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CULTURAS PREINCAS III HORIZONTE MEDIO

La cultura Tiahuanaco
es una cultura arqueológica que se desarrolló en los actuales países de Bolivia, Perú y Chile entre los años 200 a. C. y
1100 d. C. Su área de influencia, visible en objetos con una peculiar iconografía, comprende la cuenca del Lago Titicaca
como región nuclear, desde donde se distribuye hacia los valles y costa del océano Pacífico por el oeste, la región del
Chapare por el este y el altiplano boliviano meridional y el oasis de San Pedro de Atacama por el sur. Su capital y
principal centro religioso fue la ciudad de Tiwanaku, ubicada en las riberas del río homónimo, pocos kilómetros al sur
del lago Titicaca, en el actual departamento boliviano de La Paz.

Se cree que Tiwanaku obtuvo una serie de bienes y recursos de ecosistemas diferentes al del Titicaca a través del
intercambio con diversas sociedades locales de regiones altiplánicas y vallunas , aunque también manejaron enclaves
poblacionales en zonas como Moquegua (sur del Perú) y, posiblemente, Cochabamba en los valles orientales
bolivianos. El sitio de Tiwanaku se caracteriza por una amplia infraestructura ceremonial que atestigua prácticas
religiosas muy complejas. Su arquitectura y escultura presentan una iconografía muy estandarizada que sugiere el
desarrollo de depurados sistemas de pensamiento, difundidos a través de objetos más ligeros como cerámica y
textiles.

Precisamente estas dos formas de expresión material son las que encuentran mayor perfección técnica, siempre sujeta
a cambios cronológicos y sobre todo a variación espacial. SI bien inicialmente se pensó que la cerámica más tosca de
Tiwanaku sería la más tardía o "Decadente", el hallazgo en el año 2006 de más de cuatro centenas de piezas cerámicas
de gran perfección y colorido en la isla de Pariti, en la porción menor del Titicaca, datadas por radiocarbono en el 1000
d.C., permite discutir esta idea. Así, todavía se discute el significado de la variedad cerámica de Tiwanaku. Existe una
notable variedad entre zonas de la propia cuenca del Titicaca, por no mencionar los estilos derivados de Tiwanaku en
zonas como Azapa (Chile) o Cochabamba (Bolivia). Tiwanaku también destacó en el arte textil con predominio del uso
de lana de camélidos andinos, generando tapices polícromos sumamente complejos observables en zonas secas como
el norte de Chile o el altiplano boliviano meridional. Usaron ampliamente la tecnología del bronce, destacando su uso
en la arquitectura ceremonial de piedra en forma de grampas de sujeción. Otros materiales trabajados por Tiwanaku o
por regiones sujetas a su influencia ideológica fueron ornamentos de oro laminado y plata, tallas de madera, objetos
de hueso pirograbado, cestería y cuentas de collar en piedras semipreciosas, hueso y concha.
El primer europeo en describir los restos arqueológicos de Tiwanaku fue el cronista español Pedro Cieza de León en el
siglo XVI. Sin embargo, las visitas de estudiosos al sitio se dieron mayormente desde el siglo XIX, con personajes como
Alcide D'Orbigny, Ephraim Squier, Charles Weiner, y posteriormente arqueólogos más formales como Alphonse
Bandelier o Max Uhle, ya a comienzos del siglo XX. Posteriormente, el arqueólogo aficionado Arthur Posnansky estudió
la zona planteando diversas teorías, sumamente especulativas, sobre los orígenes y desarrollo de Tiwanaku. Durante el
siglo XX destacaron los estudios del estadounidense Wendell Bennett en la década de 1930; el boliviano Carlos Ponce
Sanginés entre los años '60 y '80; y los estadounidenses Alan Kolata, David Browman y Marc Bermann, así como los
bolivianos Juan Albarracín-Jordán y Sonia Alconini, en los años '90. En el presente siglo destacan los aportes de los
estadounidenses John Janusek, Charles Stanish, Nicole Couture, Deborah Blom y Alexei Vranich; el finlandés Antti
Korpisaari; y los bolivianos Claudia Rivera, Jédu Sagárnaga y Juan Villanueva.

Ubicación geográfica
La cultura tiahuanaco, de origen Uru Puquina,1 se desarrolló a orillas del lago Titicaca. Según el arqueólogo Carlos
Ponce Sanginés surgió alrededor del año 1580 a. C. y se prolongó hasta el año 1187 d. C.. El centro principal de esta
cultura estuvo ubicado a una altitud de 3842 msnm. Por su carácter expansivo, Tiahuanaco abarcó parte de los
territorios actuales de Perú y Bolivia, pero principalmente se desarrolló en el altiplano boliviano.

Cronología
Tiahuanaco fue la cultura más longeva del área andina, por tanto la periodización evolutiva tuvo distintas teorías y
postulados que han ido variando a lo largo de la historia. En un principio Wendell Bennett dividió a Tiahuanaco en tres
periodos: temprano, clásico y decadente. Esta división cronológica fue replanteada con estudios posteriores.
Basándose en la división de Benett, Wallace definió al periodo tiahuanacota temprano como cultura Keya o Qeya.2

Posteriormente Ponce Sanginés propuso una cronología en 5 fases, las dos primeras anteceden al periodo temprano
que había planteado Benett y corresponden al periodo formativo tardío de América, posteriormente denominado
periodo aldeano.2
La ciudad de tiahuanaco fue fundada aproximadamente en 1580 a. C., como una pequeña villa, y creció a proporciones
urbanas entre el 300 y el 500, consiguiendo un importante poder regional en los Andes centrales. En su máxima
extensión, la ciudad cubría aproximadamente 6 km², y tuvo un máximo de 40 000 habitantes.

Colapsó repentinamente aproximadamente en el año 1187. La ciudad fue abandonada y su estilo artístico se
desvaneció (se perdió o desapareció).

