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LA DIVERSIDAD ÉTNICA Y CULTURAL DE COLOMBIA:

UN DESAFÍO PARA LA EDUCACIÓN

Silvio Aristizábal Giraldo


Profesor Universidad Pedagógica Nacional

1. DIVERSIDAD ÉTNICA Andrés y Providencia no se dis- que los diferencian entre sí y con
Y CULTURAL tinguen de los chocoanos. Sin los demás colombianos.
embargo, la realidad es bien di-
La mayoría de los colombianos ferente. Veamos un poco cómo Según el Departamento Nacional
cuando escucha hablar de la di- es la situación: de Estadística (DANE) la pobla-
versidad étnica y cultural de la ción indígena en Colombia para
nación piensa que esta expre- 1.1. Pueblos Indígenas 1997, se calculaba en 701.860
sión se refiere sólo a la existen- personas, lo que equivale al
cia de indígenas y afrocolom- Existen en el país más de 80 1.75% de la población total del
bianos. Pocos entienden que la Pueblos Indígenas que hablan país (Arango y Sánchez, 1998:
expresión alude en algún senti- 66 lenguas. Cada uno de estos 19). No obstante su reducida pro-
do a las diferencias entre un cos- pueblos tiene su cosmovisión, porción en comparación con el
teño, un valluno y un llanero. sus códigos diferentes de signi- total de la población, Colombia
Muchos consideran que entre ficación de la realidad, sus valo- ocupa, después de Brasil, el se-
los indígenas no hay diferencias res, creencias, costumbres y ex- gundo lugar en América Latina
y para otros, los raizales de San presiones artísticas y religiosas en cuanto a número de pueblos

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indígenas. De éstos, sólo dos
pueblos sobrepasan las 100.000
personas: los nasa, más conoci-
dos como paeces (118.845) y los
wayúu (144.003). Además, hay
varios grupos con menos de 100
personas, por lo cual se les con-
sidera en inminente peligro de
extinción, entre ellos están los
taiwano (19), los pisamira (54),
los makaguaje (50) y los bara (96)
(Arango y Sánchez, 1998).

Quizás donde más se puede


apreciar la diversidad indígena
es en la lengua. Según la inves-
tigadora María Trillos, la diversi-
dad lingüística de los indígenas
colombianos es tal vez única en
América. Las 66 lenguas inven-
tariadas actualmente pertenecen
a 18 familias lingüísticas diferen-
tes. Se encuentran lenguas re-
presentantes de las grandes fa-
milias lingüísticas suramericanas:
Arawak, Caribe, Quechua, Chib-
cha, Tupí-Guaraní. Hay lenguas
pertenecientes a familias regio-
nales como Tukano, Guahibo,
Uitoto, y lenguas aisladas como
el Páez, el Guambiano, el Ka-
mëntsá o el Ticuna (Trillos, nas es el referido a las relacio- dinos de los ríos Magdalena,
1998b). nes de dichos pueblos con la Cauca y Patía y en las principa-
naturaleza, resultado de miles de les ciudades. Los habitantes de
Hay lenguas tonales como las del años de experiencia y de convi- San Basilio de Palenque hablan,
suroriente asiático o de Africa vencia con ecosistemas determi- además del español, una lengua
Central; flexionantes a la mane- nados. Estas concepciones se que tiene muchas expresiones
ra del griego o el latín (kogui, expresan a través de los mitos, del portugués y del español, y en
damana, ika), aislantes como las los ritos y la variedad de prácti- la cual sus palabras africanas y
lenguas malayo-polinesias (em- cas productivas. su sustrato gramatical provienen
berá); polisintéticas a la manera del ki-congo, una lengua bantú
del esquimal (kamëntsá); acusa- 1.2. Afrocolombianos (Arocha, 1999 y Friedemann y
tivas como el español o el inglés; Arocha, 1986).
ergativas a la manera del vasco Los afrocolombianos se calculan
o las lenguas del Cáucaso; mix- entre cinco y ocho millones de Los esclavos importados a Amé-
tas como algunas lenguas aus- personas (Escobar y Pedrosa, rica, procedían de grupos con
tralianas o el maya (damana, 1996: 247). Están asentados a una gran diversidad étnica y
arhuaco) (Trillos, 1998b). lo largo de la Costa del Pacífico, linguística. Muchos de ellos pro-
desde Panamá hasta el Ecuador; venían de grandes civilizaciones
Otro aspecto que muestra la di- en la Costa Atlántica; en las tie- de los reinos de África Central y
versidad de las culturas indíge- rras bajas de los valles interan- de los imperios sudaneses de

