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Integrantes:
María Bonilla
Kelvin Yepez
Sección 24-02
Administración
grave crisis que vive Venezuela fue una de las realidades objetivas del año 2017. Por primera
Dominicana.
sin una dirigencia y ciudadanía opositora organizada alrededor una estrategia precisa, la
El inicio del año 2017 estuvo marcado por la incertidumbre generada por la toma de
crisis venezolana se convirtió en uno de los temas más importantes de la política exterior del
narcotráfico. Las mismas medidas fueron sucesivamente replicadas contra magistrados del
eran más de 40 los funcionarios sancionados. No obstante, fue en agosto cuando el gobierno
o a PDVSA.
América Latina se hizo patente cuando en agosto, Trump mencionó la posibilidad de una
manera que Estados Unidos ha optado por actuar aisladamente, mientras el esfuerzo –de
momento infructuoso– por una coordinación internacional efectiva fue liderado por el
canal humanitario. A pesar de la evidente ruptura del orden constitucional con las sentencias
del Tribunal Supremo de Justicia a finales de ese mismo mes, la decisión de la mayoría de los
países de la región fue optar por una vía más diplomática, elevando la discusión a una reunión
de protestas que vivió el país durante cuatro meses– fue incapaz de aprobar un documento,
Caribe.
Esta incapacidad para acordar una respuesta mayoritaria a nivel de cancilleres terminó por
reaccionó de forma descoordinada. Sólo ocho países (entre los que destacan China y Rusia)
reconocieron los resultados de esa elección, mientras que, dado el rechazo de Europa en
pleno, 46 la desconocieron.
Días después, en Perú, surgió el Grupo de Lima, compuesto por apenas 12 países de la
región, instancia a la que no se ha sumado Estados Unidos o algún otro país de la región.
ruptura del orden democrático. La Unión Europea, que siempre ha promovido una solución
negociada, en noviembre decidió optar por sanciones, imponiendo un embargo sobre la venta
permitirá sancionar a altos funcionarios del régimen venezolano. En la ONU, Estados Unidos
trató de llevar en dos oportunidades la crisis a la agenda del Consejo de Seguridad, algo que
por ahora parece muy poco probable salvo que Donald Trump logre convencer a Xi Jinping y a
Vladimir Putin.
Internacionalmente, el año cierra con desconcierto ante las divisiones en la oposición, muy
adicionales. Incluso, Estados Unidos publicó un comunicado destacando que las sanciones no
tienen que ser permanentes y que para ser levantadas debe concretarse un regreso a la
democracia.
Da la impresión de que durante los últimos días de 2017 hubo una especie de pausa, pero
internacional buscando presionar de forma más activa. Al igual que en el ámbito interno, la
atención de muchos países del mundo comienza a estar centrada en las elecciones
presidenciales.
número de países deberá ejercer un rol más diligente y ágil frente al que tuvieron este año.
bastante accidentada sin una presión continua. El gobierno ha logrado establecer un sistema
clientelar con fines electorales y controla férreamente las instituciones del Estado. La
dirigencia opositora se encuentra fragmentada y no parece tener claro un plan de acción. Aun
reconociendo las limitaciones del ámbito internacional, son numerosas las tareas pendientes
Sin una oposición que logre concretar un acuerdo para erigirse como una alternativa real
de cambio, será muy difícil que exista la presión interna requerida para concretar el regreso a
enfáticamente que se concrete un compromiso mínimo sobre cómo abordar la crisis y las
poco puede hacer la comunidad internacional si los actores internos no ponen de su parte. Si
persiste la descoordinación, será muy difícil que la presión externa aumente. En cualquier
caso, es dañino si la comunidad internacional toma partido ante las diferencias internas
opositoras. Los dirigentes exiliados y la diáspora deben buscar coordinar y apoyar a los actores
internos, quienes son los que finalmente tienen la posibilidad real para concretar un cambio.
Coordinación, mensaje y consecuencias. Una de las áreas donde hará falta una mejoría
internacionales. No hay razón de peso para que Latinoamérica, Estados Unidos y la Unión
deriva autoritaria del gobierno de Nicolás Maduro y en consecuencia debe haber una
transmitido de forma frontal y continua. Para ello, bien haría un grupo amplio de países en
organización internacional. A efectos internos, estas acciones son necesarias para demostrar
contundencia y generar esperanza en los venezolanos. Más allá del mensaje y las advertencias
(que ya tienen efectos prácticamente nulos sobre el gobierno venezolano), lo crucial es que el
mayor número de países demuestre que la violación de las garantías democráticas tiene
Sanciones e incentivos. Uno de los grandes errores del hemisferio occidental en 2017 fue
el haber obviado las incontables irregularidades e incluso instancias de fraude en las elecciones
internacional. Para las presidenciales, no sólo hay que transmitir las condiciones electorales
que deben estar presentes para que pueda considerarse un reconocimiento de resultados,
sino que también deberán advertirse medidas adicionales que podrían tomarse si los comicios
no se efectúan con el debido respeto a las garantías democráticas. Ahora bien, aunque puede
ser difícil, la comunidad internacional debe también buscar un equilibrio entre las sanciones y
los incentivos, ya que la señal no debe ser que las sanciones perdurarán hasta que haya un
cambio de gobierno, sino que son suficientemente flexibles para ser levantadas si hay un
cambio de conducta. Una implementación efectiva de este mensaje podría incluso lograr
Preparación ante las consecuencias de la crisis. Más allá de los efectos internos, la crisis
económica y social que seguirá enfrentando Venezuela en el año 2018, hace muy probable que
haya un aumento exponencial de sus efectos internacionales. Los países deben evaluar y
tornado muy compleja y en la medida en que haya una mejor preparación para las inevitables
vínculos con esos países. Por ende, el paso del tiempo acrecienta una pérdida de la capacidad
internacional ya no puede ser circunstancial, sino que debe partir de una estrategia integral,
incluyendo el rol específico que deben jugar distintas organizaciones internacionales como
Naciones Unidas. Por ejemplo, la creación del Grupo de Lima no debe ser necesariamente
contradictoria con la existencia de la OEA, y los países deben retomar sus esfuerzos en ese
foro, el cual además tiene la capacidad técnica para responder al escenario electoral. La
disminuyendo.