Antecedentes
Los orígenes de la civilización de Tiahuanaco se remontan a las tradiciones Chiripa/Qaluyo y Pukará.3 Estas sociedades
heredan a Tiahuanaco su pensamiento ideológico que es reconocible a través de la influencia iconográfica; iconografía
que posteriormente Tiahuanaco transforma dando lugar a diseños exclusivos como lo demuestra «Kalasasaya», estilo
presente con anterioridad en Chiripa/Qaluyo y Pukará.3 Asimismo existen evidencias de influencia Pukará en los
rostros de felinos modelados, así como similitudes arquitectónicas y escultóricas. Por su parte la tradición
«Yayamama» presente en Chiripa, es reconocible en el sitio de Khonkho Wankane de Tiahuanaco.4 Si bien
Chiripa/Qaluyo y Pukará, tuvieron periodos de mayor complejidad artística antes que Tiahuanaco, estos no tuvieron
hegemonía sobre el valle del río Tiwanaku y su paso por la historia fue muy veloz. Una propuesta de evolución
autónoma de Tiahuanaco es insostenible, en tanto que las evidencias nos muestran un periodo de constante
intercambio cultural e ideológico con otras sociedades durante su proceso de formación.3

Período Aldeano: épocas I y II 1580 a. C. - 45 d. C.


En este periodo el sitio de Tiwanaku estaba ocupado por una pequeña aldea con casas rectangulares techadas a dos
aguas a las que se adosaba un recinto circular, posiblemente destinado a la cocina. Los cimientos eran de piedra y los
muros de adobe; pequeñas calzadas unían las viviendas. No se han encontrado vestigios de arquitectura religiosa o
monumental, ni tampoco hay indicios de que existieran clases sociales. Los enterramientos se realizaban directamente
en cestas de piedra. Los cuerpos hallados indican que se practicaba la deformación craneana. Su economía se basaba
en el cultivo de papa, que para su almacenaje era deshidratada en la forma que hoy se conoce como "chuño"; así
mismo se cultivaba la oca. Uno de los elementos decisivos fue la domesticación de la llama lo que permitió el pastoreo;
formaban caravanas que sirvieron para el intercambio de productos. La lana fue necesaria para la textilería y su carne
servía de alimento.
Mantenían un comercio suplementario a través del intercambio de flechas de obsidiana tan características de la
cultura Wankarani. Se traía la sodalita para la manufactura de cuentas que utilizaban como ornamento; también se
traía helio basalto de las canteras de Querimita. Se conocía el cinabrio, cuyo color rojo se utilizaba en los
enterramientos. Se trabajaba el cobre incluyendo el vaciado. Asimismo se trabajaba el oro y la plata. En el periodo
aldeano hay dos tipos de cerámica, uno de ellos -que tiene similitud con la Pucara- es incisa y pintada de color marrón,
rojo y blanco sobre fondo castaño claro. Son notables las vasijas globulares decoradas con esta técnica, algunas
presentan un felino con el cuerpo de perfil y el rostro humanoide de frente. Otras vasijas tienen forma de aves. El
segundo tipo carece de pintura y algunas de sus piezas están modeladas en forma antropomórfica (figura humana).

Urbano: Épocas III y IV 45 d. C. - 700 d. C


En el siglo II, Tiahuanaco dejó de ser la aldea concentrada de los primeros tiempos para convertirse en una gran urbe
ceremonial que tiene dos centros dominantes: el conjunto de Akapana con los edificios que la rodean y el Puma Punko
situado al suroeste de Akapana. Ambos muestran la estructura doble de Tiwanako, que evidencian la visión propia de
la sociedad andina, división que pervive hasta la llegada de los españoles y aun después. Todas las urbes andinas,
incluyendo Cuzco, se dividían en dos: Anan (los de arriba) y Urin (los de abajo).
Expansivo: Época V 700 d. C. - 1187 d. C.[editar]
En el siglo VIII, Tiahuanaco se expande sobre la base de los enclaves preexistentes, tanto en la costa como en los valles
interandinos; así mismo extiende su poderío sobre el altiplano y la sierra. Esta expansión fue posible gracias al dominio
del bronce que le permitió una gran superioridad militar. La expansión se evidencia por la difusión de los símbolos y
elementos tiwanakotas, que aparece en la cerámica y los textiles de todo el ámbito conquistado. Esta expansión llega
hasta el norte de Chile (San Pedro de Atacama) y muestra relaciones con la cultura de la Aguada de Argentina, deja su
huella en los valles de Cochabamba y avanza por el oeste hasta Cerro Baúl, en la moderna Moquegua, donde entran en
contacto con el imperio huari, con el que se relaciona económicamente e ideológicamente. Ante la caída del imperio
huari en el siglo X, Tiahuanaco también entra en crisis. En el siglo XII el colapso es inevitable y en la región donde
floreció Tiahuanaco surgen nuevos estados aimaras entre los que se destacan el reino colla y el reino lupaca.

Política
La política tiahuanacota fue de tipo teocrático, es decir que no utilizó la fuerza militar en sus conquistas territoriales.
Hacia los años 400 y 500 d. C. los tiahuanacotas refuerzan su poder religioso concentrando el culto en la ciudad de
Tiahuanaco, ampliando su dominio territorial hacia la costa por occidente y el bosque tropical por el oriente.5

La economía tiahuanacota se basó en actividades agrícolas, ganaderas y artesanales. Tuvieron enclaves agrícolas en las
yungas marítimas y fluviales, además de los valles interandinos y la puna. Aunque se tiene evidencia del manejo
intensivo de la agricultura, no hay estimaciones consensuadas de la cantidad de su producción.5

La acumulación de la riqueza se dio a través de las cabezas de ganado. Las evidencias muestran que las élites
tiahuanacotas manejaron grandes rebaños de camélidos que sirvieron para la confección de textiles de gran calidad,
como lo demuestran los descubrimientos en la costa sur. Sus tapices polícromos fueron una demostración de prestigio
y poder de las élites. La élite tiahuanacota al manejar grandes rebaños, también manejaron el transporte comercial de
la hoja de coca y el maíz que viajaban desde las zonas cálidas hasta el centro ceremonial de Tiwanaku.5

Religión
Es denominado "Dios Wiracocha o del Baculo" fue el dios principal y los tiahuanacotas, este representa a un dios
celestial y según algunas hipótesis, esta deidad podría ser el mismo Tunupa de los posteriores reinos aimaras, o el
Wiracocha de los tardíos incas.5

Históricamente la deidad de los báculos es adorada en la meseta del collao desde tiempos anteriores a los
tiahuanacotas y aparece tardíamente en los wari.5

