Vous êtes sur la page 1sur 3

Concepto de identidad latinoamericana

Hablar de identidad es una tarea complicada, ya que al referirla convergen las


nociones de lo que llamamos cultura, así como atendemos a lo que llamamos
historia. Usualmente la identidad responderá a una serie de características que en
conjunto servirán para discernir a un sujeto de otros. En el caso de hablar de una
identidad latinoamericana, comprendería en buena medida una correlación de la
experiencia cultural de cada sujeto al que se le denominara latinoamericano, así
como pretender encontrar semejanzas en la conjunción de esa experiencia para
formular las condiciones distintivas de ese que lo distinguen de otros
independientemente de su lugar de procedencia. El recurso histórico al que se
remonta para hablar de América Latina alude a un pasado violento y una falta de
reconocimiento por parte de occidente de todo lo que engloba su cultura y su
historia. El propósito del presente ensayo será valorar la latinoamericanidad como
una forma de identidad cimentada en un imaginario de libertad. América latina como
concepto ofrece más preguntas que respuestas, pasa de ser una locación
geográfica a una nomenclatura cultural. A raíz de los intentos por darle una
definición como de los múltiples conflictos surgidos en su haber la idea de identidad
parece dar salvedad a esa búsqueda de respuesta. Por lo tanto, para hablar de
América latina no solo basta su definición, sino con al menos una mención breve de
lo que se ha pretendido hacer para referir a esa necesidad.

Instar la idea de identidad antes que hablar de América Latina parece dar por
consabida la historia de la misma, pero el recuento puramente histórico de lo que
fue y aun es América latina es una pretensión que solo compete a una revisión
monográfica. Sin embargo, es menester contextualizar al menos en lo que permita
dar cuenta de la necesidad de formular una identidad latinoamericana. En primera
instancia, Latinoamérica es una región del continente americano que se caracteriza
en que las principales lenguas ahí habladas son derivadas del latín (español,
portugués y francés). Esto supone que los habitantes de dicha región son migrantes
cuya lengua madre es alguna de las señaladas, pero no son los únicos que habitan
la región. Sabiendo que la historia de América es una historia de conquista, y sin
tener mayores registros que solo los posteriores a esta, indica que el soslayo de la
pertenencia étnica tanto de afrodescendientes como de habitantes de pueblos
originarios, da cuenta del problema que representa el solo concepto de América
Latina en su indiscriminada usanza. La idea de identidad latinoamericana no se
limitaría a la pertenencia a un territorio, puesto que eso discriminaría en el acto al
bagaje cultural y la historia de sus habitantes en conjunto. Uno de los primeros en
dar cuenta de este problema fue Aníbal Quijano, al referirse al concepto de raza en
una connotación excluyente. El calificativo tenia de acuerdo a ciertos teóricos la
intención de acentuar diferencias entre los europeos y los habitantes de América.

El concepto de raza implicó una derivación progresiva de nuevas categorías para


referirse a los habitantes de América. La connotación racial adquirida por categorías
como indio, negro o mestizo se configuraron con la finalidad de acentuar las
diferencias en un marco de dominación que se intensificó con el pasar del tiempo.
De acuerdo con Quijano (1992), “la idea de raza fue un modo de otorgar legitimidad
a las relaciones de dominación impuestas por la conquista. La posterior constitución
de Europa como nueva id-entidad después de América y la expansión del
colonialismo europeo sobre el resto del mundo” (p.203) La idea de lo latino resultó
en una forma de legitimar la inferioridad que para los europeos era intrínseca de la
América descubierta. Según considero, esta legitimación implicaría que la llamada
identidad construida después de la conquista sea un imaginario convenientemente
posicionado para aseverar que la configuración de relaciones sociales posterior, se
normalizara. Mientras lo latinoamericano en creencia popular designa una locación
geográfica y política su dimensión cultural queda relegada a una alusión al pasado
que pretende olvidarse. En aras de permitir formular una identidad a partir de la
diversidad que ha negado la visión eurocéntrica del término, han surgido intentos
por revolucionar el propio concepto a uno que haga justicia a las demandas de lo
negado.

La comprensión de la latinidad también significó una transgresión a la ideología


racial incluso en los tiempos en los que surgió. Teniendo en cuenta a Mignolo (2005)
“En la conformación racial del virreinato de Nueva Granada entre 1750 y 1810 se
mantenían los principios de pureza de sangre, con la sustitución de una fuerte
configuración religiosa que clasificaba a la población en moros, cristianos y judíos
por la distinción según el color de piel” (p.97). La heterogeneidad tanto de idioma,
origen y religión significó un problema porque se rompía con la simple dicotomía
reinante de negro y blanco. Según considero el arraigo a la llamada pureza de
sangre únicamente era una justificación a la idea de que hubiera más culturas. La
anulación a prácticas culturales de origen diferente al europeo era implicación de la
llamada limpieza o pureza de sangre a la que se aferraron los conquistadores
europeos en el año de 1480. Esa categoría persistió pese a que aun cuando se
había establecido el cristianismo como un monopolio cultural, quedaban sospechas
de insurrección por parte de los que habían sido convertidos. Según Mignolo
(2005): “la elite criolla local transformo este principio legal en una diferenciación
social de hecho entre los criollos de 'Origen español, los mestizos y los mulatos. Y
los indios, zambos y negros, clases que configuraron la pirámide racial colonial”
(ídem) Los cimientos de una identidad de cultura negada y un designio para la
exclusión marcó una tendencia para las divisiones sociales siguientes. Según
considero aún en la actualidad quedan vestigios de ese pasado colonial a pesar de
que se evita aludirlo y es una jerarquización aun a pequeña escala de como
percibimos a los demás. Esto explica como la normalización de una categoría
peyorativa desato una búsqueda de identidades. Se le puede reconocer una
identidad vista al propio concepto como un patrón de poder. Como resultado se
sentaron las bases para el proceso capitalista de uno colonial a uno moderno.

Todo lo moderno circunscribe la simultaneidad de dos procesos. El primer proceso


una vez dejando las condiciones para el segundo lo legitima y con el solo uno
continua para condicionarse a la sociedad incipiente en ese punto específico. Esto
no significa que el proceso esté concluido, sino que con la articulación de una serie
de procesos idóneos a la época son designados con un nombre diferente.

Vous aimerez peut-être aussi