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Ghana, Malí y Songay, “Estados riquezas del nuevo continente y cionalidad han sido sistemática-
legendarios que ostentaron épo- a las artes de indios y españo- mente desconocidos. Han sido
cas de poder y esplendor compa- les, hasta ir haciendo culturas vistos como piezas de engranaje
rables a las de las civilizaciones nuevas. Éstas ostentaban el le- económico y colonial, supedita-
que por el mismo tiempo surgían gado africano, pero no eran afri- das a la racionalidad económica
en Europa: reyes y cortes; socie- canas; dejaban ver los présta- de los amos. “... la gente negra
dades y jerarquías religiosas; mos de América y Europa, pero ha sido mirada esencialmente
mercados y ejércitos; sacerdotes no eran ni americanas ni euro- como esclava, es decir, en tanto
y artistas; arquitectos y artesa- peas” (Ibíd.). que individuos despersonaliza-
nos; mineros y orfebres; biblio- dos y desocializados por los me-
tecas y maestros” (Friedemann 1.3. Raizales canismos de la trata atlántica...
y Arocha, 1986: 18). Como objetos o mercancías,
Son unos 30.000, habitan en San cuyo único nexo con la sociedad
Arrancados de su hábitat y trans- Andrés, Providencia y Santa colonial fue el amo” (Maya, 1994:
portados en condiciones infrahu- Catalina; además del creolle, 142).
manas a otro continente donde hablan el inglés como segunda
se les sometía a la más abyecta lengua1. Los raizales han logra- Al ser considerados como mer-
esclavitud con individuos de otros do, mediante la Ley 70 de 1993, cancía, a los negros se les negó
pueblos de lengua y cultura di- el reconocimiento como pueblo su historia, su nexo con su pa-
ferente, los afroamericanos se diferente de los afrocolombianos, sado africano. “Al ser considera-
vieron en la necesidad de desa- ya que son el resultado de un da gente sin pasado, se le clasi-
rrollar procesos de reintegración complejo proceso de interacción ficó como incapaz de memorizar
étnica y construcción de nuevas entre africanos importados como su devenir y, por consiguiente,
identidades enraizadas en sus esclavos, africanos llegados de de ser protagonistas de su pro-
culturas originarias, pero toman- las islas del Caribe e ingleses y pia historia en suelo americano;
do elementos de las culturas eu- europeos, que los habían traído incapaces también de adaptar-
ropea y americana. En este pro- para sus plantaciones de algo- se y transformar la sociedad co-
ceso la memoria representó el dón y sus actividades comercia- lonial y republicana” (Ibíd.).
mayor patrimonio de los captu- les. El archipiélago estaba bajo
rados, pues gracias a ella pudie- el dominio de la Corona españo- Según Bastide (1963),
ron reconstruir sus identidades la, sin embargo, predominaron la
(Arocha, 1999). Durante el pe- lengua inglesa y la religión bau- “En el interior del universo sim-
ríodo de la esclavitud no llega- tista. En el siglo XX el Estado co- bólico afroamericano parecen
ban, según Arocha, “poblaciones lombiano hizo numeroso intentos surgir dos modos fundamentales
aglutinadas sino cargas de per- por castellanizarlos y convertir- de organización, según la rela-
sonas distintas” (Arocha, 1999: los al catolicismo, pero ellos han ción con Africa, su continente de
38, enfatizado en el original). Por resistido manteniendo su identi- origen: ‘la africanidad manifiesta’
eso, afirma el citado autor: dad. (los grandes sistemas mágico-re-
ligiosos afro-cubanos, afro-hai-
“Pensemos que aquí pudo haber La negación de lo afro tianos y afro-brasileños), que
desembarcado un arquitecto, guarda trozos enteros de la mi-
pero no la arquitectura dogón de Si las culturas indígenas en Co- tología, los ritos e incluso las len-
Malí; un sacerdote, pero no todo lombia han sido discriminadas, la guas de las culturas africanas de
un complejo ceremonial, mítico y situación para las culturas afro- origen y a menudo reivindica los
litúrgico de los ngolas; un médi- colombianas y para los raizales lazos de pertenencia con ellas; y
co, pero no la medicina balanta ha sido aún más grave. Sus la ‘africanidad latente’, (los sis-
del río Cacheo. Una mayoría de aportes a la formación de la na- temas de pensamiento afro-pa-
postadolescentes, cuya forma- nameño, afro-venezolano, afro-
ción por lo general estaba lejos 1
La población raizal en San Andrés es
colombiano, afro-ecuatoriano y
de concluir, se bajó de las naves minoritaria debido a la inmigración de conti- afro-peruano), que conserva va-
con recuerdos que aplicó a las nentales (costeños, paisas, siriolibaneses). rios ítem menores de origen afri-

