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M a nua l pa ra P a dre s
Aspectos psicológicos del desarrollo
infantil

Compiladoras:
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2

Coordinación editorial: Dr. Francisco Hernández Orozco


Biol. Sylvia Núñez Trías

Ilustración y Diseño Gráfico: D.G. Carlos Estrada Ayala

Derechos Reservados
© Instituto de la Comunicación Humana
CENTRO NACIONAL DE REHABILITACIÓN
Calz. México-Xochimilco No. 289 esq. Forestal
Col. Arenal de Guadalupe, C.P. 14389

Manuales de Medicina de Comunicación Humana - Obra completa


ISBN: 968-811-631-9

Manual de Medicina de Comunicación Humana No. 20


Manual para Padres, Aspectos psicológicos del desarrollo infantil - Obra completa

ISBN: 970-721-183-0

Impreso en México, D. F.

Primera edición. Octubre de 2002.


Segunda edición. Febrero de 2004.

Agradecimientos

A la Asociación Médica del Instituto de


la Comunicación Humana, la cual solventó la primera y segunda edición de este manual.

Presidente
Dr. Teodoro Flores Rodríguez

Vicepresidente
Dr. Humberto Cota Gómez

Secretaria
Dra. Ma. Isabel Barradas Hernández.

Tesorera
Dra. Ana Ligia Adame Calderón

Vocales
Dra. Blanca G. Flores Alvares
Dr. Edy Osorio Torres
Dr. José Roberto Monroy Rivera
Dra. Alma Julieta García García
Lic. Virginia Sánchez Sponholtz
Lic. Ma. del Carmen Cores Maza
Lic. Rocío Genoveva Ramírez Barba
Psic. Ma. del Pilar Morales Tlapanco.
Lic. Enf. Efraín Sosa Morfa
Lic. Ma. de los Ángeles Bernal Cuevas
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Presentación
Dr. Francisco Hernández Orozco

Todos aquellos que de algún modo han estado vinculados a los diferentes trastornos en
comunicación humana que ocurren durante la infancia, ya sea como pacientes o bien como
profesionales de la salud, coincidirán en que la orientación y apoyo emocional en los padres
de familia, brinda el alivio y la información inicial para comprender el problema y lograr así la
adherencia esperada al tratamiento.

Acompañar con material escrito los diferentes programas de promoción de la Salud en las
instituciones, es de gran utilidad ya que incrementa los niveles de información en los
pacientes y su familia. Ello favorece, sin duda, actitudes de apertura y apoyo en los
diferentes tratamientos.

El presente manual, compendia de manera clara y didáctica algunos de los grandes temas
sobre el desarrollo infantil, subrayando la importancia del ambiente familiar y las redes
afectivas que en él se construyen. Se remarca atinadamente el impacto de estas primeras
formas de relación para el devenir del individuo, su determinante papel en la estructuración
de la personalidad y desde luego el estado emocional que generan.

La presencia de los diferentes trastornos en comunicación humana en los niños, a menudo


alteran el cauce natural de su desarrollo, desequilibrando la estructura familiar, en diferentes
proporciones. Es por ello que su tratamiento involucra no solo al niño o niña que presenta el
problema, sino también a su familia, especialmente, a los padres.

Partiendo de esta perspectiva, el Instituto de la Comunicación Humana a través de su


Servicio de Psicología, desarrolla diversos programas en este sentido, como ESCUELA
PARA PADRES, para la cual el presente manual está diseñado, con la intención de mantener
cauces constantes de intercambio entre nuestros especialistas y los padres de familia, para
la consecución de nuestra meta compartida para la salud.
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Introducción
Psic. Patricia Aurora Alzati Casas
Psic. Rocío Guadalupe Valdéz Luna

En la detección, diagnóstico y tratamiento de los trastornos en comunicación humana que


acontecen durante la infancia, los padres de familia tienen un papel de gran relevancia desde
el momento en que acuden a nuestra institución tras la sospecha de un problema de esta
naturaleza.

Partiendo de esta perspectiva, el Servicio de Psicología del Instituto de la Comunicación


Humana, ha realizado el presente Manual para Padres sobre Aspectos Psicológicos del
Desarrollo Infantil, con la intención de sensibilizar, informar, analizar y brindarles
herramientas, para favorecer el compromiso compartido entre institución y familia, en el
tratamiento que sus hijos requieren.

El presente manual está diseñado como material de apoyo para la Escuela para Padres
sobre temas psicológicos, misma que tiene ya una presencia histórica en nuestro instituto y
que ha probado ser una ruta invaluable de comunicación con ustedes, padres de familia.

Durante estas experiencias hemos encontrado una necesidad común de intercambio, en


donde en la conducción de las sesiones, el psicólogo enriquece su experiencia clínica al
entrar en contacto con las dudas, actitudes y reacciones naturales de los padres frente a los
problemas de sus hijos, mientras que los padres encuentran alivio, soporte, información y un
espacio de reflexión, en un grupo de personas que comparten problemáticas afines.

Es así como paulatinamente, hemos construído un programa que incluye lo que


consideramos grandes temas del desarrollo infantil y como éste se ve afectado por los
diferentes problemas de Comunicación Humana. Para ello nos hemos apoyado en su valiosa
información a través de diversas encuestas, para detectar sus más apremiantes necesidades
de información y orientación.

Habrá que subrayar que tanto el trabajo del presente manual como de la Escuela para
Padres en sus diferentes emisiones, ha sido el resultado de un esfuerzo colectivo de parte de
los integrantes del Servicio de Psicología, quienes en su conjunto han aportado sus
conocimientos sobre la materia.

Iniciamos nuestro manual con el tema de “La Familia” ya que es la unidad social en la que el
individuo obtiene las bases afectivas para el desarrollo de su personalidad. En este capítulo
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encontrará las diferentes etapas por las que cursan las familias y los reacomodos a los que
habrá de someterse con el nacimiento, crecimiento, desarrollo e independencia de los hijos.

Continuamos con los temas de “La Concepción, el Embarazo y el Nacimiento”, “Alimentación


en el niño y sus implicaciones” y “El Sueño en el niño”, donde se subraya la importancia de
las primeras relaciones afectivas, vinculadas con la necesidad de cuidados que se reciben
directamente de la madre, sin soslayar la participación del padre y los hermanos.

En el capítulo sobre “Entrenamiento en el Control de Esfínteres” se describen brevemente los


procesos fisiológicos involucrados, enfatizándose el impacto emocional frente a esta primera
exigencia del medio ambiente. Asímismo se describe un sencillo programa de entrenamiento.

El tema sobre “Establecimiento de Límites de Crianza” es motivo de gran inquietud para los
padres, ya que a menudo los acuerdos educativos se ven matizados o influídos por los
conflictos existentes en la pareja. En este capítulo encontrará sugerencias de manejo en
casa para generar hábitos en los hijos, así como, elementos de reflexión acerca de un
fenómeno muy frecuente en nuestra sociedad, que es la sobreprotección y su nocivo efecto
en la educación de los niños.

Las pautas de socialización de los seres humanos son un excelente indicador de su estado
interior, por ello desarrollamos un capítulo dirigido a su análisis y de cómo la familia es el
proveedor básico de estas herramientas, al ser modelo cotidiano de formas de relación,
brindando las bases para su integración social.

A partir de estos conceptos, abordamos temas más globales que asumen los elementos
anteriores. En el capítulo “Desarrollo de la Personalidad en el Niño,” se describe a grandes
rasgos cada una de las fases del desarrollo en este ámbito, así como, aspectos específicos
que observar y cuidar en cada una de ellas ya que será la base para la siguiente fase, hasta
llegar a construir la estructura total y definitiva de la personalidad.

La “Sexualidad Infantil” es también un tema que se aborda desarrollando sus diferentes fases
y que es especialmente difícil para los padres, ya que el conocimiento y la curiosidad sexual
de los hijos se ve confrontada por la propia sexualidad de los padres. En este capítulo
encontrará las diferentes fases de la sexualidad desde el nacimiento hasta la adolescencia,
con algunos consejos de educación sexual para el ámbito familiar.

En el capítulo sobre “Desarrollo de la Inteligencia” se describe la evolución de este proceso


desde el nacimiento hasta la adolescencia, resaltando la importancia de la estimulación del
medio ambiente en la estructuración paulatina de los esquemas de coordinación ojo-mano,
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ubicación espacial, esquemas simbólicos hasta lograr un pensamiento sofisticado que


involucre aspectos abstractos y cómo los padres pueden apuntalar este proceso.

En “El Niño y el Juego”, se describe la gran importancia del juego en el desarrollo integral
del niño, poniéndose de relieve su papel en el tratamiento de los trastornos emocionales en
la infancia.

En el tema de “Autoestima” se resalta la influencia de la familia, en particular de los padres,


para fomentar sentimientos positivos del individuo hacia sí mismo. Se analizan diferentes
actitudes y se sugieren algunas estrategias para lograr una adecuada autoestima, que brinde
al niño seguridad para emprender metas tanto en las áreas productivas como en las
relaciones humanas.

Por último abordamos el tema “Repercusión Psicológica en la Familia de los Trastornos en


Comunicación Humana”, capítulo que analiza la dinámica familiar en torno a estos trastornos
y las diferentes reacciones y sentimientos que surgen en los padres al saber que su hijo
tiene un problema de esta naturaleza. La intención de este tema en particular y del manual
en general, es acompañarlo en el proceso desde la detección y diagnóstico hasta el
tratamiento y rehabilitación de su hijo, legitimando las emociones que se derivan de las
diferentes vicisitudes hasta la paulatina elaboración del duelo.

Finalmente, consideramos importante refrendar nuestro compromiso en el tratamiento de los


niños con tratornos en comunicación humana, enfocándonos como servicio hacia los
aspectos psicológicos, en donde las Escuelas para Padres nos brindan una excelente
plataforma de intercambio, por lo que los invitamos a su participación activa con la lectura
analítica del presente manual y su constancia en la “Escuela para Padres.”

Índice
Agradecimientos ______________________________ 7
Presentación __________________________________ 9
7

Introducción
Psic. Patricia Aurora Alzati Casas
Psic. Rocío Guadalupe Valdez Luna ____________ 11

Capítulo 1 La familia.
Psic. Gabriela Pavaán Cacho ___________________ 19

Capítulo 2 Concepción, embarazo y nacimiento.


Psic. Cristina Thomas Campuzano ______________ 33

Capítulo 3 Alimentación en el niño y sus implicaciones.


Psic. René Delgado Carbajal ____________________ 43
Capítulo 4 El sueño en el niño.
Psic. Ana Nava Zabalgoitia _____________________ 53

Capítulo 5 Entrenamiento en el control de esfínteres.


Psic. Patricia Durán Olvera _____________________ 69

Capitulo 6 Establecimiento de límites de crianza.


Psic. Leopoldo Meza Morales ___________________ 81

Capítulo 7 Socialización.
Psic. Miriam Jacqueline Silva Valencia __________ 93

Capítulo 8 Desarrollo de la personalidad en el niño.


Psic. Patricia Aurora Alzati Casas _______________ 101

Capítulo 9 Sexualidad infantil.


Psic. Ma. del Pilar Meza Rodríguez ______________ 113

Capítulo 10 Desarrollo de la inteligencia.


Psic. Rocío Guadalupe Valdez Luna _____________ 127

Capítulo 11 El niño y el juego.


Psic. Mariana Ruiz Ruiz Funes ___________________ 139

Capítulo 12 Auto-estima.
Psic. Lubia Patricia Echeverri López ____________ 149

Capítulo 13 Adolescencia.
Psic. Patricia Aurora Alzati Casas ________________ 163

Capítulo 14 Repercusión psicológica en la familia de los trastornos en comunicación humana.


Psic. Ma. Del Pilar Morales Tlapanco ____________ 175

Glosario.
Psic. Dua López Vega __________________________ 187

Capítulo 1
La familia
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Psic. Gabriela Pavaán Cacho

Una de las características fundamentales del ser humano es el hecho de vivir en sociedad,
siendo la familia su base, considerada también el núcleo primario y fundamental para la
satisfacción de las necesidades básicas del hombre. Es también, la mediadora entre las
necesidades biológicas del niño y las directrices de la sociedad.

El ser humano, a diferencia de otras especies, no tendría posibilidades de sobrevivir mucho


tiempo sin ayuda y cuidados, lo que demuestra la importancia que para el hombre tiene la
influencia social.

Las principales funciones de la familia son el desarrollo y mantenimiento de los aspectos


biológicos, psicológicos y sociales del ser humano; además que imprime a sus miembros un
sentimiento de identidad. Asimismo, la familia cubre las necesidades físicas y de salud de los
miembros, tales como alimento, habitación, vestido, atención médica.

La principal responsabilidad de la familia es la de transformar a un niño en unos años en un


ser capaz de una completa participación en la sociedad. Los padres llevan la responsabilidad
de socializar al niño, involucrarle valores, fomentarle la seguridad en sí mismo y propiciar su
independencia.

En la familia se aprende a cooperar, compartir, recibir, se experimenta la relación con los


iguales, se establecen rutinas, roles; se aprende también lo que es la envidia, la
competencia, la rivalidad, la expresión de cualquier sentimiento sea negativo o positivo.

La familia también tiene como función proveer nuevos miembros a la sociedad. El marco
familiar y sus factores están íntimamente ligados a las estructuras de una determinada
sociedad en un momento dado. La familia cambiará a medida que cambie la sociedad. En
términos generales, en todas las sociedades, la familia debe tener ciertos rasgos comunes
aunque sean muy diversas las maneras de tratar problemas similares.

La familia es entonces, una unidad social que enfrenta una serie de tareas de desarrollo,
que difieren de acuerdo con las características de las diferentes culturas. Por otro lado, la
familia es un sistema que sigue las leyes dinámicas de los sistemas naturales. Dentro del
sistema familiar, toda persona tiene una función que la convierte en un elemento
imprescindible de un todo más extenso, es un verdadero grupo reducido en el que la acción
de cualquiera de sus miembros afecta a todos, originando reacciones y contrarreacciones.
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De esta manera, la familia constituye la primera y más persistente influencia, que envuelve al
niño todavía no formado y para quien los modos de conducta de los padres y de la familia
son las formas de vivir (las únicas que conoce). Todas las experiencias subsiguientes son
percibidas, comprendidas y representadas emocionalmente de acuerdo con las bases
establecidas en la familia.

La familia patriarcal monogámica es el antecedente de la familia moderna, se caracteriza


porque la figura preponderante es la del padre.

En la familia nuclear “clásica” la madre es absolutamente indispensable para el hijo; la


importancia atribuida a esta relación madre-hijo en el transcurso de los primeros años hace
que el rol del padre sea minimizado. El padre más adelante será importante ya que será la
protección, el saber, la autoridad, virilidad y todas las cosas implicadas en el rol que le
atribuye la sociedad.

El niño se forma a través de procesos de identificación. Al crecer y llegar al período de


individuación, el niño intenta hacer la participación entre lo que representa el padre y lo que
representa la madre en función de lo que uno y el otro le ofrecen, según su rol respectivo.

El niño se identifica desde muy pequeño con el padre y esta identificación hace de él, un
hombre a la imagen del modelo paterno, la madre aporta esencialmente el aprendizaje del
amor. El modelo femenino materno le permite la adquisición de la feminidad.

LA PAREJA

La pareja es más que una relación entre dos personas dentro de un determinado contexto
social. El estudio de las relaciones de pareja es importante, ya que es un elemento esencial
en la conservación de la sociedad y es un factor fundamental en el desarrollo humano de
toda persona, desde su nacimiento hasta la muerte.

El inicio de la familia se da cuando dos adultos se unen con la intención expresa de constituir
una pareja y más adelante una familia propiamente dicha.

Al comienzo del matrimonio los esposos deben acomodarse mutuamente y complementarse


en un gran número de pequeñas rutinas. En este proceso de mutua acomodación, la pareja
desarrolla una serie de acciones para resolver las demandas que la vida en pareja exige y
que posteriormente regularán muchas situaciones de la familia.
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La pareja también enfrenta la tarea de separarse de cada familia de origen y de negociar una
relación diferente con los padres, hermanos y parientes políticos. Las prioridades deben
modificarse ya que los deberes fundamentales de los nuevos esposos conciernen a su
matrimonio. Las familias de origen deben aceptar y apoyar esta ruptura. De la misma manera
habrá una reorganización en cuanto a los amigos, el trabajo y las diversiones.

El nacimiento de un niño ocasiona un cambio radical en la organización de la familia. Las


funciones de los cónyuges deben diferenciarse para enfrentar a los requerimientos del niño,
de atención, alimento y para encarar las restricciones así impuestas al tiempo de los padres,
la pareja debe efectuar los complejos cambios requeridos para pasar de un sistema de dos a
un sistema de tres. Se debe trazar un límite que permita el acceso del niño a ambos padres
y, al mismo tiempo, que lo excluya de las relaciones conyugales.

Los niños se hacen adolescentes y luego adultos. Nuevos hermanos se unen a la familia, los
hijos abandonan la familia y los padres se convierten en abuelos; y al final, reaparece la
unidad original de marido y mujer aunque en circunstancias físicas y sociales totalmente
distintas.

La familia debe enfrentar el desafío de estos cambios tanto internos como externos y
mantener, al mismo tiempo, su continuidad; y debe apoyar y estimular el crecimiento de sus
miembros mientras se adapta a una sociedad en transacción.

Es por ello, que ser padre es un proceso extremadamente difícil. Nadie lo desempeña a su
entera satisfacción y todo padre, en algún momento es criticado, atacado o rechazado.

En el transcurso de esta Escuela para Padres, usted podrá realizar esa tarea de análisis de
su propio papel de padre, de cónyuge, quizás de abuelo y desde luego de su propia persona,
le sugerimos tratar de identificar como cada uno de los miembros de su familia afecta y es
afectado por los demás, ya que ello determina el funcionamiento de su grupo familiar.

INTERACCION EN LA FAMILIA

Hay que saber en que tipo de familia vivimos, si nos gusta vivir ahí, si nos sentimos
queridos, escuchados, comprendidos, apoyados por esa familia. Puede ser que no me guste
vivir así y entonces tengo una familia conflictiva. En éstas se respira incomodidad, tristeza,
frialdad, aburrimiento, no hay comunicación ni comprensión entre los miembros, no se miran
a los ojos, no se hablan o solo para lastimarse, no hay contacto físico, parecen estar unidos
por el deber y los integrantes apenas se toleran. Las personas dedican tanto tiempo al
trabajo y a otras actividades fuera del hogar que rara vez tiene contacto real con la familia; en
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fin es desagradable vivir así. Pero una familia conflictiva puede cambiar y volverse una
familia nutricia en la cual existe amor, comprensión, compañerismo, apoyo, respeto, se
respira un aire de tranquilidad y comodidad, placer, reina la calma y la alegría. Los miembros
de esta familia se sienten comprendidos, apoyados y felices; con iniciativa y confianza para
contar sus sentimientos, malestares y temores y saben que recibirán la mejor respuesta, se
sienten seguros de sí mismos, con derechos propios, aprenden a valorar y tener en cuenta a
los demás.

Para que la familia funcione, los límites deben estar definidos con tal claridad y precisión que
permitan a todos desarrollarse. Lo importante está en equilibrar las interrelaciones familiares.

Hay que tomar en cuenta que es muy importante para el desarrollo del niño hasta el ser
adulto el tipo de familia al que pertenezca ya que las familias conflictivas crean personas
conflictivas y contribuyen a la devaluación del yo, situación que está muy relacionada con el
crimen, el alcoholismo, la drogadicción, la juventud enajenada y muchos problemas sociales
más.

Al decidir formar una pareja y posteriormente una familia debemos tener en cuenta el
compromiso que adquirimos con la pareja y sobre todo con los hijos, de darles lo mejor para
su desarrollo y crecimiento logrando la independencia y seguridad en sí mismo para ser
adultos felices y de provecho.

COMUNICACION EN LA FAMILIA

La comunicación es el factor determinante de las relaciones que el individuo establecerá con


los demás y lo que suceda con cada una de ellas en el mundo. Es la manera en como
conocemos a las personas que nos rodean.

Nacemos con los elementos en bruto, sin concepto de sí mismo, sin experiencias de
interacción con los demás, ni experiencias para enfrentar al mundo. Los bebés aprenden
estas cosas a través de la comunicación con las personas que se encargan de él desde su
nacimiento.

En el proceso de la comunicación intervienen muchos elementos: nuestro cuerpo, los


sentidos, valores, expectativas, la capacidad para hablar y escuchar y la capacidad para
comprender y asimilar lo que se está comunicando.

La comunicación puede ser clara y precisa o turbia y difícil de entender, es importante saber
comunicarse y saber escuchar, decir lo que queremos de manera directa, sin agredir ni
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ofender y sobre todo asegurando que comprendió lo que quiero comunicarle. Otra cosa
también bien importante es saber escuchar, entender lo que me quiere decir y lograr una
adecuada comunicación.

El aprendizaje que adquiera el niño en sus primeros años de vida, será como se relacione el
resto de la misma; por lo cual es muy importante que los padres den bases adecuadas para
mantener una buena comunicación enseñando con el ejemplo.

FAMILIA EXTENSA

Los parientes son individuos que comparten contigo una relación legal, consanguínea o
ambas, son los abuelos, tíos, primos, sobrinos, o parientes políticos.

En gran medida se conoce a los parientes a través de los padres o de los demás familiares,
antes de conocerlos por sí mismos y debido a estos es más difícil la convivencia entre estos
miembros de la familia. Es importante tratarlos como las personas que son y no quererlos
tratar como el papel que les corresponde; los hijos adultos ser los iguales a sus padres,
seguros de sí y autónomos y tratarlos como las personas que son en vez de conservar
siempre el papel de niños o volverse los padres de los adultos.

Con esta manera de actuar las relaciones entre la familia extensa será más cordiales y
adecuadas con los límites que le corresponden a cada persona.

EL CICLO VITAL DE LA FAMILIA

La familia es un sistema en constante cambio, que cursa por diferentes etapas y que se
encuentra ligado e intercomunicado con factores biológicos, psicológicos, sociales. De este
modo, la familia pasa por un ciclo donde despliega diversas funciones: nacer, crecer,
reproducirse y morir. Por lo que el ciclo vital de la familia es un proceso por el cual todas las
familias de alguna manera tendrán que cruzar.

No puede considerarse al individuo, a la familia, a la estructura social como sistemas


cerrados o como entidades separadas e independientes, sino que son partes
interrelacionadas e interactuantes de un todo que cambian y se transforman a lo largo del
tiempo.

El ciclo vital de la familia involucra una serie de etapas complejas, en ocasiones progresivas,
en otras regresivas, estáticas, dinámicas; estables y cambiantes, con oscilación entre
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períodos de cercanía y de distancia caracterizado por estadios de continuidad y


discontinuidad.

Cada ciclo tiene su propia problemática particular, cada etapa es, en cierta medida,
autónoma, completa y distintiva en sí misma. Sigue una a la otra en una secuencia donde
hay hechos significativos que señalan el principio y el fin de cada una de ella.

Cada fase se caracteriza por reacciones y comportamientos que parecen ser más o menos
consistentes en todos los seres humanos y que sirven para cumplir funciones específicas
dirigidas a la realización de un período determinado. Estas reacciones y conductas suelen
facilitar el paso a la siguiente etapa.

En esta evolución cambiante de la familia, hay diversas propuestas teóricas sobre el Ciclo de
Vida de la Familia. Se puede observar que los autores proponen diferente número de etapas
que constituyen el ciclo y diferentes procesos o tareas de desarrollo para cada etapa, pero
todas, de una u otra manera, inician con el conocer, trato y selección de los cónyuges, pasan
por el nacimiento de los hijos, la separación de los mismos y terminan en la vejez y muerte
de ambos.

Entre estos autores se encuentran: Levinger (1972), Solomon (1973), Murstein (1976),
Barragán (1976), Duvall (1977), Estrada (1982), Haley, (1986), Tzeng (1992), Lamaire y
Sánchez Aragón en 1995, para terminar con Díaz Loving en 1996.

Estrada propone una clasificación basada y ampliada de la que dio Pollak (1965) la cual
consta de 4 fases: 1) antes de la llegada de los hijos; 2) la crianza de los hijos; 3) cuando los
hijos se van del hogar y 4) después de que los hijos se van.

Derivado de lo anterior, se desglosa el siguiente ciclo vital: a) El desprendimiento; b) El


encuentro; c) Los hijos; d) La adolescencia; e) El re-encuentro y f) La vejez.

El desprendimiento.- Es cuando se da la formación de la pareja, cuando cada cónyuge


tiene que salir de casa a formar una nueva familia. El proceso que se da para
desprenderse de los lazos de las familias de origen e iniciar los propios como un
matrimonio.

El encuentro.- En esta etapa se debe aprender a ser esposos, a convivir y comprender a la


pareja. Se trata de lograr cambiar todos aquellos mecanismos que hasta entonces
proveyeron seguridad emocional e integrar un sistema de seguridad emocional interno,
que incluya a uno mismo y al nuevo compañero. Lograr una convivencia donde se
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satisfagan las necesidades, expectativas y deseos de cada cónyuge con mecanismos


propios de la pareja.

Los hijos.- No se habla de un sistema familiar completo si no existen hijos, se dice que si
una relación profunda entre hombre y mujer no termina en niños es incompleta. Esta es
una etapa muy importante por la misma situación de decidir tener o no hijos. La llegada
de un niño requiere de un espacio físico y emocional. Debe reestructurarse el contrato
matrimonial y las reglas que hasta entonces han venido rigiendo en ese matrimonio. Se
requerirá de apoyo mutuo; consideración y cuidados para la nueva madre y el bebé. La
madre requerirá de manera especial apoyo y ayuda del padre, de alguna manera en
forma paternalista. El niño facilita el contacto con la sociedad a través de la escuela, los
amigos, las familias de los amigos, etc. También en esta etapa en que la madre dirige
su mayor atención al hijo, es cuando pueden existir aventuras extramaritales si es que
el sistema familiar no se adapta a esta nueva situación.

La adolescencia.- Todos los eventos afectan a la familia pero la llegada de la


adolescencia de los hijos es el que pone más a prueba la flexibilidad del sistema. Aquí
se presentan con mayor frecuencia los problemas emocionales serios; los padres se
ven obligados a revivir su propia adolescencia aunque se encuentre en la madurez; la
edad de los abuelos es crítica, se acercan a no poder mantenerse por sí mismos y la
soledad y la muerte se avecinan. Los hijos empiezan a salir de la casa, a fijarse en otras
personas, inician los noviazgos y empiezan el camino para abandonar el hogar. Junto
con los hijos se va la juventud de los padres, entre ellos debe existir un gran apoyo para
poder aceptar la pérdida de los hijos y la tristeza que esto ocasione, entonces los
padres deben tener la seguridad de poder seguir compartiendo un espectro amplio de
intereses en la pareja como compensación por la ausencia de los niños que se
empiezan a transformar en adultos.

El re-encuentro.- La crianza ya terminó, los hijos forman nuevas familias. Es una etapa de
importancia individual y además se dan cambios sociales y familiares importantes, tales
como: la llegada de nuevos miembros a la familia (los cónyuges de los hijos); el
nacimiento de los nietos; la muerte de la generación anterior; la jubilación; la declinación
en la capacidad física, que va acompañada de quejas en uno mismo y en el
compañero, así como la aparición de las enfermedades; el conflicto con las nuevas
generaciones; el problema económico de los hijos que inician una nueva familia y la
necesidad de independizarse de hijos y nietos para otra vez formar una pareja. Es la
etapa del pasaje de la edad madura hacia la vejez. Hay que volver a ser esposo y
compañero del otro como en el principio. Es más importante que nunca el apoyo mutuo,
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la comprensión y el compartir con la pareja la satisfacción de haber producido y


ayudado a salir adelante a otra generación.

La vejez.- Es una de las etapas menos conocidas, esta se encuentra a unos pasos de la
muerte. Los viejos se vuelcan hacia sí mismos y hay un despegamiento del mundo
exterior. Las nuevas generaciones no pueden entender ni percibir el fenómeno y sus
problemas. Se tiende a ignorarlos, a sentir impaciencia con ellos o a negarlos. Por
consecuencia, no resulta fácil enfrentar la etapa decisiva y su inevitable final, la eterna
quietud. Afortunadamente, en la actualidad, se está preocupando más por darles un
lugar preferencial a los viejos y una mejor atención y trato por la sociedad y la familia.
Una familia sin viejos es una familia sin complemento histórico, una familia mutilada. El
estudio de la familia es importante debido a que es la base de la sociedad y como se
mencionó al inicio, el hombre no puede vivir aislado y sin atenciones por lo que requiere
de alguien que se haga cargo, al menos al principio de su vida y posteriormente quien
le enseñe, lo oriente, lo apoye y lo acompañe a lo largo de su vida. Habrá que analizar
la etapa del ciclo vital en el que se encuentra su familia, así como, una visión
retrospectiva de sus etapas anteriores y sus expectativas futuras. Como se ha
mencionado, la satisfacción personal en el interior de la familia es fundamental para
desarrollar el papel que a cada miembro corresponde, ya que de no ser así es muy
probable que se trate de una familia con fallas en su funcionamiento. Comente en el
grupo de esta Escuela para Padres vivencias significativas así como sus dudas, los
comentarios y sugerencias del grupo seguramente serán esclarecedoras.

BIBLIOGRAFÍA

De Ajuriaguerra J. Manual de Psiquiatría infantil. Editorial Masson, México, 1991.


Díaz-Loving R. Antología psicosocial de la pareja. Editoriasl Asociación Mexicana de
Psicología Social, México, 1999.
Estrada L. El ciclo vital de la familia. Editorial Posada, México, 1994.
Minuchin S. Familias y terapia familiar. Editorial Gedisa, España, 1983.
Satir V. Nuevas relaciones humanas en el núcleo familiar. Editorial Prax, México, 1993.

Capítulo 2
16

Concepción,
embarazo y nacimiento

Psic. Cristina Thomas Campuzano

Antiguamente, cuando un hombre y una mujer decidían iniciar un matrimonio, aceptaban el


número de hijos que vinieran, ya que cuanto más hijos vivos y sanos se tenían, más
bienestar existía, pues abría las puertas al mejoramiento de su economía y significaba para
la sociedad la perpetuación de la especie.

Importantes cambios se han desarrollando en las últimas décadas, lo que ha permitido


desvincular el deseo erótico y sexual, al deseo de procrear un hijo. Todo esto conduce a un
nuevo hecho de carácter psicológico; el que la pareja tome la decisión de tener o no hijos y
de cuándo y cuántos tener.

El estudio de los acontecimientos que ocurren en la concepción, el embarazo y el parto son


de gran importancia, tanto al interior de nuestra vivencia personal alrededor de ellos, como
para entender las condiciones generales en que nuestros hijos fueron traídos al mundo. Por
ello, en el presente capítulo analizaremos estos conceptos, enfatizando los aspectos
emocionales de la madre, la pareja y la familia.

Para iniciar definiremos estos términos:

CONCEPCION: Es el proceso mediante el cual se unen las dos células germinales del
género femenino y masculino para dar inicio a una nueva vida. Cuando ésto ocurre la
mujer ha quedado embarazada

EMBARAZO: Constituye el tiempo durante el cual el producto de la concepción (es decir, el


embrión o feto) se desarrolla dentro del útero de la madre y se prepara para su
nacimiento.

PARTO: Es el proceso por el cual el bebé es expulsado de la cavidad uterina a través del
canal vaginal. Es necesario precisar que no todos los bebés nacen de esta forma, ya que
un número importante son obtenidos mediante la operación llamada cesárea.

