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topográfica
y
general
quirúrgica
anatomía
de
Manual
Velpeau
Marie
Louis
Armand
Alfred
MANUAL
DE ANATOMIA QUIRURGICA
GENERAL Y TOPOGRÁFICA. ,
MANUAL
DE ANATOMÍA QUIRÚRGICA
GENERAL Y TOPOGRÁFICA
POR
A. VEIiPEAU,
Miembro del Instituto (Academia de las ciencias,.)
y de la Academia imperial de Medicina,
catedrático de Clínica quirúrgica de la Facultad de medicina de París,
Cirujano del hospital de la Caridad.
Comendador déla Legión de honor etc. etc.
B. J. BEBALD,
Cirujano y profesor agregado á la Maternidad de París,
Ex-dísector,
premiado por el Instituto, los Hospitales y la Academia de medicina de Belgica
Miembro déla Sociedad de Cirugía, de Biología etc.
TOMO X.
VALENCIA:
Librería de Pascual A gHilar,
Caballeros, núm. 1.
1872.
Es propiedad.
Queda hecho el depósito que marta la lej.
%
c/e is^bec/tcina, en/trueca c/e 9<eé-
PROLOGO DE TRADUCTOR.
A Velpeau.
CAPITULO PRIMERO.
DE LOS TEGUMENTOS.
ARTICULO PRIMERO.
De la piel.
(1) He tenido ocasion de ver uno de estos cuernos, que le fué estir-
pado á una rnuger, vecina de Burjasot (Valencia), por mi profesor y
amigo el Dr. Navarro y Rodrigo.
Este cuerno, que ocupaba la base del dedo gordo del pié derecho, en
su cara dorsal, era redondeado y tenia 3 y 'A centímetros de longitud
y medio centímetro de diámetro. En su superficie presfntaba lineas sa
lientes circulares; su vértice era truncado. (K. T.)
-24—
tráctil, las cuales existen principalmente en su cara profunda.
Arterias.—-Forman una red muy apretada y se distribuyen
en las papilas, donde se auastomosan con las venas,
Venas. — Siguen el mismo trayecto que las arterias, y se con
tinúan con éstas en las papilas descritas por Chassaignac. Su
inflamacion infarta casi siempre los gánglios linfáticos; de donde
las tumefacciones que tan á menudo se consideran como una
dependencia de las escrófulas, y que no son producidas en reali
dad masque por las inflamaciones locales de la piel. Esta red
vascular, variable en algunas regiones, pero muy pronunciada
principalmente en la cara, es susceptible de dilatarse, y entonces
dá lugar á esas manchas llamadas nevi-materni ó manchas de
nacimiento, á las cuales el vulgo ha dado el nombre de cier
tas frutas, tales como fresas, aceitunas, etc., segun que se creia
que eran el resultado de tal ó cual antojo de la madre durante
su embarazo.
Linfáticos. — Estos forman una red superficial que comunica
con otra sub-dérmica. Las irritaciones de la piel producen á
menudo la inflamacion de esta red, la. cual se designa con el
nombre de angioleucitis reticular.
De la presencia de esta red vascular, se deducen consecuen
cias importantes. Si al practicar la inoculacion de la vacuna, se
introduce la lanceta hasta el dermis, puede salir de. la picadura
sangre en abundancia, la cual arrastra consigo el virus, que en
tonces no produce ningun resultado. Es necesario tener un gran
cuidado, pues, en depositar el virus en la superficie del dermis,
sin interesarle si es posible, ya que basta con que la epidérmis
sea atravesada para que la absorcion de aquel tenga lugar.
Herviós.— Estos son muy numerosos y se distribuyen en las
papilas á las cuales dan su sensibilidad tactil y general. Esta
sensibilidad aumenta considerablemente cuando estas papilas
se ponen al descubierto al separar la epidérmis, ya sea á conse
cuencia de un vegigatorio, ya de una quemadura.
Estratificación. — Los diversos elementos de la piel están dis
puestos desde las partes superficiales á las profundas de la ma
nera siguiente: l.° La epidérmis. 2.° El cuerpo papilar. 3.° El
dérmis. Esta estratificacion permite distinguir diversos grados
en las quemaduras de la piel. Ea el primer grado no hay mas
que destruccion de la epidérmis. Esta quemadura será leve y la
cubierta epidérmica se reproducirá fácilmente. En el segundo
grado, habrá destruccion del cuerpo papilar, cuya reproduccion
será imposible: de aquí cicatrizaciones mas profundas y altera
-25-
ciones consecutivas de la piel y de la epidermis. En el tercer
grado, destruccion total de las tres cubiertas, de.donde la posi
bilidad de cicatrices deformes y produccion de bridas.
Anexos de la piel. — A la piel están anexos numerosos órga
nos que sirven unos para perfeccionar el tacto, y otros como
medio de proteccion de esta membrana. Estos órganos son las
glándulas, los pelos y las uñas.
De las glándulas. — Las glándulas de la piel son de tres
especies: sudoríparas, sebáceas y pilosas.
Glándulas sudoríparas. — Consisten en simples conductos ó
tubos enrollados eu su estremidad profunda, los cuales despues
de presentar una torsion en espiral, vienen á terminarse en la
superficie de la piel, donde se abren entre las papilas. Estas
glándulas ocupan todo el cuerpo, pero son mas abundantes en
las palmas de las manos y en la planta de los pies.
Glándulas sebáceas. — Las glándulas sebáceas difieren de las
precedentes en que su estructura es mas compleja, pues perte
necen á las glándulas en racimo. Existen en todas las regiones,
pero principalmente en la cara, en el cuello y en el pecho.
M. Ch. Robin ha demostrado que nacen de la vaina de los fo
lículos pilosos, de los cuales no son mas que una dependencia.
Sucede muchas veces que el orificio de estas glándulas se obli
tera, y entonces acumulándose en el fondo de saco del folículo
la materia que segregan, se inflama y produce el acné pun-
tata. Algunas veces la elaboracion de esta materia es mas con
siderable, y si el orificio persiste, se agranda y se vuelve mas ó
menos negro por efecto de los cuerpecillos atmosféricos que allí
se depositan: si entonces se le comprime, sale por la abertura de
la glándula una sustancia blanquecina de consistencia sebácea,
cuya forma particular ha hecho que se le diese el nombre de
gusano. Cuando esta sustancia sebácea se acumula lentamente
y el orificio de la glándula se oblitera, se produce una distension
y aumento de volumen dela misma, que dá lugar á la formacion
de los tumores llamados lupias, quistes sebáceos, meliceris, etc.
M. Robin ha demostrado que algunos tumores sólidos formados
por la acumulacion de las células epidérmicas, y que constitu
yen ciertos epiteliomas de la piel, podían tomar origen en estas
glándulas.
Pelos. — Los pelos son unos filamentos por lo general cilin
dricos, mas ó menos abundantes segun las regiones, y de color
variado segun los individuos y las razas. Se les dá el nombre de
cabellos á los que cubren el cráneo; cejas á los que ocupan el
—26-
arco superciliar; pestañas cuando guarnecen el borde libre de
los párpados; vibrices á los que se encuentran en la entrada de
las narices, y barba á los que ocupan los labios, los carrillos y el
menton. Estos filamentos ofrecen cierta resistencia. Cuando se
practica una operacion en las regiones que están provistas de
ellos, es preciso rasurarlas antes, porque no solamente incomo
dan durante la operacion, sino tambien porque pueden interpo
nerse despues entre los labios de la herida é impedir su cura
cion, y hasta irritarla. Como en los puntos que son muy nume
rosos ocultan el tegumento esterno, siempre que se querrá hacer
un exámen de la piel ó de una herida, será tambien necesario
hacerla rasurar. Esto es indispensable en las heridas de la ca
beza. En algunas regiones, como en las pestañas, se han reunido
entre sí algunas veces muchos pelos para poner en contacto
partes divididas, practicando de este modo una sutura seca. En
el entropion y el triquiasis, se ha propuesto tambien pegar las
pestañas á la piel para impedir la inversion del párpado ó la
desviacion de estos apéndices.
En el pelo se distinguen tres partes: el bulbo , la punta y el
cuerpo. Este órgano se compone de tres sustancias, que son: la
propia, la medular, que ocupa el centro, y una cubierta epidér
mica. La sustancia propia presenta un conducto en su interior,
el cual contiene la sustancia medular formada de células polié
dricas. El bulbo es el órgano productor del pelo, y consiste en
un abultamiento situado en el fondo del folículo piloso. A cada
folículo acompañan dos glándulas pilosas arracimadas.
Uñas. — Las uñas son unos órganos duros, laminosos, córneos
ysemitrasparentes, que revisten la cara dorsal de los dedos dela
mano y del pié. En la uña se distingue tres partes: su estremi-
dad, libre en la punta de los dedos; su cuerpo ó porcion media,
que es adherente por su cara profunda, y su raiz terminada por
un borde delgado y dentado, introducido en un repliegue de la
piel, llamado matriz de las uñas. Estos órganos están formados
de un tegido córneo, de la misma naturaleza que el que consti
tuye los cuernos y las pezuñas de los animales. Su consistencia
es causa de que, cuando se ejerce una presion de bajo arriba
sobre las partes blandas, se introduzca entre ellas y dé lugar á
la lesion conocida con el nombre de uña introducida en las car
nes. Si la matriz de la uña se inflama por una causa cualquiera,
puede suceder que este apéndice se desprenda.
El desarrollo de las uñas puede faltar, y entonces se dice que
hay anoniquia. En los recien nacidos se puede juzgar de su edad
—27-
por el desarrollo mas ó menos adelantado de éstos órganos.
M. Beau ha observado, que á consecuencias de las fiebres graves
que alteran ó suspenden mas ó menos la nutricion de las uñas,
éstos órganos podian caer, como los pelos, por falta de con
tinuidad; y si ésta caida no se verifica, existen, en su cara
libre, unos surcos trasversales que pueden servir para formar
un diagnóstico y pronóstico retrospectivo de la enfermedad.
En efecto: como las uñas crecen de atrás hácia adelante, éste
surco estará tanto mas alejado de la matriz, cuanto mas antigua
será la enfermedad. La anchura y profundidad de éste surco
pueden servir tambien para determinar la gravedad y duracion
de la fiebre.
ARTICULO II.
De las membranas mucosas.
CAPITULO II.
DEL TEGIDO CELULAR.
ARTICULO PRIMERO.
Tegido celular subcutáneo.
La. disposicion del tegido celular subcutáneo, ofrece dos
variedades que es necesario no confundir. Las capas mas próxi
mas al dérmis, son mas bieo filamentosas ó areolares que
laminosas, mientras que cerca de las aponeurósis está casi
constantemente desprovisto de células adiposas y de filamen
tos. Esta particularidad, de la cual nadie se ha ocupado antes de
Velpeau, sin duda porque no han comprendido su importancia
patalógica, merece, sin embargo, l'a mayor atencion. M. Chas-
saignac ha publicado despues de nosotros una clasificacion de
las inflamaciones del tegido celular, basada en esta disposicion.
Seria muy conveniente el estudiar la cubierta celulosa gene
ral del cuerpo, uniéndola á la fascia superficialis, bajo el nombre
de fascia subcutánea. En muchas regiones esta fascia se sub-
divide naturalmente en dos capas: la fascia subcutánea super
ficial. que une el tegido adiposo á la piel, y la fascia subcutánea
profunda que descansa sobre las aponeurósis, las cuales están
separadas por vesículas adiposas raras y blandas.
Cubierta aerolar. — La inflamacion de la cubierta super
ficial, necesitando para estenderse el pasar de una malla á la
otra, tiende continuamente á circunscribirse. La presion egercida
por las primeras células distendidas sobre las inmediatas, favo
rece generalmente la adhesion de sus laminillas , y parece que
obre sin cesar para reducir la fiegmasia á un espacio lo mas
pequeño posible. Lo mismo sucede con el pús que primera
mente se deposita debajo de la piel. La infiltracion de este
líquido es muy pronto limitada por los mismos obstáculos, y á
esto se debe, el que su reunion en colecciones de cantidad va
riable, se observe mas frecuentemente que su infiltracion.
Cuando la erisipela no se estiende mas allá de esta cubierta,
se limita comunmente á producir pequeños abcesos en lugar
de trasformarse en erisipela flegmonosa.
Cubierta laminar. — En la capa profunda de la fascia sub
cutánea, estos fenómenos varían un poco. Su disposicion laminar
hace que la inflamacion de uno de sus puntos se propague á los
demás con pasmosa facilidad. La flegmasía sigue aquí el mismo
curso que en las cápsulas sinoviales y en las membranas serosas.
La resistencia de las aponeurósis de un lado, y de otro la es
—31—
tructura del tegido subcutáneo propiamente dicho, hacen que
esta inflamacion se corra entre estas membranas y tome el
carácter difuso; de donde la eficacia tan notable de las incisio
nes múltiples en todas las supuraciones de la cubierta profunda,
y tambien el peligro de abandonar semejantes enfermedades á
los solos cuidados de la naturaleza; mientras que las inflama
ciones que principian por la otra capa, terminan casi siempre
por dirigirse y ganar con preferencia los puntos correspon
dientes de la piel.
Los caractéres físicos de estas dos capas influyen de tal ma
nera en las enfermedades que en ella se desarrollan, que las
formas propias de las unas no se observan en las otras, mientras
que no se trasmitan delaprimeraá la segunda ó recíprocamente
Un núcleo 'flegmonoso no se trasforma en inflamacion difusa,
sino es propagándose de la capa subcutánea donde nace, á las
hojuelas puramente laminares que se encuentran por debajo.
A consecuencia de la eresipela flegmonosa, no se forman abce-
sos, y la piel no se adelgaza en ningun punto, á no ser que la
supuracion, obrando de dentro á fuera, acabe por separar los
tegumentos de su cubierta inmediata.
Lo que acabamos de decir del pús, lo podemos aplicar tambien
á los demás fluidos, sean morbíficos ó naturales, y á los gases.
Los equimosis, que se estienden generalmente tan poco cuando
son superficiales, y que se infiltran, por el contrario, en una
gran estension cuando están cerca de la aponeurósis, deben este
carácter á la diferencia de texturas delas cubiertas subcutáneas.
Adherencias. — El tegido subcutáneo en lugar de rarificarse
á medida que se aproxima de la aponeurósis á los huesos, au
menta, por el contrario, de densidad, en ciertos puntos. Esto
hace que el dermis se continúe en alguna manera con los órga
nos subyacentes, como se vé en la espina de las vértebras y en
la línea blanca, ó al menos que les adhiera con mucha mas fuer
za. Estas especies de bridas, ésta densidad mayor, que tambien
se encuentra al rededor de las articulaciones y al nivel de los
intersticios fibrosos de los músculos, limita é impide la propa
gacion de las flegmasías agudas, y hace que las materias que
pueden difundirse debajo de la piel, modifiquen por su presen
cia el trayecto que seguían. El conocimiento exacto de tal dis
posicion basta en un gran número de casos, para que el ciru
jano pueda pronosticar la direccion que seguira un derrame
dado, y la mayor parte de las afecciones difusas de la piel.
Si la piel es mas fácil de separar de las aponeurósis que de la
-32—
cubierta areolar, se debe á que el tegido subcutáneo no es mas
que una rarefaccion del dermis, mientras que está simplemente
aplicado sobre las facias. Esta membrana tegumentaria debe
su nutricion al tegido celular; por eso, cuando se la separa de
este tegido, como que se la priva de los conductos vasculares
que surcan habitualmente la cubierta areolar antes de pene
trarla, se mortifica tan pronto.
Tegido adiposo.— Aunque la forma adiposa no sea atributo
esclusivo de la cubierta subcutánea, en ella debemos buscar su
tipo. La poca vitalidad de que goza este tegido, hace: que sus in
flamaciones se terminen comunmente por gangrena; que su su
puracion sea ordinariamente saniosa; que la cicatrizacion de sus
heridas por primera intencion se obtenga rara vez; y que los
mamelones carnosos cicatriciales se desarrollen coa suma len
titud. El cirujano no debe olvidar que los malos resultados de
las grandes operaciones en los sugetos obesos, reconocen frecuen
temente esta causa. Estando destinado este tegido á rellenar los
vacios y los intersticios que dejan entre sí los órganos, importa
mucho conservarle en las escavaciones donde existe en abun
dancia. Los lipomas son tan poco sensibles y tan poco suscepti
bles de trasformaciones fatales, porque tienen las células adiposas
por punto de partida. La disposicion de éstas células en forma
de racimo, esplica perfectamente el aspecto lobulado de estos
tumores, los cuales en algunos casos son trasparentes y hasta
dolorosos, como be tenido ocasion de ver y hacer notar. Se con
cibe, por la misma razon, que las operaciones que exigen estos
tumores sean tan poco dolorosas, y no produzcan efusion de
sangre. El tegido celular, por estar formado de mallas ó aréolas
que comunican las unas con las otras, ya sea por simples poros,
ya por verdaderas aberturas, es el sitio habitual de todas las infil
traciones sub-cutáneas. Cuando se comprime á través de la piel
uno de éstos puntos infiltrados, los tluidos pasan instantanea
mente á las células vecinas; pero éstas últimas, obrando sobre sí
mismas, no tardan en hacerles tomar su sitio primitivo. Lo mismo
sucede con el pús en las inflamaciones difusas, antes que tenga
lugar la formaciou de %bcesos. Mas tarde el edema persiste,
porque acumulándose el pús debajo de la piel obra como cuerpo
estraño y produce una irritacion que favorece la exhalacion de
la serosidad en el tegido celular propiamente dicho. La presen
cia, pues, de este edema en las flegmasías agudas, será, por lo que
acabamos de decir, un signo casi cierto de que existe pús por debajo -
de la piel, aun cuando la fluctuacion no permita afirmarlo todavía-
—33—
ARTICULO II.
Tegido celular profundo.
CAPITULO MI.
DEL SISTEMA SEROSO.
Definición. — El sistema seroso es el conjunto de cavidades
que segregan un líquido mas ó menos ténae, y sirven para fa
cilitar el deslizamiento de unos órganos sobre los otros. Estas ca
vidades no comunican ni con la atmósfera, ni con el sistema vas
cular; están, pues, desprovistas de aberturas. Un estudio atento
de estas Cavidades, descritas hasta aquí bajo el nombre de mem
branas serosas ó sinoviales, me ha demostrado que no son ni
sacos, ni verdaderas membranas, como desde Bichat se ha ve
nido creyendo. Las numerosas investigaciones y esperiment os
que he practicado, no dejan ninguna duda en mi ánimo respecto
á esta cuestion. En las diversas edades de la vida intra-uterina,
y en los cadáveres de adultos, jóvenes y viejos, siempre he en
contrado, en lugar de sacos ó membranas formadas, simples su
perficies formando cavidades sin abertura (1).
Divisiónes.— Siendo estas cavidades muy diferentes por su es-
tension y configuracion, por sus usos y por sus secreciones, las
dividiremos en cuatro clases: 1." Las cavidades serosas del te
jido celular. 2." Las cavidades tendinosas. 3." Las cavidades ar
ticulares ó sinoviales, y 4." Las grandes cavidades serosas ó sean
las viscerales.
ARTICULO PRIMERO.
De las cavidades serosas del tegido celular llamadas
bolsas serosas.
Definición. — Llámanse bolsas serosas á unas cavidades mas
ó menos regulares y mas ó menos profundas, que segregan un
ARTICULO II.
Cavidades llamadas bolsas tendinosas ó vainas sinoviales.
ARTICULO III.
Cavidades sinoviales articulares ó membrinas sinoviales de las
articulaciones.
ARTICULO IV.
De las cavidades serosas ó membranas serosas propiamente
dichas.
Definición.— Las cavidades serosas son las que sirven para
facilitar el deslizamiento de las visceras entre sí, ó con las pa
redes que las contienen.
En este grupo, conocido con el nombre de membranas serosas,
es donde es muy notable la apariencia de sacos ó de membra
nas; y apesar de ésto, estas cavidades no están circunscritas en
toda su estension por verdaderas membranas.
Sitió.— Estas grandes serosas ocupan todas las cavidades
esplagnicas, y ban recibido nombres particulares, segun el
sitio que ocupan. La del cráneo y ráquis se ha llamado arac-
noides cerebro-espinal; la del pecho pleura y pericardio; la
del abdómen, cavidad peritoneal, y la del escroto, túnica va
ginal.
Cónformacion.— Todas estas cavidades están formadas en
parte por las visceras y las paredes de las cavidades viscerales,
y en ios puntos que no están en contacto por membranas que
se las puede aislar, y que son las únicas que merecen el nombre
de membranas serosa¿. Todas ellas estan cerradas y no tienen
comunicacion al esterior, escepto el peritoneo en la muger, que
se comunica con la mucosa de lastrumpas uterinas. Esta dispo
sicion esplica perfectamente lo peligrosas que son las inyeccio
nes intra-uterinas, y tambien la posibilidad de que se evacue
al esterior, por este punto, una coleccion serosa intra-peri-
toneal.
Estas cavidades carecen de bridas y tabiques en su interior;
sus superficies serosas se aplican la una contra la otra, y no
contienen en el estado normal ni serosidad, ni ningun gas.
En los puntos donde existen las membranas serosas, están
generalmente reforzadas por un tegido célulo-grasoso que
permite su distension ó deslizamiento; á cuya disposicion se
debe la formacion del saco herniario, y la posibilidad de separar
el peritoneo cuando se practica la ligadura de las arterias ilia
cas. Pero precisamente porque estas membranas no forman mas
que trozos ó parte de las cavidades, es por lo que no se prestan
indefinidamente á la distension y á los cambios de relaciones
pues llega un momento en que se rasgan, y entonces presen
-42—
tan soluciones de continuidad á través de las cuales se ven salir
pequeños pelotones adiposos. En las investigaciones hechas en
el útero despues del parto, se ha visto que el peritoneo del fondo
de saco utero-vaginal y rectal estaba rasgado: disposicion
eminentemente favorable á la propagacion de las inflamaciones
subperitoneales á la superficie del peritoneo, y recíprocamente.
Estas pequeñas rasgaduras parecen á primera vista folículos
cerrrados, semejantes á los mencionados por Gosselin en las ca
vidades articulares.
Estructura del sistema seroso. — El tegido seroso se pre
senta bajo la forma de trozos membranosos que circunscriben
las diversas cavidades que acabamos de examinar. Este tegido
está compuesto de dos capas: la una superficial ó interna que
está formada por epitelium, que no existe en las cavidades del
tegido celular, y que en las serosas perfectas no forma siempre
un todo continuo. Este epitelium puede descamarse ó concre
tarse, y producir de este modo pequeños cuerpos flotantes en
las cavidades serosas. M. Beraud ha enseñado algunos ejemplos
á la Sociedad de Biología.
La segunda capa, formada por tejido celular mas ó menos con-
densado, contiene una red vascular muy fina. Morgagni ha
descrito en las serosas vasos linfáticos, pero su existencia no
está suficientemente demostrada, porque se podría dudar de si lo
que Morgagni ha atribuido á las serosas, no era propio de los ór
ganos que cubren. .
La presencia de esta red vascular muy abundante esplica
perfectamente los fenómenos que se verifican durante la infla
macion. La inflamacion de este tegido está caracterizada al
principio, por erosiones superficiales, consecuencia de la des
camacion epidérmica, de donde las desigualdades y la sequedad
de la superficie de la membrana, y tambien el ruido de frote, la
crepitacion y el ruido de cuero nuevo que se señala en el pri
mer periodo de esta inflamacion. En un periodo mas avanzado,
la red vascular aumenta, las secreciones reaparecen, pero mas
abundantes, y un líquido seroso, citrino y trasparente se ob
serva en la cavidad de la serosa, sea solo, sea mezclado con otros
productos, tales como el pus, la sangre y la fibrina. Esta última,
que es la que mas preferentemente se exhala, se observa ya desde
el principio bajo la forma de filamentos, de copos ó de placas
membranosas; y á la presencia de esta sustancia se debe la gran
facilidad con que se adhieren las serosas. M. Jobert, primero, y
despues M. Lambert, han sacado un partido maravilloso de esta
—43—
propiedad en el tratamiento de las heridas intestinales, practi
cando la sutura de manera que se correspondiesen las superficies
de las serosas. El cirujano utiliza muy a menudo esta propiedad,
cuando trata de modificar la superficie de las serosas en las hi-
dropesias, por el medio de las inyecciones yodadas, cuya efica
cia hemos sido los primeros en demostrar.
Las cavidades cerradas no contienen, en general, ningun
líquido; pero bajo la influencia de la inflamacion este puede
producirse. La presencia de este líquido en el fondo de una
herida, será un signo precioso que el cirujano no deberá olvidar,
para establecer su diagnóstico.
Desarrollo. — En el embrion de tres semanas, toda la masa
orgánica es blanda, friable; las cavidades torácica y abdominal
no existen, ni los huesos y articulaciones están formados. Hácia
la quinta semana ya se reconocen las cavidades cerradas de las
serosas; la que pertenece al sistema cérebro-espiüal, aparece la
primera; de las torácicas la pericardiaca es la que primero se
desarrolla, despues la pleural; y por último, se forman las sero
sas del abdómen y del escroto. Hácia los cuarenta dias, ya se
distinguen las cavidades articulare», las cuales aparecen desde
luego, bajo la forma de simples fisuras ó ligeras cavernas. El
embrion no posee cavidades cerradas tendinosas hasta fines del
tercer mes en que principian á aparecer algunas. Su órden de
aparicion está indicado por la época en que los músculos cor
respondientes principian á hacer egecutar movimientos á las
partes sobre que se fijan. A esto se debe el que se manifiesten
primeramente alrededor de las grandes articulaciones de los
miembros, y tambien el que un gran número de ellas no se
formen hasta despues del nacimiento. Cuando los tendones prin
cipian á distinguirse, están representados por pequeños cordo
nes, como perdidos en la sustancia amorfa, y ninguna cavidad
ó sinovial existe entonces entre ellos y las partes inmediatas.
El deslizamiento produce poco á poco estas cavidades. Cuando
esto sucede, se vé al tegido celular inmediato apilarse, tomar el
aspecto de láminas, despues regularizarse y ofrecer una pared
libre, lisa y húmeda. La forma y disposicion propia de cada
vaina tendinosa, depende de la forma del tendon, de la esten-
sion ó especie de movimientos, y de sus relaciones, sea con los
huesos, sea con los demás tegidos.
La aparicion de las cavidades cerradas sub-cutáneas, no tiene
ningun período fijo con respecto á la edad del embrion y del
feto, pero se puede asegurar que ninguna de estas cavidades
—44—
existen antes del cuarto mes. Su aparicion sigue el mismo orden
que los movimientos del esqueleto: asi se ven aparecer, en
efecto, primero la de la rodilla y despues la del codo y la del án
gulo del omoplato. Las demás no se presentan hasta una época
muy adelantada de la vida estra-uterina, como sucede con la del
pié, que no se manifiesta hasta la edad de dos ó tres años. Las
cavidades cerradas accidentales, se forman por un mecanismo
semejante, y aparecen en los puntos en que se verifica un roce
frecuentemente repetido.
CAPITULO IV.
DEL TEGIDO Y DEL SISTEMA FIBROSO.
ARTICULO PRIMERO.
Del sistema fibroso en forma de cordon.
ARTICULO II.
Del tegido fibroso en forma de membrana.
Las membranas fibrosas presentan tres variedades: 1." Las
aponeurósis. 2." Las cápsulas articulares, y 3.' Las envolturas
viscerales.
ARTICULO PRIMERO.
De los músculos de la vida animal.
ARTICULO II.
De los músculos de la vida orgánica.
Estos músculos, destinados á espulsar los materiales conte
nidos en los conductos que forman, refuerzan por todas partes
—54—
las membranas mucosas. Sus fibras están dispuestas en dos
capas, de las cuales la esterior es longitudinal, y circular la
intftrior ó sub-mucosa.
Las fibras de estos músculos son en general pálidas y ofrecen
menos resistencia que las de la vida animal; por lo que, los
reservorios ó conductos que circunscriben, son susceptibles de
dilatarse de una manera escesiva, hasta el punto de vencer su
contractilidad; de donde las parálisis, ó mejor dicho, las iner
cias por esceso de distension. Esta inercia se observa principal
mente en los reservorios, tales como la vegiga, el útero y el
recto. Por estar situados estos músculos entre la serosa y la mu
cosa, las alteraciones patológicas de ambas membranas egercen
una influencia mas ó menos directa sobre ellos. Así, cuando las
serosas se inflaman, estos músculos no se contraen y dan lugar
á la retencion de materias; y si es la mucosa la inflamada,
estarán, por el contrario, muy escitados: esto es lo que se ob
serva eu la enteritis, la cistitis, la bronquitis, etc. Si esta escita-
cion se continúa por largo tiempo, resultará una hipertrofia de
la túnica muscular, que entonces se parece mucho á los múscu
los de la vida animal. Esta hipertrofia se observa principalmen
te en la estremidad superior del ano preter-natural, como lo ha
demostrado M. Le Gendre.
ARTICULO DI.
Estructura y propiedades del tegido muscular.
CAPITULO VI.
DEL TEGIDO Y DEL SISTEMA ÓSEO.
(1) Recherehes sur la susbtance medullaire des os. (Exlrait des Archi
ves genérales de Medicine, Paris 1849.
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una certeza; y no dudamos en negar la existencia de esta mem
brana, desde el momento en que ni la vemos á la simple vista,
ni el microscopio nos enseña sus elementos, ni la química nos
hace encontrar materia gelatinosa.»
«La idea mas exacta que uno puede formarse del conducto
medular, es la de un conductito vascular enormemente agran
dado, con el fiu de dar á estos órganos, al mismo tiempo que
solidez, ligereza.»
«Desde el momento que la membrana medular no existe,
se deben desechar las opiniones que le atribuyen un papel
importante en ñsiologia y patología. Ya no se dirá, pues, con
M. Flourens, que esta membrana está encargada de la absorcion
de las cubiertas óseas. No hay duda que esta absorcion se hace
en la cara interna del conducto, pero tiene lugar simplemente
por los vasos capilares. En patología, se dejará de atribuir á
esta pretendida membrana la formacion del callo, las inyeccio
nes, las supuraciones y las diversas alteraciones de la osteitis.»
(Gosselin y Regnauld).
Arterias.— Las arterias de los huesos son de tres órdenes. El
primero está representado por la arteria nutricia, que penetra
en los huesos largos por el conducto nutricio, y llega, despues
de un trayecto oblicuo, al canal medular, donde se bifurca en
dos ramas, una ascendente y otra descendente. La red forma
da por sus ramificaciones se distribuye en el tegido óseo y
conducto medular.
Las arterias del segundo orden son mas numerosas: penetran
en la sustancia delos huesos al nivel de la reunion de la epífisis
con la diálisis, y, pasando á través de los canales del mismo
órden, se anastomosan con las ramificaciones de la arteria nu
tricia principal.
Las arterias del tercer órden son las que penetran en el hueso
por toda su superficie, pasando por los orificios de los conduc-
titos óseos. Estas arterias, suministradas por la cara interna del
periostio, se ramifican en la sustancia compacta y se anasto
mosan con las últimas ramificaciones de la rama principal y
de las del segundo órden.
De esta abundancia de vasos arteriales resulta, que el tegido
óseo está superabundantemente provisto de materiales de nu
tricion; y las anastómosis frecuentes entre los diversos órdenes
de arterias, aseguran la circulacion. En el modo de distribucion
de estas arterias, y sobre todo de la arteria principal, pueden
existir anomalías; y éstas esplicau ciertas desviaciones de los
-66—
miembros. Beraudha visto que el agujero nutricio del peroné
estaba más alto que en el estado normal en ciertos niños que
nacian con el pié valgus.
Venas.— Estas siguen el mismo trayecto que las arterias; (l)
se dividen, como aquellas, en tres órdenes, son muy nume
rosas sobre todo al nivel de las epífisis, y ocupan casi esclusi-
vamente los conductos de segundo órden. En las amputaciones
por la continuidad estas venas se inflaman algunas veces, de
donde las flebitis óseas señaladas por Regnauld y otros Ciruja
nos. Nosotros hemos recogido una observacion muy interesante
de un enfermo, que habiendo sucumbido de infeccion purulenta
no se encontraba en las venas del muñon ninguna inflamacion
para esplicar esta terrible complicacion. Si no hubiésemos lle
vado el examen mas lejos, hubiéramos podido admitir equivo
cadamente una infeccion purulenta sin flebitis.
Las venas de los huesos planos y de algunos cortos, están
contenidas en unos conductos bastante anchos, que han recibido
el nombre de conductos venosos; y en estos huesos, que como
sabemos existen principalmente en la cabeza, es en los que se
presenta mas frecuentemente la flebitis de que acabamos de
hablar. Fundándose en esta disposicion de las venas, es por lo
queM. Laugierha tratado de establecer lo que él llama sangría
de los huesos.
Linfáticos.— Aun cuando quedan dudas de su existencia,
M. Gros dice haberlos observado en el conducto nutricio de la
tibia.
La abundancia del sistema vascular en los huesos nos puede
esplicar perfectamente la frecuencia de sus inflamaciones; y
no carecía de razon Gerdi, al insistir sobre este punto, para
demostrar la facilidad con-, que se desarrollaban las osteitis.
Además, esta riqueza de vascularizacion esplica tambien
por qué los huesos están sugetos á padecer tumores que tienen
tan gran analogía con los tumores erectiles ó con los aneu
rismas, y por qué un tumor canceroso de los órganos se hace
tan fácilmente el sitio de un aflujo sanguíneo' muy conside
rable.
Herviós.— Estos fueron mencionados por Cruveilhier y descri
tos con cuidado por M. Gros. Su disposicion es la siguiente: pe
netran en los huesos largos juntamente con la arteria nutricia,
—67-
pero antes de entrar en el conducto óseo, suministran un
pequeño filete al periostio; filete que nace de un pequeño
gánglio situado ála entrada del conducto. La existencia de los
nervios en el conducto medular, no admite en el dia ninguna
duda; y ella viene á esplicar un hecho observado ya por Bichat,
cual es el dolor que esperimenta el paciente al llegar la sierra
á la médula; y tambien dá cuenta de los dolores tan considera
bles y tan profundos que acompañan á los osteo-mielitis.'
Propiedades— Las propiedades de los huesos pueden divi
dirse en tres clases que son: físicas, químicas y orgánicas.
l.° Propiedades físicas. — En esta clase se comprenden la
densidad, la dureza y la elasticidad.
La densidad del tegido óseo siempre es muy considerable
y desigual para los diversos huesos. La sustancia compacta
es mucho mas densa que la esponjosa; y la vitrea, que entra en
la composicion de ciertos huesos, es mucho mas aun que la
misma sustancia compacta. En algunos casos la densidad au
menta ó disminuye por diversas alteraciones morbíficas, como
sucede, por egemplo, en la caries y necrósis en que disminuye, y
en la eburneacion, variedad de osteítis, en que aumenta.
La consistencia de los huesos es muy considerable: para pro
barlo no tenemos mas que fijarnos en el gran peso que el es
queleto sostiene sin perder su forma. Pero como esta consis
tencia no es indefinida, no es raro ver que las causas esteriores
directas ó indirectas lleguen á vencerla y vengan á producir de
esta manera las fracturas á soluciones de continuidad de estos
órganos. Además, como la sustancia compacta es mas dura que
la esponjosa, la primera puede ser por esta propiedad, una po
tencia capaz de vencer la segunda. Así es como se esplicau las
fracturas por penetracion, en las cuales se vé á la sustancia
compacta penetrar en la esponjosa. La menor dureza de este
tegido es tambien causa de que las violencias esteriores no le
rompan de una manera perfecta; de donde las fracturas por
ensanchamiento.
La elasticidad del tejido óseo, que se demuestra por la manera
cómo las costillas se conducen en la respiracion, varía mucho
segun las edades. En los niños los huesos se doblan sin fractu
rarse, ó al menos se fracturan incompletamente, como le pasa á
un palo verde cuando se dobla con fuerza, que se rompe tan solo
por i na parte de su grosor. Esta propiedad es la que esplica la
posibilidad de las fracturas incompletas, largo tiempo negadas
pero admitidas en el dia de una manera incontestable.
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2.° Propiedades químicas. — En los huesos existen dos ele--
mentos pricipales: uno inorgánico ó mineral y otro orgánico.
Para demostrar la existencia del primero basta con calcinar un
hueso. El fuego destruye entonces las materias orgánicas, y
queda únicamente la sustancia terrosa conservando la misma
forma del hueso.
Para evidenciar la segunda es necesario macerar el hueso en
el ácido nítrico diluido ó en el clorhídrico, los cuales tienen le
propiedad de disolver las sustancias calcáreas sin atacar el ele
mento orgánico, el cual conserva tambien, como las sustancias
calcáreas, la misma forma anterior del hueso. La proporcion de
estas dos sustancias, segun Barcelius, es la siguiente:
Materia animal reducida á )
gelatina por la decoccion. . 32, I7 \ Materias orgánicas 34.
Materia animal insoluble. . . 1, 13 )
Fosfato de cal. ... 51, 04
Carbonato de cal. . 11, 30
Fluato de cal. ... 2, 00 Materias inorgánicas 66.
Fosfato de magnesia 1, 16
Sosa é hidroclorato de sosa. . 1, 20 J
De este análisis resulta que las sales terreas ó inorgánicas
predominan en los huesos, ¿pero varían las proporciones segun
las edades, los sexos, los individuos y las enfermedades? Si cre
yésemos lo que dicen la mayoría de los autores, tendríamos ne
cesidad de admitirlo, y de esplicarnos. como aquellos. por esta
variedad de proporciones las diferentes propiedades que tienen
los huesos, segun las diversas condiciones. Entonces admiti
ríamos que si los huesos de los niños son menos frágiles y mas
flexibles que los de los adultos, se debe al predominio del ele
mento orgánico; mientras que en los viejos, el aumento de
densidad, la disminucion de la vitalidad y la mayor frecuencia
de sus fracturas, reconocerían por causa la mayor cantidad de
sales calcáreas que en esta edad contienen los huesos.
M. Nélaton ha demostrado por esperiirentos rigurosos que
esto era una pura hipótesis, puesto que el tegido óseo era un
elemento químico y anatómico perfectamente definido. Segun
esto, cuando este tegido cambia de propiedades, se modifica, uo
por un cambio químico, sino por una alteracion en su cantidad
ó en su constitucion reciproca con los otros tegidos. En virtud
de esto. pues. desecharemos las teorías químicas que dicen que
eu la caries el elemento orgánico desaparece quedando sola
mente la parte mineral del hueso.
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3.° Propiedades vitales ú orgánicas. — $stas propiedades
son: la nutricion, la contractilidad, y la sensibilidad.
La nutricion de los huesos es muy activa. La gran abun
dancia de vasos que hemos visto tienen estos órganos, producen
un cambio molecular muy rápido; de donde los fenómenos de
absorcion, de reabsorcion y de composicion incesantes, que el
Cirujano observa frecuentemente en las necrósis y en las os
teitis, y que la fisiología habia hecho ya notar por el uso de la
rubia que dá un color rojo á las diversas capas de los huesos.
Esta nutricion está bajo la influencia de los nérvios del gran
simpático. Dos fisiólogos, Schif y Budge, no han visto que la
seccion de este nervio produgese una hiperóstosis considerable.
Este hecho nos ha llamado mucho la atencion, y estamos con
vencidos que llegará un dia en que el cirujano los utilizará.
Para espresar nuestro pensamiento respecto á esta cuestion,
haremos notar por el momento, basándonos en el esperimento
anterior, que se podrá aumentar ó disminuir á voluntad la pro
duccion de los huesos, y esto último se conseguirá destruyendo
la accion del gran simpático. Algunos ejemplos podriamos
aducir en apoyo de esta opinion , pero no hablando mas que
de la caries por no estendernos ¿quién nos niega que semejante
enfermedad está bajo la influencia de una escitacion muy con
siderable del nérvio trisplágnico?
¿La contractilidad de los huesos es real? Bichat la admitía, y
apoyaba su opinion por el hecho de que un hueso distendido
por un tumor obra incesantemente sobre él mismo. Este hecho
es verdadero, pero la esplicacion de Bichat es defectuosa. Nos
otros nos esplicamos esta retraccion por la presion que egercen
las partes vecinas y por la atrofia que se manifiesta, en virtud
de una ley general, en todos los órganos que pierden su uti
lidad en la economía.
La sensibilidad de los huesos, segun digimos ya al tratar
de los nervios, es incontestable. Sin embargo, es necesario
reconocer que en el estado normal, los huesos son poco sensi
bles; mientras que lo son mucho por el contrario en algunas
enfermedades, como las osteitis y osteo mielitis, y en ciertas
afecciones constitucionales, como el reumatismo y la sífilis.
La espresion consagrada de dolores osteóscopos es una prueba
de esto.
Desarrollo del tegído óseo. — Este tegido, segun Robin, se
desarrolla de dos maneras muy diferentes: por invasion y por
sustitucion.
—70—
Desarrollo ó generacion por sustitucion. — En este caso el
tegido óseo se desarrolla en el espesor del cartílago que le pre
cede, y á quien sustituye y reemplaza. Todos los huesos del
tronco y de la base del cráneo, se desarrollap de esta manera,
cuyo mecanismo es el siguiente: En el espesor de la sustancia
fundamental del cartílago se forma un depósito granuloso y
opaco, de materia calcárea, el cual poco.á poco avanza hácia la
superficie y estremidades del cartílago, bajo la forma de re
gueros, algunas veces bastante largos, con la notable circuns
tancia de que los vasos sanguíneos no preceden á la formacion
de este depósito terroso, sino que se desarrollan despues de él.
Desarrollo por invasión. — En esta clase de desarrollo el
cartílago no precede á la sustancia ósea, sino que esta aparece
á medida que el cartílago se manifiesta. La mayor parte de los
huesos del cráneo y de la cara se desarrollan por este meca
nismo , y por él tambien se agrandan los que se forman por
sustitucion.
Desarrollo de la parte espónjosa. — Desde que los vasos pe
netran en la sustancia de los huesos, se puede observar, que
siendo ésta muy compacta, se vá escavando pocoá poco. A me
dida que el hueso aumenta de volumen en la periferia por in
vasion, se va ahuecando en su centro y se rarifica por reabsorcion
directa, sin volver á pasar al estado compacto, y reformán
dose, se lleva en alguna manera á la periferia. Las cavidades
que nacen son mas anchas que las láminas que las separan, y
van aumentando de capacidad hasta la edad adulta. La porcion
de hueso que debe ser ocupada por el conducto medular, ofrece
esta disposicion durante cierto tiempo, completándose despues
por reabsorcion, y no por union de dos semicondu ctos como
quieren algunos.
Desarrollo de la parte compacta. — Cuando el tegido óseo
reemplaza completamente al cartílago que le precede, la reab
sorcion de la sustancia primitivamente formada, no se verifica
jamás hasta la superficie del hueso, donde queda siempre una
capa de tegido compacto de Vs A Vs de milímetro. La osificacion
por invasion tiende continuamente á hacerla aumentar de vo
lúmen, pero la reabsorcion que se verifica incesantemente en la
cara interna, contribuye á mantenerla en un grosor casi igual
en los huesos planos y cortos, pero en los largos vá aumen
tando de espesor con los progresos de la edad. La densidad de
esta capa es menor en los jóvenes que en los adultos, porque
sus conductos vasculares' son mas anchos en aquella época de la
—71-
yida. Las osteitis tiene por resultado algunas veces rarificar
mas ó menos este tegido compacto, produciendo por reabsorcion
el aumento de los diámetros de sus canículos, al mismo tiempo
que la dilatacion de los vasos que contienen. El crecimiento de
los huesos largos en longitud, se verifica por sus estremidades
y dura en tanto que las epífisis están separadas de las diáfisis.
La union de ambas partes no se verifica en una misma época
para todos los individuos: sugetos hay que á los 2l años ya
presentan el hueso formado, mientras que en otros á los 25 aun
se encuentra esta separacion.
En los viejos el aumento del espesor cesa, en tanto que la di
latacion interior continua, de lo que resulta un adelgazamiento
de las paredes de la cavidad medular, de donde la gran fragi
lidad de los huesos en esta edad. Tambien se observa en los
mismos, que los huesos anchos disminuyen de grosor, y que los
largos parece que se acorten. En los huesos cortos la sustan
cia compacta esterior disminuye de espesor, y las aréolas del
tegido esponjoso presentan, por el contrario, un aumento muy
notable.
Como se vé, por lo que antecede, nosotros admitimos que el
hueso puede crecer, y crece en efecto, por su superficie y por
sus estremidades. Para la demostracion de estos dos hechos, me
bastará citar algunos esperimentos.
Si fijamos, como lo hizo Duhamel, un anillo ajustado al re
dedor de un hueso cilindrico, préviamente descubierto, de un
animal joven, veremos, al cabo de algun tiempo, que este anillo
abraza, no el hueso, sino la médula. Las puntas que se clavan en
el cuerpo de un hueso cilindrico en un animal joven, se hunden
poco cuando ocupan el centro de la diáfisis, y mucho, por el
contrario, cuando se han fijado en sus estremidades (Hunter).
El rápido crecimiento en longitud que se observa en el hueso
antes de su union con las epífisis, depende de la prolongacion
de la diáfisis, por la adicion de una sustancia1 ósea en sus dos
estremidades. Esto se demuestra hasta la evidencia, por el espe-
rimento siguiente, practicado por Duhamel, Flourens y Ollier.
Póngase al descubierto la tibia de un lechoncillo, y despues de
perforarle las dos estremidades del hueso osificado, mídase exac
tamente el intérvalo que separa los dos agugeros. Si algunos
meses despues, cuando el hueso ha crecido, se vuelve á medir
esta distancia, se notará que es la misma; de donde se deduce,
que la adicion de la nueva sustancia se ha verificado entre la
diáfisis y la epífisis.
—72—
Kl sistema óseo se desarrolla, segun Serres, por dos mitades la
terales simétricas. Este autor establece además las cuatro leyes
secundarias siguientes: 1 " Todos los agugeros óseos se forman
por la yustaposicion de dos ó mas piezas óseas, aisladas en su
origen. 2." Todos los conductos óseos están formados por la
yustaposicion de canales , d'3 láminas ó de piezas, aisladas
tambien en su origen. 3." Todas las eminencias son debidas á
piezas embutidas ó á epífisis que vienen á unirse al cuerpo del
hueso. 4.' Toda cavidad articular está formada de dos ó mas
piezas óseas que se reunen y confunden para" constituirlas. Se
comprende fácilmente, que la formacion de los huesos no debe
tener lugar en la misma época para todos ellos. ¡Cuánta ma
teria calcárea no debería tenerse reservada para constituir de
una vez y en una época dada todos los huesos del esqueleto!
La naturaleza, siempre previsora, ha hecho que los huesos apa
rezcan sucesivamente segun su grado de importancia. Digamos,
aunque pocas, algunas palabras sobre la formacion de los huesos,
por ser su estudio tan importante para el Cirujano como para
el Médico-legista.
De los 30 á los 45 dias, la clavicula y cada una de las mitades
del maxilar inferior, presentan ya un punto de osificacion.
De los 45 á los 60 dias, principia la osificacion de las masas
apofisarias de las primeras vértebras, de las diáfisis del cubito,
del radio, del fémur y del húmero, lo mismo que la de las cos
tillas, del omóplato, del íleon, del occipital y del frontal.
Al tercer mes se manifiestan los alvéolos de los maxilares.
Al cuarto ofrece el isquion un punto osificado en su centro.
Del cuarto al quinto mes se osifican los huesecillos del oido y
las conchas inferiores.
Del quinto al sexto mes le corresponde al esternon, al pubis
y al calcáneo.
Al séptimo mes el astrágalo presenta su punto de osificacion.
A partir de esta época los puntos de osificacion se presentan
sin regla precisa.
A los ocho meses y medio no ha principiado aun á osificarse
ninguna epífisis, pero á los nueve ya ofrece un punto osificado
como un pequeño guisante la epífisis inferior del fémur.
De loa huesos del pié, únicamente ti calcáneo y el astrágalo
son los únicos que en esta época han principiado ya á osifi
carse.
Despues del nacimiento, la osificacion continúa con rapidéz
desigual segun los huesos.
—73—
A los cuatro meses se osifican las ramas del hueso hyoides;
á los cinco las conchas inferiores lo están tambien; á los seis
meses hay un punto óseo en el apéndice xifoides, el cuerpo del
esfenoides se une á las alas mayores, y aparece un punto de
osificacion en el arco anterior del atlas.
De los seis meses á un año ya están osificadas la lámina cri-
bosa y la perpendicular del etnioides.
Al año los puntos óseos mas característicos, son: el de la
primera pieza del coxis, el de la tuberosidad mayor del húmero,
los del primer cuneiforme, de la apófisis coracoides, de la
estremidad superior de la tibia y de la cabeza del fémur. Se
observa tambien la union de los dos puntos óseos del arco
posterior de cada vértebra, la union de las piezas del temporal,
y la de la lámiua cribosa, á las masas laterales del etmoides.
A los dos años soldadura de los dos puntos que forman la
apófisis odontoides; osificacion de las estremidades inferiores del
radio y del peroné, de las epífisis de los metatarsianos, y las
conchas esfenoidales.
A los dos años y medio se osifican la tuberosidad menor del
húmero, y la rótula.
A los tres años se suelda el cuerpo del áxis con la apófisis
odontoides, y principio de la soldadura de las tres piezas de que
se compone cada una delas dos últimas vértebras sacras.
A los cuatro años osificacion del segundo y tercer cuneifor
me; á los cinco años del trapecio y del semilunar; á los seis del
pisiforme; á los siete la epitróclea del húmero; á los ocho del
olécranon y de la estremidad superior del radio; entre los ocho
y nueve años del escafóides del carpo.
A los doce años hay un punto óseo hácia el borde interno de
la tróclea humeral; y de los trece á los catorce, se osifica el tro
cánter menor.
A partir de los catorce años, que es la época de la pubertad,
rara vez se ven aparecer nuevos puntos de osificacion; pero
las diversas piezas de los huesos principian á soldarse, y las
epífisis se unen á las diáfisis.
Así es, que de los trece á los catorce años, se reunen las tres
piezas de los huesos coxales; á los quince se verifica la union
de las vértebras sacras; de los quince á los diez y seis la de la
apófisis coracoides al omóplato; de los quince á los diez y ocho,
la de los cornetes del esfenoides y la de las epífisis de las falan
ges; á los diez y ocho años se sueldan al cuerpo del hueso los
dos tracánteres y la cabeza del lémur; de los diez y ocho á los
-74—
diez y nueve años las epífisis de los metatarsianos, las epífisis
inferior y superior del húmero y la inferior del fémur; de
los diez y ocho á los veinte y cinco, las tres piezas de la tibia;
de los veinte y cinco á los treinta soldadura de los discos epifi-
sarios de las vértebras; de los cuarenta á los cincuenta solda
dura del apéndice xifoides al cuerpo del esternon; de los
cuarenta á los sesenta soldadura del sacro con el coxis. Se ha
tratado de someter á una ley general el desarrollo de las epífisis,
y la época de su union á las diáfisis.
Con respecto al primer punto, M. Arthaud ha establecido la
siguiente ley: las epífisis que corresponden á las articulaciones
ginglimoideas, se osifican 'mucho mas pronto que las de las
articulaciones orbiculares. Tambien se ha observado, que las
epífisis que se osifican mas tarde, son las que primero se reunen
á la diáfisis. M. Berard ha observado que la estremidad de un
hueso largo que primero se une al cuerpo, es aquella hácia la
cual se dirige el conducto nutricio, y en efecto, esto es lo que
observamos en los miembros. Los agugeros nutricios del supe
rior convergen hácia el codo, y las estremidades de los huesos
que corresponden á esta region, son las primeras que se osifican
y se sueldan; en el miembro inferior, por el contrario, los agu
geros nutricios se dirigen hácia arriba el del fémur y hácia
bajo el de la tibia, y las estremidades que forman su articula-
ekm, son las últimas que se sueldan.
M. Gueretin y M. Berard, han creido que esta disposicion
debía influir en el trabajo de consolidacion de las fracturas. Este
último creia, que el callo faltaba frecuentemente en las fractu
ras de la porcion de la diáfisis opuesta á la direccion del conducto
nutricio; pero las investigaciones de M. Gueretin y de M. Noris
sobre las pseudo-dartrósis consideradas bajo este punto de vista,
no nos suministran resultados que permitan admitir esta pro
posicion como completamente demostrada.
M. Beraud, apoyándose en la direccion de estos agujeros nu
tricios y en las anomalías de situacion que presentan, ha tra
tado de esplicar algunos hechos de anatomía patológica. Hasta
el día todos sabemos que no se ha podido encontrar la causa
de las deformaciones articulares congénitas, y que tan pronto
se ha invocado para esplicarlas las enfermedades de las arti
culaciones, como la compresion, las malasposiciones del feto, et
cétera. En las investigaciones que este autor ha hecho en el an
fiteatro de los hospitales mientras fué prosector, ha encontra
do constantemente en los pies bots, una anomalía en las
—75— •
relaciones reciprocas de los agujeros nutricios de la tibia y
del peroné é igual anomalía en la lujacion congénita del
fémur. En este último caso, el agujero nutricio principal del
hueso, era mayor que el que se observa comunmente y estaba
mas cerca de la cavidad cotiloydea que en el estado normal. En
el pié bot, con desviacion del pié hacia adentro, el agujero
nutricio del peroné estaba mas bajo que de ordinario, de donde
un desarrollo prematuro de la estremidad inferior de este hueso,
que ocasionaba la desviacion del pié hacia adentro (pié bot
varus.) En otra ocasion, este mismo autor disecó un pié bot
valgus ó desviado hacia fuera, y en este el agujero nutricio
del peroné estaba situado muy cerca de su estremidad superior,
lo cual originó un retraso en el desarrollo de la estremidad in
ferior de este hueso, que permitió la desviacion del pié hácia
afuera.
Algunas veces, es verdad, se encuentra el agujero nutricio
mas elevado que de ordinario sin que exista el pié bot valgus.
Esto, que á primera vista parece contrariar nuestra doctrina,
no es mas que una pura ilusion, pues si se examina atenta
mente el peroné, no se tarda en descubrir por detrás de su maléolo,
un agujero nutricio suplementario.
Diversas circunstancias pueden modificar, además, el modo de
aparicion de le s puntos de osificacion de las epífisis. Para no
citar mas que una, haremos notar con M. Broca, que la infla
macion activa considerablemente la época de este trabajo. Este
autor, y nosotros despues de él, hemos observado que los
niños que padecen tumores blancos en las articulaciones en
que los puntos óseos aun no debieran existir, nos los presen
tan, en un grado muy avanzado, y ofreciendo una dureza
considerable.
Para terminar este estudio, diremos algunas palabras sobre
el modo como se hace la union de las epífisis á las diáfisis.
Entre estas dos partes de un hueso largo, existe una capa
cartilaginosa de algunos milímetros de grosor, á la cual se
ha dado el nombre de cartílago epifisario. Hasta que el cre
cimiento del hueso no sea completo, esta lámina persiste,
porque como ya digimos, por ella es por donde el hueso
aumenta en longitud. El fémur y la tibia son los huesos en
que permite por mas largo tiempo esta disposicion; pero no
se vaya á creer que esta porcion cartilaginosa es una especie de
sustancia interpuesta entre las dos partes del hueso, pudiendo
ser separada y formar un órgano distinto, porque se tendría
—76—
una idea errónea de esta disposicion. La sustancia cartilagi
nosa se continua sin interrupcion con el tegido óseo; es, si se
quiere, el hueso mismo no osificado todavía. Esta nocion nos
obliga, pues, á no admitir lo que seíllama desprendimiento de
las epífisis, porque entonces lo que existe es una verdadera so
lucion de continuidad á este nivel; es decir, que en vez de un
desprendimiento se ha verificado una verdadera fractura.
Las alteraciones de los huesos que caracterizan el raquitismo,
se desarrollan en estos cartílagos epifisarios, los cuales presen
tan entonces un aspecto particular, que hizo creer á M. Rufz
que era una sustancia propia, la cual comparó á una esponja; y
que M. Guerin ha designado con el nombre de esponjoide.
Este tegido, que se presenta bajo el aspecto de aréolas finas,
rellenas de un líquido rojo subido, semejante á la sangre derra
mada, está formado por láminas óseas desprovistas de una con
siderable cantidad de sales calcáreas, lo que le dá no solamente
la apariencia, sino tambien la consistencia de una esponja.
Segun M. J. Guerin, este tegido toma origen de una sangre
infiltrada en las células del tegido esponjoso y no recibe sino
hasta mas tarde esta organizacion especial; pero M. Bouvier
opina que debe ser considerado como el tegido óseo primitivo,
rarificado, y alterado en su estructura. M. Broca desecha
ambas esplicaciones, y declara que el tegido esponjoso se
desarrolla al principio en el cartílago epifisario, y que esta
afeccion reconoce por causa una alteracion de la sangre; al
teracion que tiene por resultado embarazar el desarrollo de
los huesos, y sobre todo su desarrollo en longitud. En lugar
de producir en este caso el trabajo nutritivo un desarrollo
normal del tegido esponjoso, produce un tegido inferior: el
tegido esponjoide.
Keproducción del tegido óseo.— La historia de la repro
duccion del tegido óseo, ofrece al cirujano el mayor interés.
No pudiendo estudiar aquí esta cuestion con todos sus deta
lles, nos limitaremos á esponer someramente lo que tiene
lugar á consecuencia de una solucion de continuidad de los
huesos.
Se dá el nombre de callo á la cicatriz de estas soluciones de
continuidad. Lo primero que se verifica despues de una fractu
ra es un derrame de sangre y serosidad rogiza, al rededor
del punto fracturado, entre los músculos y las estremidades
del hueso; al mismo tiempo la médula se ennegrece en una
estension de algunos milímetros. Poco ápoco las partes blandas
—77—
se decoloran, el tegido celular se hincha y los músculos se
unen entre sí y con el periostio, de lo cual resulta una masa
sólida, homogénea, rogiza y elástica. La médula se condensa
y fortalece; nace una sustancia rogiza y semitrasparente que
hace cuerpo con la pared del tubo medular y acaba por con
fundirse con los tegidos inmediatos. Esta sustancia es flbroide
y estriada, y no tarda en ser reemplazada por verdadero
cartílago que se adhiere á los tegidos circunvecinos.
En este cartílago, cuya estructura difiere poco de los cartí
lagos normales, y cuya vascularizacion apenas es notable,
es donde se presentan diseminados hacia el séptimo día los pri
meros puntos óseos de. aspecto rogizo, los cuales, estendién
dose mas y mas, no tardan en reemplazar á este cartílago,
cuya osificacion tiene lugar por sustitucion.
El hueso recien formado presenta transitoriamente el estado
llamado esponjoide, antes de ofrecer los caracteres de los huesos
propiamente dichos. En la superficie de las estremidades de la
masa cartilaginosa introducida en el conducto medular, y en la
superficie de las trabéculas óseas vecinas, se encuentra una
capa delgada de cartílago, cuyas cavidades son estrechas,
prolongadas, y agudas en su estremidad, las cuales contienen
solamente corpúsculos ó muchas granulaciones. Este cartílago
se osifica por invasion, es decir, que á medida que en estas
partes se presenta una capa delgada cartilaginosa, en seguida
es invadida por la osificacion.
Este cartílago se encuentra tambien en la superficie del callo
cartilaginoso que está en contacto con las partes blandas, y
esta cubierta superficial puede ser seguida, sin interrupcion,
hasta debajo del periostio inmediato al hueso roto. Este forma
allí una capa que se estiende algunas veces á muchos centí
metros hacia las estremidades articulares del hueso fracturado;
puede ser bastante gruesa para poderse ver á la simple vista,
y se adelgaza insensiblemente, ó bien es tan delgada como en
el estado normal, en los sujetos cuyo huesos largos aumentan
todavía de volumen. Esta capa, bastante blanda, se osifica por
invasion y no por sustitucion, como el callo cartilaginoso que
existe entre los dos estrenios fracturados del hueso.
Estas capas cartilaginosas, invadiendo los tegidos inmediatos
6 el sitio ocupado por los líquidos derramados á consecuencia
de la fractura, continuan formándose en la superficie de las
que se osifican gradualmente, y le dan bien pronto un aspecto
irregular: algunas veces producen sobre el callo prolongacio
—78—
nes óseas; pero á la larga, estas prolongaciones se reabsorben
y las partes tienden de mas en mas á tomar la forma normal
del hueso, cuya superficie viene á ser con el tiempo tan lisa
como si no hubiese existido fractura; y cuyo periostio, mas
grueso y rugoso, toma poco á poco el mismo aspecto que tenia.
Reasumiendo cuanto acabamos de decir, diremos: que el pe
riostio no concurre á la formacion del callo, sino que del hueso
mismo es de quien parte su formacion; que este siempre vá pre
cedido de la formacion de un verdadero cartílago; que la osi
ficacion de este cartílago, se verifica, ya de una manera
uniforme, ya por puntos aislados; y, por último, que no existe
callo provisional, al menos en el sentido que Dupuytren daba
á esta palabra, destinado á desaparecer mas tarde.
Por todo lo que precede, fácilmente se comprende que la
formacion del callo es una verdadera cicatrizacion del hueso, la
cual representa, en su modo de formacion, el origen de estos
órganos en el embrion; y por último, que la naturaleza procede
en la curacion de las soluciones continuidad de los huesos,
de la misma manera que para la curacion de las soluciones de
continuidad de las partes blandas.
CAPITULO VII.
DEL SISTEMA Y DEL TEGIDO CARTILAGINOSO.
CAPITULO VIII.
PE LAS ARTICULACIONES.
ARTICULO PRIMERO.
Diartrósis.
ARTICULO III.
Anfiartrósis.
CAPITULO IX.
DBL SISTEMA GLANDULAR.
ARTICULO PRIMERO.
De las arterias. .
-US-
tente , como la tinta , un ácido diluido , el vino , etc. , pro
duce un dolor muy vivo; tanto, como el que resulta de la
irritacion de las partes mas sensibles, si nos guiamos por los
gritos y la agitacion del animal en el mismo instante en que
el líquido entra en la carótida.
ARTICULO II.
De las venas.
ARTICULO m.
De los capilares sanguíneos.
ARTICÜLO IV.
ARTICULO V.
De los linfáticos.
:
—130—
vaso linfático está rodeado de una atmósfera grasosa que facilita
su diseccion; la cual participa de la inflamaron, en ciertos lin-
fltis flegnjonosas. Siguiendo el mismo trayecto y la misma di
reccion que las venas superficiales, los linfáticos pueden hacer
equivocar el diagnóstico sobre el sitio preciso de las inflamacio
nes rayadas ó lineares de la cubierta subcutánea; pero este error
se evitará recordando que los linfáticos diseminados bajo la forma
de líneas tortuosas, no presentan el aspecto de cordones duros
y redondeados como las venas, y que el enrogecimiento que
indica las flegmasías, se presenta ordinariamente p*or placas des
iguales esparcidas sobre una porcion de puntos , al mismo
tiempo que forma estrias mas ó menos regulares en la direccion
de los vasos, las cuales recorren trayectos estensos sin anastu-
mosarse, para form ar enseguida troncos mas ó menos volumi
nosos: disposicion que les distingue mucho de las venas.
Los linfáticosprofundos ocupan los intersticios de los órganos,
se reunen en fascículos alrededor de los vasos sanguíneos, cuya
direccion siguen, y se anastomosan mas frecuentemente que los
superficiales, pero á pesar de estas anastómosis, no aumentan de
volúmen segun se van aproximando á su terminacion en el
conducto torácico ó en la vena porta. Eslos vasos están menos
sujetos á la inflamacion, que los superficiales.
Anastomosis. — Los vasos linfáticos se anastomosan entre sí,
lo que favorece la propagacion de las angio-leucitis. Esta comu
nicacion existe, no solamente entre los vasos superficiales, sino
tambien entre estos y los profundos. Esta última comunicacion
se hace por ramúsculos tan múltiplea, que las flegmasías de los
unos, rara, vez deja de propagarse á los otros. M.Richet, aun
que sin ninguna razon para nosotros, afirma lo contrario; pero
las investigaciones recientes de M. Chassaignac sobre la angio-
leucitis, no dejan ninguna duda sobre la frecuencia de esta co
municacion.
Estructura. — Los linfáticos se componen de tres túnicas so
brepuestas:
La túnica esterna . ó celulosa es semejante á la que envuelve
las venas y las arterias.
La túnica media, llamada tambien por algunos anatómicos
membrana de fibras anulares, tiene mucha analogía con la mem
brana media de las arterias, y á ella deben los linfáticos su
resistencia, su elasticidad y su contractilidad; está compuesta
de fibras elásticas y musculares lisas.
La túnica interna es muy análoga á la que tapiza el interior
—131—
de los vasos sanguíneos, cuya estructura y epitelíum presenta
En el espesor de la membrana esterna, únicamente se ven al
gunos pequeños vasos sanguíneos arteriales y venosos. Algunos
anatómicos creen haber visto linfáticos. Los nervios son desco
nocidos, pero el dolor que acompaña á la angio-leucitis, induce
á creer en su existencia.
§ 2.° De las redes linfáticas.
Definición. —Toda la superficie de los tegumentos cutáneo y
mucoso, y todas las superficies de las grandes cavidades esplág-
nicas, serosas, sinoviales ú otras, ofrecen una red estremada-
mente abundante, variable además, segun ciertas regiones,
constituida por el origen de los vasos linfáticos. Estas redes son
los capilares linfáticos.
Situación. — Hállanse situadas estas redes debajo dela epidér-
mis, de lo cual se deduce que para la inoculacion de los virus,
como el vacuno, por ejemplo, basta atravesar esta cutícula para
que la inoculacion tenga lugar. Si, por el contrario, se penetra
mas profundamente, se pican los capilares sanguíneos, y el der
rame de sangre que sigus puede ser bastante abundante para
arrastrar la porcion del virus depositado é inutilizar la opera
cion.
Estrnctura. — Es probablemente la misma que la de los ca
pilares sanguíneos .
Usos. — Estas redes tienen especialmente por usos, recoger
de los tegidos.las moléculas que el organismo no puede guardar
ó no ha podido apropiarse, y encuentran en este acto el origen
denm gran número de enfermedades. Como toman de las heri
das los principios deletéreos que allí se depositan, se inflaman
fácilmente, dando lugar á la angio-leucitis re ticular de Chas-
saignac, que precede á la angio-leucitis que se podría llamar
troncular, en oposicion á la anterior, ó trayectioa, con el autor
antes citado. Sin embargo, esta forma de angio-leucitis, puede
quedar aislada, y entonces presenta una especie morbífica per
fectamente determinada, de la cual hemos observado dos varie
dades, una aguda y otra crónica.
§ 3.° De los ganglios linfáticos.
Definición.— Se dá el nombre de glándulas ó ganglios linfá
ticos, á los órganos globulosos que están situados en el trayecto
de los vasos linfáticos.
Volumen. — Su volúm en varía desde el de una lenteja al de
—132—
una pequeña nuez, pero pueden hipertrofiarse considerablemen
te bajo ciertas influencias. En el niño son mas voluminosos que
en el adulto, y en éste mas que en los viejos.
Situación. — Situados en el 'trayecto de los linfáticos, se agru
pan en los pliegues de las grandes articulaciones; al rededor de
los órganos parenquimatosos de gran volumen (mamas y pul
mones) y en el mesenterio.
Los gánglios linfáticos se dividen, como los vasos que en ellos
penetran ó salen, en dos séries: los unos subcutáneos ó superfi
ciales, y los otros sub-aponeuróticos ó profundos.
Gángliós superficiales. — Estos gánglios, no teniendo rela
ciones mas q\\e con los vasos de la misma especie, indican, por
esto solo, cuando se tumefacían simpáticamente, que la enfer
medad tiene su sitio fuera de las aponeurósis. Formádo's de un
parenquima bastante duro, destinados á modificar la linfa que
los atraviesa con dificultad, y dotados de una circulacion difí
cil y de una sensibilidad poco desarrollada, se infartan con la
mayor facüidadd y padecen enfermedades aunque los conductos
que les llevan los principios morbíficos , queden perfectamente
sanos.
Las picaduras y todas las demás clases de heridas, producen
muchas veces la tumefaccion de los gánglios de la axila, sin
afectar sensiblemente los vasos linfáticos intermediarios. Un.
hecho semejante pasa en la ingle cuando existen chancros en el
pene, ó supuraciones de cualquier clase en el pié ó en otro punto
del miembro inferior. Su textura apretada hace que supuren
difícilmente y que se verifique por infiltracion, en vez de pre
sentarse en focos. Siendo mas apretados en la circunferencia que
en el centro, los glóbulos de pus que en ellos se infiltran,
obrando sobre su tegido, le hacen á menudo desaparecer y los
trasforman algunas veces en una simple cáscara. Con tales dis
posiciones, es muy natural que su inflamacion se propague fá
cilmente al tegido celular inmediato. A esto se debe que en los
bubones que supuran, por ejemplo, la afeccion comprende siem
pre dos elementos anatómicos: 1.° El gánglio que está rojo, tu
mefacto, pero no siempre supurado. 2." La cubierta celular adya
cente, que es el sitio de una coleccion morbífica mas ó menos
considerable.
Gánglios profundos. — Ordinariamente situados al rededor y
en el mismo, trayecto de las arterias, envolviendo las venas y
envueltos por los nérvios, los gánglios profundos, esponen á todo
género de peligros y de equivocaciones. La presion que ejercen
—133—
al inflamarse sobre las partes inmediatas puede determinar vio
lentos dolores y hasta la parálisis, y acarrear la inflamacion, la
infiltracion, y hasta la mortificacion del miembro, si obran mas
particularmente sobre las venas y las arterias Levantados por
las pulsaciones de estos últimos vasos pueden ser confundidos
con un aneurisma, lo mismo que pueden tambien dar la idea de
que existen hernias, abcesos, ó tumores de diversa naturaleza.