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cano, pero que los ha integrado Arocha sostiene una tesis simi- graciones iniciales tuvieron un
–así como otros de origen euro- lar a la de Maya, cuando afirma: carácter disciplinario, ya que
peo e indio–, en una lógica de “pese a la especificidad de la muchos gitanos que no acepta-
conjunto recreada y original, y africanía en Colombia, negar sus ban la orden de expulsión de
además ha perdido conciencia memorias equivale a impugnar la Europa, eran enviados a Améri-
de su origen africano” (citado humanidad de los esclavizados ca. En siglos posteriores hubo
por Losonczy, 1993: 45). y sus descendientes. El hecho de una emigración voluntaria. Años
que a ellos se les hubiera priva- más tarde se desató la persecu-
Frente a esta tesis, la historia- do de la libertad no significó que ción contra ellos y la Legislación
dora Adriana Maya (1996), plan- los amos les hubieran amputado Indiana ordenó la deportación
tea que si bien la africanía en la capacidad de recordar y, me- inmediata de aquellos que se
Colombia ha tenido característi- nos aún, de llevar a cabo proce- encontraran en América.
cas diferentes a las observadas sos de reconstrucción política,
en Brasil y el Caribe, aún es po- social y cultural” (Arocha, 1999: Hacia mediados del siglo XIX hubo
sible encontrar “huellas de afri- 27). nuevas migraciones a Colombia,
canía” –utilizando una expresión a través de Panamá. Después
de Nina de Friedemann2– por- No obstante la invisibilidad a que de la Segunda guerra mundial
que su memoria permaneció viva fueron condenados los afroco- se presentó un aumento de la po-
y les permitió la reconstrucción lombianos, su resistencia a la blación gitana en nuestro país, la
étnica, social y política3. Maya esclavitud y a la aniquilación cual es estimada por algunos,
argumenta que la carencia de siempre se mantuvo. Al respec- actualmente, en 8.000 y por otros
registros etnográficos e históri- to afirma Maya que las creen- en 10.000 personas, perte-
cos sobre “candomblé”, “sante- cias y prácticas de los esclavos necientes al grupo Cíngaro-
ría” o “vudú” en nuestro país, así africanos durante la Colonia, ca- Kalderash. Hay diferentes linajes
como “la ausencia contemporá- lificadas por los españoles como o clanes como los Bolochoc,
nea de estas manifestaciones actos de “brujería” guiados por Boyhás, Churon, Mijhais, Jhanés,,
explícitas de africanidad” no son el demonio, en realidad eran ma- Langosesti y Bimbay, aunque
argumentos “para descartar la nifestaciones de la espiritualidad muchos de ellos han adoptado
permanencia de lo sagrado afri- originaria de Africa, mediante las apellidos como Gómez o Men-
cano en Colombia, ni (para ne- cuales aquellos expresaban su doza. Sus principales asenta-
gar) la importancia que durante humanidad (Maya, 1992 y 1996). mientos en Colombia están en Ita-
la colonia neogranadina tuvieron Esta resistencia ancestral se ha güí (Antioquia), Bucaramanga y
estos legados espirituales en la fortalecido con los diferentes Bogotá (Colombia, DNP, 1999).
sobrevivencia demográfica y cul- movimientos afrocolombianos,
tural de la diáspora africana en que en las últimas décadas han Entre los elementos constitutivos
nuestro medio” (Maya, 1996: mostrado una gran vitalidad. de la identidad del pueblo rom se
29). En otro de sus escritos ano- señalan: idioma propio; larga tra-
ta la autora que si bien la escla- 1.4. Rom o Gitanos dición nómada y su transforma-
vitud astilló y fragmentó la me- ción en nuevas formas de itine-
moria corporal de los africanos y En el mundo los gitanos perte- rancia; valoración de los grupos
sus descendientes, no logró ani- necen a tres pueblos diferentes: de edad y sexo como ordenado-
quilar ni suprimir los legados afri- Cíngaros-Kalderash, Manuches res de estatus; cohesión interna
canos (Maya, 1998b). y Gitanos. Su lengua es el roma- y diferenciación frente al no rom;
nó o romanés, el cual, no obs- organización social basada en
2
Según Friedemann “huellas de africanía” tante sus variantes dialectales, los grupos de parentesco; dere-
son “memorias, sentimientos, aromas, for- les permite la comunicación en cho consuetudinario, conocido
mas estéticas, texturas, colores, armonía, todo el mundo. Su llegada a como la “ley gitana” o Kriss, ex-
es decir, materia prima para la etnogénesis
de la cultura negra” (en Maya 1996: 30).
América, parece haberse dado presada en un conjunto de nor-
3
Diversos trabajos investigativos de Maya simultáneamente con el arribo de mas tradicionales e instituciones
apoyan su tesis. Ver bibliografía, al final. los primeros españoles. Las mi- que regulan su aplicación (Ibíd.).

