciones, desde las más sabias y clásicas hasta las más descabelladas. Se trata de atreverse a pensar de
otro modo.La elección de una lectura de los acontecimientos, que se convertirá en referencia por un tiempo
pero que continuará siendo una hipótesis a verificar mediante la acción y las estrategias que se desprendan de
ella... se trata de activar las cosas para luego trabajar sobre las reacciones.Una serie de estrategias cuyas
diferentes etapas son nuevos acontecimientos a explorar, con el propósito de verificar las hipótesis emitida.
Esta se define progresivamente, se afirma o se debilita".
En este sentido, y con el objetivo de afinar en el "ajuste" y la "mediación", uno de los pilares básicos del
profesional que trabaja en el campo de la intervención terapéutica y psicosocial con familias
multiproblemáticas debe ser el conocimiento exhaustivo de la Red Secundaria o Red Comunitaria, es decir, los
servicios y recursos con los que cuenta un territorio determinado y con los que deberá tratar de paliar o cubrir
el mayor número de necesidades y carencias familiares. Veamos algunos de estos servicios y sus respectivos
profesionales:
EQUIPO DE SERVICIOS SOCIALES PRIMARIOS: Psicólogo Social, Asistente Social, Educador de Calle,
Trabajadora (o Educadora) Familiar, Objector, Voluntarios
GUARDERÍA Educadores
ESCUELA: Equipo Directivo Escuela,Tutores, Profesores de Apoyo
INSTITUTO: Equipo Directivo Escuela, Tutores, Orientador, Profesores de Apoyo, Profesores de
Compensatoria
EQUIPO PSICOPEDAGÒGICO: Asistente Social, Psico-Pedagogo
VOLUNTARIADO DE APOYO PSICOPEDAGÓGICO Psicopedagogos, Voluntarios
PROGRAMAS DE TIEMPO LIBRE o ACTIVIDADES EXTRAESCOLARES: Educadores, Monitores
CENTRO DE SALUD: Pediatras, ATS
UNIDAD DE SALUD MENTAL: ATS, Psicólogo, Psiquiatra
HOSPITAL PSIQUIÁTRICO o UNIDAD DE HOSPITAIZACIÓ: Asistente Social, Psicólogo, Psiquiatra
EQUIPO DE DROGAS: Asistente Social, Psicólogo, Médico
SERVICIO DE PROTECCIÓN DE MENORES (Equipo de Recepción): Psicólogo, Asistente Social,
Educador Familiar, Abogado
SERVICIO DE PROTECCIÓN DE MENORES (Equipo de Seguimiento): Psicólogo, Asistente Social,
Educador Familiar, Educador Familiar, Abogado
SERVICIO DE PROTECCIÓN DE MENORES (Equipo de Acogimiento y Adopción)
: Psicólogo, Asistente Social, Educador Familiar, Abogado
UNIDAD DE PRIMERA ACOGIDA: Psicólogo, Asistente Social, Educadores
CENTRO DE DÍA: Psicólogo, Asistente Social, Educadores
CENTRO DE ACOGIMIENTO INSTITUCIONAL: Psicólogo, Asistente Social, Pedagogo, Educadores
EQUIPO DE INFÀNCIA Y FAMÍLIA: Terapeuta Familiar
GABINETE PRIVADOS CONCERTADO: Psicólogo
CENTRO DE ACOGIDA DE LA MUJER: Psicólogo, Asistente Social, Educadores
OFICINA DE AYUDA LAS VÍCTIMAS: Abogada, Psicólogos
UZGADO DE MENORES: Juez, Fiscal, Abogado, Psicólogo, Asistente Social, Dams
JUZGADO DE FAMILIA: Juez, Fiscal, Psicólogo, Asistente Social, Abogados
EQUIPO DE INSERCIÓN LABORAL: Asistente Social
TALLERES DE INSERCIÓN DE MUJERES: Asistente Social, Monitor-Educador
PROGRAMAS PRELABORALES PARA JÓVENES: Psicólogo, Asistente Social, Educadores
EQUIPO DE INMIGRANTES: Trabajador Social
PROYECTOS DE GRUPOS DE MADRES: Psicólogo, Asistente Social
CENTRO DE REFORMA: Trabajador Social, Psicólogo, Educadores
CARCEL: Trabajador Social, Psicólogo, Educadores
INSTITUTO REINSERCIÓN SOCIAL (En los Juzgados): Trabajador Social
INSTITUTO BALEAR DE LA VIVIENDA: Trabajador Social
Otros ...