Teniendo ciertas enfermedades el privilegio de poner en eviden
cia los mas difíciles de descubrir, y no estando su número aun
bien determinado, han embarazado mas de una vez al Cirujano
por los accidentes que han producido en las regiones donde la
anatomía no habia indicado aun su existencia.
Los gánglios superficiales, 11 bres de parte de los tegumentos,
aunque situados en el trayecto de algunas arterias, se dirigen
con preferencia al inflamarse hácia el esterior.
Cónsistencia. — La consistencia de estos órganos, es carnosa
y un poco elástica: es necesario conocerlos en el estado fisio
lógico, para que la comparacion permita apreciar con exacti
tud el patológico.
Color. — Su coloracion esterior es grisácea, y al interior son
mas ó menos rogizos. Los gánglios mesentéricos del feto son
rosados y trasparentes.
Estructura. —La estructura de los gánglios linfáticos ha sido
el objeto de una memoria muy importante de M. Frey (1): noso
tros examinaremos sucesivamente la envoltura y el contenido .
1.° Cápsula gangliónar. — Los gánglios están envueltos por
una membrana delgada, celulosa y muy vascular, unida al te-
gido celular inmediato, la cual envía prolongaciones delgadas y
muy tenues al interior del gánglio. Cuando la inflamacion in
vade únicamente el parénquima del gánglio, recibe el nombre
de adenitis; pero si afecta el tegido celular periférico, se designa
con el nombre de adenitis flegmonosa.
2." Cóntenido. — Está constituido por un parénquima que
contiene vesículas cerradas anexas á los vasos linfáticos. .Estas
vesículas tienen 0,1 de milímetro á lo menos; pero pueden en
ciertas hipertrofias, llegar á un milímetro y aun mas; y son es
feroidales, mamelonadas ó como cargadas de pequeñas prolon
gaciones en su superficie. Su pared propia, es del gada, homo
génea, blanda, muy friable, y está tapizada ó mejor rellena de
CAPITULO XI.
DEL SISTEMA NERVIOSO. '
—143—
hacen mas que pasar de un fascículo á otro sin sufrir ninguna
division. A este perineuroma, y no á los tubos, es á quien se le
aplica la palabra anastómosis, tomada en el sentido riguroso de
su acepcion.
Tubos nerviósos. — El tegido nervioso central y periférico
está compuesto esencialmente por los tubos ó elementos nervio
sos de los que M. Ch. Robin distingue dos géneros: 1." Tubos
anchos, llamados tambien de la vida animal, blancos 6 de doble
contorno, y 2.° Tubos delgados ó de la vida orgánica, de l8s nér-
tios grises, tubos simpáticos , nutritivos ó de simple contorno.
A .—Tubos anchos.
Estos tubos se distinguen por su diámetro, que varia desde
0, mi»010 á 0, mi>> 015, y por su contenido viscoso, de consistencia
de jarabe, semilíquido. Los tubos delgados tienen una dimen
sion que ordinariamente es la mitad de la anterior. Unos y
otros ofrecen una pared homogénea, cuya trasparencia y del
gadez impide medir su grosor; pero se la observa, cuando rom
piéndose en un punto, dejan escapar su contenido, ó cuando este
ha sido espulsado por compresion en una estension mayor ó
menor. Esta pared es algunas veces finamente estriada, ó ple
gada, pero no fibrosa, y contiene algunos núcleos, aqui y allá
en el embrion. En el centro de cada tubo nervioso se encuentra
el cilindro-eje sólido, flexible, frágil y de naturaleza azoada. A
su alrededor existe el contenido liquido viscoso, compuesto prin
cipalmente de grasa, el cual refracta mucho la luz, y forma una
cubierta del grosor de 1 á 3 milésimas de milímetro, ho
mogénea y regular en toda la longitud del tubo, cuando éste
no ba sido comprimido, ni tratado por los reactivos, ni ha su
frido un principio de putrefaccion; pues en estos casos es sinuo
sa y plegada, ó se reduce á láminas, á filamentos ó á gotitas.
Esta cubierta, vista en el tubo por trasparencia, está limitada
por dos líneas paralelas y oscuras; pero es blanca (1) y brillante
en el centro al nivel del cilindro-eje, al cual oculta, donde goza
de mayor poder refringente: estas dos líneas son las que se han
designado con el nombre de doble contorno, y se ha creido equi
vocadamente que limitaban la pared del tubo é indicaban su
grosor, puesto que lo que indican es el límite de su contenido
líquido-viscoso. En la médula y el encéfa o, el tubo está redu-
DE
PRIMERA PARTE.
DE LA CABEZA.
Se designa con el nombre de cabeza, la parte del cuerpo si
tuada sobre el cuello. Su estructura muy complicada y su si
tuacion, esplican la frecuencia de sus enfermedades. Siguiendo
la costumbre establecida, la dividiremos en cráneo y cara.
SECCION PRIMERA.
MEE, CRÁNEO.
ARTICULO PRIMERO.
Region frontal.
Definición. — La region frontal está suficientemente definida
por su denominacion. Sin embargo, no conviene creer que com
prende únicamente la parte de la cabeza que el vulgo llama
frente; pues sus límites, como luego veremos, son en Cirugía
algo mayores.
Situacion. — Hállase situada delante de la bóveda craneana,
ocupando la línea media. Esta region es simétrica, y por lo tanto
se la puede dividir en dos partes iguales, una derecha y otra
izquierda .<Por su situacion hállase muy espuesta á las violen
cias esteriores; de aquí el que sean tan frecuentes las heridas y
contusiones de esta region. No estando cubierta por los vestidos
esta parte del cuerpo, sus mas pequeñas lesiones ó deformidades
son muy desagradables á la vista.)
Limites. — Esta region se halla limitada hácia dentro por
la línea media que se estiende desde la eminencia nasal, hasta
la sutura bi-parietal; hácia afuera por una línea que desde la
apófisis orbitaria esterna, fuese á terminar .á la sutura fronto-
parietal, siguiendo la línea curva del hueso frontal; por arriba
y por detrás, por la sutura fronto-parietal, hasta la fosa tem
poral; por abajo y por delante, por una línea' ficticia, que es
tendiéndose desde la eminencia nasal hasta el borde superior
de la apófisis orbitaria esterna, pasase por encima del arco su
perciliar.
Estensión. — Ocupando el tercio próximamente de la bóveda
craneana, la region frontal mide en el adulto diez centímetros
—153—
en su diámetro vertical, y siete centímetros en el trasverso.
Dirección. —Curva y regularmente convexa hácia adelante,
esta region forma un ángulo mas ó menos saliente, segun los
individvos, el sexo y los pueblos. La raza caucásica] presenta
este ángulo bastante saliente, mientras que la negra, por el
achatamiento de su frente, apenas muestra vestigios de él.
Cónformación estertor. — Esta region presenta en la línea
inedia y por encima de la raiz de la nariz, la eminencia nasal,
llamada tambien frontal media. 2.° Una ligera depresion verti
cal, mas aparente cuando los músculos frontal y superciliar, se
hallan contraidos. Hácia afuera se nota otra^eminencia, que es
la frontal esterna, por debajo de la cual existe un surco trasver
sal, que separa la region frontal de la superciliar. Algunas veces
estas eminencias son muy pronunciadas ó están desigualmente
desarrolladas, lo cual no deberemos olvidar, para no incurrir
en el error de considerar estos estados como morbificos, y plan
tear un tratamiento para hacerles desaparecer.
Estructura.—Piel. — Cubierta de cabellos por arriba y en una
estension variable, está desprovista de pelos por abajo, y forma
lo que vulgarmente se llama la frente. En esto punto, la piel,
que es lisa y tensa en los niños, y en la segunda infancia, pre
senta frecuentemente en el adulto, y sobre todo en los_viejos,
un gran número de arrugas trasversales hácia la parte inferior
de la region; y algunas otras verticales, en la línea media.
Estas arrugas, por su diversidad, juegan un papel muy im
portante en las obras que tratan de la fisonomía_del¡hombre.
Estando esta membrana íntimamente adherida á lafascia sub
cutánea, lo que dificulta en gran manera su diseccion, no pue
de deslizarse sobre la cubierta sub-yacente.
La piel de esta region está abundantemente provista de vasos
y nérvios;(de aquí su sensibilidad esquisita y la facilidad con
que se congestiona en ciertas emociones morales.) Numerosas
glándulas sebáceas y cabellos la atraviesan; las primeras en to
da la region, los segundos únicamente en los puntos que antes
hemos indicado. .
Fáscia subcutánea. — Muy densa y bastante fuerte é íntima
mente unida á la piel por su cara esterna, hállase muy pegada
ála aponeurósis del frontal por la interna.(A esta disposicion se
debe el que las inflamaciones de las cubiertas craneanas tomen
tan fácilmente el carácter erisipelatoso, pues su adherencia es
un obstáculo para que el pus pueda fácilmente reunirse en focos.
La presencia de los bulbos y de los folículos pilosos en esta cu
—154—
bierta/esplican la formacion de las lupias, las cuales do son otra
cosa que estos mismos folículos dilatados y llenos de materia se
bácea concreta. Algunas veces, sin embargo, resultan estos tu
mores de una exudacion en las mallas de la cubierta subcutá
nea. (l)
La fáscia subcutánea se compone de tegido fibroso, que cir
cunscribe pequenas aréolas, en las cuales se depositan pelotones
grasosos ; siendo hácia las sienes donde éstos se presentan con
mas abundancia. Esta fáscia se baila además atravesada por al
gunas fibras musculares que van á insertarse á la piel, y por
la mayoría de los vasos y nérvios de esta region.
Múseulos. —El frontal cubre casi toda la region. Nacido del
borde anterior de la aponeurósis epicránea, sus fibras se dirigen
bácia abajo paralelas las mas, y algo oblicuas las esternas, vi
niendo á terminarse algunas por pequeños tendones que se in
sertan en la cara profunda de la piel, y otras se continúan con el
piramidal de la nariz, el superciliar y el palpebral. Las insercio
nes y direccion de este músculo ( esplican la formacion de las
arrugas trasversales que se observan en la frente; y su estruc
tura, el por qué los lábios de las heridas horizontales de esta re
gion, presentan siempre una separacion considerable. Cuando se
corta este músculo, ya en totalidad, ya en parte, su contraccion
y tonicidad dirigen los estremos cortados, el uno hácia arriba y
el otro hácia abajo, con tanta fuerza, que en la mayoría de los
casos son insuficientes las tiras aglutinantes para poderlos apro
ximar. En las heridas verticales sucede lo contrario; en éstas los
lábios tienen una tendencia natural á reunirse (2). En esta mis
ma estructura se funda el precepto de practicar en sentido ver
tical las incisiones que es necesario hacer algunas veces en -el
tratamiento de ciertas enfermedades de esta region:?
El músculo orbicular, ocupa una pequeña estension de la parte
inferior de esta region. Sus fibras semicirculares, se entrecruzan
con las del frontal, y son tan pronto superficiales, tan pronto
(1) La resistencia de esta cubierta, hace muchas veces que los tumo
res de esta region se presenten mas ó menos aplanados por la presion
que sufren.
(2) El músculo frontal lleva la ceja hácia arriba: M. Hunt (Gaz. roed.
1833) ha utilizado este uso en el caso de blefaroptósis del párpado su
perior causado por la parálisis incurable del elevador del párpado supe
rior, implantando la base del párpado sobre esta region. Por ingenioso
que sea este procedimiento, no tenemos noticia de que lo hayan aplicado
otros Cirujanos.
—155—
profundas. Estas fibras, cuyo número no es el suficiente en este
punto para destruir la accion del músculo frontal, van a inser
tarse en la cara profunda de la piel, la cual llevan hácia adentro
dando lugar de esta manera a la formacion de algunas arrugas
verticales, tanto mas pronunciadas, cuanto mas se acercan á la
línea media.
Apóneurósis. — La aponeurósis epicránea ocupa toda la re
gion. Su cara superficial está cubierta por el frontal, menos há-
cia su ángulo superior é interno, donde está desprovista de cu
bierta muscular, presentando allí su aspecto nacarado, brillante
y fibroso. Por su cara profunda hállase en relacion con una capa
abundante de tegido celular laxo. Su resistencia es muy consi
derable.
La aponeurósis. del frontal, cuya existencia no es dudosa, está
formada por una prolongacion de la aponeurósis epicránea, la
cual, al llegar al nivel de la insercion superior de este músculo,
se divide en dos hojuelas, una anterior y otra posterior . La prime
ra delgada, celulosa, muy adherente al músculo, se confunde
por abajo con la fáscia subcutánea. La segunda no es mas que
la continuacion de la aponeurósis epicránea, la cual, desde este
punto, á medida que desciende va adelgazándose, hasta que
degenera en tegido celular, cerca del reborde de la órbita.
Cubierta celulosa sub-apóneurótica. — Por debajo de la apo
neurósis epicránea, y por encima del perióstio, se encuentra un
tegido celular laxo, laminoso, como seroso, el cual se estiende,
como la aponeurósis epicránea, sobre toda la bóveda del cráneo,.
Perióstió. — Se presenta bajo la forma de una membrana fi
brosa bastante fuerte , de cuya cara interna parten unos fila
mentos célulo-vasculares que penetran en el hueso. Su adheren
cia al frontal, no es muy íntima. Numerosos vasos y nérvios le
atraviesan.
Esqueleto. —El hueso frontal, cuya superficie esterior da la
forma que antes hemos dicho tiene esta region, es el único que
en ella se encuentra. En la parte externa se ven, aunque no
constantemente, uno ó dos surcos que alojan el nervio supra-
orbitario, los cuales se dirigen desde el agugero del mismo nom
bre, hácia el ángulo esterno y superior del frontal. Conviene no
ignorar la existencia de estos sulcos mas ó menos profundos,
cuando se trata de establecer el diagnóstico de una fractura.
En la parte inferior de la region, el frontal ofrece los senos fron
tales, separados ó no por un tabique completo ó incompleto, los
cuales pueden ocupar una ostension muy variable del hueso, ya
—156—
en el sentido trasversal, ya en el longitudinal. Esta disposicion
es necesario tenerla muy en cuenta, para diagnosticar las frac
turas de esta parte del cráneo. En efecto: en las fracturas de la
lámina anterior de este seno, se podria creer que la cavidad cra
neana estaba abierta , si salia de las fosas nasales un moco
concreto, porque entonces tal vez esto hiciese sospechar la sa- .
lida de la pulpa cerebral. El error podria ser tanto mas fácil,
cuanto que entoces seria posible que la sangre saliese del seno
abierto, durante la inspiracion. Estas fracturas esponen, además,
á un enfisema sub-cutáneo que tiene su punto de partida en las
fosas nasales. De la separacion desigual de las dos láminas de
los senos frontales se deduce, que no se debe trepanar sobre
ellos en tanto que sea posible, porque la corona del instrumento,
por esta desigualdad, podría desgarrar las meninges y hasta el
cerebro por su parte superior, antes que la operacion se comple
tase por la inferior. Cubierta á la vez por el perióstio por su cara
esterior y por la mucosa del seno por la interior, la lámina es
terna del frontal se encuentra provista de un gran número de
vasos; lo que esplica porqué la necrósis de este hueso, es muy
rara á consecuencia de denudaciones.
La pared posterior de este seno es mas delgada que la ante
rior, y á esto se debe el que ceda casi siempre la primera á las
compresiones egercidas sobre ella, ya por fluidos acumulados
en esta cavidad, ya por tumores desarrollados en la misma:
cuando esto sucede, el cerebro es comprimido mucho antes que
se reconozca ninguna alteracion al esterior (l).
Arterias. — Estas son las frontales interna y esterna, y la
rama anterior dela temporal.
La frontal interna, la mas importante de la region por su
volúmen, penetra en ella por debajo de la fáscia sub-cutáuea,
y se dirige verticalmente hacia arriba, siguiendo la direccion
del frontal. Esta arteria se divide en dos ramas al llegar á la
region. La rama interna mas pequeña, va á distribuirse en la
piel de la parte media de la frente, y la esterna, mas voluminosa,
suministra ramas colaterales que van á anastomosarse á canal
lleno con la frontal esterna, y se termina anastomosándose con
(1) Todo el mundo sabe la historia de aquel abad á quien los Cirujanos
iban á trepanar, cuando llegó Nouvelle y demostró que lo que se toma
ba por una fractura, no era otra cosa que las articulaciones de los Wor
mianos. Se opuso á la operacion, la cual no se practicó: mas tarde, cuan
do murió el abad, legó el cráneo á este Cirujano, quien se aseguró de la
certeza de su diagnóstico.
—162—
narla sutura sagital, al nivel de la cual se presentan con prefe
rencia los tumores venosos, de que ya hemos hablado, y los
fungus de la dura madre.
Arterias. — Estas vienen de tres orígenes: de la temporal, de
las frontales y de la occipital. La temporal se termina en la re
gion por tres ramas: la una anterior que se anastomosa con las
ramas de la frontal esterna; la media mas pequeña se anastomo
sa con las arterias vecinas; y la tercera, en fin, muy volumi
nosa, lo verifica con la arteria occipital.
Las frontales interna y esterna, llegan hasta la parte anterior
de la region: La interna suministra un ramo terminal hácia el
borde interno y anterior.
La occipital suministra dos ramos principales, uno interno y
otro esterno; los cuales se anastomosan entre sí, y con las rami
ficaciones terminales de las temporales.
Las ramas de la temporal , tienen una direccion trasversal,
mientras que las del occipital, siguen el eje antero-posterior de
la region; disposicion análoga á la que hemos encontrado en la
region frontal.
Venas. — Estas forman diversos grupos: unos siguen las ramas
arteriales de la temporal, otros las de la occipital, y las últimas
van á terminarse á un tronco que está situado detrás y por den
tro de la region, el cual se dirige verticalmente hácia abajo, y
tiene una gran analogía con la vena preparada.
Linfáticos. —forman tres grupos: el anterior, vá á la region
frontal; el medio sigue el trayecto del tronco venoso que acaba
mos de describir, y se dirige hácia la region mastoidea; el ter
cero, en fin, sigue la direccion de las arterias y venas occipita
les para ir á la region del mismo nombre. Por medio de estos
vasos se trasmiten las inflamaciones simples ó sifilíticas del
cuero cabelludo á los gánglios cervicales posteriores.
Nerviós. — Los nervios de esta region, son muy numerosos-'
los de la parte anterior vienen del frontal interno y del frontal
esterno; los medios del temporal superficial, y los posteriores
son las terminaciones de los nérvios occipitales interno y ester
no, ramas del plexo cervical. Todos estos nérvios se anastomo
san entre sí, y se distribuyen por el cuero cabelludo .
Estractificación. — Resulta de esta estructura, que la region
que acabamos de describir, tiene las mismas cubiertas que la
frontal. Estas son: l." La piel. 2.° La fáscia subcutánea, en la
cual serpean los vasos y nérvios. 3." La aponeurósis del mús
culo occipital. 4." El músculo occipital. 5." La aponeurósis epi
—163—
cránea. 6." El tegido celular sub-epicráneo. 7.° El perióstio. 8.°
El hueso parietal.
Desarrollo. — Despues del nacimiento esta region es muy sa
liente , y vá disminuyendo de volumen poco á poco; en los ha
bitantes de Normandía, á causa del tocado que les ponen cuando
. niños en la cabeza, esta region se conserva prominente. Hácia
su ángulo interno y posterior, se encuentra la fontanela poste
rior, que desaparece algunas veces antes del nacimiento.
ARTICULO III. .
Region occipital.
Definición. — La region occipital esta al nivel del hueso occi
pital, del cual toma su nombre.
Situación. — Situada en la parte posterior de la cabeza, esta
region, que es simétrica, ofrece una grande analogía con la re
gion frontal, en su forma y estructura.
Límites. — Por dentro está separada de la del lado opuesto ,
por la línea media desde la protuberancia occipital esterna,
hasta el vértice del ángulo superior del occipital, donde se une
con los parietales; por fuera se termina en la depresion, que se
estiende por detrás de la apófisis mastoides; por arriba su límite
está establecido por una línea que, partiendo del centro de la
sutura lamdoydea fuese á parar á la base de la apófisis mas
toides, siguiendo la sutura occipito-parietal; su límite infe*-
rior es la línea curva semicircular superior del occipital. Por lo
que acabamos de decir, fácilmente se comprende , que esta re
gion se halla limitada, por arriba por la region parietal; por
abajo por la region cervical posterior; hácia afuera por la region
mastoidea, y hácia adentro por la region occipital del lado
opuesto.
Dirección. — Es oblicua de arriba á abajo y de atrás hácia
adelante; pero esta oblicuidad es mas pronunciada en el niño
que en el adulto, en el cual puede desaparecer.
Estensión. — En el adulto, su diámetro vertical es de 8 centí
metros en la línea media, y únicamente de 2 en su borde ester
na: el trasversal es de 8 centímetros próximamente.
Forma. — Su forma es casi triangular, convexa y mas ó me
nos saliente, segun los individuos, las edades y los sexos. Esta
region ha sido muy estudiada por los frenólogos, desde que
G-all dijo que podia servir para dar una idea de la facultad ge
neratriz.
I
—164—
Estructura. — Esta region presenta una estructura análoga
á la de las regiones precedentes?
Piel. — Es muy densa, gruesa y cubierta de cabellos, que
tienen una direccion vertical, y está íntimamente adherida á la
fáscia subyacente.
Fascia sub-cutánea. — Mas gruesa aquí que en las regiones
precedentes, encierra bulbos pilosos, muy gruesos, y pelotones
grasosos muy considerables. Puede dividirse fácilmente en dos
hojas: la superficial célulo-fibrosa contiene la grasa, y en su es
pesor algunos ramúsculos vasculares. La profunda, aponeuró-
tica, muy fuerte y muy apretada, recubre los vasos y nervios
principales de la region. Esta se continúa por abajo con la apo-
neurósis del cuello, y por arriba se confunde paulatina é insen
siblemente con la hojuela superficial de la fascia sub-cutánea.
Músculo. — El centro de la region está ocupado por el mús
culo occipital, cuyas fibras se dirigen verticalmente á inser
tarse á la calota aponeurótica. Este músculo es delgado, sobre
todo hácia adentro, y no presenta adherencias con la piel ni
con la fascia sub-cutánea. Por su borde inferior, se inserta en
el superior de la línea curva semicircular superior del occi
pital.
Apóneurósis. — Por delante del músculo occipital, existe una
hojuela aponeurótica, casi celulosa, que no es mas que la hoja
superficial de las dos en que se divide la aponeurósis epicránea
al llegar al borde superior del músculo, la cual vá á insertarse
por abajo, en los mismos puntos que el músculo occipital,
La aponeurósis epicránea se vé en toda la region. Hácia den
tro no la cubre el músculo, pero hácia la parte media y esterna
le es sub-yacente, formándole de este modo una segunda ho
juela aponeurótica. Su cara profunda está separada del perióstio
por un tegido celular laxo, laminoso, desprovisto de grasa.
En la parte inferior de la region, se ven unas tiras fibrosas,
que no son mas que fibras tendinosas de insercion, las cuales
pertenecen las esternas al músculo esterno-cleido-mastoideo,
y las internas al trapecio . ¿
Tegido celular sub-apóneurótico. — Menos abundante que
en la region parietal por arriba, desaparece por completo en la
parte inferior de la region.
Perióstió. — Fuerte, muy vascular, y separado de la apo
neurósis epicránea por una delgada cubierta de tegido celular,
presenta adherencias muy fuertes con el tegido óseo, particu
larmente hácia la línea curva semicircular superior.
—165—
Esqueletó. — La region occipital está constituida por toda
la parte del occipital que está por encima de la línea curva se
micircular; y su estructura y conformacion, (ésplican el por qué
las fracturas son tan difíciles en este punto.>En efecto: este hueso
tiene mucha espesor, y su convexidad resiste á la manera de las
bóvedas. Por otra parte, la cresta occipital interna, obra como
un botarel y viene á darle mayor potencia para resistir los cho
ques de fuera adentro. En los esperimentos hechos en el cadá
ver, M. Bauchet ha demostrado que los cuerpos que chocaba n
contra esta region , producían una fractura trasversal del pe
ñasco. „.
Arterias. — Todas las de esta region pertenecen á las ramas
de la occipital. El tronco principal llega siguiendo el borde in
ferior de la region, á su parte media, sigue su diámetro vertical
y penetra , todavía voluminoso , en la region parietal. En su
trayecto emite, hácia adentro y hácia afuera, ramas que, se diri
gen trasversalmente, unas por debajo de la piel, y otras por
debajo de la aponeurósis epicránea. Esta arteria se anastomosa
•con las ramas posteriores de la temporal.
Venas. —Muy voluminosas, y en número de dos para la ar
teria principal, cuya distribucion siguen, van á terminarse en
el plexo venoso de la parte posterior del cuello.
Linfáticos. — Dos troncos principales hay en la region, de los
cuales el uno medio, sigue la direccion de las arterias y venas,
el otro mas esterno y mas oblicuo hácia afuera y hácia abajo,
va á terminarse á un gánglio voluminoso que está cerca del
tronco arterial. En la parte inferior de esta region existen dos ó
tres gánglios linfáticos que se ingurgitan en las enfermedades
del cuero cabelludo. La existencia de esta tumefaccion revela á
menudo una causa sifilítica.
Nerviós. — Son de tres orígenes: El nérvio sub-occipital ó
nérvio del segundo par (l) entra en la region por su parte me
dia donde se aplasta ensanchándose, y se divide en cuatro ó cin
co ramas que se anastomosan entre sí, y penetran debajo de la
piel para ir á la region parietal donde terminan.
En la parte esterna de la region, se encuentra una rama vo
luminosa que viene del plexo cervical superficial. Esta rama es
(1) Este nérvio es la rama posterior del segundo par cervical, des
crita por Cruveilliier, con el nombre de rama occipital interna. Estas
ramas no todas se anastomosan entre sí, sino que la mayoría lo verifican
con ramos del Io y 3.° par cervicales y con el mastoydeo, del plexo,
cervical anterior.' ,
—166—
la mastoidea, de la cual un ramúsculo atraviesa la region, y se
anastomosa con la rama del segundo par. En fin, uno ó dos file
tes del facial, van al borde esterno del músculo occipital. La
direccion de los vasos y de los nérvios, demuestra que las inci
siones en esta region deben tener una direccion vertical; y
que las heridas trasversales de la misma, se complican mas á
menudo que las otras, de heridas de los vasos y nérvios del sen
timiento.
Estratificación. — l." La piel.— 2.° La íascia sub-cutánea, di
vidida en dos hojuelas.—3." Los vasos y los nérvios principales.
4." La aponeurósis del músculo occipital.—5.° El músculo occi
pital.—6." La aponeurósis epicránea.—7." Eltegido celular sub-
epicráneo.—8." El periostio.—9." El esqueleto.
Desarrollo. — En el feto, por la proyeccion de la cabeza hacia
atrás, esta region, en lugar de ser vertical, es casi horizontal,
y su cara libre mira hácia abajo y atrás. Poco á poco el ovoi
de craneano se dirige hácia adelante, y entonces la region toma
la direccion que hemos dicho tenia en el adulto. En el feto, y al
gunas veces en el niño despues del nacimiento, existe un intér- •
valo hácia el ángulo superior del occipital, el que constituye
la fontanela posterior.
Viciós oe cónformación. —En los encefaloceles congénitos,
la reunion de las dos partes del occipital no se verifica, y el tu
mor forma una eminencia en la línea media de la region.
ARTICULO III.
Region mastoidea.
Definición. — Llámase así la parte 'del cráneo que está al ni
vel de la apófisis mastoides , de donde toma su denominacion .
Situación. — Está situada en la reunion de la bóveda con la
base del cráneo, por detrás del aparato auditivo, por debajo de
la region temporal y parietal y por delante de la occipital. Su si
tuacion es tal, que si se juntasen las dos regiones mastoideas por
una línea trasversal que pasara por su centro, esta línea estaría
al nivel y por encima de la parte media del agujero occipital •
Limites. — En el esqueleto están muy marcados: por arriba y
por delante está limitada esta region por una cresta que es la
prolongacion del borde superior del agugero y del conducto au
ditivo, cresta que limita la region temporal; por arriba y por
detrás por la sutura témporo-parietal; por abajo por el vértice
apófisis mastóides; por delante por el conducto auditivo esterno
-167—
y por detrás por la sutura témporo-occipital. En el vivo, los lí
mites de esta region son: por detrás el punto donde terminan los
cabellos; por delante la ranura auricular posterior, y por abajo
el vértice de la apófisis.
Estensión.— Así limitada, esta region ofrece dimensiones
muy pequeñas. Su diámetro vertical es únicamente de 4 centí
metros en el adulto, y bastante mas pequeño en el niño; el ho- '
rizontal es todavía algo menor.
Dirección. — Situada al lado de la cabeza, esta region es lige
ramente oblicua de arriba abajo, y de atrás hácia adelante.
Cónformación. — Lisa y desprovista de cabellos en su mayor
parte, la region mastoidea es mas ó menos prominente y con
vexa, segun los individuos, el sexo y las edades. En el hombre
es mas estensa y saliente que en la muger, y mas aun que en el
niño, en el cual esta eminencia apenas está desarrollada.
Estructura. — La estructura de esta region es muy sencilla y
bastante análoga á la de las otras regiones epicráneas.
Piel.— Es lisa, luciente, tensa, sin arrugas, desprovista de
pelos, y está en relacion, por su cara esterna, con la posterior
del pabellon de la oreja. A esta relacion debe su finura y la gran
analogía que presenta con las mucosas, por sus secreciones abun
dantes; de aquí tambien la facilidad con que se inflama y ulcera,
ó se hace el asiento de erupciones eczematosas de diversa natura
leza. Por su cara profunda se adhiere íntimamente á la fascia
subcutánea. Hállase compuesta de un dérmis delgado, atrave
sado por muchos tubos escretores de glándulas sudoríparas.
Fascia sab-cutánea. — Mas delgada y mas fibrosa que en las
regiones precedentes , continúase por arriba con la fascia sub
cutánea del cuero cabelludo, y hácia abajo, con el tegido celu
lar sub-cutáneo.
Músculos. — Superficialmente, hácia el medio de la region, se
vé el músculo auricular posterior que va á insertarse por de
lante, despues de atravesar horizontalmente la region, al pabe
llon de la oreja. Aunque débil este músculo, puede llevar hácia
atras este apéndice. Algunas veces se encuentra un segundo
fascículo muscular que es inferior y paralelo al músculo auri
cular, el cual vá á insertarse á una hojuela aponeurótica. Este
pequeño músculo está representado en nuestro atlas. Tiene por
uso poner tensa la aponeurósis epicránea (l).
ARTICULO V.
Region temporal.
(1) Nadie ignora que el vulgo mira las heridas de la sien como muy
peligrosas. La delgadez de sus huesos puede esplicar satisfactoriamente
esta prevencion.
13
—178 —
inferior del parietal, y de allí se ramifican por toda la cara in
terna de este hueso y del frontal. Estás suturas y la presencia
de la arteria esfeno-espinosa, que casi siempre está encajada en
un canal, y algunas veces en un verdadero conducto, han sido
causa de que algunos autores considerasen peligrosa la aplica
cion del trépano en este sitio; pero si la indicacion fuese posi
tiva y la operacion necesaria , la disposicion de la arteria no
deberia pararnos, porque en caso de herida, seria muy fácil el
comprimirla, ligarla ó cauterizarla, y por lo tanto el cohibir la
hemorragia, único accidente que podríamos temer.
Arterias. — Las arterias del plano profundo vienen de la ma
xilar interna, y son: las temporales profundas, anterior y pos
terior. Estas arterias serpean en el espesor del músculo tempo
ral, cuya direccion siguen y se anastomosan con la temporal
media. Por debajo del parietal y del temporal se encuentra la
arteria meningea media^ de la cual ya nos ocuparemos al tra
tar de la region á que pertenece.
Venas. — En esta region existe una gran cantidad de venas, de
las cuales, unas acompañan á las arterias temporales profundas,
y otras, aisladas de las arterias en número de dos ó tres, y fre
cuentemente anastomosadas entre sí, se dirigen paralelamente
al arco zigomático, constituyendo verdaderos senos. Estas venas
están contenidas entre las dos hojas de la aponeurósis temporal,
reciben los ramos venosos superficiales que vienen de las regio
nes temporal y frontal, y van á terminarse en la vena yugular
esterna. A la presencia de este plexo venoso, se debe atribuir el
hinchamiento de la region temporal que se observa durante los
esfuerzos.
Linfáticos. — Los vasos linfáticos profundos, poco conocidos,
van á los gánglios profundos del cuello, mientras que los su
perficiales van á los parotídeos. Por esta disposicion se ha dicho
que la tumefaccion de los gánglios sub-cutáneos, indica una
enfermedad de la piel ó de las partes esteriores de la aponeurósis
temporal; y que las afecciones de las partes profundas, determi
nan la alteracion de los gánglios cervicales ioter-musculares.
Herviós. — Estos provienen de los maxilares inferior y supe
rior. Los primeros sensitivos, y en número de dos, siguen la
misma direccion que las arterias temporales profundas ante
riores y posteriores. Eljnaxilar superior envia un filete llama
do ramo temporal.
La presencia de estos nérvios en una especie de caja osteo-
fibrosa que no se presta á la distension, esplica suficientemente
—179—
los dolores vivos que se presentan en las inflamaciones profun
das de la sien.
Estratificación. — Procediendo de las partes superficiales á las
profundas, encontramos: 1." La piel. 2." La cubierta adiposa por
debajo de la cual están los vasos y los nérvios superficiales. 3." La
fáscia profunda. 4." La aponeurósis del músculo' auricular supe
rior. 5." Músculo auricular superior. 6." Laaponeurósis epicránea,
7.' El tegido celular sub-epicráneo. 8.' La aponeurósis temporal di
vidida por abajo. 9.° El músculo temporal. 10. El periostio.
11. El hueso.
La gran cantidad de vasos arteriales y venosos que contiene
esta region, esplica por qué son tan frecuentes en este sitio los
derrames sanguíneos y las hemorragias.
Las colecciones pur.ulentas ó sanguíneas se verificarán dife
rentemente segun que sean superficiales ó profundas. Las su
perficiales podrán estenderse al cráneo y á la cara; las profun
das, por el contrario, las que están por debajo de la aponeuró
sis temporal, tenderán á correr hácia' el carrillo siguiendo el
tendon del músculo temporal; de donde se sigue el precepto de
practicar prontamente incisiones en la region, para impedir de
este modo el paso del pus á la fosa zigomática. En razon de la
poca estensibilidad de las diversas cubiertas aponeuróticas de
esta region, los tumores líquidos pueden estar comprimidos de
tal manera que sea imposible percibir la fluctuacion. Si en es
tos casos no procediésemos con mucho cuidado, no seria estraño
que tomásemos por sólido un tumor líquido.
El estado de tension en el cual se encuentra esta aponeurósis,
10 mismo que su situacion profunda, dán la esplicacion de un
hecho muy curioso en el diagnóstico de las fracturas de la bó
veda craneana. Cuando las aponeurósis estan perforadas á con
secuencia de una herida, su abertura se presenta bajo la forma
de un orificio tenso, rugoso; en el fondo de la herida, puede ser
que existan cuerpos estrafios (1), sanies sanguinolenta y algu-
ARTICULO VI.
De la bóveda craneana en general.
ARTICULO VIII.
CAPITULO II.
DEL CONTENIDO DE LA CAVIDAD CRANEANA.
ARTICULO PRIMERO.
De la cavidad craneana.
ARTICULO II.
De las envolturas del encéfalo.
§ 2.°—De la aracnoides.
ARTICULO ni.
Del encéfalo.
Definición. — El encéfalo es la parte de los centros nerviosos
que está contenido en la cavidad del cráneo. Simétrico y regu
lar, como la cavidad que le contiene, este órgano está dividido,
segun su longitud y en la direccion de la línea media, en dos
porciones iguales, derecha é izquierda, las cuales están unidas
por las comisuras trasversales. Sin embargo, no es raro encon
trar el hemisferio derecho un poco mas voluminoso que el iz
quierdo: algunas veces sucede lo contrario.
Cónformacion-Divisiónes. —El encéfalo está, pues, consti
tuido por partes impares, situadas sobre la línea media; y par
tes pares que ocupan los lados de esta línea. Pero además de la
hendidura anterior, se observan otras cisuras que parten el en
céfalo en el sentido trasversal , lo que permite considerar en él
cuatro partes muy diferentes por su volumen, su estructura y
sus usos; estas son: l." El cerebro. 2." El cerebelo. 3." La pro
tuberancia anular, y 4." El bulbo raquídeo.
§ 3 °—Protuberancia anular.
Definición. — Recibe este' nombrela porcion menos volumi
nosa del encéfalo, del cual forma, por decir así, el centro, y cu
yo peso no es mas que la 60." parte próximamente de aquel.
Cónsistencia. — Su dureza es mayor que la del cerebro y ce
rebelo, con cuyas partes está en íntima conexion por los pedún
culos cerebrales por delante, y por los lados por los pedúnculos
cerebelosos medios.
Limites. — Por arriba, hállase limitada por un surco, ancho
y profundo por delante y poco marcado por detrás, que la se
para del cerebro; y por abajo, por el principio del bulbo ra
quídeo.
Conformacion.—Su cara anterior es convexa y está en rela
cion con el canal basilar, del cual está separada por el tronco
arterial del mismo nombre; de aquí que sea posible la compresion
de esta parte del encéfalo por un aneurisma de esta arteria.
(Lebert).
Su cara posterior presenta los tubérculos cuadrigéminos blan
cos al esterior y grises al interior, dispuestos por pares, el uno
(1) Véase «Union médica 18, 25, 28 Junio de 1859»: Des signes pro-
pres a faire distinguer les heraorrhagies cérébelleuses des hemorrhagies
cérébrales. (Legons de M. le professeur Bouillaud recueilles par M. le
docteur A. Voisin) y Aren. gen. de med. decembre de 1858.— De l'ata-
xia locomotriz etc. por M. Duchenne (de Boulogne.)
.
—210—
al lado del otro, y separados por dos sulcos que se cortan en án
gulo recto. La glándula pineal corresponde al punto de seccion
de estos sulcos. Por debajo y por detrás de los tubérculos poste
riores, se ven á cada lado, dos espansiones que se prolongan ha
cia la raiz del nérvio óptico, designadas con el nombre de cuer
pos geniculados, interno y esterno.
Inmediatamente por detrás delos tubérculos cuadrigéminos
se vé una lámina grisácea muy delgada, llamada válvula 'de
Vieussens, la cuftl forma la pared superior del cuarto ventrículo,
Por fuera de esta válvula se observan los pedúnculos superiores
del cerebelo, y sobre las caras laterales se encuentra la cinta de
heil.
De la parte inferior y posterior de la protuberancia anular
emerge el nérvio facial. El origen real de este nérvio ha sido
objeto de un estudio atento. M. Yobert de Lamballe, y M. M. Vul-
piau y Philippeaux han seguido las raices de este nérvio hasta
en el espesor 'del bulbo, hácia las pirámides, y han visto que se
entrecruzaban en la línea media. M. Gluber ha dicho, que
cuando la hemiplegia ocupa en un \ado la cara y en el otro los
miembros, es un signo de lesion de la parte inferior de la pro
tuberancia anular (1).
§ 4.° Bulbo-raquídeo.
SECCION SEGUNDA.
DE LA CARA.
La cara es una especie de pirámide en la cual el menton re
presenta el vértice, situada debajo de la parte anterior de la
base del cráneo. Difiere del rostro ó de la faz en que no com
prende la frente. Aunque menos estensa que el cráneo, la cara
esta dividida naturalmente en partes distintas y numerosas que
es necesario estudiar de una manera aislada ; por lo que des
cribiremos: 1." El aparato auditivo. 2.° El de la vision. 3." El del
olfato, y 4." El del gusto.
CAPITULO PRIMERO.
DEL APARATO AUDITIVO.
Este aparato se divide entres regiones: 1." Region del oido es
terno. 2.' Del oido medio, y 3.' Del oido interno.
ARTICULO PRIMERO.
Region del oido esterno.
I.—Circulo timpánico.
V
—236—
separada de la cavidad craneana por una simple "lámina ósea
muy fragil; mientras que la estremidad esterna vertical ocupa
rá toda laestension de la apófisis mastoides. Para formarse una
idea de la disposicion de las células mastoideas, basta con re
presentarse una lámina ósea dividida en su totalidad en dos di
visiones, y sobre cuyas dos caras existan láminas que se reunan
con las paredes de la cavidad. #
En el caso de obliteracion de la trompa de Eustaquio, se ha
aconsejado practicar una abertura á la apófisis mastoides , para
establecer la comunicacion de la caja del tímpano con el este-
rior. Esta operacion, que podría dar algunos resultados favora
bles, ha sido abandonada porque en un sugeto causó la muerte.
Sin embargo, Dezeimeris ha recogido hechos que hablan en su
favor.
La libre comunicacion de las células mastoideas y dela caja,
esplica: 1." por qué los abcesos de esta cavidad se manifiestan
en la apófisis mastoides y recíprocamente; 2." por qué la infla
macion de una de estas partes puede resentirse en la otra; 3."
por qué un abceso de la region mastoidea puede aparecer y
desaparecer por la sola posicion, y 4." como el pus puede ser
conducido á la faringe. Beraud ha observado que estas cé
lulas tenían algunas veces una prolongacion hácia la parte
posterior de los conductos semicirculares, terminándose por
encima de la fosa yugular; disposicion muy notable bajo el
punto de vista de las fracturas del peñasco y de las inflamaciones
de las células.
ARTICULO III.
§2 ° Del vestíbulo.
J
—245—
éste, por cualquier causa, se abre, el líquido que contiene se sale
al esterior. Esto es, en efecto, lo que tiene lugar en las fractu
ras del peñasco; pero para que se verifique es necesario, que el
vestíbulo comunique con la caja, sea por una fisura, sea por la
desgarradura de la membrana del tímpano secundario ó de la
ventana redonda. Esta última membrana puede desgarrarse, se
gun Ferrí, sin necesidad de fractura; de lo que se deduce, que el
derrame del líquido de Cotugno no indicará necesariamente una
lesion de esta naturaleza, pero los bechos observados do han con
vencido á todos los autores. Bichet, de entre estos, niega termi
nantemente la posibilidad deuna desgarradura de esta membra,
fundándose en que su pequeñez es una condicion física que se
opone á que pueda vibrar anchamente, como la membrana del
tímpano, para que sea posible el que se efectue su rotura.
La circunferencia del vestíbulo ofrece además orificios múl
tiples, sean del caracol, sean del laberinto.
§ 4.°—Del caracol.
CAPITULO II.
DEL APARATO DE LA VISION.
ARTICULO PRIMERO.
Region supra-orbitaria.
Definición. — Situada en la línea que separa el cráneo de la
cara, esta pequeña region está naturalmente limitada por la ceja,
Por cuya razon tambien se le designa con el nombre de región
superciliar. Aunque muy circunscrita. ofrece, sin embargo,
cierta importancia á causa de los caracteres especiales de las
heridas que pueden presentarse en ella, y de las operaciones tan
frecuentes que se practican en esta region.
Cónformación esterior. — Regularmente redondeada y ar—
Wada, y formando relieves, la region supra-orbitaria se amol
da en alguna manera al reborde superior de la órbita; y es, como
I
—248-
este, mas ó menos saliente segun los sugetos. En las caidas de
cara, esta region es herida con mas frecuencia que las demás, á
causa de su prominencia. El mecanismo de esta contusion es
mu y curioso. El punto de apoyo es el suelo, la potencia el re
borde orbitario y la resistencia las partes blandas interpuestas.
Como el reborde de la órbita es casi cortante, desgarra los
tegidos desde la parte profunda hácia la piel, de modo que las
lesiones delos tegidos profundos son algunas veces muy gran
des, mientras que la piel apenas está interesada.
Estructura. — Piel —Es gruesa y densa, esta cubierta de pelo ,
y muy unida al tegido celular. Las cejas siguen la misma di
reccion que la region, y se las considera una cabeza, un cuerpo
y una cola: la cabeza está hácia adentro, la cola por fuera y el
cuerpo entre ambas partes. La cantidad de pelos que entran en
la ceja varia mucho: cuando son muy abundantes y muy espe
sos, la espresion de la cara ofrece alguna cosa de grande,
de profundo.
Los pelos se dividen, por su direccion, en dos grupos, uno in
terno y otro esterno. Los del primero se dirigen de bajo arriba, y
los del segundo, situados por encima del anterior, lo hacen de
dentro hácia fuera.
La piel de la ceja contiene muchas glándulas sebáceas, por
cuya razon es muy frecuentemente el sitio de quistes que con
tienen á veces pelos muy finos.
Fascia superficialis.—Por debajo de la piel, á la cual se ad
hiere, se halla la fascia seperficialis muy fuerte y muy densa,
en cuyo espesor se encuentran algunos pelotones adiposos; de
modo que por esta particularidad, y tambien porque recibe la
implantacion de los bulbos piloso s, esta fascia se parece á la
del cráneo, con la cual se continua.
Múseulos.—Cuatro músculos ocupan esta region. Las asas
superiores del músculo orbicular de los párpados, siguen la
misma direccion que la ceja, y se insertan en la cara profunda
del dermis por pequeños tendones. La porcion inferior del fron
tal desciende perpendkularmenre por detras del precedente,
pasando á través sus fibras, para venir á insertarse en la cara
profunda de la piel de la ceja. Tambien se ve, además, una parte
del piramidal de la nariz; pero el músculo propio de la region
es el superciliar. Las fibras de este músculo, insertas ála parte
interna del arco orbitario, por fuera del agugero supra-orbi-
tario, se dirigen hácia afuera para insertarse en la cara profunda
de la piel. Esta insercion tiene lugar por tres ó cuatro pequeños
—249—
fascículos tendinosos que se descubren en el vivo, cuando por
la electricidad se hace contraer la ceja.
Apóneurósis. — Existe una aponeurósis muy delgada para
cada músculo, las cuales se continuan del uno al otro sin línea
de demarcacion bien señalada. Por debajo de los músculos se
encuentra, además, la aponeurósis epicránea, cuyas fibras vie
nen á terminarse en el arco superciliar. Entre la cara super
ficial de esta aponeurósis y la profunda de las partes que acaba
mos de examinar existe un tegido celular laxo y filamentoso,
que permite á la ceja un movimiento de desliz muy considerable
de arriba á bajo, el cual nos guardaremos de considerarle, como
equivocadamente lo han hecho algunos, como teniendo lugar
inmediatamente por debajo de la piel.
Esta laxitud del tegido celular sub-muscular, hace que á
consecuencia de las heridas, el pus se deslize é infiltre frecuen
temente debajo de los párpados, por cuya razon no conviene
reunir inmediatamente estas heridas si la supuracion es inmi
nente; pero sí el evacuar la supuracion desde el momento que
se ha formado. El mejor medio de prevenir estos accidentes con
siste en elevar en estos casos la totalidad de la ceja de abajo
arriba, bien sea con compresas graduadas, ó con bolas de hilas
mantenidas por un monóculo ó algunas vueltas de venda. La
movilidad de la piel y de los músculos se utiliza algunas veces
por el Cirujano, cuando quiere evitar una cicatriz aparente. Pa
ra esto se afeita la ceja, se la hace deslizar sobre el tumor veci
no y se practica sobre ella la incision, dejándola tomar en segui
da su situacion primera: los pelos que salen mas tarde cubren
la cicatriz.
Perióstió. — Es muy fuerte y muy adherente, y se continúa
por arriba con el periostio de la frente; por abajo con la aponeu
rósis de los párpados, y por detrás con la aponeurósis de la ór
bita.
Esqueleto. — Pertenece todo al hueso frontal. ia mitad in
terna, muy arqueada, da paso al nervio frontal interno, y mas
hácia afuera por el agujero supra-orbitario , á los vasos y ner
vios de este nombre. Este agujero está reemplazado algunas
veces por una simple escotadura. La mitad esterna es mas sa
liente y mas delgada, por lo que divide los tegidos á la mane
ra de un instrumento cortante. Conviene mencionar esta parti
cularidad, porque las heridas que resultan de una caida ó de
un golpe sobre esta region, no ofreciendo al esterior casi nunca
caracteres graves, podrían induck á error. Por lo demás, la pro
—250-
minencia del arco orbitario está en relacion con el desarrollo
de los senos frontales, y esplica por qué las fracturas son tan
frecuentes en este punto. Esta particularidad dá tambien cuenta
de la historia del carnicero de que habla Makensie, el cual en
una caida quedó suspendido de un gancho que le habia traspa
sado el arco orbitario.
Arterias.—De estos vasos, unos atraviesan la region y otros se
terminan en ella. Las primeras son las frontales interna y ester
na, y algunas ramas de las palpebrales; y las segundas, hácia
afuera algunos filetes de la temporal anterior, en su tercio in
terno los ramos de la supra-orbitaria, y hácia adentro las ramas
de la nasal.
La arteria frontal esterna es bastante voluminosa para dar por
sí sola lugar á una hemorragia considerable. En caso de querer
practicar su ligadura, se hará la incision en el punto de union
del tercio interno con los dos esternos del arco orbitario. La fron
tal interna ofrece alguna importancia, á causa de su presencia
en el colgajo que se toma de la frente, en la rinoplastia por el
método Indiano.
Venas. — Las superficiales no ofrecen^pada de particular, y las
otras siguen la direccion de las arterias. La preparata, que reci
be casi todas las primeras , desciende á los lados de la nariz,
donde toma el nombre de angular.
Linfáticos.—Se dividen en dos grupos. Los unos siguen los
vasos sanguíneos de la cara y terminan en los ganglios subma-
xilares; los otros, situados hácia fuera, se dirigen hácia los gán-
glios parotideos.
herviós.—Además de los filetes del facial, que vienen á anas-
tomosarse con el supra-orbitario, y de algunos filetes del nasal
interno, existen en esta region ramas nerviosas importantes: ta
les son los nérvios frontal interno y esterno. El primero, llama
do tambien supra-orbitario, es muy á menudo el sitio de neural
gias para cuya curacion algunas -veces el Cirujano se ve preci
sado á practicar su seccion. Para encontrarle basta seguir las
mismas indicaciones que para la arteria supra-orbitaria á quien
acompaña, pero en este caso la incision debe hacerse trasversal,
con el fin de que el nérvio sea mas fácilmente herido.
Estratificación. — Reasumiendo diremos, que las capas de
esta region se presentan en el orden siguiente: l." La piel. 2."
La fáscia-subcutánea. 3.° Los músculos. 4." El tegido celular
submuscular. 5.° La aponeurósis. 6." El periostio, y 1.° El es
queleto.
-251—
Desarrollo.—Su desarrollo varia, como ya hemos dicho,
segun los individuos, los sesos y las edades. En el niño las
cejas son poco prominentes; en el adulto lo son mas, y en los
viejos lo son mas que en los niños y menos que en los adultos,
y si parece lo contrario, se debe al hundimiento que presenta en
el órbita el globo oscular. .
Viciós de cónformación. — Los vicios de conformacion con-
génitos de esta region, son siempre solidarios de los del cráneo;
por lo que no nos ocuparemos de ellos en este lugar. Los adqui
ridos son muy frecuentes; resultan principalmente de heridas,
quemaduras, pústulas, etc.
.Cónexiónes. — Esta region forma una especie de espolon que
protege las partes profundas, tales como el cerebro, el ojo y el
nervio óptico; pero al recibir una violencia la trasmite nece
sariamente á las partes subyacentes, las cuales descompone
mas ó menos. Si la fuerza del traumatismo es considerable, pue
de producirse la conmocion de la sustancia nerviosa del encéfa
lo, del ojo, ó del nervio óptico; ó tambien la herida de estos
órganos por fracturas , cuyo sitio se encontrará en el punto
en que penetran en la órbita ; de donde la frecuencia de las
amaurósis ó cegueras que acompañan á las heridas de estas re
giones. En el dia, despues de creerse por largo tiempo lo con
trario, las heridas de la region supra-orbitaria, son miradas
como graves: tal es la esplicacion que conviene dar de las amau
rósis consecutivas á las heridas del arco orbitario. Es nece
sario desechar la opinion de aquellos que pretenden que solo la
lesion del nervio frontal basta para producir una ceguera com
pleta, porque el afirmarlo prueba que en estos casos no se ha
aecho la autopsia para averiguar si habia alguna otra lesion y
tambien porque las leyes mas elementales dela fisiología vie
nen á protestar de esta manera de ver.
De lo que antecede resulta, que las heridas de la ceja son gra
ves: l." Porque el reborde orbitario produce heridas contusas
profundas, á menudo ignoradas, ó almenos descuidadas, á cau
sa de su simplicidad aparente. 2." Porque el arco orbitario tras
mite una conmocion funesta, que se comunica principalmente á
Ls órganos nerviosos de la vision.
—252—
ARTICULO n.
Region infra-orbitaria.
ARTICULO III.
Region palpebral.
ARTICULO IV.
Region lagrimal.
§ 1."—Plano superficial.
ARTICULO V.
Region orbitaria.
■
Definición. — Esta region está representada por la cavidad de
la órbita, y comprende todas las partes blandas contenidas en
esta cavidad, esceptuando el globo ocular, que forma una region,
especial.
Situación. — Profundamente situada entre el cráneo y la ca
—279—
ra, esta region está perfectamente limitada por los huesos que
concurren á formarla; principiaremos por el estudio de estos y
despues nos ocuparemos de las partes blandas.
3.°—Conducto orbitario.
GRUPO ORBITARIO.
GRUPO PALPKBRAL
Definición.—Este grupo de glándulas, llamado tambien glán
dula innominada, fué descrito por primera vez por Rosenmüller.
Situación.—Cuando se examina la parte esterna del párpado
superior se encuentra en su espesor, por delante de la fosita
lagrimal, un cuerpo glanduloso, grisáceo, aplanado de arriba
abajo y del. volumen de una pequeña habichuela, el cual no es
otra cosa que el cuerpo glandular que vamos á describir..
Esta situacion nos esplica la tumefaccion del párpado superior
en los tumores de la glándula lagrimal , y tambien la posibilidad
de los tumores lagrimales, descritos por Schmith, Beery Jarjavay.
Situada en el espesor del párpado, se comprende que sus tumores
formarán eminencia á la vez en la piel y en la conjuntiva.
Estructura.—Es la misma que la de la glándula lagrimal
propiamente dicha, por lo que únicamente debemos examinar la
disposicion y el número de sus conductos. Por el ácido acético
se vé que esta masa glandular se divide en muchos lóbulos per
fectamente distintos. Dos ocupan el centro y están abrazados;
estas son las dos porciones que prolongándose constituyen la
glándula lagrimal propiamente dicha. Además, esta masa se di
vide en otros dos lóbulos ó lobulillos que no pasan del párpado
superior, y cuyo volumen va disminuyendo á medida que.se
separan de los dos lóbulos que pertenecen á la glándula lagrimal
propiamente dicha. Estos lóbulos están situados á derecha é
izquierda de los lóbulos medianos. Su número no es constante:
hácia dentro se encuentran en número variable, unas veces hay
cinco, seis ó siete y hasta ocho, rara vez mas.
Hácia afuera hay dos, mas á menudo tres y algunas veces
cuatro. Si á estos lóbulos añadimos los de la glándula lagri
mal se verá que el número delos conductos que corresponden,
á lo que se ha descrito hasta aquí, bajo el nombre, de glándula
lagrimal, pueden variar de 8 á l5. Lo que hay de constante es el
grupo orbitario, lo que varia el grupo palpebral.
En cuanto á los vasos y nervios son lo mismo para esta glán
dula que para la porcion orbitaria.
-300—
9.°—Vasos de la órbita.
10.—Nérvios de la órbita.
Estos son: l." El nervio óptico. 2.° El motor ocular comun.
3.° El motor ocular esterno. 4 ° El nervio patético. 5." La rama
oftálmica del quinto par. 6.° Un filete del maxilar superior. 1."
El gran simpático.
nérvió óptico. — El nérvio óptico se dirige hácia adelante,
describiendo sinuosidades, y está contenido en medio de las par
tes blandas de la órbita como en una verdadera vaina fribro-
muscular y grasosa. Esta ondulacion del nérvio óptico hace que
sea mas largo que el trayecto que recorre; por esto en la exoftal-
mia ó en la oftalmoptósis traumática, aun cuando el globo ocu-
10 Archivos de oftalmología p.a 237, t. 5.".
-303—
lar es propulsado hácia delante, puede verificarse la vision, por
que el nérvio no está distendido; y en caso de abolirse, la causa
no es debida á su desgarradura.
Motor ocular comun. — Este nérvio, que antes hemos visto
penetrar en la órbita por un orificio del músculo recto interno,
se distribuye en los músculos rectos superior, interno é infe
rior, en el pequeño oblicuo y en el elevador del párpado supe
rior. Si este nérvio esta paralizado, estos músculos no podrán
contraerse y entonces se verificará una desviacion del ojo hácia
fuera, blefaroptósis . Además habrá inmovilidad mas ó menos
completa del iris á causa de los filetes que dá este nérvio al
gánglio oftálmico. Si con el estrabismo esterno y la caida del
párpado superior no coincide la inmovilidad de la pupila, debe
remos deducir, ó bien que la lesion del nérvio está mas acá del
punto de emergencia del filete motor ganglionar , ó bien que el
filete motor del gánglio viene del motor ocular esterno, lo que
sucede algunas veces.
M. Richet ha sido el primero que ha hecho la muy fundada
observacion siguiente: en la parálisis del motor ocular comun,
el ojo no solamente se desvia hácia fuera por la persistencia de
la accion del músculo recto esterno, sino que es llevado hácia
adelante y abajo por efecto de la accion del oblicuo mayor, cuya
accion no está equilibrada por la del oblicuo menor.
Motor ocular esterno. — Este nérvio se distribuye en el mús
culo recto esterno: su parálisis produce el estrabismo interno, y
algunas veces la inmovilidad de la pupila.
Nervió patético. — El nérvio patético se distribuye todo él en
el músculo oblicuo mayor. Su parálisis, que es rara, tendrá pues,
por efecto, permitir que el oblicuo menor dirija el ojo hácia den
tro y adelante, y por consecuencia el llevar la pupila hácia ar
riba y hácia fuera.
Rama oftálmica. — Esta rama del quinto par, llamada tam
bien de 'Willis, atraviesa la cavidad orbitaria, suministrando
únicamente en este punto, algunos filetes al gánglio oftálmico
y á la glándula lagrimal; lo restante del músculo está destina
do á la sensibilidad de la piel y de las mucosas ocular y nasal .
Un ramo llamado orbitario del quinto par, viene del maxilar
superior; suministra á la glándula lagrimal algunos ramitos, y
va á perderse en seguida en la piel de la region temporal y en
la de la parte esterna dela palpebral.
Gran simpático. — Este nérvio está representado en la órbita,
por el gánglio oftálmico. Este gánglio, formado por ramas mo
—304—
trices^ sensitivas y orgánicas, está situado por fuera del nérvio
óptico, y suministra filetes mixtos que van principalmente al
ojo, los cuales se conocen con el nombre de nervios ciliares. Un
filete muy voluminoso, no descrito, se pega á la arteria lagrimal,
y penetra con ella en la glándula del mismo nombre. Este filete
esplica sin ninguna duda, las simpatías que existen entre la re
tina y la glándula lagrimal.
ARTICULO IV.
Region ocular.
§ 1.°—De la cónjuntiva.
Definición. — La conjuntiva es una membrana mucosa que
tapiza la cara posterior de los párpados y la anterior del globo
ocular, sirve como de medio de union á estos órganos y está
destinada á favorecer sus usos.
Situación. — Se estiende desde el borde libre de cada párpado
hácia el fondo del saco óculo-palpebral que ella forma al refle
jarse sobre el globo ocular, cuyo órgano tapiza y protege.
En su trayecto contrae relaciones que permiten dividirla en
diversas regiones. Al nivel de los párpados esta membrana
recibe el nombre de conjuntiva palpebral; al nivel del bulbo
ocular se llama conjuntiva bulbar, ú ocular, y esta á su vez
se divide en conjuntiva de la esclerótica y de la córnea.
Cónformación. — La conformacion general de la conjuntiva
permite el considerarla como un diverticulum dilatado de la
mucosa de las vias aéreas, teniendo la forma de una cavidad
abierta por delante al nivel de la abertura palpebral; pero cuan
do se la considera en el acto de cerrar los párpados, se tiene
una configuracion que es exactamente semejante á la de una
membrana serosa, á la cual ha sido comparada algunas veces,
aunque sin razon para ello.
—306—
Para estudiar metódicamente esta membrana, le considerare
mos una cara superficial ó libre y otra profunda ó adberente.
Superficie libre. — Ksta superficie se halla en relacion con
sigo misma, de donde la posibilidad de sus adherencias, lo cual
constituye una afeccion designada con el nombre de simblé-
faron. Su color y trasparencia son como los de las demás muco
sas, y como en aquellas, tambien se observan en su superficie
eminencias, depresiones, válvulas y orificios. Por esto no duda
mos en afirmar que las enfermedades de esta membrana son tan
frecuente como las de la mayor parte de las mucosas. Sin em
bargo, si por su estructura esta semejanza es perfecta, no con
viene olvidar que por razon de sus usos especiales, la conjuntiva
presenta algunas modificaciones que tendremos buen cuidado
de señalar.
Color. —Es difícil determinar de una manera rigurosa el co
lor de esta membrana. Ligeramente rosada en su porcion pal-
pebral, se presenta blanquecina y trasparente en la porcion
ocular. Además, la edad y las enfermedades, modifican nota
blemente esta coloracion por el acumulo mas abundante de
sangre, lo cual le da entonces mayor analogia con las demás
mucosas. En su/éstado normal la conjuntiva se parece mucho á
la mucosa del esófago, pero por las enfermedades toma los
caracteres de la mucosa intestinal, que es roja y tomentosa en
casi toda su estension. Casi todos los niños que nacen en la Ma
ternidad presentan una inyeccion mas ó menos pronunciada de
la mucosa palpebral , principalmente de la que corresponde al
párpado inferior y al culo de saco óculo-palpebral , ¿No podrá ser
esto la causa de la frecuencia de los oftalmías de los recien naci
dos, que se observan en este asilo?
Trasparencia. — La conjuntiva es trasparente en casi toda
su estension: en la cara posterior de los párpados se pueden
percibir las glándulas de Meibomio, por debajo de ella. Esta
transparencia es mas pronunciada en la conjuntiva de la escle
rótica, lo que permite ver el tinte ligeramente azulado de esta
membrana, llamada vulgarmente blanco del ojo. La conjuntiva
de la córnea ofrece una trasparencia perfecta.
De las eminencias, de las papilas y depresiónes de la cón
juntiva. — Existen en la superficie de la conjuntiva dos especies
de eminencias: las unas son debidas á las glándulas; (de estas
no debemos ocuparnos actualmente), y las otras estan formadas
por las papilas.
Estas papilas tienen diversas formas: las hay prismáticas, cua
—307—
drangulares, filiformes y fungiformes; unas son gruesas y otras
pequeñas; las gruesas llegan á adquirir algunas veces el volu
men de pequeñas cabezas de alfiler. A la hipertrofia de estas pa
pilas debemos atribuir sin duda alguna, la conjuntivitis gra
nulosa tan-difícil de curar.
Estas papilas están agrupadas principalmente al nivel de los
cartílagos társos , encontrándose tambien algunas hácia el
fondo de saco óculo-palpebral; pero es necesario armarse de una
lente para verlas en estos puntos.
No sucede lo mismo en el ángulo esterno, donde se las puede
ver á la simple vista, cerca del borde libre del párpado y hácia
el fondo del culo de saco.
Hemos dicho que estaban dispuestas de una manera regular,
y en efecto; están situadas en hileras como las papilas de los
dedos y dela lengua, formando de esta manera eminencias li
neares que circunscriben entre sí verdaderos canales, mas pro
fundos hácia el ángulo esterno que en el interno. La direccion
de estos surcos es tal, que las lágrimas que vienen de las glán
dulas son conducidas hácia el centro de la conjuntiva y al
ángulo interno. En el párpado superior los surcos se dirigen de
bajo arriba, y oblicuamente de fuera hácia dentro; en el supe
rior son mas marcados, y se dirigen hácia dentro y abajo. No
se puede dudar de que esta disposicion está en relacion con el
curso que siguen las lágrimas en la superficie del globo ocular:
siestos surcos no existiesen el contacto íntimo de las dos hojuelas
conjuntivales impediría el libre curso de las lágrimas, lo que no
sucede ahora que corren fácilmente por los espacios que dejan
entre sí las papilas.
De las válvulas de la cónjuntiva.—Si se coje un ojo de niño
ó de un feto, y se le pone en ácido acético, doblando los párpa
dos hácia fuera, se ven en el culo de saco óculo-palpebral, y
sobre todo en el superior, uno ó dos repliegues que se pueden
comparar con bastante exactitud á las vueltas de un turbante,
las cuales se dirigen longitudinalmente en el sentido del fondo
de saco, del cual ocupan casi toda la estension. Estas válvulas,
que se asemejan mucho por su disposicion poco prominente á las
que ocupan la superficie de los intestinos, disminuyen con la
edad y no se borran por la distension. En los recien nacidos que
padecen una inflamacion de la conjuntiva, estas glándulas son
mas evidentes: Beraud las ha visto muy á menudo en la mater
nidad.
Del repliegue cónjnntival.—Este repliegue, designado todavía
.1
-308-
bajo el nombre de repliegue semilunar, forma una eminencia
vertical, situada en el ángulo interno, por fuera de la carúncula
lagrimal. Su borde libre puede levantarse en una estension de
uno á dos milímetros. Su estructura es la misma que la de la
conjuntiva, y sus dimensiones varian con los movimientos del
ojo: cuando este órgano se vuelve hácia afuera, el repliegue se
estrecha, y se ensancha en el movimiento opuesto. En su estre-
midad superior se encuentran una, dos ó tres glándulas, que no
son otra cosa sin duda, que vestigios de la glándula de Harder.
Orificiós de la cónjuntiva.—Esta membrana presenta un gran
número de orificios que pertenecen todos á las glándulas.
Cara profunda.—Por esta carala conjuntiva se pone en relacion
con numerosos órganos que debemos examinar sucesivamente,
y son: 1.° Los párpados. 2.° El fondo de saco óculo-palpebral.
3." La esclerótica. 4.° La córnea.
1." Al nivel de los párpados.— La membrana conjuntiva
reviste el borde libre de los párpados, donde se halla atravesada
de una multitud de pequeñas aberturas que corresponden á los
orificios de las pestañas, y de las glándulas de Meibomio. La
adherencia de esta membrana á los tegidos subyacentes es muy
intima, por lo que la inflamacion de este punto presenta desde
- luego la forma forunculosa ó ulcerosa, mas bien que la fungosa.
La adherencia de la conjuntiva al nivel del cartilago tarso es
muy considerable; de donde la influencia tan marcada que las
enfermedades de la primera tienen sobre la configuracion de
este cartílago.
2." Al nivel del fondo de saco óculo-palpebral.—La con
juntiva se refleja desde los párpados sobre el bulbo ocular á una
altura variable, por lo que el culo de saco que ella forma, es
mas profundo por arriba y porfuera, que por abajo y por dentro.
Esta reflexion establece una solidaridad entre los movimientos
del ojo y de los párpados. Al nivel de este culo de saco, la con
juntiva ofrece pocas adherencias; de donde la facilidad de su
- infiltracion por la sangre, la serosidad y el pus. Acabamos de decir
que este fondo de saco establece una solidaridad entre los movi
mientos del ojo y de los párpados; resulta de esto, que si se fija
este fondo de saco, el ojo no podrá dirigirse en el sentido opuesto
al punto fijado. Se ha querido sacar partido de esta disposicion
para sujetar este órgano en la operacion de la catarata.
3 .° AI nivel de la esclerótica. — La conjuntiva reviste á la
esclerótica en su porcion anterior, pero á distancias diversas. Por
abajo, por arriba y por dentro no la cubre mas que en una es-
—309—
tension de 6 á 7 milimitros, mientras que por fuera, la porcion
de esclerótica cubierta por ella, llega á ll ó l3 milímetros de la
córnea. Su adherencia es muy laxa, por lo que los quémosis se
muestran desde luego sobre esta porcion dela conjuntiva. Al
revestir la parte anterior de la esclerótica, la conjuntiva se pone
en relacion con los tendones de los músculos rectos que le en
vían algunas espansiones. Así, el tendon del recto interno y el
del esterno, suministran algunas bridas aponeuróticas que se
insertan en el fondo de saco óculo-palpebral. y le suministran
una especie de forro fibroso. Estas inserciones son necesarias
para que los movimientos de los párpados del ojo y de lacon-
juntiva, puedan ejecutarse simultánea y armónicamente.
La conjuntiva de la esclerótica recubre tambien una pequeña
cantidad de grasa que se eccuentra por dentro y un poco por de
lante del repliegue conjuntival. Esta cantidad de grasa existe
hasta en el feto; algunas veces tambien existe en estos, otro
pequeño peloton grasoso situado por fuera. Esta grasa aumenta
de volúmen con la edad y algunas veces adquiere proporciones
tan considerables que puede llegar á producir la afeccion de
signada bajo. el nombre de pinguécula.
4.° Al nivel de la córnea. — La conjuntiva se continúa so
bre la córnea, únicamente por su epitelium.
