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Maestría en Filosofía - Trabajo Práctico 2 (Recuperatorio) – Consignas – Aula 7 - 2017

Filosofía política contemporánea

Trabajo práctico 2 (recuperatorio)


Raúl Gabriel Diaz

Consignas:
1. Reconstruya y distinga los significados y usos conceptuales que Lefort y Arendt dan
a la categoría de conflicto
2. Considere lo siguiente. Si el totalitarismo es, en la teoría arendtiana, un régimen de
gobierno novedoso y no reducible a categorías como dictadura o tiranía, ¿no sería
también una manifestación de la capacidad creativa de la libertad política?
3. ¿Exige la teoría de Pettit de la libertad como no-dominación que los individuos
participen de la creación de leyes, es decir, que tengan control real sobre la
legislación de la república?

Respuestas:

1. Según Lefort, Maquiavelo es el primero en ver al poder no como una “cosa en sí”, sino
como un entrecruzamiento de conocimiento y no conocimiento; como una relación de
polaridades en conflicto constante.
Para Maquiavelo –leído bajo la lente de Claude Lefort- la política implica esencialmente un
conflicto entre dos deseos: “oprimir” y “no ser oprimido”. Cada uno de estos deseos es la
negación definitiva del otro. El tema es que no se trata de una lucha “por algo”, y por lo tanto
no tiene culminación: sólo se puede renegociar una y otra vez. La eliminación del conflicto
no sólo es imposible sino además no deseable. Es más: para Lefort, el deseo y el fantasma de
la eliminación del conflicto tuvo un papel relevante en la conformación de los regímenes
totalitarios como el estalinismo y el nazismo. Mientras que la política clásica considera que
el desacuerdo tiene su fuente en los errores de juicio provocados por el sometimiento de la
razón a las pasiones, Maquiavelo descubre la irreductibilidad de la división social.
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En Arendt, la situación quizá no sea tan transparente, sin embargo se puede decir que la
política acarrea pensar en la posibilidad de conflicto a partir de la irremediable condición de
pluralidad que caracteriza a lo humano. Lo público está formado por la presencia simultánea
de innumerables perspectivas diferentes. Es más, Arendt aclara que no se puede encontrar
una unidad de medida o un común denominador para entender la manera en que se nos
presenta el mundo (1958, 52). De este modo, y aun sin perder de vista la intención de la
autora que es la superación de este conflicto, el conflicto está presente en toda acción humana. Commented [Fgv1]: ESTO No parece tan claro en Arendt. La
apertura que debe tener el espacio público para asegurr
Según Arendt, ante la revelación de un agente por medio del discurso y de sus acciones, realmente la libertad pareciera querer decirnos que no hay tal
voluntad de superar de una vez y para siempre el conflicto. Sí
hay cierta volutnad de manejar el conflicto dentro de los límites
gracias a la unicidad de él, este puede entrar al mundo. En este caso, por mundo entendemos d ela república pero eso pareciera estar también en Maquiavelo.
como el resultado de un producir y actuar entre hombres. Es ahí cuando se crea el espacio
que se presentan todos los asuntos que nos conciernen como humanos. Pero este mundo no
sólo nos une, sino que también nos distancia. “Que esto sea así tiene relación con el hecho
de que siempre que se juntan hombres, surge entre ellos un espacio que los reúne y a la vez
los separa” (Arendt, 2012, 57). Cuando Arendt afirma “un espacio que los reúne y a la vez
los separa” da importancia al concepto de pluralidad.
Si entendiésemos por política como la unión y confrontación entre hombres a la hora de
enfrentarse a una situación, encontraríamos que dichas partes por el hecho de ser distintas,
podrían tener juicios completamente diferentes (esto lo podríamos entender como conflicto).
O también, por ejemplo, podría haber una existente afinidad o común acuerdo entre esas
partes a la hora de la resolución de dicha confrontación. Commented [Fgv2]: Y esto sería deseable?

