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Buscando una clasificación útil de las

inferencias (1)

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Cuando hablamos de comprensión lectora se llama inferencia a la información que no


aparece de forma explícita en el texto, pero que se añade al comprenderlo, bien que está de
forma implícita o porque el lector la aporta a partir de sus conocimientos. Por ejemplo en
un texto tan sencillo como

No pudo acabar de escribir la carta porque las lágrimas emborronaban la tinta.


se infieren cosas que no aparecen literalmente como:

1. La persona que estaba escribiendo la carta lloraba mientras lo hacía.


2. Esa persona estaba sufriendo por algún dolor o tristeza.
3. La tinta a la que se refiere la oración es la que estaba utilizando para escribir.
4. Para escribir estaba empleando algún instrumento como una pluma; tal vez un
bolígrafo.
incluso es posible aventurar que el contenido de la carta o la persona a la que va dirigida
está relacionado con el sufrimiento que padece el escritor (o escritora).

La construcción de inferencias durante la comprensión se está estudiando de forma


sistemática desde los años 70 del siglo XX, o igual antes, y algunos autores han considerado
que constituye el núcleo de la comprensión. Aunque ha sido un campo muy prolífico, en la
actualidad no existe ningún modelo ni ninguna clasificación de las inferencias que sea
comunmente aceptado. Y se trata de un terreno bastante confuso en el que se han
propuesto clasificaciones que llaman a los mismos conceptos con distintos nombres, y que,
también, utilizan nombres idénticos para denominar a inferencias de diferente naturaleza.

El caso es que para mejorar la comprensión de los alumnos es necesario trabajar con ellos
la construcción de inferencias, como se refleja en los recién publicados estándares de
lectura para Educación Primaria incluyen la construcción de inferencias ( Entre otros: 5.4.
Realiza inferencias y formula hipótesis. / 8.3. Infiere, interpreta y formula hipótesis sobre el
contenido). Pero difícilmente podemos enseñar o evaluar la comprensión inferencial si no
sabemos qué inferencias tienen que aprender a construir los alumnos para garantizar una
lectura adecuada.
En 1992 Israel Chikalanga ya intentó proponer una clasificación de las inferencias útil para
la enseñanza de la lectura. Su clasificación incluía tres tipos:
1. Inferencias léxicas: inferir el referente de las expresiones pronominales, el
significado de las palabras ambiguas, y de las palabras desconocidas a partir de la
información que proporciona el contexto.
2. Inferencias proposicionales: la definición de Chikalanga es que son inferencias que se
derivan lógicamente del contenido semántico del texto, y las divide en dos tipos:
informativas y explicativas. Las inferencias informativas aportan información sobre
quién, qué, dónde y cuándo. Por ejemplo, en una oración como “no tenía dinero para
pagar el pan” se infiere que la acción sucede en algún tipo de comercio. Las
inferencias explicativas aportan información sobre por qué y cómo. Por ejemplo en
“el coche se paró; el depósito de gasolina estaba vacío” se infiere que el coche se
detuvo porque se quedó sin gasolina.
3. Inferencias pragmáticas: se derivan de los conocimientos del lector, y se dividen
también en informativas y explicativas, añadiéndose otra categoría de inferencias
evaluativas: juicios que el lector hace sobre la moralidad o la ética del
comportamiento de los personajes.
Un problema de esta clasificación es que resulta difícil delimitar las inferencias
proposicionales y las pragmáticas: la información de que el depósito de gasolina estaba
vacío no es útil si el lector desconoce que la gasolina es imprescindible para que funcione el
motor, un conocimiento, que, por otra parte es muy común.