Estructura. — Como en toda mucosa se encuentra en esta
membrana: 1." Un epitelium. 2." Un dermis. 3." Glándulas. 4.°
Arterias. 5." Venas. 6.° Linfáticos, y 1.° Nérvios.
1.° Epitelium. — Este epitelium existe en toda la estension
de la conjuntiva, y forma él solo esta membrana por delante de
la córnea. Es pavimentoso, de células de núcleos gruesos; la
masa dela célula es pequeña y finamente granulosa. Su forma
es poligonal, angulosa, cilindrica ó prismática en el fondo del
repliegue óculo palpebral. El epitelium forma una cubierta que
se levanta en las afecciones inflamatorias de la conjuntiva; de
aquí la produccion de flictenas, pústulas y algunas veces gra
nulaciones.
2.° Dermis de la cónjuntiva. — Por debajo de la cubierta
epitelial, se encuentra otra de tegido propio, que es el dérmis
de la conjuntiva. Esta cubierta que presenta eminencias y de
presiones lo mismo que las rugosidades y las papilas de que
ya hemos hablado, ofrece un espesor variable. Este es muy
considerable al nivel de los párpados, menor en el culo de saco
óculo-palpebral y menor todavía al nivel de la esclerótica; y
tan delgada al nivel de la córnea, que se pone en duda su exis
—310—
tencia en este punto. En su espesor es donde se encuentran los
vasos, los nervios y las glándulas de que vamos á ocuparnos.
3.° Glándulas de la cónjuntiva. — Estas glándulas son nu
merosas, y pueden ser divididas en dos clases. En la primera se
encuentran las glándulas que pueden aislarse de la conjuntiva,
las que designaremos con el nombre de glándulas extrínsecas y
en la segunda situaremos las que forman parte integrante de
esta membrana, las que llamaremos glándulas intrínsecas .
I." Clasc. — Esta clase ofrece dos variedades: 1." Las glán
dulas lagrimales. 2." Las glándulas sebáceas.
Las primeras forman tres grupos: el grupo orbitario, el palpe-
bral y el óculo-palpebral.
En otro lugar ya nos hemos ocupado de estos tres grupos; por
lo que no repetiremos aquí lo que yá digimos; unicamente se
ñalaremos sus orificios. Estos van todos á conducir sus produc
tos hácia la parte superior del ángulo esteriio. Examinando
estos orificios reunidos, se vé que forman un arco abierto hácia
dentro y hácia bajo, cuya estremidad superior es mas larga que
la inferior. Su número es variable segun los individuos. En una
pieza que tenemos á la vista, contamos 25, pero hemos llegado
muchas veces á contar 30 y hasta 35.
Las glándulas sebáceas comprenden las glándulas de Meibo-
mio; las de la carúncula lagrimal, y las glandulas sebáceas pro
piamente dichas.
Las glándulas de Meibomío del párpado superior , son en nú
mero de 30 á 40; de donde un número igual de orificios hácia el
labio del borde libre de este párpado. El párpado inferior ofrece
de 20 á 30.
Las glándulas de la carúncula lagrimal son de 15 á 20.
Las sebáceas del borde libre de los párpados, que propiamente
hablando pertenecen á la piel , son lo menos tres veces mas
numerosas que las glándulas de Meibomio.
Clase. — Las glándulas intrínsecas de la conjuntiva se
dividen entres grupos: 1.° Grupo palpebral. 2.° Grupo óculo-
palpebral. 3.° Grupu esclerótico.
1." Grupo palpebrai.— En la cara posterior de cada párpado ,
hácia el borde libre del cartílago tarso, existen pequeñas glán
dulas lobuladas semejantes á las demas glándulas lagrimales.
En una pieza hemos encontrado en el párpado superior 15 de
estas glándulas agrupadas de una manera muy regular, cuyo
conjunto representaba un óvalo. El párpado inferior posee su
grupo particular en número de 8.
—311—
9.° Grupo óeulo-palpebral. — Este grupo existe en el fondo
de saco óculo-palpebral; y está situado por dentro y por delante
de la hilera de las glándulas lagrimales. Se le encuentra lo
mismo en el fondo de saco inferior que en el superior, pero prin
cipalmente en este último y en el repliegue de la conjuntiva.
Nosotros hemos visto 17 pequeñas glándulas en el culo de saco
óculo-palpebral superior. En una pieza no hemos podido encon
trar este grupo en el párpado inferior ; y en esta misma pieza
Timos tres glándulas en el repliegue de la conjuntiva.
3." Grupo de la esclerótica. — Este grupo ofrece un dessar-
rollo variable segun los individuos: tan pronto forman un cír
culo al rededor de la córnea, á 4 ó 5 milímetros de la cual está
situado, como está representado por la reunion de pequeñas
glándulas, constituyendo así un ángulo interno y otro esterno.
En un caso en que el círculo era casi completo y que hemos he
cho dibujar, habia 20 pequeñas glándulas.
Si adicionamos todas las glándulas que se abren en la super
ficie de la conjuntiva, encontramos de 350 á 400: esta cifra nos
demuestra que la supresion de la glándula lagrimal no produ
cirá necesariamente la sequedad de la superficie de la conjun
tiva. Además, es permitido el dudar del reemplazamiento de las
lágrimas por el humor acuoso filtrando á través de la córnea,
pues se ha visto que se conservaba la humedad de la conjuntiva
á pesar de la supresion de las glándulas lagrimales. Segun esto
no es mas lógico el creer que el líquido ha sido en estos casos
suministrado por las glándulas propias de la conjuntiva?
Folíeulos. — En una pieza hemos visto dos pequeñas depresio
nes sobrela conjuntiva palpebral por encima del cartílago tarso.
Estas depresiones, que no son mas que verdaderos folículos, se
perciben á la simple vista, cuando la conjuntiva ha estado en
ácido piro—leñoso, durante 48 horas, y entonces aparecen bajola
forma de conductos estremadamente finos, muy regularmente
redondeados; están sobre la línea trasversal, á 5 ó 6 milímetros
de distancias, y son perfectamente semejantes. Vistos con la len
te presentan los mismos caracteres; no son muy profundos, (se
diria que era un pinchazo de una fina aguja, que hubiera atra
vesado el espesor de la conjuntiva) y tienen el mismo diámetro
en todo su trayecto á través de la mucosa. Examinando otras
conjuntivas, hemos visto estos folículos lo mismo en el pár
pado inferior que en el superior, pero principalmente sobre la
mucosa palpebral, por encima del cartílago tarso. .
Arterias. — Venas. — Las arterias de la conjuntiva vienen de
~312^-
muchos orígenes; de las arterias palpebrales, lagrimales, mus
culares y ciliares largas. Todas ellas serpean en el espesor de la
conjuntiva, y se sitúan con esta sobre la esclerótica. Las venas
siguen el mismo trayecto.
El gran número de vasos de la conjuntiva esplica por qtié su
enrojecimiento es tan grande en la conjuntivitis y el origen
múltiple y profundo de los vasos de la conjuntiva , la soli
daridad de las inflamaciones de esta membrana con las más pro
fundas del ojo.
Linfáticos. — Van á terminarse á un ganglio situado en la
region parotidea: este gánglio es el que se inflama y el que se
siente debajo dela piel de la region, en las conjuntivitis blenor
ragias.
Herviós. — Todos vienen del quinto par; de allí la esquisita
sensibilidad de esta membrana y los dolores tan considerables
que causan sus inflamaciones y los cuerpos estraños que se in
troducen entre ella.
§ 2.° De la córnea.
Definicion. — La córnea es una membrana circular, muy re
sistente y de una trasparencia perfecta; se la ha designado tam
bien bajo el nombre de córnea trasparente, por la dureza que
presenta, semejante á la del cuerno , y por su trasparencia.
En griego se le llama keras, de donde se ha derivado el nombre
de Keratitis. Su conocimiento es muy importante, á causa de
la variedad de sus enfermedades.
Sitió. — Está situada en la parte anterior del globo ocular,
del cual forma el segmento anterior, juntamente con la escle
rótica.
Trasparencia. — La trasparencia de la córnea es una desus
propiedades mas importantes. Sin embargo, las enfermedades
pueden modificarla y hacerla desaparecer; de allí las opacida-
.*.- des designadas segun su grado, bajo el nombre de albugo, leu
coma y nefelium.
Cónsistencia. — La córnea es muy resistente. Ella lucha con
traía accion de los músculos del ojo que tienden á espulsar ha
cia adelante los humores del mismo. Así, siempre que esta con
sistencia disminuye, como eu las úlceras ó reblandecimientos,
— se forman en la convexidad de esta membrana, eminencias anor
males, llamadas estafilomas.
Grosor. — La córnea tiene próximamente un milímetro de
-B13-
espesor. En el niño, y sobretodo en el feto, este grosor es mayor
que en el adulto, lo que hace que en el primero sea mas peque-
Oa la cámaia anterior del ojo. Es muy importante conocer estas
variedades para la operacion de laqueratonixis yqueratotomia,
lo mismo que para juzgar de la inminencia de la perforacion de
la córnea que está ulcerada.
Forma general. — La córnea tiene la forma de un disco casi
redondeado, cuyo diámetro horizontal es un poco mayor que el
vertical.
Limites.—Estension. — La córnea forma el quinto anterior del
globo ocular: sus limites están perfectamente establecidos, por
su trasparencia que contrasta con la opacidad de la esclarótica,
á pesar de que el paso dela córnea trasparente á la opaca, se ha
ce de una manera gradual; de allí una dificultad para poder
tomar medidas rigurosas sobre el diámetro de la córnea; de allí
tambien algunas veces la incertidumbre sobre el punto preciso
donde conviene practicar la puncion ó incision en la operacion
de la catarata.
Cónformación. — Encajada en la abertura anterior de la es
clerótica, está constituida por un segmento de esfera mas pe
queña, adaptado á una mayor, representada por la esclerótica.
Cuando la córnea se separa del globo ocular, se presenta bajo
la forma de un disco ligeramente cóncavo: por su forma se la
puede comparar exactamente al cristal de un reloj de bolsillo.
Su cara anterior, libre, lisa y convexa está en relacion con el
aire esterior; su cara posterior cóncava, mira al fondo del ojo
y limita por delante la cámara anterior; su circunferencia se
une á la esclerótica. La córnea no es perfectamente redondeada:
vista por su cara libre, se parece á un ovoide, cuya gruesa es-
tremidad es interna y la menor esterna.
Estructura. — Esta membrana se compone de tres capas cuya
nocion sirve de base á la clasificacion de las queratitis en super
ficiales, intersticiales y profundas.
1." La primera capa se divide en" dos hojuelas: la superficial
está formada por el epitelium pavimentoso que se continua con
el de la conjuntiva, el cual separa en ciertas queratitis. Cuando
esto sucede la córnea presenta un aspecto atornasolado.
La cubierta profunda está' constituida, segun M. Ch. Robin,
por una capa delgada de materia amorfa, finamente granulosa,
recorrida por una red capilar, cuyos vasos se continuan con los
de la conjuntiva en los seis ó siete primeros meses de la vida
intra-uterina. A partir de esta época, esta red se atrofia y las
—314—
asas capilares de la conjuntiva no se estienden mas que de medio
á un milimetro sobre la córnea. En esta cubierta de materia
morfa es donde se regeneran los capilares en diversas inflama
ciones de la córnea, y donde se producen algunas veces fibras
laminosas ó de tegido celular ú otros elementos anatómicos,
como se observa en el pdnus.
2." La segunda cubierta está formada por el tegido propio de
la córnea. Este tegido, que continua con el de la esclerótica, del
cual no se le puede separar sino violentamente, aun despues de
la maceracion, está constituido segun M.Robin, por fascículos
de fibras de tegido celular ó laminoso anastomosados, los cuales
se continuan con el de la esclerótica sin línea de demarcacion, y
contienen en su espesor núcleos embrioplásticos, diseminados
aqui y allá. Estos fascículos, que son paralelos y prolongados
en el sentido de las superficies de la córnea, circunscriben espa
cios en los cuales existe una materia amorfa, trasparente y sólida.
En estos espacios es sin duda donde se reunen las supuraciones
intersticiales. En cuanto á las láminas de la córnea no existen
naturalmente, sino que son el resultado de una preparacion arti
ficial. Los elementos de esta cubierta media se hinchan primero
en el agua hirviendo y despues se disuelven: la disolucion dá las
mismas reacciones que. la de la condrina.
3.° La tercera cubierta ó lámina profunda, está formada por
una membrana amorfa muy sólida, llamada membrana vitrea de
Descemed ó de Demours, y revestida por su cara posterior libre,
por una cubierta epitelial pavimentosa.
Como las opacidades de la córnea, pueden ocupar solamente
la lámina superficial ó esta y la media, se comprende que puedan
desaparecer por la ablacion. Esto se ha intentado, pero la cica
triz consecutiva á esta operacion está lejos de ser siempre lo bas
tante trasparente para que el ojo pueda desempeñar sus fun
ciones.
Vasos. — En el hombre no se han encontrado todavía vasos ni
nervios en las dos capas profundas de la córnea; pero en la su
perficial ya hemos dicho que existen en la vida embrionaria, y
que desaparecen mas tarde, pero que pueden reproducirse con
la mayor facilidad. Nosotros creemos, que á pesar de la ausencia
de estos vasos, la córnea es susceptible de inflamarse.
Herviós. — El dolor tan vivo que sienten los enfermos que
padecen ulceraciones de la córnea, claramente da á entender que
existen allí nervios; pero su presencia no ha sido todavía demos
trada de una manera positiva. Estos nérvios son suministrados
—315—
bien por el quinto par, bien por los nérvios ciliares, que vienen
del gánglio oftálmico.
El desarrollo de la córnea está íntimamente ligado al del globo
ocular, por lo que sus vicios de conformacion van siempre acom
pañados de lesiones profundas del órgano de la vision. En los
viejos, la periferia de la córnea se vuelve opaca en una estension
mayor ó menor, pero en general, esta opacidad es bastante limi
tada, y ha recibido el nombre de Gerontoxon ó arco senil . No es
raro ver á esta opacidad ocupar toda la periferia de la córnea y
entonces se observa un verdadero anillo senil. M. Beraud ha
observado un caso muy notable en el Bureau central. Cuando la
córnea se destruye á consecuencia de la oftálmia purulenta de
los recien nacidos ó dela oftálmia blenorrágica, es posible que
se reproduzca mas ó menos perfectamente. Se ha propuesto
reemplazar una córnea opaca por otra trasparente tomada de
un animal, pero á pesar de los esperimentos hechos con éxito en
los animales, esta operacion no se ha puesto aun en práctica en
el hombre.
§ 3.° De la esclerótica.
Definición. —La esclerótica, llamada tambien córnea opaca,
es una membrana que con la córnea trasparente forma la cubierta
ocular, es decir, el esqueleto del ojo. Ks dura, opaca y de un
blanco nacarado.
Grosor — Su grosor en general es de uno á dos milimetros;
pero es algo menor en los intérvalos de las inserciones muscu
lares; por cuya razon los estafílomas de esta membrana se pre
sentan preferentemente en e'ste punto. Tambien en la parte an
terior y posterior de esta membraua disminuye un poco su
grosor, de donde la frecuencia de estos estafílomas.
Cónsistencia. — Su consistencia, como la de la córnea, es ma
yor que la de las otras membranas del ojo, y á ella debe este
órgano su forma. Bajo este punto de vista, la esclerótica se ase
meja á las membranas fibrosas del testículo y del bazo.
Elasticidad.— Distendida por las partes que ella encierra,
goza de una gran elasticidad; de modo que basta una pequeña
abertura para dar salida á las membranas profundas y á los tu
mores del ojo. Esta membrana sirve de cubierta á los cuatro
quintos posteriores del ojo y tiene la forma de una esfera trun
cada por delante; lo que permite considerar en ella, una cara
esterna, otra interna, una abertura anterior y otra posterior.
—316—
La cara esterna ó superficial de la esclerótica, es lisa, pulida
y está en relacion por delante con la conjuntiva ,1a cual por su
trasparencia permite el que se vea esta membrana , cuyo color
de un blanco azulado constituye lo que vulgarmente se llama
blanco del ojo, Gracias á la trasparencia de esta parte de la con
juntiva es por lo que podemos observar los cambios de colora
cion de la esclerótica, y apreciar, por ejemplo, su palidez en la
anemia; su enrojecimiento amarillo en las inflamaciones y su
inyeccion alrededor dela córnea en la queratitis intersticial.
En el resto de su estension, la cara esterna de esta membrana
está en relacion con la cápsula fibrosa del ojo y con los múscu
los que en ella se insertan.
Por su cara profunda, está en contacto con la coroides.
La abertura anterior tiene próximamente 14 milímetros de
diámetro; su borde está cortado á bisel á espensas de su cara in
terna. En este borde es donde se encaja la córnea.
La abertura posterior dá paso al nérvio óptico. Este nérvio
penetra en la esclerótica mas cerca de su lado nasal que del
temporal, de modo que el ojo presenta un segmento interno
mas pequeño que el esterno.
Estructura. — La esclerótica está compuesta de tres membra
nas que se designan segun el órden de su perposicion, con los
nombres de: 1.' Membrana esterna. 2.° Media. 3." Interna.
La membrana esterna ó mucosa está formada por la conjuntiva,
la cual, como ya digimos, forma una cubierta que ha recibido el
nombre de conjuntiva de la esclerótica.
La membrana media ó la propia de la esclerótica, está consti
tuida por tegido fibroso, cuyas mallas entrecruzadas circuns
criben espacios irregulares redondeados, lo cual dá á esta mem
brana su solidez y elasticidad. Esta capa está agujereada por
una porcion de pequeños orificios, cuya mayoría, situados por
detrás y al rededor del nérvio óptico, están destinados al paso de
los vasos y nérvios ciliares posteriores; y los restantes, mas pe
queños y situados por delante, sirven para el paso de las arte
rias ciliares anteriores.
La existencia de la membrana interna, puesta en duda por
muchos, anatómicos, pero que existe realmente, ha recibido el
nombre de lámina fusca y está compuesta de pigmentum y de
fibras de tegido celular: es mas visible en los puntos donde los
vasos y nérvios ciliares atraviesan la esclerótica, para ganar la
coroides. Vasos y nérvios muy numerosos y de un volúmen
considerable atraviesan la esclerótica, pero no se sabe si entre
—317—
ellos hay algunos que se distribuyen especialmente en la mem
brana fibrosa del ojo.
§ 4.0-Del iris.
Definición. — El iris es un diafragma contráctil, con una
abertura en su centro, la cual tiene el uso de medir la cantidad
de rayos luminosos que deben atravesar el aparato del cris
talino.
Sitió. —El iris está situado libre y flotante en el interior del
ojo, por delante del cristalino, en una cavidad dividida en dos
por su presencia.
Limites.—Estensión.—Está limitado por la cubierta fibrosa
del ojo; por lo que su estension puede ser apreciada por la su
perficie de un plano que pasase por la union de la esclerótica y
la córnea cortando perpendicularmente el eje óptico. Además,
esta estension es susceptible de variar un poco, segun que el
iris esté en relajacion ó en contraccion..
Dirección. — Este tabique está dirigido verticalmente con
relacion al eje antero posterior del globo-ocular.
Cónformación. — El tris es, como hemos dicho, una membrana
delgada, libre, flotante; situada verticalmente en un espacio re
llenado por el humor acuoso y agujereada en su centro por una
abertura circular. En esta membrana debemos estudiar: 1.° Una
cara anterior. 2.° Una posterior. 3." La circunferencia mayor.
4." La circunferencia menor.
1. ° La cara anterior del iris es lisa, pulida, ligeramente tras
parente, de modo que deja verlas fibras que entran en su es
tructura y ofrece una coloracion variable segun los individuos
y los pueblos. El color azul se vé en los habitantes del Norte,
mientras que en los del Mediodia predomina el color negro.
Las enfermedades producen tambien cambios que pueden es
clarecer el diagnóstico.
Esta cara, que ofrece á menudo ondulaciones ligeras que cui
daremos de no considerarlas como morbíficas , se la vé en el
fondo de la cámara anterior, pero algunas veces, se pone en
contacto con la posterior de la córnea, y entonces se dice que
hay sinequia anterior. Sobre esta cara es donde se presentan las
pápulas en la sífilis, y los abcesos en las afecciones inflamato
rias.
2. ° La cara posterior del iris mira al fondo del ojo, es mas ó
menos negruzca, y está en relacion con la cara anterior de la
—318—
cápsula del cristaliüo: esta relacion, en el estado normal, es mas
ó menos mediata, por cuanto entre ambos órganos se interpone
el humor acuoso, pero en las inflamaciones del iris es muy in
mediata, lo que permite que se establezcan adherencias en tre
ambas superficies. De allí la posibilidad de las cataratas sean
pigmentarias, sean pseudo-membranosas; y tambien la necesi
dad de instilar el sulfato de atropina entre los párpados para
prevenir estos accidentes.
3." La circunferencia mayor del iris ó borde adtíerente, cor
responde al punto de union de la esclerótica con la córnea
por delante del ligamento ciliar ; y por ella es por donde
penetran los vasos y nérvios en su parénquima. Por esto en
las inflamaciones se vé manifestarse una inyeccion en su al
rededor.
Así es como los vasos ciliares anteriores pasando al través de
la esclerótica, producen el círculo gris que acompaña á las iritis.
Este borde está íntimamente unido á la cubierta ocular esterna
por delante y al ligamento ciliar por detrás. Sin embargo, no
es raro verle desprendido, á consecuencia de una contusion, en
un espacio mayor ó menor; se citan ejemplos en que el despren
dimiento era total.
Como este desprendimiento tiene lugar sin desgarradura apa
rente, se ha concluido que el iris no tenia continuidad con la
coroides, pero esta induccion no es rigurosa. Cuando el cirujano
se vé obligado á practicar una pupila artificial, emplea alguuas
veces el desprendimiento de la gran circunferencia del iris:
este procedimiento ha recibido el nombre de iridodialisis.
4.° La circunferencia menor circunscribe la abertura circular
llamada pupila, destinada al paso de los rayos luminosos. En
la iritis crónica, este borde en vez de ser regular presenta al
gunos filamentos que le dan un aspecto dentellado, lo cual es
una causa de trastornos serios en la vision. Su situacion no
corresponde perfectamente al centro del iris, sino que se aproxi
ma un poco mas al segmento interno.
Su forma no es perfectamente redondeada en el hombre; en
algunos animales, como en los gatos, es oblonga trasversalmen-
te. La pupila cambia de forma en las enfermedades del iris, lo que
sirve de elemento importante para el diagnóstico. Los alemanes
han llevado tan lejos el análisis de esta abertura, que han que
rido reconocer por su sola deformidad si la iritis era sifilítica,
artrítica ó escrofulosa, etc.
Los bordes de la pupila pueden pegarse mas ó menos comple
tómente, de donde las atresias ú obliteraciones, que pueden
necesitar la operacion de la pupila artificial.
En el estado normal, la pupila se dilata en la oscuridad y se
contrae á la lua, siendo tanto mas considerable su estrechez,
cuanto aquella es mas intensa. A causa de esta propiedad es
por lo que los individuos amauróticos buscan la luz, y los que
padecen cataratas la evitan. En efecto, en estos últimos la dila
tacion dela pupila permite el paso de algunos rayos luminosos
por la periferia opaca del cristalino; mientras que en los amau
róticos, cuando mas buscan la luz para escitar la retina entor
pecida, menos rayos luminosos les llegan. El Cirujano no debe
ignorarla influencia de la eterizacion sobre las dimensiones de
la pupila.
De los esp jrimentos de M. Faure, resulta, que un individuo
puede estar muy anestesiado sin que la pupila esté sensible
mente contraida. Cuando hay grande abatimiento en los movi
mientos del corazon se contrae mucho la pupila , llegando
algunas veces á reducirse su diámetro á un milímetro. En este
estado no hay todavía inminencia de muerte, si despues da
haber sido muy estrechada se dilata poco á poco; pero cuando,
por el contrario, pasa de repente de una gran contraccion á una
gran dilatacion, es un signo casi cierto de una terminacion fatal.
Estructura. — El iris está compuesto de tres membranas:
1.a Una anterior. 2." Otra media. 3." Otra posterior.
1.° La membrana anterior es lisa y pulida por su cara libre,
mientras que por la profunda se adhiere íntimamente al tegido
propio. Esta membrana está constituida por dos cubiertas; una
epitelial que tapiza toda la cara anterior del iris, hasta el borde
pupilar, sin ir mas allá, cuyo epitelium es pavimentoso, como
el de la cara posterior de la córnea; y la otra amorfa, muy sóli
da, sin vasos ni nérvios, que se continua con la membrana de
Demours. .
2." La membrana media es gruesa y está dispuesta bajo la
forma de fibras, de las cuales unas son periféricas y convergen
como los rayos de una rueda, y otras concéntricas que están
dispuestas circularmente hácia el borde de la pupila, las cuales
forman un fascículo que ha recibido el nombre de esfínter pu
pilar. La palabra esfinter, reveiala idea de fibras musculares,
y, con efecto, el tegido propio del iris sin ser semejante al tegido
muscular propiamente dicho, posee la contractilidad: es un tegi
do compuesto en gran parte por fibras celulosas mezcladas con
tegido laminar. Viendo la disposicion de las fibras radiadas y
, ' —320—
circulare3, se comprende muy bien que las fibras primeras ó
longitudinales, dilatan la pupila, y que las circulares ó el es
fínter, la contraen. ¿Pero no podría ser probable que la dilata
cion y contraccion de esta abertura fuese no solamente debido á
esta causa, sino tambien á otra, la ereetilidad, por ejemplo,
cuando se vé que la dilatacion y contraccion se observan tam
bien en las pupilas artificiales practicadas en medio de las
fibras longitudinales?
Esta contractilidad del irishabia sido negada equivocadamen
te por muchos fisiólogos; pero las investigaciones recientes han
llevado hoy dia la conviccion á todos los ánimos. Conviene, sin
embargo, advertir, que hace ya mucho tiempo, los anatómicos
y Cirujanos advertían este hecho como lo prueba el haberse de
clarado un oculista célebre, M. Pamard (d' Axignon), partidario
y defensor de esta idea en l835. (l)
3.° La membrana profunda ó posterior del iris , membrana
pigmentaria, designada bajo el nombre de úvea, es elástica y poco
adherente; de donde la facilidad con la cual se une á la cara an
terior de la cápsula del cristalino. Su estructura comprende una
lámina delgada de tegido amorfo, y células pigmentarias esten
didas en su superficie.
Arterias. — Las arterias del iris son las ciliares anteriores ó
cortas, y los ramúsculos ■ que vienen de los procesos ciliares.
Ofrecen una disposicion notable. Despues de haber formado há-
cia la circunferencia mayor un verdadero círculo, llamado gran
círculo arterial del tris, suministran ramas que van convergien
do hácia la pupila: en su trayecto, estas ramificaciones se anas-
tomosan formando redes. Mas lejos, á uno ó dos milímetros del
borde, pupilar, se anastomosan todavía anchamente, y constitu
yen un nuevo círculo llamado círculo menor arterial del iris, de
donde parten nuevas ramificaciones muy ténues que pueden ser
seguidas hasta el limbo de la pupila, en cuyo punto se termi
nan, anastomosándose y formando una nueva red, •
Las ciliares largas, en número de dos, la una por fuera y la
otra por dentro, están situadas en la estremidad del diámetro
trasverso del ojo: llegadas á 5 milímetros próximamente de la
circunferencia de la córnea, se bifurcan para distribuirse en el
iris: Esta disposicion esplica el precepto de no herir la escleró
tica en las operaciones, sino á tres ó cuatro milímetros por deba-
31
—322—
§ 5.° De la coroides.
§ 8.°—De la retina.
Definicion. — La retina es la membrana destinada á recibir
la impresion de los rayos luminosos. Es una parte del cerebro
situada en el globo ocular y unida á aquel por medio del nérvio
óptico. Forma la base del aparato de la vision; todas las demás
membranas no tienen mas uso que concurrir á su proteccion ó á
su perfeccionamiento.
—327—
Despues del descubrimiento del oftalmoscopio, esta membrana
ha adquirido una importancia mucho mayor de la que tenia,
porque boy se aprecian en el vivo todas las alteraciones que
puede padecer .
Situación. — Esta membrana está situada entre la coroides y
el cuerpo vitreo, sobre el cual se aplica, sin adherirse en manera
alguna.
Propiedades físicas. — La retina es muy delgada, pues ape
nas tiene 0,18 á 0,24 de grosor; y aunque aumenta de espesor
hacia el pliegue central, no por eso es menos susceptible de
desgarrarse con la mayor facilidad. Los golpes dirigidos sobre
el globo ocular y las partes vecinas, pueden contundirla en
diversos grados, lo que es causa de cegueras. Su coloracion es
el objeto de dudas, y, sin embargo, seria importante que se
fijase terminantemente para distinguir con seguridad el estado
patológico del sano. Algunos anatómicos dicen que esta mem
brana es opalina, y otros afirman que es límpida y trasparente
como el cristal. Si se tiene en cuenta que las autopsias se hacen
24 horas despues de la muerte, y que durante este espacio de
tiempo la retina tan fina y tan delicada ha podido alterarse, se
concebirá el que pueda presentarse con un aspecto sucio y
opalecente, como la córnea. Pero si se examinan los ojos frescos
de un animal, se encuentra siempre en ellos esta membrana
trasparente, lo que nos induce á creer, que lo mismo sucederá
en el hombre. Si la retina fuese opaca, fácilmente se comprende
que la cubierta pigmentaria de la coroides no tendria razon
de ser.
Límites. — Extension. — La retina está limitada posterior
mente por el punto de penetracion del nérvio óptico en la escle
rótica. El límite anterior ha sido diferentemente apreciado segun
los autores. Para nosotros la retina se termina detrás del cuerpo
ciliar, y cuando se la separa, en este punto ofrece un borde
dentado sinuoso, que ha sido llamado ora serrata retina. Allí es
donde dejande existir los elementos nerviosos de este órgano; pe
ro es necesario decir, sin embargo, que la membrana interna de
la retina ó membrana limitante, amorfa, sin vasos y muy delga
da, se continua por debajo de los procesos ciliares sobre los cuales
se amolda, hasta la circunferencia del cristalino.
Cónformación general. — La retina tiene la forma de una
esfera truncada por delante y por detrás, lo que permite con
siderar en ella dos superficies y dos estremidades.
La superficie esterna de la retina, es convexa y está en ralacion
—328— , 1
con la coróides á la cual se adhiere ligeramente, pero por sim
ple contacto, sin continuidad" celulosa, vascular ó nerviosa; de
donde la posibilidad de las hidropesías suh-retinianas, que
deprimen fuertemente la retina, y la alteran en sus propiedades
visuales. En este espacio es donde pueden tambien acumularse
los productos plásticos ó la sangre, como se vé en la albumi
nuria y en las heridas. En el estado normal no existe ningun
vacío entre la coróides y la retina: 24 horas despues de la
muerte se encuentran siempre en este punto algunas gotas de
un líquido seroso que ha recibido el nombre de humor de Verle 6
tambien de Jacobson; pero esto es debido á un resultado pura
mente cadavérico.
La cara interna de la retina, la que se vé á través del cuerpo
vitreo, presenta una disposicion que es necesario conocer per
fectamente cuando se ha de emplear el oftalmoscopio. En ella
se encuentran muchos puntos que estudiar; estos son: 1.° La
papila del nervio óptico. 2.° El pliegue de la retina. 3." La man
cha amarilla. 4." El agujero central.
La papila del nérvio óptico, situada en el fondo del ojo, un
poco por dentro del eje óptico, es redondeada, tiene un poco mas
de dos milímetros en sus diámetros, y forma una eminencia de
un medio milímetro. Su color es grisáceo, lo que la diferencia
del resto del ojo , que es negruzco. De su centro se ven partir las
ramificaciones de la arteria y de la vena central de la retina.
Estos vasos son algunas veces el sitio de o bliteraciones , de ver
daderas embolias, que producen cegueras mas ó menos completas.
Esta papila se la vé unas veces atrofiarse, otras hipertrofiarse
y algunas alterarse de diversas maneras.
El pliegue de la retina principia en el lado esterno de la papila,
y se dirige hácia fuera, describiendo una curva irregular de 4
á 5 milímetros de longitud; su altura es de un milímetro; su
estremidad papilar es puntiaguda, mientras que su estremidad
esterna es obtusa. Forma una eminencia anterior en el vivo, la
cual despues de la muerte mira hácia arriba. En los niños la
estremidad esterna se continua hasta el centro de la papila.
Hácia la terminacion esterna del pliegue trasversal, se vé la
mancha amarilla ocupando el centro óptico del ojo, de forma
ovalar, trasversal, teniendo próximamente tres milímetros de
longitud. Su color es amarillo en el adulto, y mas pálido en
los niños y en los amauróticos. El centro de esta mancha está
deprimido, por cuya razon se le ha considerado equivocada
mente como un agujero, que se le designa generalmente bajo
—329—
el nombre de foráminis centralis de Scemmering: nosotros le de
nominaremos con el nombre mas exacto de fosita central, fóvea
centralis.
Estructura. — La estructura de la retina ha sido el objeto de
numerosos trabajos, por ser la mas compleja de las membranas
del ojo.
Segun M. Gh. Robin, la retina está compuesta de muchas ca
pas formadas de diferentes elementos anatómicos. Procediendo
de fuera á dentro, estas capas son: 1." La capa de los baston-
citos. 2." La granulosa esterna. 3.° La intermediaria. 4." La gra
nulosa interna. 5." La granulosa gris. 6.° La de las células
nerviosas. 7." La de las fibras nerviosas. 8.° La membrana limi
tante.
La capa de los bastoncitos, ó por otro nombre, la membrana de
Jacob, está formada de pequeños cuerpos cilindricos, dispuestos
verticalmente los unos al lado de los otros. Su longitud, que
mide el espesor de esta cubierta, es de 0 mm^os áO ^,01. Con
respecto á su forma, estos pequeños cuerpos se distinguen en dos
especies, que son: los bastoncitos propiamente dichos y los conos.
Los primeros tienen la forma de un cilindro del grueso de dos á
tres centímetros de milímetro; son trasparentes, flexibles y en
corvados de diferentes maneras; algunas veces se hinchan en su
estremidad esterna. Los segundos, ó los conos, son finamente gra
nulosos, un poco gruesos hácia su medio; algunos tienen en su
estremidad una pequeña prolongacion en forma de bastoncito.
Estos conos están separados los unos de los otros por un íntérvalo
casi igual, y los espacios intermediarios están rellenos de bas
toncitos. Todos los cuerpos tienen en su estremidad un núcleo
trasparente, esférico, homogéneo ó apenas un poco granuloso en
la periferia, el cual es puede separar fácilmente, pero que en rea
lidad forma parte constituyente de los mismos.
La capa grunulosa esterna está formada de mielocitos, tanto
núcleos como células. Estas últimas son á menudo pequeñas,
irregulares y menos numerosas que los núcleos.
Los núcleos están en medio de una pequeña cantidad de ma
teria amorfa, semejante á la de la sustancia gris del cerebro.
Esta capa tiene 0,055 milímetros próximamente de espesor; al
nivel de la mancha amarilla y del pliegue central, presenta úni
camente la mitad del grosor dicho.
La cubierta intermediaria, delgada en la mayor parte de la re
tina, se engruesa sobre los bordes del pliegue central, y casi
desaparece al nivel de la fovea centralis. Esta capa está formada
—330—
de materia amorfa finamente granulosa, atravesada de numero
sas fibrillas muy delgadas, muy finas, que parecen ser la conti
nuacion de las fibras radiadas de H. Müller.
La capa granulosa interna, es delgada en casi toda su esten-
sion, menos al nivel del pliegue, donde presenta un grosor mas
considerable. Esta capa se confunde con la granulosa esterna al
nivel de la fovea centralis, y se compone, como aquella, de mie-
locytos.
La capa granulosa gris está formada de materia amorfa, seme
jante á la de la sustancia gris del cerebro: su grosor es de 0,mm-02
á 0,mn1-0'l, y se baila atravesada de delante á atrás, por las fi
bras de Müller.
La cubierta de las células nerviosas, está compuesta de células
ó corpúsculos ganglionares, multipolares, anastomosados los
unos con los otros, los cuales envian prolongaciones delgadas á
traves de la porcion contigua de la capa precedente, hasta la ca
pa interna de los núcleos de una parte, y de otra suministran
prolongaciones que se continúan con los tubos nerviosos del
nérvio óptico. Estas células, en parte sumergidas en la cubierta
precedente, forman una ó dos hileras solamente en la mayor
parte de la retina, pero constituyen una capa gruesa en los
bordes del pliegue central, y faltan completamente en la mancha
amarilla y en la fovea centralis. La hipergénesis de estas célu
las puede dar lugar á los tumores blandos, grises ó rogizos, que
no afectan mas que la retina, llamados cáncer de la retina.
La cubierta de fibras ó tumores nerviosos está constituida por
la espansion del nervio óptico. En la mayor parte de la retina
es muy gruesa y muy vascular, y nula ó casi nula en la man
cha amarilla y en la fovea centralis. Los elementos de esta capa
son la continuacion del cilindro-eje de las células nerviosas
precedentes. Sus elementos están representados por los cilindro-
ejes solamente en el hombre, á partir de la papila del nervio óp
tico; mientras que en el conejo, por ejemplo, el tubo medular
existe al rededor de muchos de ellos, hasta su conexion con las
células de la capa precedente, y se afectan fácilmente de varices
como los tubos del nérvio óptico.
Algunos de estos elementos llegan directamente á la mancha
amarilla y se terminan en su periferia; los otros la contornean.
La depresion de esta mancha es debida á la ausencia de los tu
bos del nérvio óptico en este punto, y á la disposicion de los tuhos
que contornean la mancha amarilla formando dos fascículos bas
tante gruesos, los cuales producen tambien el repliegue central.
—331—
La membrana limitante ó capa de sustancia amorfa, es la única
que pasa por delante del punto de espansion del nérvio óptico
y tambien la que traspasa la circunferencia posterior de los
procesos ciliares para llegar hasta la cápsula del cristalino,
donde cesa circularmente. En su espesor es donde se esparcen
los principales vasos de la retina. Su cara anterior se aplica so
bre el cuerpo vitreo, y la esterna ó posterior se amolda sobre la
cubierta precedente, que, como ella, tambien ofrece vasos. Del
espesor de la membrana limitante, parten las fibras radiadas ó
fibras de H. Müller, que, atravesando toda la retina en forma de
radios, van así hasta la membrana de Jacob. La estremidad an
terior de estas fibras es generalmente piramidal ó cónica; pero
algunas veces está dividida en muchas ramas. Estas fibras con
tienen en su espesor uno ó dos núcleos al nivel de la cubierta
interna de los mismos, y mas allá se dividen en fibrillas te
nues, que atraviesan la cubierta intermediaria y despues la cu
bierta esterna de los mismos para terminarse en los conos y
bastoncitos, con los cuales se continúan, segun algunos autores.
Las fibras radiadas faltan en la mancha amarilla y en la fóvea
centralü, pero en el repliegue central son muy largas. Estas fi
bras, segun Müller, parecen ser una dependencia de los cilin
dro-ejes que se desprenden de las células ganglionares multi-
polares, puesto que ofrecen el mismo aspecto y reacciones. En
ciertos engrosamientos morbíficos de la retina, y principalmen
te cerca del pliegue central, se encuentran las fibras de Müller
engrosadas, sobre todo al nivel de sus núcleos ovoideos. Estss se
multiplican hasta el nivel de las cubiertas granulosas ó se ha
cen muy gruesos y toman un nucléolo. Su estremidad periféri
ca, se ensancha en forma cuadrada ó figurando una maza, y
corresponden á muchos bastoncitos muy pálidos, sin núcleos,
mientras que su otra estremidad, en relacion con las células
multipolares, queda como deshilada.
Arterias. — La arteria centml de la retina recorre el centro
de la porcion anterior del nérvio óptico, penetra en el interior
del ojo, por la parte media de la papila de este nérvio, en cuyo .
punto se divide en 4 ó 5 ramas, las cuales se separan, y despues
de recorrer cierta estension , se subdividen bajo dos ángulos
agudos, dirigiéndose hácia adelante. Por sus numerosas anastó-
mosis, forman una red capilar.
Las arterias ciliares suministran tambien algunas ramas á la
retina, sobre todo á la entrada del nérvio óptico, donde sus pe
queñas ramas agujerean la vaina de este nérvio y la esclerótica.
—332—
Venas. — Las venas de la retina tienen la misma distribucion
y los mismos orígenes que las arterias: siendo mucho mas nu
merosas y mucho mas gruesas, describen muchas mas flexuosi-
dades. Son planas, se reunen en ángulos agudos, y están situa
das por debajo de las arterias. La vena central de la retina sigue
á la arteria en la papila, y se termina tan pronto en el tegido
cavernoso, como en la vena oftálmica.
Herviós. — Las arterias de la retina van acompañadas de tres
pequeños filetes nerviosos del gran simpático, los cuales vienen
del gánglio oftálmico.
Propiedades fisiólógicas. — Estas propiedades son muy no
tables. Por la estructura eminentemente nerviosa de la retina se
podria creer á primera vista, que está dotada de una sensibilidad
esquisita: así es, en efecto, como se razonaba en otro tiempo;
pero en el dia sabemos que cada nérvio tiene su escitante espe
cial; por lo que la retina que preside á una sensacion tambien
especial, no es escitable sino bajo este punto de vista. Las pica
duras, las contusiones y las inflamaciones, no provocan en ella
ningun dolor, sino que aumentan su propiedad impresionable á
la luz. Por esto es por lo que en las conmociones del ojo , hay
sensaciones luminosas en las inflamaciones lafotopsia que no de
berá confundirse con la fotofobia, síntoma que no se encuentra en
las enfermedades de la retina, pero sí en las de la córnea ó del
iris.
Esta propiedad de la retina, ha sido perfectamente indicada
. por^lagendie, el cual en una operacion de la catarata'se atrevio
con su aguja á tocar la retina. El sugeto no tuvo otra sensacion
que la de la luz. Se sabe tambien que diariamente podemos, por
una ligera compresion con la yema del dedo índice egercida sobre
el globo ocular, hacer nacer á voluntad una sensacion lumino
sa. Un ingenioso observador, M. Sevre d' Uces (1) ha sacado un
partido maravilloso de esta propiedad fisiológica. Ha estudiado
en diversas afecciones las variedades de esta sensacion á la cual
ha dado el nombre de fosfena, y se ha servido de ella para lle
gar á indicaciones muy curiosas para el diagnóstico y la tera
péutica. Nosotros no citaremos mas que el egemplo siguiente,
uno de los muchos que trae este autor. Cuando se tengan dudas
de que si lo que padece el enfermo es una amaurósis ó una cata-
B.—Del cristalino.
CAPITULO III.
DEL APARATO OLFACTORIO.
—344—
ó aplanada, tienen el conducto nasal tlirigido hácia atrás y por
consecuencia menos accesible á los instrumentos. (l)
Lóngitud.— La longitud de la nariz es muy variable tambieu
segun los individuos. Si esta longitud fuese causa de una defor
midad, se podria despues de haber separado un pedazo triangular
de su parte media, coser la parte inferior, con la superior de la
nariz así dividida.
Dirección. — La nariz está situada de tal manera que su ló
bulo está ordinariamente un poco mas inclinado á un lado ó á
otro: al derecho por ejemplo. Beclard atribuye ,esta desviacion al
hábito de mocarse; pero yo he visto sujetos que se sonaban con
la mano derecha, y tenían la desviacion hácia la izquierda. Des
pues veremos que esta inclinacion es mas bien debida al desar
rollo anormal del cartílago del tabique, que no á la causa in
dicada.
Estructura. — Piel. — Es bastante gruesa entre las cejas, y
aun en el resto de la region. La que ocupa el primer punto es
poco estensible y está algunas veces cubierta de pelos; pero al
nivel del ángulo mayor del ojo, es bastante estensible, y lo su
ficiente fina para dejar ver las venas subyacentes. En este punto
es donde se encuentra algunas veces un repliegue cutáneo ver
tical, designado bajo el nombre de epicantus. Este repliegue des
aparece pellizcando la piel de la raiz de la nariz; y en esto se
funda la operacion aconsejada por Ammon, que consiste en se
parar un colgajo elíptico de la piel de la raiz de la nariz, y prac
ticar la sutura de los bordes de la herida.
' La piel de esta region es notable, además, por el gran número
de glándulas ¡sebáceas que contiene, sobre todo m el segmento
inferior de la nariz. La presencia de estas glándulas esplica por
qué se encuentran alli pequeños puntos, algunas veces grisá
ceos ó negruzcos, pero mas comunmente blanquecinos, cuya pre
sion hace salir pequeños filamentos, que tienen la forma de gu
sanos, designados bajo el nombre de comedones.
La red vascular de la piel de la nariz es muy apretada, lo cual
dá lugar á los eczemas, á las afecciones pustulosas, y mas par
ticularmente el eritema de la nariz, que se ve manifestarse algu
nas veces bajo la influencia hereditaria, pero que tambien se en
cuentra en, las personas que llevan buena vida. Esta vasculari-
(1) Véase, para mas detalles, la tesis de M. Beraud titulada del cate
terismo del conducto nasal, segun el método de Laforest, nuevo procedi
miento. París 1854.
-345-
zacion de la piel nos da cuenta tambien de la formacion de los
tumores tan voluminosos que se desarrollan sobre este órgano^
de los cuales Civadier cita un ejemplo de los mas notables. (1)
Imbert de Lonnes ha publicado la observacion de un antiguo
Alcalde de Angouléme, que tenia sobre la nariz un tumor abo
lla do de dos libras próximamente de peso. (2)
Mucosa. — La cara profunda de la nariz está revestida poruna
membrana mucosa, de la que nos ocuparemos al tratar de las
fosas nasales.
Tegido celular subcutáneo. — La cubierta celulosa es delga
da, muy densa, y carece de grasa sobre el cuerpo de]la nariz;
pero hácia la raiz de este órgano es mas gruesa , mas laxa y
contiene grasa muy fina. En los tumores cutáneos de que aca
bamos de hablar, esta cubierta participa mas ó menos de la
hipertrofia, la cual es mas manifiesta en la elefantiasis de la
nariz.
.Hiisculos.—Los músculos de la nariz tienen muy poca impor
tancia en Cirugía, por lo que nos contentaremos con enumerar
los. Cinco músculos pares se encuentran en esta region, que,
procediendo de arriba abajo, son: el piramidal, el elevador co
mun del ala de la nariz y del lábio superior, el elevador propio
del labio superior, el trasversal de la nariz y el mirtiforme. To
dos ellos tienen por usos cerrar ó dilatar la abertura de las fo
sas nasales.
Apóneurósis. — Una aponeurósis delgada , pero resistente,
sirve, al mismo tiempo que de proteccion á este órgano, de in
sercion á todos sus músculos, los cuales tambien van á insertarse
en su mayor parte á la piel , generalmente por su estremidad
mas movible.
Esqueleto. — Los huesos que entran en la formacion de la
nariz, son cuatro: sus dos propios, llamados nasales, por arriba y
por delante, y las apófisis ascendentes del maxilar superior por
abajo y por los lados. Estos huesos constituyen, por su yusta
posicion, una bóveda mas ó menos saliente, lo que da lugar á
las diversas formas de la nariz. Su grosor y pequenez hace que
no puedan ser fracturados sino por causa directa. Estando apo
yados por detrás sobre la lámina perpendicular del ethmoides,
pueden trasmitir á esta lámina las violencias esteriores, y pro
ducir de este modo fracturas de la base del cráneo, y desórde-
ARTICULO n.
Region de las fosas nasales.
4.°—Senos frontales.
(1) Las personas muy chatas, las que tienen algo hundida la region
superciliar, son las que, ó no presentan senos, ó si los tienen son rudi
mentarios.
—364—
§ 6.°—Seno esfenoidal.
Este seno viene á abrirse en la parte mas posterior del meato
superior; algunas veces su orificio no existe. Su cavidad es tan
pronto única como doble, en cuyo caso está dividida por un tabi
que mas ó menos completo. Este seno está en relacion con la caró
tida interna y los senos cavernosos; de donde la posibilidad en
las heridas penetrantes» de una hemorragia mortal.
Por su pared inferior está en relacion con la faringe. La
mucosa que reviste estos dos últimos senos, no ofrece nada de
particular.
CAPITULO IV.
DEL APARATO BUCAL.
ARTICULO PRIMERO.
Region parotidea.
Definición. — La region parotidea es la ocupada por la glán
dula parótida.
Importancia. — Esta region merece una atencion especial de
parte del Cirujano, por las enfermedades tan frecuentes que pre
senta, y por las operaciones que allí se practican.
Sitió. — Está situada sobre las partes laterales dela faringe,
por detrás de la cara y por delante del conducto auditivo ester-
no, con el cual la describí en la primera edicion, pero me ha pa
recido mas natural describirla aparte formando una region, á
causa de sus conexiones anatómicas y fisiológicas con la cara
y la boca.
Límites. — Los límites de la region parotidea no deben sacarse
de la posicion de la glándula, pues esta es muy variable, sino de
los órganos que circunscriben la fosa parotidea. Segun este da
to, pues, la region parotidea está limitada por delante por una
línea , que partiendo de la pared posterior de la articulacion
témporo-maxilar, descienda á lo largo del borde posterior de la
rama vertical del hueso maxilar inferior y llegue á uno ó dos
centímetros por debajo del ángulo inferior de este hueso, y por
detrás por una línea que, pasando por delante del conducto au
ditivo esterno, de la apófisis mastoides y el borde anterior del
esterno-cleido-mastoideo, llegase hasta el nivel del punto en
que termina el límite anterior. Por arriba el arco zigomático se
para perfectamente la region parotidea de la region temporal; y
por abajo, una línea horizontal, juntando los límites anterior y
posterior, establece el límite entre el cuello y la region que nos
ocupa.
Tales son los límites esteriores de la region que describimos,
los que no cabe ninguna duda que son un poco artificiales; pero
bien pronto veremos que profundamente existen otros mucho
mas precisos, que dan á esta region una existencia de las mas
naturales.
Estensión. — La region parotidea ofrece al esterior una super
ficie poco estensa. Si juzgásemos de su importancia y estension
por este carácter, no hay duda ninguna que tendríamos de ella
una idea muy inexacta, pues no tardaremos en ver que se en
sancha mucho profundamente.
—368—
Las dimensiones de esta region en el adulto son: en el sentido
vertical de 6 á 7 centímetros próximamente y en el trasversal
apenas tiene en su parte media de 1 á 2 centímetros. Esta últi
ma medida es, sin embargo, susceptible de agrandarse por el
descenso de la mandíbula inferior.
Cónformacion. — La region parotidea presenta en general una
especie de fosa mas ó menos profunda segun los sugetos, los
sexos y las edades, la cual se termina superiormente en el arco
zigomático y por abajo se continúa con la depresion que ocupa
el borde anterior del esterno-mastoideo. Esta depresion es mas
profunda cuando los maséteres se contraen. En ciertos sugetos
y mas particularmente en los fumadores, esta depresion se bor
ra y está reemplazada por una eminencia mas ó menos pronun
ciada.
Estructura. —Para comprender bien la estructura un poco
compleja de esta region, debemos estudiar primero la escavacion
parotidea, y despues los órganos que contiene.
A. — De la escavación parotidea. — Si se levantan todas las
partes blandas de la region parotidea, se encuentra una cavidad
espaciosa, que ha sido designada bajo el nombre de fosa, de es
cavacion, de lugar de la parótida, y mejor aun, con el de hueco pa-
rotideo. Esta cavidad es prismática cuadrangular, con la base su
perficial y el vértice profundo. Consideraremos, pues, en. ella,
por su configuracion, cuatro paredes, una base y un vértice. Las
paredes son: anterior, posterior, superior é inferior.
1.° Pared anterior. — Esta pared es oblicua de arriba á bajo y
está constituida por el borde posterior del maséter y de la rama
vertical del maxilar inferior. Mas profundamente se deprime un
poco para dirigirse por debajo de este hueso, en cuyo punto está
formada por el borde posterior del músculo pterigoideo interno.
2." Pared posterior. — Ligeramente inclinada hácia adelante,
está constituida por el músculo esterno-cleido-mastoideo, por el
vientre posterior del digástrico y por los músculos estiloideos;
y mas hácia arriba por el conducto auditivo esterno.
3." Pared superior.— Es horizontal y la forman el arco zigo
mático en una pequeña estension limitada por detrás por el con
ducto auditivo esterno, y por delante por la cara posterior de la
articulacion temporo-maxilar.
4." Pared inferior. —Está constituida por una hojuela aponeu-
rótica que se desprende de la cara anterior del esterno-cleido-
mastoideo, y va á perderse sobre el ángulo de la mandíbula in
ferior.
— 369—
5." 'Vértice. — El vértice del hueco parotideo está formado por
la union de las paredes anterior y posterior. Algunas veces ofre
ce hácía los lados anterior y posterior de la apófisis estiloides,
algun diverticulum destinado á contener algunas partes de
la parótida. Este vértice corresponde á la faringe: por esto es
por lo que ciertos tumores parotideos pueden dar manifestacio
nes en la garganta.
6." Base, — Corresponde á la piel. Cuando se separan las par
tes blandas de la region se separa tambien la base, y entonces á
través del vacío que deja, se puede penetrar en el hueco paro
tideo, cerrado hácia afuera por la aponeurósis parotidea.
B. — De las partes blandas cóntenidas en el hueco, paroti
deo. — Estas partes son: l." La parótida y su aponeurósis. 2." Los
vasos, y 3." Los nervios.
l." De la parótida. — Esta glándula, órgano secretor de la sa
liva, corresponde á las glándulas en racimo, y ocupa en gran
parte la escavacion á la cual ha dado su nombre. Por su super
ficie, se amolda sobre todas las eminencias musculares y óseas
que acabamos de describir, y al reborde de la region que ocu
pa. Envuelta poruna aponeurósis resistente, que suministra ta
biques fibrosos á cada uno de sus lóbulos, esta glándula es muy
densa y muy resistente. De lo que antecede resulta, que la pa
rótida ofrece una configuracion muy variable segun los sugetos.
Suformaeslamismaque la de la escavacion parotidea, de modo
que sus relaciones nos son ya conocidas en gran parte. Por su
cara anterior, esta glándula está en relacion con el maséter, el
borde posterior de la rama de la mandíb ula inferior y el borde
posterior del pterigoideo interno. Entre la mandíbula y la glán
dula, existe una cavidad serosa muy marcada y muy vasta que
es á menudo el sitio de inflamaciones. Se encuentra, además,
de arriba abajo, la artería y las venas temporales superficiales
y un plexo venoso muy apretado al rededor de la articulacion
témporo-maxilar; el nérvio facial que cruza perpendicularmen-
te los vasos del cuello del cóndilo; la arteria facial, ó las facia
les, atravesadas con sus numerosas venas, y en fin, la rama cér-
vicc—facial del nérvio facial y la terminacion del ligamento es
tilo-maxilar.
Por su cara posterior, fija al conducto auditivo, sobre el borde
anterior de la apófisis mastoides y del músculo esterno-cleydo-
mastoideo, la parótida recubre la arteria auricular posterior y
las dos venas que la acompañan, el músculo digástrico y la par
te mas posterior de los músculos estiloideos.
— 370—
Por su vértice se apoya sobre la apófisis estiloides y el ha
cecillo músculo fibroso que de allí parte; despues, un poco mas
hácia adelante, sobre la arteria estiloidea, la vena yugular in
terna y el nérvio espinal; y mas profundamente todavía, sobre
la carótida interna y los nervios numerosos que la siguen.
Por su cara esterna la parótida está separada de la piel por
una capa de tejido celular, en el cual están contenidas algunas
fibras del cutáneo, filetes del facial, una rama ascendente del
plexo cervical y algunas veces los ramos venosos de considera
ble volumen, que van á desembocar en la yugular esterna. Es
raro que esta lámina contenga grasa.
La estructura de la glándula parótida es. como ya lo hemos
dicho, la de una glándula en racimo. Esta disposicion se puede
demostrar por medio del ácido acético, el cual, reblandeciendo
el tejido celular peri-glandular, aisla cada lóbulo, cada lobu-
lillo y hasta cada grano glanduloso. Entonces se vé que el con
ducto principal está situado profundamente en el espesor de la
glándula y recorre su centro: principiando por abajo, sube hácia
arriba y se dirige en seguida trasversalmente adelante para
pasará la region maseterina, describiendo una curva en su
trayecto.
La situacion profunda de su conducto escretor hace que,
cuando las heridas de las glándulas son superficiales, haya
menos peligro de que vayan seguidas de una fístula salival.
Cada grano, cada lóbulo, cada lobulillo de la glándula está
envuelto por una pequeña cavidad muy densa, que uniéndose
á las vecinas, forma otros tantos tabiques mas ó menos apre
tados. En este tejido fibro-celuloso es donde parece que tienen
asiento las inflamaciones flegmonosas, mientras que las pa
rótidas afectan principalmente el tejido glandular.
Además, la parótida está cerrada en una cápsula fibrosa que
le suministran las aponeurósis de todos los músculos que cir
cunscriben la region, y esto es lo que se designa con el nombre
de aponeurósis parotidea. Esta aponeurósis presenta una lámina
esterna muy fuerte y muy apretada, que partiendo del músculo
esterno-cleido-mastoideo se fija en el músculo maséter; y otra
profunda, que partiendo del mismo músculo, pasa por encima
de los músculos estiloideos y se termina sobre el pterigoideo
interno. Desigualmente dispuesta, esta hojuela suministra una
vaina á todos los vasos, envuelve todas las prolongaciones que
la glándula envia entre los músculos, y despues se reune por
delante con la precedente. Por encima y por fuera del digás
—371—
trico, estas dos láminas se continuan con la aponeurósis del
cuello, y con el ligamento estilo-maxilar. En fin , detrás del
ángulo de la mandíbula y por dentro del pterigoideo interno,
estas láminas se dirigen de la parótida á la glándula sub-
maxilar, á la cual dan una cubierta. La disposicion apretada de
los elementos que unen y envuelven las granulaciones paro-
tideas , esplica por qué en la supuracion el pus se reune tan
dificilmente en focos; por qué estos focos son tan difíciles de
reconocer cuando son infra-aponeuróticos, y por qué vista la
resistencia de la aponeurósis superficial, se dirigen con prefe
rencia hácia la faringe, la lengua y el conducto auditivo ester-
no, en el cual se abren á menudo. En estas consideraciones se
funda el precepto de abrir prontamente los abcesos que se for
man en esta region.
Las arterias que van á la glándula, son muy numerosas y
vienen generalmente de la carótida esterna y de sus ramas,
pero algunas veces tambien se originan de la maxilar interna
y de la auricular posterior. Todas ellas forman en la glándula
una red anchamente anastomosada, muy propia para asegurar
la abundancia de liquido sanguíneo que necesita una glándula,
que en un momento dado debe segregar en la boca una gran
cantidad de líquido salival. Las venas siguen el mismo trayecto
que las arterias-, no se han podido descubrir vasos linfáticos.
Sus nervios vienen del quinto par y del plexo cervical.
La glándula parótida tiene por usos el segregar una saliva
muy liquida, que sirve principalmente para la insalivacion de
los alimentos. Su secrecion tiene lugar en virtud de una accion
refleja, siempre que se introduce un alimento en la boca. Se sa
be que, en las personas que padecen fístulas salivales de la glán
dula parótida, se derrama la saliva por el conducto anormal, en
cantidad mas ó menos considerable. Conociendo esta propiedad,
el Cirujano deberá hacer gustar al enfermo algun alimento
sápido, para cerciorarse del diagnóstico de esta enfermedad.
En efecto: si por este reactivo el líquido sale en mas grande
cantidad, ó si no derramándose antes, se manifiesta en la aber
tura cutánea, aunque no sea mas que por una gotita límpida, no
podrá existir ninguna duda sobre la existencia de la fístula.
La escavacion parotidea encierra, no solamente la glándula
parótida, sino tambien un gran número de órganos, cuyo co
nocimiento nos es muy importante.
Arterias . — Las arterias que atraviesan este hueco, son: la
carótida esterna, la maxilar interna, la temporal y las parotideas.
—372—
La carótida esterna atraviesa la escavacion parotidea en casi to
da su estension. Penetra en la region hacia la reunion del tercio
inferior con el tercio medio, un poco por encima del ángulo de
la mandíbula inferior, y sube en seguida siguiendo el borde
posterior dela rama de la mandíbula, en un plano masprofundo.
Con respecto á esto se podría dividir el hueco parotideo en dos
porciones: la una anterior profunda, destinada á la carótida; la
otra posterior mas superficial, que es la porcion mastoidea, tapi
zada por la aponeurósis del músculo esterno-cleido-mastoideo.
Al llegar esta arteria á la parte superior de la region, se divi
de en dos ramas que recorren á su vez una porcion mayor ó me
nor de este hueco. Estas ramas son; la una la maxilar interna,
la otra el temporal. Todas ellas suministran algunos ramillos
que van á las regiones vecinas, y otros que se quedan en la re
gion constituyendo las arterias parotideas.
¿Cuáles son las relaciones de esta arteria con la glándula pa
rótida? Con respecto áesto, los autores presentan algunas diver
gencias. Por nuestra parte, despues de muchas disecciones muy
atentas, hemos llegado á descubrir, que lo mas á menudo la ca
rótida esterna está alojada en una especie de surco que le forman
los granos de la glándula parótida. Esta disposicion es la mas
comun. En un solo caso hemos visto una especie de anillo cons
tituido por la parótida al rededor de la carótida esterna, pero
este anillo era muy estrecho y estaba lejos de representar un
conducto. Resulta de esto, pues, que en la mayoría de los casos
se podrá separar la glándula parótida en su totalidad sin intere
sar la carótida esterna. En los casos en que esta glándula sumi
nistra prolongaciones inter- musculares ó infra-carotideas , el
Cirujano no podrá estirpar toda la parótida sino con muy gran
des dificultades. Además, el problema de la posibilidad de una
estirpacion parcial ó total de esta glándula nos parece haber
sido discutido mucho y durante largo tiempo sin ninguna im
periosa necesidad, porque en la practica rara vez se usa.
Venas. — Son muy numerosas. Sin hablar de las que en gran
número acompañan á las arterias que acabamos de enumerar,
existen otras especiales de la region. La vena carótida esterna
acompaña é la arteria del mismo nombre. Muchas ramas atra
viesan la region de parte á parte, para establecer una ancha co
municacion con la vena yugular interna. Una rama superficial
establece á su vez una comunicacion con la yugular esterna.
La abundancia de los vasos arteriales y venosos que atravie
san ó costean la region parotidea, esplican suficientemente lo 0
—373—
peligros de la hemorragia que vá unida á las operaciones que
allí se practican.
Linfáticos. — Estos vienen de la region temporal, de la frontal
y de la facial, y se terminan en los gánglios llamados paro-
Udeos. Estos gánglios, cuyo número es muy considerable, jue
gan un papel muy importante en Cirugía por sus frecuentes
enfermedades y por los errores de diagnóstico á que pueden
dar lugar; están envueltos por los lóbulos de la parótida, y se
confunden de tal manera con su tegido, que un examen super
ficial los haria pasar fácilmente desapercibidos; pero si se diseca
esta glándula atentamente, y sobre todo si se la sumerge en
ácido acético, se distinguen bien pronto estos órganos por su
forma redondeada y por su color rojizo. Su existencia demues
tra que la region parotidea , muy rica ya desgraciadamente en
tumores de diversa naturaleza, puede ofrecer, además, las nu-
— merosas clases de tumores ganglionares. Su número y volumen
son muy variables, pero siempre están en razon inversa; es de
cir, que si son pocos en número son muy gruesos, y por el con
trario son muy pequeños cuando son muy numerosos. Estos
órganos están situados; unos en la cara esterna de la parótida
por debajo de la aponeurósis, los cuales reciben los linfáticos
de la cara esterna del pabellon de la oreja; otros en la parte
media de la glándula y son los que reciben los linfáticos de la
region superficial del cráneo y de la cara; y otros, en fin, si
tuados profundamente al rededor de la carótida esterna, reciben
los vasos' linfáticos que vienen del fondo del conducto auditivo
esterno y de las paredes laterales de la faringe. De esta dispo
sicion resulta que por el sitio de la afeccion se podrá esclarecer
el diagnóstico. El Cirujano podrá hacer aquí lo que hace para
el repliegue de la ingle. Si existe un tumor, por ejemplo, en la
— superficie de la region, se deberá buscar la causa en el pabellon
de la oreja, y recíprocamente si á consecuencia de una irrita
cion de este órgano se manifiesta un tumor en la region paro
tidea , estará puesto sobre la vía del diagnóstico de su natura
leza y su sitio.
Cuando uno de estos gánglios se desarrolla y forma un tumor,
atrofia el tegido glandular por una compresio^fácil deesplicar.
En estos casos se pueden enuclear fácilmente estos tumores sin
herir los vasos profundos, que se encuentran protegidos por una
cubierta glandular. Esto es lo que tal vez hayan hecho los Ci^
rujanos que afirman haber estirpado la glándula parótida en su
totalidad.
—374—
Herviós. — Tres nérvios importantes atraviesan la escavacion
parotidea. Estos son: el facial, la rama aurículo-temporal del
quinto par y una rama del plexo-cervical. - '
El nimio facial al salir del agujero estilo-mastoideo, despues
de haber dado algunos ramos, desciende oblicuamente hácia
afuera y adelante, atravesando los lóbulos profundos de la pa
rótida. Este nérvio se encuentra á centímetro y medio de pro
fundidad, en medio del espacio que separa la punta de la apó
fisis mastoides del conducto fibroso de la oreja. Despues de
atravesar la glándula, se sitúa por fuera de la carótida esterna
y se divide en dos ramas: la una superior, llamada témporo-fa-
cial, se dirige hácia arriba para ganar la parte media del arco
zigomático. Este nérvio es muy fácil de descubrir, y basta para
esto practicarla incision á un centímetro próximamente por de
lante de la union del lóbulo de la oreja con la piel de la cara.
La otra rama, llamada cervico facial, desciende oblicuamente há
cia el ángulo de la mandíbula.
La manera como el facial atraviesa la region parotidea, de
muestra que toda operacion practicada en esta region espou drá
á la herida de su tronco ó de sus ramas, y que, á los peligros
que ofrecen ya estas operaciones, es necesario añadir los incon
venientes de la parálisis de los músculos de la cara. Si este pe
ligro existe para las estirpaciones parciales, con mucha mas
razon será casi inevitable en las ablaciones totales de la glán
dula.
El nérvio auriculo temporal, atraviesa la parte superior de la
region de delante hácia atrás, y sale de la region, despues de
haber dado una anastómosis considerable al facial, al nivel del
arco zigomático. En este punto es donde se debe practicar una
incision para combatir ciertas neuralgias faciales rebeldes.
M. Richet ha Visto curar una neuralgia dentaria que ha resisti
do á todo tratamiento, por una incision de este nérvio; hecho
muy difícil de esplicar satisfactoriamente
En fin; el plexo-cervical dá una rama, que atraviesa la parte
posterior de la region, la cual se anastomosa con el auriculo
temporal. La gran abundancia de nérvios que se observan en
esta region, es¿>lícan perfectamente , por qué los tumores y
flegmones de este punto, van siempre acompañados de una reac
cion general considerable; y tambien por qué las operaciones y
las heridas son tan dolorosas.
—37o—
•• ARTICULO II.
Region maseterina.
ARTICULO III.
Region geniana.
ARTICULO IV.
Region ptérigo-maxilar.
Definición. — Se dá el nombre de region ptérigo-maxilar, á
un espacio profundamente situado por debajo de la region ma-
seterina, comprendido entre los maxilares y las apófisis pteri-
goides.
Estructura. — Músculos. — En esta region se encuentran los
músculos pterigoideos. El esterno, horizontal, tira el cóndilo
del maxilar inferior hácia adelante y contribuye á bajar el
menton, por cuya accion puede, pues, contribuir á producir la
lujacion de la mandíbula. El interno se dirige como el maséter
hácia el ángulo de la mandíbula, y desempeña una accion se
mejante á la de este; es decir, que es masticador. Entre estos
dos músculos es por donde pasan los nérvios y vasos dentarios
inferiores, el lingual, etc.
Por dentro de la region se ven los músculos peristafilinos y
el constrictor superior de la faringe, cuyo estudio dejaremos
para cuando describamos sus propias regiones. El intérvalo que
separa á estos músculos, está ocupado por tejido laminoso, y á
menudo por una prolongacion de la parótida.
Esqueleto. —Los huesos que componen la fosa ptérigo-ma
xilar, son muy numerosos. Su pared anterior está formada por
la parte posterior del maxilar superior, la cual presenta un
gran número de orificios, parala entrada delos nérvios y vasos
dentarios posteriores; y por la cara anterior de la apófisis pteri-
goides perforada en su base por el agujero vidiano. Su pared
interna, constituida por la cara esterna del hueso palatino, pre
—382—
senta un canal que se continúa por abajo con el conducto pala
tino posterior el cual contiene la arteria y el nérvio del mismo
nombre. El agujero ptérigo-palatino que dá paso á los vasos y
nérvios de las fosas nasales, se vé en la parte superior de esta
pared. Los pólipos de la nariz y del fondo posterior de las fosas
nasales, pueden franquear este agujero y marchar así á la fosa
zigomática. Propiamente hablando se puede decir, que no existe
pared superior de esta fosa; puesto que corresponde á la hendi
dura esfenoidal y al cráneo.
