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LOS PRECEDENTES CIVILES VINCULANTES

ORGANIZADOS POR MATERIAS


Sumario: 1. Introducción; 2. Precedente sobre transacción extrajudicial; 3. Precedente
sobre prescripción adquisitiva; 4. Precedente sobre divorcio por causal; 5. Precedente
sobre poseedor precario; 6. Precedente sobre nulidad de acto jurídico; 7. Precedente
sobre ejecución de garantías; 8. Precedente sobre tercería de propiedad; 9.
Precedente sobre otorgamiento de escritura pública; 10. Colofón.

1. Introducción
Según el artículo 384 del Código Procesal Civil, uno de los fines de la casación es la
uniformidad de la jurisprudencia nacional por la Corte Suprema de Justicia. La
uniformidad de la jurisprudencia se logra mediante la emisión de precedentes
judiciales, que se producen como consecuencia de un pleno de magistrados civiles de
la Corte Suprema, en la que pueden darle calidad de precedente judicial a algún
fundamento jurídico que ha usado en una de sus decisiones. La decisión que tome la
mayoría absoluta de los asistentes al pleno casatorio convocado por la Sala Suprema
Civil, constituye precedente judicial y vincula a los órganos jurisdiccionales hasta que
sea modificado por otro precedente[1].

Cabe precisar que desde el año 1993 (año que entró en vigencia el Código Procesal
Civil) hasta el año 2008, solo se había emitido una sentencia vinculante, es decir, no
se estaba cumpliendo de manera adecuada con unificar la jurisprudencia en el país[2].
Así, la comisión encargada de modificar los artículos de casación, señaló que ―la
predictibilidad de las decisiones judiciales es un objetivo que no fue alcanzado con la
regulación del recurso de casación, prueba de ello es la ausencia de líneas
jurisprudenciales en los distintos órganos jurisdiccionales, donde por el contrario
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existen decisiones contradictorias entre órganos jurisdiccionales para casos idénticos,
todo lo cual contribuye a la generación de inseguridad jurídica‖.

Por ello, mediante Ley 29364 de fecha 28 de mayo de 2009, se dispuso que era
necesario modificar el régimen de casación. En el caso del precedente judicial se
dispuso que solo se necesitaba la presencia de los magistrados civiles, con el fin de
facilitar la creación de precedentes judiciales.

A continuación, haremos un repaso de los precedentes judiciales que existen en la


actualidad.
2. Precedente sobre transacción extrajudicial [3]
Resumen: Giovanna Quiroz Villaty, por derecho propio y en representación de sus
hijos, emplaza a la empresa Yanacocha S.R.L., solicitando el pago de una
indemnización por daños y perjuicios provenientes de responsabilidad civil
extracontractual por el monto de US$ 1,800,000.00 (un millón ochocientos mil y
00/100 dólares americanos).

Manifestaron que el 02 de junio del año 2000, en circunstancias en que un chofer de


la empresa Ransa Comercial S.A. transportaba mercurio de propiedad de la minera
Yanacocha S.R.L., con destino a la ciudad de Lima, se produjo un primer derrame de
dicho metal en el centro poblado de San Juan, dando lugar a que un aproximado de
cuarenta residentes del lugar recogieran el mercurio sin conocer los efectos dañinos
del mismo. Posteriormente, entre las 5:30 y 5:40 p.m. del mismo día, se produjo un
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segundo derrame de aproximadamente 152 kg. de mercurio en las localidades de
Chotén, San Juan, La Calera, el Tingo, San Sebastián y Magdalena, esto en una
longitud aproximada de 27 kilómetros de la carretera. Ignorando que se trataba de una
sustancia tóxica, los pobladores comenzaron a recoger el mercurio hasta altas horas
de la madrugada, empleando para dicha recolección sus manos e incluso su boca
como medio de aspiración. Al guardar el mercurio en sus hogares, sus familiares que
recogieron el mercurio también se intoxicaron debido a los gases que emanaba éste.

Al contestar la demanda, minera Yanacocha S.R.L., sostiene que no fue informada


oportunamente por el chofer de la empresa Ransa Comercial S.A., respecto del
derrame y que, al tomar conocimiento del mismo, adoptó las medidas necesarias para
evitar perjuicios, informando sobre la toxicidad del producto, lo cual resultó poco
exitoso debido a la negativa de los pobladores a devolver el mercurio que recogieron y
guardaron en sus hogares. Además, manifiestan que el hecho de que la demandante
y sus menores hijos hayan presentado niveles de mercurio mayores a los normales en
su organismo, como consecuencia del derrame producido, no necesariamente implica
que éstos hayan sido intoxicados por dicho elemento; y, que celebraron transacciones
extrajudiciales a favor de ella y sus hijos, teniendo dichos actos jurídicos calidad de
cosa juzgada en mérito a lo dispuesto por el artículo 1302 del Código Civil.

La demandada minera Yanacocha dedujo las excepciones de prescripción extintiva;


de conclusión del proceso por transacción; y, de falta de legitimidad para obrar pasiva
de Yanacocha. Sobre la excepción de prescripción alegaron que los hechos ocurrieron
el 02 de junio de 2000, y al tratarse de un supuesto de responsabilidad
extracontractual, la acción prescribió el 02 de junio de 2002. Respecto a la excepción
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de transacción, al haber celebrado transacciones extrajudiciales con los demandantes,
estas tienen valor de cosa juzgada, por lo que no pueden ser revisadas en vía judicial.
En lo referente a la excepción de falta de legitimidad para obrar pasiva, sostienen que
como el derrame se produjo mientras el mercurio era transportado por un camión de
propiedad de Comercial Ransa S.A., no son responsables de los daños causados.

El debate giró en determinar si la excepción de transacción es deducible si está en


curso un proceso. Un criterio opinaba que no procedía cuando es anterior al proceso
judicial; otro criterio sostuvo que tanto la transacción judicial y extrajudicial, extinguen
obligaciones mediante concesiones recíprocas y extinguen, por tanto, el interés para
obrar. El Juzgado declaró infundada la excepción de transacción respecto de la
demandante Giovanna Quiroz Villaty, y fundada respecto a sus menores hijos. La Sala
Superior, revocó el auto que declara fundada la excepción de transacción respecto a
los menores y la declaró infundada.

En el fundamento 10 de la sentencia del Pleno Casatorio, la Corte Suprema señaló


que para nuestro ordenamiento jurídico la transacción es un acto jurídico de
naturaleza patrimonial por el que las partes, en ejercicio de su autonomía de voluntad,
haciéndose concesiones recíprocas, deciden sobre algún punto dudoso o litigioso. Al
ser un contrato, apunta a zanjar cuestiones ya existentes entre las partes.

Otro tema en debate fue la defensa de intereses difusos. La demandada había


interpuesto la excepción de falta de legitimidad para obrar de la demandante respecto
al daño ambiental, ya que alegó que dicha defensa sólo le corresponde de manera
exclusiva a las entidades mencionadas en el artículo 82 del Código Procesal Civil, por
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lo que no puede ser ejercida por una persona natural, lo cual fue reafirmado por la
Corte.
En consecuencia, la Corte Suprema declara infundado el recurso de casación, por lo
que no casaron la resolución de vista, y establecieron los siguientes precedentes
vinculantes:

La transacción extrajudicial no homologada judicialmente puede ser opuesta como


excepción procesal conforme a lo regulado por el inciso 10) del artículo 446 e inciso 4)
del artículo 453 del código procesal civil.
La legitimación para obrar activa, en defensa de los intereses difusos, únicamente
puede ser ejercida por las entidades señaladas expresamente en el artículo 82 del
Código Procesal Civil.
3. Precedente sobre prescripción adquisitiva [4]
Resumen: Rafael Agustín Lluncor Castellanos y Gladys Filomena Lluncor Moloche
presentan demanda de prescripción adquisitiva de dominio a fin que se les declare
propietarios del inmueble sito en calle Manuel María Izaga número setecientos
sesenta y nueve, en Chiclayo. Manifiestan que en el año 1943, Rafael Lluncor entró
en posesión del inmueble que entregó María Eugenia Izaga de Pardo, ya fallecida, en
reconocimiento de los servicios laborales que prestaba.

Señala que en dicho inmueble nacieron sus hijos, manteniendo hasta la fecha la
posesión del mismo, y conduciéndolo como propietario en forma continua, quieta,
pacífica y de buena fe por más de sesenta años, habiendo realizado innovaciones en
el predio a raíz de la ampliación de la calle María Izaga, teniendo en la actualidad un
área total de 31.51 metros cuadrados.
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Mediante sentencia de fecha 1 de junio de 2006, se declaró infundada la demanda


interpuesta por los accionantes, dado que de lo actuado en el proceso acompañado
sobre rectificación de áreas, se aprecia que en la Audiencia de Pruebas del 25 de
setiembre de 2000, el demandante reconoció que ocupaba el bien materia de
prescripción como inquilino, por lo que se concluyó que no podía adquirir el bien por
prescripción al no tener animus domini. En relación a la codemandante Glayds
Filomena Lluncor, el a quo estableció que en su condición de hija, en realidad es una
servidora de la posesión y como tal, no es poseedora y, por tanto, no puede adquirir
un bien por prescripción.

La sentencia fue apelada únicamente por la codemandante Gladys Lluncor, por lo que
la Sala Superior de Lambayeque, declaró nula la sentencia apelada en el extremo que
declaró infundada la demanda interpuesta por Gladys Lluncor, ordenando que el a quo
emita nuevo fallo, ya que en ella se había determinado que la apelante tenía la
condición de ―servidora de la posesión‖, situación que no fue expuesta como
fundamento de la contestación de la demanda ni fue fijada como punto controvertido,
por lo que se imposibilitó la defensa en cuanto a dicha imputación, infringiéndose el
inciso 3) del artículo 122 del Código Procesal Civil.

Devueltos los autos al Juzgado, se dictó nueva sentencia declarando Infundada la


demanda, al considerar, entre otros aspectos, que quien ejercía realmente la posesión
era Rafael Lluncor Moloche y no su hija codemandante, por haber vivido en el
inmueble en calidad de tal, condición que le impide adquirir el predio por prescripción,
dado que no cumple con el requisito de conducirse como propietario. Además, lo
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pretendido por los demandantes implicaría crear la singular figura de dos poseedores
en forma paralela y universal de un mismo bien, con derechos independientes, con la
facultad de iniciar, cada cual por su lado procesos de prescripción, pretensión que
resulta improcedente.

Apelada nuevamente la sentencia, la Sala Civil de Lambayeque, confirma la sentencia


en todos sus extremos, sustentándose en los mismos fundamentos y acotando que el
acto de posesión como propietario, debe ser de manera exclusiva y con el carácter de
excluyente, por lo que no puede concurrir en paralelo otro acto de posesión también
como propietario del otro peticionante, en consecuencia a criterio de la Sala, la
demanda no resulta atendible, toda vez que la codemandante no estaba ejerciendo la
posesión como sucedánea de su padre sino en conjunto con él.

Contra la sentencia de la Sala Superior, Gladys Lluncor Moloche interpuso recurso de


casación, señaló que el artículo 950 del Código Civil referido a la prescripción
adquisitiva no prohíbe que dos coposeedores puedan adquirir un bien por
prescripción. La Corte Suprema, en el texto de la sentencia del pleno, considera que si
bien es cierto el artículo 950 del Código Civil no prohíbe que los coposeedores del
mismo rango estén impedidos de prescribir, lo cual devendría en una copropiedad; sin
embargo, el hecho que haya existido una interpretación errónea de la norma acotada
por la Sala Superior, no conlleva necesariamente a que se declare fundado el recurso,
ya que en el caso, los demandantes no han conducido el bien como coposeedores en
concepto de propietarios, sino que uno de ellos es poseedor inmediato y la otra
persona ocupa el inmueble por extensión del derecho de uso que goza el primero
como arrendatario.
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La Corte Suprema declaró Infundado el recurso de casación, y estableció como


doctrina jurisprudencial vinculante: ―La correcta interpretación del artículo 950 del
código civil debe hacerse en el sentido que nada obsta para que dos o más
coposeedores homogéneos puedan usucapir, puesto que de ver amparada su
pretensión devendrían en copropietarios, figura jurídica que está prevista en nuestra
legislación‖.

4. Precedente sobre divorcio por causal [5]


Resumen: El Señor Huaquipaco Hanco interpuso demanda contra Catalina Ortiz
Velazco, para que se declare el divorcio por causal de separación de hecho y la
suspensión de los deberes relativos al lecho, habitación y del vínculo matrimonial; y,
solicitó accesoriamente un régimen de visitas para sus menores hijos. Alegó que se
había separado de la demandada (con la que se casó en el año 1989 y tuvo tres hijos)
desde el año 1997, y que ha venido cumpliendo con sus deberes de alimentos.

Al contestar la demanda, la emplazada señaló que ayudó a su esposo en sus estudios


a fin de tener un mejor futuro para su familia, lo cual prueba con cartas remitidas por el
demandante. También indicó que el demandante la abandonó y que no tiene recursos
para criar a sus hijos, por lo que pide que subsista la pensión alimenticia a su favor.
Además, interpuso reconvención para que el Señor Huaquipaco la indemnice por el
daño moral y personal, ya que menciona que solventó sus estudios y luego la
abandonó.
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En primera instancia el Juzgado declaró fundada la demanda, disolviendo el vínculo
matrimonial, fundada la pretensión de régimen de visitas y fundada en parte la
reconvención sobre indemnización de daño moral, ordenando que el demandante
indemnice a favor de la demandada la suma de diez mil nuevos soles. El Juzgado
consideró que las partes se encuentras separadas de hecho por más de cuatro años
ininterrumpidos; y, que Catalina Ortiz Velazco sufrió un menoscabo en su esfera
moral, afectándose sus sentimientos al no continuar con el vínculo matrimonial y
mantener una familia.