Además de la información genérica (o de "listado") de los recursos, es aconsejable (pues con ello aumenta
considerablemente la capacidad estratégica y de maniobra) que el profesional posea una conocimiento directo
de los servicios (con sus características, ubicación, modo de funcionamiento, formas rápidas de acceso,
principales dinámicas institucionales) y una relación "personalizada" con sus profesionales (con nombre y
apellidos, experiencia, etc.). La media de recursos, servicios y profesionales a movilizar en el planteamiento de
una red de apoyo a las diferentes necesidades y carencias de toda índole que presenta una familia
multiproblemática será, en general, elevada aunque distinta según el caso (vease la relación anterior). Unos
de los objetivos básicos del trabajo de red es, precisamente, facilitar el acceso y la relación funcional y fluida
de los diferentes miembros de la familia con los profesionales y recursos que necesita. Que el profesional
derivante trasmita a la familia, en su propio lenguaje, una información clara y personalizada del servicio y el
profesional al que debe acudir, permitirá tranquilizarla, "formarla" y dotarla de estrategias que eviten el
rechazo, la desidia, la burocratización, la confrontación, las dinámicas "persecutorias" y, en definitiva, la "mala
práctica".
El trabajo terapéutico de Red con una FMP deberá empezar por recuperar toda la red que conecta a
individuos, familia y profesionales y observar detenidamente dónde está la cuerda-guía fundamental que
sostiene el conjunto de la red. Será necesario construir una hipótesis comprensiva global que permita
compartir el objetivo común de ayudar a reducir el malestar de los niños:
- qué nódulos existen fuertemente o débilmente conectados entre sí: vínculos relacionales (familiares,
profesionales) de protección y apoyo.
- qué nódulos están enmarañados: vínculos relacionales de riesgo, conflicto, confrontación y negación.
- qué nódulos se han desconectado formando orificios que inutilizan o debilitan la red: necesidades no
cubiertas (de los individuos y de los sistemas).
En el escenario de tensión y desbordamiento propio del trabajo con familias multiproblemáticas, las
actuaciones enfrentadas y descoordinadas de los diferentes servicios y profesionales, no sólo no
atenúan el riesgo y malestar de los niños y la agresividad y conflictividad de la familia sino que lo
amplifican progresivamente.
Resulta por tanto no sólo aconsejable sino imprescindible en la mayoría de los casos el abordaje de FMP en
forma de Red Profesional. Se trata de generar un espacio periódico en donde de manera global y desde
diferentes perspectivas se pueda analizar la complejidad del caso, las necesidades (indicadores de "riesgo") y
capacidades (indicadores de "protección") de la familia nuclear en su conjunto y de sus miembros (padres,
hijos) en particular; así mismo, se compartirán informaciones acerca de las diferentes relaciones (funcionales o
"protectoras" y disfuncionales o de "riesgo") que mantienen los diferentes miembros de la familia entre ellos y
con el exterior (familia extensa, amigos, profesionales). A la luz de esta nueva visión global, las intervenciones
de cada servicio podrán flexibilizarse lo suficiente para permitir un ajuste entre la familia y el servicio.
"La distribución de responsabilidades a menudo induce a los miembros miembros de una institución a actuar
ante todo como agentes de una organización cuyo rol está estrictamente definido. Ello crea situaciones que,
releidas globalmente, parecen absurdas. Los profesionales, con toda la buena fe, se encuentran así "apresados
en su papel" de simples ejecutantes de una división de responsabilidades cuyo marco global se les escapa. El
funcionamiento de las redes asistenciales se vuelve tan rígido que se convierte en formalmente
asistencial y sustancialmente perseguidor. Una rígida adjudicación de roles condena a los
agentes a no poder sino reproducir la estructura a la que pertenecen. Las familias, a su vez, repiten
en su seno los mismos procesos, blandiendo a menudo las "decisiones (a menudo no se trata de una decisión
sino de la "primera reacción" del agente) judiciales y administrativas" como amenaza o solución". (Jacques
Pluymaekers, 1992)
El "eje" central del análisis y diagnóstico del caso, de los objetivos a conseguir, del plan de tratamiento y de
las estrategias para llevarlo a cabo, será siempre la protección de los menores. La intervención de cada
servicio (con sus respectivos profesionales y recursos) será útil, eficaz y eficiente en tanto en cuanto se
inserte con la flexibilidad y adaptabilidad suficiente dentro de una estrategia global y funcional
de la Red Profesional Basica, de modo que permita ir reduciendo (desde diferentes aportes y perspectivas)
el grado de riesgo de malestar y sufrimiento de los niños y niñas.
Las reuniones de coordinación de la red, en la que participan la mayoría de profesionales, pueden ser
cada més o més y medio, o cada tres meses, o cada seis, dependiendo de la evolución del caso concreto.
