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Boecio, Cómo las sustancias son buenas en cuanto son, sin ser bienes sustanciales

Trad. de Diego Garay de QUOMODO SUBSTANTIAE IN EO QUOD SINT BOANE SINT


CUM NON SINT SUBSTANTIALIA BONA según la edición de C. Moreschini en C.Moreschini
(ed.), Boethius. De Consolatione Philosophiae. Opuscula Theologica, München und Leipzig, 2005.

07/VII/2010

Pides que a partir de nuestras Hebdomadas diga y muestre de un modo un poco más
manifiesto la oscuridad de su cuestión, que concierne al modo en que las sustancias son
buenas en cuanto son, sin ser bienes sustanciales; y, dices, debe hacerse porque no es
evidente a todos el camino recorrido [5] en ese tipo de escrito. De hecho, yo mismo soy
testigo tuyo de cuan vivaz fueras ante estas complejidades. En verdad, para mí mismo
comento las Hebdomadas y las conservo más fuertemente grabadas en mi memoria de lo que
participo a alguno de esos cuya lascivia y petulancia no tolera nada que no sea el juego [10]
y la risa. Por ello, no seas tu contrario a las oscuridades de la brevedad, que como
guardianes fieles de los arcanos tienen la siguiente ventaja, que dialogan solo con aquellos
que son dignos. Por tanto, como en la matemática e incluso en algunas otras disciplinas
[15] suele hacerse, presupuse términos y reglas, de acuerdo con los que demostraré los que
les siguen.

I. Una concepción común de la mente es un enunciado que cualquiera


aprueba al oír. Esta puede ser de dos modos. Una es tan común, que es
de todos los hombres [20] , como cuando propones: “Si a dos iguales les
retiras partes iguales, lo que queda son iguales.” Ninguno que entienda
esto lo negaría. Otra, en cambio, aún viniendo de tales concepciones
comunes de la mente, pertenece solo a los doctos, como: “Los
incorporales no están en lugar alguno” [25] y otras que el vulgo no
comprueba pero sí los doctos.

II. Es distinto el ser y lo que es; el ser mismo todavía no es, mientras que lo
que es, al recibir la forma de ser, es y subsiste.

III. Lo que es puede participar de otro, pero el ser mismo [30] de ningún modo
participa de otro. Luego, la participación se da cuando algo ya es, pero
algo es porque ya recibió el ser.
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IV. Lo que es puede tener otro más allá de lo que él mismo es; pero el ser
mismo no puede tener añadido nada más allá de sí.

V. [35] Es distinto meramente ser algo y ser algo en cuanto es; allí se designa el
accidente y aquí la sustancia.1

VI. Todo lo que, para ser, participa de lo que es el ser, también participa de otro
para ser algo. Y por esto, para ser, lo que es participa de lo que es el ser;
pero es para participar de otro cualquiera.

VII. [40] Todo lo simple tiene su ser y lo que es como uno.

VIII. Para todo lo compuesto es distinto el ser y ser él mismo.

IX. Toda diversidad es discorde, mientras que la similitud es deseada; y lo que


desea a otro muestra ser naturalmente [45] lo mismo que aquel mismo
que desea.

Basta con estos preliminares. El intérprete inteligente aportará por sí los argumentos
adecuados a cada punto.

El problema, de este modo, es el siguiente. Las [sustancias] que son, son buenas;2 es
una proposición común a los sabios que todas [las sustancias] [50] que son tienden al bien,
de modo que todas tienden a lo que le es similar. Luego, las [sustancias] que tienden al bien

                                                                                                               
1 La traducción de este axioma presenta los mayores problemas. De hecho, A. de Libera lo vuelca
por: “Solamente ser algo y ser algo en aquello que es forman dos. La segunda expresión designa el
accidente, la primera, la sustancia.” El conflicto reside en la interpretación del adverbio tantum sea
como “simplemente”, “meramente”, que rinde nuestra traducción o “solamente” en el sentido de
“puramente”, como en la traducción de de Libera.

Según entiendo, el uso recurrente de la expresión esse in eo quod est (ser en cuanto es), expresando
una pertenencia de carácter sustancial a lo largo del texto y, sobre todo, el uso al final del texto de la
expresión tantum esse significando indudablemente una predicación accidental (cf. 150) hace que
prefiramos una interpretación sobre la otra.

2 “ea quae sunt bona sunt”: Ya en la traducción de esta frase se presenta un problema general: el
plural neutro se traduce en español por el singular abstracto. Sin embargo, en esta traducción se
pierde la dualidad singular / plural presente entre el esse y ea quae sunt.
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son ellas mismas buenas. Pero, debemos preguntarnos, de qué modo son buenas, si por
participación o por sustancia.

[55] Si por participación, de ningún modo son buenas por ellas mismas [las
sustancias]; ya que lo que es blanco por participación, no es blanco por sí en cuanto ello
mismo es. Y del mismo modo respecto de las otras cualidades. Por lo tanto, si son buenas
por participación, no son de ningún modo buenas por si mismas: luego, no tienden al bien.
[60] Pero ya fue concedido que lo hacen. Luego, [las sustancias] no son buenas por
participación sino por sustancia.

De aquellas [sustancias] cuya sustancia es buena, lo que son, son bienes; pero tienen
lo que son lo a partir de aquello que es el ser. Su ser mismo, por lo tanto, es bueno; luego,
[65] el ser mismo de toda cosa es bueno. Pero si el ser es bueno, las [sustancias] que son, en
cuanto son, son buenas y es lo mismo para ellas ser y ser buenas; luego, son bienes
sustanciales, porque no participan del bien. Pero si el ser mismo en ellas es bueno, no hay
duda de que son bienes sustanciales, [70] son similares al bien primero y por ello son este
mismo bien; ya que nada es similar a él más que él mismo. De lo que se sigue que todas las
[sustancias] existentes son Dios, lo que es impío decir. Luego, no son bienes sustanciales y
por ello no hay en ellas ser bueno; luego, no son buenas en cuanto son. [75] Pero tampoco
participan del bien, porque no tenderían al bien. Luego, de ningún modo son buenas.