En segunda instancia, la Sala Superior confirmó la sentencia en cuanto declara


fundada la demanda de divorcio por la causal de separación de hecho, e igualmente
en el extremo que declara fundada la reconvención sobre indemnización; revocaron la
sentencia en el extremo que declara fundada la pretensión de régimen de visitas, y
reformándola declararon sin objeto pronunciarse por sustracción de la pretensión del
ámbito jurisdiccional.

La Sala Superior señaló que la cónyuge perjudicada es la demandada Catalina Ortiz


de Huaquipaco, pues ésta no motivó la separación de hecho, además cumplió con sus
deberes matrimoniales durante el periodo de vida en común, asumiendo la tenencia y
educación de sus hijos. La Sala estimó que correspondía velar por la estabilidad
económica de la cónyuge perjudicada, así como reparar los daños a su persona
fijando una indemnización a cargo de la parte menos afectada. Sobre el régimen de
visitas fijado por el juez de la demanda, la Sala Superior sostuvo que no era necesario
fijarlo porque los hijos de los cónyuges a la fecha eran mayores de edad. Asimismo,
estimaron que carece de objeto pronunciase sobre la pensión de alimentos que
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pudiera corresponder a la cónyuge e hijos del demandante, por cuanto este se fijó en
el proceso de prorrateo de alimentos.
Contra la sentencia de la Sala, el Señor Huaquipaco Hanco interpuso recurso de
casación, invocando la aplicación indebida del artículo 345-A del Código Civil, toda
vez que la reconvención por daños y perjuicios se sustentó en su presunta infidelidad
con otra mujer, lo que no ha sido acreditado por la demandada.

Elevado el expediente a la Corte Suprema, esta declaró infundado el recurso de


casación, pues consideró que la Sala Superior había motivado debidamente su
sentencia. En consecuencia NO CASARON la sentencia de vista, y establecieron
como precedente judicial, las siguientes reglas:

En los procesos de familia, como en los de alimentos, divorcio, filiación, violencia


familiar, entre otros, el juez tiene facultades tuitivas y, en consecuencia, se debe
flexibilizar algunos principios y normas procesales como los de iniciativa de parte,
congruencia, formalidad, eventualidad, preclusión, acumulación de pretensiones, en
atención a la naturaleza de los conflictos que debe solucionar, derivados de las
relaciones familiares y personales, ofreciendo protección a la parte perjudicada, de
acuerdo con la Constitución Política, que reconoce, respectivamente, la protección
especial a: el niño, la madre, el anciano, la familia y el matrimonio, así como la fórmula
política del Estado democrático y social de derecho.
En los procesos sobre divorcio –y de separación de cuerpos– por la causal de
separación de hecho, el juez tiene el deber de velar por la estabilidad económica del
cónyuge que resulte más perjudicado por la separación de hecho así como la de sus
hijos, de acuerdo con el artículo 345-A del Código Civil. En consecuencia, a pedido de
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parte o de oficio, señalará una indemnización por daños, el que incluye el daño a la
persona, u ordenará la adjudicación preferente de bienes de la sociedad conyugal,
independientemente de la pensión de alimentos que pudiera corresponderle. El daño
moral es indemnizable y se halla comprendido en el daño de la persona.
Respecto a la indemnización por daños o la adjudicación preferente de bienes de la
sociedad conyugal:
3.1. A pedido de parte, podrá formularse tal pretensión en los actos postulatorios, ya
sea en la demanda como pretensión accesoria o en la reconvención, según sea el
caso, salvo renuncia expresa del interesado. El pedido también es procedente
después de los actos postulatorios.

3.2. De oficio, el juez de primera instancia se pronunciará sobre estos puntos, siempre
que la parte interesada haya alegado o expresado de alguna forma hechos concretos
referidos a los perjuicios resultantes de la separación de hecho o del divorcio en sí.
Aquellos hechos pueden ser alegados o expresados incluso después de los actos
postulatorios. En estas hipótesis, el juez concederá a la otra parte la oportunidad
razonable de pronunciarse sobre aquellos hechos y de ofrecer la prueba pertinente. Si
ya se llevó a cabo la audiencia de pruebas, los medios probatorios que se ofrezcan
serán de actuación inmediata.

3.3. En el estado correspondiente del proceso, y de ser el caso, el Juez debe fijar
como parte de los puntos controvertidos los extremos ya mencionados.

3.4. En todo caso el Juez se pronunciará sobre la existencia de la condición de


cónyuge más perjudicado de una de las partes según se haya formulado —y
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probado— la pretensión o la alegación respectiva, o sobre la inexistencia de aquella
condición, si no existiera elementos de convicción necesarios para ello.

3.5. En el trámite señalado, se garantizará el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva


y el debido proceso, particularmente el derecho de defensa de las partes, el principio
de contradicción y el derecho a la instancia plural.

Para una decisión de oficio o a instancia de parte sobre la indemnización o


adjudicación de bienes, del proceso debe verificarse y establecerse las pruebas,
presunciones e indicios que acrediten la condición de cónyuge más perjudicado a
consecuencia de la separación de hecho o del divorcio en sí. El juez apreciará, en el
caso concreto, si se ha establecido algunas de las siguientes circunstancias: a) el
grado de afectación emocional o psicológica; b) la tenencia y custodia de hecho de
sus hijos menores de edad y la dedicación al hogar; c) si dicho cónyuge tuvo que
demandar alimentos para él y sus hijos menores de edad, ante el incumplimiento del
cónyuge obligado; d) si ha quedado en una manifiesta situación económica
desventajosa y perjudicial con relación al otro cónyuge y a la situación que tenla
durante el matrimonio, entre otras circunstancia relevantes.
El juez superior integrará la resolución impugnada de primera instancia cuando se
haya omitido pronunciamiento expreso sobre la existencia o inexistencia del cónyuge
más perjudicado, siempre que la fundamentación respectiva aparezca, de alguna
forma, en la parte considerativa de la sentencia apelada.
La indemnización o la adjudicación de bienes tiene la naturaleza de una obligación
legal, cuya finalidad es corregir un evidente desequilibrio económico e indemnizar el
daño a la persona, resultante de la separación; su fundamento no es la
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responsabilidad civil contractual o extracontractual sino la equidad y la solidaridad
familiar.
5. Precedente sobre poseedor precario [6]
Resumen: Luis Arturo Correa Linares, apoderado de los hermanos Correa Panduro,
interpone demanda contra Mima Lisbeth Panduro Abarca y Euclides Vara Turco, a fin
que se ordene el desalojo por ocupación precaria del inmueble ubicado en el jirón
Tarapacá 863 y 865 de la ciudad de Pucallpa. El accionante manifestó que sus
poderdantes son propietarios del inmueble materia de reclamo, cuya titularidad tienen
inscrita en los registros públicos de la ciudad del Pucallpa, siendo que los
demandados tienen calidad de precarios.

Mediante sentencia de primera instancia, se declaró fundada la demanda,


ordenándose el lanzamiento de los demandados del bien inmueble materia de
reclamo. La sentencia fue apelada por ambos demandados, alegándose que la
demanda se sustentó en los artículos 1699, 1700 y 1704 del Código Civil, referidos a
la conclusión del arrendamiento y que el juez resolvió aplicando dichas normas,
incluyendo el artículo 1697 del mismo código (que no fue invocado por el accionante),
con el fin de dilucidar el fondo de la controversia. Asimismo, que se debió hacer
referencia al proceso de usucapión, que sobre el mismo inmueble siguen ante el
mismo juzgado, el cual también debió acumularse al proceso de desalojo.

La Sala Superior de Ucayali, confirmó la sentencia apelada en todos sus extremos,


precisando que la demanda debe ampararse conforme a lo resuelto por el a quo,
acotando que los demandantes han acreditado haber obtenido la titularidad sobre el
bien materia de reclamo, al haberlo recibido en anticipo de legítima de parte de la
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señora Nancy Panduro Abarca, y que en lo concierne a la posesión a título de
propietarios por usucapión que alegan los demandados, se observa que los
documentos que se adjuntan, varios de ellos aparecen a nombre de terceros, por lo
que no habiéndose desvirtuado la precariedad de la posesión resulta viable el
despojo.

Contra la sentencia de la Sala Superior, se interpuso recurso de casación y se señaló


que existió una contravención al debido proceso, pues el proceso de desalojo se
resolvió utilizando normas referidas a la conclusión de arrendamiento, siendo que el
caso trata sobre desalojo por ocupación precaria; además, que se debió acumular el
proceso de desalojo con el de usucapión, que los demandados estaban siguiendo
ante el mismo Juzgado.

En el texto se la sentencia del Pleno, la Corte Suprema señaló que en ninguna de las
sentencias de mérito se hace alusión a los artículos del Código Civil referido al
contrato de arrendamiento que menciona la recurrente, con lo cual, no se puede
señalar que dichas normas hayan servido de sustento jurídico a los jueces de mérito
para resolver sobre el fondo de la litis.

Respecto, a si era procedente o no la acumulación de los procesos de desalojo con el


de prescripción, consideraron –en primer lugar– que no era viable dicha acumulación,
porque la normativa procesal no admite la posibilidad de acumular pretensiones que
se tramitan en distintas vías procedimentales; en segundo lugar, porque en el
presente caso, los demandados nunca solicitaron tal acumulación, ni tampoco
reconvinieron, sólo se limitaron a señalar que estaban siguiendo un proceso de
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usucapión ante el mismo Juzgado; y, en tercer lugar, porque en el Juzgado y en la
Sala Superior, sí se ha hecho alusión a la usucapión alegada, señalándose que en
este proceso de desalojo no se está discutiendo la titularidad de la propiedad, sino
cuál de las partes tiene un título que la legitimara para ejercer el derecho a poseer el
bien y que cualquier discusión sobre la propiedad se tenía que ventilar en un proceso
más lato. En consecuencia, la Corte Suprema declaró infundado el recurso de
casación, y estableció como doctrina vinculante lo siguiente:

Una persona tendrá la condición de precaria cuando ocupe un inmueble ajeno, sin
pago de renta y sin título para ello, o cuando dicho título no genere ningún efecto de
protección para quien lo ostente, frente al reclamante, por haberse extinguido el
mismo.

Cuando se hace alusión de carencia de título o al fenecimiento del mismo, no se está


refiriendo al documento que haga alusión exclusiva al título de propiedad, sino a
cualquier acto jurídico que le autorice a la parte demandada a ejercer la posesión del
bien, puesto que el derecho en disputa no será la propiedad sino el derecho a poseer.
Interpretar el artículo 585 del Código Procesal Civil, en el sentido que por ―restitución‖
del bien se debe entender como entrega de la posesión que protege el artículo 911 del
Código Civil, para garantizar al sujeto a quien corresponde dicho derecho a ejercer el
pleno disfrute del mismo, independientemente si es que es propietario o no.
Establecer, conforme al artículo 586 del Código Procesal Civil, que el sujeto que goza
de legitimación para obrar activa no sólo puede ser el propietario, sino también, el
administrador y todo aquel que se considere tener derecho a la restitución de un
predio. Por otra parte, en lo que atañe a la legitimación para obrar pasiva se debe
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comprender dentro de esa situación a todo aquel que ocupa el bien sin acreditar su
derecho a permanecer en el disfrute de la posesión, porque nunca lo tuvo o el que
tenía feneció.
Se consideran como supuestos de posesión precaria a los siguientes:
5.1. Los casos de resolución extrajudicial de un contrato, conforme a lo dispuesto por
los artículos 1429 y 1430 del Código Civil. En estos casos se da el supuesto de
posesión precaria por haber fenecido el título que habilitaba al demandado para seguir
poseyendo el inmueble. Para ello, bastará que el Juez, que conoce el proceso de
desalojo, verifique el cumplimiento de la formalidad de resolución prevista por la ley o
el contrato, sin decidir la validez de las condiciones por las que se dio esa resolución.
Excepcionalmente, si el Juez advierte que los hechos revisten mayor complejidad,
podrá resolver declarando la infundabilidad de la demanda, mas no así la
improcedente.

5.2. Será caso de título de posesión fenecido, cuando se presente supuesto previsto
por el artículo 1704 del Código Civil, puesto que con el requerimiento de la devolución
del inmueble se pone de manifiesto la voluntad del arrendador de poner fin al contrato.
No constituirá un caso de título fenecido el supuesto contemplado por el artículo 1700
del Código Civil, dado que el sólo vencimiento del contrato de arrendamiento no
resuelve el contrato sino que, por imperio de la ley, se asume la continuación del
mismo hasta que el arrendador le requiera la devolución del bien. Dada esta
condición, recién se puede asumir que el poseedor ha pasado a constituirse en
poseedor precario por fenecimiento de su título.
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5.3. Si en el trámite de un proceso de desalojo, el Juez advierte la invalidez absoluta y
evidente del título posesorio, conforme lo prevé el artículo 220 del Código Civil, sólo
analizará dicha situación en la parte considerativa de la sentencia –sobre nulidad
manifiesta del negocio jurídico–, y declarará fundada o infundada la demanda
únicamente sobre el desalojo, dependiendo de cuál de los títulos presentados por las
partes es el que adolece de nulidad manifiesta.