Entre reunión y reunión, los diferentes servicios van estableciendo contínuos contactos "a dos" o "a tres", al
tiempo que intervienen de forma específica sobre cada una de las necesidades que se evaluaron de forma
global (p. ej.: apoyo escolar para los niños; tratamiento de la dependencia a drogas el padre; organización
doméstica y seguimiento pediátrico de los niños con la madre; actividades de tiempo libre para los niños;
mejora de relaciones de pareja; tratamiento de la depresión de la madre y apoyo para la inserción laboral; etc.
etc.). Los diferentes profesionales potencian y facilitan la intervención del otro profesional, motivando a la
familia, acudiendo al domicilio, reforzando las mejoras que se van produciendo (p. ej., una visita a domicilio o
un acompañamiento de la Trabajadora Social de Servicios Sociales potencia la asistencia de la madre a una
revisión pediátrica; una llamada de la pediatra o la enfermera pediátrica a la maestra o a un educador del
centro de día, potencia que un niño siga el tratamiento farmacológico que se le prescribió; etc., etc.).
"Al redactar este texto, he reflexionado sobre mi trabajo y he comprendido que estaba pasando de las
jerarquías a las redes ... La organización del trabajo en redes es un proceso que une grupos de personas.
Potente instrumento para la acción social, ha sido el motor de diferentes movimientos... la red ofrece la
vinculación horizontal, la relación igualitaria que deseamos ardientemente los que hemos tomado en serio la
idea de democracia. Las jerarquías se preocupan por el poder y el control; las redes se preocupan por la
atribución de responsabilidad y la educación". (Cloé Madanés, 2000)
Desde esta perspectiva, la red se convierte en un instrumento y un espacio de autoayuda para los
propios profesionales permitiendo, a su vez, contener y disminuir las rigideces y las inercias institucionales
tendentes a la jerarquización, la burocratización y la des-responsabilización (“el endose”). Todas las
intervenciones son igualmente importantes y las tareas y funciones se definen y asignan no sólo según el rol
profesional o institucional rígido de cada uno, sino también en función del lugar relacional (autoridad,
confianza, proximidad emocional, motivación, etc.) que ocupa cada profesional respecto a los diferentes
miembros de la familia. Cuando la red funciona, sus reuniones resultan terapéuticas para los profesionales por
cuanto generan apoyo emocional; en ellas se depositan y comparten dudas, miedos, ansiedades, fantasmas,
rabias, cansancio, etc. y se diluyen las intensas emociones construyendo un nuevo re-aseguramiento y
aumentando la confianza en la evolución de la familia y en las fuerzas del grupo-red para conseguirlo.
Ante estas señales de alarma, que van amplificándose por momentos al reunir impresiones e informaciones de
otros familiares y profesionales (maestros, médicos, otros trabajadores sociales, policía, etc.), el profesional de
la atención social primaria "agota sus recursos" y se ve abocado a derivar el caso. En general, suelen
producirse desde los SSAP (de forma sucesiva o escalonada) dos tipos de derivaciones:
- Hacia un Contexto Terapéutico (terapia familiar o individual para los padres)
- Hacia un Contexto Judicial o de Control (notificación al Servicio de Protección de Menores)
Ambas opciones ponen en peligro la continuidad de una relación funcional y efectiva de la familia con los SSAP
y entrañan la posibilidad de "perder el caso" y, por tanto, la imposibilidad de seguir aportando a la familia
recursos que muchas veces son imprescindibles (especialmente cuando hay niños pequeños).
En el primer caso (derivación a terapia), la familia no acude al servicio terapéutico o lo hace sin más
motivación que la de conseguir la ayuda económica, con lo que "quema" una futura opción terapéutica; en el
segundo caso (derivación a Menores), la familia se siente traicionada y, o bien inicia una respuesta de huida, o
bien de agresión hacia el Profesional de los SSAP.
La intervención en Red, previa a la derivación y, a poder ser, bajo un Contexto de Supervisión de algún
Servicio Terapéutico (especialmente cuando existe un Equipo especializado en tratamiento familiar), puede
introducir nuevas informaciones respecto de la dinámica relacional de la familia y sus propios recursos (en el
sentido positivo y/o negativo). Nuevas y más complejas Hipótesis y nuevas vias estratégicas de intervención
permitirán en la mayoría de los casos evitar o como mínimo paliar el riesgo de "perdida" o "ruptura" de la
familia y, con ello, reducir la posiblidad de "exclusión" de alguno se sus miembros (casi siempre algún menor).