El esqueleto de esta fosa está constituido por delante y por
fuera por la parte' cóncava del hueso malar, y por la cara es
terna de la porcion malar del maxilar superior; por arriba por
la porcion zigomática del ala mayor del esfenoides, donde se
inserta el pterigoideo estenio; por dentro por la cara esterna de
la apófisis pterigoides, y por fuera, en fin, por la cara interna
de la rama del maxilar inferior , en la cual se observa hácia
la mitad de su altura el orificio del conducto dentario inferior;
disposicion que esplica por qué las fracturas del cuello del cóndi
lo producen comunmente lesiones menos graves que las que cor
responden á este orificio. En el fondo de la fosa zigomática y
por delante, se encuentra la hendidura ptérigo-ir.axilar, en la
cual se encuentra de arriba á bajo el nérvio maxilar superior,
que pasa del cráneo á la órbita; el gánglio esfe no-pal atino y el
origen de sus ramas vidiana, palatina, esfeno-palatina, etc.; la
terminacion de la arteria maxilar interna que suministra allí
cuatro ramas, la esfeno-palatina, la ptérigo-palatina, la vidia
na y la palatina superior.
Arterias. — La arteria maxilar interna y sus trece ramas, se
encuentran en esta region. El tronco principal se dirige obli
cuamente del cóndilo del maxilar al fondo de la fosa, la cual
atraviesa serpeando, lo que le permite dar en tan poco trayec
to tan gran número de ramas. Las heridas que alcanzan á esta
region, ofrecen por este motivo muchos y graves peligros por la
hemorragia que sobreviene. Este gran número de arterias pue
de imprimir á los tumores circundantes, pulsaciones susceptibles
de hacer sospechar la existencia de un aneurisma, como he ci
tado un ejemplo en mi tratado de anatomía quirúrgica. (T. l.",
página 383.)
Venas. — Todas las ramas arteriales van acompañadas de ve
nas que se terminan en las yugulares, las cuales establecen en
tre la nariz, la órbita y la region parotidea, relaciones impor
tantes de circulacion, que no se deben olvidar.
—383—
Herviós. — El nervio maxilar inferior se encuentra por enci
ma del pterigoideo esterno. Su rama auricular se separa del
tronco por dos raices, entre las cuales pasala arteria sfeno-espi-
nosa. El nervio lingual y el dentario inferior, comunican por una
anastómosis voluminosa, y la cuerda del tímpano se termina en
el primero de estos músculos. Situados por detrás del pterigoi- .
deo esterno, por encima y por delante del cual se ven los ramos
maseterinos temporales, bucal y pterigoideo, estas ramas serian
fácilmente alcanzadas por un instrum nto, que atravesando la
escotadura sigmoidea de la mandíbula inferior, penetrase en la
region.
ARTICULO V.
De la region mentoniana.
ARTICULO VII.
Region bucal.
-
—395—
separacion se prolonga hácia delante, puede presentar dos dispo
siciones diferentes.' En la una, la hendidura se bifurca , y sus
,ramas contienen entre sí los huesos inter-maxilares, coincidien
do ordinariamente con un labio leporino doble, y en la otra no
hay bifurcacion, pero la hendidura se dirige oblicuamente há
cia fuera, y se acompaña de un labio leporino simple. En fin;
puede suceder tambien que la reunion de los huesos no se haga
en la línea media: entonces existe en la bóveda una hendidura
mas ó menos ancha, la cual no ocupa el rafe, sino que está un
poco por fuera de esta línea. Las disecciones enseñadas porM.
Le Gendre ála sociedad de Biología, y las investigaciones hechas
por M.Beraud, lo prueban terminantemente.
Además de las anomalías anteriores , hemos encontrado otra
mas singular: en un cadáver de la escuela práctica no encontra
mos ni porcion horizontal del hueso palatino, ni apófisis palatina
del maxilar. La mucosa palatina y la del suelo de las fosas na
sales, tenían el doble de su grosor natural y la dureza del fibro-
cartílago. Ambas membranas se encontraban separadas la una
de la otra por un espacio de 3 milímetros próximamente, relleno
de una especie de moco, el cual formaba una cavidad sin aber
tura, entre la boca y las fosas nasales.
Cuando existe la division de la bóveda palatina, se puede ver
por la boca la de las fosas nasales, y la de la faringe. Fundán
dose en esta disposicion, M. Nélaton, divide esta bóveda para
atacar mas fácilmente los pólipos de la parte superior de la fa
ringe.
Arterias. — Las arterias de esta region vienen de las palatinas
posteriores, que penetran en la region por los agujeros palatinos
correspondientes. Su rama principal sigue el contorno de la bó
veda, entrelos huesos y el tejido fibroso al principio, y despues
entre las capas fibrosa y mucosa. M. Delabarre ha citado un caso
de aneurisma de esta arteria, que debería ser tratado por el cau
terio actual.
Venas. — Siguen en el mismo trayecto que las arterias.
Linfáticos. — Estos van á los gánglios sub-maxilares, y no
ofrecen nada de particular.
Nerviós. — Vienen del ganglio esfeno-palatino. El palatino
superior desciende con la arteria, cuyo trayecto sigue en la bó
veda. El gánglio esfeno-palatino, situado en el tronco palatino
anterior, dá un pincel de filamentos que penetran en la mucosa
palatina por detrás de los dientes incisivos.
v
§ 2.° Pared inferior de la boca.
La pared inferior de la cavidad bucal, está formada por una
especie de suelo, que se continúa con las partes blandas del cue
llo, en medio del cual existe una eminencia carnosa que es la
lengua.
ARTICULO VIII.
Consideraciones generales sobre la cara.
De los dientes.
. . CAPITULO V.
APARATO DE LA DEGLUCION.
Definición. — Este aparato se compone de un conducto mús
culo-membranoso, destinado á conducir los alimentos desde la
cavidad bucal hasta el esófago y estómago.
Situación. — Está situado por detrás de las fosas nasales y la
boca, por delante de la columna vertebral y por encima del
esófago y de la entrada de la laringe; y forma una especie de
encrucijada donde se encuentran las sustancias que recorren
las vías digestivas y los fluidos que vienen ó van a las ramifi
caciones brónquicas.
S7
— 418—
División. — Este aparato, bastante bien limitado, se divide
en dos regiones: l.a La region del istmo de las fáuces, 2." La
region de la faringe.
ARTICULO PRIMERO.
—421 —
principalmente en la cara inferior, donde es gruesa y conitnúa
á la capa semejante que existe en la bóveda palatina, prolon
gándose en el espesor de la úvula. La existencia de esta capa
es digna de atencion, desde que M. Velpeau, M. Michou y M. Né-
laton, hau demostrado que los tumores adenoideos ó hipertróficos
del velo del paladar tienen su origen en las glándulas que la
componen. Estos tumores, confundidos en otro tiempo con el
cáncer del velo del paladar, se distinguen fácilmente, porque
pueden ser enucleados por una simple incision de la mucosa, y
porque no presentan recidivas.
Tejido celular. — Este tejido es laminoso, laxo, y se infiltra
muy fácilmente del pus ó de la serosidad.
Músculos. — Los músculos del velo del paladar, son: los pe-
ristafilinos internos, que llevan el velo hacia arriba; los perista-
filinos esternos, que le alargan, tirando horizontalmente hácia
fuera á causa del gancho del ala interna de la apófisis pterigoi-
des; los faringoy gloso-estafilinos que le bajan, y, en fin, el pa-
lato-estafilino que .eleva la campanilla. Como estos músculos
están situados en los lados, es fácil esplicar la separacion de la
division media del paladar. La accion de los músculos faringo-
estafilinos, tiene por objeto aproximar los labios de la herida, y
basta por sí sola en algunos casos, para producir la curacion
segun el procedimiento de Manue.
Además, esta aproximacion se hace mas fácilmente si la
úvula ha sido respetada en la incision por lo que, el agujereador
para estirpar los pólipos de la faringe, tuvo al principio muchos
partidarios.
Arterias. — Vienen de la palatina y delas faringeas inferior
y superior.
Venas. — Tienen el mismo nombre y siguen la misma direc
cion.
Linfáticos. — Van á los gánglios que ocupan el ángulo de
la mandíbula.
¡Serviós. — Losnérvios de esta region los suministran el pala
tino superior , rama del gánglio esfeno-palatino y el gloso-
faríngeo. Algunos filetes del facial animan los músculos de los
pilares, lo que esplica la desviacion de la úvula en las lesiones
de este nervio.
—422—
DE LAS AMIGDALAS.
Definición. — Las amígdalas están formadas por un grupo de
folículos cerrados , que ocupan en cada lado de la faringe el
intérvalo de los pilares.
Forma. — Su forma es la de una almendra, y su direccion
oblicua hácia bajo y adelante, de modo, que para cogerlas bien
con el amigdalotomo, es necesario dirigir este instrumento de
manera que su estremidad esterna ó sea la que corresponde á
la mano ,esté mas por fuera de la línea media qug la otra estre
midad.
Volumen. — El volumen de este órgano es muy variable: en
ciertos sujetos apenas existen y en otros ocupan toda fa esca-
vacion y forman una prominencia en la garganta, algunas veces
bastante considerable, para impedir la respiracion y la deglu
cion.
Cónformación. — La cara interna de la amígdala que está
libre, se puede examinar á la simple vista cuando se deprime la
lengua y entonces se vé que está acribillada de orificio 5 mas ó
menos profundos, los cuales han sido tomados algunas veces por
alteraciones sifilíticas. Estos orificios, que no son mas que de
presiones de la mucosa y no conductos escretores como se ha
creido, conducen á un fondo de saco en el cual se encuentran
uno ó muchos folículos cerrados: en estas depresiones es donde
se deposita en las inflamaciones un moco concreto, el cual se
espele bajo la forma de grumos duros y fétidos, que han sido
tomados en algunas ocasiones, ya por tubérculos pulmonales,
ya por detritus gangrenoso.
La cara esterna de la amígdala corresponde á la aponeurósis
faríngea y al constrictor superior de la faringe, y está situada
al nivel y un poco por detrás del ángulo del maxilar inferior.
Así, cuando se comprime este punto, si hay amigdalitis se pro
voca el dolor. En este punto es tambien donde la amígdala se
pone en relacion con la carótida esterna, de la cual no está
separada mas que por la aponeurósis, el constrictor superior de
la faringe, tejido celular, filetes nerviosos y un plexo venoso.
Estando la arteria por lo general á un centímetro por detrás y
por fuera de la glándula, seria muy espuesto el llevar el bis
turí entre los pilares del velo del paladar y tanto mas, cuanto
que hinchándose puede aproximarse y disminuir esta distancia.
Para evitar un accidente tan grave, convendrá separar el instru
—423—
mento de la rama de la mandíbula y dirigirlo hácia la faringe.
En la estirpacion de la glándula indurada, habrá menos riesgo
todavía; porque como el órgano se coge con una erina ó las
pinzas, no es posible cortándola con las tigeras, con el bisturí
ó cualquiera otro instrumento, llegar basta la carótida. El
tonsilotomo que abraza la glándula y la lleva hácia dentro, y
ofrece además un cortante oculto, no puede cortar mas que la
porcion saliente por cuya razon presenta condiciones muy
buenas para evitar este accidente.
Por delante la amígdala corresponde al pilar anterior del velo
del paladar; del cual sobresale algun tanto, y por detrás al
pilar posterior, quien es mas proeminente que ella, escepto en
los casos en que está aumentada de volumen.
Estructura. — La estructura de la amígdala es poco conocida,
pero las investigaciones de losmicrografos han demostrado que
está constituida por una aglomeracion de folículos, pequeñas
vesículas cerrradas sin conducto escretor; vesículas que se rom
pen de tiempo en tiempo para dejar pasar un líquido untuoso,
filamentoso, poco conocido químicamente, el cual tiene sin duda
por objeto lubrificar el conducto recorrido por los alimentos.
Arterias. — Venas. —Las arterias, suministradas por las pala
tinas, y las venas dispuestas bajo la forma de plexos depen
dientes del plexo faríngeo, esplican por qué las estirpaciones de
las amígdalas van algunas veces seguidas de hemorragias.
Esta hemorragia es de temer cuando se hace la estirpacion
estando la glándula todavía ingurjitada, porque la inflamacion
aumenta considerablemente el número y volumen de estos va
sos. Se han propuesto varios medios para combatir este acci
dente, tales como el hielo, el percloruro de hierro, la compresion
directa, etc. En algunos casos, cuando estos medios no producen
ningun efecto, debe emplearsela compresion de las carótidas
primitivas, la cual ha dado un éxito completo áM. Béraud.
Linfáticos. — Van á terminarse en los gánglios profundos del
cuello, al nivel del ángulo de la mandíbula. Ciertas inflamacio
nes de la glándula trasmiten su influencia fácilmente á estos
gánglios, de donde su ingurgitamiento, su supuracion y la for
macion de abcesos profundos sub-mastoideos, los cuales es ne
cesario abrir prontamente para evitar las infiltraciones puru
lentas. Ocultas por los músculos mastoideos, estas colecciones
purulentas tardan mucho tiempo en formar prominencia en la
piel, la que se manifiesta unas veces por delante y otras por
detrás de este músculo.
—424—
herviós. —Vienen de un plexo formado por el lingual y el
gloso-faringeo.
La base de la lengua, que constituye la parte inferior de la
region del istmo, ha sido ya descrita, por lo que no nos ocupa
remos de ella en este lugar.
Desarrollo. — No mencionaremos aquí mas que el desarrollo
del velo del paladar. Este velo se forma por la reunion de dos
partes laterales, y cuando esta no tiene lugar, hay una hiñdez
mas ó menos completa. Esta division puede existir sola ó ir acom
pañada de una separacion. mayor ó menor de la bóveda palatina;
prolongarse mas ó menos lejos y coincidir con un labio lepori
no simple ó doble. M. Beraud acaba de observar un caso de es
espina bífida sin labio leporino.
ARTICULO II.
Region faríngea.
PRIMERA PARTE-
DE LA CABEZA.
DE ANATOMIA QUIRURGICA
DE ANATOMÍA QUIRÚRGICA
GENERAL Y TOPOGRÁFICA
PoR
A. VELPEAU,
Miembro del Instituto (Academia de las ciencías.J
y de la Academia imperial de Medicina,
catedrático de Clínica quirúrgica de la Facultad de medicina de París,
Cirujano del hospital de la Caridad,
Comendador de la Legión de honor etc. etc.
B. J. BERAUD,
Cirujano y profesor agregado a la Maternidad de París,
Ex-disector,
premiado por el Instituto, ios Hospitales y la Academia de medicina de Bélgica
Miembro de la sociedad de Cirugía, de Biología etc.
TCOBMtO XX.
VALENCIA:
Librería do Pascual Agu llar,
Caballeros, núm. 1.
lS72.
ESs propiedad.
Queda hecha el depósito que marta la ley.
DEL TRONCO.
SECCION PRIMERA.
DEL. RÁQUIS.
El ráquis es una cavidad destinada á contener la médula y sus
envolturas.
Lo mismo que el cráneo, presenta á nuestra consideracion:
1.* paredes ó un continente. 2." un contenido ó la médula y sus en
volturas.
-()—
CAPITULO PRIMERO.
ARTICULO PRIMERO.
Region cervical.
Definición. — La region cervical, llamada tambien nuca ó re
gion posterior del cuello, es la parte mas elevada de las paredes
vertebrales.
Limites. — Esta region está limitada por arriba por la protu
berancia occipital, la línea curva del mismo nombre, y la apófi
sis mastoides; por abajo por la apófisis espinosa de la séptima
vértebra cervical y los hombros, y por los lados por la region
supra-c lavicular .
Estensión. — Esta region, que presenta una ligera estrechez
en su parte media, se ensancha por arriba y mas todavía por
abajo: su longitud y anchura varían con los individuos. Estas
particularidades dependen de la mayor n menor eminencia de
los hombros y del desarrollo mas ó menos considerable de sus
músculos y demás partes blandas.
Cónformación. — En la linea media y por arriba se observa
una fosita triaugular, limitada lateralmente por la eminencia de
los músculos complejos, en la cual se aplican ordinariamente
los cauterios en los sugetos que padecen afecciones crónicas del
cerebro ó de los ojos. Esta fosita, limitada por la apófisis del áxis,
corresponde al intérvalo que separa el occipital del atlas, sitio
por donde se puede herir fácilmente el bulbo raquídeo. Una sim
ple ranura, apreciable cuando la cabeza está en estension , la
continúa inferiormente, la cual apenas permite sentir las apófi
sis espinosas cervicales. En la misma línea y su parte inferior,
se vé la espina de la séptima cervical, mas ó menos saliente se
gnu los individuos, pero siempre lo bastante para merecer el
nombre áe prominente que se le ha dado. Algunas veces esta
apófisis es movible, hasta en la edad adulta, lo cual ha hecho
que se la confundiese con una fractura. La direccion de esta re
gion varia segun las edades: en el niño ofrece una curvadura
de concavidad posterior muy pronunciada, de manera que el
occipucio puede tocar fácilmente la parte posterior del dorso:
en el adulto es casi vertical.
Estructura. — Piel. — Cubierta de pelos por arriba, es muy
densa y muy gruesa y casi participa de las propiedades del cuero
cabelludo. Su gran resistencia esplica los dolores atroces que
producen los tumores forunculosos que se desarrollan en esta
region. Su adherencia, aunque muy considerable, no impide la
formacion de un pliegue cuando se quiere colocar un sedal.
Tejido celular sub-entáneo. — Esta capa es muy gruesa y
contiene aréolas llenas de una grasa amarillenta poco abundan
te. En su espesor se formau abcesos que se circunscriben difícil
mente.
Apóneurósis. — La aponeurósis superficial es delgada, cubre
al trapecio, y se confunde por delante con las aponeurósis cer
vicales.
Ligamento cervical. — Este ligamento , formado por fibras
propias elásticas, y por fibras que le suministran las aponeuró
sis de la regiou, se estiende desde el occipital hasta la última
vértebra cervical; reune las apófisis espinosas á la piel, separa
todos los músculos del lado izquierdo de los del derecho , y con
tribuye á tener pasivamente levantada la cabeza , y por conse
cuencia de una manera continua. Si la cabeza estuviese en es-
tension por los músculos, como la propiedad que estos tienen de
contrae»se'es intermitente, por necesidad debia estar sometida
á oscilaciones poco favorables para el ejercicio de los sentidos.
Músculos. — Los músculos de esta region, marchando desde
las capas superficiales á las profundas, son: 1." El trapecio, muy
delgado por arriba y adherente á la piel, porque su aponeurósis
es difícil de aislar, por cuyo motivo se le atraviesa algunas ve
ces en la operacion del sedal. 2." Los esplénios, los cuales for
man una segunda capa separada de la anterior por una lámina
aponeurótica. 3." Los complejos, que cruzan oblicuamente á los
esplénios. 4." Esta capa está formada por los músculos rectos y
oblicuos mayores y menores y los inter-espinosos cervicales.
El recto mayor se estiende desde la apófisis espinosa de la se
gunda vértebra cervical á la línea curva inferior del occipital,
—8-
formando entre los dos un triángulo abierto hácia arriba. Los
rectos menores van desde el tubérculo del atlas á la parte pos
terior del agujero occipital y están inmediatamente aplicados
sobre el ligamento occípito-atloideo. Los oblicuos se estienden y
el inferior desde la espina del áxis á la apófisis trasversa del
atlas, y el superior desde este último tubérculo al occipital.
Estos dos músculos y el recto mayor circunscriben un trián
gulo , en el cual se encuentra la arteria vertebral , el nérvio
sub-occipital y una parte de los ligamentos que unen la cabeza
á la columna vertebral .
Los músculos inter -espinosos ocupan los espacios que separan
las apófisis espinosas desde la segunda vértebra hasta la sépti
ma inclusive, y sirven para mantener recta la columna cervical.
Los músculos inter-trasversos circunscriben cada uno un
pequeño triángulo por donde salen los nérvios cervicales, pero
sin que estos nérvios puedan ser comprimidos por los músculos
Arterías. — Todas las arterias de esta region vienen de la
parte anterior del cuello, y son bastante voluminosas parabacer
temer una hemorragia grave cuando se las hiere.
La cervical trasversa envia una rama horizontal que se rami
fica en los dos primeros planos musculares.
La cervical profunda suministra ramas á los músculos de los
canales raquidianos y despues se pierde en los complejos.
La cervical ascendente dá ramas á los mismos músculos, pero
solamente por arriba.
La occipital es la arteria mas importante de la region. Esta
rama, nacida de la carótida esterna, pasa entre el áxis y el atlas,
sube oblicuamente hácia atrás entre el esplénio y compleja
mayor y al llegar á los tegumentos de la region occipital, se
termina por dos ramas.
La arteria vertebral, nacida de la sub-clavia, se dirige hácia
arribay está contenida en el conducto de las apófisis trasversas,
el cual le pone al abrigo de las violencias esteriores hasta el
áxis. Al salir de la tercera, forma un arco de convexidad poste
rior y.esterna que la espone, por el contrario, á la accion de los
cuerpos vulnerantes; despues se encorva hácia delante y afuera,
y al atravesar el atlas, se pone de nuevo al abrigo de las lesio
nes esteriores.
Venas. — Las venas de esta region, además de ser numerosas,
gozan de la particularidad de que se quedan abiertas como las
arterias cuando se las corta. Las profundas van á desembocaren
la yugular interna, y las mas superficiales se dirigen hácia
la yugular esterna. Algunas veces existe un tronco indepen
diente, llamado yugular posterior .
Estas venas se auastomosan con las del raquis, y forman entre
los músculos profundos un plexo, especie de tejido erectil, que
ha sido muy bien estudiado por nuestro discípulo M. Fouclier.
Linfáticos. — Los linfáticos sub-cutáneos van á los gánglios
cervicales superficiales, y los mas profundos descienden á los
ganglios axilares y sub-mastoideos. Esta terminacion esplica la
tumefaccion de estos gánglios en un gran número de enferme
dades de la parte posterior de la cabeza y del cuello. Entre los"
esplénios he encontrado bastante á menudo dos ó tres gánglios,
que pueden tambien ser el origen de tumores, sobre cuya natu -
raleza es necesario no equivocarse.
Herviós. — Las ramas posteriores de los nérvios cervicales
suministran cierto número de filetes á esta region. El plexo
cervical envia tambien algunos otros , pero el nérvio principal
de la region, es el sub-occipital. El nérvio espinal se termina
en el trapecio.
Esqueleto. — Está constituido por la parte posterior delas
siete primeras vértebras.
ARTICULO n.
Region dorsal.
Definición. — La region dorsal del raquis es la parte de te
gumentos y columna vertebral que corresponde al dorso.
Limites. — Superiormente está limitada por la region cervi
cal, y por abajo por el borde inferior de la última costilla y el
tubérculo de la última apófisis espinosa dorsal.
Cónformacion. — Esta region, convexa por arriba y ligera
mente cóncava por abajo, presenta en la línea media y en su
porcion inter-escapular, una cresta un poco saliente debida á
las espinas de las vértebras; hácia los lados dos canales y mas
hácia fuera las eminencias musculares. Inferiormente, pronun
ciándose mas y mas la cresta media, hace que los canales late
rales sean mas profundos. Se puede aumentar la eminencia de la
region llevando los miembros superiores hácia delante: esta
disposicion permite mas fácilmente la esploracion del pecho,
sea por la percusion, sea por la auscultacion.
Estructura. — Piel. — La de esta region es bastante gruesa y
adherente al nivel de las apófisis espinosas y posee simpatías
—10-
con diversos órganos. Nadie ignora, por egemplo, que se para
muchas veces, y algunas instantaneamente una epistáxis in
troduciendo una llave ó cualquier otro cuerpo frio detrás de las
escápulas. Tambien se puede cohibir una hemorragia uterina
rebelde aplicando en este punto revulsivos.
Tejido celular sob-cutáneo. — Esta capa está -compuesta de
láminas en las cuales se vén células adiposas blandas, rojizas y
prolongadas, las cuales hipertrofiándose, dan lugar á los lipo
mas. Como este tejido está situado entre dos planos resistentes,
los focos purulentos se forman en él lentamente, se estienden
en anchura y pueden persistir durante largo tiempo sin que
presenten eminencia al esterior. La piel que las cubre conserva
a menudo sus caracteres y su grosor durante muchos meses.
Limitados por delante por una gruesa aponeurósis, estos focos
producen una separacion considerable de la piel y se estienden
algunas veces hasta la region lumbar, en cuyo caso es indispen-
. sable abrirlos anchamente y lo mas pronto posible.
Apóneurósis. — Delgada en algunos puntos y gruesa en otros,
cubre á los músculos superficiales, el trapecio y el gran dorsal.
Una hojuela mas profunda que está continuamente en tension
por los pequeños serratos posteriores, cierra los canales verte
brales.
llilsculos. — La mitad inferior del trapecio se encuentra en
esta region, representando una especie de triángulo, cuyo vér
tice se fija en la última vértebra dorsal, yendo los dos ángulos
de su base á perderse en la espina del omoplato. Los usos de"
estos músculos deben tener por objeto principal elevar el mu-
ñon del hombro, al mismo tiempo que aproximar las dos escá
pulas al ráquis y al pecho. ,
El gran dorsal, cubierto en parte por el precendente, se adhie
re á la aponeurósis profunda por un tejido celular laxo. Al se
pararse del trapecio, cerca del ángulo de la escápula, este mús
culo forma el borde inferior de un pequeño espacio triangular
por el cual un instrumento podria penetrar en la axila sin divi
dir mas músculos que el gran serrato; y por este punto es por
' donde los abcesos de la axila, ú otras colecciones líquidas , pue
den ir á abrirse en la region dorsal.
El músculo romboide t se aleja del ángulo de las costillas por
un espacio variable que, prolongándose entre la porcion costal
de la axila y el gran serrato, comunica directamente con la re
gion supra-clavicular. Como el tejido celular que le rellena es
muy estensible y muy laxo, los fluidos acumulados en la por
—li
cion lateral del cuello descienden sin dificultad entre las costi
llas, el romboides y el gran serrato. Los usos de este músculo
son llevar la escápula hácia arriba y bácia atrás.
Los músculos serratos pobteriores, marchando de las espinas
dorsales á las costillas, y estando unidos por la aponeurósis
profunda, tienen por usos pooer tensa esta aponeurósis y tirar
de las costillas hácia fuera; por cuyo motivo , en los casos de
fractura de estos órganos, tienden á dislocar el fracmento pos
terior.
Los músculos profundos ocupan los conductos vertebrales, y
son: la porcion dorsal de los inter-espinosos, del sacro-lumbar,
del dorsal largo, del trasverso espinoso, del complejo, del es-
plénio y el trasverso del cuello. Estando separados estos mús
culos de los superficiales por la aponeurósis de los serratos pos
teriores, no pueden llevar su accion mas que sobre el ráquis y
sobre la estremidad posterior de las costillas. A esta disposicion
se debe tambien la dificultad que encuentra el pus para salir al
esterior, y el que se vea obligado este líquido cuando llega de
bajo del plano superficial, á dirigirse hácia la axila ó hácia la
region costal, á causa del gran dorsal, en lugar de reunirse de
bajo de la piel del punto correspondiente.
Los supra-costales descienden oblicuamente por fuera de la
parte esterna de la articulacion costo-trasversa hasta la costilla
que está debajo, y aun hasta la siguiente-. tienen por uso elevar
las costillas, y son por lo tanto inspiradores.
Arterias. — La cervical descendente se ramifica en el plano
muscular superficial, y se anastomosa en el músculo gran dor
sal con la escapular comun.
Cada intercostal suministra una rama posterior que se dis
tribuye en los músculos de los conductos vertebrales y en la
piel de la region. El tronco de la intercostal está profundamente
situado y protegido por los cuerpos de las vértebras y las apó
fisis trasversas, de manera que su herida por un instrumento
vulnerante es muy dificil y por lo tanto muy raras las hemor
ragias de esta region.
Venas. — Siguen el mismo trayecto que las arterias y van á
terminarse en la azigos por las intercostales, y en las del brazo
y del cuello por las cervicales y las infra-escapulares.
Linfáticos. — Los profundos van á los gánglios de la axila;
y de los superficiales, la mayor parte á la region supra-clavi-
cular.
Herviós. — Además del espinal, que se pierde en el trapecio,
—12—
la region dorsal recibe algunos filetes de las ramas profundas
del plexo cervical, algunos otros ramúsculos del plexo braquial
y las ramas posteriores de los nérvios raquidianos.
Esqueleto. — Está constituido por las partes posteriores y
laterales de las doce vértebras dorsales.
ARTICULO III.
Region lumbar.
Definición. — Se designa con este nombre la parte del ráquis
que está situada en los lomos.
Límites. — Está limitada superiormente por la region dorsal
del tórax, inferiormente por la parte posterior de la pélvis y por
los lados por los flancos; es mas ancha en su parte media que
en los lados, á causa de la aproximacion de la cresta ilíaca y de
la última costilla.
Cónformación. — Su concavidad, poco marcada en el niño y
mas pronunciada en las personas que tienen el hábito de te ner
la pélvis y el pecho muy inclinado hácia atrás, aumenta consi
derablemente en las mujeres embarazadas y todas las veces que
por sostener un fardo nos vemos obligados á dirigir el eje del
cuerpo sobre su plano posterior.
En el decúbito supino esta concavidad desaparece, para rea
parecer tan luego como se adopta la estacion vertical. Teniendo
por resultado estas diversas posiciones aproximar ó alejar el eje
del tronco de el del vientre, necesariamente deben ejercer una
influencia mas ó menos manifiesta en el mecanismo del parto y
en la formacion de las hernias. En el primer caso, las visceras,
empujadas contra el ombligo ó las fosas ilíacas, tienden á salirse
del interior del abdómen, mientras que en el segundo son mas
especialmente empujadas hácia la pélvis.
Una ranura mas profunda á medida que se aproxima al sacro,
ocupa la línea media de la region, la cual permite percibir en
su fondo la série de apófisis espinosas de las vértebras lumbares,
continuando las del dorso. Esta ranura está mas marcada en la
posicion vertical y en los sujetos musculosos ó que tienen mu
cha gordura, en cuyos casos'hace parecer las espinas de las
vértebras mucho mas profundas de lo que realmente están. En
la infancia, en los viejos, y hasta en la edad adulta, cuando se
inclina el pecho sobre la pélvis, ó bien en las personas delga
-13-
das, esta ranura apenas existe y entonces las apófisis espinosas
parecen muy pronunciadas. Eu las desviaciones mas comunes
de la columna vertebral, la curvadura se forma á la derecha en
la region dorsal y á la izquierda en la region lumbar. Esta es
la curvadura que se ha llamado de compensacion.
Para que un aparato de los que se emplean en el tratamiento
de esta deformidad esté bien hecho, es necesario que reduzcca á
la vez las dos curvaduras. En fin, hácia fuera se ven dos relieves
susceptibles de las mismas variaciones que la gotiera media;
por arriba, cerca del flanco, se percibe muy fácilmente el borde
superior de la duodécima costilla y por abajo se vé la eminen
cia posterior de la cresta ilíaca.
Estructura. — Piel. — Esta cubierta, que ofrece en este punto
su mayor grosor, se parece bajo los demás puntos de vista á la
del dorso, con la cual se continúa y de la que no difiere mas
que por uDas arrugas trasversales debidas á los movimientos
de flexion y ostension del tronco.
Tegido celular sub-cutáneo. — Formado por láminas y cé
lulas adiposas, esta capa es fibrosa en la línea media, en cuyo
punto une la piel al ligamento supra-espiuoso, mientras que
por fuera los tegumentos y la aponeurósis no tienen sino adhe
rencias fáciles de romper. Así, el acúmulo de líquidos, cualquie
ra que sea su naturaleza, no puede formarse sino difícilmente
en la ranura media, al paso que se forma al mismo tiempo en
ambas partes laterales, con la circunstancia de que no comuni
can entre si, pero se estiende hácia la region de los flancos. Las
conexiones de la piel con la aponeurósis, esplican por qué los
tumores sanguíneos toman en esta region los mismos caracte
res que en la craneana.
Aponeurósis. — La primera lámina aponeurótica dela region,
que se inserta al cuarto posterior de la cresta ilíaca y á las apó
fisis espinosas de las vértebras, dá origen por su borde superior
á la aponeurósis del gran dorsal. La del serrato posterior infe
rior se dirige tambien en el mismo sentido, se introduce por
fuera en la escavacion del flanco, y concurre á formar la apo
neurósis del músculo trasverso , la cual está destinada á con
vertir en conducto las gotieras raquidianas. Esta aponeurósis
mantiene sólidamente por detrás los músculos dorsal largo y
sacro-lumbar. Su grosor es considerable, por lo que es raro que
se desgarre por los esfuerzos musculares.
La segunda aponeurósis de los lomos nace del vértice de las
apófisis trasversas, por tantas lengüetas como son estas, las cua
—14— •
les, ensanchándose, se confunden entre sí antes de salir de entre
los músculos cuadrados de los lomos y el sacro-espinoso. Su
disposicion es muy favorable para dejar penetrar en las gotieras
vertebrales las materias morbíficas del abdómen. Por fuera esta
lámina se une con la precedente, y por arriba, insertándose á la
última costilla, se confunde con la tercera aponeurósis.
La tercera aponeurósis, mucho menos fuerte que las dos prece
dentes, se continúa superiormente con el ligamento cintado
del diafrágma y por abajo con el ligamento ileo-lumbar. Esta
aponeurósis, simplemente celulosa entre el psoae y la base de
las apófisis trasversas, toma todos los caracteres de estas mem
branas al nivel del cuadrado de los lomos, por fuera del cual
se la ve unirse á la hojuela media.
La disposicion de estas aponeurósis nos dá la esplicacion de
por qué aun cuando el pus se forme primitivamente en el es
pesor de la masa carnosa del sacro espinal y cuadrado de los
lomos ó provenga de una alteracion de las vértebras ó de las
partes blandas, se dirige con preferencia hácia la cavidad abdo
minal. El considerable grosor de la hojuela posterior, las des
igualdades de la hojuela media y el límite de la capa anterior
nos demuestran anatómicamente, por qué los abcesos-por con
gestion, nacidos en esta region, se corren tan á menudo hácia
la pélvis ó la ingle, y tan raramente hácia las nalgas ó la parte
inferior de los lomos.
Músculos. — El sacro espinal es el mas fuerte. Este músculo
único por abajo, dá origen snbdividiéndose por arriba á los
músculos sacro-lumbar, dorsal largo y trasverso espinoso, por
cuya razon se le ha llamado masa comun; y está contenido en una
especie de estuche ósteo-fibroso. En la estacion vertical, en la
marcha, el salto ó la accion de llevar fardos es casi el único mús
culo encargado de mantener el equilibrio. Algunas veces estas
fibras se rompen y causan un dolor vivo llamado vulgarmente
dolor de ríñones. Muchas veces se vé atacado de reumatismo, el
cual recibe entonces el nombre de lumbago, en cuyo caso no
puede obrar sino difícilmente; de aquí los dolores en la marcha,
en ciertas posiciones, en la respiracion y en los menores movi
mientos del tronco .
El cuadrado .de los lomos se encuentra de una parte entre la
última costilla, la cresta ilíaca y el ligamento ileo-lumbar, y
de otra entre el origen de la aponeurósis del músculo trasverso
y las apófisis,' por delante de las cuales se aplica. Cubierto por
una lámina fibrosa delgada, está separado del riñon y del colon
- —18—
por una cubierta célulo-grasosa mas ó menos gruesa. De esta
disposicion resulta, que se encuentra envainado por delante
como lo está el sacro espinal por detrás. La accion principal de
este músculo es fijar el pecho para mantener el equilibrio en la
estacion vertiéal. Los inter-transversos, mas fuertes que los de la
region cervical, están situados entre las dos masas carnosas
precedentes y son atravesados por las ramas posteriores de los
nérvios y vasos lumbares. Los inter-espinosos están casi confun
didos con el sacro-espinal.
Arterias. — Vienen de las arterias lumbares y son pequeñas,
lo que hace poco temible la hemorragia que puede seguir á las
heridas ú operaciones practicadas en la region.
Venas. — Son muy numerosas y mas gruesas que las arterias.
Linfáticos. — Los superficiales se confunden con los de las
regiones vecinas y los profundos van á terminarse en los gán-
glios lumbares.
Herviós.— Vienen de los intercostales y de los lumbares.
Esqueleto. — Comprende las partes posteriores y laterales de
las cinco vértebras lumbares.
ARTICULO IV.
Region sacro-coxígea.
ARTICULO V.
De la columna vertebral.
Definición. — La columna vertebral es el tallo óseo central
del tronco, compuesto de veinte y cuatro vértebras , del sacro y
del cóxis.
Situación. — Está situada por detrás de la línea media entre
la cabeza y la pélvis, de la cual formasu pared posterior.
Lóngitud. — Es variable segun las edades, los sexos y los
individuos y tambien segun la manera como se mida.
En una mujer adulta, la talla es de un metro 50 centímetros.
Midiendo esta columna con la plomada, hemos visto que su lon
gitud era de 62 centímetros; siguiendo las curvaduras posterio
res tenia 64, y siguiéndolas por delante, hemos encontrado
67 centímetros. Estos datos nos indican que la altura de .la co
lumna vertebral representa un poco mas del tercio de la talla. En
los fétos de término la longitud de esta columna es de l8 centíme
tros. En los viejos, la altura total del ráquis disminuye, ya por
el adelgazamiento de los discos inter-vertebrales, ya por el
acortamiento de los cuerpos de las vértebras.
Vasse ha demostrado que la altura de la columna vertebral
no es la misma por la mañana que por la tarde, hecho que
M. Petrequin tambien ha observado muchas veces. La diferencia
entre una y otra hora del dia puede ser hasta de 2 centímetros .
Por lo demás, esta circunstancia era ya conocida desde hace mu
cho tiempo por los quintos que teniendo justa la estatura exi
gida, han podido sustraerse á la ley del reclutamiento por vigi
lias prolongadas, y una marcha largo tiempo continuada.
Grosor. — La columna vertebral "representa una especie de
doble pirámide, de modo que aumenta de grosor de arriba abajo
hasta el ángulo sacro-vertebral, y disminuye á partir de este
punto, hasta la punta del cóxis.
Curvadura. — En el adulto, la columna vertebral ofrece mu
chas curvaduras. Así, la region cervical es ligeramente convexa
Tomo H. 2
—18-
por delante; la dorsal convexa por detrás; la lumbar convexa por
delante y la region sacro-coxigea convexa por detrás. A estas
cuatro curvaduras corresponden en sentido inverso cuatro con
cavidades. Es evidente que estos arcos pueden disminuir de es-
tension por las fatigas ó á consecuencia de soportar un peso con
siderable; esta es una de las causas de la disminucion de la talla.
En los recien nacidos y en los fetos sobre todo, la curvadura
cervical es muy pronunciada, llegando algunas veces á ser tan
exagerada, que la cabeza se dirige hácia atrás en un grado tal,
que la protuberancia occipital esterna viene á ponerse en con
tacto con las primeras apófisis espinosas de las vértebras dorsa
les. Beraud, que ha señalado esta disposicion, la esplica por el
desarrollo poco pronunciado de las vértebras cervicales (1). Las
regiones dorsal y lumbar son, por el contrario, casi rectas. La
region sacro coxígea ofrece ó bien una curvadura, ó bien una
concavidad anterior, como en el adulto, pero menos conside
rable.
En los viejos la columna vertebral se inclina hácia adelante,
pero sus curvaduras no disminuyen, sino que por el contrario
la cervical tiende á exagerarse y á hacerse tal cual era en el
niño, porque se ve obligado á inclinar la cabeza hácia atrás
para contrabalancear el peso del cuerpo que dobla el tronco
hácia adelante.
Adeínás de estas curvaduras, la columna vertebral ofrece, al
nivel de las primeras vértebras dorsales, una inflexion lateral
de concavidad izquierda, sobre cuya formacion se han emitido
diversas opiniones. Bichat y Beclard la creian propia de los
diestros y la esplicaban por el hábito que estos tienen de incli
nar el cuerpo hácia la izquierda para dar al brazo derecho un
punto de apoyo sólido. Desrruelles la creia destinada á contra
balancear el peso del higado. Serres, y despues Malgaigne , la
atribuyen al predominio del lado derecho, é invocan en compro
bacion, la mayor frecuencia de las incurvaciones morbíficas de
este lado. Pero esto no esplica su sitio preciso, y se comprende
difícilmente por qué no se sigue una inflexion general del rá-
quis ála izquierda. En cuanto á nosotros, creemos que es pro
ducida por la arteria aorta^ por. las razones siguientes: 1.° La
concavidad corresponde al cayado de esta arteria. 2." Cuando
hay inversion de la aorta, la concavidad está siempre en el lado
ARTICULO VI.
De la cavidad raquidiana.
Definición. — Se designa bajo el nombre de cavidad raqui
diana el conducto que ocupa todo el interior del ráquis.
Estension. — Se estiende desde el agujero occipital hasta la
parte inferior del sacro: mide, pues, toda la longitud del ráquis
menos la del cóxis.
Forma. — Representa una cavidad cónica, triangular en el
cuello, redondeada y mas estrecha en la region dorsal, mas an
cha en los lomos, desde cuyo punto vuelve á estrecharse y ha
cerse triangular á medida que se acerca ásu estremidad inferior.
Su calibre, siempre mas considerable que el de la médula,
tambien puede estar mas ó menos estrechado sin que por esto
la médula sufra ninguna compresion. En cuanto á su calibrs se
puede establecer la ley siguiente: cuanto mas estensos son los
movimientos del ráquis, mas ancho es el conducto raquidiano.
Se comprende fácilmente, que esta disposicion tiene por objeto
prevenir la compresion de la médula espinal. Esta conforma
cion y dimensiones son susceptibles de ser modificadas profun
damente por las enfermedades. Si en el raquitismo donde las cur-
vaduras están disminuidas, conserva su calibre normal, no sucede
lo mismo en los desórdenes causados por el mal de Pott, por las
lujaciones y por las fracturas, en cuyos casos puede suceder que
la médula esté mas ó menos comprimida, y algunas veces hasta
completamente cortada ó destruida al nivel de la desviacion .
Dirección. — No es exactamente la misma que la del ráquis.
En efecto, las curvaduras no son tan marcadas en el conducto
como en el pilar óseo que le forma, porque aquel por arriba es
mas anterior; en el dorso corresponde á la parte media, y hácia
bajo tiende á aproximarse al plano posterior.
Estructura.—Las paredes del conducto están furmadas, por de
lante por la ca ra posterior del cuerpo de las vértebras y discos
inter-vertebrales revestidos del ligamento vertebral posterior;
por detrás por las apófisis espinosas y las láminas de las vérte
bras, reunidas entre si por el ligamento amarillo, y lateral
mente por los pedículos de las láminas. En este punto es donde
se encuentran las aberturas que hacen comunicar anchamente
el conducto raquidiano con el esterior, aberturas que se han de
signado con el nombre de agujeros de conjuncion, los cuales sir
ven para el paso de los nérvios raquidianos.
Desarrollo. — Está subordinado al desarrollo del ráquis, del
cual ya hemos hablado. Es casi inútil el decir que en la espina
bífida este conducto ofrece por detrás una hendidura mas ó me
nos estensa que le hace comunicar con el esterior, y que en los
casos de division conjónita completa de la columna vertebral
está representado por una especie de gotiera que sirve para con
tener la médula y sus envolturas mas ó menos alteradas.
—26—
, CAPITULO II.
ARTICULO PRIMERO.
ARTICULO II. -
ARTICULO III.
Dura-madre raquidiana.
Definicion. — Es un conducto membranoso que se estiende
desde el occipital hasta el cóxis, el cual constituye la mem
brana mas esterior de las envolturas de la médula espinal.
CónCprmaeión. — Eb uua especie d# foroo 6, de estuche, tjne
ofrece á nuestra consideracion una estremidad superior, Qjfcra
inferior, una superficie esterna y otra inteuna.
Su estremidad superior se continúa con la dura-madre cranea
na al nivel del agujero occipital, al rededor del cual se fija só
lidamente.
Su estremidad inferior se inserta al rededor de la terminacion
del conducto sacro, en cuyo punto se confunde con los liga
mentos de la region, de modo que este conducto está incomple
tamente cerrado por abaja. Resulta de lo que antecede, qué la
dura-madre, inserta en susdos estremidades, se encuentra esten
dida en el conducto raquidiano. Su cara esterna está en relacion
con la interna de las paredes del ráquis á las cuales no se ad
hiere, lo que ya se podría presumir teniendo ea cuenta la dis
posicion de la dura-madre craneana. El periéstio que reviste los
huesos del ráquis es de todo punto independiente de la dura
madre, lo cual no sucede, como ya sabemos, en la cavidad cra
neana. Esta cara presenta en sus partes laterales, vainas fibro
sas que corresponden á los agujeros de conjuncion, los cuales
sirven para conducir hácia fuera los nervios raquidianos y sus
raices. Esta disposicion prueba, que la dura-madre raquidiana
se fija al conducto vertebral por sus partes laterales, por un
gran número de prolongaciones.
Su cara interna está tapizada por upa hojuela de la aracnoidee
espinal.
Estructura. — La dura-madre raquidiana es de naturaleza fi
brosa; pero sin embargo, contiene algunos vasos, y si se cree en
los esperimentos de Brown-Séquard, también posee algunos file
tes nerviosos que vienen probablemente de los nervios recur
rentes, puesto que esta es sensible á las picaduras, y principal
mente en la region lumbar.
ARTICULO IV.
Del aracnoides espinal.
ARTICULO V.
De la médula espinal.
toeflniclftti. — Llámase así, la parte de eje cerebro-espinal que
está contenida en 'la cavidad raquidiana.
-30-
Límitcs. — La médula principia por arrib a al nivel del agu
jero occipital, y termina al nivel de la primera vértebra lum
bar. En el feto y despues del nacimiento, la estremidad inferior
de este órgano desciende mas abajo del punto indicado, y tanto
mas, cuanto mas se aproxima el feto á los primeros momentos
de la concepcion. De esto resulta que en el adulto, una herida
penetrante del ráquis no podrá interesar la médula sino á par
tir de la region lumbar, mientras que en el niño esta herida
seria posible aun cuando la herida tuviese lugar un poco mas
abajo. .
Dirección. — La médula no sigue precisamente todas las
curvaduras del ráquis, sino que se aproxima á la direccion ver
tical, como el conducto que la contiene, por lo que por arriba
está mas cerca del plano anterior; y por abajo, al contrario, mas
cerca del posterior.
Cónformación esteriór. — Representa un gr ueso cordon blan
quecino mate, casi cilindrico, lijeramente aplastado de de
lante atrás, mas grueso por arriba que por abajo, donde se
termina adelgazándose por un pequeño ligamento situado en
la línea media, llamado ligamento mediano, el cual se termina
por abajo en la estremidad inferior del sasro. Tal es el aspecto
general de la médula; pero si se le examina atentamente, se
observa que superiormente ofrece un engrosamiento considera
ble, designado hijo el nombre de engrosamiento cémico-braquial
y que por abajo presenta otro llamado dorso-lumbar. De los
lados de la médula nacen numerosos cordones que han recibido
el nombre de pares raquidianos y de su parte inferior otros mu
chos formando una masa compacta, la cual ha recibido el nom
bre de cola de caballo de la médula espinal.
Esta conformacion nos permite examinar en la médula su cara
anterior, la posterior y las laterales.
La cara anterior ofrece en la línea media una ranura que la
recorre en toda su altura, ranura media anterior, bastante an
cha, en cuyo fondo se vé la comisura anterior de la médula,
formada por la sustancia blanca. La cara posterior presenta la
ranura media, mas estrecha, pero mas profunda que la anterior,
en la cual se vé la sustancia gris: es la comisura gris ó posterior.
Sobre las partes laterales se observa la ranura colateral anterior,
de donde nacen las raices anteriores y la ranura colateral pos
terior donde se implantan las raices posteriores. De esta dispo
sicion resulta, que la médula puede ser dividida en dos mitades
simétricas, una derecha y otra izquierda, y que, bajo este con
—31 —
cepto, este órgano se parece al cerebro, y debe ser distinguida
claramente de un simple cordon nervioso. Cada parte de la
médula puede á su vez ser dividida en segmentos, ó mejor dicho
en fascículos, de los cuales el uno es anterior, el otro medio y
el otro posterior. El limite de estos fascículos está establecido
por las ranuras: comunmente los fascículos medio y anterior se
reunen bajo el nombre de fascículo antero-lateral. Las raices
anteriores de los nervios raquidianos nacen en el punto de union
del fascísulo medio con el anterior, y las posteriores tienen su
origen en la ranura que separa el fascículo medio del posterior.
Relaciónes. — Envuelta por un estuche óseo y por tres mem
branas, la médula está protejida contra las violencias esterio-
res. Sin embargo, esta proteccion no es taneficáz como la del
cerebro.
El conducto raquidiano presenta numerosas aberturas , y
entre las láminas de las vértebras ó por los agujeros de con
juncion, los instrumentos vulnerantes pueden herirla. En el
cuello, por ejemplo, en el movimiento de flexion, los espacios
inter-laminares se agrandan, lo que hace que esta herida sea
mas fácil todavía.
Cónformación interiór. — Si se corta la médula trasversal-
mente y á alturas diferentes, se vé que en la superficie de su
seccion hay dos sustancias de color diferente. La una es gris y
central, la otra blanca y periférica. La sustancia gris tiene una
forma que se ha comparado á una X ó á una H. Estas dos sus
tancias están íntimamente unidas, y la transicion de la una á
la otra se hace de una manera gradual.
En el centro de la médula, entre la comisura blanca y la
comisura gris, existe un conducto central, llamado conducto
central de la médula, negado en el hombre por muchos ana
tómicos, pero de cuya existencia no se puede dudar, despues de
las investigaciones hechas por Beraud en los ajusticiados, en
los cuales la consistencia de este órgano permitía practicar
cortes muy limpios. Además, este conducto existe normalmente
en el feto.
Estructura. — Las investigaciones de los diversos anatómicos
modernos han introducido ideas nuevas sobre la estructura de
la médula. Todo el mundo sabe que, como en el sistema nervio
so, existen aquí tubos nerviosos y células, las que por su forma
se las ha distinguido en unipolares, bipolares y multipolares
segun que reciben ó envían uno ó muchos tubos nerviosos; pero
nosotros no queremos insistir sobre este punto que corresponde
—32—
mas á la anatomía general, por lo que nos contentaremos con
decir si las. fibras que componen este órgano son asceudentes,
si van todas al centro cerebral, ó si se entrecruzan. Relativa
mente el primer punto debemos admitir que las fibras de las
raices raquidianas al llegar á la médula presentan tres órdenes
de direccion, las unas son ascendentes, las otras trasversales y
las otras, en fin, descendentes; ofrecen, pues, una especie de ir
radiacion; hecho importante que nos servirá bien pronto para es-
plicar ciertas propiedades de la médula. Cada uno de estos gru
pos fibrilares no tarda en entrecruzarse en todo ó en parte, al
pasar por las comisuras, de modo que esto nos anuncia que debe
haber un efecto cruzado en las lesiones de la médula. Tambien
es cierto que algunas fibras no llegan hasta el cerebro, y son
las que corresponden a las células polares. La existencia de
las espansiones de la médula debia ya hacernos creer en esta
disposicion, que es sin duda propia para darnos cuenta de las
acciones reflejas. j
Pia-madre raquidiana. — La sustancia nerviosa de la mé
dula está envuelta por una membrana fuerte, resistente y vas
cular, la pia-madre raquidiana, la cual difiere de la cranéana
por su grosor y su carácter de membrana fibrosa. Ofrece una
consistencia tal, que proteje la sustancia nerviosa. Como es poco
vascular, resulta que la inflamacion de la médula queda ocul
ta, por cuyo motivo, para tener una idea de ella, es necesario
abrir esta membrana de envoltura. Su mucha resistencia es
causa de que la sustancia nerviosa puede estar profundamente
alterada, mientras que la pia-madre quede intacta; de donde la
necesidad tambien de abrirla, para apreciar las alteraciones.
Por su cara esterna esta membrana dá insercion á los tractus
fibrosos, situados entre las raices nerviosas, los cuales se inser
tan sobrela dura-madre, revistiéndose de la aracnoides. El
ligamento dentado es el que sirve para fijar la médula á las par
tes laterales, así como el ligamento medio la fija sobre la estre-
midad inferior del sacro.
Arterias. —Las arterias espinales anterior y p sterior vienen
de las vertebrales, descienden desde el agujero occipital, siguen
las ranuras de la médula y se refuerzan en su trayecto con ra
mas que vienen de las intercostales y lumbares.
Venas. — Son muy numerosas, siguen el trayecto de las ar
terias, y van á terminarse en su mayor parteenlos senos raqui
dianos.
Linfáticos. — Son desconocidos.
— a3—
Desarrollo. — Dos láminas forman primitivamente la médula,
las cuales se reunen primero por su borde anterior y despues
por el posterior: de esta reunion resulta un conducto hueco en su
interior, que es el conducto central de la médula, el cual per
sistiendo dá origen al vicio de conformacion designado bajo el.
nombre de syringo-mielitis, en la espina bíflda. Algunas veces
se encuentra la médula reunida solamente por detrás, y enton
ces la sustancia gris es visible en su cara posterior.
Propiedades. — La médula sirve para trasmitir las impresio
nes sensitivas, y para llevar las órdenes de la voluntad á los
músculos; siendo además el centro de un poder especial.
La médula sirve para trasmitir las impresiones. Esta proposi
cion está demostrada por la anatomía, la patología y por las
vivisecciones. Todo el mundo sabe que si la continuidad de la
médula se interrumpe hay parálisis por debajo del punto lisia
do. Si entonces se irrita el tegumento no se percibe ninguna
sensibilidad. Hé aquí por qué los tumores, las lujaciones y las
fracturas de la columna vertebral con dislocaciones consi
derables, comprimiendo la médula, producen esta parálisis.
Aun cuando todos están de acuerdo sobre este punto, no sucede
lo mismo sobre el modo como se verifica la trasmision de la sen -
sibilidad. ¿Son los fascículos posterioras los encargados de tras
mitirla? Son los fascículos anteriores ó laterales? ¿Será la sus -
tancia gris ó blanquecina? Hé aquí otras tantas cuestiones que
han recibido soluciones diferentes.
Hasta estos últimos años se habia creido que eran los encar
gados los fascículos posteriores, pero recientemente se ha querido
desechar esta doctrina , la que, sin embargo, reina todavia en
las escuelas. Es una verdad demostrada, el que despues de haber
cortado el fascículo posterior, el animal percibe todavia el dolor
escitando la estremidad periférica del nérvio, pero este hecho
se puede esplicar por las fibras descendientes que, entrecruzán
dose por debajo de la seccion, llevan todavia la impresion dolo-
rosa hasta el cerebro, por el lado opuesto de la médula que
queda intacta. En cuanto á las trasmisiones de la voluntad
sobre los movimientos, deben ser atribuidas á los fascículos
ántero-laterales.
Los Cirujanos deben conocer tambien la propiedad éscito-
motriz ó poder propio de la médula, en virtud del cual pueden
producirse los movimientos sin el concurso del cerebro.
Si suponemos que la médula está destruida por una herida ó
cualquiera lesion orgánica al nivel de la region cervical, la vo-
Tomo II. . 3
—34—
luntad no podrá mandar á los músculos que dependen del
tronco de la médula, situados por debajo de la lesion. Esto es
cierto, pero no convendrá concluir por ello, que todos los movi
mientos están abolidos. Si en estas condiciones se pellizca la
piel de las piernas, se manifestará un movimiento brusco, con
vulsivo, de cortaduracion, sin que el individuo tenga conciencia
de él, sin que haya experimentado la menor sensacion y sin
que la voluntad le haya mandado. Este es el poder reflejo de la
médula, conocido hace algunos años solamente, el cual puede
esplicar estos movimientos que ya se habian observado en los
paragléjicos que ofrecian una lesion grave de la médula; de
modo que no es necesario invocar la influencia de las anas
tomosis nerviosas indicadas por mí en otra ocasion. (1) Por últi
mo, debemos añadir que aun cuando se interrumpala trasmision
por un tiempo mas ó menos largo, puede restablecerse, ya sea
porque la médula tome sus propiedades, ya porque se reunan sus
estremidades por un tejido cicatricial.
Cuando existe una herida trasversal dela médula, es necesario
reconocer que su adhesion es muy fácil, porque sus dos estremos
estando retenidos como están, por las digitaciones del ligamento
dentado, no tienen ninguim^tendencia á separarse.
AETICULO VI.
De las raices y de los nervios raquidianos.
(1) Memoria sobre los abcesos sintomáticos de una lesion del rá-
quis. Revista médica, Noviembre 1834.
SECCION SEGUNDA.
DEL, CUELLO.
CAPITULO PRIMERO-
ARTICULO PRIMERO.
Region supra-hyoidea.
Definición. — La region supra-hyoidea, llamada tambien
infra-maxilar, está situada entre el hueso hyoides y la mandí
bula inferior.
Limites. — Está limitada por arriba por la base de la mandí
bula y la pared inferior de la boca, en los lados por el borde an
terior del esterno-cleido-mastoideo y por abajo .por el hueso
hyoides.
Dirección. — Dirigida oblicuamente de arriba abajo y de de
lante hácia atrás, se eleva y desciende siguiendo los movimien
tos de la mandíbula y de la lengua.
Cónformación. — Poco aparente en los sujetos delgados, for
ma por el contrario en los gruesos u n relieve en forma de media
luna, que constituye el doble ménton. En un enfermo que he
visto con Sedillot, este relieve se prolongaba hácia atrás, consti
tuyendo una verdadera enfermedad.
Estructura. Piel. — Fina, delgada y muy ostensible en la
mugeres y en los niños, y mas gruesa en los adultos á causa de
la barba, ofrece muyá menudo arrugas trasversales que no des
aparecen , cualquiera que sea la posicion de la cabeza, las cua
les dependen del cutáneo y de los movimientos de la mandíbula.
Las glándulas que contiene son numerosas, y está sujeta á pa
decer las mismas enfermedades que la de la cara.
Tejido celular sub-cutáneo. — Está formado por un tejido
filamentoso, en el cual se encuentran vesículas adiposas, ordi
nariamente muy finas , pero que, sin embargo , algunas veces
pueden aumentar de volumen y producir los lipomas.
Fascía superficial le y cutáneo. — La fascia se divide en dos
-39—
láminas delgadas, entre las cuales se encuentra el cutáneo. La
hojuela superficial es tan delgada que no impide que las fibras
del cutáneo se inserten en parte en la cara profunda de la piel.
Múscalos. — El digástrico, cuyo vientre anterior sube obli
cuamente desde el hueso hyoides hasta las fositas sub-menta-
les, cubriendo al músculo milo-hyoideo, forma un arco, separa
do de la mandíbula inferior por un espacio que varía segun los
movimientos de la laringe ó de la mandíbula. Este espacio está
ocupado por la glándula sub-maxilar. Su vientre posterior se
dirige hácia fuera y atrás, pasando un poco por debajo del án
gulo de la mandíbula.
El estilo-hyoideo sigue la misma direccion que el vientre pos
terior del digástrico, y se bifurca antes de llegar al hueso hyoi
des, para dejar pasar el tendon de este último músculo.
El milo-hyoideo recubierto hácia dentro por el vientre anterior
del digástrico, está separado de la mucosa bucal por la glán
dula sub-lingual y una parte de la glándula sub-maxilar.
El geni-hyoideo, situado por encima del precedente, parte de
las apófisis geni para insertarse el hueso- hyoides; y parece no
ser otra cosa que un fascículo inferior del genio-gloso.
El hyo-gloso, partiendo del borde superior del hueso hyoides,
se dirige hácia arriba para perderse en el espesor de la lengua.
Este músculo está cubierto en parte por el milo-hyoideo, y por
las inserciones hyoideas del digástrico y de estilo-hyoideo. Su
cara esterna está recorrida por el nervio hípogloso, y por la
interna cubre á la arteria lingual.
Espació milo-hyoideo. — Este espacio, circunscrito por den
tro por el borde esterno del músculo milo-hyoideo, por arriba
por el borde inferior de la mandíbula y por fuera y abajo por el
vientre posterior del digástrico y el estilo-hyoideo, es triangu
lar y está gubdividido en otros dos triángulos mas pequeños por
el nervio hipogloso. En el triángulo superior se encuentra la
glándula sub-maxilar y los vasos que se distribuyen en la cara,
y en el inferior, cuyo fondo está formado por el músculo hyo-
gloso, se encuentra la arteria lingual, situada por debajo de
este músculo. En este triángulo es donde conviene buscarla
cuando se la ha de ligar.
Apóneurosis. — Cada uno de los músculos que acabamos de
examinar, está revestido por una hojuela que recibe el nombre
de aponewósis supra-hyoidea, dependencia de la cervical, refor
zada por una espansion fibrosa del vientre posterior del digás
trico. Las espansiones que parten del digástrico y del milo
—40—
hyoideo, forman á la glándula sub-maxilar una cavidad nray
notable. Esta aponeurósis hace que los abcesos desarrollados por
encima de ella, se abran más comunmente en la cavidad bucal,
mientras que tos que se producen por debajo van á manifestarse
debajo de la piel.
Glándula sub-maxiinr. — Esta glándula está situada en la
parte superior del triángulo milo-hyoideo.
Su borde inferior, que descansa sobre el borde superior del
músculo estilo-hyoideo y del vientre posterior del digástrico,
es el que sirve de punto de partida para la ligadura de la lingual.
Es necesario tener presente al practicar esta ligadura, que este
borde baja un poco mas en la mujer que en el hombre, y que en
ambos cubre al músculo hyo-gloso y al' nérvio gran hipogloso,
por cuya razon es preciso levantarla hácia la mandíbula para
descubrir la arteria. Por encima del músculo milo-hyoideo, esta
glándula envia una prolongacion; y en este punto es donde se
pone en relacion con la glándula sub-lingual y deja ver el con
ducto de Wharton, á cuya distension se ha atribuido la forma-
CO cion de las ránulas. Su estructura es la misma que la de las de
más glándulas salivales. En las mujeres, esta glándula adquiere
algunas veces un volumen muy considerable.
Arterias. —Dos arterias importantes ocupan esta region. La
facial ó maxilar esterna, parte de la estremidad posterior de la
apófisis mayor del hueso hyoides, pasa por delante del maséter
y va á terminarse en la cara. Esta arteria es fiexuosa y está cu
bierta por el estilo-hyoideo, el vientre posterior del digástrico,
la vena facial y la glándula sub-maxilar. A su paso por esta re
gion suministra ramitos numerosos á la glándula sub-maxilar,
y además dá origen á la arteria sub-mental, que sigue el borde
inferior de la mandíbula por debajo del milo-hyoideo, hacién
dose cada vez mas superficial. Esta rama puede ser herida al
abrir los abcesos sub-maxilares ó bien practicando la amputacion
de la mandíbula; pero en razon de su volumen poco considera
ble, no puede dar mucha sangre.
La arteria lingual nace de la carótida esterna, llega á la re
gion siguiendo el borde superior del hueso hyoides, despues se
dirige hácia arriba y, por último, pasa por debajo del músculo
hyo-gloso y va á terminarse hácia la punta de la lengua, toman
do el nombre de arteria ranina. Suministra ramas á la glándula
sub-lingual y otras á la lengua, entre las cuales, la arteria dor
sal es la mas voluminosa. Las relaciones de esta arteria ofrecen
un grande interés. Profundamente situada, parece inaccesible á
■
—41—
los instrumentos del Cirujano, pero gracias á la doctrina de
los puntos de partida, se puede decir que su ligadura es tan fá
cil como la de las demás arterias superficiales. Así, para descu
brirla es necesario encontrar: 1.° el borde inferior de la glán
dula submaxilar, 2." el tendon del digástrico, 3." el nérvio gran
hipogloso, 4.' el músculo hyo-gloso que la cubre. Levantando
este músculo é incindiéndole sobre la sonda acanalada, se en
cuentrala arteria lingual, siguiendo la misma direccion que el
nérvio gran hipogloso.
Venas. — Mas voluminosos y mas numerosos que las arterias,
cuya direccion no siguen exactamente, estos vasos son en gene
ral menos flexuosos. La facial sobre todo es notable bajo estas
diferentes relaciones; mas superficial que la arteria, desagua en
la yugular interna, hácia el ángulo inferior y esterno de la re
gion. La vena lingual, algunas veces única, otras doble, no si
gue la direccion de esta arteria; está por encima del músculo
hyo-gloso y acompaña al nérvio gran hipogloso; algunas ve
ces, sin embargo, acompaña á la arteria lingual. Nosotros hemos
visto á menudo una vena colateral á la arteria y otra colateral
al nérvio gran hipogloso; esta vena termina en la yugular,
despues de reunirse á la vena facial. 1 '
Linfáticos.— Los gánglios linfáticos son imuy numerosos y
están situados principalmente al rededor de la glándula sub
maxilar; tambien se encuentran dos ó tres por encima de esta
glándula, sobre el trayecto de los vasos faciales. Recibiendo los
vasos linfáticos de la faringe, de todo el interior de la boca y de
la cara, se ingurjitan á consecuencia de un gran número de en
fermedades. Su tumefaccion puede hacer descubrir algunas
veces lesiones que no podian suponerse; las enfermedades de los
dientes y de las encias, son las causas mas frecuentes de su in
flamacion. Beraudha demostrado su hipertrofia en el embarazo.
Herviós. — El hipogloso, situado al principio por fuera de la
carótida esterna, por encima del músculo estilo -hyoideo y del
digástrico, pasa en seguida por debajo de la glándula sub-ma-
xilar, cruza la arteria lingual y atraviesa oblicuamente la cara
esterna del músculo hyo-gloso, donde suministra filetes numero
sos, para perderse, en fin, en los músculos de la lengua. El lin
gual que viene del quinto par, está situado profundamente en
la region; de este ya nos hemos ocupado.
El nérvio facial suministra una rama voluminosa, ramifica
cion inferior del tronco céryico-facial, que se distribuye en el
primero.
-42—
El plexo cervical suministra ramos á los tegumentos de la
region, á la cual dá sensibilidad.
Esqueleto. — Está formado por el hueso hyoides que se pro
longa algunas veces hasta la apófisis estiloides, á la cual está
unido por el ligamento estilo-hyoideo, entonces osificado: su asta
mayor que encierra muchos granos óseos, es muy útil para des
cubrir la arteria facial y la lingual, á las cuales proteje contra
los instrumentos vulnerantes. La falta de apoyo y la movilidad
no le ponen al abrigo de las fracturas ni de las lujaciones. Este
hueso, dando insercion á casi todos los músculos depresores de
la lengua ó do la mandíbula y elevadores de la faringe, hace
que una herida trasversal, practicada por encima de él, sea muy
peligrosa.
Conviene señalar, sin embargo, que una herida de este género,
cayendo por encima de la epiglótis, no ofrecerá ningun peligro
para la respiracion. ;
Estratificación. — Los diversos órganos de la region estan
superpuestos de la manera siguiente; 1.° Piel. 2.° Tejido celu
lar sub-cutáneo. 3.° Hojuela superficial de la fáscia superficia-
lis. 4." El músculo cutáneo. 5." Hojuela profunda de la fáscia
superficialis. 6.° Aponeurósis. 7." Músculos. 8.° Hueso hyoides.
Se pueden establecer dos capas; la una superficial que termina
en la aponeurósis, y la otra profunda situada por debajo de ella.
En la cubierta superficial es donde se encuentran los gánglios
linfáticos, y los vasos faciales; por esto los abcesos ganglionares
se abren espontáneamente en la piel. Como de otra parte los
gánglios linfáticos son mas superficiales que los vasos, resulta
que la abertura de los abcesos á los cuales dan lugar , espone
menos á la herida de estos vasos .
ARTICULO II.
Region inffa-hyoidea.
ARTICULO III.
Region carotidea.
ARTICULO IV.
Region suprardavicular.
DeSnielcn. — Llámase así la parte del cuello comprendida
entre el trapecio, el esterno-mastoideo y la clavícula.
Límites. — Esta region está limitada por detrás, por el borde
anterior del trapecio; por delante por el borde esterno del es
terno-cleido-mastoideo, y por abajo por el borde posterior de la
clavícula.
Figura. — Su forma es la de un triángula, euyo vértice es
superior, cuya base corresponde á la clavícula y cuyos lados son,
el uno anterior y el otro posterior.
Ostensión. — Haremos notar, con Richet, que esta region no
estan estensa como se cree. En efecto; si se la diseca levantan
do la aponeurósis, los músculos que la circunscriben se alejan
un poco, y entouces la region es muy ancha y muy alta; pero
si se le examina en sus condiciones naturales, está lqjos de pre
sentar estas dimensiones.
Cónformarían. — Esta region presenta una depresion mas ó
menos profunda llamada fosa supra-clavicular. Esta fosa, que es
mas pronunciada en las personas delgadas, puede aumentar ó
—58-
disminuir, elevando ó deprimiendo la clavícula. Así, cuando se
quiere practicar la ligadura de la sub-clavia, para tener una
fosa menos profunda, es necesario tener cuidado de llevar el
hombro hácia atrás y hácia bajo. La fosa supra-clavicular cor
responde al vértice del pulmon, el cual, en algunos casos, pro
duce en este punto una especie de hérnia, particularmente cuan
do está enfisematoso.
Estmctura. — Piel. — Es fina y está cubierta de un epitelium
muy ténue; por esto es por lo que se producen en ella en las
fiebres graves, y particularmente en la tifoidea, las erupciones
designadas bajo el nombre de sudámina.