5.4. La enajenación de un bien arrendado, cuyo contrato no estuviera inscrito en los


registros públicos, convierte en precario al arrendatario, respecto del nuevo dueño,
salvo que el adquiriente se hubiere comprometido a respetarlo, conforme a lo
dispuesto por el artículo 1708 del Código Civil.

5.5. Cuando el demandado afirme haber realizado edificaciones o modificaciones


sobre el predio materia de desalojo –sea de buena o mala fe–, no justifica que se
declare la improcedencia de la demanda, bajo el sustento de que previamente deben
ser discutidos dichos derechos en otro proceso. Por el contrario, lo único que debe
verificarse es si el demandante tiene derecho o no a disfrutar de la posesión que
invoca, dejándose a salvo el derecho del demandado a reclamar en otro proceso lo
que considere pertinente.

5.6. La mera alegación del demandado, en el sentido de haber adquirido el bien por
usucapión, no basta para desestimar la pretensión de desalojo ni declarar la
improcedencia de la demanda, correspondiendo al Juez del desalojo valorar las
pruebas en las cuales sustenta el demandado su derecho invocado, sin que ello
implique que está facultado para decidir sobre la usucapión. Siendo así, se limitará a
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establecer si ha surgido en él la convicción de declarar el derecho de poseer a favor
del demandante. De declararse fundada la demanda de desalojo por precario, en
nada afecta lo que se vaya a decidir en tro proceso donde se tramite la pretensión de
usucapión, puesto que el usucapiente tendrá expedido su derecho para solicitar la
inejecución del mandato de desalojo o en todo caso para solicitar la devolución del
inmueble.
En todos los casos descritos, el Juez del proceso no podrá expedir una sentencia
inhibitoria, sino que deberá de pronunciarse sobre el fondo de la materia controvertida,
en el sentido que corresponda, conforme a los hechos y la valoración de las pruebas
aportadas.
En lo que concierne a lo dispuesto por el artículo 601 del Código Procesal Civil,
cuando ya ha prescrito el plazo para interponer la pretensión interdictal, el accionante
no podrá optar por recurrir al desalojo para lograr la recuperación de su bien.

6. Precedente sobre nulidad de acto jurídico [7]


Resumen: Rodrigo Sánchez de la Cruz interpone demanda de nulidad de acto jurídico
contra la Asociación de Vivienda Chillón, por las causales de falta de manifestación de
voluntad del agente y adolecer de simulación absoluta respecto del acto jurídico
contenido en el Acta de Asamblea General Extraordinaria de Asociados de fecha 10
de octubre de 2004, referida al nombramiento del Comité Eleccionario que nombra
como Presidente del Consejo Directivo a Hornero Castillo Alva y 09 personas
componentes del mismo cuerpo asociativo para el período 2004 a 2007. Como
pretensión accesoria se planteó lo siguiente: a) se declare la nulidad del acto jurídico
contenido en el Acta de Asamblea General Extraordinaria de fecha 02 de octubre de
2005, referida a la aprobación del otorgamiento de los más amplios poderes y
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facultades especiales a favor de Hornero Castillo Alva, y b) se declare la nulidad de
los asientos registra les de los citados actos jurídicos, inscritos en la Partida 01975773
del Registro de Personas Jurídicas de Lima.

La parte demandante agrega que es socio de la Asociación de Vivienda Chillón según


el acta de entrega de posesión de lote, la cancelación de fecha 06 de septiembre de
1996 y los contratos de compraventa; anota que en el mes de marzo de 2005 tomó
conocimiento que el codemandado Homero Castillo Alva había inscrito una junta
directiva en forma fraudulenta y que convocó a los asociados para la realización de la
Asamblea General Extraordinaria de Asociados de fecha 10 de octubre de 2004,
señalándose que se había designado a Ricardo Palencia Torres como Presidente del
Comité Electoral que llevó a cabo el proceso eleccionario; sin embargo, refiere, que
ello deviene en un acto fraudulento e ilegal por cuanto no han participado en las
citadas asambleas la gran mayoría de los asociados que se mencionan en las
referidas actas, incurriendo dichos actos en falta de manifestación de voluntad,
acarreando la nulidad del acto jurídico objeto de la demanda; asimismo, sostiene, que
dichas asambleas no fueron convocadas bajo las normas estatutarias de la
asociación, sustentándose la inscripción en simples declaraciones juradas emitidas
por el codemandado Hornero Castillo Alva en calidad de presidente de la citada
persona jurídica no lucrativa.

La Asociación de Vivienda Chillón contesta la demanda manifestando que el acto


jurídico cuestionado cuenta con todos los requisitos para su validez de conformidad
con el artículo 140 del Código Civil, precisando que a la Asamblea General asistieron
300 asociados y en la misma se adoptaron los acuerdos que son impugnados por el
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demandante; el objeto de dicha Asamblea fue tratar lo referido al nombramiento del
Comité Electoral y la elección del Consejo Directivo para el período 2004 a 2007;
sostiene que la asamblea se llevó a cabo conforme a ley, el presidente realizó la
convocatoria mediante publicación en el Diario Oficial quedando instalada esta con el
número de miembros previsto en los artículos 87 del Código Civil y 23 de los estatutos
de la asociación, aprobándose los acuerdos por la mayoría de los asistentes,
inscribiéndose éstos en los Registros Públicos.

Asimismo, señala que la persona jurídica no lucrativa está conformada por 930
socios, el 90% está conforme con la junta directiva, por lo que la voluntad unilateral
del demandante no puede privilegiarse en oposición a los acuerdos válidamente
adoptados por la mayoría en la Asamblea General, celebrados con la convocatoria,
quórum de asistencia y aviso de publicidad en el Diario Oficial, respectivamente.
Refiere que su derecho de oposición debió constar en el acta respectiva en caso
hubiera asistido y en su defecto contaba con 60 días para hacerla valer judicialmente,
por lo que la demanda resulta improcedente. Finalmente anota que no se acredita la
inasistencia de los 121 socios que se indican en la demanda, no existe coherencia en
su petitorio, no es requisito de la convocatoria a la asamblea la notificación personal,
bastando la publicación en el Diario Oficial, las publicaciones en el local y los llamados
por megáfono; respecto de la causal de simulación deducida en autos agrega que el
accionante se limita a señalar que no estuvo presente en la asamblea lo que no
resulta arreglado a ley.

En primera instancia, el Juzgado Civil de Puente Piedra, de la Corte Superior de


Justicia de Lima Norte declara fundada la demanda, en consecuencia nulas las actas
LOS PRECEDENTES CIVILES VINCULANTES
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de Asamblea General Extraordinaria de Asociados de fechas 10 de octubre de 2004 y
2 de octubre de 2005, ordenándose la cancelación de las inscripciones registrales de
las mismas. Se ha establecido en esta sentencia que en el caso de autos nunca se
realizaron las citadas Asambleas Generales, conforme a la declaración jurada de
Pascual Narvaja Candor quien señala que su padre Martín Narvaja Guitérrez falleció
el 15 de junio de 2000, sin embargo éste aparece, incluido en la lista de supuestos
asistentes a la referida asamblea presentada a los Registros Públicos por el
codemandado Homero Castillo Alva. El Juzgado, agrega que otra situación similar se
presenta con Justo Solía Leyva quien aparece fallecido el 18 de enero de 2001 a folio
37, sin embargo se le consigna también en la citada lista.

Asimismo se indica que en la presunta acta de asamblea general del 10 de octubre de


2004 según declaración jurada de Homero Castillo Alva habría participa como
Presidente del Comité de ese entonces Ricardo Palencia Torres, pero de la revisión
del libro padrón de la asociación, en ninguna parte aparece dicha persona, máxime
cuando el demandante expresó que éste antes de la celebración de dicha asamblea
había transferido el bien inmueble que le confería la calidad de asociado a favor de
Román Poma Mamani. Adicionalmente a ello se han presentado las declaraciones de
otros asociados, quienes sostienen desconocer la existencia de la referida asamblea y
que nunca asistieron a ella; sin embargo en la declaración jurada que presentó
Hornero Castillo Alva a los Registros Públicos los incluye como presuntos asistentes.

Contra la sentencia del Juzgado, la Asociación de Vivienda Chillón interpone recurso


de apelación alegando que no se ha valorado la voluntad de 940 socios quienes no
han puesto de manifiesto su disconformidad con el contenido en las actas de
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asamblea general materia de autos. Agrega que en forma tardía el accionante
cuestiona la validez de las referidas actas de asamblea sin respetar la voluntad
mayoritaria de los asociados. Añade que del contenido de las actas se advierte la
existencia de un acto jurídico válido.

La Sala Civil Transitoria de la Corte Superior de Justicia de Lima Norte expide


sentencia el 22 de junio del 2012, declarando nula e insubsistente la sentencia
apelada, nulo todo lo actuado incluido el auto admisorio e improcedente la demanda.
Se estableció que con relación a la pretensión demandada que se viene tramitando
como un proceso de conocimiento, cuyo objeto es la nulidad de acto jurídico, existe
una pretensión específica y una vía procedimental determinadas expresamente por la
ley con carácter imperativo para discutir la validez de los acuerdos de una asociación,
por lo que no procede su tramitación en una vía distinta pese a la voluntad en
contrario de la parte demandante. El incumplimiento de la normativa vigente, artículo
92 del Código Civil, afecta de nulidad todo el proceso, por lo que no corresponde
adaptar la demanda a la vía procedimental específica, en razón que el derecho de
impugnación judicial de acuerdos de la parte demandante ha caducado, por cuanto los
acuerdos de nombramiento de Comité eleccionario y Consejo Directivo para el
período 2004 a 2007 fueron inscritos el 07 de enero de 2005, y el acuerdo de
otorgamiento de amplios poderes y facultades especiales corrió igual suerte el 12 de
octubre de 2005, en tanto que la demanda fue interpuesta el 16 de mayo de 2006,
luego de transcurrido el plazo de caducidad de 30 días de inscrito el acuerdo.

Contra la sentencia de la Sala Superior, Rodrigo Sánchez de la Cruz, interpuso


recurso de casación por la causal de infracción normativa de una norma procesal y de
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una norma material. Respecto a la primera causal, refiere que la resolución
impugnada ha infringido los artículos I del Título Preliminar y numeral 06 del artículo
50 del Código Procesal Civil, referidos a los principios de observancia del debido
proceso y motivación de las resoluciones judiciales, por cuanto no se han apreciado
adecuadamente los medios probatorios aportados al proceso, consistentes en la
declaración jurada emitida por 121 asociados de la Asociación demandada y las
partidas de defunción de los supuestos asistentes a las asambleas, lo cual permite
determinar la inexistencia de las asambleas materia de autos, por lo que no se ha
efectuado una debida valoración probatoria.

Sobre la infracción normativa de una norma material, señala que la resolución de vista
inaplica lo dispuesto en los numerales 1 y 5 del artículo 219 del Código Civil, por
cuanto la simulación absoluta del acto jurídico está probada con la ausencia de
voluntad de los asociados que supuestamente celebraron el acto jurídico contenido en
las asambleas cuestionadas, en las que no se encontraban presentes algunos de los
asociados por estar fuera del país o porque habían fallecido con anterioridad a la
celebración de las mismas. Ello implica que la supuesta manifestación de la voluntad
de los asociados declarada por el propio presidente de la asociación no corresponde a
su verdadera intención, por lo que las asambleas materia de autos no han sido
convocadas bajo las normas estatutarias de la Asociación y sólo se sustentan en la
inscripción registral de éstas, efectuadas me ante una simple declaración jurada ante
los Registros Públicos por parte del codemandado Homero Castillo Alva.

Asimismo, que la resolución de vista interpreta erróneamente lo previsto en el artículo


92 del Código Civil, por cuanto la pretensión demandada resulta distinta a la
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impugnación de acuerdos, no habiendo efectuado ninguna referencia a algún acuerdo
tomado por la Asociación demandada, por tanto no pueden señalarse plazos de
caducidad si nunca existieron las asambleas de la citada entidad, lo cual ha sido
señalado en la demanda.

En la sentencia del Pleno, la Corte Suprema señaló que la Sala Superior sí había
motivado las razones fácticas y jurídicas por las cuales considera que la demanda era
improcedente, porque debe desestimarse la causal de contravención al debido
proceso.

Sobre la infracción normativa material, referida a la inaplicación de los numerales 1 y 5


del artículo 219 del Código Civil, la Corte Suprema señala del petitorio de la demanda,
se observa que el demandante busca que se declare la nulidad del acta de Asamblea
General Extraordinaria de Asociados de fecha 10 de octubre de 2004, invocando la
falta de manifestación de voluntad del agente y simulación absoluta; y, dentro de las
pretensiones accesorias, peticiona la declaración de nulidad del acta de asamblea
general extraordinaria de fecha 2 de octubre de 2005, precisando que no participó en
las citadas asambleas ni tampoco muchos de los asociados, lográndose una falsa
participación y toma de acuerdos en las mismas.

La Corte Suprema precisa que la parte demandante tiene calidad de socio y por ende
expedita la pretensión de impugnación de acuerdos prevista en el artículo 92 del
código civil, dentro de los plazos que el indicado dispositivo establece, pero en lugar
de ello decidió interponer la pretensión precedentemente señalada en base a las
normas de ineficacia estructural del libro II del Código Civil de 1984, soslayando la
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normativa especial imperativa vigente y con ello el ejercicio de la acción
predeterminada por ley, por lo que la Sala Superior no ha incurrido en la infracción
material denunciada, referida a la inaplicación de los numerales 1 y 5 del artículo 219
del Código Civil.