El análisis conjunto de la red facilitará los ajustes necesarios entre los diferentes "contextos de intervención"
para que las posibles derivaciones a nuevos recursos "lleguen a buen puerto" y resulten funcionales para el
cambio de la situación familiar.
En ocasiones, se producen situaciones en las que la red evalúa el caso y considera que el grado de sufrimiento
y maltrato o negligenica a que están sometidos los menores está llegando a límites de gravedad inaceptables
o peligrosos para su desarrollo evolutivo. Si este hecho se acompaña de una actitud de "cerrazón" o "boicot"
por parte de los padres, negándose a contactar con los servicios o a recibir las ayudas o recursos propuestos
por éstos, estará indicado "notificar" la situación de riesgo al Servicio de Protección de Menores (SPM),
aumentando así el potencial de protección y apoyo a la familia por parte de la Red.
Las intervenciones del SPM -refrendadas por el Fiscal- pueden tener un impacto a veces vital y definitivo en el
futuro de un niño y su familia por lo que su grado de responsabilidad es elevadísimo. Los profesionales de la
atención primaria o especializada son conscientes de ello y muchas familias también. En estos momentos del
proceso de intervención se produce un gran aumento de la ansiedad de todo el macro-sistema interviniente
(familia y servicios) y se está a las puertas de desencadenar una crisis. De cómo se genere y afronte esta crisis
va a depender en gran medida la evolución posterior del caso:
- Hacia una reestructuración funcional del sistema familiar y su sistema de apoyo, aumentando y mejorando el
nivel de vinculación a todos los niveles (intrafamiliares y extrafamiliares) y, en definitiva, reduciendo el grado
de violencia, ansiedad y tensión en todas las partes de la red (especialmente en el niño objeto de protección).
- Hacia una amplificación del caos, la violencia y la tensión, que generará dinámicas de expulsión, exclusión y
desvinculación. A medio y largo plazo, la cronicidad en la familia y el "queme" en los profesionales.
Históricamente, este tipo de situaciones se han afrontado con un informe al Servicio de Menores y la retirada,
poco tiempo después, del Servicio Social derivante o notificante. Esta solución ha sido (y sigue siéndolo en la
actualidad) fuente de dinámicas de tensión y conflicto grave entre la Atención Primaria y el SPM. La Atención
Social Primaria suele acusar de irresponsabilidad, falta de diligencia o falta de apoyo al SPM; éste, a su vez,
acusa a la Atención Primaria de "quitarse los casos de encima" y de "endosárselos". La família, por su parte,
acusa a SS.SS. de "traición" y al SPM de "quitarles" a sus hijos injustamente. Al cabo de unas semanas o un
més, la tensión se va diluyendo y el servicio central pasa a ser el Centro Residencial que ha acogido al menor y
que va a tratar de cubrir todas sus necesidades. De este modo, se produce una pseudoadaptación en donde
los padres van perdiendo funciones y el menor se va desvinculando de su entorno inmediato (familia, escuela,
amigos, barrio). A partir de una situación valorada como de "urgencia", se ha generado una crisis que acaba
con la "exclusión" del menor en riesgo o maltratado, para entrar luego en una dinámica de cronificación que
va a servir de muy poco para introducir los cambios necesarios en el contexto sociofamiliar inicial.
El modelo de intervención en Red y la invitación al SPM para que se incorpore -a veces sólo será de manera
temporal- a las reuniones de Red, permitirá:
- Reducir la ansiedad del profesional de Servicios Sociales, que ya no es el único que asume la valoración
- Evaluar conjuntamente la gravedad del caso y las estrategias de intervención a seguir, evitando la dinámica
de des-responsabilización y culpabilización entre servicios.
- Corresponsabilizar a toda la red (incluyendo los profesionales de Educación y Sanidad y no solo -como viene
siendo habitual- los de Servicios Sociales) de la notificación al SPM, de la evaluación del maltrato y de las
estrategias a seguir.
- Contextualizar la crisis familiar y las conductas negligentes y de maltrato hacia los menores dentro de un
marco "comprensible" a partir de datos del pasado y presente familiar.
- Reducir el riesgo de ruptura de la familia con los servicios, evitando la triangualación de la familia entre dos
servicios.