Otra referencia muy importante es la revisión de Anne Kispal Effective teaching of


inference skills for reading. Esta autora señala que no existe acuerdo ni acerca de cuántos
tipos de inferencias existen ni sobre cómo deberían denominarse. También señala que las
tres formas más frecuentes de clasificar las inferencias son:
1. De cohesión/ elaborativas: las inferencias que mantienen la cohesión conectan entre
sí ideas del texto, mientras que las elaborativas enriquecen la representación que se
forma del texto.
2. Locales / globales: las inferencias locales mantienen la cohesión del texto
relacionando las expresiones (por ejemplo pronombres) que se refieren a algún
elemento del discurso con ese elemento, o estableciendo relaciones causa efecto. En
cambio, las inferencias globales ayudan a crear una representación coherente del
texto en su conjunto proporcionando información sobre el tema, la moraleja o el
mensaje general del texto.
3. Online / offline: las primeras se realizan de forma automática durante la lectura,
mientras que las segundas son estratégicas (están bajo el control del lector) y tardan
más en realizarse.
Lenguaje: Inferir
INFERIR
Muchos ejercicios de comprensión lectora básicas requieren del manejo de habilidades que
permitan recuperar información implícita de un texto. Este tipo de información, a diferencia de
la explícita, no está expresada de manera clara y directa por el autor del texto. Se debe inferir.
Es decir, se deben reconocer las claves en el texto para interpretarla y evaluarla.

Cuando inferimos información de un texto buscamos el significado más allá de lo literal. Es


decir, deducimos nueva información a partir de la información dada en el texto.

Algunas veces, desconocemos el significado de una palabra o de una frase, y ello puede
deberse a que el autor no presenta explícitamente alguna información.

A medida que va leyendo un texto, un buen lector, aprovecha las pistas que va encontrando,
aprovecha el contexto, trata de identificar de inmediato la idea general del texto. Asimismo,
trata de identificar lo que ha comprendido para entender la parte del texto que desconoce Por
ejemplo, si no conoce el significado de una palabra, podrá leer nuevamente esa palabra con
más cuidado y tratar de deducir su significado en el contexto de la lectura. En resumen,
podemos comprender realmente un texto solo si somos capaces de deducir las ideas
principales que están implícitas.

Estos ejercicios nos permitirán comprender mejor esta idea:

• SI OBSERVO que muchas personas salen con abrigo a la calle INFIERO QUE Hace mucho
frío fuera de la casa.

• SI OBSERVO una nube gris INFIERO QUE seguramente va a llover.

• SI OBSERVO que la gente sale llorando del cine INFIERO QUE se trataba de una película
triste

Existe otra forma de procesar información implícita, esto es evaluarla.

Cuando evaluamos un texto, un párrafo o una frase, transmitimos un juicio propio sobre su
forma o sobre su contenido.

Pero la evaluación también significa que seamos capaces de hacer inferencias globales, es
decir de la totalidad del texto y no de un solo párrafo o frase. La evaluación de información
requiere que seamos capaces de transformar un texto, es decir convertirlo de lenguaje poético
a lenguaje habitual, o viceversa.

Algunos ejemplos de preguntas que requieren información implícita son:

* Del texto se infiere que, se deriva que, se deduce que, etc.


* Del primer párrafo podemos deducir que, inferir que, concluir que, etc.
* De este texto se desprende que, se concluye que, etc
* La idea que mejor resume el texto es:
* ¿Para qué fue escrito el texto?
* ¿Cuál es el tema central del texto? ¿Cuál es la idea principal del texto?

Por otra parte, existen preguntas de inferencia local y otras de inferencia global.

• En las preguntas de inferencia local debemos inferir información específica de un párrafo o


de una frase del texto, y debemos interpretarla.

• En las preguntas de inferencia global, debemos sacar conclusiones generales sobre el


texto que acabamos de leer, como por ejemplo, definir o concluir la intención del autor.
En resumen, hablamos de inferencia cuando podemos extraer información nueva a partir de
los datos explícitos de un texto. Ello ocurre cuando buscamos relaciones que van más allá
de lo leído, cuando tratamos de explicar el texto de manera más amplia, y lo relacionamos con
contenidos que hemos aprendido en otras ocasiones. De este modo, al inferir, podemos
formular hipótesis y generar nuevas ideas.

Finalmente, se infiere cuando somos capaces de explicar las ambigüedades, el doble sentido,
el mensaje oculto o las ironías de un texto. Así, se activan procesos como la organización, la
discriminación, la interpretación, o la síntesis. Estas son habilidades básicas que deben
dominarse al rendir la PSU.

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