Iconográficamente, la representación mejor lograda y conservada del Dios de las Varas se encuentra en la Portada del
sol, en donde la deidad aparece en posición central rodeada de seres alados.5

Se tiene evidencia que los ritos tiahuanacotas fueron de mucha complejidad y asociados al consumo de sustancias
alucinógenas. Las sustancias utilizadas, además de las hojas de coca, fueron las semillas de anadenanthera o el parica y
eran consumidas en tabletas; las tabletas fueron representadas en las esculturas tiahuanacotas como el monolito de
Bennet y de Ponce, además de haber sido encontradas en las tumbas de Tiahuanaco y San Pedro de Atacama.
Aparentemente estos alucinógenos se conseguían en enclaves tiahuanacotas en el chapare y eran consumidas tanto
por los sacerdotes como por seres humanos sacrificados.5

Sacrificios
En excavaciones realizadas en el sitio arqueológico de Akapana se han encontrado materiales como ofrendas, alfarería,
fragmentos de cobre, huesos de camélidos y entierros humanos. Estos objetos fueron encontrados en el primer y
segundo nivel de la pirámide de Akapana y la cerámica adjunta corresponde a la fase III de los tiahuanacotas.6
En la base del primer nivel de Akapana se hallaron hombres y niños desmembrados a los cuales les faltaba el cráneo;
estos restos humanos estaban acompañados de camélidos desarticulados además de cerámica. En el segundo nivel se
encontró un torso humano completamente desarticulado. En total se encontraron 10 entierros humanos, de los cuales
9 eran varones. Estos sacrificios corresponden, aparentemente, a ofrendas dedicadas a la construcción de la
pirámide.6

Ciudades tiahuanacotas
Durante el periodo urbano (fases III y IV), la cultura tiahuanacota desarrolló importantes centros urbanos e incluso se
expandió fuera del valle de Tiwanaku: Khonkho Wankane en el valle inmediato al sur, Lukurmata y Pajchiri al norte de
Tiwanaku, y Ojje en la península de Copacabana son 4 ciudades que cuentan con plataformas aterrazadas, patios
hundidos y monolitos. Además existieron un número todavía no calculado de enclaves fuera de la meseta del Collao,
sólo en el sur del Perú (departamentos de Tacna y Moquegua) en el año 2000 se contabilizaron 20 enclaves
permanentes atribuidos a la cultura tiahuanaco.

Tiwanaku
Es el principal centro religioso y urbano de los tiahuanacotas, según Lumbreras fue un foco de peregrinación con
influencia en todos los andes centrales, fue el principal símbolo del poder religioso y político. Actualmente se ubica en
las riberas del río Tiwanaku (afluente del lago Titicaca), al sur de la ciudad de La Paz. La ciudad se ubica en el área
denominada altiplano boliviano a 3840 msnm.

Actualmente se sabe que la ciudad y sus principales edificios se construyeron en diferentes fases aunque el orden en el
que fueron construidas sus estructuras todavía no está clara. Todos los monumentos constructivos de la ciudad de
Tiwanaku tienen una rigurosa planificación y tecnologías constructivas innovadoras para la época. Esta ciudad se
caracteriza por las plataformas, patios hundidos y pirámides escalonadas.

En la ciudad destacan la pirámide de Akapana, el Puma punku, Kalasasaya, templete semisubterraneo, Kori Kala y
Putuni, aunque también tiene construcciones menores como Chunchukala, Laka Kollu y la Karana.

Algunas obras maestras de la escultura tiahuanacota en la ciudad de Tiwanaku lo componen la Puerta del Sol, los
monolitos de Ponce, el fraile y Benett, las cabezas clavas y algunas estelas.

Khonkho Wankane
Khonkho Wankane (o Khonkho Wankani) es un centro administrativo tiahuanacota que se encuentra en una formación
aluvial del valle del río Desaguadero por debajo de las faldas de la cordillera de Chilla-Kimsachata, a unos 25 kilómetros
directamente al sur de Tiwanaku. El sitio ocupa una porción de la pampa Machaca cercano a la comunidad de
Qhunqhu Liquiliqui (municipio de Jesús de Machaca, en el departamento de La Paz) entre las estribaciones de la
cordillera y el río Bravo o Jach'a Jawira, afluente sur del río Desaguadero.

Se aprecian dos montículos rodeados por varios montículos más pequeños. El montículo principal Wankane consiste
en una plataforma artificial que se ha planteado sobre una loma natural. Estos montículos fueron habitados
probablemente desde el 200 a. C. hasta tiempos de los señoríos Pacajes (1470 d. C.). Sin embargo las construcciones
habitacionales que transformaron la fisonomía del montículo fueron realizadas por los pobladores tihuanacotas
(formativo tardío), quizá entre los años 200 a 400 d. C. En este periodo los pobladores de Wankane hicieron profundas
transformaciones del tipo de organización social, de sus ideales, valores, hábitos y visión de su futuro.
Las habitaciones son de tipo trapezoidal, con una estructura circular y patios rectangulares construidas de piedra y
arcilla. En el centro del asentamiento se descubrió la construcción de un canal subterráneo, trabajado con piedras
angulares en las paredes y largos bloques transversalmente dispuestos a modo de techo. Las dimensiones de este
interesante ducto es de: 55 centímetros de ancho en la base, 45 cm a la altura del techo, 70 cm de la base al techo y
sobrepasan los cien metros de largo que se dirigen hacia el sur del montículo.
En el lugar se encuentran cinco monolitos: el Wila Kala (piedra roja) erigido en la ladera Sureste, Jinchun Kala (piedra
con orejas) parado al Sur, los dos bloques parados en la ladera Oeste y el Tata Kala que se halla tendido en la parte
central del montículo y es la estela de mayor tamaño con una longitud de aproximadamente 5,20 metros. Asimismo,
disperso en toda la superficie se hallan fragmentos de materiales antiguos de naturaleza cerámica, ósea, lítica, que
ahora se los puede observar en el Museo A. Portugal que se encuentra en el centro poblado de Qhunqhu Liquiliqui.

Pajchiri y Lukurmata
Pajchiri y Lukurmata, aparte de Tiwanaku, son las ciudades tiahuanacotas más estudiadas en Bolivia. Ambas ciudades
están ubicadas en el valle norte inmediato a la ciudad de Tiwanaku (Pampa Koani), correspondiente al río Katari.
Pajchiri y Lukurmata distan apenas 8 kilómetros la una de la otra y destacan por el gran número de camellones creados
por la cultura tiahuanacota para intensificar la agricultura a 3800 msnm.