En situaciones en las que, ante la inminente citación y llamada del SPM, se prevee una reacción de violencia
por parte de la familia, pueden habilitarse estrategias alternativas de notificación que preserven la seguridad
de los profesionales de la atención primaria. Por ejemplo, puede acordarse una visita a domicilio de la policía
de barrio (o del Grume) a partir de una situación de absentismo escolar, o a partir de episodios de violencia
doméstica, o de la sospecha de tráfico de drogas; en otros casos, puede redefinirse la citación del SPM como
una revisión "rutinaria" de expedientes antiguos, lo cual permite "exigir" informes a los servicios que
actualmente están en contacto con el caso.Evitar las iniciales dinámicas de tensión y conflicto entre la atención
primaria y el SPM, así como evitar una cronificación del caso insertando la medida de "retirada" del niño
dentro de un proyecto de preservación y reunificación familiar en el que participan todos los servicios.
Una vez incorporado a la Red, el SPM, cuya estrategia de intervención con la familia se adecuará de manera
específica y concreta a las informaciones facilitadas por el conjunto de los servicios, podrá tomar una de las
medidas jurídicas que la legislación prevee: declaración de "riesgo", o declaración de "desamparo" con o sin
retirada de la "guarda" de los menores a los padres. Desde la posición de "fuerza" y "autoridad" que le
confiere la ley, el SPM facilitará -dentro del marco de un "contrato de Protección" o "Plan de caso"- que los
diferentes servicios de la Red (de carácter social, terapéutico, educativo, sanitario) retomen la intervención con
la familia, ya desde un Contexto Coactivo de Control" y con la condición de un seguimiento periódico.
III.4. 1.- Ajuste y acople con el Sistema Familiar: el dilema del control y la ayuda
El tipo de intervención con una familia multiproblemática, como se ha visto anteriormente, dependerá y tendrá
características diferenciales según el "contexto profesional de cambio" desde el cual se lleva a cabo
(terapéutico, asistencial, judicial, de supervisión, etc.). El reto del profesional radica precisamente en ajustarse
a la complejidad que supone su inserción dentro de un macrosistema y un proceso de tratamiento que
transcurre entre diferentes y cambiantes contextos. De cualquier modo y desde el punto de vista terapéutico,
el principal potencial de cambio del sistema familiar multiproblemático surge cuando la intervención
coordinada de los diferentes contextos profesionales de cambio es capaz de generar una estratégica "crisis
productiva" a partir de una intervención judicial o de control por parte del Servicio de Protección de Menores.
Es precisamente en el momento en que la crisis está abierta (tras producirse una declaración de "riesgo" o de
"desamparo" con o sin retirada de la tutela de algún hijo) cuando cobra sentido y puede resultar muy útil una
intervención terapéutica directa con la familia. Hasta entonces, la ausencia de elementos considerados
esenciales en el cambio terapéutico (la conciencia del problema y la motivación para solucionarlo)
previsiblemente hubieran abocado la propuesta terapéutica (una más) al fracaso. La recuperación de los hijos
o la evitación de su retirada se convierten en el motor motivacional necesario para un trabajo terapéutico que
irá encaminado a la "Preservación o Reunificación Familiar". A partir de la derivación "coactiva" del Servicio de
Menores, la familia y el terapeuta (y demás servicios) se sitúan en un mismo nivel jerárquico ("el SPM les
obliga a ustedes que acudan a terapia y a mí que se la haga") y pueden iniciar un incipiente contexto de
colaboración compartiendo, como mínimo, dos objetivos:"que no les quiten a los niños" (o que se los
devuelvan)"que el SPM cierre el expediente cuanto antes y no nos pida más explicaciones".
Teniendo en cuenta estos criterios, las situaciones de maltrato producidas en un sistema familiar
multiproblemático presentarán un pronóstico, en el mejor de los casos, incierto. La intervención terapéutica
con la familia, integrada en el marco de un trabajo más amplio con la red comunitaria, deberá dirigirse a
mejorar estos factores pronósticos con dos objetivos básicos:
a) garantizar la integridad evolutiva de los menores y
b) preservar la integridad del Sistema Familiar.
Los tratamientos deberán ser intensivos, multimodales, integrales y multiprofesionales, huyendo de la falacia
de la "terapia milagro" (sea del modelo teórico que sea) y teniendo en cuenta que deberán abordarse
paralelamente dos aspectos básicos:
- El contexto micro y macrosistémico de la familia multiproblemática donde "la violencia familiar y,
concretamente, los malos tratos a los niños son el resultado de un modo de vida que da lugar a una
fenomenología característica" (Barudy)
- Las consecuencias traumáticas y el impacto cognitivo, emocional, conductual y social que dicho contexto
relacional provoca en sus protagonistas (padres e hijos).
