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LA INTERPRETACIÓN JURÍDICA EN LA ERA DEL

NEOCONSTITUCIONALISMO

El neoconstitucionalismo es una nueva teoría jurídica que busca transformar el Estado


de Derecho en el Estado Constitucional de Derecho, para eso plantea mayor
intervención estatal y la creación de espacios democráticos igualitarios y de respeto a
los derechos humanos (JURÍDICA, 2014).

El neoconstitucionalismo, como una teoría jurídica, tiene un origen múltiple en el que


se puede identificar tres elementos que han contribuido a su configuración como una
nueva teoría del constitucionalismo. Existe un elemento que describe su origen
histórico, un elemento que explica su origen material y un elemento que muestra su
origen teórico (legis.pe, 2016).

Elemento histórico

Varios autores coinciden en señalar que el elemento histórico que dio origen al
neoconstitucionalismo tuvo lugar en Europa después de la Segunda Guerra Mundial y
que fue una consecuencia de las violaciones masivas y sistemáticas de los derechos
humanos producidas en los regímenes fascistas de Alemania, Italia y España (Solano,
2016).

Por eso, los profundos cambios en dichos países después del conflicto bélico no fueron
una casualidad, dichos cambios se evidenciaron tanto en su sistema jurídico cuanto en
su modelo de Estado.

Elemento material

El profesor italiano Luigi Ferrajoli afirma que el constitucionalismo surgió como


reacción al colapso de la capacidad reguladora de la ley. El carácter nominalista de las
constituciones liberales clásicas del siglo XVIII, XIX y primeras décadas del siglo XX
no respondió a las necesidades sociales, políticas y económicas de cada época (Sanchís,
s.f.).

Como respuesta a dicho fracaso surgieron varias Constituciones europeas de la


posguerra, diseñadas principalmente para limitar el poder político y permitir la inclusión
de mecanismos procesales de protección de los derechos fundamentales.

Estas constituciones se caracterizaron por el pragmatismo y fueron denominadas


constituciones materiales.

Elemento teórico

Varios autores aseguran que la elaboración teórica del neoconstitucionalismo se


evidencia con la sistematización de trabajos de la Escuela de Génova, representada por
Paolo Comanducci, Ricardo Guastini y Susanna Pozzolo.
De hecho, a Pozzolo se le atribuye el begriff “neoconstitucionalismo”, dado que ella lo
mencionó por primera vez en el XVIII Internationale Vereinigung für Rechst- und
Sozialphilosophie, celebrado en Buenos Aires, Argentina, en 1997. Sin embargo,
existen autores que señalan investigaciones de juristas europeos aunque no bajo el
mismo nombre, pero que incluyen similitudes respecto de los contenidos (Gutarra,
2010).

En Latinoamérica el neoconstitucionalismo se desarrolló bajo dos particularidades


propias:

1. La exigencia de una nueva corriente constitucional surgió gracias a las


reivindicaciones populares promovidas por los movimientos sociales de la década
de los ochenta del siglo pasado como reacción a las nefastas consecuencias de las
dictaduras militares de los setenta.

2. Ante el fracaso del modelo constitucional liberal europeo, adoptado de forma literal
en varios países latinoamericanos, fue necesario el desarrollo de un modelo que
considere las necesidades sociales, históricas y económicas propias de la región.

El profesor español Carlos Villabella señala que al término del siglo XX en América
Latina se contabilizaron más de 218 constituciones, lo cual evidencia una historia frágil
del derecho constitucional en la región (Pozzolo, 2011).

La intención del neoconstitucionalismo en Latinoamérica, según Villabella, “fue


configurar textos formalmente modernos y que materialmente impulsen la
transformación de la sociedad” a través de tres objetivos:

1. la estabilidad democrática, a través del control parlamentario y de mecanismos que


disminuyan el hiperpresidencialismo;

2. el fortalecimiento de los derechos humanos y el reconocimiento de derechos de


grupos indígenas.

3. mayores estándares de gobernabilidad y de control constitucional.