Este período y todas las etapas en el desarrollo posterior del niño, determinarán los
cimientos sobre los cuáles habrá de levantarse la edificación total de la personalidad del
menor hasta convertirse en adulto.
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Actualmente, para una buen número de la población, la maternidad no es ya la primer


prioridad de la pareja, ya que ahora se analizan de manera profunda las repercusiones que
para sí mismos, los hijos y para el resto de la familia, supone el hecho de engendrar; es
decir: hay circunstancias que van desde la convicción de que la vida supone un sufrimiento y
una angustia y por lo tanto quieren ahorrárselos a sus hijos o al hecho de que cuidar un hijo
representa muchos esfuerzos y sacrificios personales tales como: la falta de sueño, las
tribulaciones de sus enfermedades, las angustias de sus estudios, su comportamiento, etc.;
así como las de carácter económico, es decir, la implicación de más gastos que impiden en
ocasiones llevar una mejor calidad de vida.

El deseo de tener un hijo, es un factor inicial fundamental y se convierte en el motor principal


de que el hijo exista; posteriormente fomentará la fuerza afectiva que hará posible brindar
ese don maravilloso que es la vida, que emerja y se desarrolle, haciendo de ese privilegio un
acontecimiento que asegure las condiciones de bienestar, libertad y desenvolvimiento
personal.

Del factor deseo, las características de personalidad de la madre y el entorno en relación a la


pareja y la familia, se deriva la actitud que se tenga frente al embarazo. Las parejas y las
madres que cuentan con una condición general favorable muestran actitud de tranquilidad,
estabilidad, orgullo, alborozo, entusiasmo, aumentan la energía, mientras que quién no lo
tiene, presentan molestias excesivas e inclusive depresión. Es así, como hay casos de
mujeres que refieren el embarazo como la mejor época de su vida.

Existe una gran diferencia entre la vida de los sujetos venidos al mundo como consecuencia
del deseo voluntario de sus padres y la de aquellos que, por el contrario, tuvieron acceso a la
existencia desde una situación de negación de la gestación o de rechazo al embarazo.

La experiencia muestra que el bebé que es planeado por los padres, resulta un
acontecimiento gozoso, visualizado como un sujeto valioso, esperado, amado, provocando
en la mujer, el hombre y la familia, una intensa relación emocional con el producto, que
genera necesidad de cuidado, alimentación sana y procuración de adecuado control médico.

En cambio las persona que no tienen un buen ajuste psicológico o las que aborrecen la
perspectiva de la maternidad, experimentan trastornos físicos, viven un período de crisis
emocional, donde los problemas tanto personales como de pareja, se reactivan.

En casos donde hay un embarazo no deseado, éstos generan repercusiones psicológicas


negativas en la madre o en la pareja, ya que interfiere en muchos casos en el proceso
18

profesional, en la estabilidad de la pareja, por estar en un estado civil de soltería, por la


carencia económica, o bien, por tener ya otros hijos.

Estas circunstancias pueden crear sentimientos o actitudes de rechazo que serán


manifestados en forma abierta o encubierta. Cuando este rechazo no es aceptado
conscientemente, ocasionará tristeza, depresión o quizá se manifieste con exagerada
preocupación hacia el niño, de que pueda nacer con defectos físicos o tal vez morir durante
el nacimiento. Tendrán más posibilidades de llegar a ser hijo maltratado por sus padres,
estructurar una pobre noción de sí mismo, visualizándose malo, estorboso, con mayores
probabilidades a enfermarse, con tendencias de tipo destructivo que bien pueden ser
dirigidas hacia el sujeto mismo, formar síntomas depresivos o manifestarse con conductas
adictivas.

Por otro lado, un embarazo que ha sido vehemente anhelado, ya sea porque ocurre
tardíamente o porque ha sido precedido por abortos previos; la actitud que toman los padres
se tiñe de preocupación y miedo a perder nuevamente al producto, demostrándose hacia
el niño sobreprotección y permisividad, que afectarán el desarrollo de la personalidad,
interfiriendo en su socialización, aprendizaje y lenguaje, entre otros más.

Hay parejas que se establecen con la decisión previa de no tener hijos, pero al paso del
tiempo, alguno de ellos puede cambiar de opinión, obsesionándose por tener hijos; si el otro
es intransigente y no quiere cambiar su postura, puede provocar conflictos graves e incluso
terminar en ruptura de la pareja.

Es así, como el embarazo es un proceso donde están implicados aspectos bioquímicos,


físicos, psicológicos, familiares, antropológicos y sociales.

Como hemos mencionado, el deseo de tener un hijo, es el primer precursor del vínculo
emocional materno-infantil. Tanto la madre como el padre, empiezan a formarse una idea
mental, una fantasía en relación al bebé y se comienza espontáneamente a formar un mundo
emocional para el hijo, donde las variables sociales tienen una gran determinación para
generar la intensidad del impulso maternal o parental.

La primera imagen que tiene una mujer sobre la maternidad, se basa en sus vivencias como
hija y en la conducta que percibió de su madre (aceptación o rechazo), la cual se va
interiorizando a través de imágenes, pensamiento, deseos y planes. Con una gran
frecuencia se repiten las relaciones de la futura madre con la que tuvo con su propia madre,
por lo que tiende a buscar una solución armónica en sus identificaciones consigo misma y
19

con su hijo. En estos casos, se transita esta etapa con un intenso estrés, ya que se desea al
bebé pero al mismo tiempo se le teme al proceso y sus implicaciones.

Habrá, lógicamente, transformaciones en la pareja y en especial en la mujer, que se irán


produciendo en su cuerpo durante los nueve meses, proceso psicológicamente complejo,
donde se verán las reservas físicas y emocionales de la madre, así como de la capacidad de
apoyo de la pareja para crear una nueva vida.

Estos nueve meses, es el tiempo suficiente donde los padres se van preparando
emocionalmente; es decir, van asimilando y reconociendo al nuevo ser real, cuando éste, da
los primeros movimientos fetales, se consolida el diálogo entre la madre-padre y el producto.
Se espera que la comunicación sea cálida, amplia y con expectativas positivas. Se inicia las
interrogativas ¿cómo será mi hijo?, ¿Nacerá sano?, ¿Qué debo hacer?, Cada padre podría
tener una idea distinta donde las respuestas pueden ser claras, vagas, o inciertas.

La pareja va a requerir importantes adaptaciones que hagan posible el acceso a un nuevo


nivel de funcionamiento, desde el arreglo del lugar que se destinará para el bebé, imaginar
su aspecto físico, su parecido con los padres, el nombre que llevará o su sexo. Por otro
lado, el apoyo emocional hacia la madre cobra especial importancia, ya que su afectividad
se potencializa, reaccionando, en ocasiones exageradamente ante situaciones irrelevantes,
provocando discusiones, risas o llanto. Es una época de frecuentes sentimientos
encontrados, que con frecuencia provoca angustia en la pareja, así como, una serie de
expectativas mágicas y omnipotentes depositadas en el bebé en formación. Paralelamente
es un período ensombrecido a ratos, por fuertes temores de daño fetal o de malformaciones
congénitas.

Para la madre, el grado de aceptación del medio que la rodea es de gran relevancia así
como el de su pareja, que debe aprender a adaptarse tanto a los cambios de humor como a
los cambios físicos, así como, darse ambos los tiempos necesarios para su autonomía.

Las actitudes del padre durante el embarazo también van cambiando, el hecho de que el
padre acompañe a la madre al médico, ayude a los quehaceres, acaricie el abdomen de la
madre para notar los movimientos del feto, la preparación de la cuna, y vaya viviendo cada
paso de la evolución del embarazo, va ayudar a cimentar la afectividad y le va resultar mas
fácil la relación afectiva con su hijo posteriormente.

La asistencia durante parto, ha tenido ciertas modificaciones para obtener mayores


beneficios en cuanto a vida y a salud materno-infantil, para ello se cuenta con la asistencia a
20

las futuras madres en diversos centros de salud y hospitalarios, con el fin de advertir
anomalías, interviniendo en el momento preciso y evitar mayores complicaciones.

Las expectativas y las experiencias que se dan en una mujer durante el parto, están
determinadas en parte por el contenido real de las tres etapas del proceso:
contracciones uterinas y dilatación cervical
expulsión del feto
expulsión de la placenta

Hay que señalar que mensajes recibidos en relación al parto están determinados por la
cultura. Es así como desde pequeños escuchamos relatos de ...cómo sufrió la Sra. Lupita en
el parto, o que.. murió la Sra. Juanita al dar a luz, o que... a la Tía Carmen le hicieron
cesárea. Vemos que para la mente infantil, el estar embarazada y el parto representarán una
experiencia temible, dolorosa y peligrosa para su vida, frente a la cual las mujeres reaccionan
en forma diferente, dependiendo de la cultura a la que pertenezcan, es decir, una mujer
taraumara en general, tiene una mayor tolerancia al dolor que una mujer urbana, por citar
algún ejemplo.

En nuestra cultura, el dolor físico se incrementa por temores culturalmente provocados, de tal
manera que se presenta la anticipación ansiosa de un dolor insoportable y la falta de
conocimiento sobre el trabajo de parto.

Los componentes emocionales acerca del temor (dolor-molestia) se pueden aminorar


psicológicamente a través de un programa apropiado de educación durante la gestación,
sobre el control de la respiración, relajamiento muscular, ejercicios que alivian el dolor de
espalda y fortalecen los músculos abdominales para el momento del parto, es decir, el
llamado entrenamiento psicoprofiláctico.

Por otro lado, cada día son más los papás que presencian el momento del parto, que como
ya hemos dicho, desempeña un papel importante para la vida emocional y física de la madre
durante éste período. El padre que vivencia las primeras manifestaciones vitales del bebé,
podrá ser el revivenciador del nacimiento, pues la madre por los efectos del dolor o de la
anestesia pierde por momentos el recuerdo de estas vivencias, por lo que contar con este
apoyo generalmente revitaliza la relación afectiva de la pareja.

En la etapa posterior al parto, la inmensa mayoría de las madres pasarán unos días
ligeramente deprimidas, sensibles o llorosas. Esto es consecuencia de que experimentan
una sensación de perdida por el bebe; pero es un suceso perfectamente normal y natural que
desaparece en días, por lo que el apoyo de la pareja es fundamental.
21

Es así como el bebé va constituyéndose, principalmente a través de la interacción de las


figuras significativas durante la primera infancia, es decir: cómo se comunican los adultos con
el bebé, que actitudes manifiestan y cómo los miran, ya que la mirada es la materia
primordial de cómo el bebé irá asimilando la forma en que es amado por los padres

Tras la lectura de este capítulo le sugerimos recordar los momentos de concepción,


embarazo y parto de todos sus hijos, en especial de nuestro paciente, ya que estas
circunstancias son de gran importancia para la vida presente y futura de su relación con sus
hijos, su pareja y de toda la familia. Por otro lado, le sugerimos que todas sus dudas y
comentarios los realice al interior de la Escuela para Padres, ya que esto enriquece al grupo
y éste le devolverá observaciones que pueden serle de gran utilidad.

BIBLIOGRAFÍA

Ausubel D. El Desarrollo Infantil. Editorial Paidos, México, 1997.


Nájera H. Educación y Desarrollo Emocional del Niño. Ed. La Prensa Médica Mexicana,
México, 1996.
Papalia D, Sally Wendkols S. Psicología del Desarrollo. Ed. Mac Graw-Hill, 1999.
Instituto Nacional de Perinatologia Perinatología y Reproducción Humana. Vol 11. México,
1997.

Capítulo 3
Alimentación en el niño
22

y sus implicaciones

Psic. René Delgado Carbajal

La alimentación es una necesidad básica para la vida, que en las especies animales, es
satisfecha inicialmente por la madre. Es por ello que cuando hablamos de alimentación en el
ser humano, implícitamente hacemos alusión a la relación madre-hijo, ya que a través de ella
se brinda también el alimento afectivo, que será fundamental para la formación emocional del
individuo.

Este capítulo tiene como objetivo llamar su atención respecto a la importancia y las
implicaciones de la alimentación durante los primeros años de vida, así como analizar
algunos de los trastornos alimentarios más comunes en la infancia .

Es asi como habremos de subrayar, que dar alimento a un niño no es el simple acto de
nutrición, sino la manera en que se inicia la relación entre la madre y el hijo, a través de la
actitud con la que se lleva a cabo este hecho. Debido a esto, hay quien dice que las mejores
madres son también las mejores nodrizas, ya que el bebé reconoce a las pocas semanas de
vida la situación propia de la alimentación, identificando la posición y el olor de su madre, y
con ello la posibilidad de satisfacer no sólo sus necesidades de hambre, sino también calmar
sus ansiedades.

Es durante el primer semestre de vida, que se le brinda al bebé los cuidados más estrictos,
que con mucho están relacionados con la alimentación. Actualmente, se enfatiza la
importancia de la alimentación al seno materno ya que, es en general, es el alimento
completo y balanceado que satisface las necesidades de líquidos, energía y nutrientes del
bebé hasta los 4-6 meses de edad, además que favorece la identificación inicial afectiva
entre la madre y el bebé, sin omitir la importancia de favorecer su sistema de defensas
básico para responder ante eventuales infecciones.

Por otro lado, a diferencia de generaciones anteriores, se sugiere alimentar al bebé a libre
demanda, es decir, cada vez que el pequeño lo pida. Ello implica establecer en ritmo
compartido de alimentación entre la madre y el bebé, siendo al principio intervalos irregulares
que paulatinamente se convertirá en un diálogo entre ellos. Habrá que recordar que no hay
que alimentar al bebé sin que lo pida y tampoco ignorar su demanda. De esta manera, el
pequeño inicia una relación con su medio a través de la alimentación, el pecho de la madre,
la manera en que ésta lo mira y lo toma durante su alimentación.
23

Durante este aparentemente sencillo hecho de la alimentación, usted como madre le


transmite a su bebé información acerca de su lugar en el mundo, es por decirlo de alguna
manera, la forma en que el mundo, su familia y en especial su madre, lo recibe.

El destete se inicia durante el segundo semestre y puede constituir un trauma tanto para la
madre como para el bebé ya, que entre ambos se produce una ruptura disminuyendo el
contacto físico y el número de comidas. Por ello, no se recomienda imponer normas
excesivamente rígidas y por el contrario establecer un ambiente de afecto y acercamiento
durante los alimentos -sin sobrealimentar- para lograr una adecuada adaptación del
pequeño. Fundamentalmente, se sugiere que el destete no sea brusco, para evitar la
sensación de rechazo en el bebé, ya que en general coincide con la molestia propia de la
aparición de los dientes, así como el cambio paulatino en la dieta del pequeño, lo que
acarrea también molestias estomacales. En cualquier caso, el destete debe estar rodeado
de una ambiente de cariño, acercándolo al biberón con la misma actitud de cariño y ternura.

Las prácticas de alimentación infantil tienen un importante componente cultural, de tal modo
que los hijos de madres tradicionales, tienden a lactar con mayor frecuencia y por más
tiempo y a recibir alimentación sólida a edades más avanzadas, que aquellos de madres que
han estado en contacto con ambientes más modernos, como la ciudad, con sus servicios
educativos y de salud.

Asímismo, implica rituales que involucran a toda la familia, es así como se establecen
horarios para los alimentos y se designan lugares para ocupar en la mesa; rituales con
importante contenido simbólico. En este mismo sentido, habremos de aceptar que la manera
en que comemos, es decir, el qué comemos, el cómo comemos, el cuándo comemos y el
cuánto comemos, tiene que ver con estas formas de relación educativas y afectivas, y que
nos conducen necesariamente a nuestros primeros años de vida.

Por lo anterior, sugerimos la autobservación de ambos padres, con relación a la manera


en que alimentamos a los hijos, ya que las madres y padres ansiosos o sobreprotectores,
imprimirán estos impulsos al brindar el alimento. Hay que mencionar también la importancia
de la participación del padre con su aportación emocional, acercándose tanto al bebé como a
la madre, dando apoyo y afecto.

Por otro lado, en nuestro país, por contradictorio que pueda parecer, se presentan a gran
escala, tanto la obesidad como la desnutrición. Aún cuando hablar de desnutrición no es el
motivo principal de este capítulo, mencionaremos brevemente que es uno de los principales
problemas de salud en México, ya que actualmente se aceptan 20 millones de mexicanos
24

desnutridos, compartiendo con países como Honduras, Bolivia y Haití, los mayores grados
del continente.

Este problema se puede definir como el desequilibrio entre los nutrimentos requeridos y los
ingeridos, siendo una enfermedad cuyo origen se debe a diferentes factores, pudiendo
diferenciarse aquella desnutrición resultante de un proceso patológico previo, de la que se
deriva de la pobreza o falta de recursos necesarios. Hay que señalar que los niños menores
de 5 años son más vulnerables a padecer desnutrición, ya que se encuentran en desarrollo y
las secuelas pueden ser graves, poniéndolos en desventaja en aspectos intelectuales,
ocasionando problemas de aprendizaje, de retención, de memoria, escaso desarrollo
muscular y enfermedades infecciosas durante la niñez, mientras que en la edad adulta
genera un mayor riesgo de enfermedades crónicas. Es así, como la desnutrición condiciona
el posterior desarrollo del niño estableciendo así un circulo vicioso de carencias físicas,
emocionales y sociales. Aún cuando éste no es en rigor un trastorno alimentario, si es un
problema a nivel nacional, que tiene que ver tanto con factores económicos como educativos.

TRASTORNOS ALIMENTARIOS

Obesidad
Por otro lado, la obesidad se define como exceso de tejido graso en el cuerpo, en el
entendido que la grasa corporal no debe ser mayor de 15% en hombres y 30% en mujeres.
Este es un importante problema de salud que afecta a alrededor del 60% de la población
mexicana, según la Encuesta Nacional de Enfermedades Crónicas, misma que es una
enfermedad no transmisible, que tiene diferentes orígenes y que se ocasiona por el
desequilibrio en la cantidad que se ingiere de energía y la que efectivamente se utiliza.
Subrayamos que la obesidad no se hereda, sino son los hábitos alimentarios y la
predisposición del individuo la que la genera.

Esta enfermedad debe prevenirse desde la infancia enseñando hábitos alimentarios


adecuados, ya que la dieta durante los primeros años de vida va determinando las
preferencias y por tanto los hábitos. Por ello, la modificación de dichos hábitos hacia una
dieta sana junto con el ejercicio son la forma más común para tratar el padecimiento, aun
cuando habrá que identificar si se trata de un trastorno compulsivo.

Es claro que en general, para tener un hijo obeso hay que sobrealimentarlo. En este punto
habrá que hacer una reflexión personal, respecto a las propias necesidades que hacen que
uno brinde al hijo más alimento del que requiere, así como subrayar que además del aspecto
estético, el individuo obeso sufre un importante impacto en su salud física y emocional, ya
que, como hemos mencionado, es factor de riesgo para una buena cantidad de
25

enfermedades, sin dejar de lado el impacto social y psicológico vinculado a la imagen


corporal, el autoconcepto y la autoestima.

Las madres con problemas de ansiedad son un factor frecuentemente asociado a este
problema, ya que temen que su bebé esté mal alimentado, por lo que lo sobrealimentan
presionándolo para que coma, generando un ambiente tenso. Es evidente que en la mayoría
de las madres, el ver comer al bebé sin complicaciones produce satisfacción y alivio, sin
embargo, en el caso de bebés sobrealimentados, habrá que revisar si más que una
necesidad del bebé se trata de una necesidad de la madre liberando culpas. Solucionar este
problema no resulta fácil, ya que habrá de identificarse las diferentes fuentes de ansiedad, no
solo en la madre, sino en todo el núcleo familiar. Aunque desde luego, una vez que se ha
hecho consciente esta necesidad personal respecto al bebé, resulta claro que hay que
evitarla y confrontar la propia ansiedad. De considerarse necesario, la psicoterapia individual
o de pareja puede ser una excelente alternativa.

México, atraviesa por una epidemia de obesidad que seguramente en el mediano plazo
mostrará su cuota en el terreno estadístico de enfermedades y mortalidad de la población
adulta, por lo que resulta importante desarrollar una educación alimentaria, en donde ni se
desnutra ni se engorde a los niños.

Finalmente hay que subrayar que la obesidad se asocia a diferentes enfermedades como la
diabetes mellitus o hipertensión arterial, así como aumenta el factor de riesgo en accidentes
vasculares y padecimientos del corazón, siendo éstos últimos la principal causa de muerte en
México, por lo que es fundamental prevenirla o controlarla.

Anorexia
A diferencia del trastorno anterior, el bebé que come poco desespera y preocupa a la
mayoría de las madres, ya que supone la posibilidad de que no crezca sano o se vuelva
enfermizo. Por lo que es común que las madres, con el deseo de dar la mejor atención a su
hijo, generen obsesiones alrededor de la alimentación. Sin embargo, es importante señalar
que el ser humano necesita además de comida, comunicarse con otros humanos,
intercambio afectivo y verbal, reconocimiento de su existencia, adquirir conocimientos,
desarrollar sueños e ideales así como, generar independencia y libertad, por lo que es
deseable saciar también estas necesidades.

Derivado de ello, una de las consultas pediátricas más frecuente se relaciona precisamente
con este problema: “mi hijo no quiere comer”. Sin embargo, antes de sospechar algún
problema alimentario vale la pena identificar la presencia de algunos de los errores más
frecuentes en la crianza de los niños en relación con los alimentos, tales errores se refieren
26

a: darle de comer al niño cuando no tiene hambre o bien que ha comido golosinas
previamente, obligarlo a comer lo que a nosotros nos gusta, darle de comer en la boca
cuando es capaz de hacerlo solo, darle de comer la cantidad que nosotros queremos, o bien
forzarlo a que coma más porque nos parece que aún no ha comido suficiente.

Por otro lado, hay que señalar que los niños pasan por períodos de falta de apetito estando
sanos con una vitalidad normal y pasados algunos días vuelven a comer bien, como si de
esta forma compensaran los días anteriores, sin que su peso y su talla se afecte. Sin
embargo, tal vez valga la pena descartar algún problema de parásitos con la adecuada
supervisión médica.

La anorexia, en rigor, es un trastorno alimentario que afecta fundamentalmente a un alto


índice de mujeres, principalmente a las adolescentes, que se caracteriza por el rechazo a
mantener el peso corporal dentro de los límites normales, sin embargo, puede afectar
también a los niños y a los adultos. Se define como la falta de apetito que origina una
negativa del sujeto a tomar alimentos. Es la situación en la cual, existiendo las condiciones
orgánicas para provocar el hambre, no se desencadena la conducta de comer. Tiene
numerosas y variadas causas y aparecen enfermedades que afectan distintos órganos y
aparatos. En el origen de la anorexia se reconoce un factor emocional , faltando cualquier
alteración orgánica.

En el caso de los niños, se le denomina anorexia esencial precoz, misma que es


relativamente rara y puede aparecer durante las primeras semanas de vida. Se describe en
niños con bajo peso, nerviosos y muy despiertos, que muestran pasividad ante la comida y
pasados algunos meses son reacios al alimento.

La anorexia durante el segundo semestre es más frecuente y aparece entre el quinto y el


octavo mes. Se distinguen dos tipos, a saber, cuando el niño no presenta iniciativa ni
coopera o se le escapa o vomita lo que ingiere, mientras que por otro lado está la anorexia
de oposición, que es cuando el niño reacciona con una negativa intensa ante la comida,
rechazando drásticamente el alimento, con presencia de vómito.

Este conflicto genera que se establezca una relación madre-hijo de rechazo con una
importante dosis de sufrimiento por ambas partes, tanto para el que se niega a recibir como
el que es rechazado.

Es común que los bebés anoréxicos se retrasen en el control de los esfínteres y que
presenten trastornos en el sueño. Asímismo, puede presentarse también este problema,
después de que el bebé se ha alimentado normalmente durante el primer año de vida y
27

posteriormente inicia este rechazo a los alimentos como una forma de rechazo a una posible
rigidez en el ambiente familiar en relación a los rituales alrededor de la alimentación.

Por todo lo anterior, es importante generar un adecuado hábito alimentario por lo que le
sugerimos las siguientes medidas generales: establecer horarios, presentar a los niños
diversidad de platillos para enseñarles a comer de todo, evitar riñas y castigos a la hora de
comer, incluir en su dieta todos los grupos alimenticios. Desde luego la manera que la
familia se relaciona en torno a las actividades alimentarias será también un indicar de la
manera en que emocionalmente están involucrados tanto en calidad como en cantidad. La
atención oportuna de este problema es importante, para lo que deberán acudir con su
médico familiar, su pediatra, psicólogo, terapéuta familiar o paido psiquiatra.

Finalmente el uso de vitaminas y estimulantes del apetito es controvertido. Estos son


productos que deben ser administrados por el médico y pueden ser auxiliares en carencias
específicas, pero debe subrayarse que no sustituyen una comida.

Como puede apreciarse en los dos trastornos alimentarios anteriores, tanto la


sobrealimentación con el rechazo a los alimentos, se consideran problemas que deben ser
atendidos a la brevedad posible para evitar consecuencias posteriores en la salud y
desarrollo psicológico de se hijo.

Pica
Este es un trastorno alimentario poco común que consiste en ingerir sustancias no
comestibles tales como cal o pelo. A menudo aparece asociada a retraso mental y trastornos
generalizados del desarrollo y generalmente remite espontáneamente.

Tras la lectura de este capítulo nos permitimos hacerle las siguientes sugerencias:

a. Observar una dieta balanceada, de manera especial durante el embarazo, en la etapa


preescolar, durante la pubertad y adolescencia y cuando los niños se enfermen, ya que
son los momentos en donde se presenta máximo riesgo de desnutrición.
b. Disfrutar a los hijos a la hora de la comida y promover hábitos alimentarios adecuados.
c. Evitar los “alimentos chatarra” como parte de la dieta cotidiana.
d. Prevenir y/o combatir la obesidad
e. Prevenir y/o combatir la anorexia
f. Fomentar y motivar el hábito del deporte durante la niñez.

BIBLIOGRAFÍA
28

Spitz R. El Primer Año de Vida del Niño. Ed. Fondo de Cultura Económico. México, 1985.
De Ajurriaguerra J. Manual de Psiquiatría Infantil. Ed. Masson. Madrid, 1991.
Manual de Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Ed. Masson, España, 1995.
La Anorexia y la Bulimia. http://www.ciudadfutura.com/psico/articulos /trastornos-alimentarios.htm
Soria M. Rechazo a la alimentación. http://www.mipediatra.com.mx/infantil/rechazo-alimento.htm
Cerón M. Mi Hijo no quiere comer. http://www.mipediatra.com.mx/infantil/nocome2.htm
29

Capítulo 4
El sueño en el niño

Psic. Ana Nava Zabalgoitia

La alternancia entre el sueño y la vigilia forma parte del ritmo biológico humano, mismo que
responde a mecanismos fisiológicos considerablemente precisos y que evolucionan a la par
con la maduración orgánica del individuo, por lo que el sueño y sus características son un
indicador del nivel de maduración del sistema nervioso, así como, también de armonía con
su mundo.

El objetivo de este capítulo es describir la importancia del sueño y sus cambios durante el
desarrollo, pero sobre todo, analizar las diferentes alteraciones del sueño y su tratamiento
específico, con la finalidad de que ustedes como padres, conozcan un poco tanto de su parte
fisiológica así como, los elementos que tienen que ver con los componentes educativos.

Iniciaremos realizando una breve descripción de las características específicas del sueño
durante la infancia, ya que al conocer su evolución, es factible valorar sus aspectos normales
o patológicos.

Características específicas del sueño durante la infancia

La mayor parte de los niños recién nacidos duermen entre 16 y 20 horas a lo largo del día.
Hacia los 6 meses de edad, duermen durante toda la noche y están despiertos períodos que
oscilan entre las 6 – 8 horas a lo largo del día. A los dos años duerme un total de 12-14 horas
al día. La necesidad de dormir disminuye gradualmente pero, rara vez, es inferior a las 10
horas, durante la infancia.

Para comprender la evolución del sueño a lo largo de la infancia, es fundamental conocer la


fisiología del sueño y sus diferentes estadios, mismos que a continuación mencionaremos
únicamente como mera referencia:

Se pueden identificar tres estadios diferentes de sueño:

Sueño activo (equivalente al llamado sueño REM).


Sueño tranquilo ( equivalente al llamado sueño NREM).
Sueño indeterminado ( definido por ser un estadio en el cual no se identifican los criterios
de clasificación de sueño REM ni de sueño NREM).
30

Fase de recién nacido a 12 meses:

La estabilidad del sueño durante los primeros 12 meses de la vida es relativamente baja ya
que los períodos de vigilia se incrementan de 128 minutos a las 6 semanas a 210 minutos a
los 6 meses, localizados fundamentalmente por las tardes. Son muy frecuentes, breves
despertares durante el sueño los 2 primeros meses de vida. Durante los primeros 3 meses, el
adormecimiento nocturno se produce generalmente con facilidad, pero a partir de esta edad
se observa cierta dificultad para alcanzarlo; quizás relacionado con el deseo de relación con
el entorno. Hacia los 3 meses de edad la maduración hace posible una distribución casi
estable de los períodos de sueño y vigilia diurnos de tal forma, que los patrones diurnos
están relativamente bien establecidos hacia las 12-16 semanas de vida.

En el recién nacido la duración total del sueño suele ser de 16 a 17 h al día . Las horas
totales de sueño disminuyen progresivamente siendo de alrededor de 14 a 15 h a las 16
semanas de vida y 13 a 14 h hacia los 6 u 8 meses.

De 2 a 5 años de edad:
En contraste con los rápidos cambios que se producen durante el primer año de la vida, los
cambios en este período son más graduales. El sueño empieza a consolidarse en un largo
período nocturno de aproximadamente 10 horas. Durante los 2-3 primeros años el sueño
diurno continúa con siestas diurnas cortas y entre los 3-5 años de edad se consolida en un
único período nocturno.

Etapa de 5 a 10 años:
Los patrones del sueño ya muestran una cierta estabilidad y se parecen al de los adultos. El
tiempo total de sueño suele ser 2 horas y media más largo que en el adulto. A esta edad la
presencia de manera constante de siestas diurnas nos debe alertar sobre la existencia de
algún proceso patológico. La duración media de la latencia del sueño suele ser de alrededor
de 15 minutos lo que demuestra un estado importante de alerta y vigilancia. En niños
mayores de 10 años hasta un 27 % son roncadores habituales. Es frecuente que estos
roncadores habituales presenten somnolencia diurna, signos de hiperactividad y sueño de
peor calidad. Así, a lo largo de la infancia van disminuyendo las horas dedicadas al sueño y,
de forma progresiva, se va unificando en único episodio nocturno.

Niños con problemas para dormir

Los problemas para dormir durante los primeros años de edad son muy comunes. Cada niño
es diferente en cuanto a la cantidad de tiempo que necesita para dormir, así como su
31

capacidad para dormirse, la facilidad para despertar y que tan fácil se vuelve a dormir. Rara
vez un niño es malo para dormir. Como padre, hay que fomentar que el niño desarrolle
hábitos buenos para dormir, tal como aprender a dormirse solo, que durará toda la vida.
Guardar un horario y tener rituales para dormir son maneras efectivas para empezar a formar
los buenos hábitos.

Ciertos problemas para dormir son más comunes en ciertas etapas de desarrollo y pueden
ser resultado de nuevos sucesos y cambios en la rutina diaria. A menos que los problemas
para dormir persistan o interrumpan con las actividades diurnas del niño, la comodidad y el
calor paternal puede ser todo lo que sea necesario. La mayoría de los problemas para dormir
pueden resolverse. Hay que recordar que muchos problemas para dormir son problemas
sólo si los padres o su niño los experimentan de esa manera.

