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FARMACOS CATEGORIA C

Categoría C: Se suele asignar a fármacos cuya administración sólo debe considerarse si el beneficio
esperado justifica el potencial riesgo para el feto. Indica una de las siguientes posibilidades: –
Estudios sobre animales han detectado efecto teratógeno o embriocída del fármaco, pero aún no
se ha ensayado en la mujer. – No se dispone de estudios efectuados ni en animales ni en mujeres.

ACIDO ACETILSALICILICO

En animales los salicilatos se han mostrado teratogénicos y embriotóxicos. En humanos existen


estudios que encuentran asociación positiva entre anomalías congénitas e ingesta crónica de
aspirina durante la gestación, sin embargo otros estudios no han hallado tal relación. Se han
comunicado efectos adversos de tipo hematológico en neonatos cuyas madres tomaron aspirina
antes del parto. Además, se ha sugerido que el cierre prematuro del ductus arteriosus secundario a
la toma de salicilatos antes del parto, es la causa de hipertensión pulmonar en algunos niños1,3. El
fármaco puede afectar al mecanismo hemostático de la madre y el recién nacido, aumentando el
riesgo de hemorragia. Dosis altas pueden estar relacionadas con un incremento de la mortalidad
perinatal y efectos teratogénicos4. El uso crónico de dosis de 40-150 mg/día, no han demostrado
toxicidad fetal o neonatal. En situaciones con riesgo de desarrollar hipertensión inducida por el
embarazo, preeclampsia, y en casos de retraso de crecimiento intrauterino del feto, dosis de hasta
150 mg/día pueden ser beneficiosas, aunque se requieren más estudios para valorar la relación
riesgo-beneficio en éstas patologías. El ácido acetilsalicílico se clasifica en la categoría C de la FDA
pero a dosis altas en el tercer trimestre se le atribuye un factor de riesgo D.

CIPROFLOXACINO

Las quinolonas tienen una alta afinidad por el tejido óseo y el cartílago, y en los estudios de
teratogenia en animales se han observado artropatías prácticamente en todas las especies
estudiadas, y en algunos casos con dosis y concentraciones tisulares dentro del margen terapéutico
potencial . Se ha sugerido que las diferencias farmacocinéticas entre las distintas quinolonas podrían
relacionarse con diferencias en el riesgo de producir artropatía, pero los datos disponibles no son
concluyentes. Por este motivo, se desaconseja el uso de quinolonas en las mujeres embarazadas y
en los niños . No obstante, en algunas series de casos que han incluido un reducido número de
mujeres embarazadas que durante el primer trimestre del embarazo fueron tratadas con
quinolonas, no se han observado en los neonatos la condropatía descrita en animales u otras
malformaciones osteomusculares

Ciprofloxacino es una fluoroquinolona que, como todas las de su grupo, atraviesa fácilmente la
placenta, pudiendo alcanzar en el feto concentraciones hasta 10 veces superiores. Este fármaco ha
evidenciado escasos efectos teratógenos en animales. En estudios en ratas y ratones con dosis de
hasta 6 veces superiores a las habituales en humanos, no se detectaron malformaciones. En conejos,
dosis de ciprofloxacino de 30-100 mg/kg causaron alteraciones gastrointestinales y pérdida de peso
maternal, así como aumento de abortos, pero sin evidencia de efectos teratógenos.
En resumen el uso de ciprofloxacino durante el embarazo no parece estar asociado con un mayor
riesgo de malformaciones congénitas, aunque ha habido casos de defectos en niños expuestos a
dicho medicamento durante la gestación. Debido a esto y a los datos obtenidos referentes a
animales, donde inducían daño cartilaginoso, el uso de ciprofloxacino durante el embarazo,
especialmente durante el primer trimestre debería estar contraindicado y diversas fuentes
bibliográficas recomiendan evitar su uso durante el embarazo. Ciprofloxacino está clasificado en la
categoría C de riesgo fetal según la FDA1