Ojje
Se encuentra ubicada en el extremo sur de la península de Copacabana, desde esta zona se domina el archipiélago de
Wiñaymarka (Islas de Anapia y Yusipiqui) y presenta terrazas de cultivo (andenes) de factura tiahuanacota.

Otros
Otras áreas arqueológicas vinculadas a la cultura tiahuanaco fueron:
Omo (Moquegua - Perú).
San Pedro de Atacama (Antofagasta - Chile).
Pampa Koani (La Paz - Bolivia).

Decadencia
La decadencia política y religiosa de Tiahuanaco ocurrió entre el 950, 1000 y 1100 d. C.4 La evidencia en el valle de
Azapa (Chile) da cuenta de que los sitios de la élite tiahuanacota fueron destruidos sangrientamente, se observaron
tumbas arrasadas y cuerpos que fueron profanados y despedazados. En Moquegua, también se observaron sitios
tiahuanacotas destruidos violentamente, aunque en el caso de Moquegua también existe la hipótesis de una
destrucción por la invasión del estado huari (hipótesis planteada por Moseley en 1991).4

En el caso del altiplano, la pérdida del poder se da de manera menos violenta, esto evidenciado por la continuidad de
los estilos alfareros tiahuanacotas al rededor del Titicaca, así como la continuidad de las tradiciones funerarias y
cotidianas; lo que hace pensar que el estado Tiahuanaco primero perdió su poder en la periferia (casos de Azapa y
Moquegua) y luego en el altiplano. Según Pärssinen la pérdida del poder hizo vulnerables a las colonias a los ataques
de etnias locales.4

En el siglo XI, la capital de Tiahuanaco fue abandonada y empezaron a aparecer varios asentamientos menores en toda
la meseta del Collao. El inicio de estos asentamientos menores empieza a aparecer hacia el año 900 d. C. pero a la par
los sitios tiahuanacotas (Pajchiri, Khonkho, Lukurmata) continúan siendo habitados. Antes de eso, la ciudad de
Tiahuanaco concentraba una población que se estima entre 25 000 y 50 000 habitantes4 y la evidencia arqueológica de
conjuntos habitacionales fuera de la ciudad es escasa. Al parecer ante la pérdida del poder político, grupos
poblacionales decidieron emigrar de la ciudad y agruparse en poblaciones independientes por toda la meseta del
Collao. El incremento de poblaciones pequeñas se incrementa en función al abandono de la ciudad de Tiahuanaco, en
un proceso que termina con el abandono total de la ciudad y la pérdida absoluta del poder periférico.4

Los estilos alfareros del Collao nos revelan otros aspectos de la decadencia de Tiahuanaco, aunque todavía son escasos
los estudios radiocarbónicos en la mayoría de asentamientos en el valle de Tiahuanaco, para poder determinar con
exactitud los asentamientos de la fase V de Tiahuanaco y los pueblos fundados post-Tiahuanaco. Esta problemática en
los estudios de la civilización tiahuanacota hace que muchos autores fijen el ocaso de Tiahuanaco en los años 1150 o
1200 (Bermann, Mujica, Ponce Sanginés y Janusek).4
En el caso de la alfarería, la desaparición del estilo tiahuanacota es gradual, por lo menos así lo demuestran estudios
hechos en las áreas de Machaca y Caquiaviri, esta última posterior capital de Pacajes.

El colapso tiahuanacota en Machaca


El área de Machaca fue habitada por Tiahuanaco de manera temprana, se encontraron monolitos de tradición «Yaya
Mama» (presentes desde la época de la cultura Chiripa); algunos autores afirman que los monolitos y construcciones
en Machaca se iniciaron en la fase III de Tiahuanaco. Sin embargo, el estilo alfarero de Tihuanaco en su fase V pervive
en Machaca hasta periodos post-tiahuanacotas. Al respecto, en el año 1955 Rigoberto Paredes, recogió tradiciones
orales de Machaca en las que afirmaban que un cataclismo había acabado con Tiahuanaco y que sus sacerdotes y
líderes decidieron trasladarse hasta la zona de Machaca cargando sus ídolos. En este caso la evidencia arqueológica
coincide con la tradición oral; las excavaciones en Khonkho y Kjula Marca, nos revelan construcciones del periodo pre-
clásico de Tiahuanaco (45 d. C.) pero cerámica del periodo V (700 al 1100 d. C.). Al mismo tiempo, las excavaciones de
Kjula Marca, revelan que la mayoría de asentamientos en esa región fue fundada posterior a Tiahuanaco e incluso
durante la época Inca, esto se explica por que antes del ocaso de Tiahuanaco casi toda la población colindante se
concentraba en la ciudad, luego de la decadencia de Tiahuanaco, la zona de Machaca fue llenándose de pueblos
pequeños.4

El colapso tiahuanacota en Caquiaviri


Las investigaciones en la zona de Caquiaviri demuestran que durante el periodo tiahuanacota, sólo existieron
construcciones en las orillas del río Desaguadero, en Nazacara y en el cerro Chicha; el resto del área se encontraba
libre de evidencias arqueológicas tiahuanacotas. En el caso del cerro Chicha, existió un adoratorio con evidencias de
haber sido utilizado por Tiahuanaco, Pacajes e Incas.4

Caquiaviri, durante el periodo de Tiahuanaco, tenía una población escasa y con la progresiva decadencia de los
tiahuanacotas, la población en Caquiaviri aumentó a 30 llajtas, en donde el estilo cerámico de Tiahuanaco ya no era
puro, si no que denotaba un periodo de transición. Esto quiere decir que con la decadencia de Tiahuanaco se inició un
periodo migratorio desde el centro de la ciudad hacia las periferias.
Horizonte Medio
El Horizonte Medio es un periodo del desarrollo de las civilizaciones andinas determinada por el predominio de la
cultura Huari en gran parte de los Andes centrales y de Tiahuanaco en laMeseta del Collao y su periferia
Acuerdo[editar]
Cronología Fecha de iniciofecha de término
700 - 1200 Hegemonía de la llajta de Huari frente a la llajta de Ñahuinpuquio (surgimiento de la cultura huari)
Caída del imperio huari

Características Principales
Huari, primer imperio andino.
Desarrollo tecnológico.
Surgimiento y desarrollo de las grandes urbes andinas.
Imposición y oficialización de la Religión.
Difusión del quechua, urbanismo, andenes, culto a Viracocha.
Difusión del quipu.