A este problema puede darse esta solución: Hay muchas cosas que no pudiendo ser
separadas en acto, son separadas por un proceso mental; como un triángulo u otra figura
matemática que no puede ser separado en acto de la materia subyacente, pero que es
separado [80] por la mente y considerado el mismo triángulo junto con sus cualidades más
allá de la materia. Quitemos con la mente por un momento la presencia del bien primero,
cuya existencia consta a partir de lo que todos los sabios y no sabios opinan así como por el
conocimiento [85] de la religión de los bárbaros. Removido este por un momento,
tomemos todos los seres que son buenos y consideremos de qué modo podrían serlo si no
derivaran [defluxissent] del bien primero. Esto muestra que son cosas distintas en ellas el ser
buenas y lo que son. [90]

Supongamos, ahora, una sustancia que es buena, blanca, pesada y redonda. Es algo
su misma sustancia, otro la redondez, otro el color, otro la bondad; ya que si cada una de
estas [cualidades] fuese lo mismo que su sustancia, sería lo mismo la pesadez que el color,
que la bondad [95] y que el peso: lo resultante sería contrario a la naturaleza. Sería distinto,
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en ellas, el ser y el ser algo, y luego, serían buenas, pero no tendrían de ningún modo el
mismo ser bueno. Luego, si existiesen de algún modo, no serían buenas a partir del bien ni
[100] serían lo mismo que bienes, sino que en ellas serían distintos el ser y ser buenas

Pero si no fuesen nada más en absoluto excepto buenas, ni pesadas, ni coloradas, ni


extendidas en las dimensiones espaciales ni hubiera en ellas cualidad alguna, serían
meramente buenas, [105] parece que no serían cosas sino principios de las cosas y no
“serían” sino más bien “sería”; porque hay solo uno que es de este modo, que meramente
es bueno y nada más.

Pero dado que estas no son simples, no podrían ser en absoluto, a menos que
aquello que es solamente bien [110] lo quisiese; por esto se dice que son buenas: porque su
ser se deriva de la voluntad del bien. Por lo tanto, el primer bien, en cuanto es, es bueno en
cuanto es; pero, el bien segundo, dado que deriva de aquello cuyo ser mismo es bueno,
también es bueno. Pero el ser mismo de todas [115] las cosas deriva de lo que es el bien
primero y tal bien es dicho adecuadamente que es bueno en cuanto es. Por lo tanto, el ser
mismo de ellas es bueno; porque entonces está en aquel [el primer bien].

Pero queda una cuestión en esta solución. Ya que si bien son buenas [las sustancias]
[120] en cuanto son, no son en cambio semejantes al primer bien, ya que su ser mismo no
es bueno de cualquier modo, sino que no puede ser bueno el ser mismo de las cosas si no
deriva del primer bien; por lo tanto su ser mismo es bueno pero no es semejante a aquello a
partir de lo que es. [125] Ya que aquel en cualquier modo que sea es bueno en cuanto es,
pues no es nada más que bueno. Aquellas, si no fueran a partir de aquel, quizás podrían ser
buenas, pero no podrían ser buenas en cuanto son. Entonces, quizás, podrían participar del
bien; pero su ser mismo, que no lo tendrían a partir del bien, [130] no podrían tenerlo
como bueno. Por lo tanto, si se quita de estas el primer bien por un proceso mental, estas
podrían ser buenas, pero no podrían ser buenas en cuanto son y como no podrían existir
en acto sin que aquel que es el verdadero bien las produjese, luego [135] su ser es bueno y
no es semejante al bien sustancial aquello que de él deriva; y si no derivasen de él, podrían
ser buenas, pero no podrían ser buenas en cuanto son ya que serían separadas del bien y no
a partir de él, mientras que aquel bien primero es el ser mismo y el mismo bien y el mismo
ser bueno ¿Y, las cosas blancas, no deberán también ser blancas en cuanto son [140], en
tanto se derivase de la voluntad divina que fuesen blancas? De ninguna manera. Una cosa
es ser y otra ser blanco; y esto porque aquel que hizo que fueran también es bueno, [145]
pero de ningún modo es blanco. Es, luego, de acuerdo con la voluntad del bien que sean
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buenas en cuanto son; pero no es de acuerdo con la voluntad de aquel que no es blanco
que una propiedad, como ser blanco, sea blanca en cuanto es; ya que tales cosas no derivan
de la voluntad de uno que es blanco. Y así ya que quiere que sean blancas el que no es [150]
blanco, son meramente blancas; y ya que quiere que sean buenas el que es bueno, son
buenas en cuanto son.

¿De acuerdo con este razonamiento deben entonces también ser justas, ya que el
mismo que quiere que sean es justo? [155] Tampoco esto es así. Ya que el bien concierne a
la esencia mientras que la justicia concierne a la acción. Si bien es lo mismo ser y actuar en
aquel; es lo mismo por lo tanto ser bueno y ser justo. Pero para nosotros no es lo mismo
ser y actuar; ya que no somos simples. Por lo tanto no es lo mismo para nosotros ser
buenos [160] y ser justos, sino que es lo mismo ser para todos nosotros en cuanto somos.
Luego, somos todos bienes, pero no somos todos justos. Lo que es más: el bien es un
género [es general], mientras que la justicia es una especie [es especial] y esta especie no se
aplica a todos. Por lo tanto algunos son justos, otros son otra cosa y todos son buenos.

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