Finalmente, respecto a la interpretación errónea del artículo 92 del Código Civil, indica
que aparentemente se presentan dos normas aplicables al mismo supuesto de hecho,
que son el artículo 92 del Código Civil, referido a la interposición de la pretensión de
impugnación de acuerdos de asociaciones y el artículo 219 del mismo cuerpo
normativo, que establece taxativamente las causales de ineficacia estructural en el
supuesto de nulidad del negocio jurídico.

En el caso, señala la Corte Suprema, se aplica el artículo 92 del Código Civil, toda vez
que la pretensión de impugnación de acuerdos de asociación, es de aplicación
preferente a las normas generales de ineficacia del negocio jurídico reguladas en el
libro II del Código Civil u otras formas que regulan la ineficacia negocial. Por lo que el
asociado, únicamente puede impugnar los acuerdos de la asociación de conformidad
con el artículo 92 del Código Civil y no indistintamente en base a los supuestos de
ineficacia estructural estatuidos en el libro II del Código Civil u otras normas. En
consecuencia, la Corte Suprema declaró infundado el recurso de casación, y
estableció como doctrina vinculante lo siguiente:

La impugnación de todo acuerdo emitido por una persona jurídica no lucrativa, se


fundamenta de manera obligatoria e insoslayable en base a lo dispuesto por el artículo
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92 del Código Civil, conforme a los métodos sistemático y de especialidad de la
norma.
El procedimiento predeterminado por ley para la tramitación de la pretensión de
impugnación de acuerdos de asociación civil, regulado en el artículo 92 del Código
Civil de 1984 es en la vía abreviada y de competencia de un juez civil.
Se encuentran legitimados para impugnar el acuerdo asociativo, tal como señala el
artículo 92 del Código Civil, el asociado que asistió a la toma del acuerdo si dejó
constancia de su oposición en el acta respectiva, los asociados concurrentes, los
asociados que fueron privados ilegítimamente de emitir su voto, así como el asociado
expulsado por el acuerdo impugnado.
Los legitimado antes precisados no pueden interponer indistintamente pretensiones
que cuestionen los acuerdos asociativos, sustentados en el Libro II del Código Civil u
otras normas, fuera del plazo previsto en el artículo 92 del citado cuerpo normativo;
sólo y únicamente pueden impugnar los acuerdos de la Asociación Civil en base al
citado artículo 92 que regula la pretensión de impugnación de acuerdos de la
asociación.
Toda pretensión impugnatoria de acuerdos de la Asociación Civil debe realizarse
dentro de los plazos de caducidad regulados en el artículo 92 del Código Civil, esto
es:
5.1. Hasta 60 días a partir de la fecha del acuerdo.

5.2 Hasta 30 días a partir de la fecha de inscripción del acuerdo

El juez que califica una demanda de impugnación de acuerdos asociativos,


fundamentados en el Libro II del Código Civil u otra norma que pretenda cuestionar la
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validez del acuerdo, puede adecuar ésta, de conformidad con el artículo VII del título
preliminar del Código Procesal Civil, siempre y cuando, conforme al petitorio y
fundamentos de hecho, se cumplan los requisitos previstos en el artículo 92 del
Código Civil; sin embargo, si los plazos previstos en la norma acotada se encuentran
vencidos ello no podrá realizarse de ninguna manera, dado que se ha incurrido en
manifiesta falta de interés para obrar de la parte demandante, conforme a lo previsto
en el numeral 2 del artículo 427 del Código Procesal Civil, al interponerse la demanda
fuera del plazo establecido en la normativa vigente, lo cual es insubsanable,
correspondiendo la declaración de improcedencia de la demanda incoada.

7. Precedente sobre ejecución de garantías [8]


Resumen: Mediante escrito de fecha 13 de mayo de 2008, la Corporación Financiera
de Desarrollo S.A. – COFIDE, interpuso demanda de ejecución de garantías en contra
de Marciano Fernández Gonzáles y Aura Violeta Salas Gonzáles, para que cumplan
con abonarle la suma de trescientos once mil novecientos quince y 61/100 soles (S/.
311.915.66) más los intereses compensatorios devengados y por devengarse, costos
y costas del proceso.

Alega la ejecutante que en virtud de la formalización de cesión, transferencia de


bienes y garantías celebrado entre el NBK Bank y la ejecutante, de fecha tres de
octubre de dos mil cinco, elevada a escritura pública ante el notario público de Lima,
Fernando Medina Raggio, los intervinientes formalizaron la cesión de las garantías
correspondientes a las operaciones referidas en dicho contrato, entre las que se
encuentra la operación de crédito 93-1574; y que, en su condición de acreedor de las
operaciones de crédito 93-1574, cumplió con poner en conocimiento a los
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demandados mediante carta notarial de fecha cuatro de enero de dos mil ocho, la
cesión de crédito y garantía hipotecaria otorgada a favor del Banco Regional del Norte
– Sucursal Chiclayo.
También alegan los demandados que mediante escritura pública de fecha ocho de
mayo de mil novecientos noventa y ocho los demandados constituyeron primera y
preferente hipoteca a favor del Banco Regional del Norte-Sucursal Chiclayo, con la
finalidad de garantizar las operaciones de crédito que el Banco hubiera concedido o
concediera a los hipotecantes como a terceros. La garantía hipotecaria se ha
constituido hasta por la suma de veintiún mil dólares americanos ($ 21,000.00) sobre
el bien de propiedad de los demandados ubicado en el Lote 19. Mz 0-3 del Sector 1
del AA-HH Distrito La Victoria, Provincia de Chiclayo, inscrita en la Partida Registral
N° P10007265 del Registro de Propiedad Inmueble de Lambayeque, inmueble
valorizado en cuarenta mil cuatrocientos setenta y ocho dólares americanos ($
40,478.00). Siendo que los demandados pese a los continuos requerimientos no han
cumplido con la cancelación del préstamo otorgado en el modo y forma pactados, por
lo que se han declarado vencidos los plazos convenidos.

Acompaña a su demanda, entre otros documentos: testimonio de formalización de


cesión, transferencia de bienes y de garantías; escritura de constitución de hipoteca;
estado de cuenta de saldo deudor; tasación actualizada del inmueble hipotecado y
certificado de gravamen.
Mediante auto de fecha 14 de mayo de 2008, se emitió el mandato ejecutivo, al
haberse cumplido con los requisitos establecidos por el artículo 720 del Código
Procesal Civil, pues se ha anexado (i) el documento que contiene la garantía
hipotecaria; (ii) el estado de cuenta de saldo deudor; (iii) el certificado de gravamen
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correspondiente; y, (iv) tasación comercial actualizada; pudiendo el acreedor exigir el
cumplimiento de la obligación.
Mediante escrito de fecha diez de junio de dos mil ocho, doña Aura Violeta Salas
Gonzáles (en adelante la ejecutante) plantea contradicción, fundándose en las
siguientes causales:

1) Extinción de la obligación por fallecimiento del titular obligado

1.1 En el año 1994, el ex Banco Regional del Norte Sucursal Chiclayo le otorgó a su
difunto esposo Marciano Fernández Gonzáles, un sobregiro de dos mil setecientos
cincuenta y 00/100 soles (S/. 2,750.00), el mismo que por el transcurrir del tiempo y
por la aplicación de los elevados intereses compensatorios y moratorios, en el año de
mil novecientos noventa y ocho se elevó a treinta y dos mil nuevos soles (SI.
32,000.00), monto por el cual se les conminó a suscribir con fecha ocho de mayo de
mil novecientos noventa y ocho, la escritura pública de hipoteca hasta por la suma de
veintiún mil dólares americanos ($ 21.000.00), así como el Pagaré 045519 a favor de
NORBANK el treinta y uno de agosto de ese año, cuya última fecha de vencimiento
fue el veintiuno de noviembre del dos mil.

1.2 Su difunto esposo fue realizando pagos parciales en las oficinas del NBK BANK y
del Banco Financiero para cancelar la suma total de 99/100 soles (S/. 38.977.99),
pagos que no han sido tomados en cuenta por LA EJECUTANTE.
LOS PRECEDENTES CIVILES VINCULANTES
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1.3 La única deuda que mantenía con la entidad bancaria era el Pagaré 093-1574, el
mismo que se aceptó el treinta y uno de agosto de mil novecientos noventa y ocho, y
que vencía el treinta de octubre de ese mismo año.

1.4 El titular de la obligación ha fallecido, por lo que la obligación ha quedado


extinguida.

2) Inexigibilidad de la obligación por extinción

2.1 Al suscribir el Pagaré 093-1574 asumieron un seguro de desgravamen, el que


fueron pagando en cada uno de los recibos de pagos efectuados.

2.2 Al haber fallecido su cónyuge, era legal y procedente que sea la propia entidad
demandante la que haga efectivo el seguro de desgravamen y extinga toda la deuda.

3) Inexigibilidad de la obligación por prescripción

3.1 Que, la obligación se originó con el Pagaré 093-1574, suscrito el treinta y uno de
agosto de 1998, por lo que al haber tomado conocimiento de la presente demanda el
06 de junio de 2008, ha transcurrido más de diez años del plazo establecido en el
artículo 2001 del Código Civil, por lo que la deuda ha prescrito.

Siguiendo con el desarrollo del proceso, el Octavo Juzgado Civil de la Sub


Especialidad Comercial, mediante resolución 26 de fecha 11 de agosto de 2011,
declaró INFUNDADA la contradicción propuesta por Aura Violeta Salas Gonzáles,
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sustentada en la causal de inexigibilidad de la obligación; consecuentemente,
siguiendo adelante con la ejecución, se dispone sacar a remate el bien inmueble dado
en garantía. Sus fundamentos son:
a) El fallecimiento de uno de los obligados no determina la extinción de la obligación,
pues conforme al artículo 660 del Código Civil, desde la muerte de una persona, los
bienes, derechos y obligaciones que constituyen la herencia se transmiten a los
sucesores; por lo que el argumento de la extinción de la obligación por el fallecimiento
de uno de los obligados carece de sustento.

b) LA EJECUTADA reconoce que conjuntamente con quien en vida fue su cónyuge


firman el Pagaré 093-1574 por la suma de treinta y dos mil nuevos soles (S/.
32,000.00), pagaré que corre en copia a fojas noventa y cuatro, el mismo que fue
sucesivamente renovado.

c) De las constancias de pago presentadas por LA EJECUTADA se acredita que el


pagaré fue renovado hasta en cuarenta oportunidades, siendo su último saldo por el
monto de veintidós mil setecientos setenta nuevos soles con ocho céntimos de nuevo
sol (SI. 22,770.08), con fecha de vencimiento al diecisiete de noviembre del dos mil
uno, suma que es mayor al saldo de capital que se consigna en el saldo deudor; con
lo cual debe concluirse que todos los pagos a cuenta ya han sido consignados al
momento de liquidar la obligación, por lo que los ejecutados se encuentran en la
obligación de honrar la suma puesta a cobro.

d) La ejecutiva ha reconocido el incumplimiento en el pago, y si bien de las


constancias de pagos se aprecia que se incluía el pago por concepto de seguro de
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desgravamen, no se ha acreditado la existencia de póliza alguna y, en todo caso,
debe entenderse que el seguro de desgravamen se mantiene vigente mientras la
parte obligada se encuentre al día en el cumplimiento de sus obligaciones; situación
que no ha ocurrido en el presente caso, al fallecimiento del obligado había operado el
incumplimiento.

e) Mediante el presente proceso no se está ejerciendo la acción cambiaria regulada


por la Ley de Títulos Valores vigente a la fecha de la emisión del título, por lo que no
resultan aplicables los plazos de prescripción allí establecidos. El plazo de
prescripción de la acción no debe computarse desde la fecha de suscripción del
documento que contiene la obligación, sino desde la fecha de su vencimiento; por lo
que atendiendo a las sucesivas renovaciones del pagaré obrante en copia el fojas
noventa y cuatro, a la fecha de notificación de la demanda no han transcurrido diez
años.