Una de los principales rasgos de la FMP es la transmisión transgeneracional de los patrones de violencia y
maltrato relacional. En este sentido, habrá que contemplar intervenciones a medio y largo plazo (entre 2 y 4
años como mínimo) con el objetivo de que el subsistema filial, con la aportación de modelos de referencia e
identificación alternativos a los padres (terapeutas, educadores, trabajadores sociales, etc.), pueda romper la
transgeneracionalidad. Las investigaciones de los últimos años sobre las dinámicas del maltrato, la negligencia
y el abuso y sus gravísimas consecuencias (a corto, medio y largo plazo), aconsejan acotar los tiempos de
intervención y aumentar la intensidad y la frecuencia del trabajo terapéutico en aquellas familias con hijos
menores de 8 o 10 años.
Desde el punto de vista del trabajo específicamente clínico y terapéutico con la familia, resulta ciertamente
imprescindible una especialización en el campo del maltrato, la violencia y el abuso. Las intervenciones con
toda la familia nuclear, no serán en absoluto las más frecuentes; en general, habrá que trabajar con los
diferentes subsistemas (padres, hijos, abuelos), con las díadas (madre-hijo, padre-hijo) y con los individuos.
En los momentos en que se producen separaciones temporales de alguno de los hijos y su acogimiento en la
familia extensa (abuelos o tios) o en otra familia o en un centro residencia, habrá que incorporar al contexto
terapéutico a los responsables de dicho acogimiento (educadores o miembros de la familia de acogida).
- Es la familia y no un profesional quien debe realizar la demanda: no se puede hacer terapia obligadamente
porque el "control" es incompatible con la "ayuda".
- Las “insubordinaciones” (llegar tarde o no acudir a una cita, mostrar agresividad y enfado con el profesional,
no seguir nuestras prescripciones o recomendaciones, etc.) son siempre señal de "resistencia" o "falta de
motivación"... hay que cerrar el caso ... o derivar a otro servicio.
- La familia debe respetar la organización y el "encuadre" del servicio: lugar y tiempo de entrevista, horario de
recepción, duración del contrato, funciones de los profesionales, etc..
- Nunca deben substituirse las funciones y el trabajo de la Familia, ni perseguirla más allá de su motivación
porque podrían generarse "dependencias" del servicio.
- La familia es quien tiene problemas y está desorientada, enferma o es incompetente; el profesional no tiene
problemas y sabe cómo deben hacerse y solventarse las cosas.
- Si en un caso intervienen demasiados servicios o profesionales (aunque tengan funciones y posiciones
relacionales diferentes) se corre el riesgo de "liar" a la familia, de "cronificarla" o de crear dependencias al
darle "demasiados" recursos.
- Los "roles" profesionales deben estar claramente definidos: el Psicólogo hace terapia en la consulta, el
Trabajador Social moviliza recursos sociales, el Educador Social propone actividades con los niños en la calle,
la Trabajadora (o educadora) Familiar facilita la organización doméstica; el psiquiatra medica; el maestro
enseña en el aula, etc..
- El tratamiento y la terapia es función exclusiva del psicoanalista, el psicoterapeuta, el psicólogo clínico, el
terapeuta familiar o el psiquiatra (el mito de la terapia “profunda”).
- Las reuniones de coordinación entre profesionales deben ser "serias y formales" (cada uno desde su rol
profesional y su servicio) y no convertirlas en "charlas de café" (en donde se introducen características
personales, preferencias, etc.).
- No hay que implicarse emocionalmente demasiado ni mezclar, en ningún caso, la vida personal con la
profesional.
- El pre-juicio acerca del miembro de la familia catalogado por informes o rumores previos de “toxicómano”,
“alcohólico”, “psicótico”, “maltratante”, “psicópata”, “violento”, "delincuente", "periférico", etc. y ya no es
citado.
- En el extremo contrario, el pre-juicio según el cual los diagnósticos o “etiquetas” (aunque sirvan para
conseguir una determinada "beca" o "subsidio") son perjudiciales o "estigmatizantes" para el paciente y hay
que tratar de evitarlos a toda costa.
- El psiquiatra ha dicho, el juez ha dicho, el fiscal ha dicho, Menores ha dicho, el alcalde ha dicho, etc.... y, en
consecuencia, "nada puede hacerse".
- Los informes sobre la familia, són “confidenciales” y para otros servicios; la familia no puede ni debe
conocerlos.
- El profesional que detecta una situación de violencia o maltrato tiene (él solo) la responsabilidad y la
obligación de denunciar.
- Confianza: es necesario enfatizar, más que las carencias, los puntos fuertes, las capacidades y las
soluciones de la familia, transmitiendo confianza en sus posibilidades; en todo caso, es "cuestión de tiempo,
apoyos adecuados y trabajo".