Tejido célulo-grasoso. — La piel está cubierta de un tejido
grasoso muy flno^ poco abundante, en cuyo espesor serpean
las ramificaciones del plexo cervical. Profundamente se en
cuentra tambien una gran cantidad de tejido adiposo, el cual
acompaña á los vasos y comunica con el del hueco de la axila, de
donde la facilidad con que las inflamaciones y las supuraciones
se propagan de la una á la otra:
Fúscia superficial!». — Ofrecelos mismos caracteres que por
delante del cuello, y contiene en su desdoblamiento las fibras
del cutáneo.
Múseulos. — El omoplato-hyoideo atraviesa oblicuamente el
tercio inferior de la region, de bajo arriba y de atrás hácia de
lante, y forma con la clavícula y el borde posterior é inferior
del esterno-mastoideo un espacio triangular, llamado omo-cla-
vicular; espacio importante, porque en su área es donde se vaá
buscar la arteria sub-clavia cuando se la liga por fuera de los
escalenos. El borde inferior de este músculo está encorvado há
cia abajo y mantenido en esta posicion, por la apoueurósis que
se inserta á la clavícula y al borde esterno del esterno-mastoi
deo. Los escalenos, en número de dos, uno anterior y otro poste
rior, pertenecen mas á la region carotidea. El anterior se inserta
en el tubérculo de la primera costilla, tan fácil de percibir cuan
do se incinde la aponeurósis que cubre el triángulo omo-clavi-
cular. Por detrás de este músculo, y por consecuencia de este
tubérculo, es por donde pasa la arteria sub-clavia.
El angular del omoplato se encuentra por detrás de la region,
y ofrece poco interés.
Apóneurósis. — Dos hojuelas aponeuróticas existen en la re
gion. La una es superficial y cubre los músculos omoplato-
hyoideo, el trapecio y el esterno-mastoideo. Por encima de estos
músculos se encuentra otra hojuela aponeurótica, que cubre los
—59—
Tasos y nérvios de los plexos cervical y braquial, lo mismo que
los músculos angulares y escalenos.
Arterias. — La sub-clavia, comprendida entre el borde esterno
de los escalenos y de la clavícula, pertenece á esta region. En
esta parte de su trayecto, se dirige oblicuamente hacia fuera y
abajo contorneando la primera costilla y el primer espacio in
tercostal. Ya hemos señalado su relacion con el tubérculo de la
primera costilla.
La escapular superior costea la clavícula por delante del mús
culo omoplato-hyoideo, y se dirige hácia fuera y arriba.
La escapular posterior se dirige hácia fuera y atrás, y pasa por
debajo del plexo braquial, para dirigirse hácia el borde del
trapecio. Es Uvmas voluminoga de las ramas secundarias de la
region.
Venas. — La subclavia es muy volunainosa; ya hemos dicho
que se encuentra ordinariamente por delante del escaleno an
terior y que costea al músculo sub-clavio. Bastante profunda
para no impedir al Cirujano el buscar la arteria sub-clavia, re
cibe á la yugular esterna, un poco por fuera del borde esterno
del esterno-mastoideo, y algunas veces mas hácia fuera toda
vía, hácia la parte media de la region; de modo que su presencia
en el fondo de la herida que le es perpendicular, espone á mu
chos accidentes. La prudencia exige, pues, que se cuide mucho
de no cortarla al practicar esta incision.
Las venas secundarias no merecen que fijemos en ellas nuestra
atencion.
Linfáticos. — Los superficiales van á la áxila ó á los gánglios
del cuello, y los profundos á los gánglios supra-claviculares,
que son muy numerosos y mas superficiales que la arteria. Esto3
gánglios se hipertrófian á menudo en el embarazo.
Nerviós. — El plexo cervical, envia hácia bajo ramas que han
recibido el nombre de supra-claviculares y supra-acromiales,
situadas al principio por debajo y despues por encima del cu
táneo, las que, como son perpendiculares á la clavícula, nece
sariamente deben ser cortadas en la incision que se hace para
lela á la clavícula, para la ligadura de la sub-clavia.
El plexo braquial, formado por el entre-cruzamiento de los
cuatro últimos pares cervicales y del primero dorsal , está si
tuado como la arteria sub-clavia, que es un poco mas anterior,
entre los escalenos. Esta relacion esplica por qué se ha podido
ligar una rama de este plexo en lugar de la arteria.
El plexo cervical profundo está constituido por los cuatro
—00—
primeros pares cervicales; emerge del agujero de conjunción,
suministra ramas profundas y anastomóticas , y se termina,
por último, por el plexo cervical superticial que se ve, como
ya hemos dicho , sobre el borde esterno del esterno-cleido-
mastoideo.
AUTICÜLO V.
De las aponeitrósis del meUo.
Todos los autores que han descrito las aponeurósis del cue
llo han dado una descripcion diferente. Esto es debido á que los
procedimientos empleados no han sido los mismos. En estos úl
timos años, M. Le Gendre, disector del anfiteatro de los hospitales,
ha empleado la congelacion con muy buen éxito, y ba hecho
dibujar dos cortes que son muy claros (l). Nosotros, para descri
birlas, nos guiaremos de estas figuras, lo mismo que de las pie
zas que han sido depositadas en el Museo de los hospitales por
M. Bastien, disector deClamart, de nuestras disecciones pro-
pías y de nuestras piezas depositadas en el mismo Museo. No
podemos menos de hacer notar que por la congelacion se obtiene
siempre un resultado tan pceciso y constante, que creemos que
la ciencia no ha de variar sobre este punto. Para principiar su
estudio, supongamos un corte horizontal del cuello, al nirel de
la sexta vértebra cervical, y echemos una ojeada sobre la su
perficie de seccion.
Lo primero que llama desde luego nuestra atencion, es, una
aponeurósis que constituye un gran círculo, la cual envuelve
todo el cuello; aponeurósis que designaremos, con M. Le Gen
dre, con el nombre de aponeurósis cervical.
Si examinamos ahora el interior de este círculo, veremos dos
ó tres círculos ó vainas aponeuróticas, de las cuales la una está
por delante, y constituye la aponeurósis que M. Le Gendre llama
traqueliana; la otra, situada por detrás, y formada por una apo
neurósis que envuelve la columna vertebral, es la aponeuró
sis vertebral de M. Legendre. Así tenemos dos círculos inscritos
en otro tercero, ó para servirnos de una espresion mas anató
mica, dos pequeñas vaiuas contenidas en una mayor. Entremos
ahora en algunos detalles.
/
-63— j
que sus deducciones no están basadas en la anatomía, como
demostraremos muy pronto.
La aponeurósis vertebral es la vaina destinada á envolver los
músculos que están al rededor de la columna vertebral, sea por
delante, sea por detrás. Presenta dos superficies y dos estremi-
dades.
Por su cara esterna está en relacion: por delante con la apo
neurósis traqueliana; por sus partes laterales con los vasos prin
cipales del cuello y con la cara profunda de la aponeurósis
cervical, y por detrás se confunde con la parte de esta misma
aponeurósis, que tapiza la cara profunda del trapecio.
Por su cara profunda suministra vainas á los músculos del
cuello, siendo las mas principales las del complejo mayor y la
mas profunda de los músculos dorsal largo y trasverso espi
noso.
Por arriba esta aponeurósis se inserta á la base del cráneo,
con los músculos que reviste; y por abajo se continúa en la
region dorsal y prevertebral.
Esta aponeurósis no solamente reviste en los lados los mús
culos periféricos de la columna vertebral, sino que suministra
además prolongaciones para los nervios cervicales y para el
plexo braquial. Además, el pus que viene de la columna ver
tebral sigue esta vaina, y va á manifestarse mas veces en la áxila
que en la region cervical.
Estas aponeurósis circunscriben espacios queofrecen el mayor
interés, sobre los cuales ha llamado la atencion M. Le Gen-
dre. La principal de estas divisiones está situada por debajo de
la aponeurósis cervical y contiene los vasos gruesos, los nérvios
y los gánglios linfáticos del cuello. Se puede penetrar en ella
por delante y por detrás del estírno-mastoideo, en cuyos puntos
solamente está cubierta por la aponeurósis cervical. Se sabe,
además, que los abcesos del cuello que provienen, por ejemplo,
de una amigdalitis profunda, se abren por una incision practi
cada precisamente por delante ó por detrás de este músculo.
De esto resulta, que esta cavidad está circunscrita por delante
por la aponeurósis traqueliana; por delante y por los lados por
la aponeurósis cervical, y profundamente por la aponeurósis
vertebral. Segun esto, pues, no existe una vaina cilindrica
perfectamente aislable por su cara esterna, como se han esfor
zado en probar.
Nosotros creemos.mas bien, que si la descripcion de Richety de
la mayoría de los anatómicos fuese exacta, lejos de favorecer la
—64—
circulacion la haria imposible, á causa de la movilidad ince
sante de que estarían animados los vasos del cuello. ¿Qué viene
á ser entouces, la descripcion dada por Richet delas espansiones
suministradas álas venas"del puello por su aponeurósis llamada
omo-clavicular? Nosotros nos resistimos á creerlo.
No negarnosla disposicion anatómica demostrada porP. Be-
rad, disposicion en virtud dela cual los vasos venosos del cuello
quedan abiertos; pero tampoco creemos que estas espansiones
vienen de la aponeurósis omo-clavicular. En las disecciones
numerosas que hemos practicado en un concurso para la plaza de
disector de Clamart, hemos tenido que tratar de la disposicion
de las venas á su entrada en la cavidad torácica: ahora bien; de
nuestras investigaciones resulta, que estas espansiones las sumi
nistra principalmente el subclavio. Este músculo, en efecto,
forma una vaina que se adhiere á la vena subclavia y á la
axilar, cuyos vasos conservan por ella su calibre cuando se les
abre. La yugular esterna está comprendida en un desdobla
miento de la aponeurósis cervical, pero á pesar de ello, no que-
d* abierta cuando se la corta trasversalmente. En cuanto á la
vena yugular interna, sus paredes se aplastan y ponen en con
tacto, porque no tiene espansiones fibrosas que la mantengan
abierta. Estos hechos contradicen, pues, completamente, la teo
ría desarrollada con tantos detalles por M. Richet.
Algunas venas profundas y posteriores ofrecen el carácter de
tener espansiones fibrosas y de quedar abiertas despues de su
seccion trasversal; pero estas espansiones vienen de la aponeu
rósis vertebral. '
Por último, para terminar debemos decir, que la abertura su
perior del pecho está cerrada por una aponeurósis que hemos
disecado muchas veces, la cual suministra por su cara superior
espansiones á las venas tiroideas: aquí tambien nos vemos obli
gados á separarnos de la opinion de Richet.
I
- SECCION TERCERA.
DEL PECHO.
CAPITULO PRIMERO.
DE LAS PAEEDES TORÁCICAS.
ARTICULO PRIMERO.
Region esternal.
—66—
cotadura supra-esternal, la depresion de la primera pieza del
esternon, la eminencia de la articulacion de la primera pieza
con la segunda, tan pronunciada algunas veces, que podria ha
cer creer en una lujacion ó en una fractura. En los lados se ve
la prominencia de la cabeza de la clavícula; mas hácia bajo, y
principalmente en los sugetos delgados, una série de canales y
eminencias en relacion con los espacios intercostales y los car
tílagos que los circunscriben. En fin, no es raro encontrar cier
ta movilidad sobre la línea media, y algunas desigualdades que
dependen de la union incompleta ó irregular de las diferentes
piezas del esternon.
Estructura. — Piel.—Mas delgada en los lados que en la parte
media, donde está cubierta de pelos y es poco sensible segun
Weber, está continuamente adherida al esternon, por lo que
goza de poca movilidad; debiéndose tambien á esto, el que sean
tan difíciles de curar las heridas de este punto con pérdidas de
sustancia-
Tejido subcutáneo. — Forma una cubierta laminosa mas es-
tensible hácia fuera que en la linea media, donde es muy denso:
contiene poca grasa.
Apóneurósis. — Desde la clavícula hasta la sexta costilla, la
aponeurósis no está constituida mas que por una sola lámina
que se confunde por delante del esternon con el perióstio y la
capa precedente; mas abajo se observa una hojuela verdadera
mente fibrosa, que es tanto mas gruesa cuanto mas se acerca al
epigástrio.
Músculos. —El pectoral mayor, insertándose sobre una línea
curva, cuya convexidad mira hácia el lado opuesto, deja sobre
el esternon un espacio libre, mas ancho hácia arriba é inferior-
mente, que en medio. El relieve que forma al insertarse álos
cartílagos esterno- costales, indica bastante bien el trayecto de
la arteria mamaria interna. Su borde inferior, en general muy
saliente, terminándose sobre -la sexta costilla, puede servirnos
de guía cuando tengamos necesidad de cortar este hueso. El
músculo recto anterior del abdómen, entrecruzándose ordina
riamente hácia fuera con la última digitacion del precedente,
se inserta algunas veces en la parte esterna de la apéndice xi
foides, y siempre sobre la séptima y octava costilla. Sus fibras
están á menudo interrumpidas al nivel del borde epigástrico del
pecho, por una interseccion fibrosa, mucho mas completa por
delante que por detrás, la cual se adhiere íntimamente á la apo
neurósis.
1
— 67—
No es raro ver llegar toda ó parte de la estremidad superior
del músculo recto, mas allá del límite normal, y alcanzar hasta
el origen del esterno-mastoideo, representando así la disposicion
natural de muchos mamíferos. Tambien se han visto algunos
fascículos supernumerarios en diferentes puntos, unas veces bajo
la forma de un pequeño músculo particular, que descien de dela
estremidad superior del esternon hácia uno de los cartílagos
costales, embrindado al músculo pectoral mayor, y otras, por
el contrario, no es mas que un fascículo separado de los múscu
los pectoral mayor, recto del abdómen ó esterno-mastoideo. Es
tos músculos anormales, que he encontrado bastante á menudo,
pueden levantar bastante la piel, para formar relieves, que cui
daremos de no confundirlos con tumefacciones patológicas.
Una pequeña porcion del oblicuo mayor del abdómen, se en
cuentra en la parte inferior y en los límites esternos de la. re
gion, entre los músculos recto, pectoral y serrato mayores,
con los cuales se entrecruzan sus digitaciones.
Los espacios que separan los cartílagos, están ocupados por el
tercio anterior de los músculos inter-costales internos, dirigidos
hácia bajo y hácia 'dentro, mezcla de fascículos carnosos y de
fibras aponeuróticas, y separados de los músculos precedentes
por una cubierta celulosa, tanto mas distinta cuanto mas se se
para de la línea media. Por detrás del esqueleto, entre los car
tílagos y la pleura, se encuentra el triangular del esternon, que
parece continuarse por fuera con los intercostales internos. La
porcion anterior del oblicuo menor y del diafragma, se inserta,
además, en la cara interna del borde inferior de la parte ester
nal del tórax.
Arterias. — Vienen de la axilar, de la sub-clavia y de la aor
ta, por las torácicas anteriores, acromiales y mamarias: las pri
meras se pierden en la piel, la capa celulosa superficial, el pec
toral mayor y la cubierta laminosa profunda, anastomosándose
con las segundas. La mamaria interna, nacida dela sub-clavia al
nivel de la arteria vertebral, desciende, dirigiéndose hácia de
lante, por detrás del cartílago de la primera costilla, algunas
líneas por fuera de la articulacion esterno-clavicular, y continúa
marchando así, disminuyendo gradualmente de volumen hasta
el sexto espacio intercostal. Estando separada de la cavidad to
rácica por la pleura y por el músculo triangular, esta arteria se
pone inmediatamente en contacto con los cartílagos, áloscuales
cruza, y no está separada de los músculos intercostales, masque
por una cubierta célulo-grasosa, habitualmente muy delgada.
-68-
Para descubrir este vaso, convendrá practicar con preferencia
la incision en el tercer espacio intercostal, porque es mas ancho,
y se tendrá que dividir la cubierta sub-cntánea, las fibras del
pectoral mayor, una cubierta laminosa delgada, las fibras
mas internas del intercostal y, en fin , el tejido tíelular poco
abundante. Por la posicion y calibre de la mamaria , se com
prende que una espada, que un instrumento punzante cual
quiera, producirá una hemorragia en la region esternal, y con
tanta mas seguridad, cuanto mas cerca esté la herida de los la
dos del hueso principal; hemorragia que será tanto mas peli
grosa, cuanto mas alta sea la herida. Además, como esta arteria
se aleja del borde esternal cerca de media pulgada, se concibe
que un cuerpo vulnerante podrá pasar entre esta y el esternon
sin herirla.
Las ramas principales de la mamaria interna son las anterio
res y las esternas. Las primeras atraviesan los músculos inter~
costales, cerca de su estremidad esternal, para llegar á la cu
bierta sub-cutánea, donde se anastomosan con los ramos de la
arteria axilar. En la muger, una de estas ramas ofrece algunas
veces un volumen considerable, y se ramifica en la glándula
mamaria. Las esternas se dirigen hácia fuera, completan los
arcos intercostales y aumentan de volumen á medida que son
mas inferiores. En fin, el tronco mismo se divide cerca del car
tílago xifoides, donde dá una rama voluminosa que pasa por
delante de este apéndice, para formar, anastomosándose con la
del otro lado, un arco algunas veces bastante voluminoso, para
que se puedan distinguir sus pulsaciones á través de la piel.
Venas. — Se encuentran á menudo dos venas para la arteria
mamaria interna, y siempre una para cada uno de los demás
conductos arteriales. Estos vasos notieneu ninguna importan
cia en cirugía.
Linfáticos. — Estos vasos están situados por delante del mús
culo pectoral mayor, y suben á los ganglios del cuello. La ca
pa profunda se dirige directamente á la axila, y comunica,
adamás, con los linfáticos de la cavidad torácica. Algunas veces
existe un gánglio en la ranura que separa el borde inferior del
pectoral mayor de las demás partes.
Herviós. — Las terminaciones de las ramas intercostales, son
los únicos nérvios que se ven en el cuarto inferior de esta region,
".—vja cual recibe superiormente filetes bastante numerosos del plexo
axilar, y la espansion de las ramas supra- claviculares del plexo
cervical.
-69—
Esqueleto. — Comprende la totalidad del esternon, los cartí
lagos intercostales y la estremidad esternal de la clavícula.
La naturaleza de los movimientos que debe ejecutar la clavi
cula, impide el que pueda luxarse tan á menudo como se.podria
creer á primera vista.
La especie de cápsula que la une al esternon, muy fuerte por ar
riba, encontrándose unida, por otra parte, á la escotadura supra-
esternal y á la clavícula del lado opuesto, hace que resista largo
tiempo, antes que dejar escapar el hueso en este sentido. No hay
duda que en el momento de su depresion, la clavícula obra so
bre la primera costilla como una palanca de primer género;
pero la disposicion del hombro en general y el omoplato en
particular, se oponen á que este movimiento sea lo suficiente
estenso para producir la rotura de los ligamentos. Por detrás,
este hueso forma una eminencia en el vértice del tórax, y cor
responde: 1." en el lado derecho á la terminacion de la vena sub
clavia izquierda, al tronco innominado, del cual está separado .
por las inserciones de los músculos esterno-tiroideo y esterno-
hyoideo; 2.° en el lado izquierdo á la misma vena y al intérvalo
que separalas arterias sub-clavia y carótida izquierdas.
A pesar de esta disposicion desfavorable, las lujaciones de la
clavícula hácia atrás son estremadamente raras. La razon se
encuentra en la fuerza de la cápsula fibrosa y del ligamento
costo-clavicular, y en la posicion de la escapula. (I) Por abajo
toda especie de lujacion es imposible; pero por delante no su
cede esto. En efecto, la articulacion no está sostenida de esta
parte, mas que por el tendon del músculo eaterno-mastoideo . y
por el ligamento anterior. Además, nada limita los movimien
tos de la estremidad acromial de la clavícula por detrás, y el
hombro se presenta mucho mas ventajosamente á las potencias
esternas por su cara anterior que por la posterior. No hay, pues,
nada de sorprendente en que su lujacion anterior se ohserve con
frecuencia. Este estado de la articulacion hace, además, que para
remediar las lujaciones por delante, haste como yo lo he demos-
AETICULO ü.
Region costal.
ARTICULO III.
Region mamaria.
Definición. —Designaremos con el nombre de region mama
ria, la parte del pecho ocupada por las mamas. Bajo del punto
de vista topográfico, no tenemos ninguna duda de que esta re
gion pertenece á la costal, y si únicamente la mirásemos en el
hombre, ciertamente que no habría necesidad de hacer una re
gion especial; pero si se considera que en la muger esta glán
dula tiene una gran importancia, y que es frecuentemente el
asiento de alteraciones que influyen en los órganos vecinos, se
aceptará la distincion que hemos establecido.
Limites. — Poco marcados, varían necesariamente segun el
volumen de la glándula: así, en diciendo que la region mamaria
ocupa la parte lateral y superior de la cara anterior del tórax,
y que está situada por delante del músculo pectoral mayor , al
cual cubre de una manera mas ó menos completa, habremos
dado una idea suficiente de su situacion y límites.
Cónformación. —Varía segun la forma de la mama. Esta
tiene en general una forma redondeada y prominente sobre el
pecho, segun su volumen y consistencia. Blanda y colgante en
las mugeres que han tenido muchos hijos y los han amamanta
do, es, por el contrario, mas dura y redondeada en las jóvenes:
generalmente tienen una forma semi-esférica, cuya superficie
de seccion corresponde al tórax. La region mamaria se continúa
sin línea de demarcacion, por arriba con la region infra-clavi-
cular, en los lados con la esternal y la axilar, y por abajo, se
distingue de la region costal, por una especie de surco mas ó
menos profundo, llamado sub-mamario, el cual es muy pronun
ciado cuando la mama está blanda, y frecuentemente el sitio
~<de escoriaciones y ulceraciones en las mugeres que tienen mu
cha gordura.
-78-
M La eminencia producida por la mama es algunas veces un
inconveniente para aplicar sobre el pecho un vendaje, porque
las piezas pueden correrse fácilmente, y, sobre todo, porque la
compresion produce un dolor mas ó menos fuerte en los pechos.
Estos órganos se oponen tambien á que la percusion y la aus
cultacion suministren resultados tan positivos en este punto en
la muger como en el hombre.^
Aréola. — Hácia el centro de la region mamaria, existe un
espacio circular mas ó menos oscuro, que es la aréola. Moreno en
las mugeres del mediodia, y generalmente en las que tienen el
cabello negro, es mas ó menos rosada en las rubias. Esta colo
racion es mas pronunciada en las mugeres embarazadas y sobre
todo en las que han tenido muchos hijos: una línea circular muy
. poco saliente establece su separacion del resto de la piel. En la
superficie de la aréola se ven unas pequeñas eminencias dis
puestas en círculo, en número de ocho á veinte, designadas bajo
el nombre de tubérculos de Montgomery, los cuales se hipertro
fian durante la gestacion.
Pezón. — En el centro de la aréola se ve el pezon, eminencia
cilindrica, algunas veces cónica, cuya estremidad libre es re
dondeada. Su longitud es generalmente de diez á quince milí
metros en las mujeres adultas: en las vírgenes y en las nulípa
ras, es mucho menor, pero en las que han lactado aun puede
pasar estos límites. Su grosor es de ocho á diez milímetros en
su base. La menstruacion y el embarazo aumentan sus dimen
siones .
Por lo demás, ofrece muchas variedades. En algunas mugeres
apenas es aparente, mientras que otras lo tienen escesivamente
largo^No es raro encontrar escrecencias carnosas en la superfi
cie del mamelon; escrecencias que están constituidas por una
especie de pólipo cutáneo, implantado por un pedículo estrecho
sobre la superficie de este órgano. M. Beraud acaba de observar
un nuevo ejemplo en la Maternidad. •
Estructura. — Piel. — La piel, que es fina y está algunas ve
ces provista de pelos en la proximidad del pezon, deja tras
parentar las venas que se desarrollan durante la lactancia, y se
distiende por la glándula mamaria : algunas vecesj(es el sitio
de líneas azuladas, semejantes á las que se observan en la piel
del vientre de las embarazadas; y en algunas mugeres es el sitio
de una coloracion morena durante la gestacion y la lactancia^
Tejido celular sub-culáneo. — Este tejido es grasoso, amari
llo y muy abundante, escepto al nivel del mamelon y de la
—79—
aréola, donde la piel se adhiere al tejido subyacente de una ma
nera tan íntima, que no se deja levantar por la grasa. Si suce
diese lo contrario, seria un grave inconveniente para lactar el
niño , pues el pezon sufriria en su volumen variaciones muy
considerables. Este tejido sub-cutáneo se continúa con el de las
partes vecinas.
Tejido glandular. — La mama está formada por una aglome
racion de granulaciones, de cada una de las cuales parte un «pe
queño conducto escretor. Estas granulaciones se reunen en gru
pos, formando lobulillos, que á su vez se reunen para constituir
lóbulos. Cada uno de estos lóbulos, en número de diez á diez y
ocho, está envuelto por un tejido fibroso, blanquecino, muy re
sistente, de donde parten prolongaciones que penetran en cada
grano glanduloso, y desde allí se dirigen hácia la piel .Estos ta
biques, no continuándose de parte de los músculos, se terminan
en la cubierta laminar que revístela glándula por detrás.fHácia
el tejido grasoso se les puede seguir en todos sentidos, bajo la .
forma de ramúsculos que parecen servir de raices á ciertos cán
ceres llamados ramosos. Así tabicada de láminas casi exangües,
formada de un tejido elástico, fuerte y blanco, y desprovisto de
vasos aparentes, la mama propiamente dicha, no se presta sino
difícilmente á las inflamaciones francas.
Su textura esplica los dolores que provocan las simples afec
ciones agudas, lo mismo que las induraciones, las transforma
ciones de que el pecho es tan frecuentemente el sitio. Los peque
ños granos que limitan la circunferencia se hinchan algunas
veces, hasta el punto de simular un pelo doloroso en cada época
menstrual ó en períodos variables, entralos cuarenta ó cincuenta
años sobre todo.V
Cónductos galactóforos. — Naciendo por un gran número
de raices, estos conductos se abren en la superficie del pezon,
formando una especie de regadera.$Muchos de entre ellos están
tan próximos á la piel, y su volúmen estan considerable en cier
tas mugeres que lactan, que una ligera incision ó cualquier otra
herida puede abrirles en la proximidad de la aréola y dar lugar
á fístulas. Estos conductos son el sitio especial de las enferme
dades conocidas bajo el nombre de pelo ó ingurjitacion en las
mugeres paridas: en estos casos parece que la leche coagulada en
el interior, y obrando como cuerpo estraño, irrita primero por su
presencia, y produce despues, la inflamacion del tejido celular
circunvecino; irritacion tanto mas fácil de propagarse, cuanto
que las paredes de estos conductos son escesivamente delgadas.)?
—80-
Tejido sub-niamarió. — Continuando el tejido celular, que
está delante del pectoral mayor, esta capa está constituida por
una trama nreolar muy estensible, en la cual se encuentran es
pacios mayores ó menores, que en algunos casos forman una
verdadera bolsa serosa. M. Chassaignac ha indicado un nuevo
procedimiento para demostrar la existencia de esta cavidad:
segun él, basta para esto dividir verticalmente la glándula has
ta el»esqueleto, con un cuchillo de amputacion. Entonces el lá—
bio esterno, llevado por su peso hácia la axila, permite ver. en
tre la glándula y la pared torácica una verdadera cavidad
serosa, dividida por tabiques irregulares.
Ligamento suspensorió de la mama. — M. Giraldés, que
ha hecho un escelente trabajo sobre la anatomía quirúrgica de
la region mamaria, ha descrito este ligamento, que consiste en
la lámina fibrosa, con algunas fibras de tejido elástico, la cual
contiene suspendida la mama del borde inferior de la clavícula.
La glándula, en efecto, estando comprendida en el desdobla
miento de la fascia superficialis, se encuentra retenida delante
del pecho.
Arterias.—Vienen dela mamaria interna, de las intercostales,
de la torácica anterior y, sobre todo, de la mamaria esterna ó to
rácica inferior. Esta última es la mas voluminosa. Las ramas
principales se encuentran por fuera de la region, debajo del bor
de esterno del pectoral mayor. Las ramas de la mamaria inter
na, ramificándose por el borde esternal del pecho, se hacen su
perficiales; las intercostales se distribuyen en la parte superior.
Venas. — Las unas son profundas y pequeñas; y están dis
puestas como las arterias^ á las cuales se adhieren, y las otras,
situadas debajo de la piel y en la glándula misma, forman una
especie de plexo en lasmugeres que han lactado muchos niños.
Separándose de este punto, las venas subcutáneas del pecho son
bastante gruesas para dibujarse á través de los tegumentos.
Linfáticos. —Los de esta region son los mismos que ya hemos
estudiado en las regiones costal, axilar y esternal, y comunican
de una parte con los gánglios del mediastino anterior y con
los del hueco de la áxila; y de otra, con los gánglios de las re
giones infra-hyoidea y supra-davicular. Todos los gánglios se
hipertrofian durante la gestacion, y al fin del embarazo son
muy aparentes. Por lo demás, este es un hecho general que
acaba de ser señalado por Beraud, el cual puede reasumirse así:
en la muger embarazada todos los gánglios y ciertos vasos lin
fáticos están hipertrofiados .
—81—
Nerviós. — Los filetes nerviosos sub-claviculares del plexo
cervical, se distribuyen en la piel y en las láminas superficiales
de la capa celulosa, en tanto que las ramas torácicas del ple
xo braquial se distribuyen en la glándula y en el tejido ce
lular adiposo. Los ramos intercostales correspondientes , van
tambien á perderse en estos puntos despues de haber atravesado
los músculos.
EstratiGcación, — Las diversas capas de la region mamaria,
son: l." la piel. 2." el tejido subcutáneo. 3." la hojuela superficial
de la fascia superficialis. 4." el tejido mamario. 5.* la hojuela
profunda de la fascia superficialis. 6." la capa celulosa sub-ma-
maria y 1.* la aponeurósis del pectoral mayor. Esta estratifica
cion esplica, por qué el pecho está sujeto á tres clases de infla
maciones y de abcesos: l.° abcesos subcutáneos, los menos gra
ves de todos, tubérculosos cerca del pezon, y tanto mas anchos á
medida que se alejan de este punto central. 2.° abcesos subma-
marios ordinariamente vastos y difíciles de diagnosticar en su
principio. 3.° abcesos, que partiendo de la glándula ó de sus
tabiques, se trasforman á menudo en abcesos sub-mamarios,
algunas veces en subcutáneos y algunas otras en las dos clases
á la vez; de donde los abcesos que yo he designado bajo el nom
bre de abcesos en botón de camisa.
Deserrollo. — Vicios de conformacion. — En la época del na
cimiento los pechos están muy desarrollados, aun en los niños,
en cuya edad no es raro verles dar leche en cierta cantidad,
como Beraud ha tenido ocasion de observar muchas en la Ma
ternidad. *
Este estado amenaza una congestion sanguínea que puede
llegar hasta la inflamacion, de donde los abcesos en los recien
nacidos; abcesos que ofrecen de notable, que cuando se les
abre, cicatrizan por primera intencion, como Beraud ha obser
vado en dos casos. Las mamas pueden presentar un volumen
escesivo: los autores citan ejemplos numerosos de mamas muy
considerables; para no hablar mas que de un hecho reciente, ci
taremos el de Manee, observado tambien por Velpeau, en el hos
pital de la Caridad. El número de las mamas puede estar au
mentado.
Tomo II.
-82-
CAPITULO II.
CAVIDAD TORÁCICA.
Esta cavidad ofrece 4 nuestra consideracion, las partes si
guientes: 1.' Los mediastinos y los órganos contenidos en ellos.
2.° Las cavidades de las pleuras. 3.° Las pleuras y los pulmo
nes. 4." La region diafragmática. 5.° La region del vértice del
pecho. 6.° La pared de la cavidad torácica.
ARTICULO PRIMERO.
Region de los mediastinos.
i
tral del diafragma, menos densa y apretada cuanto mas se se
para de las principales arterias, de la aorta y de los troncos que
de ella parten, de la vena cava superior y los bronquios, el pe
ricardio se trasforma cerca del cuello en láminas análogas á las
que envuelven la tráquea, el esófago y los vasos gruesos. Así es
como se confunde con la fascia cervicalis. El conocimiento de
las relaciones del pericardio es muy importante para practicar
la puncion, cuando es el sitio de un derrame. Sus relaciones con
el esternon han dado origen al procedimiento de Skielderup,
procedimiento que en el dia está abandonado, el cual consiste en
la trepanacion de este hueso; y las que afecta con los espacios
intercostales han sugerido los procedimientos de Senac y de
Desault, los que conviene seguir. En fin, por sus relaciones con
el hoyo epigástrico, ha aconsejado Larrey el penetrar por el lado
izquierdo del apéndice xifoides.
Vena cava inferiór. — Esta vena se vé en la cavidad del pe
ricardio, á la cual no abandona hasta atravesar el diafragma.
Arteria pulmónal. — En el pericardio, esta arteria se divide,
dirigiéndose á la raiz de los pulmones: sus dos ramas circuns
criben una especie de rombo con los bronquios, cuya cara an
terior cruzan, para situarse entre ellos y las venas pulmonares.
La rama derecha, mas larga y mas gruesa que la izquierda, está
cubierta por la aorta, la vena cava superior, y la ázigos; des
cansa sobre las venas pulmonares derechas, sobre el esófago por
arriba, y despues sobre el bronquio correspondiente; y está cru
zada por el nérvio diafragmático, entre la vena cava y la aorta,
y por el gánglio y plexo cardíaco que le separa de esta última.
La arteria pulmonal izquierda, mas corta y menos gruesa que
la anterior, se apoya al principio sobre la aurícula izquierda, y
de una manera lejana, sobre la aorta torácica; despues se situa
por delante del bronquio. El pulmon la oculta por delante, y
la curvadura aórtica la contornea, abrazando la raiz pulmonal-
El nérvio diafragmático está mas inmediatamente aplicado sobre
ella, que sobre la del lado derecho.
Venas pulmónares. — Estas venas no tienen la misma lon
gitud. Las del lado izquierdo, que tienen apenas dos ó tres cen
tímetros de estension, se situan inmediatamente por delante de
las primeras divisiones brónquicas, marcha al principio por fuera
de la arteria y se situa, en fin, delante de su cara anterior, antes
de penetrar en el pulmon. Las del lado derecho estan cubiertas por
el tronco de la arteria pulmonal, la aorta y la vena cava supe
rior, y se terminan de la misma manera que la del lado izquierdo.
—87—
Vena cava superiór. — Esta vena esta situada en un plano
mas anterior al que ocupan los órganos que llevamos descritos.
A su lado derecho se encuentra el nérvio frénico, que pasa por
su parte lateral; el neumogástrico queda mas superficial que el
conducto aéreo, hasta el origen de losbronquios, en cuyo punto
se dirige hácia atrás, para pasar detras de laraiz del pulmon. En
el lado izquierdo, estos dos nérvios pasan por delante de la cara
correspondiente de la aorta, y se encuentran así en un plano
posterior. El frénico continua su marcha por delante de los vasos
y penetra, como el derecho, entre las láminas del pericardio.
Vasos y gangliós linfáticos. —'Entre los vasos pulmonales y
los bronquios, que se reunen y entremezclan para formar el
órgano respiratorio, se encuentran gánglios linfáticos, los cuales
tumefactándose y desorganizándose en la tisis, y en los escro
fulosos, durante la roseola, la coqueluche, y muchas flecmasias
crónicas de la mucosa de las vias respiratorias, pueden trastor
nar la hematósis, comprimiendo las venas ó las arterias pulmo
nales, y principalmente los bronquios, con las cuales contraen
adherencias, les agujerean y, si llegan á supurar, el pus se eva
cua por estos conductos.
ARTICULO II.
Cavidades pleurales.
Las cavidades pleurales estan destinadas á facilitar los movi
mientos de los pulmones. Aun cuando su utilidad es indudable,
hay veces, sin embargo, que estas cavidades desaparecen de una
manera mas ó menos completa por adherencias consecutivas á
pleuresías, sin que resulten accidentes fatales. Roux ha insistido
mucho para demostrar que las adherencias de las pleuras pueden
ser útiles en las heridas del pecho, porque impiden la depresion
del pulmon; pero tambien se puede sacar la consecuencia si
guiente de estas adherencias: supongamos que el pulmon se
adhiera á la parte anterior del tórax, quedando libre en lo demas,
y que se produzca una herida penetrante, en un punto no adhe-
rente, que vaya seguida de derrame. Si en tal caso percutiésemos
unicamente por delante, no encontraríamos matidez, y como la
respiracion tampoco presentaría ningun trastorno, facilmente
podríamos creer en la ausencia del derrame, cuando si percutié
ramos por detrás encontraríamos todos los signos que le dan á
conocer.
—88-
La cavidad izquierda del pecho, menos ancha que la derecha,
á causa de la inclinacion del mediastino y la eminencia del cora
zon, es mas prolongada, porque el diafragma se eleva menos en
este lado que en el otro. A la derecha, el hígado mantiene apli
cadas, la una contra la otra, las paredes diafragmática y costal,
hasta el nivel de la primera costilla falsa, y algunas veces hasta
la séptima y octava costillas verdaderas. En las grandes aspi
raciones, estas dos paredes pueden tocarse hasta la sexta costilla
verdadera. En el vértice de esta cavidad, el pulmon no está se
parado de la region supraclavicular, mas que por tejido celular
y la pleura, y de la axila por la primera costilla por arriba, y
mas abajo por la cara interna de las cuatro siguientes. Por su
parte inferior, su borde interno está fijo á los lados del ráquis,
por una especie de ligamento triangular, pulmo -vertebral, aná
logo al del hígado, cuya descripcion se descuida generalmente
en nuestros libros clásicos.
Los cuerpos vulnerantes no pueden llegar al corazon, atra
vesando el pecho de un lado á otro perpendicularmente á su
eje, mas que por encima de la sexta costilla. Si aquellos pasasen
por el cuarto espacio intercostal, caerían, si se inclinaban un
poco á la izquierda, sobre la base del ventrículo derecho ó sobre
la aurícula izquierda; y si á la derecha, heririan el ventrículo
ó la aurícula de este lado. Penetrando por el tercero, vendrían
á caer sobre el tronco de la aorta ó de la arteria pulmonal, ó
sobre la vena cava superior si entraban por el lado derecho;
por el segundo dividiría el cayado de la aorta ó las principales
ramas que de ella parten; en el quinto bastaría que. penetrasen
una pulgada y media, al nivel de la reunion de las regiones
esternal y costal, para herir la punta del corazon; en el sexto
espacio intercostal, una herida, siguiendo el diámetro trasver
sal del pecho, á dos pulgadas por delante del músculo gran
dorsal, y por detrás del pectoral mayor, dejando por debajo
las dos últimas digitaciones del serrato mayor, atravesaría el
diafragma y el hígado, pasando inmediatamente por debajo del
pulmon, rozaría la cara inferior del centro frénico, atravesaría
de nuevo el diafragma, penetraría en el pericardio cerca de la
punta del corazon, llegaría á la cavidad pectoral opuesta, y heri
ría el pulmon de este lado, algunas líneas por encima de su borde
inferior, y por último, saldría del pecho atravesando los mismos
órganos que al entrar. En el séptimo, la herida no interesaría al
pericardio; pero en el abdómen, el instrumento atravesaría el
hígado y pasaría por delanter de la vena cava y del cardias, por
—89—
detrás de los vasos hepáticos y de la vesícula de la hiel: el bazo
no se interesa. En el octavo, el instrumento pasa por debajo del
lóbulo de Spigelio, entre la vena cava y la vena porta, y atra
viesa la estremidad superior del estómago y el borde anterior
del bazo, respetando el lóbulo izquierdo del. hígado. En el no
veno, pasa por debajo de la vesícula de la hiel, atraviesa la vena
cava ó la aorta, por encima del piloro, la estremidad mayor del
estómago y el bazo. En el décimo, aun alcanza el lóbulo derecho
del hígado, pero á algunas líneas solamente por encima de su
borde; el riñon derecho puede ser tambien herido lo mismo que
el píloro; el estomago puede ser atravesado dos veces; el bazo
queda ordinariamente por detrás, pero el páncreas es atravesado.
En fin, en el undécimo se atraviesa el riñon ea su tercio supe
rior; tambien se pcdria herir la primera porcion del duodeno,
el pánci eas y la porcion izquierda del duodeno, al mismo tiem
po que el origen del colon descendente. Si los instrumentos se
dirigen de la region costal hácia la region media, van á chocar
por detrás contra el cuerpo de las vértebras, y pueden herir
el nérvio gran simpático ó el tronco de la aorta. Es necesario
advertir, que estas heridas son suceptibles de numerosas varia
ciones, á causa de la separacion de las costillas, que cambian la
anchura absoluta de la pared costal y de la cavidad pectoral.
Así, durante.un violento esfuerzo, todos los espacios inter
costales se agrandan; lo mismo pasa en el hidrotórax. En las mu-
geres embarazadas, en los ascíticos y en los niños recien naci
dos, etc., en los cuales se observa una disposicion contraria, los
órganos internos deben ser afectados en puntos diferentes, aun
que los esteriores estén divididos á la misma altura y de la
misma manera que en los casos citados anteriormente.
Las paredes torácicas no presentan el mismo grosor en todos
los puntos, en todas las edades y en todos los sugetos. En los
niños son proporcionalmente delgados, á causa de la ausencia
de la grasa y del poco volumen de sus músculos; de lo cual
resulta,.que son mas sonoras que en la pubertad, por cuyo mo
tivo, si se atendiese solo á la percusion para establecer el diag
nóstico de las enfermedades del pecho en los niños, se creería
con frecuencia que los pulmones eran todavía permeables al aire,
cuando en realidad su hepatizacion seria completa. Delgada
sobre la línea media, donde el esternon no está cubierto mas que
por la piel; delgada, tambien en los lados, en la mitad inferior
de toda la region esternal, donde los cartílagos no están sepa
rados de los tegumentos mas que por el músculo recto del abdó
—90-
men, las paredes torácicas son en general muy gruesas lateral
mente en su mitad superior, por efecto de la mama y del
pectoral mayor. En la region posterior son estremadamente
gruesas en la línea media, y hasta el principio de la curvadura
de las costillas, por encontrarse allí la columna vertebral y
masas musculares considerables que rellenan los conductos
posteriores. Eu la parte superior y esterna, el hombro les dá
un grosor mas considerable que el que presenta en los demás
puntos; por debajo de la axila y en toda la region costal, son
tan delgadas como en la parte inferior de la region esternal.
ARTICULO III.
De las pleuras y de los pulmones.
-92—
Estructura. — El tejido pulmonal es grisáceo, punteado de
negro, aireado y espumoso.
Su estructura, que ha sido el objeto de discusiones, se la pue
de considerar como formada de un racimo de vesículas redon
deadas ó cilindricas, no anastomosadas entre sí, formadas por
la terminacion de los bronquios. Al rededor de esta terminacion,
es donde se ramifican los vasos pulmonares.
Retractilidad. — Los pulmones son muy elásticos; es decir,
que distendidos, se rehacen sobre sí para tomar su anterior vo
lumen. Se designa con el nombre de retractilidad, aquella pro
piedad, en virtud de la cual el pulmon se reduce á su primitivo
estado de aplastamiento. Esta propiedad es muy manifiesta; pe
ro si se dudase de su existencia, bastaría para demostrarla re
petir los ingeniosos esperimentos practicados por M. Richet y
descritos en su libro, (1) Este hábil Cirujano ha establecido muy
claramente, que si se introduce aire en la cavidad pleural por
los bronquios, estando intacta la cavidad torácica, la retractili
dad del pulmon se ejerce exactamente como en los casos en que
el aire penetra por los espacios intercostales, y que el neumo
tórax se produce de la misma manera.
¿Qué influencia atrae la periferia del pulmon hácia las pare
des torácicas, cuando la cavidad pleural está intacta? O en otros
términos: ¿cuál es la fuerza que lucha y triunfa de esta retrac
tilidad pulmonar? En primer lugar, Richet sitúa las costillas y
los cartílagos, que juegan un papel pasivo; y en segundo, las
potencias nmsculares que tienden, separando las paredes torá
cicas, á practicar el vacío en la cavidad pleural; vacío que viene
á llenar el pulmon, comprimido por la atmósfera, cuyo peso
obra sobre todas las vesículas ó fondos de saco bronquiales.
Así, de una parte, en la periferia del pulmon, tendencia á la
formacion de un vacío, en virtud del cual este órgano es atraí
do hácia las paredes torácicas; y de otra, atraccion del pulmon
hácia su raiz, por su tejido elástico: tales son, segun M. Richet,
las dos fuerzas que luchan sin cesar entre sí, y cuyo equilibrio
es indispensable para el juego regular de la espiracion é inspi
racion. Si por la entrada del aire en la cavidad pleural, el vacío
virtual se suprime, el pulmon, libre de toda potencia del tejido
elástico, se deprime; si es, por el contrario, la accion de este
tejido la que falta, el órgano no se retrae mas que de una ma-
ARTICULO IV.
Region inferior del 'pecho 6 diafragmática.
ARTICULO V.
Vértice del pecho.
Tomo u.
AETICULO VI.
Paredes de la cavidad torácica.
SECCION CUARTA.
DEL ABDOMEN.
CAPITULO PRIMERO.
de Las páeedes abdominales.
ABTIOULO PRIMERO.
Begtim anterior del abdomen.
*
BefValofoa. ^—La region anterior del abdómen ocupa la línea
media, desde el esternon basta el púbis.
Límites. — Está limitada por fuera, por el houde esterno del
músculo recto anterior del abdómen; por abajo, por el borde su
perior de la sínfisis del pubis; y por arriba por la punta del es
ternon y por el reborde de las costillas.
Cónformación.— Esta region ofrece por arriba una especie
de fosa, que ha recibido el nombre de boyo del estómago, ó me
jor, epigástrico. Como esta parte de la region está muy próxima
de la punta del corazon, y en ella se pueden percibir fácilmente
sus pulsaciones, tambien se le ba dado el nombre de escrobicu-
tots adráis. Mas bácia bajo se encuentra la oicatriz umbilical, y
mas todavía, la region hipagástrioa, terminándose por el monte
de Venus.
EatpocÉwra.^-Pirf. — Bastante laxa y unida á las cubiertas
subyacentes, eseeptuando el nivel del ombligo, donde fácil
mente se distingue que se adhiere, ofrece sobre la línea media
una coloracion mas oscura que en las partes vecinas: en las
mugeuea embarazadas esta coloracion es todavía mas pronun
ciada.
Tejita sBftreutáwen. — Se presenta bajola forma de dos lá
minas cargadas de una cantidad mayor ó menor de grasa. Sus
fitwras, se entrecruzan e.n la línea media, y algunas do ellas van
á fljarae en la láoea blanca; de modo que las inflamaciones desar
rolladas en uno de los lados de esta línea, difícilmente ge trasmi
ten al otro. Cercai del ombligo , este tejido se adelgaza poco á
poco y acaba por desaparecer.
Alóseulos.— Los músculos rectos del abdómen, formados de
fibras longitudinales, son notables por sus tres intersecciones
—102—
fibrosas, que les dividen en cuatro porciones, las cuales, adhi
riéndose por delante á la aponeurósis, impiden que los abcesos
desarrollados en un punto de su vaina se propaguen en toda su
estension: tambien son útiles estas intersecciones, porque se opo
nen á la disociacion de las fibras musculares, disociacion que se
verificarla fácilmente en las distensiones de las paredes abdo
minales, y particularmente eu el embarazo. Además, como estas
intersecciones se unen á la línea blanca, impiden el que los
músculos rectos se separen mucho hácia fuera, lo cual ase
gura su concurso durante los esfuerzos que exige el parto, impi
diendo, al mismo tiempo, las eventraciones. Inferiormente, los
músculos rectos se determinan por anchos tendones, entre los
cuales existen dos pequeños músculos, los piramidales, que li
mitan en cada lado de la línea media un pequeño espacio, á tra
vés del cual es necesario pasar para llegar á la vejiga, en la
talla hipogástrica.
Apóneurósis. — Las aponeurósis de esta region ofrecen una
disposicion muy complicada. De la linea media parten dos ho
juelas, de las cuales, la una pasa por delante y la otra por
detrás del recto anterior. Llegadas al tercio esterno del músculo,
cada una de estas hojuelas se subdivide á su vez. La hojuela
superficial de la aponeurósis anterior, se continua por debajo
de la piel, y recibe las fibras musculares del oblicuo mayor,
mientras que su divisicn profunda se continua sobre la cara
anterior del recto anterior y se reune, hácia el borde esterno de
este último músculo, con la hojuela superficial de la lámina
aponeurótica del músculo recto. Esta, hácia el mismo puntoi
tambien se divide; la hojuela mas superficial continua revis
tiendo la cara posterior del músculo, y despues, al llegar á su
borde esterno, converje hácia la hojuela ^profunda de la lámina
anterior para formar una sola lámina, que da insercion á las
fibras músculares del oblicuo menor. La hojuela profunda da in
sercion á las fibras del trasverso.
El recto anterior está, pues, contenido en una vaina aponeuró
tica, de cuya cara anterior se desprende una hojuela fibrosa
para el oblicuo mayor, y de la posterior otra semejante para
el trasverso. Esta vaina no es completa en toda su estension,
sino que por abajo, falta la pared posterior, donde el músculo
recto se encuentra en relacion con la fáscia trasversalis. Se ig
nora el objeto de esta disposicion.
Linea blanca. — Por dentro de los músculos rectos, estas
diversas hojuelas aponeuróticas se reunen, para formar una sola
—lO3-
membrana fuerte, resistente, y poco extensible, que ha recibido
el nombre de línea blanca. Esta línea, ó mejor dicho, esta espe
cie de cordon intermuscular, presenta una anchura variable
segun los sugetos, siendo mas ancho en los niños y en las mu-
geres. En su porcion supra-umbilical tiene una anchura de dos
ó tres centímetros, y en el resto de su estension se estrecha brus
camente, hasta el punto de que el borde interno de los músculos
rectos se ponen en contacto. Durante el' embarazo, esta línea
se ensancha, y cuando el ensanchamiento es muy considerable
hay eventracion. En las mugeres multíparas, conserva una an
chura bastante considerable, porque los tejidos, tantas veces
distendidos, pierden su elasticidad, y no puede tomar sus dimen
siones normales; de donde el precepto de hacer llevar á las mu
geres que tienen esta incomodidad una faja hipogástrica.
En los niños, en la época del nacimiento, el espacio supra-
umbilical es mas ancho y mas delgado, de donde una especie de
eventracion supra-umbilical, que se hace desaparecer al cabo
de cinco ó seis meses por el uso de un parche de diaquilon.
Las fibras aponeuróticas que constituyen la linea blanca, son
el resultado del entrecruzamiento de las que componen la apo-
neurósis abdominal, que se encuentran oblicuamente; de modo
que forman espacios romboidales" mas ó menos anchos, á traves
de los cuales salen los vasos y nervios para hacerse superficiales.
Asi se esplica la formacion del anillo umbilical, por un espacio
mas ancho.
Tejido sub-peritóneal. — Por debajo de la vaina de los.mús-
culos rectos del abdómen, se encuentra una capa de tejido celulo-
adiposo, variable eu grosor y en cantidad, segun que se le con
sidere por arriba ó por abajo. Así, en este último punto, es muy
raro y muy apretado, por lo que el peritóneo es muy adherente.
Por abajo, por el contrario, es muy gruesa y se continua con el
tejido celular peritoneal. Muy laxo y ductil, este tejido permite
fácilmente la distension de la vejiga; tambien es muy permeable,
de modo que el pus, la sangre ó la orina que en él se derrama
se estiende prontamente á toda la region.
Peritóneo, cavidad peritóneal. — Por debajo de la capa que
acabamos de describirse encuentra la hojuela parietal del peritó
neo, mas ó menos adherente, y limitando la cavidad peritoneal,
de la cual ya trataremos.
Arterias. — Vienen de la mamaria interna, que se anastomosa
con la arteria epigástrica, y de las ramas terminales de las
arterias intercostales y lumbares. Estas arterias se anastomosan
—104—
anchamente entre sí, y principalmente la epigástrica y la ma
maria interna, las cuales establecen una comunicacion entre la
subclavia y la femoral; disposicion que esplica, por qué la cir
culacion no puede ser totalmente interrumpida en el miembro
inferior, cuando se practica una ligadura por encima del punto
de emergencia de la arteria epigástrica . Por lo demás, estos vasos
no son muy voluminosos para que se deban temer en sus heri
das, la hemorragia que puede sobrevenir. M. Beraud ha obser
vado en el Hótel Dieu, un hombre que tenia una herida que
habia interesado la epigástrica, el cual no esperimentó ningun
derrame sanguíneo abundante. La sub-cutánea abdominal si
gue en la piel casi el mismo trayecto que la epigástrica.
Venas. — Siguen el mismo trayecto que las arterias. Las ve
nas epigástricas y las sub-cutáneas abdominales son algunas
veces el sitio de varices, las cuales forman, cuando existen, sobre
la pared anterior del abdómen, una figura muy curiosa, que ha
recibido el nombre de cabeza de Medusa. Esta predisposicion á
las varices se esplica por su anastómosis oblicua en la vena
safena interna, y en una direccion casi opuesta á la de la cor
riente sanguínea mas fuerte que existe en este último vaso .
Linfáticos. — Se terminan la mayor parte en los gánglios
axilares é inguinales, y algunfes en los que envuelven á la arte
ria ilíaca esterna.
Herviós. — Los nérvios vienen de las últimas ramas dorsales
y de las primeras lumbares, y se distribuyen en la piel y en
los músculos.
ARTICULO II.
Del ombligo.
Definición. —Se dá el nombre de ombligo á la parte de la
pared abdominal que en el adulto presenta una qicatriz, sobre
la cual se implantaba el cordon umbilical.
Situación. — El ombligo, que está situado sobre la línea me
dia, forma parte de la línea blanca y se encuentra á una distancia
casi igual del pubis, que del apéndice xifoides del esternon.
Esta situacion relativa es suceptible de variar segun las eda
des. En el feto, el ombligo se aproxima tanto mas al pubis
cuanto menor es su edad. Su situacion sobre la línea media
tambien suele variar un poco en las mugeres embarazadas, en
las cuales vemos á menudo que se dirige generalmente un poco
á la derecha de la línea blanca, rara vez á la izquierda. Con
-m—
respecto á la talla, la situacion del ombligo tambien sufre
algunas variaciones. Hé aquí las medidas que por término me
dio bemos encontrado en las diversas edades: en el recien na
cido, del ombligo al- talon, 24 centímetros; del ombligo al
vértice de la cabeza 26 centímetros; en una muger embarazada,
cuya talla era, de un metro y 66 centímetros, la distancia del
ombligo al vértice era de l64 centímetros; y la del ombligo al
talon de l02. En otra muger cuya talla era de l55 centímetros,
del vértice al ombligo bemos encontrado 55 centímetros y de¿
ombligo al talon 98 centímetros. De lo que antecede resulta,
que en el adulto el ombligo está situado por encima de una
línea trasversal que dividiría el cuerpo en dos partes iguales,
mientras que en el nacimiento está por debajo de esta línea.
Forma. — Su forma mas general es redondeada, algunas ve
ces es oblicua. ■
Dirección. --Su direccion es bastante variable en el adulto.
Comunmente está inclinado hácia bajo, pero no es raro encon
trarlo dirigido bácia delante.
Profundidad.—En algunos sugetos, el ombligo forma una de
presion que tiene próximamente un centímetro de profundidad,
en la cual pueden alojarse cuerpos estraños que pueden ser orí-
gen de inflamaciones. Durante el embarazo, se vé que esta de
presion no es la misma en los diversos períodos: al principio del
embarazo es mas profunda; mas tarde desaparece, y la cicatriz
umbilical se pone al nivel de la piel.
Estensión. — La anchura del ombligo es de un centímetro,
pero es necesario saber, que en el embarazo, esta cicatriz se en
sancha mucho y puede adquirir hasta dos y tres centímetros de
diámetro.
Estructura. — La estructura del ombligo, considerada en el
adulto, ofrece el mayor interés.
Piel.— Delgada, con repliegues y rosada, se adhiere íntima
mente por su cara profunda y presenta hácia la mitad del om
bligo, una cicatriz llamada umbilical. Esta piel ofrece casi
todos los caractéres de las mucosas, y no es raro observar chán-
crosinoculados enestepunto.Su color es semejante al de la
piel, pero durante el embarazo se vuelve oseura, y algunas ve
ces toma un color moreno, como la línea situada en la pared
anterior del abdómen.
Fasela. — Por debajo de la piel, la fáscia es muy delgada y
jamás se inhltr i de grasa, por lo que la depresion umbilical ea
siempre aparente aun en las personas mas obesas.
—106 —
Por detrás de la aponeurósis de la línea blanca, se encuentra
todavía una hojuela fibrosa, que ha sido muy bien descrita por
M. Richet, y designada por este con el nombre de fdscia umbi-
liealis, la cual concurre a formar el conducto umbilical.
Cónducto umbilical. — Este conducto, como el inguinal,
ofrece á nuestra consideracion, las paredes, los orificios y un
contenido.
Paredes. — Aplanado de delante hácia atrás, este conducto
no tiene masque dos paredes, una posterior y otra anterior.
La pared posterior ó profunda está formada por la fáscia um
bilical, que vamos á describir, la cual juega el mismo papel en
este conducto que la fáscia trasversalis en el conducto inguinal.
La fdscia umbilicalis forma una especie de banda trasversal,
irregularmente cuadrilátera, que ocupa la cara profunda de la
region umbilical, inmediatamente por detras de la línea blanca,
entre esta y el peritóneo. -
Esta lámina fibrosa tiene dos caras y cuatro bordes. La cara
anterior eslijeramente cóncava y constituye la pared umbilical
del conducto, y la cara posterior está en íntima relacion con el
peritoneo al cual se adhiere con bastante fuerza. El borde infe
rior de esta fáscia, segun Richet, no desciende mas allá de la
cicatriz umbilical , y si creyésemos á este autor, solo escepcio-
nalmente se prolonga sobre el cordon fibroso de las arterias y
del uraco; pero numerosas disecciones hechas por nosotros en
fetos de término y en adultos, nos obligan á desechar la opinion
de este hábil anatómico, y á afirmar que siempre el borde infe
rior de esta fáscia se prolonga sobre las arterias umbilicales, y
que va á perderse en las partes laterales de la pélvis.
El borde superior de esta fáscia se termina muy marcada
mente á cuatro ó cinco centímetros por encima del ombligo; este
borde es encorvado, con la concavidad superior.
Los bordes laterales se insertan sobre la cara posterior de la
vaina de los músculos rectos del abdómen, y algunas de sus fi
bras se confunden con la aponeurósis abdominal.
Esta fáscia está formada por fibras trasversales casi paralelas,
que van de un lado á otro de la línea blanca. En algunos sugetos,
y hasta en los adultos muy musculosos y fuertes, estas fibras
están muy separadas las unas de las otras; de modo que si se
separa el peritóneo, no queda mas que una trama poco resistente,
la cual deja aberturas muy anchas, á través de las que pueden
verificarse hernias viscerales ó grasosas, sobre las cuales debe
mos llamar la atencion, porque el mecanismo de su produccion
—107-
es muy notable. Si una masa intestinal ó epiplóica, ó un pa
quete grasoso se introduce en el conducto umbilical, como la
pared anterior de este conducto es muy resistente, puesto que
no es otra cosa que la línea blanca, y el orificio esterno del con
ducto umbilical es bastante estrecho, esta masa tenderá á esca
parse por el- punto menos resistente. Si las fibras, pues, de la
fáscia umbilical están muy separadas, las visceras que están en el
conducto se escaparán por estas aberturas, y la hernia, en lugar
de formarse bácia fuera debajo de la piel, se hará hácia dentro,
debajo del peritóneo. Esta suposicion que acabamos de hacer, se
realiza algunas veces, y no es raro encontrar en el cadáver estas
hernias, que son comunmente grasosas. Hé aquí, pues, una verda
dera hernia de la region umbilical que puede tener su impor
tancia bajo el punto de vista del diagnóstico y del tratamiento-
La pared anterior del conducto umbilical no es otra cosa que
la cara posterior de la línea y de la aponeurósis del recto en toda
la estension que está cubierta por la fáscia umbilicalis, desde el
ombligo hasta el punto donde se termina superiormente esta fás
cia, y mide una estension de dos ó tres centímetros. Esta
pared está constituida por las fibras ó fascículos de fibras
entrelazadas, dejando entre sí pequeños espacios romboédricos,
en los cuales penetran los vasos y nérvios, y algunas veces la
grasa, que son tanto mas numerosos y mas anchos cuanto mas
se aproximan al ombligo. A través de estos espacios, es donde'se
forman las hernias grasosas y algunas veces las viscerales, lla
madas umbilicales.
Los orificios de e»te conducto son dos, uno superior y otro
inferior.
El orificio superior del conducto umbilical, es ancho y aplas
tado de adelante hácia atrás, está constituido por el círculo su
perior de la fáscia umbilicalis por detrás, y por la línea blanca
por delante. El orificio inferior corresponde á la cicatriz umbi
lical, pasa á través de la parte superior del anillo, y está ocu
pado por un paquete grasoso que envuelve los vestijios dela
vena umbilical. El peritóneo pasa por delante de este orificio y
le cierra completamente, esceptuando en la línea media y un
poco á la derecha, donde está separado por el cordon ligamentoso
que reemplaza á la vena.
El contenido del conducto umbilical, que no debemos confun
dir con el anillo umbilical, consiste en una cantidad masó
menos considerable de grasa y un cordon fibroso que reemplaza
á la vena umbilical: algunas veces esta vena persiste. Velpeau
-,108—
y Mapcc han vifito egemplos de esta persistencia, por lo que es
importante que el desbridamiento de la hernia umbilical no
se haga directamente por arriba, porque se la podria herir.
La descripcion del trayecto umbilical es análoga á la del in
guinal. Conducto oblicuo á través de las paredes abdominales,
cordon recorriendo este conducto, hernias pudiendo manifes
tarse sobre todos los puntos del trayecto, hé aquí las analogías
mas notables que M. Richet ha puesto- de relieve con una pre
cision incontestable.
Se comprende, desde luego, que la estructura de la hernia
umbilical del adulto debe ser la misma que la del conducto
inguinal. El peritoneo que tapiza el orificio superior de este
conducto será empujado por las visceras, que quedarán cubier
tas por esta membrana, aun cuando la hernia, llegue hasta de
bajo de la piel. La disposicion del orificio inferior nos prueba
tambien que la hernia se manifestará en la parte superior del
anillo umbilical.
Del anillo umbilical. —Despues de separada la piel y la fás-
cia superficialis, este anillo tiene la forma de un orificio irre
gularmente cuadrilátero. Thompson ha demostrado que sus
bordes están constituidos por el entrecruzamiento de numero
sos manojos fibrosos aplastados, formados de fibras muy apre
tadas, que no son otra cosa que una dependencia de las aponeu-
rósis abdominales, continuándose así con las fibras musculares.
Visto por su cara posterior, este anillo está limitado por fi
bras curvilíneas, independientes de las fibías musculares; de
modo que si la accion muscular puede producir algun efecto
en las fibras superficiales de este orificio, sobre las profundas
no egerce ninguna accion; es completamente impotente. De esto
resulta, que los esfuerzos de los músculos no tendrán ninguna
influencia, ó al menos esta será muy débil, en las estrangula
ciones de la hernia umbilical,
El anillo umbilical, en el adulto, está atravesado por muchos
órganos que en el feto desempeñarán un gran papel, pero que
en esta edad están reducidos al estado de ligamentos fibrosos;
estos son: l.'El cordon de la vena umbilical, por arriba. 2." El
uraco en la parte media é inferior. 3." Las arterias umbilicales á
cada lado y por abajo. Es necesario añadir, que el anillo umbili
cal está dividido por una especie de tabique fibroso en dos par
tes: una superior que contiene el ligamento de la vena umbili
cal; y otra inferior que da paso á las dos arterias umbilicales y
al uraco, ó al menos á sus cordones fibrosos. Esta parte es la que
—109—
compone el orificio inferior del conducto umbilical. Este tabi
que fibroso trasversal nos esplica, por qué la hernia verdadera
mente umbilical parece estar por fuera del ombligo, cuando se
le examina por el tacto á través de la piel. Éste tabique separa,
en efecto, perfectamente el saco hemiario de lo que parece ser
el ombligo; de allí un error fácil de cometer.
Del ombligo de los reden nacidos. — En la época del naci
miento, el ombligo difiere completamente de lo que es en el
adulto: en lugar de una depresion ofrece un cordon Vascular
que pone en comunicacion los fluidos de la madre con los del
feto. Su situacion, aunque en la línea media, está mas cerca del
pubis que en el adulto. Así, mientras que la distancia que se
para el ombligo del Vértice es de 28 centímetros; la que le
separa de la planta de los piés es de 22 próximamente. Su es-
tension es relativamente mayor que en el adulto. En el niño
que acaba de nacer difiere muy poco en absoluto, de las dimen
siones que presenta en el adulto: su direccion es casi la misma:
así, la direccion del ombligo del niño recien nacido es oblicua
de arriba á bajo.
El conocimiento de la estructura del ombligo es muy intere
sante en esta época de la vida. La piel es fina, rosada alrededor
del ombligo; no cesa en la base del cordon, sino que, por el con
trario, le recubre en una estension de uno á dos centímetros,
para cesar por una especie de repulgo ó dobladillo que se con
tinúa con la hojuela amniótica del cordon; hecho digno de
atencion y que nos ha sorprendido mucho.
¿Qué papel püede jugar esta prolongacion cutánea que tiene
tan grande analogía con el escroto y que nosotros llamaríamos
sin ningun esfuerzo escroto umbilical? (1) Bien pronto contesta
remos á esta pregunta.
La fáscia subcutánea es una doble hojuela, en la cual .se en
cuentran pelotones adiposos^ escepto al rededor de la base del
cordon y sobre su prolongacion cutánea, donde estas dos hojue
las están íntimamente unidas.
El contorno del anillo umbilical, está constituido por las mis
mas fibras aponeuróticas que en el adulto: lo mismo sucede en
el conducto umbilical.
Al rededor del anillo umbilical, de parte de la cavidad abdo-
(1) Esla denominacion nos parece tanto mas justa, cuanto que du
rante un periodo de la vida infra -uterina la masa intestinal está realmente
contenida en la base del cordon.
—llO-
minal, se descubren por debajo del peritóneo, unas fibras cur
vas circunscribiendo el anillo á la manera de un esflnter.
En la periferia de estas fibras semi-circulares, se ven otras apo-
neuróticas blanquecinas, que van, irradiándose, á perderse pron
tamente sobre la aponeurósis abdominal. Esta especie de anillo
profundo, unido al anillo umbilical, ha sido demostrado perfec
tamente por las investigaciones de M. Richet; pero nosotros di
ferimos de su opinion, por las funciones que le atribuye.
Los órganos que sirven para el anillo umbilical en esta época,
son: 1.° la vena umbilical. 2." las arterias umbilicales. 3.° el
uraco.
De la raída del cordon umbilical. — En el acto del nacimien
to, se corta el cordon; todos los medios que unian la placenta al
feto se interrumpen, y la porcion de cordon adherente todavía
al ombligo, se liga; desde este momento se establecen una série
de fenómenos, que tienen por efecto separar el resto del cordon ,
del ombligo, fenómenos que se designan bajo el nombre gené
rico de caida del cordon .
Desde el nacimiento se puede determinar el punto donde se
verificará la separacion del ombligo y del cordon, por la dife
rente coloracion que presentan, tanto este órgano como la piel.
El límite de esta, se marca por el color rosado que presenta y
porque está mas inyectada que el resto del tegumento; y el del
cordon, por su color pálido y azulado. El primer fenómeno que
se observa en la caida del cordon, es la cesacion de las pulsa
ciones arteriales; es decir, la inte rupcion de la circulacion.
Despues de practicada la ligadura, aun se sienten las pulsa
ciones de las arterias umbilicales, durante quince ó veinte se
gundos; fuertes y enérgicas al principio se debilitan y cesan
bruscamente pasado este tiempo. Despues de este, aparecen
otros fenómenos: el volúmen del cordon disminuye, y este se mar
chita y se seca. La ranura que separa el cordon de la prolongacion
cutánea del ombligo aumenta, y continúa aumentando fnas y
mas, hasta que el tegumento se separa hácia el tercero ó cuarto
dia. Las arterias y las venas se separan en seguida.
El cordon se desprende, pues, del ombligo por el mismo me
canismo que preside á la eliminacion de una escara. Como los
vasos cutáneos se detienen bruscamente en su base, desde que
la sangre deja de circular por las arterias y la vena umbilical,
no pueden llegarle los materiales suficientes para su alimento,
por lo que necesariamente se debe mortificar. Algunas veces
este trabajo eliminatorio no se hace tan regularmente; sino que
—111—
se vé á la inflamacion eliminatoria, provocar la formacion de
abcesos ó tambien producir una erisipela, ó mas frecuentemente
aun, una ulceracion.
Las arterias no se separan siempre de las del cordon, al mis
mo nivel que la vena, de donde la produccion de los mamelo
nes que se forman en el ombligo, los que se reprimen eflcáz-
mente con el cilindro de nitrato de plata. Tal es la teoría que
nosotros adoptamos para esplicar la caida del cordon umbili
cal, teoría antigua y ya conocida, bajo el nombre de eliminacion
ulcerativa. Sin embargo, M. Rictaet ha combatido esta esplica-
cion tan sencilla, para reemplazarla por otra que nos parece
completamente falsa. Este autor cree que el esfínter que él ha
descrito en la parte posterior del anillo umbilical, es el agente
encargado de esta separacion. «Estas fibras elásticas, dice él, ó
hablando mas claramente, estas fibras contráctiles que circuns
criben la abertura umbilical, constituyen un verdadero esfínter
que se apreta insensiblemente sobre los vasós, desde que deja de
continuar la corriente sanguínea, y por consecuencia de esta
constriccion, se opera progresivamente su seccion (la del cordon)
como por erhecho de una ligadura.»