Apelada la resolución de primera instancia, mediante la subsiguiente resolución de


fecha dos de mayo del dos mil doce, la Primera Sala Especializada en lo Civil de la
Corte Superior de Justicia de Lambayeque, confirma la resolución de primera
instancia que declaró infundada la contradicción planteada por la ejecutada,
ordenando que se saque remate el bien dado en garantía. En aquella resolución, se
consideran que si bien la obligación objeto de cobranza resulta exigible por ser cierta,
expresa y líquida, pudiéndose establecer a partir de ella un monto determinado, como
registra el saldo deudor, cumpliéndose así la garantía con lo dispuesto en el inciso 2)
del artículo 1099 del Código Civil; resulta suficiente la liquidación de saldo deudor
presentada con la demanda.
LOS PRECEDENTES CIVILES VINCULANTES
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Contra la sentencia de la Sala Superior se interpuso recurso de casación, por las


siguientes causales:
a) contravención al debido proceso, al exigirse el cobro de una suma mayor a la
expresamente consignada en la escritura pública;
b) la aplicación indebida del artículo 1099 inciso 2) del Código Civil, pues si bien es
cierto que el título de ejecución lo constituye la garantía hipotecaria, no debe olvidarse
que por el principio de especialidad es requisito esencial que se individualice o
especifique la obligación garantizada; y,

c) inaplicación del artículo 1099 del Código Civil, el cual señala que la hipoteca se
constituye pero para garantizar un supuesto préstamo, el cual nunca existió sino que
fue un sobregiro, pero por el cual se firmó un pagaré así como la hipoteca.
La Corte Suprema de Justicia de la República, declaró FUNDADO el recurso de
casación interpuesto por la ejecutada AURA VIOLETA SALAS GONZÁLES y en
consecuencia, CASARON la resolución de vista, declararon INSUBSISTENTE la
resolución apelada así como NULO todo lo actuado, debiendo el juez de la causa
emitir nueva resolución que se pronuncie sobre la procedencia de la ejecución de
garantía demandada, requiriendo previamente a la parte ejecutante, la presentación
del original del pagaré debidamente protestado emitido por la parte ejecutada a favor
de Norbank, Banco Regional, así como de un estado de cuenta de saldo deudor,
suscrito por apoderado de la entidad ejecutante con facultades para liquidación de
operaciones; estado de cuenta que debe contener cronológicamente detallados los
respectivos cargos y abonos desde el nacimiento de la relación obligatoria hasta la
fecha de la liquidación; así como el certificado de gravamen correspondiente.
LOS PRECEDENTES CIVILES VINCULANTES
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La Sala Suprema consideró lo siguiente:


i) El NBK BANK le cedió a COFIDE no el derecho de crédito causa de la emisión del
pagaré, sino el pagaré (OPERACIÓN 093-1574), por el monto veintitrés mil doscientos
cincuenta y tres nuevos soles con dieciocho céntimos de nuevo sol (S/. 23, 253.18). El
pagaré no podría haber sido cedido sin el crédito que contiene, sino sería inexistente.

ii) Asimismo, la mencionada entidad le cedió la hipoteca constituida por los ejecutados
la cual al tener la característica de ―abierta‖ no contiene la obligación.

iii) El representante de la SBS le endosó a COFIDE el pagaré por la suma de


veintidós mil seiscientos setenta nuevos soles (S/. 22,679.00) con vencimiento el
diecisiete de noviembre de dos mil uno.

iv) No hay acta de entrega de los pagarés suscritos en Chiclayo a COFIDE (solo los
de Lima).

v) COFIDE no ha presentado el PAGARÉ con su demanda, la copia del mismo ha


sido presentada por la ejecutada.

vi) Tanto el a quo como el ad quem consideran que en una ejecución de garantías,
incluso cuando la garantía sea ―abierta‖ (sábana), basta que se presente el
documento que la contiene como estado de cuenta de saldo deudor (ambos
documentos constituirían el título de ejecución). Sin embargo, deberá presentarse otro
documento que corrobore la existencia de la obligación, pues en un título compuesto
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debe de constar el documento donde obre la garantía y la liquidación del saldo
deudor; además, como se tiene expresado, puede presentarse otro documento que
acredite que la obligación aún persiste.

vii) Un título ejecutivo para ser tal debe ―contener la obligación‖, conforme lo exige el
artículo 689 del Código Procesal Civil y debe tener mérito ejecutivo. Este título está
integrado por: i) el documento (escritura pública) que contiene la hipoteca; y ii) la
liquidación del estado de saldo deudor y la obligación puede corroborarse con otro
documento o un título valor (el cual puede no estar protestado).

viii) Solo las liquidaciones de saldo deudor de empresas del sistema financiero son
consideradas títulos ejecutivos. Sin embargo, cuando la obligación esté contenida en
un título valor, tal liquidación no suple al título valor, en particular porque los derechos
cartulares tienen sus propias reglas a comenzar por los plazos de prescripción, que no
pueden ser soslayadas con la emisión de una liquidación, por lo demás, hechas ―como
sea‖.

ix) Cuando se está ante una ejecución de una garantía abierta (que no contiene la
obligación), la certeza de la existencia y exigibilidad de la obligación (que es lo que
hace legítima la ejecución), debe provenir de ―otro documento‖: un título ejecutivo
reconocido como tal por la ley.

x) Es absurdo considerar que cuando la obligación está contenida en un título valor y


se pretende la ejecución de la garantía (sábana o no) no se ejercita la ―acción
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cambiaria. Por tanto, en el caso de autos las instancias de mérito han partido de una
premisa falsa: que el pagaré no debe ser el fundamento de ―esa‖ ejecución.

xi) Si a COFIDE se le cedió un pagaré, el único derecho que puede ejercitar en este
proceso es el derecho cartular (y no el de la causa de la emisión que no se le cedió),
siendo que para ejercitar su derecho cartular, tiene que presentar en original (por lo
demás oportunamente protestado).

xii) El ―estado de situación por operación‖, señala que el ―contrato‖ es el 093-1574, es


decir, el pagaré, y no hay indicación de la moneda; la tasa de interés compensatorio
es del 34.49%, lo que evidencia que se ha anualizado la tasa de interés puesta en el
pagaré (2.5% mensual), pero con la regla de interés compuesto y no simple, es decir,
ya hay evidencia de anatocismo prohibido; las cantidades liquidadas por intereses son
antojadizas ya que ni siquiera aplicando capitalización de intereses se obtienen tales
sumas; además la supuesta fecha de vencimiento (veintiocho de febrero del dos mil
seis), puesta en ese documento evidencia un encubrimiento de la prescripción de la
acción cartular del pagaré.

xiii) Nada de ello ha sido advertido por el a quo y el ad quem, que han hecho una
suerte de acto de fe del ―estado‖ de la situación de la operación presentada por
COFIDE con su demanda, por demás inconsistente, prima facie, que presentaba ese
―estado de operación‖ (que en setecientos sesenta y dos días, o sea poco más de dos
años una obligación por el monto de veintidós mil quinientos ochenta y siete nuevos
soles con cincuenta y seis céntimos de nuevos sol –S/. 22.587.56– creció
exponencialmente a trecientos once mil novecientos quince nuevos soles con
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sesentiún céntimos de nuevo sol (S/. 311,915.61 -). En virtud a lo expuesto, debe
declararse fundado el recurso y declararse nulo todo lo actuado hasta que se vuelva a
calificar la procedencia de esa ejecución.

Además, la Corte Suprema DECLARÓ que constituyen precedentes judiciales


vinculantes:
PRECEDENTE PRIMERO:
Para la procedencia de una ejecución de garantías reales, en el caso de personas
ajenas al sistema financiero, a la demanda de ejecución deberá acompañarse:
i) Documento constitutivo de la garantía real, que cumpla con las formalidades y
requisitos de validez establecidos en los artículos 1098 y 1099 del Código Civil o, en
su caso, por ley especial, con las siguientes particularidades:

a. Tratándose de una garantía real constituida expresamente para asegurar una


obligación determinada, siempre que aquella esté contenida en el propio documento
constitutivo de la garantía, a los efectos de la procedencia de la ejecución, no será
exigible ningún otro documento.

b. Tratándose de una garantía real constituida para asegurar una obligación


determinable, existente o futura, documento reconocido por ley como título ejecutivo u
otro documento idóneo que acredite la existencia de la obligación que contenga la
determinación de la misma a cancelar a través de la ejecución judicial de la garantía,
que cumpla con los requisitos del artículo 689 del Código Procesal Civil.
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ii) Estado de cuenta de Saldo Deudor, suscrito por el acreedor, detallando
cronológicamente los pagos a cuenta, si hubiera, desde el nacimiento de la obligación
hasta la fecha de la liquidación del saldo deudor; así como el monto de los intereses
pactados sin contravenir la norma imperativa o intereses legales, si fuere el caso.

iii) Los demás documentos indicados en el artículo 720 del Código Procesal Civil.

Lea también: Precedente obligatorio sobre la aplicación de intereses moratorios por


los pagos a cuenta del impuesto a la renta

PRECEDENTE SEGUNDO:

Para la procedencia de la ejecución de garantías a favor de empresas que integran el


sistema financiero, a la demanda de ejecución deberá acompañarse:
i) Documento constitutivo de la garantía real, que cumpla con las formalidades y
requisitos de validez establecidos en los artículos 1098 y 1099 del Código Civil o, en
su caso, por ley especial, con las siguientes particularidades:

a. Tratándose de una garantía real constituida expresamente para asegurar una


obligación determinada siempre que aquella esté contenida en el propio documento
constitutivo de la garantía –a los efectos de la procedencia de la ejecución– no será
exigible ningún otro documento.
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b. Tratándose de una garantía real constituida para asegurar cualquier obligación que
tuviera el constituyente de la garantía frente a una empresa del sistema financiero o
para asegurar una obligación existente, determinable o futura, se deberá:

b.1. Tratándose de operaciones en cuenta corriente, la letra de cambio a la vista


debidamente protestada emitida conforme a lo establecido en el último párrafo del
artículo 228 de la Ley 26702, Ley General del Sistema Financiero y del Sistema de
Seguros y Orgánica de la Superintendencia de Banca y Seguros.

b.2. Tratándose de operaciones materializadas en títulos valores, en particular letras


de cambio y pagarés, el respectivo título valor debidamente protestado, salvo que
contenga la cláusula ―sin protesto‖ u otra equivalente en el acto de su emisión o
aceptación, siempre que cumpla con los demás requisitos establecidos en según el
tipo de título valor.

b.3. Tratándose de operaciones distintas de las indicadas en los acápites anteriores,


documento que contenga la liquidación de saldo deudor conforme a lo establecido en
el artículo 132 inciso 7 de la Ley 26702, Ley General del Sistema Financiero y del
Sistema de Seguros y Orgánica de la Superintendencia de Banca y Seguros, suscrito
por apoderado de la entidad del sistema financiero con facultades para liquidación de
operaciones, detallando cronológicamente los cargos y abonos desde el nacimiento
de la relación obligatoria hasta la fecha de la liquidación del saldo deudor, con expresa
indicación del tipo de operación así como la tasa y tipos de intereses aplicados para
obtener el saldo deudor; asimismo, la parte ejecutante puede presentar prueba idónea
y especialmente documental, para acreditar la obligación objeto de la demanda,
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teniéndose en cuenta para ello los fines de los medios probatorios previstos en el
artículo 188 del Código Procesal Civil.

ii) Los demás documentos indicados en 720 del Código Procesal Civil.
PRECEDENTE TERCERO:

El juez de la demanda, a los efectos de determinar la procedencia de la ejecución de


garantías, debe examinar, evaluar, enjuiciar y dar cuenta expresamente en la
motivación de su resolución si en el caso:
i) Se cumplen los requisitos establecidos en los PRECEDENTES PRIMERO y/o
SEGUNDO.

ii) El saldo deudor realizado por la parte ejecutante comprende abonos y cargos, o
pagos a cuenta si los hubiere, atendiendo que el pacto de capitalización de intereses
solo es lícito en los supuestos indicados en los artículos 1249 y 1250 del Código Civil,
esto es cuando se trate de cuentas bancarias, mercantiles y similares, o cuando se
celebre por escrito el pacto después de contraída la obligación, siempre que medie no
menos de un ano de atraso en el pago de los intereses.

PRECEDENTE CUARTO:
El juez de considerar que el estado de cuenta de saldo deudor presente evidentes
omisiones de los requisitos y formalidades ya precisadas o tiene notorias
inconsistencias contables, debe declarar inadmisible la demanda a los efectos de que
el ejecutante presente nuevo estado de cuenta de saldo deudor conforme a sus
observaciones.
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PRECEDENTE QUINTO:
El juez ejecutor, una vez determinada la procedencia de la ejecución, debe emitir el
mandato de ejecución, disponiendo el pago íntegro de la suma liquidada en el plazo
indicado en el artículo 721 del Código Procesal Civil, bajo apercibimiento de proceder
al remate judicial del bien dado en la garantía, incluso si aquella suma excede del
monto del gravamen establecido en el acto de constitución de la garantía o en sus
actos modificatorios y/o ampliatorios.

PRECEDENTE SEXTO:
El pago dispuesto en el mandato ejecutivo debe ser por suma liquida, no pudiendo
emitirse mandato ejecutivo disponiendo el pago de suma dineraria en parte liquida y
en parte ilíquida, a liquidarse tras el remate judicial o el pedido de adjudicación en
pago del ejecutante conforme al artículo 746 del Código Procesal Civil, salvo en lo
atinente a los intereses, costas y costos que se generen después de la emisión del
mandato de ejecución hasta la fecha de pago.

PRECEDENTE SÉTIMO:
El acreedor tan solo podrá ejecutar la hipoteca por el monto de esa garantía, es decir,
que su concesión está limitada al bien o bienes que se especifican al constituir la
garantía y que también está limitada a la suma que expresa y claramente se
determina en el correspondiente documento constitutivo de la hipoteca. En los
supuestos en que la suma dispuesta en el mandato ejecutivo exceda el monto del
gravamen de la garantía real, la parte ejecutante a fin de asegurar la posibilidad de
ejecución debe proceder conforme a lo establecido en el artículo 724 del Código
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Procesal Civil (por el saldo deudor tras la realización del remate del bien o, en su uso,
la adjudicación en pago al ejecutante).

8. Precedente sobre tercería de propiedad [9]


Resumen: Mediante escrito de fojas 37, subsanado a fojas 87, Gloria Esther Hermida
Clavijo, en representación de Miriam Ivonne Hermida Clavijo interpone demanda de
tercerla de propiedad contra Jesús Esther Tambini Miranda y Desarrollos Siglo XXI
Sociedad Anónima Abierta solicitando se deje sin efecto la medida cautelar ordenada
sobre los bienes de su propiedad.