- Un gran cambio empieza por pequeños cambios. Hay que amplificar y reforzar las pequeñas mejoras y
generar expectativas en conseguir un "futuro mejor". Aumentar la auto-estima es un requisito ineludible y
constante de la intervención. Somos los autènticos “Asesores de Imagen” de la familia ante sí misma y ante
la comunidad.
- Es imprescindible ahondar sin prejuicios en los valores personales, étnicos y culturales (también sub-
culturales) de la familia, valorarlos y reforzar los aspectos más funcionales: les creencias religiosas pueden o
no ser un gran apoyo.
- La red como sistema de "autoayuda" para familia y profesionales. Hay muchos "agujeros” para un
profesional solo y hay que aprender a aunar esfuerzos y compartir apoyos: “lo que yo no puedo hacer, pueden
hacerlo otros”; “ninguno de nosotros, por separado, puede lograrlo, pero juntos sí” (el sistema es mas que la
suma de las partes).
- Se requiere paciencia, prudencia y flexibilidad con uno mismo, con la familia y con los otros
profesionales. Tener presente que los cambios se producirán a lo largo de un proceso de tiempo y que habrá
altos (mejorías) y bajos (recaidas); no olvidemos que abordamos casos de "UCI".
- El Genograma de la Familia y su conexión con la Red Social de Apoyo, constituyen el mapa donde buscar
el itinerario a seguir y será conveniente echarle un vistazo antes de iniciar cada entrevista y durante la misma.
- Primero "demos peces y después ya buscaremos cañas para enseñar a pescar": vivienda, salud, trabajo, etc.,
son necesidades primarias y previas a las exigencias de tipo "terapéutico". Es necesario contribuir a
establecer prioridades tanto con la familia como con los otros profesionales.
Se recogen a continuación algunas citas de diferentes autores que ejemplifican especialmente este punto:
Cloé Madanes:
La psicoterapia es el arte de encontrar el angel de la esperanza en medio del terror y la desesperación ... S i
yo creo en la responsabilidad personal y en que la única realidad es la acción –que no actuar es actuar-,
entonces debo reconocer que en mi terapia debo proteger los derechos e impedir la violencia. Evitar la acción,
permanecer neutral, es estar del lado de la violencia y del abuso.
(“Violencia Masculina”, 1998)
Jorge Barudy:
El motor de la intervención terapéutica (médica y/o psicosocial) es el compromiso y la opción ética del
terapeuta. En consecuencia, todo esfuerzo para contribuir a la liberación de las víctimas de los efectos
traumáticos y alineantes de la violencia familiar, pasa por facilitar procesos relacionales no violentos, al mismo
tiempo que reescribir con ellos la historia explicativa de estos acontecimientos.
La terapia se apoya en el reconocimiento de las posibilidades y recursos de cada sujeto, así como en la
confianza ilimitada en que cada persona puede reencontrar, en condiciones relacionales favorables, un sentido
a la existencia compatible con su condición de ser vivo y humano.
(“El dolor invisible de la infancia”, 1998)
Odette Masson
Acabar con la larga y duradera indecisión (en reconocer situaciones de malos tratos) mostrada por los
profesionales jurídico-psico-medico-sociales y ofrecer cuidados adecuados supone que cada profesional
aprenda en primer lugar a dominar las reacciones emocionales fuertes ante toda situación de malostratos.
Reconocer nuestros sentimientos de horror, de cólera y aborrecimiento para poder después dominarlos es algo
esencial... no es fácil... se puede aprender con la siguiente exposición:
Cada profesional puede convencerse de que situaándose él mismo en el contextro genérico, histórico, y
existencial actual del adulto maltratante, actuaría de la misma manera que este adulto...Una vez aceptado
esto, se puede conseguir una actitud neutral imprescindible para quien se ocupa de los casos de malostratos.
El profesional que acepte estas bases, podrá de manera más fácil descifrar los mensajes de inseguridad, de
humillación y desvalorización profunda que que hay detrás de las protestas y negaciones indignadas de los
padres. .. estos padres de hecho sufren y se deprimen al constatar que son incapaces de satisfacer las
necesidades de sus hijos. Es natural que empiecen luchando o poniéndose en contra de las personas que se lo
dicen. La aparente insensibilidad de los padres maltratantes no refleja, forzosamente, el fondo de sus
pensamientos. Estos adultos testan primero las reacciones de los profesionales antes de comunicar de forma
más veraz.
Intervenir en estos casos es bastante penoso. Las personas que necesitan mucho la aprobación del otro, que
buscan una vida tranquila, resguardada de conflictos y problemas, presentan dificultades para trabajar en
estos casos...no podemos enfrentarnos regularmente a los aspectos íntimos más destructivos de las relaciones
humanas y esperar vivir una vida profesional sin ningún tipo de problemas personales e inter-relacionales.
