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COMPLEMENTO U OBJETO DIRECTO.

LECTURA 13

Complementos argumentales del verbo:


directo, indirecto, suplemento y agente
José-Álvaro Porto Dapena (1992)
Arco/Libros S.L., Madrid, 1997.

3. EL COMPLEMENTO DIRECTO O IMPLEMENTO

De acuerdo con este punto de vista, podríamos definir el implemento u objeto directo corno
el primer complemento del verbo, esto es, el elemento que lo modifica o completa en primer
lugar. Se trataría, obviamente, de una definición insuficiente, pues nada nos dice acerca de la
verdadera naturaleza de este complemento, naturaleza que se ha intentado establecer –no
siempre fructuosamente– tanto desde el punto de vista nocional o semántico como desde el
formal o más propiamente sintáctico. La existencia de complemento directo está vinculada a la
noción de transitividad, propiedad semántico-sintáctica que poseen algunos verbos y que
resulta no menos difícil de definir, por lo que en la práctica se descubre de un modo más o
menos intuitivo.

3.1. Caracterización semántica

En las caracterizaciones nocionales suele caerse en la circularidad de definir el objeto o


complemento directo desde la transitividad y, a su vez, la transitividad desde el objeto directo,
de modo que es común la caracterización del primero como el sustantivo sobre el que recae
directamente la acción del verbo transitivo, definiéndose a su vez éste como el verbo que
precisa de un objeto directo, lo cual nada nos resuelve. La transitividad se entiende como la
propiedad semántica por la cual un verbo expresa una acción o proceso que, partiendo de un
agente u origen, pasa o se dirige a un paciente o término; es decir,

E1 verbo transitivo, pues, además del fragmento de la realidad que representa y que
consiste en una acción, proceso, estado, etc., posee la característica de poner en relación a
esos dos elementos (o argumentos según otra terminología), relación que puede expresarla
mediante la diátesis o voz en dos perspectivas: exocéntricamente, esto es, desde el agente
(activa), o endocéntricamente, desde el paciente (pasiva). Pues bien, esto supuesto, el
implemento o complemento directo vendrá a ser el representante del paciente en la
construcción activa.

Contra esta visión semántica puede argumentarse que se aplicaría tan sólo a un
determinado tipo de verbos transitivos, los que indican acción, por lo que quedarían fuera
muchos otros, de carácter estativo o que al menos no implican ninguna actuación de un
pretendido agente sobre un paciente. Es más, a veces hasta parecen producirse
contradicciones, corno la que se daría, por ejemplo, en contextos como

Juan padece una grave enfermedad


Hemos soportado muchas dificultades,

donde, vistos desde la realidad, son los agentes gramaticales –y no los pacientes– los que
verdaderamente sufren la acción. Así pues, los términos agente y paciente habría que
interpretarlos en un sentido especial, mucho más amplio del que literalmente les
correspondería.

En otra visión, también semántica, algunos observan que el complemento directo o


implemento no sería más que un adyacente verbal cuya misión consistiría en concretar el
significado del verbo transitivo, siempre más abstracto que el intransitivo. Así pues, éste,
semánticamente considerado, vendría a ser el equivalente de la suma de un verbo transitivo
más un objeto directo, cosa que parece corroborarse en múltiples ejemplos como

Dar gritos = gritar


Ejecutar maniobras = maniobrar
Pasar el verano - veranear
Tener existencia = existir.

Esta observación no es incorrecta, pero resulta insuficiente para caracterizar debidamente


al objeto directo frente a los demás complementos verbales, cuya misión es, lógicamente, la
misma, ya que también sirven para completar o concretar la significación del verbo. Así,

Operar con las manos = manipular


Andar en barco = navegar
Golpear con una porra = aporrear
Clavar con un cuchillo = acuchillar.

Por otro lado, no siempre un verbo transitivo ofrece menor comprensión semántica que
otro intransitivo, como puede verse, por ejemplo, en los enunciados sinónimos,

Frecuentan este local


Acuden con frecuencia a este local,

donde, corno puede verse, frecuentar (transitivo) es semánticamente más concreto que
acudir (intransitivo).