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El Ministerio del Interior, a través 1.5. La población “blanca” expresiones artísticas, las con-
de conceptos emitidos por la Di- o Mestiza cepciones de la salud y la enfer-
rección de Asuntos Indígenas y medad y los estilos de conoci-
la Dirección de Comunidades Además de los indígenas, afroco- miento7.
Negras y Otras Colectividades lombianos y rom que se recono-
Étnicas, reconoció a los gitanos cen a sí mismos como pueblos o 1.6. Otros inmigrantes
su carácter de grupo étnico 4 . etnias diferentes entre sí y con
Igualmente, el Plan de Desarro- los demás colombianos, hay en Además de los pueblos indíge-
llo 1998-2002, “Cambio para el país más de 30 millones de nas, afrocolombianos, raizales,
construir la Paz”, consagró el si- habitantes, comúnmente llama-
guiente aparte al pueblo rom: “El dos “blancos”, que conforman la macrorregiones. El libro presenta las ca-
Gobierno Nacional en cabeza del población mayoritaria y son el racterísticas de la familia en cada uno de
Ministerio del Interior, velará por resultado de los procesos de los “complejos culturales” establecidos por
la integración de estas comuni- mestizaje ocurridos en los últi- la autora: el complejo cultural antioqueño
que comprende Antioquia, el viejo Caldas,
dades a sus propósitos de lucha mos quinientos años. parte del Tolima y el Valle del Cauca; el com-
contra la pobreza y mejoramiento plejo cultural americano en el cual engloba
de su calidad de vida, respetando Esta población, aunque relativa- departamentos como Nariño y el altiplano
sus particularidades culturales y mente homogénea, no reclama cundiboyacense; el complejo cultural his-
pánico donde incluye a los santanderes; el
concertando con este grupo las identidad como grupo étnico, tie- complejo cultural del litoral donde incluye a
acciones para la atención de sus ne como lengua común el espa- la costa Pacífica y Atlántica y las tierras
principales problemas”. ñol, aunque con variantes dia- bajas del Magdalena y Cauca. Además
señala algunas características de la fami-
lectales, y es portadora de un lia indígena, pero sin profundizar en el tema.
Indígenas, afrocolombianos, rai- sinnúmero de expresiones cul- No obstante haber sido escrito hace casi
zales y rom reclaman el derecho turales diferentes. Incluye, entre medio siglo, el libro constituye un aporte de
a la diversidad como pueblo, es otros, a paisas, vallunos, coste- gran significación para el conocimiento de
la diversidad cultural del país y sigue sien-
decir, exigen el reconocimiento ños, santandereanos, opitas, do de obligatoria consulta para quienes se
de su identidad étnica. La identi- llaneros, nariñenses, boyacen- interesen por conocer las características
dad étnica o etnicidad se entien- ses. Estas denominaciones ha- culturales de las diferentes regiones de