EL NEOCONSTITUCIONALISMO EN EL SISTEMA JURÌDICO PERUANO

En nuestro país rige el neoconstitucionalismo dentro de la práctica constitucional,


específicamente dentro de la práctica que representa la jurisprudencia constitucional
expedida por el Tribunal Constitucional y el Poder Judicial.
La realidad problemática nos orienta al análisis del positivismo jurídico y al
neoconstitucionalismo como nuevo modelo que brinda una adecuada descripción de la
práctica jurídica de hoy, en especial aquélla radicada o generada a partir de la intensa
labor jurisdiccional de los tribunales constitucionales, quienes aplican y garantizan los
derechos fundamentales constitucionales que reconoce y contiene la Constitución. Los
antecedentes históricos, legales y filosóficos se encuentran en los modelos positivistas
de Hans Kelsen; Herbert L. A. Hart; y de Norberto Bobbio; en las críticas de Dworkin
al modelo de reglas de Hart: la presencia de principios en la práctica judicial y en el
modelo de la centralidad de la ley a la centralidad de la Constitución. La investigación
se justifica, porque con el aporte del neoconstitucionalismo en nuestro país, los
mecanismos de garantías constitucionales logren la vigencia efectiva y real del principio
de supremacía constitucional y de los derechos fundamentales, a través de la
implantación jurisprudencial de los principios y derechos contenidos en la constitución,
provocando la progresiva constitucionalización del derecho ordinario del Estado,
teniendo como base que temas tradicionalmente regulados por la ley (Paredes, 2016).

EL NEOCONSTITUCIONALISMO Y LOS DERECHOS FUNDAMENTALES

El Neoconstitucionalismo se refiere a una “nueva” forma de interpretación de la


Constitución, más alejada de la “legalidad” y mucho más cercana a los principios que
de ella emanan, siendo los derechos humanos uno de los principales ejes rectores de
esta nueva forma de interpretación. Los doctrinarios del Derecho, también han hecho
hincapié en el cambio que ha sufrido la concepción del Estado de Derecho, incluso, uno
de los principales juristas de nuestro siglo e impulsor de los derechos fundamentales,
Luigi Ferrajoli distingue dos tipos: por un lado, menciona al Estado Legal de Derecho
y por otro, al Estado Constitucional de Derecho, paradigma que comienza a tener un
gran auge desde hace ya algunas décadas con autores como Ronald Dworkin, crítico del
positivismo, que con su libro Taking Rights Seriously de 1977 se convierte en gran
parteaguas del neoconstitucionalismo, y Robert Alexy, otro de los grandes juristas que
defienden la Teoría de los Derechos Fundamentales como una de las aportaciones
jurídicas más importantes dentro de un Estado. Ambos fueron los principales
exponentes del Siglo XXI (Aguirre, s.f.).

El primero y más notable problema, es la imposibilidad de catalogar todos y cada uno


de los posibles hechos jurídicos que se suscitaran dentro de un Estado frente a sus
ciudadanos, teniendo como consecuencia lo que nosotros comúnmente llamamos
“laguna jurídica”. La idea del positivismo, queda superada cuando se toman en cuenta
los contextos histórico/sociales que vive cada Estado, pues lo que era vigente y práctico
hace 50 años, tal vez el día de hoy ya no lo es pues la moralidad, la historia, la economía
y demás factores son dinámicos.

La tecnología, por ejemplo, representa un enorme reto para los juzgadores, ya que
cientos de hechos jurídicos que violentan los derechos humanos con el uso incorrecto
de la tecnología, no se encuentran plasmados en ninguna legislación, convirtiéndose así
en una problemática para los países donde el juzgador está acostumbrado a dictar
sentencias basadas exclusivamente en el texto jurídico sin oportunidad de
interpretación, lo que imposibilita sentencias justas, adaptadas a la realidad que vivimos.

La laguna jurídica, desde una valoración del nuevo constitucionalismo, quedaría


subsanada con la mera interpretación de los principios que contempla nuestra Carta
Magna y con una correcta argumentación del juzgador en materia. Si el hecho jurídico

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