Muchas de las dificultades que los niños tienen mientras duermen están relacionados con
hábitos irregulares de acostarse o con la ansiedad de irse a la cama y el quedarse dormidos.
Los desórdenes al dormir pueden ser síntomas de dificultades emocionales. La "ansiedad por
la separación" es una etapa crucial en el desarrollo infantil. Para los niños normales, la hora
de acostarse es la hora de la separación. Algunos niños hacen todo lo posible por evitar la
separación.

El niño o la niña recurren a excusas y/o a conductas de manipulación para retrasar el


momento de ir a la cama. El niño grita, se agita, se levanta una vez acostado y solo ceja en
sus propósitos después de un largo período de lucha con sus padres, estando ya agotado.
Muchas veces requieren a los padres para que alguno de ellos (o los dos) le acompañen
hasta que se duerma, o bien solicitan ir al lecho de los padres.

Entre los 2 y los 5-6 el niño no quiere acostarse, instaura conductas rituales diversas,
reclama un objeto o situación que le dé confianza (luz, succión del pulgar, alguna cobijita o
almohada), necesita que sus padres le cuenten una historia, pide agua, o bien, que todos
vayan a besarle. Es común que el niño exija que su almohada, su juguete, su pañuelo, sus
zapatillas, o tal o cual objeto esté colocado de una determinada manera, siempre idéntica,
elementos que le darán la seguridad durante el sueño, de que sus cosas permanecen en el
lugar que él quiere. A continuación mencionaremos brevemente algunos problemas
relacionados con el sueño, que con frecuencia aparecen en los niños.

Apneas
Las apnea son pausas respiratorias que se pueden intercalar durante el sueño, que en
ocasiones pudieran tener una duración prolongada, en cuyo caso podría ocurrir la llamada
“muerte de cuna” o “muerte súbita”.
32

La mayoría de las veces suele ser ocasionada por obstrucción de las vías respiratorias.

Siempre que aprecien una APNEA de duración "llamativa", que duren más de 30 segundos,
deben comentarlo con su médico. Él tomará las medidas necesarias o se limitará a dar un
consejo, una explicación, que en la mayoría de los casos será suficiente y tranquilizará a los
padres.

Levantarse durante la noche.


Suele estar relacionado con lo mencionado anteriormente, donde la excusa más frecuente es
el miedo. La finalidad es que se le permita dormir con los padres, o bien, desplazar a alguno
del lecho para quedarse con el otro. Obteniendo además como beneficios adicionales, recibir
atención y manipular el ambiente.

Miedo a acostarse.
Puede quedar reducida a una petición de un objeto o situación que le reduzca el miedo, tal
como: la luz encendida o la puerta abierta. Sin embargo, en ocasiones, reviste una intensidad
tal, que el niño es preso del pánico en cuanto nota los síntomas del sueño. Quiere que le den
la mano, solicita dormir con sus padres, en su cama, en su sillón. Sólo una vez dormido
logran instalarle en su lecho. Aparece, por lo general, después de episodios con sueños de
angustia o terrores nocturnos hacia los 2-3 años.

Este fenómeno se asocia a problemas del sueño en un 24% de los niños de 2-4 años que
duermen al menos una vez por semana en la cama paterna. Se asocia también con
alteraciones familiares tales como depresión materna, sentimientos ambivalentes de sus
padres respecto al niño, enfermedad o accidente en la familia o excesiva ausencia materna
durante el día. Puede reflejar inseguridad o problemas emocionales en los padres, y por ello
interferir con la progresiva independencia del niño, establecer un hábito difícil de romper.

Terrores nocturnos.
Los terrores nocturnos consisten en episodios recurrentes de despertar súbito. Su
característica principal es la aparición repetida de terrores nocturnos, es decir, despertares
bruscos que suelen estar precedidos por gritos y llanto de angustia. Cada episodio se
acompaña de ansiedad intensa y signos como: taquicardia y sudoración. Es típico que
durante uno de estos episodios el niño se siente bruscamente en la cama y empiece a llorar,
mostrando una expresión facial de terror, respondiendo a los esfuerzos de los demás por
despertarlo y calmarlo, observándose palidéz, sudores y taquicardia. Si por fín logra
despertarse, se muestra confuso, el niño normalmente responde en forma incoherente a las
preguntas, no reconoce ni su entorno ni a su madre y parece inaccesible a cualquier
33

razonamiento, pues tras el episodio se presenta invariablemente un período de algunos


minutos de confusión y desorientación, junto a movimientos estereotipados (por ejemplo:
agarrarse a la almohada). Aunque puede recordar imágenes vívidas del sueño, sólo son
imágenes fragmentadas y aisladas, y no es capaz de encadenarlas en una secuencia
contínua. La crisis dura algunos minutos. El niño se vuelve a dormir enseguida. Al día
siguiente es habitual que no recuerde nada de lo sucedido. Estos terrores nocturnos
sobrevienen cuando el niño tiene entre 3 y 4 años de edad y aparecen en el primer ciclo del
sueño. Su frecuencia de aparición es variable remitiéndose espontáneamente durante la
adolescencia. La mayor parte de las veces es un trastorno benigno, transitorio y pocas veces
requiere tratamiento.

Pesadillas
Suelen presentarse en el transcurso de etapas de ansiedad. Su característica principal es la
aparición repetida de sueños terroríficos que despiertan al individuo, provocando el despertar
abrupto. El niño se despierta llorando o gritando, pero resulta fácil comunicarse con él y
consolarle. Sueñan pesadillas episódicas tras haber sufrido algún tipo de miedo, amenaza o
películas que muestra la TV. Las imágenes quedan grabadas en la mente del niño, y
posteriormente le impiden conciliar el sueño, o reaparecen en forma de vistosas pesadillas.
Así, las experiencias traumáticas se pueden recrear en pesadillas que producen despertares
completos, donde los niños son capaces de describir la pesadilla que se asocia a una
sensación prolongada de miedo o ansiedad. El contenido de estos sueños suele centrarse en
peligros físicos inminentes para el individuo.

Las pesadillas suelen aparecer por primera vez entre los 3 y los 6 años de edad y son
especialmente frecuentes en los niños sometidos a situaciones angustiantes, afectando a las
niñas con mayor frecuencia que a los niños. La mayoría de los menores con problemas de
pesadillas suelen superarlos con la edad.

Sonambulismo.
Su característica principal es la existencia de episodios repetidos de comportamientos
motores complejos que inician en el transcurso de la primera mitad de la noche durante el
sueño y que implican que el niño, sin despertarse, se levanta de la cama y deambula por su
habitación o por el resto de la casa. Los niños sonámbulos parecen estar despiertos mientras
caminan por la casa, pero están en realidad dormidos y en peligro de hacerse daño. En
ocasiones, muestra una actividad complicada, siempre idéntica. Después de algunos minutos
(10 a 30) se vuelva a acostar o se deja conducir hasta el lecho. Al día siguiente no recuerda
nada. Durante estos episodios, el niño presenta una disminución del estado vigilia y de la
reactividad los estímulos, mirada fija y perdida y una ausencia relativa de respuesta al
diálogo o a los esfuerzos que emprenden los demás para despertarlo. Despertar al niño en
34

pleno episodio es muy difícil pero si logra despertarse durante uno de estos episodios, el niño
no consigue recordarlo con claridad, permanece confuso durante unos minutos y
posteriormente recupera el estado de vigilia normal. Durante los episodios de sonambulismo
los niños pueden hablar e incluso responder preguntas. Sin embargo la articulación de la
palabra es pobre y es raro que se establezcan diálogos de verdad. También pueden
presentar comportamientos inapropiados ( p. Ej. orinarse en la habitación ), evitando
situaciones que puedan poner en evidencia su comportamiento (p. ej., los niños pueden
eludir visitar a amigos ). Como resultado de estos comportamientos de evitación puede
aparecer aislamiento o algún problema emocional. Entre un 10 y un 30 % de los niños han
sufrido al menos un episodio de sonambulismo. Una vez que el niño aprende a caminar el
sonambulismo puede aparecer a cualquier edad, aunque la mayoría de los episodios suelen
darse en niños con edades comprendidas entre los 4 y los 8 años con antecedentes
familiares de sonambulismo. La máxima prevalencia se sitúa alrededor de los 12 años. El
sonambulismo que aparece en la infancia suele remitir de modo espontáneo durante la
adolescencia.

Insomnio.
La característica principal es la dificultad para iniciar o mantener el sueño o despertarse a
media noche sin poderlo reconciliar o la sensación de no haber tenido un sueño reparador
durante al menos un mes. Los niños con insomnio presentan muy a menudo una
combinación de dificultades para dormir y despertares frecuentes durante la noche, tienen
una historia de sueño superficial.

Tienen la sensación de que su sueño ha sido inquieto, poco profundo y de poca calidad.
Puede asociarse a una experiencia intensa de ansiedad (como hospitalización, enfermedad,
o problemas relacionados con la escuela) y el malestar por la imposibilidad de dormir bien
pueden crear un círculo vicioso: cuanto más intenta el niño dormir, más frustrado y molesto
se encuentra y menos duerme. Pueden haber síntomas de ansiedad o depresión (sin haber
trastorno mental). Si resulta persistente o recurrente, vale la pena estudiarlo desde el punto
de vista psicológico. El insomnio infantil se clasifica de la siguientes manera:

Insomnio común: debido con frecuencia a condiciones inadecuadas o mal organizadas


(rigidez excesiva en los horarios de comida, exceso en la ración alimentaria, malas
condiciones acústicas, etc.) que pueden ser el reflejo de prematuras dificultades de
adecuación entre el bebé y la madre.
Insomnio agitado: El bebé no cesa de chillar, gritar y agitarse, calmándose solo durante
breves momentos de agotamiento, reanudando los gritos de inmediato, reflejando el
fracaso de la madre en su papel de protectora del sueño del niño.
35

Insomnio tranquilo: El niño permanece en su cuna, abiertos los ojos, silencioso tanto de
día como de noche. Parece no solicitar ni esperar nada, por lo que no hay una buena
imagen de fusión protectora madre-niño, sobre la cual este pueda reposar

El insomnio se presente con más frecuencia a medida que aumenta la edad y es más
frecuentes en las mujeres.

Enuresis Nocturna.
Ocurre un poco antes del llamado sueño REM y entorpece su desarrollo previsible, por lo que
se relaciona con los terrores nocturnos y el sonambulismo.

Todos los trastornos antes mencionados provocan un malestar o deterioro social, escolar
o de otras áreas importantes de la actividad del niño. Cuando el niño o la niña no logra un
descanso completo, es decir, que su sueño sea placentero, en donde realmente descanse,
tendrá dificultad para levantarse y problemas a la hora de cumplir con sus obligaciones
escolares. Disminuyendo su nivel de alerta, teniendo un bajo rendimiento, una pobre
concentración y un déficit de memoria durante las actividades diurnas. Por lo tanto, si un niño
sufre algún trastorno del sueño, no es raro que su rendimiento escolar sea bajo, costándole
trabajo aprender y esto se verá reflejado en sus calificaciones siendo bajas.

Tratamiento de los trastornos del sueño

El tratamiento para los trastornos relacionados solamente con dificultades para el control de
la conducta del niño, habrán de atacarse desde este mismo punto de vista, es decir,
estableciéndo límites en lo relacionado al sueño. Para ello, el niño debe de ir a la cama a la
hora estipulada y los padres explicarán con claridad al niño que debe permanecer allí,
brindándole la confianza de que ellos estarán allí para cualquier problema o temor
emergente. La negativa y el llanto pueden durar varias horas, pero al final cesarán. Se trata
de que el niño advierta que es importante que duerma determinadas horas y es labor de los
padres identificar la problemática específica que hace que el niño rechace el irse a la cama,
es decir, si se trata de la oscuridad, la soledad , su cama o bien, manipulación o chantaje.

Se pueden usar diversos métodos de negociación que pueden ser dejar la puerta abierta, o
una pequeña luz en su habitación, o bien dejarle puesta música relajante. Lo importante es
no transigir con el abandono de la habitación, dándole al mismo tiempo seguridad y
confianza.

Es necesario que el proceso se haga con mucha calma, manteniendo los padres la sonrisa
en los labios, y sin dejarse impresionar por la escenificación dramática que el niño puede
36

intentar. Cuando los padres acceden a demandas inapropiadas de los hijos, están
manifestando también un problema más o menos neurótico. Se angustian si sus hijos les
reprochan cosas, o si ven a los niños angustiados. Pero en este intercambio de ansiedades,
cada uno refuerza la angustia de los otros. Es necesario que alguien (el más fuerte, el mayor
o el más interesado) empiece a mostrar calma y aplomo, con lo que el ambiente se va
serenando y los niños llegan a realizar conductas apropiadas.

¿A qué edad es aconsejable que los niños empiecen a dormir solos? Solamente durante los
primeros meses de vida es aconsejable que el niño permanezca en la habitación de sus
padres. La necesidad de alimentarle con frecuencia y la posibilidad de que se presenten
llantos que es necesario evaluar, hacen que la permanencia en la habitación conyugal sea un
factor de comodidad. Pero más allá de los 6 meses, pocas veces se mantendrá la necesidad
mencionada. El bebé puede ser colocado en una habitación para él, y pocos son los niños
que se quejan a esa edad. El hecho de que su habitación sea cercana a la de los padres, o el
empleo de mecanismos transmisores, facilita el control del sueño. Suele ser conveniente
llevar al niño a su habitación, ( decorada con sus posesiones más preciosas: juguetes,
peluches, biberones, posters de sus "artistas" predilectos de los dibujos animados, etc.) Los
juguetes favoritos del niño se colocarán en la camita. Una vez dejado en la cama, lo que hay
que hacer es: apagar la luz, decirle adiós y dejarlo sólo.

¿Qué hay que hacer si llora? Comprobar que no tenga algún problema real y después
reiterar la indicación de que es momento de dormir. A partir de ahí, hay que esperar para que
el niño se duerma lo más rápidamente posible. Pero ya no hay que volver a su habitación ni,
mucho menos, sacarle de la cama o hacerle compañía hasta que se duerma.
Empezando a estas edades, el problema deja de serlo muy rápidamente. ¿Podemos estar
seguros de que ya se ha solucionado para siempre? La respuesta es: en absoluto. El
problema puede volver a presentarse sí, en algún momento (por ejemplo: coincidiendo con
una enfermedad) bajamos la guardia y consentimos en acompañar al niño hasta que se
duerma o le dejamos dormir en nuestra cama.

¿Si caemos en la trampa y se presentan nuevamente problemas, qué hay que hacer? Pues
volver a empezar: dejarle solo en su habitación y decirle que no le pasará nada ya que ellos (
los padres ) desde su habitación lo cuidarán.

Si los padres ceden una o más veces, sobre todo si ceden bastantes veces, el niño irá
descubriendo que sus padres son "manipulables" y que le va a resultar fácil salirse con la
suya, tarde o temprano.
37

Al resolver estos problemas los padres deben mostrarse muy seguros de ellos mismos, e
inflexibles salvo casos de fuerza mayor (estancia en un hotel, enfermedad grave). Cuánto
más tranquilos y seguros estén, antes se va a resolver el problema.

El proceso debe ser entendido y seguido por todos los que vayan a cuidar de el niño. Si, en
ocasiones, queda en manos de familiares es necesario que sepan a qué atenerse y colaborar
en el proceso de educación que están manteniendo los padres. La instauración temprana de
una regularidad en la hora de acostarse es de la máxima importancia.

El período inmediatamente anterior al momento de irse a la cama debe estar libre de


excitaciones, riñas o actividad física. Hay que evitar alborotar al niño con relatos incitantes
(programas TV), juegos activos. Se recomienda un baño caliente previo y un cuento cuando
esté acostado, Que por supuesto será un relato amable. El hábito de acostarse y dormir unas
horas determinadas puede establecerse y mantenerlo por medio de perseverancia y
comprensión. Los niños, por su bien y el familiar, deben tener su propia cama y, de ser
posible, su propia habitación, a la que se le llevará ya en los primeros meses. La habitación
ha de ser ventilada pero sin corrientes de aire. La ropa de la cama debe variarse con la
temperatura ambiental y estacional. Evitar los excesos de abrigo.

En relación a la posición, los últimos estudios recomiendan que los lactantes no duerman
boca abajo, pues, ahora se sabe que hay una mayor incidencia en la muerte súbita. Esta
posibilidad se ve incrementada si tenemos colchones de fibra natural (lana) y ropa de cama
demasiado ajustada. La posición, sobre todo en los vomitadores, debe ser "de lado". A los
lactantes debe cambiárseles la postura, con relativa frecuencia, para evitar la deformación
del cráneo, debido a la presión prolongada sobre una zona determinada.

El terror nocturno y el sonambulismo pueden ser expresiones de una pobre regulación de los
procesos de sueño. Su comprensión exigiría la realización de EEG continuo en laboratorios
especialmente dotados para el análisis del sueño. Son trastornos benignos que no suelen
necesitar tratamiento y que tienden a cesar o a minimizarse por encima de los 15-16 años.

El insomnio suele ir asociado a ansiedad y/o a depresión. Hay que investigar estas causas
antes de determinar el camino a seguir. Los insomnios "reactivos" a excitaciones, TV o
medicamentos, lógicamente responden a la retirada del agente causal. Lo mismo cabe decir
de los insomnios secundarios a alguna enfermedad orgánica, los cuales responden al
tratamiento de la enfermedad que lo origina.
38

El sonambulismo si no es recurrente ni implica riesgos puede dejarse sin tratamiento, siendo


con frecuencia evolutivo a mejoría en forma espontánea. En el caso contrario puede tratarse
con medicamento.

Afortunadamente, a medida que madura, el niño supera los problemas comunes del dormir
así como los desórdenes más severos. Sin embargo, si los padres creen que el problema es
urgente, deben de consultar al pediatra o terapeutas infantiles o familiares.

Recuerde que cualquier duda que le surja durante la lectura de este capitulo puede usted
aclararla en el transcurso de su “Escuela para Padres”.

BIBLIOGRAFÍA

http://bio.hgy.es/neurocon/congreso-1/conferencias/son-1.html
http://personal.redestb.es/iperira/sueño.html.
http://www.gocities.com/Athens/Crete/8225/trastonl.html
http://www2.state.id.us/dhw/hwgd-www/ecic/446F22A2.html
39

Capítulo 5
Entrenamiento en el
control de esfínteres

Psic. Patricia Durán Olvera

El objetivo del presente capítulo es describir el funcionamiento de los esfínteres, los


diferentes trastornos en su control, así como brindarle algunas ideas para lograr un adecuado
entrenamiento en el control de los esfínteres.

Maduración neuromuscular de los esfínteres

El control esfinteriano depende inicialmente de un sistema anatomofisiológico, sistema que


únicamente tras un período de maduración podrá funcionar y cuya utilización dependerá de
normas culturales.

La Micción:
Primeramente, los bebés no tienen el control de la micción, pero un reflejo espinal asegura
que la vejiga se vacíe cuando está repleta. Durante su desarrollo el niño aprende el control
de la micción. Cuando se dilata la pared vesical el sistema nervioso central recibe señales de
receptores que avisan al cerebro cuando la vejiga está llena.

La evacuación y la retención de la orina están controladas por 4 sistemas: 2 sistemas de


contención y 2 sistemas de expulsión.

El primer sistema de contención garantiza el cierre permanente y estático de la vejiga


mediante el esfínter interno liso, independiente de la voluntad. Su inervación se da en los
nervios hipogástrico y los nervios erectores.

El segundo sistema de contención será un esfuerzo del primero por contracciones


voluntarias. Es el esfínter externo estriado. Está inervado por el nervio pudendo.

El primer sistema de expulsión comporta un músculo liso, cuya acción no depende de la


voluntad y que hace contraerse a la vejiga intermitentemente. Está inervado por nervios
sensitivos y motores.

El segundo sistema de expulsión pone en juego todos los músculos abdominales que pueden
contraerse voluntariamente provocando la contracción de la vejiga y demás vísceras.

La micción puede ser automática o voluntaria. La automática depende de un centro medular


enclavado en la zona sacro lumbar y que está unido a la vejiga por nervios motores y
sensitivos; cuando la presión intravesical sobrepasa ciertos límites provoca la estimulación
del centro medular, que a su vez hace contraerse el detrusor y relaja el esfínter liso.

La Defecación:
40

El tono muscular adecuado del esfínter anal interno, da como resultado la evacuación de las
heces fecales.

El recto poseé a su vez 2 esfínteres: el interno, de fibras lisas, inervado por el plexo
hipogástrico, y el externo, de fibras estriadas, inervado por el nervio hemorroidal. Cuando
una onda peristáltica evacúa las materias fecales del colon pélvico al recto, la distensión de
la pared rectal produce la sensación de necesidad. El control del esfínter anal queda
asegurado por unos centros radicados en la región sacro lumbar por centros hipotalámicos,
rinencefálicos y corticales.

Control del esfínter vesical

En el recién nacido la distensión da paso a la expulsión. Los esfínteres estriados funcionan


tras el "adiestramiento" que, inicialmente, permitirá la retención diurna y seguidamente la
nocturna. Se distinguen 4 etapas en la "maduración":

conciencia de repleción
posibilidad de retener
posibilidad de orinar cuando está llena la vejiga
posibilidad de orinar aún cuando no estando llena

El control del esfínter no es algo innato en sí, no es suficiente la existencia de un sistema


anatomofisiológico propio. Es el resultado de la maduración del sistema y del
condicionamiento impuesto por la sociedad. Sobre este particular, se subraya la estrecha
asociación entre madurez nerviosa y logro del control del esfínter infantil.

Control del esfínter anal

El control del esfínter anal normalmente es anterior al del esfínter vesical. Queda antes
consolidado y con mayor firmeza.

Hay varias fases en el aprendizaje del control intestinal. En la primera, el lograr que se ponga
en el bacín, es un éxito que hay que atribuir a un proceso de condicionamiento. Al iniciarse el
control voluntario, simultáneo al desarrollo cortical, el niño sabe evacuar en un recipiente
especial y posteriormente generalizar la evacuación en cualquier lugar idóneo. Antes de
llegar a pedir con toda responsabilidad el bacín, pasa por una etapa de indecisión, tras lo que
organiza con regularidad el control. Entre las diversas fases hay episodios de transitoria
regresión.

El control esfinteriano tiene lugar a partir de cierto grado de maduración del sistema nervioso,
sobre la base de un aprendizaje que pretende inducir al niño a "renunciar a su costumbre
infantil de defecar donde y cuando le place, pasando a eliminar en un momento y lugar
concretos"

Trastornos en el control esfinteriano

Todos lo niños carecen de control vesical durante el 1o o 2o año de vida. El control diurno se
adquiere antes que el nocturno. Es hacia los 3 ó 4 años cuando la mayoría de los niños
alcanzan un control total.
41

Durante el día, normalmente hacia los 2 ó 2 años y medio, el niño controlará sus esfínteres,
presentándose antes el control anal que el vesical.

Durante la noche, el control se adquiere entre los 2 y los 3 años y medio. Esto puede
prolongarse hasta los 4 ó 5 años, sin que sea considerado como patológico.

Para que el niño controle los esfínteres depende de varios factores: adiestramiento,
maduración anatomofisiológica, y todo ello está condicionado por el desarrollo
afectivo-emocional del niño.

Enuresis:
Se le denomina "Enuresis" a la falta de control en la emisión de orina, tanto diurno como
nocturno, aparentemente involuntario, que se mantiene o aparece una vez pasada la edad en
que se adquiere la madurez fisiológica, tradicionalmente considerada a la edad de los 3
años.

La enuresis puede ser primaria y su nota predominante será el retraso en manifestarse el


control esfinteriano, o secundaria, al aparecer la enuresis tras un intervalo más o menos
prolongado de limpieza.

Para establecer un diagnóstico de enuresis la emisión de orina debe ocurrir por lo menos 2
veces por semana durante un mínimo de 3 meses, o bien provocar malestar clínicamente
significativo o deterioro social, académico o de otras áreas importantes de la actividad del
individuo. El niño debe de haber alcanzado una edad en la que es esperable la continencia
(esto es, la edad cronológica del niño debe ser por lo menos de 5 años). La incontinencia
urinaria no se debe a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (por ejemplo:
diurético), ni una enfermedad médica (por ejemplo: diabetes, espina bífida, etc.).

El orinarse persistentemente en la cama después de los 3 ó 4 años raramente significa que


el niño tiene un problema de los riñones o la vejiga. Algunas veces puede estar relacionada
con un desorden en el dormir. En la mayoría de los casos, es el resultado del desarrollo lento
del control de la vejiga. La enuresis también puede ser el resultado de emociones y tensiones
que requieren atención.

La enuresis puede tener un sinnúmero de causas emocionales. Por ejemplo, cuando un niño
pequeño comienza otra vez a orinarse en la cama después de meses o años de no hacerlo,
se sospecha que estos síntomas están causados por nuevos temores o inseguridades. Por lo
general sucede después de algún evento que lo haga sentirse inseguro: el traslado de la
familia a otra ciudad, la pérdida de un ser querido o especialmente un nuevo bebé en la
familia. A veces, la enuresis vuelve a aparecer después de un período en el que el niño ha
estado seco ya que el proceso original de aprendizaje de ir al baño fue muy intenso y le ha
causado demasiado estrés.

Los padres deben de recordar que los niños no se orinan en la cama a propósito y que por lo
general les da vergüenza cuando esto sucede. En vez de hacer que el niño se sienta
avergonzado o tímido, los padres deben de alentarlo y demostrarle confianza de que pronto
logrará dormir la noche entera sin orinarse.
42

En algunos casos, el problema de la enuresis no puede ser resuelto ni por los padres, ni por
el pediatra, ni por el médico de la familia. A veces el niño muestra síntomas de problemas
emocionales, tales como tristeza o irritabilidad constante, un cambio en el apetito o en los
hábitos de dormir. En estos casos, los padres deben de hablar con un paidopsiquiatra o con
psicólogo de niños y adolescentes, que podrá evaluar los problemas emocionales que
pueden estar causando la enuresis y quien podrá ayudar al niño y a sus padres a resolver
estos problemas.

Encopresis:
Se le denomina "encopresis" a la evacuación intestinal parcial o total que tiene lugar pasada
la edad normal de control, siempre que no sea debido a algún tipo de afección orgánica.

La encopresis es más frecuente en los niños que en las niñas; además el encoprético es (o
ha sido) también enurético. Probablemente pueden presentarse estreñimiento, diarreas o
ambos a la vez, alternando periódicamente.

Al igual que en la enuresis, hay encopresis primaria y secundaria. En el primer caso, el niño
nunca ha dejado de ensuciarse, al menos por un tiempo suficientemente largo como para
que pueda considerarse que ha alcanzado un control. En la secundaria, es una regresión a
una fase anterior, con un intervalo de limpieza; esta encopresis coincide a menudo, con un
factor desencadenante como puede ser el alejamiento de la madre, operaciones o
internamientos del niño o de uno de los padres, modificaciones de la estructura familiar
(muertes o nacimiento de un hermano), entrada en la escuela, etc.

En la mayoría de los casos esta emisión puede ser involuntaria, pero en ocasiones puede ser
intencionada. El hecho debe ocurrir por lo menos una vez al mes durante 3 meses como
mínimo, la edad cronológica del niño debe ser por lo menos de 4 años. La incontinencia fecal
no puede deberse exclusivamente a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (por
ejemplo: laxante) ni de una enfermedad médica, excepto por algún mecanismo que implique
estreñimiento.

Los niños encopréticos padecen en general un tipo de trastorno de la personalidad con


características comunes a todos ellos. Presentan dificultades en el manejo de la agresión,
son muy dependientes y presentan baja tolerancia a las frustraciones. Acostumbran ser
ansiosos e indecisos, presentan dificultades de relación con los demás, especialmente con la
madre.

Los padres deben buscar ayuda y apoyo con un especialista, ya sea con un paidopsiquiatra o
un psicólogo infantil para resolver el problema emocional que sustenta el trastorno de la
encopresis , como en algunos casos de la enuresis.

Entrenamiento del control de esfínteres

A continuación le daremos algunas sugerencias para el control de esfínteres en casa:

Para que el entrenamiento tenga éxito y se complete en el menor tiempo, es importante que
el entrenamiento tenga continuidad en casa.
43

Un primer paso es, familiarizar al niño con el bacín, para que sepa que se espera de él al
sentarlo. Por esto es recomendable que durante un fin de semana se dedique especialmente
a enseñar al niño, en ocasiones no se puede realizar regularmente en casa por el trabajo y
las tareas del hogar, hay que tener presente que el sentarlo regularmente ayuda a que su
aprendizaje sea más rápido.

Las siguientes indicaciones están encaminadas a lograr la autonomía en el niño: que avise
cuando quiera hacer pipí o popó y logre hacerlo en el bacín.

Ponga el bacín en casa siempre en el mismo lugar, para que el niño sepa donde
encontrarla.

Vístalo con ropa adecuada: calzón entrenador y huaraches. Por lo general el niño se
siente orgulloso de utilizar calzón y le recuerda que esta tratando de mantenerse seco.

Utilice frecuentemente estas palabras para que el niño las reconozca y pídale que las
diga: calzones, pantalones, bacín, pipí, popó, subir, bajar, sentarse, levantarse, mojado,
seco, limpio, sucio, dentro y fuera.

Ofrézcale diferentes líquidos: agua, jugos, etc. Durante el transcurso del día.

Pregúntele al niño si quiere hacer pipí o popó, al mismo tiempo que toca el calzón,
aproximadamente cada media hora, Si el niño dice que sí dígale que vaya al baño y
acompáñelo. Enséñelo así: ponga las manos del niño en la parte delantera del calzón, con el
dedo pulgar adentro del resorte y los demás dedos hacia fuera, al mismo tiempo que le dice:
"tus manitas así, este dedo dentro y los demás afuera, eso es, muy bien" "Ahora baja tu
calzón". Ponga sus manos sobre las del niño y bajen el calzón entre los dos. "Así, ahora
siéntate en el bacín".

Si el niño dice que no quiere hacer pipí o popó en el bacín, no lo obligue. Inténtelo
después de algunos minutos.

El niño debe permanecer sentado en el bacín por lo menos durante tres minutos. No lo
deje solo, platique con él, haga comentarios positivos: me gusta que te sientes en el bacín
para hacer pipí.

Si orinó o hizo popó en el bacín, demuéstrele su alegría, dígale que le da mucho gusto
que haga en el bacín.

Si hizo popó, dele papel higiénico y ayúdelo a limpiarse de adelante hacia atrás. No
haga todo el trabajo deje que su niño aprenda.

Pídale que se suba el calzón, si no puede hacerlo solo, enséñelo así: ponga la manita
izquierda del niño en la parte delantera del calzón y la derecha en la parte trasera con el
pulgar adentro del resorte y los demás dedos hacia fuera. Vaya diciendo: "pon tus manos así,
esta adelante y esta atrás, ahora sube el calzón hasta arriba, muy bien". Ayúdele un poco si
es necesario. Cada vez ayúdelo menos.
44

Si el niño avisa, "mamá pipí", dígale: "ve rápido al baño". Acompáñelo y de las
indicaciones para que lo haga el solo. Recuerde que el niño tiene que aprender a valerse por
sí mismo para realizar todas sus tareas, no lo haga usted porque le quitará la oportunidad de
aprender. Si orina o hace popó demuestre su entusiasmo y felicítelo. Si pasan más de diez
minutos y no ha eliminado , pídale que se levante y muestre agrado porque se sentó en el
bacín. Recuérdele que cuando quiera hacer pipí o popó vaya rápido al baño.

Felicítelo por conservar el calzón seco, como los niños grandes y los adultos.