Imperio o Cultura Wari / Huari


fue una civilización andina que floreció en el centro de los Andes aproximadamente desde el siglo VII hasta el XIII
d. C., llegando a expandirse hasta los actuales departamentos peruanos de Lambayeque por el norte, Arequipa
por el sur y hasta la selva del departamento del Cusco por el este,

La ciudad más grande asociada con esta cultura es Wari, que se encuentra ubicada unos 15 kilómetros al
noroeste de la actual ciudad de Ayacucho. Esta ciudad fue centro de un imperio que cubría la mayor parte de la
sierra y la costa del Perú actual. El Imperio wari estableció centros arquitectónicos distintivos en muchas de sus
provincias, tales como Cajamarquilla o Piquillacta. Es, junto al Imperio incaico, una de los dos únicas culturas
consideradas «imperiales» aparecidas en el hemisferio sur.

Su principal actividad era de carácter militar. Combatieron a lo largo y ancho del territorio peruano, conquistando
los diversos señoríos de su tiempo. También tuvieron grandes centros religiosos como Pachacámac.

Periodificación de la cultura wari


La cultura wari fue una cultura política y social estatal que surge entre el 550 d. C. y el 900 d. C. (aunque existen
discrepancias sobre los fechados entre algunos investigadores). D. Menzel dividió a la cultura wari en seis etapas:
1A, 1B, 2A, 2B, 3 y 4.1

La etapa 1A
En la etapa 1A surge la ciudad capital denominada Wari, que dio el nombre a esta cultura. En este periodo se
nota una elevada influencia de la mitología tiahuanacota deducida de las vasijas halladas en Qonchopata
(Ayacucho), en donde se representa repetitivamente el tema plasmado en la Portada del Sol de Tiwanaku.1

Existen dos estilos alfareros waris representativos de este periodo, denominados «qonchopata» y «chakipampa
A». La influencia tiahuanacota se evidencia también en el templete semisubterráneo encontrado en la ciudad de
Wari. También durante este periodo destacan enclaves en la costa de Ica y Moquegua.

La etapa 1B
En esta etapa la característica principal son los grandes cambios en la estructura sociopolítica wari. La ciudad de
Wari crece debido a la migración procedente de las zonas rurales. En el campo político, el Estado wari se
fortalece y se expande; se desarrollan los centros provinciales de Honqo pampa y Willcawaín, en el callejón de
Huaylas; Wiracochapampa y Marcahuamachuco en La Libertad y Pikillaqta en el Cuzco. Evidencias arqueológicas
afirman el posicionamiento wari en la costa central y sur; y algunas evidencias arqueológicas en el valle del
Santa.1

Asimismo se fundan sitios como Wariwilca, Jincamoco y Waywaka, todos estos sitios estuvieron interconectados
por redes viales.
Los sitios al norte de Wari evidencian la adaptación de los estilos arquitectónicos de los waris a los estilos locales,
alterando algunos conceptos y asimilando otros.

En la alfarería destacan los estilos denominados «Robles moqo», «Chakipampa B» y «Pacheco», este último
asociado a un sitio arqueológico de importancia en la zona de Nazca.1

Las etapas 2A y 2B
Durante la etapa 2A existen evidencias de una reestructuración política y una última expansión; destacando por
centralizar aún más el poder en la ciudad de Wari. Esto origina que la ciudad alcance su máxima extensión y su
mayor índice demográfico, naciendo nuevas urbes periféricas como Jargampata y Azángaro en San Miguel y
Huanta respectivamente.1

Los estilos alfareros predominantes durante el periodo 2A fueron «viñaque», «atarque» y «pachacamac». Surgen
además los sitios costeños de Socos (en el valle del río Chillón) y Conoche (en Topará).

En la época 2B, la cultura wari se expande hasta la ciudad de Cajamarca, se consolida en la serranía de La
Libertad y Moquegua, y avanza hasta Sicuani.1

En cuanto a religión, sitio de Pachacamac gana prestigio durante el periodo 2A, y para el periodo 2B propaga su
influencia estilística hacia la zona de Ica y Huancayo.1

Etapas 3 y 4
Estas son las etapas de la decadencia de la cultura wari. En la etapa 3 se inicia la decadencia de la ciudad de
Wari; sin embargo el sitio de Pachacámac mantiene su prestigio religioso, además de surgir en Huarmey un sitio
influenciado en la arquitectura por los waris.1

En la etapa 4 se inicia un periodo de desecamiento de la sierra, un cambio climático que perduraría por un largo
espacio de tiempo y que posiblemente sea la causa del colapso del Estado panandino wari1

El Imperio wari (700 a 1200 d. C.)


La presencia del Dios de las Varas en las vasijas rotas wari, que se asemeja a una divinidad que aparece grabada
en la «Puerta del Sol» de Tiwanaku, indicaría influencia cultural tihuanaquense. Esta imagen aparece dibujada en
unas grandes urnas ayacuchanas que se conocen como estilo conchopata, pues este es el sitio donde se les
encontró por primera vez. La influencia de Tiahuanaco, así como la de Nazca seria crucial en la formación cultural
y religiosa de esta cultura. En Ayacucho existió la cultura huarpa, que desarrolló importantes contactos
económicos con Nazca, permitiendo que en Ayacucho se produjera un notable desarrollo de la producción
artesanal y cultural.

Los huarpas abandonaron sus pueblos para reunirse en la ciudad de Wari y otras cercanas. Estos pobladores
tenían una larga tradición militar debido a las constantes luchas por los recursos en las montañas. Estas son las
condiciones que permiten el tránsito de huarpa a wari, entre los años 560 a 600; se desarrolló una cerámica
ceremonial conocida como «robles moqo» que tiene un área mayor, que involucra al menos las regiones de
Ayacucho, Ica, Nazca, el valle del Santa y por la sierra hasta el Callejón de Huaylas.