3.2. Caracterización formal

En vista de las dificultades que supone la caracterización semántica del implemento u


objeto directo, la mayoría de los lingüistas modernos prefieren caracterizarlo desde
presupuestos formales, esto es, basándose o bien en rasgos morfológicos o distribucionales, o
bien en pruebas operacionales consistentes en conmutaciones o transformaciones. En el caso
del español serían aplicables tan sólo estas últimas que pueden sintetizarse en las siguientes:

a) Dada su condición de complemento integrable, el implemento ofrece posibilidad de


pronominalización, concretamente mediante las formas átonas de acusativo. Así, en

Los Reyes visitaron la exposición

la exposición será complemento directo porque es conmutable por la forma pronominal la:

Los Reyes la visitaron.

Una variante de esta prueba consistiría en la tematización del sintagma objeto directo, que,
al colocarse delante del verbo, exige un pronombre anafórico de acusativo:

La exposición la visitaron los Reyes.

b) Posibilidad de pasar a sujeto en la construcción pasiva. Así, el ejemplo anterior es


transformable en

La exposición fue visitada por los Reyes,

donde, efectivamente, la exposición desempeña la función de sujeto paciente. También esta


prueba ofrece variantes: una, consistente en utilizar el verbo en participio y concordarlo con el
presunto objeto directo; así,

La exposición visitada por los Reyes.


Otra consiste en sustantivar el participio mediante el artículo lo neutro y ver si éste se
refiere al mismo objeto que el sintagma nominal sometido a prueba, por lo que, en caso
positivo, será posible el enlace de ambos mediante el verbo ser:

Lo visitado por los Reyes fue la exposición.

c) Una tercera prueba, utilizada ya en las gramáticas escolares de corte tradicional, consiste
en transformar la oración en una interrogativa mediante ¿qué?, ¿qué es lo que? o ¿a quien?,
cuya respuesta será precisamente el objeto directo:

¿Qué es lo que visitaron los Reyes? –La exposición.

La adopción, sin embargo, de estos criterios no está tampoco exenta de problemas: en el


caso de c), éstos pueden surgir cuando el sintagma sometido a prueba se refiere a personas,
esto es, posee el rasgo + humano, ya que a esa misma pregunta se puede responder con el
objeto indirecto o ciertos dativos Esta fácil confusión con el objeto indirecto o dativo en general
resulta asimismo favorecida por los fenómenos del leísmo, laísmo y loísmo, por lo que tampoco
la prueba a) –pese a ser sin duda la más adecuada– resulta siempre inequívoca. Y en cuanto a
la convertibilidad en pasiva el problema reside en el hecho bien conocido, aunque poco
estudiado, de que no todos los verbos transitivos admiten esa transformación en español, de
modo que expresiones como

* Veinte años son tenidos por Lupita


* Fui alegrado por la noticia que me dieron

resultarían indudablemente anómalas en el uso normal de la lengua.

3.3. Problemas de delimitación

De todas estas pruebas la más adecuada, como decimos, es sin duda la consistente en la
pronominalización, dado el carácter integrable del implemento. Pero se plantean no sólo
problemas de delimitación con el objeto indirecto, sino también con ciertos complementos
circunstanciales –concretamente con los que indican medida o cantidad– y alguna vez incluso
con el complemento predicativo. Respecto a esto último considérese la expresión:

Le llamó imbécil,

cuyo complemento predicativo imbécil –aunque, anómalamente, es cierto– admite conmutación


por lo:

Se lo llamó,

razón por la que fácilmente podríamos identificarlo como objeto directo, aun cuando se trata de
un adjetivo. Por otro lado, considérense los siguientes enunciados:

La reunión duró tres horas


Los libros costaron quince mil pesetas
Dormí seis horas nada más
Las patatas pesan diez kilos,

todas ellas transformables en

Las duró
Las costaron
Las dormí
Los pesan,

y que, por eso, algunos autores no dudan –oponiéndose así a toda una corriente tradicional
basada en consideraciones de tipo histórico– en interpretarlos como verdaderos objetos
directos, lo que haría de la pronominalización una prueba poderosa. Pero nótese que, aun así,
el problema no queda resuelto dada también la posibilidad (utilizada hoy al menos por algunos
hablantes y de la que existen ejemplos ya en el español clásico) de que ese tipo de
complemento admita idéntica sustitución nada menos que con el verbo estar:

Estuvo tres años en la cárcel → Los estuvo,

cuyo carácter transitivo no ha sido defendido que sepamos por nadie.