No le pegue si amanece con su ropa mojada, con esto no aprenderá. Si el niño se


resiste al entrenamiento, los padres deben examinar su actitud, si se resiste a causa de la
insistencia o porque se le presiona. Si actúa con severidad puede provocar que el niño
reprima su evacuación, como acto de desafío o de enojo. Una Actitud tolerante de los padres
modificará esta situación.

Finalmente, quisiéramos recordarle que este es un momento muy importante en el desarrollo


emocional de su hijo, por lo que lograr un adecuado entrenamiento en el control de los
esfínteres o bien la presencia de algún trastorno, es un indicador de la calidad de relación del
individuo con el mundo que lo rodea. Por tal motivo, le sugerimos que cualquier alteración
que observe usted en sus hijos, o bien dudas en relación a este tema lo comente en su
Escuela para Padres.

BIBLIOGRAFÍA

Ajuriaguerra J. Manual de Psquiatría Infantil. Ed. Massonn S.A, 1991.


Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Ed, Mason, España, 1995.
www.aacap.org/Publications/al2ntsfom/bedwet.htm 1999-2000.
Breeze-rearch-engine-g.itgo.com/9/encopresis-nb.htmi. 19992000.
Enciclopedia Microsoft Encarta99 1993-1998.
45

Capítulo 6
Establecimiento
de límites de crianza

Psic. Leopoldo Meza Morales

El rol más importante que el hombre puede desempeñar en toda su vida es el de convertirse
en padre. Su descendencia lleva su nombre y hereda su legado social, emocional y
financiero.

La educación de los hijos es uno de los problemas más comunes y es a su vez, uno de los
más difíciles de enfrentar satisfactoriamente por parte de los padres y/o educadores de los
niños; quienes caen en constantes contradicciones e incongruencias en la aplicación o no de
una disciplina formal, que en ocasiones se realiza de manera bastante irregular.

Por lo tanto, el establecer una disciplina comprensiva a las necesidades de todos los
miembros de la familia es una tarea bastante difícil de realizar, por varias razones:

Existe un peligro real de que se establezca una disciplina militarizada donde sólo una
persona tiene autoridad y el resto de la familia solo tiene derecho a obedecer y no a
opinar.

En segundo lugar se encuentra el caso opuesto que consiste en que no se establezcan


reglas claras o precisas y por lo tanto se termine en un libertinaje por parte de los
miembros de la familia y no una libertad que implicaría actos responsables por parte de
todos los elementos que la componen.

En tercer término existe un punto medio entre las dos opciones previas que consistiría en
establecer reglas claras y precisas sobre la conducta que se aceptara o no por parte de
los miembros; así mismo establecer premios y castigos adecuados para cada situación
y edad particular de los niños; finalmente utilizar estos últimos de una manera constante
para evitar confusiones sobre las reglas previamente establecidas.

El objetivo de este capítulo es analizar la importancia de la disciplina en la educación de los


hijos, así como señalar algunos de los problemas más frecuentes en este rubro y
sugerencias de manejo en casa.

Para iniciar analizaremos la manera en que se establecen las reglas.


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¿cómo y quién establece las reglas en casa?

Para una adecuada disciplina en el hogar se sugiere establecer los siguientes criterios:

Las reglas en el hogar deben ser establecidas por los padres, por ser las personas lo
suficientemente maduras y responsables que guían el curso de la armonía familiar; por
este motivo se deben establecer reglas totalmente claras para toda la familia con el fin
de evitar confusiones posteriores; esto es, que en dicho establecimiento de reglas
ambos padres deben de compartir su opinión sobre lo que se les permitirá o prohibirá a
los hijos, así como a ellos mismos; por ejemplo imagine la siguiente regla establecida
en casa: No se debe comer en la cama. Esto implica por lo tanto, que solo bajo
situaciones extraordinarias, tales como enfermedades, visitas de familiares y a casa de
familiares donde esto se permita, etc.; esta regla podría violarse, en caso contrario se
debe de respetar siempre. Otro aspecto importante para dar mayor claridad a esta regla
consiste en que aún los padres se encuentran comprometidos a respetar este acuerdo.

Precisar los premios y los castigos de acuerdo a la falta cometida por algún miembro de la
familia; esto es, que los padres de familia tiene el derecho de imponer los castigos y las
recompensas que mejor le parezcan, aclarando que deben excluirse en su totalidad o
en la mayoría de los casos posibles el uso y el abuso del castigo físico hacia el
niño o la pareja; esto se justifica plenamente porque se ha demostrado claramente que
el uso y abuso de los golpes sólo genera sentimientos de hostilidad, rencor, y temor
hacia quien los aplica de manera indiscriminada (puede tratarse de el padre, la madre o
bien el hermano que asume un rol que no le corresponde). Por lo tanto se brindan a
continuación algunos ejemplos de castigos que podrían ser aplicables: No permitir ver
T.V., no dar dinero, no comprar dulces, negar permisos, etc.

El último aspecto versa sobre la constancia en la aplicación de premios y castigos que se


usen; esto porque uno de los mayores conflictos que se presentan en la educación,
radica en la pobre congruencia que los padres utilizan en la aplicación de recompensas
y castigos. En la mayoría de los casos los premios y los castigos quedan reducidos a
simples amenazas y/o promesas que difícilmente se cumplen.

¿Qué hacer cuando los padres


difieren en el manejo de reglas?

En la gran mayoría de los casos los padres presentan severos problemas para conciliar los
acuerdos necesarios para establecer las reglas claras que se deberán respetar al interior de
la familia. Esto es como consecuencia de que los padres provienen de familias que son
47

totalmente diferentes en la forma de educar a los hijos. Por lo tanto deben realizar grandes
esfuerzos para unificar sus opiniones sobre lo bueno y sobre lo malo; lo correcto y lo
incorrecto. Un ejemplo claro en este sentido es el previamente citado: No se debe comer en
la cama, ésta es una regla que al padre no le representa grandes conflictos, sin embargo a la
madre le resulta sumamente molesto que esto ocurra aún de forma eventual por lo que no
está dispuesta a tolerarlo, por consiguiente cuando las reglas son aceptadas por solo uno de
los padres, mientras el otro no la acepta; esto tiene como consecuencia lógica una serie de
conflictos que amenazan de forma importante la estabilidad de la familia. En consideración a
lo anterior se espera que los padres realicen su mayor esfuerzo para lograr acuerdos claros
y concretos en la formulación de las reglas a seguir.

El dialogar es la mejor manera que tienen los padres para superar estos conflictos, este
aspecto siempre se propone y se invita a los padres a que platiquen, sin embargo los padres
no siempre se encuentran dispuestos a establecer una comunicación que de solución a los
problemas que se presentan en la educación familiar; por lo que se les invita a que realicen
un mayor esfuerzo en el momento de establecer acuerdos. Sólo recuerden que lo que logren
el día de hoy lo verán realizado el día de mañana cuando sus hijos crezcan y encuentren que
sus hijos se han convertido en personas responsables y maduras, y no en padres
intolerantes y personas irresponsables e inmaduras.

¿Repercute en la pareja el manejo


diferente en las reglas hacia los hijos?

En la mayoría de las ocasiones los padres no encuentran grandes dificultades en conciliar


acuerdos para el establecimiento de las reglas a seguir en casa. En estas situaciones
únicamente se limitan a cuidar que dichas reglas se cumplan. Sin embargo, en las
situaciones en que los padres no logran establecer acuerdos importantes sobre el
establecimiento de reglas presenta como resultado lógico una serie de conflictos entre ellos,
que implican sentimientos de frustración, incomprensión, alejamiento emocional, etc., que
derivan en diversas situaciones conflictivas que pueden en casos extremos considerarse
como el motor de una futura ruptura en la pareja; esta ruptura será en ocasiones emocional y
en otras física, por lo tanto los padres deben realizar un gran esfuerzo para conciliar y
comprender la forma de pensar de su pareja, entender que cada uno proviene de familias
con estilos muy diferentes de educar; por lo tanto deben de realizar un esfuerzo significativo
para lograr solventar las diferencias que se susciten en el establecimiento de reglas y de
castigos y premios.

¿Qué hacer cuando un niño no obedece?


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Estos problemas se agravaran en la medida en que el o los hijos no acaten las reglas
establecidas; por lo tanto es de suma importancia que para que un niño obedezca cuando se
le encomiende una tarea esta debe ser un encargo que el niño pueda cumplir, por lo que los
padres deben saber mandar, dado que en muchas ocasiones envían ordenes que el niño no
podrá cumplir por ser peticiones que se encuentran fuera de su madurez. Luego entonces,
esta es una situación que como padres deben tener siempre presente, porque de lo contrario
se encontraran constantemente en conflictos con los hijos. Un ejemplo de esta clase de
situaciones es cuando el padre pide a su hijo de 4 años: amarra tus zapatos, otro ejemplo
es cuando se le pide a un niño de 10 años: baña a tus tres hermanos (menores); por lo
tanto ante este tipo de peticiones su hijo no obedecerá porque se encuentra inmaduro para
poder llevarlo a cabo. Ejemplos como este existen muchos, en los cuales el niño no podrá
cumplir con peticiones absurdas.

Tomando esto en consideración señores padres de familia la petición a ustedes consiste en


ordenar de una forma lógica y coherente a sus hijos. Sin embargo existe el polo opuesto en
esta situación y es aquella en que se le pide al niño realizar actividades que si puede hacer y
que él por capricho o por rebeldía se niegue a realizar. Ante esta situación la actitud de los
padres debe ser de firmeza, sin que esta implique agresividad hacia el hijo; esto es si el niño
se niega a obedecer una orden que pueda cumplir, se le debe imponer por consiguiente un
castigo y este castigo debe consistir en prohibirle o quitarle algo que tenga importancia para
él. Esto debe de realizarse siempre que se cometa una falta y no en ocasiones si y en
ocasiones no por que con este tipo de conductas lo único que se logra es que el niño
aprenda a manejar la situación y por lo tanto obedezca solo cuando él lo desee.

Reglas: Ignorar y Alabar

Otro aspecto relevante en el manejo de reglas, premios y castigos es el aprender a alabar al


niño cuando ha respetado reglas de manera regular; siempre es un aliciente para cualquier
persona el reconocimiento a sus actos y es aun más importante cuando se trata de los hijos
porque ellos generalmente esperan el reconocimiento de sus padres.

En el caso contrario cuando un niño viola constantemente una regla esto puede ser
ocasionado por una inadecuada incomprensión de la regla por parte del niño, por un deseo
de enfrentar la autoridad parental, por una inmadurez para lograr respetarla, etc., por lo que
los padres deben aprender a identificar la causa de esta conducta para poder llevarla a buen
cause la disciplina infantil. En el caso de que el niño no haya comprendido lo que se espera
de él es conveniente preguntar que es lo que entiende y explicárselo de mejor manera. En el
supuesto caso de que el menor no respete la regla por un deseo de enfrentamiento con el
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padre una de las posibles soluciones consiste en ignorar este reto, para eliminar en el hijo
este deseo de competencia para obtener el control de la situación conflictiva. En el caso de
que no obedezca por que se encuentra lejos de su madurez es entonces obligación de los
padres entender que su hijo no tiene la suficiente madurez para cumplir con la tarea
encomendada.

¿Padres perfectos? ¿Hijos perfectos?

En la educación familiar existen varios estilos que los padres utilizan al educar a sus hijos,
estos estilos se pueden clasificar de manera muy general en dos, estilos totalmente
opuestos, uno es el de los padres perfectos y el otro el de los imperfectos.

En el primer caso se observa que los padres consideran que nunca o en muy contadas
ocasiones se podrían equivocar sobre la educación que dan a sus hijos; por lo tanto esperan
que sus hijos sean también seres perfectos; esto es, que nunca desobedezcan, que siempre
se encuentren en disposición de actuar según la voluntad y capricho de los padres, como si
ellos no tuvieran alguna opinión válida sobre cualquier evento que se presente en la familia.

Por otro lado los padres que pertenecen al segundo grupo comúnmente son personas que en
la mayoría de las ocasiones esperan a que alguien más les indique como actuar, como
reaccionar ante las conductas y peticiones de los hijos, etc., Esto es, esperan que se les
indique como educar a sus hijos como si se tratara de una receta de cocina.

Por consiguiente se invita a los padres a reflexionar sobre su forma de educar, que admitan
sus errores al momento de aplicar una disciplina familiar; por ejemplo al considerarse
perfectos educadores, pierden sensibilidad para entender a sus hijos, ya que cualquier
conducta del niño que se desvié de los estándares establecidos sea considerado como un
acto de rebeldía o un error por parte del niño; y por otro lado los padres que se consideran
incapaces de educar a su hijo y que por lo tanto requieren constante supervisión, el riesgo
consiste en que una conducta de los hijos puede considerarse tanto como aceptable como
no aceptable, dicho en otras palabras, una misma conducta puede ser castigada por
considerarse una falta y en otro momento ser recompensada por tratarse de una forma
ejemplar de actuar. Lo más importante es que los padres tengan el valor y la decisión de
cambiar sus decisiones, cuando se dan cuenta que se han equivocado.

La sobreprotección
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Un factor que interviene en el desarrollo de la personalidad es la sobreprotección de los


padres hacia los hijos. Factor que puede llevar a mantener una actitud de dependencia e
inmadurez emocional frente al medio.

Llamamos sobreprotección a aquella actitud de los padres de realizar por lo hijos aquello que
ellos pueden hacer por sí mismos, de tal manera que generan la prolongación de cuidados
infantiles que obstaculiza el desarrollo de la capacidad de independencia del niño ejerciendo
demasiado control sobre el mismo. Encontramos que las madres son las que por lo general
se encuentran al cuidado de los hijos, así tenemos que existen:

Madres sobreprotectoras por angustia: generalmente se encuentran afectivamente solas y


la única manera de exteriorizar su necesidad de afecto es mimar en forma exagerada al
hijo. Lo anterior provoca un retraso en el equilibrio de las funciones del cuerpo. Así
mismo no se satisfaces las necesidades de autonomía del hijo. La madre acaba
estando a disposición del hijo y prisionera del temor que le da verse sola y perder a su
único valor afectivo que tiene en el mundo.

Madre sobreprotectoras y “nerviosas”: presentan actitudes de abatimiento, tienen un gran


sentimiento de culpa ya que no han logrado resolver la ambivalencia (amor-odio) hacia
el hijo.

Madres sobreprotectoras por deber: la fuerte personalidad de estas madres les insta a
asumir dos funciones complementarias, la de padre y madre a la vez. Mediante
numerosas prohibiciones por una parte y cuidados diligentes por otra, liberan y justifican
cierta potencial agresividad. Así se liberan de una angustia generada por sentimientos
de culpa y recurren a una obligación educativa que es justificada por todos los medios,
siendo una manera inteligente de culpabilizar al hijo. Estas madres adoptan actitudes
de sobreprotección que solventan el deber de proporcionar a los hijos aquello que
debido a su deficiencia les es más difícil de conseguir, lo cual provoca en el niño una
regresión huyendo del presente, refugiándose en el pasado.

Causas de la sobreprotección:

Hijo largamente esperado (abortos, esterilidad, etc.)


Defectos físicos o enfermedades que asusten a los padres.
Falta de compatibilidad sexual entre la pareja que hace que la madre transfiera su amor
hacia el hijo.
Ambiciones frustradas por el hecho de tener un hijo con alguna deficiencia.
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En los niños sobreprotegidos encontramos que son muy excitables, insomnes, con fallas en
la concentración, con baja tolerancia a la frustración, manifiestan reacciones de huída, hay
fallas en el control emocional, rehúsan todo papel que requiera cualquier tipo de
responsabilidad, manifiestan miedo al crecimiento, no confían en sus capacidades, son niños
muy influenciables, dependientes y muy susceptibles a la crítica.

En resumen, es claro que educar a los hijos es una tarea difícil y titánica de conseguir; sin
embargo, se encuentra muy lejos de ser imposible. Como padres debemos tener en
consideración la edad del niño para indicar las reglas, castigos y recompensas que se
utilizaran. Los padres deben mantener siempre abierta una vía de comunicación entre ellos y
con sus hijos para evitar a toda costa un alejamiento afectivo que se pueda suscitar por un
manejo inadecuado de la disciplina, esto será posible en el momento en que los padres
acepten que se alejan mucho de la perfección, así también a considerarse como seres
totalmente incapaces de educar a un hijo por la inseguridad permanente de si actuaron
correctamente o no. Solo recuerden que como padres siempre debemos preocuparnos por el
bienestar de nuestros hijos, aun cuando esto consista en ocasiones de castigar o prohibir
algo a nuestros hijos.

BIBLIOGRAFÍA

Aguilar E. Padres Positivos. Ed. Pax-México, México, 1998.


Wesley B. Los padres son maestros. Ed. Trillas, México, 1997.
Gordon T. P.E.T. Padres Eficaz y Técnicamente Preparados. Ed. Diana. Mexico, 1996.
Rinn C, Markle A. Paternidad Positiva. Ed. Trillas, México, 1997.
Yablonsky L. Padre e Hijo. Ed. El Manual Moderno, México, 1998.
52

Capítulo 7
Socialización

Psic. Miriam Jacqueline Silva Valencia

La interacción social es un factor básico en y para el desarrollo humano, cuyo impacto se


hace evidente en todas las áreas de funcionamiento del individuo, ya sea intelectuales o
emocionales, por lo que el promover pautas de relación armónicas favorece el desempeño
integral.

El objetivo del presente capítulo es analizar el papel de la socialización en el desarrollo de los


niños, así como describir la manera en que se establecen las pautas de relación, que se
generan de forma muy temprana en la vida y que están íntimamente ligadas a nuestras
pautas de relación primarias, es decir, en el interior de la familia.

Actualmente todas las disciplinas avocadas al estudio humano, asumen al hombre como un
ser bio-psico-social, es decir, que para su observación y estudio integral hay que considerar
estas tres esferas, las cuales se influyen mutualmente, de tal modo que alguna alteración en
una de ellas afecta a las demás y por ende al equilibrio del individuo. Por ello, hay que
enfatizar la importancia de cada uno de estos elementos en el desarrollo.

Cuando se habla de desarrollo humano, se hace alusión a un proceso contínuo de cambios


evolutivos que se llevan a cabo gracias a la interacción entre nuestro equipo biológico, las
características de nuestra personalidad y las experiencias con el medio ambiente. En este
proceso contínuo de cambios, la vida de relación es un factor fundamental debido a que a
través de la observación de los otros, aprendemos una importante cantidad de habilidades.
Por otro lado, es también a través del intercambio humano como aprendemos a desarrollar
nuestra vida afectiva.

De esta manera, desde que el niño nace pertenece a un grupo social, que en nuestra
sociedad es la familia, a la cual va a pertenecer toda la vida. Nace también dentro de una
cultura, que la familia está encargada de transmitirle, a través de sus normas, costumbres,
tradiciones e historias, por citar algunos elementos. Es así como el niño incorpora
paulatinamente la cultura a la que pertenece, por medio del aprendizaje social.

Esta incorporación de las normas culturales tiene como fín vincular la vida interna del hombre
con su mundo social, haciendo posible la vida en comunidad, organizando los impulsos del
ser humano, esto es "domesticándolo", por llamarlo de alguna manera.
53

Las primeras experiencias de interacción del ser humano se establecen con la madre y son
de vital importancia, ya que al satisfacer las necesidades básicas de alimento, calor y sueño,
se satisfacen también necesidades de afecto, aceptación y pertenencia. Este primer lazo
emocional se llama apego y es la puerta de entrada al mundo afectivo. Recuerde lo leído en
el Capítulo 2, en relación a la concepción, embarazo y nacimiento.

Un elemento característico en el ser humano es su dependencia absoluta de los adultos


durante los primeros años de vida, a diferencia de las demás especies de mamíferos en las
que sus crías se vuelven rápidamente independientes. Por ello, en el ser humano es
fundamental la existencia de un ambiente de protección, cuidado y afecto, ya que de no ser
así la desconfianza se convierte en un destino seguro. Es así como los cuidados de la madre
y del padre, son entonces, las experiencias iniciales que formarán en el individuo la
conciencia de lo agradable, lo desagradable, lo bueno y lo malo.

Hay que subrayar que esta relación inicial de vida, tiene importantes implicaciones para sus
futuras relaciones humanas, incluida la elección de pareja, por ello hay que enfatizar y sobre
todo sanear estos lazos primarios que ayudan tanto al desarrollo afectivo e intelectual, como
a la integración social.

Es posible observar algunas señales de la calidad de la integración del bebé dentro de su


mundo. Uno de los primeros indicadores es la presencia de la sonrisa del 2o. mes, que aún
cuando no es una sonrisa social, en el sentido de un saludo o reconocimiento, es una
respuesta al contacto y a la presencia de sensación de bienestar.

El paulatino desarrollo de lenguaje implica también constantes intercambios entre el bebé y


su medio circundante, para lograr su posterior incorporación al mundo, a través de la palabra.
Dicho intercambio comunicativo es muy importante para lograr la cabal adquisición del
lenguaje, a través de la estimulación de todos los intentos vocales, balbuceos, adquisición
de palabras y estructuración correcta de oraciones. Desde este momento se establecen las
bases para la posterior relación comunicativa con su hijo.

El lenguaje socializa los actos permitiendo una comunicación y comprensión mutua, de ahí la
importancia de que este lenguaje tenga su normal desarrollo y logre el objetivo de la
comunicación, siendo importante no olvidar que al hablar de lenguaje no nos referimos
únicamente a lo verbal, pues los actos también comunican y muchas veces con mayor
intensidad que las palabras.
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El resultado de esta relación inicial generará en el pequeño la confianza o desconfianza


básica, misma que se puede apreciar en el individuo a través de la capacidad para resolver
sus propias urgencias, dependiendo del momento en el desarrollo en que se encuentre. Así,
el bebé busca respuestas por medio del llanto y paulatinamente intentará respuestas más
sofisticadas y autónomas.

Una nueva etapa inicia con el lenguaje, la marcha y el control de esfínteres. Estos logros son
muestra de una creciente autonomía, en donde el pequeño desarrolla una mayor iniciativa y
a trascender límites más inmediatos a la madre. Por ello en este momentos, se presenta la
primer relación de autoridad, es decir, por primera vez se pide al niño que siga pautas
socialmente estipuladas, esto es, la aparición de nociones de ley y orden. Como es evidente
la autoridad está personificada en los padres y de esta relación inicial, se establecerán
paulatinamente las características posteriores de la relación con la autoridad, es decir,
maestros, jefes y autoridad en general.

La familia nuclear, es decir, padres y hermanos o la familia extensa, tíos y abuelos, son la
primera influencia socializadora en el niño, en donde aprende por medio de la observación e
imitación, hasta formar patrones de conducta. A través de la educación, los padres irán
desalentando conductas que no consideren adecuadas o bien le sean perjudiciales,
recurriendo para ello a la disciplina.

Alrededor de los 3 años el niño actúa por propia iniciativa, con frecuencia tratando de agradar
a la autoridad, buscando en su ambiente figuras a las que idealiza y trata de imitar, de ahi la
importancia de los modelos de conducta que los padres representan para los hijos.

En esta etapa se inicia el importante proceso de identificación, en donde se incorporan


simbólicamente características de la o las personas amadas, por ello es deseable generar el
acercamiento de ambos padres, en especial con el progenitor del mismo sexo, con la
finalidad de encontrar puntos de referencia compartidos como gustos o aficiones. Sin
embargo, hay que señalar que elementos de identificación también se encuentran con el
progenitor del sexo opuesto, es decir, el individuo incorpora elementos de la madre o el
padre que hace suyos mediante procesos de admiración e identificación. El individuo jugará
su rol, en mucho, según los patrones de "ser hombre", "ser mujer", "ser madre", "ser padre",
"ser esposa", "ser esposo", "ser hermano", según los haya observado en su vida cotidiana.
En la etapa preescolar, se inicia también la socialización fuera de casa, misma que habrá
que observarse muy de cerca ya que es importante indicador de las características de su
desarrollo global.
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La llegada a la etapa escolar implica importantes retos vinculados a la socialización, ya que


requiere cada vez una mayor incorporación al mundo fuera al ámbito familiar, horarios de
trabajo más prolongados, elementos de disciplina más estrictos, mayores rigores académicos
y desde luego, pautas de relación con maestros y compañeros mucho más complejas que
cuando era un preescolar. En general, se establecen relaciones con individuos del mismo
sexo, es decir se separan niños y niñas, estableciéndose actividades definitivamente
diferenciadas por sexo, tanto de los juegos como de las actitudes, mismos que son tomados,
de una u otra manera, de situaciones aprendidas en el seno familiar. La elección de
programas de televisión indica también el tipo de héroe con el que el niño o la niña se
identifican, por lo que la observación y orientación de los padres debe que ser un elemento
constante durante el desarrollo.

Mas adelante, las relaciones sociales durante la adolescencia cobran cada vez mayor
importancia, ya que en esta etapa de la vida se invierte cada vez más tiempo con le grupo de
amigos y las actividades escolares que en las relaciones familiares.

De hecho, como patrón general, se empiezan a evitar los paseos y visitas familiares, es
decir, aparece una proceso cada vez más intenso de ser uno mismo, tener amistades y
compromisos sociales propios. Se establecen relaciones idealizadas con compañeros de
mayor edad, a los que se supone hábiles, fuertes, populares, etc, Se establecen relaciones
con el sexo opuesto también idealizadas, en donde el amor a primera vista ocurre con
frecuencia, es decir, no es la persona misma, sino lo que se le adjudica a la persona, de ahí
que sea una relación idealizada. La relación con la autoridad se recrudece, ya que ahora el
adolescente cuenta con una estructura intelectual con prácticamente los mismos alcances
del adulto, aún cuando adolece de experiencia. Es época de confrontación, cambio,
sentimientos encontrados, relaciones envueltas de elementos de fantasía y las primeras
relaciones de pareja. Esta situación de cambio hace vulnerable al individuo ante tentaciones
del medio como el consumo de tabaco, alcohol y drogas más peligrosas. Por ello cambios
abruptos en el grupo de amigos, falta de higiene personal o ausentismo en la escuela,
pueden ser luces de alarma.

Por otro lado, la relación con los padres tiende a deteriorarse, debido a que ellos inciden
justamente, en aquello en donde a los padres les duele, por el momento del ciclo vital en
donde se encuentran, con comentarios como: "ya estás viejo", "no entiendes las cosas
nuevas", "no agarras la onda", "mira cómo te vistes". Y duele justamente porque en cierto
sentido tienen razón, uno empieza a no ser tan joven y aparece lo que se llama brecha
generacional. Este es un momento muy importante en el desarrollo en general, en donde las
diferentes formas de socialización que adquiera el o la joven mostrará su posición frente al
mundo, sus relación con los amigos, con las figuras de autoridad y con el sexo opuesto.
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Más adelante para el adulto joven, el adulto mayor y el adulto en plenitud, la socialización
continúa siendo un factor de gran importancia, ya que a través de nuestra vida de relación
expresamos buena parte de nuestros sentimientos, por lo que observar nuestras pautas de
relación puede darnos un aceptable indicador de nuestra vida interior.

Para la tarea que ahora nos ocupa, le sugerimos observar y analizar la forma en que sus
hijos se relacionan en el hogar con ambos padres, con sus hermanos, con los abuelos y en la
escuela con compañeros y maestros. Ahora se sabe, que en general la forma de relación
que aprendemos dentro de la familia, es la que repetimos fuera de ella y a través del tiempo.
Por ello el lugar que ocupamos en la familia, es decir, el primogénito, el último, el varón o la
mujer esperados, o bien, los inesperados, marcan una forma de relación con el mundo.

Por lo tanto, es común encontrar que hijos de padres que padecen alcoholismo, se casan
con alguien con el mismo problema, o bien, quién ha vivido en un ambiente de violencia
doméstica, reproduce el mismo patrón cuando forma una familia.

Aún cuando a primera vista pudiera parecer una terrible herencia, es posible también hacer
cambios observando la forma en uno se relaciona con el mundo y de ser necesario acudir a
las diferentes instancias de terapia con las que ahora contamos como: terapia individual, de
pareja, grupo de apoyo y alcohólicos anónimos, por mencionar algunos.

Dentro de este proceso continuo del desarrollo humano, cada uno de los integrantes de la
familia afrontará cambios para el paso de una etapa a otra y habrá que asimilarlos y
aceptarlos, tanto en tu propio proceso como en el de tus hijos, tu pareja, tus padres o
hermanos. Así mismo, cuando observe cambios importantes en el estado de ánimo como
depresión, ansiedad o aislamiento, tal vez sea el momento de intervenir.

BIBLIOGRAFIA

Erickson P. El Ciclo Vital Completado. Ed. Paidós. Buenos Aires, 1985.


Gessel A. El Desarrollo Normal y Anormal del Niño. Ed. Paidós. Buenos Aires, 1988.
Gadea de Nicolas Escuela para Padres, El Desarrollo Social. Ed. Cea. México, 1992.
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Capítulo 8
Desarrollo de la
personalidad en el niño

Psic. Patricia Aurora Alzati Casas

La personalidad se construye sobre la base de factores constitucionales heredados y por


aspectos ambientales, originalmente relacionados con la madre quién en general lleva a
cabo las tareas de crianza, momentos de gran relevancia en el desarrollo de la personalidad
del individuo. Esta conjunción de factores constitucionales y ambientales forman la
personalidad.

La mente humana parte de un grado de inmadurez total al nacimiento, por lo que tendrá que
diferenciarse y organizarse a través del desarrollo. El ser humano va pasando por varias
etapas a lo largo de su vida, las cuales poseen características universales, aunque se
presentan también diferencias culturales e individuales.

Existe una gran cantidad de teorías sobre el desarrollo de la personalidad, mismas que en
general se complementan, ya que se observa el desarrollo de la personalidad desde
diferentes momentos y puntos de vista.

El objetivo de este capítulo es analizar diferentes teorías sobre el desarrollo de la


personalidad, así como generar reflexión acerca de la importancia de los aspectos
heredados, los familiares y del medio ambiente, en la evolución de la misma. La finalidad es
favorecer la observación de aspectos fundamentales en la formación de la personalidad de
sus hijos.

La primera de las teorías que revisaremos será la desarrollada por el psicoanalista vienés
Sigmund Freud, de la cual se deriva una buena parte de las teorías del desarrollo de la
personalidad modernas, misma que inicialmente fue sumamente atacada, ya que vincula el
desarrollo emocional con el psicosexual. Habrá que recordarse que a principios del siglo XX
se tenía la idea general -y aún ahora- que los niños no poseían sexualidad sino que ésta
comenzaba con la adolescencia. Freud, divide el desarrollo de la personalidad en cinco
etapas, señalando que cada una de ellas se va cargando de energía diferentes partes del
cuerpo, que van a ser los centros de placer del pequeño, dichas etapas descritas brevemente
son:
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1. ETAPA ORAL: Esta va de los cero meses al año y medio de edad aproximadamente. En
esta etapa el bebé es alimentado por la madre, siente placer exclusivamente en el acto de
comer, de mamar, la energía se encuentra centrada en la boca, lengua, garganta y el
tracto digestivo, el bebé al momento de sentirse a disgusto ya sea por sueño, hambre, o
dolor se autogratificará chupándose el dedo o introduciendo en su boca algo, esto le
reducirá de manera significativa la incomodidad y la angustia e incluso le proporcionará
placer.

Un poco más adelante, cuando ya cuente con dientes el placer residirá en morder los
objetos (que también se puede comprender como el primer acto de agresión del niño).
En la etapa oral, se podría decir que el bebé, conoce el mundo exterior por medio de la
boca. El niño en esta etapa se guía por impulsos, lo que quiere lo debe conseguir para
calmar su ansiedad, no piensa en reglas ni tiene contemplaciones, a el no le importará
despertar a sus padres a las 3:30 de la mañana para comer, él simplemente se siente
incómodo y hace lo posible para que esta situación quede solucionada al instante.