En la ciudad de Wari se pueden observar edificaciones monumentales como edificios públicos de varios tipos,
mausoleos, templos y residencias, siendo las más conocidas las del sector denominado Uspa Qoto, Capillayoq,
en el sector llamado Cheqowasi hay unas cajas de piedra muy bien labradas, son una especie de mausoleos con
varias cámaras; son subterráneos. Debieron servir para la preservación de cadáveres de importantes dignatarios
de la ciudad. Al pie de los muros que delimitan los edificios hay una gran red de canales para el abastecimiento
del agua.

Cubre una extensión aproximada de 120 hectáreas en su parte más densa, donde vivieron algunos miles de
familias. La ciudad está construida con piedras rústicas, con murallas muy altas hechas de piedra y barro, con
terrazas y plataformas hechas también con ese material.

En la ciudad de Wari se producía fina cerámica policroma, bellos tejidos también policromos, pequeñas esculturas
de turquesa, joyas y otras artesanías.

Influencia tiahuanaco
La cultura tiahuanaco se desarrolló en el altiplano entre los años 550 y 900. Influenció en los waris sobre todo en
el aspecto religioso y cultural. En algunas de sus cerámicas se aprecia la representación de divinidades con
rasgos antropomorfos y zoomorfos, similar a Wiracocha (dios de los báculos) de los tiahuanacos.
Esta divinidad se ve en las culturas posteriores tiahuanacas, que aparece representado en la conocida Puerta del
Sol, ubicada en el complejo de Kalasasaya (en Bolivia).

Monolitos
Los monolitos waris tienen influencia tiahuanacota, sin embargo sus personajes no muestran las posiciones
severas que caracterizan a los monolitos de la civilización del collao.2

A diferencia de los monolitos de Tiwanaku, no portan cetros ni armas, y además son robustos. La similitud con
Tiwanaku son los lagrimones en los ojos (presentes también en los monolitos de Ponce y Bennet).2
Los monolitos waris descansan sobre un pedestal y se guardaban en una antigua hacienda en Huacaurara hasta
su traslado a la ciudad de Ayacucho, en donde se conservan en la actualidad.2

Expansión wari
Dentro de las tres grandes épocas de los waris, la segunda época (siglo VII a X) es de máximo apogeo y está
representado por el estilo de cerámica llamado propiamente wari, con sus variedades regionales:
Viñaque,
Atarco,
Pachacámac,
Qosqopo, etc.
Esta es la época imperial wari, cuando su expansión alcanza Lambayeque y Cajamarca (por el Norte) y llega hasta
Moquegua y Cusco (por el Sur). Desde Cusco hasta Chile y este de Bolivia se extendía Tiahuanaco.

Los waris lucharon y conquistaron los pueblos cercanos mediante un ejército cuyas principales armas fueron las hachas
de piedra, porras de metal, arcos y flechas. Los waris introducen una concepción nueva de la vida urbana, implantando
el modelo de gran centro urbano amurallado.

Las ciudades wari más conocidas son Pikillaqta (en el Cusco) y Wiracochapampa (en Huamachuco), que a su vez son los
territorios extremos del imperio.
La ciudad de Wari basó principalmente su economía en la explotación imperial, es decir en la explotación de las
colonias que fue conquistando mediante la guerra, tanto los tributos de las colonias como otros factores de
dominación, permitieron el mantenimiento de esta gran ciudad.

La tercera época es de declinación y descomposición política económica de los waris, con el abandono de la ciudad y la
pérdida de su control sobre las antiguas colonias.
Después del siglo XI, los pueblos sometidos al Imperio wari retoman su camino independiente de desarrollo, y
Ayacucho ingresa a una etapa de franco subdesarrollo con abandono del patrón de vida urbano y retorno a una
reducida población rural aldeana, similar a las tempranas fases de Huarpa.

Las diferentes regiones del imperio se fueron independizando del poder de la capital y finalmente esta quedó
abandonada y acabó siendo saqueada. Luego de desaparecer el poder imperial las grandes ciudades fueron
abandonadas y en muchas regiones se regresó a la vida basada en aldeas poco desarrolladas, Otras regiones, sin
embargo se embarcaron en un nuevo florecimiento regional fundándose de esta manera los reinos y señoríos del
periodo intermedio Tardío tales como Lambayeque, Chimu, Cajamarca, Chancay, el señorío chincha o el proto señorío
inca.
Sin embargo, los enfrentamientos entre estos grupos no acabaron y la formación de ejércitos, batallas e intentos de
conquista continuaron hasta el fin del Imperio Incaico.

Presencia wari en el litoral


La costa de las actuales regiones Ica y Arequipa muestran contactos con las culturas de las serranías contiguas desde
tiempos anteriores a los waris, y durante el apogeo de los waris la presencia en esta zona es innegable, aunque las
evidencias manifiestan que luego del ocaso de los waris las sociedades de esta zona cambiaron patrones culturales y
reorientaron sus contactos hacia otros centros costeros. En esta zona surge el estilo alfarero «atarco» de gran
influencia tiahuanacota y que es uno de los estilos característicos del periodo «2A» de Wari.1
Pero si bien en la costa sur no se discute la presencia wari, el problema surge al tratar de vincular la cultura wari con
las sociedades de la costa central y norte, correspondiente a los departamentos de Lima, Áncash, La Libertad y
Lambayeque. En esto existen desacuerdos entre los que investigan estas zonas aunque entre los años 90s e inicios del
primer decenio del siglo XXI se han descubierto nuevas evidencias de la incursión wari en la costa de la actual región
Lima.

En la costa central del actual Perú floreció la cultura Lima y en la costa norte la cultura Moche, que durante el periodo
1B, 2A y 2B de Wari se evidencian cambios que probarían la injerencia wari a pesar de no encontrarse centros urbanos
con características arquitectónicas waris.