- Este autor esplica así: 1.' La division de los elementos del
cordon en un punto siempre el mismo, es decir, al nivel del borde
posterior del anillo. 2.° La inflamacion siempre circunscrita que
la acompaña; y 3.° La ausencia de una hemorragia. Semejante
doctrina no puede sostenerse con solo el simple exámen de los
hechos.
Sin duda, M. Richet ha caido en este error, examinando los
niños largo tiempo despues de la caida del cordon; entonces que
la estremidad de los vasos umbilicales corresponden al orificio
posterior del anillo umbilical, es decir, á su esfinter, pues si
hubiese observado los niños en el mismo momento que cae el
cordon, hubiera visto que los vasos no están cortados al nivel
de su esfinter, sino en la estremidad dela prolongacion cutánea
del cordon, esto es, á dos centímetros mas allá de este esfinter.
Del ombligo después de la caida del cordon. — Cuando el
cordon cae, su prolongacion cutánea, ó lo que nosotros llama
mos escroto umbilical, forma un relieve bastante considerable
de un centímetro próximamente. Bien pronto su estremidad li
bre se cicatriza y el anillo umbilical se cierra. ¿Cómo se hace
esta obliteracion? ¿Qué pasa en los vasos umbilicales? ¿Cómo se
previene la hemorragia? Hé aquí otras cuestiones que resolver.
M. Eiche invoca todavía su esfínter para esplicar esta oblite
— 112—
racion: veamos silo hacecon mas fundamento que para la caida
del cordon. Este autor cree que el esfínter, por su contraccion
activa, cierra la abertura posterior del anillo umbilical, y resiste
eflcázmente á la presion de las visceras. Para él, sin este esfínter
seria muy difícil esplicar por qué todos los niños no presentan
hernias, y cree que esto es lo que ha hecho decir á Astley-Coo-
per, que en la infancia el anillo umbilical está tan poco cerrado,
que si estuviese situado en la parte inferior del abdómen, nadie
estaría exento de padecer la hernia umbilical.
A esto responderemos, que si la hernia no se presenta, es por
que la fáscia umbilicalis que existe en el recien nacido, impide
suficientemente la salida de las visceras. Otra objecion: si la
separacion del cordon se efectúa en el punto que hemos desig
nado, lo que no es de ninguna manera dudoso, el pretendido
esfínter no podría cerrarse porque las partes delos vasos situa
das por fuera, deben quedar allí para siempre. Por todos estos
motivos desechamos la esplicacion de M. Richet, y nos damos
otra que es, por lo demás, la simple esposicion de los hechos que
hemos observado y que todo el mundo puede observar .
Nosotros creemos que el anillo umbilical se obtura por el me
canismo siguiente, en el cual el escroto umbilical, ó sirviéndo
nos de frases mas usuales, la prolongacion cutánea que queda
despues dela caida del cordon, va á ser el agente de esta obli
teracion. Sobresaliendo hácia fuera en una longitud que es
igual al grosor de las paredes abdominales, esta prolongacion
se invagina poco á poco y forma así una especie de tapon que
cierra el anillo umbilical. La naturaleza emplea para obliterar
el ombligo, el mismo procedimiento que emplean los Cirujanos
para obliterar el conducto inguinal en la cura radical de la her
nia, y este procedimiento no es otro que la invajinacion. La
retraccion que se verifica en la longitud de las arterias umbili
cales y el uraco, lo mismo que en la vena umbilical, contri
buye tambien á esplicarnos esta invajinacion. En efecto; desde
que la sangre deja de recorrer los vasos, estos se retraen, y desde
antes de que tenga lugar la caida del cordon, ya se observa cier
to grado de invajinacion del escroto umbilical.
Esta retraccion tambien se observa que es mas enérgica en la
parte inferior que en la superior, y esto es lo que esplica, la
depresion mas profunda en la parte inferior del ombligo, mien
tras que su semicircunferencia superior es todavía saliente al
principio de este trabajo. Tal es la esplicacion mas real y mas
sencilla; con ella se puede dar uno cuenta de la eminencia del
-113—
ombligo, siempre que un tumor abdominal viene á corregir
esta retraccion, y tambien esplicarse por qué, hácia á fin del
embarazo, la eminencia del ombligo tiende á reproducirse, pues
en esta época los vasos ó los cordones ligamentosos que le sos-
tenian, son empujados hácia arriba. ¿Cómo esplicar conla teoría
de M. Richet, esta circunstancia? El anillo umbilical no se cier
ra, como tampoco se cierra el conducto inguinal ni el conducto
crural, sino que es un anillo natural que persistirá siempre ;
únicamente la comunicacion del abdómen con el esterior se
impedirá por una especie de taponamiento practicado por la
piel que sirve de insercion al cordon umbilical.
. Veamos ahora cómo se cierran los vasos y cómo se conduce
el uraco.
Retracción y cicatrización de los vasos umbilicales y del
uraeo. — M. Ch. Robin ha descrito con gran precision, los fenó
menos que siguen y acompañan á la caida del cordon (1). Desde
que nace el niño, el cordon principia á separarse del ombligo, y
al mismo tiempo se manifiesta un trabajo nuevo; trabajo bas
tante largo y mas importante bajo muchos puntos de vista, cual
es, las modificaciones que tienen lugar en los vasos umbilicales,
cuyo fin es prevenir la hemorragia y producir un estado ana
tómico que persistirá toda la vida.
La retraccion de las arterias principia antes del nacimiento y
se continúa durante la caida del cordon que se prepara, pero
esta retraccion no se verifica mas que en el sentido trasversal.
Despues de la caida del cordon, principia la retraccion en el sen
tido longitudinal, la que se efectúa con una intensidad mucho
mayor que la precedente. Las arterias umbilicales ofrecen, como
todas las arterias, tres túnicas, que gozando de propiedades di
ferentes, se retraen en longitud segun estas propiedades. La
túnica esterna es la única vascular, celulosa y poco elástica re
lativamente á las otras, por lo que la media y la interna se
retraen mucho mas: de esta retraccion desigual resulta que la
túnica celulosa forma una especie de conducto de paredes irre
gulares interiormente, celulosas, eminentemente propias para
detener la sangre. Este conducto recibe, en efecto, de la estro -
midad arterial, una sangre que se trasforma en coágulo obtura
dor para impedir la hemorragia.
ARTICULO m.
Region lateral del abdomen.
ARTICULO IV.
(1) Creemos justo el advertir que para el estudio de esta region, nos
hemos a provechado de la tésis de M. Cli. Robín, intitulada; Anatomía
quirúrgica de la region de la ingle. Paris, 1846.
— 118—
dirigido oblicuamente de arriba hácia abajo y de fuera hácia
dentro, y se continúa por su estreraidad interna con la ranura
que separa el muslo del escroto en el hombre, y de los grandes
labios ea la muger. Los pliegues de los dos lados convergen de
este modo hácia la línea media y forman los lados de un ángulo
abierto hácia arriba, cuyo vértice circunscriben los órganos
genitales esternos, detrás de los cuales se reunen sobre la línea
media. La flexion del muslo a umenta la profundidad de este
pliegue, y mas aun si se verifica al mismo tiempo la rotacion
del miembro bácia fuera.
Estructura. — Siendo muy compleja la estructura de esta
region, describiremos: 1.° las partes comunes á toda ella. 2.°
los órganos especiales á la porcion abdominal, y 3.° los órganos
de la porcion crural .
CONDUCTO CRURAL.
Dcflniclo.i. — Se describe bajo el nombre de oonducto crural
|J. Cloquét, Cooper, y Velpeau) la primera porcion, de Va vaina
de los vasos femorales, que se estiende desde el nivel del arco
femora.1, es. decir, desde el origen ó anillo superior de esta vaina
hasta la abertura de la safena interna en la vena c?uraV Des -
pues. ele haber separado todos los ó>ganos sub-cutáneos que es -
tán por delante del conducto crural, se vé que su pared anterior
-Mi
no está levantada por I0s vasos situados detrás de ella', si no,
que por el contrario, hállase en el fondo de una depresion trian
gular de la cara anterior del muslo, circunscrita por arriba por
la pared abdominal, por fuera por la eminencia del psóas, por
dentro por la del primer adductor, y que por fuera desaparece
poco á poco, poniéndose al nivel del resto de la fáscia lata.
Lóngitud. — Depende dela altura á que la vena safena se
abre en la crural, y varía de 15 á 35 milímetros.
Dirección. — Es casi vertical .
Cónformación. — Este conducto, triangular, prismático, mas
ancho hácia arriba que hácia abajo, lo que aproxima su forma á
la de un embudo, es un poco mas corto y mas ancho en la mu-
ger que en el hombre (J. Cloquet.) Los orificios de este conducto,
son: por arriba el anillo crural superior y por abajo el agujero
de la vena safena ó anillo crural inferior. Tiene tres paredes.
Anillo crural superiór. — Este orificio, que tiene la forma de
un triángulo isóceles, está comprendido entre el arco crural,
que está por delante y forma su base que es muy larga, el
borde interno del psóas y el igual del pectíneo, con el borde
cóncavo de Gimbernat, que forman los lados iguales y los án
gulos. Delos tres ángulos, el interno, formado por el borde
cóncavo del ligamento de Gimbernat, es redondeado; el estefno,
muy agudo, corresponde al punto en que el arco femoral se
desprende de la fáscia ilíaca; y el posterior, muy obtuso, á la
eminencia íleo-pectínea. Este anillo está destinado á dar paso á
la arteria y á la vena crurales, pero estos vasos no ocupan mas
que la parta esterna; la arteria está por fuera y un poco por de
lante, y la vena por dentro y un poco por detrás. Entre esta
última y la base cóncava del ligamento de Gimbernat queda
un pequeño espacio libre, por el cual se produce la hernia crural.
Septum crural. — El orificio precedente está obliterado por
una especie de diafragma célulo-fibroso, estendido entre la
vena crural y el ligamento de Gimbernat, el cual se adhiere á
los vasos femorales, al tejido laminoso que envuelve la epigás-
t aca y al tejido celular que está por detrás del ligamento de
Gimbernat ó á este mismo ligamento. Este diafragma es la fás
cia propia de Cooper ó septum crural de J. Cloquet, y presenta
siempre una ó muchas aberturas para el paso de los linfáticos:
algunas veces existe una abertura mayor, ocupada por un gán-
glio que se encuentra como estrangulado. La hernia crural
empuja hácia adelante este septum y los órganos que le atravie
san, para entrar eu el conducto femoral, ó bien penetra en uno
— 143 —
de bus orificios donde puede estrangularse (J. Cloquet.)
Anillo inferiór. — Llámase así, un orificio de la pared ante
rior de la vaina de los vasos femorales que dá paso á la vena
safena. En este punto hacen termiuar los autores el conducto
crural, pero esta division es artificial, por cuanto este do es
mas que la primera parte de una vaina propia de los vasos fe
morales, que no se termina allí, sino que sigue hasta la rodilla:
lo único que sucede és, que se estnecha cada vez mas á partir de
este orificio. Este anillo está en proporcion con el volumen de la
vena; de su circunferencia parten las fibras que cubren estos
vasos y les forman una especie de vaina casi desde su anasto
mosis. No dá jamás paso á la hernia crural, y está limitado por
arriba por el vértice cóncavo y grueso de la fáscia cribiformes y
por abajo por un borde aponeurotico cortante, que no es mas
que un engrosamiento de la pared anterior de la vaina de los
vasos femorales. Este borde es curvo, de concavidad superior, con
su estremidad esterna dirigida á la vaina del psóas, y la inter
na á la del pectíneo. .4
Paredes. — Pared anterior. — Está formada por la fáscia cri
biformes ú hojuela superficial de la fáscia lata, cuya porcion
interna es delgada, cribosa, fácil de desgarrar y de destruir por
la diseccion. Del rededor de sus orificios se desprenden las fibras
celulares, que van con los vasos linfáticos y sanguíneos que la
atraviesan. Thompson , que llamaba infundibulum femorali-
vasculare á todo el conducto crural, designaba esta pared con
el nombre de hojuela superficial del infundibulum. La estran
gulacion de las hernias crurales, no se produce jamás por el
anillo crural superior, ni tiene lugar á su mismo nivel; sino
que constantemente se verifica al nivel del agujero de la pared
del conducto que le ha dado paso. El cuello de esta hernia no
tiene la forma de un gollete sino que es linear ó al menos de
una estension muy corta, es decir, de la del grosor de' la' pared
anterior del conducto (Demeaux). La estrangulacion puede pro
ducirse, no solamente por la pared anterior, sino tambien por
el cuello del saco, como lo demuestran los casos de estrangula
cion despues de la reduccion en masa: se ignora en qué pro
porciones existe la estrangulacion por el cuello del saco ó por
los agujeros fibrosos que atraviesa la hernia (Demeaux). Despues
de lo que antecede, fácil es comprender que el desbridamiento
debe practicarse sobre la porcion interna de la pared ante.ior
del conducto, es decir, que conviene incindir lo% bordes del
orificio que dápaso á las visceras y las estrangula; tambien se
debe incindirel cuello del saca en los easoa en¡ qu& predtwsa Va
estrangulacion, (Velpeau y Demeaux), L& incision puede hftewse
en todos sentidos, escepío por abajo, á. csusa. del» safes» i»r-
terna.
Pared interna. -m Está formada poj el lado esterna da la
vaina, del pectíneoj es fuerte y resistente y se une en ángulo
agudo con la pared anterior.
Pared esterna. — Lft foro>a la parte interna de la vaina del
psóas que se introduce para ganar el trocánter menor, es come
la anterior, muy fuerte y se une, eomo ella á la pared anterior.
Estas dos paredes se unen por detrás en ángulo obtuso, redon
deado, de modo que forman, un conducto apo neurótico, mas ala
cho por arriba que por abajo, sobre todo háoia la eminencia
üeo-pectinea.
Hojuela profunda de la fósela lata.,ttt Esta porcion de la
fáscia, ó de las vainas del p.sóas y pectíneo reunidas por detrás
profundamente, para acompañará los músculos que recubren, ha
sido llamada hojuela profunda de la fáscia lata, poi, oposicion á
la fd\$<sia cribiforme, llamada hojuela superficial, partiendo de la
idea de que el conducto estaba formado por una division de la
aponeurósis de envoltura del muslo. Soarpa., Berard, Cruveill-
her, etc.. no consideran como completo este conducto, porque
no encuentran pared anterior completa, y porque la hernia cru
ral no le- recorre en toda su eatension, sino que se escapa por
arriba, por dentro y por delante.. Sin embargo, la fásoia criiti-
formes le formfc URO pared anterior completa.;, pero como es
delgada y presenta tantos orificios por dentro, de donde parten
Jo? fascículos, celulares para los vasos superficiales, sucede bas
tante á menudo que se destruye durante la diseccion. Además,
no ofreciendo bastante resistencia para obligar á la hernia á
que descienda á la. porcion inferior estrechada del conducto, que
está ocupada, por los vasos femorales,,_ se deja, desgarrar por
aquella. . .
InfiindíbulaHifenMwali^tasfinlare.-^Se da este nombre á una
pequeña vaina infundíbuliforme que reviste y refuerza la cara
interna del conducto crural, que acabamos de describir. Este
infundíbulum célulo-fibroso está formado de la manera si
guiente: 1.° Por delante le forma la porcion de fáscia transversa-
lis, que en lugar de terminarse ©,j: el ar^o crural, al nivel de los
vasos femorales,, desciende detras de él,, le contornea así como, al
borde cóncavo del ligamento de Qitnbernat, del cual se le guede
separar fácilmente*y va á aplifiafiae contra la cara interna de la
—143—
fáscia cribiformes, á la cual se adhiere, y de la que es imposible
separar. Esta hojuela» interpuesta así á los vasos, es la pared
anterior del conducto crural (Hojuela profunda del infundibu-
lum Thompson). 2.' Esta parte anterior de la segunda vaina de
los vasos femorales, está completada por detrás por una prolon
gacion análoga que se desprende de la fáscia lata, de la inser
cion del pstias menor, cuando existe, y de las inmediaciones
de la cresta pectínea. Esta porcion del infundíbulum se une por
sus lados con la hojuela descrita mas arriba y es completamente
distinta de la pared posterior del conducto crural ú hojuela
profunda de la fáscia lata, lo mismo que la porcion anterior es
distinta de la fáscia cribiformes.
De esto resulta, que despues de la separacion completa del
arco crural, del ligamento de Gimbernat y de la fáscia cribi
formes, este conducto queda tan completo como antes de la abla
cion de estas partes, y si se introduce un dedo en la parte supe
rior del infundíbulum se encuentra, que el intestino no puede
escaparse por debajo del arco, sin penetrar en este saco infun-
dibuliforme que refuerza el conducto crural. Pero debemos
advertir, que no siempre se puede demostrar de una manera tan
clara y precisa la mitad posterior del infundíbulum, bien sea
porque falte, bien porque se adhiera fuertemente á la pared pos
terior del conducto. Entonces se encuentran los bordes de la
mitad anterior, ó prolongacion de la fáscia transversalis, insertos
sobre las paredes laterales del conducto crural.
Esta vaina es ancha por arriba, pero á medida que desciendei
se aplica mas íntimamente á los vasos, lo que le dá la forma de
un embudo. (Infundíbulum femorali vasculare). La parte supe
rior ó interna de este infundíbulum está tambien atravesada'
por los linfáticos, lo que le dá un aspecto cribiforme. En esta
porcion, la vaina ofrece un tejido menos apretado que en las
porciones inferiores y esternas, donde abraza á la arteria y la
vena, en cuyo punto es densa y poco estensible.
Vasos femorales. — La arteria está por fuera y la vena por
dentro; por arriba la vena cubre un poco la arteria, pero algu
nas veces pasa lo contrario; se adhiere el infundíbulum que la
mantiene abierta, cuando se vacía ó se la corta. A menudo, ambos
vasos están separados por un tabique celular, bastante grueso
generalmente, pero que algunas veces suele ser bastante del
gado. Tambien suele suceder que un tabique celuloso cubra el
borde interno de la vena. y divida el infundíbulum en dos cavi
dades secundarias: una esterna, ocupada por los vasos y otra
Tqido II. 10
i
interna, que no contiene mas que los linfáticos y tejido celular,
la cual forma el verdadero conduelo crural herniario, y tiene por
abertura superior el espacio comprendido entre la vena crural
y el borde cóncavo del ligamento de Gimbernat, mas ó menos
obliterado por el septum crural: es el verdadero anillo crural,
en tanto que dá paso á la hernia. Como el infundíbulum se apli
ca enseguida sobre los vasos, el conducto que continúa á este
orificio es muy corto, y las visceras, despues de haber impelido
ó destruido el septum crural, encuentran la resistencia hácia
bajo, y desgarran la pared anterior del infundibulum, débil ya
por los orificios en que está acribillada.
La arteria crural da en el conducto dos ó tres arterias subcu
táneas, que son esternas é internas á la region crural; y además,
la pudenda esterna inferior y la arteria subcutánea abdominal.
La vena femoral no recibe mas que un pequeño número de ve
nas correspondientes; las otras van á la safena antes de termi
narse en aquella.
El conducto deferente con las arterias deferentes y testicu-
lares, no está separado por delante de los vasos femorales mas
que por el arco crural.
La vena safena interna, penetra en la parte interna de la vena
crural á 15 ó 30 milímetros por debajo del arco femoral, for
mando una concavida 1 inferior, que descausa sobre el borde in
ferior del anillo crural correspondiente.
Las venas subcutáneas crurales y abdominales, van á termi
narse, en parte, á la safena antes de su terminacion, y las de
más, directamente á la crural. Las pudendas esternas van casi
siemp e á la safena.
Gangliós y va.ii>s linfáticos. — Los ganglios inguinales su-
perrtciales son numerosos, y están colocados al rededor de la
terminacion de la safena: parten de los troncos linfáticos, que
atraviesan la fáscia cribiformes, forman un fascículo volumino
so en la division interna del conducto crural, por dentro de la
vena femoral, atraviesan el septum crural, y se terminan en la
pélvis, sea en los ganglios hipogástricos, sea con los liufáticos
circunflejos ilíacos y epigástricos, en los gánglios ilíacos ester-
nos, situados detrás del arco crural. Ya hemos hecho mencion
de uno de estos gánglios que se encuentra algunas veces alo
jado en una abertura del septum crural.
Herviós. —El nérvio crural está situado á la parte interna
del psóas-ilíaco, encerrado en la vaina' de este músculo, y se
parado de la arteria crural, que está mas hácia dentro, por esta
—147—
misma vaina. En esta region se divide en ramos numerosos que
se separan en forma de abanico para ramificarse en los tegumen
tos y en los músculos. El ramo femoral cutáneo del inguinal
interno de plexo lumbar, cruza la arteria circunfleja ilíaca cerca
de su origen, como el ramo escrotal cruza la epigástrica, se
mete en el conducto crural y atraviesa la pared anterior para
hacerse subcutáneo.
CAPITULO II.
CAVIDAD ABDOMINAL.
ARTICULO PRIMERO.
Pared superior.
ARTICULO II.
Pared anterior.
ARTICULO III.
Pared lateral.
ARTICULO IV. .
Region ilíaca.
ARTICULO V.
Pared posterior.
Del peritoneo.
i
Definición. — El peritoneo es la membrana serosa que tapiza
un"a gran parte de las visceras contenidas en la cavidad abdo
minal. La continuidad de esta menbrana no está perfectamente
determinada, y aunque sea una de las serosas que se prestan
mejor á la descripcion de Bichat, es imposible dejar de reconocer
que en ciertos puntos no está representada mas que por una
superficie lisa.
Cónformación — Esta membrana reviste toda la cara pos
terior de la pared anterior del abdómen, desciende á la pequeña
pélvis, forma una especie de cogulla con los diversos órganos
que le contienen, se dirige enseguida á la pared posterior del
vientre, de la que se separa, formando repliegues mas ó menos
largos á las visceras. De esta disposicion resulta, que esta mem
brana reviste por su superficie esterna una parte mayor ó menor
de estas visceras, mientras que por su cara interna está siempre
en contacto consigo misma. Esta cara es lisa, pulida y lubrificada
por la serosidad, para facilitar los movimientos de los órganos
de la cavidad abdominal. Siendo suceptible de inflamarse y de
dar lugar á productos plásticos, puede contraer adherencias que
imposibiliten los movimientos de estos órganos. Esto que la na
turaleza hace algunas veces, á pesar de los cuidados del Ciru
jano, y con gran detrimento del enfermo, el arte utiliza con
muy buen éxito: así es como el contacto de las serosas por la
sutura intestinal ha sido coronado por un éxito brillante.
Por su cara esterna el peritoneo ofrece, con las visceras ó las
paredes del abdómen, una adherencia mayor ó menor. Así. en el
hígado, el intestino, el bazo y el útero etc., esta adherencia es
tan íntima, que el escalpelo mas ejercitado no puede separarlas;
y por el contrario, al nivel de las paredes y principalmente de
la pélvis, esta cara está comunmente forrada de una membrana
célulo-ñbrosa, designada algunas veces bajo el nombre de fáscia
peritoneal: su poca adherencia permite resbalar al peritoneo, y si
las visceras tienden á salir ó se salen, pueden por esto arrastrar
la serosa, para formar lo que se llama el saco herniario. Sobre la
pared anterior y la cara inferior del diafragma, la adherencia
es muy íntima, por lo que el saco herniario no se produce ó en
—160—
caso de producirse es por otro mecanismo , por una especie de
distension de la serosa misma; distension que llega algunas
veces hasta la desgarradura. Es inútil decir, que en esta última
circunstancia, se verifica allí en alguna manera un trabajo de
hipertrofia, que se produce al mismo tiempo que la distension.
Cavidad peritóneal. — Por su cara interna el peritoneo está
en relación consigo mismo, y limita así una especie de cavidad
que no es mas que ideal. Los derrames de pus, de serosidad, ide
sangre, de bilis, de materias estercoráceas y de orina, se produ
cen separando las paredes de su cavidad. El derrame de porosi
dad constituye laascitis. El líquido entonces puede dirigirse en
diversos sentidos, segun las leyes de la gravedad, lo que no pue
de tener lugar cuando está enquistado: este es un escelente
carácter para establecer el diagnóstico. En cuanto á los derra
mes de sangre, se han emitido dos teorías: segun Petit, hijo, la
sangre no tiene mas tendencia en los derrames del abdómen á
dirigirse á las partes declives, que en las demás direcciones, y
apoya su opinion en las consideraciones siguientes: en la cavi
dad abdominal no existe nunca el vacío, y estando las visceras
aplicadas las unas contra las otras, la sangre no puede derra
marse á lo lejos mas que á condicion de vencer una resistencia,
que aumentará necesariamente con la cantidad de líquido que
saldrá del vaso.Segun este autor, la sangre se encuentra reunida
en foco antes de su coagulacion, y su derrame es mas difícil
de lo que vulgarmente se cree, pues, la resistencia de las pare
des abdominales y de las visceras hace, hasta cierto punto, el
oficio de un compresor que estaría aplicado sobre la abertura del
vaso.
Examinando despues todos los líquidos que pueden derra
marse en la cavidad peritoneal, y aproximando siempre á su
teoría los fenómenos que observa, Petit cree, que el derrame de
las materias fecales será mas difícil que el de sangre, no sola
mente porque la accion de los intestinos es menos enérgica que
la delos vasos sanguíneos, sino tambien porque en las heridas
intestinales las materias encuentran mas fácil continuar su ca
mino, que no repartirse en el abdómen. Las heridas de la vesí
cula biliar y de la vejiga, no se portan de la misma manera que
las precedentes: la fluidez de la bilis y de la orina, y la con -
traccion de la vesícula de la hiel y de la vejiga, favorecen el
derrame é impiden que este se circunscriba.
Garengeót ha combatido esta opinion porque cree que los flui -
dos derramados en el abdómen, siendo comprimidos por los in ~
te^tirjos,, #e dirige,n h#cia las partes menps resistentes, es decir,
h$cja parte antejipr é inferipr de esta cavidad . De este jiepjio
p#r1# ,es.te a,utor para sentar el precepto, de que en los ¿erra-
mes abdominales deben practicarse siempre las contra aberturas
eji tys lados de la pprte anterior é inferior del vientre.
Las ,^os teorías que preceden, en favor de las cuales se han
invocado un gran número de hechos, tienen el inconveniente ,^e
spr muy esclusivas. M. Velpeau cree haber demostrado, que tan
pjrpnto la sangre queda confinada al rededor de la herida, pomo
escapa babeando entre las paredes y las visceras. Estas varie
dades se esplican por la fluidez y la cantidad mayor ó menor
de sangre derramada. .
Tal es la conformacion general del peritoneo, pero esta m.em ■
brana presenta, además, númerosos y variados repliegues, que
es útil examinar actualmente, tales son: los mesentenos y los
epíploones.
Jfesenlerió. — Este repliegue se estiende por delante del
ráquis, desde la segunda vértrebra lumbar ála fosa ilíaca dere
cha, y contiene entre sus láminas la aorta, la vena cava, un
gran número de gánglios y todas ^ las arterias que suministra
la mesentérica superior por su convexidad, para formar la red
muy rica que va á perderse en el borde cóncavo de los intestinos
delgados. Además, todas las raices de la *gran vena meseraica,
así como un gran número de vasos linfáticos y de conductos
quilíferos se encuentran igualmente pntre sus hojas. M. Rugét
ha encontrado tambien un fascículo, muscular en su base, de
pendiente del diafragma, el cual puede ser que juegue algun
papel en la retraccion del mesenterio, despues dela operacion
del ano contra natural.
El mesocólon trasverso divide realmente el interior del vientre
en dos cavidades, una inferior para los intestinos delgados, y
otra superior que contiene el estómago, el bazo y el hígado.
Por debajo de su borde posterior es donde se encuentran la ar
teria mesentérica superior, la porcion inferior del duodeno y
las ramas cólicas que aquella suministra
Epiploón. — El epiploon gastro- hepático estendido desde la
cara cóncava del hígado y principalmente del conducto hori
zontal de este órgano á la pequeña curvadura del estómago,
contiene la arteria hepática, la vena porta, gánglios linfáticos,
y, en su borde derecho, los conductos escretores dela bilis, por
debajo de los cuales se encuentra el hiato de Winslow ó la aber
tura de la cavidad posterior del epiploon. La pared anterior de
" ' Tomo II. '11
—162-
esta cavidad, está formada en parte por el epíploon gastro-he-
pático, despues por la cara posterior del estómagoy, por último,
por el epíploon que va de la gran curvadura de este último ór
gano al borde convexo del arco del cólon. El lóbulo menor del
hígado, la vena cava, la aorta, el tronco celíaco y el páncreas se
vén por detrás. Como la cavidad ppsterior de los epíploones está
limitada por abajo por el mesocólon trasverso, y su abertura
situada á la derecha entre los conductos biliares, la vena cava,
el cólon derecho y el hígado se oblitera algunas veces á conse
cuencia de las flecmasia? del peritoneo, puede ser el sitio de
una hidropesía enquistada, ó de una coleccion de pus ó de san
gre, de la cual existen muchos egemplos. Se concihe tambien
que en este punto pueda engastarse una porcion de intestino y
estrangularse.
El epíploon mayor ó gastro cólico, 'fijo por una de sus hojuelas
á la gran curvadura del estómago, se estiende sobre toda la
parte anterior de los intestinos delgados. Aunque fina, esta
membrana contiene, sin embargo, un gran número de arterias
bastante gruesas para que no pueda, sin peligro, resecarse, sin
haber practicado previamente la ligadura. En las peritonitis, el
epíploon puede contraer adherencias, y dar lugar á diferentes
bridas capaces de priylucir los síntomas de una estrangulado^
si los intestinos se introducen entre ellas y Ihs partes á las cua
les se une. Entonces tambien pueden formar, con la pared an
terior del vientre, una cavidad, que rellenándose de materia
purulenta, se trasforme fác ilmente en abceso, susceptible de
curacion si acaba por abrirse al esterior. Si es la serosidad la
que se acumula, se tendrá, por el contrario, una especie de hi
dropesía enquistada.
ARTICULO VIL
§ 2 ° Duodeno.
ARTICULO IV.
Intestino grueso.
Este intestino, termiuacion del tubo digestivo, principia en la
válvula íleo-cecal y concluye en el ano. Comprende diversas
—166—
regiones, que son: el ciego, el cólon ascendente, el cólon trasver
so, el decendente, la S ilíaca del cólon y el recto. Exam.nemos,
aunque sea rápidamente, cada una de estas partes, escepto el
recto, cuya descripcion dejaremos para cuando estudiemos la
pélvis menor.
En el adulto, el ciego ocupa casi toda la fosa ilíaca derecha;
su apéndice flota en la pequeña pélvis. Mas ancho que el resto del
intestino y continuando al punto mas estrecho del íleon, forma
una especie de fondo de saco donde se acumulan las materias fe
cales y donde se endurecen mas fácilmente que en el resto del
intestino grueso. El tumor que resulta, que se ha tornado muchas
veces por una masa patológica y que se ha tratado como á tal,
puede comprimir los tejidos circunvecinos y determinar su in
flamacion. Esta es, sin duda alguna, una de las causas de los
abcesos de la fosa ilíaca derecha, y principalmente de los que han
sido precedidos de constipacion ó deflecmasia intestinal. Los cuer
pos estraños, tales como el hollejo de la uva, huesos de cereza,
etc. se detienen allí y determinan su ulceracion, haciéndose mas
peligrosos. Sus abolladuras anteriores esplicau su tendencia á
soldarse á las paredes de la fosa ilíaca, y como su perforacion,
puede causar un abceso gangrenoso debajo dela piel de la region
supra-inguiual, y despues una fístula estercorácea. La manera
como el ciego está retenido en la cavidad ilíaca, suele variar-
Cuando le envuelve el peritoneo y le forma por detrás un meso-
ciego, es muy móvil; pero si la membrana serosa no recubre
mas que sus dos tercios anteriores, está por el contrario sólida
mente fijado. No es raro encontrar este intestino en las hernias
inguinales izquierdas, lo que se esplica por la oblicuidad de la
fosa ilíaca que le conduce hácia este lado. En la época del naci
miento, el ciego no está contenido en la fosa ilíaca del feto; á
menudo, le hemos encontrado al nivel de la, cara anterior del
riñon del lado correspondiente, y en un caso, en la fosa ilíaca
izquierda, ocupando la S del cólon la derecha. Algun tiempo
despues del nacimiento desciende pará ir á ocupar su sitio habi
tual.
El cólon ascendente sube hasta el nivel de la línea supra-um-
bilical, antes de encorvarse á la izquierda para formar el cólon
trasverso. Menos voluminoso que el ciego, abollado como él, y
de un calibre mucho mas considerable que el intestino delgado,
está, tan pronto sostenido por un verdadero mesocólou por delante
del músculo cuadrado de los lomos y del riñon, tan pronto des
provisto de peritoneo en su quinto posterior; de donde se sigue
i
—167—
que los abcesos lumbares y cálculos nefríticos, pueden pasar á
este intestino, y recíprocamente, que una perforacion del colon
puede ser seguida de un depósitj estercoráceo en la region lum
bar y producir así una verdadera fístula intestinal. Este intes
tino ofrece por delante un cierto número de apéndices grasosos
epiplóicos, que haciéndose muy gruesos y sobre todo muy lar
gos, pueden arrastrarle en las hernias.
El cólon trasverso ó arco del cólon, no es mas que el intestino
precedeute que ha cambiado de direccion. La esteusiou de su me-
socólon, le permite descender hasta la escavacion pelviana.
Unido al borde inferior del estómago por medio de la hojuela
anterior del grande epíploon, se vé obligado a seguir todos sus
cámbios de posicion. En estos últimos tiempos hemos visto. en
un feto de término que el cólon trasverso se dirigía una vez
hácia arriba, y llegaba entre el hígado y el estómago hasta el
diafragma, y en otro se dirigía hácia abajo, hasta el nivel dei
estrecho superior, desde cuyo punto cambiaba de direccion para
marchar hácia arriba y continuar su trayecto habitual.
El cólon descendente parece que está mucho mas profunda
mente situado que el derecho, porque es de un calibre menor,
porque está mas profundamente situado en el hipocóndrio cor
respondiente, y, por último, porque el peritoneo le forma muy
raramente un repliegue distinto y de cierta longitud, para fi
jarle por delante de la region lumbar. De esto resulta: 1.° Que
los cuerpos vulnerantes le alcanzan mas difícilmente. 2.' Que ra
ramente se disloca y mas raramente aun se le encuentra en las
hernias. 3." Que seria fácil llegar á él por la region lumbar, sin
abrir el peritoneo, puesto que casi nunca tiene mesocólon y el
riñon de este lado desciende algo mas abajo que el derecho. Por
todas estas razones fácil es comprender, que la enterotomía se
practica con preferencia en este punto.
El cólon izquierdo, en su parte inferior al nivel de la fosa
ilíaca, se hace rlexuoso y se encorva en forma de S, adquiere mo
vilidad y toma la mayor parte de los caracteres del cólon tras
verso. Superiormente esta porcion del cólon descansa sobre el
bazo, despues sobre el riñon, y, por último, sobre las venas es-
permáticas. Por delante ofrece un pequeño número de apéndi
ces grasosos. Su superficie esterna es tanto mas regular y me
nos abollada, cuanto mas se aproxima á su parte inferior, lo que
se debe á que sus tres manojos de fibras longitudinales se en
sanchan gradualmente al descender.
La situacion de la S ilíaca en el feto, merece fijar la atencion
deí Clíújano. En uilá discusion de la áéádémiá dé ethlgié, a
propósito" del áiío' artificial, M. Huguier, hizo la advertencia
muy jusíá, de que muy á menudo la S iliaca está en la fosa de
recha. ¿Está disposicion es bastaiite constante para justificar áí
Cirujano que, queriendo emplear el método de Littre, fuese á
buscar la S ilíaca en eáte punto? Nosotros creemos qué sí. Éti
efecto; despues de numerosas investigaciones tíéchas por nos
otros en la Maternidad, podemos afirmar qué ésto es lo qué se
oBservá é'u la mayoría de los casos. M. Giraldés, habiendo in
vestigado este hecho auatóínico, lo ha encontrado bastanté á
menudo, pero no con tanta frecuencia como nosutroi. ¿Deberfe-
mos átHbulr esta diferencia á que Giraldés ha examinado los"
sugetos mas tiempo despues del nacimiento que nosotrosYInclf-
tíados estamos á creerlo. Algunos dias despues del nacimiento,
tienen lugar modificaciones considerables en la pélvis, y puedé
muy bien suceder que las visceras tomen entonces el sitid qtíé
ocuparán todo el resto de la vida.
Estructura del tubo digestivo. — En casi todas sus partes, el
intestino* contenido en el ábdómen, ofrece cuatro túnicas: tina
serosa, otra musculosa, la fibro celulosa y la mucosa.
La túnica serosa está íntimamente unida á la membrana sub
yacente y forma al intestino una vaina casi completa en toda
su circunferencia, menos al nivel de la insercion del meserité-
rio. Esta disposicion es la que permite la distension del estómago
y de los intestinos, y, cosa digna de notarse, estas porciones del
tubo digestivo son las que precisamente están mas sujetas á las
distensiones y estrecheces alternativas, que ofrecen las mas de las
superficies uo revestiáas por el peritoneo. La serosa que revistó
el intestino es muy fácilmente inflamable, y, por consecuencia,
produce con mucha facilidad linfa plástica; propiedad que ha
sido utilizada cou éxito en la sutura intestinal por contacto
de las serosas.
La túnica musculosa ocupa toda la longitúd del túbo diges
tivo, formando dos capas de fibras que dan al intestino la pro
piedad de moveráe. Las longitudinales son mas esteriores que
las circulares. Cuando áus movimientos tienen lugar desde el
estómago hácia el ano, se llaman peristálticos, y si en el sentido
contrario. lo que sucede, por ejemplo, en las estrangulaciones,
anti peristálticos . Estos movimientos son menos enérgicos en el
hombre que en los animales, porque su capa mú'scul'ar tambien
es menor. En el perro, por ejemplo, está capa es tan gruesa que
si se corta el intestino al través, rio se deprime casinüdá tiótire si
miáritó. tfd fest difícil cbmpreiidór; qué' los ésperimentos practi
cados en los animalés rio han podido tener aplicaciones en el
hoiribfe.
Toda herida por instrumentó cortante, séa trasversal, sea lon
gitudinal, por peiquéfia qué se lá Supohgá, causará casi cierta
mente en el hombre un derrame de las materias intestinales. Un
instrumento punzante es posible que produzca una herida sin
derranle consecutivo, porque lá mucosa puede fáciltnénie formar
herniá á través de la hérida, pero es necesario no contar siempre
con una terminacion tan feliz, porque únicamente los instrumen
tos muy finos y muy acerados, como una aguja de coser,- son los
que no espondran á la salida de las materias intestinales. Además,
también se puede picar cdn Un alfller el intestino distendido por
loá gases, cuando se tiene alguna dificultal en reducirles des
pues de la quelotovia. Esta capa muscular es susceptible de hi
pertrofiarse y de dar lugar á tumores, sobre los cuales M. Néla-
ton ha llamado la atencion en estos últimos años. Tambien puede
hipertrofiarse en las inmediaciones del ano contra natura, y á
esta hipertrofia atribuye Le Cendre la causa de la retraccion
del intestino.
La túnica fibrosa existe tambien en toda la estensioa del intes
tino, pero con una densidad variable, de manera que en ciertas
regiones no forma mas que una capa celulosa susceptible de in
flamarse.
Lá membrana mucosa del intestino abdominal, ofrece, segun
las regiones, propiedades que interesan á la vez al fisiólogo y al
Cirujano. Así, en un ano contra natura se podrá dar tal ó cual
alimento con preferencia a los demás, segun que la abertura
esté mas ó menos alta. La superficie interna se adhiere ála mem
brana subyacente por un tejido celular laxo, lo que permite el
que se disloque y forme uua espede 'de hernia á través de las he
ridas intestinales ó por la abertura de un ano contra natura;
siendo tambien una de las cáusas qtte Impiden á menudo la cu
racion de esta última deformidad. Esto es lo que esplica por qué
Gossélin aconseja pra'cticar la escision de esta mucosa. Su cara
interna es rosada, grisácea y ofrece vellosidades numerosas y
válvulas conniventes, en núíriéró muy considerable en el princi
pio 'del Intestino delgado, ¡tero que no se encuentran en el grueso.
Lá pféséncia de estas válvulas sirVe de guia al Cirujano, para
conocer qué intestino es el que está herido ó cual forma el ano
contra natura. Su número puede dar á conocer la altura de la
abertura anormal; Su presencia que se trata de los intestinos del
—170—
gados, y, en fin-, su direccion puede ayudar á reconocer los es
trenios superior é inferior del ano contra natura.
Lasarterias del intestino abdominal vienen del tronco celíaco,
de la mesentérica superior y de la inferior.
Las venas siguen el mismo trayecto que las arterias, se reunen
para constituir las meseraicas mayor y menor y forman parte
del sistema de la vena porta.
Los linfáticos del intestino penetran en los ganglios mesen-
téricos. Los quiliferos, cargados de jugo despues de la digestion,
pueden dar lugar á un derrame si se les hiere.
Los nérvios los suministran el plexo solar, mesentérico supe^
rior é inferior.
Desarrollo. — Vicios de conformacion. — El intestino se desar
rolla desde los primeros üem pos de la vida fetal: al principio sim
ple diverticulum de la vesícula umbilical, se dobla bien pron
to, describe curvas, y no tarda en adquirir una longitud mas
considerable. Situado al principio en la escavacion que forma
el embrion, se coloca agrandandose en la base del cordon, donde
puede ser retenido por adherencias anormales; de donde la her
nia cougéuita. No es raro encontrar en la superficie del intestino
diverticutums que varian mucho de longitud y de anchura. Los
unos están provistos de una cavidad que se continúa con la del
intestino, y los otros, menos numerosos, están llenos y sólidos.
Estos divertículums pueden enrollarse al rededor del intestino
y producir una estrangulacion que reclama la enterotomía. Para
masíletalles, véase el tratado de paiologia quirúrgica de M. Né-
laton, donde se encontrarán todas las variedades de estrangula
cion producidas por estos diverticulums. (1)
ARTICULO VIII.
Aparato biliar.
ARTICULO IX.
SECCION QUINTA.
DE LA PFLViS.
La pelvis es una cavidad de paredes gruesas que termina el
tronco y la cavidad abdominal por abajo, la cual se continúa
por detrás con la region lumbar y por fuera presenta las nal
gas. Uniéndose á los miembros inferiores, dá origen á la ranura
inguinal por delante y á la depresion sub-isquiática por detras.
La especie de ala que presenta por arriba y por los lados forma
los límites inferiores de los vacíos. Tal -como vamos á conside
rarla, la pélvis comprende las fosas ilíacas, las cuales hemos
descrito ya al estudiar la cavidad abdominal, que se termina en
el estrecho superior. Así, en nuestra descripcion no comprende
remos toda la pélvis propiamente dicha, sino solamente la pélvis
menor, dejando todo lo que está por encima del estrecho supe
rior ó pélvis mayor, como formando parte del abdómen. Así
limitada, la pélvis.ofrece diferencias notables segun se le exa
mine en el hombre ó en la muger: contiene los principales ór-
" ganos de la generacion, dela mixion y de la defecacion; Kle
modo que su estudio es muy complejo. No separando los órga
nos que tienen entre sí una relacion íntima, describiremos: 1 .°
La regjpn escrotal. 2." La region pubiana. 3." La peniana. 4." La
perineal en el hombre. 5." La perineal en la muger. 6." La anal.
T.° La glútea, y 8.° Terminaremos por consideraciones genera
les sobre la pélvis mirada en su conjunto. En cuanto á la region
sacro-coxígea no deberá ocuparnos, porque ya ha sido descrita
á propósito de la region raquidiana.
AKTICULO PRIMERO.
* Region escrotal.
Definición. — Esta region está perfectamente establecida por
—175—
lo que los anatómicos designan bajo el nombre de etcroto 6 de
bolsas.
Cónformación. — Es una especie de saco que tiene la forma de
una pera con su gruesa estremidad in ferior en el adulto, pero mas
ancba por arriba, por el contrario, en los niños y ruando se
tiene frio; la cual contiene los testículos y el cordon. En los vie
jos y en los adultos el escroto es prolongado, blando, colgante,
como fijo por un simple pedículo sobre los lados del púbis. Por
arriba se bifurca para abrazar la raíz del pene y continuarse con
el anillo sub-pubiano, se prolonga por abajo por una eminencia
blanda sobre. la línea media del periné, y se encuentra separada
de los muslos por dos ranuras, por lo general muy profundas.
He visto muchas veces el escroto separado en toda su estension,
en dos mitades iguales ó dos bolsas, teniendo alguna analogía
con los grandes labios. El lado izquierdo del escroto desciende
un poco mas que el derecho.
Estructura. — Piel. — Estensible y muy móvil está cubierta
de pelos y de folículos granulosos que pueden ser el punto de
partida de todas las enfermedades cutáneas, y Algunas veces de
quistes serosos como Bauchét ha publicado un egemplo. Su es-
tensibilidad le permite contener tumores muy voluminosos que
acaban, sin embargo, por adelgazarla considerablemente, basta
el punto de que despues dela operacion, la piel se frunce, los
bordes de la incision se enrollan y no puede ponerse en contac
to para reunirse, y algunas veces se mortifica.
Pásela sub-cutánea. — Puede dividirse en muchas hojas,
pero únicamente la superficial es la que envuelve realmente las
bolsas en su totalidad. La prolongacion infundibuliforme que
esta lámina envía desde el vientre hasta el testículo en el feto,
y que la empujaría en seguida de manera á ensancharse com
pletamente en el escroto, no existe. Esta capa contiene grasa,
pero solamente en los límites de la region. La albumina de esta
grasa es la que permite demostrar la trasparencia en los casos
de tumores líquidos.
Darlos. — Situado por debajo de la fáscia, de la que se distin
gue fácilmente, forma un órgano á parte que en la mayoría de
los mamíferos es carnoso. Existe un dártos para cada lado: su
insercion inferior ó principal tiene lugar en toda la estension
de la rama isquio-pubiana y la superior se fija á la mitad in
terna del ligamento dePoupart y á los dos pilares del anillo in
guinal, por debajo del pilar interno. Del lado del abdómen, sus
fibras pasan entre las fibrillas que constituyen la capa profun
da de la fáscia sub-cutánea, como para entrelazarse cpn la apor
neurósis del oblicuo mayor y continuarse con las fibras del mús
culo recto: cada dártos forma un saco para cada testículo y
cordon del lado correspondiente. La union de estos dos sacos
constituye el tabique de las bolsas, que falta en ios casos de di
vision señalados mas arriba. Por arriba forma la porcion super
ficial del ligamento suspensorio del pene. Las arterias superficia
les del periné provienen dela arteria isquíatica, y serpean entre
las dos láminas que constituyen el tabique, lo mismo que la
rama superficial de la arteria pudenda interna. Los dos dártos
así unidos, están envueltos por la fáscia sub-cutánea comun,
mientras que cada dártos .está revestido interiormente por una
prolongacion de la fáscia sub cutánea profunda del vientre.
Esta disposicion esplica, por qué la orina, viniendo de la por
cion bulbosa de la- uretra, puede llegar al pene y hasta debajo
de los tegumentos del abdómen. Las células adiposas, en muy
corto número sobre las bolsas propiamente dichas, son cada vez
mas abundantes así como van subiendo hácia el cordon ó apro
ximándose al periné, lo que hace que el escroto parezca mucho
menos voluminoso, ó menos bien aislado proporcionalmente en
los sugetos que tienen mucha gordura, que en los delgados. En
el dia no existen ya dudas sobre la naturaleza de este tejido que
es contráctil, á la manera de los músculos de la vida organica,
es decir, de una manera lenta , gradual, lo que le distingue del
cremáster, músculo de la vida animal , que se contrae brusca
mente.
Túnica ubro-celulosa. — Esta es la primera que se amolda
sobre cada testículo y el cordon. Nacida del rededor del anillo,
se continúa de una manera evidente con la trama fibro-celulosa
de la aponeurósis. Su textura, muy apretada al principio, se
relaja y adquiere bien pronto la blandura y todos los caracteres
del simple tejido celular. Por abajo se confunde con la prece
dente, de tal manera,. que muchas veces es imposible separarlas.
Tánica musculosa ó cremúster. — Representa una serie de
arcos, debidos á las tracciones del testículo sobre los fascículos
inferiores del oblicuo menor. Tirando el cordon ligeramente
hácia. adelante, fácilmente se vé que los semicírculos carnosos
de su cara anterior son una dependencia del músculo prece
dente, y que se unen por sus estremidades á los dos lados de la
circunferencia del anillo. Esta .capa es rojiza, y á causa de su
,color se le ha llamado algunas veces túnica eritroides.
Túnica celulosa- — Formada esencialmente por la fáscia prp
— 177—
pia ó subserosa, está envuelta por una lunica que pertenece á
la fáscia transversalis, arrastrada por el testículo en su descenso.
Túnica vacinal i— Tiene en el adulto la forma de un pequeño
saco sin abertura, que se puede considerar como formado de dos
porciones; una que se adhiere por su cara esterna al fondo de
saco de la membrana fibro-muscular, y otra que está íntima
mente unida á la superficie del testículo, pero sin cubrirla en
su totalidad, pues deja su raíz envuelta por el tejido celular
que se fija en la cara interna de las otras vainas. Esta túnica no
se continúa superiormente en el adulto, sino es de una manera
accidental, hasta el conducto inguinal, mientras que antes del
nacimiento se comunica directamente con él peritoneo, del cual
no es mas que una prolongacion. Su cara esterna está revestida
por una túnica propia muy delgada, que presenta eu su super
ficie fibras musculares diseminadas, cuya descripcion se debe
á M. Beraud. Un fascículo de estas fibras pasa oblicuamente
sobre la parte anterior de esta serosa y la divide en dos partes
por una especie de estrangulacion, que se hace muy aparente
por la inyeccion de un líquido en la cavidad vaginal. Esta"
brida es la que produce en el hidrocele la forma bilobada. La
cara interna de esta membrana es lisa, como la de todas las
serosas, y como ella', es tambien á menudo el sitio de derrames
— serosos, de donde el hidrocele, ó de depósitos plásticos que pro
ducen sus adherencias, las cuales, impidiendo los movimientos
del testículo, pueden impedir la produccion de espermatoztfá-
rios. Cuando se derrama la sangre en esta cavidad, sufre mo
dificaciones importantes; se deposita en capas superpuestas que
hacen el diagnóstico difícil: en estos casos M. G osselin ha acon
sejado la descorticacion.
La serosa testicular no es tan sencilla como se cree general
mente. Beraud ha demostrado que presenta tres diverticulums:
l.° El funicular, restos del conducto peritoneal que existe en el
feto, el cual acompaña el cordon. 2 0 El del epidídimo que pasa
por debajo de este órgano y se prolonga mas ó menos hacia
arriba y atrás, entre los elementos del cordon. 3.° Eltesticu'.ar,
único algunas veces, doble y hasta triple otras, se encuentra
sobre la hojuela parietal por delante, y en geueral háciael surco
que forma la serosa al reflejarse desde las paredes sobre el tes
tículo.
Todos ellos no son mas que pequeñas cavidades que comuni
can con la mayor por aberturas estrechas. Pueden dar lugar á
quistes, ó bien, desarrollándose simultáneamente con la túnica
Tomo II. 12
-178-
vaginal, á las formas y variedades del hidrocele indicadas por
Beraud.
Túnica albugínea. — Esta túnica, que ensuelvela sustancia
propia del testículo, está tan íntimamente unida á la superficie
esterna de la túnica vaginal que es casi imposible separarlas.
Yo me inclino á creer que no existe mas en este punto, que en
la superficie de los cartílagos articulares. La cara interna de
esta membrana, dá filamentos que entrecruzándose en el inte
rior de su cavidad, sirven de sosten á aquellos seminíferos y
hacen que en las heridas del testículo, los conductos se esca
pen prontamente. Suministra el cuerpo de Higmoro y parece
que se continúa sobre el conducto deferente. Su grosor no es
el mismo en toda su ostension. Así, en los derrames sanguíneos
que se verifican en el testículo, derrames descritos por Beraud
bajo el nombre de hematoceleparenquinatoso, este órgano toma
una forma lobulada que puede servir para esclarecer el diag
nóstico.
Testículo. — Este órgano, de forma ovalar, con su gran diá-
•metro dirigido hácia abajo y atrás, está suspendido en medio
del escroto po'' los diversos elementos del cordon. Es blando, y
, su blandura * uede inducir á error en el diagnóstico, sise la
confunde con la fluctuacion. El izquierdo parece un poco mas
grueso que el derecho. La sustancia del testículo está compuesta
de flliimentos grisáceos, agrupados en firma de lóbulos y sepa
raras por Ijs tabiques suministrados por la túnica albugínea,
los cuales dan los conductos espermáticos que van al cuerpo
de Higmoro. Estos tabiques aislan y hacen independientes, por
decir así, los lóbulos de la glándula testicular, y esto esplica
por qué M. Malgaigne ha propuesto practicar la escision de una
parte de esta glándula, cuando no está afectada en su totalidad.
Además, la sustancia seminífera está comprimida por la túnica
albugínea, de modo que si se la corta en una estension bastante
considerable, forma hernia bajo la forma de hongo, de donde el
fungus testicular.
El parénqnima del testículo puede ser invadido por todas las
producciones morbíficas, tales como el cáncer y el tubérculo, y
por una sustancia amorfa en la variola, de donde la forma de
orquitis variolosa observada por nosotros y por Gosselin y Be
raud.
Epididimo. — Llámase así, la parte póstero-superior del tes-
título, que se fija de una manera sólida á las membranas que
forman el escroto. Su volumen es bastante considerable en al
—179—
gúnas personas para hacer creer en la existencia de una tume
faccion patológica. Algunas veces, en lugar de ser posterior á
la glándula, está situado por delante de ella como he obser
vado en numerosos egemplos. Esta anomalía se presentó cuatro
veces durante el año 1836 en el Hospital di la Caridad: en un
enfermo existía en los dos lados, en los demás en el izquierdo
solo. Las hernias y los hidroceles, por delante de los cuales se
ha dicho haber encontrado el testículo y el cordon, coincidían
con una disposicion primitiva semejante á la anomalía anterior;
de donde una causa de error en el diagnóstico que ya indiqué en
1825, y por consecuencia, mucho antes queCurling y Grosselin.
El aislamiento casi completo del epidídimo en ciertos sugetos,la
presencia de masas indolentes un poco aplastadas y entera
mente distintas de los órganos naturales, han podido, solos ó
con los quistes del cordon, hacer creer en la existencia de testí
culos supernumerarios, que en realidad, aun no han sido de
mostrados.
Cordon testicular. — Está constituido, por el conducto defe
rente, la arteria y las^venas espermáticas, una rama de la epi
gástrica, el nérvio génito-crural, el plexo del gran simpático,
el vestigio del conducto de comunicacion de la túnica vaginal
con el peritoneo, y, por último, el tejido celular que une estas
diversas partes entre sí, como en el conducto inguinal. El con
ducto deferente, es aquí el órgauo esencial: su forma, su dureza
lelosa, su color grisáceo y su posicion, permiten aislarle siem
pre con facilidad. El tejido celular del cordon, comunica directa
mente con el que reviste la cara esterna del peritoneo. En la
parte inferior de este tejido, por encima de la cabeza del epidí
dimo, es donde M. G-iraldés ha descubierto un cuerpo particular,
que ha desig'uado con el nombre de cuerpo innominado, el cual
está compuesto de un conjunto de pequeños tubos amarillos,
vestigios probables del cuerpo de Wolf, y que son el punto de
partida de los quistes del cordon, tan bien estudiados porGosselin.
Arterias — La arteria esperuiática queda ordinariamente
única hasta la parte inferior del cordon. La dada por la epigás
trica, raramente es de un gran volúmen y jamás llega al testí
culo. Ambas arterias están situadas en la parte anterior del
conducto deferente, la una por dentro y la otra por fuera. Del
gadas, relativamente á su longitud, flexuosas, blandas y con
tenidas en una capa de tejido celular laminoso, se retraen pron
tamente despues de su seccion. Las bolsas reciben un gran
número de otras arterias que caminan entre las envolturas es
-180—
crotales y particularmente en la capa sub -cutánea, las cuales
vienen de la femoral, por las pudendas esternas, y de la pu
denda interna, por la superficial del periné.
Venas. — Tortuosas, muy gruesas, en número de dos, tres,
cuatro y aun mas, se distinguen bastante bien hasta el epidí-
dimo, y se sitúan en general por delante de los otros conductos.
Desprovistas de válvulas, continuamente tirantes por el peso
¿£l testículo, espuestas á la compresion en el conducto ingui
nal, £ causa de la doble curvadura que se ven obligadas á veri
ficar, y nudiendo ser comprimidas tambien en la fosa iliaca, por
el fin del íjeon ó ciego á la derecha, y por la S del cólon á la
izquierda, no .es nada sorprendente que estén á menudo afecta
das de dilataciov?es varicosas, y que el varicocele sea algunas
veces muy voluminoso.
Las venas escrotales* se sitúan principalmente en la capa su
perficial, debajo dela pi<?l misma, donde no es raro verlas au
mentar de volúmen y hacerse tortuosas, y, en una palabra, va
ricosas. Van á terminarse en la safena por las pudendas esternas,
á las cuales forman.
Linfáticos. — Están dispuestos en este punto en dos capas:
una superficial, para las envolturas, que va á la ingle, y otra
para el testículo y el cordon, que signe ascendiendo en la region
lumbar á cada lado de la columna vertebral. Estos gánglios son
los que se alteran en el cáncer del testículo.
Herviós.— El fascículo del gran simpático se aplica á la arte
ria espermática; e' gémio-crural se encuentra por detrás; el íleo-
escrotal marcha entre laí- fibras del músculo cremáster, por
fuera del cordon, y se ramifica en las membranas esteriores y
hasta en la capa sub-cutánea; pero el escroto recibe sus nervios
del pudendo interno.
Desarrollo. — Vicios de conformación- — Debemos estudiar se
paradamente el desarrollo del escroto y tí] de l testículo, porque
ambos órganos se desarrollan independienteaiente. El escroto
primitivamente está separado en dos mitades d/stintas. por una
hendidura longitudinal que existe en toda \„ extension de la
linea media del periné, y en e! fondo de la cual s'e abre el ori
ficio comun de las vías genito-urinarias, designado con el nom
bre de seno uro-genital. Esta disposicion dá cuenta de la pre
sencia del rafe que existe en la línea media y del tabique que
separa los dos escrotos. Además, si se supone que las dos partes
persisten y no se reunen, se tendrá el vicio de conformacion
en el cual el escroto es mas ó menos bífido.
—181—
El testículo nace en la parte interna del cuerpo de Wolf, que
le separa primitivamente del conducto deferente. Esta separa
cion original esplica por qué los dos órganos quedan algunas
veces independientes toda la vida. Cuando el cuerpo de Wolf se
atrofia, se van aproximando poco á poco el testículo y su con
ducto, hasta que se verifica su reuuion. En este momento, que
sucede hácia el fin del p.imermesde la vida iutra-uteriua, el
testículo está situado en la cavidad abdominal, a los lados de la
columna lumbar, por delante de los riñones. Bien pronto el tes
tículo cambia de lugar para ganar el esíroto, donde debe que
dar definitivamente durante toda la vida. El conjunto de fenó
menos que tienen lugar durante esta marcha, ha recibido el
nombre de descenso ó emigracion del testículo. Para llegar de la
region lumbar al fondo del escroto, el camino es largo y peli
groso, de donde las frecuentes anomalías que ofrecen los testí
culos. Hácia el tercer mes principia el descenso; al cuarto se
encuentra en la fosa ilíaca, hácia el fin del séptimo principia á
penetrar en el orificio superior del conducto inguinal; durante
el octavo atraviesa este conducto, y por último, en el noveno
recorre el escroto, desde su insercion hasta su parte inferior.
Esta emigracion puede adelantarse ó retardarse. Así, algunas
veces, en las autópsias que hemos practicado en la Maternidad,
hemos encontrado el testículo en el vertice del escroto antes
del octavo mes, y en otras lo hemos visto todavía en el conducto
inguinal en los fetos de término. Nos aparece que el testículo
derecho desciende mas pronto y mas ligero que el izquierdo.
¿Cuáles son las causas de esta emigracion? ¿Cuáles sus agen
tes? Apenas se puede invocar el peso, como se ha hecho sin re
flexion algunas veces, puesto que este descenso se verifica en el
feto cuando está en posiciones muy diferentes, ni tampoco la
presion concéntrica de las paredes abdominales, puesto que en
tonces se podría preguntar por qué el ovario no sufre la misma
ley. Es necesario admitir, pues, para darnos una esplicacion
satisfactoria, un agente activo: este es el gubernáculum testis. Este
gubernáculum es el músculo que obra mas eficazmente. Inserto
ála espina del púbis por dentro del orificio esternodel conducto
inguinal, se introduce en este conducto, le recorre en toda su
estension, y va á insertarse sobre el testículo hácia la cola del
epidídimo. Contrayéndose en virtud de su tonicidad, este mús
culo tira lentamente el testículo hácia el orificio esterno del con
ducto inguinal, despnesle hace recorrer este conducto y le lleva
hácia su insercion sobre la espina del pubis. A partir de este
—182—
momento, el papel del gubernáculum testis es nulo. Las fibras
gae erau ascendentes se hacen descendentes y mientras que an
tes bajaban al testículo, ahora tienen por efecto impedir su des
censo, el cual llega desde entonces al escroto en virtud de las
leyes de la gravedad. Llegado al fin de su curso, el gubernácu
lum se inserta al fondo del escroto y al mismo tiempo á la parte
posterior del testículo. De las variedades de insercion de la es-
tremidad inferior de este músculo ¿no podrían resultar las inver
siones testiculares que hemos indicado y que fueron descritas
por Rayer, discípulo d% Cullerier, despues de numerosas obser
vaciones recogidas en el servicio de este Cirujano? ¿No se podría
suponer tambien, que las inversiones momentáneas son debidas
á las contracciones irregulares de este músculo? Mientras que
el testículo va descendiendo, encuentra obstáculos que pueden
hacerle desviar de su camino ó detenerle en su marcha. Así, en
lugar de descender al escroto se le ha visto ir al periné, al con
ducto crural, y pararse en el abdómen, en la fosa ilíaca, en el
orificio interno del conducto inguinal, en medio del conducto y
deslizarse en el espesor de la pared del abdómen y en el orificio
esteruodel conducto inguinal. Eslasson otras tantas variedades
de eclopia testicular que ofrecen al Cirujano un gran interés, no
solamente bajo el punto de vista de la terapeutica sino tambien
del diagnóstico. Es muy curioso el ver que la sola dislocacion
del testículo, produce una ausencia de la secrecion del esperma
y que si la ectopia existe en ambos lados, habrá impotencia.
¿Cómo se porta el peritoneo durante la emigracion del tes
tículo? Cuando este órgano está situado en la cavidad abdo
minal, el peritoneo pasa por delante de él sin formarle replie
gue, de modo que se podría suponer perfectamente que el
testículo se desliza por detrás de él sin dislocarse; pero el gu
bernaculum testis ofrece una doble insercion, la una sobre el
testículo y la otra sobre el peritoneo inmediato al orificio es
tenio del conducto inguinal. En todo su trayecto hasta el orifi
cio, el testículo desciende sin formarse una envoltura peritoneal,
pero al llegar á este orificio la cintita que se inserta sobre el
peritoneo, obra simultáneamente con la del testículo, y aquella
membrana penetra en el conducto antes que este órgano, de
modo que le forma un fondo de saco primero, y despues un
diverticulum peritoneal, el cual llega hasta el fondo del escroto,
revistiendo el testículo en toda su circunferencia. Existe, pues,
al principio, una bolsa serosa en el escroto, que comunica con
la cavidad del peritoneo por un conducto llamado peritoneal, el
^-183—
cual persiste todavía despues del nacimiento; pero al cabo de
quince ó veinte dias está ordinariamente cerrado. También se
le ha visto persistir toda la vida, pero aun en los casos en que
se oblitera, puede suceder que persista por fragmento en el es
pesor de las bolsas, lo que esplica la formacion de ciertos quistes
del cordon. El diverticulum funicular que hemos descrito en
la cavidad vaginal, es restos de la estremidad inferior de este
conducto. En la época del nacimiento, este conducto es ancho
y las visceras pueden penetrar en él, de donde la hernia con-
genita, que no presenta saco, propiamente hablando, y cuyas
partes constituyentes están en contacto con el testículo. Estas
hernias pueden estrangularse á causa de la tendencia que ma
nifiesta este conducto á la obliteracion, ó por las inflamaciones
que sobrevienen en esta serosa. Entonces nos vemos obligados
á abrir la cavidad vaginal, y encontramos el testículo bastante
á menudo denudado y algunas veces gangrenado por la infla
macion. Es de notar, que las operaciones de la hernia congénita
escrotal ofrecen una gravedad mucho mayor que las de las demás.
Cuando el conducto no está obliterado, si hay serosidad en el
peritoneo, se acumulará mas fácilmente en el fondo del escroto;
de allí el hidrocele congénito que cura algunas veces espontá
neamente, pero que persiste bastante á menudo: cuando el
Cirujano examine uno de estos tumores, sin dificultad le recono
cerá por la facilidad con que hará pasar el líquido á la cavidad
abdominal. En estas circunstancias será muy útil comprimir el
conducto inguinal, con el fin de evitar que la inyeccion yodada
pase á la cavidad peritoneal durante la operacion.
ARTICULO II.
Region pubiana.
Definición. —La region pubiana, parte de la pélvis que tiene
por esqueleto la sinfísis del p 'ibis, se conoce vulgarmente con el
nombre de monte de Venus ó penil .
Cónformacion. — Forma por delante una eminencia cubierta
de pelos rizados, largos y numerosos, mas pronunciados en la
muger que en el hombre.
Límite».—Esta region está limitada lateralmente por la ingle
por abajo por la region peniana, y por arriba por la region
hipogástrica.
-184—
Estructura. — Piel. — Notable por su grosor, la cantidad de
folículos que contiene y los numerosos pelos que la cubren, es
rugosa, morena, untuosa al tacto y se recubre fácilmente del
producto de la secrecion sebácea.
Capa subcutánea — Esta capa, mezcla de filamentos y de
laminillas entrecruzadas, especie de almohadilla elástica aná
loga á la capa subcutánea de la mano ó de los dedos, se continua
por todas partes con la fáscia superficialis. Algunas veces su
grosor mide una pulgada y aun mas: esta capa parece destinada
á disminuir la violencia de los choques á los cuales está espuesta
la eminencia pubiana.
Capa fibrosa. — La capa fibrosa no es una aponeurósis pro
piamente dicha, sino simplemente el perióstio. Es una lámina
que resulta del entrecruzamiento de los pilares internos del
anillo inguinal y de las fibras de origen de los músculos rectos
anteriores del vientre é internos del muslo. Continuándose de
una manera directa con la aponeurósis femoral, y por su cara
anterior con la capa precedente, dá nacimiento al ligamento
suspensorio del miembro y se confunde con la túnica fibrosa
de este órgano.
Arterias. ^—Vienen delas pudendas esternas.
Venas. — Van á terminarse ó en las safenas internas ó en las
vesicales, pasando pe r debajo del arco del pubis.
Los vasos de la region pubiana, no. pueden en ningun caso
dar origen á una hemorragia grave.
Herviós. — Vienen del pudendo interno.
Esqueleto. — Parte la mas importante de la region, comprende
la articulacion de la síufisis del pubis y toda la porcion de es
tos huesos que se estiende hasta su espina. La espina pubiana
forma el punto de partida de dos crestas, una superior, muy co
nocida, que da insercion al ligamento de Gimhernat, y otra in
ferior, llamada sub-espinosa, que se prolonga inferiormente
hasta por delante de la sínfisis, cuyos elementos fibrosos son
muy sólidos, sobre todo en el hombre. En la muger, durante los
últimos meses del embarazo, están, por el contrario, tan embe
bidos de líquidos, que se hacen blandos, estensibles, circunstan
cia que es necesario tener en cuenta en los partos difíciles. Seme
jante disposicion facilita la operacion de la sinfisotomía; cuando
persiste este estado, lo que es posible, produce lo que se designa
con el nombre de relajacion de la sínfisis; estado que impide con
siderablemente la marcha, la estacion y la locomocion de los
miembros inferiores. Esta sínfisis se inflama algunas veces á
— 183 —
consecuencia de los partos, sobre todo cuando se ha tenido que
recurrir á la aplicacion del forceps' ó del cefalotribo. Entonces
se observa un dolor vivo al comprimir la parte media de la re
gion pubiana, ó bien introduciendo el dedo en la vulva y com
primiendo debajo arriba: raramente esta inflamacion va seguida
de supuracion. Sin embargo, M. Monod ha citado un ejemplo, y
nosotros, en un caso reciente, tambien hemos encontrado bas
tante cantidad de pús en una muger, que teniendo una estrechez
considerable de la pelvis en todos sus diámetros, habia sido so
metida en su casa á diversas aplicaciones del forceps, y en el
Hospital habia sufrido la del cefalotribo. Se ha propuesto pasar
á través de esta articulacion para hacer la puncion de la vejiga,
pero las demás vias son tan fáciles, que esta proposicion no ha
sido jamás puesta en práctica.
articulo ra.