de como el sentido de pertenen- cen referencia no sólo a la geo- Colombia.
En lo referente a la diversidad musical so-
cia a un grupo, a partir de la grafía y a los ecosistemas sino bresalen los trabajos investigativos del
aceptación de un origen común, también a diferencias en la his- maestro Guillermo Abadía Morales, quien
una historia, una cultura, una len- toria5, la economía, el habla (dia- en su obra “Compendio General de Folklo-
gua y unos valores comunes. lectos regionales), la música, la re Colombiano” (1977), analiza, además de
la música, el folklore literario, coreográfico
Esta identidad se asume como tradición oral, la culinaria, la es- y demosófico (saberes populares) de las
opuesta a la identidad mayorita- tructura familiar6, las fiestas, las diferentes regiones del país.
7
ria, la cual estaría asociada con Un grupo de investigadores de la Univer-
grupos dominantes, a los cuales sidad Pedagógica Nacional adelanta des-
de hace varios años un estudio sobre los
no se les aplicaría la noción de 5
Desde la década del cincuenta del siglo modos de conocer en nuestro país. El gru-
etnia. Los grupos étnicos, ade- pasado se realizaron en el país numero- po ha dividido a Colombia en varias regio-
más del reconocimiento cultural sos estudios regionales sobre Antioquia, nes y a partir de la aplicación de una serie
Cundinamarca, Cauca, Santander, la Cos- de cuestionarios ha demostrado la exis-
y la identidad de grupo, reclaman ta Atlántica, la mayoría de los cuales tenía tencia de diferentes formas de conocimien-
derechos político-administrativos un fuerte énfasis en lo histórico, pero se- to. En el libro más reciente sobre el tema,
(Picó, 1999; Othón, 1992). ñalaban con mucha claridad la existencia los autores señalan que desde el inicio de
de culturas regionales. su trabajo, hace siete años han tenido una
6
A mediados del siglo pasado, la antro- idea directriz según la cual, “la enorme di-
póloga Virginia Gutiérrez de Pineda realizó versidad que caracteriza a un país como
un estudio sobre la familia colombiana, para Colombia supone también una diversidad
lo cual dividió el país en cinco macrorregio- en el plano de lo cognitivo” (Hederich M. y
nes culturales. Como resultado de dicho Camargo U., 1999: 12). Y en unos párra-
4
Conceptos 0864 de la Dirección de Asun- estudio publicó, en 1968, un libro titulado fos más adelante afirman: “...creemos ha-
tos Indígenas y 2025 del 17 de diciembre Familia y Cultura en Colombia, en el cual ber logrado con éxito nuestro propósito
de 1998, de la Dirección de Comunidades señala las diferencias existentes en los fundamental de documentar empíricamen-
Negras y otras Colectividades Étnicas. modelos de familia encontrados en esas te la existencia de una diversidad cognitiva