Refiere que con fecha 26 de mayo de 2004 suscribió con la demandada Desarrollos
Siglo XXI Sociedad Anónima Abierta una minuta de compraventa por la Que adquirió
el Departamento 202 y el estacionamiento 202 (Segundo Edificio) Gran Mansión
Monticello de la Manzana H, Lote 6-8, del Condominio Residencial Isla Cerdeña,
Distrito de Lurín, Provincia y Departamento de lima, inscrito en las Partidas 12169166
y 12169170 del Registro de la Propiedad Inmueble de lima.

Agrega que como su representada reside en Italia, la compraventa fue elevada a


escritura pública recién el 12 de octubre de 2011, mediante una aclaración y
ratificación de compraventa e inserto de la minuta de compraventa del 26 de mayo de
2004, inscribiéndose el título de propiedad en el Registro de la Propiedad Inmueble, el
3 de mayo de 2012.

Añade que con posterioridad a dicha venta, la codemandada Jesús Esther Tambini
Miranda interpuso una demanda de indemnización contra Desarrollos Siglo XXI
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Sociedad Anónima Abierta, y en dicho proceso por resolución 2 de fecha 22 de
diciembre de 2011, el Primer Juzgado Especializado en lo Civil de la Corte Superior
de Justicia de Lima trabó embargo sobre los inmuebles materia de litis, consignando
como propietario a Desarrollos Siglo XXI Sociedad Anónima Abierta, título presentado
el 10 de febrero de 2012.

La demandada Jesús Esther Tambini Miranda contesta la demanda señalando que la


minuta de fecha 26 de mayo de 2004 no ha sido certificada por notario público, no es
un documento de fecha cierta y que el embargo fue ejecutado con anterioridad a la
inscripción de la compraventa de la demandante.

Mediante sentencia de primera instancia de fecha 27 de diciembre de 2013, se


declara FUNDADA la demanda. Los principales argumentos fueron los siguientes:

i) La escritura pública de fecha 26 de octubre de 2011 es un documento público y por


ende de fecha cierta desde que fue otorgada ante notario público, de conformidad con
el artículo 235 Inciso 2 del Código Procesal Civil.

ii) De la copia literal de fojas 29 se advierte que por Resolución 2 de fecha 22 de


diciembre de 2011 se ha ordenado inscribir un embargo en forma de inscripción hasta
por la suma de $21,500.00 dólares americanos sobre el inmueble denominado Gran
Mansión H-6/8-11 202, Unidad Inmobiliaria 04, Segundo Piso, Lote 6, 7 Y 8 de la
Manzana H, Urbanización Residencial Isla de San Pedro Etapa I – Isla Cerdeña,
Lurín, inscribiéndose el embargo en el asiento 000003 de la Partida 12169166 del
Registro de la Propiedad Inmueble de Lima, con fecha 05 de marzo de 2012.
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iii) De la copia literal de fojas 31 se advierte que por Resolución 02 de fecha 22 de


diciembre de 2011 se ha ordenado inscribir un embargo en forma de inscripción hasta
por la suma de $21,500.00 dólares americanos sobre el inmueble denominado Gran
Mansión H-6/8-11 N° 202, Unidad Inmobiliaria N° 07, Primer Piso, Lote 6, 7 Y 8 de la
Manzana H, Urbanización Residencial Isla de San Pedro Etapa I – Isla Cerdeña, Lurín

iv) Por lo tanto, la compraventa de la demandante es de fecha cierta anterior a la


ejecución de la medida cautelar.

v) En tal virtud, resulta evidente que al momento de ejecutarse la medida cautelar, los
inmuebles sub litis no eran propiedad de la deudora demandada Desarrollos Siglo XXI
Sociedad Anónima Abierta sino de la demandante tercerista Miriam Ivonne Hermida
Clavijo.

vi) Siendo así, el inmueble sub litis no debe responder por la obligación de la
emplazada Desarrollos Siglo XXI Sociedad Anónima Abierta, siendo procedente el
levantamiento de la medida cautelar decretada, por lo que la demanda de tercería de
propiedad resulta amparable.

Interpuesto el recurso de apelación y elevados los autos al órgano superior, mediante


Resolución 11 de fecha 10 de septiembre de 2014, la Quinta Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia de Lima, resuelve confirmar la sentencia de fecha 27 de
diciembre de 2013 que declara fundada la demanda de fojas 37 a 42, subsanada de
fojas 87 a 88; en consecuencia, ordena el levantamiento de la medida cautelar de
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embargo en forma de inscripción hasta por la suma de $21,500.00 dólares
americanos, sobre los inmuebles denominados Gran Mansión H-6/8-11 N° 202,
Unidad Inmobiliaria N° 04, Segundo Piso, Lote 6, 7 Y 8 de la Manzana H,
Urbanización Residencial Isla de San Pedro Etapa 1- Isla Cerdeña, Lurin; y Gran
Mansión H-6/8-11 N° 202, Unidad Inmobiliaria N° 07, Primer Piso, Lote 6, 7 Y 8 de la
Manzana H, Urbanización Residencial Isla de San Pedro Etapa I -Isla Cerdeña, Lurin,
inscritos en los asientos D0003 de las Partidas 12169166 y 12169170 del Registro de
la Propiedad inmueble de Lima, recaídos en el Expediente N° 34921-2008 seguido
ante el Primer Juzgado Especializado en lo Civil de Lima; empleando los siguientes
fundamentos:

i) Según la interpretación del artículo 949 del Código Civil, la transferencia de


propiedad en nuestro sistema opera extra registralmente, es decir, con la sola
creación de la relación obligatoria de las partes, la que nace con el contrato de
compraventa; en este caso, la minuta de compraventa de fecha 26 de mayo de 2004
respaldada con las copias de las letras de cambio que acreditan el pago mensual, el
impuesto predial pagado el 24 de agosto de 2005 y el impuesto del alcabala pagado el
31 de agosto de 2005, que acreditan no solo el acuerdo de voluntades respecto del
bien que se enajenó y al precio y convierte a la tercerista en propietaria del inmueble,
sin que sea necesario que el a quo así lo declare; además acreditan que se encuentra
en posesión y es anterior al embargo trabado en forma de inscripción sobre el
inmueble de propiedad de la tercerista y no de la ejecutada Desarrollos Siglo XXI
Sociedad Anónima Abierta, en consecuencia, la referida minuta de compraventa
otorga a la tercerista un derecho real y resulta oponible al embargo trabado en virtud
al crédito de Jesús Esther Tambini Miranda (demandada) por su acreencia contra la
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ejecutada Desarrollos Siglo XXI Sociedad Anónima Abierta, en la cual la tercerista, no
es parte de la obligación demandada.

ii) En consecuencia, el artículo 2016 del Código Civil no es aplicable, al caso concreto,
puesto que un derecho de crédito (derecho personal), no resulta oponible al derecho
de propiedad de la tercerista (derecho real), no obstante no encontrarse inscrito con
anterioridad a su acreencia; cabe resaltar que nuestro Código Civil ha adoptado el
sistema espiritualista francés, por el cual, la sola voluntad de las partes, contenida en
el acto jurídico creador de la relación obligatoria, resulta suficiente para producir un
efecto traslativo de la propiedad.

iii) Siendo objeto de la tercería de propiedad, levantar el embargo trabado en forma de


inscripción sobre el inmueble de la tercerista que al tiempo de ejecutarse la medida
cautelar en forma de inscripción, ya era de propiedad de Miriam Ivonne Hermida
Clavijo y no de la ejecutada Desarrollos Siglo XXI Sociedad Anónima Abierta; por
tanto, se concluye que el contrato de compraventa del inmueble sub itis, otorgado a
favor de la tercerista con fecha 26 de mayo de 2004 con los demás documentos ya
citados, acredita ser de fecha cierta y anterior a la fecha en que se trabó la medida de
embargo en forma de inscripción; y como tal resulta oponible al derecho de crédito.

Contra dicha resolución de vista la codemandada Jesús Esther Tambini Miranda


interpone recurso de casación con fecha 29 de octubre de 2014; sustenta su recurso
en los siguientes argumentos:
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i) La recurrente en su recurso de casación manifiesta que se han infringido los
artículos 2012, 2013 Y 2022 del Código Civil.

ii) En relación al artículo 2022, señala que la Sala de mérito interpreta de manera
errada la mencionada norma, por cuanto al haber operado la transferencia según lo
dispuesto en el artículo 949 del Código Civil, al tercerista le asiste oponer su derecho,
siempre y cuando haya sido inscrito su título en el Registro de la Propiedad Inmueble
correspondiente; sin embargo, cuando se dio inicio a la ejecución forzada de la
sentencia, la recurrente solicitó tutela cautelar de embargo en forma de inscripción,
que fue concedido por el Primer Juzgado Civil de Lima; agrega además, que dicho
mandato fue inscrito el 10 de febrero de 2012, cuando los inmuebles embargados
aparecían inscritos a favor de la empresa Desarrollos Siglo XXI (ejecutada); por otro
lado, la demandante presentó su título en SÚNARP el 03 de mayo de 2012, luego de
varios meses de haberse inscrito el embargo; asimismo, aplica erróneamente las
disposiciones del derecho común, lo cual ha originado que se emita una sentencia
indicando que a pesar de existir un documento de fecha cierta que no ha sido inscrito
en el Registro de la Propiedad Inmueble, respectivo, dicho acto jurídico es oponible al
embargo inscrito, error material que tiene relevante incidencia en el resultado del
proceso.

iii) Cita como antecedentes las casaciones: 2807-991/Callao, 1417-2000/Lambayeque,


2429-2000/Lima, 4032001/Piura, 2863-2001/Lima, 333-2003/Lambayeque, 720-
2011/Lima y 5135-2009/Callao, en los que se ha establecido que prevalece el
embargo inscrito sobre la propiedad no inscrita.
LOS PRECEDENTES CIVILES VINCULANTES
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Elevado el expediente a la Corte Suprema, esta declaró INFUNDADO el recurso de
casación interpuesto por la codemandada Jesús Esther Tambini Miranda y, en
consecuencia, NO CASARON la sentencia de vista expedida por la Quinta Sala Civil
de la Corte Superior de Justicia de Lima que resuelve confirmar la sentencia de
primera instancia de fecha 27 de diciembre de 2013 que declara fundada la demanda.

Asimismo, declara que CONSTITUYEN PRECEDENTE JUDICIAL VINCULANTE las


siguientes reglas:

En los procesos de tercería de propiedad, que involucren bienes inscritos, debe


considerarse, de conformidad con lo dispuesto en la segunda parte del artículo 2022
del Código Civil, en concordancia con los artículos 949 y 1219 inciso 1 del mismo
cuerpo legal, que el derecho de propiedad del tercerista es oponible al derecho del
acreedor embargante, siempre que dicho derecho real quede acreditado mediante
documento de fecha cierta más antigua que la inscripción del embargo respectivo.
El juez de primera instancia, de oficio, una vez que sea admitida la demanda, deberá
velar por la legalidad de la certificación de la fecha cierta del documento que presente
el tercerista. Para tal fin, podrá oficiar al notario, juez y/o funcionario que haya emitido
tal certificación, a efectos de que informe sobre la autenticidad o falsedad de la
misma.
En caso de que el notario, juez o funcionario correspondiente no reconozca la
autenticidad de la certificación que se le atribuye en el documento presentado por el
tercerista, la demanda deberá ser declarada INFUNDADA, debiéndose expedir las
copias certificadas correspondientes al Ministerio Público, para que este actúe
conforme a sus atribuciones.
LOS PRECEDENTES CIVILES VINCULANTES
ORGANIZADOS POR MATERIAS
La Sala Suprema expuso los siguientes fundamentos:
i) En el caso, el recurso de casación se fundamenta en la infracción y errada
interpretación de los artículos 2012, 2013 y 2022 del Código Civil. Invocando el
recurrente también que debe imponerse el registro porque de no ser así, se
resquebrajaría su propia razón de ser, dándose lugar a las posibilidades de fraudes y
quebrantamiento de la fuerza de los mandatos judiciales, en perjuicio de quien quiso
cautelar su derecho debidamente.

ii) La parte recurrente también alega que existe uniformidad en la jurisprudencia


nacional respecto a la tercería de propiedad, para lo cual cita un grupo de sentencias
en casación que, al resolver procesos de tercería de propiedad, prefieren al embargo
inscrito. Se invoca en respaldo de esta consideración, que en una sentencia en
casación, se indicó que la inscripción registral del embargo hacía oponible erga omnes
el derecho del acreedor embargante, en tanto que el derecho del tercerista, al no
hallarse inscrito, no podría ser opuesto a terceros, como lo es el acreedor
embargante.

iii) Al respecto, debe indicarse que no es exacto, como se ha expuesto en los


considerandos de la presente sentencia de Pleno Casatorio Civil, que exista
jurisprudencia de esta Corte Suprema en un sentido uniforme en favor del crédito
(representado por un embargo) inscrito. Si así fuese, ciertamente este Pleno Casatorio
no habría sido convocado. En efecto, también hay un importante número de
sentencias en casación que patrocina un criterio jurisdiccional opuesto, que defiende
la tutela del tercerista con derecho de propiedad no inscrito. Por lo demás, a lo largo
de los considerandos de la presente resolución, se han expuesto las razones por las
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cuales no se comparte el criterio expuesto en las diferentes sentencias en casación
que respaldan al acreedor embargante en los procesos de tercería de propiedad.