2. ETAPA ANAL: Esta va del año y medio a los tres o cuatro años aproximadamente. Es la
etapa en la que se comienza a dar el entrenamiento de esfínteres por parte de los padres,
aquí la energía del pequeño es desplazada a la zona del ano y del recto, que es la zona
en la que el niño sentirá placer, esto se dará en base a la retención y expulsión de las
heces fecales. Cuando el bebé se da cuenta que es capaz de producir algo que viene de
él, se enorgullece y le causa satisfacción dárselo a los padres como un obsequio (que
generalmente piden) pero también de esta forma aprenden que reteniendo, les pueden
mostrar un acto de rebeldía. El manejo que de las heces fecales puede hacer el bebé,
depende de cómo fue el entrenamiento de esfínteres que le dieron los padres, si fue muy
rígido o muy laxo, muy temprano o muy tardío, si existieron castigos o premios. De cómo
vivió el niño esta etapa dependerá, en buena medida, las características de su posterior
relación en figuras de autoridad, de la agresión, las reglas, que en este momento se
comienzan a dar y que el niño comienza a integrarlas como parte de su repertorio mental.

3. ETAPA FÁLICA: Esta comprende de los tres a los seis años de edad aproximadamente y
fue la etapa más atacada por la sociedad de aquella época, ya que se planteó el Complejo
de Edipo, que se refiere a una triangulación afectiva entre el padre, la madre y el hijo (a),
una rivalidad y una identificación con el progenitor del mismo sexo. En esta etapa del
desarrollo la energía se desplaza hacia los órganos genitales del niño, por lo tanto, los
padres comenzarán a observar conductas masturbatorias en los pequeños, las cuales si
se reprimen podrán dar como resultado que el niño viva la sexualidad con culpa y como
algo sucio que debe ocultarse. Esta etapa también se caracteriza porque los niños
comienzan a preguntar cómo nacen los bebés, cómo los pusieron en la panza de las
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mamás, etc., y a lo cual generalmente los padres responden con vergüenza y evasión. Al
niño se le deberán aclarar sus dudas con toda tranquilidad y naturalidad para que así, el
niño viva este aspecto de su vida naturalmente, sin tabúes ni culpas. Principalmente por
la sociedad en la que vivimos, esto se ha convertido en algo sumamente difícil pero se
debe dar reeducación a los padres para que las nuevas generaciones eduquen así a las
siguientes generaciones. Dando un adecuado manejo a la sexualidad del niño éste saldrá
victorioso y sin consecuencias de esta etapa. En esta etapa el niño será sumamente activo
ya que tiene energía de sobra.

4. ETAPA DE LATENCIA: Inicia con el ingreso del niño a la escuela primaria


aproximadamente de los seis a los once años de edad, en esta etapa la energía se
desplaza hacia actividades externas, ya no se centra en alguna parte del cuerpo, sino que
se dirige hacia fuera, esto es, a las actividades escolares, deportivas e intelectuales. Es
por esto que el niño ocupando toda esa energía se podrá distinguir en alguno de los
campos antes mencionados. Aquí la sexualidad se adormece, no existe interés por
contemporáneos del otro sexo, al contrario se crean clubes de mujeres y hombres
solamente existiendo cierta agresión y desprecio hacia sus compañeros del sexo opuesto,
existe cierta rivalidad de quién es mejor, si los niños o las niñas. Hacia el final de esta
etapa, se comenzará a dar la preparación para la adolescencia, que se distinguirá
principalmente por los cambios sexuales primarios en hombres y mujeres (la pubertad).

5. ETAPA GENITAL: Esta va de los trece años en adelante y comienza con el despertar de
la energía sexual nuevamente en la zona genital, se inicia el interés en el otro sexo, se
comenzará a preocupar por su aspecto físico, se da paso a la necesidad de agradar, se
despierta el deseo sexual hacia diferentes personas. En esta etapa se definirá el rol
sexual, ya sea hetero u homosexual. Según Freud, el llegar a esta etapa de una plena
genitalidad, es difícil ya que se tienen que haber pasado satisfactoriamente las cuatro
etapas anteriores. Para Freud, el llegar a la genitalidad implica el gozar de madurez
emocional, de una definición sexual, de una integridad en todos aspectos que el ser
humano tiene, lo cual es considerado como una utopía, ya que no existe persona que no
haya tenido tropiezos en sus etapas previas y tenga algunas carencias en su desarrollo
integral. Es también ya en esta etapa que se comienza la búsqueda de pareja para la
formación de una nueva familia.

TEORÍA DEL DESARROLLO PSICOSOCIAL DE E. ERICKSON

La teoría que a continuación describiremos fue desarrollada por el también psicoanalista,


Erick Erickson, quién enriquece esta teoría complementando los aspectos psicosexuales con
los psicosociales. Refiere ocho momentos críticos fundamentales en la vida del ser humano,
60

aún cuando, dados los objetivos del presente capítulo revisaremos únicamente las primeras
cuatro.

1. Confianza básica Vs Desconfianza


Esta etapa va de los cero a los veinticuatro meses. La primera demostración de confianza
social en el niño pequeño es la facilidad de su alimentación, la profundidad de su sueño y la
relación de sus intestinos. El primer logro social es su disposición a permitir que la madre
se aleje de su lado sin experimentar indebida ansiedad o rabia. El estado general de
confianza implica no solo que ha aprendido a confiar en la mismidad y la continuidad de los
proveedores externos, sino que también uno puede confiar en uno mismo y en la capacidad
de los propios órganos para enfrentar las urgencias.

La cantidad de confianza derivada de la más temprana experiencia infantil no parece


depender de cantidades absolutas de alimento, sino mas bien, de la calidad de la relación
materna que combina el cuidado sensible de las necesidades individuales del niño y un firme
sentido de confiabilidad personal dentro del marco seguro del estado de vida de su cultura.

2. Autonomía Vs Vergüenza y duda


Esta etapa va de los dos a los cuatro años. La vergüenza supone que uno esta
completamente expuesto y consciente de ser mirado; en una palabra, consciente de uno
mismo, se expresa desde muy temprano en un impulso a ocultar el rostro, a hundirse etc.,
pero Erikson la considera rabia vuelta contra sí mismo. La provocación excesiva de
vergüenza en el niño lo lleva a una secreta decisión de hacer las cosas impunemente, sin
que nadie lo vea.

La duda da paso a la vergüenza, lo que no se puede ver la parte de atrás del cuerpo que el
niño, al no conocer esconde con vergüenza como los esfínteres o las nalgas.

Esta etapa es decisiva para proporcionar amor y odio, cooperación y terquedad, libertad de
expresión y supresión. Un sentido de dignidad apropiada y de independencia legítima por
parte de los adultos que rodean al niño, le proporcionará la expectativa confiada de que la
clase de autonomía promovida en la infancia, no llevará a una duda o vergüenza indebida en
la vida posterior. Así el sentimiento de autonomía fomentado en el niño sirve para la
preservación de la vida económica y política de un sentido de justicia.

3. Iniciativa Vs Culpa
Esta etapa abarca de los cuatro a los seis años. El desenvolvimiento de cada una de las
etapas constituye en el niño una nueva responsabilidad. El niño posee un excedente de
energía que le lleva a olvidar rápidamente los fracasos y encarar lo que parece indeseable
61

con un sentido direccional íntegro y más preciso, la iniciativa agrega la cualidad de la


empresa, el planeamiento y el ataque de una tarea por el mero hecho de estar activo y en
movimiento, cuando anteriormente la obstinación inspiraba actos de desafío o por lo menos
protestas de independencia.

La iniciativa en la parte necesaria de todo acto, y el hombre necesita un sentido de iniciativa


para todo lo que aprende y hace. El peligro de esta etapa, radica en un sentimiento de culpa
con respecto a las metas planeadas y a los actos iniciados en el propio placer
experimentando ante el nuevo poder locomotor y mental.

4. Laboriosidad Vs Inferioridad
Esta etapa abarca de los seis a los doce años. En esta etapa, el niño aprende a obtener
reconocimiento de los adultos mediante la producción de cosas (inicia la escuela). Ha
dominado el desplazamiento y la marcha, al campo ambulatorio y los hábitos excretorios.
Desarrolla un sentido de la industria, esto es, se adapta a las leyes del mundo de las
herramientas.

Completar una situación productiva constituye una finalidad que gradualmente reemplaza a
los caprichos y deseos del juego. El peligro en esta etapa, radica en la posibilidad de que el
niño desarrolle un sentimiento de inadecuación e inferioridad. Si desconfía de sus
habilidades o de su estatus frente a sus compañeros, puede renunciar a su identificación con
ellos y el hecho de perder esta asociación puede hacerlo regresar a la época de rivalidad
familiar del periodo edípico.

EL MODELO DE DESARROLLO DE MARGARET MAHLER

Una de las aportaciones más importantes del modelo de desarrollo de Margaret Mahler es la
de establecer la diferencia entre el nacimiento biológico y psicológico, haciendo énfasis en la
importancia de los primeras meses de vida en la vida de relación con la madre con quien se
establece una simbiosis o fusión, necesarias para desarrollar las herramientas para una vida
independiente.

Mahler divide el desarrollo infantil en tres fases:

1ª FASE DE PREDOMINANCIA BIOLÓGICA: Transcurre desde el momento del nacimiento


hasta la cuarta semana, los fenómenos biológicos predominan en gran medida sobre los
psicológicos. El bebé puede estar sumido en un estado de somnolencia del que emerge
sólo al realizar las actividades necesarias para mantener el equilibrio fisiológico. El niño no
puede distinguir si la satisfacción de sus necesidades proviene de las actividades que el
62

mismo realiza o si son el resultado de los cuidados proporcionados por su madre, no hay
capacidad para percibir el objeto externo satisfactorio.

2ª FASE SIMBIÓTICA: Va del mes a los cinco meses aproximadamente. El bebé al salir del
estado en el que se encontraba comienza a sentirse participe de una diada cuyos
integrantes son él y su madre. Los estímulos que percibe el bebé los empieza a distinguir
como placenteros o displacenteros, esto da paso a la demarcación del “Yo corporal”. El
principal logro de esta fase es el pasar la energía de sí mismo hacia su madre dándole a
ella un valor como satisfactora de sus necesidades. Cuando termina esta fase, el bebé ha
podido establecer una relación objetal con la madre.

3ª FASE DE SEPARACIÓN-INDIVIDUACIÓN: Va de los cinco a los treinta y seis meses


aproximadamente, esta fase se divide en cuatro subfases que son:

1. Diferenciación: Va de los cinco a los siete u ocho meses, para que sea posible esta
subfase deben coincidir dos hechos evolutivos; en primer lugar, el niño debe estar
familiarizado con la figura materna y se puede comprobar por la aparición de la sonrisa
específica del bebé ante el rostro y la voz de la madre que indican que la reconoce, y
en segundo lugar, es necesario que haya alcanzado un desarrollo neurofisiológico que
permita periodos mayores del estado de vigilia. El bebé comienza a explorar táctil y
visualmente a la madre, tensa su cuerpo para alejarse de ella y verla mejor, esto le
permite distinguir entre el mismo y su mamá (compañera simbiótica). El bebé comienza
a reaccionar con ansiedad ante la presencia de personas extrañas.

2. Ejercitación motriz: Transcurre entre los ocho y los quince meses de edad, es la
época en que los niños comienzan a gatear y adquieren progresivamente las
habilidades necesarias para separarse físicamente de su madre, Mahler divide esta
subfase en dos etapas. La primera es la ejercitación temprana que dura hasta el inicio
de la marcha libre, cuando se da el inicio del gateo, el bebé comienza a explorar el
exterior, se aleja y regresa para estar junto a su madre unos instantes y luego vuelve a
alejarse.

Cuando la disponibilidad de la madre para aceptar la autonomía de su hijo y la dotación


de éste para llenar de energía las actividades motoras recién adquiridas se conjuntan,
se da paso a la siguiente etapa; la ejercitación, propiamente dicha, esta va desde el
inicio de la marcha hasta el quinceavo mes, donde el bebé descubre un inmenso gozo
en el uso de su cuerpo.
63

3. Acercamiento: Abarca desde los quince meses hasta los veinticuatro meses, es esta
etapa el infante alterna actitudes de seguimiento de su madre y otras de verdadera
huída, los sentimientos que caracterizan esta subfase son esencialmente ambivalentes.
Mahler divide esta subfase en tres etapas:

Comienzo del acercamiento. Va de los quince a los dieciocho meses, es cuando los
bebés que se alejaron de su madre regresan junto a ella pero no ya para lograr una
recarga emocional, sino para compartir con ella sus logros y sus hallazgos, en este
momento el bebé la siente como un objeto separado.

La crisis del acercamiento. Abarca desde los dieciocho a los veinte meses, existe una
conducta característica en esta etapa que es la alternancia del seguimiento de su
madre con la huída de esta. En el seguimiento, el infante expresará su necesidad de
ayuda, en la huída se manifestará el temor de ser absorbido por ella en una simbiosis
y perder su autonomía.

Moldeamiento de la distancia óptima. Abarca de los veinte a los veinticuatro meses, las
condiciones para que ésta etapa arribe son el desarrollo del lenguaje, el
reconocimiento de objetos buenos, de reglas y el progreso en la capacidad para
expresar deseos mediante el juego simbólico. Se hacen patentes para los niños las
diferencias entre sexos.

4. Logro de la constancia objetal emocional: Abarca de los veinticuatro a los treinta y


seis meses, para que ésta se dé debe existir confianza en que la madre proporcionará
un alivio a las tensiones y necesidades vitales, cosa que le permite al niño saber que el
objeto (la madre) existe aunque no lo vea; esto es, la madre debe estar disponible
dentro de la mente del niño para ser recordada cuando lo necesite.

La descripción de las teorías anteriores tiene la finalidad de enfatizar la importancia de los


primeros años de la vida en la estructuración de una personalidad definitiva, en donde en
base a las diferentes aproximaciones, los aspectos psicosexuales se entrelazan con los
afectivos y los psicosociales. De tal modo que, el conocimiento de estas teorías invitan a
analizar el desarrollo infantil desde una perspectiva diferente, diferenciando la conducta
normal de aquella que no lo es, subrayando la importancia del ambiente que rodea al
individuo en formación.

Por otro lado, a lo largo del presente trabajo es nuestra finalidad, generarle reflexión sobre su
propia persona, su historia personal de relación con personas significativas en su vida, así
como apreciar la importancia de cada etapa del desarrollo de sus hijos.
64

BIBLIOGRAFÍA

Asociación Mexicana de Psicología Infantil. Desarrollo Infantil Normal. Monografía No. 1


Ed. AMPI, México, 1980.
Bee L, Mitchell K. El Desarrollo de la Persona. Ed. Harla, México, 1984.
Dolto F. Psicoanálisis y Pediatría. Ed. Siglo XXI, México, 1983.
Erickson E. Infancia y Sociedad. Ed. Hormé, Buenos Aires, 1980.
Hall C. Compendio de Psicología Freudiana. Ed. Paidós, Buenos Aires, 1974.
Malher M. El Nacimiento Psicológico del Infante Humano. Ed. Marimar, Buenos Aires, 1975.
Michaca P. Desarrollo de la Personalidad. Teorias de las relaciones de objeto. Ed. Pax-
México, 1987.
65

Capítulo 9
Sexualidad infantil

Psic. Ma. del Pilar Meza Rodríguez

La sexualidad es una cualidad del ser humano que mientras para unos es fuente de
satisfacción y placer, para otros representa conflictos y sentimientos encontrados, ya que a
menudo no se desarrolla una adecuada capacidad para disfrutarla, debido a diversos
factores como falta de información o prejuicios y tabúes que giran alrededor de ella.

En el presente capítulo le brindaremos información general y puntos de reflexión sobre el


desarrollo de la sexualidad humana, así como algunas sugerencias respecto a la educación
sexual, temas que con frecuencia nos provocan angustia y dudas tanto en la vida personal,
como con nuestros hijos.

Iniciaremos mencionando que la sexualidad comienza con la vida misma y que este
importante y enriquecedor ámbito de la vida humana se encuentra influido por aspectos
biológicos, psicológicos y sociales, elementos que determinarán nuestro destino en el
terreno de la sexualidad.

Los aspectos biológicos, tan importantes en la vida sexual, se relacionan con las
características orgánicas y de funcionamiento determinadas genéticamente y que establecen
las diferencias que hacen posible lo femenino y lo masculino. Por otro lado, la evolución
biológica durante vida humana establece importantes diferencias respecto a sus
manifestaciones en los diferentes momentos de vida, por lo que no son iguales en el recién
nacido, que en el adolescente o en el anciano

Para definir la sexualidad habrá que incorporar además de lo biológico, aspectos


psicológicos, sociales y culturales, tales como creencias, actitudes y valores éticos,
espirituales y morales, factores que entre otros determinarán el comportamiento del individuo
a nivel sexual. Derivado de lo anterior, la sexualidad ha tenido diferentes significados a través
de los tiempos, por lo que es clara la diferencia en su apreciación durante la edad media que
en los tiempos actuales, o bien en países europeos, asiáticos o en latinoamérica.

Dentro de los aspectos psicológicos, encontramos aquellos relacionados con la identificación


respecto a nuestro propio sexo, el contenido de los pensamientos y sentimientos en relación
a la aproximación sexual y afectiva, estructura y rasgos de personalidad, así como todos los
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valores sociales y culturales, factores todos ellos que entran en juego para el desarrollo
nuestra sexualidad. La suma de toda esta integración de elementos determinará nuestra
identidad de género, es decir, la manera en que vivimos nuestras experiencias analizándolas
desde el punto de vista de ser hombre o ser mujer. Donde el papel sexual o rol de género
suele ser el comportamiento que los sujetos adoptan como resultado de los requerimientos
sociales en función de su sexo, es decir, el comportamiento ante la comunidad. Todo lo
anterior, nos permite vislumbrar un campo más amplio de la sexualidad y no restringirla
únicamente al contacto sexual.

Para hablar de sexualidad habrán de identificarse dos elementos básicos de orden


psicológico, a saber: lo genital y lo erótico. En donde lo genital se encuentra vinculado con el
funcionamiento específico de los órganos genitales, mientras que lo erótico está relacionado
con los placeres preferentemente de orden subjetivo y que en el niño están ligados con el
ejercicio de funciones comúnmente consideradas como no sexuales como la alimentación,
mientras que en el adulto se tornan más específicos, en forma e intención.

Las actitudes con respecto a la sexualidad cambian a través de los tiempos, es así como
actualmente se reconocen con mayor apertura que en anteriores generaciones y se
comprenden las necesidades sexuales de los individuos en las diferentes etapas de su vida,
inclusive, se ha llegado a aceptar la expresión sexual como un valioso e importante hecho de
toda persona, incluyendo las diferentes preferencias sexuales.

La salud sexual, tiene gran trascendencia en lo mental, en lo físico y en lo social para nuestra
sensación de bienestar y la capacidad de participar en los aspectos más importantes y
significativos de la vida humana, cabe señalar que el ser humano es el único ser vivo sobre
la tierra que tiene la capacidad de ejercer su sexualidad en cualquier momento y con la serie
o series de manifestaciones que mejor prefiera, los animales no hacen uso de una
sexualidad plenamente reconocida, pues ellos no imprimen el componente psicológico, pues
actúan por instinto de procreación, aún cuando hay también especies monógamas, por así
decirlo, su objetivo es sólo continuar la especie, dirigiéndose por calendarios biológicos
durante los cuales están aptos y en disposición de mantener una relación sexual (períodos
de celo o brama), intercalados por períodos donde su capacidad de reproducción permanece
latente.

Es así como la Organización Mundial de la Salud define la salud sexual como la integración
de los aspectos físicos, emocionales, intelectuales y sociales de un ser humano de manera
que permiten un enriquecimiento positivo y mejorando la personalidad, la comunicación y el
amor. Cada persona tiene el derecho a recibir información sexual y a considerar las
relaciones sexuales por placer, así como aquellas destinadas a la procreación.
67

Un elemento fundamental que amplió los conocimientos del hombre acerca de su propia
existencia, fue el descubrimiento de la sexualidad infantil, misma que generó su propia
redefinición, ya que históricamente se asumía el inicio de la sexualidad durante la pubertad
con todos sus cambios físicos y hormonales. Por ello, la definición actual de la sexualidad es
muy amplia y debe estar considerada dentro del contexto de toda la personalidad, no sólo de
lo biológico, cuyo inicio se remonta con la vida misma y su expresión va cambiando en
relación con los diferentes momentos evolutivos de la vida. A continuación haremos una muy
breve revisión evolutiva de la sexualidad humana.

SEXUALIDAD DURANTE LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA

Como se ha mencionado, durante mucho tiempo se tuvo la idea errónea de considerar al ser
humano como asexuado en diferentes etapas de su ciclo vital, por ejemplo en los bebés, en
los niños o en ancianos, por lo que históricamente se les ha contemplado lejanos al ejercicio
de su sexualidad, negándoles la misma y pasando por alto los aspectos sexuales en estas
etapas.

La sexualidad en los niños, tema que nos concierne en este momento, es a menudo motivo
de preocupación y angustia por parte de los padres, por lo que no es difícil que éstos la
pasen por alto o la evadan, quizá por ignorancia del tema o por los prejuicios alrededor de
ella.

El avance de la ciencia ha permito observar al ser humano desde el vientre materno, para el
cual uno de los medios más socorridos para este fín es el ultrasonido. A partir de estos
estudios, se ha visto que desde antes del nacimiento, el feto masculino tiene erecciones
reflejas, así como muchos recién nacidos presentan también estas respuestas a los pocos
minutos del parto. Igualmente, las niñas recién nacidas tienen lubricación vaginal y erección
clitórica en el transcurso de las primeras 24 horas, lo cual revela que los reflejos sexuales se
producen desde el momento del nacimiento y aún durante el proceso de gestación.

La sexualidad del bebé inicia su ejercicio con la intimidad que establece con los padres a
través de los mimos, caricias o abrazos, que éstos le proporcionan durante actividades
cotidianas como son el baño, lactancia y el vestido, por mencionar algunos.

Los bebés responden de forma espontánea a la excitación sexual que se pudiese producir
por tareas de cuidado cotidiano, como cuando se le amamanta, se le cambia el pañal o se le
baña, sin embargo, el bebé es demasiado pequeño para ser conciente de este contacto, por
lo que no puede decirse que se produzca un despertar erótico, lo cual suele alarmar mucho a
68

los padres, pues consideran que puede ser indicio de anomalías o perversidades precoses.
Lo que en realidad sucede es que la proximidad del cuerpo del bebé con el cuerpo de la
madre o persona que le asista, produce un estímulo neurológico que envía mensajes al
cerebro, el cual los interpreta como placenteros y activa los reflejos sexuales, por ejemplo,
cuando se amamanta al bebé, este posee innumerables terminaciones nerviosas en su
boca, las cuales son estimuladas enviando señales al cerebro dando como resultado la
erección refleja o la lubricación vaginal, el mismo mecanismo se presenta cuando se le baña
o se le cambia el pañal, es necesario enfatizar que de ninguna manera esto está influido por
ningún tipo de componente erótico, social o psicológico, son sólo respuestas que origina el
cuerpo de manera automática como respuesta a un estímulo dado, tal como otras muchas
respuestas automáticas del organismo, las cuales no son aprendidas son reflejas, es decir
innatas, como por ejemplo el reflejo de succión, al bebé no se le enseña a mamar, desde que
nace cuenta con este dispositivo y lo lleva a cabo de manera refleja.

La reacción de los padres al observar estos reflejos sexuales, forma parte de este
aprendizaje sexual del niño, aquellos padres que se muestran sorprendidos o reprimen estas
respuestas reflejas, tienden a enviar mensajes que el pequeño traduce como negativos,
aquellos padres que reaccionen de manera tranquila, enviarán mensajes de aceptación de la
sexualidad.

Los lactantes tienden a tocarse sus genitales en cuanto la coordinación motora se los
permite, esto de inicio es una autoexploración de su propio cuerpo, así como encuentran los
genitales y los integran como parte suya, encuentran sus codos o sus pies y van integrando
una idea de su esquema corporal. Pasada esta etapa de exploración, descubren que al tocar
sus genitales experimentan placer y esto es una condición normal, pues en los genitales
existen terminaciones nerviosas que originan este tipo de sensaciones, por lo que al cumplir
el año esto es un rasgo común cuando el pequeño está desnudo o se le baña, los padres
pueden mostrar una diversidad de conductas en respuesta a estos tocamientos, algunos se
ríen, otros se sorprenden, otros prefieren ignorar el hecho, otros se alarman, pero es
necesario tener en cuenta que estos actos denotan una evolución completamente normal,
por lo que la actitud de los padres debiese ser asumida a través de la misma óptica con la
que observan otros aspectos del desarrollo de sus hijos, como cuando inician con sus
primeras palabras o sus primeros pasos.

A los dos o tres años, la mayoría de los niños han establecido algunos elementos de su
identidad sexual, masculino o femenino, niño o niña. Existe una gran curiosidad por las
diferentes partes de su cuerpo, no sólo de sus genitales y descubren, si no es que ya lo
hicieron anteriormente, que existe un placer genital. De inicio, el juego con los genitales es
solitario, pueden aparecer frotamientos manuales con almohadas o muñecas, después
69

aparecen juegos comunitarios como el juego de doctores y enfermeras cuyo único objetivo
es conocer las diferencias anatómicas entre uno y otro sexo.

Los niños, se desconciertan con la actitud de los padres, "no te toques" o "eso no se hace",
algunos permiten que el niño vaya conformando su esquema corporal a partir de las
diferentes partes de su cuerpo, brazos, piernas o manos, con excepción del área genital, tal
como si ésta no formara parte de la totalidad del cuerpo del niño. Ciertamente, los padres
deben enseñar las pautas sociales de no mostrar ni estimular sus genitales en público, sin
embargo, una respuesta excesivamente represiva o bien excesivamente permisiva de los
padres, con el tiempo pudiese ser una causa predisponente para alguna alteración sexual.

Es también durante este período que el niño se inicia en el control de esfínteres, situación
que no nos concierne directamente en este momento, aún cuando vale la pena señalar que
algunos padres con justificada razón insisten en la limpieza de los genitales, enviando de
manera indirecta un mensaje que el pequeño pudiera interpretar como sucio, por lo que
sugerimos evitar la insistencia excesiva en la higiene genital.

A los 4 años, los niños suelen preguntarse de dónde vienen los bebés, cómo se hacen y
cómo nacen. Algunos padres se muestran incómodos y evasivos para hablar del tema, sin
proveer al niño de un mínimo necesario de información, por lo que niño echará a andar su
imaginación así como comentará con sus compañeros y con base a estos no siempre con
elementos fidedignos, creará hipótesis que no siempre coinciden con la realidad. Lo más
recomendable para evitar ideas deformadas, generación de morbo o temores alrededor de la
sexualidad, es proporcionar a los hijos la información básica lo mas apegada a la realidad y
en términos que éste pueda entender, nombrando a las cosas y estructuras con su justo
nombre real, sin ahondar demasiado en el tema, pues el niño no lo comprende a esta edad
en su totalidad, siendo válido cerciorarse de haber satisfecho adecuadamente su curiosidad
ante el tema sin confundirlo o manejarle historias irreales.

Durante la edad escolar se fortalece la idea del recato y por ello los juegos sexuales son
menos frecuentes. Esta es una etapa de aparente adormecimiento de la sexualidad, a
diferencia del niño preescolar, que sin ninguna inhibición toca o exhibe sus genitales.
Coherente con esta etapa de desarrollo intelectual y sexual, el niño estará formando
conceptos no sólo de la sexualidad, sino también conceptualizando el mundo en general. Es
importante señalar que cuando el niño no tiene la información necesaria acerca del tema, las
bromas y comentarios de niños mayores, se vuelven la principal fuente de educación sexual.
Por ello, le sugerimos no dejar al azar el conocimiento de sus hijos al respecto, al evitar u
omitir el tema.
70

Por otro lado, los pequeños forman ideas alrededor del sexo basadas, en buena medida, en
la observación de la conducta de sus padres, por lo que el tener presente que como padre
uno es modelo de relación con el sexo opuesto, así como actitudes "masculinas" o
"femeninas", por lo que através de la convivencia cotidiana en el hogar se adquieren pautas
de relación acerca de la intimidad física y afectiva.

En la edad escolar, niños y niñas, estructuran un conocimiento más organizado sobre la


sexualidad, donde poseen ya un conocimiento de las diferencias anatómicas fundamentales
entre ambos sexos, así como de manera general sobre su funcionamiento, haciéndolo cada
vez más apegado a la realidad. Habrá que señalar que aún cuando en los programas
escolares se incluyen algunos temas relacionados a esta materia, la información y
orientación en casa resulta absolutamente necesaria. Por otro lado, es importante preparar
al niño o niña escolar a los futuros cambios durante la pubertad y adolescencia, para prevenir
miedos y angustias derivados de la falta de conocimiento, es decir, evitar que el individuo
aborde etapas sin contar con información que le permita integrar los cambios físicos y
emocionales que enfrentará.

Es por todos bien sabido la crisis que en sí misma genera la adolescencia, por lo que a
menudo se le ha considerado una especie de enfermedad por la que hay que transitar. En
esta etapa del desarrollo aparecen cambios importantes a nivel social, intelectual, psicológico
y desde luego sexual. Se presentan cambios físicos y funcionales característicos, a saber:
crecimiento de vello y senos, ensanchamiento de cadera, aparición de ciclo menstrual, en la
mujer, mientras que para el hombre cambio de voz, crecimiento de vello, embarnecimiento
general y para hombres y mujeres el cambio hormonal con su consecuente alteración en los
estados de ánimo, por mencionar algunos cambios.

Este cambio en la apariencia física y del funcionamiento corporal genera también un reajuste
emocional, es decir, el individuo incorporará un cambio en su autoimágen y su autoconcepto,
por lo que reacomodará su identidad con base a su nueva imagen. Experimenará cambio
abruptos en el estado de animo, derivados tanto de cambios hormonales como de un
justificado descorncierto en relación a su nueva imágen y su nuevo rol social, mismo que en
ocasiones hará que se comporte como niño que necesita protección y apoyo mientras que en
otros momentos demandará respeto, privacidad y libertad en la toma de decisiones.

En el terreno sexual aparece la posibilidad de relaciones sexuales propiamente dichas y con


ello la posibilidad de la reproducción. Por ello la supervisión, la orientación y la mutua
comprensión son absolutamente necesarias. Es fundamental reconsiderar en este momento
tan especial del desarrollo, las pautas de relación e integración familiar, ya que es frecuente
que cuando un adolescente no se siente comprendido en casa, busque soluciones que
71

puedan ser desafortunadas y lo conduzcan a embarazos no deseados, alcoholismo y


farmacodependencia, abandono de los estudios o del hogar mismo, por lo que la
información, cohesión y compresión familiar resultan básicas para la planeación y
planteamiento de metas a futuro de los hijos.

Por otro lado, hay que recordar que las enfermedad de transmisión sexual, pueden cobrar
hoy por hoy, la vida misma. El virus de inmunodeficiencia adquirida (sida) está tal vez mucho
más cerca de lo que imaginamos, por lo que hablar del tema, explicando la forma de
transmisión así como la importancia de tener una sola pareja e insistir en el uso de condón,
dependiendo de los valores propios de la familia, son elementos de protección para nuestros
hijos.

A continuación le presentamos algunas sugerencias de comunicación con sus hijos respecto


al tema que nos ocupa. Recuerde que durante la Escuela para Padres usted tendrá la
oportunidad de ampliar y comentar con otros padres de familia así como psicólogos sobre las
posibles dudas que tenga.