En la costa norte los estilos alfareros clásicos de wari están ausentes, aunque se han encontrado cerámicas wari en
tumbas moche, pero a manera de ofrendas. Kauffmann Doig sostiene que la presencia de los waris en el territorio
mochica aceleró el proceso de decadencia de esta última en tanto que los mochicas ya se encontraban en un proceso
de declive. Esto se evidenciaría a partir de la cerámica moche correspondiente a esta época que deja de ser bicolor y
adopta patrones rojo-negro-blanco de wari. Además el rostro del dios del agua moche tomó características
tiahuanacoides traídas al norte por wari. Y si bien es cierto que no se construyeron centros administrativos, bien
pudieron ser administrados desde el centro provincial de Wiracochapampa en la provincia de Sánchez Carrión en las
serranías de La Libertad.2 Aunque la arquitectura wari no se impuso en el territorio moche, existen evidencias que
durante el periodo V de Moche (periodo que coincide con la expansión wari) los patrones arquitectónicos de los
moches cambiaron, como lo evidencian los restos arqueológicos de «Pampa Grande» y «Galindo».

En el caso de la región Lambayeque, además de la influencia moche y wari, convergen la cultura Cajamarca y otras
formas locales, pero existen evidencias de la presencia wari hasta el 850 d. C. aproximadamente, cuando florece en esa
zona la denominada cultura Lambayeque, a la que Shimada denomina «Sicán». Esta cultura basa su religión en un dios
denominado «Naylamp», que no presenta razgos ni influencias tiahuanacoides.
Más al sur, en Pachacamac, su oráculo tomó importancia durante el periodo 2 de Wari. Según John Rowe, Pachacámac
pudo haber nacido como una colonia que mantuvo vínculos con Wari. Sin embargo no se ha encontrado en
Pachacamac la clásica arquitectura wari. Según algunos autores Pachacámac toma independencia de Wari aunque
otros asocian la presencia wari en la representación de un ser mitológico denominado «El grifo de Pachacámac» de
características ornitomorfas; según las investigaciones de Menzel, los orígenes de este personaje están en
Qonchopata, otros autores argumentan sus vínculos iconográficos con Tiwanaku. Luego del ocaso wari, el oráculo de
Pachacamac continúa vigente prevaleciendo incluso hasta el tiempo de los incas, de la cual quedan los más evidentes
restos arqueológicos en el sitio.1

Otro caso de incursión podría representar el sitio de Cajamarquilla, el cual presenta evidencias de haber sido ocupado
anteriormente por lo cual algunos autores afirman que fue desocupado antes de los waris y reutilizado por estos; otros
autores niegan la incursión wari en Cajamarquilla.1
En agosto de 2008 se encontró un fardo funerario wari en la huaca Pucllana al cual se le denominó «La Dama de la
Máscara», lo que demostraría que conquistaron a la cultura Lima en sus años de decadencia.[cita requerida]

Incursión wari en la selva


El interés de los waris por la selva está ligado al consumo y producción de la hoja de coca. Existen evidencias del
ingreso de la cultura wari por la cuenca del río Apurímac; esta incursión se dio para el manejo de áreas de cultivo de
cocales, estos cultivos fueron manejados desde los sitios de «Vista Alegre» y «Palestina», ambos investigados por S.
Raymond.1

«Vista Alegre» y «Palestina» fueron dos centros construidos bajo los patrones arquitectónicos clásicos de wari, que
tuvieron una extensión entre 15 y 30 hectáreas y que a su vez articularon otros centros administrativos más pequeños
en la cuenca del río Apurímac. Estos dos centros distan 20 km el uno del otro; «Vista Alegre» a la margen izquierda río
abajo y «Palestina» en la margen contraria; sus restos arqueológicos no se encuentran bien conservados pero la
cerámica hallada tiene similitud con la hallada en Jargampata y Wari; por otra parte sus construcciones cuadrangulares
y sus edificios ortogonales son clásicos de la arquitectura wari.1

La colonización de la selva por parte de los waris fue una labor costosa por tratarse de un territorio de difícil acceso, lo
que manifiesta una administración eficiente y un poder muy centralizado.1

Además de la hoja de coca, también se cree que los waris pudieron estar interesados en los cultivos de algodón,
plumas y aves exóticas, monos, plantas alucinógenas y patas de tapir; esto se deduce debido a que estos elementos
estuvieron asociados al arte y la cultura en la ciudad de Wari.1

Economía y política
La sociedad wari no tuvo posesión de la moneda ni el mercado, el estado monopolizó el abastecimiento, producción y
distribución de los principales recursos. Además los waris utilizaron varias modalidades de producción, tributación e
intercambio, el control de la economía se logró a través del establecimiento de centros administrativos provinciales.

El manejo político fue distinto en todo el ámbito nacional e internacional, teniendo en cuenta que los waris
convivieron con otra entidad política y religiosa compleja como lo fue Tiahuanaco, al sur.

Metalurgia
Existen vestigios de trabajos metalúrgicos wari en oro, cobre y bronce, utilizando las técnicas del vaciado, forjado,
laminado, martillado y repujado.

Algunos autores sostienen que el trabajo metalúrgico en Wari tuvo antecedentes tiahuanacotas, en cuanto a las
técnicas utilizadas; otros sostienen que la metalurgia en Wari tiene sus orígenes en Waywaka, un sitio arqueológico
ubicado en Andahuaylas e investigado por Grossman, en donde se encontraron piezas de metal de mucha
antigüedad.1

Algunos de los trabajos metalúrgicos más complejos de la cultura wari fueron hallados en el sitio de Conchopata por
Denise Pozzi-Escot3 y analizados por Ríos. Se trataría de un taller metalúrgico dedicado al trabajo del oro y el cobre,
cuyo principal producto fueron los «tupus» o «topos», la cantidad de estos «tupus» es abundante en el sitio de
Conchopata, pero estos tupus de similares características también fueron encontrados en Huamachuco, Jargampata y
Azángaro, por lo cual se piensa que Conchopata fue un centro de producción a gran escala de estos artefactos.1

La ciudad de Wari
La ciudad de Wari fue la capital del estado del mismo nombre. Se encuentra a unos 15 km de la actual ciudad de
Ayacucho. El núcleo urbano de Wari alcanzó durante la «época 2» un área de ocupación de unas 2000 hectáreas (su
mayor expansión) de la cual quedan como vestigios arqueológicos varias callejuelas con templos amurallados, patios
ocultos, tumbas reales y edificios de viviendas de varios pisos1 que forman actualmente el complejo arqueológico
Wari.