iv) De acuerdo a lo ya expuesto, cuando la segunda parte del artículo 2022 del Código
Civil se refiere al ―derecho común‖, expresa una voluntad (objetiva y explicitada) del
legislador civil por no adoptar un criterio registral para resolver el conflicto de derechos
materia de los procesos de tercería de propiedad sobre bienes inmuebles registrados.
Una interpretación sistemática de las normas que regulan conflictos de derechos en
nuestro Código Civil, demuestra que cuando el legislador ha preferido un criterio
sustentado en la inscripción registral, ha expresado esta preferencia de forma diáfana
e indubitable en las normas. En cambio, el texto empleado por el legislador en la
segunda parte del artículo 2022 del Código Civil no refleja en modo alguna una opción
registral clara y concreta, lo que hace concluir que, en realidad, el legislador ha optado
por un criterio distinto, no sustentado en el registro. Caso contrario, no tendría
explicación el hecho de que el legislador no haya establecido un criterio registral de
forma clara, sino apelando a una fórmula un tanto imprecisa como ―derecho común‖.
Por consiguiente, el conflicto normado en la segunda parte del citado artículo 2022 no
puede resolverse aplicando criterios registrales. No se puede amparar, en
consecuencia, la interpretación del artículo 2022, segunda parte, hecha por la parte
recurrente, según la cual debe aplicarse un criterio registral para dirimir el conflicto de
derechos en cuestión.

v) En relación a la presunta infracción de los artículos 2012 y 2013 del Código Civil,
debe indicarse que los mismos no tienen por objeto regular conflictos de derechos
subjetivos, por lo que su aplicación a esta causa no resulta pertinente. Como también
LOS PRECEDENTES CIVILES VINCULANTES
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se expuso en los considerandos de esta resolución casatoria, el problema de fondo en
los procesos de tercería de propiedad se refiere a la dilucidación de un conflicto de
derechos, no a otra clase de problema, motivo por el cual la norma aplicable es la
segunda parte del artículo 2022 del Código Civil, no otra, cosa expresamente
reconocida por la doctrina en favor de la propiedad no inscrita, como por la doctrina en
favor del crédito inscrito. Siendo ello así, no resultan pertinentes las normas que no se
refieren a conflictos de derechos subjetivos de naturaleza diversa. Estas, como
también se indicó oportunamente, se caracterizan por aludir a por lo menos tres
sujetos: los ―causahabientes‖ o ―adquirentes‖ y el ―causante‖ o ―transmisor‖ común.
Esta estructura está por completo ausente en los artículos 2012 y 2013 del Código
Civil. La primera norma se refiere al principio de publicidad registral, en tanto que la
segunda se refiere al principio de legitimación. Ninguno de estos preceptos o
principios tiene por objeto dirimir conflictos de derechos de naturaleza diversa. A
mayor abundamiento, estos preceptos tampoco resultan pertinentes para resolver
dicho conflicto de derechos, puesto que, habiéndose adoptado la interpretación que
no considera pertinente la aplicación del criterio registral, el conflicto de derechos
materia de análisis no puede resolverse aplicando normativa registral.

vi) Respecto al carácter erga omnes otorgado por la inscripción registral, de igual
forma, en los considerandos ya se analizó el argumento normalmente empleado por la
jurisprudencia de mérito para defender la propiedad no inscrita, arribándose a la
conclusión de que, tal como lo expusiera la doctrina defensora del crédito inscrito, no
resulta adecuado seguir postulando la diferencia entre tutela erga omnes (absoluta)y
tutela inter partes (relativa), puesto que los mal llamados derechos relativos también
tienen tutela extracontractual o erga omnes, por lo que no cabe amparar un
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argumento que se construya sobre la base de esa diferenciación. Por lo demás, cabe
reiterarlo, según la interpretación adoptada por este Supremo Tribunal, el conflicto de
derechos en cuestión no se soluciona, según el legislador civil, en función de un
criterio registral, por lo que mal puede invocarse la oponibilidad que confiere la
inscripción registral, ya que este es un criterio, que no resulta aplicable al caso de
autos, según una adecuada interpretación del tantas veces mencionado artículo 2022
del Código Civil, segunda parte.

vii) Con relación a que la protección de la propiedad no inscrita atenta contra la


finalidad de los registros públicos y facilita los actos de fraude, también se ha
expuesto en esta resolución la necesidad de se adopten cambios normativos para dar
una mejor solución a este particular conflicto de derechos, que haga primar el registro
público. De hecho, este Colegiado Supremo comparte la preocupación acerca del alto
índice de tercerías planteadas por medio de actos fraudulentos. Empero, como se
explicó también, aunque la solución prevista por la norma diste de ser la más
adecuada, el intérprete no puede alterar o proceder a plantear una interpretación que
violente el texto de la disposición materia de interpretación. A tenor de lo ya dicho,
resulta que la segunda parte del artículo 2022 del Código Civil consagra una política
legislativa que prefiere la aplicación de un criterio no registral, cosa que no puede ser
obviada por este supremo tribunal. La adecuada interpretación de la ley, y no el
criterio personal de la judicatura, es la que el juez debe aplicar para resolver el caso
concreto.

viii) Por lo tanto, no cabe amparar ninguno de los argumentos expuestos por la parte
recurrente en su recurso de casación, al no ser pertinentes las normas que invoca, ni
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tampoco plantear una interpretación adecuada para la segunda parte del artículo 2022
del Código Civil.

9. Precedente sobre otorgamiento de escritura pública [10]


Resumen: Los señores Jubert Alberto Barrios Carpio y su cónyuge Liliana Amanda
Mejía García, interponen demanda de otorgamiento de escritura pública contra Ángel
Gabriel Collantes Arimuya y su cónyuge Rosa Estrella Reátegui Marín, peticionando,
como pretensión principal, que se ordene a los demandados Ángel Gabriel Collantes
Arimuya y Rosa Estrella Reátegui Marín, cumplan con otorgar la escritura pública del
contrato de compraventa del inmueble ubicado en el PROMUVI II – SIGLO XXI –
Manzana ―H‖, Lote 10 – Pampa Inalámbrica, del distrito y provincia de Ilo, celebrado el
26 de agosto del 2008; como primera pretensión accesoria: que se ordene la
inscripción de la transferencia a favor de los demandantes del Registro de Propiedad
Inmueble de los Registros Públicos de Ilo; y como segunda pretensión accesoria: que
se ordene el pago de costas y costos del proceso.

Los demandantes argumentaron en su demanda lo siguiente:


i) Los demandados fueron propietarios del lote de terreno urbano Nº 10 –Manzana ―H‖
– PROMUVI II – SIGLO XXI – Pampa Inalámbrica – distrito y provincia de Ilo, y
mediante contrato de compraventa contenido en el documento privado del 26 de
agosto del 2008, lo transfirieron a favor de los demandantes.

ii) Los demandados, en el año 2005, se fueron a radicar al Callao y dejaron el lote de
terreno de su propiedad al cuidado de una tercera persona. Luego, los demandados
manifestaron su voluntad de vender el lote de terreno de Ilo, indicando que habían
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adquirido un lote de terreno en el Callao por lo que necesitaban con urgencia el dinero
para pagar esta última adquisición. Es así que demandantes y demandados se
pusieron de acuerdo en el precio del lote de terreno y acordaron que estos últimos
arribarían a la ciudad de Ilo para la suscripción del contrato correspondiente.

iii) Con fecha 25 de agosto del 2008 arribó a la ciudad de Ilo el demandado Ángel
Gabriel Collantes Arimuya, quien manifestó que por motivos de salud su esposa no
pudo viajar, sin embargo, podían celebrar el contrato de compraventa en documento
privado con el compromiso de que en los días posteriores se formalizaría la
transferencia mediante escritura pública, situación que fue ratificada, vía telefónica,
por la señora Rosa Estrella Reátegui Marín quien además indicó que su esposo
estaba autorizado para recibir el precio pactado.

iv) Con fecha 26 de agosto del 2008 se celebró el contrato en documento privado, el
mismo que fue suscrito por el demandado Ángel Gabriel Collantes Arimuya y por la
demandante Liliana Amanda Mejía García, entregándosele ese mismo día, a aquel, el
precio convenido: US$5,000.00 Dólares Americanos. El inmueble fue desocupado por
la persona que lo estaba custodiando y los demandantes entraron en posesión del
mismo desde fines de agosto del 2008, conservándola hasta la fecha.

v) En el contrato de compraventa los demandantes se comprometieron a pagar la


deuda que tenían los demandados con el Banco de Materiales y ENACE, así como, el
impuesto predial y los arbitrios municipales, siendo que los demandantes ya han
cancelado la deuda con el Banco de Materiales; sin embargo, los demandados se han
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desentendido de su obligación de otorgar la escritura pública que formalice el contrato
de compraventa.

vi) Invocan como fundamento de derecho de su demanda los artículos 140, 141, 949,
1412, 1529 y 1549 del Código Civil.

La demanda fue admitida en la vía del proceso sumarísimo, y se confirió traslado a los
demandados; quienes fueron declarados rebeldes; y se fijó fecha para la audiencia de
pruebas.

En primera instancia, se declaró improcedente la demanda, al considerarse que:


i) Los demandantes no han acreditado que al momento de la celebración del contrato
de compraventa, el cónyuge demandado haya actuado con poder especial para actuar
en representación de la otra cónyuge, evidenciándose la falta de manifestación de
voluntad de esta, y mucho menos han acreditado la existencia de documento posterior
de confirmación del contrato de compraventa, para validar la exigencia del
otorgamiento de la escritura pública; y,

ii) Si bien en un proceso de otorgamiento de escritura pública no se discute la validez


o eficacia del contrato que se pretende formalizar, sino únicamente el fiel
cumplimiento de las formalidades requeridas para dicho otorgamiento, debe tenerse
en cuenta que tratándose de la enajenación de un bien social, la forma prescrita por la
ley es la intervención de ambos cónyuges, y, en el caso de autos, en el contrato que
se pretende formalizar solo ha intervenido uno de los cónyuges, por lo que se ha
incurrido en evidente causal de nulidad del contrato por infracción de los incisos 1 y 6
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del artículo 219 del Código Civil, falta de manifestación de voluntad del agente (la
cónyuge que no intervino) y falta de la forma prescrita por la ley (la intervención de
ambos cónyuges), deviniendo en improcedente la demanda.

Apelada la sentencia del Juzgado, se elevó el expediente a la Sala Superior, la que


mediante sentencia de vista CONFIRMÓ la sentencia apelada que declara
improcedente la demanda. Los principales argumentos fueron los siguientes:

i) En el contrato que se pretende formalizar participaron Ángel Gabriel Collantes


Arimuya, como vendedor, y Liliana Amanda Mejía García, como compradora, y no así
la cónyuge del vendedor, doña Rosa Estrella Reátegui Marín, quien debió participar
en el contrato para consolidar la manifestación de voluntad de la sociedad conyugal.

ii) No resulta admisible que la manifestación de voluntad de Rosa Estrella Reátegui


Marín sea tácita o implícita, a la luz de la actitud asumida para la celebración de sus
actos jurídicos.

iii) No existe prueba que acredite que doña Rosa Estrella Reátegui Marín haya
expresado su voluntad de enajenar el bien, siendo que los indicios de no vivir o
reclamar el bien no conducen a concluir que ésta transfirió el bien.

iv) De acuerdo con el artículo 315 del Código Civil para disponer de bienes que
pertenecen a la sociedad conyugal se requiere de la intervención de ambos cónyuges,
es más si uno de los cónyuges actúa en representación del otro, requiere poder
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especial. Por lo tanto, al no haberse acreditado la transferencia de la propiedad de la
sociedad conyugal, no cabe amparar la pretensión de otorgamiento de escritura
pública.

Contra la sentencia de vista, la codemandante, Liliana Amanda Mejía García,


interpuso recurso de casación, sustentando su recurso en los siguientes argumentos:

i) Infracción normativa del artículo 141 del Código Civil concordante con el artículo
1352 del Código Civil, en tanto los contratos se perfeccionan con el solo
consentimiento, y la manifestación de voluntad puede ser tácita, que es lo que se
habría producido respecto de la señora Rosa Estrella Reátegui Marín ya que ésta por
vía telefónica comunicó que por razones de enfermedad no podía viajar del Callao a
Ilo para la firma del contrato de compraventa y lo haría su esposo Ángel Gabriel
Collantes Arimuya, quien, en efecto, el 26 de agosto del 2008, celebró el contrato.
Luego, han sido los propios demandados los que entregaron el inmueble y retiraron
sus bienes muebles para trasladarlos al Callao, no habiendo solicitado la restitución
del inmueble en ningún momento;

ii) Indebida aplicación e interpretación del artículo 315 del Código Civil, pues se habría
realizado una interpretación literal de la precitada norma, sin tener en cuenta lo
establecido en el artículo 141 del Código Civil, ya que la demandada Rosa Estrella
Reátegui Marín sí ha manifestado su voluntad de vender el inmueble, de manera
tácita.
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Mediante auto calificatorio del recurso de casación, la Sala Civil Permanente de la
Corte Suprema de Justicia de la República desestimó las denuncias formuladas por la
recurrente, en tanto pretenden lograr un reexamen fáctico y/o probatorio lo cual no
resulta viable en sede de casación, al no constituir una tercera instancia; sin embargo,
al amparo del artículo 392-A del Código Procesal Civil, concedió excepcionalmente el
recurso de casación por la causal de infracción normativa de los artículos 1549 y 1412
del Código Civil.