SUGERENCIAS PARA HABLAR CON SUS HIJOS SOBRE LA SEXUALIDAD

A continuación señalaremos muy brevemente algunas sugerencias para platicar con sus
hijos sobre sexualidad.

La comunicación entre padres e hijos sobre este tema es de gran importancia, para
que ello se lleve a cabo es necesario establecer confianza y sentirse cómodo. Si usted no
se siente cómodo, le sugerimos ampliar su información sobre el tema a través de libros,
documentales o videos. El contar con información amplia y actualizada, le hará actuar con
mayor confianza.

La educación sexual requiere de inicio temprano en la vida del individuo, con


información suave y constante. Enseñe el nombre correcto de las partes del cuerpo y
paulatinamente amplíe la información que sus hijos le soliciten.

En caso de que su hijo o hija no haga preguntas que usted podría considerar pertinentes
tome la iniciativa, utilizando cualquier ejemplo de la vida cotidiana, el embarazo de
alguna amiga, el nacimiento más reciente, el matrimonio de algún familiar, etc.

Describa el nacimiento de los niños, explicando la verdad sobre la cigueña, sobre las
relaciones sexuales, la maternidad, la paternidad, el embarazo, y sobre todo subrayar los
lazos afectivos con la pareja y los hijos.
72

Tener presente la edad y el nivel de desarrollo del niño con la finalidad de proporcionarle
información precisa tomando en cuenta estos elementos.

Procure anticiparse a la siguiente etapa de desarrollo de su hijo o hija con la finalidad


de evitar confusión o miedos innecesarios en relación a cambios físicos o emocionales
que se pueden preveer, por ejemplo en la pubertad.

Exponga sus propios valores respecto a la sexualidad, ya que aún cuando ellos no los
adopten, al menos conocerán su punto de vista al respecto y será su punto de partida para
establecer su propio sistema de valores.

Procure hablar sobre sexualidad con sus hijos del sexo opuesto, es decir, si usted es
madre soltera tendrá que hablar con sus hijos varones sobre estos temas. Asegúrese de
hablar con sus hijos al respecto con la finalidad de que esto no se convierta en un tema
prohibido.

Finalmente, relájese, no está obligado a tener todas la respuestas, hágale saber a sus
hijos que en su familia no hay temas prohibidos.

BIBLIOGRAFíA

Alvarez Gayou J.L. Sexoterapia Integral. Ed. Manual Moderno, México, 1986.
Masters W, Johnsons V. Sexualidad Humana. Ed. Grijalbo, España, 1987.
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Gotwald W, Holtz G. Sexualidad. Ed. Manual Moderno, México, 1981.
Http://www.wiecus.org/pubs/vinc/vinc0001.html
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73

Capítulo 10
Desarrollo de la inteligencia

Psic. Rocío Guadalupe Valdez Luna

La inteligencia es una cualidad inherente a la especie humana, que está determinada por la
herencia, la maduración del sistema nervioso y la estimulación del medio ambiente. Por ello,
la riqueza del entorno de nuestros hijos, es de fundamental importancia para que sus
capacidades se desarrollen en todo su potencial, ya que aún cuando las bases de la
inteligencia están presentes, aún antes de que el niño nazca, éste tendrá un mejor desarrollo
en la medida en más se le estimule.

En el presente capítulo describiremos el desarrollo de la inteligencia con la intención de


señalar sus momentos claves, así como subrayar la importancia de la estimulación en casa
para su desarrollo óptimo.

Cuando el niño nace, cuenta con un equipo inicial de conductas que son automáticas y que
con la influencia del medio ambiente, evolucionan hasta formar conductas cada vez más
complejas. Básicamente, las conductas del recién nacido están limitadas a las necesidades
de sobrevivencia, como: la alimentación, el sueño, la eliminación de desechos (orina y heces
fecales), el llanto y períodos cortos de alerta.

Por ello, antíguamente se creía que el bebé mantenía una actitud pasiva frente al mundo, sin
embargo, ahora se sabe que cada una de estas conductas por sencillas que parezcan, le
brindan información de su propio cuerpo así como del medio que lo rodea, datos que le
permitirán producir y elaborar conocimientos básicos para una interacción exitosa con el
medio y con ello, el desarrollo de su inteligencia.

Jean Piaget (1896-1980) psicólogo suizo describe cuatro períodos del desarrollo de la
inteligencia .

Antes de describir dichos períodos señalaremos que éstos cumplen un orden, es decir, se
parte de uno sencillo a otro más complejo, de tal manera que lo que se va aprendiendo se
mantiene y se incorpora al siguiente período. Por otro lado, la sucesión de un período a
otro no esta relacionado estrictamente con que el niño cumpla con cierta edad cronológica,
sino que depende, como ya hemos mencionado, de la dotación natural del individuo, de la
maduración del sistema nervioso y de la estimulación del medio ambiente. Es así, como la
inteligencia es un proceso que no se puede acelerar por exigencia de los padres, de la
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escuela o del medio social, pero si pueden y deben proporcionar los elementos necesarios
para favorecer su desarrollo. Por ejemplo, el permitir y promover en los pequeños
experimentar, manipular y conocer los objetos de su alrededor, teniendo en cuenta que sean
interesantes y seguros para su nivel de desarrollo, será de gran ayuda para promover sus
capacidades intelectuales.

PRIMER PERÍODO

El primer nivel abarca desde el nacimiento hasta aproximadamente los 2 años. Durante este
período, el bebé desarrollará importantes conocimiento respecto a su propio cuerpo, ajustará
su equipo biológico en términos de las necesidades que le surjan y empezará a realizar
acciones con objetivos previamente establecidos, es decir plenamente intencionales y todo
ello a través de sus sentidos y de sus acciones sobre el medio.

Al observar al bebé de 1 mes de nacido, vemos algunas conductas como la succión al


alimentarse, la búsqueda y la orientación hacia su fuente de alimento (cuando con su boca
trata de encontrar el pezón materno o su mamila), por mencionar algunas conductas que
básicamente son respuestas reflejas, es decir, no media para su aparición el aprendizaje.

Estas conductas, inicialmente reflejas, se irán convirtiendo en hábitos sencillos, susceptibles


de ser cambiados según el interés o la necesidad. De esta forma, el bebé al succionar los
objetos realiza acomodaciones de su boca sobre el objeto que está succionando, de tal
modo que no realiza los mismos movimientos en su boca y lengua al succionar el pezón
materno, que al succionar su biberón u otro objeto, ni lo realiza igual el primer día de nacido
que después de días , semanas o meses, los padres pueden observar que su succión es
más precisa, esto debido a la experiencia del niño sobre los objetos.

Entre el 2do y el 3er mes de vida, el niño es capaz de repetir una acción, encontrada por azar
pero de manera voluntaria. Piaget, tras una exhaustiva observación del desarrollo infantil,
explica el proceso mediante el cual estas conductas se van transformando de reflejos en
hábitos, es decir, cuando el bebé encuentra al azar alguna conducta que le resulta
interesante tiende entonces a repetirla y a generalizarla. De manera que la succión que
aparece inicialmente en forma refleja, paulatinamente va apareciendo no sólo durante y para
la alimentación, sino como una actividad que pareciera tranquilizarlo y que repite, chupando
su pulgar, tal vez inicialmente de forma errática, hasta poco a poco perfeccionar esta
habilidad y succionar todo aquello que se encuentre a su acceso. Esta conducta
aparentemente tan sencilla le brindará al bebé los inicios de la coordinación visomotora, es
decir, la relación ojo-mano y que en su futuro desempeño escolar será de gran importancia.
75

De los 4 meses y medio a los 8 o nueve meses aproximadamente , el niño empieza a dirigir
sus acciones hacia su espacio inmediato, es decir hacia lo que esta cercano a él (y no solo
hacia su propio cuerpo como en meses anteriores), por lo que podemos observar que al
poner un móvil sobre su cuna logrará moverlo o hacer que suene al coordinar su visión y su
prensión , este suceso es al principio inesperado, pero después se convertirá en una
conducta que podrá repetir una y otra vez, según lo desee. Esta conducta que es parecida a
las del 2º y 3er mes de vida, tiene el gran avance de que el niño empieza a identificar los
fines y los medios, es decir el producir movimientos o sonidos en el móvil ( fin ) mediante su
prensión en el cordón ( medio ) o directamente sobre el móvil le permitirá actuar muy
parecido con los futuros objetos que cuelguen sobre su cuna.

Entre los 8 y 9 meses hasta lo 11 ó 12 meses el niño inicia a coordinar su actividad para
lograr un objetivo, para lo cual utiliza las conductas que tanto ha ejercitado, como el de tomar
objetos cuando están a su alcance, sin embargo ahora, intentará tomar aquellos que no lo
están tanto. Es decir, si desea algo que está sobre la mesa, jalará el mantel para acercarlo y
así tenerlo para sentir su temperatura, consistencia o textura.

Cuando el niño se esfuerza en lograr un objetivo o meta y coordina intencionalmente los


movimientos necesarios para lograr su fin, entonces y solo entonces, se puede hablar de
conductas inteligentes, antes de esto había ejercicio de reflejos y conductas realizadas sin
una meta previa.

Otro logro importante durante esta etapa (8 y nueve meses hasta los once o doce meses) es
que el niño ya busca los objetos que están debajo de un cojín, de una tela o de un sombrero.
Este importante avance aparece gracias a la constante relación del pequeño con los objetos,
su ir y venir, dejarlos y volverlos a tomar, hace posible que perciba que los objetos existen
aún cuando no los esté viendo. A este fenómeno se le conoce como "permanencia del
objeto" , es decir , el niño ya le da una existencia a los objetos y a las personas aunque él no
las vea o escuche.

Antes de esta edad, el niño le da existencia a lo que le rodea en tanto que las vea o
escuche, ya que si no las ve o escucha entonces no existen, por eso en meses anteriores
cuando la persona o el objeto estaba detrás de una pantalla, el niño no la buscaba por que
para él dejaba de existir .

Sin embargo a partir de los 8 meses aproximadamente el niño retira la pantalla o el cojín y
sabe que ahí esta la persona o el objeto. Este es un gran logro ya que a partir de esto el niño
puede tener acceso a objetos, personas o situaciones que existen aunque él no las perciba
directamente .
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Alrededor de los once o doce meses hasta los dieciocho meses, el niño crea nuevos
posibilidades de acción para lograr sus objetivos, es decir, no solo depende de las manera
conocidas para lograrlo sino que tendrá ya alternativas creativas y completamente nuevas.

A esta edad el niño también es capaz de seguir la secuencia de desplazamientos de un


objeto bajo 2 ó 3 objetos más , Por ejemplo, si ponemos un muñeco o una pelota debajo de
un cojín y después los cambiamos a un 2º cojín el niño lo buscará en el 2º cojín y no en el
primero como lo haría en meses anteriores.

En este momento del desarrollo (de 8 a 18 meses), los pequeños generalmente ya caminan,
por ello recorren espacios que le permitirán desplazarse de la recamara de su casa a la
cocina, de la cocina a la sala, de la sala al patio e incluso posteriormente no requiere
recorrer el mismo camino.

El final del período sensoriomotriz se ubica entre los dieciocho meses y los 2 años
aproximadamente, aquí el niño ha podido consolidad el conocimiento de su cuerpo y del
medio ambiente en el terreno de la acción, es decir, el aquí y el ahora, con un amplio
repertorio de conductas. En este último fragmento del período, el pequeño iniciará un nuevo
nivel de funcionamiento que va más allá de los límites del aquí y el ahora, es decir, se
prepara para interactuar con la representación, el pensamiento propiamente dicho. En este
momento, el niño ha construido nociones de acción básicas que posteriormente incorporará
en el terreno mental. Es así como, el niño ha organizado su espacio inmediato y tiene la
posibilidad de ubicarse dentro de éste, posibilidad que le brinda un constante marco de
referencia, de su propia existencia dentro de su mundo inmediato, que en adelante ampliará
en el plano del pensamiento.

SEGUNDO PERÍODO

Este nivel de desarrollo tiene lugar entre los 2 y los 6 ó 7 años. Como hemos mencionado, el
niño desarrollará habilidades en el campo de la representación mental, elevando todo lo
aprendido en la acción, a este nivel superior de funcionamiento intelectual.

A este período se le denomina preoperacional o preconceptual, ya que como hemos dicho el


niño desarrolla sus capacidades intelectuales de lo más simple a lo más complejo y de lo
más cercano a lo más lejano. De tal manera que inicia necesariamente con su cuerpo y su
entorno inmediato en el período anterior. En este momento el niño empezará a organizar su
mundo en la esfera mental y ya no únicamente en la acción. De la misma forma, iniciará de la
forma más simple y teniendo lo más cercano como perspectiva.
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Los primeros indicadores de que nuestro niño está en esta etapa de desarrollo, las podemos
observar cuando siguen el desplazamiento de una pelota que, aún cuando no todo el
recorrido sea visible el niño imagina y espera la pelota en un lugar específico según su
trayectoria.

A partir de los 2 años observamos que los niños inician con un primitivo juego de imitación,
observando a las personas que están a su alrededor, este tipo de juego es denominado
juego simbólico ya que utiliza elementos no necesariamente presentes y aquellos que están
presentes los utiliza de "simbólica", es decir, la tapa de un envase puede ser un ruidoso
camión, por ejemplo. Para realizar esta conducta aparentemente sencilla, el niño tiene que
hacer uso de imágenes mentales que le permitan representar las escenas que ha visto
previamente en papá, mamá, la maestra o de alguien o algo cercano a él.

Estos fenómenos implican una representación mental llamada imitación diferida, es decir,
los niños realizan una acción antes vista pero sin el modelo presente, de esta manera,
¿cuántas veces nos hemos asombrado porque el niño realiza conductas nuevas que hemos
observado en otros pequeños?, de tal modo que niño que no pegaba o que no hacía
berrinches, lo hace una vez que ha observar a otros niños que si lo hacen, esta nueva
capacidad de representar las conductas sin que el modelo esté presente significa otro
importante avance en la inteligencia del niño ya que son la puerta de entrada a la
representación.

El lenguaje enriquece más al intelecto, ya que por medio de la experiencia el niño va


asimilando los objetos (persona, animal, palabra o situación). Durante este proceso, la
palabra se asocia inicialmente con el objeto y después podrá ser usada sin que los objetos
estén presentes, es decir, la palabra podrá ser evocadora de un objeto ausente. Por ello
insistimos en el desarrollo oportuno tanto del lenguaje hablado como de su comprensión.

El dibujo es otro medio de desarrollo de la inteligencia del niño, al reproducir en el papel


objetos y situaciones sencillas que observa en su medio, iniciando con el trazo de garabatos
que posteriormente se convertirán en elementos encimados o puestos uno junto a otros,
tales como brazos que salen de la cabeza, hasta lograr paulatinamente organizar en el papel
adecuadamente los diferentes elementos de los objetos en cuanto a posición, forma y
tamaño. Hay que señalar que esta actividad desarrolla también su coordinación ojo-mano,
elemento muy importante para el posterior trazo de la escritura.

En este momento ya podemos hablar de presencia de pensamiento propiamente dicho,


mismo que en el niño pre-escolar presenta características muy peculiares, con ello nos
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referimos, a las formas específicas de explicarse la realidad con su incipiente noción del
mundo.

El animismo es una característica de este pensamiento y consiste en dotar de vida a los


objetos inanimados, es así como el niño cree que "la luna se mueve, se mueve porque está
viva" (Piaget, 1996). Por ello, es común encontrar en sus dibujos un sol con ojos, nariz y
boca .

El artificialismo es otra característica de este tipo de pensamiento y consiste en que el niño


trata de explicarse su realidad creyendo que lo que sucede a su alrededor, incluso los
fenómenos naturales son producto de la acción de los padres, de los hombres o de un Dios.
Por ejemplo, el niño asocia o cree que el humo del cigarro del papá es el que forma las
nubes.

Una limitante del razonamiento del niño pre-escolar, lo encontramos en su dificultad para
clasificar objetos. Un ejemplo de ello se hace evidente cuando al mostrarle al niño un
conjunto de flores formados por rosas, margaritas y claveles, al preguntarle ¿que hay más
rosas o flores?, los niños contestan guiados por su percepción visual sin diferenciar los
diferentes grupos de flores.

Una parte del encanto de la conducta del niño pre-escolar se deriva justamente de este tipo
de pensamiento, que se deriva a su vez, de la construcción del pensamiento siempre de lo
más simple a lo más complejo y de lo más cercano a lo más lejano. Por ello sus
explicaciones que pueden parecer ingenuas e ilógicas, se derivan de sus acercamientos con
la experiencia, es decir, ligado estrechamente a su experiencia personal e inmediata. Por
ello, en este momento del desarrollo lo que el niño establece conceptos muy personales, no
convencionales, por lo que se le llama preconceptos.

TERCER PERÍODO

Como podemos observar el niño pre-escolar no es capaz aún de lograr un razonamiento


lógico basado en un adecuado conocimiento del espacio, del tiempo y de la causalidad y no
es sino hasta los 7 u 8 años en que el niño empieza a manejar conceptos con la limitante
concreta, es decir, no maneja aún conceptos abstractos, sin embargo dicho logro le permite
observar un fenómeno desde diferentes puntos de vista y así poder comprobar posibles
cambios. Hay que señalar que en el período anterior el niño basa sus respuestas en su
percepción, ahora podrá comprobar el porqué de sus respuestas.
79

Por ello, este tercer período marca el inicio del pensamiento lógico y no coincide
casualmente con el ingreso a la primaria (6 o 7 años), sino que es en este momento cuando
el niño tiene la capacidad de asimilar conceptos, tales como los matemáticos, de la
gramática, historia y geografía, por mencionar algunos.

Volviendo al ejemplo del ramo de flores citado en el período anterior, encontramos en este
momento la posibilidad del niño ahora escolar, de poder agrupar las flores según su color, su
forma o su tamaño, según la tarea que uno le pida. Ello muestra que el niño ha adquirido
nociones que le permiten clasificar según cualidades comunes. Otra importante habilidad
que aparece en este momento es la capacidad de establecer relaciones de menor a mayor y
de mayor a menor. Este elemento resulta fundamental para los aprendizajes de la
matemática, por ejemplo. En función de ésto, el niño identificará que el 3 es mayor que el 2 y
que el 3 es menor que el 4, es decir, puede adquirir las nociones tanto ordinales como
cardinales del número.

En cuanto a la habilidad de identificar la cantidad es relativamente fácil establecer la


diferencia entre el pre-escolar y el escolar si uno les pide que identifiquen si hay cambios en
relación a la cantidad si ponemos una bola de plastilina y después frente a él modificamos
su forma alargándola, después al preguntarle al niño donde hay más plastilina si en la bola o
en la forma alargada, el niño pre-escolar reportará que hay más plastilina en la forma
alargada, debido probablemente a que tiene mayor longitud en la mesa, en tanto que el niño
escolar nos diría que existe la misma cantidad de plastilina en una y en otra forma, ya que
sólo se modificó su forma, ni se agregó ni se quitó plastilina. Ello implica un pensamiento
más flexible y que permite ver el fenómeno desde diferentes puntos de vista.

La limitante de este período se encuentra en que el niño puede asimilar conceptos que sean
concretos, es decir, aún no podrá manejarse en el terreno de lo abstracto o las hipótesis,
posiblidad que establecerá en el siguiente período.

CUARTO PERÍODO

El cuarto y último período se ubica de los 11 ó 12 años en adelante y en este se concluye la


construcción de la pirámide intelectual, misma que cada vez se hace más sofisticada. En
este último período, el adolescente incluirá en su repertorio intelectual la posibilidad de llevar
a cabo el análisis de situaciones en el terreno de las hipótesis, es decir, en el plano
abstracto.

Es este el momento en el que el individuo empieza a confrontar a los padres en el terreno de


las ideas, inclusive en conceptos filosóficos, tales como igualdad, justicia, normas y reglas.
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Ello se debe precisamente a que el individuo estrena estas capacidades y entonces las
integra con todas las habilidad que ha desarrollado en los períodos anteriores. Este es el
nivel más complejo del desarrollo intelectual, mismo que con la experiencia y la estimulación
del medio ambiente, como la lectura, actividades académicas y culturales como la años de
estudio escolarizado, la lectura y demás actividades culturales, harán posible el desarrollo del
potencial intelectual del individuo

Es por ello, que insistimos en la estimulación en casa a través de actividades que favorezcan
el desarrollo intelectual de los niños tales como: juegos que mejoren la percepción visual y
auditiva, tales como: rompecabezas, adivinanzas y juegos de mesa , por mencionar algunos.
Estas actividades serán de gran apoyo en la terapia en comunicación humana, así como le
sugerimos que platique con su terapista, ella los orientará en relación al caso particular se su
hijo.

Para concluir, habrá que señalar que existen características particulares en cada período,
pero que la acción del niño en su medio, la riqueza de estímulos y las sensaciones y sobre
todo el aspecto afectivo es lo que le ayudará a los niños a desarrollar su inteligencia a su
ritmo y a su capacidad y que respetando y aceptando a los niños es la mejor manera de
apoyarlos en el desarrollo de su inteligencia.

BIBLIOGRAFÍA

Piaget, J. Psicología de la Inteligencia. Ed. Psique, Buenos Aires, 1984.


Piaget, J. Psicologica del Niño. Ed. Moralta, Madrid, 1981.
Piaget, J. Problemas de Psicología Genética .Ed. Ariel, México, 1981.
Piaget, J. La Formación del Símbolo en el Niño. Ed. Fondo de Cultura Económica, México,
1996.
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Capítulo 11
El niño y el juego

Psic. Mariana Ruiz Ruiz-Funes

“El juego es una forma de hacer para sentirse vivo”


Bosch, 1992.

El juego es una parte de todos los seres humanos, todos hemos jugado y de cierta forma lo
continuamos haciendo, sin embargo poco se conoce a cerca de las ventajas de tener un niño
juguetón en casa, nos olvidamos que a través de esta actividad el menor está siendo
educado, está aprendiendo, está madurando y además está pasando un rato sumamente
agradable y divertido ¿qué más podemos pedir?

En el presente capítulo resaltaremos la importancia del juego para el desarrollo de los niños,
tanto en su aspecto emocional como intelectual, y su uso como herramienta terapéutica.

Es común entre los adultos que al hablar de niños, nos imaginemos un grupo de infantes
divirtiéndose, riéndose, compartiendo y socializando; sin embargo cuando hablamos de un
niño en particular con el que existe algún tipo de vínculo, generalmente nos concentramos en
que el niño sea educado, se comporte adecuadamente ante familiares y extraños, no grite,
no haga ruido, no se mueva mucho, no se ensucie, no toque nada, no pregunte, se comporte
de acuerdo a su edad. Esto no solo sucede en la casa, en la escuela el niño también se
enfrenta a constantes regaños y castigos por intentar jugar, es común escuchar frases como
“a la escuela no se viene a jugar, se viene a estudiar”, “deja de estar jugando”, “sí sigues
jugando te dejo sin recreo”, etc. Así, a pesar de que todos hemos jugado muchas veces y a
pesar también de que todos concebimos a los niños como individuos para los que el juego es
parte de su esencia, prohibimos y castigamos constantemente al niño cuando éste trata de
jugar, nos olvidamos de que el juego es un denominador común para todos los seres
humanos; al respecto Rodríguez Estrada (1995) dice “Juegan los chicos y los grandes, las
mujeres y los hombres, los ricos y los pobres, los primitivos y los civilizados, los cultos y los
ignorantes, los sanos y los enfermos, los buenos y los malos".

Si el juego es algo que todos los seres humanos hacemos sin ningún tipo de distinción ¿qué
es?. Los estudiosos de juego han propuesto varias definiciones y todos coinciden en los
siguientes puntos:
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El juego es una actividad; implica acción por parte del que la realiza
Tiene una estructura lógica para el que esta jugando
Es divertido para el que lo lleva a cabo
Debe ser espontáneo y voluntario
Es libre
No tiene un objetivo específico, jugar es el objetivo
Refleja el mundo mental y emocional de la persona que lo esta realizando

Si analizamos los puntos planteados, se podría pensar que el juego es sólo una manera de
obtener gratificación, por medio de la cual el niño no está obteniendo nada más a cambio y
surgen de manera inevitable preguntas como: ¿por qué los niños juegan? ¿Para qué les
sirve jugar?. Cada vez que juega un niño ¿qué obtiene además de diversión?

Para la mayoría de los estudiosos del tema, el juego es la manera en que los niños se
expresan, además de ser una actividad que permite a los menores someter a prueba al
mundo y aprender sobre él, hay que recordar también que el juego es una especie de ensayo
de lo que habrá de hacer el niño cuando sea adulto. Así, lo maravilloso del juego es que a
través de una actividad divertida y placentera el niño puede expresar sus preocupaciones,
aprender sobre el mundo y ensayar su vida futura.

El juego permite también aprender a socializar, ¿qué otra forma de hacer amigos existe en
un niño que no sea jugando?, aún más, el juego nos obliga a compartir, cambiar,
intercambiar no sólo objetos, sino también experiencias y sentimientos, esta actividad nos
permite mostrarnos tal cual somos, no acepta engaños, cuando estamos jugando
demostramos nuestra forma de ser, de enfrentar situaciones, de resolver problemas,
nuestros conflictos, ensayamos movimientos nuevos, practicamos nuestro lenguaje y
utilizamos conocimientos previos, todo esto favorece la adquisición de nuevos aprendizajes
construidos de manera sólida sobre lo ya aprendido y adornados con eventos divertidos y
placenteros.

Los adultos, que casi todos nos hemos olvidado de la magia de jugar, pensamos con
frecuencia que el juego es una actividad ilógica, que desarrolla las mentiras en quienes la
practican, sin embargo nos cuesta trabajo recordar que el juego no es así, que para el que lo
lleva a cabo tiene una lógica perfecta y que no sólo es un mundo de fantasías, por lo
contrario todos los juegos tienen una base en la realidad del niño y sólo están aderezados
con algunas fantasías para que pueda ser divertido y ligero, de no ser así ¿cuánto tiempo
tendría que esperar una niña para poder convertirse en mujer y “jugar” a la mamá, o un niño
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para poder volar un avión? El juego, entonces, usa la fantasía para viajar en el tiempo y en el
espacio, pero se basa en eventos reales.

A continuación revisaremos la clasificación de juego que realizó Piaget y con base a ésta
cómo es el juego en cada una de las etapas de desarrollo, pero antes hay que tomar en
cuenta que un juego no es exclusivo de una sola etapa, es decir que todos los juegos se
presentan en todas las etapas, sin embargo predomina alguno de ellos, tal y como se expone
a continuación:

juego de ejercicio (desde el nacimiento hasta los 3 años)


juego simbólico (de 3 a 10 años)
juegos con reglas (de 10 años hasta la muerte)

De 0 a 6 meses de edad:
En esta etapa de vida el niño juega con partes de su cuerpo, se chupa las manitas, los pies,
se trata de tocar la cara, las orejas, las piernas, etc. Llevando a cabo estas actividades el
niño logra explorar y conocer su cuerpo, controlar sus músculos para poder realizar
movimientos voluntarios; de esta manera el niño puede darse cuenta de los límites físicos de
su cuerpo, puede empezar a entender que sus necesidades (hambre, sed, frío, etc.) no
pueden ser cubiertas por él mismo, que requiere de otras personas (generalmente mamá)
para satisfacerlas.

De 6 meses a 1 año de edad:


Durante estos meses el niño juega ya con objetos, trata de agarrarlos, seguir sus
movimientos, siente las diferentes texturas. Estos juegos le servirán para ir conociendo los
objetos que lo rodean, cómo debe tomarlos, cuáles debe tomar y cuáles no, cómo se pueden
mover, así mismo continua entrenando sus músculos con movimientos como los de aventar
un objeto lejos de él, de esta manera el niño extiende el control que ya había adquirido sobre
su cuerpo hasta el ambiente, trata por medio de juego de controlar los objetos que lo rodean.
Es también durante esta etapa que el niño empieza a desplazarse (gateo o marcha),
entrenándose a través de juegos a separase cada vez más de papá y mamá, el niño empieza
a jugar a las escondidillas, a alejarse y acercarse a sus padres, se aleja y los llama, de esta
forma el niño aprende que aunque él se aleje de los padres,éstos permanecerán dónde los
dejó y pendientes de él. Así a través del juego los niños inician su independencia física y
emocional.

De 1 a 2 años de edad:
Durante esta etapa el niño realiza juegos como jalar, empujar, mover los muebles de lugar,
tirar, golpear, unir, abrir, cerrar, etc. En esta etapa los juegos que más destacan son aquellos
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que permiten que el niño se de cuenta que puede manipular y controlar los objetos del
mundo que lo rodean, de esta forma el niño irá probándose asimismo sus habilidades y sus
capacidades frente a un mundo lleno de objetos, así como su capacidad de controlar y
modificar el mundo que lo rodea, lo cual será la base de la confianza en sí mismo.

De 3 a 6 años de edad:
Los juegos más significativos de estas edades son aquellos de imitación, ensayos y control
de situaciones, son aquellos juegos de roles en los que el niño juega a ser alguien en
especial (mamá, bombero, Superman, etc.), a hacer como si aquí hubiera algo (aquí era la
casa y esto era la cocina, este era el avión y esto el volante, etc.). Por medio de estos juegos
el niño puede ensayar lo que será su vida de adulto, por otro lado estos juegos reafirman su
independencia ya que él juega constantemente a que no necesita a nadie (como adulto) sino
a que los demás lo necesitan a él. Otra gran ventaja de los juegos de roles que caracterizan
a esta etapa es que permiten que el niño se enfrente a situaciones ficticias y las resuelva, así
irá probando la manera más adecuada para solucionar diferentes problemas.

De 6 a 10 años de edad:
Durante esta etapa continúan los juegos de roles, sin embargo el niño empieza a socializar
más, ya que los juegos más significativos requieren que el niño se integre a jugar con otros
niños, anteriormente sus juegos podían ser compartidos con adultos, en esta etapa el niño no
busca la compañía de los adultos para los juegos de roles, sino que busca el compartir estos
momentos con otros niños iguales a él, que tengan la misma capacidad de imaginar cosas y
dispuestos a fantasear tanto como él.

De 10 a 13 años de edad:
Durante esta etapa el niño (ya no tan niño) prefiere los juegos de reglas, esto no implica que
ya no existan los roles, pero hay más tendencia hacia los juegos en equipo, con reglas claras
y en los que la meta sea ganar. Es en esta etapa en que el individuo aprende a manejar la
frustración por perder ante su grupo de amigos; los juegos que predominan en esta fase
pueden ser de dos tipos:

Juegos de mesa, los cuales favorecen los dispositivos de aprendizaje (atención,


concentración, memoria) y requieren habilidades aprendidas con anterioridad en la
escuela, por ejemplo en los juegos en los que hay que ir apuntando los puntos
obtenidos, los juegos en los que hay que memorizar, los juegos de responder preguntas
de conocimientos básicos.
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Juegos de acción, que implican el uso y el control del cuerpo para poderse llevar a cabo,
por ejemplo sillas musicales, deportes, brincar a la cuerda, etc. Así mismo requieren del
aprendizaje y memorización de las reglas para poder llevarse a cabo.

De 13 años en adelante:
A partir de la adolescencia y hasta la muerte los seres humanos tendemos a jugar menos,
reviviremos cada una de nuestras etapas de juego dependiendo del contacto que tengamos
con niños y de nuestra propia disposición a recordar y repasar cómo eran esos juegos y
entonces poder volver a vivirlos. Sin embargo mantenemos un impulso que nos hace buscar
la diversión y el placer, por lo general satisfacemos nuestras ganas de jugar a través de
juegos de mesa para adultos o como ya señalamos anteriormente compartiendo con niños
(ya sean nuestros o no) nuestros recuerdos de otros juegos.