Incluso siendo un experto, el operador sigue pasando por malos momentos
("Contextos maltratantes en la infancia y coordinación interinstitucional", 1987)
Maurizio Coletti
Aplicamos el refrán chino "no les des peces, enséñales a pescar" y les indicamos cómo habran de hacerlo, pero
los miembros de esta familia nos dicen que "ni caña, ni sedal, ni peces, ni nada" y no lo hacen ... es fuerte
tener que aceptar esto.
Hay que aceptar la existencia de una implicación emocional en nuestro trabajo. Nuestro trabajo, tiene riesgos
emocionales y hay que aceptarlos; igual que hay que aceptar que muchas cosas que hacemos estan pensadas
y otras son meras reacciones. Y esto hay que asumirlo. Saber que existe un riesgo fuerte, un nivel de empujón
emocional tan duro y específico, es ya una solución.
A veces, profundizar en un caso en supervisión puede centrarse en las vivencias emocionales de los
profesionales comprometidos y en la búsqueda de condiciones más favorables para su gestión... se debe
ayudar al profesional a elaborar la propia posición emotiva, a motivarse de nuevo y a colocar la propia
intervención en un marco nuevo.
("Familias multiproblemáticas, ¿servicios multiproblemáticos?", 1995)
Jacques Pluymaekers
(en situaciones de crisis)...hay un momento en que las cosas suceden muy deprisa, donde hay una atmósfera
de catástrofe, donde las decisiones a menudo se justifican por la urgencia. Si al intervenir se devuelve el
problema -como intentamos hacerlo nosotros- a su contexto social, la lógica de la urgencia se vuelve menos
evidente y se abre el abanico de soluciones.
Para nosotros, conocer significa ver un funcionamiento y formar parte de él. Como nos consideramos parte
interesada en los sistemas -las redes emergentes- que nos rodean, podemos actuar en la esperanza de
cambiar algo. En estos sistemas abiertos, con esta multiplicidad de relaciones en el trabajo social, es indudable
que la tendencia a la homeostasis juega un papel, y a menudo nuestros actos han contribuido a ella.
("Red y Práctica de barrio", 1989)
BARNES, J. A. (1972)
"Social Networks". Reading M.A. Addison Wesley. Citado por Villalba, C.(1993)
BARUDY, J. (1994)
“El enfoque sistémico del maltrato infantil: una intervención alternativa a la violencia familiar”. En II Congreso
Estatal sobre Infancia Maltratada (pp. 341-364). Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco.
BARUDY, J. (1998)
“El dolor invisible de la infancia. Una lectura ecosistémica del maltrato familiar”. Paidos
BOWEN, M. (1978)
"La terapia familiar en la práctica clínica". Desclee de Brouwer (edición casetllana de 1989)
Citado por Carpenter y Treacher (1993)
BRONFENBRENNER, U. (1979)
"La Ecología del desarrollo humano". Paidos (edición casetllana de 1987)
Citado por Villalba, C. (1993)
CARBALLO, S. (2000)
"El viaje de un Equipo de Terapeutas Sistémicos por el Territorio del Maltrato a la Infancia".
Revista MOSAICO de la FEATF, 3ª Epoca -Nº 18. Monográfico sobre Violencia y Maltrato.
CEREZO, M. A. (1992)
“Programa de asistencia psicológica a familias con problemas de relación y abuso infantil”. Conselleria de
Treball i Afers Socials, Generalitat Valenciana
CIRILLO, S. (1994)
“El cambio en los contextos no terapéuticos”. Paidos
COLAPINTO, J. (1996)
“La dilución del proceso familiar en los servicios sociales: implicaciones para el tratamiento de las familias
negligentes”. Revista Redes, volúmen I, nº 2
COLETTI, M. (1995)
“Familias Multiproblematicas, ¿Servicios Multiproblemáticos?”. Seminario: Escuela de Terapia Familiar de Sant
Pau. Barcelona. Junio
IMBER-BLACK, E. (1995)
“La perspectiva de los sistemas más amplios que la familia”. Revista Sistemas Familiares, Marzo
PANADÈS, C. (1995)
"Programa de Treball Psicosocial amb Famílies Multiproblemàtiques". Equip d'Infància i Família. Inédito.
PLUYMAEKERS, J. (1989)
"Red y Práctica de barrio". En el libro de ElKaïm, M. y otros: “Las prácticas de la terapia de red”. Gedisa
ROJERO, C. (1988)
“Epistemología y Terapia Sistémica”. Revista Clínica y Análisis Grupal, vol. 10, nº 48