GENTAMICINA

La gentamicina ha sido el aminoglucosido mas evaluado en el tratamiento de las mujeres


embarazadas. Las concentraciones plasmáticas de los aminoglucosidos son menores en las mujeres
embarazadas que en las mujeres no embarazadas debido a su mayor eliminación renal. Además,
también se ha observado una gran variación de las concentraciones plasmáticas de los aminogluco´
sidos entre las mujeres embarazadas. Los aminoglucosidos cruzan la placenta, pero las
concentraciones plasmáticas fetales son menores que las concentraciones plasmáticas maternas.
Se han descrito sorderas congénitas en los neonatos cuyas madres fueron tratadas con
estreptomicina y kanamicina durante el embarazo, y aunque no se han descrito con otros
aminoglucosidos, como gentamicina o amikacina, se considera que es un riesgo de todos los
aminoglucosidos . Otros problemas potenciales son el aumento de riesgo de nefrotoxicidad, sobre
todo cuando se administran junto a cefalosporinas, y de bloqueo neuromuscular cuando se
combinan con fármacos bloqueadores musculares o sulfato de magnesio

SULFONAMIDAS Y TRIMETOPRIM

Debido a su efecto antifolato se han considerado antimicrobianos de potencial riesgo durante el


embarazo. Las concentraciones plasmáticas de las sulfonamidas en las mujeres embarazadas son
comparables a las de las mujeres no embarazadas. Las sulfonamidas atraviesan la placenta y las
concentraciones plasmáticas fetales obtenidas son de un 70 a un 90% de las concentraciones
plasmáticas maternas. Aunque en animales tratados con sulfonamidas se han descrito efectos
teratogénicos (sobre todo hendidura palatina), no se ha observado un efecto teratogénico en
mujeres tratadas con sulfonamidas durante el primer trimestre del embarazo . Sin embargo, no se
recomienda su uso durante el tercer trimestre del embarazo por el riesgo de hiperbilirrubinemia o
kernicterus en el neonato. Las sulfonamidas compiten con la bilirrubina en su unión a la albúmina,
pueden aumentar las concentraciones de bilirrubina libre plasmática e incrementar el riesgo de
hiperbilirrubinemia en los neonatos, y sobre todo si son prematuros. El trimetoprim se administra a
menudo en combinación con las sulfonamidas, cruza la placenta y alcanza concentraciones
plasmáticas fetales y en liquido amniótico similares a las concentraciones plasmáticas maternas.
Generalmente, no se recomienda su administración durante el primer trimestre del embarazo
porque se ha señalado que puede aumentar el riesgo de malformaciones congénitas. En animales
tratados con trimetoprim se han observado efectos teratogénicos. Sin embargo, los datos empíricos
en humanos son escasos y contradictorios porque en algunos estudios se ha observado un aumento
de malformaciones (sobre todo cardiovasculares, labio leporino y defectos del tubo neural), y en
otros no se ha observado ningún tipo de malformación. Se ha sugerido que la administración de
ácido fólico durante el primer trimestre del embarazo podría reducir el riesgo de estas
malformaciones congénitas asociadas al uso de trimetoprim, pero son necesarios más estudios para
determinar la eficacia de este tratamiento.

ISONIACIDA

Antituberculoso bactericida sistémico derivado de la hidrazida. Atraviesa la barrera placentaria