Si nosotros como adultos, pensamos en nuestras actividades de juego, nos podemos dar
cuenta que no es difícil observar a una mamá arropando a la muñeca de su hija, a un padre
tirándose en la portería para tratar de parar un gol de su hijo, a la abuela que se esconde
detrás de la franela para jugar al cu-cu con su nieto, etc. Entonces surge la pregunta obligada
¿cuándo y a qué debo jugar con mi hijo? La respuesta a estas interrogantes dependen de
usted y de su hijo, no es sano jugar con un niño cuando uno no tiene ganas de hacerlo, ya
que lejos de compartir con él un momento placentero, vamos a pasarlo mal nosotros y vamos
a echar a perder el juego del menor, aunque hay que recordar, que cuando un adulto se
involucra en el juego logra relajarse y pasar (él también) un momento divertido, por otro lado
si uno quiere jugar a algo hay que permitir que el hijo nos indique sí él quiere compartir con
nosotros sus juegos o no, en muchas ocasiones los niños quieren y deben jugar solos, esto
no es necesario preguntarlo -difícilmente un niño se atreverá a decirle a su padre que no
quiere jugar con él- ellos lo deciden, hay que aprender a observar a través del lenguaje no
verbal, de dónde está jugando, de si nos platica sobre su juego, si el niño nos está haciendo
una invitación abierta a jugar. Respecto a qué jugar con el niño no nos toca decidirlo a
nosotros, los adultos debemos respetar el juego que elija el niño e integrarnos a hacer lo que
él nos asigne que hagamos, no debemos olvidar que los niños son los expertos en esta
materia y que somos nosotros los que podemos aprender de ellos.

Otro punto importante a considerar es que el hecho de jugar con nuestros hijos no nos evita
la responsabilidad de educarlos y poner límites claros en su comportamiento, sin embargo al
jugar con nuestro hijo indudablemente estaremos fortaleciendo la relación con él, lo cual se
reflejará en que la educación del niño será más fácil, más relajada y menos impositiva, de
alguna manera estaremos logrando que el niño no perciba al adulto como tan diferente a él -
aunque sea más grande es alguien divertido y que sabe jugar- como alguien amenazador,
por lo que la figura de autoridad será, en consecuencia, menos temida y más respetada.
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Por lo anterior, el Servicio de Psicología, cuenta con la Terapia de Juego, la cual tiene el
objetivo de trabajar la problemática emocional de los niños, que a menudo aparece derivado
de los diferentes trastornos de comunicación humana, es decir, problemas de lenguaje,
aprendizaje, audición y voz y habla. Dicha terapia se indica en casos en donde los
especialistas detectan problemas emocionales en nuestros pacientes, incorporando de
manera simultánea a los padres a una taller, en donde se brinda información general sobre el
problema y se genera reflexión y análisis, con el objeto de fomentar un mejor entendimiento
de la situación de su niño en relación con su ambiente, en especial dentro de la familia, para
lo que contamos con su disposición y apoyo para el tratamiento integral de su hijo.

Concluyendo, podemos decir que el juego es para el niño su forma de vida, la mejor vía de
aprendizaje, una manera relajada y divertida para educarlos y su manera de establecer
relaciones interpersonales, por lo tanto ¿por qué seguir prohibiendo y castigando el juego?,
¿no sería mejor tratar de rescatar esa parte divertida en nosotros y finalizar los días con un
juego divertido y relajante, tranquilos porque dedicamos un tiempo a mejorar la relación con
nuestro hijo y nos permitimos un rato divertido y relajado a nosotros mismos?

BIBLIOGRAFÍA

Axline V. Terapia de Juego. Ed. Diana, México, 1975.


Bosch L, et al. Un jardín de infantes mejor. Ed. Paidos Educador. Argentina, 1992.
Garvey C. El juego infantil. Ediciones Morata, Serie Bruner. Madrid, 1985.
O’connor K. Manual de terapia de juego. Manual Moderno. México, 1997; 2.
Ramos J.L. Juego: educación y cultura. Escuela Nacional de Antropología e Historia. México, 1999.
Rodríguez M, Ketchum M. Creatividad en los juegos y juguetes. Ed. Pax. México, 1995.
Sefchovich G, Waisburd G. Hacia una pedagogía de la creatividad. Ed. Trillas. México, 1997.
87

Capítulo 12
Auto-estima

Psic. Lubia Patricia Echeverri López

El objetivo del presente capítulo es analizar el papel de la autoestima en el desarrollo infantil,


así como brindar información que sirva de guía para los padres de niños con trastornos en
comunicación humana, así como para cualquier persona que desee trabajar este aspecto
de su vida. Para ello iniciaremos con una breve definición.

1. ¿ QUÉ ES LA AUTOESTIMA ?

Cuando los pequeños presentan baja auto-estima, las habilidades para tener éxito en los
aprendizajes, relaciones humanas y en todas las áreas productivas de su vida, se muestran
limitadas. Usted podrá recordar las veces que se ha sentido realmente bien consigo mismo,
esto se debe a que posiblemente han estado presentes algunas de las características
siguientes:
Ha sentido que usted es importante para alguien, o bien que es importante para usted
mismo.

Usted se ha sentido realmente “especial”, aún a pesar de que no haya hecho nada para
sentirse así.

Ha sentido que usted puede realizar sus metas, obtener lo que ha querido, y ha tenido
sentimientos de que puede manejar y resolver los problemas que se le presentan.

Todos estos sentimientos tiene que ver con la auto-estima, en estos casos se trata de una
adecuada auto-estima, que resulta de acciones que refuerzan buenos sentimientos. Es
importante señalar, que para desarrollar este tipo de sentimientos, debe realizarse en todo
momento un auto-análisis, de tal manera que en la medida en que yo pueda resolver o
mejorar mis problemas de auto-estima, podré ayudar a los que me rodean ya sean mis hijos,
pareja, maestros, amistades o cualquier persona que tenga contacto conmigo. Hay que
recordar, que no se enseña sin el ejemplo y por esto es adecuado leer con cuidado y tratar
de analizar su propia situación personal en relación a su auto-estima.

Debe mencionarse que “autoestima” es diferente del “concepto de sí mismo”, ambos


conceptos son muy amplios, y en ocasiones es difícil diferenciarlos o separarlos, ya que van
ligados en el individuo, de tal manera que puede decirse que:
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“Concepto de sí mismo” es en teoría, un cúmulo de ideas que el niño tiene acerca de si


mismo, generalmente va condicionado con lo que la gente espera de él, como un reporte de
cómo debe actuar, sentir y hacer, con respecto a sus interacciones con el medio y las
capacidades para lograrlo.

“Autoestima” son los sentimientos que el niño tiene sobre si mismo, esto tiene que ver con
la forma en la que los demás nos perciben o ven y tiene que ver más con la opinión que nos
hacemos de nosotros mismos a través de lo que los demás nos dicen de nosotros.

Es muy difícil separar estos dos conceptos de uno mismo, ya que van íntimamente
relacionados e interactúan en nosotros al mismo tiempo, es lo que nos forma y nos hace ser
de cierta manera.

Habrá que enfatizar que de derivado de nuestro autoconcepto y autoestima, se desarrolla de


una u otra manera una actitud frente a los diferentes problemas de la vida, a continuación
describiremos algunas características que quisiéramos analizara en su propia persona.

2. CARACTERÍSTICAS DE UNA
ADECUADA O INADECUADA AUTOESTIMA

ADECUADA AUTOESTIMA:
Sentimientos de orgullo sobre los logros obtenidos.
Independencia en los actos.
Asumir responsabilidades fácilmente.
Adecuada tolerancia a la frustración.
Enfrentar nuevos retos con entusiasmo.
Sentir que se defienden los puntos de vista y se influencia a otros.
Poder exteriorizar sentimientos y emociones.
Tener metas a corto y largo plazo.
Tendencia a ser más optimista.
Relaciones interpersonales sin conflicto.

INADECUADA AUTOESTIMA
Evitar situaciones que provocan ansiedad.
Devaluar sus propios talentos.
Sentimientos de que los demás no lo valoran.
Culpar a los otros de sus propias debilidades.
Fácilmente son influenciados por otros.
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Conductas defensivas y se frustran fácilmente.


Sentimientos de impotencia.
Expresan sus sentimientos de forma limitada.
Relaciones interpersonales conflictivas

Las relaciones interpersonales son importantes para todos los individuos, ya sea que se
cuente con una adecuada autoestima o no, en el primer caso las relaciones con los otros
suelen ser agradables, con simpatía entre las partes y compañerismo, mientras que en el
segundo caso los niños tienden a ser agresivos, culpar a otros, o son aislados, retraídos,
poco sociables y presentan dificultad para encontrar en ellos lo valioso de su existencia, por
lo que buscan en los demás y demandan apoyo y protección, ya que ellos no pueden dárselo
a sí mismos, y muestran sentimientos, incapacidad de agradar o sentirse valorados por otros.

A continuación señalaremos algunos de los problemas más frecuentes que encontramos en


los patrones educativos, que aún cuando es claro que no involucran una mala intención,
afectan la auto-estima de los niños. Trate de analizar objetivamente su actitud al respecto.

3. COMO LOS PADRES AFECTAN LA AUTOESTIMA EN LOS HIJOS

Todos sabemos que los padres son modelos para sus hijos, los hijos tienden a copiar los
sentimientos y actitudes de los padres, aprenden sus patrones de conducta, también copian
su lenguaje, modismos, manerismos y las cosas que ellos hacen. Severos patrones de
comunicación interpersonal surgen con padres con baja auto-estima y sus hijos, provocando
estrés y como resultado problemas de baja auto-estima en los hijos. Mencionaremos algunas
conductas que realizan los padres, y que aún sin darse cuenta, fomentan una inadecuada
auto-estima en sus hijos:

Padres que tienden a vivir a través de la vida de sus hijos. Estos padres pretenden
que los hijos realicen lo que ellos no lograron, y se desilusionan cuando los pequeños
no lo logran. El niño crece tratando de lograr las espectativas de los padres dejando a
un lado lo que quiere hacer o ser.

Padres que tienden a ser ansiosos. Este tipo de padres provocan la distorsión en la
comunicación con sus hijos debido a sus cambios de temperamento, su nerviosismo,
nunca están conformes con los logros de los hijos y son demandantes.

Padres que sobrevaloran la autoestima de sus hijos. Cuando los propios padres tienen
baja auto-estima tienden a elevar la de sus hijos, especialmente cuando ellos buscan
independencia y autonomía. Padres que interpretan sus comportamientos como una
90

reacción de ellos mismos en sus hijos provocan en él menor confusión, frustración y


enojo, ya que no pueden o no quieren alcanzar las expectativas de sus padres.

Padres que ven un problema o catástrofe de cualquier acontecimiento. Estos padres


viven los problemas de tal modo que no tienen principio ni forma de resolverse,
generando angustia en el niño al tratar de encontrar la razón o el por qué de lo
sucedido.

Padres que tienen dificultades para expresar alabanzas reales-precisas. Estos


padres tienden a alabar poco, en el momento inadecuado o por el contrario de forma
desmesurada, siendo estas alabanzas globales y generales, es decir, rara vez
específicas. Se sabe que los niño aprecian los elogios dirigidos a alguna actitud,
capacidad o habilidad real que logren y el que se les elogie de forma general los
confunde.

4. CONDICIONES BÁSICAS PARA ALCANZAR UNA BUENA AUTOESTIMA

¿Qué necesita un hijo para tener una buena autoestima? Como sabemos cada niño es
único y nace con espléndidos potenciales que tratará de realizar, si se dan las condiciones
necesarias en su desarrollo logrará llevarlas a cabo en su infancia. Por lo tanto un niño debe
tener lo que necesita para su crecimiento, un desarrollo adecuado de su personalidad y
carácter, relaciones sociales positivas, adecuados objetivos y logro de metas, y habilidades
personales en las que tenga éxito al realizarlas es más probable que tenga buena auto-
estima. Cuando estas condiciones se encuentran perdidas o disminuidas en la experiencia
de los niños, éstas pueden recuperarse, desarrollando los siguientes elementos:

a) Sentimientos de Pertenencia
Estos resultan cuando un niño obtiene satisfacción de las relaciones que son significativas
para él, y de la importancia de afirmar estos contactos con otros. Para lograr esto el niño
debe:
Sentir que es parte importante para alguien. Sentir que funciona como alguien
importante dentro de la familia, el grupo al que pertenece.

Relacionarse con otras personas. Significa tener buena comunicación social, compartir
sentimientos y un alto grado de cuidado y cariño con él y los demás.

Identificarse con un grupo en especial. Para identificarse un niño necesita relacionarse


con otros, esto depende en parte de su sentimiento de identificación y de la sensación
91

de que sus sentimientos están relacionados específica y concretamente con su grupo


(soy parte de un grupo, me necesitan, me quieren, me aceptan como soy, soy valioso).

Sentimientos importantes de que algo le pertenece. Esto da la pauta en el crecimiento


de sentir apego por objetos, dando el inicio para poder intimar y relacionarse con otros

Sentir que pertenece a alguien. La seguridad se fortalece cuando un niño siente que
pertenece a alguien que lo va a cuidar y proteger

Aceptación de su propia imagen corporal. Esto le va a permitir poder confiar en poder


hacer lo que desee, debido a que el niño debe saber con que capacidades, habilidades,
valores, actitudes cuenta para desarrollarlas o mejorarlas, el niño que siente que no
puede realizar nada por que no sabe, no lo va a lograr jamás, porque algo físico se lo
impide, porque un comentario negativo (etiqueta) no se lo permite y esto puede impedir
que logre sus metas o mejores las disfunciones que tenga.

Es importante mencionar que la relación con personas cercanas (padres, hermanos,


maestros, amigos, profesores, etc..) con baja autoestima provoca a la larga lo mismo en la
mayoría de los casos y se disminuye la autoestima.

b) Sentimientos de ser Único.


Para que un niño pueda expresarse y sentirse alguien especial y único necesita:

Respetarse a si mismo. Todo niño requiere valorarse como alguien con un buen
desempeño (puedo hacer las cosas) y aprender a confiar en sus percepciones y
apreciaciones. Los niños aprenden a respetarse y confiar en sí mismos al ser
respetados y ser tomados en cuenta por los adultos.

Saber que hay algo especial en sí mismos. Aunque los niños saben que en muchas
cosas son iguales a los demás, sentirse especial es algo que resulta de cómo los han
tratado las personas más significativas en su vida.

Sentir que él sabe y puede hacer cosas que nadie más puede hacer. La forma de
pensar, su estilo de relacionarse, de resolver problemas, los valores y actitudes ante
determinado evento, actuar son características especiales y únicas en cada niño.

Saber que para otros él es especial. Esto el niño lo entiende y aprende a través de lo
que los demás dicen y hacen por él; el tratarlo como alguien especial es la base para
fomentar su independencia.
92

Que utilice su propia imaginación y libertad de poder guiar su propio potencial


creativo. Todo niño es por naturaleza creativo y el juego imaginativo es la manera en la
que lo expresa, si ellos son fantásticos, únicos, o por el contrario si todas sus
experiencias se ven limitadas, tenderá a encerrarse en sí mismo y crecerá con
sufrimiento y frustración.

Es importante aclarar que el niño también debe saber que cuenta con limitaciones, pero que
a pesar de esto no son catastróficas como para que no pueda quererse a si mismo o sentirse
como un inválido o anormal. Para esto es importante partir de lo que el niño realiza, lo que
tiene y logra para compensar sus fallas.

c) Sentimientos de Poder
Tener un alto grado del sentido de poder, permite al niño pensar que el puede ejercer
influencia en lo que pasa con su vida, para que esto ocurra el niño debe aprender muchas
habilidades, saber tomar decisiones y tener voluntad para tomar responsabilidades y esto
puede lograrse de la siguiente manera:

Creer que puede lograr lo que se propone hacer. Este deseo de emprender algo y
lograrlo los hace sentirse firme en lo que hayan decidió, hace que el niño se sienta
exitoso en sus experiencias infantiles, para ello los padres necesitan ayudar al niño a
tener éxitos en lo que emprendan.

Sentir que el puede ocuparse de aspectos importantes a cerca de su propia vida. A


los niños que se les permiten tomar sus propias decisiones acerca de cosas que son
importantes para ellos, se desarrollan con confianza en si mismos. Asimismo, la
orientación en la toma de decisiones resulta también fundamental para ellos.

Se sienten reconfortados al lograr cumplir con sus responsabilidades. La


responsabilidad se inicia cuando se dan responsabilidades, pero la forma de reforzarlo
resulta del aprendizaje que den los padres al enseñar habilidades, proveer de recursos
y mostrar aprobación.

El saber tomar decisiones y resolver problemas. Esto permite que el niño se sienta
independiente y con el control de si mismo.

Saber como manejar la presión y el estrés para no perder el control de si mismo. Se


le puede ayudar al niño a que aprenda a como controlar sus propios sentimientos,
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ayudando a detectar sus emociones y que hable sobre ellas, ayudar a que pueda
manejar su angustia o ansiedad entendiendo la causa y efecto de la situación y de sus
sentimientos.

Tener sentimientos de poder es diferente de tener el poder, un sentimiento de poder es un


sentir en el niño acerca de las cosas que necesita para lograr conocerse. El niño
manipulador, chantajista y que tiene que ganar porque tiene el poder sobre los otros son
síntomas de que el niño tiene una forma poco adecuada para ejercer el poder, por tanto, sus
sentimientos de poder estar devaluados. Así mismo los padres o maestros pueden ayudar al
niño a adquirir un sentimiento apropiado de poder, poniendo límites y reglas adecuados a su
situación personal, y brindándole la oportunidad de tomar decisiones y responsabilidades en
casa para que se sienta único y útil en casa.

d) Sentido de Modelos
Este aspecto se da cuando el niño tiene capacidad para desarrollar sentido común en la vida,
realizando lo que se debe hacer a través de sus valores personales, de las metas logradas, y
de las ideas que reflejan los sentimientos del niño acerca de los modelos que desean seguir,
así como las habilidades para aclarar sus propios principios y vivir aceptándose como es,
para esto el niño necesita:

Conocer a gente con valentía que sirva como un modelo para su propia conducta.
Toda persona puede servir de modelo que el niño repetirá mímicamente y los de la
familia más debido a que se tienden a copiar los patrones de crianza.

Crecer conociendo sus habilidades y distinguirlas de sus disfunciones. Los valores,


sentimientos, forma de actuar ante determinada causa del medio, son factores que se
aprenden, a su vez es importante que el niño conozca con cuales herramientas cuenta
de su persona (ya sean actitudes, valores, habilidades, sentimientos) que lo diferencias
de los demás y con que aspectos no cuenta o se le dificultan (valores, sentimientos,
disfunciones específicas, actitudes) para que el niño aprenda a conocerse a sí mismo y
tratar de cambiar o mejorarlas.

Obtener provecho de sus experiencias. Es importante que el chico sepa causa y efecto
de sus conductas para que aprenda a predecir lo que puede pasar y que cuando obtuvo
fracaso es importante aprender de él entendiendo que pasó para tratar de no repetirlo.

Tener un sentido de orden. El vivir en un relativo ambiente de orden, estructurado en


cuanto a jerarquías y limites en el hogar, limpieza, compromiso y con una comunicación
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clara, harán que el niño desarrolle habilidades para organizarse, planear y resolver sus
problemas de mejor manera, que si estos aspectos no están.

Los niños adoptan modelos de forma inconsciente y pueden ser modelos con conductas
adecuadas a seguir o inadecuadas, cuando se adopta una forma de ser, sentir o actuar de
un modelo a seguir, se copia e integra como parte de uno mismo, por tanto es muy difícil
cambiar patrones de conducta adoptados, debido a que ya forman parte de nuestro
comportamientos en los cuales también van involucrados los sentimientos y actitudes del
niño.

5. COMO FOMENTAR LA AUTOESTIMA DE LOS NIÑOS

A continuación señalaremos algunos factores que consideramos importantes para generar


una adecuada autoestima en los niños, le sugerimos reflexionar sobre la relación particular
entre usted y su hijo.

Mostrar afecto por medio del contacto físico. Tocando a los hijos es la mejor manera
de mostrarles sentimientos de ser queridos como un abrazo, un beso, tocar el hombro;
hay que tener cuidado de saber cuándo manifestarles el cariño para no caer en el
consentimiento o bien cuando el niño no requiere de un halago, por lo que se requiere
la observación constante.

Mostrar expresiones positivas en la expresión facial. Esto tiene que ver con que la
forma de expresar nuestros sentimientos en el rostro tenga que ver con lo que
deseamos comunicar y nuestra postura corporal que también sea acorde con nuestros
sentimientos, es lo que se denomina lenguaje no verbal, tratar de no sonreír cuando
estamos enojados, porque pueden estar reacciones contradictorias confundir a los
niños. Es muy importante expresar nuestros sentimientos corporalmente. Mirar a los
ojos cuando nos hablan, mostrar tranquilidad en vez de impaciencia, sonreír ante un
logro del niño y expresárselo también verbalmente.

Expresar verbalmente a los hijos cuando se siente uno bien con ellos, cuando tuvieron
un logro, es una forma de estimular a los niños, de ayudarlos a ver lo que realizan bien,
a reconocer los logros han tenido y que en consecuencia los recompensamos.

Compartir sentimientos con los hijos

Permitirle a los hijos saber las causas y efectos de sus acciones, tanto los positivos
como los efectos negativos.
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Compartir intereses, pasatiempos, actividades y experiencias familiares.

Poner atención a las preguntas que hagan sus hijos.

Explicar los roles y funcionamiento de cada uno de la familia.

Resaltar las habilidades o valores de los hijos.

Motivar a los niños para que traten de solucionar sus problemas, defender sus opiniones,
expresar sus sentimientos, y fomentar su creatividad.

Delimitar las reglas en casa, explicar las responsabilidades de cada quien y fomentar
labores de rutina en el hogar a cada integrante de la familia.

Ayudar al niño a hacerse cargo de su persona, responsabilidades y cuidado personal.

Finalmente, nuestra intención es que tras la lectura de este capítulo así como, de la reflexión
y discusión de su contenido en las sesiones de nuestra Escuela para Padres, Usted
considere desde una nueva perspectiva el mundo afectivo de su hijo y el suyo propio.

BIBLIOGRAFÍA:

Satir V. Relaciones Humanas en el Núcleo Familiar. Ed. Paidós, 1994.


Shea J. La Enseñanza en Niños y Adolescentes. Ed. Panamericana, 1997.
Wood M. Terapia del Desarrollo. Ed. Panamericana, 1988.
Corkille D. El Niño Feliz. Su Clave Psicológica. Ed. Gedisa. Barcelona, 1998.
96

Capítulo 13
Adolescencia

Psic. Patricia Aurora Alzati Casas

El presente capítulo busca generar en los padres, una actitud analítica y reflexiva ante la
tarea educativa y guiadora de los hijos en etapa adolescente. Reconociendo en dicha tarea la
marca de la propia historia que, en muchas ocasiones, enmascara o dificulta la voluntad de
amar, proteger y buscar la realización de los hijos.

La adolescencia es un periodo de la vida que oscila entre la niñez y la adultez, y cuya


duración e incluso existencia han sido discutidas y definidas como época de crisis.

Si bien es cierto que cada cambio de etapa en la vida es una época de crisis, también es
cierto que si un individuo determinado ha tenido una infancia poco problemática, tendrá una
adolescencia menos problemática que los que han tenido mayores desajustes. Sin embargo,
la adolescencia es una época en la que la biología, la psicología y la interacción social del
individuo se ponen en crisis. Por esto, la han llamado la etapa de “un nuevo nacimiento”.

La etapa se caracteriza por la maduración de funciones y la aparición de nuevas sensaciones


psicológicas, tales como un concepto diferente de la amistad, y una distinta percepción de la
sociedad. El adolescente que no es un niño , ni un adulto y que a veces se le exige que actúe
como uno y otro a la vez necesita de la ayuda desinteresada , discreta y afectiva de la
familia, la escuela y la sociedad. Resulta esencial mostrarse especialmente atento al diálogo,
sin imponer ni reglas ni comportamientos.

Hacia los once años, el adolescente conoce una intensa actividad amorosa de índole
imaginaria. Es la época de los fans y los ídolos. Ya no encuentra sus modelos en la familia,
sino en el exterior. Sus padres han dejado de constituir una referencia para él. Sólo le anima
un deseo: “salir” física y psíquicamente del ámbito familiar. Los grupos de amigos le ayudan
a realizar esa escapada, le sirven de relevo en su búsqueda de autonomía.

La adolescencia representa quizá la última oportunidad que tienen los padres como
representantes de la sociedad, de facilitar u obstaculizar la realización de aquel que en lo
futuro será un adulto responsable, alegre, satisfecho, sin grandes ansiedades o problemas
graves de conducta que requieran la atención del especialista.
97

La adolescencia es un periodo de adaptación a los cambios producidos por la presencia de la


pubertad, la cual es un proceso de maduración hormonal y de crecimiento, o sea, que se
refiere a las manifestaciones físicas de la maduración sexual.

La adolescencia se subdivide en temprana, media y tardía, presentando cada uno de éstos


periodos características propias.

En lo que se refiere a la pubertad y la adolescencia los límites de inicio y terminación son


muy amplios. En niños normales puede ocurrir tan temprano como a los 7 años o tan tarde
como a los 18; la terminación puede ser tan temprano como a los 15 o tan tarde como a los
25.

En los hombres el primer signo de la pubertad es el rápido crecimiento de los testículos y el


escroto, acompañados de un discreto crecimiento del vello púbico, al mismo tiempo ocurre
un marcado crecimiento en la altura, aumenta el tamaño de la laringe y la voz se hace más
gruesa; también el pene se desarrolla, después aparece el vello axilar y facial, y se advierten
cambios en la fuerza muscular. El promedio de edad en que ocurre la primera eyaculación es
poco antes de los 14 años.

En las niñas la pubertad se inicia unos 2 años antes que en el varón, el promedio de edad a
la que se inicia la menarca es a los 13 años, pero puede extenderse de los 10 a los 17. El
desarrollo de los senos es el primer signo de pubertad, siendo seguido por la aparición de
vello púbico, incremento en la altura y cambios físicos en general. Fisiológicamente, las niñas
son más desarrolladas que los niños desde el nacimiento hasta la madurez, y su pubertad
más temprana es tan sólo la culminación de su desarrollo más precoz.

Estos cambios imprevistos le ocasionan al chico o la chica inseguridad, angustia, inquietud;


porque no son cambios progresivos sino bruscos y repentinos.

En el pubescente todavía existe mucha conducta característica del preadolescente, como el


aumento de la actividad, la energía y la agresividad, disminución de su dependencia del
adulto, sobre todo de los padres, e incremento de su interacción social. Empiezan a dudar
por primera vez de los juicios de los padres y a relacionarse con personas que ellos
desaprueban lo cual es útil para el joven ya que le ayuda a independizarse de los padres y le
da la oportunidad de investigar lo que anteriormente había aceptado de ellos sin ponerlo en
tela de juicio, o sea, que empieza a tomar decisiones basadas en sus propias experiencias.

Este alejamiento de los padres generalmente provoca en el chico una especie de periodo de
luto, o episodios de depresión, lo cual se cataloga como cambios en el humor. Esto hace que
98

el muchacho se sienta solo y aislado y que busque algún tipo de gratificación por medio de la
masturbación o del comer en el exceso, lo que a su vez crea culpa y desesperación que
aumentan los sentimientos depresivos.

La situación se agrava hacia el final de la pubertad, el chico se atemoriza porque cree que se
está “volviendo loco”. Busca el apoyo de personas fuera del ámbito familiar para tener una
guía y un punto de identificación y establece relaciones intensas, pero pasajeras. Se va
encontrando con diferentes valores, actitudes y conductas, y empieza a adoptar las que le
acomodan y a desechar las que le son contrarias. Procura relacionarse con maestros,
entrenadores, etc., pero al mismo tiempo los rechaza por temor a perder su individualidad e
identidad. Los mismos padres facilitan este alejamiento, puesto que no aceptan nada de lo
que hace y dice el chico.

Esta lucha se complica puesto que el joven aún necesita del cuidado y del amor de los
padres así que a veces vuelve a ser dependiente y evita responsabilidades.

Su conducta en el seno familiar es de rebelión y negativismo que fluctúan con periodos de


cooperación y aceptación.

El grupo de amigos se vuelve proveedor de necesidades de pertenencia, aceptación, poder y


fuerza. Aceptando sus formas de vestir, su música, etc.

La masturbación se convierte en una gran preocupación, en los muchachos más que en las
muchachas, provocadora de culpa y angustia.

Es importante entender que la masturbación es una actividad normal y necesaria, ya que le


sirve al joven para establecer relaciones sexuales en su fantasía y para aprender nuevos
controles; también es la prueba de que su órgano sexual está presente y funcionando, a la
vez que constituye un medio para liberar tensiones sexuales y no sexuales.

Sólo la masturbación excesiva o la ausencia total de ésta podrían ser motivo de


preocupación por estar relacionadas a algún problema en el muchacho o muchacha.

Al aumentar las hormonas sexuales y aparecer ya el desarrollo genital, la masturbación, que


durante toda la infancia y la niñez fue básicamente inconsciente y aplicada a cualquier parte
placentera del cuerpo, se convierte en un acto consciente, deliberado y buscado, ya con un
foco exclusivamente genital.
99

Dependiendo de la educación recibida, el adolescente, ante su necesidad de masturbarse,


reaccionará con gran culpa, creerá en mitos acerca de daño orgánico de diferentes tipos
debido a sus “excesos”, o adoptará una actitud un poco más tranquila, viendo la
masturbación como lo que es una actividad genital de transición hacia la heterosexualidad,
un alivio para necesidades sexuales que la sociedad no le permite satisfacer de otra manera,
y un tranquilizante universal ante diversas tensiones de la adolescencia.

La menstruación, en las chicas, puede provocar reacciones diversas, como ser percibida
como una prueba de daño, algunas pueden reaccionar con asco y depresión. Pero, al mismo
tiempo, la menstruación representa la posibilidad de embarazarse y de tener niños, lo que
facilita la identificación con la mujer adulta. Las chicas que de pequeñas tuvieron poco
conflicto con su feminidad, por lo general reciben la menstruación de manera positiva.

Frecuentemente, el inicio de la menstruación va seguido de una mayor organización en su


conducta y un pensamiento más lógico. La agresividad en su relación con los muchachos
empieza a desaparecer, tomando su lugar una mayor suavidad, pasividad y pena, que
finalmente deberá convertirse en la aceptación total de la feminidad.

La menstruación y la eyaculación son percibidas por el joven y la joven con angustia y con
satisfacción ya que ahora son capaces de actos físicos y genitales, y de un nuevo placer(el
orgasmo) que antes les eran imposibles por su condición de niños. Hasta la conducta
impulsiva típica del joven puede ser constructiva ya que le ayuda a conocer límites y
controles externos; es una forma de prueba de la realidad y parte del proceso de buscar una
identificación midiéndose uno en comparación con los demás.

Otro hecho muy importante que sucede en la pubertad es que empieza a aparecer el
pensamiento abstracto en sus más altos niveles haciendo que el chico desarrolle una mayor
capacidad intelectual ampliando sus intereses, habilidades, actividades, etc; esto le permite
manejar problemas antes de aplicar la acción a la realidad.

Puede ahora ya enfrentarse a problemas por medio de ejercicios mentales considerando


posibilidades y planes antes de actuar. Aparecen en él intereses, habilidades y actividades
en la artes, las ciencias, las humanidades y la filosofía. Naturalmente, esta capacidad varia
de un adolescente a otro y el principal obstáculo que se le opone es la angustia.