Region peniana.
— 190 —
aponeurósis del trasverso y del esfinter anal. Su cara esterna
está cubierta por la hojuela superficial, esceptuándo por detrás
y la línea media, donde las fibras musculares se insertan sobre
la aponeurósis, algunas veces hasta cerca de la parte superior
dela region. Esta* fibras musculares representan allí una espe
cie de cutáneo interpuesto entre las dos hojuelas de la fásciasu-
perficialis. Así, las inflamaciones que ocupan la fáseia sub-cutá-
nea, pueden fácilmente estenderse á las regiones vecinas,
mientras que las de la íáscia profunda quedarán limitadas por
la rama isquio-pubiana.
Másculos. — Casi todos los músculos del estrecho inferior
se encuentran en la region perineal. Procediendo de la piel há-
cia las partes profundas, se encuentran sucesivamente muchos
músculos ó porciones de ellos; los unos simétricos, en la línea
media, y los otros pares, situados en las partes laterales de la
region.
El esfínter anal se encuentra por detrás y en la línea media,
bajo la forma de fibras que se adelantan mas ó menos por debajo
de la piel y á lo lárgo del rafe, segun los sugetos.
K\ b dbo cavernoso representa una especie de vaina muscular,
que envuelve el bulbo uretral y los cuerpos cavernosos, en su
parte peniaua. Algunas de sus fibras se entrecruzan como las
del trasverso- Sus fibras mas posteriores están íntimamente uni
das al bulbo uretral, y Kóbelt, que los ha estudiado bien, les
dá el papel de una especie de corazon ó agente de impulsion de
la sangre para el fenómeno de la ereccion. Como la uretra está
cubierta por los músculos en casi toda su porcion peniana,
resulta, que si la orina se escapa en este punto se infiltrará desde
luego en la vaina de este músculo, y si se quiere practicar la
abertura, se tendrán que atravesar estas fibras antes de ca^r
sobre la uretra. Este músculo será para esta operacion un punto
de partida muy importante. .
El músculo isquio -cavernoso se inserta en la cara interna de la
tuberosidad isquiática, se dirige hácia arriba, formando una
vaina contractil á la raiz de los cuerpos cavernosos, y se termi
na sobre estos mismos, confundiéndose con su membrana fibrosa.
Este músculo sigue, pues, la rama isquio-pubiana, en cuyo borde
interno se sitúa. Alejado de la línea media en su origen, se apro
xima á ella hácia su terminacion y recorre los lados de la re
gion. Además, formar con el bulbo cavernoso una especie de
triángulo limitado por detrás por el trasverso del periné, á tra
vés del cual pasa el bisturí en la talla bilateral..
—191-
El trasveno delperiné constituyela base del espacio triangular
en cuyo fondo está situado. Este músculo forma un plano hori
zontal que parte del labio interno del isquion, por encima de la
raiz de los cuerpos cavernosos, para ir á la línea media, donde
se confunde con el del otro lado y la raiz del bulbo cavernoso,
por encima del esfinter cutáneo del ano, entre el bulbo y el
recto. Sus fibras, fuertes y apretadas, están, por decir así, mez
cladas con las dela aponeurósis, cuya cubierta superficial forma
algunas veces una distinta banda muy pronunciada sobre su
borde posterior y cara inferior.
Músculo de Wilsón. — Es raro que esté músculo se distinga
con alguna exactitud para asignarle una forma determinada.
Está formado por una masa carnosa, situada al rededor de la
porcion membranosa de la uretra, la cual se prolonga hasta la
próstata por detrás y el recto por abajo. Ofrece tres órdenes de
fibras: unas nacen de la aponeurósis pubio-prostática, descien
den sobre los lados de la uretra y se reunen debajo de este con
ducto; las otras, anteriores, nacidas de la sínfisis del pubis,
forman en cada lado un haz bastante grueso, prolongado, di
rigido hácia el recto, en el cual se pierde; reunido este mús
culo con su semejante por arriba y por abajo, se separa en su
parte media formando una especie de esfinter , que dá paso á
la uretra; por último, un gran número de fibras, nacidas de la
aponeurósis ano-pubiana, se dirigen en parte hácia abajo para
reunirse á las del lado opuesto, en parte hácia atrás para ir á
ensancharse sobre los lados de la próstata, donde forman un
ancho haz aplastado. Estas fibras posteriores son las que han
sido consideradas como formando un músculo particular, desig
nado bajo el nombre de músculo de tíuthrii.
Apóneurósis. — La aponeurósis inferior de la region es una
membrana fibrosa, delgada, situada por debajo de la hojuela
profunda de la fáscia superflcialis; sirve de vaina á los músculos
bulbo-cavernoso é isquio-cavernoso, y tiene la forma de un
triángulo, como la region que ocupa. Por sus bordes laterales
se inserta á la rama isquio-pubiana, en toda la estension de las
inserciones del músculo isquio-cavernoso, por delante del cual
se implanta; por delante se continúa con la hojuela aponeu-
rótica que reviste el trasverso y el esfinter, y por detrás se
continúa con los cuerpos cavernosos del pene, confundiéndose,
como el tendon del músculo isquio-cavernoso, con la membrana
fibrosa del miembro. Por su cara superficial, esta aponeurósis
es lisa y está separada por los vasos y los nérvios de la fáscia
* •
—192—
superficialis; y por la profunda envia tabiques que sirven para
limitar las vainas musculares, los cuales van á implantarse á
la aponeurósis media.
Así, sobre el borde interno del isquio-cavernoso, existe una
lámina fibrosa que limita dos cavidades, una por fueraparael
músculo isquio-cavernoso, y otra en la línea media para el mús
culo bulbo-cavernoso.
Una tercera vaina existe por detrás para el músculo tras
versal del periné; en fin, para terminar debemos aíiadir, que
los nérvios y vasos superficiales están contenidos en una espe
cie de division de esta aponeurósis. Esto se vé muy manifiesta
mente en una lámina de nuestro atlas de anatomía quirúrgica.
La aponeurósis media se vé, cuando se separan sucesivamente
cada uno de los músculos que acabamos de describir, lo mismo
que las raices de los cuerpos cavernosos. Esta aponeurósis, lla
mada tambien ligamento de Carcasone ó ligamento triangular de
la uretra y ano pubiano, por Velpeau, no es, propiamente ha
blando, una aponeurósis, sino un». membrana fibrosa que sirve
para cerrar la parte anterior del estrecho inferior, lo mismo que
la membrana obturatriz cierra el agujero sub-pubiano.
Esta aponeurósis forma una membrana resistente y triangular,
por debajo de la sí nfisis. Su vértice, dirigido hácia adelante,
corresponde al ligamento sub-pubiano; su base mira hácia atrás
y se adelanta hasta la pared anterior del recto en la region anal,
y lateralmente se inserta al labio interno de la rama isquio-
pubiana. Por su cara inferior está en relacion con el bulbo de la
uretra, con los músculos isquio-cavernosos y las raices delos
cuerpos cavernosos, con los vasos y los nérvios. Hállase perfo
rada en su centro. Las fibras musculares, que forman una espe
cie de corona radiada al rededor del bulbo uretral y vaná
insertarse en la rama ascendente del isquion, entre la insercion
de la aponeurósis media y la del músculo isquio-cavernoso, la
recubren por estacara. Estos fascículos múltiples é irregulares,
representados en nuestro atlas, se dirigen, unos hácia la uretra,
otros hácia el bulbo, y otros, en fin, hácia el recto. Estos últi
mos se mezclan con los del esfinter anal. Por su cara superior,
esta aponeurósis está cubierta por las fibras de los músculos de
"Wilson y de Guthrié y por la porcion musculosa de la uretra.
Esta membrana ofrece un grosor considerable, lo que permite
comprender, como una parte de la uretra puede estar contenida
en su espesor.
La aponeurósis superior ó pelviana de Cloquét, ó recto-vesical
—193— .
de Cruveilhier, no pertenece á la region perineal anterior, mas
que por sus fibras mas anteriores; por lo que su descripcion la
dejaremos para la region anal. Bástenoi saber actualmente, que
de la cara posterior del pubis parten fibras a po neuróticas, lla
madas ligamentos pubio-vesicalesf que se dirigen hácia atrás, y
envuelven á la próstata formándole una cubierta.
La uretra, el cuerpo esponjoso de la uretra, los cuerpos caver
nosos del pene, el tejido adiposo y hasta la próstata misma, for
man parte integrante de la region, pero no los describimos por
que vamos á hacer de ellos un estudio especial, con el fin de no
dividir la descripcion de un aparato que ofrece tanta impor
tancia.
Arterias. — Vienen de la pudenda interna.
Esta arteria penetra en la region perineal, por el espacio que
separan los dos ligamentos sacro-ciáticos. Contenida allí, entre la
prolongacion falciforme del ligamento mayor y la tuberosidad
del isquion, está separada de los tegumentos por el borde del glú
teo mayor, el cual la sitúa á una profundidad considerable. Al
salir de este espacio, esta arteria continúa su marcha á lo largo
de la cara interna de la tuberosidad isquiática. , Apoyada sim
plemente en un principio sobre la superficie pelviana de la apo-
neurósis, se envuelve poco á poco entre sus láminas, de modo
que antes- de llegar al borde posterior j está revestida por un
conducto fibroso completo. Continuando su marcha por encima
del plano carnoso y de las .raices cavernosas, en la aponeurósis
ano-pubiana, á lo largo siempre del arco del pubis hasta cerca
de la sínfisis, se aproxima gradualmente á la cara inferior de la
fáscia, cuyas láminas mas superficiales la recubran hasta el
momento en que se divide en arteria dorsal del miembro y ca
vernosa. El tronco de esta arteria, fijo por la aponeurósis en
toda la estension de su trayecto, es inmóvil y no cámbia de po
sicion, cualquiera que sea la actitud del sugeto y las tracciones
que se ejerzan sobre el periné. Esta arteria dista cuatro centí
metros del ano. La arteria pudenda, suministra tres ramas prin
cipales. La primera llamada hemorroidal esterna ó inferior, se se
para del tronco, agujerea la hojuela isquiática de la aponeurósis
isquio-rectal, á tres centímetros por detrás del músculo trasver
so, penetra en la escavacion isquio-rectal y se dirige trasver
sal mente hácia el ano, dividiéndose muchas veces en la masa
celulosa que ocupa este espacio. La segunda, arteria superficial
del periné, nace de la pudenda, á un centímetro y medio próxi
mamente nor detrás del músculo trasverso, por debajo del cual
Tomo II. 13
—194-
se dirige serpeando en la cubierta subcutánea, separándose dos,
cuatro ó nueve milímetros de la rama isquio-pubiana; llega á
la parte esterna del triángulo bulbo-cavernoso, sigue el lado in
terno del músculo isquio-cavernoso, y llega de esta manera,
ramificándose, debajo de la raiz del miembro, para perderse en
las bolsas y en el tabique del dártos. Tan profunda al principio
como la bemorroidal, se hace superficial al entrar en el periné
propiamente dicho, y tanto mas, cuanto mas se acerca al es
croto. Por fuera, esta arteria no dá mas que un ramo que cruza
los cuerpos cavernosos para ir á los muslos. Los ramos que su
ministra por su lado interno son mas voluminosos é importantes
que los precedentes. La tercera, la trasversal del periné, nace
casi siempre de la pudenda, cerca del borde posterior y de la
estremidad esterna del músculo del mismo nombre, atraviesa
en seguida este borde, desde la cara superior hácia la inferior,
de manera que profunda, en su origen, se hace superficial antes
de terminarse; su direccion es trasversal ó ligeramente oblicua
hácia delante. Antes de llegar á la línea media, se divide ea
tres ramas principales que van: la una hácia el ano, la otra
entre el recto y. el bulbo uretral y la tercera al bulbo - mismo.
Cuando es doble, siendo sus ramas mas pequeñas que de ordi
nario. no puede inquietar al Cirujano. Si nacen de la pudenda
debajo del ligamento isquiático, como Belmas cita un ejemplo,
su direccion paralela á la arteria superficial, le sometería á los
mismos peligros en las operaciones. En una de las piezas de
M. Denonvilliers, esta arteria nace de la obturatriz, contornea
la rama descendente del pubis y toma su sitio ordinario en el
periné.
Venas.—Existen dos venas para el tronco de la arteria puden
da, y para cada una de sus principales ramas. En los viejos y en
la mayor parte de los calculosos, las venas, muy gruesas, forman
casi un plexo en la region perineal; por lo demás, se dirigeD
como las arterias, por encima .éfé las cuales están situadas,
mientras que en la escavaciou^pelviana están por debajo. Van á
terminarse en la pélvis, penet¿njj(b''por la escotadura isquiática.
Otras venas existen que, situ$qa$'al rededor del recto, se entre
mezclan con las fibras carnosas y la mucosa del testículo para
formar una especie de tejido erect.il, en el cual se desarrollan las
.hemorroides, de las cuales ya tendremos ocasion de ocupamos
mas tarde. Todavía existen otras que forman un plexo al rede
dor de la próstata.
Linfáticos. — Este sistema no ofrece ninguna importancia en
—195—
esta region. No se ha encontrado ningun gánglio en este punto:
los vasos van á terminarse en la ingle y en la pélvis. ,
Nerviós. — La rama interna del nervio ciático menor y la
pudenda interna, son las solas que merecen alguna atencion.
La primera contornea la escotadura isquiática sobre la cara in
terna de la tuberosidad del isquion, estando contenida siempre
en la capa sub-cutánea. La segunda, pegada á la arteria, se
divide como ella y se porta de la misma manera.
Estratificación. — Los diversos elementos de esta region, es
tán dispuestos por capas, cuyo estudio importa mucho al Ciru-
rujano. Nosotros estableceremos tres capas, y en cada plano las
cavidades secundarias. El primer plano está formado por la apo-
neurósis superficial de una parte y el ligamento de Carcassonne
de otra, y contiene muchos estuches: 1 .1 til del bulbo cavernoso.
2." El del isquion cavernoso, y 3." El del trasversal del periné.
Segundo plano. Limitado por arriba por la aponeurósis superior
y por abajo por el ligamento de Carcasonue, está dividido en
muchos espacios que son: en la línea media, el de la próstata,
de la porcion membranosa, de la uretra y de las glándulas de
Méry: lateralmente las vainas de los músculos de Wilson y
de Guthrié.
Las colecciones purulentas sanguíneas ó urinarias, pueden
reunirse entre estas diversas capis. Lo mas frecuente es que se
verifiquen en la capa subcutánea. Si s; desarrollan por delante
se estienden infiltrándose hasta el escroto; si se verifican por de
trás quedan limitadas á laregion, á causa de la densidad del teji
do que les impide el infiltrarse. Las colecciones que tienen su sitio
entre la primera y segundacapa, en el tejido celular que ocupa
el triángulo isquio-bulbar, quedan largo tiempo aprisionadas,
formando á los lados del rafe una eminencia considerable, y no
es raro verlas seguir al isquio-cavernoso y ganar el miembro.
Lo mas á menudo se dirigen á la piel, á través de los. orificios
de los vasos, que de las capas profundas pasan á las superficia
les. Muy raramente estas colecciones ganan la fosa isquio-
rectal, á causa de la aponeurósis del trasverso que las detiene
por detrás.
Los abcesos que se desarrollan en la capa superior vienen casi
constantemente de la próstata. Su marcha es muy diferente de
los precedentes, pues el ligamento de Carcassonne les ofrece un
obstáculo insuparable, de modo que no pueden abrirse mas
camino que hácia arriba ó bienal lado de la uretra. En el primer
caso invaden el tejido celular sub-peritoneal: M. Richét cita
I
—196—
muchos ejemplos. Por detrás encuentran la capa célulo-fibrosa
que une la próstata al peritoneo, barrera insuparable bácia
arriba, pero que hácia abajo, el tejido, haciéndose menos denso,
deja pasar el pus mas fácilmente, el cual es así conducido á la
fosa isquio-rectal.
Las colecciones urinarias no tienen ninguna semejanza con
los abcesos, como lo demostró hace mucho tiempo M. Richét,
con mucha precision. Kn efecto; la orina provoca en el tejido
celular cuando se infiltra lentamante, una induracion que cam
bia completamente las condiciones de propagacion. En los
casos, por el contrario, en que el derrame se hace de una ma
nera rápida, la induracion no tiene lugar de producirse y las
disposiciones anatómicas tienen, sobre la marcha de líquido der
ramado, una influencia muy determinada. Si la abertura tiene
lugar en la capa inferior, el líquido cae en la cavidad del bulbo
cavernoso, la llena y la distiende, y entónces se observa que la
region se levanta en la línea media, y el miembro, rojo y lu
ciente, adquiere un volumen doble ó triple; si continúa acomu-
lándose el líquido, distiende las paredes de esta cavidad, la
cual cede en algunos puntos menos remitentes; es decir, en la
cara dorsal del miembro, sobre los lados del ligamento sus
pensorio. Desde entónces la orina se introduce en la capa sub
cutánea donde nada se opone á su marcha invasora. Entonces
se vé que se infiltra rápidamente en el escroto por delante del
púbis, despues en la parte inferior del abdómen, siguiendo el
plano inclinado que le presentan las adherencias de la lámina
sub-cutánea profunda al arco crural; y, en algunos casos, pro
longarse hasta debajo de las axilas. Durante este tiempo, la
region anal no recibe ni una gota de líquido, porque está pro
tegida por la reflexion de la aponeurósis media sobre la cara
anterior del ano, como Velpeau lo ha demostrado perfecta
mente.
Si la orina se derrama en la capa superior, su marcha se pa
rece á la del pus y viene á manifestarse al rededor del ano
en el mayor número de casos. Mas raramente, se introduce de
bajo del peritoneo y lej']despega en una estension mayor ó
menor.
Tal es la estructura de esta region; pero tendríamos una idea
incompleta de ella sino describiésemos el conducto que la atra
viesa y los órganos que le corresponden en la pélvis, es decir,
la uretra, la próstata y la vejiga.
—197-
(1) Para dar una idea de variaciones entre los observadores, citare
mos algunos: '
Melkel 21 centímetros.
Gruveilliier et Blandin, 21 á 24 ,
J. Gloquct. . . . 20 á 29 ,
Lisfranc 24 á 27
Sabatier 27 á 32 8
Amusát. . •. . . 19 á 21
Malgaigne .... 14 á 16
—198—
Pero no es esto todo; la uretra, como se sabe, se compone de
tres regiones: la prostática, la membranosa y la esponjosa, delas
cuales es necesario conocer exactamente la longitud relativa.
La longitud de la porcion prostática es muy útil de conocer,
no solamente para la cistotomia, sino tambien para el cateteris
mo, por las tumefacciones prostáticas. Esta tiene de 27 á 33 mi
límetros, paraDucampy yBlandin; 29 milímetros, para Senn;33
segun Lettre y Coclét; de 33 á 35, Boyer; de 27, Amusat, de 24 á
30 segun Cruveilhier, y de 18 a 24 milímetros segun Lisfranch y
Petrequin. En los cadáveres congelados,' M. Jarjavay ha-encon-
trado 20 milímetros. Es necesario saber que esta longitxid au
menta mucho en las ingurgitaciones prostáticas.
La porcion membranosa tiene casi la misma longitud; para
Ducampy mide de 20 á 27 milímetros; para Blandin de 22; para
Cruveilhier, de 26 á 27; Boyer, 27; Lisfranc, 15 á 24; Petrequin,
12 á 20. Esta porcion está cortada en pico de flauta por delante,
de modo que sus paredes no tienen la misma longitud: así, la
superior mas larga, tiene de 18 á 22 milímetros y la inferior mas
corta, de 9 á 13: M. Jarjavay le asigna de 10 á 15 milímetros.
En cuanto á la porcion esponjosa, presenta muchas dificulta
des para su mensuracion: ella ofrece en general de 10 á 12 mi
límetros. Si sumamos la longitud de cada una de las partes de
la uretra, tenemos 20 milímetros para la prostática, 15 milíme
tros para la membranosa y 120 para la esponjosa: la suma es de
15 centímetros para la media.
Dirección. — La direccion de la uretra ha sido tambien objeto
de muchos debates. Entre los partidarios de Amusat, que consi
deran á la uretra como rectilíuea, y los de Petit, que le atribuyen
una curvadura muy pronunciada, ¿cuáles tienen razon? Esto es
una cuestion de mucha importancia y que necesita resolucion,
porque entonces sabremos cuál es la forma, cuál es el grado de
curvadura que es necesario dar á los instrumentos destinados á
pasar por la uretra y á permanecer en ella.
De todos los autores que han abordado en este último tiempo
la cuestion, Richét nos parece que es el que la ha espuesto con
mas precision y el que la ba resuelto con bases mas sólidas.
Despues de haber situado el cadáver horizontalmente y de
haber fijado la vejiga y la uretra con dos alambres de hierro,
este Cirujano ha visto que el conducto, en cuanto á su direccion,
podia ser considerado como formado de dos porciones: una an
terior ascendente y rectilínea, que se estieyde desde el meato
urinario al ligamento suspensorio del miembro, y otra pos
—199-
terior, curvilínea, de concavidad superior, que principia al nivel
del ligamento suspensorio hácia la mitad de la altura del pubis,
y se termina en el cuello de la vejiga. La parte anterior corres
ponde al glánde y al cuerpo del miembro; la posterior á la raiz
del órgano y á la region perineal que atraviesa en toda su
estension. En su punto de reunion por delante del pubis, forma
un ángulo agudo, abierto bácia atrás y abajo, cuyo vértice está
fijo por la insercion del ligamento suspensorio, sobre los cuerpos
cavernosos.
La porcion anterior ó peniana difiere de la posterior por su
gran movilidad en todos sentidos. Así, se la puede llevar á la
parte anterior del abdómen, como para colocarla en la misma
direccion que la posterior, y esta posicion es la que este Ciru
jano da á este conducto cuando quiere sondarlo, pues forman
do en esta posicion con el abdómen, un ángulo de 45 grados,
la uretra es casi rectilínea hasta las inmediaciones de la sín-
fisis del pubis , pero á partir de este punto cámbia de di
reccion y de descendente se hace ascendente, describiendo una
gera curva, cuya concavidad mira hácia arriba y adelante, y la
convexidad hácia atrás y abajo,
Examinemos, pues, con M. Richét la direccion de cada una de
las porciones de la uretra, y despues veremos cuál es la direc
cion de toda ella.
La parte peniana, estendida desde el glánde hasta por debajo
de la sínfisis, es descendente y rectilínea: sin embargo, ofrece
inferiormente por debajo de la sínfisis una ligera curvadura, que
desaparece fácilmente por la traccion del miembro hácia arriba,
ó bien por la introduccion de una sonda recta.
La porcion perineal, que corresponde al fondo de saco del
bulbo, á la porcion membranosa y á la porcion prostática, se
estiende desde la sínfisis hasta el cuello de la vejiga, y ofrece
tambien una ligera curvadura en sentido inverso á la prece
dente y en toda su estension. Mientras que la parte peniana es
esencialmente móvil, esta es invariable en su posicion. Las dis
locaciones de la próstata apenas imprimen á esta curvadura
una ligera modificacion. Así, la plenitud de la vejiga ó del recto
no tendrán una gran influencia sobre esta curvadura. Profun
damente situada y fija, esta curvadura no podrá ser modificada
por las tracciones sobre el miembro; únicamente los instrumen
tos podrán deshacerla. Sin embargo, introduciendo un dedo en
el recto y comprimiendo en la direccion del cóxis, se podrá
hacer que desaparezca de una manera casi completa, mientras
—200—
que comprimiendo hácia delante sobre la próstata se la aumen
tará insensiblemente. De allí la utilidad de dirigir la sonda en
los casos difíciles, introduciendo el dedo en el recto.
¿Cuál es la situacion precisa del orificio vesical de la uretra?
M. Richét ha dilucidado tambien esta cuestion por muchas in
vestigaciones, cuyos resultados son los siguientes: este orificio
dista de l5 á 20 milímetros de la cara posterior de la sínfisis,
correspondiendo algunas veces por debajo, rara vez por encima
de su borde inferior, y en la inmensa mayoría de los casos al
mismo nivel de este borde. La estremidad inferior de la curva-
dura que sufre la uretra, al atravesar la region perineal ante
rior, corresponde á la parte inferior de la sínfisis, de la que está
separada por un intérvalo de l5 á 20 milímetros próximamente,
y se encuentra por consecuencia situada á esta misma distancia
mas abajo que el orificio vesical. De esto se deduce, que la por
cion perineal de la uretra, á partir del punto donde se une á la
porcion peniana, sube encorvándose ligeramente hácia adelan
te, pero esta inflexion ascendente, menos considerable de lo que
se habia creido, existe realmente, á pesar de la asercion contraria
de Amusát, quien quería negarla para hacer mas aceptable su
cateterismo rectilíneo.
Anchara. — La uretra no ofrece la misma anchura en sus di
versas regiones, ni es igualmente dilatable en todos sus puntos.
Si se inyecta cera fundida en este conducto, sé tendrá de este
modo un molde que representará fielmente sus dilataciones y
sus estrecheces. Sobre un molde semejante, se vé que presenta
tres dilataciones y tres estrecheces alternativas. Casi inmedia
tamente por detrás del meato existe una dilatacion fusiforme,
que corresponde á la fosa navicular, la cual tiene de seis á ocho
milímetros de longitud. A esta sigue una estrechez que se pro
longa hasta debajo de la sínfisis: á partir de este punto, se en
cuentra otra dilatacion mas considerable que la primera, la cual
se termina bruscamente en el punto de union del bulbo y la
porcion de membranosa, la que corresponde al fondo del saco del
bulbo. E:n fin, al nivel de la próstata, existe una dilatacion que
por sus dimensiones es un término medio entre las dos prece
dentes, la cual termina por detrás al nivel del cuello vesical
por una especie de estrechez.
Las tres estrecheces corresponden: la primera á la porcion es
ponjosa de la uretra; la segunda á la porcion membranosa, y la
tercera, en fin, al cuello de la vegiga.
Relativamente á la dilatabilidad de este conducto, las investí
-201—
gaciones de Richét nos permiten dar resultados positivos. El J
meato urinario es la parte estrecha y menos estensible, de modÍK<££Ví£
que un instrumento que franquee este orificio, podrá recorrer
toda la estension del conducto sin ningun inconveniente. La
dilatacion que existe al nivel de la fosa navicular, se estiende
muy fácilmente, por lo que no es raro ver en ella cálculos ó
fragmentos de estos cuerpos. La estensibilidad del conducto es
muy considerable al nivel de la porcion esponjosa, y es todavía
mayor al nivel del golfo de la uretra, lo cual es en este punto
una de las causas de la dificultad que encuentra la sonda al
franquear esta region, porque su pico viene á chocar contra
las paredes de esta region dilatada. En el cuello del bulbo y en
la porcion membranosa, la dilatabilidad es tambien muy pro
nunciada. En la region prostática, el conducto es ya ancho, y
puede aun ensancharse mas por los cálculos, y sobre todo en
los niños, en los cuales se pueden estraer de la vejiga sin in
cision de su cuello ni de la porcion prostática. En el estado de
vacuidad, la mucosa de la uretra está en contacto consigo mis
ma; es rugosa, y estas rugosidades, que son mas notables al ni
vel de la porcion musculosa , precisamente á causa del tejido
muscular que le rodea, son la causa de que en el cadáver sea
algunas veces tan difícil el cateterismo.
Cuando un sugeto está afectado de estrecheces, el Cirujano
debe procurar devolver al conducto sus dimensiones normales.
Para obtener este resultado debe conocer cuáles son sus dimen
siones rigurosas; estas, en los puntos mas estrechos son próxi
mamente de cuatro milímetros. ¿Convendrá detenernos en esta
cifra al practicar la dilatacion? No lo creemos así. Nosotros
opinamos con M. Richét, que si nos limitásemos á esta dilata
cion, la estrechez se reproduciría bien pronto. Para llegar á un
resultado satisfactorio, es necesario dilatar algo mas, pero para
esto es preciso que el Cirujano, con el fin de no pararse ante
ninguna dificultad, resuelva la cuestion siguiente: ¿Hasta qué
punto es permitido llevar la dilatacion de este conducto? Cuando
el meato es estrecho, es poco dilatable, y á menudo nos vemos
obligados á desbridarle para poder introducir los instrumentos;
pero una vez franqueado este obstáculo, la uretra puede recibir
en toda su estension, sin desgarrarse, un estilete de siete milí
metros de diámetro. Es inútil el decir, que si se dilata progresi
vamente, se podrán introducir sondas de ocho milímetros de
diámetro, y hasta de nueve como lo ha prohado Máyor.
Estructura.— Mucosa.— Es lisa, fina y de un color rosado cer-
-202—
cadel meato, pálida y grisácea en la porcion esponjosa; un poca
morena cerca del bulbo y grisácea en el resto de su estension.
Su cara esterna está en relacion mas ó menos íntima con la cu
bierta célulo-fibrosa, y la interna ó libre nos ofrece eminencias,
válvulas, depresiones y orificios.
Las eminencias, son: 1.° Las papilas, que existen al nivel de
la porcion glandular; lo que esplica la sensibilidad tan viva de
que goza el conducto en este punto. 2." La cresta uretral ó veru-
montauum que representa una especie de casco de buque diri
gido de delante hácia atrás en la region prostática, de una lon
gitud de 21 milímetros.
Hacia el orificio interno se vé otra eminencia muy aparente
en los viejos: esta es la válvula que ocupa la circunferencia in
ferior de este orificio, contra la cual va á chocar el pico de la
sonda, sino se tiene cuidado de hacerlo recorrer la parte superior
del conducto. M. Guerin ha señalado en la fosa navicular, una
válvula situada sobre la pared superior, la cual, á causa de su
direccion hácia adelante, puede ser un obsiáculo para el cate
terismo. De allí, el consejo dado por este Cirujano de aplicar el
pico de la sonda sobre la pared inferior. M. Godard, observó una
vez una válvula en la region prostática; pero esto es un hecho
escepcional.
En la supercie de esta mucosa existen numerosos orificiosj
diseminados en toda la estension del conducto, tanto en la cara
superior como en la inferior, cuya abertura mira hácia ade
lante, los cuales ha-i recibido el nombre de lagunas ó senos de
Morgagni. Por sus dimensiones y direccion pueden ser un obs
táculo para el cateterismo, y si por casualidad el pico de la
soDda, penetra en ellos, puede formarse un falso camino. ¿No
podríamos atribuir á su inflamacion la persistencia de ciertas
blenorragias? Bu la region membranosa se encuentran las glán
dulas de Littre, análogas á las lagunas anteriores, las cuales,
como aquellas, segregan mucosidades propias para lubrificar
las paredes del conducto. Por último, mencionaremos los ori
ficios prostúticos, el del utrículo, los de los conductos eyacula-
dores y los de las glándulas de Mery. Estas glándulas, llamadas
tambien de Cooper, eu número de dos y situadas por detrás y
por debajo creí bulbo, han sido descritas con mucho cuidado
por Jarjavay, quien ha demostrado todas sus variedades (1).
ARTICULO V.
§ 3.° De la vagina.
§ 4.°—Del útero.
—227-
anterior y posterior que se encuentran por arriba y por los
lados; son ligeramente convexos, de parte de la cavidad ute
rina, hácia donde tienden á formar eminencia; de modo que el
mas pequeño tumor que se forma en el espesor de las paredes,
produce una eminencia en esta misma cavidad. Por esta dispo
sicion es por lo que las paredes del útero pueden invertirse: el
borde superior, muy convexo hácia bajo, es el mas dispuesto
para sufrir esta inversion, ya por «sta disposicion, ya tambien
por su posicion horizontal.
Los ángulos de la cavidad uterina presentan , cada uno un
orificio, que son 'los orificios de las trompas, uno derecho y otro
izquierdo. Habiendo hablado ya de estos orificios, únicamente
diremos ahora que á su nivel y en cada lado se observa una
prolongacion de la cavidad uterina, en forma de infundíbulum,
que tiene la mayor analogía con el infundíbulum de la arteria
pulmonar en el ventrículo derecho. Cuando se abre un útero,
conteniendo el producto de la concepcion, cuyo desarrollo haya
principiado pocos dias, se nota que el infundíbulum uterino es
el punto donde se sitúa el producto que se desarrolla.
¿Estas dos prolongaciones laterales de la cavidad uterina no
son el vestigio de la bifidez del cuerpo del útero?
El ángulo inferior presenta un orificio que establece una an
cha comunicacion entre la cavidad del cuerpo y la del cuello,
el cual ha recibido el nombre de orificio interno del útero. Toda
la porcion de la cavidad del cuerpo, situada por encima del ori
ficio de las trompas, ha recibido el nombre de fondo del útero.
Esta parte no existe en las vírgenes, pero en las multíparas,
aumenta cada vez mas con el número de embarazos, y entonces
puede hacerse muy espaciosa.
B. Cavidad del cuello. — Esta cavidad principia en el orificio
inferior de la cavidad del cuerpo y termina en el orificio vagi
nal: su forma es la de un conducto un poco ensanchado en su
parte media y algo aplanado de delante hácia atrás; su longitud
es de 27 á 34 milímetros. En sus paredes anterior y posterior se
encuentran rugosidades que constituyen lo que se ha llamado
árbol de la vida ó lira, las cuales están dispuestas de la manera
siguiente: en la línea media, tanto por delante como por detrás,
se encuentra la eminencia vertical, continuándose por arriba
con la columna media de la cavidad del cuerpo. En todo su tra
yecto se ven partir, bajo ángulos mas ó menos agudos, abiertos
hácia arriba, un cierto número de pequeñas columnas mas ó
menos prominentes y mas ó menos grandes , cuya reunion es
—228—
parece bastante bien á una hoja de higuera. Estas pequeñas
eminencias laterales circunscriben espacios muy estrechos, y al
gunas veces profundos, sobre todo en la línea media.
- Las columnas medias, no están exactamente la una enfrente
de la otra, sino que el árbol de la vida posterior está á la iz
quierda y el anterior á la derecha. Todas estas eminencias, por
su reunion, sirven para formar el cuello, pero desaparecen des
pues de uno ó dos partos.
Tejido seroso. — Este tejido forma al útero una envoltura
casi completa que ha recibido el nombre de túnica peritoneal.
Esta túnica es una dependencia del peritoneo, el cual, despues
de haber revestido la cara postsrior de la vejiga, se refleja sobre
el útero, se estiende sobre su cara anterior y forma así la esca-
vacion vésico-uterina. Entre el peritoneo y la parte media de la
cara anterior del cuello, existe un espacio de dos centímetros,
no revestido por esta serosa, el cual se une á la vejiga por tejido
celular laxo.
Despues de haber revestido el fondo del útero, el peritoneo se
dobla en la cara posterior de este órgano, desciende hasta la
insercion de la vagina, y reviste este último órgano en una es-
tension de un medio centímetro solamente, segun las investiga
ciones de M. Legendre. Por su reflexion sobre el recto, el peri
toneo forma otro fondo de saco, que es la escavaeion útero-rectal,
en el cual se forman los hematoceles retro-uterinos, lo mismo
que los preñeces estra-u terinas.
En las partes laterales, el peritoneo no reviste el útero, pero
se refleja sobre los vasos y órganos que llegan ó salen de este
borde, y forma así un tabique qué no es otra cosa que el liga
mento ancho.
Por su reflexion sobre el recto, el peritoneo forma en las par
tes laterales y posteriores del cuello, pequeños repliegues (.liga
mentos de Doulás) que están muy desarrollados en las jóvenes y
en las recien nacidas. M. Poinsot, que los ha estudiado con mu
cho cuidado, ha notado que el ligamento derecho es mas ancho
pero mas corto que el izquierdo, y atribuye á esta disposicion
la inflexion del útero á la derecha, sea en ciertas desviaciones,
sea durante el embarazo.
Tejido muscular. — Este tejido forma por debajo de la mem
brana precedente una capa gruesa*. Sus fibras pertenecen á las
musculares de la vida orgánica. Se hipertrofia durante el em
barazo, pero despues del parto, se atrofia poco á poco por el me
canismo siguiente: las fibro-cé lulas se rellenan mas ó menos
—229—
de pequeñas granulaciones grasosas que se reabsorven ensegui
da. Segun Herhl, las flbro-células se reabsorberían para ser
reemplazadas por fibras de formacion nueva.
El aspecto de esta capa muscular varia mucho, segun que se le
examine durante la gestacion ó fuera de ella. Fuera del emba
razo ofrece una dureza notable, una coloracion grisácea un poco
rosada, y dá al útero su forma; de modo que á primera vista
apenas se pueden reconocer los caracteres del tejido muscular.
Durante la gestacion y algun tiempo despues del parto, estos
caracteres están notablemente modificados; el color rojizo, la fle
xibilidad, y el aspecto fibrilar del tejido muscular de la vida or
gánica, se manifiestan de una manera evidente; por esto el es
tudio de la disposicion de las fibras musculares de este órgano,
se ha hecho en úteros durante este estado.
Sin entrar en detalles que nos conducirían muy lejos, diremos
suscintamente cual es la disposicion general de estas fibras.
Inmediatamente por debajo del peritoneo, se encuentra una
capa delgada, densa y elástica que se adhiere íntimamente' á la
cara esterna de esta serosa: las fibras que la componen no pre
sentan una direccion determinada, sino por el contrario, una
irregularidad muy aparente.
Si se levanta con precaucion esta primera capa, cosa que se
hace sin querer algunas veces al disecar el peritoneo uterino, se
halla una segunda capa que se presenta bajo un aspecto mas
regular.
Las fibras musculares de esta capa se dirigen trasversalmente,
se reunen en muchos grupos ó fascículos, que aplicándose los
unos sobre los otros, se dirigen hácia fuera para ir á dividirse en
los ligamentos anchos siguiendo las trompas, el ligamento del
ovario y el ligamento redondo, ó se pierden en el tejido celular
del ligamento ancho.
En la línea media, tanto por delante como por detrás, se ven
fibras que pasan de la izquierda á la derecha y recíprocamente.
Al nivel del cuello, existe un plano de fibras circulares dis
puestas bajo la forma de un esfínter, al rededor del cual se ter
minan las Abras longitudinales y oblicuas que ocupan el cuerpo
y el cuello del útero. Algunas fibras longitudinales que llegan
hácia el cuello, toman insercion en la cara esterna de la mucosa
en el fondo de los surcos del árbol de la vida, y contribuyen así
á hacer los pliegues permanentes. Otro plano de fibras longitu
dinales pasa formando asas al rededor de las fibras circulares
del cuello.
—230—
Hácia el fondo del útero se vé un grupo de fibras musculares
dispuestas circularmente bajo la formk de discos: esta parte es
la que Ruysh ha designado bajo el nombre de detrutor placentm
porque le atribuia el uso de desprender la placenta despues de
la espulsion del feto.
Mucosa nterina. — Esta membrana no puede ser puesta en
duda, pues ha sido en estos últimos años el objeto de trabajos
importantes de parte de M. Ch. Robin, A. Richat y Coste: re
viste la cavidad uterina; se continúa por abajo con la mucosa
vaginal y por arriba con la de las trompas. Como su color es
rojizo y es mas densa^ fuera del estado de embarazo, se le habia
confundido con la capa muscular y negado desde luego su
existencia. Su grosor es mas considerable que el de las demás
mucosas; al nivel del cuello, este es de un milímetro próxima
mente y en el cuerpo mide de dos á seis milímetros.
Por su cara esterna, es muy adherente al tejido muscular
subyacente; pero , sin embargo , hácia el fin del embarazo se
despuende fácilmente, porque entonces se convierte en caduca.
Por su superficie libre es lisa sin vellosidades y está recorrida
al nivel del cuello, por pliegues y surcos que forman el árbol
de la vida.
El epitelium que la recubre es cilindrico, vibrátil, de direc
cion irregular, pero dominando la direccion hácia el orificio
vaginal.
Esta membrana está formada principalmente de folículos fle-
xuosos, qne se terminan en un fondo de saco simple ó bilobado
en la cara adherente de la mucosa, y se abren, por un orificio
un poco prolongado en forma de gollete, en la superficie de esta
misma membrana. Estos orificios son muy evidentes cuando se
examina una caduca espulsada en el segundo mes del embarazo:
epitelium nuclear reviste la cavidad de estos folículos.
El tejido interpuesto entre los folículos, está compuesto de
fascículos de tejido celular, de elementos flbro-plásticos y prin
cipalmente de núcleos y cuerpos fusiformes, y de mucha mate
ria amorfa granulosa. La estructura de esta membrana no es la
misma hácia el orificio de las trompas, pues en este punto fal
tan los folículos, y la membrana se adelgaza.
Al nivel del cuello, los folículos son mas anchos, mas cortos
mas globulosos, y la trama es sobre todo de tejido celular. La
mucosa del cuello y del cuerpo, contienen tambien algunas
fibro-células.
Algunas veces el orificio escretor de los folículos, no dá paso
— 231 —
fácilmente al producto que segregan, y entonces se desarrollan
bajo la forma de quistes que se han llamado huevos de Nabót.
Todas estas glándulas segregan un moco muy viscoso, sobre
todo las del cuello, el cual, concretado, forma en los primeros
tiempos del embarazo el tapon gelatinoso. Cuando esta membra
na se inflama, dá lugar á una metritis interna, forma muy re
belde a los diversos tratamientos empleados hasta el dia, y que
no se puede combatir eficazmente mas que por medio de modi
ficadores introducidos en su superficie con las precauciones con
venientes.
Arterias. — Vienen de la hipogástrica y de la ovárica.
Las arterias uterinas, suministradas por la hipogástrica, pe
netran en el útero por sus partes laterales y á la altura de la
parte media de su cuello, y al llegar al órgano, se dividen en
dos órdenes de ramas, unas anteriores y otras posteriores; las
unas se dirigen hácia arriba y las otras hácia bajo. Estas últi
mas se distribuyen en el cuello y se anastomosan con las vagi
nales, y las otras van al fondo del útero. Hácia la insercion de
la trompa se vé un ramo muy voluminoso que sigue el borde
inferior de este órgano, el cual se anastomosa con la arteria
ovárica.
Todas las ramificaciones de la arteria uterina atraviesan obli
cuamente las paredes y presentan muchas flexuosidades, que
lejos de disminuir, aumentan durante el embarazo.
Las arterias ováricas, despues de haber suministrado las ra
mas del ovario, llegan al mismo cuerpo del útero por medio de
las anastómosis que acabamos de mencionar, y se distribuyen
de este modo, principalmente en el fondo del útero.
Vena*. —Son numerosas muy anchas, y ofrecen en el espesor ■
del útero dilataciones muy considerables, que se agrandan mu
cho durante la gestacion, designadas bajo el nombre de senos
uterinos, en los cuales se encuentranámenudo pus mas ó menos
concreto, en la mayor parte de las mugeres que sucumben á
consecuencia de los accidentes del parto.
Linfáticos.— Muy numerosos tambien como las venas, cuyo
trayecto siguen, van á los gáuglios hipogástricos y lumbares.
Estos vasos se dilatan mucho durante el embarazo y si se les
examina en las mugeres que mueren de una peritonitis, metri
tis ó flebitis uterina, se les vé tan gruesos que no es necesario
inyectarles para poderles seguir. En estos casos están rellenos
de un liquido lactecente, cuya naturaleza purulenta no es siem
pre evidente.
—232 —
üérviós.— Los nervios del útero vienen casi todos del gran
simpático y se distribuyen en el órgano, siguiendo á las arte
rias. Un ñlete del plexo sacro, va directamente á distribuirse en
la parte posterior del cuello. La existencia de este nervio en el
cuello ha sido negada por algunos, pero equivocadamente. En
apoyo de esta opinion se ha invocado la insensibilidad de esta
parte del útero, pero con la misma razon se podria decir, que el
intestino no recibe ningun nervio, puesto que no es sensible en
el estado normal. El útero y el cuello son perfectamente sensi
bles en ciertos estados, tales cbmo la inflamacion y el emba
razo, así como el intestino inflamado es tambien muy sensible.
Esta es una de las propiedades del gran simpático, la de no es
citar el cerebro mas que en ciertas circunstancias. El dolor que
se esperimenta entonces ha recibido el nombre de cólico, de
donde la espresion de cólicos, de relortojines uterinos.
Se ha discutido mucho con el fin de averiguar si los nérvios
se hipertrofiaban, como los demás tejidos, durante el embarazo.
Sin duda alguna, este hipertrófla existe, y los que la han ne
gado no han seguido un buen procedimiento en su diseccion.
Los nérvios del útero tienen un neurilema como los demás nér
vios: si únicamente se quiere separar este neurilema y no dise
car mas que las fibras grisáceas que encierra, es evidente que
no se podrá juzgar de la hipertrófla; pero si se diseca el neuri
lema con los tubos nerviosos, como se hace para los demás nér
vios, entonces la hipertrófla no será mas objeto de dudas (l).
§ 7. °—Trompas de Falópio.
Definición. — Las trompas uterinas, son dos conductos esten
didos desde el fondo del útero y flotantes en la cavidad pelvianat
destinados á poner en comunicacion los ovarios con la cavidad
de la matriz.
Situacion. — Están situados en la pélvis menor, al nivel del
estrecho superior, el uno á la derecha y el otro á la izquierda
del fondo del útero. Estos órganos no ocupan siempre una posi-
sion relativa perfectamente simétrica, sino que algunas veces
uno de ellos, está situado en un plano mas superior ó posterior
que el otro.
Direccion. — Nacidas de la parte mas superior y algo pos
terior de los ángulos del útero, por encima del ligamento re
dondo y por delante del ligamento oyárico, las trompas de
Falópio, se dirigen trasversal mente hácia fuera y hácia arriba,
describiendo desde su origen una curva de concavidad posterior,
de donde resulta que su estremidad esterna mira al ovario.
Lóngitud. — En una muger adulta, estos órganos miden en
general dp 10 á 16 centímetros; en las jóvenes y sobre todo en
lasque no han parido, esta longitud es menor.
Desde el nacimiento hasta la pubertad, las trompas son rela
tivamente mas largas, porque describen flexuosidades mas nu
merosas. La trompa izquierda es mas corta que la derecha, de
tres á cuatro centímetros.
Volumen. — La trompa va aumentando de volúmen desde su
origen hasta su estremidad esterna.
Diámetros. — En su origen, el diámetro de la trompa es de
cuatro á cinco milímetros; hácia su parte media de cinco á seis,
y en su estremidad esterna de siete á nueve milímetros.
Mediós de fijeza. — Las trompas están mantenidas en su po-
-241—
sicion por un repliegue del peritoneo, que ha recibido el nom
bre de ala media del ligamento ancho. El horde esterno de este
repliegue no es mas que el ligamento tuho-ovárico de que ya
hemos hablado.
Relaciónes. — Las trompas corresponden por delante á las
caras laterales de la vejiga, y por detrás y arriba á las circunvo
luciones intestinales: durante el embarazo están mas próximas
del cuerpo del útero y se hacen verticales. Móviles en su es-
tremidad esterna y unidas al ovario, cámbian de relaciones y de
direccion como este último órgano, al cual acompañaren sus
dislocaciones.
Cónformación estcriór. — La forma de las trompas ha sido
comparada á una trompeta 6 kun cuerno de caza. En ella consi
deraremos un cuerpo y un pabellon.
Cuerpo de la trompa. — Es la parte comprendida entre su
origen y su estremidad ensanchada en forma de infundíbulum.
No principia por fuera del útero, por cuanto atraviesa las
paredes de este órgano sin confundirse con ellas, como lo han
demostrado las disecciones de M. Ch. Robin. Describe flexuosi-
dades bastante variables en cuanto á su número y estension.
Durante la vida intra-uterina, hácia el séptimo mes, la trom
pa esflexuosa desde su origen, lo que no se observa en las mu-
geres adultas. Sus inflexiones no desaparecen jamás durante el
embarazo.
Pabellón de la trompa. — Llámase así la terminacion ester
na de este órgano. El pabellon ofrece un borde frangeado, plie
gues y surcos numerosos en las mugeres que no han parido.
Este órgano presenta variaciones numerosas en su aspecto, su
forma y sus dimensiones, como lo ha hecho notar A. Richard
con mucha razon; de manera que para tener una idea algo
exacta de este órgano, es indispensable elegir un tipo interme
diario entre lus numerosos detalles, que se encuentran princi
palmente en el pabellon de las jóvenes y la simplicidad que se
observa en las mugeres de una edad avanzada y multíparas. Su
forma no es regularmente circular.
El pabellon mira atrás y adentro hácia el ovario. En una jóven
no reglada, G. Richard ha visto que estaba directamente vuelto
hácia arriba y que á pesar de la longitud real de la trompa, el
pabellon no podia alcanzar el ovario, lo que dependia de la cor
tedad del repliegue peritoneal.
Su circunferencia está mas ó menos hendida, desde la que no
está mas que simplemente dentada, hasta aquella en que las
Tomo II. IG
-2Í2-
hendiduras son tan profundas que llegan al vértice del pa
bellon.
Su cara esterna ofrece una disposicion única en la economía,
tal es , la continuidad de una mucosa con una serosa . G . Richard
ha demostrado que al llegar á la cara interna del pabellon, la
serosa se termina bruscamente por un borde ligeramente sinuo
so que dista dos, tres ó cuatro milímetros del borde frangeado,
que esta línea, límite del peritoneo, describe un círculo al rede
dor del pabellon; pero que sobre las franjas, cuando existen, se
prolonga sobre su cara esterna y va acompañándoles á ganar
el borde esterno del ovario.
De las franjas. — Estas franjas son el resultado de las hendi
duras; ocupan el borde libre del pabellon y flotan en la cavidad
peritoneal.
Su forma es lanceolada, algunas veces ovalar ó tambien fili
forme: algunas de ellas están agujereadas en su centro. G. Ri
chard las ha visto muy estrechas y muy largas, echándose
á la manera de un puente desde un lado del pabellon al diame-
tralmente opuesto. Estas largas franjas, adherentes por sus dos
estremos á la circunferencia del pabellon, están cubiertas por
el peritoneo esteriormente y por dentro por la mucosa. Su lon
gitud varía desde algunos milímetros hasta uno, dos y tres
centímetros (G. Richard). Su borde es tan pronto dentado como
redondeado.
En el espesor de las franjas se encuentran algunas veces pe
queños quistes ó pequeños cálculos estremadamente duros.
De las franjas tubo-ováricas. — En el trayecto del'ligamento
tubo-ovárico, se ven bastante á menudo, franjas que han sido
llamadas tubo-ovdricas, las cuales, nacidas del pabellon, pueden
estenderse mas ó menos lejos sobre el ligamento que las sostie
ne: tan pronto llegan hasta el ovario, tan pronto únicamente
hasta la parte media del ligamento tubo-ovárico.
Segun G. Richard, quien ha dado una descripcion muy com
pleta de estas franjas, están formadas en general por dos hojue
las, una serosa ó esterna y otra mucosa ó interna. Su borde libre
puede presentar todas las variedades de las verdaderas franjas.
Cónformacion interiór. — La trompa |presenta en su centro
un conducto que principia en el fondo del pabellon, y termina
en el ángulo esterno de la cavidad uterina. Examinaremos:
l.° El orificio uterino. 2." El conducto. 3.° El orificio abdominal.
Orifició interno ó uterino. — Este orificio no presenta válvu
las, y está situado en las nulíparas, en el vértice del infundíbu
—243—
lum que presentan en la cavidad de la matriz los ángulos del
útero; pero en las multíparas, habiendo desaparecido los ángu
los de este órgano, los orificios tubulares se ven en la parte su
perior y lateral de la cavidad ovalar del útero.
Este orificio es muy pequeño y permite la introduccion de un
estilete. En las nulíparas es mucho mas ancho que en las mu-
geres que han parido muchas veces. La manera como se abre en
la cavidad uterina, dá cuenta de la fácil penetracion hácia la
trompa de los líquidos inyectados en el útero.
Cónducto de la trompa. — La parte de conducto, estendida
desde la cavidad uterina hasta la periferia de las paredes del
útero, es casi rectilínea, ó lo mas, presenta una ligera concavi
dad inferior. Esta primera porcion, que lleva el nombre de re
gion uterina de la trompa, está, por decir así, esculpida en medio
del espesor de las paredes del útero, y su longitud es de un
centímetro próximamente. Esta parte es la mas estrecha de
todo el conducto, sobre todo en su estremidad uterina, donde
raramente pasa de un milímetro. A partir de este punto, el con
ducto de la trompa se dilata hasta su terminacion, donde se es
trecha ligeramente.
Orifició abdominal ó esterno. — Este orificio está situado en
el fondo del pabellon, es perfectamente circular, y su diámetro
en las adultas es de cinco á ocho milímetros. En el feto es muy
estrecho; en las mugeres embarazadas no parece que se dilaten
mucho.
Si se abre la trompa, se sorprende uno al ver tan gran nú
mero de elevaciones y repliegues en la superficie de la mucosa.
Estos repliegues son permanentes y no desaparecen por la dis
tension. Cada uno de ellos está formado por dos láminas de la
mucosa, reunidas por un tegido celular: su direccion es paralela
al eje de la?-trompa. Eu la region uterina, representan dos ó
tres pequeñas crestas salientes y duras, las cuales interceptan
pequeños surcos capilares. A medida que adelantan hácia afue
ra, estos pliegues son mas elevados y mas numerosos, y á dos
ó tres traveses de dedo de la matriz, aparecen los grandes plie
gues flotantes que se prolongan hasta el pabellon. Estos plie
gues flotantes, en número de cuatro ó seis, que alcanzan una
altura de cinco á seis milímetros y á veces aun mas, están cu
biertos de una infinidad de pequeñas crestas, las cuales inter
ceptan entre sí pequeños surcos capilares. Al nivel del orificio
abdominal, los pliegues mayores desaparecen," quedando única
mente los menores; sin embargo, uno de los primeros franquea
—244—
habitualmente este orificio. La superficie de la mucosa del pabe
llon presenta absolutamente la misma disposicion; pero los plie
gues no son generalmente tan elevados como en el tercio es
terno del conducto tubario: tambien es necesario notar que en
este órgano todos ellos convergen bácia la abertura abdominal
de la trompa.
Anomalías en el número de pabellónes. — G. Richard ha
encontrado cinco ó seis veces muchos pabellones en una misma
trompa. Hé aquí, de una manera general, en qué consiste esta
anomalía: á una distancia que varía desde algunos milímetros
hasta dos ó tres centímetros por detrás del pabellon normal, se
distinguen en el trayecto de la trompa, uno ó muchos pabello
nes accesorios, formados por la membrana mucosa, hendida bajo
la forma de franjas. Cuando se sumergen en el agua las fran
jas de estos pabellones , se les ve atravesados por un orifi
cio que conduce al conducto tubario ; y si se introduce un
estilete en este orificio, se le hace salir, sea por la abertura abdo
minal, sea por la uterina, segun el sentido en que se dirija.
Estructura. — Túnica etterna ó peritoneal. — Depende de los
ligamentos anchos del útero. Este repliegue contiene la trompa
sin seguirla en todas sus inflexiones r lo que hace que sus
sinuosidades sean independientes del peritoneo. La túnica se
rosa está separada de la trompa por una gran cantidad de tejido
celular laxo, el cual permite el que se deslice al comprimirla
entre los dedos. En las franjas del pabellon, y en la parte es
terna del cuerpo de la trompa, la serosa está bastante estrecha
mente unida á la membrana subyacente.
Tejido celular subscroso. — Entre el peritoneo y la mem
brana propia de la trompa, existe un tejido celular laxo, fila
mentoso y de un gris rosado muy notable en el embarazo, de
bido á los numerosos vasos que le recorren. Este tejido se in
filtra de serosidad durante la preñez. G.Richard y Ch. Robin,
han visto que este tejido no contiene mas que fibrillas de tejido
celular y elementos fibro-plástico? en gran cantidad.
Túnica propia. — Capa intermediaria á la mucosa y á la se
rosa, la pared propia no se continúa con la capa muscular del
útero. Cerca de este órgano, su grosor es bastante considerable,
pero á medida que se dirige hácia afuera se adelgaza escesiva-
mente. De las investigaciones de Ch. Robin y G. Richard, resul
ta, que'la pared propia no es de naturaleza muscular como se
habia creido hasta aquí , sino que está formada únicamente
de tejido celular y de elementos fibro-plásticos entrecruzados
en todos sentidos, lo mismo á la larga que trasversalmente;
sin embargo, el número de los fascículos longitudinales
parece mayor que el de las fibras trasversales.
Túnica mucosa. — Esta membrana, poco gruesa, se continúa
por fuera con el peritoneo y por dentro con la mucosa uterina;
se distingue fácilmente de estas membranas por los caracteres
que ya hemos indicado.
En su superficie libre está cubierta por una capa de epite
lio m vibrátil, y se continúa por fuera de una manera insensi
ble con el epitelium pavimentoso del peritoneo. M. Ch. Robin
ha visto epitelium nuclear en lugar del vibrátil: esto se en
cuentra en las congestiones y en las inflamaciones de la mucosa-
Esta membrana segrega un moco amarillento, espeso y menos
viscoso que el del cuello del útero, el cual es mas abundante
y mas sanguíneo durante la menstruacion. Este moco está se
gregado por glándulas particulares de la mucosa ó por esta
misma membrana. Sobre este punto nada encontramos en nues
tros autores clásicos. De cualquier manera que sea, este líquido
puede acumularse en la trompa, distenderla y constituir una
especie de hidropesía muy bien descrita por A. Richard.
Arterias. — Estos vasos vienen unos directamente de la ová-
rica y otros de la anastómosis, de esta última con la arteria ute
rina; y forman al rededor del pabellon y de las franjas, una red
estremada mente rica y apretada. La arteria útero-oVárica envia
ramos numerosos que se anastomosan por delante en el borde
anterior de la trompa, y se distribuyen en este órgano.
Venas. — Muy numerosas. se anastomosan con los plexos
venosos del ovario por fuera, y por dentro con los plexos ute
rinos. No es raro encontrar estas venas y las del ovario en es
tado varicoso: á la rotura de estos vasos dilatados, atribuye
M. Richet la produccion del hematocele retro-uterino.
Linfáticos. — Son superficiales y profundos, y van á termi
narse en los gánglios lumbares.
Nerviós. — Acompañan á las arterias, y vienen del plexo ová-
rico y del plexo uterino: el pebellon está bajo la dependencia
del plexo ovárico, mientras que el resto de la trompa recibe
sus filetes nerviosos del plexo uterino.
ARTICULO VI.
Region perineal posterior ó anal.
Definicion. — Damos el nombre de region anal, á toda la
—246—
parte del periné, situada por detrás de la línea bi-isquiática.
Límites. — Esta region está separada de la perineal propia
mente dicha, por una línea trasversal que va desde una tubero
sidad isquiática á la otra; lateralmente por las tuberosidades
del mismo nombre y el borde interno é inferior de los gluteos
mayores; y por detrás por el cóxis y los bordes laterales é in
feriores del sacro.
Cónformación. — Esta region tiene¿una forma triangular, co n
la base dirigida hácia adelante, y presenta en su centro una de
presion mayor ó menor donde se encuentra el ano.Fn lossugetos
entregados á la sodomía, el ano ú orificio rectal está situado en
una depresion profunda, lo que le ha valido el nombre de ano in-
fundibuliforme. Esta disposicion puede ser debida tambien á una
demacracion estremada ó á una especie de retraccion del recto
hácia arriba; y cuando existe, la region anal forma una hendidu
ra, cuyas paredes se tocan, lo que mantiene las humedades
rectales, convirtiéndose así en causa de escoriaciones y prurito
que desaparecen por medio del polvo de almidon é interponien
do lienzos. La abertura anal está rodeada de pliegues radia
dos, en cuyo fondo se abren las glándulas dela márgen del ano,
pliegues que desaparecen en los sodomitas. En el hombre, y
raramente en la muger, esta region presenta pelos, cuya direc
cion puede dar á conocer tambien al Médico si existe el vicio
antes indicado. Así, cuando con el infuudíbulum, los pelos
se dirigen hácia el ano y tienden á penetrar en él, se podrá au
gurar que existe aquel vicio infame. En el acto de la defecacion,
esta parte del periné se comba, se estiende, y la mucosa anal
tiende á salirse formando una eminencia: el cirujano, por esta
última circunstancia, debe hacer egecutar esfuerzos á los en
fermos, para observar mejor la region anal c ando trate de
esplorarla.
Estructura. — Piel. — Mas fina al rededor del ano, donde se
asemeja á las mucosas, es densa y gruesa por fuera, sobre todo
al nivel de las tuberosidades isquiáticas. Esta membrana se con
tinúa con la mucosa rectal. Por su cara profunda recibe .fibras
tendinosas, terminaciones de las fibras musculares del recto,
que forman los pliegues radiados de la márgen del ano.
Tejido sub-cutaneo. — Este no es masque la fáscia super-
ficialis conteniendo un poco de grasa por fuera, y las fibras del
esfínter esterno en las inmediaciones del ano. Se divide en dos
capas, de las cuales la profunda es mas densa. Ambas capas se
continúan por fuera con el tejido celular de las regiones glu
—247-
teas é isquiáticas; por delante con ]0 capa sub-cutánea de la
region perineal anterior y por detrás con la que cubre al cóxis
y sacro. Además, este tejido se amolda sobre el recto y sube á
lo largo del intestino para rellenar el vacío que existe entre él
y la pélvis.
Esfínter cutáneo ó inferiór del ano. — La porcion superficial
ó cutánea del esfinter, se presenta bajo la forma de una masa
aplastada de arriba abajo, de dos centímetros y medio de ancha
al nivel del ano en los sugetos robustos; de cinco á seis centí
metros próximamente hácia su insercion anterior, y de cinco
centímetros solamente bácia su insercion posterior. Este múscu
lo presenta un grosor de cuatro milímetros á lo mas, en los su
getos de una constitucion mediana, al nivel de los puntos late
rales del ano, desde cuyo punto se vá adelgazando en todas
direcciones: sus fascículos, terminados por fibras tendinosas que
se ensanchan en forma de abanico en los sugetos delgados, son
algunas veces carnosos hasta cerca del punto de insercion en
los sugetos muy musculosos. Desde el vértice de las apófisis es
pinosas y de los lados del cóxis, estas fibras se dirigen de atrás
hácia adelante, atraviesan casi en ángulo recto el borde peri
neal del músculo glúteo mayor, se entrelazan, contornean los
lados del ano, se entrecruzan de nuevo por delante de esta aber
tura y se estienden en seguida en forma de abanico aponeurótico,
para fijarse definitivamente sobre todo el labio esterno del arco
del pubis. Aquí, como allí, cuando el sugeto es muy musculoso,
las fibras carnosas se estienden mas allá de la línea media. Las
estremidades anteriores de los dos músculos, al fijarse sobre el
hueso, se entrecruzan con las estremidades perineales del dar-
tos. Entredigitándose con las inserciones fibrosas de la lámina
profunda de la fáscia superficialis del muslo, estos músculos
forman con las bolsas una lámina continua. Las fibras que des
cansan sobre el músculo glúteo, se entrelazan en su trayecto
hácia el cóxis con las fibras de la fáscia lata, de manera que
contribuyen á la formacion de esta lámina. El borde interno de
este músculo no esta separado de la membrana mucosa, mas que
por una capa delgada de las fibras longitudinales del recto.
El esfinter está mantenido en su posicion horizontal por el
mecanismo siguiente: las fibras longitudinales del recto, al des
cender, pasan entre sus fascículos y se entrelazan con ellos,
despues se encorvan hácia afuera en todas direcciones, para ir
á fijarse en el borde inferior de la pélvis menor, completando
así la capa profunda de la fáscia sub-eutánea: no conviene olvi
' —248—
dar que las fibra9 mas esternas, relativamente á la márgen
aual, se fijan definitivamente lo mas cerca de la línea trasver
sal del periné, tanto por delante como por detrás. Las fibras,
pues, que están en contacto inmediato con el ano, se encuen
tran por consecuencia bajo un ángulo muy agudo antes de en
trecruzarse, de donde la idea que se tenia de que el esfinter se
prolongaba basta en el mismo dartos. De la disposicion que fie
mos indicado se sigue, que estos músculos no obrarian sobre el
ano ó el residuo fecal mas que por su borde interno, y tambien,
de sus relaciones con las fibras longitudinales del recto, que es
tas últimas son los verdaderos músculos antagonistas de los es
fínteres cutáneos.
Esfínter medió del ano. — Despues de baber levantado la
fáscia sub-cutánea profunda del periné, se encuentran en los
lados del recto una série de fascículos, carnosos situados los unos
por encima de los otros, constituyendo po? su reunion un es
finter de dos centímetros de alto y de cuatro á seis de grueso. Estos
fascículos, al llegar á la línea media, por delante y por detrás
del intestino, se entrecruzan y cambian de lado. Por una espe
cie de semitorsion de arriba á bajo y de dentro á fuera, estos
fascículos acaban por ensancharse en un plano horizontal, de
modo que los inferiores se hacen posteriores y los superiores
anteriores por delante y por detrás del recto. Ordinariamente
carnosos hasta la línea media, hasta cerca de sus inserciones
óseas en los sugetos muy musculosos, estos fascículos son ten
dinosos, por el contrario, en los sugetos delgados, y entonces
constituyen por su entrecruzamiento, un rafe fibroso medio, y
por su entrecruzamiento y superposicion una lámina fibrosa
media de una forma triangular por delante; lámina que yo he
descrito bajo el nombre de lámina fibro-cartilaginosa bulbo rec
tal, la cual forma el punto de partida ó de reunion de todos los
músculos y aponeurósis del periné y de la uretra. Cuando las
fibras carnosas se estienden mas allá de la línea media, seme
jante lámina no podrá existir; de modo que yo he tomado aquí
la escepcion por la regla. Por delante del ano, estas fibras se
insertan en el labio interno del arco pubiano, en cuyo punto se
dividen para formar una vaina á los vasos y nérvios.
En su mitad posterior, es decir, hasta el nivel de la reunion
de la rama ascendente del isquion con la descendente del pu
bis, esta vaina no contiene mas que la rama esterna del nérvio
perineal; y en su mitad anterior está ocupada por la prolonga
cion de este nérvio con las ramas circunflejas del muslo, que
—249—
van á formar los vasos de la membrana que reviste la cara in
terna del dártos, la cual proviene de la lámina profunda de la
fascia sub-cutánea. Esta lámina, al fijarse en la rama ascen
dente del pubis, entremezcla sus fibras con la capa aponeurótica
que resulta de la espansion anterior de los esfínteres. Las estre-
midades posteriores de estas fibras se fijan en las caras anterior
y lateral del cóxis, y despues en el borde perineal del ligamento
sacro-ciático. Tanto por delante como por detrás, se encuentran
entrelazadas con las fibras longitudinales del recto, que refle
jándose, van á fijarse en todo el estrecho inferior.
Elevador del ano. — La porcion de este músculo que corres
ponde á la region anal, está formada de fibras musculares que
se insertan de una parte á las paredes de la pélvis por el inter
medio de la aponeurósis del obturador interno; y de otra, á la
estremidad inferior del recto y al cóxis, entrecruzándose con
las del esfinter esterno. Estas fibras se dirijen oblicuamente há-
cia bajo y hácia dentro, lo que les permite llevar el recto hácia
arriba; y forman por su reunion, un plano carnoso bastante
grueso que ofrece una gran resistencia.
En cuanto al músculo isquio-coxíjeo, pegado al ligamen
to sacro-ciático-mayor, ofrece poco interés al Cirujano.
Apóneurósis —La aponeurósis superficial, envuelve las fibras
del esfinter esterno del ano y se dirige hácia arriba sobreseí rec
to, para continuarse con la hojuela esterna que reviste la cara
inferior del elevador, pudiendo ser considerada como la apo
neurósis media de la region. Esta aponeurósis es delgada, ce
lulosa, y se continúa por fuera con la del músculo obturador
interno. La aponeurósis superior reviste la cara superior del
elevador del ano, y es densa y fibrosa. Esta hojuela, que no es
mas que lá descrita generalmente bajo el nombre de aponeurósis
perineal superior, se inserta al rededor de la pélvis á la aponeu
rósis del músculo obturador interno, y acompaña á las fibras
del elevador hasta el recto, en cuyas paredes se pierde insensi
blemente.
Tejido celular. — Este tejido es abundante en la region anal:
existe debajo de la piel como acabamos de ver y tambien en la
escavacion que vamos á describir, bajo el nombre de fosa-isquio-
rectal. Por encima de la aponeurósis superior del elevador del
ano, existe una tercera capa entre el músculo y el peritoneo,
mas gruesa por detrás que por delante: esta capa celulosa tiene
conexiones importantes con la»fosa isquio-rectal .
Peritóneo. — Por último, la parte superior del suelo perineal,
—250—
que corresponde á la region anal, está revestida por el perito
neo: de este nos ocuparemos al tratar del recto.
Arterias. — Estas son: las hemorroidales inferior, media y
superior, y algunas ramificaciones de la sacra media. Todas es
tas ramas marchan trasversalmente desde las paredes de la
pélvis bácia el recto. Por detrás no existe mas que la sacra, poco
voluminosa por abajo, lo que permite llevar con mas seguridad
el bisturí sobre esta parte que no sobre las laterales.
Venas. — Son numerosas. Existen dos superficiales, las he
morroidales inferiores, que van á desaguar en las del muslo ó
del periné: las demás pertenecen mas especialmente al recto,
con quien las describiremos.
Linfáticos. —Los superficiales van á la parte interna del
pliegue de la ingle; los profundos á los gánglios hipogástricos
y lumbares.