Luego de haberse llevado la audiencia de Pleno Casatorio, se emitió sentencia, y la


Sala Suprema expuso los siguientes considerandos:

i) Como puede verse, y aun cuando no se haga referencia explícita al mismo, el juez
ha desestimado la demanda sobre la base del ejercicio (ciertamente irregular) del
poder conferido por el artículo 220 del Código Civil, pues de oficio –los demandados
no la alegaron y es más fueron declarados rebeldes– ha apreciado la nulidad del
contrato que se pretendía formalizar. Sin embargo, conforme se ha señalado en los
fundamentos precedentes, al no habérsele concedido a la parte demandante la
posibilidad de plantear argumentos y aportar medios probatorios relativos a las
causales de nulidad por las que finalmente se desestimó la demanda, se ha vulnerado
su derecho de defensa. Cabe precisar que el hecho de que se haya observado la
necesidad de promover el contradictorio entre las partes, sin haber emitido ningún
juicio sobre la configurabilidad o no de la nulidad manifiesta que han apreciado las
instancias de mérito, no puede llevar a considerar que este supremo tribunal coincide
con la posición adoptada en tales instancias, pues, lo cierto es que al no haberse
respetado las garantías procesales en cuestión, no puede aún emitirse un
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pronunciamiento sobre el fondo de la controversia, lo que se hará, de ser el caso, en
su oportunidad.

ii) Sin perjuicio de lo anterior, también es necesario recordar que para que las partes
puedan ejercitar su derecho de defensa es imprescindible que tomen conocimiento de
los distintos actos que se suscitan dentro del proceso, debiendo tenerse presente,
sobre el particular, que el artículo 155 del Código Procesal Civil señala: ―El acto de
notificación tiene por objeto poner en conocimiento de los interesados el contenido de
las resoluciones judiciales. Las resoluciones judiciales sólo producen efectos en virtud
de notificación hecha con arreglo a lo dispuesto en este Código […]‖.

iii) De la revisión de los actuados se advierte que se ha realizado el emplazamiento de


los codemandados Ángel Gabriel Collantes Arimuya y Rosa Estrella Reátegui Marín,
en la dirección que el primero de los mencionados señaló en el contrato que se
pretende formalizar (fs. 12-13), esto es, en: Av. Elmer Faucett, Manzana L – Lote 16,
Urbanización Aeropuerto, Callao , dirección que –cabe mencionarlo– si bien se ha
consignado en la parte introductoria del contrato, no ha sido señalada como domicilio
negocial (artículo 34 del Código Civil). Sin embargo, por escrito de fojas 143, las
cédulas de notificación dirigidas a dicha dirección y que contenían la sentencia de
primera instancia, fueron devueltas por el señor Arnulfo Renán López Coras,
señalando que no conoce a los mencionados codemandados, que estos nunca han
residido en dicha dirección y que ésta le corresponde al domicilio de sus padres:
Lucinda Coraz Loayza y Arnulfo López Minaya, adjuntando a su escrito copia de un
recibo de agua y otro de luz, de marzo y febrero del 2015 (fs. 122 y 123),
respectivamente (fechas contemporáneas a aquélla en que se practicó la notificación),
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y en los que, efectivamente, aparece como titular del inmueble ubicado en la referida
dirección la señora Lucinda Coraz Loayza; asimismo, adjunto las fichas de inscripción
RENIEC de ambos codemandados (fs. 120 y 121), figurando como dirección de la
codemandada Rosa Estrella Reátegui Marín: Juan Pablo II, Mz. N, Lt. 1, Callao (desde
el 19.12.03); y como dirección del codemandado Ángel Gabriel Collantes Arimuya:
Asentamiento Humano Bocanegra Mz. G-7, Lt. 06, Sector 05, Callao (desde el
24.09.98).

iv) La codemandada Rosa Estrella Reátegui Marín se apersonó al proceso y no


dedujo ninguna posible nulidad, por lo que, de acuerdo con lo establecido en el
artículo 176 del Código Procesal Civil, de haber existido, aquélla habría quedado
convalidada. Sin embargo, no ha sucedido lo propio con el codemandado Ángel
Gabriel Collantes Arimuya quien en ningún momento se ha apersonado al proceso, y
no podría entenderse que la convalidación respecto de la codemanda Rosa Estrella
Reátegui Marín alcanza también a éste, pues, el artículo 65 del Código adjetivo
establece que si la sociedad conyugal es demandada la representación recae sobre
todos los que la integran.

v) La irregularidad en las notificaciones al codemandado Ángel Gabriel Collantes


Arimuya, se hace tanto más manifiesta si tomamos en cuenta las siguientes
circunstancias:

a) las divergencias que se advierten respecto de las características del inmueble en el


que se habrían practicado las notificaciones y que aparecen consignadas en los
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cargos de notificación (véase: cargos corrientes a fojas 47 vuelta, 64 vuelta, 71 vuelta,
82 vuelta, 113 vuelta y 117 vuelta);

b) la forma en que se proveyó el escrito de devolución de cédulas de notificación


presentado por el señor Arnulfo Renán López Coras, en donde, además, solicitó que
se dejen de practicar notificaciones en su dirección; pues, por medio de la resolución
número doce, de fecha trece de abril de dos mil quince, corriente a fojas 145, se
dispuso: ―No ha lugar a lo solicitado‖, por haber sido presentado el referido escrito por
un sujeto que no es parte en el proceso; cuando lo que correspondía era corrérsele
traslado a la parte demandante para que absuelva lo concerniente a dicha devolución;

c) no obra en autos cargo de notificación dirigida al codemandado Ángel Gabriel


Collantes Arimuya, conteniendo la sentencia de vista, de fecha dos de octubre de dos
mil quince, corriente de fojas 208 a 211; solo se advierten los cargos de notificación
del referido acto procesal dirigido a los codemandantes (véase: cargos de fojas 215 y
216) y a la codemandada Rosa Estrella Reátegui Marín, esta última notificación se
practicó en la dirección que ella misma señalara al apersonarse al proceso (véase:
cargo de fojas 217). En consecuencia, a fin de no vulnerar el derecho de defensa del
codemandado Ángel Gabriel Collantes Arimuya y evitar posibles nulidades, deberá
emplazársele a éste en la dirección: Asentamiento Humano Bocanegra Mz. G-7, Lt.
06, Sector 05, Callao, que es la que figura en su ficha de inscripción RENIEC.

Por tales consideraciones, la Corte Suprema resolvió:


PRIMERO.- Declararon FUNDADO el recurso de casación interpuesto por Liliana
Amanda Mejía García, interpone recurso de casación, de fecha veintisiete de octubre
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de dos mil quince, obrante de fojas 222 a 227; en consecuencia, NULA la sentencia
de vista de fecha dos de octubre de dos mil quince, obrante de fojas 208 a 211;
INSUBSISTENTE la sentencia apelada de fecha treinta de diciembre de dos mil
catorce, obrante de fojas 83 a 87, y NULO todo lo actuado hasta el emplazamiento del
codemandado Ángel Gabriel Collantes Arimuya; ORDENARON que el a quo, reponga
la causa al estado que corresponda y proceda conforme a las consideraciones
precedentes.

SEGUNDO.- Asimismo, declararon que CONSTITUYEN PRECEDENTE JUDICIAL


VINCULANTE las siguientes reglas:
El proceso sumarísimo de otorgamiento de escritura pública es un proceso plenario
rápido, en tanto no presenta limitaciones en torno a las alegaciones que podrían
formular las partes o a los medios probatorios que podrían aportar en relación al fondo
de la controversia, sin perjuicio de las restricciones impuestas por el artículo 559 del
Código Procesal Civil.
En un proceso de otorgamiento de escritura pública el juez puede declarar de oficio, la
nulidad manifiesta del negocio jurídico que se pretende formalizar, pero siempre que,
previamente, haya promovido el contradictorio entre las partes en la forma señalada
en el fundamento 60. Si el juez considera que el negocio jurídico que se pretende
formalizar es manifiestamente nulo, lo declarará así en la parte resolutiva de la
sentencia y declarará, además, infundada la demanda de otorgamiento de escritura
pública. Si el juez considera que el negocio jurídico que se pretende formalizar no es
manifiestamente nulo, expresará las razones de ello en la parte considerativa de la
sentencia y en la parte resolutiva únicamente se pronunciará sobre la pretensión de
otorgamiento de escritura pública.
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ORGANIZADOS POR MATERIAS
La declaración de oficio de la nulidad manifiesta de un negocio jurídico puede
producirse en cualquier proceso civil de cognición, siempre que la nulidad manifiesta
del referido negocio jurídico guarde relación directa con la solución de la controversia
que, previamente, se haya promovido el contradictorio entre las partes.
La nulidad manifiesta es aquella que resulta evidente, patente, inmediatamente
perceptible, en suma, aquélla que resulta fácil de detectar sea que se desprenda del
acto mismo o del examen de algún otro elemento de prueba incorporado al proceso.
La nulidad manifiesta no se circunscribe a algunas o a alguna específica causal de
nulidad, sino que se extiende a todas las causales que prevé el artículo 219 del
Código Civil.
La demanda por medio de la cual se peticiona el otorgamiento de escritura pública de
un negocio jurídico que, precisamente, debe revestir esta última forma bajo sanción de
nulidad, será declarada improcedente por petitorio jurídicamente imposible.
Dentro del control de eficacia del negocio jurídico que se pretende formalizar, y sin
perjuicio de que se puedan considerar otros supuestos, se tendrán en cuenta los
siguientes: Si la obligación de elevar a escritura pública el negocio jurídico se
encuentra supeditada a una condición suspensiva y el demandante no logra acreditar
la verificación del evento puesto como condición, la demanda será declarada
improcedente por manifiesta falta de interés para obrar. Si todos los efectos del
negocio jurídico se encuentran sujetos a un plazo suspensivo que aún no ha vencido,
la demanda de otorgamiento de escritura pública será declarada improcedente por
manifiesta falta de interés para obrar. Si la obligación de elevar a escritura pública un
negocio jurídico, se encontrará sujeta a plazo de cumplimiento que aún no ha vencido
y que, además, ha sido estipulado en beneficio del deudor, la demanda será
declarada improcedente por manifiesta falta de interés para obrar, a menos que
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exprese su voluntad de renunciar a dicho beneficio. En los procesos de otorgamiento
de escritura pública el juez podrá analizar el ejercicio de la excepción de
incumplimiento, y de advertirse que la excepción en cuestión es amparable, la
demanda será declarada improcedente por manifiesta falta de interés para obrar. Se
procederá del mismo modo cuando el incumplimiento se invoque como argumento de
defensa. En los casos en que el demandado alegue que se ha producido la resolución
extrajudicial del contrato, el juez analizará en la parte considerativa de la sentencia si
concurren los requisitos de ley, o pactados por las partes, para ello, y, de ser así,
declarará improcedente la demanda de otorgamiento de escritura pública, sin declarar
la resolución del contrato. Si el juez advierte que no concurren tales requisitos,
declarará fundada la demanda de otorgamiento de escritura pública, sin pronunciarse
sobre la resolución extrajudicial del contrato. En ambos supuestos, el juez no se
pronunciará en el fallo sobre la resolución extrajudicial del contrato.
Se modifica la ratio decidendi contenida en el fundamento 39 del Primer Pleno
Casatorio Civil (Casación Nº 1465-2007-Cajamarca), de fecha veintidós de enero de
dos mil ocho, debiendo entenderse en lo sucesivo que la Corte de Casación puede
advertir una nulidad manifiesta aun cuando las instancias de mérito no la hayan
advertido en su oportunidad, y aun cuando no haya sido invocada como agravio en el
recurso de casación, en cuyo caso, en decisión motivada y con expresa indicación de
la causal de nulidad que podría haberse configurado en la celebración del negocio
jurídico, se declarará la nulidad de la sentencia de vista, la insubsistencia de la
sentencia apelada y se ordenará que el Juez de primera instancia, previa promoción
del contradictorio entre las partes, emita pronunciamiento sobre la posible nulidad
manifiesta.
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Se modifica el precedente vinculante contenido en el punto 5.3. del Cuarto Pleno
Casatorio Civil (Casación 2195-2011-Ucayali) de fecha trece de agosto de dos mil
doce, debiéndose entender en lo sucesivo que: si en el trámite de un proceso de
desalojo, el juez advierte la invalidez absoluta y evidente del título posesorio,
conforme lo prevé el artículo 220 del Código Civil, previa promoción del contradictorio
entre las partes, declarará dicha situación en la parte resolutiva de la sentencia y,
adicionalmente, declarará fundada o infundada la demanda de desalojo, dependiendo
de cuál de los títulos presentados por las partes es el que adolece de nulidad
manifiesta.

10. Colofón
Finalmente, consideramos adecuado que se sigan produciendo plenos casatorios, ya
que de esa manera, con el fin de uniformizar la jurisprudencia nacional contenida en el
artículo 384 del Código Procesal Civil, se puede aspirar a lograr la tan anhelada
predictibilidad de las decisiones judiciales en el Perú.

[1] Artículo 400 del Código Procesal Civil.


[2] Dictamen de la Comisión de Justicia y Derechos Humanos, recaído en los
proyectos de ley 672/2006-CR; 749/2006-PE; 1725/2007-CR; 1726/2007-CR y
2881/2008-CR, que proponen modificar diversos artículos del Código Procesal Civil,
referidos al recurso de casación.
[3] Casación 1465-2007, Cajamarca.
[4] Casación 2229-2008, Lambayeque.
[5] Casación 4664-2010, Puno.
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[6] Casación 2195-2011, Ucayali.
[7] Casación 3189-2012, Lima Norte.
[8] Casación 2402-2012-Lambayeque
[9] Casación 3671-2014-Lima.
[10] Casación 4442-2015, Moquegua

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