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rom y de los blancos o mestizos, gobierno central hacia sus pro- la colonia. Una expresión y resul-
existen en Colombia algunos nú- pias comunidades” (Ibíd.). tado de este fenómeno es la
cleos de inmigrantes de otros apología del “mestizaje”, que
países ubicados en distintas 2. EL RECONOCIMIENTO supone, en el campo del imagi-
regiones del país. En la costa DE LA DIVERSIDAD nario colombiano una identidad
Atlántica, especialmente ha ha- resultado de la síntesis de las
bido presencia de árabes, mu- Todos los colombianos, unos razas, una nueva raza “cósmica”,
chos de los cuales se han mez- más que otros, hemos tenido la en la que se borran todas las di-
clado con los habitantes de la experiencia de encontrarnos con ferencias étnicas y culturales”
región. En Bogotá y en otras ciu- la diversidad étnica y cultural: (Ibíd.).
dades hay judíos, libaneses, ja- Hemos visto los carnavales de
poneses y gentes llegadas de Barranquilla, pero también los La tesis del mestizaje, síntesis de
diferentes naciones europeas y carnavales de negros y blancos las razas, contribuyó a hacer in-
americanas, y para la mayoría de de Pasto; bailamos vallenato, visibles a los negros a los indí-
los colombianos se va haciendo sabemos que el joropo es de los genas, a los gitanos y a los cam-
familiar la presencia de restau- llanos y la guabina de la región pesinos, y sirvió de máscara para
rantes chinos no sólo en las gran- andina ¿Quién no recuerda, al ocultar la ideología de la supe-
des ciudades, sino también en igual que Aureliano Buendía en rioridad blanca. De esta manera
ciudades intermedias. Cien Años de Soledad, la llega- se estimuló el blanqueamiento
da de los gitanos a su pueblo, genético y cultural, orientado a
1.7. Otras identidades con sus carpas, sus caballos, sus “borrar todas las diferencias para
artículos de cobre y su promesa asimilar los valores de la cultura
La diversidad no se agota en lo de adivinar la buenaventura? Por blanca: el igual derecho indivi-
étnico y lo cultural. Los jóvenes, las calles de nuestros pueblos y dual a la propiedad privada, la
las mujeres, los adultos mayores, ciudades hemos visto alguna vez igualdad ante la ley respecto al
los homosexuales, reclaman su indígenas y afrocolombianos, sistema jurídico vigente, las for-
derecho a la diferencia. Según mestizos y blancos, europeos y mas de gobierno y elección, el
Kymlicka y Norman, en estos ca- asiáticos. Incluso, sin necesidad derecho a la educación en el len-
sos, “el reclamo de los derechos de salir de nuestra casa, la tele- guaje dominante” (Ibíd.).
grupales toma la forma de una visión nos trae la imagen y la voz
demanda de representación es- de personas de otras culturas, En el plano jurídico fue necesa-
pecial en los procesos de deci- no sólo del país sino del mundo. rio esperar hasta 1991 para que
sión política del conjunto de la la diversidad se reconociera en
sociedad” (1997: 28). Esto dife- A pesar de que la diversidad es nuestra Nación. El artículo 7º de
rencia sus reclamos de los de los un hecho cotidiano, los colombia- la Constitución Política declara:
grupos étnicos a quienes, de nos no logramos asimilarla: se- “El Estado reconoce y protege la
acuerdo con los citados autores, guimos mirando a los otros como
lo que les interesa “no es una extraños, a veces, como enemi-
mejor representación en el go- gos; pero, sobre todo, seguimos
bierno central sino más bien la pensando que los únicos valores
transferencia del poder y de la son los de los “blancos” o mesti-
jurisdicción legislativa, desde el zos. En Colombia ha dominado
una cultura “societaria blanca,
castellano-parlante y católica”
entre la población colombiana” (Ibíd.). Al
(Monsalve, 1997: 1). Sobre esa
señalar las consecuencias de este hecho, matriz se ha construido la comu-
añaden los autores: “En este sentido, he- nidad política colombiana. “Ello
mos propuesto que la diversidad cognitiva ha implicado una ideología del
implica la diversidad de entornos, conteni-
dos, enfoques y estrategias para la cons-
“blanqueamiento” como meca-
trucción de conocimiento, para el aprendi- nismo para insertarse en esta
zaje y para la enseñanza” (Ibíd.: 13). sociedad, desde los tiempos de