dando lugar a concentraciones séricas fetales que pueden sobrepasar las séricas maternas, pero en
estudios de reproducción en mamíferos no se ha observado la producción de alteraciones
congénitas. Sin embargo, se ha referido que la administración oral en ratas puede ejercer un efecto
embriocida. El Collaborative Perinatal Project, monitorizó 85 pacientes que recibían isoniazida
durante el primer trimestre del embarazo. Se encontraron 10 niños malformados, lo que implica
una incidencia casi el doble de lo esperado. En otro estudio englobando 11 recién nacidos expuestos
a isoniazida durante el primer trimestre se observó 1 defecto mayor (9,1%, de 0,5 esperados) y un
caso de polidactilia. Estos resultados no han sido confirmados por otros estudios. Así, el análisis
retrospectivo de 4.900 embarazos en los que se administró isoniazida, demostró porcentajes de
malformaciones semejantes a la población control (0,7-2,3%). Igualmente, una revisión de 1980 no
encontró relación entre isoniazida y alteraciones congénitas. Aunque no se ha demostrado
concluyentemente la seguridad de su uso en el embarazo, el conjunto de la experiencia clínica
justifica su utilización para el tratamiento y profilaxis de la tuberculosis en esta situación.
Determinados autores incluso, lo consideran como el fármaco antituberculoso más seguro, en
combinación con etambutol. De hecho, es más peligroso para el feto el desarrollo de la propia
enfermedad que el tratamiento utilizado. Se incluye en la categoría C en cuanto a riesgo
teratogénico aunque alguna fuente lo clasifica en la B

RIFAMPICINA

En estudios realizados en ratones y ratas se ha observado un aumento de malformaciones


congénitas (principalmente espina bífida y paladar hendido) cuando se administró rifampicina a
dosis de 100-500 mg/Kg durante la gestación. El potencial teratógeno en roedores se ha descrito
con dosis entre 15 y 25 veces la usual en humanos. En cambio, en conejos no ha mostrado evidencia
de teratogenia. Este fármaco es el que más discrepancia suscita entre los autores en cuanto al
tratamiento de la tuberculosis en el embarazo, ya que atraviesa fácilmente la placenta y se ha
asociado con teratogenia en animales, aunque no se ha confirmado clínicamente. En un estudio con
204 embarazadas que llegaron a término se comunicaron 9 casos de malformaciones. Esta
incidencia (4,4%) es mayor que el 1,8% detectado en niños expuestos a la tuberculosis, pero menor
que la encontrada en aquellos cuyas madres estaban sometidas a otras terapias (6,5%). Las
malformaciones encontradas fueron: anencefalia (1 caso) hidrocefalia (2 casos), malformaciones de
los miembros (4 casos), defectos en tracto renal (1 caso) y dislocación congénita de cadera (1 caso).
Otra revisión sobre 442 gestantes tratadas con rifampicina no mostró riesgo incrementado de
teratogenia, así como no se observó ninguna malformación congénita (1 esperada) en 20 recién
nacidos expuestos a rifampicina durante el primer trimestre de gestación. Diversas revisiones acerca
del tratamiento de la tuberculosis durante el embarazo, concluyen que rifampicina puede ser
utilizada (junto con isoniazida y etambutol si es necesario), ya que no está demostrado que sea
teratogénica, habiéndose utilizado durante el embarazo sin asociarse a daño fetal. Este fármaco se
clasifica en la categoría C en cuanto a riesgo fetal y los laboratorios fabricantes recomiendan su uso
sólo cuando la indicación sea clara, y en ausencia de otra alternativa posible, sobre todo durante los
tres primeros meses del embarazo. Como hemos mencionado, la tuberculosis no tratada presenta
un mayor riesgo para la madre y el feto que el tratamiento de la enfermedad

PIRAZINAMIDA

No existen estudios epidemiológicos de anomalías congénitas en niños nacidos de madres tratadas


con pirazinamida durante su embarazo. Tampoco se han publicado estudios de teratogenia en
animales. Se ha comunicado un caso que describe el uso de pirazinamida en una embarazada,
tratada previamente con otros antituberculosos durante 5 meses antes de la adición de
pirazinamida a las 26 semanas de gestación en el que no se observó ninguna toxicidad fetal. El
fármaco se encuentra clasificado en la categoría C de la FDA. La ausencia de información sobre el
uso de pirazinamida durante la gestación hace no recomendable el uso rutinario durante el
embarazo. Aunque la American Thoracic Society considera que los datos de teratogenia son
insuficientes para recomendar el uso de pirazinamida rutinariamente durante la gestación, otros,
incluyendo el comité de la International Union Against Tuberculosis and Lung Desease y la British
Thoracic Society, no proscriben su uso en las pacientes embarazadas

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