3.4. Subclasificación: implemento preposicional y no preposicional

Fuera de la caracterización semántica, y operacional a que nos acabamos de referir, en


español no es posible identificar de otro modo el objeto directo, el cual, frente a otras lenguas,
carece propiamente de una marca formal específica. Precisamente, su denominación tradicional
de complementos u objeto directo –tomada de la gramática francesa– alude en cierto modo a
esa situación, por cuanto que se trataría de un complemento de incidencia directa, esto es, sin
preposición alguna, en el verbo; lo cual, en el caso de] español, es cierto tan sólo a medias, ya
que, como es bien sabido, dicho complemento puede a veces ir precedido por la preposición a,
lo que ha llevado con muy buen criterio a algunos autores a cambiar esta denominación por
otra menos equívoca, como puede ser la de implemento, puesta en circulación por E. Alarcos a
partir de 1968. En realidad en nuestra lengua existen dos tipos de implementos, vistos desde
este aspecto: no preposicional o directo propiamente dicho y. preposicional cuyo respectivo
uso, como es sabido, depende en líneas generales de la ausencia o presencia del rasgo +
humano, aun cuando existen múltiples excepciones no suficientemente estudiadas. La
preposición en este caso tiene una misión exclusivamente diacrítica, para evitar la confusión del
complemento directo con el sujeto de la oración, careciendo, por tanto, de la función
relacionante que le es propia. Tal es la razón –al margen de otras consideraciones más
particulares– por la que el complemento directo con a no suela interpretarse como sintagma
preposicional (SP), sino, lo mismo que cuando va sin preposición, como un puro SN.

3. 5. Implemento implícito y el acusativo interno

Pese al carácter argumental del implemento u objeto directo, hay que observar que su
presencia en la oración no siempre es obligatoria para la viabilidad del enunciado, como lo
prueban casos como

Javier estudia en la Facultad


Esas razones no convencen
Ayer escribí a mi familia,

lo que no significa que las construcciones en cuestión sean intransitivas, corno fácilmente
tendería a pensarse de acuerdo con una visión excesivamente superficial de los hechos, sino
transitivas absolutas, frente a las oblicuas correspondientes,

Javier estudia Filología en la Facultad


Esas razones no nos convencen
Ayer escribí una carta a mi familia,

donde el objeto directo se halla explícito. Habrá, según esto, que distinguir entre implemento
explícito e implícito, que no hay que confundir con el interno (el «acusativo interno» de la
gramática tradicional), aunque a veces se halla muy c cerca de él. La diferencia se produce en
el sentido de que el interno, frente al implícito, se encuentra de alguna manera contenido en el
propio significado léxico del verbo, con frecuencia intransitivo aunque transitivizado; es decir,
ocurre algo semejante a lo que se da en los epítetos respecto al sustantivo. Así, serán internos
los implementos de

Aquí vivimos una vida tranquila


Duerme ya el sueño de los justos
El frutero abarató el precio de las ciruelas.

3.6. Otros tipos de complemento directo

Todavía, para terminar, cabe hablar, según hacen algunos autores, de otros tipos de
complementos directos, tales como efectuado o causado, afectado o modificado y, finalmente,
ni afectado ni causado. El punto de vista adoptado en este caso es el del efecto que la acción o
proceso indicado por el verbo ejerce sobre el objeto a que alude el implemento u objeto
directo. Así pues, se llama efectuado o causado al que representa un objeto cuya existencia es
causada por la acción verbal; por ejemplo,

Escribí un libro
Construyó una casa;

por su parte, los otros dos tipos aluden, a objetos, preexistentes a la acción verbal, con la
diferencia de que en el afectado se produce una modificación de ese objeto y en el otro no. Así,
por ejemplo, serán afectados los implementos de

Pintó la pared
El perro comió la carne

y ni afectados ni causados, lógicamente, los de

Hemos visitado a Martina


Ayer recibí una carta.

De todos modos semejante clasificación carece –al menos en principio– de interés


gramatical por cuanto que se basa en aspectos de la realidad que no parecen tener ninguna
repercusión en la expresión lingüística.

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