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diversidad étnica y cultural de la que reconozca múltiples identida-
Nación colombiana”. Este princi- des y contribuya a su fortaleci-
pio, “lejos de ser una declaración miento. “La integración social en
puramente retórica, es el princi- las sociedades modernas, com-
pio fundamental de diversidad plejas, plurales y democráticas
étnica y cultural que proyecta en no se puede llevar a cabo ya con
el plano jurídico el carácter de- procesos uniformadores sino a
mocrático, participativo y plura- través de la asimilación de la di-
lista de nuestra República” (Ci- versidad cultural unida a una
fuentes, E., Corte Constitucional, política de oportunidades y de
1993, en Ministerio de Cultura, derechos ciudadanos” (Picó,
1998: 7)8. 1999: 247).

3. LA EDUCACIÓN DE CARA A Pero, al mismo tiempo, se requie-


LA DIVERSIDAD tumbres que cobijaran a todos re una educación intercultural.
los ciudadanos. En esta perspec- Como advierte la UNESCO, el
La conformación del Estado co- tiva la educación tenía una finali- multiculturalismo no se puede
lombiano en el siglo XIX siguió el dad claramente definida: asegu- reducir a una mera yuxtaposición
modelo de los estados europeos rar una sociedad uniforme, donde de culturas, “Se debe avanzar
en los cuales, unidad equivalía los grupos minoritarios, abando- hacia el replanteamiento de un
a uniformidad: una cultura, una nando su cultura, se doblegaran espíritu más profundo de ‘inter-
lengua, una religión, unas cos- a los dictámenes del grupo o gru- culturalismo’ adaptado a un mun-
pos hegemónicos. do de movimientos, contactos,
intercambios y negociaciones
8
La nueva Carta Política, contiene numero- A comienzos del tercer milenio el que dan lugar a identidades y
sos artículos que reiteran y desarrollan el desafío es diferente. El concep-
principio de la diversidad. Basta señalar
culturas dinámicas y flexibles, no
algunos de ellos: la obligación del Estado y to de ciudadanía no se basa sólo estáticas y rígidas” (UNESCO,
de las personas de proteger las riquezas en la igualdad, sino también y 1998: 7).
culturales y naturales de la Nación (art. 8); principalmente en la diferencia.
el reconocimiento de las lenguas y dialec-
tos de los grupos étnicos como oficiales
El modelo educativo no puede Educación, en y para la diversi-
en sus territorios y la obligación de la en- seguir teniendo como fundamen- dad, significa, además de promo-
señanza bilingüe en las comunidades con to la verdad absoluta de la cien- ver el fortalecimiento de la iden-
tradición lingüística (art. 10º); la declara- cia occidental, sino que debe dar tidad étnica y cultural, trabajar en
ción de las tierras comunales de los gru-
pos étnicos y las tierras de resguardo como cabida a otras maneras de sig- la perspectiva de que cada per-
inalienables, imprescriptibles e inembarga- nificar la realidad, a otras lógicas sona, cada grupo se abra a los
bles (art. 63º); el derecho de los integrantes y otras racionalidades, es decir, demás y en esa interrelación se
de los grupos étnicos de tener una forma- a otras formas distintas de cono- descubra a sí mismo, siendo
ción que respete y desarrolle su identidad
cultural (art. 68º, inc 5º); el reconocimiento cimiento. “El reconocimiento de consciente de que “La diversidad
de la diversidad cultural como fundamento la diversidad étnica y cultural en constituye la historia que nos re-
de la nacionalidad y la igualdad y dignidad la Constitución supone la acep- lata cómo nuestras interacciones
de todas las culturas que conviven en el tación de la alteridad ligada a la con muchas clases de personas
país (art. 70º, inc. 2º); la obligación del
Estado de promover la investigación la cien- aceptación de multiplicidad de nos convierten en lo que somos”
cia, el desarrollo y la difusión de los valo- formas de vida y sistemas de (Postman citado en Savater,
res culturales de la Nación (art. 70, inc. comprensión del mundo diferen- 2000: 4).
2º); la protección por el Estado del patrimo-
nio cultural de la nación y el reconocimien-
tes de los de la cultura occiden-
to de los derechos especiales que pudie- tal” (Cifuentes, E., Corte Consti- La democracia implica el recono-
ran tener los grupos étnicos asentados en tucional, 1993, en Ministerio de cimiento de las diferencias, por
territorios de riqueza arqueológica (art. Cultura, 1998: 7). lo cual, una educación en y para
72º). Esto sólo para nombrar algunos de
los artículos de la Constitución relaciona-
la diversidad es también una edu-
dos con el principio de la diversidad (Co- Se trata, entonces, de construir cación en y para la democracia.
lombia. Minsterio de Cultura, 1998 y 1999). un nuevo modelo de educación,

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Pedagogía y Saberes Nº 15 2000

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