Considerando la situación interna, por ahora la presión internacional luce insuficiente. Está
en el interés de los países de la región y Europa redoblar sus esfuerzos. No será fácil dado el
ciclo electoral que vivirá la región y el clima de inestabilidad que existe en otros países. Pero
sin mayor presión, no sólo se consolidará una nueva dictadura en América Latina, sino que los
efectos y consecuencias de la desgracia que vive Venezuela se sentirán con más fuerza en
otras fronteras.
Con 19 votos a favor, 11 abstenciones y cuatro votos en contra, el 5 de junio de 2018 fue
aprobada por la Asamblea General de la OEA una resolución sobre la situación en Venezuela.
El documento es relevante porque además de declarar que el proceso del 20 de mayo “carece
implementar “medidas que estimen convenientes a nivel político, económico y financiero para
coadyuvar al restablecimiento del orden democrático en Venezuela”. Esto abre la puerta para
que diversos países latinoamericanos incrementen la presión y adopten medidas análogas a las
La votación demostró que el régimen de Nicolás Maduro ha perdido casi la totalidad del
apoyo con el que contaba hasta hace poco. Apenas tres países (Bolivia, Dominica y San Vicente
y las Granadinas) se sumaron al voto del canciller Jorge Arreaza para oponerse a la resolución.
Por otro lado, países que en recientes votaciones eran férreos defensores del gobierno
venezolano optaron por abstenerse, prefiriendo no tomar posición. En este ámbito, por
En los 19 votos a favor también hubo alguna sorpresa, como fue el caso de República
Dominicana, quien durante mucho tiempo fue un cercano aliado del régimen venezolano. Este
cambio frontal de posición es aún más significativo si se tiene en cuenta que fue el gobierno
dominicano quien sirvió de anfitrión en las negociaciones entre el régimen de Nicolás Maduro
y la oposición venezolana hasta febrero de 2018. Ello sugiere que el propio gobierno
dominicano reconoce que no hay intención por parte de Nicolás Maduro para buscar una
Finalmente, también hay que destacar que la cifra de 19 votos demuestra que todavía no
existe disposición suficiente para tomar una medida como la suspensión de Venezuela de la
OEA. Para ello, se requiere el voto afirmativo de dos tercios de los países miembros, es decir,
24 votos. Los 19 votos a favor de la resolución son casi los mismos que se concretaron en las
discusiones sobre Venezuela en la OEA durante 2017, quedando demostrado que la crisis en
Venezuela es un tema álgido en la organización. El no haber llegado a los 24 votos debe ser
de la OEA a adoptar las medidas que estos estimen convenientes para ayudar al
restablecimiento del orden democrático en Venezuela. Este llamado va a servir para que
internacional para que el gobierno de Maduro entienda que debe buscar una solución.
No en vano, la propia resolución reafirma que “sólo a través de un diálogo nacional con la
participación de todos los actores políticos y otros actores interesados venezolanos, se podrá
alcanzar la reconciliación nacional y acordar las condiciones indispensables para celebrar un
países considera como concesiones fundamentales que el gobierno venezolano debería hacer
si quiere buscar una salida. Por ejemplo, la convocatoria de un proceso electoral que cumpla
con las garantías necesarias y permita “la participación de todos los actores políticos
Por otro lado, también se ratifica la preocupación regional por los efectos de la creciente
Ante ello, se exhorta a los Estados a adoptar las medidas para atender la “emergencia
consecuencia, los países deberán decidir qué es lo que van a aplicar de conformidad con esos
Por un lado, el artículo 20 de la Carta Democrática, habla de “la realización de las gestiones
institucionalidad democrática”. Esto es algo que un buen número de países ya tiene un buen
tiempo haciendo, sin mayor éxito. El mismo artículo 20 prevé que, si las “gestiones
diplomáticas resultaren infructuosas”, entonces debe convocarse a la Asamblea General para
que ésta “adopte las decisiones que estime apropiadas, incluyendo gestiones diplomáticas,
presente Carta Democrática”. Esta resolución precisamente podría entenderse como una
un período extraordinario de sesiones”– constate que se ha producido una “ruptura del orden
democrático” y que “las gestiones diplomáticas han sido infructuosas”, entonces se tomará la
cuando esté presente el voto afirmativo de dos tercios de los países, es decir, 24 votos.
No obstante, incluso en este escenario, la Carta prevé que el país deberá continuar
múltiples problemas que vive el país. La intención del alto gobierno y la coalición de poder de
mantenerse en el gobierno a toda costa y fuera del orden constitucional supone y acarreará