Herviós. — Vienen del plexo sacro y del hipogástrico : los
primeros son motores, y particularmente el nérvio anal, ó bien
sensitivos, y son los que se distribuyen en la piel; los demás
pertenecen al gran simpático y están destinados al recto.
ARTICTJLO VII.
Cavidad pelviana.
DE LOS MIEMBROS.
SECCION PRIMERA.
MIEMBROS TORÁCICOS.
CAPITULO PRIMERO-
DEL HOMBRO.
ARTICULO PRIMERO.
Region axilar.
ARTICULO II.
Region escápulo-humeral .
.
—279—
Linfáticos.— Forman dos capas, de las cuales, la una super
ficial, va en totalidad á los gánglios de la axila, mientras que
la segunda profundamente situada, sigue á las venas y va á las
regiones supra-clavicular y axilar.
IVérviós. — Kl espinal se ramifica en el trapecio. El supra-es-
capular suministra filetes al músculo supra-espinoso y descien
de á la fosa infra-espinosa, donde se divide como la arteria, y se
anastomosa con los ramos infra-escapulares y supra-acromia-
ies: estos últimos ramos apenas son objeto de ninguna aplica
cion quirúrgica. El circunflejo, de un volumen igual algunas
veces al del radial, está contenido en la misma vaina celulosa
que la arteria y las venas; se aplica sobre el hueso y se pierde
en totalidad en el deltoides. Sus relaciones esplican por qué este
nérvio puede ser contundido ó desgarrado en las lujaciones, lo
que produce una parálisis del deltoides.
ARTICULO III. .
r
Esqueleto del hombro.
CAPITULO II.
DEL BRAZO.
ARTICULO PRIMERO.
ARTICULO n.
Region posterior del brazo.
Cónformación. — El brazo, mucho menos complicado por de
trás que por delante, tambien tiene en este punto una impor
tancia menor. Hácja arriba ofrece una parte de la eminancia
deltoidea y de la ranura posterior del mismo nombre. Por lo
demás, es convexo y redondeado en toda su estension.
Estructura. — Piel. — Presenta el aspeéto desigual y erizado
de pequeñas prominencias, conocido bajo el nombre de carne de
gallina..
Capa snlt-cutánca. — No contiene mas que un pequeño nú
mero de ramúsculos vasculares y nerviosos.
Apóneurósis. — Esta membrana es en general mas gruesa
que sobre el biceps, pero mas delgada que en las ranuras bra-
quiales. Sus fibras son la mayor parte trasversales; se continúa
superiormente con el tendon del gran dorsal , que puede ser
considerado como su músculo tensor, y por abajo recibe las in
tersecciones fibrosas que vienen de cada lado del húmero. Esta
membrana no presenta en toda su estension mas que- una sola
hojuela, esceptuando en la aproximacion dela interseccion in
terna, donde sus láminas se separan para formar una vaina al
nérvio cubital.
Músculos. — En esta region, no se vé, propiamente hablando,
otro músculo que el tríceps, cuyas fibras casi paralelas á la di
reccion del hueso superiormente, marchan de una manera obli
cua desde la línea media hácia los lados por abajo; por su cara
anterior se inserta en casi toda la longitud del hueso.
Arterias.—Son poco numerosas y vienen todas de la humeral.
La cola/eral mayor, que contornea el húmero, primero entre la
porcion interna y el fascículo escapular del trioeps, sigue des
pues por delante de este y luego sobre su porcion esterna, para
terminarse en la inmediacion de la epitróclea, no dá en su tra
-286—
yecto ningun ramo voluminoso. Las ramas de la arteria hume
ral profunda y de la colateral interna, se anastomosan un gran
número de veces con las anteriores y son muy pequeñas para
exigir precauciones particulares; de modo que en las amputa
ciones practicadas algunos dedos por encima del codo, no se
tendrá necesidad de ligar, en rigor, mas que la arteria braquial
' y algunas veces la colateral interna ó inferior. En la parte me
dia del miembro, por el contrario, la hemorragia podría tener
lugar por la humeral, la colateral interna, la humeral profunda
y hasta la arteria nutricia del hueso.
Venas. — Están absolutamente dispuestas como las arterias:
ninguna es superficial.
Linfáticos. — Casi todos van á terminarse en la ranura bici-
pital interna. Son poco numerosos y no tienen gánglios cono
cidos en esta region.
Herviós. — Pertenecen casi todos al cutáneo interno y á las
ramas intercostales: el cutáneo esterno apenas suministra algu
nos ramos. El cubital, el mas notable de todos, no penetra en
esta region hasta el tercio inferior del brazo. Entre el braquial
anterior y el tríceps, la aponeurósis le suministra una hojuela,
que la interseccion fibrosa interna convierte en conducto;
despues sigue el borde interno del brazo. El radial, dando mu
chas ramasá las diversas porciones, sigue por otra parte exacta
mente la direccion y distribucion de la arteria humeral profunda
hasta el nivel del supinador largo, punto donde atraviesa 1&
interseccion fibrosa esterna para penetrar en la region anterior
entre este músculo y el braquial anterior.
Esqueleto. -^-Hácia adelante, el húmero ligeramente encor
vado, redondeado y saliente por arriba se ensancha, gradual
mente descendiendo, dá insercion por su cara anterior al del
toides, al córaco-braquial y braquial anterior. Formado por el
cuerpo del hueso, el esqueleto del brazo ofrece, por consecuen
cia la porcion mas estrecha del húmero. Este hueso está en
vuelto por músculos largos, su perióstio es muy delgado y goza
de una gran movilidad; lo que esplica, por qué él solo ofrece
mas pseudodartrósis que todos los demás huesos.
CAPITULO III-
DEL CODO.
El codo está limitado por dos líneas trasversales, que pasan la
una uu centímetro por encima de las tuberosidades del húmero
—287— .
y la otra á dos centímetros por debajo de estas mismas tubero
sidades: presenta un ángulo abierto hacia adelante y con el
vértice hácia atrás, el cuales tanto mas saliente cuanto mas en
flexion estáel codo.Presentados regiones: 1.° La region anterior.
2.° La region posterior.
ARTICULO PRIMERO.
Region anterior del codo.
Cónformación. — La parte media del miembro superior recibe
el nombre de pliegue del brazo por delante, mientras que por de
tras se le denomina el codo. El pliegue del brazo, que se le podría
hasta cierto punto comparar á la corva, presenta la terminacion
de la eminencia bicipital por dentro y por fuera ofrece otros dos
relieves musculares, que convergiendo el uno hácia el otro,
acaban por confundirse: ambos están separados hácia arriba por
la eminencia bicipital y hácia bajo por una depresion triangular
que se prolonga en el antebrazo, formando una simple ranura.
Estructura. — Piel. — Es fina y móvil.
Capa sub-cutánea. — Está como formada de dos láminas, una
profunda, especie de aponeurósis, en cuyas'hojuelas están situa-
daslas venas sub-cutáneas, y la otra superficial, principalmente
adiposa. Mas gruesa en los conductos que en las eminencias, se
introduce acompañando la vena mediana profunda entre los
músculos pronador redondo y supinador largo, para continuarse
con las láminas inter-musculares y el tejido celular que rodea
la articulacion.
Apóneurósis. — La hojuela superficial del bíceps , marcha
sobre la cara anterior de la eminencia muscular esterna. La
hojuela profunda persiste sola en la escavacion media, donde
está reforzada por una lámina que viene del tendon delbraquial
anterior. Descendiendo esta hojuela, se eleva, pasa entre lo s
radiales y el supinador de una parte, y marcha de otra sobre la
cara anterior de este último músculo, confundiéndose con la
hojuela superficial. Enteramente por abajo, sus láminas se apro
ximan, y entre ellas existen la arteria radial y el nérvio del
mismo nombre: hácia dentro la hojuela superficial, mas fuerte
que por fuera, marcha oblicuamente sobre la eminencia mus
cular iuterna. La hojuela profunda mas gruesa todavía, viene
tambien de la parte interna é inferior del braquial anterior. As
cendiendo, sus fibras son oblicuas hácia dentro y hácia arriba
- 288-
y se divide bastante á menudo para abrazar la vena basílica, y
desceudiendo se divide igualmente, una de sus hojuelas pasa
sobre el pronador redondo, donde se confunde con la hojuela su
perficial, mientras que la otra se introduce entre los músculos.
La espansion que se desprende de la parte tendinosa del biceps,
marcha entre sus láminas al principio sin adherirle y despues
se confunde con ellas en el relieve muscular interno.
De lo que precede resulta una especie de abertura aponeuró-
tica, que en ciertos sugetos tiene la mayor analogía con la del
pliegue de la ingle á la cual se aproxima por sus dimensiones;
por su forma que es ovalar; por su gruesa estremidad que es in
ferior; por su semicircunferencia interna que es mas distinta que
la esterna; por los vasos y nérvios que allí se notan, y, en fin, por
las láminas que la cierran é impiden algunas veces distinguirla
exactamente. Hácia arriba se vé el tendon del biceps, hácia den
tro la arteria humeral, el nérvio mediano, el origen de la es
pansion bicipital, que forma como la semicircunferencia interna
por su borde esterno, mas abajo la comunicacion de las venas
superficiales con la braquial, el nérvio mediano, y, por último,
las medianas basílica y cefálica que pasan por delante.
Músculos. — En la eminencia media se encuentra la termina
cion del biceps que se introduce en el hueco de la region. Entre
su tendon, la espansion fibrosa que él dá á la aponeurósis y el
pronador redondo, existe un pequeño espacio triangular, en el
cual se ven los vasos braquiales y el nérvio mediano. El braquial
anterior formando el fondo de las dos ranuras laterales, está
cubierto en la parte media por el biceps y enteramente por
fuera por la eminencia muscular esterna. Hácia dentro su cara
anterior se introduce un poco debajo del pronador redondo. Su
cara posterior que cubre la parte anterior de la articulacion sin
adherírsele, está separada del húmero por un tejido celular bas
tante abundante. Descendiendo sobre la apófisis coronoides, su
tendon, muy fuerte y muy grueso, le recubre simplemente sin
adherírsele, y va á fijarse entre su cresta interna y el borde an
terior del cubito. La eminencia esterna está formada por la
cabeza del supinador largo, de los dos radiales esternos y del ««-
pinador corto. El primero se inserta en la parte inferior del hú
mero; el primero y el segundo radiales estemos, están aplica
dos mas particularmente sobre el epicóndilo y sobre la pequeña
cabeza del húmero. El supinador corto, que se inserta al epicón
dilo y al cúbito, envuelve la articulacion húmero-cubital y casi
todo el cuarto superior del radio. La eminencia interna, formada
—289—
por el pronador redondo, el radial anterior, el palmar delgado»
el flexor superficial, el cubital anterior y el flexor profundo, es
la mas considerable.
Arterias. — La terminacion de la humeral desciende oblicua
mente hácia fuera y hácia atrás, y se divide ordinariamente al
nivel de la tuberosidad bicipital. Envuelta por las láminas de
la hojuela profunda de la aponeurósis, esta arteria está cubierta
de arriba abajo, por la hojuela superficial, por la espansion
fibrosa del biceps, y mas abajo, por tejido celular únicamente.
Correspondiendo por delante de estas hojuelas, á la vena me
diana basílica y alnérviocutáneo-interno; descansa sobre elbra-
quial anterior y despues sobre el tendon del biceps, al cual se
adhiere algunas veces. Hácia dentro está en relacion con el
músculo pronador redondo, y con el nérvio mediano, el cual
algunas veces se sitúa por detrás; y hácia fuera costea al biceps
cruza el borde interno de su tendon y acaba por encontrarse
libre en la escavacion media. La cubital, que parece continuar
la precedente, penetra primero debajo de la eminencia muscular
interna, atraviesa el pronador redondo, se dirige oblicuamente
hácia adentro y se sitúa entre el músculo flexor, sublime y
profundo.
La radial, menos voluminosa generalmente que la cubital, y
bastante profunda al principio , se hace un poco superficial
dirigiéndose hácia afuera y adelante por debajo del supinador
largo, para seguir la ranura radial del antebrazo, haciéndose
por consecuencia cada vez mas superficial á medida que des
ciende. Inmediatamente, por debajo de su origen, corresponde á
la abertura de la aponeurósis, y no está separada del rádio mas
que por el supinador corto, el tendon del biceps y tejido celular.
Muchas láminas fibro-celulosas la separan por delante, de los
tegumentos. Por debajo de la abertura aponeurótica, situada
sobre el pronador redondo, entre dos láminas fibrosas delgadas,
esta arteria se encuentra 'costeada por el músculo radial ante
rior hácia dentro y por fuera por el supinador largo, cuyo
borde interno avanza ordinariamente algunas líneas por de
lante de ella. h&interósea , nacida de la cubital, en el momento
en que penetra en las dos capas musculares, queda muy pro-
fundamenta situada para que los cuerpos vulnerantes puedan
herirla con frecuencia. La recurrente radial anterior, nacida lo
mas á menudo, del tronco de la humeral, por dentro del tendon
del biceps, sobre el cual se contornea para ir á la ranura esterna
dela region, pasa ascendiendo entre las dos porciones del nérvio
Tomo U. 19
— 290—
radial y va á anastomosarse con la colateral esterna. Las recur
rentes internas vienen de la cubital: la anterior sube por delante
de la epitróclea y se anastomosa por encima de ella con la cola
teral inferior del brazo, y la posterior se dirige entre los mús
culos flexor sublime, flexor profundo y cubital anterior, para
' pasar detrás del brazo. En fin, la colateral interna ó inferior
del brazo, rama suministrada por la humeral, nace del tronco
á una pulgada ó dos por encima de la tuberosidad interna del
húmero.
Venas. — La cefálica, situada sobre la eminencia muscular
esterna, recibe al pasar de la cara anterior del supinador largo
al lado jpterno del biceps, la mediana cefálica y la radial an
terior: está costeada por el nérvio cutáneo esterno, que se en
cuentra separado en el brazo por la aponeurósis hasta cerca
del epicóndilo. La basílica, situada en el lado cubital, pasa por
delante de la epitróclea para ir á la ranura bicipital interna. El
nérvio cutáneo, encerrado en la misma vaina, está situado casi
siempre á su lado interno, por encima de la eminencia muscular.
La mediana se ve en la parte inferior de la región: á menudo in
clinada sobre la eminencia esterna y algunas veces tambien mas
hácia adentro: casi siempre única hasta la abertura de la apo
neurósis, se divide allí en tres ramas. La una, muy corta, va á
desaguar en las venas profundas, de la misma manera que la vena
safena interna en la crural. Las otras dos quedan superficiales,
siguen las dos ranuras laterales, y van la una á la basílica y
la otra á la cefálica, de modo que en la conformacion normal
y regular, estas venas simulan una Y, mientras que uniendo
los dos troncas que las reciben representan bastante bien una
M: La mediana basilica costea, por consecuencia, el lado ester
no de la eminencia muscular interna y cruza muy oblicuamen
te la arteria,
Delante del tendon del biceps y por debajo de su espansion,
estos vasos no están separados mas que por tejido laminoso, que
forma allí una capa, cuyo grosor varía en razon de la gordura
del sugeto. Por arriba, estando separada la mediana basílica de
la arteria, primero por la espansion del biceps y despues por la
aponeurósis, hace que la gordura ó delgadez del sugeto influ
yan poco en sus relaciones, puesto que la grasa se acumula
siempre entre la vena y la piel, y no entre la vena y la aponeu
rósis ni entre esta última y la arteria. Sin embargo, conviene
anotar que en los individuos demacrados, la aponeurósis está
como pegada á las paredes correspondientes de los dos vasos.
—291—
La mediana cefálica sube hácia fuera en la ranura radio-bici-
pital: separada de la arteria tanto mas, cuantimas se aproxima
al tronco de la cefálica, esta vena puede, á menos de anomalía,
ser picada sin peligro en todos los puntos de su longitud. Ade
más, se encuentran otras tantas venas profundas, cuantas son
las ramas arteriales: algunas veces su número es aun mas con
siderable. La radial, por ejemplo, frecuentemente es doble; la
cubital tambien presenta algunas veces la misma disposicion,
lo mismo que la humeral. En el punto donde las dos primeras
se reunen para formar la última, es donde reciben la rama co
municante de la mediana, de modo que en este punto existe
una especie de confluencia.
De estas consideraciones resulta: 1.° Que la sangría es mas fácil
en la vena mediana interna, pero tambien mas peligrosa que
en la esterna. 2." Que en rigor, la operacion puede practicarse
en todas las venas del pliegue del brazo. 3." Que si estos vasos
son distintos y voluminosos en las personas delgadas, tambien
tienen el inconveniente de deslizarse fácilmente debajo dela piel,
á causa de la movilidad del tejido celular. 4 " Que si en los suge-
tos muy gruesos es algunas veces difícil el percibirlas, gozan
en compensacion de mas fijeza, son menos móviles y están mas
alejados de órganos que importa respetar. 5." Que la lanceta (1)
de que se sirven los Cirujanos alemanes para practicar la flebo
tomía, aplicada á la vena mediana basílica seria peligrosa á
causa de la aproximacion de la arteria, y en la cefálica, muchas
veces no abriría la vena por la flexibilidad del tejido subyacen
te. 6." Y, por último, que el trombus puede sobrevenir mas fre
cuentemente en los individuos delgados por la facilidad que
tienen las partes de resbalar las unas sobre otras, y de perder
por esto el paralelismo de su abertura.
Linfáticos. — La capa superficiales mucho mas abundante
que la profunda: tanto los unos como los otros acompañan á los
vasos sanguíneos y particularmente á las venas: es imposible
no herir estos vasos en la sangría del brazo, herida que puede
ir seguida de linforragia. Este accidente es muy raro , por lo
que se ha pasado en silencio, pero M. Michel cita un ejemplo no
dudoso.
ARTICULO II.
CAPITULO IV.
DEL ANTEBRAZO.
ARTICULO PRIMERO.
ARTICULO II.
ARTICULO III.
I
Esqueleto del antebrazo.
CAPITULO V.
DE LA MUÑECA.
La muñeca contiene todas las articulaciones de los huesos
del carpo, sea entre olios mismos, sea con el antebrazo, sea
con la mano. Su longitud es próximamente de cinco centíme
tros y su estensiori trasversal de cinco á seis.
ARTICULO PRIMERO.
Region anterior de la muñeca.
Cónformación.— De fuera á dentro se sienten á través de la
piel: l." Una eminencia formada por los tendones reunidos del
-307-
adductor largo y estensor corto del pulgar, eminencia que pa
rece continuarse por arriba con la apófisis estiloides del radio.
2." Una fosita que termina la ranura radial del antebrazo y por
la cual se puede penetrar en la articulacion. 3." Hácia bajo y
á dentro de esta fosita una segunda eminencia que correspon
de á las crestas del escafoides y del trapecio; crestas que se dis
tinguen perfectamente cuando la mano está invertida hácia
atrás. Si el pulgar y el dedo pequeño se tocan, estando los de
más dedos en estension y al mismo tiempo se dobla la muñeca
sobre el antebrazo, se observa sobre el relieve precedente un
cordon extremadamente saliente, formado por el tendon del
palmar menor en estado de reposo.
Este cordon y los huesos indicados, se confunden en la emi
nencia media de la muñeca que está constituida por los tendo
nes de todos los flexores y del radial anterior. 4." Una segunda
fosita que termina la ranura cubital del antebrazo y que cor
responde á la arteria del mismo nombre. 5.° La eminencia re
presentada por el hueso pisiforme y el tendon del cubital an
terior detrás de la cual se encuentra otra fosita limitada por*
arriba por la cabeza del cubito. 6.° y, último, en la parte media
y enteramente por abajo una escavacion superficial que condu
ce á la palma de la mano.
Estructura. — Piel. — Presentalos mismos caracteres que en
la cara palmar del antebrazo. Entre las arrugas que en ella se
observan, existen tres que son casi constantes y que pueden
servir en las operaciones. La primera, situada en los límites de
la region, á l3 milímetros por encima de la apófisis estiloides
del rádio, falta bastante á menudo. Las extremidades de la se
gunda que corresponde á la articulacion rádio-carpiana, se
terminan en el vértice de las apófisis del cúbito y del rádio. La
tercera mas marcada todavia que las precedentes, separa las dos
eminencias tenar e ipoténar, así como la palma de la mano, de
lti muñeca propiamente dicha. Incin diendo sobre ella, se cae
• directamente sobre la articulacion de las dos filas del carpo.
Capa subcutánea. — No adquiere jamás un gran grosor. Mas
bien fibrosa que celulosa, esta membrana une la aponeurósis y el
ligamento anular ála piel, de modo que las infiltraciones sero
sas no separan casi jamás estas dos membranas: tanto en los
leucofiegmásicos como en las personas muy gruesas, se observa
una especie de estrangulacion de la muñeca. Esta region ofrece
dos bolsas mucosas, una entre la apófisis estiloides del cúbito
y la piel, y otra en la apófisis estiloides del rádio.
—308—
Apnneurósis —Haciéndola- partir de la cabeza del cubito y
del pisiforme se ve que la aponeurósis se divide para envolver
al tendon del cubital anterior y dá en seguida una vaina á la
arteria cubital. Sus hojuelas se reaplican por delante de los ten
dones flexores para separarse de nuevo al envolver el tendon
del palmar mayor primero, despues al del palmar mayor; la
arteria radial tambien recibe una vaina á su vez, y por último,
va á fijarse en el borde anterior de la apófisis estiloides del
rádio confundiéndose con la vaina fibrosa, en la cual resbala
el abductor largo del pulgar.
Inferiormente sus fibras se aproximan, se aprietan y parecen
dar así origen al ligamento anular anterior del carpo, por delan
te del cual el tendon del músculo palmar menor se ensancha y
se trasforma , por decir así, en la aponeurósis. Este ligamento,
fijo de una parte sobre el hueso pisiforme y la eminencia del
. hueso ganchoso, y de otra, sobre la cresta del escafoides y del
trapecio, se divide aquí para formar una vaina al tendon del
músculo radial anterior: su borde inferior se continúa con la
"aponeurósis palmar En la parte media y en las laterales, las
fibras carnosas de las eminencias ténar é hipoténar toman in
sercion sobre él. riegun esta disposicion, el ligamento anterior
del carpo forma la mitad anter'or de un verdadero anillo elíp
tico, cuyo diámetro trasversal es próximamente de 44 milíme
tros mie itras que el ántero-posterior únicamente mide'27. Con
teniendo los tendones de los músculos flexores comunes, esti
madamente fuerte y no estensible, resiste los tumores que se
desarrollan profundamente y les obliga á dirigirse hácia la
.mano ó el antebrazo,, tomando una forma bilobada parecida á
la de unas alforjas. V
Músculos. — Esta region no contiene, propiamente hablando,
ningun músculo; únicamente se encuentran en ella algunas
fibras de la estremidad superior de los de la mano, y las fibras
mas inferiores del pronador cuadrado; pero si no existen fascí
culos carnosos, se encuentran en cámbio un gran número de
tendones. Por fuera se ve la terminacion del supinador largo,
en la base de la apófisis estiloides, y los tendones que van al
pulgar. Estos, encerrados en una corredera fibrosa muy fuerte,
dan lugar al primer relieve que se nota por fuera y están
bastante separados de los huesos para que la punta de algun
instrumento pueda'pasar entre ellos, de delante hácia atrás,
penetrando por la fosita que le separa dela segunda eminencia,
sin abrir la articulacion. El tendon del palmar menor, situado
—309—
primero en la línea media, desciende oblicuamente hácia afuera
para ensancharse en el ligamento anular, con el cual se con
funde. Como no está envuelto mas que por las láminas super
ficiales de la aponeurósis, se dibuja muy bien á través de la
piel, cuando es arrastrado por la contraccion de su 'músculo
al mismo tiempo que el pulgar se situa en la oposicion forza
da. Hácia afuera y un poco mas profundamente, se distingue el
radial anterior, cuya vaina fibrosa es mas fuerte y mas com
pleta que la del precedente. Dirigiéndose al segundo hueso
metacarpiano, este tendon se introduce en un conducto muy
fuerte que le forman los huesos escafoides y trapecio de una
parte, y la estremidad esterna del ligamento anular de otra.
El cubital anterior asilado igualmente en el conducto fibroso
que le envuelve, levanta tambien la piel en la flexion y en la
adduccion de la muñeca.
Los que contiene el anillo carpiano no están en el mismo ca
so. El flexor del pulgar es el uuico que parece separado de los •
demás y lleva consigo una porcion de la tela fibro-serosa que
les envuelve á todos. Estos tendones forman allí una especie
de paquete en el cual se encuentra tambien el nérvio mediano.
La membrana que les reune primero en masa, y despues parti
cularmente, reviste todo el inferior del conducto comun.
Aunque delgada y trasparente, esta lámina ofrece, sin em
bargo, mucha resistencia. Su testura es evidentemente fibrosa,
y por lo tanto, posee la mayor parte de los caracteres propios
álas membranas sinoviales. Por debajo del ligamento anular,
esta lámina parece terminarse lo mismo que en el antebrazo en
fondo de saco. Teniendo una estension considerable, como todas
las hojuelas del mismo género, se inflama fácilmente por su
contacto con el aire esterior. Esta inflamacion, muy peligrosa
ya por sí misma, lo es mas todavía por la resistencia que la
aponeurósis ofrece al hinchamiento de las partes y sobre todo,
por la especie de estrangulacion que sobre ellas egerce el liga
mento anterior del carpo. A causa de esta inflamacion es por lo
que las heridas, las quemaduras y todas las enfermedades pro
fundas de la muñeca son tan graves.
Arterias. — La radial, apoyada sobre la parte anterior del
rádio y del pronador cuadrado, se inclina hácia atrás cuando
llega ála apófisis estiloides, pasa á través del espacio que separa
los huesos de los tendones del estensor corto y del abductor
largo del pulgar, para entrar en la region posterior; de manera
que seria posible descubrirla en la foaita radial del carpo. Antes
— 310 —
de cambiar de direccion, suministra una rama de un pequeño
calibre para la eminencia téaar, y despues una segunda, que
se dirige hácia la cara palmar, pasando entre el tendon del ra
dial anterior y el ligamento anular. El volumen de esta arteria
es algunas veces bastante considerable, para que su herida pue
da ser peligrosa; tambien es bastante superficial para que sea
posible descubrirla y ligarla.
La cubital continúa cubierta por el tendon del músculo cubi
tal anterior y por dos láminas aponeuróticas como en el ante
brazo: tambien se la puede poner al descubierto y practicar su
ligadura, siguiendo los mismos principios. En ciertos sugetos,
esta arteria es bastante superficial para que sus pulsaciones
sean fácilmente sentidas en el canal cubital de la region.
Descendiendo se inclina ligeramente para pasar por delante del
ligamento anular y el lado radial del hueso pisiforme. En la
parte superior de la region, es decir, á 21 milímetros próxima-
.mente por encima de la cabeza del cubito, se desprende una
rama, cuyo calibre es muy variable, la cual se dirige inmedia
tamente á la cara dorsal del carpo, cruzando el nervio que está
siempre situado por detrás: cuando el volumen de esta rama es
muy considerable se pueden sentir sus pulsaciones en el borde
interno del cubito, y entonces, un instrumento cortante llevado
sobre este lado, la alcanzaría prontamente: á no reflexionar po
dríamos creer que la cubital misma era la abierta.
Las venas superficiales, forman una red mas ó menos compli
cada, que representa habitualmente un arco con la convexidad
vuelta hácia abajo, cuyas estremidades constituyen la" raices
de las venas mediana y cubital, la cual recibe muchas ramas de
laestremidad inferior del miembro.
Las ramas esternas, mas gruesas que las internas , no hay
duda ninguna que podrían servir para la saugia, pero se las
abre raramente, porque existeu otras mas voluminosas. Las
profundas, aplicadas á la cara anterior ó á los lados de las arte
rias que ocupan la línea central del miembro, son por su pe
queño volúmen poco interesantes.
Linfáticos. — Dispuestos como en el antebrazo, lo ofrecen
nada de particular.
Hérvlos —Hácia dentro se vé la continuacion de la rama an
terior del nérvio cubital inmediatamente aplicada á la cara es
terna, y un poco posterior de la arteria, cuya direccion sigue;
hacia fuera algunos ramos del radial, y en la parte media el
mediano, cuyo volúmen es igual ordinariamente al de los ten
— 311 —
dones, con los cuales se encuentra mezclado. Antes de entrar
en el anillo del carpo, el mediano da casi siempre su rama
palmar cutánea que se hace prontamente superficial, y se ra
mifica en la capa sub-cutánea, confundiéndose con algunos file
tes de los nérvios cutáneo interno y músculo cutáneo, que
llegan tambien hasta allí.
ARTICULO II.
Region posterior de la muñeca.
Cónformacion. — En esta cara como en la palmar, la muñeca
ofrece numerosos objetos dignos de notarse, tales son: 1.° Una
fosita limitada por arriba y por abajo, por la raiz del pulgar y
la estremidad del rádio; hácia delante por la primera eminencia
de la region anterior y hácia fuera por la especie de cordon que
representa el esteusor largo: la arteria radial cruza el fondo de
esta fosita, cuya profundidad es mucho mas aparente cuando se
separa el pulgar de la mano, estando en estension. 2." Conti
nuando el pulgar en esta misma posicion y el índice estendi
do, mientras que los demás dedos están en flexion, se observa
otra escavacion menos profunda, pero mas ancha , limitada por
fuera por el tendon del estensor largo del pulgar , y por den
tro por el del índice: esta se encuentra como separada por el
tendon del primer radial esterno en dos porciones triangulares;
la una esterna que contiene la cabeza del segundo hueso meto-
carpiano, y la terminacion de la arteria radial, un poco mas
hácia afuera; la otra interna, por el contrario, cuya base está
vuelta hácia el rádio, lo que permite caer directamente en la
articulacion. 3." Una tercera fosita que corresponde al intérvalo
de los tendones estensores, del anular y del dedo pequeño.
4. ° Una pequeña escavacion que se encuentra todavía entre este
último tendon y el del cubital posterior. Esta contiene la ca
beza del cubito, cuya eminencia es algunas veces considerable.
5. ° En fin, la depresion que separa los dos tendones pulgares,
así como las dos regiones de la muñeca hácia adentro. Estas di
versas escavaciones, circunscritas por otras tantas eminencias,
permiten entrar á los instrumentos punzantes en las articula
ciones sin dividir los tendones, y tambien formar prominencia
debajo de la piel á los tumores sinoviales, A los nódus.
Estructura. — Pteí.— Flexible, aunque desigual, y rugosa,
no presenta verdaderas arrugas.
—312—
Capa sub-cntanea. — Conserva toáoslos caracteres que tenia
en el antebrazo, y difiere mucho, bajo esta relacion, de la capa
semejante que existe en la region anterior. Esta lámina contie
ne, como aquella, las venas superficiales y algunos nervios,
pero muy pocas ó ninguna célula adiposa, al menos en la inme
diacion del ligamento anular posterior, al cual se adhiere mas
fuertemente que á las demás partes.
Apóneurósis. — Desde la apófisis estiloides del rádio hasta la
del cúbito, la aponeurósis forma un arco fibroso destinado á
mantener en su posicion los tendones, á los cuales suministra
diferentes vainas: este arco ha recibido el nombre de ligamento
anular posterior del carpo. Este ligamento dá: 1." Hácia fuera
una corredera muy fuerte á los tendones del estensor corto y
abductor largo del pulgar. 2." Otra corredera que desciende
perpendicularmente y encierra los tendones de los dos radiales
esteraos. 3.° El conducto fibroso que envuelve al tendon del es-
tensor largo del pulgar, el cual no es completo, hasta por debajo
del rádio. 4." El anillo carpiano posterior, que atraviesan los
tendones del estensor comun y del índice. 5.° Una vaina aislada
para el estensor del dedo pequeño. 6." En fin, entre la apófisis
estiloides y la cabeza del cubito una última corredera para el
tendon del cubital posterior. El borde posterior de este liga
mento se adelgaza gradualmente y por el inferior se convierte
en una lámina fibro-cíelulosa muy delgada al principio, pero
que se encuentra euseguida, así cjtno adelanta hácia la mano.
Tendónes. — Los tendones estensores de los dedos y de la
mano en número de doce, atraviesan la region posterior de la
muñeca. La indicacion de las vainas que la aponeurósis les su
ministra ha debido dar yaá conocer su número. Los que limitan
hácia fuera la fosita del primer hueso metacarpiano, ya los he
mos visto al tratar de la region palmar. Los dos radiales se ale
jan descendiendo , y están cruzados por el estensor largo del
pulgar, el cual se encuentra entre la fosita del primer metacar
piano y del segundo. Los del estensor comun en númerp de
cuatro, y el del índice, están dispuestos en su anillo, como en
la region anterior los flexores; es decir , que una especie de
membrana sinovial les envuelve y les permite deslizarse con
facilidad junta ó separadamente. Esta membrana, sin embargo,
parece menos complicada que la de la region anterior. Como
está rodeada de tejido menos apretado en esta region que por
delante, su inflamacion determina en general dolores menos
vivos y accidentes menos temibles. «
-213—
Arterias.—La arteria radial, la única que merece alguna aten
cion, pasa por detrás de la raizdel pulgar para llegar al primer
espacio interóseo del metacarpo: está cruzada por los tendo
nes estensor corto y abductor largo, y despues por el estensor
largo del pulgar. Para descubrirla en la escavacion que limita
estos tendones, se tendrá que dividir solamente la piel y una
capa bastante gruesa de tejido célulo-fibroso. La dorsal del carpo
y la rama posterior de la cubital, tienen ordinariamente un vo
lumen muy poco considerable, para exigir algunas precaucio
nes particulares en las operaciones. La primera cruzada por to
dos los tendones estensores, atraviesa la region por debajo del
cubito, de modo que está cruzada á su vez por los tendones del
cubital posterior y del estensor del dedo meñique.
Venas.—Las que se dibujan á través de la piel, son en general
muy voluminosas. La mas ordinariamente se reunen en la parte
interna y esterna de la region, para formar dos troncos princi
pales, uno interno y otro esterno. El primero, mas constante y
mas voluminoso, lleva el nombre de saltatela; y el segundo, que
no recibe mas que las venas de los dos primeros dedos, constituye
la cefdHca del pulgar. La salvatela se continúa bajo el nombre
de cubital, y la cefálica del pulgar con el de radial, detrás del
antebrazo. Antiguamente se practicaba la sangría en estas ve
nas, pero actualmente es raro que se recurra á ellas, á menos
que las del brazo no puedan servir para esta operacion. Las ve
nas profundas no ofrecen nada de particular .
Linfáticos. — Estos vasos, pasando dela mano al antebrazo,
están dispuestos como en esta parte.
Herviós — Algunos filetes de los nérvios cutáneos del plexo
braquial van á terminarse en la capa superficial de la cara dorsal
de la muñeca. En este punto es tambien donde se divide la rama
posterior del nervio radial, en ramo interno y esterno. La rama
posterior del cubital se porta de la misma manera. Sus diversos
ramos serpean en la capa aponeurótica y cruzan la mayor parte
de los tendones.
ARTICULO ni.
Esqueleto de la muñeca.
El esqueleto de la muñeca comprende los huesos del carpo, la
cabeza de los metacarpianos y la estremidad inferior de los del
antebrazo. A primera vista, los metacarpianos del pulgar y del
—314 —
meñique parecen los únicos susceptibles de luxarse hácia ade
lante, pero si estos tienen mas movilidad que los otros y sus
ligamentos son mas débiles, cámbian la raiz de los músculos que
se fijan por delante de ellos, les mantienen y se oponen á su lu
jacion. Los huesos del carpo están cubiertos por una capa fibrosa
tan fuerte y apretada, que no se tiene ejemplo de su lujacion en
la cara palmar.
Examinando todos estos huesos cubiertos por sus ligamentos
se vé: 1.° La ranura del cubital anterior, que separa la apófisis
estiloides dela cabeza del cubito. 2.° Una eminencia formada
por esta misma cabeza. 3." Otra pequeña ranura que corresponde
á la articulacion rádio-cubital. 4." Una segunda eminencia re
presentada por la estremidad inferior del rádio, la cual se ter
mina hácia fuera por una especie de cresta que forma el borde
anterior de la apóíisis estiloides. 5." Por debajo una ancha ranura
semicircular, cuya convexidad mira hácia arriba y conduce di
rectamente á la articulacion del antebrazo con el carpo. B.° Mas
abajo todavía y en el lado radial, la eminencia formada por el
trapecio y el hueso navicular, eminencia cuya disposicion im
porta conocer bien en las amputaciones de la muneca, con el fin
de no herirla y de hacer pasar el cuchillo por delante. 7." Hácia
dentro y en la misma línea, la eminencia del pisiforme y del
hueso ganchoso. 8." En su parte media una concavidad trasver
sal muy profunda, que tiene por base una parte de la cara an
terior del hueso trapecio, escafoides, piramidal y ganchoso, del
trapezoides, del semilunar y del hueso grande.
El esqueleto de la muñeca presenta hácia atrás: 1." Sobre el
rádio , diferentes crestas que separan las vainas tendinosas;
crestas alguuas veces bastante salientes, y que se podrían tomar
por exóstosis. 2.° El conducto que atraviesan los tendones del
estensor comun, y que corresponden hácia dentro á la arti
culacion rádio-cubital. 3.° La cabeza del cubito, que forma
naturalmente eminencia debajo de la piel, entre el tendon del
estensor del meñique y el del cubital posterior. Por debajo se
encuentra una parte estrechada, convexa que une la mano con
el antebrazo, la cual representa la cara posterior de los huesos
del carpo. Esta especie de cuello. ofrece superiormente una
ranura semicircular de convexidad superior, que corresponde
á la articulacion rádio -carpiana: si el cuchillo fuese á caer por
debajo de ella, cuando se amputa la muñeca, podría penetrar
entre las dos hileras de los huesos del metacarpo, y si por en
cima, nos espondríamos á denudar el rádio y el cúbito.
—315—
La superficie articular de los huesos del antebrazo ofrece una
concavidad trasversal muy profunda,^ sus apófisis están sepa
radas por un espacio próximamente de cinco milímetros, mien
tras que de delante atrás el diámetro del rádio no es mas que
de dos centímetros y medio á lo sumo. Por esto las lujaciones
internas ó esternas de la muñeca son casi imposibles, y cuando
existen no pueden ser completas sino despues de haber desgar
rado numerosas partes. Hácia atrás y hácia adelante, por el
contrario, el reborde óseo es poco marcado, y únicamente los.
ligamentos pueden eponer alguna resistencia á las lujaciones,
las que están por lo demás favorecidas por los movimientos
naturales de la mano. Si la cabeza del cubito puede luxarse
hácia adelante en los movimientos de supinacion forzada, tam
bien puede dirigirse hacia atrás en la pronacion cuando la ca
beza del rádio está sólidamente mantenida en-el húmero. En
fin, los dos huesos del antebrazo pueden ser separados por las
mismas causas que tienden á producir las lujaciones laterales.
Este estado de diástasis es bastante frecuente en las fracturas
de la estremidad iuferior del cúbito y del rádio.
Las lujaciones de la muñeca son, por lo demás, casi imposi
bles: cuantos ejemplos se han presentado de ellas pertenecían
mas bien á casos de fracturas.
Cuando uno cae sobre la mano, estando en la flexion ó en
estension estremada, los huesos del carpo se presentarán casi
perpendicularmeute por una de sus caras á las cavidades arti
culares del rádio. Entonces lo que hay que temer es una frutura
y no una lujacion. Lo que ha engañado, y engaña aun todos
los dias, es la forma que toma la muñeca en semejante caso
forma de una Z muy prolongada, de un casco de caballo, puesto ,
que la mano y el antebrazo están inclinados hácia adelante,
mientras que el carpo sobresale pot detrás. La forma de una Z,
ó la curvadura en forma de casco de caballo y la eminencia de
los radiales, obsérvese ó no se observe la movilidad y la cre
pitacion, indicando positivamente una fractura carpiana del
rádio, hacen que la anatomía no admita como posibles en la
muñeca mas que los esguinces y las fracturas. Las lujaciones
traumáticas sin fractura, no han sido observadas desde l820.
La articulacion del quinto metacarpiano con el unciforme,
aunque dispuesta para permitir algunos movimieutos, no es
bastante móvil, sin embargo, para favorecer las lujaciones; no
obstante, merece ser indicada á causa de las amputaciones que
por ella se practican. Sus superficies son planas y ligeramente
—316—
oblicuas, hácia dentro y adelante. Las otras tres articulaciones
son casi completamente Inmóviles. La estremidad superior del
segundo metacarpiano presenta por arriba dos eminencias que
se prolongan por la insercion de los músculos radial anterior
y primer radial esterno, y la del tercero presenta una prolon
gacion semejante para el segundo radial esterno, lo que dificulta
la desarticulacion.
CAPITULO VI-'
DE LA MANO.
ARTICULO PRIMERO.
Region anterior de la mano.
Definicion. — La region anterior, ó palma de la mano, ofrece
una depresion central que se aplica sobre los objetos para to
carlos ó cojerlos.
Cónformación. — Mas estensa que la region dorsal, prolon
gándose algunos milímetros sobre la muñeca por arriba, y so
bre la articulacion de los dedos por abajo, presenta: 1." Hácia
fuera la eminencia ténar, eminencia .muscular cuya punta se
termina en el pulgar. 2." Hácia dentro. la eminencia hipoténar
menos ancha, pero mas larga, que la anterior, la cual se estiende
hácia atrás hasta el hueso pisiforme. 3." Hácia delante, cuando
los cuatro últimos dedos están reunidos, tres ó cuatro relieves
formados por la piel, que corresponden al intérvalo de las rai
ces digitales. 4." En la misma posicion, dos ó tres ranuras que
separan estas últimas eminencias. 5.° En la parte media, una
escavacion que se estiende desde el índice á la ranura media de
la muñeca; escavacion que forma, propiamente hablando, la
palma de la mano. 6." En esta escavacion se notan muchas lí
neas bastante constantes. La una, tomando su origen en la es
tremidad anterior esterna de la gotiera palmar, se bifurca casi
inmediatamente, de manera que la primera de sus ramas se
—317-
contornea en semicírculo para circunscribir la eminencia ténar,
mientras que la segunda se dirige primero de través y despues
circularmente para ir a perderse en la parte posterior de la
eminencia hipoténar. Otra línea nace del punto donde se termi-r
na la primera, es decir, de la muñeca, la cual desciende verti-
calmente hácia la parte media de la precedente. En fin, una úl
tima se estiende desde el intérvalo que separa el indicador del
medio, hasta la base del dedo meñique, cortando la eminencia
hipoténar en dos porciones desiguales Su convexidad mira há
cia atrás y afuera, de modo que reunida con la del índice, re
presenta bien exactamente una X de ramas muy prolongadas.
Cada uno de estos surcos parece depender de movimientos par
ticulares. Así, la primera es debida al movimiento de oposicion
del pulgar, y la línea que le forma puede llamarse línea del pul-
g-ar, ó segun M. Bauchet, línea tenariana. (l) La segunda es de
bida á la fleccion de los otros dedos juntamente con la flexion del
pulgar, cuando se quiere cojer un cuerpo cilindrico, por ejem
plo: se la podría llamar linea del índice. La tercera, en fin, pa
rece depender de la estension momentánea del índice mientras
que los demás dedos están doblados sobre un cuerpo cualquiera:
esta es la línea del dedo meñique. Reuniendo la porcion tras
versal de estas dos últimas, se tiene un surco que cruza la parte
anterior de la mano á seis milímetros próximamente por debajo
de la «rticulacion voetacarpo falángica, surco que se podriar lla
mar metacarpiano. Estas diversas ranuras que deben ser nota
das cuando algunas enfermedades exigen que se hagan inci
siones en la palma de la mano, están cruzadas por un gran
número de otras líneas secundarias m is ó menos variables.
Estructura. — Piel. — Generalmente muy gruesa en toda la
estension de la region, conserva, sin embargo, cierta flexibili
dad en la eminencia ténar. Por todas partes es densa y poco
estensible. Jamos se observan pelos en ella; los folículos sebá
ceos tampoco han sido nuuca observados. La lisura natural de su
superficie, está reemplazada en los que se dedican á los traba
jos rudos del campo, por callosidades que hacen las enfermeda
des mas peligrosas y mas graves. Además de las líneas indica
das mas arriba, se observan otras en gran número debidas á la
disposicion de las papilas del dérmis, las cuales forman en la
eminencia ténar, unas curvas cuya concavidad, mira al pulgar,
ARTICULO II.
ARTICULO III.
Esqueleto de la mano.
CAPITULO VII.
DE LOS DEDOS.
ARTICULO PRIMERO.
ARTICULO II.
SECCION SEGUNDA.
MIEMBROS PELVIANOS.
CAPITULO PRIMERO-
DE LA CADERA.
ARTICULO PRIMERO.
Region glútea.
ARTICULO II.
Region isquio-pubiana.
ARTICULO III.
Articulacion coxo-femoral.
CAPITULO 11.
DEL MUSLO.
Esta parte del miembro, limitada por arriba por las regiones
inguinal y glútea, é inferiormente por la rodilla, está ligera
mente aplastada por sus caras ántero-interna y póstero-esterna",
cuando el miembro está en semi- flexion. En laestension, al
contrario, es prismática, redondeada ó conoidea, en las mugeres
sobre todo. En el adulto, es además mas convexa hácia adelante
y hácia fuera. En los sugetos muy musculosos, se advierten
una série de relieves y depresiones que corresponden á los mús
culos y á sus intervalos.
ARTICULO PRIMERO.
ARTICULO n.
CAPITULO III.
DE LA RODILLA.
ARTICULO PRIMERO.
ARTICULO II
Region poplítea.
ARTICULO in.
Esqueleto de la rodilla.
El esqueleto de la rodilla, comprende los diversos huesos que
se reunen en este punto, y las articulaciones que resultan de
esta reunion.
De los huesos. — Los huesos de la rodilla son: la rótula, la
estremidad inferior del fémur, la porcion superior de la tibia y
el peroné. Pueden añadirse tambien, los numerosos ligamentos
que unen estas partes.
Rótula. — Representa en parte alolécranon, al menos por sus
usos, pero difiere de él sobre todo por su movilidad y por su union
á la tibia. Desarrollada en el espesor del tendon estensor, á seis
ó siete centímetros por encima de la tuberosidad dela tibia,
corta este tendon de manera que forma por abajo el ligamento
rotuliano. Este hueso no cámbia de relaciones con los huesos de
la pierna en los diferentes movimientos de la articulacion; pero
sí con el fémur: en la flexion completa hállase colocada debajo
de los cóndilos de este hueso; mientras que, en laestension,
asciende mucho mas arriba, hasta por encima de la pólea arti
cular. En el primer caso, su cara posterior, dividida perpendi-
cularmente en dos, y algunas veces en tres facetas cartilagi
nosas, se introduce de tal modo entre las superficies condileas,
y estas mismas superficies son tan anchas trasversalmente que
toda dislocacion seria imposible aun cuando la tensiorv-de los
músculos no se opusiera á ellas por otra parte. Su borde inter
no, haciendo una eminencia mucho mas considerable que el
esterno, ofrece mayor campo á la accion de los cuerpos este-
riores.
La faceta articular del cóndilo interno del fémur, mas eleva
da y mas larga que la del esterno, hace tambien el desliza
miento mas difícil de este lado. La cresta que separa en dos
-369—
facetas la cara posterior, estando mas próxima del borde es-
temo que del interno, hace mas fácil su inclinacion hácia fuera
que hácia dentro. En muchos sugetos una de las rodillas está
tan inclinada hácia la otra que, una línea que bajase desde la
espina ántero-inferior de la pélvis sobre la tuberosidad de la
tibia, pasaría por fuera de la rótula. Como su ligamento infe
rior es al mismo tiempo oblicuo hácia afuera y hácia bajo, es
evidente que, sea durante la flexion, sea en otra posicion dife
rente, los músculos deben tender á llevar fuertemente la rótula
en este sentido .
A todas estas particularidades reunidas, y no á una sola, es
debida la lujacion casi constante de la rótula bácia afuera que
se observa en los tullidos y la rareza de las dislocaciones de este
hueso hácia adentro.
Una herida que comprendiera todo el espesor del músculo
recto anterior, haría completamente imposible la estension de
la pierna; porque aunque las dos porciones laterales del tríceps,
se insertan sobre los lados de los cóndilos del fémur, no pue
den, sin embargo, obrar sobre la tibia sino por intertnedio de la
rótula. Puesto que la accion de los músculos rompe algunas
veces la rótula, nada tiene de particular que puedan romper
tambien el ligamento rotuliano. Estas roturas, ya sean fibrosas,
ya óseas, cuando no se consolidan no dejan siempre abolidas las
funciones del miembro. Un antiguo oficial de marina, y un en
fermo admitido en 1832 en la Piedad, tenian una separacion de
mas de 81 milímetros entre los dos fracmentos de la rótula, rota
hacia largo tiempo, y, sin embargo, no eran menos aptos para
la progresion. Por lo demás, el tejido esponjoso que entra en
gran parte en la composicion y estructura de la rótula, esplica
por qué es susceptible de fracturarse por los choques ó por
tracciones musculares: así, un golpe directo, una caida, pueden
romperla, fracturarla ó magullarla.
Esta estructura esplica tambien, cómo un proyectil lanzado
por la pólvora, puede atravesarla sin romperla; este hecho se ha
presentado á nuestra observacion en Junio de 1848. Verdadero
hueso sesamoideo, es decir; poco vascular, rodeado por todas
partes de tejido fibro-cartilaginosoy aislado poruna desus caras,
difícilmente llegará á la consolidacion si se fractura; consolida
cion que es muchas veces imposible por las acciones muscu
lares.
Fémur. — Es notable por su volúmen, por la disposicion de
sus cóndilos y por su naturaleza esponjosa. Raramente se frac-
Tomo U. 94
—370-
tura, y cuando esta lesion tiene lugar, el fracmento inferior,
no estando sostenido por los músculos del muslo, se deja arras
trar hácia atrás por los de la pierna. Si se tiene en cuenta la os
tension trasversal de los cóndilos del fémur, fácilmente se com
prenderá que la lujacion completa en este sentido es imposible á
menos de un destrozo espantoso; lo contrario que sucede en el
sentido ántero-posterior, pues en este, como he demostrado en
otra parte, esta clase de dislocaciones son bastante fáciles.
Tibia. — Ofrece su tuberosidad, que sirve de límite en las
amputaciones de la pierna. Sin embargo, adhiriéndose el liga
miento rotuliano al hueso, una pulgada por encima de esta tu
berosidad, puede la operacion practicarse un poco mas arriba
Cabeza del peróné. —Fácil de notar á tres ó cuatro centíme
tros por debajo del cóndilo esterno del fémur, ó inmóvil, este
hueso tiene muy poca importancia quirúrgica, á' no ser en lo
que hace relacion á las amputaciones muy cerca de la rodilla.
He notado y se ha confirmado en estos últimos tiempos, que esta
prominencia está sujeta á padecer cierta clase de tumores desig
nados bajo el nombre de tumores fungosos, cancerosos y erectiles
de los huesos. La piel está separada de cada una de estas emi
nencias por una bolsa mucosa.
Articulacion fémoro-tibial. — Eu ella tenemos que examinar
las superficies articulares, los medios de union, los de desliza
miento y los movimientos.
1.' De las superficies articulares. —Pertenecen al fémur,
á la tibia, y á la rótula.
La estremidad articular del fémur está revestida por un car
tílago diartrodial, pero no en toda su ostension, pues una parte
considerable delos cóndilos que forma parte de la articulacion,
está revestida solamente por la bolsa sinovial. Examinando la
cara anterior del hueso, el cóndilo interno es el mas volumino
so, mientras que examinándole por la cara posterior, el mas
grueso es el esterno.
El cóndilo interno desciende mas que el esterno y presenta
cerca de su borde póstero-superior una apófisis para la inser
cion del tercer adductor y del ligamento lateral interno; y por
delante y por encima de esta eminencia, la superficie ósea se
inclina oblicuamente hasta el cartílago.
La superficie esterna del cóndilo esterno, es perpendicular y
su apófisis un poco saliente. De esta disposicion, resulta que la
rótula en sus lujaciones, hácia dentro, se coloca sobre la super
ficie oblicua del cóndilo, que casi es horizontal, mientras que en
—371—
las hácia afuera, se hace vertical, como el plano sobre el cual
descansa. Los cóndilos están separados por una ranura poco
profunda por delante, pero mas considerable por detrás, llama
da tróclea-femoral, con la cual se articula la rótula. Por detrás
esta ranura está desprovista de cartílago y dá insercion á los
ligamentos cruzados. Este punto es uno de los que dan mas fá
cilmente lugar á las inflamaciones de los huesos y á que sus
productos puedan llegar ála articulacion.
La superficie articular de la rótula está dividida en dos cari
tas, por una ranura vertical; de las cuales la esterna es mas an
cha y mas profunda, y la interna está subdividida en dos mas
pequeñas. La primera de estas caritas corresponde á la super
ficie cartilaginosa del cóndilo esterno; la segunda no se aplica
muy exactamente sobre el cóndilo interno, á causa de la pe
queña cresta que la divide en dos partes. Como su borde interno
es grueso, esta parte interna forma una eminencia considerable
que la espone á las violencias esteriores. Así es como podemos
darnos cuenta de la mayor frecuencia de las lujaciones hácia
afuera que hácia adentro.
Esta diferencia entre la eminencia de los bordes interno y
esterno de la rótula, es tanto mas evidente, cuanto mayor es la
estension; disminuye por el contrario, en la semi-flexion y hasta
desaparece en la flexion completa; lo que hace las lujaciones
muy difíciles en esta última posicion del miembro.
Las superficies articulares de la tibia, que ocupan la parte su
perior de los cóndilos de este hueso, representan dos superfi
cies redondeadas y poco profundas. La interna es mayor y mas
profunda que la esterna; esta última es casi circular, mien
tras que la otra es oval, con el diámetro mayor ántero-pos-
terior.
Sobre la parte media de esta cara, un poco hácia atrás, se en
cuentra la espina de la tibia, por delante y detrás de la cual se
ven dos depresiones, que sirven de insercion á los fibro-cartíla
gos y á los ligamentos cruzados. Esta espina es recibida por
la tróclea, y se opone á las dislocaciones: en ciertas lujaciones
hácia adelante si encuentra á los cóndilos puede aplicarse so
bre su superficie; la tibia se movería sobre ella en forma de
quicio. A los lados de los cóndilos de la tibia se ven dos emi
nencias, de las cuales la interna dá insercion al ligamento
lateral, y la esterna ofrece la superficie articular que corres
ponde al peroné. Hácia adelante existe otra mucho mas gruesa,
la tuberosidad anterior, donde se ñja el ligamento rotuliano,
-372—
la cual dá á la tibiá un grosor mayor que el que se encuentra
al nivel de las superficies articulares; circunstancia digna de
tenerse en cuenta en las lujaciones de la rodilla. En efecto, el
fémur rara vez desciende hasta el nivel de esta tuberosidad, y
de aquí resulta que el grosor de la rodilla luxada es menor de
lo que pudiera creerse, no teniendo en cuenta esta disposicion.
En algunos sugetos esta protuberancia es mucho mas pronun
ciada que en otros; esto podria inducir, á las personas poco
atentas, á creer en la existencia de una osteitis ó de un exós-
tosis. Para evitar este error bastará comparar las dos tuberosi
dades; si son iguales, no hay enfermedad.
1^° Mediós de unión. — Son periféricos ó interarticulares.
Los ligamentos periféricos son, laterales, anterior y poste
rior.
Los ligamentos laterales, situados mucho mas cerca del plano
posterior de la rodilla que del anterior, están tensos en la es-
tension y relajados en la flexion, por lo que los movimientos
de lateralidad, imposibles en la primera posicion, son practica
bles durante la segunda. El ligamento lateral esterno, que se
estiende desde la tuberosidad esterna del fémur á la cabeza del
peroné, es mucho menos largo que el interno, el cual va desde
la tuberosidad esterna del fémur á la parte interna del cóndilo
interno de la tibia, prolongándose hasta mas abajo de la tube
rosidad anterior de este hueso. Estos ligamentos son bastante
poderosos, pero no lo son en relacion con la estension de las
superficies articulares, y si no estuviesen reforzados por los
órganos vecinos se romperían con frecuencia.
Los ligamentos cruzados son mucho mas potentes y están
mejor dispuesto para oponerse ó las lujaciones. Como los pre
cedentes, se insertan sobre una línea mas aproximada del pla
no posterior de la articulacion, y como ellos se relajan en la
flexion y se ponen tensos en la estension: limitan eficazmente
la estension del muslo sobre la pierna. Compuestos de fibras de
un blanco mate, recibiendo vasos en gran cantidad y estando
envueltos por un poco de grasa y de la sinovial, son suscepti
bles de inflamarse y reblandecerse; lo que permite en los tu
mores blancos, la dislocacion de las superficies articulares.
Por lo demás, atendiendo á su fuerza y á la manera como su
jetan las superficies articulares, no podria comprenderse la mas
ligera dislocacion, bien fuera hácia adelante, atrás, ó á los
lados, sin que hubiera desgarraduras parciales ó totales de es
tos ligamentos.
—373—
El ligamento posterior. está compuesto de fibras propias, en
trecruzadas, y de fibras que pertenecen á los tendones de los
gemelos y sobre todo al semi-membranoso.
Este ligamento presenta una porcion media, que corresponde
á la tróclea femoral, y dos partes laterales, especie de cápsulas
que revisten la cara posterior de los cóndilos del fémur. Es
poco consistente, tenso en la estension y relajado en la flexion;
se desgarrarla fácilmente en este primer movimiento, si el liga
mento cruzado no viniera á suplir su insuficiencia y presenta
un gran número de aberturas para el paso de los vasos y nér-
vios que van á la articulacion .
Los fibro -cartílagos semi-lunares son unas láminas interpues
tas entre las superficies articulares, representando un arco de
círculo y en número de dos, uno para cada cóndilo. Formados
de una capa de tejido fibroso recubierta de cartílago, son del
gados en la circunferencia interna y gruesos en la esterna.
El interno se fija por delante y por detrás en la espina de la
tibia, y recibe entre sus inserciones y la base de la espina, las
inserciones semi-lunares esternas. Estos ligamentos están
mantenidos por toda su circunferencia esterna, por fibras liga
mentosas y por una espausion, descrita por M. Richet, que el
tendon del poplíteo envia al borde posterior del cartílago semi
lunar esterno. A pesar de est0smedi0s.de union, estos cartí
lagos son susceptibles de dislocarse y si la opinion de Hey y
de Astley Cooper no bastase para probarlo, una autopsia de
Reid, y los esperimentos de M. M. Dabreuil y Marteliere no
podrían dejar ninguna duda.
Cápsula articular. — Al rededor de la articulacion existe
una especie de manguito aponeurótico que puede ser descom
puesto de esta manera: 1." Un ligamento lateral esterno super
ficial. 2.° Una capa aponeurótica que se fija sobre los lados
de la rótula. 3.° El ligamento propio de la rótula. 4." Una capa
fibrosa formada por la aponeurósis femoral la cual recubre toda
la articulacion. Y 5.° Una espansion de la aponeurósis del vasto
interno.
Esta cápsula es la que proteje y sostiene en el estado sano la
sinovial, impidiéndola que forme hernia, y la que en los tumo
res blancos, se opone á la marcha espansiva de las fungosida
des, y á la acumulacion rápida de los líquidos en la cavidad
articular. Esta es tambien la que, comprimiendo los líquidos
contenidos en la articulacion, les hace refluir hácia el fondo de
saco superior, que, estando así distendido incesantemente, acaba
—374—
por romperse y dejar salir estos líquidas á las partes profundas
de la cara anterior del muslo; así se esplican los flemones
profundos, que siguen á las inflamaciones de esta articula
cion.
El ligamento rotuliano ocupa la parte anterior de la articula
cion, abraza por arriba la parte superior de la rótula y se fija
por abajo en la tuberosidad anterior de la tibia, á la que en
vuelve completamente. Su longitud es de cinco á seis centíme
tros, constituye un cordon redondeado, muy fuerte, por lo que
sus roturas son raras y se dirige un poco oblicuamente hácia
abajo y adentro, de tal suerte, que en la contracccion del trí
ceps y del recto anterior, la rótula se encuentra naturalmente
arrastrada hácia afuera, lo que predispone á este hueso á la
lujacion en este sentido. La poca longitud é inestensibilidad
de este ligamento hacen que en las lujaciones de la tibia hácia
adelante, la rótula no pueda conservar su posicion vertical y
se incline mas ó menos sobre la cara superior de la tibia.
Como medios de. union de la articulacion de la rodilla, es
preciso citar los que pudiéramos llamar activos; esto es los
músculos y los tendones que rodean esta articulacion. El trí
ceps y el recto anterior del muslo protejen la cara anterior de
esta articulacion en -toda su estension, por arriba por su masa
carnosa y aponeuróticay mas abajo por el ligamento rotuliano,
de que acabamos de hablar.
El tendon del bíceps, forma realmente un segundo ligamento
lateral esterno. Los tendones de los gemelos, del poplíteo y del
semi-membranoso consolidan la articulacion, y en sus luja
ciones, pueden sufrir desgarraduras y desviaciones que es
preciso tener en cuenta, al practicar la reduccion y durante el
tratamiento.
3.° Mediós de deslizamiento. —La membrana sinovial que
tapiza estas diversas partes, es la mas estensa de todas las que
existen en la economía. En el interior de la articulacion descansa
sobre una especie de almohadilla grasosa, cuyas láminas se
reunen en un pequeño ligamento que va á fijarse entre los cón
dilos. Este ligamento llamado adiposo, envuelto por la sinovial,
á la que parece dividir en dos porciones, hace que en las hidar-
trósis, el fluido tienda naturalmente á colocarse á los lados de
la rótula.
Prolongada en fondo de saco debajo del tríceps , la membrana
sinovial, y reflejándose tambien á bastante distancia sobre los
bordes de la superficie cartilaginosa del fémur y sobre el contor
—375—
no de los cóndilos de la tibia, está sostenida hácia fuera por los
ligamentos laterales y las espansiones fibrosas de que se ha tra
tado al ocuparnos de la aponeurósis. Los puntos correspondien
tes á las cuatro fositas supra é infra-rotulianas, así como á las
cuatro ranuras laterales, siendo espansibles y muy flojos, son los
sitios en que forma mas eminencia cuando está distendida por
un líquido cualquiera. Abarcando otras tantas escavaciones,
hace que si se quisiera aplicar una compresion exacta al rededor
de la rodilla, seria preciso cubrir estos puntos con compresas
graduadas. Esta membrana se estiende alguna vez hasta 86 y
l08 milímetros por encima de la rótula y tambien debajo de la
cabeza del peroné, lo que esplica el peligro de algunas heridas
y ciertos tumores, cuya aparicion se esplicaria difícilmente no
teniendo en cuenta esta anomalía. Por detrás, el esqueleto, no
comprendiendo mas que la parte posterior de la articulacion,
se compone de la superficie triangular del fémur, de una super
ficie casi semejante que pertenece á la tibia, de la parte poste
rior de los cóndilos con la escotadura que les separa, la que ha
ría, si el miembro no estuviera en flexion, que el instrumento
dividiese los vasos mucho antes de atravesar la articulacion de
delante atrás.
El ligamento posterior y la raíz de los gemelos, cierran tan
completamente la articulacion por detrás, que los derrames de la
rodilla, casi nunca forman prominencia por este lado, mientras
que rara vez dejan de ser anunciados por un relieve mas ó me
nos marcado á la derecha ó izquierda de la rótula ó sus liga
mentos.
De lo que precede, resulta que existen pocas partes blandas
al rededor de la rodilla, y que la amputacion por contigüidad
debe ser en este punto muy fácil.
Articulación peróneo- tibial. — Las superficies articulares
son dos caritas planas situadas la una sobre la cara posterior de
la cabeza del peroné y la otra sobre la cara esterna y posterior
del cóndilo esterno de la tibia. Dos ligamentos unen esta articu
lacion que posee una sinovial, la cual comunica, segun Leonir,
cuatro veces sobre cuarenta, con la gran articulacion de la ro
dilla. La movilidad de esta articulacion exige que en la ampu
tacion de la pierna se sierre el peroné al principio para no con
mover las superficies articulares, pues este movimiento podia
' ir seguido de una inflamacion.
La comunicacion de esta sinovial con la de la rodilla esplica
muchos hechos importantes, tales como la posibidad de comu
—376—
nicacion de los derrames y el peligro que habría en separar la
cabeza del peroné en estos casos.
CAPITULO IV.
DE LA PIERNA.
ARTICULO PRIMERO.
Region anterior de la pierna.
—380—
huevo, se observa habitualmente delante de los vasos tibiales
anteriores, unas veces mas arriba, otras mas abajo, pero siem
pre por debajo de la abertura del ligamento inter-óseo, que le
dá paso para ir á parar á la poplítea.
Herviós. — Todos vienen del poplíteo esterno por dos ra
mas diferentes por debajo de la cabeza del peroné. El músculo-
cutáneo desciende con los músculos peroneos, les cruza obli
cuamente de atrás adelante, y se hace subcutáneo á 8l ó l08
milímetros por encima de la garganta del pié, donde se divide
a su vez en dos ramas. Despues de contornear las caras esterna
y anterior del peroné, desde la parte posterior del origen de
los músculos peroneo lateral largo y estensor comun, la se
gunda rama ó el tibial anterior se coloca sobre el lado esterno
de los vasos, á los cuales se aproximan insensiblementa des
cendiendo, cruza despues su cara anterior, y por último se sitúa
á su lado interno, antes de llegar á su parte inferior.
ARTICULO II.
ARTICULO III.
AKTICULO IV.
Esqueleto de la pierna.
CAPITULO V.
'DE LA GARGANTA DEL PIE.
ARTICULO PRIMERO.
ARTICULO II.
Region esterna de la garganta del pié.
Cónformacion. — El maléolo esterno está separado del dorso
del pié por una depresion que corresponde á la escavacion as
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trágalo-calcánea y del talon por la terminacion del conducto
peroneo-calcáneo. Entre estas dos depresiones y por debajo de
ellas, se percibe un relieve formado primero por los tendones i
peroneos-laterales y despues por la tuberosidad de la cara es
terna del calcáneo.
Estructura. — Piel. — La de esta region es mas elástica y mas
estensible que la del maléolo interno, de modo que no se des
garra con tanta facilidad como aquella, cuando se tuerce el pié
hácia dentro.
Capa sub-cutánea. — Floja y laminar sobre el mismo maléolo
es filamentosa por detrás: esta disposicion es mucho menos mar
cada que al rededor del maléolo interno. Con bastante frecuen
cia, y en los sastres sobre todo se forma en esta capa una bolsa
mucosa, semejante á la de la rodilla.
Apóneorósis. — Tanto de los bordes, como de la punta del
maléolo, esta membrana se dirige, divergiendo, bajo la forma
de bandas mas ó menos distintas hasta la parte anterior de la
cara esterna del calcáneo, de manera que no forma parte de la
fáscia de la pierna, sino enteramente por detrás y arriba. En
este mismo sentido forma una vaina para los tendones de los
peroneos laterales, la cual, única hasta por debajo del maléolo,
se divide en dos correderas particulares por un tabique que se
fija sobre la cresta esterna del calcáneo. Antes de su bifurcacion
este conducto osteo-fibroso es muy fuerte y sólido, pero al di
vidirse se adelgaza y acaba por convertirse en tegido celular, al
menos la parte que corresponde al peroneo lateral corto.
Músculos. — Los tendones peroneos laterales situados al prin
cipio sobre la cara esterna del peroné se contornean gradual
mente hácia atrás. La corredera que les contiene no parece ser
mas que una continuacion del conducto aponeurótico que les
mantiene aislados en la pierna. He observado algunos hechos
que parecen deber obligar admitir que esta corredera puede
desgarrarse y permitir á los dos tendones ascender sobre la cara
esterna del maléolo.
Arterias. — La arteria maleolar esterna, la rama posterior de
la peronea cuando existe, hácia atrás; la rama anterior del mismo
tronco por delante y algunos otros ramos de la tibial anterior
se encuentran en esta region, pero son tan insignificantes que
no merecen ninguna atencion en la práctica de las operaciones.
Venas. — Las que acompañan á las arterias no son de mucha
importancia. Una sola es digna de mencion, tal es la safena es
terna. Esta vena que viene del dorso del pié, como la safena
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interna pasa por detrás del maléolo para llegar á la gotiera
peroneo-calcánea. Aunque bastante voluminosa ea ciertos
' sugetos, se la abre rara vez sin embargo, porque la operacion
se practica ordinariamente con mas facilidad sobre la interna.
Linfáticos. — Son casi todos superficiales.
Herviós. — El safeno interno es el único que se vé en las in
mediaciones del maléolo esterno, el cual dando bastantes ramos
al tejido celular de la cara esterna del talon y costeando la
vena, puede y debe concurrir á hacer muy dolorosas las infla
maciones flecmonosas de esta parte.
ARTICULO III.
ARTICULO IV.
ARTICULO V.
CAPITULO VI-
DEL PIÉ.
El pié que se parece á la mano bajo tantos conceptos, está dis
puesto de manera que su cara inferior descansa horizontalmente
sobre el suelo en la posicion vertical, y que su cara superior re
cibe el peso del cuerpo hácia la reunion de los tres cuartos an
teriores con el cuarto posterior. Su forma es la de un triángulo
irregular, cuya base estaría representada por los dedos y el
vértice por el talon.
ARTICULO PRIMERO.
ARTICULO n.
Region plantar ó inferior del pié.
ARTICULO PRIMERO.
ARTICULO II.
ARTICULO III.
SEGUNDA PARTE.
DEL TRONCO.
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