Repsuesta itneresante y bien estructurada (2.75/3.3)


2. Arendt en Los orígenes del totalitarismo escribe: “El comienzo, antes de convertirse en
un acontecimiento histórico, es la suprema capacidad del hombre; políticamente, se identifica
con la libertad del hombre. Este comienzo es garantizado por cada nacimiento humano; este
comienzo es, desde luego, cada hombre”. Desde este punto de vista el totalitarismo podría
ser un producto derivado de la capacidad creativa de la libertad humana. Sin embargo si
tomamos en consideración otro concepto negativo de la libertad que aparece en el concepto
arendtiano de liberación, podríamos afirmar que el totalitarismo es un producto del no
ejercicio de la libertad política que implica la posibilidad de participación, y en donde la
liberación es un motivo distinto al de la libertad. Teniendo en cuenta que el totalitarismo
implica, en gran medidad, una promesa de liberación, no puede ser producto de la libertad,
como Arendt lo deja ver en Sobre la revolución, “estas libertades, a las que debemos sumar
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nuestra propia pretensión de ser libres del miedo y de la pobreza, son sin duda esencialmente
negativas; son consecuencia de la liberación, pero no constituyen el contenido real de la
libertad, la cual como veremos más tarde, consiste en la participación en los asuntos públicos
o en la admisión en la esfera pública”. Esta cita explica por qué para Arendt la lucha por la
liberación o por amplios márgenes de libertad negativa no conduce necesariamente al
ejercicio de la libertad política. Y es así como, históricamente, hemos visto altos niveles de
participación pública en medio de restricciones severas e, inversamente, poco ejercicio de la
libertad política en personas que gozan de altos márgenes de libertades jurídicas y sociales. Commented [Fgv3]: Repuesta interesante pero hay alguna
conexión que no realiza y que debería trabajar más. ¿Significa
que el totalitarismo representa algún tipo de liberación? Si esto
fuera así. ¿sería un acto de libertad de comenzar algo nuevo?
(2/3.3)
3. A diferencia del modelo fuerte de republicanismo o del comunitarismo, basados en la
noción de libertad positiva, el modelo de Philip Pettit tiene una concepción instrumental de
la participación ciudadana. Para los defensores de la libertad positiva la participación política
es la expresión más elevada de la actividad humana y constitutiva de su autonomía. La
participación democrática es, en este sentido, una forma de autogobierno y tiene como
objetivo conformar una sociedad política como un todo.
Pettit sostiene que la libertad republicana responde a un ideal comunitario y que a pesar de
ello es compatible con sociedades plurales y complejas como lo son las sociedades
contemporáneas. Es cierto que el ideal republicano atribuye una central importancia a la
participación de los ciudadanos pero en su perspectiva no se trata de un valor último. Su
importancia está dada por su capacidad para promover un mayor disfrute de la libertad como
no dominación. La participación no tiene atractivos sustantivos sino instrumentales.
El ideal de no dominación requiere el control sobre el poder para evitar el ejercicio
arbitrario del mismo y no necesariamente la participación en en la creación de las leyes
sino mas bien la capacidad de disputar el sentido de las mismas. Es en este contexto que
Pettit introduce la justificación del valor de la disputabilidad que junto con el imperio de la
ley - pilar fundamental de la tradición republicana - constituyen frenos legítimos del poder
arbitrario. Para que no exista arbitrariedad en el ejercicio de un determinado poder, es
necesaria la permanente posibilidad de ponerlo en cuestión. Cuando se toma una decisión
públicamente, esta debe atender a los intereses y las interpretaciones de los ciudadanos que
serán afectados por ella. La disputabilidad requiere además de un orden constitucional
adecuado, ciertas condiciones para su ejercicio. La primera condición es que las decisiones
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se realicen de modo tal que exista una base potencial para disputarlas. La segunda es que
haya efectivamente canales que den voz a dicha disputa. Y la tercera es que existe un foro
adecuado en el que se pueda evaluar la validez de las demandas y dar respuestas a las
mismas. La deliberación y la inclusión son los rasgos fundamentales que estos foros
deberían tener según Pettit.
La inclusión supone que cualquier ciudadano debe tener la posibilidad de disputar
cualquiera sea su condición. Es decir que la inclusión no se agota en tener representación
electoral sino en la existencia de múltiples canales por los cuales viabilizar la disputa. Por
ejemplo: escribir a los representantes en el parlamento, exigir a un defensor del pueblo que
realice ciertas investigaciones, el derecho de apelación a un tribunal y todas aquellas vías
que surgen de los derechos de asociación, protesta y manifestación.
Commented [Fgv4]: Interesante respuesta (3.3/3.3)

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