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LECTURA 13
De acuerdo con este punto de vista, podríamos definir el implemento u objeto directo corno
el primer complemento del verbo, esto es, el elemento que lo modifica o completa en primer
lugar. Se trataría, obviamente, de una definición insuficiente, pues nada nos dice acerca de la
verdadera naturaleza de este complemento, naturaleza que se ha intentado establecer –no
siempre fructuosamente– tanto desde el punto de vista nocional o semántico como desde el
formal o más propiamente sintáctico. La existencia de complemento directo está vinculada a la
noción de transitividad, propiedad semántico-sintáctica que poseen algunos verbos y que
resulta no menos difícil de definir, por lo que en la práctica se descubre de un modo más o
menos intuitivo.
E1 verbo transitivo, pues, además del fragmento de la realidad que representa y que
consiste en una acción, proceso, estado, etc., posee la característica de poner en relación a
esos dos elementos (o argumentos según otra terminología), relación que puede expresarla
mediante la diátesis o voz en dos perspectivas: exocéntricamente, esto es, desde el agente
(activa), o endocéntricamente, desde el paciente (pasiva). Pues bien, esto supuesto, el
implemento o complemento directo vendrá a ser el representante del paciente en la
construcción activa.
Contra esta visión semántica puede argumentarse que se aplicaría tan sólo a un
determinado tipo de verbos transitivos, los que indican acción, por lo que quedarían fuera
muchos otros, de carácter estativo o que al menos no implican ninguna actuación de un
pretendido agente sobre un paciente. Es más, a veces hasta parecen producirse
contradicciones, corno la que se daría, por ejemplo, en contextos como
donde, vistos desde la realidad, son los agentes gramaticales –y no los pacientes– los que
verdaderamente sufren la acción. Así pues, los términos agente y paciente habría que
interpretarlos en un sentido especial, mucho más amplio del que literalmente les
correspondería.
Por otro lado, no siempre un verbo transitivo ofrece menor comprensión semántica que
otro intransitivo, como puede verse, por ejemplo, en los enunciados sinónimos,
donde, corno puede verse, frecuentar (transitivo) es semánticamente más concreto que
acudir (intransitivo).
la exposición será complemento directo porque es conmutable por la forma pronominal la:
Una variante de esta prueba consistiría en la tematización del sintagma objeto directo, que,
al colocarse delante del verbo, exige un pronombre anafórico de acusativo:
c) Una tercera prueba, utilizada ya en las gramáticas escolares de corte tradicional, consiste
en transformar la oración en una interrogativa mediante ¿qué?, ¿qué es lo que? o ¿a quien?,
cuya respuesta será precisamente el objeto directo:
De todas estas pruebas la más adecuada, como decimos, es sin duda la consistente en la
pronominalización, dado el carácter integrable del implemento. Pero se plantean no sólo
problemas de delimitación con el objeto indirecto, sino también con ciertos complementos
circunstanciales –concretamente con los que indican medida o cantidad– y alguna vez incluso
con el complemento predicativo. Respecto a esto último considérese la expresión:
Le llamó imbécil,
Se lo llamó,
razón por la que fácilmente podríamos identificarlo como objeto directo, aun cuando se trata de
un adjetivo. Por otro lado, considérense los siguientes enunciados:
Las duró
Las costaron
Las dormí
Los pesan,
y que, por eso, algunos autores no dudan –oponiéndose así a toda una corriente tradicional
basada en consideraciones de tipo histórico– en interpretarlos como verdaderos objetos
directos, lo que haría de la pronominalización una prueba poderosa. Pero nótese que, aun así,
el problema no queda resuelto dada también la posibilidad (utilizada hoy al menos por algunos
hablantes y de la que existen ejemplos ya en el español clásico) de que ese tipo de
complemento admita idéntica sustitución nada menos que con el verbo estar:
Pese al carácter argumental del implemento u objeto directo, hay que observar que su
presencia en la oración no siempre es obligatoria para la viabilidad del enunciado, como lo
prueban casos como
lo que no significa que las construcciones en cuestión sean intransitivas, corno fácilmente
tendería a pensarse de acuerdo con una visión excesivamente superficial de los hechos, sino
transitivas absolutas, frente a las oblicuas correspondientes,
donde el objeto directo se halla explícito. Habrá, según esto, que distinguir entre implemento
explícito e implícito, que no hay que confundir con el interno (el «acusativo interno» de la
gramática tradicional), aunque a veces se halla muy c cerca de él. La diferencia se produce en
el sentido de que el interno, frente al implícito, se encuentra de alguna manera contenido en el
propio significado léxico del verbo, con frecuencia intransitivo aunque transitivizado; es decir,
ocurre algo semejante a lo que se da en los epítetos respecto al sustantivo. Así, serán internos
los implementos de
Todavía, para terminar, cabe hablar, según hacen algunos autores, de otros tipos de
complementos directos, tales como efectuado o causado, afectado o modificado y, finalmente,
ni afectado ni causado. El punto de vista adoptado en este caso es el del efecto que la acción o
proceso indicado por el verbo ejerce sobre el objeto a que alude el implemento u objeto
directo. Así pues, se llama efectuado o causado al que representa un objeto cuya existencia es
causada por la acción verbal; por ejemplo,
Escribí un libro
Construyó una casa;
por su parte, los otros dos tipos aluden, a objetos, preexistentes a la acción verbal, con la
diferencia de que en el afectado se produce una modificación de ese objeto y en el otro no. Así,
por ejemplo, serán afectados los implementos de
Pintó la pared
El perro comió la carne