La mayoría de los edificios estaban cubiertos de yeso blanco, con lo cual la ciudad resplandecía al sol de las montañas.
A medida que su población fue creciendo (algunos arqueólogos creen que llegó a tener unos 70 000 habitantes),[cita
requerida] también creció en importancia como ciudad sede del poder político. Inicialmente la ciudad debió reducirse
a un centro administrativo con funciones políticas y religiosas. Según la evidencia arqueológica, la cultura wari declinó
en importancia hacia el 1000 d. C., desconociéndose a ciencia cierta cómo y por qué fue finalmente abandonada.

Ante la baja productividad de la tierra se realizaron importantes obras de canalización y drenaje y sobre todo se
crearon terrazas agrícolas que ampliaron notablemente la superficie cultivable. Estos andenes, construidos en las
laderas de los cerros, suelen ubicarse cerca de los complejos urbanos, principales y secundarios, ya que satisfacían las
necesidades de consumo de estos.

Monqachayoc
En este sector se encuentran galerías subterráneas con techos formados por grandes bloques de piedra de una sola
pieza y paredes recubiertas con lajas alargadas a manera de enchape, además de unos tubos labrados en piedras que
se sospecha fueron usados para el transporte de agua a la ciudad. Era utilizado con fines funerarios ya que presenta
mausoleos, galerías subterráneas, un patio hundido y fosas. El principal hallazgo de este sector fue un mausoleo
construido con piedras finamente labradas que constituyen compartimientos orientados hacia un espacio central a una
profundidad de 8 metros dentro una estructura arquitectónica en forma de “D”. Lamentablemente, ninguna de las
tumbas develadas hasta el momento ha sido encontrada intacta.4

Vegachayuq Mogo
Es una de las áreas ceremoniales más importantes de Wari. El hallazgo de una arquitectura especial, sin precedentes
en la zona a mediados de marzo de 2015, lleva a pensar en una probable capital de la cultura huarpa.4

Capillapata
Sector formado por grandes muros dobles de entre 8 y 12 metros de altura. En la base tiene un ancho de 3 metros y en
la cima entre 0,80 y 1,20 m, alcanzando 400 m de largo. Estos muros forman grandes cercados o 'canchones'.

Turquesayoc
Llamado así por la presencia de restos de turquesa, sea en cuentas de collar o pequeñas esculturas. Debido a la alta
concentración de este material se cree que en este sector estuvieron los talleres dedicados al trabajo de este material.

La Casa de Blas
Por toda el área se encuentran desperdigados abundantes restos de artefactos líticos, como puntas de proyectil,
punzones y pedernales. La principal materia prima era la obsidiana, el pedernal y la pelvis de cuy.

Canterón
Llamado así porque se presume que este sector fue usado como cantera.

Ushpa Qoto
Edificios diversos cercanos a una plaza. Tres murallas grandes corren de forma paralela, estructuras semicirculares y
ambientes subterráneos.

Robles Moqo
Esta área presenta tiestos de cerámica y artefactos líticos fragmentados. Un estilo de cerámica característico de wari
toma el nombre de Robles Moqo, ya que fue aislado tomando en cuenta los fragmentos hallados en este sector por un
guía local de apellido Robles.

Campanayoq
Recintos circulares y trapezoidales. Están en mal estado de conservación, totalmente derruidos, sólo se pueden
identificar los cimientos.

Trankaqasa
16 petroglifos grabados en piedra. Se labraron surcos sobre superficies planas que luego fueron ligeramente
pulimentadas. Se representan líneas concéntricas, volutas, serpientes, círculos y figuras geométricas.

Ushpa
En ese lugar se han encontrado figuras humanas moldeadas que delatarían áreas específicas de servicios, talleres y
almacenes.

Gálvezchayoq
Cavidad circular de 11 metros de diámetro y 10 de profundidad, excavada intencionalmente. En el interior dos túneles
cuidadosamente excavados tienen orientación norte y sur respectivamente.

Churucana
Muros similares a los de Capillapata forman recintos trapezoidales y rectangulares.
Otros centros provinciales de los waris fueron:
Centro administrativo de Pikillaqta, construido por la cultura wari en el Cusco.
Ichabamba, Wiracochapampa, Honqo pampa, Huilcahuaín, Huarihuilca, Chimu Cápac, Socos, Pachacámac.

Castillo de Huarmey
En septiembre de 2012, los arqueólogos procedieron a excavar entre los escombros que aún quedaban en la parte más
alta de la pirámide escalonada. Al limpiar los pozos de los huaqueros notaron que en el fondo se extendía una capa de
ripio (piedras pequeñas) de aproximadamente 100 cm de grosor. Se procedió a retirar esa capa, cuyo peso total fue de
unas 33 toneladas. Debajo encontraron seis esqueletos humanos que serían ofrendas humanas, pero el momento
cumbre fue cuando apareció la cámara funeraria con un rico ajuar, la primera de la cultura wari hallada intacta. Dicha
cámara funeraria mide 4.5 m de largo, 3.5 de ancho y 1.5 de profundidad, y guardaba 57 fardos con osamentas en
posición sentada. En el lado norte de la misma cámara se hallaron tres pequeñas tumbas que corresponderían a
mujeres de la nobleza wari. Todas ellas tenían joyas que demostraban su nivel social, pero la del centro parecía tener
mayor importancia que las demás. Serían probablemente las esposas principales. Las demás osamentas, en número de
57, serían de otras damas nobles, quizá las esposas secundarias o miembros de la corte, enterradas conjuntamente.5

Se hallaron también asociados diversos objetos, como orejeras de oro, plata y de otras aleaciones metálicas,
recipientes de cerámica, objetos de piedra tallada, cuchillos ceremoniales, un quero de piedra de Huamanga, agujas,
ovillos de colores, entre otros, haciendo un total de 1200 objetos en buen estado de conservación, de inconfundible
estilo wari. Todos estos hallazgos se dieron a conocer en junio de 2013.5

El Señor de Wari
Es un hallazgo arqueológico6 dado a conocer en febrero de 2011.7 En efecto, en Espíritu Pampa, distrito de
Vilcabamba, provincia de La Convención, departamento del Cuzco, se encontró un complejo funerario en cuya tumba
principal, perteneciente a un dignatario del Imperio wari,8 se hallaron un pectoral, una máscara de plata, 223 cuentas
del mismo metal, 17 piezas de oro y más de 100 piezas de cerámica.

El hallazgo del Señor Wari de Vilcabamba ha sido comparado en importancia con la del Señor de Sipán.9 10

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