¿Por qué angustia y placer ante las nuevas capacidades? Ilustremos con dos ejemplos.
Cuando un niño enojado decía: “Te voy a matar” y corría detrás de su hermanito o golpeaba
con sus pequeños puños la rodilla de su padre sus actos de violencia y de indisciplina podían
ser controlados y perdonados fácilmente por el padre. Pero cuando un adolescente de
100

estatura mayor a la de su padre, y con desarrollo muscular potente, experimenta la misma ira
y los mismos deseos de golpear todos los elementos adquieren para él mismo un arma de
amenaza real.

Ahora sí puede herir a sus padres o hermanos físicamente y no lo podrán perdonar o


controlar fácilmente es obvio que estos actos pueden llevar a rupturas definitivas en la
relación con otros seres humanos. De aquí que el adolescente experimente angustia ante la
aparición de su propia potencia física.

Otro ejemplo, relacionado con la sexualidad se refiere a la niña que se sentaba sobre las
rodillas de su padre, y le decía “Papi, me quiero casar contigo, vamos a tirar a mi mami a la
basura” , la chiquilla percibía que su ambiente no condenaba dichas manifestaciones. La
adolescente, con sus senos y caderas ya bien desarrollados usando la ropa y tonos de voz
como los de una mujer seductora, se angustia al darse cuenta de que los mismos actos que
durante la niñez no llevaban una connotación abiertamente genital para ella misma ahora si
la lleva. La joven percibe ya la incomodidad de padre, hermanos y madre ante los cambios
físicos de ella, y a veces se siente muy lastimada al experimentar el rechazo franco de
acercamientos que ella, por momentos, todavía siente infantiles. La angustia ante los
cambios físicos también surge de la variación tan rápida de la imagen corporal.

Los jóvenes de ambos sexos se encuentran de pronto poseedores de extremidades de


nuevo tamaño, senos con nuevo volumen, miembros con nueva fuerza y caderas con nuevo
peso.

La torpeza resultante en el manejo mecánico del cuerpo da a la adolescente la apariencia de


alguien mal coordinado y desarticulado.

Padres y amigos suelen criticar y burlarse de dicha incoordinación, aumentando así la


sensación del adolescente de estar superconsciente e incómodo ante cada movimiento
físico.

Pero no toda es angustia. El adolescente puede experimentar gran orgullo y exhibir con
pavoneo sus nuevas masas musculares y la joven sus características que ya no son de niña.

En el área física es importante el arreglo personal y el vestuario, vestirse, moverse y hablar


como otros jóvenes se vuelven factores esenciales de la apariencia que el adolescente
defenderá apasionadamente contra las prohibiciones y críticas de padres y maestros. La
apariencia se vuelve para el adolescente un signo de libertad e individualidad.
101

ADOLESCENCIA Y FAMILIA

La adolescencia en la familia provoca una crisis. En primer lugar, el joven se rehusa a


aceptar los mitos del buen funcionamiento familiar y empieza a cuestionar las inconsistencias
y las incongruencias que note en sus padres. El adolescente busca autenticidad y mientras
más defensivos actúan sus padres, más los persigue él con sus cuestionamientos molestos.
El joven se va desinvolucrando de los padres, y estos pueden vivir el crecimiento del hijo o
de la hija como una pérdida.

El adolescente también crea crisis en la familia porque empieza a adoptar un estilo de


expresión afectiva que no va de acuerdo con las reglas familiares. Si se trata de una familia
expansiva y desinhibida, el adolescente se vuelve taciturno y protege como secretos sus
afectos.

Si la familia es callada y discreta, el adolescente rompe tabúes al enojarse, o hablar de sexo


o expresar abiertamente afectos que incomodan a los padres.

Al tener nuevas capacidades el chico resuelve problemas sin la ayuda de los padres
haciendo que estos se sientan orgullosos pero también inútiles luchando por ayudarlo y él no
dejando que lo hagan.

Los roles familiares, las responsabilidades, los métodos de disciplina y los límites tienen que
reestructurarse. La única posibilidad de contacto con el adolescente es el respeto mutuo y la
honestidad. La partida del adolescente para vivir fuera del hogar tiene que mantenerse como
una posibilidad real.

La sexualidad del adolescente puede angustiar a los padres. Ellos tienen que revisar sus
propias actitudes ante el sexo así como sus tabúes y sus incongruencias ya que también el
adolescente pondrá a prueba las convicciones de los adultos que le rodean.

Así mismo, el joven también inicia la lucha por su autonomía y generalmente a los padres
esto no les parece adecuado. Si es demasiado autónomo los padres tienen una sensación de
inutilidad, una sensación de haber sido relegados por el hijo o la hija y aunque parezca
paradójico, una sensación de inferioridad y vergüenza ante el joven. Si, por el contrario, el
adolescente se niega a tomar su autonomía, también se revela un conflicto intrafamiliar,
debido a la ambivalencia de los padres respecto a permitir o no que los hijos se
independicen.
102

En el área de la comunicación el adolescente empieza a manejar, verbal y no verbalmente,


mensajes ambiguos, contradictorios o paradójicos, cosa que produce confusión en los padres
así como angustia y desorientación.

Siempre ha habido y habrá una brecha generacional, ya que los adultos ven al adolescente
como a alguien que goza de privilegios y falta de control que ellos no tuvieron. El adulto
siente entonces, ante el joven, envidia de su libertad, de su potencia sexual óptima y de los
beneficios que recibe de la educación y la información actuales.

Esta envidia empuja al adulto, muchas veces, a ser irracionalmente restrictivo y crítico con el
joven.

Ante el hecho biológico innegable de que los adolescentes están en el máximo de su


capacidad genital, los adultos los imaginan con una vida orgiástica y desinhibida, donde
todas las perversiones son cosa de todos los días. Esto produce en el adulto una mezcla de
fascinación voyeurista, repulsión y como ya se dijo envidia. El adulto revive ante el
adolescente normal la sensación de inferioridad que sintió ante sus padres cuando los
idealizó. En el triángulo el adulto se da perfecta cuenta de que el hijo o la hija adolescentes
frescos, atractivos y vitales, ahora si son un rival ante quien el progenitor en muchas
ocasiones viejo y cansado lleva las de perder.

Como se mencionó al principio, los padres tienen ante sí una tarea compleja que cuando es
asumida con amor, comprensión, respeto y análisis; puede llevar a la realización mutua, esto
es, de sí mismos como padres y del propio adolescente.

BIBLIOGRAFIA

Blos P. Psicoanálisis de la Adolescencia. Ed. Joaquín Mortiz, México, 1981.


González N. J. de J. Teoría y Técnica de la terapia Psicoanalítica de Adolescentes. Ed. Trillas. México, 1989.
Isaías L. M. La Encrucijada de la Adolescencia. Ed. Hispánicas. México, 1990.
Nares R. D. Higiene Mental de la Infancia y la Adolescencia. México, D.F, 1981.
103

Capítulo 14
Repercusión psicológica en la familia de
los trastornos en comunicación humana

Psic. Pilar Morales Tlapanco

Tanto la enfermedad física como los problemas emocionales afectan no solo al individuo que
los presenta, sino también al medio ambiente en el que vive. Obviamente, es la familia
cercana quien más se impacta por este tipo de fenómenos, y los problemas en
comunicación humana no son una excepción.

El objetivo de este capítulo, es el de analizar las reacciones más frecuentes que


encontramos cuando la familia identifica un problema de comunicación humana en alguno de
sus miembros, así como brindar algunas sugerencias de manejo en casa.

Para iniciar habrá que identificar los trastornos en Comunicación Humana, que a saber son:
problemas de lenguaje, aprendizaje, audición, voz y habla. A continuación describiremos de
manera breve, cada uno de ellos.

Los trastornos de lenguaje están relacionados básicamente con la adquisición, articulación


y la comprensión. El desarrollo normal del lenguaje implica el tránsito por diferentes etapas,
desde la guturación, vocalización y el balbuceo en los primeros meses de vida, el uso de
palabras aisladas y frases, hasta paulatinamente adquirir la estructuración gramatical
adecuada de la lengua.

El origen de estos problemas puede deberse a causas múltiples, desde situaciones de


herencia, problemas durante el parto, hasta falta de estimulación en el hogar o
sobreprotección, por mencionar algunos.

El primer paso para su manejo, es sin duda su detección, que con frecuencia la realizan los
mismos padres, el pediatra o bien la educadora en el jardín de niños. A partir de la sospecha
habrá que proceder a su diagnóstico, que por razones obvias deberá ser lo más pronto
posible. Durante este proceso se identificarán las posibles causas, el problema específico,
así como su severidad y pronóstico. Los diferentes especialistas enfatizamos siempre la
importancia de un diagnóstico temprano, que haga posible que, tan pronto como se
diagnostique, se incida en el tratamiento específico para su corrección.

Como hemos mencionado, uno de los problemas más frecuentes es el de la articulación


inadecuada del lenguaje. Ello se refiere a fallas en la pronunciación de los diferentes sonidos
104

del lenguaje así como de las palabras, ya sea por omisión o sustitución, en un momento del
desarrollo en el cual la mayoría de los niños ya logran hacerlo.

Para su corrección, se enseña a sus niños la manera adecuada de pronunciación a través de


ejercicios y juegos, que el terapéuta de lenguaje diseñará especialmente para su hijo.
Asimismo, el apoyo de los logros de la terapia en casa, es de gran importancia. Por tal
motivo, le sugerimos la estimulación del lenguaje del niño en casa así como su
sobrecorrección, siguiendo desde luego, las sugerencias de su terapista.

A través de diferentes momentos del presente manual, hemos subrayado el efecto negativo
de la sobreprotección en el desarrollo de los niños. En el caso de los problemas para
expresar correctamente el lenguaje, un factor que a menudo aparece es justamente la
presencia excesiva de sobreprotección hacia el menor en el medio familiar. Una indicador
evidente de este fenómeno es cuando se intenta “leer el pensamiento” del niño, es decir,
evitarle el esfuerzo del lenguaje hablado y sustituir por señas, gestos o expresiones
emocionales. Por ello, le sugerimos favorecer el proceso de adquisición del lenguaje evitando
esta forma comunicación, en la cual los niños pidan con señas o gestos aquello que desean,
invitándoles a intentar la emisión de la palabra, aún cuando de inicio pueda tener fallas
evidentes, ¡inténtelo en casa! poco a poco lo hará mejor.

La presencia de sobreprotección en los hijos no se considera un fenómeno al azar, ya que en


general no se sobreprotege igual a todos ellos, es decir, existe alguna característica especial
en ese hijo, al cual por algún motivo, se le permite aquello que a otros no. Es de gran
importancia identificar el motivo por el cual esta situación aparece. La literatura especializada
así como nuestra experiencia clínica, nos indican que una de las situaciones más frecuentes,
es la presencia del sentimiento de al menos alguno de los padres, de que este hijo en
particular los necesita más o bien que es más débil.

Efectivamente, hay individuos que presentan más problemas en el desarrollo que otros, sin
embargo, son precisamente aquellos a los que habrá que estimular con mayor énfasis, para
lograr el rendimiento óptimo que de ellos esperamos. La sobreprotección, no obstante, lejos
de favorecer este proceso lo inhibe. En ocasiones, los motivos de su presencia son
desconocidos inclusive para los padres mismos, es por ello, que a menudo los invitamos en
nuestro Instituto a pláticas de Orientación Familiar, en donde el objetivo es analizar,
concienciar y en ocasiones reestructurar las pautas de crianza. Habrá que señalar que en
nuestra sociedad la sobreprotección en un fenómeno altamente frecuente, por lo que los
invitamos a reflexionar en el caso específico de sus hijos.
105

La falta de estimulación es otro factor que con frecuencia está presente, por lo que le
sugerimos ejercitar el lenguaje hablado de sus hijos, donde las tareas domésticas son
excelente pretexto, platicar durante la elaboración de los alimentos, durante la comida,
durante el baño o antes de dormir y hacer conciente la necesidad de esta actividad de
verbalización, llevando a cabo las correcciones que sean necesarias.

En el caso de los problemas de comprensión del lenguaje, ayuda mucho al pequeño trabajar
cuestiones temporales, como: antes, después, durante, o bien situaciones de posición como:
arriba, abajo, derecha, izquierda, igualmente conceptos de tamaño: chico, grande, mediano.
La identificación de los colores es también importante, así como la noción de números con su
implicación en términos de cantidad y la discriminación de formas. Asimismo, el seguimiento
de instrucciones sencillas ayuda también a favorecer la comprensión.

En este mismo sentido, platicar historias puede ser de gran ayuda, para después preguntar
que sucedió primero, después y así sucesivamente, o bien nombres de los héroes y villanos
y describir sus características. El papel de los hermanos es también importante, como
compañeros naturales que pueden ser de gran ayuda para estimular el lenguaje.

La tolerancia en el ejercicio de estas tares es un factor esencial, siendo fundamental


identificar que no se trata de una situación del reto o rebeldía del niño, sino que sus
herramientas de comunicación son insuficientes, por lo que habrá que motivar y reforzarlo
constantemente.

Por otro lado, las expectativas en relación a los hijos se trastocan con la presencia de estos
problemas. En general, todos los padres esperamos hijos con un adecuado desempeño
global y cuando esto no ocurre, a menudo aparece decepción, disgusto, intolerancia,
comparaciones y con ello atacamos directamente la autoestima de los niños, cuya
importancia ha sido ya abordada en el capítulo correspondiente. Asímismo, la propia
autoestima de los padres puede también afectarse. Para ello habrá que analizar tanto la
situación personal, de pareja y de familia. En caso de considerar que necesita ayuda en este
proceso, no dude en consultarlo en esta Escuela para Padres.

Con respecto a los problemas de aprendizaje, éstos son a menudo secundarios a los
diferentes problemas de lenguaje, ya que alrededor de los seis años, el niño inicia con la
tarea de adquisición del lenguaje lecto-escrito, incluyendo conceptos de aritmética, por lo que
las fallas de comprensión e inclusive de la articulación inadecuada del lenguaje se reflejan
automáticamente en el aprendizaje.
106

Los aspectos perceptuales son fundamentales para la adquisición del lenguaje tanto escrito
como para su lectura, para lo cual el desarrollo de diferentes funciones intelectuales como la
percepción visual, constancia de forma, posición en el espacio, relaciones espaciales, figura-
fondo, coordinación visomotora, por mencionar algunas, son requisitos para su adquisición
adecuada.

Esta situación en la vida cotidiana del pequeño hace que se generen sentimientos de
angustia, inseguridad, frustración, enojo y baja autoestima. Por otro lado, aparecen también
sentimientos paralelos en los profesores y con un mayor tinte afectivo en los padres, por
obvias razones. Esto completa un círculo de presión emocional para el niño o la niña que
presenta estos problemas, ya que además de sus propios sentimientos se encuentra con los
del profesor, compañeros, hermanos y padres.

Habrá que subrayar que esta situación global genera que el niño rechace las tareas y en
general todo lo relacionado con la escuela, por lo que en clase en general pregunta poco, se
distrae con facilidad y desarrolla escaso interés. En casa, frente a una situación más
personalizada con la madre o el padre que apoyan en los deberes escolares, a menudo se
presentan los sentimientos antes mencionados, pudiendo presentarse explosiones
emocionales que lo único que dejan en la relación, son sentimientos encontrados y sobre
todo culpabilidad. Emociones que, sobra decir no ayudan a superar el problema ni sanean el
desarrollo emocional y familiar.

Por ello, le sugerimos trabajar con su hijo en horarios previamente establecidos, evitando en
lo posible cambios, sesiones cortas de trabajo, limitadas a lo que la paciencia permita, evitar
términos ofensivos hacia el niño y su discapacidad. Y sobretodo recordar que es una tarea
de constancia y no de resistencia, por lo que el trabajo diario en sesiones cortas retribuye de
mejor manera que sesiones espaciadas de larga duración. Comentar con los profesores el
problema que presenta su hijo y el tratamiento que recibe para superarlo, suele ser útil para
obtener una mayor comprensión de su parte.

En casa es útil de favorecer ejercicios de comprensión de la lectura, ejercicios de


coordinación psicomotora para mejorar su letra así como ejercicios específicos para
estimular los diferentes tipos de percepciones que estas habilidades requieren, mismos que
se puede allegar con su terapista, librerías e inclusive puestos de periódicos.

Por otro lado, el solicitar a los diferentes especialistas ejercicios en casa o sugerencias para
el manejo en casa es de fundamental importancia para lograr superar el problema lo más
pronto posible. Recuerde que su actitud frente al problema es un elemento clave en la
107

autoestima de su hijo, por lo que la atención oportuna, constante y cariñosa genera mejores
resultados.

Los trastornos de audición, sobretodo aquellos casos en que están afectados ambos oídos
con pérdidas severas o profundas, están estrechamente vinculados con la dificultad en el
desarrollo del lenguaje, ya que al estar alterada la vía de recepción se obstruye el proceso de
adquisición.

Esta dificultad para la adquisición y estructuración del lenguaje, hace que a menudo
diferentes funciones de la inteligencia no se desarrollen de manera adecuada. En este caso
específico, como en los anteriores cobra especial relevancia la detección y diagnóstico
oportunos, para iniciar la atención especial que el niño requiere.

Hay que subrayar que existen diferentes grados de pérdidas auditivas, algunas que son de
un solo oído y otras que son bilaterales, así como aquellas que están presentes desde el
nacimiento y aquellas que aparecen posteriormente producto de una enfermedad viral o
algún otro trastorno.

Lógicamente, aquellas que aparecen con el nacimiento, las bilaterales y las profundas son
las que afectan más el desarrollo del lenguaje y pueden impactar también algunas funciones
de la inteligencia. Por ello la atención especial de estos pequeños es fundamental para
estimular de manera oportuna todas estas áreas.

El impacto en la familia, de manera especial en los padres oyentes, genera un proceso que
los psicólogos denominamos duelo. El duelo se define como aquella reacción afectiva
dolorosa frente alguna pérdida. Superar el proceso de duelo implica que su evocación o
recuerdo no provoque dicho efecto doloroso.

El proceso de duelo por un hijo con pérdida auditiva, está colmado por sentimientos de
culpabilidad que dificultan su adecuada elaboración, pudiendo convertirse en un duelo
patológico, mismo que se caracteriza por la presencia de un círculo vicioso en el que la
depresión se torna autodestructiva.

Es así como la pareja busca el posible origen del problema, tanto en uno de los cónyuges
como en el otro, en su familia o en la familia de la pareja o bien en los cuidados vertidos
durante el embarazo. Esta es la reacción inicial y forma parte del proceso. Sin embargo,
habrá que trascender el dolor que este evento genera, hasta lograr la aceptación del
problema y del hijo mismo, para de esta manera trabajar conjuntamente para realizar las
labores de crianza con el afecto y cuidado amoroso que todo individuo merece y requiere.
108

La atención especial de los niños con pérdidas auditivas bilaterales y profundas debe iniciar a
muy temprana edad, desde la llamada estimulación temprana, durante los años pre-
escolares, escolares y hasta la secundaria. Hay que señalar la necesidad de lograr la plena
integración de los individuos con este problema tanto en la esfera educativa como en la
laboral, por lo que los padres deberán orientar en este respecto.

El uso de auxiliar auditivo es con frecuencia traumático para los padres, de tal manera que
los niños incorporan este concepto y puede volverse traumático también para ellos. Este
valioso aparato brinda una mejor calidad de vida para la gran cantidad de niños y adultos que
los utilizan, de la misma manera que los anteojos ayudan a la gente con dificultades
visuales, sin que en general se considera dramático su uso. Por ello, habrá que analizar la
actitud personal al respecto, para enseñar al niño su manejo y cuidado, y lograr en él su
aceptación.

Por otro lado, en familias fracturadas este evento puede precipitar ruptura, sin embargo,
habrá que tener absolutamente claro que en ningún momento el pequeño es el motivo, sino
que existe una relación previa con escaso sostén y no depositar en el niño culpabilidades
falsas. En algunas otras familias, sin embargo, es motivo de mayor unión y contención
emocional. En el primero de los casos la búsqueda de apoyo terapéutico es generalmente
necesario, no dude en hacerlo.

La atención de los niños con problemas auditivos severos implica un trabajo intenso y a largo
plazo, por lo que la fortaleza emocional de los padres y hermanos es necesaria. En
ocasiones la elaboración adecuada del duelo requiere de apoyo terapéutico, recuerde que si
al pensar en el problema auditivo de su hijo se presenta llanto o un intenso sentimiento de
tristeza, entonces habrá que trabajar ese proceso.

Los problemas de habla pueden tener orígenes diversos. La presencia de labio-paladar


hendido puede ser uno de ellos. Esta alteración afecta al individuo y su familia desde el
nacimiento mismo generando, al igual que en el caso anterior, un proceso de duelo en los
padres. Los trastornos derivados de esta alteración aparecen desde el momento de la
alimentación, donde el reflujo es la primera de muchas vicisitudes posteriores. Hemos
hablado antes de la importancia de la alimentación en los primeros meses de vida en la
relación madre-hijo. Este es el primer reto emocional de la madre con un hijo con este
problema, por lo que habrá que recordar el mirarlo y acariciarlo durante este proceso.

Por otro lado, las sucesivas intervenciones quirúrgicas y sus consecuentes hospitalizaciones
hacen también su impacto tanto en el menor como en su familia, sin que por ello dejen de ser
109

necesarias, ya que las correcciones funcionales y estéticas harán sin duda, un impacto
positivo.

Es así como en los primeros meses de vida, la familia requiere de un acomodo rápido que
permita el resolver satisfactoriamente los cuidados que el pequeño requiere. Sin embargo, a
menudo el proceso psicológico de aceptación, no es tan rápido e inmediato como la situación
demanda, por lo que el apoyo terapéutico puede ser no solo útil sino necesario, así como la
búsqueda de la información médica especializada.

Como en los casos anteriores, la fortaleza emocional de los padres es indispensable para
llevar a cabo los cuidados especiales que estos pequeños necesitan y así lograr su paulatina
incorporación a la vida escolar con armonía consigo mismo.

La terapia de habla es absolutamente necesaria, aún cuando es probable que permanezca


un tono de voz nasal, que habrá que enseñar al niño, a través de los propios padres, a
aceptar.

Otro problema de habla es la tartamudez, misma que se define como el retraso, alargamiento
o abreviación en la pronunciación de determinadas letras, así como la repetición de
fragmentos de palabras o frases. Se presentan dos síntomas básicos: los tónicos y los
clónicos. En la tartamudez tónica se presentan espasmos prolongados de la musculatura que
hace posible el habla (“ poli……tica”), mientras que la tartamudez clónica se caracteriza por
bloqueos breves de la musculatura bucal que suceden rápidamente (“co-co-co-comer “).

Generalmente la tartamudez inicia siendo clónica y posteriormente se combina con la tónica.

Durante la evaluación psicológica de los niños con este trastorno es frecuente encontrar
síntomas emocionales de ansiedad y depresión, a menudo severos, tales como: evitar la
mirada del interlocutor, presencia de movimientos faciales y corporales, temblor muscular,
bloqueos, técnicas de desbloqueo, tensión vocal y gestos de enmascaramiento. Sin
embargo, hay que señalar que en casi un 80% de los niños con tartamudez recobran la
fluidez espontáneamente o bien con terapia de habla antes de los 16 años, teniendo en
cuenta que el pronóstico en los niños que reciben tratamiento oportuno es más favorable que
en aquellos caso en que los individuos continúan tartamudeando en la edad adulta.

Actualmente se sabe que en el origen de la tartamudez están presentes múltiples factores,


tales como problemas de lenguaje, posibles alteraciones neurológicas, aspectos
emocionales, así como un importante factor vinculado al sexo, ya que aproximadamente el
75% son hombres y a la herencia, resultando especialmente interesantes los estudios
110

realizados con gemelos univitelinos donde ambos tartamudean a diferencia de los gemelos
no idénticos. Elementos que parecen indicar la predisposición genética, sin descartar el papel
de la imitación.

La presencia de la tartamudez genera diferentes reacciones de la persona con la que se


habla, que pude ser desconcierto, risa o angustia. Esto hace que el tartamudo con frecuencia
evite la charla con personas desconocidas. Para el apoyo en casa sugerimos que invite a su
hijo a hablar lento, evitar terminarle las palabras, así como ser tolerante ya que este
problema genera mucha angustia en quien lo padece. Acérquese al foniatra o la terapéuta
quien le indicará ejercicios para trabajar en casa.

Para finalizar, queremos señalar que el manejo en casa de los diferentes problemas de
comunicación humana, tiene gran relevancia sobre los resultados que podemos esperar de la
terapia específica, por lo que generar actitudes que ayuden a afrontar positivamente los
problemas en los padres, es fundamental para lograr la meta esta compartirla entre la familia
y la Institución.

BIBLIOGRAFÍA

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Fielder P, Standop R. La Tartamudez. Ed. Herder, España, 1991.
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Lawrence R, Barclay C. 1998; http://www.aafp.org/afp/98050lap/lawrence.html
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Glosario
Alcoholismo.- El alcoholismo es un término general que describe un cuadro completo de condiciones
físicas, psicológicas y sociológicas, acerca del problema de consumo de alcohol, mismo que es
patológico, crónico y progresivo. El alcoholismo no se da en un día específico de un largo número
de días que se bebe, sino mas bien el momento en que el bebedor crónico ya no puede controlar
su avidez por el alcohol, impactando su vida familiar, laboral y social.

Angustia.- Reacción afectiva momentánea caracterizada por inquietud emocional, física o psíquica,
debido a trasformaciones internas o externas, que el sujeto desconoce. Por lo general, se
acompaña de alteraciones neurovegetativas como: palpitaciones cardiacas, dificultad para respirar,
sudoración y temblores, entre otras.

Ansiedad.- Es una inquietud del ánimo respecto de un mal inminente o previsto, que gira sobre un
estado interno y subjetivo. Representa un peligro o amenaza para la persona misma, producto de
situaciones reales o imaginarias. A menudo se acompañan de alteraciones neurovegetativas,
descritas en la anterior definición.

Aprendizaje.- Es un cambio relativamente permanente en la potencialidad de la conducta que ocurre


como resultado de la práctica reforzada. Es un proceso que no se observa directamente, sino a
través de las ejecuciones en que se manifiesta.

Autoconcepto.- Opinión que tiene una persona sobre su propia persona y sobre su conducta.
Normalmente lleva asociado un juicio de valor (positivo o negativo). Constituye un elemento básico
de la personalidad.

Autoestima.- Actitud valorativa hacia uno mismo. Consideración, positiva o negativa, de sí mismo.
Estos juicios autoevaluativos se van formando a través de un proceso de asimilación y reflexión
por el cual los niños interiorizan las opiniones de las personas socialmente relevantes para ellos
(los padres, etc.) y las utilizan como criterios para su propia conducta.

Depresión.- Estado patológico caracterizado por alteraciones del estado de ánimo y de la afectividad.
Sus manifestaciones son un profundo sentimiento de tristeza, acompaña, a menudo, del de
soledad, disminución de la autoestima y autodesvalorización.

Desarrollo.- Incremento que muestra una cosa o persona, ya sea de orden físico, intelectual o moral.

Detección.- Búsqueda e identificación de trastornos, inadaptaciones y/o deficiencias.

Diagnóstico.- Indagación, determinación y comprobación del estado corporal y psíquico de un sujeto


mediante anamnesis, exploración, entrevistas o pruebas, partiendo de los síntomas que presenta.
112

Duelo.- Reacción afectiva dolorosa ante la pérdida e un objeto o persona amada. La pérdida se
supera cuando el recuerdo del objeto no provoca ya un efecto doloroso y la carga afectiva es
colocada sobre nuevos objetos.

Encopresis.- Defecación involuntaria que aparece en un niño, después de los cuatro años, sin ir
acompañada por un trastorno de sistema nervioso ni de cualquier otra afección orgánica como
causa.

Enuresis.- Incontinencia involuntaria de la orina de un sujeto de cuatro años o más y que no puede
atribuirse a la lesión o afección orgánica.

Esfínteres, Control de.- Proceso de aprendizaje de los hábitos higiénicos relacionados con la
micción y la defecación que tiene lugar generalmente durante la infancia. En el desarrollo evolutivo
infantil el control de la emisión de la orina se efectúa alrededor de los tres años de edad. El control
de la defecación se realiza por lo general un poco antes, hacia los dos años y medio.

Habla.- Realización concreta, en un momento y lugar precisos, de un determinado código o lengua.


Cada individuo selecciona, al hablar, los signos y reglas que la lengua pone sistemáticamente a su
disposición y que la persona extrae de su mente. El habla es una de las funciones biológicas
vitales para el ser humano, esencialmente relacionada con la alimentación y la respiración.

Insomnio.- Alteración patológica del sueño, en la que el individuo es incapaz de conciliar el mismo, o
bien presenta un patrón de sueño superficial e intermitente, alternando fases de sueño y vigilia, o
bien, tras una de estas fases de vigilia, le es a menudo difícil o imposible recuperar siquiera el
estado de somnolencia.

Inteligencia.- Noción central en filosofía y psicología, indica el nivel de desarrollo, autonomía y


dominio del medio que va alcanzándole ser vivo a lo largo de la evolución. En el hombre permite
su apertura a la realidad, el conocimiento reflexivo, la personalidad de su conducta y la invención
de la cultura.

Lenguaje.- Facultad eminentemente humana que permite representar, expresar y comunicar ideas o
sentimientos por medio de un conjunto ordenado de signos. El lenguaje se desarrolla por imitación
del lenguaje de los adultos y obedece a una necesidad comunicativa .

Menarca.– Primer flujo menstrual.

Micción.- Acción de orinar.

Personalidad.- Conjunto estructurado de elementos cognitivos y no cognitivos relativamente


permanente que no permiten identificarnos a nosotros mismos e identificar a los demás.
113

Salud.- Completo estado de bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de


enfermedad.

Sexualidad.- Conjunto de fenómenos biopsicosociales de gran importancia para la persona y la


sociedad. Se haya estrechamente vinculada al mundo de la afectividad y al plano de los valores,
ampliando esta esfera, más allá de la función reproductora y de la mera genitalidad. Se engloba
en el ámbito más amplio del erotismo.

Sobreprotección.- Tendencia a mostrarse excesivamente protector, vigilante y en ocasiones


autoritario respecto a otras personas. El adjetivo sobreprotector se emplea, sobre todo, aplicando a
padres en relación con sus hijos y al educador con respecto a sus alumnos, existiendo la tendencia
a realizar por el individuo aquello que puede hacer por sí mismo.

Sonambulismo.- Alteración en el transcurrir normal del sueño, por la cual el sujeto que la padece
ejecuta espontáneamente durante el estado de sueño movimientos automáticos, llegando a
deambular por la habitación que ocupa, o incluso por toda la casa, unos minutos. Después se
acuesta y al despertarse más tarde, no se acuerda de nada de lo ocurrido.

Voz.- Emisión sonora del ser humano. El sistema de fonación se encarga de producir la voz y
controlar su calidad, tono, modulación, e inflexión durante el discurso oral o el canto.

Esta obra se realizó en el Servicio de Difusión


del Instituto de la Comunicación Humana,
Centro Nacional de Rehabilitación.
Calz. México-Xochimilco No. 289 Col. Arenal de
Guadalupe. C.P. 14389, México D.F.

Se terminó de imprimir en febrero de 2004


en los talleres de Offsett Gráfica, S.A. de C.V.
Caruso No. 279, Col. Vallejo, México, D.F. C.P. 07870

Segunda edición. Consta de 1000 ejemplares.

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